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Este espléndido relato, marca el concepto literario gótico como un dispositivo de narración
enmarcada en una misma consecuencia, un mismo hilo, unido para establecer un
manuscrito. La novela en general, explora los límites de la humanidad, a través de la
sabiduría, y principalmente el error. Es justamente, una unión primordial que se crea en este
breve cuento. Durante la falacia patética demostrada por el personaje, la brecha del
conocimiento se entiende entonces, como un cuerpo y un templo. El cuerpo de aquel joven
no sabio, incapaz de analizar y ejecutar la síntesis de una obra, aunque incluso, un chico
sabio, pero prepotente, le haya mostrado quizás; una mejor manera de ingresar en los
detalles minuciosos del conocimiento. Las palabras versan brillante y audaz, con la única
intención de afrontar el Dios, permanente en la memoria. Por ende, también escasea en la
fase narrativa gótica deprimente, corriente mejor encontrada en países como Alemania o
Rusia. El hombre es condenado, no solo por sus hechos, sino por su naturaleza. La
reputación y dignidad del Gótico, se ha sustentado en la construcción de la belleza artificial,
porque cualquiera puede mantener un status quo de belleza, sea inteligencia, dones, o
actitudes ilustres, mientras que la mente humana, no toma en realidad la belleza de los
misterios.
Las consecuencias se detonan justo antes, cuando se ha desembocado las emociones de los
personajes, casi siempre llevados a pasiones desenfrenadas, apoyadas en el pánico interior
que suele producir dentro del cuerpo humano. El escolar al ser rechazado, o sentirse
rechazado por no comprender lo que lee, sus emociones caen a un pozo sin fin. Motivo por
el cual es sinónimo de burlas, derroches y humillaciones. Ser sabio, es ser autónomo,
entendedor y astuto. Capaz de escuchar los cantos de la inmortalidad, como si fuera una
especie de nacimiento divino. Ejemplos claros, pueden ser los autores Edgar Allan Poe o
más recientemente, el anglosajón Stephen King. El aforismo aplicado por el autor, “como la
lámpara alumbra en la oscuridad de la noche” no solo hace palidecer el brillo dentro que
existe al tener un conocimiento superior, llevado por una humildad humana, que sobrepasa
la luz natural del flujo del aire, para luego sentir que ha nacido un Dios dentro de ti, porque
el conocimiento es un laberinto, difícil de encontrar la luz. Si la has encontrado, tienes un
mundo esperándote.
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