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Expo ento manejo integrado de plagas en algodón

Introducción

El algodón en Colombia fue uno de los cultivos más importantes y de mayor auge entre la
década de los 60s a los 90s. Se estima que entre los años 1951 y 1978 la productividad del
cultivo aumentó rápidamente en Colombia, el valor real bruto de la producción por
hectárea de algodón semilla para esta época fue del 3.9 por ciento anual, mientras que
para otros cultivos aumentó apenas un 1.9% (García, 2004). Paralelo a estos crecimientos
en las áreas cultivadas en la década de los 60 y hasta 1978 se generó un incremento en las
exportaciones. Este crecimiento en al área sembrada y en las exportaciones produjeron
aumento en el empleo, el cual se estima fue de 43.000 empleos en 1950 y pasó a 339.00
en 1977 (Bonet, 1998; García, 2004). Para la década de los 80s y 90s las exportaciones
declinaron, pero a pesar de esto el sector se mantuvo dinámico (García, 2004).
Después de los 90s hasta hoy el cultivo de algodón ha disminuido su exportación y por
tanto su área de producción. Esto es debido a múltiples inconvenientes, dentro de los
cuales uno de los más relevantes fue el incremento en costos de producción en especial el
manejo de plagas, llevando a aumentos en la fumigación pasando de 8 a 24 aplicaciones,
afectando los costos de manera considerable (Bonet, 1998). Actualmente la mayor plaga
del algodón es el picudo del algodonero, que para su manejo representa el 8.4% de costos
de producción y el 52% del control de las plagas (Conalgodón et al., 2018). El picudo del
algodón no solo es una plaga en Colombia, sino en todas las regiones productoras de las
Américas.
A fin de controlar esta plaga, múltiples estrategias de manejo regional de las poblaciones
han sido implementadas en diferentes regiones del mundo.

Manejo del crecimiento en cultivos de altas densidades

El período crítico es el estado fenológico en el que un evento de estrés produce máximos


efectos en el rendimiento del cultivo. Para el caso del algodón el período crítico del cultivo
coincide con la floración de este, por lo que debemos mediante el manejo del cultivo
tratar de hacer coincidir las mejores condiciones del ambiente (elevada radiación, altos
valores de humedad edáfica y temperaturas óptimas) durante esta etapa crítica. Este
objetivo no siempre es sencillo de lograr, dado el patrón de fructificación indeterminado,
propio de las plantas perennes, lo cual hace que muchas veces se produzcan abortos de
pimpollos y bochas jóvenes por stress ambiental (térmico, hídrico o lumínico) en un
período dentro de la etapa reproductiva, y luego cuando las condiciones mejoran, la
planta reinicia su ciclo reproductivo. En ese sentido el cultivo presenta una ventaja sobre
los cultivos anuales en los que el período crítico es más restringido y no existe una
“segunda oportunidad”.
El manejo del crecimiento se realiza a fin de evitar excesos de crecimiento, y desbalances
entre el crecimiento vegetativo y reproductivo. Debido a esto el monitoreo del
crecimiento de las plantas es una tarea de importancia fundamental a la hora de conducir
el cultivo a lo que sería el tamaño de planta ideal (Ver monitoreo del cultivo).

El inicio de la aplicación de reguladores se realizará cuando el cultivo presente 7 nudos


utilizando una dosis de Cloruro de Mepicuat entre un 10 y 25% de la dosis completa.
Posteriormente en base a los resultados del monitoreo y considerando otros aspectos
como estado fenológico, retención, presencia de plagas, provisión de humedad edáfica,
temperaturas y 10 pronóstico climático, el técnico determinara la dosis de Cloromecuato
o Cloruro de mepicuat para lograr una largo de entrenudos de 4 cm y con esto una altura
final de planta de 80 cm aproximadamente. A manera de referencia las dosis de regulador
serían la mitad de la dosis para las aplicaciones luego de iniciado pimpollado y de dosis
completa a partir de floración.

En fin, de floración y cada 15 dias de ser necesario se debe realizar la aplicación de


regulador (cloromecuato) a dosis de 200 a 300 ml/ha a fin de lograr el cese del
crecimiento vegetativo y lograr que los fotosintatos sean destinados a las cápsulas en
formación.

