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Por IGNACIO VALENTE
&ilo por azar comento este libro a con- divisa siempre la prioridad del contenido: liberhd, del pecado. del castigo, de la
tinuación de “Persona non grata” de los personajes han venido después, a existencia temporal.
)Jorge Edwards. Que no se confunda el encarnar las ideas, de cuyo carácter AI lado de este cuento, “El masoquista”
.lector. Por lo demás, ambos libros s6n abstracto no se han librado bien. Así en e s simplemente una fantasía escolar, un
enteramente disímiles. Este es un con- a
”¡, peluca”, donde se plantea el pro- ingmiornenor. “Past Data” es, por último,
junto de mlatos de publicación póstuma, blema del “doble”: el horror ,existencia1 una súplica a lo Unamuno, dirigida a la
recogidos entre los “cuentos, fábulas, de sentirse duplicado en otra persona. Lo eternidad para que esta exista, una
mitologías, ensayos, piezas de teatro” del mismo sucede en“Acto1ibre”; esta vez se dramática postulación religiosa que re-
autor. un hombre de letras (1910-70) que trata del horror de estar determinado y sume bien la preocupación de fondo del
fluctúa entre el pensamiento y la iitera- prcvisto en todos los actos, incluso en el autor. La muerte, se nos sugiere, es una
tura, diletante en ambos oficios, a quien acto de sentir horror de estar determinado traición de todos para con todos. En estas
salva, sin embargo, ia sinceridad y fuerza y previsto en... etc., como un mundo den- , condiciones, Edwards ejecuta una de-
emocional ron que buscó siempre res- tro de otrqmundo que está dentro de otro fensa ardiente de la resurrección de la
puesta al dilema mebfisico y ai misterio mundo... El hombre del sillón” desa- carne, de la esperanza cristiana. “Para
religioso de la existencia. La calidez rrolla un problema sartreano: la mirada Im Santas de Oriente, la carne no resucita:
personal de esa búsqueda irradia sobre del otro que lo reduce a uno a ser un pe- más aún, ellos piensaii que la carne es
estos fragnientos, y les concede un interés queño objeto del entorno ajeno, si bien ilusoria o que no ha existido jamás. De
que supera s u debilidad como lenguaje o este problema se niezcla con otros y el acuerdo a sus enseñanzas, la sopa es una
arte narrativo. resultado es poco claro. Como siempre, el equivocación. el acto sexual es un sueño y
problema planteado contiene mas re- la ternura es u n delirio o un espejismo:
El primer relato -“C”- representa flexión que acontecimiento, m a s para ellos mi padre y mi madre deben
bien la tonalidad del conjunto. Algo nos abstracción que fantasia. Aratos se rozan disolverse y a g e g a r s e , despojados de
gana desde el comienzo, y es la conmo- ciertiis intuiciones a lo Juan Emar, sólo todos sus atributos, fundiéndose o mu-
vedora, patGtica angustia y esperanza del que sin estilo, en frío, en filosófico. riendo en u n ser superior que rechaza los
protagonista -del autor- frente al “Dos en uno’’ cuenta la fusión de dos bigotes y los corpiños y los sombreros de
problema Último de la existencia. A pesar amantes en una suerte de andrógino; la paja, y que pulveriza los cuerpos, las
d e la manifiesta imperfección del estilo imposible identidad amorosa se supone manos, los dedos y las narices. Un Dios
- a l p ingenuo, sin llegar a ser naif-, se producida, con la consiguiente anulación que no admite la eternidad de los rostros y
nos trasmrte bien el desgarramiento del del amor en la soledad del uno primordial. de los senos, ni la divinidad de los Órganos
hombre frente a la gran pregunta. El Como ocurre a menudo en este libro, el sexuales o de los estómagos: un Dios
personaje se llena de ira, de melancolia, problema se desarrolla en el plano de la antropófago que quiere devorar al horn bre
de impaciencia, mirando cómo los hom- abstracción o de la fantasía filosófica, no chupándolo, masticándolo y digiriéndolo
bres se, ,apasionan por bagatelas -la d e la realidad, lo que debilita mucho su haski identificarlo con El.”
produccian y la sobreproducción, el fuerza narrativa y le da.4 aire de un juego ’ “Pero Tú, Señor mío Jesucristo, no
erotismo, el dinero y las vacaciones-, intelectual. A su vez, El paraíso” pro- buscas la ingestión sino el amor; no
mientras él se interroga’ febrilmente %lematiza la idea de una arquitectura pretendes destruirme ni violarme. Eres el
quiénes somos, de dónde venimos, adónde integralmente humana, idéntica, en cierto Ehposo y noel rufián. No deseas poseerme
vamos. Las preguntas podrán ser clásicas modo, a la existencia misma; la casa -el o pulverizarme, sino conversar conmigo
y eternas, pero la vibración que asumen parais- se convierte en una obra de arte por toda la eternidad. Tú deseas que mis
en este relato es fresca y nueva, conta- cuyo intérprete es el habitante. La idea es padres subsistan tal como fueron y como
giosa. La angustia va asumiendo poco a válida, pero la minuciosa descripción tu los pensaste desde el principio de los
poco proporciones oníricas, de pesadilla: anula el acontecer mismo del relato. “La tiempos: dos novios iluminados y frágiles
el clima del sueño adquiere un crescendo imposible ruptura del señor Espejo” que caminan abrazados por entre los
bien logrado, a medida que el protago- repite, algo ingenuamente, el problema árboles ... Silo tú eres semejante a mí y yo
nista se adentra en pleno solipsismo, en un del “doble”: el otro yo como reflejo. “La semejante a ti, como no fue jamás nadie
mundo sin hombres -los asistentes a s u e s t t u a de la diosa” es sin duda el mejor semejante a nadie; sólo tú eres hombre,
conferencia son muñecos mecánicos-, y cuento del libro: desarrolla la vivencia además de Dios, y me contienes sin ne-
sale a las calles vacías con su locura infantil del paraíso original, la compe- garme y sin cambiar ni un pelo de mi
metafísica a cuestas. Un estremecimienb netración dichosa entre el alma y el caheza.”
pascaliano recorre este relato, no mundo. y la experiencia priniigenia de la En estas páginas finales, el hombre se
obstante la simpleza algo escolar de s u prohibición -el abisnio de la libertad- y nos revela tal cual. No es, por cierto, un
hechura y lenguaje. la caída. Pero esta vez la anécdota es narrador: tampoco un ensayista. Es un
El problema de todo FI libro es su fuerte vigorosa y adquiere fuerza propia; hay Pascal silvestre y criollo, sin estilo, sin
carártm alegórico: los planteamientos menos alegoría y más intuición concreta. lenguaje. pero con algo de s u pasión pen-
filosoficos, existenciales a religiosos son Ya no hay “equivalencias” sino sini- sante y adorante. Nos gana sólo por eso,
más fuertes que s u encarnación narra- plemente hechos, cargados desde su precisamente por eso, y a pesar de SU
tiva, demasiado sim bólica y a bstracta. Se interior con una experiencia viva de la escritura.

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