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Mañas de

Caballos,
Manías de
Jinetes

Por Martín Hardoy


Dedicatoria:
A mis hijos Martín, Carolina e Inés;
Por la forma en que crecen llenos de esperanza y alegría.
A Clo;
Pues me permite sentir la tranquilidad de saber lo mucho que nos
necesitamos.
Indice:

1-Elementos

2- Instalaciones

3- Herrajes y desvasado

4- Sanidad

5- Alimentación

6- Entrenamiento

7- Vicios
A solucionar desde el piso
A solucionar montados

8- Consejos y trucos para los caballos

9- Consejos y trucos para los jinetes


Elementos

El saco y las camperas para montar

Cuando un jinete monta a caballo, especialmente en las pruebas oficiales,


deberá ajustar su vestimenta a los reglamentos del deporte que practica.

En la disciplina de Salto, en el adiestramiento y en las cacerías a caballo; es


obligatorio el uso de un saco reglamentario, el que debe tener características
específicas.

El saco de equitación no permite inscripciones de ningún tipo y deberá ser de


un solo color uniforme.

El color del saco reglamentario en el salto y en las cacerías puede ser negro,
azul, rojo o verde. Para el adiestramiento, se aceptan tan solo los sacos negros
y azules o bien el frac negro.

El saco se mantendrá abotonado, al tiempo que deberá proporcionar al jinete


libertad de movimientos sobre el caballo.

Es importante que permita al cuerpo ir hacia delante o atrás, mientras que cae
sobre la montura sin atrancarse en los borrenes. Esa es la razón por la que
debe tener un corte lateral, a cada lado de la cintura o uno posterior amplio,
permitiendo así movimientos libres.

Las solapas del cuello serán iguales a las de los bolsillos laterales. Éstas se
usan porque evitan que el contenido del bolsillo se salga de ellos, sobre todo
en los ritmos de galope o con el impulso del salto.

Si sobre los puños del saco se colocan refuerzos para preservarlos, estos
serán negros o del mismo color del saco.

En el caso de los jinetes representantes de las fuerzas armadas, se autoriza su


participación con el saco del uniforme correspondiente, adaptado a las
necesidades de la equitación.

En el caso del trabajo diario, y ya fuera de las competencias, podemos


encontrar distintas preferencias.

Las camperas de materiales “polar” son livianas y al mismo tiempo abrigadas.


Cuando quien las utiliza se mueve no producen ruidos extraños y por eso se
las prefiere a las de tela de avión. El polar sin embargo, absorbe humedad en
los días de lluvia y esto es un problema cuando se compite bajo condiciones y
climas inestables.

El chaleco es otra prenda habitual, que mientras abriga, mantiene cómodos


para moverse a los miembros superiores del jinete.
Tanto en el caso de las camperas como en los chalecos, se prefieren bolsillos
con la entrada de manos vertical forma vertical y no horizontal, pues de esta
manera el jinete introduce las manos con mayor facilidad en ellos. Los cierres
relámpagos o con velcro mantienen el contenido asegurado durante el trabajo.

Las camperas infladas no se recomiendan, al igual que la ropa muy ajustada.

Para cualquiera de estas opciones que usted elija, es necesario recordar que el
caballo es capaz de diferenciar colores. Sin duda aceptará mejor los colores
crudos o pálidos antes que aquellos brillantes, fosforescentes o fuertes.

Estos últimos deberán evitarse especialmente en los caballos nuevos, al menos


hasta acostumbrarlos a ellos.

Respecto de los elementos de seguridad, podemos decir que el chaleco


protector se utiliza en todas las escuelas de equitación y es obligatorio también
en las competencias de cross-country. Con él, se protege la columna vertebral
y costillas del jinete ante eventuales caídas.

Para las cabalgatas en las calles o rutas (outdoors) se deben usar chalecos
con colores fosforescentes, de manera de hacer visible al jinete y a su caballo
desde larga distancia, cuando son iluminados por las luces de los autos.

Un jinete cómodo se relaja sobre su caballo y así lo maneja correctamente, sin


estar limitado en sus movimientos. La indumentaria inadecuada, en cambio,
puede ponerlo nervioso y esa tensión es percibida por el caballo.
Un jinete que solo quiere pasar un buen momento, no debe exponerse a ese
tipo de peligros. La elección de la ropa adecuada le será de gran utilidad para
evitarlo.

Los cascos y sombreros de equitación

La equitación realizada a conciencia, realmente no tiene riesgos.

Sin embargo, son los hombres que la realizan, los que se exponen a diversos
riesgos, cuando intentan realizar con sus caballos distintas cosas para las que
aún no están preparados.

Debido a esto y en virtud de los accidentes ocurridos en los diferentes deportes


en los que participan “Hombres y caballos” se obliga a concursar a los jinetes,
protegidos por un casco en todo momento..

Cualquier escuela de equitación que se precie de seria, deberá obligar a sus


jinetes a utilizar el casco, durante todo el tiempo en el que se encuentren
motando.

Es bueno saber que las compañías de seguros de accidentes, que realizan


pólizas a las instituciones hípicas; aclaran expresamente, que no se
responsabilizan por accidentes a personas que se lastimen, si no estaban con
el casco colocado en el momento del accidente.
El Jockey de caballos de carrera, utiliza un casco liviano que estará forrado
por una tela del color que corresponde a los colores del propietario, para quien
corre el caballo.

Este casco, es el que tiene la visera mas chica de todos los que se conocen,
debido a que, a la velocidad de carrera, una gran visera embolsaría mucho
viento y haría mucha fuerza por desplazar el casco de lugar.

En el caso de los jinetes de Endurance, que están obligados a usar casco


durante largas horas se utiliza una visera mas amplia que protege del sol

Se han creado en la ctualidad cascos de Endurance con aberturas frontales,


laterales y posteriores, que permiten una corriente de aire que refresca la
cabeza del conductor del caballo.

Sin duda éstas aberturas pueden debilitar la resistencia del casco, pero en rigor
de verdad, la velocidad de la competencia y los riesgos son mucho menores.

Muy distinto es el caso del polo, deporte en el que se anda a gran velocidad
y se suman elementos de riesgo como la bocha y el taco.

Debido al aumento en el riesgo de caídas, el casco de polo es notablemente


mas grande que los anteriores. Siendo así, es capaz de contener mayor
cantidad de material de amortiguación entre la cabeza y el exterior.
Se realizan en su mayoría, (de afuera adentro) con género o cuero y luego
poliuretano de alta densidad.Le sigue, fibra de vidrio con resina de alto impacto.
Esta se refuerza con una malla tramada de alta resistencia y se terminan con
un forro interior de neoprene, ajustable normalmente con un pequeño cordón a
la cabeza de cada persona.
Hacia atrás y sobre la nuca, descienden un poco mas que en el común de los
cascos, para mejorar la protección de esa zona.

Se fijan a la cabeza con dos o tres cintas unidas a un barbijo o protector de


mentón que queda fijo y está amortiguado para reducir los posibles golpes en
esa zona en cualquier caída.

Los remaches que arman y contienen las partes del casco deben ser de bronce
para que no se oxiden con la transpiración.

La cúpula del casco está cubierta por una o dos capas de polipropileno a modo
de amortiguación y tendrán tapones de silicona para la respiración.

Debido a los riesgos de golpes con la bocha o el taco, que existen en éste
juego, no es raro encontrar jugadores con cascos con protección de cara.

Esta se realiza en acero inoxidable y si bien puede incomodar un poco la visión


del jugador, realmente protegen contra cualquier imprevisto.

El casco de salto, cacerías y prueba completa; aprobado por la federación


ecuestre internacional debe cumplir con las normas de protección que rigen al
reglamento.

Se utiliza normalmente el clásico o wembley


Con tres agarres, mentonera y pana negra en el lado exterior.

Actualmente han aparecido algunos, realizados en materiales como el titanio


que los hace livianos, fuertes, cómodos y frescos.
En el caso del adiestramiento y debido a que los movimientos elegantes,
rítmicos y cadenciados del caballo no exponen al jinete, se utilizan galeras……
viejas reminiscencias del origen clásico del deporte, que aún se mantiene.

Pasaríamos horas hablando de unos u otros modelos. Y siempre


encontraremos defensores de unos o detractores de otros.

De lo que nadie puede dudar, es de la necesidad de tenerlos siempre puestos


en su cabeza a la hora de montar, realizando un deporte. Tan solo será por su
bien.

El breech y pantalones de montar

La indumentaria de los jinetes ha ido evolucionando y adaptándose, debido a


las distintas tecnologías modernas, que permiten nuevos géneros y sistemas
mas cómodos para montar.

No nos parece necesario hacer un análisis histórico de la ropa de montar, pero


sin embargo creemos útil que los jinetes sean concientes de las virtudes ó
cualidades que ha de tener la ropa que usan, cuando están sobre sus
caballos.

Pensando en los distintos tipos de pantalones de montar coincidiremos en que


todos buscamos una gran comodidad, con la menor cantidad de restricciones.

En la monta western, el “Cow Boy” elige el jean reforzado normal para su


trabajo, al que protege de la transpiración del caballo con un faldón amplio de
sus estriberas.

Cuando para montar elegimos un Breech, debemos saber que es mejor que la
medida que usemos se ajuste al cuerpo, todo lo posible. Los pantalones
holgados, forman pliegues con los sobrantes de género, que luego pueden ser
motivo de lastimaduras, debido a la fricción que producen.

En la parte posterior del Breech jamás habrá bolsillos. Los bolsillos deben ser
delanteros, pequeños y colocados en forma diagonal, para acceder a ellos
fácilmente.
Siempre se recomienda que los bolsillos tengan un cierre fino, de esta forma no
molestarán y se evitará que las cosas que pusimos allí, no se caigan mientras
montamos.
Las costuras estarán siempre en el lado exterior de las piernas, ya que esa
zona no entra en contacto con la montura ni el caballo. La unión o costura
central, debe ser liviana y casi imperceptible.

El breech de equitación tendrá un tiro de cintura largo, debido a que los


movimientos que realizamos al montar a caballo son similares a los que
hacemos al agacharnos y el tiro corto sería en extremo incómodo.
La parte de la cintura debe tener pasa-cintos para colocarnos un cinturón que
ayude a mantener el breech y la camisa en su lugar.

A la altura de las rodillas, los breeches tienen una especie de parche con
costuras que van por encima de la rodilla y por debajo de la pantorrilla. Esta es
la zona que sufre el mayor desgaste debido al roce contra el caballo o las botas
y es por ello que se protege y refuerza de esa forma.

En los extremos inferiores de las piernas, el breech cuenta con una zona con
velcro, que sirve para ajustar la misma al tobillo.

El material de esta prenda de montar es elastizado, por lo que en general están


realizados con fibras “plásticas” que dan calor; sin embargo, los fabricantes han
encontrado mezclas de géneros y formas de elastizar, que actualmente los
hacen mucho mas cómodos.

A diferencia del breech, el jodphurs se refuerza en la entrepierna y en la cola


del jinete.
Muchos de estos pantalones de montar están realizados casi enteramente con
materiales de algodón y se refuerzan en las zonas de gran fricción, con suaves
cueros curtidos o simples tejidos reforzados.

Los jodphurs es mas cómodo y fresco que el breech y se usa algo mas suelto
en el cuerpo. En el extremo inferior de las piernas se colocan unas tiras que
pasan debajo del zapato, para mantener la pierna y el talón cubierto y
protegido.

La protección de cuero que posee sobre la pantorrilla permite, que el jinete


monte sin botas, quedando allí la transpiración del caballo.
Esto los convierte en la prenda elegida para trabajar caballos en verano por su
mayor frescura; además de ser lo que utilizan los niños mayoritariamente,
hasta que sus padres deciden comprarles las botas reglamentarias.

Finalmente debemos hacer mención del Jean o pantalón de polo.


Concientes de que el deporte tiene mucho contacto entre los jugadores en las
marcaciones y en las jugadas, en ellos se prefieren materiales fuertes.
El género de “Jean” ha demostrado ser lo suficientemente fuerte como para no
desgarrarse en el juego y es por ello que se lo utiliza en este deporte y en otros
similares como “el pato”.
La parte inferior de las piernas de este jean blanco es fina y tiene muy poca
botamanga. Así facilita y agiliza la entrada de la bota y asegura que no haya
pliegues que molesten. Una cinta de velcro facilita el cierre inferior.
En la parte delantera no debe haber botones y un simple cierre facilitará su
colocación.

Para evitar la fricción de las costuras el jugador de polo se coloca botas y


rodilleras que amortiguan y suavizan su acción, además de protegerlo de los
embates de los otros jugadores.

Cada jinete elige la disciplina hípica de su agrado y deberá vestirse de acuerdo


a lo que indican los reglamentos. Los pantalones, los breeches, los jodphurss o
los jeans están contemplados en ellos y siempre será para brindar la mayor
comodidad y seguridad a los participantes.

La silla Inglesa

Desde que el hombre comenzó a interactuar con el caballo, se inventaron los


más diversos accesorios, principalmente para la comodidad del jinete.

La montura es el elemento que más evolucionó su diseño y materiales desde


entonces a la fecha.

Los viejos armazones para monturas se realizaban en madera, siendo aquellos


poco flexibles y muy quebradizos.

Para evitar este problema se realizaron luego de maderas laminadas para


aumentar su resistencia. Más adelante, se hicieron armazones de metal de
buena resistencia a los golpes pero se deformaban y terminaban apoyando mal
sobre los lomos.

En la actualidad, las monturas se realizan normalmente en cuero. Cuanto más


grueso sea el espesor del mismo, mayor será su vida útil pero menor el
contacto con el caballo y demoran en adaptarse al cuerpo. Cuanto más fino es
el cuero que las recubre menor será la vida útil de las mismas pero mayor su
comodidad.

Hoy en día se ven monturas muy livianas realizadas con materiales sintéticos
de bajo mantenimiento y larga duración.

También pueden encontrarse monturas con armazones de materiales plásticos


que cumplen con la elasticidad deseada. Pueden recuperar la forma si se
golpean, al tiempo que son muy livianas.

En todo el mundo, la montura más clásica utilizada por la mayoría de las


personas que montan a caballo, es la montura inglesa.

Es útil conocer las particularidades de estas monturas al momento de


comprarlas, por lo que explicaremos los detalles que se deberían contemplar.
Las monturas se venden por medidas pues los altos deben usar tamaños
mayores que quienes tengan baja estatura. El largo del cuerpo varía en las
personas tanto como lo que debe cambiar el tamaño de la montura que usen.

Respecto de las monturas, la medida que se utiliza mundialmente para


medirlas, es la pulgada. Se tomará desde el “borren” delantero hasta el trasero,
entendiendo que éstos son las partes elevadas.

Sirve como referencia saber que una persona de 1 metro 70 de altura, deberá
comprar una montura, cuyo tamaño en pulgadas, sea su medida en
centímetros menos el cero final o sean 17 pulgadas.
Quien mida 1 metro 50, debe entonces adquirir una de 15 pulgadas.

En los negocios de venta de monturas las medidas varían “de a media


pulgada”. Esto será una buena referencia para adquirir la que mejor se adapte
a su cuerpo.

Las monturas inglesas presentan una amplia variedad de diseños y accesorios.

Cuando busque monturas más seguras debe elegir aquellas que tengan una
“horcajadura” pronunciada. La “horcajadura” es la parte profunda de la montura
allí donde el jinete queda sentado.

Las monturas de adiestramiento o doma tienen la horcajadura particularmente


pronunciada para evitar el desplazamiento del cuerpo, sin embargo en las
monturas de polo es suave permitiendo que el jugador se desplace hacia
delante y atrás.

El “faldón” de la montura es la parte que protege la pierna y la mantiene en su


lugar. Los faldones de adiestramiento son largos y rectos ya que la pierna debe
llevarse baja y con una leve flexión.

Los faldones de las monturas para salto son cortos y proyectados levemente
hacia delante para alojar cómodamente la pierna flexionada. En las monturas
de salto, el faldón cuenta con un elemento llamado “grip” ubicado en su parte
delantera, de materiales mas adherentes para impedir el desplazamiento de la
pierna.

Mirando la parte de debajo de la montura podremos apreciar la apertura del


armazón. Cuando montemos caballos grandes y gordos, el armazón deberá ser
bien abierto, para que apoye correctamente sobre el lomo del animal. Las
monturas de armazones angostos lastiman los caballos gordos pero se
acomodan perfectamente sobre los de lomos finos y descarnados.

Si nuestro caballo tiene la cruz destacada, debemos elegir una montura con el
“borren” delantero pronunciado. De esta forma la estructura ósea que le da
sostén a la misma, quedará protegida y evitará las fricciones con la montura
evitando las lastimaduras que aparecen cuando están en contacto.
Las estriberas que sostienen los estribos, se colocan van colgadas de las
“accioneras”. Estas se prefieren de acero inoxidable pues de oxidarse,
complican la limpieza y el mantenimiento de las mismas.

Sea cual fuera la montura que elija, recuerde que teniendo en cuenta sus
características físicas y las de su caballo, podrá elegir en el mercado una que
se adapte a ambos, antes que padecer la incómoda necesidad de tener que
adaptarse a ellas..

El apero gaucho

El gaucho es el jinete sudamericano dedicado a cuidar el ganado o encargado


de trasladarlo hasta los puntos de venta, en las grandes ciudades.

Hasta fines del siglo XIX su vida era semi-nómada, pero las subdivisiones de
campos restringieron sus caminos y entonces se radicaron en las Estancias o
grandes extensiones de campo, propiedad de una sola persona o familia.

El gaucho toma, para hacer su apero, elementos de la escuela de “La Jineta”


como también de la escuela de “La Brida” además de agregados propios,
convirtiendo así a la equitación gaucha en única en el mundo.

Su apero estaba preparado para facilitarle la vida y brindarle comodidad.


Durante el día se montaba sobre él durante muchas horas para andar muchos
kilómetros y por eso debía adaptarse al caballo de la mejor forma posible y
debía servirle además para trasladar los elementos de trabajo que necesitaba:
El lazo, el cuchillo, el machete, las herramientas o la comida del día.
Por la noche, sería una cómoda cama, que además lo mantenía alejado de la
humedad del suelo.

Las clases sociales con menor poder adquisitivo lo armaban utilizando el cuero
vacuno con el que realizaban anchas cinchas que protegían su ropa del sudor
del animal.

Las cabezadas y riendas eran realizadas a veces con el fino cuero de caballos
salvajes que abundaban en esas tierras. Los estribos se hacían en hierro,
madera, suela o a veces moldeando cuernos de viejos carneros.

Las clases más pudientes revestían los elementos de sus caballo, en plata
prolijamente cincelada, como símbolo de riqueza y poderío.

A partir de 1870 la silla de montar sufre importantes variantes.


Los arzones de las monturas casi desaparecen, siendo utilizadas casi con
exclusividad en las zonas de cerros y montañas.
En el resto de la llanura, prevalecen los sistemas de bastos con forma de
chorizos, que se unen simplemente con tiras de cuero por sobre el lomo del
animal y alejan las piernas del cuerpo del caballo. Para hacerles sentir las
ayudas, se aumenta el largo de las espuelas.
En su forma de montar, el gaucho exagera con el uso de las manos pues tiene
algo limitado el movimiento de las piernas.

En la parte delantera del apero gaucho, se atan las boleadoras.


Colocadas allí, están listas para ser desatadas, cuando es necesario utilizarlas
para dar caza a algún animal. Su presencia allí, ayuda a calzar las rodillas para
no caer, ante posibles movimientos bruscos del caballo.

Las piezas que coloca el gaucho al ensillar son las siguientes:

En primer lugar colocará una sudadera realizada en lona impermeable, para


evitar que la transpiración humedezca el resto de los elementos.

En segundo lugar colocarán sobre la sudadera la “matra”, un tejido de lana


grueso que se adapta fácilmente al lomo. En la actualidad algunos colocan el
tejido de lana directamente sobre el pelo sin utilizar la lona.

Sobre la matra se coloca una “carona” que es un pedazo de cuero grueso y liso
con un corte central, para que tome la forma del lomo del animal. Funciona
como un faldón común. Sirve para distribuir los puntos de apoyo en una
superficie amplia, evitando lastimaduras.

Sobre la carona irán la montura o los bastos. Estos se rellenan en su interior


con pelo de caballo o con junco de lagunas, para hacerlos mullidos.

A veces sobre el basto se coloca un cuerito de oveja con la lana hacia abajo,
que protege el cuero de un desgaste prematuro.
No hay que olvidar que el gaucho era bastante pobre y reponer sus elementos
de trabajo no le era fácil.

Para ajustar los elementos al caballo colocarán luego la “encimera”; un


elemento de cuero doble, fuerte y grueso. En general realizado con el cuero del
anca de los vacunos.
A la encimera le prenden la cincha, los estribos, el lazo, las herramientas y a
veces, una bolsa con la comida y el agua para el día.

Sobre la encimera se coloca un cuero de oveja para darle comodidad al jinete.


En el invierno se utiliza la lana directamente en contacto con el cuerpo. En
verano se coloca sobre la lana un cuero sin pelo al que se llama sobrepuesto y
que permite al jinete mantenerse mas fresco.

Para sostener estos últimos dos elementos se coloca otra cincha mas fina,
llamada “sobre cincha”.

Los materiales mas modernos han generalizado el uso de esponjas sintéticas


que demuestran ser efectivas para evitar lastimaduras en los lomos.

Montar en un apero gaucho da al jinete una sensación muy especial, diferente


de todo lo que se pueda haber sentido antes sobre las típicas monturas de la
equitación.
Estos aguerridos jinetes montan a caballo casi desde los primeros años de vida
y al verlos cabalgar dan la sensación de que hombre y caballo, son uno solo.

La montura western

Dentro de todos los elementos que componen el equipo de cabalgata, la


montura es quizás el más importante.

Dentro de las monturas, la llamada “montura Western” es una de las más


populares.

El origen de la montura Western se remonta al siglo XVI, coincidiendo con la


llegada de Coronado, uno de los primeros conquistadores españoles al
territorio actual de Estados Unidos en 1540.

En aquella época, los conquistadores utilizaban monturas militares españolas,


que se caracterizaban por poseer una fuerte y pesada estructura, un alto
borrén posterior, un asiento profundo, estribos cortos y un ancho pomo que
coronaba la horquilla o borrén delantero.

Para enlazar, el pomo del borrén delantero se sustituyó por el amplio cuerno de
la montura charra o mexicana. Se alargaron los estribos y se bajaron los
borrenes, para permitir un ágil movimiento del jinete y evitar el efecto de
palanca, que forzaba la estructura de madera sobre el lomo del caballo cuando
una res era enlazada.

El forcejeo del animal enlazado hacía que la montura se levantara hacia la cruz
del caballo. Y como todo el aparejo estaba situado demasiado adelante, en
California movieron el anillo de la cincha hacia atrás, es decir, hacia el centro
de la montura.

Fue por aquel entonces en Texas, donde además de reforzar el armazón con
un cuero grueso, añadieron una segunda cincha en el extremo trasero, bajo la
parte más profunda del asiento.

Así fue como surgió la guarnición tejana de doble cincha o sistema de doble
cinchado que evitaba que la silla se levantara con el animal enlazado.

El viejo borrén Español comenzó a descender para hacer más rápida y cómoda
la acción de subir y bajar de los animales, sin necesidad de levantar tanto la
pierna.

Hacia el año 1850, los fabricantes tejanos de monturas habían refinado ya sus
maneras toscas. Descartaron las mochilas que ponían para proteger la ropa del
vaquero de la transpiración incorporando un faldón cuadrado con un pomo
corto, grueso y de gran resistencia.

Por aquellos años, los buscadores de oro que viajaban hacia California
encontraron viejas monturas decoradas con motivos españoles y así se
difundió esta práctica entre los fabricantes de Texas.
Hacia 1860, y luego de la guerra civil americana, las reses se habían
desperdigado libremente por los estados de Texas y Nuevo México. El cowboy
ahora debía atrapar las reses salvajes y conducirlas hasta la siguiente estación
de ferrocarril. Esto requería tres herramientas imprescindibles: buen caballo,
buen lazo y mejor montura, para aguantar los tirones de las reses.

Así fue que a finales del siglo XIX los fabricantes de monturas unificaron las
diferencias entre los distintos estilos. Hoy se fabrican diferentes tipos de
monturas en función de la modalidad o el tipo de actividad para la que son
destinadas.

Es así que la montura para lazo es específica, con doble cincha, pomo alto,
grueso y firme, además de borrenes bajos que permiten desmontar
rápidamente.

En las monturas de rienda, los estribos se desplazan un poco hacia atrás.


Tienen el pomo bajo para no incomodar la mano en el manejo, pero los
borrenes son más altos para agarrar mejor al jinete en los movimientos
requeridos.

La Montura para Cutting, con faldones más cortos que las otras, libera el
cuerpo del caballo que ha de moverse a los lados sin impedimentos. Y asegura
al jinete con un buen asiento, especialmente con un borren posterior amplio,
que agarra a todo el jinete en los movimientos bruscos.

Con el correr de los años, han aparecido también monturas con materiales
sintéticos, ideales para largas cabalgatas, mucho más livianas que las viejas
fabricadas con armazones de madera laminada. Sin duda incapaces de
soportar la fuerza de un toro enlazado, pero manteniendo la comodidad de
aquellas.

En el futuro, seguramente seguiremos siendo testigos de la evolución de las


monturas. Siempre en busca de mayor comodidad, fortaleza de los materiales,
durabilidad y economía… Lo mismo que buscaron quienes nos precedieron en
el pasado.

La cincha y la sobrecincha

Todas las monturas del mundo, no importa su modelo, se aseguran al caballo


con una cincha.

Sin embargo, el hombre las ha diseñado con distintos materiales.


Gracias a ello algunas son mas cómodas, mas agresivas, mas fuertes, mas
duraderas, mas baratas o mas lindas.

El cuero es el material por excelencia con el que se han hecho cinchas durante
años. El problema con este material es que demanda un mantenimiento
permanente para evitar que se reseque y por ello lastime. Los productos
engrasantes los impermeabilizan y así ayudan a mantener por mas tiempo la
suavidad que pierden debido a la transpiración o la humedad.
A cambio del cuero y por los problemas que apuntamos, se utiliza la suela.
En ella los tratamientos químicos realizados para su curtido mantienen la
resistencia y suavidad. Las cinchas de suela tan solo deben ser lavadas con
jabón de glicerina periódicamente para que duren muchos años. Las suelas
serán mas suaves, cuanto mas usadas y transpiradas hayan sido.

La lana de oveja hilada es maravillosa como material, pues se adapta


perfectamente sin producir fricción alguna. El decorado y colorido de los tejidos
que permiten estas cinchas no se logran con ningún otro material.
Su problema mayor es que el tejido de lana se va estirando con el uso y luego
de un tiempo hay que acortarlas para que mantengan el registro que necesitan
para ajustar correctamente la montura.
La fricción con el acero puede debilitarlas, especialmente si las argollas o
hebillas se oxidan y esto resulta peligroso. Se recomienda proteger estas zonas
con materiales que lo eviten y garanticen así su resistencia.

Las cinchas realizadas con “Lona” de algodón, son realmente fuertes pero
tienen una mala vejez. Con el tiempo sus bordes se ponen duros y en esas
condiciones pueden lastimar el sobaco, a la altura del codillo. La manera de
evitar este problema es el lavado periódico que elimina los pelos y restos de
suciedad que son los culpables del problema.

Los tejidos elásticos han demostrado ser suaves pero si se transpiran y se los
exige mucho se cortar y dejan de ser seguros. Sin embargo una parte
elastizada en las cinchas, ayuda a que el caballo no se sienta ahogado y les
permite respirar con mayor libertad.

Las cinchas realizadas con goma, además de no lastimar, han superado el


problema de la longevidad de los elásticos. Estas cinchas además de fuertes
son muy seguras. Se recomiendan especialmente para comenzar potros en la
doma, pues estos animales se adaptan a ellas rápidamente pues sienten que la
presión que ejercen cede.
Con éste tipo de cinchas no se han visto los típicos vicios o problemas de los
caballos, que se originan en ellos cuando estos elementos no ceden y se
ajustan en exceso.

En la actualidad también se encuentran modernas cinchas con Neopreno, para


recubrir materiales sintéticos resistentes como el polipropileno. Si bien su costo
es mas elevado son tremendamente funcionales pues cubren las necesidades
de suavidad y resistencia.

En las zonas de montaña los jinetes prefieren cinchas anchas pues siendo así
se mantienen mejor en su lugar al subir y pajar pendientes.
Para evitar este problema algunos jinetes cinchan en exceso a sus animales y
esto reduce la capacidad aeróbica a los caballos, pues no pueden expandir su
tórax para respirar correctamente.
Mas que apretar mucho la cincha o elegir las cinchas gruesas que pueden
molestar, recomendamos en esos casos el uso de pretales en el pecho y
baticolas hacia atrás, para evitar que la montura no se desplace.
No recomendamos el uso de cinchas muy angostas, ya que incomodan
demasiado al caballo por la localizada presión que ejercen. Tampoco se
recomiendan las cinchas trenzadas, con cuero o hilo sintético pues con el
tiempo los nudos y trenzas lastiman

Nos gusta el sistema de regulación con hebillas, por la simpleza de la forma de


regularlas; pero además, nos brindan un registro práctico sobre el estado de
nuestro caballo que difícilmente el ojo pueda apreciar. Cuando un caballo
enflaquece o engorda nos veremos obligados a modificar la posición de la
hebilla y por ello podremos corregir lo que corresponda en la alimentación.

Para las monturas de trabajo y en el caso de algunos deportes como el polo, se


recomienda utilizar una segunda cincha o sobre cincha.
Estas cumplen una función preventiva de seguridad para el jinete, para el caso
en que pudiera haber falla de materiales en la cincha principal o para cuando
se las exija demasiado.

Muchas personas creen que deben cinchar a un caballo tanto como pueden
para asegurar la montura. Esto es un grave error, pues las buenas monturas
están pensadas para que se adapten al lomo y se estabilicen sobre la cruz. De
esta forma es difícil que se desplacen.

No se recomienda tampoco dejar las cinchas muy flojas pues pueden lastimar,
si se desplazan de atrás a adelante.

Debido a que muchas personas trabajan en el día con distintos animales, es


bueno que nuestra montura nos permita achicar fácilmente el largo de la
cincha.

Algunos sistemas de argollas con traba están diseñados para hacerlo fácil y
rápidamente. En ellos solo habrá que controlar que el material quede bien
trabado para que no se desplace el material dejando floja la montura.

En las cinchas de goma con pasadores, la posibilidad de agrandarlas y


achicarlas es casi infinita. En ellas se podrá hacer el registro correcto con la
seguridad de que no ceden. Estas cinchas son muy útiles, pero no sirven para
los trabajos en los que se ha de utilizar el lazo.

La cincha debe ir colocada siempre exactamente encima del esternón. Este es


un lugar que prácticamente no modifica su perímetro y por ello la cincha se
mantendrá segura por mucho tiempo.

En las monturas western, se utiliza una segunda cincha posterior cuando se


enlaza, que evita que la montura se levante cuando se mantiene a los animales
tirando amarrados al cuerno o pomo de la montura. Esta segunda cincha no
debe ajustarse.

Ahora que le hemos presentado las variantes que se nos ocurren, con los
consejos que creímos necesario recordarle sobre las distintas cincha y sus
usos; estamos seguros de que podrá elegir la que sea correcta para su caballo
y para usted.

Los estribos

Desde que el ser humano domesticó al caballo y comenzó a emplearlo en


diferentes tareas rurales, se dedicó a crear todo tipo de elementos y accesorios
que facilitaran su control y la vez de brindarle seguridad y comodidad.

El estribo es un elemento importante y con diversas funciones en la actividad


ecuestre.

La razón que dio origen al estribo era la necesidad de subir al caballo


rápidamente. Los primeros estribos fueron precarios y se utilizaban tan solo del
lado de subir, para permitir el paso de los dedos del pie que se apoyarían en un
palo o hueso, amarrado a la cincha .

Cuando el hombre se dio cuenta de lo mucho que el estribo ayudaba a


mantener el equilibrio sobre el caballo, entonces puso uno a cada lado para
introducir en ellos los dos pies y así se mantenía arriba con menos problemas.

Luego la equitación evolucionó y aparecieron diferentes monturas y modos de


montar a caballo.

La escuela de “la Brida” mostraba estribos más bajos, con piernas que
verdaderamente abrazaban al caballo por debajo de la panza.

La escuela de “la Jineta” en cambio, mostraba caballeros con estribos cortos, y


que se mantenían parados sobre ellos, para permitirles a sus animales que
corrieran o saltaran así, más rápido que ninguno.

En la actualidad los estribos pueden encontrarse en las monturas de tres


formas diferentes.

En las monturas “western” los estribos están levemente por detrás de la cincha
y obligan por ello al jinete a adoptar una postura muy erguida, con sus piernas
bajas.
Esto lleva el peso del jinete por detrás del centro de gravedad de animal y así
los obliga a avanzar su masa muscular posterior para hacerla trabajar debajo
del cuerpo con una gran unión general.

La montura clásica inglesa lleva los estribos colgando exactamente sobre la


cincha y de esta manera alinea los hombros del jinete, la cadera y las piernas
sobre el centro de gravedad, permitiendo al caballo trabajar más cómodo,
utilizando el equilibrio y balance que a él le son propios.

En las monturas de paseo se podrán ver estribos colocados por delante de la


cincha, dando al jinete una posición más sentada y cómoda. Se compromete
menos el asiento del jinete y se hace más placentero el paseo, pero se pierde
manejo y la posibilidad de utilizar e indicarle al caballo las cosas que
corresponden con las piernas.
Tanto es así que algunos estilos de equitación han adoptado espuelas largas y
grandes, para entrar en contacto con la piel del caballo detrás de la cincha.

El largo de la estribera, de la cual cuelga el estribo, deberá medirse dejando


que las piernas caigan cómodamente hacia abajo de manera natural. La pisada
del estribo, o mejor dicho el lugar en el que apoyaremos nuestro pie, deberá
quedar a nivel de nuestro tobillo. El maléolo de la tibia lo marca con exactitud.
Así, cuando tengamos puestos los estribos, la pierna guardará con una
pequeña flexión.

Cuando el deporte que hagamos sea el salto se acortarán los estribos un poco
más, para permitirnos quedar parados sobre ellos en el momento de
impulsarse. Es así que ellos sienten nuestro peso cayendo exactamente en su
centro de gravedad y entonces no se desequilibran.

En la carrera los estribos irán aún más arriba, asegurando que el jinete no
impida la mayor velocidad del caballo pues se mantienen totalmente parados a
lo largo de toda la competencia.

El ancho de la pisada de los estribos será mayor cuanto menos experiencia


tenga el jinete o cuanto mayor sea la necesidad de asegurarse en los
movimientos bruscos. Para las pruebas más exigentes, los estribos deberán
ser preferiblemente anchos en la base. De esta forma aseguraremos que el pie
se quede en ellos cómodamente..

El problema de los estribos muy grandes en su base como los Españoles son
más difíciles de mover y trasladar de atrás hacia delante. Una persona
experimentada lo hará sin problema. Un novato se sentirá más seguro y se
relajará antes y esto es realmente bueno cuando se está aprendiendo.

El estribo angosto en la pisada es el típico estribo de equitación y salto.


Allí se apoya poco pie y su bajo espesor permite llevarlo a todos lados sin
inconvenientes. Le dará más libertad a un jinete experimentado y tal vez algo
de dudas a un jinete novato.

Siempre es bueno que la pisada del estribo tenga un pequeño agarre o grip, tal
vez con goma o un material levemente abrasivo para que no se patine el pie
tan fácilmente.

Cuando tenemos jinetes con dificultades para bajar la pierna o que quieren
aferrarse a la montura subiendo los talones, el pie podría pasar a través del
orificio de entrada del estribo y esto sería tremendamente riesgoso. Para
evitarlo recomendamos colocar, en la parte delantera del estribo, con agarres
abajo y en laterales, un cuero o suela que haga las veces de gran zapato
impidiendo que el pie pase de largo y lo contenga.

En muchos países hay estribos de madera labrada, que conforman una gran
campana suspendida de la estribera, para apoyar el pie. Además de evitar el
problema anterior y hacerlos muy seguros, tienen la ventaja de proteger el pie
contra espinas y golpes.

Existen algunos sistemas de estribos de seguridad que se desarman y liberan


el pie ante cualquier la posibilidad de una caida.

La recomendación más importante, es que tenga claro en qué actividad se


desempeñará su caballo, para luego evaluar las diferentes opciones de estribos
que mejor se adaptan a su necesidad.

El uso de los accesorios adecuados le permitirá tener el control, la seguridad y


la comodidad que necesita, para disfrutar al máximo el placer de la equitación.

Los Frenos dentro de la boca de los caballos.

Entre todos los accesorios que existen en la industria ecuestre, el freno es uno
de los más importantes. Es necesario conocer como actúan los frenos, para
entender cual sería el de uso correcto para cada animal y en cada deporte.

No podemos dejar de mencionar que en el mundo comienza a crecer la


tendencia de muchos jinetes de utilizar sus caballos sin freno.
Nosotros compartimos muchas de las ideas que acompañan esta tendencia,
pero creemos que el mundo del caballo aún no está preparado para descartar
de plano las embocaduras.

Lamentablemente son muy pocos los frenos que se venden con instrucciones y
recomendaciones que expliquen las diferencias y particularidades de cada uno.

Siendo que los caballos son distintos y reaccionan y sienten de manera


diferente, entendemos que no se pueden hacer recomendaciones generales
sobre las embocaduras pues las que funcionan con unos, pueden no servir
para otros.

Para entender la acción de cada parte del bocado o freno dentro de la boca de
un caballo, en primer lugar diremos que cuanto más grueso es el hierro que se
asienta sobre las encías, más suave será su acción. A estas zonas las
llamaremos “Las camas del bocado” pues allí se recuestan las encías. Si esta
parte del hierro es fina, serán mas severos.
La razón de esta acción obedece a la ley de las presiones que dice que la
Presión es igual a fuerza sobre superficie.

P= F
S

La fuerza la hará el jinete tirando de las riendas y la superficie será la del hierro
que apoya sobre la encía. A mayor superficie menor presión, y viceversa.

Existen algunos frenos con el hierro cuadrado o retorcido, que son aún más
severos pues lo que asienta sobre la encía son los bordes o cantos que dolerán
mas por ser mas finos. A estos se los considera correctores y deben usarse
muy poco tiempo y con la mano muy suave, pues de no ser así podrían llegar a
lastimar.

Los bocados rectos o sin articulación son los más severos pues al apoyarse
sobre las encías presionan sobre la lengua debido a que ésta colocada
normalmente dentro de la boca, sobresale por encima de los dientes.

Los frenos que tienen una articulación serán más suaves que los anteriores,
pues darán mayor espacio a la lengua para que pueda alojarse por debajo.

Aquellos dos articulaciones serán aún más suaves que los de una sola, porque
permiten que la lengua esté aún más cómoda.

Cuando un caballo toma el freno, relaja su cuello y lo chupa o saborea como si


tuviera en la boca un chicle. Esta acción hace que el cuello se relaje y así el
manejo del animal será más suave.

Para estimular a que el caballo juegue con su lengua, lo que se buscan son
materiales especiales o ruedas giratorias.

Los frenos de hierro se oxidan y producen óxido de hierro. Los de cobre al


oxidarse, forman óxido de cobre. Estas son sales que dan un sabor al hierro
que estimula al caballo a salivar y mover su lengua, relajando el cuello.

Si el material del freno es de acero inoxidable, se le colocan ruedas giratorias al


freno llamadas “coscojas”. Realizadas en cobre o hierro logran este efecto al
oxidar, mientras permiten mostrar el resto de la embocadura mas prolija a los
ojos de la gente, fuera de la boca..

Muchos frenos constan de un puente, mueso o cuchara en su parte central,


proyectado hacia atrás. De distintos tamaños estos elementos se utilizan para
evitar que los caballos saquen la lengua por encima del hierro, lo que es
incorrecto y muy incómodo.
Los puentes lo logran, pero si las barbadas no están correctamente reguladas,
al tirar de las riendas el hierro se levanta dentro de la boca y golpea el paladar.
Esto obliga a los animales a abrir la boca, a levantar la cabeza y cabecear
exageradamente.

Para evitar que suceda esto, la cadenilla del freno se ajustará tanto como sea
necesario para evitarlo.

Un puente perpendicular al paladar siempre está mal. Con las riendas en


tensión estarán a lo sumo levemente levantados.

Cuando la cadenilla del freno es fina o tiene eslabones que se clavan en la


pera se hace dolorosa. Esta también puede ser una razón que lleve a los
caballos a levantar sus cabezas y salirse de la posición que buscamos.

No ha de olvidarse que la naturaleza de los caballos los hace ir siempre en


contra de las presiones que más le molestan.
Las barbadas de cuero o suela son más suaves y cómodas y evitan o alivian
este problema.

Respecto de las patas del freno, debemos saber que una pata larga acciona la
cabeza hacia abajo y ayuda a colocar y reunir al caballo mejor.

Cuando se trabaja con vacas, o en algunos deportes específicos existe la


posibilidad de que los animales se golpeen la boca por culpa de las patas
largas contra el cuerpo de las vacas. Es por ello que en estos casos
particulares se recomiendan embocaduras de patas cortas.

La acción de la palanca del freno, es más severa que la acción de filetes y


bridones.
Como en todas las palancas el freno tiene FUERZA en la mano del jinete,
RESISTENCIA en la barbada y PUNTO DE APOYO sobre las encías.

Cuanto mas severos son los frenos mas se quita el impulso o ganas de andar a
los animales Esta es la razón por la que en los caballos que saltan no se
utilizan frenos. En ellos es imprescindible el impulso.

Muchas veces la situación del juego es tan intensa que impide recordar que
debajo nuestro tenemos un ser vivo y no una máquina.

en un partido de polo la brutalidad o falta de tacto del jugador, puede lastimar la


encía o la lengua de su caballo. Por eso, en este deporte se prefieren
levantadores que trabajan desplazándose hacia las mejillas y no tanto sobre
las encías.

En las carreras de caballos, por su parte, se necesita mantener el impulso y las


ganas de correr al animal, mientras el jockey apoya o afirma con las riendas a
su producto para permitirle que las batidas sean bien largas.

Aquí se prefieren filetes algo más finos que los bridones pues con ellos se
puede mantener el control mientras les damos el apoyo que necesitan.

Cuando se doman caballos o se manejan animales nuevos, se prefiere que la


embocadura tenga limitadores, ya que son éstos los que traen la cabeza
cuando se los intenta incurvar, para dirigirlos.

Algunos frenos dan la opción de usarlos como filete sin palanca, prendiendo las
riendas de arriba, o bien como freno propiamente dicho cuando se las prende
de abajo.

Cuando un freno está bien colocado, al hacer presión con las riendas, las
líneas de las patas del freno deberían formar con la boca, un ángulo de 45
grados. Si dicho ángulo es de 90 grados, la barbada estará larga y si es menor
de 45, estará corta.
Para trabajar y domar mis caballos, me gusta un freno de hierro que oxide, con
un espesor de al menos 10 milímetros de diámetro. Prefiero la doble
articulación con una rueda que gire en el centro para estimular el movimiento
de la lengua.

Normalmente uso barbadas de polipropileno y para los menos sensibles las de


cadena plana. Busco patas con doble argolla o del tipo Pelham que sirven de
limitador cuando se utiliza en animales nuevos.

En sus extremos tienen una cadena que ayuda a que los movimientos
independientes izquierdos o derechos para levantar las espaldas traigan
también la pata contraria.

El mundo ecuestre tiene cada vez más aficionados. Es necesario que cada uno
de ellos conozca perfectamente lo que usa y por ello nos pareció necesario
comentarlo aquí.

El freno Martín Hardoy

Las talabarterías y comercios que venden productos para caballos, ofrecen una
buena cantidad de distintas embocaduras.

Lo difícil es encontrar allí, a una persona capaz de recomendar alguna de ellas


o que al menos conozca como trabajan sobre la boca para poderlas
seleccionar correctamente.

Nos tomaremos el atrevimiento de recomendar aquí una embocadura para uso


general “no específico” que funciona bien en la mayoría de los animales para
los inicios de la doma, para el trabajo y para paseo.

La llamamos embocadura Martín Hardoy.

Está realizada en hierro común, sin baños o tratamientos especiales, pues con
el uso se busca que oxide y genere un sabor (la sal del óxido de hierro) que
estimula la salivación y los movimientos de la lengua, logrando con ello que el
cuello se relaje y así el manejo se suaviza.

Dentro de la boca, el bocado estará compuesto de tres secciones o partes


articuladas entre si, para que se adapten al contorno de la lengua de manera
de no incomodarla. Allí encontraremos los extremos de hierro redondo de 12
mm de espesor, con una leve curva para brindar un suave apoyo sobre la
encía.

En el momento de la acción, la embocadura se cierra y el centro se eleva por


sobre la lengua, adaptándose al ancho de la quijada de los caballos de
cualquier raza.
Queda de ésta forma un espacio para la lengua de 5 cm de altura, que lo hace
mas cómodo, a diferencia de lo que sucede con las embocaduras rectas o sin
quiebre central.
La parte central del bocado, es de hierro cuadrado. Allí se encuentra una
coscoja o rueda de hierro de eje irregular, que el caballo hará girar con
movimientos ascendentes y descendentes de la lengua, ayudado por las
marcas diagonales dispuestas allí, que se utilizan como greep.

La pata del freno es levemente curva para permitir que los extremos se
escondan un poco por detrás de la boca evitando golpes cuando se trabaja con
vacunos. Siendo su longitud de 10 centímetros, la argolla en la que se prenden
las riendas quedará suficientemente baja para promover así una buena flexión
de cuello y cabeza.

El bocado se articula a las patas con un eje que les da una gran independencia
y permite movimientos con las riendas para equilibrar espaldas o hacer
correcciones, sin modificar la posición y el contacto dentro de la boca. En los
extremos de las patas se encuentra una cadena corta que las une, para evitar
que trabajen con demasiada diferencia de posición de una respecto de la otra,
cuando se hacen estos trabajos correctivos unilaterales.

Soldada al eje del bocado encontraremos una media argolla que permite
prender de allí las riendas, para que la embocadura trabaje como filete.
Cuando se utilizan dos pares de riendas, prendidos uno de arriba y el otro de la
argolla más baja, la embocadura trabaja como los típicos frenos de acción
“Pelham” que permiten independencia a los movimientos laterales con las
riendas superiores o en los movimientos de retención con las riendas inferiores.

En la parte inferior de ambas patas, hay una pequeña argolla que cumple la
función de cierra boca. Para que funcione como tal, se debe pasar un cordel
por cada argollita que luego en ambos casos deberá cruzarán en diagonal por
encima de la nariz del caballo hacia el montante de la cabezada en el lado
opuesto. De ésta forma quedarían cruzados sobre la nariz los dos cordeles
amarrados a la pequeña argolla, de uno y otro lado. Cuando descienden las
patas al frenar por la acción de las riendas, cerrarán la boca presionando arriba
sobre la nariz, mientras que la barbada por debajo, cierra el maxilar inferior.

El freno tiene una barbada o cadenilla de eslabón plano, para que su acción
sobre el maxilar inferior sea suave, de manera de evitar los cabezazos de los
animales que tratan de quitarse el contacto cuando sienten acciones severas
sobre la quijada.
Vemos con agrado el uso de barbadas de suela o de polipropileno que reducen
aún mas la acción molesta de la cadena y que se pueden utilizar con
excelentes resultados cuando los animales son muy sensibles.

Este freno no tiene puente interno, pues en general su efecto es el culpable de


que muchos caballos abran la boca cuando sienten que éste se apoya sobre el
paladar, al tirar de las riendas.
En los animales que intentan sacar la lengua por encima de la embocadura, se
sube la posición del freno sobre la boca para evitarlo; mientras se evoluciona
con la doma para poder suavizan las exigencias con las riendas y entonces se
puede volver con el freno a la posición correcta.
Los frenos serán tan suaves o fuertes como la mano del jinete que los maneja.
Es importante que Ud. Recuerde que este freno no le enseñará a su caballo a
girar, parar ó retroceder correctamente, será Ud. quien deba hacerlo.

Hackamore, Cerreta y Cabezón

La equitación consta de dos elementos fundamentales para que sea buena y


prolija:
El impulso y la retención.

Impulsamos los caballos con el cuerpo, con las espuelas ó simplemente


permitiéndoles ser quienes son…. “seres libres que disfrutan corriendo”.

Una vez que están impulsados y van hacia delante, hay que retenerlos…o
contenerlos……o dominarlos.

Tenemos que intentar que todo ese ánimo que va hacia delante sea controlado,
para hacer lo que queremos, con el ritmo necesario y en los lugares correctos.

En los animales adultos usaremos para ello, distintos tipos de embocaduras.


Todas ellas están pensadas para lograr la mejor conducción con el menor
esfuerzo del jinete.

Algunas sin palanca y más gruesas, permiten que gracias a su mayor suavidad
los animales no pierdan el impulso ni se paren, al sentir el contacto firme sobre
sus bocas. Estas funcionan correctamente para acortar o alargar los tiempos
de sus aires, en las cambiantes distancias de un armado de salto.

Cuando hablamos de alta escuela y también al referirnos a animales trabajando


a gran velocidad en competencias de rienda, se usan embocaduras con patas
pues de esa forma se aumenta la presión sobre la boca, por el efecto de
palanca. Con ellas el control es mayor y se evita el uso de la fuerza.

Sin embargo, cuando un caballo está iniciando su proceso de doma sobre las
tiernas encías, los colmillos comienzan a emerger. Durante ese tiempo es
mejor no tocarlos en la boca puesto que estarán más sensibles al contacto en
esa zona. La aparición de un colmillo rompiendo la encía, produce una
inflamación pasajera, verdaderamente dolorosa.

Pero es durante esa edad que se doman los animales pues sus zonas de
crecimiento se han cerrado y el cuerpo ya soporta las exigencias de un
entrenamiento.

Para poder trabajar los animales sin causarles molestias en las zonas sensibles
se han utilizado desde hace cientos de años, distintos elementos que se
colocan sobre la nariz del animal, liberando la boca y manteniendo un buen
control.

La serreta es uno de ellos.


Realizada en hierro tiene la forma de un arco rígido que se adapta a la nariz.

En la parte superior cuenta con tres argollas, una central y dos a los lados. La
argolla central se utiliza para trabajar los animales a la cuerda y desde allí se
controla la cabeza.

Las argollas laterales pueden usarse para colocar en ellas las riendas de atar
durante el trabajo a la cuerda, para mantener alineado el cuerpo del caballo.

Al montar se usan también para controlar con ellas las situaciones complicadas
que se pueden generar con los potros, evitando que los tirones sean sobre la
boca y así se la preserva de golpes.

En la parte inferior, la serreta tiene una estructura de vértices similar a los


dientes de un serrucho. Esta disposición tan particular se utiliza para que el
animal no pueda usar su fuerza contra las manos del jinete para quitarle las
riendas, pues la presión que ejercen sobre la piel de la nariz lo evita.

Sin embargo, usada sin cuero que la suavice suelen ser muy agresivas para el
animal y lastiman.
Es común para evitar estas lesiones, retobarlas con una suela mojada que
luego toma su forma y se adapta perfectamente, manteniendo los efectos de
control y quedando más suave para el animal. Cuando están recubiertas de
cuero también se lo conoce como “Cabezón” o serretón

En el centro de los lados de la serreta se encuentran los montantes de la


cabezada que han de mantenerla a la altura correcta: aproximadamente en el
tercio final de la cabeza.

Por debajo de la nariz y pasando sobre la pera del caballo, se encontrarán los
ajustes de la cerreta con la correspondiente hebilla. Para que trabaje
correctamente y no se desplace a los lados, se recomienda ajustar la hebilla sin
hacer demasiada fuerza. De esta forma el caballo podrá abrir un poco la boca
liberando el cuello y será más cómoda.

El hackamore también trabaja sobre la nariz pero normalmente va algo mas


suelto.
Suele estar hecho simplemente con una gruesa trenza sobre la que se prenden
las riendas directamente para manejar, haciéndolas pasar a través de una
martingala.

El Hackamore mas conocido es el que tiene acción de palanca y que recuerda


a la acción de un freno de patas.

Se coloca sobre la nariz y se ajusta por debajo con una barbada. Cuanto mayor
sea la pata, mayor será la fuerza que ejerce y podrá controlar los animales con
mayor facilidad, pero en ese caso no permite un buen contacto.

Luego de trabajar con la serreta, el cabezón o los hackamore, los caballos


aprenden y se podrá reemplazar estos elementos por la embocadura indicada
para el deporte que se practicará con el animal. Para ese entonces los dientes
habrán terminado de crecer y ya no habrá problemas.

Reflexiones respecto de un buen bozal

Desde que el hombre comenzó a domesticar al caballo desarrolló todo tipo de


accesorios para facilitar su control.

Uno de los elementos utilizados habitualmente en los caballos es el bozal, pues


resulta sumamente útil en casi cualquier actividad que los involucre.

El bozal se utiliza para mantener los caballos atados a lo largo del día en sus
boxes, palenques o ataderos. También son útiles para mantenerlos dominados
y quietos durante el proceso de doma.

Al soltar los animales libres en el campo o en corrales de vareo, se utiliza el


bozal pues permite luego recuperarlos fácilmente. Cuando se usa el bozal en
forma permanente, se recomienda que sea de materiales plásticos o
polipropileno, pues no se dañan con el agua de lluvia, el sol o la humedad.
Los bozales de cuero o de suela obligan a un mayor mantenimiento y cuidado.

Un buen bozal consta de:


-una cogotera, que permita un buen ajuste al animal detrás de las orejas. Esta
deberá ser ancha y fuerte, para no lastimar el cuello
-una hociquera preferiblemente fina, que descanse sobre el hocico del caballo
sin tocar su nariz, que servirá para mantener un buen control.
-un sistema que permita regular la altura de la hociquera sobre el hocico.
-una argolla frontal para atar de allí la soga que lo ha de sujetar.
-Alguna argolla lateral sobre la hociquera, fija o corrediza.

Entre la argolla delantera y la cogotera deberá existir una fuerte unión, capaz
de soportar los tirones de estos animales durante el aprendizaje o ante
situaciones que los atemoricen.

Siempre hay que recordar que un caballo suelto y sin control puede ser
realmente peligroso para cualquier persona o vehiculo que encuentre a su
paso.

Muchos bozales se regulan con hebillas en sus cogoteras fácilmente. Estos no


sirven para trabajar con animales que no estén acostumbrados a estar atados,
pues el pitón de la hebilla raja la soga plástica a partir de los orificios se
sujeción, cuando los caballos tironean para tratar de escaparse.

Los bozales, realizados en cuero, tienen botones artesanales que los


mantienen firmemente abrochados. Estos sistemas no permiten modificar el
tamaño y regulación del bozal cuando se los utiliza en animales de diferentes
tamaños.

En esos casos, se recomienda el sistema de traba con argollas, y la unión de


los extremos de las sogas con “velcro”. Este sistema ha dado excelentes
resultados por su practicidad y resistencia; reduciendo las roturas y facilitando
la maniobra

Deben evitarse siempre en los trabajos con potros nuevos, los bozales con las
cogoteras finas o trenzadas, ya que pueden producir heridas o desgarros en la
nuca. Este tipo de lesiones provocan en los caballos una excesiva sensibilidad
en la zona de las orejas y luego esto hace complicada la labor de para
enfrenarlos agarrarlos cuando están libres.

En la hociquera del bozal está el control que necesitamos en los caballos para
trasladarlos de un lugar a otro. Los caballos mansos y dóciles pueden ser
manejados con cualquier tipo de hociquera plana, pero en cambio, los caballos
con mucho brío son difíciles de conducir con este tipo de hociqueras.

Para el manejo de padrillos o animales nerviosos se recomienda utilizar


hociqueras controladoras. Estas tienen una sección de cadena recubierta por
un material suave y a ellas se añade una argolla corrediza que hace presión en
la nariz cuando tiran.
Al sentir la presión y molestia sobre su nariz el caballo no puede utilizar su
fuerza contra la nuestra y por ello aumenta nuestra posibilidad de controlarlos.

Puede ser útil que el bozal tenga argollas laterales que permitan manejar al
animal con las riendas prendidas de allí. En efecto, las lastimaduras en la boca
o encías podrían complicar un manejo con embocaduras que se ve facilitado
cuando se maneja de la nariz.

El largo de la cabeza de los caballos varía en las distintas razas y con la edad
de los ejemplares. Por eso resulta cómodo que el bozal tenga un sistema de
regulación de la distancia y posición de la hociquera sobre la nariz.

Las hociqueras muy largas que trabajan sobre los ollares de la nariz, molestan
demasiado al caballo y le producen un enojo innecesario. Aquellas demasiado
cortas se sitúan en la parte superior de la cara y en ese lugar se reduce el
control del animal.

Para que la hociquera trabaje bien, debe situarse en la mitad de la distancia


que separa la línea de los ojos de la punta de la nariz.

Para decidir la compra de un bozal, debemos conocer como trabaja y lo que


nos permitirá realizar con nuestros caballos sin que corramos riesgos nosotros
ni ellos.

El bozal Martín Hardoy

Cualquier persona que quiera comprar un bozal tratará de adquirir aquel que le
brinde la mejor relación de “Costo/Beneficio” al decidirse por uno.

Los requerimientos a observar para que esto suceda deben incluir :


Costo accesible, resistencia a los tirones, durabilidad en el tiempo, detalles de
terminación y facilitar un buen manejo de los animales con quienes se los
utilice.

El Bozal Martín Hardoy fue diseñado y probado para cumplir con los requisitos
de la gente y de los caballos durante la doma, cuando aún no se les ha
enseñado nada de lo que deben aprender.

En aquellos cursos en los que se lo fue probando, llegaban animales de razas


grandes junto a otros más pequeños o jóvenes. Esto obligó a crear un sistema
simple y amplio de regulación.

Los distintos grados de mansedumbre de esos animales, hacía que fuera


necesario un material que no se rompiera fácilmente. Muchos de ellos
tironeaban con brutalidad para escaparse.

La inexperiencia de la gente, obligó a encontrar sistemas para prender y


desprender que fueran simples y seguros.

La desconfianza de muchos caballos para dejarse poner algo en la cabeza y


que habría de rozarles las orejas para hacerlo, hizo que se buscaran formas
que facilitaran estas maniobras.

La bravura de algunos padrillos o animales mal trabajados, obligaba a aplicar


sistemas que permitieran controlarlos siempre sin correr riesgos.

En pocas palabras, el bozal fue encontrando soluciones a los problemas


simples y complejos que veíamos que tenía la gente.

Uno de los primeros aciertos fue reemplazar el cuero ó la suela, típicos de los
clásicos bozales. En ese sentido vimos que el polipropileno era muy resistente
al agua y al sol, ofreciendo una excelente resistencia a la tracción por lo parejo
y seguro que resultan los tejidos industriales.

La cogotera ó parte que va colocada detrás de las orejas, ancha y suave,


reduce los riesgos de lastimaduras a los potros que aún no se acostumbran a
estar atados y tironean.

Dos argollas en el lateral izquierdo del bozal permiten que la soga pase por allí
quedando trabada y entonces es posible hacer un buen ajuste a la medida del
cuello sin necesidad de colocar hebillas que luego lastiman y rajan el material.
Donde se pliega la cinta para ajustar se encuentra una zona que incluye velcro
que permite mantener todo en su lugar con un simple y suave movimiento.

Para animales mansos, existen los modelos más livianos y económicos.

Sobre la nariz se coloca una hociquera que incluye en su interior una cadena
envuelta por material de cinturón de seguridad. Esto permite controlar padrillos
o animales nerviosos sin lastimarlos. La presión sobre la nariz aumenta cuando
el caballo empuja y se reduce cuando deja de hacerlo, gracias al sistema de
dos argollas laterales que se ciñen o sueltan cuando corresponde mientras
manejemos a los animales controlándolos con ellas.

Realmente estas argollas son de gran utilidad para enseñar a cabrestear a los
animales nuevos o para hacer caminar a los que le temen a algo que los frena.

En los caballos mansos se usa la soga directamente prendida de la argolla


frontal para trasladarlos. De allí también se los ata sin riesgos de que se
lastimen cuando tironean, pues la presión va al cuello sobre la cinta ancha a la
que se conectan por la unión de ambas argollas inferiores con la cinta cocida,
que las vincula en la parte inferior del maxilar.

A los lados de la hociquera las argollas laterales que quedan libres también
sirven para manejar los animales de la nariz a modo de Hackamore cuando
existen lesiones en la boca o cuando las encías están sensibles durante el
tiempo en que les nacen los colmillos a los machos.

Entre la cogotera y la hociquera del bozal, se encontrará una cinta fina que
permite regular y fijar la posición que separa a los distintos elementos que
componen el bozal sobre la cabeza del caballo, para que trabajen
correctamente.
Dos pequeñas argollas hacen que la operación sea simple y no se necesiten
nudos. Así el tamaño básico del bozal se pueda adaptar a animales adultos o a
potrillos pequeños con idénticas prestaciones.

Los elementos metálicos como argollas ó cadenas se ofrecen de acuerdo a las


posibilidades económicas de los interesados en hierro galvanizado para evitar
la corrosión o en acero inoxidable.