Monitoreo del cultivo

El monitoreo del cultivo del algodón es una práctica de fundamental importancia que nos
permite conocer cómo evolucionan el crecimiento, desarrollo del cultivo y las poblaciones
de los insectos plagas y de sus enemigos naturales. Este conocimiento nos permite realizar
un ajustado manejo del cultivo con el objetivo de obtener niveles de producción
aceptable. El monitoreo del cultivo debe realizarse sistemáticamente lote por lote y
semana por semana; siendo la semana la unidad de tiempo indicada en cuanto a la
frecuencia de estos. La unidad de monitoreo es un lote de 100 hectáreas.

Técnica de monitoreo

En el lote se realizan (10) estaciones de muestreo y en cada estación se analizan 10


plantas, registrándose la presencia de plagas, benéficos y estado fenológico del cultivo
(ver modelo de planilla).
Plagas:
Es conveniente al realizar el monitoreo separando los insectos plagas y benéficos:
Sobre las 10 plantas de cada estación se determinará la presencia de plagas según cada
especie:
Broca: Porcentaje de plantas con síntomas (daño).

Pulgones: Se determina el número de colonias Otras plagas según lo indicado en la


sección correspondiente a cada una

Insectos del Período Inicial o que dañan la semillas y plántulas

Pulgones
Condiciones predisponentes
Condiciones ambientales favorables: días nublados, calurosos y
relativamente húmedos.
Los adultos son de color marrón amarillento a negro,
pueden ser ápteros (sin alas) o alados, presentan un par de
apéndices o cuernitos en la cola denominados sifones que
son de forma tubular y por donde segrega sustancias
azucaradas. (Figura N
El pulgón hace daño desde que nace porque es vivíparo: nace como pulgón y muere como
pulgón sin pasar por ninguna etapa intermedia (Arias y Simonella, 2000). Las ninfas son
pequeñas sin alas, de color amarillo o pardusco se ubican generalmente en el envés de las
hojas o en los brotes terminales de las plantas.

Ciclo de vida
Los áfidos viven en colonias y las hembras aladas,
así como las ápteras se multiplican por
partenogénesis (tipo de reproducción asexual que
consiste en que las hembras ponen directamente
huevos, larvas o individuos de apariencia
semejante al adulto, sin que se produzca
fecundación masculina) y vivíparas. En las
poblaciones de pulgones, cuando ocurren las
formas aladas, se produce la dispersión de la plaga,
mientras que las formas ápteras forman las
colonias.
En un día una hembra puede dar a luz a 8-22 ninfas. El período ninfal tiene una duración
de 7-9 días y los adultos vivir durante 12-20 días. En total, la plaga tiene 12-14
generaciones por año

Las poblaciones de agregación se ven en los


brotes (Figura N°9) y las poblaciones más
grandes se encuentran por debajo de la
terminal hojas del tercio inferior de las plantas
donde están parcialmente protegidos de la luz
solar y la temperatura más alta.

Daños
La alimentación de los áfidos causa un daño económico al algodón de cuatro maneras

1. La competencia con el crecimiento de hojas jóvenes y el desarrollo de las


estructuras reproductivas (botones y cápsulas). Si esta competencia está más allá
de la capacidad de la planta para compensar, es probable que se produzca una
reducción en el crecimiento.
2. Fotosíntesis reducida debido a la presencia de áfidos en las hojas.
La causa de este efecto no se entiende bien, pero podría ser debido a un número
de factores que incluyen; el daño causado por la inserción de estiletes (sobre todo
cuando hay muchos áfidos) o los efectos de la saliva secretada en las plantas por el
áfido.

3. La secreción de melaza en hojas también reduce la fotosíntesis.

4. Si las infestaciones de pulgones se presentan al final del cultivo, la melaza que


producen contamina las fibras, dejándola pegajosa y descolorida, ocasionando
dificultades en el desmote ya que puede resultar grave debido a las dificultades en
el procesamiento de la fibra al girar la maquina a alta velocidad.

5. Transmisión de virosis como la enfermedad azul.

Síntomas
Los áfidos del algodón generalmente prefieren alimentarse de los sitios donde la oferta de
asimilados es alta como brotes terminales, las hojas jóvenes y estructuras reproductivas.
Inicialmente las hojas se observan como aparecen como plegadas y/o rizadas, con los
márgenes curvados hacia abajo. Hojas brillosas por la sustancia azucarada (melaza)
secretada por los pulgones.

