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La primera ley general de seguros de España (aprobada el 14 de mayo de 1908) ya reguló el seguro de vida como
uno de los ramos de seguro.
En la última década, el seguro de vida había seguido una clara trayectoria de crecimiento en España, tanto en
número de asegurados como en volumen de primas y de provisiones matemáticas
El encaje del seguro de vida dentro de la naturaleza indemnizatoria que tiene el seguro plantea verdaderos
problemas. La suma asegurada no tiene porqué guardar relación alguna con las pérdidas que se han indicado en el
párrafo anterior, de manera que se podría fijar una prestación que fuese muy superior al valor de los ingresos que
se pierden o se reducen como consecuencia del acaecimiento del riesgo de muerte o de supervivencia; y, por otra
parte, en un seguro de vida para caso de muerte se puede designar como beneficiario de la prestación a cualquier
persona, aunque no dependa económicamente del asegurado.
El asegurado puede ser tanto el propio tomador del seguro (cuando lo contrate sobre su propia vida) como otra
persona, en cuyo caso hay que tener en cuenta que se establece que en los seguros para caso de muerte, si son
distintas las personas del tomador del seguro y del asegurado, será preciso el consentimiento de éste, dado por
escrito, salvo que pueda presumirse de otra forma su interés por la existencia del seguro.
Por otra parte, puede haber uno único o varios asegurados, existiendo en este último caso distintas combinaciones
posibles para definir el suceso cuyo acaecimiento da lugar al pago de la prestación: que todos los asegurados
fallezcan o hayan fallecido; que uno muera y el resto siga con vida; que todos estén vivos a una cierta fecha; que
al menos uno lo esté; etc.
En cuanto a la edad del asegurado, no se podrá contratar un seguro para caso de muerte sobre la cabeza de
menores de catorce años de edad o incapacitados, si el asegurado es menor de edad, será necesaria, además, la
autorización por escrito de sus representantes legales.
Por último, en cuanto a la delimitación del riesgo asegurado, en los seguros para caso de muerte debe tenerse en
cuenta que salvo pacto en contrario, el riesgo de suicidio del asegurado quedará cubierto a partir del transcurso de
un año del momento de la conclusión del contrato.
Se trata de un tipo de seguros de vida en los que de forma claro se proporciona cobertura a un riesgo que afecta a
la existencia del asegurado, y que, además, puede acaecer en cualquier momento. Es frecuente que por esta razón
se denomine también seguros de vida-riesgo.
La prestación puede ser tanto un capital como una renta, si bien lo más habitual es lo primero. Además, la cuantía
del capital garantizado puede permanecer constante a lo largo de la duración de la póliza o variar conforme a una
ley que se establezca en la misma.
En cuanto a la prima, en los seguros para caso de muerte puede ser tanto única como periódica.
En función de la duración de la póliza, se distingue entre seguros vitalicios o “vida entera” y seguros
temporales, en los cuales el periodo de cobertura del riesgo de muerte está limitado a un número determinado de
años.
En los seguros vida entera, la entidad aseguradora tiene la certeza de que deberá satisfacer la prestación
garantizada, de manera que lo único que es incierto o aleatorio es el momento en que tendrá que hacerlo.
En cambio, en los seguros temporales, al no existir certeza de que el fallecimiento del asegurado vaya a producirse
dentro del periodo de cobertura de la póliza, no se sabe si la entidad aseguradora tendrá que satisfacer el capital
asegurado, y, en el caso de que deba satisfacerlo, también es aleatorio el momento en que tendrá que hacerlo.
La duración de los seguros temporales puede ser cualquiera distinta de la vitalicia, pero en determinadas
modalidades habituales de estos seguros viene determinada por sus propias características.
Una modalidad clásica y muy habitual es el seguro temporal anual renovable, en el cual la duración del seguro
es anual. En esta modalidad de seguro, la prima que paga el asegurado es siempre anual.