Debido a que la cinta de achique y regulación del bozal está cocida en la parte
superior de la hociquera y no en las argollas laterales, la hociquera se mantiene
abierta en el momento de colocar el bozal sin necesidad de utilizar dos manos
para ponerlo y esto permite controlar mejor al animal con la mano libre.

Realmente el Bozal Martín Hardoy ha sido pensado para ayudar a la gente que
trabaja con caballos.
Podemos asegurar que cada una de sus partes fue testeada al máximo para
encontrar sus puntos de rotura y los resultados exceden las necesidades de
trabajo normal con caballos..

Solo nos resta esperar que Ud también lo pueda probar.

Manea y cincha de goma

La mayoría de los elementos que componen el equipo para trabajar nuestros


caballos están hechos con suela o cuero. Sin duda un noble material, que debe
ser correctamente mantenido pues la transpiración de los animales y la
sequedad o excesiva humedad del clima pueden alterarlo.
Las monturas se fijan al animal mediante distintos tipos de cincha cada una de
ellas con las virtudes y defectos que les son propias.

Podríamos enumerar una cantidad de modelos de cinchas que quienes montan


ya habrán conocido y utilizado.

La mayoría de ellas con un denominador común: la falta de elasticidad


necesaria para garantizar una correcta y segura fijación de la montura en el
lugar que le corresponde sobre el lomo del caballo.

Especialmente con los potros nuevos se ve que la falta de elasticidad de la


cincha no les gusta, pues en las primeras ensilladas es común verlos corcovear
incluso sin ajustarlas demasiado.

Cuando para evitar el corcovo las dejamos flojas, se corre el riesgo de que la
montura se desplace hacia atrás o a los costados y esto supone una situación
que podría ser tremendamente riesgosa para el potro, de solo imaginarlos con
una montura colgada en la panza.

Quienes trabajan con caballos son concientes de que a poco de comenzar a


andar, los animales aflojan la panza y esta podría ser la razón para que
entonces todo quede muy flojo.

Si en cambio ajustamos bien la cincha para evitar lo anterior nos encontramos


con que la molestia es la culpable de saltos y acciones tales como tirarse al
suelo o de espaldas para quitarse la molestia.

También debemos recordar que muchas cinchas, de materiales duros,


producen durante el andar, lastimaduras en los sobacos o zonas del codillo por
efecto de la fricción.

Tratando de solucionar el problema de las peladuras contra el codillo,


desarrollamos un sistema que las evitara. Muchos animales deben estar
ensillados durante largo tiempo y en esos casos la cincha llega a inhabilitarlos.
Las razas de piel fina son especialmente susceptibles a este problema.

Diseñamos una cincha con dos gomas del tipo de las que se utilizan para hacer
cámaras de bicicleta o moto. Para regular el tamaño y adaptarlas a los distintos
animales, usamos pasadores dobles de forma rectangular, con la medida del
espesor de la goma. Esta forma de regular el largo se hace más efectiva y
fuerte cuanto mas se estira la goma.
El sistema lo adaptamos en sus extremos para todo tipo de ajuste y montura.

Utilizando la goma como material de la cincha, se evita la fricción por completo


y los pasadores de acero inoxidable realmente no molestan cuando están en
contacto con la piel de los animales.

De esta forma encontramos una gran solución para las lastimaduras en los
sobacos y descubrimos al mismo tiempo que la ilimitada elasticidad de la goma
les brinda a los caballos una sensación diferente a la que sienten cuando las
cinchas son fijas. Con ellas parece que los potros nuevos no necesitan tirarse
al suelo o corcovear pues las soportan mucho mejor y esto los relaja antes.

Desde entonces no hemos tenido animales con vicios y problemas culpa de la


cincha y hemos visto que con ellas se puede cinchar lo suficiente como para
asegurarnos que la montura no se mueva incluso cuando vamos montados.

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Animados por los efectos suaves de la goma quisimos intentar un diseño para
colocar maneas en manos o patas. Este es otro lugar que se lesiona cuando se
utilizan maneas de cuero.

Sin duda estas evitan que los caballos pateen cuando las tienen colocadas,
pero el efecto de fricción sobre la piel de las patas produce quemaduras que
luego hiper-sensibilizan la zona y tardan en cicatrizar.

Este problema se ve con frecuencia en las patas de las yeguas que se manean
para evitar que pateen a los padrillos de gran valor cuando les dan servicio.

Es correcto cuidar a los padrillos para evitarles patadas, pero con los sistemas
tradicionales quedan desprotegidas las yeguas y terminan con las peladuras
que también deberíamos de evitar.

Por esta razón diseñamos una manea con el mismo material que se utiliza para
confeccionar los cinturones de seguridad de los autos a la que le pusimos en la
parte central, un pedazo de goma trabado con pasadores de acero inoxidable.

Los extremos del cinturón de seguridad tienen una sección de Velcro que
permite regular y adaptar la manea a la circunferencia del hueso de la caña de
cada animal.

La colocación es simple, pues tan solo se necesita abrazar el hueso haciendo


pasar el cinturón con velcro por dentro de la argolla hasta que el extremo final
queda adherido a la porción preparada para esto. No hace falta ajustar la
manea pues trabaja correctamente y no se sale, tan solo dejándola templada.
La goma central se regula con los pasadores dobles de acero inoxidable para
evitar las vueltas que pasan por allí cedan y cambie la distancia que
entendemos correcta.

Si observamos la acción de la manea colocada a un caballo, veremos como


controla sin producir fricción y sin lastimar.
Las grandes argollas de cada lado sirven también para pasar por allí la soga de
control al pecho que se usa para dar servicio.

Realmente la manea es fuerte y suave, pero fundamentalmente es práctica


pues se coloca y quita con suma facilidad.

El uso de las ayudas


Para enseñarle cosas a nuestro caballo tenemos que poder comunicarnos con
él. Evidentemente no será el lenguaje vocal el que utilicemos pues aún nadie
ha aprendido a relinchar y ellos aún, no han aprendido a hablar.

Pues entonces, debemos pensar en cuales son los elementos que utilizaremos
para comunicarnos con el caballo. A esos elementos que nos facilitarán la
comunicación, los llamaremos “Ayudas de la equitación”.

Debemos ser concientes de que es a través de éstas ayudas que evitaremos


que nuestro alumno, el caballo, haga lo que quiera, piense lo que sea o
reaccione como se le ocurra. Con las ayudas, se reducen los riesgos de golpes
y de perder el control.

La pierna se comienza a utilizar presionando suavemente con la pantorrilla. Si


a esa indicación no le sigue una respuesta, daremos una patada con el talón y
cuando obtenemos el efecto deseado, aflojamos la presión que estabamos
haciendo.

Si vemos que la pierna no es suficiente, podemos sumar a las ayudas el uso


de la mano cacheteando en el cuello del caballo.
Con pequeños toques cerca de la crin, algunos caballos caminan con mas
facilidad, que con la fuerza de los talones o las piernas. Se ve que los
sorprende más.

Si aún así no logramos las respuestas adecuadas, podremos probar utilizando


una fusta corta. Con ellas se golpea en la zona de la espalda del caballo y
será el ruido el que produzca la reacción, no el dolor. Lo cómodo de éstas
fustas es que no nos obligan a perder el control de la rienda llevando la mano
atrás para aplicarlas como sucede al trabajar con fustas largas.

Cuando con la fusta corta no obtenemos reacción o en los casos en los que
intentamos que el animal no solo avance, sino que además active sus
posteriores se puede usar la fusta larga. Habrá que tener cuidado inicialmente
con su uso pues cuando los caballos no la conocen, suelen reaccionar con
violencia o de manera muy repentina.

El problema de las fustas, es que si bien impulsan al caballo, siempre


estimularán más de un lado que del otro y esto puede producir alteraciones en
la rectitud o equilibrio de nuestros animales al andar. Cuando pasa esto
debemos optar por la utilización de espuelas o espolines pues el impulso se
recibe a ambos lados al mismo tiempo y con la presión o fuerza que
corresponde.

La espuela debe hacerse conocer al caballo de a poco hasta saber con


exactitud como reaccionan a ellas. Lo ideal es flexionar la cabeza del caballo
de un lado liberando el lado contrario que es en el que se aplicará la espuela
para que la sienta. Si la reacción es muy violenta la rienda de control o
acortada lo llevará …..tan solo a un círculo pequeño.
Podemos usar la espuela en apoyo lateral y perpendicular al cuerpo. De la
segunda forma es mas violenta y habrá que tener cuidado.

Muchos caballos muestran su enojo a la espuela y fustas con fuertes


movimientos circulares de la cola. En algunas razas será motivo de rechazo o
pérdidas de puntuación y habrá que tener cuidado con esto.

Existen ayudas de la equitación que también se utilizan como accesorios


correctivos. El bajador, fija la cabeza en un lugar para evitar corcovos y
cabeceos.

Las martingalas aseguran que las riendas lleven la presión al maxilar siempre
en la dirección correcta, sin importar donde estén posicionadas las manos.

Las embocaduras pueden producir reacciones violentas ó pueden ser tan


suaves, que no nos permitan tener un buen control. Habrá que tener cuidado
con esto cuando elijamos la que utilizaremos al trabajar.

Somos de la idea de utilizar los elementos de ayuda de la equitación al


comenzar la doma, pera irlos descartando con el tiempo y en la medida en que
sentimos la evolución de un correcto aprendizaje.
Si corregimos un vicio con un accesorio correctivo, es posible que el problema
vuelva cuando el animal sienta que ya no tiene el límite, pues ellos tienen
memoria. Esa es la razón por la que se prefiere evitar los problemas trabajando
con elementos que los eviten y así los caballos no aprenden a evadirse de las
presiones.

Háganos caso: Comience a trabajar sus potros utilizando todas las ayudas que
crea necesarias y sobre el final…. terminará usando nada.

El bajador

Los accesorios comunes de la equitación están pensados para controlar el


caballo y manejarlo de la mejor forma.
Así; la embocadura, las riendas y la montura se han realizado para que el
jinete conduzca a un caballo sin inconvenientes.

Sin embargo no todo es color de rosas en equitación y a veces las


embocaduras producen reacciones indeseables, igual que las manos pesadas,
o la sensibilidad extrema en la boca de un caballo, cuando se utiliza una
embocadura muy fuerte.

Una cabeza alta, permanentes cabezazos al tocar la boca, las intenciones de


corcovear o las pérdidas de control de los caballos, son circunstancias que el
jinete no debe permitir.

No creemos que debamos aquí analizar las miles de posibilidades que llevan a
un caballo a perder la compostura, generando peligro al jinete.
El arte de la equitación se ocupa de hacer conocer cada una de las
enseñanzas correctas e incorrectas, que se le brindan a un caballo y que debe
saber un jinete.

Toda vez que nos apartemos de las enseñanzas clásicas, nos estaremos
separando de las cosas bien hechas y estaremos entrando en una zona en la
que el hombre pelea contra el caballo para que se comporte y éste contra su
jinete para que no lo incomode.

Para evitar o reducir las reacciones no deseadas, se han desarrollado


elementos que ayudan al jinete y que se conocen como accesorios correctores
o correctivos.

El bajador es uno de ellos.

Colocado en la cincha, se eleva por entre las manos y se fija a una hociquera o
al bozal.
El bajador debe ser de un material “no elástico” como el cuero, el polipropileno
o cualquier soga de las utilizadas para barcos.

Se busca al colocarlo, evitar que el animal se salga de una posición que impida
su correcto manejo, o que ponga en riesgo al jinete.

Para ello hay que saber ajustar el largo del bajador.

Lo normal es que la hociquera a la que va prendido, entre en contacto leve con


la nariz, cuando el animal está en posición relajada o natural.

Cada vez que intente salirse de esa posición, chocará con la rigidez de la
cuerda contra el hocico, que lo ha de controlar.

En caballos muy duros, corcoveadores o complicados, posiblemente haya que


acortar un poco mas que lo recomendado el largo del bajador, para aumentar el
control.
Es nuestra idea priorizar la seguridad del jinete, antes que la comodidad del
caballo pero cabe recordar que las reacciones de éstos son siempre debidas a
algo que los incomoda. Si lo quitáramos dejarían de defenderse.

Hay que tener en cuenta que si hemos de colocar un bajador a un caballo que
no lo ha usado nunca y lo vemos muy rígido; convendrá colocarlo primero
dentro de un corral dejando suelto al animal para ver su reacción, dándole así
tiempo para que lo conozca, sin que sea necesario que los montemos durante
este proceso.

Hemos visto reacciones muy bruscas en animales que se ven limitados por
primera vez con un bajador y preferimos que sea lo que fuera que suceda, lo
hagan sin el jinete.

Un tiempo de adaptación en un corral o trabajando a la cuerda pueden


mostrarle lo que sucederá cuando Ud. este montado.
También recomendamos utilizar las riendas largas sobre la embocadura con el
bajador colocado, para ver desde el suelo, si el largo es correcto para una
buena acción del mismo.

Habremos previsto y anticipado así, los riesgos que no queremos que se corran
por la sorpresa o el uso incorrecto de éstos elementos.

Hay que ser concientes de que con un bajador colocado, se evitan algunos
problemas, pero se generan otros.

En principio diremos que así como se limita al caballo la posibilidad de usar la


cabeza para corcovear, también se limita la posibilidad de usarla para
impulsarse al saltar. No se recomiendan, por ello los bajadores en deportes en
los que el caballo deba hacerlo.
Si se los utiliza, deberán estar algo más largos para permitirlo.

En campos o lugares desparejos, en los que el caballo pueda tropezar tampoco


es bueno utilizarlos pues con la cabeza controlada no podrán evitar una caída.
La cabeza es la que impulsa y levanta el cuerpo en esas circunstancias.

Hay que decir finalmente que en algunos deportes el bajador es de uso


obligatorio ya que evita que la cabeza del caballo golpee la cara del jinete.

En el polo y otros deportes, en los que la mano del jugador o determinadas


jugadas bruscas, llevan al caballo a reaccionar violentamente, no queda otro
remedio que utilizarlo.

Sin embargo, habrá que ser concientes de que por el mismo efecto, se estará
mas expuesto a rodadas que el caballo no podrá evitar.

De uso masivo en las escuelas de equitación, sabemos que lo mejor es evitar


el uso de estos accesorios. Pero también sabemos que a veces “lo mejor, es
enemigo de lo bueno”.

Cuando los alumnos aprenden, se equivocan y llevan a los caballos a cometer


errores. En este sentido preferimos pensar que “siempre es mejor prevenir ,
que curar”.

La martingala

La buena equitación tiene una cantidad de normas que no hacen más que
estimular el mejor manejo y comunicación entre el jinete y su caballo.

Algunas de ellas son simplemente resultado de entender como se porta o


reaccionan los caballos.
Otras en cambio, diferentes a las reacciones naturales o instintivas del jinete,
son el resultado de los estudios físicos y mecánicos de los elementos que se
utilizan para conducir, que junto a los movimientos del jinete se deben
aprender para mejorar y propender a una buena equitación.
Entendemos que el mundo de la equitación lo conforman grupos de personas
que tienen distintos niveles de conocimiento y que, sin embargo, buscan cosas
similares al montar un caballo. – Esto es disfrutar de un buen momento con la
naturaleza, alejado de los problemas y realidades de la vida -

Quienes conocen a fondo las técnicas de manejo, los que saben un poco
menos y los que simplemente montan a caballo, conforman la estructura de
una pirámide de niveles e individuos que tienen la misma pasión.

Los novatos y con pocos conocimientos, aunque entusiastas y voluntariosos,


formarían la base de la pirámide. Una gran cantidad de personas pero
limitados en su conocimiento.
Es posible que ellos simplemente toman su clase ó salen de cabalgata de vez
en cuando, con la excusa de juntarse con amigos, caballos de por medio.

Luego un número mas chico de jinetes, pero de gran importancia en cantidad,


que tienen desde hace tiempo el gusto por los caballos para algo mas que sus
tiempos libres.
Ellos compiten, entrenan, compran y venden caballos.
Tal vez los ingresos de que disponen por sus trabajos o por su profesión, les
permite invertir y disfrutar algo mas que el común denominador de la gente.

Finalmente en la punta de la pirámide, los profesionales. Hombres y mujeres


que han dedicado su vida a trabajar caballos, a mejorar su equitación y a
conocer todo lo que se pueda de ellos y sus secretos.

Aquí no les hablamos a los del extremo de la pirámide. Los profesionales y


viejos jinetes seguramente ya conocen y practican hace ya mucho tiempo los
conceptos y consejos que intentamos arrimar al resto de los caballistas.

Muchos jinetes tienen defectos que hacen inconcientemente y los caballos no


están preparados para compensar y entender las cosas que se indican mal. Sin
embargo algunos elementos están pensados para eso. La martingala es uno de
ellos.

El uso de la martingala ayuda a corregir los defectos y errores de manejo de


muchas personas, que intentan lo mejor por sus caballos aunque tal vez, aún
no lo hacen como es debido, pues les sobran ganas pero les falta experiencia.

Partamos de la base de que para bajar la cabeza de un caballo, con una buena
equitación, debemos bajar las manos que sostienen las riendas y así se
estimula la flexión del cuello que permite que se mejore la posición del mismo.

Pues bien, la técnica es conocida por muchos, aunque no por todos y en el


mundo de los caballos se ven cientos de binomios que sin conocerla, intentan
lo mejor con pocos conocimientos y entonces, con pocos resultados.
Un jinete con las manos altas, contrariamente a lo que busca y necesita,
estimula al caballo a levantar la cabeza y así pierde la posibilidad de tenerlo
bien unido.

Con las monturas western, que tienen el cuerno del lazo en el borrén delantero,
la colocación de las manos es naturalmente alta. Al levantar las manos el jinete
intenta evitar que el cuerno intercepte las riendas, en los movimientos de un
manejo normal.

También debemos pensar que en los deportes realizados a gran velocidad y


con muchos cambios de ritmo y dirección, el jinete utiliza sus manos
instintivamente y es normal encontrarlos tirando hacia arriba sin pensar
demasiado en que por esa acción el caballo pierde la posibilidad de moverse y
equilibrarse correctamente.

Con una martingala se consigue, que sea quien sea que maneje o fuera cual
fuere la situación de manejo, la presión de las riendas actúe siempre de la
misma forma para que el caballo responda mejor.

La martingala se coloca por entre medio de las manos a la cincha. Sale desde
allí hacia arriba, hasta el medio del pecho, allí en donde nace el cuello. En ese
lugar tiene un collarín que evita que esta caiga. Luego y de ese lugar salen dos
ramales con una argolla cada una en sus extremos por las que han de pasar
las riendas de cada lado.

La colocación de las argollas deberá ajustarse a la altura de la garganta del


caballo. Así, sea cual fuere la posición de las manos, la presión de las riendas
será sobre las encías.

Si el largo es mayor y las argollas superan éste punto hacia arriba, se corre el
riesgo de que no cumplan la función para las que fueron pensadas.
Si el largo es menor o mas bajo que esa posición sugerida, nos encontraremos
con caballos que tenderán a sobre-flexionarse o que bajan la cabeza mas que
lo que necesario, perdiendo por ello el impulso y la reunión, pues el balance
del peso se habrá ido hacia delante y no a las patas como corresponde.

Se recomienda entonces el uso de martingalas a aquellas personas que están


comenzando a montar a caballo para que no confundan a sus montados y
también a los que practican deportes que exigen movimientos del cuerpo y de
las manos que por su velocidad, no siempre pueden ser tan precisos y
ordenados.

Como todo accesorio correctivo; en el tiempo, habremos de tender a


reemplazarlo por un mejoramiento de la equitación, de las ayudas y de la doma
del caballo que estemos utilizando.

Las riendas de atar

La tendencia natural de los caballos es ir en contra de las presiones.


Lo normal pues, es que si tiramos de la rienda para que frenen, llevarán la
cabeza hacia delante, en contra de la presión que sienten que llega a la boca a
través de la rienda.

El entrenador debe lograr que algo que es natural para ellos se convierta en
una molestia, de manera de desarrollar otro sistema para salirse de la presión,
que pueda favorecer al jinete.

Con las riendas de atar lograremos, luego de un tiempo de trabajo, que es


yendo “hacia” la presión en vez de “en contra”de esta, que dejarán de sentir la
molestia.

Estas riendas se componen de un extremo para poder prender y desprender


fácilmente a la embocadura que usemos con el animal.
En algunos casos se usan mosquetones y en otras los típicos sistemas de
hebillas.

En el extremo opuesto la rienda tendrá otra hebilla para graduar la presión de


la rienda, con los ojales correspondientes.

Cada caballo tiene un largo y colocación de cuello particular por lo que la


regulación varía. El tiempo de trabajo y su capacidad para comprender la
acción que ejercen también determinará la regulación que les corresponda.

Hay dos variantes: Una de ellas tiene un aro de goma que se estira cuando el
animal hace presión hacia delante y vuelve a la posición normal cuando ceden
a ella.
Su virtud es que la presión cede levemente y por un corto trayecto evitando que
los animales se golpeen la boca.
Su defecto es que algunos caballos utilizan la goma para ejercitar la nuca y
terminan con una cierta rigidez de cuello que no es buena.

El segundo tipo no tiene ningún tramo elástico pues son rígidas y no ceden.
Si el animal intente con ellas quitarse la presión de la embocadura tirando hacia
delante, se encontrará con la imposibilidad de vencerlas.
La virtud de estas, es que los caballos aprenden mas rápido pues nunca las
vencen.
El defecto que tienen es que, debido a que no ceden, si son mal utilizadas,
pueden lastimar la boca.

En general se colocan con una tensión tal que cuando el caballo en cuestión
está en posición natural, las riendas estén tocando o presionando la boca.
Solo se quitarán dicha presión cuando flexionen la nuca para sentir el alivio.

Estarán mal colocadas o cortas si vemos que tienen que adoptar una posición
de sobre-flexión para poder salirse de la molestia. Cuando un animal lleva la
frente de la cabeza hacia atrás, pasándose de la vertical, se dice que está
sobre-flexionado.
Las riendas de atar también sirven para obligar a los caballos a trabajar a la
cuerda rectos.
Si giran la cabeza hacia el lado interno del círculo, normalmente derriban la
grupa perdiendo la unión y el impulso.
Con las riendas de atar colocadas correctamente, el caballo no puede girar la
cabeza hacia adentro pues la rienda externa la controla y por eso se mantienen
unidos y derechos.

Cuando se acorta la rienda de atar levemente del lado externo del círculo que
se hace, se obliga a los caballos a llevar el posterior hacia adentro para que
trabajen y fortalezcan sus músculos traseros. Sin duda con este ejercicio se
favorece la reunión.

A los caballos con los lomos débiles hay que trabajarlos para musculares la
zona. Se logra haciéndolos trabajar durante varias horas y días, con su cabeza
baja para elevar el lomo y así se fortalecerá. En este caso las riendas de atar
se prenden bajas y así descienden la boca quedando en una posición
apropiada para el ejercicio que necesitan.

También utilizamos riendas de atar cuando queremos que los potros se


habitúen a las embocaduras. Una leve presión será suficiente para que se
encuentren con la rienda que les hace sentir en la boca una nueva sensación
pero sin lastimarlos.

Para evitar reacciones violentas en animales con problemas, podemos poner


estas riendas a ambos lados incluso para ir a la pista, con otro para de riendas
para el manejo.
Es increíble observar lo eficientes que son, usadas así en caballos con
tendencia a corcovear o disparar, ya que estarán siempre listas para controlar
la cabeza.

Todos los trabajos que se hacen al paso luego se deberán hacer al trote y
finalmente al galope. En cada uno de los aires de marcha la longitud de la
rienda debe variar ya que la posición del cuello cambia.

Cuando decida utilizar las riendas de atar tómese un tiempo para asegurase
que su caballo se haya acostumbrado a ellas antes de exigir posiciones de
exagerada flexión o reunión, de esa forma nunca tendrá problemas.
Cuando sienta que gracias a ellas logró lo que necesitaba ya no será necesario
seguirlas usando.

Trabajos con las riendas de atar – Un sencillo sistema para enfrenar


caballos

Durante la primera etapa del proceso de doma, todo domador debe enfrentarse
a una reacción natural: la resistencia del caballo.

Como algunos de los movimientos que les pedimos son poco habituales, lo
primero que hace el caballo es lo contrario a nuestra orden.
Cuando el caballo sienta las riendas sobre su boca, vamos a querer que venga
hacia la presión, pero ellos van naturalmente en contra, llevando su cabeza
hacia el lado contrario del que tiramos.

Llamamos “El ablande lateral del caballo” al proceso que les enseña a
flexionarse a los lados sin resistirse.

En condiciones naturales, cuando tiramos de una rienda hacia un lado, los


caballos hacen fuerza exactamente hacia el lado contrario.

Para que aprendan a ceder a las presiones en vez de pelear contra ellas, los
ensillaremos con una montura que tenga una buena cincha que permita un
ajuste correcto.

Luego, colocaremos la embocadura en la boca, un poco más alta de lo que la


colocaríamos normalmente, para evitar que pasen la lengua por encima cuando
sientan su presión.

Trabajaremos con una rienda que nos de la posibilidad de regularla con una
hebilla, para conocer la evolución del trabajo de acuerdo al ojal en el que se
ajusta cada vez.
A estas riendas se las conoce como “Riendas de atar”.

Al comenzar a trabajar, un extremo de la rienda estará prendido a la argolla


superior de la embocadura para que el efecto que sienta sea suave y no
aparezcan reacciones groseras.
El otro extremo debe prenderse a la cincha, a la altura del centro de gravedad
del caballo, debajo de la cruz y al medio de las costillas.

La medida correcta de la rienda debe mostrar que toca la encía de la boca y


hace presión cuando el animal está en posición natural.

Para salirse de esa molestia, tendrán dos opciones:


Una de ellas es flexionar la cabeza hacia el lado de la rienda para librarse de la
presión.
La segunda es bajar la cabeza o flexionar la nuca para lograrlo. En cualquiera
de las dos situaciones la rienda dejará de presionar y el animal se sentirá más
cómodo.

En estos casos, será mejor pecar en el largo de la rienda “por exceso” antes
que “por corto”. De esta forma, si vemos que soltamos al caballo a trabajar y
las riendas no le tocan la boca, podremos acortarlas un poco más sin
problemas. Por el contrario si las dejamos muy cortas se corre el riesgo de que
el animal se golpee la boca antes de poder corregirlas.

Caminando suelto y sin rienda que lo controle, obligaremos al animal a andar


en un corral de cualquier forma y tamaño.
La velocidad la regulará él solo, pero es mejor que vaya al paso.
Cuando haya cerrado la boca y se lo vea cómodo, repetiremos el ejercicio al
otro lado. Esa será la señal.

Algunos caballos tienen mas dificultades para trabajar de un lado respecto del
contrario pues hay caballos zurdos mientras que otros son diestros.

Cuando el caballo haya trabajado con una sola rienda atada al lado interior y lo
veamos andar cómodo; podremos cambiar la dirección del giro. Entonces
quedará con la cabeza flexionada hacia fuera del corral. Este trabajo llevará el
posterior hacia delante, la espalda externa hacia atrás y la espalda interna
hacia adelante, obligándolos a partir al galope con la mano y pata correctas.

Cuando el caballo trabaja bien a ambos lados con una sola rienda de atar
podremos trabajarlo con las dos riendas de atar prendidas a ambos lados
simultáneamente. Ahora el animal solo podrá reunirse para salirse de la presión
que sienta y esto será en nuestro beneficio.

La posición que adoptará la cabeza del caballo está relacionada con la altura
desde donde se ataron las riendas. Si atamos bajo, la cabeza trabajará baja. Si
atamos alto, la cabeza tenderá a ir mas arriba.

Normalmente la línea que describe la rienda de atar entre la boca y la atadura,


será paralela a la línea del horizonte.

Es conveniente, en el principio de la doma, trabajar con las riendas bajas para


que el animal baje la cabeza, suba el lomo y fortalezca los músculos dorsales
que en esta etapa aún están débiles.

Sólo cuando el caballo ha cerrado la boca y es capaz de girar, dentro del corral,
flexionado, sin dejar que la rienda le toque la boca a ambos lados, entonces le
pediremos trote.

En el trote buscaremos que realice un ejercicio suave y rítmico, hasta que


nuevamente cierre la boca cuando se lo ha trabajado a cada lado.

No se recomienda pedir galope en los primeros días con la rienda atada, ya


que por no saber como moverse, colocando la cabeza correctamente, pueden
golpearse la boca.

Con el correr del tiempo y para aumentar la exigencia, podemos atar la rienda
más alta. Esto obligará al animal a elevar el cuello y así será posible que
comience a bajar la grupa y entrar las patas debajo de su masa.

Después de mucho trabajo, se pueden atar las riendas de la parte delantera


superior de la montura o “borrén delantero”. Estaremos mostrando al caballo
una sensación sobre su boca, similar a la que sentirá cuando lo montemos.

Entonces no habremos de esperar ni tener sorpresas.…

La doble rienda
No es algo común el uso de doble rienda en las personas que comienzan a
montar a caballo. Hay que admitir que utilizar tan solo un par de riendas, es
tanto más sencillo.

Muchos se preguntarán sobre la ventaja de usarlas o no. Otros sin conocerlas


las colocan, pensando que por ello serán mejores jinetes, pues así imitan y se
semejan a los grandes. En rigor de verdad y si no saben como utilizarlas
correctamente, con ellas entorpecen lo poco bueno que sean capaces de hacer
con sus animales.

El hombre es así…compra todo el equipo de equitación que le venden en la


talabartería, sin tener noción de la utilidad de cada una de las cosas que le
ponen en el paquete.
Diremos que la doble rienda tiene distintos usos. Estos dependen de la
embocadura que se utilice y del efecto que se pretenda en cada caso.

En primer lugar hablaremos de la utilización de éste sistema de manejo con las


embocaduras dobles de adiestramiento o con los frenos Pelham.

Como bien sabemos, el caballo reacciona de manera distinta a la presión sobre


la boca; de un filete, respecto de la respuesta que tiene con un freno de
palanca.

En el primer caso, la acción es más suave y por ello permite mantener un


mayor contacto con el animal sin que ello influya en un buen avance. Es por
esta razón que se utilizan filetes normalmente, en las carreras de velocidad, en
el salto y en el endurance.

Cuando se usan embocaduras combinadas con freno y filete, las riendas que
se prenden del filete son las que trabajan en los movimientos laterales o de
giros manteniendo al animal incursado mientras avanza.

Los frenos con palanca, en los que se suma la presión que ejerce la cadena de
la barbada sobre la pera y la fuerza del hierro sobre la encía; podemos decir
que son más fuertes y por lo tanto controlan más.

Se utilizan en general para manejar animales de paseo para que éste no sea
cansador y se los ve también en torneos de rienda o incluso en deportes que
requieren un dominio máximo como lo es el polo.

Cuando se trata de embocaduras combinadas, las riendas que van prendidas


a los extremos de las patas del freno, se utilizan para los movimientos de
frenar, reunir o retener al caballo.

Al manejar las cuatro riendas al mismo tiempo, tenemos sobre nuestras manos
opciones suaves y fuertes, que podemos regular conforme nuestra necesidad y
el nivel de aprendizaje de nuestro caballo.
Para que este manejo sea eficiente, debemos tomar las riendas de una manera
especial.
La rienda prendida en la parte “superior” de la embocadura o filete, debe entrar
a la mano sobre los dedos de la parte “inferior” del puño.
Al mismo tiempo, la rienda prendida a la parte “inferior” de la embocadura o
palanca del freno, ingresará a la mano pasando por los dedos de la parte
“superior” del puño.

En su trayecto desde la embocadura a la mano, ambas riendas se estarán


cruzando en el centro del mismo.

Algunas personas utilizan distintos colores, espesores o texturas en cada par


de riendas, de manera de saber fácilmente en que parte del freno está
trabajando cada una de ellas sin necesidad de mirar el recorrido.

En el manejo y trabajo normal, se moverá el puño hacia atrás o adelante, para


darle contacto a una u otra rienda, de acuerdo a la necesidad del movimiento
que busquemos.

En el polo y el pato, se utiliza la doble rienda pero de una forma diferente.


Aquí lo que se busca es un gran control del caballo que se lanza a correr a
gran velocidad y por lo tanto dominarlos en pocos metros, se hace difícil.

El primer par de riendas, se prende de la argolla inferior del freno Pelham o de


la argolla pasante del levantador; dependiendo de la embocadura que se haya
elegido.

El segundo par de riendas se prende de la argolla de la cincha de la montura y


va desde allí a la embocadura y luego a la mano.
En el caso del freno Pelham, pasará por la argolla superior.
En el levantador, pasará directamente por la argolla grande y de allí a la mano.

Utilizado así, trabajan como riendas auxiliares obligando al caballo a bajar la


cabeza y a flexionar la nuca, para evitar resistencia.

Finalmente diremos que durante la doma, algunas personas utilizan un par de


riendas prendidas de cualquier elemento externo a la boca como las
hociqueras, hackamore o cerretones y el otro par de riendas va prendido al
filete o embocadura de doma.

La opción de manejar la doble rienda, si bien puede complicar el manejo, da la


posibilidad de utilizar en el caballo la indicación justa en el momento justo y es
por ello que estimulamos su uso a quienes se preocupen por su caballo y
pretendan una correcta respuesta a las indicaciones que se les de a lo largo
del trabajo que realice con ellos.

Las riendas Alemanas

Se dice que un jinete será tanto mas avanzado, cuántas menos ayudas y
arneses correctores deba utilizar en sus caballos para conducirlos
correctamente.
Un buen jinete es tan suave y sutil al pedirle cosas a su caballo, que el ojo de la
persona mas detallista tendrá dificultades para percibir los movimientos de las
manos, las piernas y el cuerpo que le van comunicando cambios y variaciones
al animal.

Sin embargo, lograr ese tipo de perfección lleva muchas horas de trabajo,
muchos meses de tiempo y una gran inversión de dinero para pagar los gastos
que supone mantener un animal.

Antes de alcanzar esa perfección, se transita por estados intermedios de doma


plenos de errores y aciertos que cometen los caballos y los jinetes. Durante ese
período cada uno va resolviendo y mejorando los inconvenientes de la manera
que sabe y en los tiempos de los que dispone.

Una mala posición de cabeza, exagerada fuerza contra el contacto de las


riendas, rigidez en la nuca, falta de reunión, intención de precipitarse o tantos
otros problemas, pueden mejorarse con el uso de riendas alemanas.

Este tipo de elementos debe utilizarse durante el tiempo que sea necesario
hasta lograr la corrección y cuando se alcanza el objetivo, se deja de usar.
Algunas personas lo utilizan toda la vida en sus animales, pues no son
capaces, ni tienen la técnica para prescindir de ellos.

En nuestra opinión, los accesorios correctores ponen límite a posiciones o


reacciones erróneas del caballo, que surgen por anticiparnos a pedirle al
caballo las cosas que aún no puede hacer, por una incorrecta utilización de
equipos o por el contacto exagerado y mala equitación de quien lo maneja.

En la mayoría de los casos los jinetes y domadores ven el error del animal, sin
analizar el propio.

Mi caballo levanta la cabeza…


Mi caballo no se reúne….
Mi caballo abre la boca…
Mi caballo no frena….

Casi no se escuchan cosas tales como :


Que debo cambiar yo, para que cambie mi caballo…..

Cada uno de los profesores a cargo de un jinete será el responsable de permitir


que sus alumnos encuentren el camino correcto. Algunos tendrán las
herramientas para hacerlo…. Otros pasan la vida peleando contra el mismo
error.

Las riendas alemanas son un accesorio correctivo, que nos permite modificar
en el caballo la dirección desde la que se ejerce la presión sobre su boca, para
que cambien su reacción y mejoren la postura de su cuerpo, en nuestro
beneficio.
Debido a que el accesorio al que nos referimos corre por las argollas de la
embocadura y el sentido de la fuerza que realizamos sobre la boca, lo sentirá el
animal de acuerdo a la posición sobre el cuello desde donde trabajemos,
podríamos decir que las riendas Alemanas se adecuan a cada caballo y
problema sin inconvenientes.

Cuando los caballos tienen la tendencia de bajar la cabeza llevándola hacia el


pecho, su centro de gravedad se va hacia las manos y queda sobre flexionado
de adelante, por lo que le será imposible reunirse. Todos los animales que
andan en esta posición cuando frenan lo hacen sobre sus manos.
Si entraran las patas correctamente, deberían elevar el cuello, pero con la
cabeza baja les es imposible.

Cuando un caballo baja la cabeza exageradamente, puede ser porque estamos


tirando mucho de las riendas manteniendo las manos altas. La reacción natural
a una presión, es ir en contra de ella y por ello bajan.

Demás está decir en todos los casos, que lo mejor es que seamos nosotros
quienes mejoremos el manejo para que así corrija el animal.

Para corregir el problema colocamos las riendas alemanas para que trabajen
detrás de la nuca. Nuestras manos sostendrán el extremo de la rienda tirando
hacia atrás, pero la presión de la embocadura invitará a la cabeza a salir hacia
arriba, puesto que es hacia allí a donde irá la presión. De esta forma se mejora
el trabajo de los posteriores.

Si por el contrario, el caballo levanta mucho la cabeza, podría ser porque el


jinete es pesado en la mano o porque utiliza una embocadura muy fuerte.

Además de que el jinete debe controlar la posición y el contacto de sus manos,


podremos utilizar las riendas alemanas pero en este caso las colocamos bajas
para que trabajen cerca de la cruz. En ese caso el animal siente que le presión
está mas baja y eso hace que lleven la cabeza en una mejor posición con la
frente algo mas perpendicular al suelo.

Manteniendo las riendas alemanas trabajando en la mitad del cuello,


tendremos una posición intermedia para problemas leves de uno u otro tipo. Se
utilizan allí cuando los jinetes tienen poca experiencia y no logran dejar sus
manos quietas.

Cuando las riendas alemanas se atan bajas a la cincha, buscamos que el


animal baje la cabeza. En ésta posición lo que se logra es que el lomo suba y
trabajen mas los músculos y así se fortalecen. Si se trabaja al trote será
suficiente para lograrlo. Se hace esto en el caso de los animales que trabajan
con el cuello muy alto y hunden demasiado el lomo.
Esta posición de rienda se utiliza mucho en el polo, cuando debido al efecto de
los levantadores los animales llevan la cabeza muy arriba y con las riendas
colocadas de ésta forma se los mejora mucho.
Si somos concientes, en el fragor de un deporte; que en el extremo de nuestras
riendas está la boca de nuestro caballo, sería fácil que suavizáramos el
contacto y así evitaríamos muchos errores. Las riendas alemanas nos ayudan
cuando no somos capaces de recordarlo. El ideal sería que no las use, pero
creí necesario hacer que las conozca.

Protectores de Patas y manos

Todos los ejercicios y deportes que hacemos con los caballos, les son
antinaturales.

El caballo en libertad, camina, trota, corre y realiza algunos pocos movimientos


bruscos. En ningún caso los hace con la reunión y exigencia a la que lo
sometemos nosotros en la carrera………, en los saltos……., en los giros….. ó
en los largos trayectos de Endurance.

Debido a que su cuerpo no es perfecto, como no lo somos nosotros, las


exigencias ponen en riesgo sus extremidades.

Sin embargo, hay formas de protegerlos.

Para evitar las lesiones en las manos, se recomienda colocarles protectores


específicos.
Normalmente serán altos y reforzados en la lado interno, pues allí protegen
contra los golpes que el vaso de una mano puede dar a la cuerda o al nudo de
la mano contraria durante los giros, en los cambios o incluso en el trote y el
galope en línea recta, si el animal tuviera aplomos defectuosos.

En las patas, se colocan “pichiqueras” o protectores de pichicos y nudos. Estos


son más cortos que los de las manos y están reforzados en la zona interna y
posterior, del nudo.

En competencia, los movimientos de los caballos demandan una gran precisión


y coordinación. Al marchar, la pata que avanza deberá llegar cuando la mano
ya se ha ido. De no hacerlo, ésta podría ser golpeada sobre el talón por la
pinza de la pata, produciendo una lesión.

No es difícil imaginar que un animal exigido, pierda la exactitud necesaria en su


mecánica y se lastime, cuando se cansa.

Analicemos en cámara lenta los detalles de diferentes movimientos a los que


son sometidos los caballos y los riesgos de lesiones que se corren si no les
protegemos las manos y las patas.

En los giros sobre las patas, las manos cruzan una por delante de la otra. En la
ejecución correcta del movimiento el animal va hacia un lado y adelante
manteniendo el impulso. En éste caso, cuando la mano es lanzada hacia
adelante y cruza frente a la otra, corre el riesgo de golpear la cuerda opuesta;
mientras que la mano que va por atrás, pasa muy cerca del nudo de la
contraria y también puede golpearlo..
Hay animales que al avanzar realizan con la mano un movimiento en
semicírculo hacia adentro, en vez de sacar el miembro hacia delante en línea
recta.
A lo largo de cientos de batidas no será raro que en uno de ellos se golpeen la
mano contraria con el filo del vaso o la herradura lastimándose.

En el caso de las patas, los defectos de aplomos causarán similares


inconvenientes que en las manos, cuando los músculos cansados continúan en
movimiento. Todos los defectos y desviaciones, en las líneas de los aplomos
de los caballos se exageran y aumentan con el cansancio. Por estas razones,
pensar en utilizar protecciones, será una forma de prevenir lastimaduras y
golpes innecesarios.

En el caso de las patas, en particular, la acción de frenar bruscamente


entrando los posteriores, pueden alcanzar las manos lesionándolas
severamente.

Cuando un caballo frena, los músculos y huesos de todo su miembro posterior,


actúan como un gran amortiguador. La grupa baja, las patas se lanzan hacia
delante y el garrón desciende y entra junto a la caña del miembro, hasta
enterrarse en la tierra o arena. Como la fuerza de inercia no permite una
frenada en seco, el miembro se arrastra dentro de esa arena por algunos
metros hasta detenerse.

Es allí, al arrastrar el miembro contra la arena, que muchos caballos se


acobardan y dejan de hacer los movimientos que algún día fueron capaces de
hacer, por el miedo a sentir los dolores que esa acción produce.

Protegiendo los nudos y pichicos se estará conservando la voluntad del caballo


por seguir frenando correctamente y sin miedo.

En los apoyos o movimientos laterales tanto las patas como las manos también
se exponen a los golpes.

Para proteger las cuerdas y las entre-cuerdas del caballo también podemos
vendarlas. Una buena protección mantendrá el ligamento en su lugar, por más
exigido que sea el movimiento.

Si notamos que el caballo se ha golpeado sobre la corona o nudo de los vasos,


una campana protectora de goma o plástico será suficiente protección. Algunas
son abiertas y se colocan con velcro, otras son cerradas pero elastizadas y se
las hace pasar por encima del vaso para dejarlas en su lugar.

Para los viajes, las protecciones son distintas. En las rutas o caminos malos,
será difícil que el animal adivine los movimientos que el conductor elige para su
vehículo. Las frenadas, los pozos y los giros; obligan al caballo a acomodarse,
para mantener el equilibrio.
Aquí no hablamos de coordinación sino de reacciones instintivas.
Es por esto que recomendamos viajar los animales, con sus miembros
vendados y con protectores acolchados, que garanticen que no se golpearán.

En términos generales deberíamos pensar que cada vez que competimos con
nuestro caballo, protegerlo será para su bien. Esto vale especialmente durante
la doma y los entrenamientos.
Al menos así Ud. reduce la mayor cantidad de momentos y situaciones de
riesgo.

Morral, trompeta y baberos

Todos los propietarios y cuidadores de caballos habrán pensado alguna vez en


como ponerles límites a la hora de comer.

Muchos de ellos realmente no pueden parar de alimentarse pues comiendo se


sienten relajados y tranquilos.

Realmente comen todo el día, todo lo que encuentran. Esto no nos permite
tenerlos en el estado que queremos pues se suelen pasar de gordura y
tampoco nos permiten controlar la calidad y la cantidad de los alimentos que
ingieren. La sobrealimentación puede hacerles mal pues a veces se transforma
en infosuras o laminitis.

El morral se utiliza para darles de comer especialmente cuando viven en


grupos grandes en un mismo corral o potrero.

En esta circunstancia, cuando los alimentamos, los más glotones son capaces
de lastimar a patadas o con mordidas a los que ellos consideren que se comen
su comida.

Cuando se da de comer en comederos largos y comunes, no hay manera de


saber cuanto comió cada uno. Luego de un tiempo se empiezan a marcar las
diferencias de los mas débiles que casi no comen, por culpa de la fuerza y
voracidad de los mas grandes y gordos.

Otro de los problemas al alimentar caballos en grupos, es que por miedo a que
el resto coma mucho y no les dejen nada, los animales se acostumbran a
comer muy rápido y esta forma de tragar tampoco les hace bien.
Con morrales los animales comen sin apuro, y esto es mejor para ellos.

Dentro del morral se puede poner la exacta ración que corresponde a cada
caballo con los suplementos, vitaminas o medicaciones que requieran.
Conociendo su peso y lo que necesita cada uno se harán las mejores
correcciones para cada caso.
Así es bien fácil desidir sobre la necesidad de sacarle comida o aumentarles si
consideramos que les hace falta.
En un comedero común, esto sería imposible.

La trompeta es un elemento diferente pues, al contrario del morral, la función


que tiene es permitir que los caballos tomen agua pero evita que coman.
Con las trompetas los caballos que ya comieron su ración pueden tomar el
agua que requieran cuando lo crean necesario, ya que las mismas tienen
agujeros que permiten su ingreso.
Algunas trompetas directamente tienen en su parte inferior un cuadriculado de
alambre que permite el ingreso directo del agua.
Los caballos suelen pasar el día con este elemento luego de comer su ración.
Así se evita que coman cosas de mala calidad como la paja de la cama de sus
boxes, la basura o incluso y en algunos casos, la bosta que ellos mismos dejan
en sus boxes.
La trompeta también evita que los caballos se chupen a ciertos elementos para
tragar aire.

Siempre deben tener buena ventilación y se mantendrán limpias, para que no


respiren el aire caliente de ellos mismos y puedan ventilarse bien.

El babero evita que los caballos muerdan y rompan las tapas o mantas que se
les colocan tanto en el invierno como en el verano.
Sin duda muchos de ellos odian que se los tape pues se sienten incómodos. Es
así que rompen la manta a los tirones.

Hemos visto también, animales que se automutilan o rascan exageradamente


las heridas que pican, debido a una activa cicatrización.
En términos generales en estos casos es recomendable colocar collares en el
cuello que les impiden la flexión para alcanzar con la boca la lastimadura que
pica. Esto será mucho mejor que el roce del babero que a veces quita las
cáscaras de cicatrización que se van haciendo.

Los elementos que hemos descripto forman parte del arsenal de cosas que
existen y están disponibles en el mercado o se pueden fabricar de manera
casera. Dependerá de nuestra pericia el encontrar materiales de uso común
que permiten ser utilizados cumpliendo estas funciones.

Con un poco de habilidad podemos transformar una bolsa de semillas en un


perfecto morral, un bidón de plástico en un maravilloso babero y un viejo
pedazo de cerco en una ingeniosa trompeta.

Con nuestros caballos nadie nos obliga a gastar dinero en sofisticados


elementos de la mejores marcas, solo es necesario saber que les podamos dar
lo mejor cada vez que les haga falta.

Espuelas y espolines

Siempre hemos dicho que hay dos tipos de caballos: los flemáticos o vagos y
los sanguíneos o activos.

Se dice que los animales de piel gruesa tienen menos sensibilidad a la pierna y
al impulso que los que tienen piel fina; que son mas delicados o sensibles.

Algunas razas cuentan con un número alto de individuos de determinado


temperamento o reacción a las ayudas y en general lo transmiten.
Digamos que si un caballo no responde a las ayudas naturalmente hay que
obligarlo con alguna molestia a que lo haga. De no hacerlo, será muy difícil
domarlo.
Ellos deben optar por hacer lo que les pedimos para no recibir el estímulo
molesto.

Al trabajar caballos podemos encontrar los que tienen “Impulso Natural”. Estos
son los que van adelante fácilmente sin que necesiten para ello que usemos
mucho la pierna. Ellos quieren avanzar.
También habrá otros que no avanzan o se quedan atrás.

Para los buenos jinetes, un caballo con impulso natural, los transporta a un
camino de doma rápido y fácil. Un jinete con poca experiencia sentirá que estos
animales tienen demasiada energía que no sabe si podrá controlar.

Si en cambio los potros que hemos de domar no avanzan con voluntad, la


doma se torna más trabajosa.

Las espuelas y los espolines son elementos que se utilizan para estimular a
los animales a que avancen. Son elementos de la misma familia, pero los
distinguen pequeñas diferencias.
Con ellos los molestamos, los empujamos y los obligamos a moverse en el
sentido que queremos si se niegan a hacerlo.

Como ayuda tienen la ventaja de usarse colocados en ambos lados de las


piernas, sobre nuestros dos talones. Esto nos permite manejar la energía, el
lugar y el momento de aplicación; siendo esto muy ventajoso respecto de la
fusta. Esta al ser utilizada de un solo lado, nos permite ayudar o hacer
indicaciones solo allí o será necesaria la maniobra de cambiarla de lado si el
error es en lado contrario.

No se recomienda usar espuelas ni espolines, a quienes comienzan a andar a


caballo, hasta tanto no sean capaces de manejar las piernas correctamente,
independizándolas del cuerpo. Una persona sin experiencia podría clavar las
espuelas sin intención y el animal reaccionará peligrosamente.

La espuela se compone de distintas partes:


En primer lugar tenemos la horquilla que es la parte que acompaña el pié con
la forma del contorno del talón.
Las horquillas pueden ser angostas o anchas. Cuanto mas anchas son, menos
lastiman nuestro talón o la bota.
Existen algunas que son tan finas que pueden colocarse entre la suela de la
bota y el comienzo del cuero, sin necesidad de ajustarlas con tiras o hebillas.

En los extremos de las horquillas se pueden ver estructuras redondas soldadas


por donde se pasa un cuero ojalado para ajustarlas al pié.

Otro sistema de horquillas con agujeros longitudinales, permite pasar un cuero


a través de esos orificios en ambos extremos. Una vez que se fija la posición
en donde queremos que trabaje la espuela, los orificios se ajustan y traban el
cuero y no permiten que se desplace o se modifique la posición.

En el centro posterior de la horquilla se encuentra el pigüelo, que es la parte de


la espuela que se proyecta hacia atrás.

Cuando la posición de las estriberas lleva las piernas hacia delante del caballo,
la tendencia de los jinetes es elegir espuelas de piqüelos largos, para poder
colocar el impulso detrás de la cincha.

El espesor del pigüelo es variable. Cuando se utiliza para accionar sobre el


caballo tienden a ser más finos y terminan con una cabeza redonda. Es el caso
de los espolines

En el extremo del pigüelo se encuentra la rodaja de la espuela.


Se podría decir que esta es la diferencia más importante entre espuelas y
espolines. La espuela tiene rodaja y los espolines no.

La rodaja gira sobre un eje en el extremo del pigüelo de la espuela. Se


escuchan muchos argumentos distintos en boca de los jinetes respecto de cual
es la forma y el tamaño que se debe usar.

En el pasado se buscaban rodajas de pocas puntas bien filosas, para que


realmente molestaran a los animales. Se decía que aunque podían cortar la
piel, el corte permitía la salida de la sangre para que no se hicieran moretones.
Algo verdaderamente alocado para un pensamiento moderno.

En Chile se buscan espuelas muy diferentes a las mencionadas anteriormente.


Allí se aumenta el número de puntas todo lo posible, para que accione sin
lastimar.
Sin duda la rodaja en la espuela le da al caballo una música diferente. El
sonido de un hierro rozando en el otro indica al caballo que debe cuidarse y
tendrá que obedecer.

La espuela puede trabajar picando el animal, en sentido perpendicular al cuero.


Es la forma más agresiva y efectiva.
También se pueden utilizar apoyándolas contra el cuero de costado, como si se
estuviera aplaudiendo la panza. Así son menos agresivas, pero con esta forma
de usarlas se tienen buenas respuestas.

La espuela no le da velocidad al caballo….. lo invita a desarrollar la que tiene.


La espuela no le quita el cansancio al caballo, le sugiere que haga hasta donde
puede.
La espuela no logra la reunión, llama hacia delante al posterior que sabe
avanzar.

El uso indiscriminado de la espuela, debe ser sancionado en cualquier prueba,


pues muestra la incapacidad del jinete por entrenar correctamente

Las mantas
En libertad el cuerpo del caballo se va adecuando a los cambios climáticos de
las distintas estaciones.

En verano, el pelo corto y fino, les permiten disipar el calor con facilidad.
En invierno con pelos largos y más gruesos, guardan mejor la temperatura
corporal.

Cuando tenemos un caballo en entrenamiento o compitiendo, el ideal es


intentar que las condiciones del cuerpo se mantengan y no cambien; aún
durante el cambio de clima al que se expondrá con el correr de los meses.

Un caballo con el manto de invierno tiene mayores dificultades para disipar o


perder el calor durante el ejercicio. Con mucho pelo y transpirado, le costará
bajar la temperatura corporal para llegar a los valores normales cuando ha
terminado de trabajar.

Fuera de lo estrictamente técnico, debemos decir que un caballo con pelo de


invierno luce más feo que con el pelo corto de verano.

Para solucionar el problema de las alteraciones y cambios que sufren, existen


las mantas.

En primer lugar tenemos que pensar en la manta de abrigo, propiamente dicha.


La primera función de este tipo de manta es ayudarlos a conservar el calor
corporal, aislándolos del medio.
Normalmente son mantas envolventes, que cubren una gran parte de la
superficie corporal de los caballos. En general, también tienen cogotera y cubre
cabeza.
El “polar” es un material que ha tomado auge para esta función, ya que resulta
mas liviano y económico que la lana, con una alta eficiencia.
Para protegerlo de las roturas, se lo cubre con lona pesada en el lado exterior.

Las mantas de abrigo, cumplen también una función particular en el training,


especialmente cuando los caballos comienzan a trabajar y están gordos.
Aquí la temperatura ambiente puede ser alta mientras que el pelo seguramente
estará corto, pero con este tipo de mantas se pretende guardar el calor que
producen los animales durante el ejercicio para aumentar la transpiración y
haciéndolos perder mas quilos de manera rápida..

La manta de media estación, es más liviana que la manta de abrigo.


Normalmente más corta y menos calurosa que aquella.
Se la coloca para mantenerlos mejor, especialmente durante las noches
cuando baja la temperatura.
La manta de media estación es la que usan los animales prácticamente todo el
año, en los lugares con climas no tan extremos. En invierno se deja por más
tiempo y en verano solo de noche.
El solo hecho de tener una manta puesta, produce un recambio de pelo casi
permanente. La manta trabaja sobre el cuerpo de los caballos como si fuera un
cepillo. Cuando se mueve el animal hace que el pelo se desprenda y afloje.
Si nuestra intención es lograr que suelten el pelo o bajen quilos, lo correcto es
tener una manta de vareo, dispuesta tan solo para ello.
Será una manta grande y pesada, que guardará el calor y absorberá la
humedad de la transpiración. Así el animal se ve obligado a seguir
transpirando.
Al terminar el ejercicio cuando se las utiliza, se las debemos quitar de
inmediato pues la humedad que acumulan retardará demasiado el tiempo para
que el cuerpo vuelva a tener su temperatura normal.

En el verano y cuando el sol fuerte da sobre los caballos directamente, el pelo


se aclara y queda como desteñido….,.
Sin duda los pelajes de los caballos se ven tanto más lindos y relucientes, si
son parejos y firmes. Es por ello que se los cuida de ésta decoloración
poniéndoles mantas especiales de verano.
Estas mantas son de un material muy liviano con pequeños agujeros por donde
corre el aire para que sean verdaderamente frescas. También se usan para
mantenerlos limpios.

Para que queden colocadas correctamente en el cuerpo de los animales se


proveen con cierres que aseguran su estabilidad. Por delante, en el pecho se
ajustarán con una hebilla que no debe esforzarse. Si se ajusta mucho, los
animales quedan incómodos y los materiales pueden rasgarse.
Por debajo de la panza, cruzan normalmente dos tira de un lado a otro y de
adelante hacia atrás. Estas tiras también deben ir templadas, manteniendo todo
en su lugar y permitiendo una respiración cómoda. Reemplazan el sistema de
sobrecincha que tienen algunos otros métodos de ajuste; mas sencillo y rápido,
pero menos seguro.

Las mantas se confeccionan con medidas que se adaptan a determinados


tamaños o razas. En general, se comercializa el tamaño chico para ponies, el
mediano para caballos intermedios y grandes para los caballos con alzadas
superiores al metro sesenta.

Un caballo protegido con una manta estará lindo todo el año. No podemos
garantizar que los haga feliz, …..muchos de ellos hacen lo imposible por
morderlas y quitárselas.

Si su uso para sus caballos lo convence… adelante con ellas….

El Hipómetro y las medidas de los caballos

Un buen criador y especialmente un buen jinete, deben saber cual caballo es el


que tiene mejores condiciones para realizar la actividad para la que lo han de
seleccionar.

Dentro de grupos grandes de animales de una misma raza, es más fácil


comparar las virtudes y defectos de unos u otros, al verlos juntos.
Si miramos caballos aislados, tendremos que tener elementos que nos
permitan medir y evaluar las características propias, pues no es posible la
comparación.

Los estándares de las distintas razas, marcan tendencias y establecen límites


máximos y mínimos de tamaño, desarrollo, fortaleza y tipo.

En términos generales nadie se equivoca si busca animales con medidas


medianas, promediando los valores permitidos.

El problema aparece cuando el ojo no es capaz de decirnos con certeza, si tal


o cual animal están dentro de lo aceptable para tomar la decisión de elegirlo o
dejarlo.

El instrumento que se utiliza para medir la altura de los caballos, se denomina


“Hipómetro”.

En el mercado se encuentran de varios materiales, tipos, tamaños y formas,


pero fundamentalmente todos ellos tienen dos elementos:
Una columna capaz de realizar mediciones de hasta un metro ochenta y un
brazo perpendicular al anterior, para que se apoye sobre el animal en el lugar
indicado, de modo de obtener el valor de su estatura.
En muchos casos se encontrará en este último, una burbuja de aire, colocada a
modo de nivel, para asegurar que la posición es correcta.

El piso para medir deberá ser parejo y sin desniveles, para evitar que el
resultado pueda incurrir en un error.

Preferiblemente se medirá a los animales apoyados sobre sus cuatro


miembros, evitando que cualquiera de ellos esté en descanso.

Quien esté midiendo, se parará a un lado del animal para buscar con los dedos
el lugar correcto, sobre el que ha de apoyar el hipómetro.

El lugar se encuentra tocando con los dedos desde atrás hacia delante la cruz
del animal. Cuando se siente que la dureza palpable de los huesos de las
apófisis de las vértebras desaparece, se encontrará un poso y es allí donde
debemos medir.
En el mundo, la altura se toma siempre en el mismo lugar, ya que este casi no
varía cuando el caballo modifica la posición del cuello al moverlo hacia abajo o
arriba.

El nivel o brazo horizontal del Hipómetro, se apoyará sobre el animal sin


ejercer presión alguna. En ese momento, los dedos fijaran la posición de la
escala, para obtener la lectura de la medición correspondiente.

Es conveniente repetir la operación al menos dos veces, para estar seguros de


que los valores den iguales en todas ellas.
A continuación y con una cinta graduada, preferiblemente plana, buscaremos la
siguiente medida importante de los caballos: El perímetro del tórax.

Para ello, la pasaremos por encima del lomo del animal detrás de la cruz, de
izquierda a derecha para que descienda contra la costilla del lado derecho.

Luego tomaremos la cinta por debajo de la panza, haciendo que venga a


nosotros sobre el esternón o lugar en el que va colocada la cincha de las
monturas. Ese es el lugar más angosto del tórax.

Juntaremos las puntas de la cinta para hacer la lectura, asegurándonos de que


no quede torcida y que el valor obtenido sea el menor posible, sin presionarla.

Siempre tendremos dos valores. Uno mayor en inspiración y otro menor en


expiración. El correcto es el último.
No está mal repetir la operación, para asegurarnos de obtener el menor valor y
que este, sea siempre el mismo.

En general las hembras tendrán un perímetro torácico de unos dos o tres


centímetros, por encima del promedio de los machos de su misma raza. Ellas
han de gestar a sus potrillos y es mejor que el espacio sea amplio.

Finalmente la última medida que se toma en los caballos para poderlos


comparar, es la del perímetro de la caña.

En la mano debajo de la rodilla o carpo, se encontrará un lugar en el que la


zona se afina. Aquí también se debe tratar de localizar ese lugar en el que el
contorno de la caña de el valor menor.

Se dice que un animal con un gran perímetro de su caña, será de huesos


fuertes y tendrá músculos potentes lo que se ve como una virtud. Algunos
castigan el exceso, tildando a la articulación de “pastosa o carnosa” como un
defecto que les quita calidad a los animales.

La falta de hueso casi siempre llega de la mano de falta de músculo. Sin duda
este será un defecto peor que el anterior, pero siempre da la sensación de
calidad el hecho de que las articulaciones tengan cuerdas muy definidas, en lo
que se da en llamar un miembro “seco”, lo que se ve como una virtud.

