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Martínez Zozaya Amanda Paulina.

Ciencia y Arte II Grupo 2


Fecha de entrega: 17/04/17

“¿La victoria?”

José Clemente Orozco (1883-1949) “La victoria”, 1944. 55 x 65 cm (aproximadamente), Óleo sobre
tela. Museo de Arte Carrillo Gil, INBA. Alegórico.

En esta obra lo primero que notamos es que los colores que predominan son los rojos, negros,
blancos y unos ligeros matices verdosos y amarillentos. Es de llamar la atención el fondo, en el cual
vemos un cielo rojo con algunas nubes blancas que dejan entrever las violentas pinceladas con las
que fueron hechas, quedando una sensación en el espectador de que una tormenta se avecina. La
figura principal de esta obra es una mujer alada, ubicada al centro del cuadro, probablemente
haciendo alusión a Nike, la diosa griega de la victoria. Sin embargo, esta mujer se nos presenta como
una versión grotesca, obesa, con su piel desbordándose para todos lados, estando firmemente
alejada de todas las nociones de estética y belleza que uno suele atribuirle una figura divina. Yace
desnuda, de pie sobre un río de sangre y mirando hacia arriba, tiene uno de sus brazos alzado hacia el
cielo y con el otro sostiene el asta de una bandera. Su rostro muestra señales de angustia, furia y
quizá dolor a la vez, tiene el ceño fruncido y la boca abierta como su estuviese gritando algo, también
se observa que sobre su cabeza se ciñe una lauréola, a su vez que una corona de oro y que sus alas
están cubiertas de sangre. A la derecha, bajo la bandera que ondea, se encuentran 4 esqueletos que
alzan sus brazos, es difícil discernir entre si estos tienen sus brazos al aire en son de derrota, o si
alaban a la figura alada, ya en que en sus cadavéricos rostros se asoma el atisbo de una sonrisa.

En primera instancia me impactaron los colores y la forma en la que las pinceladas fueron hechas, sin
una preocupación por difuminar los colores entre sí y dejándolos fuertemente contrastados, sin
embargo esto me pareció armonioso a la vista, quizá porque resulte ad hoc a la temática tan agresiva
de la obra. La pintura presenta una visión muy cruenta, y el escenario tan atroz, así como la mirada y
los gestos de la mujer me llenaron de temor y asco, conforme observaba cada vez más detalles sentí
que el estómago se me revolvía. Yo creo que la obra nos habla de la supuesta victoria obtenida en la
guerra, una victoria que no resulta heroica o admirable, sino grotesca, vil y despiadada, despojada de
toda humanidad y guiada por la avaricia, tal cual se nos presenta esta mujer alada que la representa,
y que sólo es obtenida a través del derramamiento de sangre, de la muerte y del sufrimiento de
personas inocentes… ¿Es ésta entonces una verdadera victoria?
Martínez Zozaya Amanda Paulina.
Ciencia y Arte II Grupo 2
Fecha de entrega: 17/04/17

Ensayo: Sobre la elaboración de un retrato a lápiz

Amanda Paulina Martínez Zozaya (1993 - ) “Retrato de una joven”, 2017. 21 x 29,7 cm. Lápiz grafito
sobre papel canson. Retrato.

Para este ensayo escogí como tema la realización de una obra, e hice un retrato de una mujer joven.
Creo que el retrato es muy simple, el rostro de la mujer está recargado hacia el lado derecho del
papel, se encuentra casi de frente, con un perfil a 3/4. Sus grandes ojos fulgurantes están enmarcados
por unas pobladas cejas, y se encuentran fijos viendo algo a lo lejos. A mi parecer, su mirada es lo que
más llama la atención de la obra (y lo que en lo personal más disfruté hacer), tiene un cierto dejo
felino que atrapa al espectador. El ligero y descuidado maquillaje oscuro que porta y lo claro de su iris
contrasta fuertemente, algo en ella proyecta mucha seguridad y serenidad, a la vez que coraje y
fiereza. Sus rasgos son muy finos, su nariz es pequeña y estrecha, los labios son carnosos pero
delgados, se encuentran cerrados, como en un gesto desafiante. El cabello, largo y de un tono claro,
se encuentra suelto y cayendo grácilmente, tan sólo un pequeño mechón está recogido detrás de su
oreja derecha, enmarcando así su rostro.

Trato de procurar que mis dibujos se apeguen mucho a la realidad, al menos hasta donde mi
habilidad me lo permita. El dibujar el boceto inicial, al contrario de lo que podría pensarse, es para mí
una etapa que me genera mucha frustración y estrés, por la dificultad en dar con las proporciones
correctas y que el rostro empiece a tomar “forma”. Cuando hice sus ojos, que fue lo primero que
realicé después de trazar las líneas generales, fue cuando sentí mucha tranquilidad, el tiempo
transcurría y yo no daba cuenta de ello, me empeñé para que cada detalle de la mirada transmita
vida. Siempre he creído que suelo proyectar lo que me gustaría ver en mi persona en los retratos que
hago, y en este caso, siendo yo una persona muy insegura, la fuerza y decisión que plasmé en los ojos
de la joven dan cuenta de ello. Disfruto mucho este tipo de retratos, aunque el hecho de que me baso
mucho en fotografías y/o imágenes siento que a veces limita un poco mi creatividad. Cuando me dejo
llevar y me tomo ciertas “libertades artísticas”, como con su mirada o la manera en que su cabello
cae, siento que dejo ir todo lo que me preocupa y mi atención se centra solamente en sentir como el
lápiz se desliza sobre la hoja, creando formas y con ellas plasmando “vida”, y quizá también un poco
de –mi– vida.

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