Altas poblaciones de pulgones por períodos


prolongados dan lugar a una reducción
dramática de los entrenudos, severamente
reducido tamaño de la hoja, pérdida de
estructuras reproductivas y amarillamiento
evidente o moteado de hojas jóvenes. Esta
coloración amarillenta o moteada a menudo
se produce en áreas de hojas muy dañadas por
áfidos o puede ocurrir de manera uniforme
alrededor de los márgenes de las hojas.

Período susceptible del cultivo El período crítico se encuentra entre la 3° y 5° semana


desde la emergencia de las plantas (Peterlín Helman y Contreras, 2000), sin embargo Arias
y Simonella (2000) mencionan que hasta los 80 días las plantas son susceptibles a los
daños por pulgones, y establecen dos umbrales:
•Hasta los 40 días (etapa vegetativa e inicio de la repro ductiva) entre 15 a 20 pulgones
promedio por hoja.
•Entre los 40 y 80 días (etapa reproductiva) 20 a 40 pulgones promedio por hoja. Debido a
la susceptibilidad de las variedades a la enfermedad azul el umbral de daño es 20% de
plantas con colonias en todo el ciclo del cultivo.

las altas poblaciones ocurren entre los 20 y los 70 días, coincidiendo la fase de mayor
crecimiento de las plantas y que sus ataques están relacionados con condiciones
ambientales favorables: días nublados, calurosos y relativamente húmedos.

Monitoreo
Los recuentos semanales de pulgones por hoja se realizan en la quinta hoja expandida
totalmente contando desde el ápice, sobre 100 hojas y hasta que el cultivo tenga 80 días.
Se cuentan 100 plantas registrando la presencia de colonias.
Control Cultural: Elección de la semilla con buen poder germinativo.
Control biológico: Es muy importante no reducir totalmente las poblaciones de pulgones
ya que contribuyen a la alimentación y consiguiente multiplicación de los predadores
como vaquitas, crisopas, juanitas y sirfidos.
Control químico:
Solamante neonicotinoides en presencia de chinches van con mezclas de piretriodes.
Actara. Acetamiprid. Tiamtoxam. Imidacloprid

TRIPS
Condiciones predisponentes
Las temperaturas elevadas y las sequías son los factores que regulan su presencia. En
algunos casos, las lluvias contribuyen a reducir las poblaciones.

Descripción de los estados de los insectos

Los adultos, tienen alas completamente desarrolladas de una apariencia


plumosa. Presentan un color amarillo a café oscuro.

Luego de la eclosión de los huevos, pasan al estado de ninfa, en el cual


se alimentan del contenido celular de las hojas, estas son muy
pequeñas, de 0,5 a 1,2 mm, presentan forma alargada, elíptica y son de
color blanco a amarillo pálido siendo los ojos de una coloración oscura.

Las pupas, tienen una apariencia intermedia entre los inmaduros


(ninfas) y los adultos. Las antenas son cortas, y los cojinetes alares
visibles pero pequeños y no funcionales. Son de una coloración amarillo.
Estos son insectos apenas visibles, de 2 a 3 mm de longitud, con aparato bucal raspador–
suctor, adaptado para raspar y succionar. Las hembras de la mayoría de las especies de
trips ponen sus huevos dentro del tejido de las hojas de sus plantas hospederas.
Los huevos eclosionan luego de 2 a 26 días, siendo este lapso dependiente de la
temperatura (a mayor temperatura, menor es el tiempo de incubación). Los huevos son
de forma arriñonada, de color blanco cremoso y son depositados sobre los tejidos tiernos
en las partes jóvenes de las plantas.
Luego de la eclosión, pasan al estado de
ninfa, en el cual se alimentan del
contenido celular de las hojas. (Figura
N°12).
El período de desarrollo larval ocurre en
2 a 13 días, y se acorta cuanto mayor es
la temperatura dependiendo de la
especie. Las pupas, tienen una
apariencia intermedia entre los
inmaduros (ninfas) y los adultos. La
diferencia con los adultos es que los
estados inmaduros no tienen alas.