Siempre lo importante será mantener los valores medios o promedio para no


desviarnos del estándar correspondiente.

Ahora tenemos valores ciertos y medibles que nos permiten comparar a los
animales entre si.
Sin embargo habrá que ver si esos valores son armónicos y guardan un
equilibrio lógico; ……pero eso es un tema del que ahora no debemos
ocuparnos.

Las partes de un coche de caballos


Desde que el hombre comenzó a valerse del caballo como transporte, ha
buscado practicidad y comodidad diseñando enganches de trabajo, de
labranza, de transporte para el traslado personas y de competencia.

La modalidad de competencia llamada “enganches” creció notablemente en los


últimos años, con la cual también aumentó la oferta y la demanda de carruajes.
En la actualidad se ven atar uno, dos, tres, cuatro y hasta seis caballos en sus
distintas modalidades.

Tenemos los enganches de vara, los de lanza, los tandem y los combinados.

Cuando el tipo de enganche es de un caballo, se usa la varas y dentro de ellas


se ubica al animal.
La ventaja de las varas es que el carruaje acompaña mucho los movimientos
del caballo al frenar, arrancar y girar. Cuando el coche toma velocidad y salta
por los pozos o desniveles del terreno, es el cuerpo del caballo enganchado en
la vara el que estabiliza el mismo, sin permitirle oscilar a los lados. La
desventaja es que limita el movimiento y flexión lateral del cuerpo del caballo y
por ello hace más difícil el acostumbramiento de éstos.

En el caso de los enganches con lanza, se coloca un caballo a cada lado de la


misma y se atan a ella. El sistema permite aumentar el número de caballos
tirando y por lo tanto la fuerza, otorgando a los animales mayor libertad e
independencia. Lo complejo en estos enganches es el manejo pues hay que
sincronizar la sensibilidad, el ánimo y el ritmo de los animales.

Cuando se habla de enganches en tandem se piensa en animales ubicados


unos delante de los otros.

El soporte de lanza o varas puede ser de varias formas. La gran mayoría


consta de un sistema de “sineblock” que hace oscilar la lanza hacia arriba y
abajo, evitando que esta sea rígida.

La ballestas o muelles de la suspensión deben de ser lo suficientemente


flexibles como para absorber las irregularidades del terreno por donde
circulamos. Tan mala es una suspensión dura por los efectos de rebote que
produce, como una muy blanda y vencida que no evita que se golpee la
carrocería contra la suspensión. Es una de las partes del coche que mayor
esfuerzo de tracción recibe.

El sistema de frenado ayuda a detener el carruaje y aliviar a nuestros animales


en una pendiente pronunciada. Este sistema puede ser de tambor o de discos,
que son los más modernos y utilizados en la actualidad.

Los soportes de las mismas deben ser firmes al eje y los discos deben
presentar un agarre a la rueda bien seguro.
Los flexibles deben colocarse de tal forma que no puedan recibir golpes de
ramas o piedras. Los frascos de nivel de líquido de frenos deben encontrarse
en un lugar de fácil acceso para permitir su correcto llenado.

La dirección, debe poder ser movida o girada con facilidad por una persona.

La correcta colocación y conservación de los soportes y refuerzos hace que


nuestros ejes no sufran una fuerza excesiva en caso de frenada, evitando de
este modo que se doblen las ballestas o se parta el soporte que las unen al eje.

En la actualidad se utilizan
guarniciones o arneses del tipo pecho-petral. Esto hace indispensable que
nuestros carruajes cuenten con balancines resistentes para soportar la fuerza a
la que son sometidos y que permitan el movimiento oscilante para el que están
concebidos. Puede ser que cuenten también con una anilla que facilite el uso
de mosquetones de seguridad.

El uso de nuevos materiales, más fuertes y livianos, comienza a marcar la


diferencia entre los competidores y fabricantes. Con estos avances se
aumentan las exigencias y se mejoran notablemente los rendimientos en la
competición.

Conocer los componentes de los carruajes actuales, nos permite hacer una
buena elección a la hora de adquirirlos.

Los aperos necesarios para atar un carruaje

Cuando se ata un caballo con idea de hacerlo tirar un coche, los elementos que
se utilizan, nada tienen que ver con las monturas y aperos normales utilizados
para montar.

Atar un caballo para hacerlo tirar de un carruaje, es una operación que necesita
de ciertos conocimientos y habilidad, que los interesados deberán tener antes
de intentarlo.

El orden de colocación de los elementos no es importante y cada propietario


podrá optar por lo que convenga a la comodidad o mansedumbre del animal
que esté atando.

Si el carruaje a utilizar es pesado, normalmente se colocará, rodeando el


cuello, una pechera de cuero rellena por dentro, que distribuye los lugares de
apoyo de la fuerza, para suavizar su efecto en el animal.
Las pecheras se venden por números que concuerdan con el tamaño o la
circunferencia del cuello del animal que se ha de atar. Se fijan por encima de la
crin con una hebilla, a modo de cinturón.

Sobre la pechera de cuero, se colocan dos elementos de madera o hierro de


los que cuelga un gancho además de una argolla a cada lado. Se los
denomina “Yuguillos”. Adaptados al contorno de la pechera se unen entre si por
debajo con eslabones y por arriba con un cuero con el que se los ajusta. Los
yuguillos deben soportar la fuerza del peso arrastrado y por ello la base sobra
la que cuelgan sus ganchos se realiza en hierro.
Por las argollas de los yuguillos pasan las riendas, que así mantienen su
posición y ayudan a ejercen una presión correcta sobre la embocadura.

En los coches livianos se utilizan “pretales” en vez de “pechera”, pues estos se


adaptan mejor al contorno del pecho de los caballos.
Un cuero mullido que va de lado a lado del pecho pasando por debajo del
cuello queda sostenido en su lugar por dos tiras laterales que se unen sobre la
crinera con una hebilla. De esta forma la fuerza se realiza sobre el lugar con
mayor cantidad de músculo y menor contacto con hueso. Las tiras laterales
también tendrán pasadores para las riendas.

Para arrastrar el coche se utilizan tiros de suela o cadena, prendidos por


delante a la pechera o el pretal y por atrás se enganchan “al balancín” del
coche, que oscila hacia atrás y adelante, acompañando el movimiento del
caballo.

Sobre el lomo de los animales se pone “el monturín” o “montura de pecho”.


Se trata de un elemento con doble cincha, que se adapta al lomo con un
armazón rígido cubierto de cuero.
En la parte superior, encontraremos un gancho que normalmente es utilizado
para atar las riendas cuando el animal no trabaja. A cada lado del gancho
veremos una argolla por la que se pasan las riendas evitando de esta forma
que caigan hacia abajo y queden apretadas por algún elemento.
Una primera cincha inferior del monturín evita que éste se mueva del lugar que
le corresponde, detrás de la cruz. Normalmente no se ajusta mucho, pero no se
recomienda que quede floja.
La segunda cincha, mantiene y controla “los pasa varas” que encontraremos a
cada lado; dos estructuras de cuero en forma de ojal por la que se pasan las
varas del coche para mantenerlas a la altura correcta.

Hacia atrás de la montura de pecho, saldrá una nueva tira de cuero que
termina en “la baticola”. Un elemento acolchado que pasa por debajo de la
cola y que fija la montura para que no se desplace hacia delante.
A la altura de los ísquiones del animal, pasarán de derecha a izquierda y
bajando hasta el nivel de los garrones dos cuerdas que sostienen “la retranca”.
Un elemento importantísimo que atado a los lados de las varas, evita que el
coche golpee al caballo cuando frena y también lo ayuda al retroceder.

Finalmente, sobre la cabeza se coloca “la cabezada de pecho” que a diferencia


de las normales incluye “las anteojeras”. Estos elementos evitan que el caballo
pueda ver a los lados lo que el cochero hace con su látigo para impulsar a uno
u otro animal cuando se atan más de uno al mismo coche. En los tiros simples
o de un animal no serían necesarios, pero la costumbre los ha impuesto
también en estas modalidades.

En los coches de competencia y en los sulkys de carrera, se coloca por encima


de la cabezada una tira que va sobre el cuello, por delante de la frente y a los
lados de la cara para evitar que los animales bajen la cara y flexionen el cuello
exageradamente. Este elevador ayuda a que corran con la cabeza extendida y
eso les mejora la entrada de aire durante la competencia. También asegura
que la salida de las manos sea bien extendida hacia delante y no hacia abajo
como sucede cuando los animales se sobre flexionan y se encapotan.

Cada uno de los elementos que se utilizan al enganchar un coche tiene su


razón de ser y ayuda a mejorar la conducción y el rendimiento de los animales.
Por eso quisimos que los conozca.
Instalaciones

La manga para caballos

A lo largo de la vida de nuestros caballos nos encontraremos con muchos


momentos en los que es necesario tenerlos controlados en un espacio reducido
para poder trabajar, sin riesgos para ellos ni para nosotros.

Si necesitamos hacerles los dientes o curarles alguna herida, sentirán dolor y


tratarán de evitarnos, pero no por ello debemos abandonar nuestro cometido.

Las maniobras para el transplante de embriones o la detección de preñez por


medio del tacto o ecografía, son trabajos que también se hacen dentro de una
manga.

Esta instalación es útil para inyectar vacunas, tomar muestras de sangre,


realizar trenzados o cortes de pelo y también se la utiliza para acostumbrar a
los animales a los movimientos de gente que son normales en los lugares
desconocidos para ellos.

Es por ello que en un hospital veterinario, en un buen centro de cría o en


cualquier club deportivo de caballos, la manga no puede faltar.

Algunas mangas están hechas con tablas de madera de al menos una pulgada
de espesor; otras en cambio, se hacen con caño redondo de dos pulgadas de
diámetro con un espesor de pared de dos o tres milímetros, pues con estas
medidas el caño no lastima.

Esto le da suficiente resistencia a la estructura para que no se deforme o


tuerza con los movimientos bruscos de los animales en su interior.

Las mangas de caño son más ruidosas que las de madera y esto puede ser un
poco molesto para los animales, pero sin duda es más fácil limpiarlas para su
posterior desinfección; pues en la madera se alojan microorganismos e
insectos que son difíciles de eliminar.

Debido a que no siempre se puede elegir el momento en el que se trabajará


con los animales, pues muchas situaciones son imprevistas, se recomienda
construir las mangas bajo techo y de esa manera se tendrá controlado el clima
para trabajar con tranquilidad y sin apuro.

Las paredes protegen el lugar del viento y la tierra y de esta forma los trabajos
y curaciones se hacen en un medio más aséptico. Por esta misma razón se
prefiere que el piso de las mangas sea de material pues muchos animales
escarban cuando están nerviosos y levantarían polvo en los suelos de tierra.

Las mangas deben tener un ancho ó espacio interior no menor de 80 CM


cuando se trabaja con razas de tamaño mediano, como el sangre pura de
carrera. Para trabajar con razas pesadas será necesario que el espacio interno
alcance el metro de separación.

Con el fin de evitar lesiones a los animales se suele disponer en el interior de


las paredes un acolchado de unos 20 Cm de espesor que ayuda a mantener el
animal controlado y quieto.

Un largo de manga de dos metros será suficiente para que los animales
queden dentro con suficiente espacio para ellos, pero sin posibilidades de
moverse hacia atrás o delante y de esa forma se tendrá siempre buen acceso
al animal.

El borde superior de los lados de la manga debe estar a un metro cuarenta de


altura, excepción de la puerta posterior que se deja a un metro y 10 cm para
acceder al recto y a los órganos genitales sin problema.

El cuerpo de los animales queda contenido casi en su totalidad dentro de las


paredes, dejando cuello y cabeza por encima, para que se puedan realizar
cómodamente las extracciones de sangre cuando son necesarias.

Cada una de las puertas debe cerrar con dos cierres o pasadores, colocados
en la misma línea que la bisagra, que va en el lado opuesto.

Esto evita las deformaciones de la puerta y hierros, y así se logra que el cierre
y la apertura de la misma sea simple y no obligue a hacer mucha fuerza para
lograrlo.

Es común disponer en la parte trasera y delantera de la manga de una mesa


móvil sobre la que se coloca el equipo de ecografías o los medicamentos y
elementos a utilizar.

Esta mesa muchas veces forma parte de la estructura o se maneja con un carril
o riel sobre el que se desplaza para alejarla o acercarla fácilmente De esta
forma se protegen mejor los equipos y aparatos electrónicos.

En algunas mangas se colocan argollas elevadas en la parte delantera como


en la posterior. Las delanteras se utilizan para atar a los animales elevándoles
la cabeza pues de esta forma se reducen notablemente los intentos de
patadas; de allí también se cuelgan los sueros fisiológicos que se pasan por
vena en ciertos tratamientos.
Las argollas posteriores se usan para mantener atada la cola de manera de
evitar que esta moleste cuando se trabaja en la zona del perineo.

Una buena manga puede ser muy útil cuando debemos trabajar con animales
complicados o al aplicar tratamientos veterinarios demasiado invasivos.
Por ello recomendamos su uso.

Recomendaciones para construir un box


Desde que el hombre domesticó al caballo lo acostumbró también a vivir en un
hábitat distinto al natural. En muchos sentidos más confortable. Pero es
necesario conocer ciertos parámetros básicos que harán que el nuevo hogar
sea mucho mejor que el anterior.

El box o establo será la casa de nuestro caballo, por lo que necesitamos


hacerla placentera para ellos, no para nosotros.

En la vida en libertad el caballo se mueve y realiza distintos tipos de ejercicios


durante el 15 % del día. Esto es algo más de 3 horas.

Por eso la casa que le construyamos deberá permitirles moverse con libertad.

Sabiendo que el largo de un caballo va desde los dos metros a los dos metros
y medio, tendremos que pensar que cada una de las paredes debe ser de al
menos tres metros de largo, para permitirle al caballo un movimiento
suficientemente libre.

Conciente de los problemas de espacio que existen en muchos países,


podríamos aceptar un lugar para ellos con medidas de 2,50 metros por 3;
especialmente para razas pequeñas o para el caso de animales que durante el
día tengan la posibilidad de moverse en el trabajo o libremente.
El box que preparemos para partos debe tener medidas amplias para permitir a
las yeguas movimientos libres y recomendamos por ello pensar en medidas de
4 por 4 y de ser posible de 5 por 5. Así la yegua podrá trabajar mejor y habrá
también espacio y comodidad para la asistencia del hombre.

La puerta de entrada y salida del box debe ser amplia; por lo menos un metro y
medio de ancho para evitar que el caballo pueda golpearse al pasar a través de
ella. Nada debe sobresalir hacia adentro de la luz de la puerta. Ni hierros, ni
bisagras, ni cerraduras capaces de lastimar o golpear al animal.

Cuando las puertas se abran haciéndolas rodar por un carril que las suspende
debemos estar seguros de que los cierres puedan quedar ocultos en la pared
cuando pase el caballo.

Las puertas de doble hoja le permiten a los caballos sacar la cabeza para
mirar. Si la puerta tiene una reja en la parte superior, pueden mirar de todas
formas. Esto evitará que se apoyen sobre la puerta y la empujen produciendo
un desgaste en el pelo del pecho y aflojando las bisagras.

También existe un sistema de reja en forma de ola que permite a los animales
sacar la cabeza por allí sin dejarlos llegar a estar en contacto con el vecino. Así
se evitan agresiones entre ellos.

El establo deberá tener buena aireación superior con ventanas que permitan
que los olores salgan hacia el exterior. El excesivo encierro perjudica las vías
respiratorias del caballo.
Es conveniente que las paredes que dividen un establo de otro sean de al
menos 2 metros y cincuenta centímentros de alto, ya que hemos visto animales
trepados a paredes bajas cuando tratan de ver a su vecino.
Recomendamos una buena altura de pared especialmente cuando se
mantengan padrillos y yeguas en boxes linderos..

Recomendamos sin duda que los caballos tengan la posibilidad de mirarse,


olerse y sentirse cerca. Para ello podemos abrir en la pared divisoria pequeñas
ventanas con rejas que deben situarse al nivel de los ojos de los caballos en
reposo. Así podrán sentir que están acompañados por otros y se sentirán
protegidos, en lugar de estresados.

El piso del box es una vieja discusión. Algunas personas prefieren el piso de
tierra pues dicen que tiene la virtud de ser permeable y mantiene al caballo
alejado de la humedad del orín. El piso de cemento es mas limpio aunque debe
hacerse la superficie rugosa para que los animales no patinen. En este sentido
los pisos de goma son excelentes.

En las zonas en las que el suelo es muy permeable y fino el piso de tierra será
lo aconsejable. Debemos pensarlo para zonas arenosas o de tierras sueltas. El
inconveniente con este tipo de suelos es que muchos animales escarban con
las manos y hacen pozos que habrá que ir tapando cada tanto con tierra para
nivelarlo.

El piso de cemento es más fácil de limpiar y no tiene el problema de los pozos.


Pero en los caballos escarbadores gasta la herradura más que cualquier otro
piso.

En algunos lugares existen pisos de ladrillos con las juntas tomadas con
cemento. El ladrillo es más absorbente y sus imperfecciones le permiten al
caballo mayor agarre para reducir patinadas.

Para evitar la dureza y las patinadas actualmente sobre los pisos se coloca
goma con rayas de un espesor y dureza que realmente funcionan muy bien y
resisten mucho tiempo

El comedero normalmente se sitúa alto, a nivel de la boca para evitar que lo


golpeen con las manos cuando finalizan la comida y tienen hambre. En rigor de
verdad el caballo está hecho para comer del suelo y esa es una buena posición
para que lo haga.

El bebedero debe permitir que el caballo tenga agua “ad libitum” o mejor dicho:
tanta como quiera y cuando quiera ya que es un elemento vital.

Recomendamos los bebederos con flotante oculto y altos para que el caballo
no pueda meter las manos. No son prácticos los bebederos de válvula para ser
accionada por el caballo ya que muchos de ellos aprenden a accionarla de tal
manera que en el verano lo activan dejando que salga mucha agua sin tomarla
hasta que sale fresca. Esto produce una gran mojadura innecesaria en el piso.
Por supuesto, usted deberá adecuar estas opciones que proponemos para el
box de sus caballos a su propia disponibilidad de espacio y recursos.

Y si bien siempre es recomendable consultar con un experto, siguiendo estas


premisas básicas sus caballos tendrán un hogar seguro, limpio, cálido y
confortable para tener una estadía más feliz.

La cama del box

Una cama suave y confortable, asegura un descanso apropiado de los


animales y una buena calidad de vida.
Con las camas limpias y secas, también se evita que los caballos se manchen
con el orín o la bosta.

Muchos habremos visto a los caballos en libertad, durmiendo sobre la tierra


dura, sin inconvenientes. Allí, tirados en el suelo de un campo con poco pasto,
son capaces de descansar relajados y sin inconvenientes.

No los habremos visto nunca durmiendo en un lugar húmedo, pues el caballo


odia la humedad. No bien terminamos de bañarlos, si los soltamos, se
revolcarán en la tierra para usarla como toalla para secarse.

Dentro del box, cuando están bien alimentados y sanos la bosta del caballo es
muy fácil de eliminar, ya que tiene poca agua. Su forma y consistencia, hacen
que sea manipulable con una horquilla y con muy poco esfuerzo.

El orín en cambio, humedece la cama.


Por ello, es necesario poner en el box una buena cantidad de pasto o aserrín
que sean capaces de absorber esa humedad bloqueando el olor amoniacal,
para que el animal mantenga las patas secas y respire aire puro.

Algunas enfermedades del pie comienzan debido a la vida que pasan algunos
caballos, cuando se los deja en los boxes con la cama húmeda.

La cama del box debe mantener al caballo siempre seco. Esto es mas
importante que ofrecerle comodidad.

Esa es la razón por la que se busca que las camas sean altas y mullidas. En
ellas, el orín impregnará una circunferencia pequeña de la cama, pues esta lo
absorbe rápidamente gracias al espesor que la misma tiene hacia abajo.

Tanto la paja, como la viruta, el aserrín y últimamente el papel de desecho; son


excelentes materiales para ser utilizados como cama dentro de un box.
Todos ellos tienen una gran capacidad de absorber la humedad y así bloquean
el olor amoniacal que se desprende de la orina.
Si esto no sucede, el aire del box se envicia y al animal se le termina afectando
su sistema respiratorio.
En un box de 4 por 4 la cantidad de paja promedio que se debería cambiar por
día, rondará los 5 Kgs.
La paja de trigo o avena, son excelentes. Tienen un color amarillo fuerte y la
fibra, si bien es blanda, mantiene bastante firmeza y elasticidad.

Si la elección son las camas de paja, hay que tener cuidado con la calidad del
interior del fardo que compremos. Es allí en donde se pueden encontrar
hongos, producto de la humedad. Si los tienen, notaremos que la paja está
apelmazada, y parece haberse quemado. Estos fardos desprenden un polvo
gris muy fuerte, que causa picazón a la nariz y hace estornudar.
La humedad los hace fermentar, producto de este proceso levantan
temperatura y finalmente por eso se arden y se llenan de hongos, que son
decididamente malos.

En el caso de la cama de viruta, debemos cuidar que no sea de coníferas ya


que estas plantas son resinosas y no son buenas para el caballo. El olor clásico
de la resina, nos permitirá descubrirlas.

Siempre buscaremos virutas preferiblemente aireadas, para que no tengan


polvo o aserrín fino pues este también afecta las vías respiratorias del animal.
En las camas de viruta, se trabaja con pala y no con horquilla pues de esa
forma el trabajo se hace mas rápido.

El aserrín es la cama menos recomendable, pues su al ser casi un polvo vuela


mucho. En algunos lugares se fumigan estas camas con algún insecticida, para
evitar las moscas y reducir la cantidad que vuela. No habrá problema con este
tipo de cama, cuando los boxes son abiertos y bien ventilados.

Todos los días, por la mañana el personal a cargo de la limpieza de boxes,


sacará al pasillo todo el material sucio y húmedo.

A continuación se levanta la cama contra la pared del box.


Se llama así al proceso que se realiza con la horquilla, para airear y secar el
piso
El material que estaba en el centro se tira hacia fuera contra las paredes,
dejando allí una pequeña montaña. Ese movimiento lo ventila y así se seca.
Por la tarde, antes de que ingresen los caballos al box nuevamente, se baja la
cama.
El personal desarma entonces la montaña que quedó contra la pared y
distribuye el material seco y ventilado.
En esa movida, las partículas pequeñas se van hacia abajo y son cubiertas por
el resto de mayor tamaño y así se evita el polvo.

En esas condiciones el caballo entra a su box y puede descansar


cómodamente con la cama seca, mullida y ventilada.

Un corral Circular
La doma, sin lugar a dudas es un arte; pero tanto mejor serán los resultados de
todo el proceso, cuanto mejores sean los elementos e instalaciones que se
utilicen para enseñar al caballo.

Para que puedan aprender, deberán concentrarse y esto sucede solamente


cuando no hay otra escapatoria. ..más que prestar atención.

Por esta razón se recomienda trabajar a los caballos nuevos e incluso a


aquellos con años de trabajo que se distraen mucho, dentro de un corral que
les limite el espacio para fugar.

Mientras trabajamos los caballos pié a tierra, es conveniente mantener un buen


control del animal. Para ello el ideal es que la forma del corral sea redonda,
especialmente cuando son nuevos y comienzan a aprender.

Los caballos tienden a usar todo el perímetro de los corrales cuando trabajan,
por lo que si son de forma rectangular o cuadrados, se meterán en las esquinas
complicando la conducción.

Los corrales ovalados y los rectangulares, nos obligarán a soltar la rienda en


los lados largos; mientras que en los lados cortos será necesario tomarlas
nuevamente para mantener un buen contacto y esto dificulta el manejo fino.

Todo el proceso de doma de un caballo exige que hagan cosas que jamás han
hecho en libertad. Por ello, hacerlos frenar, doblar y retroceder; sometidos a la
presión de una embocadura, puede motivar un enojo entendible.

Para obligarlos a caminar sin que se frenen al encontrarse con el contacto, los
impulsaremos con una fusta o un látigo.
Si nuestro impulso, sumado al temperamento del animal fuera mayor que la
capacidad que tenemos de retenerlos con la rienda, llegan hasta intentar saltar
fuera del corral.
Esto no sucederá si la altura del corral es suficiente para evitarlo.

Cuando la altura de un corral es superior al promedio de la posición de los ojos


de los caballos que hemos de trabajar allí, podemos garantizar que las
posibilidades de que salten fuera son casi nulas. Los corrales de alturas
superiores al metro ochenta tienen esta cualidad.

Al construir un corral, los postes verticales deberán colocarse inclinados hacia


afuera. De esta forma, cuando el caballo intenta arrimarse demasiado a los
laterales, con el jinete montado, se evita que su rodilla golpee contra ellos.

El ideal es tener la posibilidad de construir un corral totalmente cerrado de


tablas, que impida al caballo mirar hacia fuera. Esto evidentemente eleva los
costos por la madera que se debe utilizar, pero mejora la calidad del trabajo.

Recomendamos siempre dejar la parte inferior del corral cerrada, hasta una
altura de al menos setenta centímetros del piso. Si no lo hacemos y los
caballos corren dentro del corral a gran velocidad pueden golpear los cascos
contra el pie del poste y nos exponemos a que se fracturen la tercera falange.

Algunos animales en el proceso de doma, pueden intentar patear las cuerdas


con las que los manejamos. Esta estructura de tablas ciega, en la parte inferior
del corral, las frena sin que se corra el riesgo de que la pata se lastime
golpeando contra alambres o filos de tablas separadas.

En el caso de presupuestos reducidos es bueno optar por corrales de caños


pues estos no presentan bordes filosos que lastimen.
Las palmeras o postes colocados horizontalmente en las zonas de abundante
forestación, también son una opción segura y económica.

Cuando los corrales no superan el metro cuarenta de altura y para que los
caballos no salten fuera, será necesario trabajarlos lentamente y con mucha
paciencia.

Si pensamos en corrales para comenzar a trabajar caballos nuevos, se


recomienda que las medidas no superen los siete u ocho metros de radio. En
los corrales pequeños los caballos se manejan y dominan mejor, pues no hay
espacio para tomar velocidad y disparar.

Un poste en el centro del corral, servirá para mantenerlos atados, para


ensillarlos sin necesidad de ocupar una mano en sostenerlos y para enseñarles
a cambiar el sentido de giro al trabajarlos con una cuerda.

Los corrales circulares de 20 metros de radio, sirven para trabajar los animales
al galope cuando ya están avanzados en su doma. La forma del perímetro de
estos corrales mas grandes ayudan a lograr que los caballos se suelten a
andar hacia delante mientras que la seguridad de mantenerlos controlados
sigue estando presente.

Recomendamos colocar en los corrales la arena fina que se extrae del lecho de
los ríos de agua dulce, pues es suave y no desgasta tanto los vasos.

Es importante verificar que en el corral no hayan elementos que puedan


lastimar al caballo. Los tornillos, alambres o tuercas deberán quedar
escondidos dentro de la madera cuando sea necesario utilizarlos.
Muchas personas se jactan de no necesitar un corral para trabajar sus
caballos. Nosotros los felicitamos por su habilidad, pero nadie podrá negar que
cuando los utilizamos, todo el trabajo se hace menos riesgoso y más fácil.

Instalaciones para padrillos

Quien haya montado sobre padrillos, sabrá que son animales especiales. El
garbo, la potencia y la belleza que muestran en cada una de sus acciones, no
aparecen cuando montamos yeguas o caballos castrados.
Los padrillos no pasan desapercibidos debido a su temperamento de machos,
pues siempre mostrarán que están allí; preparados para la conquista de una
yegua o la batalla contra otro macho.

En la primavera, el calor del día y el aumento de las horas de luz, comienza a


mostrar una libido en ellos, que durante el invierno parece haberse apagado.
En efecto, el frío del invierno reduce la actividad hormonal y los animales no
tienen los comportamientos reproductivos comunes.

Cuando aumentan los días de calor el padrillo se prepara para reproducir y


estará atento a los movimientos, los relinchos y los olores; que estén dentro del
espacio que pueden controlar.

Cada uno de ellos sentirá mayor poderío cuanto mayor sea el espacio que ha
logrado conquistar y preservar para si. Es natural que tiendan a salirse de los
corrales, caminen cientos de veces al borde de sus límites y agredan a
aquellos otros caballos que se avecinan a su reinado.

En libertad cualquier macho cercano a su territorio es un posible enemigo que


intentará quitarle sus hembras. En cautiverio, conservan la misma sensación y
para hacerlo saber, dejan la marca de su presencia formando montañas con
sus excrementos.

Es por ello que las instalaciones para mantener a los padrillos deben ser
especiales, pues de no serlo, exponen a los animales a lesionarse en el intento
por mostrar su poder frente a otros.

Todos los caballos deben de poder moverse al menos una hora al día
libremente. En libertad, realizan un mínimo de tres horas de ejercicios diarios.

Si los padrillos no se montan, deberán contar con cuadros o corrales durante el


día que les permitan moverse, revolcarse, movilizar sus miembros y descargar
la energía que consumen en sus alimentos.

No tardan en aparecer un sin número de vicios de comportamiento, en aquellos


caballos que no disponen de esta posibilidad. Lo malo es que los propietarios
cargan siempre la culpa sobre los animales y difícilmente se lo asignen a las
restricciones de espacio y trabajo que les ofrezcan.

Cuanto mas amplio es el espacio que tengan disponible, mayor es la


posibilidad de alargar sus movimientos. Es preferible contar con un gran corral
espacioso en el que se largan los padrillos alternativamente durante dos o tres
horas, que hacer varios corrales pequeños para cada uno de ellos, en los que
no pueden moverse libremente.

Si el círculo al galope mas chico que se exige en adiestramiento es de 8 metros


de diámetro, el corral en el que se larguen los padrillos no debe tener ningún
lado menor que esta medida y así podrán moverse sin problemas.
De más estar decir que la distancia del otro lado, será tanto mejor cuanto mas
larga sea.

Entre cada corral de padrillos es bueno dejar un espacio libre de al menos tres
metros, que en general se destina para colocar árboles que den sombra.

Dentro de los corrales los árboles sufren mucho, pues los caballos tienden a
comerles la corteza por la necesidad de alimentarse con fibra cuando están
aburridos.

Con esta separación, los padrillos no podrán estar en contacto y así se reducen
las demostraciones de agresividad.

Cuando no hay lugar disponible para dejar el espacio libre entre los corrales, se
recomienda colocar en el lado interior de cada uno de ellos, una cinta plástica
visible con electricidad a la que los caballos respetan mucho.

La misma cinta eléctrica es útil en los corrales realizados con alambre o tablas.
Las patadas al vacío son comunes como muestra del poder y una tabla con filo
o un tendido de alambre, son riesgosos si el padrillo hace sus demostraciones
contra estos lugares.

En un corral para padrillos deberá ofrecerse agua fresca a voluntad. El calor del
verano y la actividad del padrillo, hacen que deban hidratarse con frecuencia
por lo que el líquido elemento, no debe faltar. Los bebederos deben ser altos y
de esta forma se evita que los animales golpeen dentro con sus manos y
rompan las bebidas o aflojen sus herraduras.

La parte superior de un corral para padrillos contará con una madera o tronco a
una altura mínima de un metro cincuenta. Esto evita que se apoyen y empujen
con el pecho contra la empalizada.

Para mantener un padrillo se necesita personal especializado que pueda


trabajar en instalaciones especiales. La particular disposición de estos
animales para hacer las cosas, hace que valga la pena el esfuerzo.

Disposiciones de una pista de trabajo

La Escuela Española de Viena, es la mas antigua del mundo. Si bien sus


maestros dejaron pocos escritos e incompletos, algunos archivos de la Corte
de Austria, así lo atestiguan.

Se puede afirmar que su creación data del siglo XVI (dieciséis) siendo que se
otorgan créditos para su creación en el año 1565 y se lo comienza a llamar
Picadero Español en el año 1572.
Fueron caballos de pura raza española los que dieron origen al nombre del
picadero de Viena, los que luego de una larga selección son fundadores de la
actual raza de caballos Lipizzanos.
Siendo que la equitación es un arte de caballeros, el comportamiento en los
picaderos deberá mostrar disciplina con los caballos y será siempre respetuosa
y educada con los jinetes que lo comparten montando en el mismo lugar.

Cada jinete debe poder trabajar su caballo sin ser entorpecido, ni molestando el
trabajo de los otros que comparten el lugar.

El jinete montará fuera del picadero, para evitar que la acción y las personas
que deban asistirlo; entorpezcan el paso de los animales que estén trabajando
dentro.

El jinete solo podrá modificar su vestimenta pie a tierra y fuera del picadero,
para quitarse abrigo o para colocárselo, asegurando así que dichos
movimientos no asusten a su caballo o a los de otros jinetes.

Quienes montan con filete o caballos nuevos, podrán usar una fusta o vara
larga obtenida del monte, del lado interno del picadero. Cada vez que se
cambia el sentido del trabajo, se cambiará la fusta de lado, pues esta ayuda a
mantener los animales nuevos, correctamente alineados.

El cambio de lado de las varillas se realizará en el centro del picadero, cuando


se toman las diagonales correspondientes.
La fusta debe cambiarse elevando la punta por encima del borren delantero de
la montura con una pequeña rotación de muñeca. No es correcto cambiarla de
lado, adelantando la mano pues se pierde el contacto de las riendas.

Cuando se trabaja con la brida completa en animales avanzados, la fusta irá


siempre del lado derecho en el trabajo a ambas manos, mientras que las
riendas se toman con la mano izquierda.

Las discusiones o cambios de opinión entre jinetes, se harán solo fuera del
picadero y pie a tierra.

En general se comienza a trabajar el caballo a mano derecha y para no dudar


sobre lo que debemos hacer y lo que hará el resto de los jinetes respecto de
nosotros, deberán respetarse las siguientes reglas del picadero:

Siempre tendrá derecho a la pista de trabajo el jinete que, avanzando en el


mismo sentido que otro, marche en el aire mas avanzado. Así, los jinetes que
anden al paso cederán su pista a aquellos que troten y los que van al trote,
cederán la pista a los que galopan.

Cuando dos jinetes se encuentran en un punto con direcciones opuestas,


dejará la pista hacia adentro y se mantendrá paralelo a ella, el que va a mano
derecha. El que va a mano izquierda podrá conservar la línea de su pista, sin
desviar el recorrido que lleva.

Los jinetes que trabajan a dos pistas deberán siempre ceder la pista a quienes
lo hagan en pista simple, no importando a que lado van haciendo su trabajo.
Si dos jinetes en sentido inverso trabajan a dos pistas, nuevamente deberá
dejar la línea el jinete que trabaje avanzando a la derecha.

Los círculos se realizan de manera de no incomodar al resto de los jinetes y


para ello habrá que modificar la trayectoria o la forma del mismo, cuando otro
jinete avanza en línea recta hacia un mismo lugar.

Los jinetes que trabajan en clase bajo las órdenes de un instructor, tiene
derecho a la pista sobre los que trabajan solos.

Cuando un jinete trabaja su caballo a la mano o pie atierra, tiene derecho a la


pista respecto a los que van montados. Si fueran dos jinetes a la mano los que
se encuentran de frente, cederá la pista quien trabaja a la derecha.

La mirada de los jinetes deberá salir más allá de las orejas de su propio caballo
y estará atenta a lo que suceda en todo el picadero, pues así se evitan
inconvenientes; seguramente será por eso que en la disciplina de
adiestramiento, cuando un jinete mira el suelo le corresponde una falta….

Cargadores para caballos

Las personas que practican equitación saben que el deporte incluye una
cantidad de elementos que hacen que la actividad sea muy agradable.

En primer lugar, permite un contacto directo con la naturaleza. Comprender del


caballo sus instintos, sus miedos y sus alegrías nos permitirá manejarlo mejor
logrando mejores momentos.

Cuando montamos trabajamos solamente con nuestro caballo, pero la actividad


involucra un antes y un después en donde nos relacionamos con amigos,
conocidos, profesionales y empleados en un ambiente distendido y agradable.
Esto le hace bien a su cabeza y por lo tanto a su salud.

Finalmente todo el trabajo que hacemos durante la semana entre el profesor, el


veterinario, el cuidador y nuestro caballo, muestra sus frutos en las
competencias.
Para competir hay que viajar, pues los eventos se dispersan a lo largo y ancho
del país. Para trasladar nuestros animales, es necesario conocer en detalle su
manejo y comportamiento de manera de hacerlo sin causarles estrés pero para
ello nada mejor que buenas instalaciones y rampas.

En cada lugar al que viajemos encontraremos instalaciones diferentes más o


menos adaptadas a los trailers, vans o camiones dentro de los cuales los
haremos viajar.

Los trailers bajos no causan mucho problema pues con arrimarlos a algún
pequeño desnivel permiten a los animales un ascenso y descenso sin riesgos.
Los caballos desconfiados pueden preferir una rampa que les permita acceder
dentro sin necesidad de elevar las manos. Sin embargo, cuando estas quedan
suspendidas en el aire al pisarles encima se vencen y los animales poco
acostumbrados se asustan por la inseguridad que sienten.

Es recomendable que las rampas de trailers apoyen contra un piso bajo o


sobre un desnivel de tierra pues esto “apaga” el sonido de los cascos cuando
caminan sobre ella y además la tierra no permite que se venza el centro de las
mismas dando mas seguridad a los animales que ascienden o descienden de
esa forma.

Cuando viajamos en camiones preparados para caballos, el piso al que


accederán queda elevado respecto del suelo, debido al tamaño de las cubiertas
que han de aguantar todo el peso. Si las rampas de acceso articuladas al
camión son cortas, la pendiente es difícil de trepar. Si en cambio se pretende
ayudar a los animales a subir fácilmente dentro de esos vehículos se
recomiendan rampas largas pues de esa forma ofrecen menores pendientes.
Una solución que ayuda a la carga y descarga en estos casos, son los
atracaderos que se dejan a la altura promedio de la rampa de los camiones. La
rampa se baja y deposita sobre el atracadero y así los animales suben más
seguros y confiados.

Para viajes largos los camiones deben usar rodados mas grandes y esto eleva
el chasis de los mismos. Si el transporte no cuenta con rampa propia se
necesitará contar con un cargador fijo y elevado para que los animales puedan
bajar o subir sin desniveles que los obliguen a saltar pues esto puede ser
riesgoso.

Bajar los animales, siempre ha sido mas fácil que subirlos. Por esta razón en
los lugares de descarga las rampas pueden ser angostas sin que esto sea un
problema.
Cuando se trata de subir caballos arriba de un camión la cosa es diferente. Si
los invitamos a subir por una rampa empinada y angosta nos estaremos
exponiendo a encontrar complicaciones.
Recomendamos en estos casos trabajar con rampas seguras que a los lados
tengan tablas altas de contención para que no vean posibilidades de intentar
con éxito el salto fuera del lugar establecido.

Sobre el piso de la mayoría de los cargadores, se colocan maderas


transversales que hacen las veces de escalera y así ayudan a los animales a
trepar o a bajar suavemente. Estas maderas son especialmente útiles en los
días húmedos pues ayudan a que los animales no resbalen debido a la
pendiente.

Para trasladar animales salvajes lo mejor es llevarlos sueltos. Primero que


nada se lleva el grupo a un corral contiguo al cargador y desde afuera se los
estimula a subir por la rampa siguiéndose unos a otros. Esta es la razón por la
que siempre es aconsejable armar un corral antes de los cargadores ya que
servirán para ordenarlos al embarcar o para contenerlos al bajar.
Cuanto mas inseguras y débiles sean las instalaciones, mayores son los
riesgos de que se nos lastimen los caballos al subir o bajar de los camiones y
trailers. Esto nos obliga a pensar en lo importante que resulta saber que
nuestro caballo nos tenga confianza y sea tranquilo para ser cargado y
descargado en cualquier lugar.
Herrajes y desvasado

Cuidado de los cascos

Cuando un caballo vive a box se le cambian las rutinas que tendría estando en
libertad.
Allí le estamos cambiando su forma de vida. Por ello será necesario que le
compensemos con nuestra atención especial, en todo aquello que pueda
afectarlo de esa vida diferente a la que los sometemos.

Los vasos son una parte del caballo a la que se deberá prestar especial
atención. Su dureza, su elasticidad, su permeabilidad, su sanidad y el largo;
pueden modificarse y afectar el buen desempeño que queremos de ellos.

Parado sobre la cama del box durante horas, la permeabilidad del vaso hace
que la muralla absorba la humedad que puede tener la paja o el aserrín
utilizado.

De esta forma entendemos que no es necesario brindarles una cama mullida y


espesa, por la comodidad que sentirán al dormir sobre ella, sino para que ésta
tenga capacidad de absorción y permita que los cascos se mantengan secos,
duros y fuertes mientras se mantienen allí.
No es un problema para el caballo dormir sobre la tierra, pero lo es el tener que
caminar con un vaso roto o enfermo.

Una forma sencilla de proteger el casco de los caballos dentro de un box,


incluye la limpieza diaria para quitar los restos de la cama que quedan entre la
herradura y la suela. Para hacerlo puede, puede raspar con un gancho para
cascos en los lugares a donde crea que es posible que queden restos del
material del box.

Una vez a la semana recomendamos pintar la suela con yodo doble. Esto
aumentará la dureza del casco y matará las bacterias que se desarrollan allí y
que pueden producir enfermedades como la “podredumbre de la ranilla” o
“broca”.

Se deberá tener cuidado con el yodo debido a que su acción es cáustica y


quema. Maniobrarlo prolijamente con un pincel lo ayudará a evitar lo efectos de
ésta acción sobre sus dedos.

El yodo también puede ser utilizado para estimular y aumentar el crecimiento


normal del vaso. Pintando la zona de la corona o nacimiento, su acción
cáustica eleva la temperatura y produce una actividad de irrigación mayor que
luego se traduce en un crecimiento de la muralla por encima de lo normal. En
los vasos agrietados o partidos esto será beneficioso pues acelerará la
recuperación del mismo y lo fortalecerá.
Recomendamos consultar a un profesional para aplicar el tratamiento, debido a
que un exceso de yodo, puede producir úlceras y quemaduras sobre la zona
tratada.

Para evitar que el vaso absorba humedad y se debilite; allí donde la lluvia y la
humedad conviven con los animales durante mucho tiempo, recomendamos
engrasar la muralla. La grasa penetrará la misma, manteniendo la elasticidad y
dureza necesaria.
Algunas personas creen que esta recomendación es solo cosmética y mejora la
apariencia externa y presentación, pero la costumbre de hacerlo normalmente,
ayuda a mantener las condiciones de dureza necesarias y el vaso se hace mas
resistente.

El casco crece a razón de un centímetro por mes cuando el caballo tiene un


buen estado de salud y si está bien alimentado. Dentro de sus cuidados
normales tendremos que desvasarlos periódicamente para que sus extremos
mantengan las formas y proporciones. Es recomendable hacer un desvasado
completo cada cuatro a seis semanas.

Un casco excesivamente largo puede ser la razón de tropiezos y riesgos que el


jinete no debe de correr.
Cuando la pinza de los cascos posteriores crece y no se recorta como
corresponde, podría alcanzar el talón de la mano del mismo lado y lastimarlo.
Esto sucede especialmente en animales de lomos cortos o muy reunidos y por
esta razón en ellos habrá que vigilar especialmente que esto no suceda.

El recorte y redondeo de la pinza reduce también la tensión en los tendones,


por la palanca que ejercen los vasos sobre el suelo al avanzar. En los casos en
los que las cuerdas y tendones del animal estén lesionados o inflamados, se
recomienda llevar el recorte de la pinza correspondiente al máximo, para que
se reduzca ese esfuerzo, la cuerda descanse más y se reponga antes.

En el caso de animales con problemas de aplomos severos, un buen recorte


ayuda a evitar lesiones y golpes. Recordamos que en los caballos adultos la
corrección exagerada y súbita de aplomos puede producir lesiones. Los
caballos adultos deben desvasarse respetando la forma natural de pisar que
han adoptado desde pequeños.

Cuando un caballo camina revoleando las manos hacia adentro, las cuartas
partes internas del casco, pueden golpear el nudo o la caña de la mano
opuesta.
Este riesgo se reduce si recortamos el borde de esa zona, más que la del otro
lado.

Si notamos que el casco crece muy vertical y chico, habrá que abrirlo. Una de
las formas de hacerlo es bajando los talones todo lo que sea posible, de
manera de obligar a la ranilla o almohadilla plantar a apoyar mas en el suelo.
De esa forma se estimulará un crecimiento que lo abrirá gradualmente.
Cuando vemos que un caballo escarba en el box o si vemos que el trabajo que
le damos le produce un desgaste excesivo, tendremos que herrarlo.
El tipo de herraje y las técnicas para realizarlo correctamente, son competencia
de profesionales que le dirán lo que sea más recomendable en función del
deporte que realiza, el problema que se encuentra y los costos que ello
signifique.

El abandono y la demora en realizar los mantenimientos correspondientes en


los vasos de su caballo, es considerado una falsa economía. Ud debe ser
conciente que éste desgano no lleva más que a mayores problemas que
podrían resultar muy costosos y de alto riesgo para Ud.

No olvide que un caballo con los vasos bien cuidados, le dará lo mejor y acaso,
si de equitación se trata,…… ese debe ser nuestro objetivo.

Preparar potrillos para desvasar

Muchos son los sistemas de crianza que existen en el mundo del caballo.

Algunos potrillos con todos los cuidados para ellos y su madre, nacen dentro de
un box tomando contacto con el hombre a los pocos minutos de comenzada su
vida.

En los sistemas de cría en libertad, los partos ocurren fuera del establo y luego
solamente se vigila a los potrillos y a sus madres para prevenir enfermedades o
lesiones.

En la mayoría de los casos los potrillos alcanzan la edad de destete sin haber
estado en contacto con el hombre.

Si corregimos los vasos de los potrillos desde temprana edad, se asegura que
completen su crecimiento correctamente aplomados y esto será un verdadero
beneficio para su futuro.

Para corregir a un potrillo debemos poder verlos caminar con soltura y luego
nos deben permitir las maniobras necesarias para la corrección.

En primer lugar entonces, el potrillo debe confiar en el hombre.

Para eso lo introducimos en un espacio de madera o “manga”, de manera de


restringir sus posibles movimientos.

El potrillo con el que vamos a trabajar ya tiene 8 meses cumplidos y aún no ha


estado en contacto directo con el hombre; su fuerza es suficiente como para
ser capaz de arrastrar a dos personas….

Nos aproximamos para tocarlo en el anca, luego el lomo, pasando por el cuello,
hasta que finalmente lleguemos a la cabeza. Es normal que no permitan que
les toquemos las orejas fácilmente. Una cuerda puede ayudarnos a lograrlo.
Una mano puede llegar por debajo del cuello, a tomar la cabeza sosteniendo la
quijada. No debemos apretar los dedos contra la quijada pues eso podría
molestarlos. Simplemente dejamos la mano con el dedo abierto debajo del
hueso, para que le sirva de apoyo.

En pocos segundos veremos que el animal se relaja y comienza a confiar.


Pasaremos entonces las manos por la cara, la frente y finalmente por las
orejas.

A continuación colocaremos un bozal con una soga larga con la que luego
habremos de enseñarle a cabestrear o seguirnos. De esta forma sacamos al
potrillo retrocediendo hasta un corral.

Parados a un costado y con pequeños tirones de la soga, intentaremos que


mueva las manos hacia nosotros. Cuando lo logremos, cedemos la presión.

Comenzamos en ángulo recto y luego iremos abriendo el ángulo hasta lograr


que caminen en línea recta detrás de nosotros. Solo nos llevará unos pocos
minutos hasta que lo entiendan correctamente. No mas de 40.

Una vez que se dejan conducir con la soga es posible atarlos a un poste firme.
Ahora no hay riesgos de lesiones en la nuca, pues han aprendido a no tirar en
contra de la presión que sienten al estar atados.

Con el potrillo atado al palo, nos quedan las dos manos libres para trabajar
cómodamente.

Tocaremos al “pequeño proyecto de caballo”, por todos lados. Nuestras manos


irán especialmente hacia sus extremidades, tratando de quitarle las cosquillas.

La mano izquierda presionará sobre la espalda izquierda del potrillo, para que
descargue sobre nosotros su peso y veremos que así, flexionan la rodilla de la
mano.

En esa posición es fácil levantarles la mano. Si llegaran a oponer resistencia


podemos atar una pequeña cuerdita que para ello nos será de gran ayuda.

Cuando logramos levantar la mano la volvemos a dejar en el piso para que el


potrillo incorpore lo que ha aprendido y entienda que ese es el premio por no
oponerse.

Luego haremos movimientos similares a los que ellos han de sentir durante el
desvasado normal. Nosotros usamos la escofina.

En el final de un desvasado correcto la mano debe salir hacia delante para


apoyarse en un soporte que nos permita escofinar los bordes y sobrantes del
vaso. Una cuerda volverá a resultarnos de utilidad para no esforzarnos
innecesariamente. Luego de algunos intentos el potrillo verá que no hay riesgo
y nos permitirá trabajar dejando la mano apoyada allí.
Con las patas el proceso es similar. Primero tocamos todo el miembro hasta
que tengan confianza. Muchas veces pueden intentar una patada, pero
parados a un costado no habrá peligro. También se podría utilizar una vara
para hacerlo.

Cuando toman confianza, sugerimos colocar una soga en la pata para trabajar
a distancia.

Apoyando la mano izquierda en la punta de cadera izquierda del potrillo,


dejaremos que descargue su peso sobre nosotros para que descanse la pata
de ese lado. Así la podremos levantar sin ningún esfuerzo.

Elevaremos el miembro y lo volvemos a dejar en el suelo, varias veces.

Si vemos que el potrillo está cómodo podemos entonces sacar la pata hacia
atrás para dejarla en posición de herrado y la mantenemos allí unos minutos.

Si todo estuvo bien, podremos levantar la pata con nuestra mano directamente.
El final del trabajo se cumple cuando llevamos la pata hacia delante para
dejarla en el soporte de modo de poder escofinarla.

Luego de haber trabajado de esta forma con las cuatro patas el potrillo estará
tranquilo y nadie correrá riesgos, ni perderá tiempo; cuando verdaderamente se
llame al herrero para que haga su trabajo.

Herramientas para trabajar los vasos

Una vez cada 30 a 45 días debemos desvasar nuestro caballo.


Mantendremos así el pie en buen estado y cuando los montamos, no
correremos riesgos de tropiezos.

En los pisos blandos, el desgaste será menor que en los duros o pedregosos.
Así, la acción abrasiva de los distintos suelos, marcaran necesidades y tiempos
diversos para desvasar, entre unos y otros lugares.

Un trabajo de calidad combina el correcto uso de las herramientas, con la


destreza de quien las use.
La mejor herramienta, si es mal usada, puede resultar en un perjuicio para el
caballo.
En la misma línea de pensamiento podemos decir que: es muy difícil hacer un
buen trabajo, con las herramientas inapropiadas o en mal estado de
conservación.

El mercado ofrece una gama importante de herramientas de distintas marcas.


En ese sentido debemos decir que las mejores, fuera de ser mas costosas,
realmente facilitan el trabajo pues:
Sus formas y palancas, reducen la necesidad de hacer fuerza.
La calidad de los aceros, hace aguantar los filos por más tiempo.
Y ……finalmente, el tipo de empuñaduras, ayuda a sostenerlas firmemente
mientras se las utiliza.
Al comenzar el trabajo de desvasado de un caballo, se utilizará un limpia
vaso.
Normalmente esta herramienta cuenta en un extremo con una punta gruesa
que sirve para raspar y limpiar los bordes y contornos de los talones, ranillas,
muralla y palma, del lado inferior del vaso.
Se quitan así los restos de barro, suelo, vegetales o excrementos que puedan
quedar adheridos allí, para ver correctamente el contorno del vaso y sus zonas
de crecimiento.

Se tomará entonces una tenaza de desvasar para recortar, como si fuera un


alicate de uñas, todo el sobrante del vaso, que crece desde la corona hacia
abajo, delimitado por la línea blanca que se encuentra en la unión de la muralla
y la palma.
Con un corte perpendicular a la palma, se quita el excedente. Comenzaremos
por un talón, siguiendo el contorno del vaso, hasta terminar en el talón opuesto.

Aquí, la habilidad de quien desvasa se favorece tremendamente cuando la


herramienta se encuentra filosa y si los filos no tienen imperfecciones, haciendo
un corte neto.

Cuando no se tiene experiencia se puede hacer uso de un centímetro para


medir el largo de los talones al cortar, de manera de dejarlos a ambos iguales,
para que al pisar queden parejos y equilibrados.
Otra medida que nos da el centímetro es la distancia que hay entre el centro de
la ranilla y el borde externo del vaso. En un trabajo bien realizado, ambos lados
deberán tener la misma distancia.

Terminado el corte usaremos la “gubia”, una herramienta con forma curva,


para adaptarse a la palma, que ha de cortar con filos de uno o ambos lados
casi como un cuchillo. Al utilizarla para emparejar los cortes y la palma, su
forma permitirá un acabado cóncavo, que deja que el vaso abra y cierre cuando
el animal camina. Será una forma de suavizar la presión que soporta el hueso
Navicular dentro del dedo.
Con los extremos redondos de la gubia se limpian y cortan los pedazos viejos
de la ranilla que tienen una consistencia cartilaginosa.

Si la gubia se desafila se recomienda afilarla con una lima diamantada, de las


que se utilizan para afilar cadenas de “Motosierras”.

El vaso ahora estará listo para su terminación.

Se utilizará una base apoya casco, para colocar el miembro que hemos de
terminar.
La base deberá colocarse delante del miembro delantero o posterior que
corresponda, para que el animal apoye allí el vaso. La superficie de apoyo será
reducida para que se pueda trabajar sin arriesgar el filo de las limas, raspando
contra el hierro de la base.
Una particularidad importante de los bancos es la superficie de apoyo en el
suelo, que deberá ser amplia para darle estabilidad.
Algunos bancos tienen una extensión variable para que quede a buena altura
en animales de diferentes razas.

Con el vaso sobre el banco se trabajará con escofinas o limas para madera.
Normalmente estas escofinas tienen una zona gruesa que come más y
empareja fácilmente y sin esfuerzo, los cortes imperfectos que deja la tenaza.
Con esta herramienta se le dará al borde del vaso un acabado en el que se
quitan los filos a la muralla para dejarla con una terminación evidentemente
convexa. Se tratará de imitar la forma que tienen por el desgaste natural los
vasos de los caballos salvajes, cuando viven en suelos abrasivos.

El final del trabajo se hace con la parte de lima fina de la escofina, para mejorar
el acabado.

Un caballo bien desvasado, no debería lastimarse cuando anda ó hace sus


trabajos de rutina.
La pared aguantará sin quebrarse, ya que crece pareja y se mantiene fuerte.
En los movimientos esforzados, las fuerzas se distribuyen correctamente y el
impulso se transmite sin lesionar el miembro.
Desvasar el caballo correctamente, es darle salud.

Un desvasado correcto

Aún cuando se deja descalzo porque se ha comprobado que no hace falta


herrar, hay que hacer un desvasado correcto de los cascos del caballo.

Las revisaciones periódicas del herrero son muy importantes para mantener el
cuidado de los cascos.

El casco crece a partir de la corona que rodea la muralla. Esta se divide en


cuatro zonas: la pinza, las cuartas partes, el talón y los bulbos. En la parte
posterior se encuentra la cuartilla.

Levantando el miembro notamos como los bulbos se encuentran con la ranilla,


una estructura mórbida y flexible.

La línea blanca divide la muralla de la palma.

Los talones son abiertos en la parte posterior y permiten una cierta flexibilidad a
la parte interna del casco.

Para dar una mayor robusteza, la uña se dobla formando dos barras que hacen
que los talones se abran hacia el exterior. A esta deformación fisiológica del
casco debida al peso se llama “elaterio”.

Antes de empezar el desvasado, es indispensable observar los aplomos del


caballo en movimiento, desde distintos ángulos: de frente, de atrás y de
costado.
Este caballo tiende a abrirse en los anteriores que, además están ligeramente
torcidos hacia afuera.

Camina con la patas ligeramente hacia el exterior, sobretodo con la que va


calzada.

Esto explica el mayor desgaste del lado externo del casco.

De esta manera se ven los aplomos y también se aprecia si existen rotaciones


notables hacia fuera o adentro del eje.

Al comenzar con el limpia vaso se saca el barro y eventuales piedritas que


puedan encontrarse en la zona de la ranilla.

Repasando con la brusca o gubia se dejan bien evidentes la línea blanca, los
ángulos de inflexión del casco y las tres lagunas de la ranilla: lateral mediana y
central.

Con una cuchilla inglesa se empieza una limpieza ligera de la ranilla, en las
lagunas y las barras de la ranilla

El borde del casco es determinado por la línea blanca.

Vemos como lo talones, así como la pared de la muralla, crecieron hacia


adelante generando una ligera concavidad del lado externo de la pared.

Se ve como en el anterior izquierdo, ésta concavidad es más evidente que en


el derecho.

La herramienta ideal para la muralla es la raspa de herrero y se tiene que


empezar a usar de los talones hacia delante.

Con una tenaza de desvasar se corta la parte de uña que sobra de la palma.

Hay que hacer las terminaciones con la raspa o gubia, usando los dientes
grandes para el trabajo grueso y la parte mas fina, para limar y terminar más
prolijamente el vaso.

Hay que redondear bien la uña, para no dejar esquirlas que puedan dañar al
vaso hasta el próximo desvasado.

Apoyando al anterior en el banco, controlamos la concavidad de la uña.

Se corrige el perfil con algunas pasadas con la escofina, cuidando de no ir


demasiado en profundidad, sacando la pared mas dura que protege a la
muralla. Finalmente se termina redondeando los bordes del casco.

El vaso ahora está bien redondeado, proporcionado y sin excesivas palancas.

El mismo largo se debe mantener en el otro pié.


Analizando la pata externa se ve como se encuentra más desgastada en la
parte interna.

Se debe tocar lo menos posible la ranilla, porque es la parte flexible.

La raspa se pasa con un ligero ángulo, para no tocar nunca la palma.

También en este vaso se encuentra una ligera concavidad, que se puede


eliminar con la raspa, sin olvidar de redondear la uña.

Es siempre mejor enseñar al caballo a dar la pata para no hacer un esfuerzo


excesivo o luchar contra él.

Nunca hay que agarrar directamente para levantar las patas de los caballos.
Esto podría generar una respuesta automática brusca que a menudo será una
patada!

Hay que empezar a tocar el animal de la zona de la cruz hacia las manos o de
la zona de la grupa hacia las patas.

Empujando sobre esos lugares se equilibran y dejan la mano o pata que


queremos levantar en descanso.

Comenzando en la cruz y sin perder el contacto, se baja lentamente hasta


llegar a la mano y se pide al caballo que la entregue presionando suavemente
sobre ella.

Cuando necesitamos los posteriores, el asunto es más delicado, porque el


caballo es más sensible atrás.

Partimos del anca y manteniendo el contacto con el caballo, se llega al pié y se


indica al caballo que lo levante.

Es siempre mejor no agarrar el vaso por la cuartilla, para no asustar al animal.


Por este motivo, a esa zona se la llama “presa de lobo”.

Más seguro aún es mantener el garrón del caballo debajo de nuestro brazo.

Repitiendo la operación se nota como este vaso es más largo que el otro.

Se hace el desvasado antes en la palma, luego en lo talones. Se corta, con una


tenaza ligeramente inclinada, llevando atrás la punta y se termina con la raspa
controlando que el largo sea el mismo

Finalmente se pasa la escofina para no dejar astillas.

Una vez terminado el trabajo, se debe controlar si los aplomos están


corregidos.
Lo defectos ahora serán menos evidentes que antes del desvasado.

Será fundamental controlar la evolución en las próximas visitas del herrero,


para mantener el caballo siempre en las mejores condiciones.

Y no olvide que si su animal anda descalzo, no quiere decir que debe olvidarse
de él.

Herrado o descalzo

Últimamente ha vuelto a tomar auge una vieja diatriba sobre la necesidad o no


de herrar los caballos. Esto ha iniciado un interesante debate sobre las
consecuencias positivas y negativas del herraje tradicional versus el pié
descalzo o barefoot .
Quienes están a favor de que los caballos estén al "natural", argumentan que
ellos no llevan herraduras cuando viven en libertad. Incluso hay quien afirma
que el herraje es siempre dañino y causa principal de rengueras.
Es innegable que las herraduras tienen algunas limitaciones:
El casco no tiene libertad de movimientos
se transmiten vibraciones e impactos que son malos para toda la extremidad.
Suprimen total o parcialmente el apoyo en el suelo de la ranilla, las barras y la
suela.
Alargan las palancas biomecánicas y falsean el aplomo
Pueden ser resbaladizas en suelos compactos
Debido a las patadas, son peligrosas para el resto de los caballos cuando están
en grupo.
Los clavos perjudican y debilitan el estuche córneo.
Por otra parte el herraje tiene indiscutibles beneficios:
No permite el desgaste excesivo del vaso.
Ayuda al caballo en competencias, como sistema antideslizante gracias a los
herrajes ranurados o ramplones, cuando se necesita potencia.
Forma parte de la terapia en casos de cojeras debidas a tendinitis, desmitis o
artrosis
Corrigen defectos graves de conformación en los potrillos para que lleguen a
adultos bien conformados y con aplomos correctos.
Y, son imprescindibles en el tratamiento de la infosura, cáncer, queratomas y
hormigueros.

