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Introducción
No sabemos el contexto en el cual fue escrito el Salmo 46. Al parecer, era un tiempo de gran
inestabilidad política y social. Quizá era un tiempo de guerra, y la misma ciudad de Jerusalén se
hallaba amenazada por un ataque militar.
- dificultades laborales
- dificultades familiares
- dificultades personales
- dificultades económicas
- dificultades sociales.
¿Qué hacemos en esos momentos? Veamos lo que hizo el Salmista en este momento.
Según el apóstol Juan, es la FE que nos da la victoria (ver 1 Juan 5:4-5). Pero, ¿de qué clase
de fe hablamos?
El estudio de la matemática se divide en dos ramas: la ‘matemática pura’ (en la cual uno
aprende los principios fundamentales de la matemática) y la ‘matemática aplicada’ (en la cual
uno aplica estos principios a diversos problemas prácticos).
Es igual con la fe. Una cosa es la ‘fe pura’ (nuestro conocimiento de Dios, Su obrar, etc.); otra
cosa es la ‘fe aplicada’ (la habilidad de aplicar nuestro conocimiento de Dios a la vida diaria, y
específicamente a los problemas que se presentan en la vida pastoral)
a. Fe ‘Pura’ (v.1)
Esta consiste en conocer a Dios. El Salmista resalta varias cosas que él sabe acerca de Dios:
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iii. Dios es nuestra Fuerza (“fortaleza”). La palabra en hebreo significa ‘fuerza’ o
‘poder’ (ver 1 Sam 2:10). Cuando nos sentimos débiles, frente a las luchas de la
vida, tenemos que poner nuestra mirada en Dios, y tomar fuerza de Él.
iv. Dios es nuestro Socorro (“auxilio”). La palabra “pronto” podría tener uno de dos
sentidos: ‘Cercano’ o ‘inmediato’. Dios es está cerca de nosotros, para socorrernos,
y cuando ve un peligro, viene pronto para ayudarnos.
b. Fe ‘Aplicada’ (v.2-3)
Para aplicar nuestra fe, tenemos que meditar y reflexionar sobre quien es Dios. ¡Cuando lo
hacemos, los resultados serán tremendos!
El salmista afirma, con tremenda convicción: “…no temeremos…” (v.2a). A pesar de todas las
circunstancias adversas: “aunque la tierra sea removida…se traspasen los montes al…mar;
Aunque bramen…sus aguas, y tiemblen los montes…” (v.2b-3). Esta es fe aplicada.
ILUSTRACION: Marcos 4:37-40. Cristo aplicó Su fe, y no tuvo temor; los discípulos no
aplicaron su fe, por ende era como si no la tuviesen.
En su contexto, de gran inseguridad y temor, la confianza del salmista le llevó a afirmar dos
cosas:
Jerusalén estaba bajo amenaza, y con ella, el templo de Dios. Pero justamente en ese contexto,
el salmista dice que puede haber alegría. ¿Cómo? La “ciudad de Dios” tiene un “río” –
“Del río sus corrientes alegran la ciudad de Dios”.
Este cuadro puede ser tomado del huerto de Edén (Gén 2:10-14).
La palabra, “río”, se usa de un río grande, como el Nilo o el Eufrates (Gén 15:18). El problema
es que Jerusalén es una ciudad construida sobre los montes; por ende, no puede haber un río
pasando por la ciudad. Eso nos lleva a pensar que el salmista no está hablando de un río literal,
sino de otra cosa.
La clave está en Ezeq 47:1, 3-5, que habla del ‘río’ del Espíritu Santo (comparar Juan 7:37-39,
y también Zac 14:8). Dios el Padre derramó ese ‘río’ sobre la Iglesia, el día de Pentecostés
(Hch 2). Su presencia es la clave para tener gozo, en medio de las luchas y las crisis de la vida.
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Reflexión ¿Tenemos el gozo del Espíritu Santo?
El salmista no tiene duda alguna. Dios brindará Su ayuda a la ciudad; a Su pueblo. Pero, hay
que notar algo – la ayuda vendrá “al clarear la mañana”. En otras palabras, habrá un tiempo de
‘noche’, durante el cual la ‘ciudad’ de Dios no es ayudada. La fe tiene que sostener la ‘ciudad’
durante la noche, sabiendo que en la mañana vendrá la ayuda divina.
La ayuda de Dios es descrita en el v.6, y eso le lleva al salmista a hacer dos grandes
afirmaciones.
- Dios está con nosotros (v.7a). Comparar los ejemplos del profeta Eliseo (2 Rey 6:14-
17), el apóstol Pedro (Hch 12:1-7).
- Dios nos refugia (v.7b). La palabra, “refugio”, significa un lugar inaccesible entre las
rocas (Sal 9:9); “alto refugio” (Sal 18:2).
Habiendo establecido su propia fe, y expresado su gran confianza en Dios, el salmista ahora está
en buenas condiciones para animar a otros. Les exhorta a hacer dos cosas:
Esto es tan importante hacer – tomar un tiempo para reflexionar, y hacer memoria de lo que
Dios ha hecho a través de las edades, a favor de Su pueblo, y a favor de nosotros.
“Estad quietos…” La palabra no significa ‘deja de hablar’ o ‘guarda silencio’, sino ‘deja de
actuar’ (ver Ex 5:8, “ociosos”; 2 Sam 24:16, “detén tu mano”).
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En dificultades, nuestra tendencia a veces es a actuar, a correr por aquí y por allá; tratar de hacer
algo por ayudarnos. Pero la clave es simplemente estar quietos (Ex 14:13-14), y esperar en Dios