Síntomas

El daño no debe en ningún caso llegar a este nivel de afección Los daños a los tejidos lo
ocasionan tanto las ninfas como los adultos, aparecen como zonas deprimidas ó ásperas
porque se remueve el contenido celular, él que es reemplazado por aire. Por esta causa
las hojas no se desarrollan normalmente, produciéndose una típica deformación, y
tienden a enroscarse hacia arriba, se tornan gruesas y quebradizas. (Figura N°13).
Esta plaga atrasa el desarrollo de las plantas, demorando la aparición de las primeras
flores y la cosecha, además de afectar el rendimiento final del cultivo. (Figura N°14).
Daño e importancia económica

Desde la germinación y durante las 2 primeras semanas del cultivo, estos insectos pueden
producir deformación de las hojas, que tienden a enroscarse hacia arriba, y se tornan
gruesas y quebradizas, con áreas blanquecinas arriba y plateadas en el envés de las hojas.
Grandes infestaciones paralizan el crecimiento de las plantas que muestran hojas
deformadas, con manchas plateadas en el envés que le dan un aspecto de quemadas.
Ataques severos provocan la muerte de las yemas apicales y determinan el
superbrotamiento de las plantas.

Período susceptible del cultivo


Para el caso del Caliotrip sp. el período de suceptibilidad es todo el ciclo. Plantas de hasta
8 hojas: 15-20% de plantas dañadas o 0,5 a 1 trips/hoja. Plantas de más de ocho hojas: 1 y
2 trips promedio/hoja.

Monitoreo
En cada estación la unidad muestral es cinco metros de surco, donde se cuentan plántulas
dañadas (% de plantas dañadas). El daño se debe observar en las hojas que están
apareciendo donde la oferta de asimilados es alta. En cada estación se cuentan los trips
presentes en una hoja de cuatro plantas seguidas.

Control Cultural:
Elección de la semilla con buen poder germinativo.

Control biológico: los insectos benéficos más importantes para el control de esta plaga
son las chinches: Orius insidiosus y Geocoris sp. También los predadores como vaquitas,
crisopas, juanitas. (Figura N°16).
Control químico:
En el único caso en que se recomienda un control preventivo (con insecticidas sistémicos
incorporados a la semilla, o bien al momento de la siembra), es el control de los insectos
tempranos. Para este caso se puede usar Curyom 150 a 200 ml/ha y Engeo de 100 a 150
ml/ha. En el caso de no adoptar este tipo de práctica será necesario recurrir al uso de
aplicaciones foliares a partir de la emergencia de la planta, con frecuencias de hasta 7/10
días si las condiciones ambientales son favorables a la plaga (Arias y Simonella, 2000).

Broca del algodonero Eutinobothrus brasiliensis (Coleoptera: Curculionidae)

Condiciones predisponentes Los inviernos y primaveras lluviosas, serían


predisponentes para encontrar altas infestaciones de broca (Hambleton y Sauer,
1938; Santos, 1993)

PICUDO DEL ALGODONERO Anthonmus grandis

Entre los insectos plaga más importantes el picudo del algodonero, ya que está presente
todos los años y las pérdidas en rendimiento pueden ser totales si no se controla
oportunamente.

Descripción
Huevo. Los huevecillos son ligeramente ovalados con un diámetro aproximado de 0.8 mm,
su color varía de
transparente a aperlado brillante según el avance de incubación. La hembra oviposita
hasta 250 huevos durante toda su vida, para lo cual hace una pequeña perforación con las
mandíbulas en cuadros y bellotas, inserta un huevecillo y tapa el orificio con una sustancia
pegajosa secretada por las glándulas accesorias. Generalmente deposita un huevecillo por
cuadro y al final del ciclo deposita varios en las bellotas. Las oviposturas son fácilmente
detectadas por la presencia de una protuberancia que recién depositado el huevecillo es
de color blanco lechoso y posteriormente se torna café. Para que la larva emerja, el
huevecillo requiere de dos a tres días (Alonzo, 1983).
Larva. Las larvas son blancas, apodas, rechonchas, con el cuerpo rugoso y curveado, la
cápsula cefálica y las partes bucales son de color café (Figura 1). Llegan a medir hasta 12
mm de longitud y pasan por cuatro estadios larvales para lo cual requieren de un período
de seis a ocho días después del cual se transforman en pupa (Vazquez, 1998).
Pupa. La pupa se encuentra dentro de los cuadros y bellotas en una celda rudimentaria, es
de tipo libre, su forma y color varían de acuerdo con el desarrollo, pero normalmente son
de color blanco (Figura 2); este lapso requiere de seis a siete días después del cual emerge
el adulto (Alonzo, 1983 y Pacheco, 1985). El período desde que la hembra deposita sus
huevecillos hasta que emerge el adulto dura un promedio de 19 días en la Planicie
Huasteca.
Adulto. El adulto de esta plaga es un escarabajo que mide de 10 a 12 milímetros de
longitud, es de color café
rojizo, el cual cambia con la edad de un color cenizo a un pardo obscuro, que obtiene
debido a la pérdida parcial de su pelo o escamas de las alas anteriores (elitros), las cuales
son duras con líneas paralelas y cubren completamente el abdomen (Figura 3). El segundo
par de alas son grisáceas y se encuentran plegadas bajo el primer par. Su pico es delgado y
curvo, mide la mitad de la longitud de su cuerpo, al final del cual se encuentran las
mandíbulas. En el fémur de las patas anteriores tiene dos dientes o espuelas, el interior es
más largo que el exterior; en las patas medias sólo tiene un diente (Pacheco, 1985).
Se puede encontrar sobre el follaje de la planta de algodón y más comúnmente en las
flores. El adulto se alimenta preferentemente del polen de los cuadros y cuando estos aún
no se producen lo realiza sobre los brotes terminales y peciolos de la hoja. Ante la
ausencia de plantas de algodonero se alimenta de polen de especies silvestres de la
misma familia del algodonero. El macho del picudo es menos activo que la hembra y daña
un número menor de fructificaciones, principalmente cuadros. Las hembras adultas
provenientes de hospedantes alternas requieren alimentarse sobre plantas de algodonero
para reanudar la actividad sexual (Pacheco, 1985)