El casco, debidamente acondicionado, tiene una capacidad regenerativa y de


adaptación, que es suficiente para la vida en libertad.

Debemos considerar que en la naturaleza, el caballo elije el terreno por donde


pisa, mientras se desplaza casi siempre al paso, para comer e ir en busca de
agua.

Muchos caballos no necesitan de ninguna protección adicional. Viven bien sin


herraduras, pues el crecimiento del vaso es igual al desgaste natural que se
produce en el medio en el que caminan y viven.
Como ejemplo, podemos citar a las yeguas de cría, los potrillos y los caballos
que no están sometidos a ningún trabajo montado o a aquellos que viven y
trabajan en terrenos, no demasiado húmedos ni duros.

Los caballos que sólo trabajan en las pistas adecuadas o pasean sobre prados
blandos, pueden mantenerse descalzos pues aguantarán bien sin herraduras.

Las piedras son un peligroso enemigo del casco, sobre todo si se trabaja en
aires rápidos.

No todos los terrenos son buenos para dejar los caballos descalzos o barefoot.
Tampoco es aconsejable cuando el uso de ellos es intensivo o se los utiliza en
deportes que desgastan demasiado los vasos, como lo es el endurance.

Otras variables a considerar cuando pensamos en herrar a nuestro caballo son:


la calidad y cantidad de alimento y la humedad del terreno y del ambiente.

Los cascos son más resistentes cuando están secos, aunque sean menos
flexibles.

Si pensamos en quitar las herraduras a nuestro caballo, no debemos olvidar


que no todos los caballos son capaces de adaptarse suficientemente bien y
rápido, para vivir descalzos.

Al dejarlos descalzos y durante su adaptación, tendremos que combinar cuatro


factores: buen casco, buen terreno, trabajo compatible y un correcto desvasado
tratando especialmente de no tocar la suela.

Con suelas débiles ó muy rebajadas, los expondremos a sentir dolores o a


andar inseguros y esto no nos parece que sea lo correcto.

En todos los casos es necesario un periodo de adaptación para robustecer los


cascos antes de dejarlos definitivamente sin herraduras. Tienen que pasar de 3
a 4 meses para que vuelvan a estar sólidos y fuertes para exponerlos al suelo
directamente.
También podemos descalzar caballos que van a disfrutar de un periodo de
reposo prolongado, cuando al menos sea de tres meses.

Descalzar un caballo no significa simplemente quitarles las herraduras; es


necesario también recortarles y redondearles periódicamente los cascos, ya
que su crecimiento y desgaste muy pocas veces se compensan.

El trabajo de recortar cascos y aplomar las extremidades, es cuestión de


expertos que deben analizar cada caso en particular. Siempre deberían estar
debidamente calificados para hacer ambas operaciones pues así tendrán los
conocimientos suficientes de la anatomía y fisiología del pie equino.

Los propietarios no deben de hacerse ilusiones de sustituir al profesional


preparado y con experiencia. Es oportuno, en cambio, que aumenten sus
conocimientos para poder dialogar mejor sobre las necesidades y los cuidados
que sean aconsejables.

Cuando herrar

Un viejo dicho, dice que “Si no hay pie, no hay caballo”.


Se alude así a la importancia de tener el pie o los vasos del caballo,
suficientemente sanos para que puedan darnos lo mejor de ellos.

Los herreros y el forjado de las herraduras para caballos, aparecen en la


historia, realmente hace mucho tiempo. No hay fechas exactas, pero se sabe
que Popea, la mujer de Nerón, vivió entre el año 37 y 68 de la era después de
Cristo y ella mandó a forjar en oro y plata las herraduras para su caballo. Tal
vez sea por esa razón, que se cree que encontrar una herradura trae suerte.

Ya los asiáticos encontraron necesario proteger a sus caballos del desgaste de


sus vasos y los protegían con algo similar a una sandalia, realizada con trenzas
de paja de arroz.

La evolución en el tiempo, desarrolló un sistema de herraduras realizadas con


planchuelas de metal, que se sostenían al pie con cuerdas de cuero

Se sabe con certeza que el sistema de herraduras con clavos, data al menos
de 2400 años antes de cristo, por los hallazgos que remiten a esa época.

Es San Eligio, un sacerdote pagano convertido al cristianismo, el patrono de los


herreros, pues se le asignaban poderes especiales para la colocación de
herraduras.
Su imagen se encuentra en la Iglesia de San Miguel en Florencia (Italia).

Sin duda el cuidado del pie del caballo fue necesario, desde la conquista de
distintos países, territorios o ideas.

“Después de Dios, le debemos la victoria a los caballos” ; se escuchaba decir a


los caballeros que conducían a sus nobles brutos, a través de caminos de
piedra, de lodo, de plantas o de arena.

Llegaban los barcos a América para la conquista, cargados de herraduras que


se utilizaban como lastre para el arribo, a sabiendas de que el peso en el
regreso se reemplazaría por frutas, especias y oro.

Eran pocos en el nuevo mundo capaces de proveer de herraduras a los


caballos que usaban y era por ello, que se enviaban semejantes cargamentos
desde España.

Si bien no siempre es necesario colocar herraduras y aún sabiendo que


algunas personas promueven directamente la no utilización de las mismas,
podemos afirmar que la herradura es un elemento de protección del pié que
aumenta la vida útil, la sanidad y la capacidad deportiva de los caballos.
En la actualidad, son tres las razones que llevan a herrar a un caballo.

La protección, la corrección y el mejoramiento deportivo.

Cuando hablamos de protección, nos referimos al desgaste que pueden


producir los suelos abrasivos, por donde trabajamos o transitamos con
nuestros animales.
La arena de una pista, desgasta.
Las piedras de un camino o de la montaña, también lo hacen.
El cemento de un box o las calles asfaltadas, pulen las pinzas ó parte delantera
del vaso.

Pero si de protección hablamos, no podemos olvidar los elementos punzantes


que pueden golpear o lastimar el pie, como las piedras, clavos o alambres.
Cualquier accidente, causado por estos elementos, podría inhabilitar un
caballo.
Estando herrados, se protege a los mismos de pisar con las zonas afectadas,
lastimadas o golpeadas; pero fundamentalmente con las herraduras, se evita
que se produzcan esos accidentes.

El vaso tiene que soportar el peso del caballo y la muralla se expande al


recibirlo.
Por deficiencias en la alimentación o la falta del cuidado y mantenimiento
correcto de los vasos, a veces aparecen rajaduras. La herradura protege y
evita que estas rajaduras aumenten y lleguen a la corona del pie, causando
dolor, por la acción de pinza que se produce al quitar y recibir el peso cuando
andan.

Sin duda la repetición del golpe de los aires de marcha, sobre un vaso que
transita una superficie dura, puede resentir la articulación. Los modernos
herrajes con goma entre el vaso y el hierro, amortiguan y protegen contra esto
a los animales.

Cuando hablamos de utilizarlas para corrección, pensamos en las posibilidades


de compensar las desviaciones que la naturaleza no le dio al caballo.con
herraduras y diferentes formas de desvasar.

Problemas en los aplomos o líneas de apoyo del vaso en el suelo, hacen que el
peso del caballo que debe soportar el miembro; caiga, no en el centro, sino en
la zona interna o externa de mismo. Esto exige los huesos hasta el punto de
lesionarlos.

También se pueden corregir los ángulos de inclinación del pié, para ayudar al
animal con defectos o problemas a para mejorar una mecánica defectuosa.

En la competencia, la herradura se ha convertido verdaderamente en un aliado


del competidor.
Hoy encontramos herraduras que tienen tacos o pestañas, que aumentan el
agarre del animal cuando corre o tracciona.
Siempre se recomiendan aquellas que puedan quitarse una vez finalizado el
ejercicio, para evitar que el animal permanezca el resto del día parado sobre
las pestañas.

El caballo de polo usa tan solo una pestaña en el lado externo de la herradura
en las patas, para aumentar el agarre y permitir los giros cerrados. Si se
utilizaran dos pestañas, correrán riesgo de lesionarse las cuerdas y ligamentos
de la pata; ya que durante el giro el pie no se puede mover sino cuando se
levanta.

Al contrario de las herraduras con pestañas o trabas, encontraremos algunos


herrajes que se hacen biselados y sin ningún agarre. Estas herraduras se
utilizan en los movimientos de rienda como las rayadas o sujetadas, pues
permiten que el pié corra hacia delante sin impedimento alguno. La
espectacularidad de los ejercicios se ve asegurada con éstos herrajes.

Herrajes de aluminio, liviano y fácil de adaptar; de hierro mas pesados y de


mayor duración, de oro, de plata, de plástico o de materiales mas modernos se
han utilizado y se seguirán usando para mejorar, proteger y disfrutar mas y
mejor, de una actividad que gana fanáticos y que quieren lo mejor para sus
caballos…. por eso la herradura.

Las Herramientas del herrero

Uno de los aspectos que nos diferencia de los animales, es la capacidad de


construir utensilios para los usos más diversos.

Es notable la cantidad de herramientas que facilitan el trabajo del herrero.

Siguiendo el orden de operaciones de un herrado, veremos, paso a paso, las


herramientas requeridas.

El primer elemento usado es una tenaza “corta remaches”, que, junto con un
martillo de goma, se usa para levantar las cabezas de los clavos.

Se saca, luego, la suciedad con un limpia vaso con un cepillo, para dejar el pié
limpio y listo para poder
sacar el hierro con la tenaza “de extraer”.

También tiene unas ranuras laterales, que permiten de abrir la herradura, si


hace falta.

Es importante que la superficie sea amplia y chata para no dejar marcas, donde
luego podría formarse equimosis.

En el caso que se deban sacar los clavos uno por uno, se deberá usar una
tenaza “saca clavos”.
Para desvasar se utilizan las cuchillas inglesas. Pueden tener filo doble o
simple, izquierdo o derecho o redondo. Para explorar un absceso en
profundidad, se utiliza una cuchilla redonda y chiquita.

También se puede usar un cuchillo, golpeándolo despacio con el martillo de


goma.

La tenaza de cortar tiene una muela ancha y sutil y se usa para cortar la pared
de la uña.

La raspa se utiliza para emparejar la uña.


Puede tener una protección de goma y un mango liviano, para facilitar el
trabajo.

Para calentar el hierro en la forja a propano hace falta una tenaza “para el
fuego”.

Acá vemos como la superficie de la tenaza queda perfectamente paralela a la


herradura. Por eso, la tenaza y herradura deben tener el mismo espesor.

Permite cerrar perfectamente el hierro, cubriendo toda su superficie y evitando


que se deslice.

La tenaza más peculiar es la “autorregulable” y se usa para las herraduras de


grande tamaño, a menudo de aluminio.

Tiene la particularidad de adaptarse al ancho de la herradura.

Los martillos para forjar tienen peso variable y dimensiones y formas distintas.
Un extremo es más chato y el otro es más redondo, para poder trabajar el
hierro en distintas maneras.

La herradura debe ser forjada sobre un yunque especialmente diseñado para


herraduras de caballos.

La forjadura se hace casi siempre “en el vacío”,o sea que el martillo casi nunca
golpea el hierro apoyado sobre el yunque.

Existen dos puntos de apoyo, uno en el yunque y el otro sobre la tenaza. De


esta manera el martillo golpea en el medio.

Otra herramienta útil, es el cepillo de forjar, para limpiar las escorias que
pueden quedar en el yunque.

Con el martillo para estampar, podemos hacer una ranura en la herradura,


ensancharla, hacer otra ranura o una estampa nueva.

Para hacer los agujeros en la herradura se usa un puntero.

En un balde de agua se enfrían las herraduras recién forjadas.


Otro recurso es tener en el delantal un imán para guardar los clavos de las
herraduras.

En el herrado en caliente se lleva la herradura sobre el casco con una tenaza


llamada “Hamburg”, que tiene unas puntas sutiles, que entran en los huecos
del molde.

Del otro lado es chata, para poder remachar debajo de los clavos.

Otro método es martillar el hierro en caliente con un puntero en el agujero.

Los martillos tienen la particularidad de no poseer la cabeza a 90 grados. Esto


ayuda cuando se trabaja a solas.

El pico del martillo sirve para poder sacar los clavos y doblarlos cuando salen
del pico y, hasta para cortarlos, haciéndolos rotar.

Antes de proceder con el acabado del herrado, puede ser útil ensanchar las
herraduras angostas, usando un encastrador.

Puede ser utilizado en diagonal, ensanchando una sola rama o sobre ambas,
centralmente.

Para el acabado se usa normalmente otro kit de herramientas.

Se colocan arriba de un banco, sobre el cual se apoya también el pié del


caballo.

Con la tenaza “corta clavos” se cortan prácticamente al ras las puntas que
sobresalen de la uña.

Y con la punta del “corta remaches” se hacen unos pequeños agujeros en la


muralla, donde salen los clavos.

Con la mandíbula inferior de la tenaza saca clavos, se sujeta la cabeza del


clavo, mientras con la superior se hace el remache sobre la pared del casco.

Con la lima se empareja lo que eventualmente sobre del clavo.


En fin se puede acomodar con un contrapeso y el martillo.

Todas estas herramientas se encuentran a disposición del herrero que podrá,


de esta manera, hacer un excelente trabajo.

Lo que debemos saber sobre las herraduras y el herraje

Todos hemos visto herraduras en las patas de los caballos o incluso como
amuletos de buena suerte, aunque pocos saben concretamente cuál es la
función que cumplen.
Las herraduras protegen los cascos del desgaste y de los golpes. Un buen
herrero además, corrige el balance de los cascos, la dirección de la pisada y la
forma en que se exigen los ligamentos, cuerdas y entre-cuerdas.

El caballo salvaje regula su propio desgaste y balance, a medida que se


traslada por terrenos blandos, duros o pedregosos. Encerrados en un box los
caballos no realizan el movimiento necesario para que se produzca ese
desgaste natural y por eso necesitan ser herrados.

Se fabrican herraduras de hierro, aluminio, poliuretano, y algunas otras


aleaciones de material liviano y resistente a los golpes y al desgaste.

La herradura de hierro transmite directamente el impacto y genera, a su vez,


una serie de micro-vibraciones que llegan a las partes internas del pie. La
mayoría de estas vibraciones son absorbidas por la propia sangre del pie.
Las herraduras de poliuretano absorben un 90% de las vibraciones y las de
aluminio absorben un 30%. No se registra absorción de impacto en las
herraduras de hierro.

Cada caballo tiene un tamaño de casco único relacionado a su estructura


corporal y por ello existen diferentes tamaños de herraduras que suelen ir
desde el nº 0 hasta el nº 7.

Por otro lado es importante saber que la herradura de patas es diferente de la


de manos; éstas tienden a ser más redondeadas mientras que las de patas son
más ovaladas. El casco de la mano siempre es un número más grande que el
de la pata.

Las herraduras de fábrica suelen venir con 8 agujeros para darle al herrador la
opción de elegir cuál utilizar. Las herraduras para caballos de carrera suelen
venir con más agujeros para que el herrador cuente aún con más opciones.
Algunos herradores prefieren colocar 4 clavos en la rama externa del casco y 3
en la rama interna.

Cada tipo de herradura cuenta con un tipo de clavo y, a su vez, cada tipo de
clavo se fabrica de diferentes medidas, las cuales se adaptan al tamaño de la
herradura y el casco. El cuerpo de los clavos es plano para no producir tanta
expansión de tejido como un clavo con cuerpo cilíndrico. La cabeza es
rectangular para que calce en la estampa de la misma forma en la herradura,
evitando que gire.

En el herraje, los clavos saldrán en general a una pulgada del borde inferior, ya
que si el clavo sale más abajo puede quebrar la pared y si sale más arriba
puede arrimarse a las zonas sensibles y causar dolor. Se recomienda poner 6
clavos por herradura en animales livianos y 7 en los pesados, pues en éstos la
fuerza extra podría aflojarlos.

Hoy en día existen productos adhesivos que pueden reemplazar al clavo,


aunque son bastante costosos.
Las pestañas son accesorios que se le forjan a la herradura y cumplen la
función de soportar mejor las presiones laterales del casco. Sin las pestañas,
estas presiones serían soportadas sólo por los clavos. De esta forma los clavos
cumplen la función de sujetar la herradura, únicamente para que no se separe
del casco.

Las pestañas son forjadas en forma triangular. Se busca que la medida de su


ancho y alto sea igual a la medida del ancho de la herradura. Su base es más
gruesa que su punta. Algunos herradores utilizan sólo una pestaña en la pinza
de la herradura y otros forjan una en cada rama de la misma, entre los primeros
y segundos agujeros de la herradura para evitar movimientos laterales.

Existen dos formas básicas de herrar: en frío y en caliente. Herrar en frío


significa forjar la herradura en el yunque sin calentarla previamente. Herrar en
caliente es forjar la herradura en el yunque habiéndola calentado antes en la
fragua. Cuando se le da la forma del casco se la asienta caliente sobre éste
para medirla y lograr un mejor contacto con la pared. La herradura se calienta
sólo para forjarla y asentarla durante 3 segundos sobre el casco. Luego se
enfría en agua antes de ser clavada. En general se realizan herrajes en frío
cuando el casco y el animal no presentan complicaciones. Se realizan en
caliente cuando se necesita un forjado o formas especiales.

Las primeras herradas de un caballo son complicadas ya que estos se


defienden pateando hacia atrás y adelante.
Cuando se sienten inseguros o invadidos lo hacen sin previo aviso. Por eso es
importante preparar el caballo para que entregue sus patas antes de que el
herrador llegue a hacer su trabajo. Para un caballo, tener una pata en el aire es
una forma de sentirse inseguro.

Cuando los caballos están bien alimentados, consideramos que el casco crece
a razón de casi un centímetro por mes, con lo cual el herraje deberá revisarse
al menos una vez cada 40 días.

El caballo soporta, aproximadamente, un 60% de su peso en las manos por la


incidencia de la cabeza y el cuello; y un 40% en las patas. Por eso se dice que
el herraje de manos es más importante que el de las patas.

El caballo no siente dolor al ser herrado. No obstante, un herrador puede clavar


mal los clavos y golpear fuera de lugar, provocando en el caballo reacciones no
deseadas. Por eso este trabajo debe realizarse con mucha precaución.

Un herrado incorrecto puede causar lesiones. Si por un error el herrero clavó


mal un clavo o se le zafó el cuchillo en el desvasado y usted ve que su animal
sangra, le recomendamos poner agua oxigenada en la clavadura o herida para
evitar el tétano que puede desencadenar ese tipo de herida.

Es conveniente prestar atención a la forma que tiene el herrador de tratar al


caballo, a la prolijidad y terminación, a la manera de asentar la herradura sobre
el vaso sin dejar espacios que no estén en contacto, a menos que se lo
requiera especialmente.
Cuando un herrero trabaja en compañía de otro protege su columna y el trabajo
se hace más aliviado. Cuando trabaja solo, en cambio, esfuerza todo su cuerpo
pero mira mejor el apoyo de la herradura en el casco y los ángulos de desvase
y esto será mejor para su caballo.

Existe una gran variedad de disciplinas deportivas ecuestres y lugares en


donde se trabaja con los caballos. Por eso, los fabricantes de herraduras están
constantemente adaptándose a los requerimientos del mercado, para cumplir
con las exigencias de propietarios y herradores, brindando opciones cada vez
más prácticas.

Un caballo que se alcanza

La mecánica que tienen los caballos para caminar, es diferente de un individuo


al otro, pues cada animal tiene sus propias formas y estas determinan la
calidad de sus aires y desplazamientos.

La posición de los ángulos de las articulaciones de los huesos puede variar.

Un ángulo más abierto o cerrado que lo normal, modifica el lugar en el que ha


de apoyarse la pata o mano correspondiente.

El largo de los huesos también es diferente entre individuos. No mas entender


que la alzada de los animales de una misma raza varía, para darnos cuenta
que hay medidas que no están estandarizadas.

Para considerar la mayor o menor habilidad que tienen los animales para
desplazarse, también es importante saber que el largo de la línea superior de
los caballos varía. Con un lomo largo, las manos y las patas se mantendrán
alejadas y esa distancia, difícilmente permita que una pata alcance la mano del
mismo lado, cuando el animal avanza.

Sin embargo en los caballos cortos de lomo, la mecánica de los movimientos


ha de ser muy precisa pues de no serlo, la pinza de la pata puede alcanzar el
talón o la palma de la mano de su mismo lado.

Cuando tenemos caballos que se alcanzan también hay que considerar el


grado de doma que tengan.

La reunión obliga a las patas a entrar debajo de la masa del cuerpo mucho más
que lo normal. Es por esto que en los caballos muy domados y reunidos
aparecen lesiones que no habían ocurrido durante el tiempo de los primeros
pasos de doma.

Si la pinza de la pata alcanza la palma de la mano del mismo lado y la golpea,


puede provocar una lesión interna en el vaso, similar a los derrames o
moretones que aparecen con un golpe en cualquier parte del cuerpo. Esta
lesión produce dolor y el animal termina claudicando.
El problema aparece cuando la pata llega al lugar en donde debe apoyar, antes
de que la mano de ese mismo lado se haya levantado lo suficiente para
permitirle que pase sin golpearla.

En este caso el jinete escuchará el ruido de los golpes claramente, similar a un


martillo que golpea sobre un clavo contra la herradura.

El problema se mejora notablemente haciendo dos correcciones. En primer


lugar habrá que recortar la pinza de la pata para reducir el alcance del vaso.
Esto solo baja la frecuencia y las posibilidades de que el problema suceda.

Lo segundo que se debe hacer es trabajar el animal sobre caballetes para


aumentar la movilidad de la mano y fortalecer la espalda. De esta manera se
logra que el miembro salga antes y la pata no llegue a alcanzarlo.

Algunos animales se alcanzan sobre el talón de la mano con la llegada del


vaso de la pata.

Aquí hay dos posibles problemas.


El primero aparece cuando los talones de la herradura de la mano se dejan
largos. Ese sobrante del talón hace que la mano toque en el suelo y se frene
antes; mas atrás que donde quedaría si el talón le permitiera avanzar.

El segundo problema aparece con los animales muy reunidos e impulsados


pues la pata entra exageradamente hacia delante y llega antes de permitir que
salga la mano. Por ello la alcanza.

En este tipo de animales se aconseja poner protecciones en los talones hasta


que el problema se corrija con el crecimiento de los vasos. Con ellas, al menos
se protege el talón para que no se siga lastimando. Las protecciones deberán
estar hechas con material elástico para amortiguar el golpe.

Respecto del vaso a veces se dejan los talones de la mano un poco más
largos, de manera de elevarlos para que no sean golpeados. Esta es una
práctica no muy recomendable pues modifica la natural forma de pisar del
animal, además de producir un cierre y achicamiento de la forma del vaso.

Colocar herraduras gruesas en las manos y finas en las patas ayuda bastante
pues de esa forma se elevan los talones sin modificar los ángulos ni la pisada
natural.

Ayuda bastante a corregir el problema el uso de herraduras de patas con


talones largos o con “ramplones o tapones” Con ellos la pata se frena un poco
antes pues tocará antes en tierra y así se retraza su llegada, dando tiempo a la
salida de la mano.

Todos los ejercicios de elongación mejoran la mecánica de los movimientos.


Alargar el trote paulatinamente y de manera progresiva, permite sentir y
conocer los límites de cada animal para no exponerlos a lesiones.
La opinión y el trabajo de un herrero especializado, puede resolver en pocos
minutos este tipo de problemas.
Mientras tanto muchos conviven con ellos sin solucionarlos… tan solo por no
preguntar.

Como prevenir la pérdida de una herradura

“Por falta de un clavo se perdió una herradura,


por falta de una herradura, se perdió un caballo,
por falta de un caballo, se perdió una batalla,
por falta de una batalla, se perdió un reino,
y todo por falta de un clavo “cita un antiguo proverbio.

Hoy en día la falta de una herradura difícilmente traerá consecuencias tan


dramáticas, como perder un reino, sin embargo se trata de un evento muy
molesto que puede estropear un despreocupado paseo, una competencia de
endurance o puede cambiar el orden de llegada en una carrera.

Además, si la perdida de la herradura sucede a un aire de marcha muy rápido o


en un terreno duro y quebrado, puede dañar seriamente la salud del pié, por la
aparición de quebraduras del margen inferior del casco.

En este caso se torna más complicado herrar nuevamente el pié, sobretodo si


no se provee rápidamente una protección adecuada.

La mayoría de las perdidas de herraduras por accidentes involucra a los


miembros anteriores, cuando estos son alcanzados por los posteriores.

Hay distintos factores que influyen en la pérdida de una herradura: la actividad


desarrollada, la conformación del caballo, el tiempo trascurrido del último
herraje y, obviamente, la capacidad del jinete para cuidar y mirar a su animal
en detalle.

El salto de obstáculos, el sliding stop en las pruebas de reining y las


competencias de trote y galope, son las actividades en las que más
frecuentemente se verifican perdidas de herraduras.

Un caballo corto y alto, puede alcanzar sus anteriores más fácilmente que uno
largo y bajo.

Un caballo joven o poco entrenado puede no tener la experiencia y la


coordinación necesarias, para realizar los ejercicios y entonces puede
alcanzarse los anteriores.

La perdida de una herradura se presenta más fácilmente cuando el caballo ha


sido herrado recientemente o cuando ya ha llegado el tiempo de su reemplazo.
En el primer caso, la herradura presenta un borde y un largo mayor respecto
del talón, y es por eso que el animal no las siente cómodas.
El margen y el largo de las ramas de la herradura a la altura de los cuartos y de
los talones del pié son unas de las eternas cuestiones del herraje: demasiado
corto o angosto, puede comprometer la salud del caballo, demasiado largo y
ancho puede aumentar el riesgo de un desherraje.

Es una practica común herrar los caballos de carrera “al ras”, y muchas veces
también se hace esto con los caballos de silla. En cambio, se hierran más
cómodos, con herraduras con ramas más gruesas pero esto se ve menos a
menudo.

En el caso de caballos que pierden continuamente las herraduras (por ejemplo


los de reining) se pueden forjar los talones de las herraduras más alargados y
doblados hacia arriba, paralelos a la tangente de los talones, como una
“cuchara”. De esta manera, se vuelve más difícil para el posterior pasar por
encima del talón del anterior y entonces no lo engancha.

En las murallas demasiado largas, las consecuencias pueden ser más graves,
porque los cascos se rompen con facilidad, en pocos pasos hechos sin
herraduras.

Una herradura arrancada de un casco corto, equilibrado y herrado desde hace


poco, generalmente no implica daños ingentes a la muralla. Basta con que los
clavos se encuentren a la altura indicada no tengan un tamaño excesivo para
que formen la línea de “menor resistencia”.

El desherraje accidental de los posteriores tiene una frecuencia menor que en


el caso de los anteriores. Casi siempre, es el resultado de otro caballo que no
mantuvo la “distancia de seguridad”.

Los caballos que patean continuamente contra las paredes del box o del trailer,
pierden a menudo las herraduras posteriores.

Las consecuencias de este vicio hasta pueden ser graves, no solamente por la
herradura en si, sino para la salud de las extremidades.

Con los caballos que pierden fácilmente las herraduras posteriores, es muy
importante evitar el uso de pestañas demasiado puntudas; las pestañas
aumentan la solidez de la herradura, pero cuando la punta es cortante, pueden
provocar graves lesiones a la suela o hasta al hueso del pié, en el caso en que
el sujeto pise una herradura parcialmente girada debajo del piè.

El jinete, como siempre, puede hacer distintas cosas para prevenir el


desherraje accidental de su caballo, controlando minuciosamente las
extremidades, evitando tener las herraduras por demasiado tiempo, con cascos
excesivamente largos o con los clavos sueltos y rotos.

El uso de campanas protectoras, que lleguen a cubrir los talones, ayuda a


evitar que se saquen las herraduras los caballos demasiados “vivaces” cuando
se los deja libres en un corral.
Si se moderan los andares, cuando el terreno es profundo o barroso, se ayuda
a retrasar el desprendimiento de las herraduras especialmente de los miembros
anteriores. Este tipo de suelos tiene un efecto de succión cuando la pata se
despega en cada movimiento.

Un buen hábito es controlar siempre el estado de las herraduras y agendar


controles periódicos con el herrero.

De esta manera se mantendrán firmes las herraduras del caballo, y así


podremos mantener a salvo nuestro reino….
Sanidad

Parámetros fisiológicos normales

Cuando se trata de descubrir algún problema de salud de sus caballos, es


necesario que conozca los parámetros fisiológicos llamados normales; pues
estos se alteran al aparecer un problema o enfermedad.

Al mencionar estos parámetros, nos estamos refiriendo concretamente a:


La frecuencia cardíaca,
La frecuencia respiratoria,
La temperatura rectal,
La hidratación
Y el color de las mucosas.

La frecuencia cardíaca de un caballo en reposo o basal, ronda las 40


pulsaciones por minuto. Una cantidad de pulsaciones mayor cuando los
caballos están en descanso, debería llamar la atención pues indicar dolores,
stress, nervios o proximidad del parto en las yeguas gestantes.

El primer síntoma inequívoco de la proximidad de un cólico en un caballo es un


súbito aumento desmedido del ritmo cardíaco, respecto de los valores basales.
Es posible que esto se detecte mucho antes que se noten cambios en la
respiración o en la actitud del animal.

Cuando los animales retornan de un gran ejercicio y no bajan los valores


cardíacos normales pasada media hora de terminado el mismo, muestran falta
de entrenamiento y merecerán una atención especial.

El ritmo cardíaco se puede escucha con un estetoscopio. En la actualidad los


cardio-tacómetros apoyado en el lado izquierdo del animal, hacen la labor muy
simple.

La frecuencia respiratoria se compone de dos movimientos que son:


La inspiración y la expiración.
Cuando el animal ha realizado ambos movimientos, consideramos que ha
completado un ciclo respiratorio.
Consideramos que un caballo adulto en reposo realizará 12 ciclos por minuto,
algunos incluso menos.
Contamos los ciclos respiratorios parándonos a un lado del caballo,
observando el movimiento de sus costillas.

La alteración de los ciclos respiratorios normales, pueden ser causados por


ejercicios de gran esfuerzo, por climas calurosos o por problemas respiratorios.
Durante los estados de dolor, los animales tienden a hiper-ventilarse para
soportar mejor el padecimiento. Un aumento del ritmo respiratorio puede
también indicarnos dolores o grandes molestias.

La temperatura rectal normal de un caballo es de 38 grados Cº. Todos los


procesos infecciosos, elevan esta temperatura. Valores superiores a 39 grados
serán suficientes para pedir una exhaustiva revisación de su animal.

También encontraremos variaciones de los valores normales de la temperatura,


cuando los caballos terminan un gran ejercicio. Lo interesante en estos casos
es poder hacer un seguimiento posterior, para estar seguros que los valores
vuelvan a ser normales en poco tiempo.

Para tomar la temperatura se toma la cola del caballo con una mano y con la
otra se introduce por el recto la parte sensible del termómetro, al menos hasta
la mitad. Esperaremos unos dos minutos en los termómetros de mercurio y
algo menos cuando usemos los digitales.

El estado de hidratación de un animal se comprueba mediante un pellizco en el


cuello para formar un pliegue cutáneo.

Al soltar la piel deberá volver a su lugar en un tiempo no mayor de dos


segundos.

La piel de los caballos deshidratados por diarrea, exceso de calor, falta de agua
o por exigencias desmedidas, volverá a la posición normal en un tiempo
superior a los dos o tres segundos dependiendo del grado de deshidratación.
Esta puede ser suficiente razón para pensar en re-hidratarlos
Las mucosas explorables de un caballo son varias.
La de la encía, conocida como mucosa oral.
La de la conjuntiva del ojo.
La de la nariz.
La del prepucio
La anal
Y finalmente la de la vulva..

La de mayor valor de diagnóstico es la oral por su limpieza y facilidad para ser


evaluada.

En las mucosas se observará el color, la humectación, la secreción, la


integridad y el tiempo de llenado capilar.

Las mucosas deben ser rosadas. Una mucosa pálida muestra síntomas de
anemia.

Las mucosas que se ven rojas o congestionadas, pueden denotar


vasodilatación, fiebre o alguna intoxicación.
Cuando las mucosas están azules, se llaman cianóticas y revelen un problema
en la oxigenación general del animal. Generalmente delatan problemas
cardíacos.

Las mucosas amarillas, pueden aparecer en el caballo cuando existen


problemas hepáticos.

No es nuestra intención reemplazar, el diagnóstico de su profesional, pero


creemos que si al llamarlo Ud. es capaz de describirle algunos síntomas que
pueda recolectar de su animal, es posible que lo ayude a preparase con los
posibles elementos y medicamentos necesarios antes de salir y esto será de
gran ayuda para su caballo.

El dolor

Los que tenemos contacto con caballos debemos afrontar la responsabilidad


que nos cabe para proveerles bienestar. Algunos en mayor medida y otros
indirectamente, pero todos debemos conocer los síntomas que presenta el
animal cuando está sufriendo, para poder actuar en consecuencia.

En todos los seres vivos, el dolor en sí es un estado de conciencia. Es decir, la


zona afectada le transmite esa información al cerebro. Es una sensación
'mental' y por eso nunca puede ser observado y hasta ahora no ha podido ser
medido. Lo que sí podemos observar son las reacciones ante ese dolor.

Casi todas las señales externas que nos llevan a deducir que hay dolor en los
humanos pueden también ser vistas en los animales. Retorcijones,
contorsiones faciales, quejas, gritos, intentos de evitar la fuente de dolor y
presencia de miedo ante algo que lo causó.

Los animales responden al dolor igual que nosotros. Inicialmente se produce


una elevación de la presión sanguínea, se ven las pupilas dilatadas, hay
transpiración, pulso agitado, y si el estímulo continúa… sigue una caída de la
presión sanguínea.

Ante el dolor, los animales en general presentan una respuesta emocional


evidente, en forma de miedo, enojo o depresión.

Los dolores son provocados por alteraciones de tipo mecánicas, como los
traumatismos, pinchazos y golpes. También hay razones biomecánicas que
producen dolor en los procesos fisiológicos anormales como los cólicos; o en
los normales, como la ovulación o el parto.

Existen dolores agudos y crónicos. El dolor agudo es de corta vida y puede ser
controlado o detenido con medicamentos. Es debido a procesos inflamatorios
agudos o procesos degenerativos crónicos. En la inflamación aguda la
actividad metabólica es alta, el pH alcalino y la generación de energía es muy
elevada. Por eso durante los procesos de dolor, son mejores los alimentos con
mucha fibra, antes que los altamente energéticos.
En el dolor crónico disminuye la actividad metabólica, el pH se acidifica o baja y
la generación de energía disminuye. Este tipo de dolor es más difícil de
combatir incluso con medicación.

Para tratar los dolores, instintivamente, muchos animales realizan ejercicios de


respiración profunda que resultan muy positivos. Con este sistema se
hiperventilan pues así bajan el dolor y se relajan.

Los masajes, por su parte, ayudan a estimular la circulación, relajan los


músculos y por eso reducen el dolor. Esto explica la razón por la que los
animales se lamen o friegan en las zonas doloridas.

Las cirugías de anulación de nervios para evitar el dolor crónico son altamente
efectivas, igual que las infiltraciones que quitan el dolor agudo. Sin embargo,
hay que tener un gran cuidado con ellas, debido a que evitan el sufrimiento del
animal pero no curan la lesión. En una competencia ecuestre, si un animal
continúa participando con tratamientos de este tipo, podría llegar a sufrir una
lesión definitiva, ya que por falta de dolor, no cuidarán las zonas lesionadas.

Desde el lugar del dolor, a través de los nervios, se envía la información al


cerebro. Una vez que ese estímulo llega, debe necesariamente pasar por una
estructura nerviosa vital denominada tálamo. Desde el tálamo, la información
del dolor termina en el hipotálamo que es el responsable de la reacción
hormonal de producción de adrenalina, que ocurre frente a un dolor intenso. Y
así puede ser bloqueado naturalmente el dolor.

Es notable que de esta manera el animal es capaz de esperar la muerte en las


garras de un depredador que lo ha cazado o bien anula el sufrimiento que le
inflige el conductor o jinete que lo conduce y que no deja de culparlo con la
fusta y las espuelas, en realidad culpa de su propia incapacidad por conducir,
entrenar o enseñar….

Respecto de las razas de caballos, podemos decir que estas reaccionan y


sienten el dolor de manera diferente. Cuanto más fina es la piel del animal,
mayor es la sensibilidad y por ello la reacción frente al dolor se hace mas
evidente. Por el contrario, en las razas de piel gruesa, la sensibilidad es menor
y por ello parecen soportar mejor los dolores.

Cuando la piel es blanca o rosada, los animales tienen una mayor sensibilidad
que aquellos de piel negra. Esto se hace más evidente con las bocas blancas o
manchadas de blanco, allí donde asientan las embocaduras, respecto de las
bocas negras.

Así como las personas reaccionan al dolor de diferentes maneras, los animales
también. La capacidad de sentir dolor obviamente mejora las esperanzas de
supervivencia de una especie, puesto que ocasiona que en el futuro ellos
eviten las fuentes que los dañan para vivir mejor.

El cuidado Corporal
El caballo cuida su cuerpo, realizando diversas actividades naturales a lo largo
de todo el día.

Desperezarse o estirarse al ponerse de pie, luego de haber estado acostado


por un tiempo prolongado, es una de ellas.

Lo veremos muy a menudo en los potrillos, pero no es raro encontrar adultos


tratando de acomodar sus ligamentos, músculos y piel, para que se ajusten
correctamente al cuerpo.
Lo normal, es que estiren primero los miembros anteriores, luego los
posteriores incluyendo la cola. Les sigue el cuello y la nuca hacia delante para
terminar estirando la columna vertebral, arqueándola en el centro.

A veces la acción se completa con un gran bostezo en el que estiran los


músculos de las mejillas y maxilares.

Algunos potrillos en los primeros momentos posteriores a acostarse, estiran


sus miembros para que la piel no les quede tirante durante el sueño.

Los puntos de estiramiento pueden también ser independientes unos de otros.


Así, veremos bostezos sueltos,….. colas y patas que se estiran ….o manos y
cuello.

Estirarse o desperezarse, es un síntoma que demuestra bienestar.


En efecto, los estiramientos desaparecen totalmente cuando hay dolor o algún
tipo de malestar, por lo que la existencia de este tipo de movimientos en
animales enfermos muestra que han comenzado a mejorar.

Lo veremos unas 30 a 40 veces por día en los potrillos. Se supone que se


realiza para compensar el estiramiento desparejo de ligamentos y músculos,
durante los descansos, en posiciones asimétricas….. ¡¡¡y ellos si que
duermen.!!!

El rascado también forma parte del cuidado corporal.


El caballo en libertad y en compañía de otros, elige un amigo con quien
rascarse.
El cuello, la espalda y el lomo, son las partes que se rascan en equipo con
mayor frecuencia, sin duda las zonas que les son de difícil acceso, para hacerlo
sin ayuda.
En dirección opuesta y colocados paralelos uno del otro, exponen su cuerpo a
la acción de sus labios, que rascan con fuerza en movimientos ascendentes y
descendentes.

También se los puede ver auto rascándose.


Las manos, pecho y cuarto posterior, son los lugares a los que acceden para
limpiarse o quitarse la sensación de picazón que les produce la muda de pelo o
los insectos.
La comezón “exagerada” es sintomática de problemas en la piel o de parásitos.
En cualquiera de los casos, habrá que consultar al profesional para resolver el
problema.

Otra de las formas de rascado que utilizan los caballos es el revolcón en el


suelo.
Sobre el lado derecho, el izquierdo y haciendo equilibrio sobre sus espaldas,
utilizan la superficie del suelo para lograr el confort que buscan.
Cuando se ponen de pié, se sacudirán el excedente de tierra que ha quedado
adherido al pelo y seguirán su vida normalmente.
Esta forma de revolcarse, también es utilizada como toalla. Cuando los
bañamos y soltamos de inmediato, buscarán un lugar con tierra suelta para
revolcarse allí. De esta forma la tierra les chupa la humedad y quedan secos.

El sentido del tacto sobre la piel es extremadamente sensible, por lo que


sentirán una mosca apoyarse sobre ellos en cualquier lugar.
A diferencia de otros animales, pueden sacudir la piel y espantarse los
insectos, gracias a un sistema muscular diseñado para ello.
Tanto la cola como la cerda del cuello, espantan los insectos o al menos los
mantienen alejados.
Nos es difícil entender por ello a las personas que les cortan la cola a sus
caballos, quitándoles esta importante herramienta para su autodefensa.
No saben que los nervios y la molestia que les producen los insectos, son
motivo de un cansancio y un stress, que jugará en contra a la hora de competir.

Cuando los caballos o las yeguas orinan y bostean, tratan de hacerlo sin que
esto los ensucie, adoptando una posición muy particular. No hay pudor en el
caballo, pero si tienen noción de lo que es oler bien o mal.
El olor amoniacal del orín y el equivalente olor a bosta, no forman parte de los
placeres del caballo.
Esto nos lleva a entender la necesidad de mantener las camas de los boxes
limpias y secas, para que el caballo pueda acostarse a descansar y dormir
cómodo. En las camas sucias, no lo harán.

El cuidado corporal del caballo es un síntoma de salud.


La falta de un estado acorde a la época, con el pelo opaco, descolorido y duro;
debe ser motivo suficiente para estudiar el caso, de manera de asegurarnos
que nuestro caballo no esté comenzando con algún problema.

No hay que olvidar que el hombre deprimido o enfermo, tampoco se preocupa


por mostrarse bien. Por eso hay que estar atento.

La homeostasis o adaptabilidad del cuerpo

Una de las características básicas de los organismos vivos estriba en el hecho


de que no son seres inermes ante el medio en que viven, pero tampoco están
sujetos totalmente a los cambios e influencias externas.
Por el contrario, poseen una capacidad, mayor cuanto más evolucionados son,
para reaccionar fisiológicamente a dichos cambios y responder a ellos variando
su propio estado orgánico.

Se denomina homeostasis a la tendencia corporal en función de la cual el


organismo mantiene su equilibrio y estabilidad en la conservación de las
constantes fisiológicas.

El primero en utilizar el término homeostasis fue el científico estadounidense


Walter B. Cannon. Con él quiso referirse a la posibilidad que tienen los seres
vivos de contrarrestar en mayor o menor medida los cambios producidos en su
entorno.

Uno de los secretos de la supervivencia en medio de un mundo cambiante


consiste, además de adaptarse a tales cambios en la medida de lo posible, en
amortiguar al máximo el impacto de las alteraciones exteriores de manera que
el organismo no sea dañando irreversiblemente.

Ello implica el mantenimiento, hasta cierto punto, de la constancia en las


funciones vitales, metabólicas y fisiológicas, con el fin de permitir el
funcionamiento óptimo de la maquinaria orgánica.

Todo este conjunto de funciones y el delicado equilibrio que las caracteriza es


lo que Claude Bernard llamó "el medio interno".

Entre los mecanismos homeostáticos más importantes, para devolver al


organismo el equilibrio perdido temporalmente a causa de un cambio del
entorno, se encuentran los de termorregulación; gracias a los cuales algunos
animales superiores, como los caballos, pueden mantener su temperatura
corporal entre ciertos límites.

Así, ante una baja de la temperatura ambiental, responden desencadenando


mecanismos que tienden a reducir las pérdidas de calor, por lo que disminuyen
el diámetro de los vasos sanguíneos cutáneos, con el fenómeno conocido
como “la vasoconstricción”, además de incrementar la temperatura corporal
mediante contracciones musculares conocidas como “el tiritar”.

Si la temperatura sube, el animal dilata sus vasos sanguíneos para que la


sangre fluya con mayor profusión por los tejidos de la piel, y propicie la pérdida
de calor corporal. La producción de sudor, otro típico mecanismo homeostático,
les permite mojarse y esto también ayuda a que les baje la temperatura.

En el deporte, se aumenta la presión sanguínea a consecuencia de la demanda


de oxígeno. Los músculos tienen mas actividad y por esta razón se eleva la
temperatura corporal. Algo parecido a lo que sucede con un motor detenido o
un motor en uso.
Entenderemos por esto, que aún trabajando nuestro caballo en días fríos, es
posible que transpire para bajar la temperatura corporal que va en aumento,
por la exigencia del deporte que le pidamos.
Además de estos procesos, otros muchos tienen asimismo una función
homeostática, como son los que regulan la concentración de los líquidos
corporales que dan la sensación de sed si faltaran; el ritmo respiratorio
también varía para consumir mas oxígeno cuando el cuerpo así lo demanda y
por que no decirlo, el hambre, aparece cuando el cuerpo sabe que necesita
recuperar la energía que gasta e incluso la que va a gastar.

En éstos procesos homeostáticos intervienen unas sustancias producidas por


el propio organismo, las hormonas, que desencadenan una serie de respuestas
en distintos órganos del cuerpo, cuando son segregadas al torrente circulatorio,
ante cualquiera de éstos y tantos otros estímulos.

Pero la adecuación para lograr una adaptación y buena supervivencia, no


termina aquí pues en libertad el caballo deberá utilizar mecanismos de
comportamiento homeostáticos con otros animales de su especie o de otras.

Es así que frente a los de su especie, es posible que pelee. De ésta forma,
será capaz de reproducirse si elimina a su competidor, pero también la especie
se beneficia con la herencia de los mas fuertes.

Los comportamientos alimentarios del caballo también lo ayudan a sobrevivir.


Buscar y seleccionar su comida es una forma de evitar la fea sensación del
hambre.
Muchas veces buscan y exploran nuevos lugares. Es así como descubren
mejores pastos ó sombras más agradables o lugares de tierra suelta para
revolcarse.

El caballo busca alcanzar la estabilidad a través de éstos mecanismos, pero


jamás logrará una perfecta y completa estabilidad. Por ello están siempre
intentando compensar aquellas cosas que les faltan, ó sobran.

Es necesario entender que el dolor es una forma de compensar, corregir o


mejorar, lo que está dañado y es bueno que exista. Sería imposible evitar que
un caballo camine luego de una luxación, si no sintiera dolor. Gracias a ese
dolor, es posible lograr la inmovilidad o el auto-cuidado del miembro, que
necesita reestablecerse.

Se revuelcan cuando transpiran, para que se seque el cuerpo y no les baje la


temperatura.

Así y desde el hipotálamo, en el cerebro se controlan muchos comportamientos


del caballo, que tienen que ver con la preservación, a través de mantener un
equilibrio que comparte con sus semejantes y el medio.

El caballo depende de los estímulos que desencadenan éstos fenómenos. De


allí que los sentidos estén atentos a enviar información que luego se procesa
para generar la reacción.
El oído le permitirá descubrir lo que no ve. La vista, le permitirá evaluar el
peligro. El olfato le ayudará a elegir lo que les es conveniente. El tacto le
permitirá relacionarse con todo ese mundo exterior a su cuerpo.

Son tantos los momentos de equilibrio y de desequilibrio del caballo con el


medio, que las formas de nivelarse merecen un análisis detenido, para
entender que nada de lo que hacen, está librado al azar.

La temperatura del caballo

Los homeotermos o animales de sangre caliente, deben mantener su


temperatura corporal relativamente constante, para que el cuerpo realice las
funciones normales y necesarias para la vida; mediante distintos mecanismos
de termorregulación que obedecen al metabolismo básico.

El consumo de alimentos, la respiración, la actividad muscular y la exposición


del cuerpo a diferentes climas, producen cambios que el animal debe
compensar y equilibrar.

Cuando un caballo tirita de frío por ejemplo, estimula sus fibras musculares a
producir calor y es así como eleva su temperatura. Si transpira, está utilizando
el agua de su cuerpo para mojarse y bajar así la temperatura.

La fermentación bacteriana de los herbívoros como el caballo, produce calor en


el tracto digestivo. En invierno le eleva la temperatura y se beneficia con ello.
En verano y luego de comer, puede que transpire para bajar la temperatura que
produce el proceso descrito.

El agua será el elemento con el cual los seres vivos nivelan la temperatura
corporal. Por ello no les debe faltar nunca.

Para acelerar la pérdida de calor cuando es necesario, el cuerpo también utiliza


las vías respiratorias notándose que los animales jadean y se aumenta el ritmo
respiratorio. En situaciones extremas se llegan a contabilizar hasta 230
inspiraciones por minuto.
Aquí es el sistema de evaporación del calor el que ayuda a reducir la
temperatura ingresando aire fresco, que luego se intercambia por el que sale
caliente de los pulmones.

Cuando el día es agradable y se siente una fresca brisa, el sistema de


enfriamiento del cuerpo es la convección. La piel entra en contacto con el
viento y la sangre que está en los capilares de la piel, baja la temperatura..

En la orina y las heces también se pierde algo de calor; por lo que se considera
bueno que el caballo orine luego de un gran ejercicio.
Allí irán también los residuos tóxicos que quedan en el músculo, hasta que se
normalizan los valores.

Con temperaturas elevadas los animales con mucho pelo sufren, ya que el
espesor de la capa hace difícil la pérdida de calor. Algo similar sucede con los
caballos con pelaje oscuro que sufren el calor más que aquellos que tienen
pelajes claros.

Se entiende ahora que los animales que no transpiran tienen grandes


limitaciones para hacer ejercicio, pues se les dificulta el hecho normalizar su
temperatura. A éste fenómeno se lo conoce como “anhidrosis”.
Esta patología puede aparecer luego de situaciones estresantes como los
viajes largos, cambios de hogar o exigencias desmedidas. El problema no tiene
cura y los animales deberán descartarse para realizar ejercicios exigidos o para
trabajar en días calurosos.

La temperatura no es igual en las distintas partes del cuerpo, ya que estas se


encuentran más o menos expuestas al medio ambiente. Por ello se toma la
temperatura rectal como representativa del centro del cuerpo. El resultado de
su medición será el valor que tomemos como referencia, a la hora de evaluar
clínicamente a un caballo.

Llamamos temperatura basal, al valor de temperatura normal que tienen los


caballos, tomado preferiblemente por la mañana luego de haber consumido su
comida y sin haber realizar ejercicio.

En los caballos adultos y en climas de 10 a 20 grados, la temperatura basal es


de unos 38 grados Celsius.
En los potrillos jóvenes será algo superior, ya que en promedio aumentan
medio grado, respecto de los adultos.

En el momento de la ovulación las yeguas bajan medio grado su temperatura


normal y esto puede marcar un buen momento para el servicio.

Durante el parto, se eleva la temperatura hasta 1 grado por encima de lo


normal, por lo que el síntoma puede significar una evidente llegada del potrillo.
Son las contracciones del útero y los músculos del abdomen que trabajan
durante el parto, quienes producen este aumento.

Cuando un caballo realiza ejercicio, consume mucho oxígeno y esto puede


generar hasta 30 veces el calor que el cuerpo produce cuando está en
descanso. Cuando esto sucede, es común que la temperatura rectal se eleve
por encima de lo normal.

La sangre comenzará a tratar de enfriarse concentrándose en la piel y dejará


de abastecer suficientemente los músculos, por lo que dejan de rendir y se
cansan.

Conocer los valores normales de la temperatura del cuerpo del caballo, nos
permite evaluarlos y saber cuando aparecen cambios que nos deban
preocupar.

La Hipertermia o aumento de los valores normales de temperatura; se conoce


como fiebre. Los valores altos de fiebre siempre deben preocuparnos, si
superan en dos grados los valores normales.
Los procesos infecciosos producirán fiebre y para bajarla, habrá que hacer
tratamientos con antibióticos y antitérmicos.
Un profesional veterinario sabrá indicarle el antibiótico específico, que sea
capaz de combatir la infección que padezca su caballo.
Ud debe saber que cada antibiótico está desarrollado para atacar bacterias
específicas y si se los usara para atacar a aquellas que se sabe que no son
susceptibles, podrían no producir los resultados esperados.

Cuando el aumento de temperatura es debido a un ejercicio extremo se


recomienda mojar el caballo para, en un tiempo menor, ayudar a que regrese a
los valores normales.

Los casos de hipotermia son más raros y en general son el preludio de


problemas verdaderamente graves.
Durante los cólicos hay una caída de temperatura de los animales que lo están
sufriendo.

En los momentos posteriores al parto algunos potrillos no alcanzan a elevar su


temperatura y para que sobrevivan, habrá que ponerles mantas y secarlos de
manera de evitar la muerte.

Un caballo entrenado es un deportista. Preocuparse por mantenerlo en un buen


estado de salud, facilita la posibilidad de lograr grandes triunfos.

Las bacterias

Las bacterias son consideradas seres vivos, microscópicos y unicelulares. En


la naturaleza hay una gran cantidad de ellas.

Algunas son beneficiosas, como las que se utilizan para hacer quesos. Otras,
pueden producir graves enfermedades y por ello se las define como patógenas.

Vistas al microscopio tienen formas diferentes.

Las cilíndricas o con formas de bastón se llaman Bacilos (Bacilli).


Las que parecen esferas se conocen como Cocos
También podemos encontrar algunas con forma de sacacorchos o que parecen
una coma. A estas se las denomina Spirilla.

De acuerdo a su necesidad respiratoria se las conoce como:


Aeróbicas a aquellas que necesitan Oxigeno para vivir y desarrollarse,
mientras que se les dice anaeróbicas, a las que solo se desarrollan si no hay
oxígeno.

Hay también un pequeño grupo de bacterias que lleva una vida parasitaria
sobre los animales. Esto no significa que les produzcan daño, sino que se
consideran habitantes normales de ciertos órganos, colaborando con algunos
procesos, como en la digestión.
Por esta razón se encuentran bacterias en el aparato respiratorio, en la boca,
en el intestino y en el aparato reproductor.

Hay por otro lado, bacterias parasitas que en algunas circunstancias y bajo
ciertas condiciones, provocan enfermedades.
Son estas las llamadas “patógenas facultativas”.

Las bacterias patógenas propiamente dichas, producen enfermedades


específicas cuando atacan animales susceptibles.

Si uno de estos organismos penetra en el cuerpo de un caballo para producir


una enfermedad, se desencadena un proceso patológico, que se conoce como
infección. Estos procesos normalmente están acompañados de fiebre.

Algunas bacterias son mas agresivas que otras y a su capacidad para producir
infecciones se la llama “Virulencia”

Ciertas bacterias, son incapaces de producir enfermedad por sí mismas, pero


en determinadas condiciones y con la presencia de otros gérmenes, se
convierten en patógenas.

La bacteria del tétanos por ejemplo, en las heridas abiertas y expuestas al


oxígeno libre, no logra producir la enfermedad. En cambio en heridas cerradas,
como el caso de perforaciones de clavos de herradura; debido a que no hay
ingreso dentro de la lesión se produce una infección mixta.
Por un lado, las bacterias aeróbicas que generan infección, consumirán el
oxígeno presente. Es allí cuando la bacteria del tétanos encuentra un medio
adecuado sin oxígeno para reproducirse y generar la enfermedad. Por esta
razón, se recomienda especialmente el uso de agua oxigenada en las heridas
como preventivo.

La vía por la cual ingresa la bacteria en el caballo es de suma importancia, para


determinar si la infección tendrá lugar o no.
Ciertas bacterias anaeróbicas pueden ingresar intravenosamente sin causar
problemas. Las mismas bacterias, pero inyectadas en el músculo, pueden
producir una infección.

Las bacterias tienen especial afinidad por determinados tejidos.


El bacilo de la tuberculosis es afín al tejido pulmonar, y el bacilo de la
Brucelosis se encontrará principalmente en el tejido del útero.

Cuando una enfermedad infecciosa se transmite de un animal a otro, es


llamada “Infectocontagiosa”.
No todas las enfermedades infecciosas, son contagiosas.
El tétano no se contagia de un animal a otro.

La bacteria del tétano, es un habitante normal del aparato digestivo del caballo.
En lugares en donde hay caballos, la probabilidad de encontrarnos con la
enfermedad es mayor, que en aquellos en donde normalmente no los vemos.
Los síntomas del tétano son muy feos y la muerte del caballo es casi inevitable
cuando se detecta la enfermedad. Ante lastimaduras o cirugías en animales no
vacunados, el suero antitetánico con los anticuerpos de la enfermedad,
ayudará a combatir un posible proceso.

Para evitar este problema, una vez por año se aplica la vacuna antitetánica.
Esta contiene bacterias patógenas atenuadas que no enferman, pero generan
anticuerpos para combatir la enfermedad.

Así funcionan la mayoría de las vacunas que combaten las enfermedades


bacterianas pudiendo ser estas a virus vivo o muerto.

El moquillo o paperas del caballo también es producido por bacterias. Esta


enfermedad es muy contagiosa.
La padecen generalmente los potrillos por cualquier causa y también los
caballos mal alimentados.

La infección penetra por la nariz o la boca a consecuencia de la ingestión de


forraje o agua, contaminadas con flujo nasal o pus. A corta distancia, el aire
también transmite la infección.

Los viajes largos o cambios de ambiente, pueden hacer bajar las defensas a su
caballo y esto es suficiente motivo para permitir que comience una infección. Si
la misma comienza en el sistema digestivo, producirá seguramente una diarrea.
La Salmonella es una bacteria que produce un tipo de diarrea fulminante.

Los antibióticos son los enemigos de las bacterias y con ellos se las combate.

Sin embargo, muchas enfermedades demandan antibióticos específicos para


hacerlas ceder, por lo que siempre es mejor consultar a un profesional que será
quien determinará el tratamiento correcto.

Enfermedades Virósicas

Una verdadera actividad socio-económica a lo largo del mundo se desarrolla


gracias a los caballos.

Son los equinos la especie animal que más “viaja” internacionalmente, después
del hombre y las aves migratorias.
El hecho es importante debido a que al trasladarlos, pueden diseminar
enfermedades infecciosas producidas por virus de un país a otro si cuando lo
hacen las hospedan o padecen.

Los virus son microorganismos muy pequeños, que contienen información


genética que transmiten cuando se multiplican, infectando células vivas.

Como todos los organismos vivos pretenden perpetuarse en la naturaleza y por


ello desarrollan ciclos biológicos complejos.
Algunos utilizan vertebrados, a los que no enferman, como huéspedes
intermediarios; otros se transmiten gracias a insectos chupadores o picadores ó
desarrollan mecanismos para no ser detectados por el sistema inmune de los
organismos superiores.

Los caballos sometidos a entrenamientos intensos, competencias, viajes ó al


contacto con otros, están muy expuestos a ellos.

Dentro de las enfermedades virales que afectan a los caballos podemos


encontrar:

La Influenza equina conocida también como gripe equina. Es una enfermedad


respiratoria muy contagiosa que produce fiebre, mucosidad y tos.
No compromete la vida del animal pero produce severas pérdidas económicas
cuando se detecta en centros deportivos, pues su sola presencia puede motivar
la cancelación de eventos.

Varios virus de la familia “Herpes” infectan a los caballos.

La rinoneumonitis es una enfermedad respiratoria de los animales jóvenes.

El virus de la mielo-encefalitis herpética, que afecta el sistema neurológico y


produce abortos en las yeguas.
Ambas enfermedades son graves.
La primera porque compromete severamente la vida activa del animal afectado
y la segunda pues puede ocasionar la pérdida de la gestación a un alto
porcentaje de yeguas preñadas.

El exantema coital equino se transmite a través del coito y se caracteriza


clínicamente por las lesiones en los genitales externos de hembras y machos.

La arteritis viral equina es una enfermedad respiratoria, febril que también


produce abortos y edemas generalizados en las partes bajas del cuerpo.
Tiene gran implicancia en el comercio internacional de reproductores y del
semen de los mismos.

La Peste equina africana es una enfermedad muy grave, de alta mortalidad,


transmitida por jejenes. En países no africanos, es rara.

El Rotavirus equino produce diarrea aguda en potrillos de hasta 4 meses de


edad. Puede causar la muerte por deshidratación severa ó por la aparición de
úlceras gastroduodenales.

El Hendra virus provoca una neumonía de alta mortalidad, transmisible al


hombre. Es de presentación muy esporádica. Se mantiene en los murciélagos
frugívoros conocidos como “zorros voladores”. Estos lo eliminan en sus heces
contaminando al ambiente. Los caballos se infectan por vía respiratoria.

Las encefalitis equinas del Este, Oeste y Venezuela son infecciones


restringidas a algunos países del continente americano.
El virus es transmitido por mosquitos y hace un ciclo en aves silvestres. Los
humanos también pueden contraer la enfermedad.
Los caballos enfermos presentan los signos clínicos típicos de las encefalitis o
locura de los caballos y no son raros los casos de muerte.

El virus del Nilo Occidental, es transmitido por mosquitos y también usa las
aves silvestres como huéspedes. Se encontraba solamente en Europa y África
pero lamentablemente ya se ha detectado en el continente Americano.

La Anemia Infecciosa Equina es producida por un virus muy similar al virus de


la inmunodeficiencia humana (HIV), puede presentarse en forma aguda,
crónica o inaparente. Se caracteriza clínicamente por períodos febriles, pérdida
de peso debido a la anemia y en casos agudos graves, puede producir la
muerte del animal.
Se transmite a través de insectos hematófagos principalmente tábanos y por el
uso de jeringas, agujas, u otros objetos contaminados. Compromete el futuro
del animal y no tiene cura.

