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UN TRABAJO DE

BRIAN ULISES TREJO


FLORES.

El
Manierismo.

Instituto Tecnológico de Tepic.

Análisis Crítico del Arte y la Arquitectura 2.

Arq. Hector Daniel Mejía Morales.

18 de Noviembre de 2020.
Para toda ocasión existe un sin número de sucesos que puedan
pasar, pues, durante el alto renacimiento y el final de este, hasta
aquellos inicios de un pronto barroco surgió un movimiento artístico
y cultural el cual fue esa perfecta ocasión entre estos dos, ya que
nos presenta aquellas nuevas técnicas y modelos de
representación para poder entender estos 2 grandes movimientos,
y sin más, se está hablando del movimiento del Manierismo, un
movimiento muy característico pues además de ser la transición
entre el renacimiento y el estilo barroco, surgieron nuevas maneras
de acoplar el pensamiento social, cultural y religioso de la época.

Este movimiento, se precisa que surgió entre las primeras 2


décadas del siglo XVI y las finales de este, pero lo más interesante
fueron los motivos que orillaron al estilo caracterizado por ser muy
alejado del clasicismo, debido a la falta de proporción, la belleza
ideal, equilibrio y armonía, a hacerse presente durante esta etapa
del alto renacimiento.

Las muertes de los grandes maestros del arte como Rafael, Da


Vinci o Miguel Ángel, principalmente de estos 3, inspiraron a sus
discípulos a seguir con el arte de la escultura, la pintura y la
arquitectura, pero la diferencia de estilos entre estos discípulos y
sus maestros es que los nuevos talentos se dejaban guiar por sus
gustos los cuales iban más allá de las reglas que imponía el
clasicismo, movimiento por el cual fue su mayor influencia de estos
jóvenes.

Ahora, ¿qué hacía que estos jóvenes se dejaran guiar por sus
gustos hacia una nueva dirección artística?, pues las nuevas
tendencias de crear algo novedoso e inteligente, así como los
significados de las grandes obras que producirían estos talentos
llevarían a un gusto grupal por estos discípulos, mientras que
algunos trataban de imitar las obras inigualables de Miguel Ángel o
Rafael, otros experimentaban llevando una nueva tendencia a
representar la belleza humana a una manera en que solo estos
artistas entendían y que, incluso cientos de años después, dejan de

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que pensar pues obras inigualables como la escultura del Rapto de
las Sabinas siguen siendo ejemplos de aquellos métodos complejos
que solo un artista virtuoso podría lograr alejándose de lo más
común de aquel entonces.

Pero, abordando el tema de esta gran escultura, el trazo de la


famosa “Figura Serpentinata” llevo a grandes artistas a destacar en
su ámbito cultural, pues este simple trazo reflejado en sus obras se
reconocía por la dirección del cuerpo en que se encontraba, ya que
sus manos iban a diferentes direcciones las cuales se encontraba
su torso, y más diferentes de aquellas en donde estaban las
piernas, llevando a un efecto de percepción en donde el cuerpo se
encontraba con una forma ligeramente parecida a una “S” al igual
que también se mostraba muy tensionado llevándonos a creer que
el modelo estuviera exagerando en su pose, gracias a este perfecto
trazo en la obra.

Antes de continuar hablando sobre las diferentes representaciones


de este estilo, es importante el saber las razones de porque este
estilo se denomina “Manierismo”, pues en los años posteriores a la
finalización de este estilo, aquellos críticos denominaban esta etapa
como una aberración hacia el clasicismo, según ellos se degrado el
tipo de arte realizado durante estos años y es, como se mencionó,
a causa de estilo personalizado de los artistas, ya que de ahí viene
el nombre del estilo, donde Maniera, queriendo decir estilo, se
referencia a aquellas obras en donde los artistas representaban su
estilo y refinamiento con respecto a la obra realizada.

Dentro de todas las maneras en que el estilo manierista se


representó, se marcó el detalle de alejarse de lo clasicista y la
proporción, pues se puede notar en las grandes obras
arquitectónicas en donde su falta de claridad dentro de la
composición de esta llevo a aquellos nuevos diseñadores a
implementar elementos arquitectónicos, aunque no fueran
necesarios, o sino por simple gusto, aunque no fuera parte de la
composición de la estructura.