Otra modalidad es el seguro de amortización de préstamos, por el cual se garantiza que en caso de que el
asegurado fallezca antes de haber amortizado por completo dicho préstamo, la entidad aseguradora asumirá el
pago al banco prestamista del capital pendiente de amortizar en el momento de la muerte. Se trata de un seguro
temporal en el que el periodo de cobertura coincide con la duración del préstamo al que se asocia y en el que la
prestación garantizada es de cuantía decreciente en el tiempo.
Todas las modalidades mencionadas pueden ser tanto de tipo individual como colectivo. No obstante, es frecuente
que se contraten seguros temporales anuales renovables de tipo colectivo.
Seguros mixtos
Los seguros mixtos o combinados proporcionan cobertura, en una única póliza, tanto para caso de fallecimiento
como para caso de supervivencia del asegurado.
En estos seguros, la prestación garantizada para caso de muerte suele consistir en un capital, mientras que la
garantizada para caso de supervivencia puede ser también un capital o una renta.
La modalidad clásica por antonomasia de seguro mixto es el que se conoce como seguro mixto simple, el cual
combina un seguro temporal y otro de capital diferido, ambos de la misma duración, de forma que, si el asegurado
fallece dentro de dicho periodo, la entidad aseguradora pagaría al beneficiario el capital garantizado para caso de
muerte, y si el asegurado sobrevive al vencimiento de la póliza, percibiría la prestación garantizada para caso de
supervivencia.
Otra modalidad clásica de seguro mixto es el conocido como seguro mixto a capital doblado, el cual combina un
seguro vida entera y otro de capital diferido, por lo que si el asegurado fallece después de la fecha en que vence la
prestación garantizada para caso de supervivencia, la entidad aseguradora tendría que pagar, además, el capital
garantizado para caso de muerte.
Por último, hay otra modalidad clásica de seguro mixto. Se trata de los que suelen denominarse seguros para
caso de muerte-supervivencia, los cuales consisten en seguros temporales que garantizan una prestación para el
caso de que el asegurado fallezca dentro de la duración de la póliza y, además, el beneficiario o los beneficiarios
designados se encuentren con vida. Suelen denominarse también seguros de orfandad, viudedad o de familiares a
cargo.
4.6 ASPECTOS TÉCNICOS (ACTUARIALES) BÁSICOS DEL SEGURO DE VIDA
Los factores de riesgo básicos en los seguros de vida son la edad y el sexo del asegurado, estimándose en función
de ellos la probabilidad de acaecimiento del riesgo cubierto.
En los seguros para caso de muerte suelen tenerse en cuenta, además, otros factores de riesgo como si el
asegurado es fumador o no, si bebe alcohol o no, y si ha padecido ciertas enfermedades, cuyo efecto suele
incorporarse al precio del seguro simplemente por medio de recargos sobre la prima pura básica calculada
teniendo en cuenta los dos factores de riesgos básicos.
En los seguros de vida, al ser la duración un periodo plurianual, el principio de equivalencia actuarial se aplica
para periodos de largo plazo, por lo que tanto la siniestralidad como las primas se valoran en términos de valor
actual de los correspondientes capitales o rentas actuariales.
Dicha equivalencia actuarial, establecida para el horizonte temporal que abarca la duración de las coberturas
contratadas, permite distribuir el importe del precio del seguro a lo largo de la duración total del mismo mediante
primas puras periódicas que se denominan promediadas o niveladas, las cuales pueden ser constantes o
variables, no teniendo, caso de que se trate de un seguro para caso de muerte, porqué coincidir el importe de la que
vence en un período determinado con la que correspondería estrictamente al riesgo cubierto en el mismo.
Como consecuencia de ello, en los seguros de vida la prima pura tiene dos componentes:
La prima de riesgo, que sólo existe en los seguros para caso de fallecimiento y es la parte de la prima
pura que se consume en la cobertura del riesgo de muerte del asegurado en el periodo de vencimiento,
por lo que, aumenta con su edad, llegando a ser superior a la prima pura.