La Estomatitis Vesicular es una enfermedad febril. Los caballos afectados


presentan salivación aumentada debido a las lesiones bucales. Si bien es
benigna afecta el comercio internacional debido a que “enmascara” el
diagnostico de la Fiebre Aftosa de los bovinos.

El papiloma virus equino produce verrugas en el cuerpo y principalmente en la


cabeza, nariz, labios y orejas.

En la mayoría de los casos un veterinario podrá hacer un diagnóstico clínico


presuntivo, pero será necesario remitir muestras a un laboratorio, para tener la
certeza del mismo.

El diagnóstico de laboratorio se realiza con la extracción de muestras de


sangre, con hisopados nasales de los animales enfermos o con la extracción
de órganos o tejidos de animales muertos, presuntamente infectados.

Los resultados del laboratorio permitirán evaluar las medidas terapéuticas y


preventivas apropiadas.

El tratamiento del animal enfermo se basa en el uso de vitamínicos,


antipiréticos, antiinflamatorios, analgésicos y antibióticos que recomiende el
profesional, de acuerdo a la sintomatología que presenten.

La profilaxis y el control se basan en la utilización de vacunas y en la aplicación


de medidas de aislamiento de los enfermos, para evitar el contacto con
animales sanos.

También se deberá proceder a la higiene y desinfección de instalaciones,


camas, arneses, instrumental veterinario, vehículos y calzado de las personas
que ingresan o egresan de los lugares infectados.

Para preservar la salud de nuestros caballos debemos ser responsables,


evitando siempre que entren en contacto con otros de dudosa sanidad.
Presión y flujo sanguíneo

La razón principal por la que la gente compra, mantiene y entrena caballos, es


el placer que nos producen, cada día que estamos con ellos. Pero además y
fundamentalmente, la razón de fondo es la competencia.

Para competir es necesario saber que el caballo no “nace deportista” sino que
“se hace deportista”.
Con esto, queremos indicar que el resultado del rendimiento deportivo de un
caballo, está directamente relacionado con el entrenamiento.

Las correctas técnicas de doma nos permitirán tener un animal maleable y fácil
de entrenar, pero no alcanzan para obtener una victoria por si mismas. Es el
entrenamiento el único que permite hacer de un caballo común, “un ganador”.

El rendimiento cardíaco se conoce como la capacidad de aumentar la descarga


de sangre a las arterias, durante los ciclos de bombeo del corazón.

Para inyectar una buena cantidad de sangre a las arterias, el corazón


necesitará que las venas traigan el suficiente caudal.

Sin embargo el volumen o capacidad de bombeo, depende en gran medida del


tamaño de la bomba, en este caso el corazón.

No podemos ocultar que existe la controversia respecto de saber, si la


diferencia de ese tamaño es debida al entrenamiento o a una particularidad
heredable genéticamente.

De lo que estamos seguros, es de saber que una masa cardíaca grande,


aumenta el volumen de descarga de sangre y esto favorece la capacidad
aeróbica de los animales.

En caballos de carrera destacados, el intervalo necesario para que el ventrículo


complete la contracción que expulsa la sangre de esa cavidad, es de 0,12
segundos. Así lo revelan los electrocardiogramas realizados.

Corazones de tres Kg de peso dieron tiempos de 0,10 segundos y corazones


de 5,4 Kg de peso demoraron 0,13. Por ello podemos decir que cuanto mayor
es el intervalo de ese tiempo, mayor será la capacidad deportiva del animal.

Los mismos resultados se obtuvieron en caballos de endurance.

Sin duda, la realización de un entrenamiento metódico, produce con el tiempo


un aumento de la masa cardíaca y de las paredes ventriculares.

Un corazón será más eficiente, cuanto mas bajas sean el número de


pulsaciones por minuto que realiza para satisfacer, a través de la sangre que
envía, la provisión de oxígeno necesario.
En ejercicios estandarizados en cinta, se sabe que los animales “entrenados”
reducen el ritmo cardíaco promedio; si se los compara con los que “no
trabajan”, gracias a un aumento de la eficiencia cardíaca.

Con el comienzo del ejercicio, hay un aumento simultáneo del flujo sanguíneo
hacia los músculos activos. Este aumento, se da por un mecanismo
vasodilatador, posiblemente producido por la liberación de potasio.
Ese flujo puede aumentarse hasta 10 veces en animales sometidos a trabajos
intensos.

También aumenta en el ejercicio, el flujo de sangre hacia la piel y de ésta


forma, se ayuda a disipar el calor para bajar la temperatura corporal.

No se recomienda trabajar los caballos ni bien terminaron su comida, ya que


cuando el flujo sanguíneo se activa en músculos y piel, se reduce a nivel
visceral. Esto perjudicaría la normal digestión.

En un ejercicio fuerte o en anaerobiosis, el flujo sanguíneo puede verse


entorpecido para llegar a las fibras musculares, debido a que las arteriolas se
comprimen. Esto puede producir una hipoxia o falta de oxígeno en el músculo,
que no le permitirá responder correctamente cuando la exigencia se prolonga
por mas de 24 segundos consecutivos o alternados, durante la misma
exigencia.

Debido al aumento del ritmo cardíaco, la presión Arterial se incrementa durante


el ejercicio. Se sabe que el aumento mayor, se da en “los valores de máxima”,
mientras que “los de mínima” tienen pocos cambios.

El animal aumenta el ritmo respiratorio y esto acompaña un notable aumento


de la presión arterial a nivel pulmonar.
Cuando los caballos sangran durante el ejercicio es debido al aumento de
presión que se da sobre sus arterias en ese momento.
Si no les gusta la embocadura con la que lo usan, llevarán la lengua hacia atrás
para evitar la sensación de presión que ésta les produce.
Al arrollar la lengua contra el paladar se cierra o reduce la entrada de aire a los
pulmones.
Por esta razón la demanda de oxígeno no es satisfecha y el corazón bombea
mas fuerte buscando oxígeno. Esto aumenta la presión en las arterias y
entonces, es fácil entender que sangren aquellos que tienen cierta debilidad o
predisposición.

Todo lo explicado anteriormente, nos lleva a comprender que a la hora de


realizar un ejercicio, debemos permitirle al caballo desempeñarse
cómodamente para no impedir en nada, que sus órganos nivelen y compensen
las necesidades fisiológicas que se van modificando, de la mejor manera.

Una cincha apretada, no permitirá expandir el tórax para respirar


cómodamente.
Un caballo mal domado, peleará contra su jinete y estará aumentando la
demanda de oxígeno, incluso antes de competir.

No lo olvide.

Como prevenir el cólico

Cuando un caballo vive en libertad, puede comer tanta cantidad de alimento


como necesite, siempre que haya buena oferta de pasto.

El hecho de que sean herbívoros, hace que el acto de comer les lleve su
tiempo, porque tienen que cortar y triturar el pasto para digerirlo.

Por eso en promedio, los caballos pasan un 60 por ciento del día comiendo y
su sistema digestivo está adaptado a esta forma de alimentación.

Las paredes del intestino se mueven cuando son estimuladas por la presencia
de pasto.

Así lo trasladan y realizan los procesos digestivos. A éstos movimientos se los


llama “Movimientos peristálticos”.

Los herbívoros comen muchas veces por día pues así, el sistema digestivo se
mantiene siempre en movimiento.
Los carnívoros en cambio, pueden comer sólo una vez por día.

En condiciones normales y en libertad, un caballo realiza actividad física


durante el 15 por ciento del día. Esto es equivalente a unas tres horas diarias
de movimientos y ejercicios.

La articulación de la rótula ó fémorotibiorotuliana, ubicada a ambos lados de la


zona posterior del abdomen, avanza y retrocede en el ejercicio. De esta
manera realiza un masaje que ayuda a movilizar los alimentos, jugos y gases
de la digestión.

En el box, el hombre le da de comer por la mañana, vuelve a hacerlo al


mediodía y otra vez repite la operación por la noche.
En general, le dará primero el grano y dejará el pasto para que lo consuman
cuando quieran.

El caballo come con ansias ese grano que tiene mejor sabor y después
comenzará a comer el pasto, hasta que se acabe.

Durante el día, le limpian la cama del box y esperará atado, que le permitan
hacer ejercicio o que lo monten.

La falta de movimiento aumenta las posibilidades de que tengan problemas


digestivos.

El cólico es el peor de ellos, pues puede ser mortal.


Un problema que se presenta al darles primero el grano, es que su estómago
se llenará rápido.
Con la acción de los jugos gástricos, el grano comienza un proceso de
fermentación y entonces se producen gases.

Como el caballo no puede regurgitar, eructar o vomitar, todo ese gas debe salir
únicamente por el recto.

Mientras transita, el intestino no se estimula por la fibra pues por allí solo pasa
gas. Al no estimularse, se paraliza haciendo un efecto de tapón que no deja
pasar el alimento. Así se produce “UN COLICO”

Para evitarlo, se recomienda dar primero que nada la fibra o el pasto y no el


grano. Así el caballo saciará su hambre estimulando su sistema digestivo sin
producir tantos gases.

Solo cuando hayan terminado el pasto les daremos el grano.

Poner piedras o palitos en el comedero complica al caballo la acción de comer


el grano, alargando el tiempo de alimentación. Así no se junta tanto grano en el
estómago, y entonces se produce menos gas.

Una ayuda interesante es colocar dentro del box un comedero redondo bien
amurado a las paredes.
En el fondo se coloca la comida en grano.
Sobre esa comida se pone pasto.

Sobre el pasto, se coloca una reja de alambre o hierro soldado, con aberturas
de 10 x 10 centímetros, del mismo tamaño que el perímetro del comedero. La
reja se puede asegurar con tres gomas al fondo del comedero, que sean
fácilmente desmontables.

Con la reja colocada, el caballo deberá comer primero el pasto antes de llegar
al grano.
Luego comerá el grano, pero ahora lo hará más lentamente, pues ya no tendrá
tanta hambre.

Recuerde que prevenir los problemas de salud es una manera de querer más a
su caballo. ¿No le parece?

Como determinar al rengo y al manco

Cualquier persona puede detectar una renguera o manquera, cuando estas son
muy evidentes.
La forma de andar de los animales cambia evidentemente. El movimiento
dispuesto y alegre al que estábamos habituados, con ritmo y cadencia, pierde
la sincronía y se convierte en saltado.
El vestigio de una lastimadura, la inflamación llamativa o el miembro en el aire,
permitirán que el diagnóstico no de lugar a dudas cuando llamamos al
veterinario.

Pero entre una lesión evidente y el principio de un dolor, hay un rango muy
grande de posibilidades, que pueden confundir al mas experimentado.

Lo primero que debemos conocer es el movimiento normal.

Andando al paso, un caballo sano, realiza un movimiento parejo de patas y


manos.
En el tren delantero, la cabeza acompaña el movimiento con un vaivén lateral y
una oscilación vertical, que es producido por el movimiento de las manos. La
cruz en cambio, avanza en una línea pareja que no oscila.

La cola hace lo suyo en el posterior, meneando de un lado y al otro.


Mientras sucede esto, veremos que la punta se mantiene siempre a la misma
altura. El sacro, que es el eje de donde cuelga la cola, mantiene su línea
longitudinal igual que la cruz, aunque oscile lateralmente.

No debemos olvidar que el caballo avanza tridimensionalmente. Esa forma de


moverse le imprime al cuerpo movimientos en el mismo sentido:
Arriba y abajo
Derecha e izquierda
Adelante y atrás.

En el trote sucede lo mismo, solo que cada miembro se lanza hacia delante con
mayor fuerza y al apoyar en el suelo golpean mas, por lo que todo es mas
evidente.

Analizando lo que sucede cuando camina una persona, con alguna lesión en la
pierna, veremos que tratará de apoyar el miembro lesionado por menos tiempo
haciendo un paso corto.
Con el lado sano, dará un paso más largo y así descarga, en la pierna que no
tiene dolor, todo el peso del cuerpo.

El caballo hace lo mismo.

Mirando un animal evidentemente rengo, veremos que al paso, intenta apoyar


su peso en la pata sana y sostiene la pata lesionada apoyada en el suelo por el
menor tiempo posible.

Si la lesión es en el tren delantero, aprovechará a descargar todo el peso de la


cabeza y cuello, sobre la mano sana.
Podremos ver cuando camina, que cuando la cabeza baja hacia el suelo lo
hará en el mismo momento en el que apoya la mano que recibirá ese peso y
sabremos entonces que ese será el miembro sano.

Miremos el movimiento nuevamente:


Sube la cabeza…..y apoya la mano en un trayecto corto… ese es el miembro
lesionado.
Baja la cabeza…… y apoya la mano en un trayecto largo….. ese es el miembro
sano.

En las patas sucederá casi lo mismo, pero no tendremos la cabeza para marcar
el miembro sano y el lesionado.
Aquí tendremos que mirar el movimiento de la cola.
Cuando la cola baja más, será porque el animal ha descargado sobre la pata
que apoyó en ese momento, el mayor peso posible.
Veremos que el extremo de la cola se va hacia atrás cuando la pata que apoya
es la lesionada y va hacia delante para golpear el garrón, en la pata sana.

Cuando la lesión es menor, todo se hace más evidente al trote.


Al paso, si el dolor es leve, el animal acorta sus movimientos y se hace muy
difícil determinar si tiene un miembro dolorido.
Puesto a trotar, deberá descargar mayor peso en cada uno de los miembros
cuando apoya y entonces se hace evidente la lesión.
Esta es la razón por la que siempre se sugiere hacer trotar los animales,
cuando queremos ver como están de sanas sus extremidades.

Si la cabeza mantiene un ritmo parejo, el miembro anterior estará bien.


Si la cola mantiene un movimiento parejo, el tren posterior estará bien.

Si la lesión es en ambos miembros de adelante o atrás, no se verán


variaciones, en el movimiento de la cabeza y cola pero el animal mostrará poca
disposición para moverse o para avanzar.

Como recomendación general, le sugerimos dudar de los animales que no


caminan sueltos, ya que la mayoría de las lesiones producen, limitación de los
movimientos.
Cuando un caballo camina con movimientos cortos que parece que va pisando
huevos, ya fuera en las patas, en las manos o en los cuatro miembros al mismo
tiempo; puede estar compensando algún dolor que le limita el movimiento y es
por eso que no avanza.

Será el profesional veterinario quien pueda hacer un diagnóstico y emitir o


adelantar un pronóstico de la lesión que encuentre; sin embargo es Ud. quien
debe detectar el cambio que percibe en los movimientos de su caballo para
llamarlo a tiempo.

No olvide que las lesiones tratadas a tiempo, tiene un mejor pronóstico.

Que debe hacer un veterinario en una visita de compra venta

Cuando decidimos que queremos un caballo por sus condiciones de


mansedumbre, su doma, su belleza y su capacidad física; lo indicado es llamar
a nuestro veterinario de confianza, quien lo visitará para cerciorarse de que su
salud esté bien para confirmar la compra.
El propietario del caballo no puede ni debe ofenderse por la revisación que
solicitemos, pues de esta forma él se libra de responsabilidades, debidas a
lesiones o problemas que puedan aparecer después de la entrega.

No es raro que se descubra también y gracias a estos minuciosos exámenes


clínicos, alguna patología que el propio dueño desconocía y que se puede
tratar o cuidar, antes de que conlleve a una lesión.

La llegada del profesional, normalmente será uno de los días en los que el club
está cerrado al público pues de esta forma la gente y los ruidos normales del
movimiento no incomodan.

El animal deberá estar descansado y habrá comido el alimento de la mañana.

Fuera de su box y en un lugar luminoso, se le quitan las vendas y la manta


para tener una visión general del animal. El profesional mira en primer lugar el
estado de patas y manos pues es en ese momento del día donde aparecen las
inflamaciones de articulaciones, nudos y cuerdas.

La falta de movimiento luego de varias horas dentro del box será razón
suficiente para que se vean los efectos indeseables de capsulas laxas o
deformadas.

La inspección continúa con un elemento punzante para pinchar suavemente las


extremidades, de manera de asegurar que tienen sensibilidad en toda su
extensión. No habrá respuesta en los casos de animales que tengan anuladas
las terminales nerviosas, ya fuera por métodos químicos o quirúrgicos.

Seguirá a continuación una inspección minuciosa de los ojos. Las conjuntivas


normales deberán ser de un color rosado brillante. Cuando el color tiende al
amarillo anticipan problemas hepáticos, las coloraciones claras mostrarán
estados de anemia y las excesivamente irrigadas pueden delatar problemas de
presión o de úlceras. Aquí también se mira que cada ojo esté libre de nubes
que obstruyan su visión.

Se sigue la inspección mirando la coloración de la encía. Con el dedo pulgar se


la presiona levemente y al soltar se observará el tiempo de llenado capilar, que
mostrará un correcto funcionamiento del corazón y de las arterias.

Se suele completar la revización superficial con pellizcos en la piel para


verificar una buena hidratación general.

Entonces se comenzará a auscultar el animal con el estetoscopio para


escuchar los ruidos del interior del cuerpo.

A la altura de la parte baja del tórax y en el lado izquierdo se escucha el


corazón y se verifica el ritmo cardíaco.

Algo más alto y de ambos lados, se pueden escuchar los pulmones y se


determina si la respiración arrastra secreciones.
Hacia atrás, y sobre el abdomen, se escucharán los ruidos que produce el
ciego y en la zona baja se monitorean los ruidos de los movimientos del
intestino grueso y el delgado. El indeseable exceso de gases se escucha con
mucha claridad.

Se mirará luego el interior de la nariz para controlar que el moco sea normal y
se continúa con una fibroscopía. El extremo del fibroscopio se pasa por la nariz
hasta alcanzar la traquea, para evaluar el estado del aparato respiratorio alto.
Los caballos que por grandes esfuerzos sangran durante el ejercicio, muestran
allí los restos o secuelas.

Cuando el problema es importante, veremos que el sangrado llega hasta la


nariz, al terminar trabajos exigidos.

Para descubrir dolores no hay nada como los dedos del veterinario que irán
presionando cada pequeña sección del caballo. Las cuerdas, los músculos, el
lomo, las articulaciones y la grupa.

Para hacer presión sobre el vaso en la tercera falange, se utiliza la conocida


“pinza de tentar”. La fuerza que se hace con sus extremos permite detectar
dolores que a veces no aparecen al montar los animales.

En el final de la revización se toman los cuatro miembros para llevarlos a


distintos puntos de flexión forzada:
Hacia atrás, hacia delante y sostenida
.
En esta última, se mantiene la pata o mano en flexión por al menos un minuto y
luego se hace trotar el animal. Cuando aquí se notan claudicaciones o si el
animal evita la flexión, puede deberse a problemas articulares.

Las placas radiográficas pueden ayudar a confirmar un diagnóstico y muestran


el estado de todas las extremidades.

Sobre el final, el veterinario presenta el informe que ha ido redactando en su


planilla y da su veredicto.

Ahora y con todos esos elementos, e informes, estará en nosotros tomar la


decisión final para concretar la operación.

Las inyecciones y las enfermedades

Los caballos habitualmente se encuentran expuestos a una alta cantidad de


microorganismos, potencialmente productores de enfermedades.

Esta exposición depende de factores como su edad, ubicación geográfica,


actividad y manejo.

También hay factores como el hacinamiento y los cambios de hábitat, que se


suman a los efectos que producen la edad, el estado general y ciertas
características raciales, que pueden aumentar la susceptibilidad de los
individuos a padecer enfermedades.

Cuando un virus, bacteria o protozoario ingresa al organismo, este los


reconoce como extraños e intenta combatirlo.
Para ello genera defensas llamadas anticuerpos, los cuales intentan bloquear
la acción que pudieran producir.

Si la respuesta es insuficiente los organismos patógenos superan la barrera de


las defensas, y el animal contrae una enfermedad.

Las vacunas son preparados que se utilizan para crear la inmunidad o defensa
necesaria para bloquear o impedir la acción de los agentes infecciosos y evitar
que el animal se enferme.

Contienen antígenos, que son proteínas específicas ubicadas en la superficie


celular de los microorganismos, que son detectados por el sistema inmune del
caballo, generando una respuesta que lo protege.
Cuando el profesional vacuna a su caballo, intenta estimular una respuesta
adecuada, para producir las defensas necesarias para que luego el organismo
bloquee y evite la enfermedad.

Cuando una vacuna es aplicada por primera vez, el periodo de tiempo


necesario para que el caballo alcance su máxima respuesta inmune, es en
general de dos a tres semanas.

Cualquier situación de stress, como traslados o cirugías, dentro de este


período, podría ocasionar una disminución del grado de protección esperado
para esa vacuna específica.

Para que la respuesta inmune sea fuerte o duradera, muchas veces es


necesario repetir la vacunación. Se aplica por ello un refuerzo, tres semanas
después de la primera dosis.

En cuanto a su acción, podríamos dividir las vacunas en profilácticas que son


las que utilizamos comúnmente en caballos y que previenen o aminoran los
efectos de las enfermedades; y las terapéuticas que son aquellas destinadas a
curar enfermedades que ya se contrajeron.
Estas últimas prácticamente no se utilizan en el caballo.

Si tomamos en cuenta la forma en la que se encuentra el antígeno dentro de la


vacuna, podemos observar que algunas contienen el agente infeccioso vivo,
(modificado genética o estructuralmente); muerto o en partes o extractos del
microorganismo.

En algunos casos, con el desarrollo de la ingeniería genética, muchas de estas


partículas son sintetizadas e incluidas en las vacunas.
Estas variaciones en la forma en que son incluidas las partículas antigénicas en
las vacunas, dependen del tipo de microorganismo y su capacidad de producir
la enfermedad.

Una característica muy importante de los caballos, es que nacen prácticamente


carentes de anticuerpos, dado que no los reciben de la madre a través de la
placenta, como en otras especies, pues los potrillos al nacer tienen un sistema
inmunológico parcialmente inmaduro.

Por ello la ingestión del calostro durante el primer día de vida de un potrillo, es
fundamental. Allí encontrarán gran cantidad de anticuerpos que se acumulan
naturalmente en la glándula mamaria, en las últimas semanas de gestación y el
potrillo los adquiere y consume durante las primeras 24 horas posteriores a su
nacimiento..

En algunos casos es conveniente también, la vacunación de la yegua gestante,


para estimular e incrementar la producción de anticuerpos específicos.

En los potrillos se indican planes de vacunación cuando los anticuerpos del


calostro declinan. Esto sucede a partir del tercer o cuarto mes.

Luego se darán los correspondientes refuerzos 3 semanas después de las


primeras vacunas, de manera que estarán bien protegidos al realizar el destete
unos meses más tarde.

Al aplicar una vacuna a un caballo se deben de tomar varios recaudos, para


que la misma sea realmente efectiva.

El caballo debe estar sano, bien desparasitado, bien alimentado, sin fiebre,
libre de situaciones estresantes y sin riesgo de estar incubando alguna
enfermedad.

La respuesta a la vacuna se verá muy limitada o incluso anulada, si estas


premisas no se cumplen.

Otro elemento importante a considerar es que la mayoría de las vacunas


necesitan una adecuada cadena de frió, en general alrededor de los 5 grados
centígrados, que inevitablemente debe respetarse y controlarse en los
programas de vacunación

Si bien existe una larga lista de vacunas disponibles, el plan de vacunación que
recibe un caballo debe estar ajustado a una serie de factores que son
evaluados por el profesional veterinario.

Los distintos estados de desarrollo, la gestación, los niveles de exigencia


deportivos, el clima en las distintas estaciones del año, además del grado de
existencia de insectos transmisores de enfermedades, serán evaluados para
asegurar a su caballo una verdadera vida sana.

Como inyectar o sangrar a un caballo


En la vida del caballo, las jeringas forman parte de la prevención, los
diagnósticos, la cura y la suplementación.
Todo muy importante para la vida de un caballo cuando se es criador o
propietario, pues forman parte de rutinas comunes, que se deben conocer.

Queremos hacer algunas consideraciones, respecto de la manera de


suministrar medicación y vacunas, en las distintas formas en las que sean
recomendadas por el laboratorio o profesional en cuestión, para reducir los
problemas de vicios o molestias que pudieran generarse por hacerlo mal.

Las distintas medicaciones y vacunas pueden administrarse por varias vías.

LA Forma Oral, será la vía utilizada en los casos en los que el medicamento
se introduce por boca con tubos especialmente diseñados para esto, con una
graduación determinada.
Se recomiendan los productos en pasta que no se derraman fácilmente, para
que el animal pueda retenerlos sobre la lengua para tragarlos.
Con ellos se introducirá el tubo plástico, atrás de la boca y sobre la lengua para
que le sea difícil volverlo hacia fuera para escupirlo. Los productos dulces y
saborizados facilitan la operación.

También son orales los polvos o suplementos que se agregan a los alimentos o
el agua y no debemos olvidarnos de las piedras con minerales que el caballo
podrá lamer.

Otra forma de administración menos utilizada, es la intranasal. Ésta via se


utiliza para prevenir algunas enfermedades respiratorias como el sangrado, la
Influenza y la Adenitis.
Por vía intranasal se aplicaban antiparasitarios directamente al estómago y
actualmente se sigue utilizando esta vía para suministrar ciertos medicamentes
específicos en cuadros y circunstancias especiales.
Los sistemas de ingreso mas comunes al cuerpo de un caballo a través de
jeringas y agujas, serán la vía endovenosa, la intramuscular y la
subcutanea.

Respecto de éstas debemos advertir, que al introducir una aguja a un caballo


se deben mantener las más estrictas normas de higiene y seguridad al
momento de su aplicación para evitar complicaciones posteriores, como la
formación de abscesos o el contagio de ciertas enfermedades que se contagian
por agentes patógenos presentes en la sangre.

Recordemos que el caballo disfruta revolcándose en la tierra y es por ello que


entre la piel y los pelos, habrá gran suciedad que es un típico vector, capaz de
generar infecciones y problemas.

Antes de clavar una aguja a un caballo elegiremos un lugar y allí pasaremos un


algodón con buena cantidad de alcohol, o cualquier otro preparado antiséptico,
para limpiar, desinfectar y prevenir éstos problemas.
Para introducir una aguja en vena, se recomienda levantar la cabeza del
caballo un poco, de manera que deje expuesto el surco por el que pasa la
misma en el cuello, que lleva el nombre de “Gotera Yugular”.
Una vez identificado éste lugar, se presionará con el pulgar de la mano
izquierda, la base del surco por el que pasa la vena. La sangre circula hacia el
corazón, encontrará un obstáculo para seguir su camino y eso produce una
inflamación que ayuda a verla y tocarla.
La vena yugular se detecta mas superficialmente en la parte superior del surco
que en la inferior, por lo que se recomienda pinchar arriba y
perpendicularmente.
Para verificar que la aguja esté en vena, se intentará absorber un poco de
sangre dentro de la jeringa y de lograrlo sabremos que estamos en el lugar
indicado.. Solo entonces aplicamos la medicación

Cuando se trata de sangrados, debemos saber que la sangre saldrá por


presión a través de la aguja, si hemos encontrado el lugar correcto no es
necesario succionarla con ningún elemento.

En el caso de la vía subcutánea, recomendaos usar agujas cortas y optaremos


por aplicarla en el centro del cuello.

En este lugar encontraremos una piel laxa, fácil de pellizcar y levantar para
introducir la aguja sin problema.

Sin embargo recomendamos inyectar las subcutáneas, en el cuero suelto que


tiene el caballo en el pecho. Allí el movimiento muscular al caminar es mayor y
entonces el producto se esparce con mayor facilidad.

Respecto de la vía intramuscular diremos que el mejor lugar es el anca del


caballo por el movimiento que tiene al caminar y la masa muscular que expone
para esto.. Sin embargo es la menos utilizada, por el riesgo de patadas que
podría dar el caballo cuando lo inyectan.
Para evitarlo recomendamos levantarle una mano y dejarla colgada. De esta
forma perderá la posibilidad de oponerse al tratamiento y el profesional no
correrá riesgos.

La tabla del cuello también es elegida para inyectar productos intramusculares.


A unos pocos centímetros por delante de la cruz y la medida de una palma de
mano hacia abajo, se encontrará una zona libre de huesos y con gran masa
muscular.

Nuestro consejo es que de usar la zona del cuello para inyectar, elija el lado
derecho. Todos sabemos que nuestros caballos se trabajan mucho mas del
lado izquierdo que del derecho y una reacción o inflamación de la vacuna en
éste lado, podría dificultarnos nuestro trabajo rutinario cuando nos acercamos a
esa zona.

Una vez que se ha inyectado a un caballo recomendamos volver a desinfectar


el lugar y se aprovecha esto para masajear la zona y ayudar al líquido a
esparcirse.
Cada vez que inyectemos un nuevo caballo hay que cambiar de aguja para
evitar posibles contagios en especial de la enfermedad conocida como la
Anemia Infecciosa Equina.

Cuando se vacuna a un caballo debe estar sano, bien desparasitado, bien


alimentado, sin fiebre, libre de situaciones estresantes y sin riesgo de estar
incubando alguna enfermedad. La respuesta a la vacuna se verá muy limitada
o incluso anulada, si estas premisas no se cumplen.

Recuerde también que la mayoría de las vacunas deben mantener una cadena
de frío dentro de los 5 grados para ser efectivas.

Será el profesional veterinario quien dirija y recomiende las medicaciones, las


dosis y sus formas de aplicación en el caballo, esto nos pondrá lejos de riesgos
que a veces no tienen solución.

Los dientes y su cuidado

La dentadura es una parte sumamente importante del caballo. Es conveniente


conocerla y prestarle especial atención, ya que sus características pueden
transmitirnos mucha información sobre la edad y posibles problemas de salud
del animal. Su desgaste puede provocar dificultades para masticar o problemas
en la utilización de embocaduras.

El caballo adulto tiene cuarenta dientes, distribuidos de la siguiente forma:


12 incisivos, (seis arriba y seis abajo) que son los dientes delanteros, con los
que corta el alimento. Estos se dividen en pinzas, medianos y cuñas. Las
pinzas son los del centro, le siguen los medianos y detrás las cuñas.

Los caballos machos tienen también 4 caninos (dos arriba y dos abajo) que en
la actualidad no sirven para nada; tanto es así que les salen a muy pocas
hembras y algunos veterinarios directamente recomiendan sacarlos.

También cuentan con 24 molares (doce arriba y doce abajo) que son las piezas
con las que tritura el alimento.

En los primeros años, los dientes incisivos se caen y son reemplazados por
otros. Los primeros se denominan dientes de leche o temporales, los segundos
se llaman permanentes.

¿Cómo se llaman y cuáles son las características de cada diente?

El diente incisivo tiene la forma de una pirámide invertida y consta de tres


partes:
La corona, es la parte libre del diente, que se ve fuera de la encía.
El cuello, es el estrechamiento que sigue a la corona y que se encuentra entre
la encía y la raíz, que es la parte más estrecha y está dentro del alveolo
dentario.
El diente está formado por una sustancia llamada marfil, que constituye el
cuerpo del diente.

Los incisivos superiores son más grandes que los inferiores.

Los dientes incisivos de leche son mas pequeños y en su cara anterior se


notan pequeñas rayitas más blancas que el color predominante, están
colocadas transversalmente.

Los colmillos, si aparecen, lo hacen en la segunda dentición del caballo.

Llamamos “nivelamiento del diente” a la acción del desgaste, Como es natural,


este nivelamiento sigue las formas que el diente tiene en toda su longitud y es
por ello que mirando el diente se puede adivinar la edad del caballo.

El nivelamiento debe presentarse en el mismo orden que lo hizo el enrase o


aparición de dientes. Es decir, de pinzas a cuñas inferiores y de pinzas a cuñas
superiores.

Los dientes incisivos superiores e inferiores se corresponden. En principio se


encuentran alineados, pero con el correr del tiempo y por la acción de tirar del
pasto para arrancarlo, comienzan a desplazarse hacia delante, formando un
ángulo denominado ángulo dentario.

En algunos caballos aparece delante del primer molar un diente que se llama
“Diente de lobo”. Es un diente muy raro, pero si aparece, produce mucha
molestia al caballo al usar embocaduras y normalmente hay que extraerlo.

Existen algunas particularidades de los dientes del caballo que conviene


conocer: la “estrella de Girard” y el “surco de Galvayne”.

La estrella de Girard es una mancha de color café claro que aparece en la


mesa entre el cornete y la cara anterior.Es marfil de nueva formación, aparece
en orden cronológico en las pinzas inferiores primero, después en los
medianos y por ultimo en las cuñas.

El surco de Galvayne, en las cuñas o incisivos laterales, sirve para indicar la


edad del caballo entre los diez y los treinta años.

A medida que los equinos trituran o muelen sus alimentos, los bordes de los
molares superiores se vuelven cortantes y pueden lesionar la lengua o el
interior de la mejilla. Para evitarlo se pueden limar, tarea que realizará un
veterinario.

Con un adecuado cuidado y control de la dentadura, su animal estará lejos de


tener problemas y se alimentará correctamente; por ello, no le haga caso al
dicho que dice que “A caballo regalado no se le miran los dientes”.

Un dentista de caballos
Para un propietario clásico de caballos, la idea de llamar a un “dentista ” para
sus animales, suena descabellado.
Sin embargo, es importante que conozcan que hay muchos problemas de fácil
solución, cuando se llama a un “Dentista de Caballos”

En primer lugar es interesante saber que el ancho del maxilar superior de los
caballos, es un treinta por ciento mayor que el de la mandíbula inferior. Esto
hace que la parte externa de los dientes de arriba se desgaste menos, pues no
entra en contacto con los dientes de abajo durante la masticación. En los
dientes inferiores son sus bordes internos los que “no” sufren el desgaste
correspondiente.

Por otro lado, debemos saber que los caballos son “Anelodontes” o sea que
sus dientes crecen durante toda la vida, un promedio de tres milímetros
anuales.

La tasa de desgaste por masticación en animales estabulados, es de dos


milímetros anuales y por lo tanto es el dentista quien deberá corregir
artificialmente lo que no se ha gastado de forma natural.

Estando en libertad los dientes incisivos se desgastan debido a la acción de


arrancar pastos ó raíces superficiales, pues efectúan 50000 ciclos de
masticación durante las 14 horas diarias que pasan comiendo.

Este desgaste se reduce notablemente cuando están a box, pues encerrados


completan el tiempo de alimentación en cerca de 4 horas al día y no necesitan
para ello mas de 10000 ciclos de masticación.

Por tal razón el crecimiento continuo de esos dientes, los incisivos, ocasiona
que las muelas se separen y pierdan el contacto y entonces, el pasto no se
muele o tritura correctamente.

Para que el dentista pueda trabajar sobre los dientes de un caballo sin correr
riesgos le colocará una buena dosis de tranquilizante antes de comenzar,
dejándolo sedado y sin sensibilidad al dolor.

En éste estado se coloca la cabeza sobre un apoyo de altura regulable,


dejando la boca a nivel de los ojos del veterinario.

Un dispositivo “abre boca” facilita el trabajo y permite una fácil inspección para
diagnosticar las patologías existentes sobre los dientes de ambas mandíbulas.

Antes de comenzar se recomienda hacer un lavado de la cavidad oral, para


eliminar los restos de comida que pudiera haber.

Una luz en la frente del profesional, facilitará la observación en el interior de la


boca, mientras que con los dedos de la mano se palpan los dientes. En algunas
circunstancias, es el sentido del olfato el que detecta anomalías pues en una
boca normal no se debe sentir olor.
Las primeras patologías saltan a la vista. Molares en forma de gancho, puntas,
rampas, fracturas y algunos otros problemas, se verán con facilidad.
Un espejo dental puede ayudar a ver mejor los detalles de todos los dientes,
además de permitir la observación de las zonas mas ocultas.

La mayor parte de los trabajos del dentista tienden a desgastar y compensar


los errores que aparecen en la alimentación de los caballos estabulados
respecto de lo que sucedería en sus dientes si estuvieran en libertad.

La falta de desgaste en los premolares superiores, produce lo que se conoce


como “puntas de muelas”.- Son ellas las que lastiman la lengua o mejillas
cuando entran en contacto con embocaduras que se desplazan dentro de la
boca.

Si una pieza dental está ausente, el diente opuesto seguirá creciendo sin
desgastarse y esto impide una correcta masticación.

Si se baja la parte delantera de los premolares inferiores, la embocadura puede


montarse sobre los dientes sin golpearlos cuando tiramos de la rienda y es por
ello que este también es un trabajo de rutina.

Para realizar los tratamientos se utiliza instrumental odontológico y elementos


específicos. Algunos de ellos son de acción manual y otros motorizados.

Las limas están hechas con aleaciones de tungsteno para aumentar su


durabilidad y mejorar el desgaste. Tendrán diferentes formas y mangos para
acceder a los lugares correspondientes con mayor eficiencia y comodidad para
el veterinario.

En el instrumental motorizado, las fresas de limadura de diamante a gran


velocidad, pulen las zonas con poco esfuerzo.

Unos y otros se complementan para poder realizar tratamientos completos y


eficaces, que compensen y modifiquen las malformaciones que pueden
incomodar o impedir una correcta masticación.

Terminado el trabajo de los molares, se quita el abre boca y se coloca un


dispositivo que expone los dientes incisivos para trabajar sobre ellos.

Ahora que conoce los tratamientos que pueden mejorar la vida y el rendimiento
de su caballo, permítanos hacerle una última recomendación: “Realice una
consulta al profesional especializado, al menos una vez por año, pues no ha de
olvidar que prevenir, es siempre mejor que curar….

Los parásitos internos

Los parásitos internos son un problema con el que todos los criadores y
propietarios de caballos, deben aprender a convivir.
Algunos representan una causa importante de cólicos y otros contribuyen a
producir trastornos en el aparato respiratorio.

Ocasionalmente pueden llevar a la muerte del animal a través de


complicaciones tales como, rupturas de estómago, obstrucción intestinal o
diarreas intensas.

Sin embargo, lo más frecuente es que produzcan una serie de problemas


mucho más sutiles y difíciles de detectar, como la disminución del crecimiento,
el empobrecimiento de la condición corporal, y la baja del rendimiento
deportivo.

Estos problemas, pueden pasar desapercibidos y cuando persisten en el


tiempo, ocasionando grandes perdidas.

Es por esto que es muy importante la consulta y monitoreo del veterinario, para
prevenir estas situaciones.

Lo que nosotros consideramos como “parásitos” son en realidad individuos


que han evolucionado por millones de años, mucho antes que existieran los
caballos, adaptándose a “huéspedes” que les permitieran sobrevivir, creando
ciclos biológicos compatibles con los sistemas de vida de los hospedadores.

Por lo tanto, todos los caballos tienen una cierta cantidad de parásitos internos
por mas sanos que parezcan.

El daño que pueden producir además de la evidencia física o clínica de este


hecho, ocurre generalmente cuando la cantidad supera ciertos niveles, dentro
del organismo del huésped.

El aspecto típico de un animal altamente parasitado se nota por la delgadez


extrema, debilidad, opacidad de pelo, mala condición corporal e incluso
estados de anemia.
Animales que lucen sanos, también pueden sufrir las consecuencias de los
parásitos internos, de manera abrupta e inesperada.

Los endoparásitos se clasifican en gusanos redondos o nematodos y gusanos


planos o tenias. Hay otros que escapan a esta clasificación primaria de menor
importancia.

Respecto a su ubicación en el organismo, hay distintos tipos de parásitos


internos. Algunos afectan al estomago, otros al intestino delgado o grueso,
otros pueden dañar el hígado, los pulmones y las arterias.

Algunos afectan solo a los potrillos de pocas semanas o meses, otros a los
animales jóvenes de 1 a 2 años y algunos otros, tanto a los jóvenes como a los
adultos.

Los parásitos internos que más frecuentemente causan problemas pertenecen


a tres grupos:
Los gasterofilos, también llamados bichos del cuajo, no son nematodos ni
tenias, son en realidad larvas de moscas que parasitan el estomago
principalmente. Como adultos son moscas de vida libre que depositan sus
huevos en el pelo de los caballos.

Estos pueden observarse frecuentemente en el verano-otoño, como pequeñas


partículas de color amarillo fuertemente adheridas a los pelos de los miembros
anteriores, en la garganta y otros lugares de la cabeza.

También están los parascaris equorum, los strongilos (grandes y pequeños)


los cuales son todos nematodos o gusanos redondos que parasitan el tracto
digestivo principalmente.

Al diseñar un programa de control de parásitos, es fundamental conocer su


ciclo evolutivo y tener en cuenta su comportamiento epidemiológico, es decir
su relación con el ambiente y los hospedadores.

Más del 90% de los nematodos o gusanos redondos no se encuentran dentro


de los animales sino que están afuera, sobre las pasturas o en el ambiente
externo.

Viven una parte de su vida dentro del cuerpo de los animales, principalmente
en el aparato digestivo donde se reproducen y luego, salen con la materia fecal
al exterior contaminado las pasturas, donde pueden permanecer activos por
semanas, meses o incluso años, esperado ser ingeridos por otros caballos.

Cuando esto ocurre, reanudan su desarrollo en el organismo del equino hasta


llegar a sus formas adultas y ser capaces de reproducirse y eliminar sus
huevos, nuevamente en la materia fecal.

Entonces, el nivel de parasitismo que puede tener un caballo, esta


íntimamente relacionado con el grado de contaminación del ambiente en el que
viva.

Es por esto que los tratamientos antiparasitarios deben ser acompañados de


medidas estratégicas de manejo de las pasturas junto al monitoreo de los
animales que realizará el profesional veterinario cuando el propietario así lo
requiera.

El objetivo de estos programas de control parasitario no es eliminar totalmente


la población de parásitos del sistema. Esto seria prácticamente utópico y
contraproducente.
El objetivo es más bien controlar la población de parásitos de manera de
mantenerla en un nivel seguro tanto dentro como fuera del animal

Una herramienta fundamental con la que cuenta el veterinario consiste en


realizar análisis coprológicos o de materia fecal, que permiten identificar y
cuantificar la cantidad de huevos de parásitos por cada gramo, de ese material
obtenido y eliminado por cada caballo.
Para el control de parásitos, existen en el mercado algunos preparados
específicos para algunos de ellos y otros de amplio espectro. Con el resultado
de los análisis de materia fecal, se podrán elegir los mas adecuados.
Es recomendable cambiarlos periódicamente ya que los parásitos son muy
hábiles para crear resistencia contra las drogas que los componen.

En contraposición, debemos pensar también que una carga parasitaria leve no


es perjudicial ya que los caballos pueden convivir tranquilamente con ellos en
un equilibrio dinámico, sin sufrir ningún tipo de problema, mientras que sirven
para estimular su sistema inmune, que es el que los ayuda a crear las defensas
necesarias para combatir contra los propios parásitos.

En conclusión diremos que hay que saber convivir con los parásitos sin
preocuparse mientras tengamos su población controlada y en un equilibrio
saludable para los caballos. De no ser así debemos actuar.

Los parásitos externos

Las dermatosis o alteraciones de la piel causadas por los ectoparásitos, son


comunes en los caballos y en general en todos los grandes animales
domésticos.

Los ectoparásitos incluyen una amplia gama de artrópodos e insectos que van
desde las grandes garrapatas chupadoras de sangre, hasta los minúsculos
ácaros de la sarna que viven dentro de la piel e incluyen también a mosquitos,
moscas, tábanos, jejenes, y piojos. Descriptos por su nombre común parecen
pocos, en realidad, representan varios cientos de especies distintas.

En ciertas regiones y épocas del año, su incidencia puede ser prácticamente


nula, mientras que cuando las condiciones ambientales son favorables para su
supervivencia y reproducción, pueden llegar a causar graves problemas a la
salud y el bienestar de los animales.

El daño directo que puede producir toda esta gama de parásitos varía en
intensidad según el caso.

En general, el animal atacado por los ectoparásitos, sufre padecimientos que


se caracterizan por molestias, irritación, nerviosismo, prurito, lesiones de piel,
pérdida de peso, traumatismos, debilidad, anemia, bicheras e incluso la muerte.

Más allá de estos daños directos, otras consecuencias muy graves que pueden
generar los ectoparásitos son la transmisión de agentes infecciosos.
Muchas especies mordedoras, chupadoras ó picadoras son capaces de
transmitir virus, bacterias y protozoos a los caballos, como:
la Encefalomielitis viral equina,
La Enfermedad del oeste del Nilo,
La Piroplasmosis o Babesiosis,
La Corinebacterium pseudotuberculosis, por nombrar solo algunos.
Estos agentes pueden ser fatales para el animal, y lo que es aun mas grave,
ser transmitidos en algunos casos al ser humano, generando lo que se conoce
con el nombre de zoonosis.

El caballo también tiene reacciones alérgicas que pueden ser causadas por
alimentos, o elementos con los que el animal está en contacto, además de las
picaduras de los insectos. Estas reacciones producen un prurito tal, que llevan
al caballo a un grado extremo de nerviosismo, pudiendo inducirlos a la auto-
mutilación, ocasionando importantes lesiones de piel en la cola, el cuello y el
abdomen.

La piel, el órgano más grande del cuerpo es, indudablemente, el que mas se ve
afectado ante el ataque de los parásitos externos. Puede ser examinada
directamente, y sus alteraciones rápidamente detectadas por los dueños y
veterinarios.
Refleja el estado de salud y es una barrera protectora sin la cual la vida es
imposible.

Una piel sana, con pelo brillante, indica un buen grado de bienestar,
alimentación y cuidados.

En contraposición existen una enorme gama de alteraciones que pueden


aparecer sobre la piel de los caballos: pelo seco, quebradizo, descamaciones,
alopecias (áreas sin pelo), pelo aglutinados, presencia de escamas, pápulas,
máculas, vesículas, nódulos, ronchas, pústulas, costras, abscesos y ulceras.

Muchas de estas lesiones pueden ser producidas por los parásitos externos o
sus consecuencias.

Sin embargo, es fundamental tener en cuenta, que también existe un gran


número de trastornos metabólicos, intoxicaciones, enfermedades sistémicas
causadas por virus, bacterias y protozoos, que se ven reflejadas a nivel de la
piel y que deben ser diferenciadas por los profesionales, de aquellas
producidas por los ectoparásitos.

A través de las lesiones que producen, alterando la integridad de la piel, por


picaduras, abrasiones, o traumas, inducidos por el rascado, se pueden producir
dermatitis o infecciones localizadas, que frecuentemente son causadas por
bacterias que viven habitualmente en la piel.

Los hongos dermatofitos también son capaces de producir lesiones similares a


las de los ectoparásitos. Por su culpa, se producen dolorosas infecciones que
comprometen las capas superficiales de la piel, pelo y tejido corneo. También
es posible que se transmitan a los seres humanos.
En estos casos es recomendable analizar los arneses, monturas, cepillos, y
todo elemento que pueda tener contacto con la piel de más de un animal y que
pueda ser vector de contagio entre ellos.

El origen de numerosas dermatitis o inflamaciones de la piel, requiere de la


utilización de técnicas complementarias de diagnóstico, como son los raspados
de piel superficial o profunda y las biopsias; para la identificación de los
agentes bajo el microscopio, estudios citológicos, y cultivos de bacterias y
hongos. Su veterinario podrá hacerlo correctamente.

Debemos recordar que la utilización de medicamentos caseros, sin un


diagnostico preciso de lo que ocurre en la piel, es riesgoso para la salud del
animal y muchas veces mas costoso, dado que existen medicamentos de uso
sistémico (aplicables por vía oral o inyectables) o tópico local, para el
tratamiento especifico de los ectoparasitosis en los animales.

Mantener a nuestros caballos limpios y en un buen estado sanitario, realizar


intensas limpiezas de los lugares que habitan, además del uso de las trampas
para insectos, los líquidos repelentes y desinfectantes en las paredes y techos
de los boxes; son algunas de las formas de preservar la salud y tranquilidad de
nuestros animales.
Nada mejor que vivir bien, para estar bien. Será en su beneficio.

Cuando se considera que un caballo deja de crecer

Poca gente sabe cuándo termina realmente el período de crecimiento de los


caballos. El crecimiento total termina a los 5 años. Sin embargo se pueden
considerar tres tipos de crecimiento:

Si nos referimos al crecimiento de altura o alzada….


Diremos que puede concluir a los dos años o dos años y medio, o incluso
tiempo después. La demora tiene que ver con la alimentación. Un caballo bien
alimentado desde pequeño tiende a un crecimiento temprano; mientras que un
caballo que ha sufrido a temprana edad suele retardar su crecimiento óseo. En
este sentido, la naturaleza es sabia y decide: cuando hay comida acelera el
desarrollo y cuando escasea lo retrasa.

Con respecto a la altura, cuando un caballo se castra joven (a los pocos meses
de vida), la alzada será levemente mayor que el promedio de los de su
generación que no fueron castrados.

La alzada de un caballo no se modificará cuando ya se hayan cerrado los


puntos de crecimiento de los huesos largos. Esto se puede determinar con una
radiografía evaluada por un profesional calificado.

Respecto del crecimiento o desarrollo muscular. Es importante saber que


este en realidad comienza con el entrenamiento. En un caballo deportivo este
desarrollo dependerá de la intensidad y tipo de trabajo físico que reciba. En
este sentido es fundamental la función del dueño o entrenador.

No obstante, la estructura muscular natural que forma parte del fenotipo,


ayudará mucho al buen desempeño que tendrá el animal si se lo preparó
correctamente. Es importante saber que el estado físico muscular se gana y se
pierde permanentemente; tantas veces como se inicie y se abandone el
trabajo físico. Lo que uno construye a temprana edad en el caballo es la base
de su estructura muscular y ligamentosa que luego se habrá de mantener.
Al igual que con el ser humano, la capacidad muscular o el desarrollo de la
aptitud deportiva decaen con la edad.

Si un caballo es castrado joven, el desarrollo muscular será notablemente


menor que el de los de su generación que no hayan sido castrados.

Cuanto antes se comience el trabajo muscular en un caballo mejor será el


rendimiento deportivo futuro del mismo y menores serán las posibilidades de
que se lastime. Algunos especialistas recomiendan comenzar a entrenar los
potrillos a partir de los 12 meses de edad en un corral redondo a ritmos lentos
con exigencias progresivas.

De esta forma, el debut en las pistas de un caballo “Sangre Pura de Carrera” a


los 2 años y medio será tanto menos riesgosa para el animal, mientras que
tendrá mayores posibilidades de éxito.

No podemos dejar de hablar también del crecimiento intelectual de los


caballos. Este tipo de crecimiento se relaciona con el aprendizaje y depende
en gran medida del medio que rodea al animal y concretamente no termina
nunca. En cualquier momento de su vida el caballo puede aprender cosas
buenas y malas. Puede adquirir vicios o mejorar su doma, pueden odiar o amar
a una persona.

En la medida en que enseñemos nuevas cosas a un caballo, lo mejoraremos.


Y así se adaptará y será más feliz en su vida junto al ser humano.

Desde el momento en que un caballo es domesticado, ya no depende


totalmente de sus capacidades naturales para sobrevivir, ya que al estar
encerrado en una caballeriza o en un corral le es imposible buscar por sí
mismo su alimento, agua, sombra o abrigo. Por eso, cuando decidimos tener
un caballo a nuestro cuidado, su vida estará casi por completo en nuestras
manos y nosotros debemos ser concientes de ello.

La cirujía de caballos

Muchas personas se preguntan como será que un caballo entra a una cirugía.

Como dejarlo quieto, como dormirlo, como subirlo a una camilla.

Algunos creen que el remedio puede ser peor que la enfermedad y evitan llegar
con sus animales a una sala de operaciones.

Salvo en lesiones o enfermedades con pronósticos difíciles, la cirugía de un


caballo no tiene demasiados inconvenientes.
En “El Hospital veterinario de San Isidro” en Argentina, como en tantos otros
lugares del mundo, se realizan operaciones a caballos con excelentes
resultados.

Para que la gente se familiarice con el método, mostraremos la secuencia.


Unas horas antes del turno fijado, llegará el animal al hospital en donde se lo
prepara para la intervención.

En este caso es una pequeña fractura de la cabeza inferior o distal del gran
metacarpiano o caña, de una yegua de endurance.
Algunos lo llaman “chips” o pequeños pedazos del hueso principal, que se
sueltan o estallan por un gran esfuerzo.

Es importante que el animal llegue bañado y limpio al Hospital, debido a que el


barro o tierra que tengan, puede ser motivo de infecciones posteriores.
En primer lugar, se quitarán las vendas de protección de embarque y se verifica
que esté seco y la limpieza del miembro.

Se le dará un calmante o relajante muscular suave, que pone al paciente bajo


un estado de gran tranquilidad, pero le permite mantenerse en pié.

A continuación se procede a afeitar con una peladora eléctrica la zona que se


va a intervenir.
Muchas veces también se afeita la vena por donde se han de pasar remedios o
suero fisiológico.

Con la piel desprovista de pelos, se procede a hacer una limpieza con jabón
yodado, que desinfectará ó matará los gérmenes patógenos que luego puedan
afectar la herida.
La limpieza es intensa. Cepillo, jabón y algodón se alternan restregando la
zona.

El animal deberá dormirse y su miembro preparado pasará por algunos lugares


no tan asépticos, hasta llegar a la camilla. Esa es la razón por la que la zona se
protege particularmente; aún por pocos metros.

Se prepara y coloca una venda estéril para rodear la zona, asegurando así que
se la mantendrá libre de impurezas.

SI todo está bien, el veterinario anestesista aplicará por vena la anestesia para
que la yegua se acueste a dormir.

El efecto no es inmediato. Normalmente se ensayan distintas dosis que van de


menor a mayor conforme la reacción que se ve del animal.

La yegua baja la cabeza y a continuación abre las manos y patas para


estabilizarse.

Es momento de atar la cola a una soga que la sostendrá, pasando por una
argolla, por si llegara a dar algún paso en falso. Se evita así que se caiga. Lo
mismo se hace con la cabeza.
Ya se nota que los músculos no la sostienen firmemente y los veterinarios,
apoyados sobre el tórax y abdomen, empujan contra la pared acolchada del
lugar.
Así caen hacia abajo arrodillándose, en vez de caer hacia un costado.

Una vez en el suelo, se preparan sus patas con unas bolsas plásticas que
contienen las bacterias del pie y se le colocan maneas para trasladar el animal
a la camilla.

La sala de cirugía está preparada con un fuerte riel por donde se desplaza un
motor eléctrico con una polea, que se comanda por control remoto.

Al llegar el dispositivo a la distancia indicada, descenderá un gancho que ha de


prenderse a las maneas.

Se acciona el motor y el gancho sube la yegua. Lo veterinarios sostendrán la


cabeza para que no se golpee.

Un tubo se coloca en las vías respiratorias, para asegurar un buen flujo de


oxígeno a los pulmones. Por efecto de la anestesia el ritmo de respiración cae
notablemente,
Levantan la yegua unos centímetros mas y la trasladan a la sala de
operaciones.

Su cuerpo pasará sobre la camilla.


Cuando se encuentre en el centro la harán descender. Conectan el tubo de la
boca a un respirador que monitorea la respiración. En la cola va el control de
presión sanguínea y pulso.

El cirujano ya ha empezado a preparar la mano lesionada, quitándole la venda


estéril, para trabajar en ella. Los otros tres miembros atados, mantienen el
caballo en posición.

La lesión quedada descubierta y se prepara un campo de sábanas, que cubren


el animal, para que cualquier elemento no desinfectado del cuerpo esté
impedido de llegar a la herida que se practicará.

La operación se realiza por artroscopía. Una luz con una cámara ingresa en la
articulación por pequeños orificios, dejando ver la lesión. El instrumental para
quitar el Chip, ingresa por otro orificio.

El cirujano trabaja mirando un monitor a su derecha que muestra lo que sucede


dentro de la mano.
Quita el primer pedazo, luego otro mas y limpia. Ya está.

En pocos minutos se cierra la herida con una sutura. Vuelven a vendar y cubrir
el miembro, ahora sano.
Se quita el campo y la mano operada volverá a amarrarse a las maneas, para
trasladar el animal a la sala de recuperación.
Al llegar, ya no tiene el tubo que la ayudó a respirar. Le quitarán la manea y la
dejarán atada con alguna persona que vigile sus movimientos.

No se levantará antes de media hora, pero de todas formas puede moverse


inconscientemente y hay que evitar que se lastime.

La operación ha sido un éxito. En las próximas horas no debe comer ni tomar


agua para no ahogarse. Su cuerpo dormido, puede no responder bien al tragar.

La llevan al box de recuperación caminando normalmente. No claudica.


Unas horas después estará nuevamente en su casa.

La radiología equina

Desde las borrosas placas radiológicas de finales del siglo XIX hasta los
estudios de última tecnología, se ha observado una gran evolución que se
encamina a hacer de la radiología, una excelente herramienta para la medicina
veterinaria.

La obtención de placas radiológicas se ha convertido en el primer requisito


solicitado por los veterinarios previo a una compra venta, para confirmar o
descartar lesiones, en base a sus resultados.

“Constituye un error grosero, creer que el revelado de una radiografía, solo


sirve para confirmar las dudas o certezas de un examen clínico.”

Es un método no invasivo, que no produce dolor ni deja secuelas. Para realizar


una radiografía solamente se debe lograr que el animal esté inmóvil el tiempo
necesario.

La radiología permite distintos diagnósticos específicos.

-Determina si un hueso se ha fracturado.


-Verifica si una articulación se encuentra fuera de lugar.
-Controla el proceso de osificación de una fractura.
-Evalúa la lesión, o el daño en una infección.
-Analiza los crecimientos óseos anormales, la artritis y la artrosis.
-Controla el cierre epifisiario de los huesos largos de animales jóvenes para
reducir las lesiones que se dan en ellos, debidas al trabajo prematuro.
-Localiza objetos extraños.
- Confirma o no las sospechas de infosura, evaluando el grado de rotación de
la 3° falange, para tener un pronóstico de la enfermedad.

En la actualidad contamos con diversos equipos de “rayos X” portátiles con los


que se pueden obtener tomas radiológicas de muy buena calidad, sin tener que
movilizar el animal. Esto baja los costos y trastornos a los dueños.

Es importante saber que en la actualidad ya se cuenta con sistemas de


radiografía digital que permiten una calidad de imagen muy superior a la que
estamos acostumbrados. Sus costos aún no permiten que estos métodos sean
masivos.

El caballo es un animal de gran contextura y cuando necesitamos mirar el


interior de zonas voluminosas se necesitan equipos muy potentes. La toma
radiográfica de órganos blandos o columna vertebral es muy dificultosa, pues
hay que atravesar una gran masa muscular para poder ver con definición las
partes que nos interesan.
Los equipos que permiten éstas tomas se encuentran en hospitales
veterinarios, pues por su tamaño no se pueden trasladar. Aquí, y para hacer un
buen diagnóstico, habrá que llevar el animal al equipo.

En radiología cuando el rayo va directo al lugar que queremos estudiar,


decimos que se utiliza la radiación primaria.
Los órganos como el corazón, riñón, hígado, vísceras ó pelvis; absorben rayos
X de diferentes formas, pero no directamente. En estos casos se dice que se
utiliza radiación secundaria.

Los equipos móviles, que se utilizan “a campo “, son para tomas radiográficas
de miembros anteriores, posteriores y anexos; que es donde encontramos las
lesiones mas frecuentes. Por la conformación anatómica de los miembros, la
radiación secundaria es mínima y no son necesarios los equipos grandes.

La diferencia de densidad de los tejidos es el factor que permite el diagnostico


radiológico.
El tejido que presenta mayor densidad es el hueso, que aparece en la
radiografía como una sombra blanca.
Los músculos, tendones y piel; son los que siguen al hueso en densidad y
aparecen grises.
Los cuerpos como el vidrio, metal, piedra, polvo o soluciones de yodo, crean
sombras blancas de formas variables según el material.

Un buen examen radiológico exige tomas de distintos ángulos y posiciones,


para poder ver todo el contorno del miembro a estudiar.

La Radiología como método de diagnostico, nos da la posibilidad de ser usada


como prevención y por ello no debe ser la última opción a consultar cuando
estamos en presencia de dudas o claudicaciones. Esto nos permitirá ahorrar
mucho dinero.

Si a nosotros cuando vamos al medico nos indican placas, análisis, ecografías,


antes de medicarnos.¿porque con los animales no procedemos de la misma
forma?

El diagnostico radiológico debe hacerse cuando la placa que se tomó, este


completamente seca. Mientras esta húmeda, solamente será para ver si
técnicamente es una placa que permite un buen diagnóstico o si habrá que
tomar otra.
Es esencial el uso de la luz adecuada que provee el Negatoscopio, para el
análisis profundo de todas las partes radiografiadas, pues de no ser así
podemos pasar por alto lesiones mininas tanto óseas como de partes blandas.

La potencia del equipo permite gran velocidad al disparo y esto reduce el riesgo
de lograr placas movidas. Con equipos chicos la potencia es menor y los
disparos mas lentos. Lo importante es lograr imágenes en tiempos máximos de
3 décimas de segundo, con la mayor potencia posible.

Para lograr inmovilidad deberá manejarse el animal con suma tranquilidad. Se


apela a veces a levantar un miembro para dejar quietos los restantes. También
se suelen vendar los ojos de los animales animal miedosos de manera de que
no vean el equipo y los movimientos del profesional.
Si aún así no se logra que queden quietos, se utilizan mordazas y como último
recurso podemos sedarlos.
Los insectos suelen dificultar la inmovilidad durante las tomas y por ello se
prefiere el fresco de la mañana que es cuando se trabaja mas tranquilo.

