Está en la página 1de 6

VIVIR TRANQUILO FILIPENSES 4:6-7

No os preocupéis por nada; sino en todas


las cosas, con oración y súplica, con acción de
gracias, hacedle saber a Dios vuestras
peticiones. Y la paz de Dios, que sobrepasa
todo lo imaginable, montará la guardia sobre
vuestros corazones y mentes en Jesucristo.

Para los Filipenses, la vida no podía por


menos de ser preocupante, a las
preocupaciones normales de la condición
humana se añadía la preocupación de ser
cristiano, lo que suponía llevar la vida en la
mano, debido a la persecución.
La solución de Pablo era la oración.
Pablo insiste en que podemos llevar
absolutamente todo a Dios en oración.
Un niño puede llevarle todo a su padre o
madre; de la misma manera podemos nosotros
llevarle nuestras cosas a Dios, seguros de Su
interés y ayuda.

Podemos presentarle nuestras oraciones,


nuestras súplicas y nuestras peticiones a Dios;
podemos orar por nosotros mismos.
Podemos pedirle perdón por el pasado,
podemos pedirle las cosas que necesitamos en
el presente, y la ayuda y dirección para el
futuro.
Podemos llevar nuestro pasado y presente
y futuro a la presencia de Dios. Podemos orar
por otros.
Podemos encomendar al cuidado de Dios
a los que tenemos cerca y lejos que están en el
ámbito de nuestra memoria y de nuestro
corazón.

Pablo insiste en que debemos dar gracias


en todo, en el dolor y en la alegría igualmente.
Esto implica dos cosas: gratitud, y perfecta
sumisión a la voluntad de Dios.

Cuando oramos, debemos siempre


recordar tres cosas. Debemos recordar el amor
de Dios, que siempre desea sólo lo mejor para
nosotros.
Debemos recordar la sabiduría de Dios,
Que es el único que sabe lo que es mejor para
nosotros.
Debemos recordar el poder de Dios, Que
es el único que puede hacer que suceda lo que
es mejor para nosotros.
El que ore con una confianza perfecta en
el amor, la sabiduría y el poder de Dios
encontrará la paz de Dios.
El resultado de la oración creyente es que
la paz de Dios será el centinela que guarde
nuestros corazones.

Quiere decir que la paz de Dios es tan


preciosa que la mente humana, con toda su
habilidad y conocimiento, nunca la puede
producir; no es algo que uno se puede
ingeniar; es exclusivamente un don de Dios. El
camino a la paz consiste en confiarnos a
nosotros mismos y todo lo que nos es querido
en las amorosas manos de Dios.

Debemos unir la acción de gracias con las


oraciones y las súplicas; no sólo buscar
provisiones de lo bueno, sino reconocer las
misericordias que recibimos.
Dios no necesita que le digamos nuestras
necesidades o deseos porque los conoce mejor
que nosotros, pero quiere que le demostremos
que valoramos su misericordia y sentimos que
dependemos de Él.
La paz con Dios, esa sensación
consoladora de estar reconciliados con Dios, y
de tener parte de su favor, y la esperanza de la
bendición celestial, son un bien mucho más
grande de lo que puede expresarse con
plenitud.
Esta paz mantendrá nuestros corazones y
mentes en Jesucristo; nos impedirá pecar
cuando estemos sometidos a tribulaciones y de
hundirnos debajo de ellas; nos mantendrá
calmos y con una satisfacción interior.
La ansiedad no tiene lugar en la vida de
los cristianos ya que en todo puede haber
oración, la oración en sus varias formas y
modos: petición, ruego, pero por sobre todo
acción de gracias.
Esto es porque debemos siempre alabanza
a Dios, y porque la fe es vivificada cuando
recordamos en acción de gracias lo que Dios
ha hecho por nosotros en el pasado.

1Pedro. 5:7 dice algo semejante: “Echad


sobre él toda vuestra ansiedad, porque él tiene
cuidado de vosotros”.

Mat 6:31 No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué


comeremos, o qué beberemos, o qué
vestiremos? Mat 6:32 Porque los gentiles
buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre
celestial sabe que tenéis necesidad de todas
estas cosas. Mat 6:33 Mas buscad
primeramente el reino de Dios y su justicia, y
todas estas cosas os serán añadidas. Mat 6:34
Así que, no os afanéis por el día de mañana,
porque el día de mañana traerá su afán. Basta a
cada día su propio mal.

7 Cuando la oración reemplaza a la


preocupación sobreviene la paz de Dios, que
sobrepasa todo entendimiento, y esa paz actúa
como un centinela que resguarda la mente y
las emociones del cristiano.

4.6, 7 ¡Imagínese no tener que estar "afanoso"


jamás por nada! Esto parece imposible, todos
tenemos preocupaciones Pablo nos aconseja
cambiar nuestras preocupaciones en oraciones.

Luc 21:34 Mirad también por vosotros


mismos, que vuestros corazones no se carguen
de glotonería y embriaguez y de los afanes de
esta vida, y venga de repente sobre vosotros
aquel día.

4.7 La paz de Dios es diferente a la paz del


mundo
La paz verdadera no se encuentra en el
pensamiento positivo, en la ausencia de
conflictos o en buenos sentimientos. Ella es
producto de saber que Dios la controla,
Permita que la paz de Dios guarde su corazón
de toda ansiedad.

4. 6, 7 Ruego es más que una petición, sugiere


una especial intensidad en la oración que se
extiende, no para ganar méritos por el exceso
de palabras, sino para trasladar todo el peso de
lo que está en nuestras almas a las manos de
Dios.

La oración y la paz están íntimamente


vinculadas. El que confía en los cuidados de
Cristo en lugar de atormentarse con sus
problemas, experimentará que la paz de Dios
le libra del agobio de la ansiedad.

CONCLUCIONES
«La paz es el fruto de la oración creyente.»
«No hay nada demasiado grande para el poder
de Dios; ni nada demasiado pequeño para Su
cuidado paternal.»
«La acción de gracias debe ser el
acompañamiento universal de la oración.»
No permitas que la situación que pueden ver
tus ojos naturales te lleve a afanarte.
Veamos estos versículos Primero como
una actitud que abandona las preocupaciones
(v. 6), luego como una bendición y promesa
que viene de Dios v.

También podría gustarte