DAÑOS
Los daños son causados por los adultos y las larvas.
Las hembras y los machos perforan cuadros y
bellotas para alimentarse; los primeros son más
preferidos, pero al final del ciclo cuando estos escasean perforan bellotas tiernas. Además
del daño de alimentación, la hembra deposita sus huevecillos en cuadros de más de un
tercio de desarrollo (7 mm de diámetro), las larvas al emerger se alimentan del interior de
estos, los cuales abren sus brácteas y toman un color amarillo (Figura 4), se desprenden
de la planta en un período de seis a nueve días después de la ovipostura. Las bellotas
también son ovipositadas al final del ciclo cuando la producción de cuadros escasea, estas
raramente se desprenden de la planta y el daño puede variar desde la pérdida de un
cárpelo hasta la bellota completa (Figura 5) (Anónimo, 1983). En la Planicie Huasteca, el
daño ocasionado por el picudo a principios de la temporada es menor que el de mediados
a finales de esta. A partir de que se producen los primeros cuadros susceptibles, (36 días
después de la siembra), a los 70 días, el picudo daña por cada metro cuadrado uno de
cada 26.7 producidos (3.7 %) y de los 70 días al final del ciclo el daño se
incrementa a un cuadro dañado por cada 4.7
producidos por m2 (21.3 %), esto significa un

incremento del daño de 5.7 veces, de


mediados a finales de la temporada.

DINAMICA POBLACIONAL
Debido a la ausencia de un invierno definido el picudo se encuentra activo durante todo el
año. En trampas con feromona las mayores capturas de picudo se presentan de
noviembre a marzo, período durante el cual se realiza la cosecha y se hacen las labores de
desvare y barbecho. Durante este lapso se presenta una gran migración de picudos en
busca de áreas de refugio y durante los meses de mayo a junio, la actividad es muy
reducida (Figura 6). Una vez que se establece el cultivo, los adultos sobrevivientes migran
de las áreas de refugio a los campos de algodón y aún cuando no hay cuadros, se les
puede encontrar en las plantas alimentándose de los brotes terminales y peciolos, sin que
se lleguen a establecer en
el predio. Una vez que se producen los primeros cuadros susceptibles, el picudo se
establece en los lotes de algodón al depositar sus huevecillos en estos y la migración entre
predios disminuye, las capturas en las trampas de finales de agosto a mediados de octubre
son menores. La población de picudo y el daño en cada
sembradío se desarrolla de acuerdo a la cantidad inicial de insectos y a la situación misma
del cultivo, por tal razón, es recomendable retardar su establecimiento en el predio
realizando las primeras aplicaciones con umbrales de daño bajos