Un buen diagnóstico favorece un buen tratamiento y con ello se beneficia Ud y


su caballo.

La tiña y los hongos

Cuando un caballo está bien alimentado y no es sometido a situaciones


estresantes, podrá mostrar un estado de salud general, al que difícilmente
ataquen las enfermedades comunes.

La falta de cantidad y calidad de alimento, junto a formas de vida que los


exponen a situaciones que les son ajenas, motivan en cambio, una baja de
defensas que les abre posibilidades de contraer distintas afecciones clínicas.

La aparición de hongos, es una de ellas.

Conocida como “Tiña” la dermatofitosis de los caballos, es bastante común.


Un hongo, el Trichofitum Equinum, ataca la piel de los caballos con bastante
mayor frecuencia de la que pensamos, generando inflamación por la infección
que se produce; con la posterior caída del pelo de la zona afectada.

Para que el hongo pueda desarrollarse, es necesario que encuentre tres


condiciones que se lo permitan: Temperaturas altas, acompañadas de días o
situaciones de humedad y un relativo estado de suciedad.

Respecto de la primera, debemos decir que es difícil que el hongo prospere


con bajas temperaturas del ambiente. En climas muy fríos durante las
temporadas invernales, la enfermedad casi no se ve en los animales en
libertad.

La humedad, también facilita el crecimiento de los hongos.


Aquí nos referimos a cualquier tipo de humedad, pues tanto la transpiración,
como la lluvia, la niebla o el agua del baño, exponen la piel cuando están dadas
las condiciones.

Debido a que muchos hongos son habitantes normales del suelo, tenemos que
saber que los caballos sucios que acostumbran a revolcarse, tienen mayores
posibilidades de contraer tiña, respecto de aquellos que se mantienen limpios.

Cuando se montan los caballos en invierno y transpiran o cuando se los baña y


los soltamos al campo antes de que se terminen de secar, de inmediato se
revolcarán. La piel habrá elevado su temperatura al trabajar y la suciedad
quedará impregnada al pelo, luego del revolcón. Se crea de esa forma un
medio adecuado para el desarrollo del hongo aún cuando hace frío.

Lo normal es ver los primeros casos cuando el invierno comienza a cambiar,


para que comience la primavera.
En los caballos más débiles, que amanecen con prolongadas nieblas, pero con
temperaturas mas elevadas; el pelo aún no se reemplazó totalmente y
acumulan la suciedad que brindará condiciones ideales para su aparición.

Al principio será un pequeño grano, que encontraremos en las zonas del


cuerpo del caballo que más se exponen a la humedad: El anca, el lomo o la
crin. …..Todo lo que mira al cielo……

Un microscopio puede confirmar la existencia del hongo, sometiendo a estudio


unas pocas costras obtenidas por raspado.

Notaremos primeramente reacciones del caballo que lo muestran molesto:


Intentan morder, bajan las orejas amenazantes o se alejan de nosotros.

Cuando suceda esto buscaremos en detalle y encontraremos pequeñas costras


o granos redondos que se desprenden con el pelo, dejando la piel desnuda.
Al principio de la enfermedad la circunferencia de la costra puede ser de tan
solo uno o dos milímetros de diámetro.

Cuando pasa el tiempo y la tiña no es tratada, podremos sentir, que las


cáscaras aumentan de tamaño y dureza. El solo contacto duele y los enoja. No
es para menos, debajo de cada costra ha comenzado a producirse una
infección que inflama la piel y duele.

Habrá que tener mucho cuidado con los elementos que se usen con varios
caballos. Las partículas de piel enferma que se desprenden, se adhieren y
contagian fácilmente la piel de otros caballos, dando origen a nuevas
infecciones.

Por suerte el hongo es muy susceptible a los tratamientos con distintos


fungicidas, que detienen el problema con relativa facilidad.
La solución de lavandina ó hipoclorito de sodio, además de la solución yodada,
han demostrado ser muy efectivos para ello.
El tratamiento sugiere mojar el caballo durante varios minutos con agua, para
lograr que las costras se ablanden.
Unos 15 minutos de baño serán suficientes.
Se atará el animal corto a una argolla, para evitar que muerda o pueda
agredirnos.
Le pasaremos una rasqueta que arranque las costras o cáscaras.
Como lo hemos mojado se desprenderán con mayor facilidad produciendo
menos dolor y dejando la piel al descubierto para que penetre el producto que
utilicemos.

Terminado el proceso de raspado de costras, aplicaremos con una esponja o


un fumigador de líquidos, la solución yodada o la lavandina, en una relación de
al menos una quinta parte de producto y el resto de agua.

Algunas personas recomiendan el tratamiento tópico sobre cada costra, pero


muchas veces eso evita que se traten los pequeños focos de hongos que aún
no se detectan.

Se recomienda repetir el tratamiento a los tres días del primero para que el pelo
vuelva a crecer.

Cuando somos cuidadosos con nuestros caballos estos problemas no


aparecen, pero si los encontramos, ahora al menos sabremos que hacer…

La alimentación y los vasos

El jinete experto conoce la importancia del dicho inglés “sino hay pié no hay
caballo”. En eso se basa todo el resto de la biomecánica equina.

Las características de un pié sano son:


-Su forma simétrica y redondeada en los anteriores y ovalada en los
posteriores.
-El tamaño proporcional a las dimensiones del cuerpo.
-La muralla espesa, no demasiado dura como para quebrarse ni demasiado
blanda, como para facilitar el hundimiento de los clavos.
-La velocidad de crecimiento y renovación de la muralla.

No debería asombrar que las diferentes temporadas influyan sobre el


crecimiento de los vasos. En primavera y en verano, de hecho, crece más
rápido que en otoño e invierno.
Se piensa que este fenómeno depende de la temperatura ambiental y de la
micro circulación sanguínea. Podría influir, también, el hecho de que algunas
sustancias nutritivas en los meses más fríos en lugar de participar en ese
proceso, son empleadas en la formación del pelo.

El vaso crece medianamente entre 6 y 8 milímetros por mes.


Los factores importantes no son sólo la cantidad y la velocidad de crecimiento,
sino también el grosor de la muralla.
Por eso, podemos afirmar que en los vasos se puede “leer” la historia de la
salud del caballo del ultimo año de vida.
En la practica, pocos caballo tienen los cuatros vasos en condiciones perfectas,
por razones genéticas y ambientales. La raza, la alimentación, la cama, la
calidad de los cuidados y del trabajo del herrero, son algunas de las razones
para detectar diferentes condiciones en cada uno de los cascos.

Cuando encontramos problemas en los 4 vasos, a la misma altura y


paralelamente a la corona, probablemente la causa sea una alteración
metabólica, un cambio de temporada, una enfermedad o un cambio en la
alimentación ya fuera por exceso o por su falta. Las alteraciones más comunes
son los surcos en la muralla.

Cuando son múltiples, pueden alertar sobre la posibilidad de repetidos


procesos inflamatorios en el pié y que el caballo pueda haber tenido o tener
laminitis.

El porcentaje de agua cambia en las distintas partes del casco: la muralla


contiene entre 14 y 18 % y por eso es más dura y menos flexible. La suela
contiene un porcentaje intermedio que va de 20 a 25 %, mientras la barra
puede contener hasta un 40% de agua y por eso es una estructura tan elástica.

Una de las vitaminas más importantes para que se forme un buen vaso, es la
biotina a la que se denomina integrador específico. Esta no debe faltar nunca
en la suplementación de los animales encerrados.

La muralla de un caballo sano demora en renovarse por completo, más o


menos un año. Si se decide de usar Biotina para mejorar el crecimiento de los
vasos, habrá que subministrarlo al menos a lo largo de 6 meses, para que no
sea un desperdicio de tiempo y plata.

Los primeros efectos son visibles ya luego de 6 semanas. Con estos


tratamientos se puede ahorrar en gastos de herraduras especiales y evitar
largos periodos de reposo forzados, por problemas en los vasos.

Observando el sistema circulatorio del pié se puede notar que las zonas en las
cuales se origina el casco están particularmente vascularizadas. Una buena
circulación es muy importante para un pie sano, porque a través de la sangre
llegan todos los nutrientes necesarios a las células de la epidermis, para la
formación de queratina.

El crecimiento de la uña por debajo de lo normal, puede indicar vasos muy


secos, duros o falta de ejercicio.
Se puede estimular la circulación sanguínea de la corona, masajeándola con
cremas o pomadas “rubefacientes”, garantizando así un mayor aporte de
nutrientes a las células de la banda coronaria.

Para favorecer la elasticidad de la estructura cornea se pueden aplicar


ungüentos luego del baño y esto ayuda a preservar la humedad.

Pastar puede ser muy beneficioso:


Antes que todo, porque el pasto fresco es el alimento natural por elección y si
es de buena cualidad contiene todos los nutrientes necesarios.
Además está siempre ligeramente húmedo, garantizando también humedad y
elasticidad al vaso.
Finalmente, el caballo pastando, realiza un ejercicio moderado pero constante
que estimula la circulación.

Hay que tener cuidado con el exceso de humedad en los pastos y con el
exceso de hidratos de carbono, el almidón de los cereales y los fructanos del
pasto.
El exceso de peso en los caballos obesos puede representar un problema, no
solamente por la sobrecarga mecánica en los vasos, sino porque puede haber
riesgo de lipidosis hepática.

En el caso de caballos que permanecen mucho tiempo en el box, hay que


mantener la cama seca y un esquema regular de ejercicios.

Con las nuevas herramientas de las que disponen hoy los herreros, se pueden
mantener activos caballos aún cuando tengan sus vasos en mal estado.
Muchos de estos problemas se solucionarían además de los ahorros de tiempo
y plata, si se extremaran los cuidados de una correcta alimentación en los
animales desde su nacimiento.

Mi caballo se come la bosta

Se define como coprofagia al vicio o costumbre que tienen algunos animales de


ingerir sus propias heces o las de otros animales.

Estas heces cuando provienen de caballos o vacas, contienen cantidades


sustanciosas de alimentos semi-digeridos, producto de la baja eficacia para
hacerlo totalmente que tiene el sistema digestivo de la mayoría de los
herbívoros.

Aún así suena como poco lógico que un animal intente comer sus propias
deposiciones; algo debe suceder con el para que lo haga pues estamos
seguros de que la naturaleza es mas inteligente y sabia que nosotros y
entonces es por alguna razón que sucede.

En el caso de los potrillos de pocos mese de edad, es normal el hábito de la


coprofagia y pues esto les resulta útil.
Sucede que el potrillo mientras es lactante no tiene totalmente desarrollada la
flora intestinal que incluye los microorganismos y bacterias que luego lo
ayudarán a realizar la digestión de todo el alimento que ingiera.

Mientras van creciendo comienzan a probar bocados de pasto y paja imitando


a su madre. Luego, también ingieren una porción de bosta de algún adulto del
grupo con lo que incorporan pequeñas colonias de microorganismo que lo
ayudarán a formar su propio sistema degradador de alimentos.
El consumo de heces en ellos es muy bajo, pero suficiente para incorporar lo
que no puede darles la madre a lo largo de los once mese de gestación, o a
través de la leche.

Se comprenderá ahora la razón por la que es normal encontrar en los potrillos


lactantes importantes cargas parasitarias, pues lamentablemente también
están presentes en las heces que consumen, en forma de huevos o de larvas.

A no asustarse pues los potrillos pueden convivir con ellos sin problemas,
especialmente si están bien alimentados.

Cuando la acción se ve en caballos adultos, las razones son distintas pues su


flora intestinal ya está completamente formada.

Nuevamente pensamos que la naturaleza es sabia y con estos


comportamientos anormales estaremos recibiendo sus señales para que
busquemos y corrijamos las cosas que podemos estar haciendo mal al
alimentarlos.

Si los caballos están en libertad y se comen las heces, nos dicen a las claras
que están teniendo un desbalance de minerales y posiblemente también de
fibra.
Si la dieta no satisface las demandas diarias de estos elementos, comerán
tierra para incorporar minerales y seguramente completen sus carencias
comiendo parte de sus propias deposiciones.

La bosta del caballo tiene un alto contenido de sales y oligoelementos.


Comiéndola recuperan una buena cantidad de fósforo, nitrógeno no proteico y
celulosa.
.
Sabemos que la fibra es primordial en la alimentación del caballo. Muchos de
ellos duermen por la noche en un box en el que son alimentados correctamente
y durante el día son dejados en libertad en pequeños corrales para que
caminen libremente.

Con el correr de los días van consumiendo todo el pasto disponible en el corral
hasta que ya no queda más y luego, solo comen la fibra que les suministran por
la noche. Si las cantidades diarias de pasto fueran insuficientes no es de
extrañar que sueltos en el corral durante el día, intenten consumir algo mas de
la fibra que necesitan, tomándola de sus propias heces.

En ciertas situaciones especiales cuando el agua que consumen tiene excesos


o faltas de minerales o bien cuando se los alimenta con concentrados de baja
calidad, suele suceder que se desencadenan desbalances.

Los excedentes de minerales que el animal no utiliza son eliminados a través


de la orina y de la bosta.
Si el animal no lograse consumir los minerales que necesita en su dieta, es
posible que comience con el vicio para recuperar los pocos que ha eliminado
para recuperarlos o busca allí la fibra que le estén haciendo falta.
Lo primero que debemos hacer con un animal que se vea con este problema es
un análisis detallado de su perfil metabólico ordenado por un profesional,
mediante una extracción de sangre que se remitirá al laboratorio.

Si el resultado muestra carencias de algún tipo habrá que suplementarlas para


que se compensen.
Una de las formas más rápidas y efectivas es por la vía inyectable.
Los suplementos de sales o núcleos minerales que se dan en la comida,
ayudan también a nivelar las carencias pero demoran mas tiempo en lograrlo.

El vicio de la coprofagia se corrige rápidamente cuando nosotros modificamos


los hechos que lo desencadenan y de esa forma todo debe volver a la
normalidad.

Botiquín de Primeros Auxilios

No se trata de tener una veterinaria completa en casa para prevenir accidentes,


debido a que el correcto uso de los medicamentos, en los cuadros de
enfermedades posibles de nuestros caballos, será de la exclusiva
responsabilidad de un profesional.

Tan solo pretendemos que no falten las cosas que a un veterinario le serán de
utilidad, en los lugares a los que puede ser llamado para trabajar y que
permitan ser utilizados para que los propietarios ganen tiempo con el
tratamiento indicado, mientras llega el profesional.

Con un termómetro podrá informar a su veterinario si su caballo tiene fiebre,


para describir los síntomas, mientras llega a su casa. Recuerde que la
temperatura normal es de 38º.

El rimo respiratorio superior a 8 a 12 veces por minuto, puede marcar dolor o


alguna dificultad en un caballo en descanso, lo mismo que detectar que no
come el alimento que se le da.

La lesión más común de los caballos, son los cortes o heridas.


En primer lugar habrá que tener jabón neutro para la limpieza y desinfección
de la herida además de un cepillo de dureza mediana.
Se recomienda tener algodón para secar las heridas sangrantes o para aplicar
cremas o líquidos.

El agua oxigenada evita la reproducción de la bacteria del tétanos, puesto que


ella no sobrevive en presencia del oxigeno que aporta este útil y económico
medicamento. Al aplicarla sobre una herida sangrante estaremos haciendo una
buena profilaxis de ésta enfermedad.
Se la recomienda aplicar especialmente en las heridas de castración o
profundas.
La vacuna contra el tétanos una vez al año, brindará una mayor tranquilidad y
prevención.
Las vendas Cambric ayudan a cerrar y mantener limpias las heridas dejando
las gasas y el algodón en el lugar y con la presión correcta.

Una crema antibiótica y cicatrizante, es todo lo que se necesita para tratar


estas lesiones hasta que pueda disponerse de atención veterinaria. Sin
embargo si no la tiene a mano, le recomendamos el azucar como cicatrizante o
bien el polvo de cal de pintar. Estos comunes elementos de cualquier casa
son excelentes para secar la herida.

El Furacin crema ha sido siempre lo más utilizado en caballos para evitar que
las heridas y los vendajes se peguen unos con otros. Es excelente para
mantener una buena asepsia. Cuando lo coloque vende la extremidad,
cubriendo con la crema un área suficientemente ancha para no ejercer
demasiada presión en un área pequeña, pues esto podría tener un efecto de
torniquete.

Un pegamento instantáneo es verdaderamente útil, para cerrar heridas


superficiales, limpias y no sangrantes.

Se recomienda también tener algún coagulante inyectable para prevenir el


sangrado.

Para las lesiones del pie será muy útil el limpiador de vasos que ayudará a
descubrir y quitar elementos extraños que puedan estar mezclados con la tierra
o el barro.

Para las roturas de los vasos, se recomienda tener una tenaza de herrero
pues con ella se puede cortar el sobrante de la muralla, que pueda causar
molestias.

Si se está en algún lugar alejado de un veterinario, es bueno tener un


antibiótico de amplio espectro. Se recomiendan la penicilina y la
butazoldina.
La penicilina es para controlar la infecciónes y la "buta" para reducir la
inflamación.
Normalmente la penicilina debe guardarse refrigerada, si está preparada, pero
actualmente se presenta en suspensión en polvo para preparar y de esa foma
aguanta mucho tiempo a temperatura ambiente dentro de un armario.

Para tratar un cólico se recomiendan analgésicos que ayuden a reducir el


dolor, los relajantes musculares servirán para que el sistema digestivo relaje y
la vaselina ayudará a facilitar o reanudar el tránsito digestivo.

Es conveniente también tener a mano una buena cantidad de solución


fisiológica. Los veterinarios pueden necesitarla para hidratar o medicar a sus
animales enfermos.

Se deben tener jeringas descartables de diferentes calibres, además de


tamaños corto, mediano y largo.
Una o dos vías para pasar suero, pueden sacarlo de un apuro si debe hacer
tratamientos largos o inyectar diferentes drogas.

Agujas especiales para suturas y el hilo correspondiente junto con alguna


pinza fácil de desinfectar y liviana.

Siempre es bueno tener antiparasitarios a mano para sus caballos.

Los antiinflamatorios con corticoides son muy efectivos para golpes sin
heridas externas. A veces los diuréticos ayudan a bajar cierto tipo de
inflamaciones.

El yodo y la lavandina, son fuertes antisépticos a la hora de realizar limpiezas


o de combatir hongos.

Ya ve que nada de lo que necesita en un botiquín de primeros auxilios es


complicado de conseguir y es por ello que nos parecía interesante revisarlos
uno a uno de manera de que Ud se asegure de tenerlos.

Tratamiento de heridas

Un viejo dicho popular dice que “donde hay yeguas, potros nacen”. No estaría
mal completarlo agregando “que por ello las heridas suelen ser comunes”….

En efecto, en cada lugar en donde hay caballos es normal que cada tanto
aparezca alguno de ellos con una herida que tratar.

Las castraciones, las cesáreas, los accidentes, las mordidas, las infecciones o
los abscesos son comunes en la vida de los caballos. Es importante que quien
este a cargo de ellos sepa como tratarlas para alcanzar la curación en el menor
tiempo posible.

Hay cuatro tipos diferentes de heridas:


Las que se originan por un corte nítido, las que se producen por desgarros o
rasguños, las que provocan las perforaciones o pinchazos y finalmente las
quemaduras.

En las heridas del primer tipo, generalmente producidas por un bisturí, lo


primero que se intenta es controlar la hemorragia aplicando presión sobre los
vasos sanguíneos o directamente suturándolos.

El cuidado y limpieza de la herida superficial y profunda, es de primordial


importancia. Los jabones yodados aplicados con cepillo son ideales para estos
casos.
Antes de suturar, se recomienda rasurar la zona para evitar que el pelo se
introduzca dentro de la herida y genera reacciones no deseadas.

La antibiótico terapia se recomienda para los días siguientes o posteriores a la


sutura, pues evitan inflamaciones debidas a los abscesos que poden forzar la
sutura rompiendo los puntos.
Como medida preventiva en las cirugías programadas se recomienda aplicar la
inyección contra el tétanos que producirá anticuerpos suficientes, luego de
pasadas dos semanas de haber sido aplicada.

Las heridas del segundo tipo son siempre sorpresivas y aparecen debido a
accidentes con elementos punzantes o con filo que rasgan la piel y los
músculos del animal.
Cuando no tienen colocada la vacuna antitetánica habrá que aplicarles un
tratamiento con suero, pues de esa manera quedan protegidos rápidamente,
cosa que no se logra con la vacuna.

Se controlará el sangrado que normalmente no es abundante pues debido a su


elasticidad, en el rasgado las arterias se cierran.
De inmediato se realizará una limpieza a fondo con Agua Oxigenada.
Sabemos que la bacteria del Tétanos es anaeróbica, pues muere en presencia
del oxígeno; entonces Hiper-oxigenamos la zona, para que mueran las
bacterias que pudieran haber ingresado a la herida para luego proceder a
suturarla.

El tratamiento con antibiótico es importante. Aunque se vea la zona inflamada


se evitarán los antiinflamatorios a base de Dexametasona, pues si bien esta
reduce las inflamaciones, no es buena para la correcta cicatrización pero
pueden utilizarse otros tipos de anti-inflamatorios.

En las heridas punzantes que muestran sangrado profuso, habrá que intervenir
para suturar las arterias o vena lastimadas. Tendremos suerte si no sangran
pero siempre que estemos en presencia de una herida producida por un
elemento punzante, haremos el correspondiente tratamiento antitetánico con
suero. Esto incluye las perforaciones debidas a clavos sobre la muralla del
vaso.
Las heridas punzantes que se cierran rápidamente le otorgan al tétano un
medio de cultivo ideal y es por ello que habrá que exagerar allí con el agua
oxigenada aplicada con jeringas dentro de la herida.

En los casos anteriores es recomendable estimular la cicatrización con


cicatrizantes en polvo que ayuden a mantener la herida seca. El azúcar común
también es un buen cicatrizante, igual que el polvo de cal para pintar que
pueden ser utilizados en casos de urgencia hasta conseguir los preparados
específicos.

Una vez que se ven los labios de la herida secos y unidos, el ideal es dejar la
herida expuesta al aire libre o protegida con una gasa para que no se ensucie,
pues necesita respirar.

Habrá que evitar que el animal moje la herida, pues esto demorrá el cierre de la
misma.

Las heridas que se producen por fricción de un elemento sobre la piel pero que
no la rompen, deben ser tratadas como quemaduras.
Las lastimaduras en el lomo de los caballos producidas por la fricción de la
montura y sus elementos son tan típicas como las que se producen en la zona
en la que se colocan cinchas rígidas o ásperas.
El ideal en ellas es aplicar cremas hidratantes con agentes cicatrizantes. Las
que se comercializan con “Aloe Vera” son ideales pues mantienen la herida
hidratada y fresca al tiempo que ayuda a cerrar. Tratadas de esta forma, luego
no aparecen los típicos pelos blancos como resultado de una mala
cicatrización.
Estas heridas normalmente cicatrizan de adentro hacia fuera y no conviene
cubrirlas pues es necesario que transpiren el suero que las cura.

La reproducción

Los caballos tienen un comportamiento que es propio de su especie, a la hora


de reproducirse.

En estado salvaje y estando libres, las hembras parirán potrancas y potrillos,


que crecen juntos.

Los primeros juegos entre ellos, permiten que se desarrolle el instinto de


preservación. Se corren unos a otros ó se escapa de un provocador. No se
distinguen juegos sexuales ni preferencias que tengan que ver con la
reproducción.

El interés de los potrillos se centra en aprender a sobrevivir ya que de no


hacerlo, no se reproducirán.

A partir de los 4 o 5 meses, dependiendo de la velocidad de crecimiento y del


tipo de alimentación que recibieran; se verá el despertar sexual de los machos
con las yeguas.
No es raro encontrar potrillos que intentan montar a sus propias madres, si
éstas muestran síntomas de celo.

El acto no se completa, pero los potrillos comienzan a adquirir interés por el


sexo opuesto. Un “Edipo” que revela que las hormonas en el macho están
presentes desde muy pequeños.

Las hembras al pie de sus madres tan solo pastan. No habrá coqueteos ni
interés sexual por los machos.
Habrá tan solo interés en relacionarse con otros animales de su especie de
cualquier sexo, preferiblemente de la misma edad.

Mientras no son adultas sexualmente, no hay interés por reproducirse.


Tampoco habrá machos interesados en cubrirlas.
Serán simplemente amigos, protegiéndose unos a otros en grandes grupos
sociales.

Las madres comenzarán a sentirse molestas por lo avanzado de la preñez del


próximo potrillo.
Normalmente patean y alejan al viejo potrillo ya criado, pues este las molesta
con su insistencia por mamar y su hambre insaciable.

Si el macho padrillo está presente, apartará a los potrillos machos de la


manada, antes de que cumplan el año y no volverá a permitir que se acerquen
a sus madres. El es conciente de que son posibles enemigos queriendo
reproducirse con las yeguas que se ha sabido ganar.

Se evita de ésta forma que los potrillos puedan servir a sus madres, y entonces
no habrá riesgos con la consanguinidad que resultaría de ésta unión.

Quedarán grupos de machos solteros, que se unirán a otros de mayor edad,


sin hembras.
Estos los adoptan y protegen como si fueran aquellas las yeguas que no
tienen. Aprenden así a dominar, a proteger, a guiar y a hacerse respetar.
Esto les servirá cuando sean sus propias yeguas las que deba mantener
unidas y protegidas.

Dentro de la manada y al llegar la primavera, el padrillo comenzará a molestar


a las hembras pequeñas; para estimularlas a entrar en celo.

Normalmente el resultado de su trabajo es en vano. Las potrancas deben


crecer aún mas, para que se despierten sus hormonas y puedan ovular.
Como no logra que se fijen en él, las corre y deja fuera de la manada.
Así se evita que el padre, se reproduzca con sus hijas.

Quedarán las potrancas solas, mientras siguen creciendo y maduran.

En los ambientes abiertos y espaciosos algún macho soltero detectará el grupo


y se hará cargo de él, pero sin agresiones, pues ahora quiere conquistarlas.
Las posibilidades de que no tengan lazos de sangre que los vinculen, son
amplias y así la especie no se expone a problemas endogámicos.

Si un macho encuentra el grupo de solteras junto a otro macho, que pudo


haber sido su compañero inseparable, dará por terminada la amistad y peleará
por ellas.
Cuando vence el mas fuerte, triunfa la naturaleza, que permite que se
reproduzcan los mejores, los mas sanos y los adaptados al medio.

La hembra necesitará que la temperatura promedio de los días, la oferta de


forraje y las horas de luz aumenten, para poder ovular. De ésta forma los
primeros celos naturales, aparecerán luego de entrada la primavera; cuando el
ambiente ofrece buenas condiciones para reproducirse.

La hembra busca al macho y en ese tiempo en ellas se nota un


comportamiento distinto del normal. Caminan mas, pues así aumenta la
posibilidad de ser encontradas por el macho. Orinan mas seguido y por eso
toman mas agua. Así dejan sus marcas de olor característico, por la zona.
Comen menos ya que el nerviosismo que les produce éste estado, no les es
natural y les quita el hambre.
Cuando el semental las encuentra y detecta que están prontas para la
reproducción, tratará de montarlas. Antes de ovular puede que estén molestas
pues su sistema reproductor se prepara y modifica para recibir un embrión. En
éste estado no se dejarán montar. El padrillo intenta montarlas pero sin
erección ya que si la yegua no está lista puede patearlos y entonces los
lastimaría. La naturaleza los protege de éstos accidentes, estimulándolos a que
prueben la receptividad de la yegua sin penetrarla.

Cuando haya ovulado, será receptiva, se habrá ido el dolor y no habrá riesgos.
El padrillo monta y elimina sus espermatozoides rápidamente. En la naturaleza,
deben estar preparados para escapar de los riesgosos predadores.- Esto no
permite actos prolongados.

Si la yegua queda preñada, el potrillo nacerá luego de 11 meses de gestación,


en los primeros días de la primavera.
Cuando el recién nacido haya cumplido tres meses de vida; el momento del
año brindará un campo con la mejor oferta de pasto como resultado de días
largos, aumento de lluvias y mayor temperatura.
Comiendo pastos semillados de principios del verano, la yegua puede
amamantar con calidad y cantidad de leche a un potrillo, que en ese período,
demanda lo mejor.

Su madre ya estará gestando un nuevo potrillo y el pequeño deberá estar


fuerte para el momento en que la naturaleza lo aparte de su madre y de lugar a
un nuevo ciclo.

La fertilidad de la yegua

El caballo está habituado a vivir bajo el cuidado del hombre desde hace miles
de años. Hoy sus defensas naturales ya no son las mismas que cuando vivía
en estado completamente salvaje.

Por eso, la salud del caballo puede verse afectada por diversos motivos. La
salud y rusticidad son por ello condiciones que los buenos criadores
seleccionan particularmente.

Para criar caballos, la fertilidad de las yeguas es fundamental. Cualquier


problema o enfermedad reproductiva puede provocar daños económicos.

El ciclo reproductivo de la yegua es Poliéstrico Estacional, es decir que aparece


en repetidas oportunidades pero tan solo en un período determinado del año.
Si una yegua no queda preñada en el primer celo que le aparece en el año,
tendrá otras oportunidades en la misma temporada.

La conducta de la yegua cuando está en celo es bastante típica, aunque puede


variar entre una yegua y otra. Se vuelve excitable, relincha y chilla, busca a
otras yeguas o potros, y asume la posición típica para orinar.
La conformación anatómica del “Área Perineal” de las yeguas deportivas
actuales sugiere una atención especial al criador, para aumentar la fertilidad de
sus madres.
Laceraciones, adherencias o mala conformación pueden interferir en el
adecuado cierre de la vulva exponiéndola al ingreso de materia fecal.
Otra consecuencia del inadecuado cierre de los labios vulvares es el ingreso de
aire a la vagina, lo que se conoce como “neumovagina”.
Esta anormal particularidad incrementa la predisposición a infecciones
bacterianas del útero.

De hecho, la causa más común de infertilidad en las yeguas es la endometritis


bacteriana, una infección uterina que afecta al aparato reproductor.

Para diagnosticar esta infección se emplean técnicas como la biopsia uterina


que es la más efectiva para conocer el grado de compromiso de la parte interna
del útero. Los resultados del estudio hacen recomendable tratamientos
específicos.

Se reconocen dos tipos de infección uterina: una aguda y otra crónica. Por lo
general la forma aguda es removida espontáneamente desde el útero por los
mecanismos inmunológicos naturales de protección local.

Como tratamiento preventivo para evitar este tipo de infecciones puede


aplicarse una terapia antimicrobiana luego del parto.
Esta práctica puede ser beneficiosa aunque una infección crónica podría
persistir incluso después del tratamiento.

En yeguas que requieren un procedimiento contra la endometritis crónica, se


recomienda la operación de Caslick –o episioplastía.
Esta es una práctica que mejora los porcentajes de fertilidad. Debe realizarse
inmediatamente después de la monta del padrillo.

Atendiendo algunos pocos detalles de la salud reproductiva de las yeguas, los


porcentajes de fertilidad y de partos logrados en las manadas, es realmente
alto.
Esa es la razón por la que recomendamos prestarle especial atención

Ciclo reproductivo de la yegua

La yegua reproductora es aquella que ha alcanzado su completo desarrollo


anatómica y funcional para criar potrillos.
Ella además presenta una serie de características o cualidades que el
propietario desea que transmita a su descendencia.

La pubertad les llega a las hembras entre los 18 y 36 meses. Esto depende de
la cantidad y calidad de alimento que pueden haber consumido durante los
primeros meses de vida.
El desarrollo de los huesos y músculos lo completan cerca de los 5 años de
edad.
En general, es deseable y prudente servir la yegua cuando su estado general,
su tamaño y su salud sean excelentes.

Se acostumbra entrar en servicio a una potranca por primera vez entre los 30 y
36 meses, siempre y cuando la alimentación de que disponga luego sea de
buena calidad y solo si el desarrollo alcanzado es el óptimo.

Cuando una yegua se preña antes de los 30 meses de edad, dejará de utilizar
los nutrientes que consume para completar su desarrollo, a cambio de lograr un
buen tamaño del potrillo que está gestando. Esto reduce las posibilidades
futuras de la madre, respecto de alcanzar un buen tamaño acorde con la raza.

Muchos criadores no servirán sus madres sin antes haber probado sus
aptitudes deportivas, demorando el primer servicio hasta al menos los cinco
años de edad. De ésta manera, solo reproducen los animales que han
mostrado cualidades especiales en la competencia; mientras y gracias a ellos
se favorece la futura aptitud para criar pues se habrá completado el desarrollo
corporal de las mismas.

A los calores de la yegua se les denomina “estro” y es la época durante la que


ellas aceptan al macho para reproducirse, pues han ovulado y están en
condiciones de procrear.

Hay tres condiciones necesarias para que se produzca el celo en la yegua:


- La madurez sexual, una suficiente cantidad de horas de luz por día, con
un aumento de la temperatura promedio del ambiente y una buena
alimentación y estado corporal.

En el trópico, debido a la permanencia de horas de luz y el promedio de


temperaturas altas durante todo el año, la yeguas se consideran poliéstricas
anuales, lo que quiere decir que presentan muchos calores a lo largo de todo el
año.

Al sur y al norte de los trópicos, el comportamiento reproductivo se transforma


en poliéstrica estacional.
Es desde principios de la primavera y hasta fines del verano, que detectaremos
celo en ellas..

Estas condiciones coinciden con las necesidades del futuro potrillo, que habrá
de nacer once meses después del servicio.
A principios de la primavera aún no hay insectos y moscas, por lo que se
evitan problemas de lastimaduras e infecciones por los gusanos o larvas de las
moscas.
La falta de pasto del final del invierno no permite que las yeguas se engorden
mucho antes del parto, lo que los facilita.
La explosión de crecimiento del forraje en el campo, entrada la primavera,
coincide con la mayor demanda y requerimientos de leche que tendrá el
potrillo.
Se denomina “Anestro” al tiempo durante el cual las yeguas no están preñadas
y se encuentran inactivas sexualmente.

Algunas yeguas presentan períodos de anestro prolongados, hasta que


muestran el primer celo de la temporada. Eso es debido a que durante el
invierno pueden haber sufrido mucho y su estado corporal demora en ponerse
apto para gestar.

El primer celo de la temporada es prolongado y dura de 10 a 30 días. Puede


incluir o no la ovulación.

Una vez que la yegua se pone activa, el período del estro se presenta con
regularidad y su duración es variable. De todas formas, sabemos que el
promedio de duración de un ciclo normal es de 23 a 24 días en total. La fase
ovulatoria no será menor de cuatro días y se prolonga hasta un máximo de
siete.

Un Profesional veterinario podrá diagnosticar el momento de ésta fase por


palpación rectal o con un ecógrafo, para determinar si la yegua está en
condiciones de ser servida.

Normalmente la ovulación es simple en cada período estral pues las yeguas


libera tan solo un folículo. Rara vez se encuentran más de uno.

El comportamiento normal de la yegua durante el celo, cambia. Se la verá


excitada y mas activa. Aumentará el consumo normal de agua y se podrá sentir
que el rendimiento deportivo se ve alterado negativamente por una falta de
atención y voluntad por trabajar normalmente. Esta es la razón por la que en
algunos casos, cuando las yeguas son entrenadas, se les inhibe el celo con
inyecciones que logran ese efecto.

En presencia del macho, la yegua se acercará al padrillo proyectando la cola a


un costado y emitirá pequeños chorros de orina, conteniendo un aroma que el
macho analiza para saber si será aceptado.

La ovulación ocurre durante el estro de 24 a 48 horas, antes de que finalice.

Lo ideal es que se realice el servicio a la yegua lo más próximo posible de la


ovulación; ya que el espermatozoide vive de 48 a 72 horas y el óvulo de 6 a 8
horas siendo que para que se produzca la preñez deben ser ambos viables.

Producir y criar potrillos es una de las actividades relacionadas con el caballo


que mas nos permiten soñar. Todos los años se renuevan las expectativas de
ser capaces de lograr un campeón y eso nos anima a seguir.

Será la naturaleza, ayudada por el buen tino del criador, quien decida cuando
habremos de encontrarnos con esa grata sorpresa.

Estimulación del celo con luz.


La naturaleza es sabia y maneja los tiempos para la reproducción de las
yeguas, de manera de lograr que los partos sucedan durante una temporada
en la que las posibilidades de sobrevida de los potrillos sea lo mas alta posible.

Sin embargo el hombre ha intentado y finalmente logrado torcer estas leyes,


para obtener un beneficio para si.

En condiciones normales la yegua comenzará a prepararse para la


reproducción cuando luego del clima frío de invierno, aparecen los primeros
días de calor. Esto coincide con el aumento diario de las horas de luz que
estimularán la producción de los primeros folículos fértiles, a poco de comenzar
la primavera.

Hay que recordar aquí, que los mejores premios que ofrece la industria Hípica
para los hipódromos de carrera o trote, están dirigidos a las pruebas de
potrillos, los que al disputarlas aún no cumplen los tres años. A esa edad la
diferencia de uno o dos meses en la fecha de nacimiento, impone cambios
importantes en el desarrollo, por lo que el adelanto de los partos es
considerado de gran beneficio.

Pero la naturaleza no permite que aparezcan celos que luego produzcan partos
en pleno invierno. El clima será frío, la nieve cubre los campos, las heladas son
fuertes y la disponibilidad de alimento de los animales en libertad, es reducida o
nula. En esas condiciones esperar que sobreviva un potrillo sería difícil.

Sin embargo el hombre dispone de condiciones diferentes para sus yeguas y


por ello se arriesgar a adelantar las fechas de nacimientos. Con el calor de un
box, la alimentación con grano, los pastos enfardados y las mantas de abrigo
los potrillos superan los primeros momentos posteriores al parto, sin
inconvenientes. De esta forma se llega a debutar con caballos que al correr
tienen algún mes mas de vida permitiendo mayores posibilidades de alcanzar
el éxito en las pruebas importantes que aquellos que nacen en el tiempo
normal impuesto por la naturaleza.

Para adelantar los momentos del celo fértil de las yeguas se utilizan técnicas
que apuntan a engañar a la fisiología de la reproducción.

En primer lugar se aumenta la cantidad de alimento diario y de esta forma el


cuerpo de las yeguas sienten, igual que a la salida del invierno cuando están
en libertad, que pueden prepararse para gestar un potrillo. La cantidad de
alimento que ingieren en ese momento, puede volver a estar disponible el año
siguiente y esto les permitirá producir la leche que necesitarán para alimentar a
los potrillos de pocos días de nacidos.
Las moléculas de orexín y leptinas que se liberan en sangre, le informarán al
cerebro las condiciones nutricionales del cuerpo y de acuerdo a esto el
organismo decide comenzar a ciclar o no.

Sin embargo la actividad ovárica comienza cuando gracias a un aumento de las


horas de luz, el cuerpo de la yegua comienza a producir melatonina.
Para volver a engañar a la naturaleza el hombre agrega a la dieta productos
que contengan la tan ansiada melatonina pues se ha descubierto que existen
receptores ováricos que la pueden recibir y procesar sin inconvenientes.
Esta trampa no es suficiente si no se aumentan las horas diarias de luz, a las
que se expone a los animales para que todo su aparato reproductor se prepare
para recibir el embrión que han de gestar.
Para lograrlo, se disponen distintos reflectores encendidos en un corral cuando
llega la noche o bien se les deja la luz encendida en los boxes en los que se las
aloja.

Las lámparas de luz infrarroja además de brindar un calor terapéutico para


bajar dolores, también son utilizadas con estos fines.

Así, con esa luz artificial se les alargan las horas de luz del día propias de la
estación del año y todo comienza a funcionar de forma mucho menos agresiva
que las terapias farmacológicas, basadas en inyecciones hormonales para
inducir al celo.

En los machos se reduce también la producción de espermatozoides en la


temporada invernal y si el servicio es natural, habrá que prepararlos también a
ellos para que las montas sean fértiles. El aumento de la comida, además de
los tratamientos con vitaminas A y B, ayudan a mejorar la espermatogénesis o
producción de espermatozoides, mientras que el aumento de las horas de luz
a ellos también los favorece.

Cuando se trabaja con semen congelado no habrá problemas con la calidad, si


las condiciones del donante y el sistema de congelación fueron los indicados.

Así, los celos comienzan a aparecer y se logra que las yeguas gesten sus
potrillos temprano por lo que han de nacer luego algunos días antes que la
mayoría.
Esa puede ser la diferencia que les permita triunfar el día que en que todo esté
dado para que así suceda.

La inseminación artificial

En los tiempos modernos tenemos acceso a tecnologías, que hasta hace unos
años no se soñaban. La inseminación artificial es una de ellas.

Un sistema mediante el cual un padrillo de calidad es capaz de multiplicar por


diez su capacidad reproductiva natural.

La misma razón que se encuentra como virtud del sistema, es la que se opone
a el. “La posible multiplicidad de partos anuales de potrillos, hijos de un mismo
padre”.

Para algunos, la posibilidad de aplicar presión de selección en una raza,


usando solamente las líneas de animales de calidad….
Para otros, el exterminio de una variabilidad genética, necesaria para sostener
los cruzamientos entre líneas abiertas de distintos orígenes.
Sin duda es más accesible usar semen de calidad que comprar y mantener un
buen padrillo para usarlo con pocas yeguas.

Con la inseminación también se reducen los riesgos de lesiones no deseadas a


los padrillos de valor.

Los manejos son simples y garantizan la no transmisión de enfermedades


venéreas o reproductivas de un animal a otro.

Sin duda la balanza se inclina hacia los beneficios de usar esta técnica pero
muchas razas aún no la autorizan.

La inseminación artificial comprende dos técnicas diferentes:


El trabajo con semen fresco o con semen congelado.

Muchos fueron los años que se perdieron para lograr una tecnología que
permitiera garantizar una buena fertilidad del semen que se congelaba y
guardaba en grandes termos llenos de nitrógeno, pero los espermatozoides del
caballo no soportaban las bajas temperaturas y morían.

La técnica de inseminación con semen fresco permitía una dilución del semen
aumentándose así la cantidad de yeguas a cubrir.

Todo era posible cuando las distancias para trasladar el semen eran cortas,
pues con al pasar las horas desciende abruptamente el recuentos de
espermatozoides vivos.

El uso de semen fresco limita por ello, la utilización de un padrillo en escala


comercial.

En la actualidad, las técnicas para congelar semen de padrillos permiten


obtener buenos resultados pues se mantiene un alto porcentaje de
espermatozoides vivos al descongelar la pajuela.
Hoy las técnicas de inseminación artificial con semen congelado, permiten el
uso comercial de padrillos que tal vez viviendo en Europa producen potrillos en
América.

Para sacarle semen a un reproductor, habrá que acostumbrarlo a un manejo


muy distinto del natural.

Se utilizan primeramente yeguas en celo y el potente lívido del macho acepta la


llegada de los ayudantes para entrometerse en su acto, de manera sutil, hasta
acostumbrarlo a ello.

Cuando aprende que ese movimiento diferente sucede cuando le requieren que
actúe sexualmente, se estimula y permite que lo manejen sin pudor.

En ese momento se podrá comenzar a usar una yegua mansa aún sin estar en
celo, un caballo castrado, una vaca o incluso un maniquí articfial.
La clave será impregnar de olor a yegua en celo al animal o elemento con el
que se trabaja, para garantizar que el padrillo se excite y monte. Siempre se ha
de dejar que eyaculen al montar para que mantengan su interés por trabajar de
esa forma.

Preparando una vagina artificial a la que se le coloca agua tibia para que el
padrillo sienta la temperatura de la vulva, se lo hará montar y se le introduce la
vagina en el pene para que eyacule dentro.

El volumen de semen y la cantidad de espermatozoides por milímetro cúbico


recogido es variable. Depende de cada animal, de su edad, de su estado de
salud y del momento o estación del año en el que se haga el trabajo.

En el microscopio, se hará un frotis para evaluar la calidad del semen obtenido


y determinar la dilución que corresponda, manteniendo en cada dosis una
buena cantidad de espermatozoides vivos para usarlos frescos o para
congelar.

Las pajuelas congeladas esperarán dentro de los termos de nitrógeno, hasta el


momento de ser requeridas; entonces se las descongela.

Lo que sigue es común a las dos técnicas de inseminación: La de semen fresco


y la de semen congelado.

Se introduce la yegua en celo dentro de una manga y se la asegura con el


bozal.

Se lavan luego los labios de la vulva para quitar los restos de excremento que
pueden quedar allí, cuando la yegua hace sus necesidades. Así se quitan
posibles bacterias que luego podrían ser arrastradas dentro del útero durante la
maniobra.

Introduciendo la mano por el recto con un guante de protección, se toma y


posiciona el útero para que permita pasar la pajuela con la dilución de semen,
hasta inyectarlo en el cuello.

Muchos aseguran la preñez, en las yeguas que chupan aire por la vulva, con la
sutura de Caslick. Se evita así el ingreso de microorganismos dentro de la
vulva que podrían producir infecciones o provocar abortos.

Si todo funcionó correctamente en 11 mese nacerá un nuevo potrillo, hijo de


esta técnica que resulta tan fascinante como moderna.

Transplante embrionario en yeguas.

La transferencia de embriones es una técnica de excelentes resultados que ya


se ha probado, para producir potrillos con yeguas receptoras, con la genética
de madres con cualidades evidentemente superiores.
Sabemos que una yegua no puede gestar más que un potrillo al año, pero
también somos concientes de que teniendo buena salud, ciclan una vez cada
24 o 25 días, desde los principios de la primavera y hasta mediados del otoño.

En ese período de 180 días y de no quedar preñada, una yegua puede entrar
en celo y ovular aproximadamente 7 veces.
Con la técnica de transplante embrionario y algo de suerte, sería posible
colectar estos óvulos todo los meses para fertilizarlos y producir mas de siete
potrillos por año, de cada yegua superior.

La técnica se desarrolla mediante distintos pasos que el profesional debe


seguir para lograr los mejores resultados.

Llamaremos “yeguas dadoras” a aquellas que son especialmente buenas y de


las que se pretende lograr la mayor cantidad de potrillos cada año.

Los embriones logrados se implantan en las “yeguas receptoras”, para que


sean ellas las que gesten y luego críen el potrillo resultante, mientras que la
dadora sigue compitiendo o produciendo nuevos embriones en cada nuevo
ciclo.

Con un tacto rectal se verificará que ambas yeguas tengan normal su aparato
reproductor y luego se deberá verificar también que no tengan ninguna
enfermedad venérea pues estas pueden causar abortos o impedir la gestación.
En este tacto también se palparán los folículos que se encuentren presentes.

Mediante sistemas basados en la modificación artificial de los niveles de


hormona con prostaglandina, se sincronizan los ciclos reproductivos de ambas
yeguas logrando que ciclen exactamente al mismo tiempo. Así se logra hacer
coincidir exactamente el momento del estro y anestro de las dos.

Una vez que se logra sincronizarlas, se esperará que aparezca un nuevo ciclo
reproductivo en ellas para preñar a la dadora. Durante su ciclo se suelen
inyectar productos para favorecer la hiper-ovulación de manera de trabajar con
mayor cantidad de embriones. Esto mejora los resultados y aumenta las
posibilidades de lograr embriones viables.

La preñez de la dadora puede intentarse directamente con el padrillo


seleccionado o bien por inseminación artificial. Debido al costo de todo el
proceso, en general se opta por la inseminación pues es un sistema mas
controlado que evita problemas con el padrillo y la yegua.

Antes de inseminarla se coloca una venda en la cola para que la cerda no


moleste en las maniobras. También se lava y desinfecta prolijamente la zona
de la vulva. De esta forma no habrá microorganismos patógenos que puedan
producir posibles infecciones.

La yegua receptora simplemente no se sirve y continúa su ciclo normalmente.


Su aparato reproductor está preparado para alojar un embrión, en igualdad de
condiciones que el útero de la yegua dadora.
A los 7 días del servicio y mediante un ecógrafo, podremos detectar la
presencia de uno o más embriones en la pared del útero de la yegua dadora.

Para extraerlos se introduce una manguera a través de la vagina dentro del


cérvix, que descarga una solución denominada “Ringer-Lactato colocada en un
frasco. Este se mantiene por encima de la grupa de la yegua para que se vacíe
todo su contenido. La solución capta los embriones que han de formar parte de
líquido.

Al bajar la manguera, el líquido saldrá hacia fuera y se lo hace caer dentro de


un frasco al que se le ha colocado un filtro capaz de retener el o los embriones
que estén presentes en él.

Los embriones son visibles con el ojo humano y así se los aspira con una
pipeta para verlos al microscopio y verificar su viabilidad.

La pipeta también servirá para aspirar el líquido y lavar el embrión, de esta


manera se mejora la higiene y se evita que contenga elementos que puedan
causar rechazos a la receptora.

Entonces se coloca a la yegua receptora dentro de la manga y se la prepara


para recibir el implante, igual que como se ha hecho con la dadora.

El embrión es aspirado por la pipeta que ahora se ha colocado dentro de una


vaina que lo protege de la suciedad y polvo del ambiente. El profesional
mediante un tacto por vía rectal, ayuda a que la pipeta alcance el cuello del
útero y llegue a su cerviz. Allí se vacía su contenido.

En algunos casos, a continuación se sutura la vulva de la yegua para evitar la


entrada da aire y para asegurar la preñez.

Luego de transcurridos cinco días de la implantación del embrión en la


receptora, se volverá a verificar la preñez y fijación del embrión mediante una
ecografía.

Cuando nazca el potrillo será el hijo de la receptora, pero tendrá una genética
especial…. la que solo tienen los campeones.

Lactancias normales y anormales

La verdad del comportamiento animal, es que los resultados que vemos en


cada individuo son la consecuencia de distintas ecuaciones, que dan lugar a
infinitas posibilidades de complejas formas de ser y actuar, de cada uno de
ellos.

La perfección de la naturaleza, nos hace preguntas y pone evidencias de


nuestros yerros, toda vez que nos muestra imperfecciones que no llegamos a
entender.
Una malformación, una enfermedad, una muerte imprevista o un
comportamiento patológico, pueden ser las luces que se prenden frente a
nosotros, para que analicemos lo que hemos hecho mal y que deberíamos
corregir.

Resulta raro pensar que una yegua no acepte a su potrillo recién nacido, pues
este moriría si no mama.

Los comportamientos más fuertes y afianzados en cualquier especie son


aquellos que tienden a preservarla. En este sentido, la reproducción y la
alimentación deben funcionar perfectamente para garantizar su futuro.

Entonces, cual es la razón por la que encontramos muy a menudo que las
yeguas no permiten a sus potrillos que mamen?

Alimentarlas en exceso para prepararlas para una buena lactancia puede ser
una de ellas.

Los partos naturales y en libertad sin la intervención del hombre se dan a


principios de la primavera, cuando aún los campos no se han recuperado del
invierno y mientras que las yeguas no han llegado a ponerse obesas por el
exceso de pasto que explota, cuando está por llegar el verano.

Los cuidadores por el contrario, se esmeran en alimentar a sus yeguas para


que no pierdan estado, haciéndolas llegar al parto muy gordas.

La gordura complica los partos pues obliga a las yeguas a mayores esfuerzos
para expulsar a sus potrillos y esto alarga los tiempos normales de trabajos de
parto.

Por otra parte, sabemos que la bajada de la leche llega junto al trabajo de
parto, desde los primeros síntomas de dilatación vulvar.

Podremos comprender entonces que si el trabajo de parto se hace largo, la


cantidad de leche que se junta en la ubre de la yegua es importante y esta
sentirá dolor.

El potrillo en estos casos demora algo más que lo normal para ponerse de pie
para mamar, pues el esfuerzo para nacer ha sido grande y quedó cansado.

Cuando se levanta, busca naturalmente el lugar en el que se sintió tan cómodo


durante 11 meses.

Atraído por los ruidos abdominales encuentra la teta que le brindará el calostro
que ahora necesita, pero la zona está muy sensible por el edema que produce
el exceso de leche.

La boca del potrillo sin experiencia quiere succionar y les produce dolor.

Entonces la madre lo evita alejándolo, pues no lo soporta.


Los partos de yeguas primerizas son más largos que los de las yeguas
experimentadas. En ellas, el canal del parto debe abrirse para dejar pasar el
primer potrillo de sus vidas reproductivas.

Esta es la razón por la que este tipo de comportamiento raro es común en este
grupo de madres, siendo que prácticamente no se ve en las adultas.

Para evitar este comportamiento anormal, recomendamos no sobrealimentar


las yeguas.

Si estamos en presencia del hecho consumado, tendremos que levantar una


mano a la yegua y dejarla en el aire para que nos permita ordeñarla pues de
esa forma se reducirá el dolor que tienen.

De ser posible recomendamos inyectarle a la madre problemática, algún


opioide que le baje los niveles de dolor y sensibilidad para que le permita
mamar al potrillo.

Lo normal es que las yeguas acepten con agrado a sus potrillos cuando
descubren que son ellos quienes les quitan el dolor que les produce la bajada
de la leche.

En condiciones normales las yeguas comienzan a ovular a mediados de la


primavera por lo que la mayoría de los partos serán a principios de ésta.

En los primeros días el potrillo no consume gran cantidad de leche, pero sin
duda la necesitan pues en ella están presentes los anticuerpos que allí les
transfiere la madre.

El momento de mayor demanda de leche de los potrillos coincide con la llegada


del verano, momento en el que el campo brinda el mayor potencial de calidad y
cantidad de pastos.

Muchas plantas terminan su ciclo y dejan de crecer para producir semillas. En


ese estado, ofrecen a las yeguas la mejor alimentación posible para que sea
transformada en leche para un potrillo demandante.

Al terminar la temporada de calor encontramos al potrillo aún mamando, pero


su alimento base es ahora el pasto que consume por sus propios medios.

Entonces será el momento de destetarlo.

Al cumplir los siete meses de vida los potrillos pueden sobrevivir sin problemas
lejos de su madre mientras que ella, gestando nuevamente, se prepara mejor y
se repone para el próximo parto.

Hidroterapia
Los distintos paisajes con los que podemos encontrarnos en el mundo, no son
una limitante para criar y tener caballos, pues la adaptación es una de sus
grandes virtudes.

El hombre ha utilizado el ambiente que lo rodea para trabajarlos, mucho antes


de la existencia de sofisticadas máquinas.

En efecto, es a partir de los buenos resultados obtenidos con distintos animales


trabajados en el exterior, que se intenta repetir con las máquinas las
condiciones benéficas que se observan en los lugares en los que la naturaleza
brinda condiciones particulares.

Cuando observamos caballos en libertad trotando a lo largo del borde de una


laguna, veremos que para hacer liviana la marcha, evitando la resistencia del
agua sobre sus miembros, elevan las manos y las patas de manera muy
especial.
Con este ejercicio se obtendría una mejora en la elasticidad y plasticidad de los
movimientos, debido a la elongación a la que los obliga la exigencia del
movimiento que realizan.

Esta observación de los movimientos en libertad de los animales dentro del


agua nos debería estimular a trabajarlos al trote montados y en las mismas
condiciones, toda vez que nos sea posible.
Las zonas de rompiente de los mares, la superficie exterior de las lagunas e
incluso el interior de algunos canales de riego, pueden ser excelentes a la hora
de obligar a nuestros caballos a andar por allí a un ritmo de trote o paso sin
necesidad de exigentes ritmos, mejorando su condición física.

No ajenos a esta realidad, se han desarrollado caminadores sumergidos en el


agua a los que se llama “Aqua Trail”. En ellos, un motor eléctrico moviliza el
piso sobre el que ponen a caminar al caballo con el agua tibia a la altura del
pecho sobre el fondo de una angosta pileta.
Mientras se monitorea el ritmo cardíaco con una banda que sostiene el censor
de latidos junto al lector; se determina un ritmo de trabajo que va aumentando
conforme avanzan las exigencias.

El agua suaviza notablemente el impacto de los miembros sobre el piso y esto


es aprovechado por los animales que deben recuperarse de lesiones, mientras
que el trabajo los mantiene en un buen estado físico.

Los primeros trabajos son muy breves y no se considera el ritmo cardíaco que
muestran los monitores, pues en general se eleva por efecto de los nervios que
tienen al ingresar al agua durante los tiempos de adaptación.

Delante del animal se coloca una soga con flotantes que impide que avancen y
salgan de la zona de piso rodante.

Al terminar el ejercicio, se detiene la máquina y se quita la soga para sacar al


animal caminando por delante y trepando por una rampa inclinada que les
permite salir a la superficie. No debe frenarse súbitamente al animal una vez
terminado el ejercicio, pues la exigencia es importante y deben volver a los
valores normales de ritmo cardíaco. Se recomienda siempre mantenerlos en
movimiento algunos minutos mas en una calesita o simplemente llevándolos
de tiro.

Las piletas para hacer nadar a los caballos ofrecen posibilidades diferentes que
la de los caminadores acuáticos, pues le quitan al animal la posibilidad de usar
sus miembros normalmente.

Existen dentro de los defensores del nado de caballos, distintas teorías. Unos
prefieren piletas no mas profundas que dos metros pues dicen que son más
económicas siendo que consideran ese profundidad suficiente. Los otros,
defienden la opción de cuatro metros de hondo, pues creen que esto permite
trabajar con los niveles de agua más bajos y obligan a los animales a nadar sin
ayudarse con el piso como muchas veces sucede en las otras piletas.

El agua allí tiene una importante concentración de sal, de manera de facilitar la


flotación a los animales al tiempo que ayuda a reducir las inflamaciones por el
efecto de “presión osmótica” que actúa sobre las articulaciones para dejar salir
los líquidos acumulados a través de la piel.

Las piletas para caballos tienen una isla central a la que se accede por medio
de puentes colgantes y desde allí se maneja los animales con una soga para
hacerlos avanzar.

La presión del agua sobre el tórax de los animales hace que la respiración
normal no sea fácil y esto los obliga a realizar inspiraciones profundas y
expiraciones de similar intensidad.
Esto trabaja los músculos intercostales y el diafragma lo que mejora la
respiración fuera del agua.

El nado es un ejercicio muy completo y exigente. No se debe abusar de él pues


los caballos que nadan quedan exhaustos.

Para tener acceso a estos sistemas de entrenamiento y recuperación de


caballos lesionados, la mayoría de los propietarios envían a sus animales a los
centros que disponen de estos medios en donde gracias a ellos se reducen
notablemente los tiempos de convalecencia.

La Homeopatía

El caballo brinda la posibilidad de desarrollar un tipo de encuentro muy


particular, en el cual dos seres vivos se hacen uno solo. Una persona que
monta, se transforma en un nuevo ser que confunde su cuerpo con el de su
montado acompañando sus movimientos como si fueran uno solo.

La rapidez, vigor y gracia del caballo cautivaron de tal manera la imaginación


del hombre, que en la mitología Griega, rápidamente se creó a los
“Centauros”…. Hombres con cuerpo de caballo.
La Medicina Homeopática tiene la capacidad de tomar en cuenta este aspecto
de unidad pues su carácter vitalista le da un enfoque sobre la salud, la
enfermedad y la curación, que es diferente a la medicina tradicional.

Cuando se entra en discusión respecto de la homeopatía es por ignorancia o


por información inadecuada.
Las experiencias con falsos homeópatas que venden tratamientos milagrosos
reavivan las esperanzas de curar enfermedades avanzadas o terminales y
dejan luego a estos tratamientos en una situación de duda, que no merecen.

A principios del siglo XIX el Doctor Hahnemann, desarrolló esta nueva


Medicina en base a leyes naturales. El ordenó conocimientos que estaban
desordenados y recuperó el sentido trascendente de la medicina como “El arte
de curar”.

La enfermedad se conoce como un desequilibrio en los distintos niveles del


organismo. Puede darse a nivel vegetativo y sensitivo, modificando los estados
normales o correctos del cuerpo y del ánimo.

Estos desequilibrios se ven en las distintas reacciones y circunstancias en las


que aparecen como son el caso de la apatía, la indiferencia, la irritabilidad, el
cólera, o el fastidio.

Son los homeópatas, quienes están entrenados para percibir estos cambios de
ánimo, antes de que se manifiesten como síntomas físicos.

Los dueños de los caballos debieran atender estos cambios, para anticiparse a
problemas mayores:
Algunos animales que fueran grandes saltadores,….. ya no saltan tanto.
Los enérgicos corredores, ……..ahora no empujan con el mismo vigor.
Los mansos y tranquilos, …….ahora son nerviosos…..

En las situaciones normales, tan solo se llama al veterinario cuando ya


presentan signos clínicos groseros: Fiebre, dolor o claudicación…

La Homeopatía es particularmente preventiva, a su vez y luego de poner en


armonía lo que está desordenado, también cura.

Hahnemann propuso una observación distinta de los seres vivos, a la manera


de los médicos de la antigüedad como Hippocrates.
Refiriéndose a los "cambios inmateriales" en la manera de ser y de obrar del
paciente, describe cómo observarlo en profundidad, para ver cómo se
manifiesta, con qué signos y síntomas. Es a partir de esta forma de
observación que se dice que – “El enfermo habla”-

“Cuando goza de buena salud, el animal se encuentra equilibrado y todo su


organismo está armonizado; tanto en las funciones de la vida, como en su
estado de ánimo.
Sienten tristeza, alegría o cólera; junto a apetitos o deseos que les hacen
encontrar lo bueno y rechazar lo malo.
Observando esta forma de comportarse podemos conocer cómo está y si se
siente bien o mal.