En los seguros en los que la equivalencia actuarial se establece para un periodo de amplitud no
superior al año, como es el caso de los temporales anuales renovables, toda la prima pura es de riesgo,
y se denomina habitualmente prima natural
- En los seguros para caso de muerte de duración plurianual en los que el tomador pague una prima
pura periódica promediada en lugar de la prima de riesgo correspondiente a cada periodo de
vencimiento. Su evolución con la edad del asegurado será la contraria de la de la prima de riesgo,
llegando a ser negativa.
- En los seguros para caso de supervivencia, en los que toda la prima puta es de ahorro.
Así, en los seguros para caso de muerte distintos de los temporales anuales renovables, la entidad aseguradora
debe reservar las primas de ahorro positivas para constituir, junto con los rendimientos que se obtengan por la
inversión de las mismas, un capital que, en los períodos en los que el riesgo de fallecimiento del asegurado no sea
cubierto por la prima pura que éste paga, permita ir absorbiendo dichos déficits, llegando, de esa manera, a quedar
totalmente consumido al vencimiento de la póliza. Por tanto, también en los seguros de vida-riesgo tiene lugar un
proceso de ahorro, aunque sea de mucho menor relevancia que en los seguros de vida-ahorro-jubilación.
Efectivamente, en los seguros para caso de supervivencia, la entidad aseguradora no cubre ningún riesgo período a
período y conoce con certeza el momento concreto en el que, en su caso, deberá satisfacer la prestación
garantizada, por lo que la única finalidad de las primas puras es constituir, junto con los rendimientos que se
obtengan por la inversión de las mismas, el capital necesario para el caso de que el asegurado alcance con vida el
vencimiento de la póliza (de manera que, en dicho momento, deberá ser igual al capital garantizado o al valor de
la renta garantizada).
Ese capital que la entidad aseguradora debe constituir con las primas de ahorro, tanto en los seguros de vida-
ahorro-jubilación como en las modalidades de seguros de vida-riesgo distintas de los temporales anuales
renovables, es la denominada provisión matemática correspondiente a la póliza, la cual constituye una deuda de
la entidad aseguradora con el tomador y, en el caso de que existan, sirve de referencia para la determinación de los
valores garantizados.
Por otra parte, la equivalencia actuarial para el cálculo de la prima puta puede establecerse:
- Individualmente para cada asegurado en función de aquellas características, denominadas factores de riesgo,
que permiten diferenciar a los asegurados entre sí (“capitalización individual”).
- Colectivamente para un grupo de asegurados, siendo la prima pura individual por unidad monetaria de capital
garantizado la misma para todos (“capitalización colectiva”).
Por consiguiente, salvo que haya un alto grado de homogeneidad entre los asegurados en cuanto a los factores
de riesgo existirá solidaridad entre ellos.
En cuanto al recargo de seguridad, cuya finalidad es absorber las posibles desviaciones desfavorables de las
prestaciones satisfechas respecto de su valor medio esperado, en los seguros de vida existe de forma implícita en
los siguientes caso:
- En los seguros para caso de muerte, cuando las probabilidades de fallecimiento estimadas con la tabla de
mortalidad empleada son mayores que las reales correspondientes al grupo humano considerado.
- En los seguros para caso de supervivencia, cuando las probabilidades de supervivencia estimadas con la tabla
de mortalidad son superiores a las reales.
Los elementos fundamentales de las bases técnicas en los seguros de vida son los siguientes:
- La tabla de mortalidad que se utiliza para la estimación de las probabilidades de muerte o de supervivencia que
resulten necesarias (la cual suele ser distinta para hombres y para mujeres);
- y el tipo de interés técnico –o rentabilidad garantizada al asegurado- que se utiliza para la valoración financiera
de las prestaciones (en el momento de la firma de la póliza).