Manejo del picudo del algodón


Control natural

Uso de feromonas
El macho del picudo del algodonero produce
una feromona compuesta de dos alcoholes y
dos aldehidos, la cual actúa como atrayente
sexual de hembras durante el desarrollo del
cultivo (primavera-verano) y como feromona de
agregación atrayendo ambos sexos cuando no
hay cultivo (otoño-invierno) (Tumlinson, et al
1969). La misma respuesta se obtiene con la
feromona sintética llamada “Grandlure “. El uso
de trampas con ésta debe considerarse como
parte importante en un manejo integrado de plagas, con el fin de monitorear y reducir
poblaciones de este insecto (Hardee, et al. 1972)
Un tipo de trampa sencilla y económica consiste en una estaca de 1.5 a 2.0 metros de
largo, la cual se cubre con pegamento o grasa para la captura de los picudos; la feromona
sintética con una dosis mínima de 12 miligramos, que viene en un dispersante tipo
“Sandwich”, se fija en la parte superior de la estaca con una tachuela o clavo (Figura 7), la
cual se debe renovar cada 25 a 30 días. El trampeo se reaizara durante el periodo
comprendido entre el momento de defoliar el cultivo y el inicio de la siembra del siguiente
año; las trampas se colocan cada 500 metros en la periferia de los terrenos que tuvieron
algodón, presas, arroyos, caminos con arboleda, en áreas enmontadas y en cercas de
áreas ganaderas (Salgado, 1993)

Desvare y barbecho
Estas labores son actividades fitosanitarias legisladas y obligatorias, se deben realizar tan
pronto se termine de cosechar el cultivo, tienen como objetivo destruir los residuos que
quedan en el terreno, eliminar las plantas de algodonero en donde viven y se reproducen
insectos plaga, con el fin de exponerlos a diversos agentes bióticos y climáticos adversos.
Defoliación La aplicación de defoliantes al final del ciclo es unapráctica agronómica
empleada para eliminar hojas, cuadros y bellotas pequeñas de las que ya no se obtendrá
provecho, esta labor se debe realizar para favorecer la cosecha mecánica, acortar el ciclo
del cultivo y en consecuencia reducir las aplicaciones de insecticidas; además, eliminar los
suministros de alimentación del picudo del algodonero, con lo que se evita la posibilidad
de una generación extra de la plaga (Vázquez, 1998).
La defoliación se realiza con la aplicación de Thidiazuron, en dosis de 15 gramos de
ingrediente activo por hectárea (g I. A./ha) en forma parcial, cuando el cultivo presenta el
60 por ciento de capullos y el 40 por ciento de bellotas duras, o en defoliación total con el
mismo producto en dosis de 75 g I. A./ha cuando se observe más del 70 por ciento de
capullos (Salgado, 1996).

Fecha de siembra
Los agricultores que siembran algodón quedan obligados a cumplir con las fechas de
siembra, que comprenden del 15 de
junio al 25 de julio para la Planicie
Huasteca, según se adelanten o
atrasen las lluvias, cuando la siembra
se realiza después de este periodo el
rendimiento se reduce hasta en un 20
por ciento y se tiene una mayor
incidencia de plagas (Salgado y Silguero, 1985). Control biológico Esta plaga tiene agentes
de control biológico importantes, entre éstos se encuentra una serie de parasitoides de
larvas (Chesnut y Cross, 1971) entre los que destaca el ectoparasitoide Catolaccus grandis
(Burks) (Hymenoptera: Pteromalidae) (Figura 8), por su alta especificidad sobre esta plaga
y sus características intrínsecas que lo hacen un promisorio agente de control mediante la
cría masiva y liberación en campo (Morales y King, 1991). Antes de la oviposición, las
hembras paralizan a sus víctimas con la inyección de un veneno, para evitar el movimiento
de las larvas y el daño a los huevos depositados en la superficie del integumento (Adams
et al, 1969).