Hipócrates “El observador” en el año 460 a.C., impulsó el conocimiento


científico de la naturaleza, a esta medicina se la llamó: "Medicina Hipocrática".
El introdujo el arte de la observación clínica, como base necesaria para el
diagnóstico patológico.

Fue el primero en tratar enfermos y no enfermedades. Decía que un buen


médico, primero debía ser una persona amable y buena. También habló sobre
el poder curativo de la naturaleza, en un momento en el que los remedios, eran
obtenidos de las plantas, frutas o semillas.

Hahnemman se nutrió de este conocimiento y con él, además de gente,


también atendió animales.

La homeopatía se aplica a todos los animales.


Funciona muy bien en el destete para reducir el sufrimiento de los potrillos y
yeguas.
Mejora la cicatrización y evita los queloides.
Puede reducir los melanomas y muchos otros problemas de piel.
Adecua el buen funcionamiento del sistema digestivo y por ello evita o reduce
las situaciones de cólicos.
Mejora los comportamientos patológicos y ayuda a los animales a adaptarse a
viajes o cambios de hogar.

Cada animal tiene su propia característica y su propio comportamiento.


Tratando la totalidad del sistema pero individualmente, se logran excelentes
resultados.
La ventaja de los tratamientos Homeopáticos respecto de la medicina “química”
o alopática, es que no provoca intoxicación y no tiene efectos colaterales.

En los estados de enfermedades y problemas agudos, somos concientes de los


efectos positivos que tienen muchos medicamentos tradicionales, de uso
generalizado. No estamos en contra de ellos.

Por el bien de nuestros caballos recomendamos que al finalizar los momentos


críticos, se consulten especialistas en homeopatía, pues veremos así la
capacidad que tiene esta medicina de equilibrar el organismo y mejorar el
estado anímico y físico de ellos; permitiendo un buen funcionamiento y
optimización general, sin forzarlos artificialmente.

Reflexología y Masoterapia

Todos los propietarios de caballos buscan permanentemente, técnicas no


invasivas que permitan a sus caballos estar mejor.
Concientes del esfuerzo que realizan durante los ejercicios, es necesario
pensar que debiéramos ayudar a compensarlos antes y después de exigirlos,
de la misma forma que se hace con los deportistas de cualquier deporte de
humanos y en ese sentido podemos decir que la reflexología y la masoterapia
son aplicables al caballo con excelentes resultados.

Para comenzar diremos que la reflexología es una técnica que trabaja a partir
de puntos reflejos.
Esta técnica sostiene que todos nuestros sistemas con los órganos
involucrados en ellos, tienen un punto que los representa y que se encuentra
en el pie.
Trabajando sobre estos puntos se estimula el órgano para que el sistema
alcance a tener la armonía que necesita, si es que le falta.

Con ello se apunta a equilibrar el funcionamiento de cada órgano y por lo tanto


de cada sistema. El correcto funcionamiento de los sistemas hacen al estado
de salud; siendo la enfermedad, una desarmonía en alguno de los
mencionados sistemas.

En el caballo, el pie se encuentra rodeado de una estructura cornea que lo


protege que es el vaso. Si trabajamos sobre la corona del vaso y en la zona de
los talones de manos y patas, estimularíamos los extremos nerviosos que
terminan pocos centímetros por debajo de nuestro dedo, con similares
resultados a los de la reflexología podal, para lograr una completa armonía.

Como toda terapia complementaria, se basa en todos los aspectos del ser o
sea no sólo su plano físico, aliviando el dolor; sino en el energético, brindando
una mejor canalización de la energía física y mental, que trata al caballo como
un todo.

El profesional estimula en el esternón ciertos puntos que producen reflejos en


el animal que lo obligan a elevar el lomo y alongarlo. Se ve aquí un movimiento
muy difícil de lograr naturalmente que a veces se lo percibe cuando se
desperezan.
Al estimularlos se nota de inmediato que sienten placer y bienestar muscular.

A los lados de la cola, encontraremos también dos puntos en la parte superior


del surco que marca la unión de los dos músculos principales del cuarto
posterior. Si presionamos allí y bajamos el dedo, el caballo flexionará el riñón y
bajará su grupa en un movimiento que estira toda la articulación lumbar. Los
caballos saltadores y los de rienda, esfuerzan esta zona espacialmente y
encontrarán un alivio a sus dolencias cuando los estimulemos así.

Las dolencias mas tratadas por la reflexología son los trastornos en el sistema
óseo y muscular. Con estas técnicas se alivian dolores de columna,
contracturas, stress y todo lo que esto provoca en el resto del organismo.

Como toda terapia complementaria es imprescindible dejar en claro que NO


SUSTITUYE al veterinario y a sus conocimientos, sino que se complementa
con ellos, haciendo que la mejoría sea más rápida y se toleren mejor los
tratamientos.

Una de las razones que produce falta de armonía corporal a los caballos es la
mala alimentación que se les da en un box. Allí, el sistema digestivo se
esfuerza por metabolizar gran cantidad de energía que consumen en poco
tiempo y es por ello que muchas veces se enferman apareciendo los cólicos y
la falta de apetito.

Los masajes en el abdomen ayudan a los movimientos peristálticos y


promueven una activa circulación para mejorar la digestión.
Lo mismo sucede cuando trabajamos la piel de los animales haciendo que los
pliegues de cuero, que aparecen al hacer presión con los dedos, estimulen los
músculos superficiales del caballo que no se logran mover ni estimular cuando
pasan mucho tiempo atados en su box.

Los dedos debajo de los labios inferiores producen un gran relax, un masaje en
el interior de la mejilla armoniza el sistema linfático, el contacto con la pared del
paladar también ayuda al caballo a producir opioides que lo ayudan a vencer el
stress. La flexión lateral del cuello mejorará su condición de montado. Los
masajes musculares como la elongación y flexión de patas, quitará las
contracturas y así podemos seguir aceptando muchas de las maniobras que
hace un especialista en masajes terapéuticos.

Por todo lo explicado anteriormente, encontramos razones para empezar a


llamar a este nuevo tipo de profesionales de la salud de nuestros caballos.

Antes de una competencia podrá preparar el cuerpo de su caballo para


responder correctamente. Luego de terminada la misma lo ayudarán a volver
rápidamente a sus parámetros basales y al estado de relajación que se
merecen

La prevención y la armonización de los estados de tensión y posible


enfermedad son tanto mas económicos, seguros y menos estresantes, que la
medicina curativa, cuando los síntomas de una enfermedad han aparecido.

Ahora es suya la decisión de intentar, …los resultados no tardan en


aparecer….

Hospital veterinario

Ese sábado el grupo de veterinarios de guardia, en el centro de diagnóstico y


rehabilitación “Kawell”, recibía un padrillo.

Aquel hospital de alta tecnología para caballos, que funciona a pocos


kilómetros de la ciudad de Buenos Aires en Argentina, cuenta con aparatología
de diagnóstico de avanzada y gran cantidad de terapias de rehabilitación, en un
mismo lugar.
Ni bien baja el animal se anotan sus datos en una ficha y se comienza a armar
el protocolo.

En la nota de derivación se lee “Se percibe que ha comenzado a trabajar con


desgano en los últimos días, no encontrándose razones clínicas que lo
justifiquen”.

Una balanza electrónica muestra su peso exacto.


Se revisa el color y llenado de las mucosas y se le toma una muestra de
sangre.

Le auscultan el tórax para conocer el ritmo y sonidos del corazón, mientras que
también se escuchan los pulmones, controlando así el nivel de secreción que
tengan.
Al escuchar con el estetoscopio el abdomen, se verifican que los movimientos
peristálticos estén normales igual que los gases.
Mientras esto sucede, una veterinaria tomará la temperatura rectal.
Sigue luego un pellizco en la piel del cuello que indica el estado de hidratación
general y a continuación se le toma el pulso. Para ello la profesional apoya los
dedos en la parte superior y lateral del nudo de una mano.

Ya en el exterior, se verifica el estado de sus miembros con maniobras de


flexión forzada de manos y patas las que finalizan exigiendole que trote sobre
una pista dura.

En animales muy comprometidos, se utiliza una pista de arena blanda para


hacer que caminen suavemente.

El corral circular sirve para mirar los animales a la cuerda, a ambas manos sin
necesidad de montarlos.
Si aún existen dudas sobre el diagnóstico se cuenta también con un espacio en
línea con pisos de distinta textura, estructura y rigidez, que está especialmente
preparada para hacer caminar allí a los animales mientras se observan sus
reacciones en los cambios.

Al padrillo se lo lleva luego a uno de los boxes del Hospital, donde se lo deja
con la comida y la cama que se le dan normalmente, para que descanse.
Cuando se lo conozca mejor y en tanto sea recomendable para él, podrá
quedar suelto en corrales exteriores de distintos tamaños, que ayudarán a que
esté mas tranquilo.

Es notable como el sistema de ventilación del techo del lugar, junto a los
extractores, eliminan el olor normal que debiera tener un lugar lleno de caballos
como aquel.

A la mañana siguiente se comienza a trabajar con las muestras de sangre que


quedaron por la noche en el laboratorio; cerca de los termos de semen, las
heladeras guardan plasma para los potrillos de Neonatología y a un lado
quedan las centrífugas, los reactivos, y los microscopios….
El hematocrito del padrillo nuevo es correcto y entonces se continúa con un
hemograma amplio de las muestras.
En el centro de rehabilitación Kawel casi todos los procesos son automáticos,
para eliminar las posibilidades de error humano.

La potencia del aparato de rayos permite hacer un diagnóstico del estado de la


columna, además de otros órganos profundos.

Todas las placas se digitalizan y el programa computarizado de la máquina da


opciones de lupa, contraste y coloraciones que ayudan tremendamente al
radiólogo que hace la lectura.

Cuando aún quedan dudas, se podrá utilizar la técnica de Centellografía en la


zona habilitada para trabajar con material radioactivo.
Un gigantesco scaner manejado por un operario, que se protege de las
micciones del animal detrás de un vidrio especial, chequea el alcance del
líquido radioactivo inyectado, evaluando las posibles alteraciones de irrigación.

El quirófano y su iluminación, además de los aparatos de anestesiología y


oxigenación forzada; permiten largas cirugías, normalmente complicadas en el
caso de los caballos. La preparación prequirúrgica cuenta allí con mangas
móviles y también hay boxes acolchados para la recuperación.

La cámara Hiperbárica promueve una rápida cicatrización post quirúrgica,


gracias a que allí se insufla oxigeno directamente al plasma.

El “Acua Trail” ayuda a mantener un buen estado físico a los animales pues
debido a que allí se reduce el peso del cuerpo, evita el impacto de los
miembros al caminar.
Los animales hospedados allí también podrán trabajar en la pileta de agua
salada de 4 metros de profundidad completando los 100 metros, cada vez que
nadan una vuelta.
Para relajar la musculatura luego de estos ejercicios, los animales caminan
dentro de una calesita, particularmente suave y silenciosa.

En la sala de fisiología también se ayuda a la recuperación de los pacientes


gracias al uso de terapias como la magneto-terapia, el dopler, la electro-
estimulación y la láser-terapia.

El Centro veterinario Kawell también tiene una sección de Neonatología para la


temporada de partos. Allí, las divisiones internas de los boxes, facilitan los
trabajos con las yeguas o los potrillos, sin necesidad de separarlos.

Si se trata de ayudar a nuestros caballos, un centro de este tipo nos permitirá


encontrar el origen de un problema para solucionarlo con la mejor tecnología.

Nada nos debería hacer sentir mejor, que poder brindarles una asistencia de
este tipo pues gracias a ella, podrán volver a la actividad en muy poco tiempo.
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Alimentación

Comportamiento Frente a la comida

En la naturaleza los animales se rigen por la ley del menor esfuerzo. Es lógico
pensar que no tengan razón alguna que los obligue a esforzarse en los actos
normales de su vida.

Ellos no compiten, ellos no escriben hojas de vida, ellos no conquistan


ciudades y tampoco tienen afán de poder.

Los caballos no escapan a las generalidades de la ley y viven sus vidas de la


manera en que les sea más fácil sobrevivir.
Para ello han de reproducirse y alimentarse.

Cuando se independizan de sus madres, pasarán la vida alimentándose,


evitando en lo posible la sensación fea de acidez que provoca el hambre.

Cuando pueden elegir el alimento, preferirán los pastos dulces y medianamente


duros.

El caballo necesita ingerir fibra y esta se encuentra fácilmente en los pastos


menos tiernos. A los que son muy blandos los arrancan de su base pues es allí
en donde tienen menos agua. De ellos aprovechan la fibra que tanto necesitan.

Cuando faltan pastos fibrosos y solo hay retoños nuevos, preferirán comer los
mas tiernos, eligiendo primero los de sabor más dulce.
Luego y en otro lugar, buscarán otras especies más duras o viejas aunque no
tengan mucho sabor. Muchas veces cuando la fibra falta los podemos ver
mordisquear por ello la corteza de algún árbol leñoso.

Los caballos odian los gustos amargos en su boca. Esto evita que consuman
pastos en mal estado o venenosos, pues la mayoría de los que los son tienen
estos gustos. Los pastos con hongos o fermentados también se ponen rancios.

Si vemos que un animal acostumbrado a comer pasto seco, huele su pasto y


no lo come, no debemos insistirles; directamente procederemos a cambiarles
la comida pues nadie mejor que un caballo para distinguir esos sabores.

Existen pastos de baja calidad que muchas veces ayudan a realizar una buena
digestión, manteniendo el sistema digestivo en funcionamiento. Luego se les
dará una ración de refuerzo para que se mantengan en buen estado si fuera
necesario.
Cuando los potreros se agotan dejarán para el final los pastos más amargos.
Primero les comen las flores y luego probarán alguna de las distintas partes de
las mismas. No es raro verlos comer una raíz que encuentran rascando el
suelo con el vaso, mientras que dejan la parte aérea sin tocar.

En ciertas épocas el caballo prefiere comer los pastos más bajos. Esto sucede
especialmente en el verano cuando las espigas salen de las plantas y
comienza a reducirse la parte verde y fresca que ofrecen.

Cuando las espigas se llenan, preferirán alimentarse de las inflorescencias con


el grano que se va formando. En el otoño comerán particularmente la parte alta
del pasto que es la que tiene sabores más suaves.

Cuando un grupo de caballos tiene hambre no habrá peleas para acceder a la


comida, siempre que la consigan en cantidad.

Si la oferta es limitada y el espacio para acceder a ella es pequeño, en general


tendrán prioridad las hembras y en especial se permitirá que coman aquellas
que se encuentran en alto grado de gestación.

Cuando el hambre se va calmando pues todos se empiezan a sentir plenos,


recién comenzarán a interactuar con el resto. El instinto de supervivencia es
más fuerte que el de dominio. Los animales mas tímidos cuando están en
grupo, siempre comen algo menos y no siempre accederán a los mejores
bocados.

Los padrillos que se encuentran cuidando un grupo de yeguas, normalmente


comen menos que el resto del grupo y rápidamente pierden peso.

Es normal observarlos andar caminando o trotando para evitar que se


acerquen predadores o algún otro macho que pueda robarselas.

La forma de los caballos de decir que tienen hambre es rascando el suelo con
la mano. Es así como descubren una raíz cuando ya no encuentran nada, y
será así como indican que tienen necesidad de comer.

Muchas veces rascarán el suelo también cuando están nerviosos pues ellos
saben que cuando comen se tranquilizan y al rascar tratan de encontrar para
comer algo que los calme.

Esta acción es diferente de la que toman cuando están enojados pues en ese
caso, golpean el suelo con fuerza elevando la mano en el aire para marcar su
enojo con un sonido tan fuerte como evidente.

Cuando un caballo pasta, comerá durante cerca del 60 % de las horas del día.
Dentro de un box, en el mejor de los casos, se alimentará durante unas cuatro
horas. Es de entender entonces que se les alteren allí muchos de los
comportamientos normales pues para ellos esa forma de vida… sencillamente
no es normal.
Como calcular El Peso de un caballo

Conocer el peso de nuestro caballo es sumamente útil pues si lo sabemos,


podremos alimentarlo y medicarlo correctamente.

En efecto, muchos de los remedios de los caballos se administran en relación


al peso. Saber calcularlo, puede evitar importantes errores, como sobre-
dosificar o sub-dosificarlos.

Los antiparasitarios, la alimentación, los antibióticos y los anestésicos, entre


otros, deben ser dosificados con la mayor precisión posible.

Está comprobado que el peso del caballo es directamente proporcional al


perímetro torácico.
Para conocer el perímetro torácico, tomamos una cinta graduada que sea
preferiblemente plana.

Es importante estar seguros de que la cinta esté plana y no tenga pliegues ni


se gire, para que la medición sea correcta.

Colocamos la cinta detrás de la cruz del animal y la dejamos caer hacia abajo,
para recibirla a la altura del esternón.

Con el extremo de la cinta, se termina de rodear el tórax del animal que


estamos midiendo.

Normalmente, la cinta debe pasar sobre el esternón, detrás de la articulación


del codillo, en el lugar en el que normalmente colocaremos la cincha.

Solamente hay que juntar el extremo con la cinta, rodeando el tórax, sin hacer
fuerza.

Lo correcto es hacer varios intentos de medición, hasta que todos ellos nos den
un número igual.

Siempre se toma el número menor, por lo que seleccionaremos la cifra en


expiración y no en inspiración.

Ahora habremos obtenido un valor en centímetros.

Al ese resultado le aplicaremos una fórmula que será el

Perímetro torácico, al cubo,…. por ochenta, …que será igual al peso vivo.

(Pt3 x 80 = Peso vivo).

El resultado será aproximado y tendrá un error de más / menos un 10 por


ciento. Esto es así porque la cabeza, la fortaleza de los miembros posteriores,
el largo del cuerpo y la musculatura del cuello de los animales pueden variar,
sin modificar el valor del perímetro torácico.
Sin embargo el valor que obtendremos es tan aproximado al valor real que el
sistema se toma como válido.

Con el objetivo de comprobar la eficacia de este método para calcular el peso,


se han realizado varias pruebas cuyos resultados veremos a continuación.

En un primer caballo, el perímetro torácico es 1,83 mts.


El resultado de la fórmula da 490,27 Kg

Su peso real en la balanza es de 504,200. Una diferencia de 13,930 Kg que es


un error del 2,6 %

En el segundo caballo el perímetro torácico es 1,785 el resultado de la fórmula


da 455 y el peso real en la balanza es 515. Una diferencia de 60 Kg que es
equivalente al 11,5 %

En el tercer caballo, el perímetro torácico es 1,83 el resultado de la fórmula da


490,27 kg y el peso real en la balanza es 484,900 kgs. Una diferencia de 5,37
kgs que es equivalente a 1,1 % de error

En el cuarto caballo, el perímetro torácico fue de 1,70 mts el resultado de la


fórmula da 393,04 kg y el peso real en la balanza es 406 kg. Una diferencia de
12,96 kg por lo que el error es levemente superior al 3 %.

El error promedio no superó el 4,5 %.

Está comprobado, entonces, que con este sistema es posible conocerles el


peso aproximado.

Lo más importante de este dato, será que se puede determinar si un animal


está ganando o perdiendo peso con la alimentación y el trabajo normales, pues
la medición es tan simple que permite hacerlo a diario o semanalmente.

Con los resultados será posible hacer las correcciones necesarias, antes de
que podamos captar los cambios con nuestros propios ojos, pues entonces
….estaríamos a no dudar frente a variaciones importantes y esto no nos
conviene.

Lactancias normales y anormales

La verdad del comportamiento animal, es que los resultados que vemos en


cada individuo son la consecuencia de distintas ecuaciones, que dan lugar a
infinitas posibilidades de complejas formas de ser y actuar, de cada uno de
ellos.

La perfección de la naturaleza, nos hace preguntas y pone evidencias de


nuestros yerros, toda vez que nos muestra imperfecciones que no llegamos a
entender.
Una malformación, una enfermedad, una muerte imprevista o un
comportamiento patológico, pueden ser las luces que se prenden frente a
nosotros, para que analicemos lo que hemos hecho mal y que deberíamos
corregir.

Resulta raro pensar que una yegua no acepte a su potrillo recién nacido, pues
este moriría si no mama.

Los comportamientos más fuertes y afianzados en cualquier especie son


aquellos que tienden a preservarla. En este sentido, la reproducción y la
alimentación deben funcionar perfectamente para garantizar su futuro.

Entonces, cual es la razón por la que encontramos muy a menudo que las
yeguas no permiten a sus potrillos que mamen?

Alimentarlas en exceso para prepararlas para una buena lactancia puede ser
una de ellas.

Los partos naturales y en libertad sin la intervención del hombre se dan a


principios de la primavera, cuando aún los campos no se han recuperado del
invierno y mientras que las yeguas no han llegado a ponerse obesas por el
exceso de pasto que explota, cuando está por llegar el verano.

Los cuidadores por el contrario, se esmeran en alimentar a sus yeguas para


que no pierdan estado, haciéndolas llegar al parto muy gordas.

La gordura complica los partos pues obliga a las yeguas a mayores esfuerzos
para expulsar a sus potrillos y esto alarga los tiempos normales de trabajos de
parto.

Por otra parte, sabemos que la bajada de la leche llega junto al trabajo de
parto, desde los primeros síntomas de dilatación vulvar.

Podremos comprender entonces que si el trabajo de parto se hace largo, la


cantidad de leche que se junta en la ubre de la yegua es importante y esta
sentirá dolor.

El potrillo en estos casos demora algo más que lo normal para ponerse de pie
para mamar, pues el esfuerzo para nacer ha sido grande y quedó cansado.

Cuando se levanta, busca naturalmente el lugar en el que se sintió tan cómodo


durante 11 meses.

Atraído por los ruidos abdominales encuentra la teta que le brindará el calostro
que ahora necesita, pero la zona está muy sensible por el edema que produce
el exceso de leche.

La boca del potrillo sin experiencia quiere succionar y les produce dolor.

Entonces la madre lo evita alejándolo, pues no lo soporta.


Los partos de yeguas primerizas son más largos que los de las yeguas
experimentadas. En ellas, el canal del parto debe abrirse para dejar pasar el
primer potrillo de sus vidas reproductivas.

Esta es la razón por la que este tipo de comportamiento raro es común en este
grupo de madres, siendo que prácticamente no se ve en las adultas.

Para evitar este comportamiento anormal, recomendamos no sobrealimentar


las yeguas.

Si estamos en presencia del hecho consumado, tendremos que levantar una


mano a la yegua y dejarla en el aire para que nos permita ordeñarla pues de
esa forma se reducirá el dolor que tienen.

De ser posible recomendamos inyectarle a la madre problemática, algún


opioide que le baje los niveles de dolor y sensibilidad para que le permita
mamar al potrillo.

Lo normal es que las yeguas acepten con agrado a sus potrillos cuando
descubren que son ellos quienes les quitan el dolor que les produce la bajada
de la leche.

En condiciones normales las yeguas comienzan a ovular a mediados de la


primavera por lo que la mayoría de los partos serán a principios de ésta.

En los primeros días el potrillo no consume gran cantidad de leche, pero sin
duda la necesitan pues en ella están presentes los anticuerpos que allí les
transfiere la madre.

El momento de mayor demanda de leche de los potrillos coincide con la llegada


del verano, momento en el que el campo brinda el mayor potencial de calidad y
cantidad de pastos.

Muchas plantas terminan su ciclo y dejan de crecer para producir semillas. En


ese estado, ofrecen a las yeguas la mejor alimentación posible para que sea
transformada en leche para un potrillo demandante.

Al terminar la temporada de calor encontramos al potrillo aún mamando, pero


su alimento base es ahora el pasto que consume por sus propios medios.

Entonces será el momento de destetarlo.

Al cumplir los siete meses de vida los potrillos pueden sobrevivir sin problemas
lejos de su madre mientras que ella, gestando nuevamente, se prepara mejor y
se repone para el próximo parto.

Como enseñar a los caballos a comer alimentos que no conocen


Desde que es pequeño, un potrillo aprende de su madre a buscar los mejores
pastos, las más sabrosas flores y el agua más fresca.

Uno de los problemas más comunes con los caballos se produce al trasladarlos
a una gran ciudad. Allí, el agua tiene cloro lo que le da un sabor muy feo y por
tal razón, es posible que no la quieran tomar.

Pasado un tiempo de no beber, finalmente intentarán sus primeros sorbos, pero


ahora con sed, y quizás tomen demasiado y les haga mal.

Por eso se recomienda acostumbrarlos a ese sabor antes de realizar traslados.

Para ello, incorporaremos de a poco y con un gotero que nos permita conocer
exactamente la cantidad de cloro que incorporamos dentro del agua del balde
en el que beben. No dejaremos que tomen de otro lado sino de allí.

En 20 litros, primero serán 3 gotas, luego seis, continuando con 10 y así hasta
llegar a 20. De esta forma se alcanzará a imitar el sabor que tienen las aguas
tratadas de la ciudad sin que esto le haga mal a los caballos.

Si jamás han comido una comida peleteada o en grano, es posible que no la


quieran comer, ya que estas en nada se parecen al pasto….

En este caso recomendamos poner al caballo en un corral con algún otro


animal manso que ya haya comido alimentos de este tipo. Los dejaremos
juntos y les daremos de comer en un comedero. El que conoce, comerá. Y a su
vez permitirá que el otro, por curiosidad, también lo haga. Podría suceder que
el conocedor, amenace al nuevo para quedarse con todo el “botín” pues a
veces ni quieren compartirlo. En este caso podemos atarlos juntos y a corta
distancia entre sus dos bozales y esto evitará que el nuevo sea expulsado.

Cuando no tengamos esta posibilidad o si no queremos exponer a los caballos


a una lucha por la comida, es recomendable preparar un té fuerte de alfalfa.
Cuando se enfríe, habrá que humedecer el nuevo alimento con esta
preparación. El olor de la alfalfa atraerá al caballo y lo incitará a comer hasta
que sienta el verdadero sabor.

Los potrillos que han estado con sus madres a box, aprenden de ellas a buscar
la comida en los comederos, y probarán prácticamente todo lo que encuentren
allí.

Si vemos que el caballo no come lo que le estamos ofreciendo, no hay que


insistir, ellos son capaces de oler y detectar si la comida no está en buen
estado. Es muy probable que éste sea el motivo de su resistencia a comer. Si
la comida se humedeció, tiene hongos o esta fermentada, toma un olor muy
feo. También podría suceder que sean viejas o hayan estado en algún lugar en
el que se impregnaron con olor a algún químico. Si al probar con una nueva
partida, que sabemos en buen estado, el animal se sigue negando a comer
podría estar mostrando síntomas de alguna enfermedad.
Si queremos que nuestro caballo coma zanahorias y no lo hace, es
recomendable rallar zanahoria en la comida de todos los días y mezclarla. Para
el caballo será imposible apartar los pedazos de zanahoria rallada, y así le
sentirá el gusto. Poco a poco aumentaremos el tamaño del rayado hasta que
sea capaz de comer los pedazos que le demos.

Con el azúcar podemos aplicar el mismo método. Mezclando azúcar molida en


la comida, comienzan a detectar el sabor que luego encontrarán en un
pequeño terrón.

Con estas técnicas, ya estaremos listos para alimentar a nuestro caballo con la
comida más saludable. También podremos usarlas como premio mientras
enseñamos y así disfrutaran de todo lo que aprenden.

Alimentación a Box

Cuando encerramos los caballos en un box es importante que intentemos


mantener la estructura de alimentación en libertad, tanto como se pueda.

Hay que tratar de imponer la idea de que nosotros debemos adaptarnos al


caballo, sin pretender que él se adapte a nosotros.

En libertad, los caballos comen casi el sesenta por ciento del día pues tienen
un estómago chico en relación a su volumen corporal.

Para estimular el buen funcionamiento, van comiendo pequeñas cantidades de


pasto durante casi todo el día. Estas transitan lentamente por su sistema
digestivo y estimulan los movimientos peristálticos necesarios para una buena
digestión.

Estando a box se recomienda comenzar a alimentarlos temprano en la


mañana, manteniendo los horarios tanto en invierno como en el verano. De
esta forma se reducen las horas que tienen de ayuno.

A las cinco de la mañana se les da pasto como primer comida. Con él ponen a
funcionar el proceso de digestión debido a la estimulación de la fibra.

Antes de dar de comer el fardo, se recomienda mojarlo con agua. Eliminará así
el polvo que tenga, además de que se hidratan y ablandan los tallos y hojas por
lo que se aprovechan y mastican mejor.

Para evitar que las hojas caigan al suelo cuando se arranca el pasto, se
recomienda el uso de tambores donde se lo coloca. De esta forma todo lo que
cae queda allí dentro y sobre el final del día lo terminan consumiendo sin
desperdiciarlo.

Al terminar de dar de comer el pasto, la persona encargada de alimentar


preparará la comida que dará una hora después del pasto.
También se recomienda mojar el cereal en una pileta. Una hora es suficiente
para que los granos se hidraten, ablanden y aumenten de tamaño. Esto ayuda
a una buena y eficiente masticación además que el mojado reduce el polvo que
tiene el grano y así no se afectan las vías respiratorias.

Habiendo comido primero el pasto, cuando le demos el grano ya no tendrán


tanta hambre y comerán más lento.
Sin embargo, algunos caballos son muy glotones y pueden ingerir grandes
cantidades de comida en poco tiempo. Si lo hacen, se junta en el estómago
mucha cantidad de grano el que, debido al proceso de fermentación durante la
digestión, produce gases que se deben evitar.

Para que el caballo se tome su tiempo y coma lentamente, recomendamos


colocar dentro del comedero una buena cantidad de piedras de unos dos o tres
centímetros de lado. Las piedras impedirán que el animal coma apurado ya que
lo obligarán a ir separando la comida de éstas.

Es un gran error dar el grano primero y luego el pasto o las dos cosas al mismo
tiempo. Ellos prefieren el grano que los llena antes y tiene mejor sabor, pero
alimentar de esta forma los expone a padecer cólicos.

Sobre el medio día y después de haber trabajado, se les dará una nueva ración
de pasto que no necesariamente debe ser de calidad. Esta comida busca
entretenerlos para evitar que coman la cama o hagan cosas indeseables.

A las cinco de la tarde se comenzará a humedecer la comida de la noche y


luego se comienzan a bajar las camas, distribuyéndolas en el box de manera
pareja dejando otro poco de pasto.

Aproximadamente una hora después de mojar la comida y haber dado el pasto,


cerca de las siete de la tarde; daremos nuevamente grano húmedo y así el
caballo podrá irse a dormir con la panza llena.

Respecto del agua en el box, recomendamos que el animal disponga de ella


“ad libitum” o mejor dicho, tanto como quieran y cuando quieran.
El agua es más importante que la comida para un caballo y por eso no
podemos privarlos de ella.
Sepa que un caballo es capaz de tomar entre 30 y 50 litros de agua por día.

Un caballo correctamente alimentado se expone menos a tener trastornos de la


alimentación, su estado corporal y su rendimiento mejorarán así rápidamente
pues el alimento se aprovecha mejor, el stress se reduce, la salud mejora y los
inconvenientes desaparecen.
De esta forma las satisfacciones aumentan….. así de fácil.

Gramíneas y leguminosas.

Los pastizales de las estepas han determinado desde tiempos inmemoriales la


evolución de la especie equina.

La morfología del caballo es consecuencia de su carácter herbívoro y de


su adaptación a las praderas abiertas.
No solo su mandíbula y la tabla dentaria sino que también su sistema de
locomoción se adaptaron a ella.

Con dientes en ambas mandíbulas puede arrancar el pasto corto y largo sin
inconvenientes, aprovechando pastizales que los rumiantes no consumen.

El pasto verde es el alimento mas adecuado para el caballo por los


nutrientes que aportan y porque benefician el buen funcionamiento de su
aparato digestivo.

También lo es el pasto seco, aunque en él se van perdiendo algunos principios


nutritivos en especial las vitaminas.

Cuando nos referimos a las plantas de las praderas y pastizales, es usual


hablar de "gramíneas", de "leguminosas" y de “malezas”.

Les decimos maleza a todas las plantas que perjudican el cultivo principal y
que normalmente los animales no las comen.

Las gramíneas y las leguminosas son las familias forrajeras más interesantes,
por sus características y por la cantidad de especies útiles que pertenecen a
ellas.

En un pastizal ideal las gramíneas deberían formar parte del 70% del forraje y
las leguminosas el 30 %.

Estas proporciones muchas veces pueden variar según latitud, topografía,


suelo y clima.

En general los autores se pronuncian a favor de no tener un exceso de


leguminosas, para que no se produzcan problemas metabólicos en los
animales como meteorismo y fotosensibilizad, entre otras.

En las zonas frías las leguminosas tienden a tener peores condiciones para
su desarrollo, mientras que las gramíneas se comportan y resisten bien.

Existen más de 5.000 especies de gramíneas en el mundo. Gran parte de ellas


son específicas de cada zona en la que crecen.

Son plantas típicas para la formación de césped, ahijan, germinan y rebrotan


con
facilidad. Su raíz es fasciculada o con forma de cabellera, sus hojas son
largas y estrechas, con nervios paralelos y su fruto aparece en
panículas o espigas sobre el final de sus períodos productivos.

Entre las gramíneas cultivadas agrícolamente encontramos al trigo, la cebada,


la avena, el arroz y el maíz.

Las propias de pastizales son: cebadilla, ray-grass, poa, agrostis, fleo, grama,
phalaris, bromos y otras tantas.
La valorización de las leguminosas lo da su alto contenido de proteína y su
capacidad de rebrote.

Las características de las leguminosas son sus hojas compuestas, muy a


menudo trifoliadas de forma redondeada, además de sus típicas flores de
colores.

Las semillas de tamaño variable, suelen tener forma arriñonada.

Las leguminosas agrícolas más conocidas quizás sean las porotos, lentejas, la
soja y los garbanzos.

Entre las leguminosas que forman parte de pasturas el grupo predominante son
los tréboles.
La alfalfa y el trébol blanco son las leguminosas por excelencia para el ganado
caballar, formando praderas de excelente calidad junto a las gramíneas que ya
nombramos.

El estado de desarrollo del vegetal influye decisivamente en la calidad del


forraje:
Al principio son poco fibrosos y casi no contienen proteína. No tienen la energía
suficiente y puede tener carencia de magnesio y exceso de potasio.

Si en cambio se pasan del crecimiento adecuado, llegan a tener demasiada


fibra y se desperdiciará la energía almacenada en su materia seca, pues al
envejecer se hace mas difícil su digestión.

Un corte prematuro o exagerado de las praderas puede reducir a futuro el


número de plantas por metro cuadrado dando lugar al crecimiento de malezas.

Si las praderas crecen en zonas de mucha humedad en algunas especies


aparecen hongos.
La festuca debe ser considerada particularmente tóxica para las yeguas
gestantes, ya que el hongo que contienen algunas de sus variedades produce
un efecto vasoconstrictor que las hace abortar.
También recomendamos eliminar de los campos de pastoreo todo tipo de
hierbas tóxicas, irritantes o cortantes.

Con algunas plantas en estado de cosecha hay que tener cuidado pues los
animales pueden incrustarse en los ojos las puntas de las semillas maduras.

Otro aspecto de gran importancia es que los pastos se encuentren libres de


parásitos, realizando una adecuada rotación que rompa sus ciclos.

Los espacios abiertos con algunos árboles para sombra siguen siendo claves
para la cría de caballos. Ya sean llanos u ondulados, allí los animales
disponen de espacio para ejercitarse y hierba para alimentarse libremente en
las horas en que es conveniente para ellos
Es un verdadero placer ver a los caballos comiendo en primavera, cuando el
pasto es abundante y crece con todo su esplendor.
Ellos parecen ir seleccionando un poco de cada pasto. Algo blando a la
mañana, algo duro al medio día, un poco de flores por la tarde y algún otro
buen bocado antes de que se entre la noche.

Manejo de un potrero para caballos

Los caballos fueron creados en libertad, y así cada grupo se adueñaba de una
zona o espacio para tomar agua y comer con tranquilidad.

En manadas de diferentes tamaños, los caballos se protegían de los


depredadores o de otros grupos de caballos, que pudieran romper la paz y
tranquilidad de la que disfrutaban.

Ese instinto pacífico que tiene el caballo cuando el espacio sobra, es el mismo
que lo hace pelear, para evitar que le falte alimento.
Ellos saben que cuando el espacio es reducido es difícil sobrevivir y por eso,
cuando viven en potreros o corrales chicos, los conflictos aparecen de
inmediato.

Surge de la observación de grandes grupos de caballos viviendo en un mismo


potrero, que el número máximo apropiado para evitar conflictos y riesgos,
ronda los 15 animales; siendo preferible que sean del mismo sexo y la misma
edad.

En las grandes ciudades, los espacios de tierra se van achicando y el caballo


debe caminar y pastorear en lugares muy reducidos. Se hace necesario un
buen manejo de los animales y de las parcelas para no tener problemas y para
contar con la mayor cantidad de forraje posible.

Si hablamos de potreros para caballos, debemos pensar en dos objetivos muy


diferentes:
Primero el que se piensa para permitirles ejercitarse libremente durante el día,
cuando no se los monta.
Segundo, el que tenemos en mente cuando queremos alimentarlos dándoles
de comer, casi exclusivamente pasto.

Somos concientes de que las subdivisiones de madera son las mejores, pues
el caballo las ve claramente. Se recomienda que los vértices del corte que
quedan arriba o abajo de la tabla sean cepillados, pues el filo puede lastimar.

Tres tablas con postes cada dos metros y medio, son suficientes para contener
caballos mansos.

Cuando no se cuenta con los medios económicos para colocar las tablas, el
sistema mas difundido es el hilo plástico, que conduce electricidad.
El caballo es muy sensible a la electricidad y por eso la obedece
perfectamente.
El hilo eléctrico grueso se ve muy bien y eso ayuda a que no lo atropellen.
Su desventaja es que cuando se corta deja de conducir bien la electricidad aún
con buenas uniones y los animales le pierden el respeto.

El hilo fino, conduce bien y se repara bien, pero se ve menos.


Después de muchas experiencias con unos y otros, llegamos a la conclusión
de que lo mas importante no es el hilo …..sino la calidad de la masa del
generador de electricidad.
En los climas secos, todo se hace más difícil….

Las parcelas para vareo de animales sueltos, se hacen de tamaños que


permitan al menos que el caballo pueda trotar o galopar libremente.
El ancho de frente de cada una de las parcelas, puede ser de unos diez metros
mientras que la distancia del fondo no deberá ser menor de 25 a 30 metros si
se dispone de lugar.

Cuando en las parcelas se han de soltar padrillos habrá que asegurarse, antes
de dejarlos con otros animales en las parcelas contiguas, que conozca bien los
efectos de la electricidad. De esta forma nos aseguramos que por respeto a la
misma, no intente patear o manotear al otro.

Cuando pensamos en parcelas para pastoreo, tendremos que subdividir el


lugar disponible en al menos seis parcelas que luego han de soportar una alta
carga animal por dos o tres días antes de agotar la oferta de forraje.

En un espacio de una Hectárea se hicieron ocho subdivisiones y allí pastorean


5 caballos durante todo el año, manteniendo un excelente estado.

Los caballos elegidos deberán ser preferiblemente compañeros o amigos, para


que no haya conflictos.

El sistema es simple:
Se comienza en una parcela en donde los animales pastorean hasta que casi
no queda pasto disponible, luego de haber comido allí unos cinco. Esto es
importante en la efectividad del sistema ya que así solamente quedan sin
comer las malezas. El pasto nuevo que ha de volver a crecer cuando salgan de
allí, tendrá mucha luz y espacio para hacerlo.
Al quitar los animales se pueden cortar las malezas con máquina o se fumiga el
lugar para matarlas.

Mientras tanto, los caballos estarán comiendo en la parcela siguiente hasta


agotarla. Lo que sucede aquí es que el sistema no les da opción para
seleccionar ni elegir calidad de pasto, pues para no pasar hambre deberán
comer todo lo que tengan sin elegir.

Si dejáramos el mismo espacio de campo sin subdivisiones, los caballos


seleccionan lo que comen y no le permiten recuperarse; pues es el pasto nuevo
que va naciendo, el que mas les gusta.
En pocos días los animales se acostumbran a cambiarse de parcela cuando se
sube la vela que evita la descarga de electricidad.

En años buenos, el pasto sobra en verano y se puede aumentar la carga. En


invierno se nota que los animales se enflaquecen levemente, pero mantienen
una buen estado corporal.

La importancia de la fibra al alimentar

Los caballos son por naturaleza animales que pertenecen al grupo de los
herbívoros. Más allá de que sean capaces de ingerir y digerir otros alimentos,
su mayor necesidad seguirá siendo siempre la hierba.

Cuando un caballo mastica pasto, estimula la salivación y la producción de


jugos gástricos que es todo lo que necesita para tener una buena digestión.

Pero masticar pasto es mas complicado que comer grano y este les llena el
estómago mas rápido.

Está determinado que en la vida en libertad y con suficiente disponibilidad de


pasto un caballo come durante el 68 % del día.
¡¡Imagínense…Casi 14 horas del día comiendo!!
Eso es debido a que tiene un estómago muy pequeño comparado con su
volumen corporal. Los 8 litros de capacidad promedio no alcanzan a mantener
suficiente cantidad de alimento a lo largo del día y esto los estimulan a seguir
comiendo.

Por eso es aconsejable que consuman buena cantidad de fibra durante el día.

De todos los alimentos para los caballos, el pasto rico en fibras es el más
importante.

La fibra del heno o pastura, probó ser una excelente fuente de energía para los
caballos.
Dentro del intestino estimula los movimientos digestivos o peristálticos que son
necesarios para lograr un buen tránsito de los alimentos. Por esta razón se
prefiere que la fibra sea larga y no corta como resultado de una fina molienda.

La salud intestinal de un caballo es fundamental para el éxito.


Una particularidad importante del sistema digestivo lleno de fibra es que así se
mantiene el flujo de sangre dentro del tracto digestivo incluso durante el
ejercicio.
Esto ayudará a mantener activo el tejido del colon y de esta forma se previenen
los cólicos.

Una dieta conteniendo grandes cantidades de fibra de buena calidad, puede


incrementar el consumo de agua y esto provee un buen reservorio que evita la
deshidratación cuando la actividad es intensa.

Preferentemente se debe alimentar a los caballos con forrajes tiernos y frescos.


Cuando tenemos pasto seco mantenido desde mucho tiempo bajo los
galpones, recomendamos rehidratarlo con agua antes de darlo a los animales.
Estamos seguros de que el agua no les hará mal mientras que la dureza y
rigidez de viejos palos secos pueden lastimarles la boca. Cuando se abren
viejos fardos secos se pierden muchas hojas que se conservarán si se lo
hidrata.

Además de la fibra del forraje están las llamadas "súper fibras", compuestas
por pulpa de remolacha, salvado de arroz, cáscara de soja, cáscara de
almendras o cascarilla de avena entre otras, que contienen energía equivalente
a la avena y la cebada, pero son más seguros pues no producen síntomas de
sobrecarga de almidón.

Cuando damos de comer a los caballos “estabulados” o en corrales alejados de


los pastizales, será muy importante que les ofrezcamos primero el pasto o fibra
y luego el grano o el balanceado.

Al dar fibra antes de dar el grano se reduce la sensación de hambre de los


caballos y comerán luego el grano con menor voracidad haciéndolo
lentamente.

Si en cambio el caballo come primero el grano lo hará con hambre y recargará


de su estómago. Los procesos digestivos comenzarán a funcionar
degradándolos.
El grano fermenta y elimina gas, el gas se acumula en el estómago pero
deberá salir al exterior por el recto, pues los caballos no pueden eructar o
regurgitar.

Ese gas que transita por el intestino del caballo puede producir retorcijones y
dolores. A su vez, el exceso de gas podría producir la parálisis del movimiento
de digestión ya que allí no existiría el pasto que lo estimula a moverse.
Por eso, si les damos primero la fibra y luego el grano alejaremos a nuestros
amigos de los riesgos de padecer cólicos.

Conocer diversos aspectos para mejorar la alimentación de su caballo será de


gran ayuda para que usted pueda tener un animal sano, que le brinde el
máximo de placer y energía a la hora de dar un paseo, trabajar en el campo o
participaren la alta competencia.
Entrenamiento

El trabajo aeróbico

Los caballos, como los humanos, no nacen preparados para soportar que se le
exija demasiado al cuerpo sin la debida preparación.
Decimos que el cuerpo se “acondiciona” cuando se prepara y entrena para
afrontar ciertas exigencias

A pesar del gran desarrollo profesional que ha tenido el acondicionamiento de


caballos en los últimos tiempos, podríamos decir que todo lo que esto involucra
actualmente es casi una ciencia pues, los caballos son diferentes y sus
respuestas a los programas de entrenamiento varían. Es por ello que el
conocimiento íntimo de cada caballo es esencial para lograr el éxito.

Lo importante es entender que formular un plan de acondicionamiento requiere


un poco de ciencia, instinto y mucho entendimiento sobre cómo monitorear las
respuestas del caballo al programa para que éste sea verdaderamente exitoso.

Para diseñar un programa de acondicionamiento lo primero que se debe hacer


es determinar el estado físico del caballo. Para caballos con poco
entrenamiento, recién amansados o con problemas de salud es bueno pedir la
ayuda de un veterinario para pensar en un plan seguro y efectivo, con objetivos
reales.

Luego de observar el estado físico y medir la respuesta cardiovascular del


animal para adecuar el nivel de exigencia a su capacidad, se puede hacer un
programa de acondicionamiento específico para cada caballo.

Es importante escribir los objetivos a largo y corto plazo, ya que de ellos


depende la cantidad de trabajo que se requiere.

Para evitar que se produzcan lesiones, es recomendable comenzar con una


exigencia mínima que crezca paulatinamente.
Por ejemplo, los caballos sin ningún entrenamiento, pueden comenzar
caminando 10 minutos y trotando otros 10.
Procure hacerlo en un terreno con buen piso.

Es recomendable montar por lo menos 3 veces por semana, pero no más de 6,


alternando los días para evitar que el animal quede quieto mucho tiempo. El
caballo debe sudar siempre que se monta. Un caballo que termina el día sin
sudar o sin respirar fuerte necesitará más trabajo pues no ha hecho lo
suficiente.

Para verificar si el entrenamiento está funcionando, es aconsejable llevar un


diario, describiendo la tarea que se hizo y cómo se sintió el caballo. También
puede resultar práctico tomar fotografías del animal para evaluar la evolución
de su musculatura.

Un programa de acondicionamiento debe tener 3 fases:

1) Entrenamiento cardiovascular, que aumenta la habilidad de los sistemas


cardiovascular, pulmonar y muscular para producir energía.

2) Entrenamiento de fuerza que aumenta la resistencia y poder de los


diversos grupos musculares.

3) Flexibilidad que aumenta el movimiento de las articulaciones y le permite al


caballo ser más atlético y reducir la posibilidad de lesionarse.

Estos son los pasos de un programa básico:

En primer lugar el TBI ó Trabajo de Bajo Impacto que crea las bases para el
trabajo de velocidad. El TBI involucra caminar, trotar y galopar lentamente
durante tiempos cada vez más largos. Si se hace correctamente, no debe
producir fatiga y nunca debe producir lesiones.

En segundo lugar el trabajo Aeróbico


Este comienza cuando un caballo no tiene problemas durante el TBI pues esto
permite pasar a esta nueva etapa.
El objetivo del trabajo aeróbico es que el corazón del caballo lata por debajo del
80 % del ritmo cardíaco máximo o sea entre 140 y 160 latidos por minuto.
Esto sucede cuando se incrementa la distancia, la intensidad y la velocidad de
trabajo. Este trabajo sólo se debe hacer dos o tres veces por semana. Es
importante recordar que siempre hay que darle al caballo TBI antes de realizar
cualquier trabajo aeróbico, y probablemente también necesite otra fase de TBI
para desacalorarse cuando termina.
El trabajo aeróbico fortalece y estimula la musculatura, ayuda a quemar grasas
y mejora la condición corporal en general.
Cabe destacar que un caballo que no toma el trabajo con agrado, que está
dolorido o tenso probablemente no se está beneficiando con el ejercicio y eso
nos obligaría a dar un paso atrás o a repensar el entrenamiento.

De esta manera, con un óptimo acondicionamiento, su caballo estará listo para


rendir al máximo en cualquier tipo de actividad.

Ejercicio anaeróbico

En todos los animales, uno de los hábitos más saludables es la práctica regular
de ejercicio físico. En los caballos, esta es la mejor manera de complementar
una buena alimentación para prevenir enfermedades y que el animal goce de
un organismo perfectamente sano.

Los beneficios que obtiene el cuerpo del caballo al realizar un entrenamiento


enfocado a los músculos tienen que ver con aspectos fisiológicos y motrices. El
animal necesita moverse con buen control y agilidad en cualquier actividad que
realice.

Todos los seres vivos tienen un ritmo cardíaco basal y otro máximo. Se
denomina ritmo cardíaco “basal” a la cantidad de latidos por minuto que tiene el
corazón cuando el caballo está en reposo, tranquilo y sin moverse.
Normalmente será cercano a los 32 a 42 latidos por minuto

Se le llama ritmo cardíaco máximo al número máximo de pulsaciones por


minuto, que puede esperarse de un animal de acuerdo a su estado físico, su
edad, su raza y su peso corporal. Este valor en promedio es de 220
pulsaciones por minuto para animales entrenados.

En líneas generales existen dos tipos de actividades físicas que puede realizar
un caballo: la aeróbica y la anaeróbica.

Una práctica es aeróbica cuando el ritmo cardíaco del caballo es menor al 80 %


de su capacidad máxima.

Por el contrario, cuando el caballo trabaja a una exigencia mayor al 80 % de su


capacidad cardíaca máxima, estará ejercitándose en anaerobiosis.

Los ejercicios anaeróbicos se caracterizan por ser trabajos físicos en los que la
elevada intensidad y su corta duración provocan la disminución de oxígeno en
la sangre. Estos ejercicios tienen la finalidad de aumentar la fuerza tonificando
el músculo y potenciando su contracción, lo cual contribuye también a la
mineralización de los huesos.

Los ejercicios anaeróbicos no sirven para que los animales quemen grasas,
sino más bien para dar tonicidad y fortaleza a los músculos.

Ejemplos de ejercicios anaeróbicos pueden ser las carreras de barriles, de


estacas o de distancias cortas.

En los ejercicios anaeróbicos los animales consumen la energía de la célula ó


ATP, tomando la máxima potencia disponible. Pero este tipo de energía se
agota cuando el ejercicio supera los 25 segundos de máxima exigencia.

Por ejemplo, en una carrera de 1500 metros se podrá utilizar la potencia


anaeróbica al partir durante los 10 primeros segundos y sobre el final para
rematar en los últimos 15 segundos. De ésta forma se habrá administrado
correctamente la energía.

Si los ejercicios y exigencias máximas exceden los 25 segundos de duración,


se agotará la reserva de energía celular y esta solo se recupera haciendo
descansar el animal agotado.

No hay espuela, ni fusta, ni tirón que logre recuperar el cansancio cuando éste
llega. Sólo se deberá hacer caminar lentamente el animal hasta que la
respiración vuelva a la normalidad durante el tiempo fisiológico que necesita el
músculo, para que vuelva a incorporar el oxígeno capaz de revertir la situación.

Los ejercicios anaeróbicos se dividen en tres grupos según sea el esfuerzo que
se realice. Estos grupos son:

1) EJERCICIOS EJECUTADOS CON EL PROPIO PESO CORPORAL


Teniendo en cuenta las leyes biomecánicas básicas, los ejercicios realizados
con el peso corporal pueden estimular grandes masas corporales trabajando
elementos como la fuerza, la coordinación, el equilibrio y el dominio
kinestésico, respetando siempre las limitaciones físicas y corporales de cada
individuo.

Frenar, retroceder y partir al galope es un ejercicio de potencia que ayuda a


dotar al caballo de gran musculatura general.

Para ayudar al desarrollo de la musculatura de la zona trasera del caballo,


suele lanzarse el caballo a gran velocidad y luego se lo lleva a la menor
velocidad posible, en el mismo aire, por trechos cortos de 50 metros.

2) EJERCICIOS EJECUTADOS CON MÁQUINAS DE FUERZA


Este tipo de ejercicios permite trabajar local y específicamente cada parte del
cuerpo como una unidad.

El (típico) instrumento que se utiliza para los caballos es el “Treadmill”, una


cinta mecánica con comandos electrónicos, sobre la cual se sube el caballo.
Estas cintas permiten medir la intensidad y velocidad del trabajo, mediante la
inclinación y esfuerzo de la misma, en el tren delantero o al posterior. A su vez,
permiten monitorear el ritmo cardíaco, el intercambio gaseoso y la presión
sanguínea. Con esta máquina se puede conocer con exactitud el tiempo
durante el cual un caballo es capaz de trabajar en anaerobiosis.

3) EJERCICIOS EJECUTADOS CON PESO O CON EL JINETE MONTADO


Incluso siendo éstos los ejercicios menos cómodos y menos seguros, pueden
llegar a ser los más prácticos ya que estimulan la coordinación, el equilibrio y
permiten detectar los posibles desajustes o desequilibrios entre las distintas
zonas del cuerpo.

Por otro lado, este tipo de ejercicio requiere de un aprendizaje previo, es decir
que el caballo haya sido domado, para que el animal adquiera los
conocimientos necesarios y pueda ejecutar los ejercicios sin peligro.

La realización de cualquier ejercicio anaeróbico exige un posterior trabajo de


estiramiento o elongación de los músculos que permita mejorar la movilidad
articular y la elasticidad muscular, contribuyendo así a prevenir lesiones.

Estos ejercicios también pueden adaptarse y focalizarse para corregir o


proteger alguna problema específico. Por ejemplo, si el caballo tiene un riñón
débil, se debería trabajar el dorso en conjunto con la región posterior, para
crear una musculatura que acompañe, proteja y brinde unión a esa zona
debilitada, evitando lesiones.

Por tanto, combinar los ejercicios aeróbicos con ejercicios de tono muscular es
una buena elección, ya que lograr un cuerpo sano y fuerte será el resultado de
un buen entrenamiento.

El cardiotacómetro

Sabemos que cuando queremos competir en un deporte hípico de alta


exigencia física, tendremos que pulir los detalles respecto de un buen
entrenamiento, de manera de no exponer a nuestro caballo.

Como definición, “el ejercicio físico es el conjunto de fenómenos resultantes


del funcionamiento del aparato locomotor”. Cuando un animal hace un ejercicio
se suceden una serie de reacciones físicas y químicas, en donde se gasta
energía y luego se la repone tomándola de donde sea posible.

Cuando la energía se toma del oxígeno que ingresa a través de los pulmones y
se traslada a los músculos, gracias al trabajo que realizan los glóbulos rojos,
diremos que el animal está haciendo un ejercicio “Aeróbico”.

Si la demanda de oxígeno es muy grande y el intercambio gaseoso que se


produce gracias a la respiración no es suficiente, los mecanismos fisiológicos
del animal tomarán la energía para hacer funcionar al músculo de la célula.
Esta estará presente allí en forma de ATP (Adenosin trifosfato).
Cuando esto sucede diremos que el caballo está haciendo un ejercicio
“Anaeróbico”.

Muchos entrenadores quisieran saber con exactitud en que momento sus


caballos están haciendo un tipo de ejercicio o el otro. En el aeróbico se queman
grasas y el animal se va preparando para competir sin excesos de peso que
afecten su rendimiento. El ejercicio anaeróbico en cambio, estimula el
desarrollo muscular en el animal, pero este tipo de exigencia en los ejercicios
solo se puede mantener durante tiempos muy cortos.

El trabajo de los entrenadores es asistir a sus animales en un proceso con


ejercicios repetidos y progresivos, para ir elevando la capacidad del organismo
de manera de mejorarle el rendimiento a cada uno de ellos, hasta donde se los
permita su genética y su físico.

En la actualidad los equipos modernos hacen uso de todos los elementos


adaptados al caballo, de la misma forma en que se han usado para el
entrenamiento de personas.

Uno de estos elementos es el Cardiotacómetro que ofrece la posibilidad de


monitorear permanentemente el ritmo cardíaco del caballo durante el ejercicio.
Conociendo los valores normales, sabremos como vamos evolucionando en su
entrenamiento y también nos permite saber cuando estamos trabajando en
aerobiosis o en anaerobiosis.

El aparato consta de dos elementos.

El primero de ellos es el detector de latidos. Construido en un plástico especial


contiene un censor de latidos del corazón que luego se encarga de emitir una
señal, acorde con las pulsaciones que detecta.
El censor debe colocarse en el lado izquierdo del caballo, sobre las costillas y
detrás de la articulación del codillo llamada “Humero radio ulnar”. Allí quedará
al colocarse dentro de las cinchas que ya están preparadas para ello, pues es
allí en donde se encuentra y escucha el corazón.

Muchas veces el pelo seco del animal evita que los censores detecten las
pulsaciones. Para que trasmitan correctamente lo que se hace es mojar la zona
antes de colocar el Cardiotacómetro y esto ayuda.

El segundo elemento de esta maravillosa herramienta del entrenamiento es el


receptor de las señales que emite el censor. Generalmente son igual que un
reloj pulsera normal. Cuando la señal comienza a ser emitida se leerá en la
pantalla del reloj el número de pulsaciones por minuto que se van detectando
en el corazón del animal.

Una y otra parte del Cardiotacómetro deberán mantenerse siempre a una


distancia no mayor de dos metros. Mientras el jinete se encuentra montado no
habrá problemas para monitorear, pero al descender de su animal puede
perderse la señal.

Cuando la marca comercial de los cardiotacómetros es la misma, muchas


veces emiten su señal en la misma frecuencia y habrá que tener cuidado
cuando se marcha con amigos que los receptores estén leyendo la señal del
animal que montamos y no la del vecino con quien cabalgamos juntos. La
carga de la pila de uno u otro puede ayudar a emitir su señal con mayor o
menor intensidad.

Se considera que el ritmo cardíaco máximo de un caballo no sobrepasa las 250


pulsaciones por minuto, pero se estima como valor promedio máximo las 220
pulsaciones.

Si sabemos que por encima del 80 por ciento del ritmo cardíaco máximo el
caballo hace un ejercicio anaeróbico y por debajo de ese valor hace un
ejercicio aeróbico, los valores deben ser monitoreados permanentemente. En
efecto, el clima, la temperatura, la dirección del viento el tipo de piso o las
pendientes pueden ser la razón de cambios en los latidos del corazón que el
jinete debe conocer permanentemente.

Cuando aprendemos a entrenar y competir con un Cardiotacómetro este se


transforma en una herramienta casi imprescindible para manejar correctamente
el uso de la energía en competencia. Esto nos permitirá soñar con una victoria.
Transpiración y Electrolitos

Cuando un caballo realiza ejercicio la temperatura corporal aumenta. Algo


similar a lo que pasa con un motor cuando funciona. Sin embargo, la
temperatura del cuerpo no debe elevarse demasiado y se mantendrá dentro de
los estrechos límites necesarios para la vida.

Para evitarlo, el caballo utiliza distintos sistemas que le permiten mantener su


temperatura:
La conducción un sistema que influye poco;
la convección un sistema que aprovecha el viento, la temperatura y humedad
ambiente como vehículos;
la radiación solar un sistema que influye poco durante el ejercicio
y finalmente .. la evaporación que es el método mas importante.

La eficiencia depende también del estado corporal de cada animal. Los pelajes
de invierno con mantos espesos de pelo, son mas eficientes en conservar el
calor y por lo tanto hacen mas difícil los mecanismos para bajar la temperatura.

Algunos caballos llevados a países tropicales pierden la capacidad de


transpirar. A éste fenómeno se lo conoce como anhidrosis. Seguramente la
naturaleza así, intenta preservar el agua en los lugares en los que suela ser
escasa.

El sistema respiratorio también produce una evaporación digna de tener en


cuenta, pues se calcula que el 5 % de la regulación del calor ocurre a través de
éste método.

Quien estimula estos mecanismos es el hipotálamo a través de la adrenalina


circulante y respondiendo a lo que informan los sensores de temperatura que
tiene la piel.

El equilibrio de los líquidos en el cuerpo de los caballos fue objeto de estudio


en diferentes ejercicios.
Cuatro Sangre pura de carrera recorrieron, con clima benigno y sobre un
terreno suave, 80 Km a una velocidad promedio de 16 Km por hora. Cada uno
de ellos perdió un promedio de 7 a 8 litros de líquido por hora.

Con caballos caminando a paso ligero en un clima seco y caluroso, se


informaron perdidas de líquido de hasta 15 litros por hora.

La estimación se realiza pesando los caballos al salir al ejercicio y volviendo a


hacerlo al regresar.

Entenderemos por ello que en un período de ejercicio de 5 horas, las pérdidas


de líquido pueden aproximarse al 8 % del peso corporal y esto se considera
indicativo de una deshidratación entre moderada y marcada.
Cuando la transpiración perdura, el volumen circulatorio de líquido baja, hasta
alcanzar un punto crítico que se nota por un aumento de la temperatura.
Esta hipertermia, puede ser peligrosa para la vida del caballo, pues obliga a
aumentar el rendimiento cardíaco para eliminar el calor.