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Tal ejemplo se puede observar de manera muy clara dentro de la
obra de Vignola, la Villa Caprarola diseñada para la Familia
Farnesio, pues el gusto compartido en la arquitectura de
implementar una gran decoración en la fachada nos muestra unas
escaleras muy adornadas, pues son difíciles de pasar por alto y que
comparten una similitud a aquellas escaleras localizadas en su
interior, y que, lo más destacable de este, es tu patio circular
localizado en el centro del pentágono perteneciente a la estructura
de la edificación.

Como podemos ver, aun se conservaban algunos aspectos de


composición geométrica dentro de las edificaciones, pues las
nuevas tendencias a la decoración sentaron base a las caprichosas
fachadas del estilo barroco, y que sin esta transición en la
arquitectura no sabríamos como hubiera sido el desplazamiento de
una corriente a otra como es el caso de la pintura, pues dentro de
esta los cambios fueron muy notorios en la composición de los
frescos y oleos.

Con cabezas más pequeñas o cuerpos tensionados, fue que la


pintura destaco en ser la más “afectada” según los críticos a años
posteriores, o más diversificada a como hoy en día se conoce, pues
a razón de estas fue que podemos observar aquellos y notorios
cambios en la exageración de proporciones de los cuerpos, ya que
van desde la longitud extraordinaria de brazos, piernas y cuellos los
cuales daban una sensación de modernismo en combinación con
la exageración quedando en un punto perfecto, pues todos estos
aspectos encajaban de gran manera ya que todo en una pintura
estaba significativamente exagerado.

No solamente la desproporción fue un cambio notorio en la pintura,


pues la implementación de nuevas y mejores paletas de colores
mejoraron la manera en percibir las emociones y situaciones
plasmadas en estas, colores más fríos y sombras en combinación
de estos colores mejoraron la proyección de volumen en muchas
de las obras artísticas, mientras que por el lado de las emociones
se pudo identificar por una leve mejoría en los rostros de los
personajes plasmados.

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Una manera en que se percibió la vida, y que algunos pocos la
siguen viendo así, fue de confundir lo real con lo irreal,
acomplejándose con el uso de metáforas y formas muy oscuras de
la vida, fue así como trascendió la literatura manierista muy
conocida por contener obras de grandes escritores como
Shakespeare, Giulio Romano, Miguel de Cervantes, entre otros, en
donde se le dio forma a la manera de ver la fugaz y absurda vida.
Un ejemplo claro es el Quijote de la macha, pues aparte de ser una
exquisita obra literaria, nos muestra a alguien con el pensamiento
de ser un caballero cuando no lo era, al igual de tener siempre la
idea de que todo caballero debiera tener su propia dama, llegando
a enloquecer con esas mismas ideas fuera de lo común en su
entonces tiempo.

En los espacios exóticos y lejanos, llenos de fantasía, batallas,


amores, perdidas y grandes desafíos, nos muestran otra manera de
ver la vida, yendo a una ilusión gracias a las populares novelas
sobre caballeros, las cuales fueron un hito durante los siglos XIV y
XVI y en donde también nos sirven como ejemplo de la percepción
de la vida irreal y de ilusiones al adentrarse a estas lecturas, pues
nos llevan a mundos de fantasía y gloria.

Grandes y cuantiosos cambios surgieron durante la transición del


movimiento Renacentista y el Barroco, pues como hemos
observado, desde el alejamiento de lo clasicista, hasta el ver la vida
de manera irreal y al mero estilo de la tragicomedia, el manierismo
fue una cuna de bases para sostener estilos próximos y el
experimentar nuevas técnicas trascendentales muy usadas y de un
complejo seguimiento, el cual nos arroja como resultado los
próximos estilos culturales propios del Barroco en todos los
aspectos. Sin duda una corriente artística muy particular debido a
su manera de servir como una transición entre 2 grandes estilos y
que también surgieron obras de toda índole irrepetibles y que
siempre pertenecerán al estilo transitorio, al estilo Manierista.

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