El control biológico del picudo del algodonero se realiza mediante liberaciones masivas de
la avispita Catolaccus grandis, un parásito específico que ataca las larvas y pupas de esta
plaga (Figura 9); las liberaciones se deben llevar a cabo durante las primeras siete
semanas de fructificación del cultivo, al detectar las primeras infestaciones, para lo cual se
deben realizar dos liberaciones semanales de 600 hembras/hectárea/liberación (1,200
hembras por semana), en un mínimo de cuatro puntos por hectárea En la Planicie
Huasteca se ha implementado el control biológico con este parasitoide en parcelas
demostrativas, en las cuales se han logrado parasitismos de larvas y pupas del picudo del
algodonero superiores al 80 por ciento y con daños de cuadros y bellotas muy reducidos,
similares a los obtenidos en parcelas “Testigo”, donde se realizaron aplicaciones de
insecticidas para su control (Figura 10). Mediante este manejo se redujo el uso de
insecticidas en un 70 por ciento lo cual genera una disminución de los costos de
producción y de la contaminación ambiental.
Durante el periodo de liberaciones de la avispita es probable que se presenten chinches
de los géneros Creontiades y Dysdercus (Figuras 11 y 12), las cuales ocasionan daños en
cuadros y bellotas; en caso de detectar una o más chinches por planta se deben aplicar
insecticidas para su control
Sin embargo, será necesario retrasar la siguiente liberación de Catolaccus grandis de
cuatro a cinco días, debido a que la avispita presenta alta susceptibilidad a estos
productos, con mortalidadessuperiores al 80 por ciento en machos y hembras, aún a las
48 horas después de la aplicación (Cuadro 3), lo cual reduce a un 20% el parasitismo de A.
grandis por esta avispita (Figura 10). En lo que respecta a Beauveria bassiana, un hongo
cosmopolita que infecta a más de 700 especies de insectos y ha sido evaluado a nivel de
laboratorio contra un gran número de insectos plaga, como el picudo del algodonero, no
presentó buena efectividad en su control en las evaluaciones que se realizaron bajo
condiciones de campo en la Planicie Huasteca

Control químico
Muestreos y umbral de aplicación Se deben muestrear aleatoriamente un mínimo de 100
cuadros de 1.0 a 1.5 centímetros de longitud y 100 bellotas de un tercio de desarrollo en
forma semanal, para revisar daño por oviposición y alimentación. Además, cuantificar el
número de adultos presentes en 100 flores elegidas al azar. Considerando que el daño del
picudo al principio dela temporada es menor que el de mediados y finales y con la
finalidad de que este no se establezca en los lotes y evitar un daño tardío alto, las
aplicaciones de insecticidas se llevaran a cabo cuando se detecten los primeros adultos en
el predio y se encuentre de un 2 a 3 por ciento de cuadros dañados por alimentación y
oviposición, en la etapa de primeros cuadros susceptibles hasta los 70 días posteriores a la
siembra; después de este período, las aplicaciones podrán continuarse con un nivel de
daño en cuadros del 5 al 8% o cuando se detecten cinco adultos en 100 flores, hasta que
las últimas bellotas a cosechar sean firmes al tacto.

Aplicación de insecticidas
Dentro del manejo integrado de plagas, los insecticidas juegan un papel muy importante,
sin embargo, el uso indebido de estos productos ocasiona problemas de contaminación
ambiental, resistencia de las plagas y residuos tóxicos en las cosechas. Una de las bases
para el buen uso y manejo de estos productos es la evaluación biológica, a fin de valorar
los beneficios que se deriven de su uso (Mota, et al, 1994). Debido a que los estudios con
esta plaga muestran una pérdida de la efectividad de los insecticidas (Cuadro 4)
y un incremento de la resistencia, se sugiere su utilización en ventanas de aplicación,
iniciando con azinfós metílico y fipronil en dosis de 350 y 60 g I. A./ha y después de los 70
días de la siembra continuar con paratión metílico en dosis de 720 g I. A./ha; con la
finalidad de alargar la vida útil de los insecticidas, mantener la susceptibilidad de la
población de picudo, conservar la fauna benéfica natural y de no incrementar los niveles
de resistencia. Cuando se utiliza el control biológico del picudo del algodonero mediante
liberaciones masivas de la avispita Catolaccus grandis, el uso de insecticidas para
complementarlo se llevará a cabo de cinco a ocho días después de la última liberación,
utilizando paratión metílico en dosis de 720 g I. A./ha. Resistencia a insecticidas La
población de picudo del algodonero de la Planicie Huasteca alcanzó los valores de Dosis
Letal Media (DL50) más altos en 1995, mientras que en 1999 y 2000 se observó una
reducción de estos valores (Cuadro 5), debido a la disminución de las aplicaciones de
insecticidas por temporada para el control de esta plaga y del gusano.
tabacalero, por el uso del trampeo masivo y del algodón transgénico respectivamente; sin
embargo, debido a que la mayoría de estos productos muestran una pérdida de
efectividad en campo (Cuadro 4), se requiere una estrategia de manejo regional de
insecticidas para conservar la susceptibilidad de esta población a los insecticidas
convencionales.

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