Nos parece conveniente que las personas que entrenan caballos conozcan
también algunos otros signos clínicos de la deshidratación que son:
La pérdida de elasticidad de la piel.
Los ojos hundidos y la boca seca.

En ejercicios prolongados, recomendamos la rehidratación controlada y


frecuente. Hay que romper con el antiguo concepto de que hacerlo es malo
para el animal. Si puede serlo, dejando que tomen cantidades excesivas.

También recordamos que una forma de bajar la temperatura, es mojando el


caballo con agua fresca en todo el cuerpo. Esto también ayuda a cerrar los
poros para reducir la pérdida de líquido corporal innecesario.
Agregados al agua que se elimina para mantener la temperatura corporal, se
arrastran electrolitos y otros componentes. El sudor del caballo tiene una gran
concentración de éstos elementos que incluyen al sodio, el potasio, el
magnesio y el cloro todos ellos vitales para la vida.

Como particularidad del caballo podemos decir que en el sudor, también


elimina proteínas.

Con grandes pérdidas de todos éstos elementos pueden aparecer problemas


en la respiración y en los mecanismos que manejan y sincronizan al corazón.

Se recomienda por lo tanto en ejercicios prolongados proveerle a los caballos


en el agua ó incluso por boca cuando se les nota un alto grado de
transpiración, los electrolitos que se supone puedan haber perdido.
Los mismos se autorregulan y aprovechan de inmediato y no son considerados
doping o prohibidos, visto que son los mismos que están perdiendo a través del
sudor.

Sabiendo que las preparaciones de electrolitos nunca son perfectas, en función


de las verdaderas pérdidas de los mismos, es recomendable utilizar buenas
marcas que permitan una cobertura amplia y vasta de componentes.

También es importante que los caballos en entrenamiento, tengan acceso a


piedras de sal en su box o en los corrales de descanso, ya que éstas facilitan la
reposición de muchos de los minerales que pierden en el ejercicio.

Sin embargo, no hay ninguna recomendación que pueda superar a la mas


sencilla de ellas “Déle a su caballo de tomar siempre, tanta agua como la que
necesite”.

Entrenamiento para carrera


Con la elección de un padrillo, la selección de la yegua, el posterior servicio y
finalmente el parto; comienza un nuevo sueño para el criador de caballos de
carrera.

Cerca del segundo año de vida, el potrillo comienza a transitar el camino que lo
ha de consagrar como crack o lo dejará dentro del montón de tantos otros que
no cumplieron con las expectativas

El proceso de doma ha de ser gradual y suave.


Se evita así que los animales, debido a los saltos bruscos, exijan o lastimen
sus débiles articulaciones.

Cuando corran, lo harán con un plan de carrera que incluye:


posición de partida, ritmo de carrera y control de potencia máxima reservada
para el final.
Nada de esto es posible si no hay una buena base de doma.

Cada caballo es distinto y las técnicas de entrenamiento deben ajustarse a


ellos sin esperar que sean ellos, los caballos, los que se ajusten al
entrenamiento que se les impone.

La prepotencia es una palabra que no debe existir en la relación Hombre -


caballo. Ésta motiva la aparición de nervios excesivos, stress innecesario y una
sudoración anticipada que son verdaderamente perjudiciales para obtener un
buen desempeño deportivo.

Al llegar a su lugar de entrenamiento y durante los primeros días, los potrillos


se varean en la pista, atados a la cincha de un caballo manso conducido por el
vareador.
Conocen así los movimientos de cada lugar, los carteles y las situaciones con
las que se han de encontrar, cuando hagan el mismo recorrido montados por
un jinete.

¡Un día con la cabeza a la derecha y algún otro día con la cabeza a la
izquierda!

Atado a otro caballo, el potrillo flexiona un lado mas que el otro y las espaldas y
patas del lado contrario a la flexión, se trabajan más. Esto los desequilibra si no
se intercambia periódicamente el lado o el sentido de trabajo.

Esta etapa ayuda a conocer, sin tomar riesgos, algunos detalles del carácter
del animal que luego facilitarán la labor a quien lo monte y trabaje: Es nervioso
o tranquilo, se asusta o tiene coraje, es humilde o prepotente…..

Comenzará luego el plan independiente para cada uno.

Si llegaron gordos hay que hacer que bajen Kilos antes de exigirlos. Si en
cambio cuando llegan a entrenar les falta estado, hay que hacer que engorden
y recuperen energía.
Los gordos se trabajarán varios minutos por día, que comienzan siempre al
trote y terminan a lo sumo, a ritmo de galope mediano.
De esta forma, en salidas no menores de una hora, se queman la mayor
cantidad de grasas en el menor tiempo, sin que las articulaciones deban
soportar a alta velocidad, un peso excesivo.

Cuando los animales llegan flacos, deben trabajar de igual manera pues
necesitan moverse todos los días, pero el trabajo debe ser muy suave.
El ritmo de trote prolongado sin casi galopar, será ideal para ayudar a alongar
las articulaciones, mientras que así no gastan mucha energía y comienzan a
recuperar el estado, siempre ayudados por un buen régimen de comida.

Llegará el momento en el que encontraremos a los potrillos o potrancas con


buena disposición al trabajo y con mucha salud; mostrando una figura esbelta y
fibrosa, que apenas muestra las costillas cuando está en acción, mientras que
en estación quedan escondidas bajo la capa de piel y músculo.
Así, nunca antes de dos meses después de haber llegado al training, habremos
logrado el estado ideal para comenzarlos a exigir.

Desde el principio y para controlarlos mejor en el trabajo, se acostumbra a los


caballos a ingresar a la pista haciéndolos caminar en el sentido opuesto al
sentido de carrera. Los caballos nerviosos caminarán en contra mas metros
que los que son tranquilos. Aprenden así que solo se les permite trabajar
cuando logran tranquilizarse en la pista.

Cuando termina el trabajo siempre se los hace continuar varios metros más,
adelante de la salida de la pista. Es así como se evita que se frenen o dirijan
hacia ese lugar, cuando verdaderamente deben concentrarse en correr.

En el paso siguiente se comienza a agrupar a los animales para socializarlos y


salen a la pista en compañía de otros que trabajan delante, detrás y a los
lados.
En la competencia real, los caballos deben soportar la arena en la cara que les
tira quien va delante, la presión del que va detrás y los movimientos de un
jockey contrario, que puede intentar pasarlos por cualquiera de sus lados sin
que esto los sorprenda o intimide.

Pasada esta etapa estarán listos para un trabajo mas fuerte, que habrá de
prepararlos para esa primera competencia con la que sueñan su dueño y
criador.

Entrenamiento de caballos de carrera – Segundo paso

Una vez que pasan las primeras semanas de adaptación a la pista de


entrenamiento y cuando sentimos que el potrillo comienza a ponerse serio en
los trabajos, se comienza el entrenamiento propiamente dicho.

Se dice que un animal se pone serio, cuando deja de jugar y sorprenderse por
cada una de las cosas que suceden a su alrededor y comienza a trabajar con
fuerza y ritmo.
Seguramente haya transcurrido algo mas de un mes desde su llegada al Stud y
entonces se conocen mas cosas de las costumbres particulares del caballo.

En primer lugar se analizan los parámetros normales y los de post


entrenamiento del animal. No deberán ser exigidos si están gordos. Aquellos
que estén bien de peso tendrán una transpiración líquida y transparente,
mientras que en los que están gordos, será viscosa y opaca.

Hay personas que varean los caballos a diario. Tal vez tienen poca experiencia
y a veces están excedidos de peso, pero su función es muy importante.

Una vez a la semana se hace montar el caballo por un jockey experimentado


que les pone la montura y al finalizar pasa su informe al cuidador.

El hematocrito marca el nivel de glóbulos rojos en sangre, que son los que han
de trasladar el oxígeno durante el ejercicio. Un hematocrito normal debería
estar entre el 40 y 45 % del volumen.

Cuando se decide comenzar el entrenamiento se aumentará la comida para


que los potrillos no pierdan peso. Sabemos que en reposo gastan 16000
calorías diarias pero entrenando, llegarán a quemar cerca de 30000 calorías o
sea exactamente el doble.

El potrillo empieza a salir en parejas para que se habitúe a trabajar con otros
animales.

Normalmente caminan un poco, luego trotan unos 2200 metros y terminan el


trabajo al galope en la parte recta de la pista.
Como los animales son jóvenes se cuidan sus articulaciones y por eso hay que
evitar que tomen las curvas rápido.

A partir de la quinta semana darán una vuelta al trote y una segunda vuelta al
galope liviano.

En la octava semana el ritmo del galope se aumenta en la recta para comenzar


a muscular todo el cuerpo.

Aquí se llega a un ritmo de trabajo en el que se trabaja fuerte el lunes y martes,


luego se trabaja al trote el miércoles, para continuar el jueves y viernes fuerte
nuevamente. El sábado se trabaja suave nuevamente y los domingos
descansan o solamente caminan.

Siempre se los trabajará con una exigencia que va de menor a mayor.

En el momento de aumentar el trabajo se recomienda trabajarlos vendados,


para protegerles los ligamentos y las articulaciones.
A partir de la novena o décima semana de entrenamiento se comenzarán a
hacer “partidas”. Este trabajo consiste en partir la distancia para la que se
prepara el caballo por la mitad y en esa distancia se lo mide.

Si lo preparamos por correr 2000 metros, lo exigiremos en una carrera de 1000.

Esto nos dará valores concretos sobre como han de rendir en carrera.

Llegará un momento en que el Jockey siente que el ritmo, la fuerza y la forma


de correr muestran un caballo que se apronta para debutar. Habrán pasado
unos 6 a 8 meses desde su llegada.

Las pulsaciones recuperan rápido, la temperatura no aumenta y la respiración


es normal a los pocos minutos de regresar y el caballo es pura fibra y salud.

Entonces lo probarán en la distancia que ha de correr pero a un ritmo más lento


que el de carrera; normalmente algo menor que el 80 % de la velocidad
máxima.

Llega el momento en el que se lo llevará a la gatera por primera vez para que
le den la aprobación para correr.

La energía química con gran eficiencia, ahora se transforma en trabajo


mecánico.

Habrá que inscribirlo en una carrera.

El momento del año, el premio, el tipo de pista y los posibles enemigos de la


carrera, serán los que definan su primera inscripción.

El día anterior a la carrera solo caminan un poco pues dejarlos parados es


contraproducente.

Finalmente llegan al hipódromo.


Los aficionados a las carreras saben todo de ellos y les dan la última mirada
mientras esperan la hora parados en un box abierto.
Se les pone vendas nuevas y se ensillan con el número asignado.

Los parlantes llaman a la pista redonda donde los espera su Jockey.


Uno a uno es montado y salen hacia las gateras.
En la pasada al galope calientan su cuerpo y se muestran al público.
Ingresan a las gateras………. y largan.

Así se inician en la vida de competición, aquella para la que fueron creados.

Enseñando a saltar

El proceso de selección y entrenamiento de un caballo de salto es bastante


largo y transita por varias etapas hasta su debut.
El nacimiento, el destete, la recría y finalmente el comienzo de la vida
deportiva.

El criador podrá comenzar a evaluarlos en el salto cuando han dejado de


crecer y se cerraron los puntos de crecimiento de sus huesos. Esto se verifica
con una simple radiografía.

Tomada la decisión de comenzar a entrenarlos se los lleva a una pista ovalada


que ha de contener en el suelo algunos palos colocados a lo ancho para que
en total libertad, comiencen a aprender los secretos del salto.

Al pasar los días se les arma una valla cruzada bien baja con un palo en el
suelo, colocado a dos metros y medio de ésta, para que solos regulen la
distancia correcta para el salto.

Después de las cruzadas seguirán las verticales y luego los espesores pero no
se superará nunca la altura de un metro como máximo, si los potrillos no
hubieran cumplido los tres años de edad. Semejante esfuerzo podría lastimar
ligamentos y huesos de animales muy jóvenes.

Cerca de que los potrillos cumplan sus tres años se comienza con la doma.
Aquí se evalúa la inteligencia y el temperamento. El ritmo de trabajo diario que
hace que aparezcan los músculos, se refuercen las cuerdas y se disciplinen los
animales para que trabajen con seriedad.

Cuando se ha avanzado en la doma se comenzará a trabajar con ellos al trote


en las líneas de caballetes en el suelo. Estos ejercicios obligan a los animales a
mecanizar sus movimientos elevando y alongando los músculos y ligamentos
de los miembros para permitir una acción que muestre su soltura.
Al principio los caballetes estarán colocados a un metro treinta uno del otro y
con el tiempo se estira la distancia a un metro cuarenta, para que aparezcan
las batidas mas amplias.

El proceso continúa con líneas de un máximo de cuatro caballetes elevados a


unos 25 centímetros del piso, que han de ser pasados al trote.

Como el espacio de una batida de galope se estima que cubre cuatro metros,
se comenzará a trabajar variando la separación de los caballetes de 15 a 17
metros o medidas similares que difieran dos metros entre ellas. Así se los
obliga a los animales a regular sus aires, acortando y alargando para meterse
en la distancia.
En 15 metros se pueden intentar tres tiempos de galope largo o cuatro de
galope corto.
En 17 metros se podrán hacer cuatro tiempos de galope largo o cinco de
galope corto.

El ejercicio consiste en cambiar la dirección de entrada a las vallas para que el


caballo aprenda a ir y venir con facilidad.
De esta forma se entra a la línea de vallas con galopes cortos en la primera
distancia y luego se alarga en la segunda o viceversa.
Es conveniente poner antes de cada valla dos postes en el suelo a la manera
de embudo que ayudan al caballo a mirar para que salte en el centro.

Este sistema de entrenamiento fortalece y equilibra al animal, pero


fundamentalmente facilita el manejo y les da confianza.

Es recomendable, siempre que el largo de la pista de entrenamiento lo permita,


poner marcas de salida y entrada de las líneas, para obligarlos a pasar por allí
evitando que se acostumbren a acortar los giros o a mecanizar los ejercicios.

Cuando el caballo se nota confiado y maneja las distancias, se puede


comenzar con el entrenamiento al que se conoce como “Ping Pong”

Aquí se colocará una línea de vallas muy bajas y muy cerca una de otra, para
obligar al caballo a saltar permanentemente aunque poca altura.
Antes de la primera valla se dejará un palo o invite en el suelo a 2 metros y
medio de esta, que los obliga a entrar en la distancia de salto correcta.

Cuando el ejercicio se hace al trote se separan las vallas tres metros una de
otra y si el ejercicio se hace al galope se ponen a cuatro.

Se pueden poner a “tres, cuatro y cuatro” para hacer el primer obstáculo al trote
y los dos siguientes al galope o también se podrá hacer a la inversa
colocándolas a “cuatro, cuatro y tres” para que haga los dos primeros al galope
y salga al trote.

Siempre se aumentan las exigencias de salto de atrás hacia delante y con este
concepto podremos poner primero una cruzada baja, luego una mas alta y
finalmente una vertical.
Otra opción podrá ser que se disponga primero de una cruzada, luego una
vertical y al final un pequeño espesor.
Entre cada valla siempre ayudan los emboques en el suelo para mantener al
caballo derecho.

El entrenador puede variar los ejercicios y las exigencias cuando aumenta la


experiencia del caballo, pero se recomienda mantener las vallas bajas para
evitar exigencias innecesarias que puedan lesionar al animal.

Una vez por semana se harán algunos saltos más grandes para evaluar los
resultados y mejoras que se van logrando con el entrenamiento y eso mismo es
lo que seguirá haciendo hasta debutarlo en su primer concurso de bajas
exigencias.

Trabajo sobre caballetes - Adaptación

El trabajo sobre caballetes es una de las técnicas más simples y eficaces para
mejorar la plasticidad de los movimientos del caballo, además de brindarnos
una cantidad de otros beneficios.
Con este tipo de trabajo el jinete obtiene soltura y equilibrio pero además,
mejora su contacto con la boca del animal y su forma de sentirlo cuando esta
sentado sobre el lomo. Esto aumenta lo que se denomina “tacto ecuestre” o
capacidad de sentir el equilibrio correcto de los montados.

Como los caballetes tienden a alongar las articulaciones del caballo, estos
normalmente mejoran sus aires.
Así, alcanzan a tener un paso mas largo, mejorando la flexibilidad longitudinal y
su cadencia

Los caballetes son barras de madera redondas y sin filos, de unos 10 a 15


centímetros de diámetro. El largo de estas barras es generalmente de dos
metros.

Cuando se trabaja con caballetes, la exigencia para el caballo y los


movimientos que debe realizar, varía si la barra o palo cambian su altura; por
ello se los monta o clava sobre palos o paneles cruzados.
El sistema así, permite que se modifique la altura de la barra fácilmente
brindándonos tres posibles exigencias o alturas diferentes: Baja media y alta.

Para comenzar a trabajar con caballetes con caballos nuevos, primero habrá
que habituarlos, para ello se coloca uno de los caballetes perpendicular a la
pared de la pista en la posición baja.

En cada extremo colocaremos otros dos caballetes que formarán con el


primero un ángulo obtuso.
De esta forma queda a la vista del caballo una figura con forma de embudo,
que ayuda a que no traten de esquivar el que han de pasar por encima.

Para comenzar llevaremos al caballo hacia nuestra figura de tiro y le


permitiremos que mire y huela tanto como lo crea necesario. Si podemos
hacerlo cruzar con la ayuda de alguien desde atrás será de gran ayuda.

En el momento de sobrepasar el obstáculo, lo acariciaremos efusivamente para


que entienda que eso es lo que queríamos.

Volveremos a intentar el cruce tantas veces como sea necesario de la forma en


que lo hayamos logrado, hasta sentir que ya no tiene dudas ni miedos.

Cuando lo montemos nuestras piernas lo impulsarán para que no retroceda, lo


más suavemente posible y dándole su tiempo.

Sacaremos entonces el palo que hemos puesto del lado de la pared del
picadero y volveremos a intentar sobrepasarlo perpendicularmente, tan cerca
de la pared como sea posible. Si lo logramos, estaremos listos para sacar el
poste del lado interno de la pista que es el que se usa para contenerlo. Ahora
debemos dejar solo con un ligero ángulo agudo contra la pared del picadero
para que siga mostrándole una forma de embudo.
Cuando logremos pasar un caballete correctamente colocado frente al caballo
al paso, lo intentaremos al trote y si no encontramos resistencia, haremos lo
mismo al galope.

A continuación haremos una línea de caballetes en un solo lado, en la posición


mas baja que nos permiten los paneles y a bastante distancia.
Los cruzaremos nuevamente al paso, luego al trote y finalmente al galope.
No será necesario corregir al animal si duda, ya que por el momento tan solo
queremos que tenga confianza para trabajar cruzando encima de ellos.

Con cuatro caballetes es suficiente para el trabajo inicial, pues exagerar en la


cantidad puede ser contraproducente.

Así finaliza el período de adaptación de los caballos, que ahora estarán listos
para comenzar a trabajar efectivamente sobre los caballetes.

Trabajo sobre caballetes con el caballo acostumbrado a ellos

Para mejorar la aptitud deportiva de los caballos, nada mejor que los
caballetes.

La mayoría de los libros que describen los trabajos sobre caballetes, lo hacen
en función de un tipo de animal deportivo con una alzada superior al metro
cincuenta.
Estos libros recomiendan medidas o distancias que no siempre funcionan bien
para todos los animales.

Siendo que cada caballo tiene un largo diferente y este varía especialmente de
una raza a otra, lo correcto es tomar la medida del caballo que hemos de
trabajar para poner los caballetes a la distancia en la que trabaje cómodo.

Para ello utilizaremos una cinta y colocaremos uno de sus extremos sobre la
articulación escapulo-humeral o lo que sería la punta del encuentro.
Desde allí, extenderemos la cinta hacia atrás midiendo la distancia sobre la
punta de la nalga, en la parte baja del hueso de la cadera o ilion; un lugar que
se palpa fácilmente.

Veremos que esta medida, está levemente por delante de las manos y algo por
detrás de la línea de las patas.

Para que el animal trabaje cómodo todas las distancias que utilicemos entre
caballetes, deberán ser siempre proporcionales a esta medida.

Una de las cosas que se busca en este trabajo es mejorar la acción del caballo
todo lo que sea posible.
Los caballetes puestos así y con el caballo al trote, exigen que sus manos y
patas se proyecten hacia delante, para no pisar sobre la madera.
Esto elonga las articulaciones y así se mejoran las batidas.
Comenzaremos a trabajar disponiendo cuatro caballete en la posición mas
baja, a una distancia de “una medida” entre cada uno de ellos.

Primero haremos pasar el animal al paso, para que se concentre en lo que ha


de hacer y se prepare para ello.
Luego tendremos que precalentar al trote con algunas medias paradas para
que se preparen las articulaciones.

Cuando el cuerpo esté preparado lo llevaremos hacia los caballetes al trote y lo


lanzaremos sobre ellos manteniéndonos sentados sobre la montura y tratando
de que no cambien la cadencia al pasarlos.

Las manos se extenderán hacia delante para sortear los caballetes.


La piel y los músculos se estiran así, para permitir movimientos mas fáciles y
cómodos.

En las patas sucederá algo similar. La pierna avanzará mucho, para poder
colocar la pata en el lugar indicado. Si el movimiento se hace correctamente, se
nota como bajan la grupa mientras se flexiona y trabaja la columna

Los miembros se elevan del suelo algo mas que lo normal. De no hacerlo
caerían sobre la madera.
Las articulaciones se suavizan para permitir posiciones que mejoran el alcance
de la brazada y todos los movimientos se mejoran.

Siendo que la velocidad de un caballo es proporcional al número de batidas por


minuto, multiplicado por el largo de cada batida; con este ejercicio se aumenta
la velocidad, pues se alargan las batidas.

Algunos caballos que al saltar cuelgan las manos, mejoran su problema pues la
espalda se elonga y permite un mejor espacio para eleva las rodillas.

No hay que exagerar con el ejercicio, pues es muy exigente para el cuerpo y
las articulaciones. Seis a diez pasadas al principio del trabajo y cuatro a seis al
final, serán suficientes.

Si sentimos que nuestro caballo pierde la unión del posterior o baja el lomo
cuando sortea los caballetes, pueden suceder dos cosas:
La distancia de los postes es mayor que la que debiéramos utilizar o el animal
tiene severos problemas de debilidad del lomo y no puede mantener unidos el
tren delantero con el posterior.

No debemos permitir que sucedan estas cosas. Para evitarlo acercaremos la


distancia entre caballetes hasta que veamos que el animal pasa sin problemas.
Le pondremos también un par de riendas de atar atadas a la cincha para
obligarlos a mantener la cabeza en posición y trabajaremos así durante varios
días con la cabeza baja para fortalecer el lomo. Al principio incluso para pasar
sobre los caballetes las seguiremos utilizando obligándolos a una leve flexión
de cuello y nuca.
Para mejorar la cadencia de un animal que se precipita, también servirá el
ejercicio sobre caballetes. Unos cuatro caballetes a media altura obligarán al
caballo a mirar y regular sus tiempos de marcha para poder pasarlos sin
problemas. La separación entre ellos en este caso debe ser de al menos tres
medidas entre cada uno de ellos.

Un correcto trabajo sobre caballetes ayuda al caballo a redondearse y


fortalecer el lomo y las articulaciones. También se logra una mayor
concentración y se puede mejorar la cadencia.

Entrenando caballos de Polo

Entrenar correctamente un caballo de polo es un arte y para hacerlo, se


necesita una buena dosis de intuición, un alto grado de sensibilidad y una gran
experiencia.

El nivel de trabajo y exigencia dependerá de la experiencia y edad de los


caballos como de la intensidad y nivel de los partidos que se han de jugar.

Para obtener un buen caballo de polo, hay que sistematizar el vareo, controlar
periódicamente las enzimas y se deberá procurar un sistema que permita un
diagnóstico temprano de lesiones.

Para los profesionales, el mejoramiento del Handicap y su posible crecimiento


económico, dependen del buen estado y entrenamiento de sus caballos.

El correcto entrenamiento se lleva adelante entre el peticero que hace el


trabajo diario, el jugador que evalúa y corrige los defectos que encuentra
durante el juego y el veterinario que se ocupa de preservarles la salud.

Todos los días por la tarde, es necesario varear media hora al paso y una hora
al trote a todos los animales. No es recomendable caminar con los caballos
detrás de otros grupos cuando se levanta mucha tierra, pues esto les termina
afectando las vías respiratorias.

Para lograr un buen entrenamiento se trabajará para mejorar: La obediencia, la


buena doma, el entrenamiento aeróbico y el entrenamiento anaeróbico.

Respecto de la obediencia debemos pensar que en los partidos, los caballos se


marcan tomándose unos a otros. En el entrenamiento se los obligará a
recostarse unos con otros, con una intensidad que irá in crescendo con el
correr de los días. De esta forma, no tendrán miedo ni vergüenza cuando
deban hacerlo en serio.

Es importante colocar vendas a los caballos cuando se los entrena para evitar
lesiones innecesarias.

Arrancar al galope desde el alto y frenar de inmediato es necesario en muchas


situaciones de un partido y por ello se deberán practicar este movimiento tanto
como se pueda.
Respecto de la doma diremos que gran parte del entrenamiento consiste en
lograr que los animales respondan a suaves estímulos.
Los trabajos en círculos los ordenan.
Los cambios de dirección contra una cerca los fortalecen y…
los galopes en zigzag, ponen al animal atento a lo que les ha de mandar el
jugador.

Para lograr resistencia en un animal habrá que obtener energía por tres vías:
La Metabólica, la anaeróbica y la aeróbica.

La vía metabólica se pone en funcionamiento al comienzo del ejercicio y se


agota entre los 10 y 15 segundos. Es la energía que está a flor de piel, lista
para ser entregada en su máxima potencia, cuando aún el animal no ha
trabajado.

Superado el 80 por ciento del ritmo respiratorio máximo, la energía que se


utiliza se obtiene de las reservas de ATP que tienen las células y es allí cuando
se trabaja en anaerobiosis.

El jinete podrá administrar los tiempos de exigencia máxima durante un


ejercicio, si sabe que cuenta con un máximo de 24 segundos para aprovechar
cuando lo desee: todos juntos o por separado, en cualquier momento del
chucker.

Cuando se agota esta reserva se formará acido láctico a nivel muscular


causando calambres y fatiga.

La potencia aeróbica es menos fuerte, pero mas eficiente. Los animales deben
ventilar correctamente y la ejercitación del corazón y pulmones son
imprescindibles para ello.

El caballo de polo necesita de la Vía Aeróbica, más que de las otras dos,
aunque estamos hablando de mecanismos dinámicos y biológicamente
interrelacionados.

Durante el entrenamiento, deben mejorarse los ejercicios de distancia. Para


ello es necesario hacer galopar a los animales diariamente al menos por media
hora a ritmos suave para estimular el desarrollo y buen funcionamiento cardio-
pulmonar que luego permite obtener mayor resistencia.

La potencia muscular se logra también, acortando los aires de marcha tanto


como sea posible y luego alargándolos y dejando que el animal los muestre en
total libertad. Así se activan los músculos del posterior los ligamentos y fibras
de las cuerdas.

Tienen ventaja los equipos que para entrenar, disponen de buenas pistas
techadas de vareo y buenas canchas, pues esto les permite minimizar los
problemas que aparecen en los caballos parados cuando no se los puede
trabajar debido a problemas climáticos.
Poder mantener un buen ritmo de entrenamiento y de prácticas programadas,
es fundamental para la buena condición atlética.

El caballo bien entrenado y bien alimentado, acumula su energía en forma de


glucógeno en sus masas musculares más voluminosas y esto marca una gran
diferencia durante el juego.

Se logra así un correcto entrenamiento que se nota por el estado general de los
caballos, en su aspecto atlético, el buen apetito, el brillo del pelo y la adecuada
sanidad.

Entrenando para Pole bending o carrera de estacas

La carrera de estacas o Paule bending, es una de las disciplinas hípicas que


exige al caballo mayor precisión y velocidad.

Un buen entrenamiento dirigido a mejorar cada una de los movimientos del


caballo, será la llave para obtener grandes satisfacciones.

Un caballo bien preparado para una carrera de estacas, debe poder arrancar
con mucha fuerza para no perder segundos.

Para no violentarlos o ponerlos ansiosos e inmanejables, el entrenamiento se


hará con suavidad y sin exageraciones pero siempre es necesario el uso de la
espuela como estimulante del impulso.

El ejercicio se trabaja frenando y de inmediato se retroceden algunos pasos


hasta sentir que las patas del animal han quedado debajo de la panza listas
para explotar.

En esa forma los detenemos algún segundo para que no se descontrolen y


puedan esperar en posición.
Los empujaremos hacia delante, tratando de que salgan al galope.
Si lo hacen, los frenamos suavemente y acariciamos.

De no hacerlo, insistimos con el ejercicio de frenar, retroceder, esperar y partir.


Aumentando la fuerza del impulso hasta lograrlo.
Cada vez que alcanzamos el galope frenamos suavemente y acariciamos el
caballo.

Ellos deben saber que si parten al galope desde el alto, soltamos la presión de
la pierna y los acariciamos, mientras que si no lo hace sentirán que la molestia
se mantiene.

Rápidamente conseguiremos buenas partidas.

Este será un ejercicio que podemos repetir a diario para aumentar la potencia
de los músculos del posterior, que son los que harán el mayor esfuerzo en la
carrera.
La segunda parte importante de la competencia se basa en que el caballo
esquive las estacas en zigzag.

Cada vez que un corredor exagera con la presión y los tirones de las riendas
sobre la boca de su caballo, se influye sobre el ritmo del animal y se pierden
segundos. En el zigzag debemos empujar lo más posible y controlar con un
suave contacto.

Para lograrlo, el caballo debe conocer lo que queremos que haga dentro de la
línea de estacas.

Entrenamos esta parte de la prueba, lateralizando el caballo al paso para que


ceda hacia cada uno de los lados.

La idea fundamental es hacerle entender que cada vez que vea una estaca
deberá cambiar la dirección de avance.

La rienda derecha y la pierna derecha lo llevaran a la izquierda.


La rienda izquierda y la pierna izquierda lo llevarán a la derecha.
Cada vez que lo logremos, soltamos las riendas y dejamos que avancen
libremente.

Cuando han comprendido al paso lo que queremos, partiremos con el mismo


ejercicio al trote.

Poco a poco sentiremos que el animal comienza a adivinar lo que debe hacer
en cada estaca y nuestras piernas hacen el mayor trabajo mientras que las
manos controlan la velocidad, pero no la dirección.

Hemos visto muchos caballos volteando barriles y estacas por anticiparse a su


jinete.

Durante el entrenamiento y para evitar que el caballo adivine lo que ha de


hacer, es importante que al llegar a cada una de las estacas de los extremos,
cambiemos el recorrido verdadero.
Algunas veces llegaremos a ellas para girar y volver a salir. Otras giramos y
hacemos dos vueltas y también podemos girar y dar tres vueltas.

No podemos permitir que el caballo memorice el ejercicio, pues corremos


serios riesgos de que se anticipen y volteen.

La carrera de estacas tiene dos corridas a gran velocidad, a la entrada y salida


del zigzag.

Un error muy común de los jinetes en ese momento, es que al llegar al extremo
se concentran en frenar para no pasarse de largo y allí dan fuertes tirones a las
bocas de sus caballos.
Es necesario que el participante se concentre en doblar más que en frenar
pues de esa forma el caballo no siente dolor en sus encías y no se descontrola.
Cada movimiento exagerado para quitarse el dolor o la presión de la boca hace
que el binomio pierda segundos.

En un galope corto y suave largaremos a nuestro caballo hasta la estaca final,


para doblar tratando de no perder el ritmo.
Cuando veamos que la intensión y posición del giro es buena, podemos
aumentar la velocidad.

Si sentimos en el giro que el caballo derriba su grupa, tendremos que


controlarla llevando la cabeza levemente afuera hasta que se vuelva a alinear.

Recomendamos sacar el caballo a galopar al menos dos veces a la semana


para que tenga suficiente aguante y no se canse a la primera carrera.

Sugerimos no correr a máxima velocidad mientras entrenamos.


Una o dos veces a la semana será suficiente para poder evaluarlos y no
enloquecerlos.

Si hemos trabajado correctamente los ejercicios anteriores, la velocidad y


capacidad para hacer la prueba…. estarán allí.

Ya hemos entrenado separadamente cada parte de una prueba de estacas.

Solo falta competir.-… se va a animar?

Entrenamiento de caballos de policía

En la mayoría de las grandes ciudades del mundo existe un cuerpo de Policía


Montada que ayuda a preservar la paz y el orden de cada lugar.

El caballo tiene la capacidad de moverse a gran velocidad en las zonas


descampadas, haciendo poco ruido y permitiendo así sorprender infraganti a
los malhechores perseguidos.

Con ellos se puede patrullar dentro de los montes ó plantaciones pasando


sobre el barro o cruzando el agua, mostrando aquí una importante supremacía
respecto de un vehiculo común.

Un policía montado sobre su caballo tendrá una visión clara de lo que sucede
en las manifestaciones, pudiendo determinar rápidamente hacia donde
dirigirse, para imponer el orden donde hay un conflicto.

Estando montados los policías se mantienen distantes de la gente


protegiéndose así de las agresiones que pudieran recibir; además, el equipo
que es capaz de trasladarse sobre un caballo es mucho más completo que el
que llevan cuando se desplazan a pie.
Pero un caballo de policía debe estar entrenado correctamente para que sea
útil a quien lo utiliza, pues debe exponerse con coraje y tranquilidad a una
cantidad de posibles hechos sorpresivos que espantarían al mas manso de los
animales.

En primer lugar es recomendable que todos los días los caballos sean
trabajados por el oficial jinete que lo tenga a cargo. Así se generan lazos que
ayudan a desarrollar un vínculo entre ambos y que encuentra a la confianza
como elemento de ayuda en cualquier situación.

Una vez a la semana y en especial cuando hay animales nuevos recién


incorporados, se los trabaja de manera especial para confirmar las bases
clásicas de doma.

Se comienza con un precalentamiento al paso que es seguido por el trote,


cuando se ve que cada uno se mantiene obediente y relajado. Las primeras
vueltas se hacen en fila de uno y allí se controlan las distancias y los ritmos.
Los caballos nuevos se colocan en el extremo final de la fila para que no
molesten al grupo mientras se habitúan al trabajo.

En las vueltas siguientes la formación será de a dos. Aquí se ve como se


comportan los animales entre ellos pues no deben querer morderse o patearse
cuando están patrullando ya que esto sumaría un inconveniente y a éstos, es
necesario evitarlos.

Los patrullajes de prevención de delitos se hacen con equipos de dos policías,


de manera de que uno ayude al otro cuando sea necesario.

El director de la escuadra será quien evalúe a los animales y a los jinetes para
hacer los cambios que crea prudentes, aumentando así la eficiencia y
seguridad de se personal.

Cuando los eventos en donde se han de prevenir conflictos son multitudinarios,


las formaciones de policías montados son de cuatro o más animales. Es por
ello que los ejercicios que siguen a la formación de a dos, son formaciones de
cuatro jinetes en una misma línea.

La dificultad en este caso se da fundamentalmente en los giros. Para que se


mantenga la línea correctamente el jinete que va en el extremo exterior del giro
debe aumentar la velocidad para mantener la línea, mientras que los que
marchan en el centro deben acortar el paso para permitir que el resto se
mantenga alineado. En los trabajos individuales se utilizan los cambios de
velocidad y medias paradas para asegurar que respondan correctamente.

Se hace avanzar a los caballos formados en una sola línea cuando se pretende
crear un espacio suficientemente amplio para proteger un vehiculo o a un grupo
de personas. Es por ello que durante los entrenamientos los caballos avanzan
formando una pared, manteniendo una distancia mínima entre cada jinete.
Aquí los animales nuevos se colocan en el centro, rodeados de los mas
experimentados para controlarles el miedo y la voluntad de salirse.

El director de la escuadra a pie, aprovecha para apoyarse suavemente contra


los caballos que marchan apretados por el resto, de manera de quitarles el
miedo al hombre cuando deben empujar contra grupos de personas que se
subordinan al orden.

Las cortinas de humo se utilizan muchas veces como protección, pero los
animales deben atravesarlas. Se tira entonces en el entrenamiento, varias
bombas que hacen una cortina de humo y se continúa trabajando los animales
en línea para obligarlos a traspasarlo.

Finalmente habrá que habituarlos a los tiros y para ello se hacen disparos con
un arma que se conserva escondida contra el cuerpo de quien dispara.

Es necesaria esta práctica ya que muchas veces será necesario que el agente
de policía que los monta use el arma, aunque más no sea para dar un aviso.

De esta forma se logran animales con coraje y fácilmente manejables, tan


capaces de ayudar a prevenir delitos como de ofrecer un espectáculo para que
a gente también pueda disfrutar de ellos.
Vicios desde el suelo

Los vicios redhibitorios u ocultos

La vida de los caballos transita entre el criador, el entrenador y los usuarios.

La mayoría de ellos nace en un lugar y luego de haber crecido lo suficiente se


ofrecen en venta particular o se los lleva a un remate, luego del cual
pertenecerán a una nueva persona.

Es lógico, pues los espacios disponibles para mantener animales en el mundo


son más pequeños cada día y los terratenientes deben cuidar y preservar la
disponibilidad de buen alimento para sus animales; desprendiéndose de
aquellos que no puedan montar o mantener correctamente.

El comprador asistirá a la venta con mucho entusiasmo y ganas de adquirir el


animal de sus sueños. Le entregarán un catálogo con los datos sobresalientes
de los animales ofrecidos y así podrá ver en detalle a cada uno.
En algunos casos y cuando la condición de mansedumbre es resaltada,
también se podrán montar para probar el grado de adiestramiento que tengan.
Los vendedores ofrecen ciertas garantías sanitarias a las que suman los
certificados de las vacunaciones y análisis obligatorios para poder transitar con
los animales.

Sin embargo, el mundo está lleno de pícaros e inescrupulosos vendedores, que


ofrecen para la venta animales que pueden tener problemas difíciles de
descubrir durante el día de la subasta.
Se le aplican tranquilizantes a los que son nerviosos, se anestesian los
miembros doloridos de los que claudican o se evita mantener atados a una
madera a los que tragan aire o a los que muestran que han aprendido a
moverse y hacer el Baile del Oso cuando se ven solos.

No hay límites para sacarse de encima los caballos con problemas y es por ello
que el comprador debe saber que cuenta con un respaldo legal cuando compra
un animal.
Se conoce como “Vicios Redhibitorios” ó vicios Ocultos a aquellos vicios que el
comprador no puede ver o comprobar durante la compra y que pueden impedir
que el animal sea utilizado para el fin para el que el adquirente lo ha comprado.

En todo el mundo se protege a los compradores de buena fe y es por ello que


es obligatorio comunicar de viva voz o en forma clara, antes o durante la venta,
el problema que puedan tener los animales que se ofrecen.
Gracias a la legislación vigente se evitan engaños, pues la jurisprudencia se
inclina a favor del comprador engañado, obligando al vendedor del animal
viciado a devolver el importe de la venta con mas los gastos de traslado y
comisiones.
Al adquirir un caballo uno tiene el derecho a exigir que al momento de la venta
los animales no tengan enfermedades degenerativas, vicios que impidan su
uso o problemas que imposibiliten su manejo o los hagan impropios para su
destino.
Se entiende por ellos los problemas que tenga el animal que de haber sido
conocidos por el adquirente, podrían haber impedido la operación o habrían
dado lugar a ofertar valores menores que los ofrecidos.

Si el destino del animal es para reproducción, el adquirente descuenta que la


yegua o el padrillo son capaces de gestar o hacer gestar.
Cuando una yegua tiene problemas para concebir, debido a algún problema
que le es propio y que existe antes de haber sido comprada, el adquirente tiene
derecho a solicitar la cancelación de la operación. Si el problema apareciera
con un padrillo que no monta las yeguas en celo que se le presentan o que no
tiene una cantidad de espermatozoides aceptable, sucedería lo mismo.

Quien compra un caballo para deporte podría acceder a los mismos derechos a
reclamos si encontrara en el animal adquirido alguna enfermedad degenerativa
o que va avanzando y que impida darle el uso para el que fue adquirido.

La enfermedad articular degenerativa, el bloqueo de garrones, la obstrucción


pulmonar, las enfermedades terminales y muchos otros casos similares de
problemas o vicios difíciles de detectar sin una exhaustiva inspección, pueden
motivar reclamos legales de fácil solución.

También son Vicios redhibitorios los problemas de comportamiento que pueden


afectar la salud. Los caballos que tragan aire y los que muestran el mal del oso,
podrán venderse sin problemas únicamente si se ha anunciado el problema al
comprador en los momentos anteriores a la venta o en el catálogo
correspondiente.

Sabemos que frente a la compra de un caballo el ideal es contar con el


asesoramiento de un profesional veterinario, pero cuando una oportunidad nos
sorprende y hay que decidir sin ellos, al menos es bueno saber que la ley nos
permite resarcirnos de los engaños.

Quiero que mis caballos viejos acepten al nuevo

Por naturaleza, los caballos están acostumbrados a vivir en manadas, en


estado doméstico o salvaje.

Su organización social es muy simple: algunos de ellos serán dominantes y


otros serán los dominados; existirán los guías y los guiados y además habrá
protectores y protegidos.

Podríamos decir que cada animal en un grupo tiene a otro que lo cuida y a uno
a quien cuidar. Entre ellos se protegen de esta forma.
Sin embargo algunos pueden ser dominantes “alfa”, pues cumplen un rol
particular para el grupo. Estos ejemplares son algo más solitarios pues su
función es defender al grupo de los peligros. Son como vigilantes que se aíslan
para verificar que todo esté tranquilo y no se acerque nadie desconocido o
peligroso.

Muchas veces, los dominantes “alfa” delimitan lugares o espacios para ellos y
el resto del grupo, dentro de los cuales no permiten que se introduzcan otros.

Al introducir un nuevo integrante, a un grupo ya conformado de caballos, es


muy probable que lo agredan mordiéndolo, pateándolo y corriéndolo fuera del
dominio que han marcado para el grupo. No lo dejarán tomar agua junto a
ellos, lo alejarán de la comida y del resto de la manada. A veces con acciones
amenazantes, otras con verdaderas actitudes violentas, mientras el nuevo
intenta unirse a ellos para sentirse protegido.

Si los caballos son aislados en un box o establo, intentarán incorporar a su vida


cualquier persona o animal para sentirse cuidados o para cuidar. Si están libres
y en grupo pueden ser agresivos con aquellos que les resulten extraños al
grupo que han formado.

Por otro lado, un caballo que vive solo en un corral, también puede ser agresivo
para con otros caballos, ya que tendrá el instinto de cuidar “al hombre, al corral
o la casa” -ahora su grupo social- de los seres extraños como “un nuevo
caballo”. De esta forma defenderá lo que le pertenece y toma como suyo; un
corral o ese establo en el que vive.

Si Usted tiene este problema deberá socializar a sus caballos viejos con los
nuevos, y esto no es tan fácil.

Primero, aparte del grupo al caballo dominante junto al nuevo miembro.

Déjelos aislados, en un lugar que les sea extraño a los dos.

Recuerde que de no ser así, pueden querer cuidar su territorio o a su grupo.


Manténgalos separados con un alambrado común o eléctrico en parcelas
contiguas.

Deberá darles de comer a los dos en zonas cercanas, separadas por el


alambrado. Así, si usted logra que compartan la comida y el agua, poco a poco
se irán socializando aunque durante un tiempo se muestren amenazantes.

Para acelerar el proceso y reducir los riesgos entre ellos, le recomiendo otro
sistema que también se aplica a su caballo nuevo frente al viejo dominante.
Póngale un bozal a cada uno de ellos y ate una soga a los dos bozales de
manera que queden uno del otro a una distancia no mayor de 80 centímetros.

Con este sistema su viejo dominante no podrá morder al extraño ya que la


distancia de la soga no le permitirá llegar a las zonas expuestas a las mordidas
que tienen la piel más suelta y fina. A su vez, el largo de la soga tampoco
dejará al animal dominante darse vuelta para patear. Con ello estaremos
protegiendo al nuevo.

En el caso de animales muy violentos, le recomiendo vendar los ojos del


agresor, para dejar que el nuevo lo conduzca a tomar agua y a comer. Habrá
creado así una dependencia casi inmediata del agresivo respecto del nuevo.

En cuanto al grupo, podemos decir que será difícil ver que los otros agredan al
nuevo, pues para ellos hacerlo será como agredir a su antiguo amigo protector
y entonces no lo agredirán.

Recuerde que cuando conviven los caballos no siempre habrá paz entre ellos.
Es posible que las intimidaciones sigan presentes pues son naturales. Sin
embargo, si el sistema funciona, esas advertencias entre miembros sólo serán
amenazas, que no llegan a concretarse en hechos violentos. En definitiva, eso
es lo que pretendíamos… evitarlos.

MI caballo no entra al box

Hay dos formas de criar caballos en el mundo: a campo o extensiva y la


intensiva; que comprende el encierre.

Cuando un potrillo nace en el box, la infraestructura que lo ha rodeado desde el


primer momento de su vida, le es familiar.
Difícilmente ponga problemas para ingresar al lugar que lo ha cobijado desde
siempre, donde ha tomado su primera leche y donde le ha robado los primeros
granos de comida a su madre.

Sin embargo, no son pocos los caballos que se niegan a ingresar a la que ha
de ser su casa cuando no la conocen . En efecto, a ellos el box les significa el
encierre, la quietud y el aislamiento. Ingresarlos allí suele tener sus
complicaciones.

Para ellos, todo es nuevo. Muy distinto de lo que acostumbran a tener y sentir
en libertad.

Cuatro paredes lisas, formando un espacio reducido, en el que hay paja


dispuesta de forma diferente a lo usual.
Parece fácil adivinar la pregunta que se hacen….
¿Podré escapar de allí, cuando sea necesario?

Al levantar la vista puede ver una pequeña ventana. Esta sirve para iluminar y
ventilar el interior, pero no se entiende la razón por la que la han puesto tan
alta…..
-Por allí no podrá mirar hacia fuera-.

Una inmensa y pesada puerta, completa la decoración. Es por donde debe


ingresar, para sentir la sensación que imaginamos:
-Aquí se terminó la libertad-.
Ellos no saben aún que allí dentro encontrarán la comida que necesiten y que
no tendrán que caminar para encontrar agua fresca y limpia.

Para ingresar un caballo adentro del box sin inconvenientes, lo primero que
tenemos que hacer, es enseñarle a comer alimento o grano fuera de él.

Lo dejaremos junto a uno que sepa comer dentro de un corral, sin otra comida
que la que queremos que coman.
Aprenderán muy rápido, si el caballo maestro es tranquilo.

La persona que lo ha de trabajar no tiene que ser nervioso, ni debe estar


apurado.
La idea es mostrar al caballo que entrar le conviene, mientras que permanecer
afuera les causará molestias.

Muchas personas, simplemente ingresan al box pretendiendo que el caballo


entre a los tirones o como sea.
Cuando hacen esto, se produce un efecto contrario al que buscamos.
Hay que recordar que el caballo tiende a ir en contra de las presiones y por ello
irá hacia atrás, en vez de avanzar.

Para empezar a trabajar recomendamos poner un bozal con una hociquera,


que nos ofrezca un buen control.
La hociquera de este bozal tiene una cadena interna que se ha recubierto con
un tejido plástico para suavizar su efecto. Cuando tiremos de la cuerda, se
cerrará y producirá una presión sobre la nariz que será molesta.

Se comienza a caminar con el caballo en círculos, dándole pequeños toques


con la soga, cada vez que “no” sigue la trayectoria que pretendemos que siga.

Estará aprendiendo:
Si lo sigo, no me molesta…. Y si no lo sigo, me molesta…..

No intentaremos ingresar al box hasta no estar seguros de que nos siga, casi
sin necesidad de tocar la soga. El caballo elige seguirnos para evitar la
molestia de la hociquera del bozal.
A continuación tendrá que decidir entre la molestia del bozal o ingresar al box.

Si nos permite y antes de intentar que ingrese, recomendamos acercarlo lo


mas posible para que pueda mirarlo y olerlo todo lo posible.
Un reconocimiento del lugar, puede tranquilizarlo.

Lo normal es que reaccionen a lo que creen que es el mal peor. Sabiendo todo
lo que les produce la sensación de encierre del box, preferirán soportar el
bozal….

Con una leve presión hacia delante, es posible que comiencen a ir hacia atrás
y es allí en donde con pequeños tirones lo haremos retroceder como castigo
por no avanzar.
Lejos del box, dejaremos de molestarlos y reiniciamos la caminata para que
nos acompañe nuevamente, sin presiones ni molestias.

Repetiremos la acción de retroceder todas las veces que sea necesario cada
vez que no avancen hacia nosotros. En poco aprenden que es conveniente
caminar sin detenerse, aún a costa de tener que ingresar en el box.

Recomendamos unas caricias y algo de comida cuando ingrese por primera


vez, pero no lo deje allí.
Salga afuera de inmediato para que el caballo sienta que de ese lugar también
se sale, sin inconvenientes.
Podrá volver a intentarlo algunas veces, hasta ver que ingresa sin ningún
problema.

También pueden ingresar de la mano de las personas que luego han de


trabajarlo, para que se familiarice con ellos.

Ahora ellos ya saben que en el box nadie lo molesta y se sentirán a gusto por
lo que ingresar a ellos será algo realmente simple.

El caballo vuelca el agua y la comida en el box.

Si nos fijásemos en la forma natural de comer y tomar agua de los caballos,


podríamos apreciar que al hacerlo, prácticamente no se nota el ángulo de unión
entre el cuello y la cabeza, pues en su parte inferior quedan alineados.

Su anatomía está diseñada especialmente, para comer con la cabeza baja.


Mientras comen, cortan el pasto con los dientes incisivos, luego lo mascan y
muelen con los molares hasta tragar uno y otro bocado sucesivamente.

Al no haber un ángulo a la altura de la garganta, allí en donde está la laringe, el


paso de la comida es más fácil y luego de trasponer la faringe el esófago se
encarga de trasladar el alimento hacia el estómago con suaves movimientos
ascendentes.

Cuanto mas flexionada esté la cabeza del caballo respecto del cuello, mas
difícil les será la acción de tragar. Lo mismo sucede con la ingestión de agua.

Otra cosa que molesta a los animales cuando tragan, es el estado de gordura.
Es fácil entender que cuando los caballos están muy gordos, la grasa que se
acumula en el cuello rodeando la garganta y la base de la lengua colabora para
reducir el espacio por el que pasa la comida.

Durante la vida en libertad si ya no encuentran comida, los caballos


acostumbran a escarbar en el suelo para desnudar las raíces que luego
intentarán comer.

Dentro del box, el reflejo se repite y es normal verlos rascando el suelo o


intentando golpear los comederos cuando tienen hambre. Es por esta razón
que en la mayoría de los centros en los que hay caballos, se colocan los
comederos a buena altura, de manera de que no lo puedan golpear con las
manos.

Puestos a media altura, el caballo va comiendo, pero en una posición mas alta
que la que les resulta natural. Viéndolos comer, notaremos que esa altura los
obliga a mantener el cuello flexionado y así el tragado se hace mas incómodo.

Cuando estando gordos se les da de comer dentro del box en su comedero,


encontraremos en alguno de ellos la actitud de tirar la comida al suelo ni bien el
cuidador se las deja. Al comer del suelo vuelven estirar el cuello de la manera
que les es cómodo y es por ello que lo hacen.

El problema con esta costumbre, es que luego recogen la comida del suelo. Si
la cama que se utiliza con ellos es polvorienta, mientras comen aspirarán el
polvo que tenga, afectando por ello sus vías respiratorias.
Otra cosa negativa respecto del mismo problema, es que en la cama se
acumulan huevos de distintos parásitos que debemos evitar que los ingieran.

La solución para que no tiren la comida al suelo es darles de comer dentro de


un comedero alto y profundo. Los tambores plásticos o galvanizados de 200
litros son muy útiles para ello, pues su altura no permite que el caballo meta la
mano dentro al golpear y lo obliga a bajar la cabeza para comer del fondo.

Es normal que los tiren al suelo cuando se termina la comida y para evitarlo
habrá que atarlos o fijarlos con tornillos a la pared.

Una solución simple es poner en la esquina del comedero dos pequeños


hierros amurados a la pared en sentido perpendicular, pues colocados allí
impedirán que puedan empujar el alimento fuera pues antes de hacerlo
chocarán contra los topes de hierro y no lo podrán hacer.

Si el problema es que su caballo tira el agua del bebedero al piso, hay una
razón diferente.
Durante los días de mucho calor el agua de las cañerías normalmente se
calienta y los caballos al tomarla no sienten la frescura que esperan, sino solo
después de haber dado varios sorbos ya que es allí cuando comienza a salir el
agua que se mantenía fresca en la cañería debajo de la tierra.

No pasará mucho tiempo hasta que aprenden a dejar salir el agua sin tomarla,
apretando las válvulas hasta sentir que llega el agua fresca. Esto producirá un
derrame que les moja la cama y eso no es conveniente.

La solución en estos casos es no permitir que los caballos tengan acceso a las
válvulas en sus bebederos. Existen varias marcas comerciales que ofrecen
esta condición en sus válvulas para evitarlo.

Cuando entendemos los requerimientos de nuestros animales y las razones


que los llevan a tener algún desorden, tan solo habrá que usar la inteligencia
para adaptarles las instalaciones de la mejor manera pues de esa forma
seguramente vivirán mejor.
Un padrillo agresivo

Una de las grandes realidades de la equitación, es que la mayoría de los


caballos superiores, deportivamente hablando, tienen su temperamento
complicado.

Los cuidamos y les perdonamos muchas cosas debido a su excelencia y a su


rendimiento. En pocas palabras “Los malcriamos”
.
Así creamos a un animal que hace lo que quiere y cuando quiere, porque es un
consentido ….y sabe que siempre conseguirá los permisos, porque él es
especialmente bueno .

Un día llega un señor que lo compra, pues cree que es el reproductor que
necesita para sus yeguas. Con él espera mejorar los productos de su cría
aportando una nueva línea de sangre con excelentes cualidades.

El padrillo fue trasladado a su nueva casa por avión. Allí lo esperaban las
yeguas junto a un montón de nuevos sueños capaces de reanudar las
esperanzas de cualquier criador.

En el nuevo lugar, se lo trató como a una estrella y enseguida ocupó el box del
viejo padrillo que había muerto hacía poco tiempo y que fuera el pilar que
produjo a los potrillos que brindaron los primeros éxitos al Haras.

La orden de sus propietarios al personal fue extremar los cuidados, mejorando


la comida y atendiendo sus tiempos en libertad y trabajo a la cuerda para
conservarlo en buen estado.

El caballo sintió que lo trataban muy bien y comenzó a estar cómodo y a gusto.
Su madre era una de esas yeguas con un temperamento especial….. de ella
heredó su carácter y con ella aprendió el arte de dominar a los otros potrillos de
su camada.
No le gustaba que lo superen en la carrera, pues sentía que perdía su dominio
y eso le permitió ganar muchas veces…….. todas las que quiso.

En su nueva casa le dieron todo lo mejor, sin embargo y por miedo a que se
lastime no dejaban que corra demasiado en libertad, en el box estaba mas
seguro. Allí encerrado los días se le empezaron a hacer largos y aburridos.

El poco tiempo que le permitían estar fuera de su box era su gran recreo del
día y entendió que cuando alguien llegaba al corral con un bozal, era para
llevarlo nuevamente a su encierro…

Un día intentó quiso morder a su cuidador para mostrar su descontento.


El segundo día, viendo que las cosas se repetían y no obtuvo resultado con
aquello, decidió morder con energía y entonces lo logró…
El tercer día llegó un reemplazante de quien había sido mordido el día anterior.
Este señor con menos práctica para los caballos se tomó mucho tiempo para
ponerle la soga al bozal. Cuando lo hubo hecho y mientras que lo llevaba
devuelta a su box, se descuidó un instante y sintió que el padrillo lo pasaba por
encima para escapar.

No hubo cuarto día……ni una tercer persona lastimada. Los propietarios


llamaron a Martín Hardoy para que solucionara el problema.
El caballo había costado mucha plata y no podían perder servicios…. Pero
tampoco se podía exponer el personal a lesiones o riesgos.

Cuando llegó Hardoy, el padrillo estaba suelto en un gran corral. Nadie quería
trabajar con él. No había vuelto a su box desde el último accidente. Le llevaban
la comida y el agua hasta allí para evitar riesgos.

El padrillo se sentía feliz de estar suelto.

Hardoy les sugirió que lo llevaran a una esquina y le colocaran una nueva soga
larga en el bozal. De esta manera se controlaría el caballo con dos cuerdas. El
de la derecha controlaría que el caballo no atacara hacia la izquierda y
viceversa.

Con el nuevo bozal colocado, Hardoy levantó una mano y la dejó atada. De
esta forma le quitaría al padrillo su capacidad de atacar con velocidad.
Soltó las cuerdas largas y quedó manejando el animal, con la mano en el aire.
Los ayudantes se fueron.

Es verdad que siempre preferimos cuidar a los caballos, pero mucho antes que
a eso queremos proteger a la gente.

Lo primero que hizo el entrenador fue cambiar el bozal para asegurarse de


controlarlo. Los bozales con hociquera plana, no ayudan a controlar los
padrillos y la cadena que le habían puesto sobre la nariz lo estaba lastimando.
Posicionó las sogas en el cuello y de esta forma pudo sacar el bozal dejando
que el padrillo quedara controlado.
Hardoy puso su bozal con hociquera de cadena recubierta, que le permitiría un
buen manejo sin lastimar.

El caballo se acostó voluntariamente al flexionar la cabeza atrás y abajo , luego


de pocos giros. En esta posición los animales se sienten indefensos…. Así es
como mueren en las garras del predador que ha de matarlos. Así no sería un
dominador,… pues se sentirá dominado.

Ahora Hardoy ha comenzado a relajarlo, masajeando su tórax, sus músculos,


su cuello.
Toma la cabeza para alongar el cuello….. y el animal trata de morder.
La posición es segura y se controla la cabeza con el bozal.

Logra su cometido y estira el cuello para que el animal se sienta a gusto y se


relaje. Cuando vuelve la cabeza al suelo, parece que se va a dormir.
Luego de un rato de trabajo, decide levantarlo. Para que no pueda agredir le
coloca su campera en los ojos. Así estará ciego, pero con sus cuatro patas
firmes en el suelo.

Lo hace caminar y lo controla….. una y otra vez. La campera comienza a


dejarlo ver un poco en un lado y sigue con buen comportamiento.

Hardoy piensa que es hora de quitarla, para que vea normalmente.

El caballo parece entender que las cosas son distintas. Una nueva forma de
control, un bozal diferente y una mano que si bien no es enérgica, es estricta.

Si se apura al caminar siente que lo frenan y lo hacen esperar.


Si insiste o se distrae, la sanción es hacerlo ir hacia atrás.

Ahora camina tranquilo y está manso.


Tiene una linda mirada, tiene un buen andar, está relajado, no sufrió…. Que
mas se puede esperar???

Mi caballo se asusta y rompe todo

Nadie puede hacer hablar a sus caballos para que éstos nos cuenten su
historia. Sin embargo los caballos que tienen reacciones violentas, ante la
presencia de alguna persona que se les acerca, a no dudar, han pasado por
malos tratos de los propietarios o cuidadores que tuvieron en su vida.

Las leyes del comportamiento dicen que un caballo optará siempre por
reaccionar a lo que le genera mas miedo, dolor o molestia.
Si opta por asentarse y trata de romper la soga o el bozal que lo mantiene
ligado a un palenque, a pesar de lo que puede dolerle el tirón o el intento por
romper, quiere decir que lo que le ha sucedido anteriormente estando atado, es
peor que el intento por evitarlo.

Seguramente lo hayan castigado o mal tratado y ha guardado esa recuerdo


traumático en la memoria. Recordando la actitud de quien le pudo haber
pegado, ahora repite el intento por escapar y evitar el castigo, tratando de
romper lo que sea que pueda obligarlo a quedar atado y expuesto.

Cuando una persona ha golpea a un caballo, lo habrá hecho levantando la


mano con un palo, una fusta o con el puño y al golpearlo, el movimiento debe
haber sido brusco.

Esa acción queda gravada en la memoria del caballo y es por ello que luego,
en el futuro, los movimientos bruscos de las personas pueden traer a la mente
del caballo el recuerdo del golpe que recibió. Por ello trata de escapar también
de acciones como éstas.

El caballo no es una moto a la que podemos arrimarnos repentinamente.


Es un ser vivo, que está atento a lo que le dicen sus sentidos mirando,
escuchando y sintiendo lo que sucede a su alrededor. Tienen la potencia
suficiente para hacer todo lo que sea necesario para evitar lo que
aparentemente pueda causarles daño. Es así como sobreviven de los
predadores

Si luego de varias situaciones de miedo pudo romper e irse, aprenderá que


aquello no es tan difícil.
Así es posible que lo que inicialmente era una forma de defensa y
preservación, pueda entonces convertirse en un vicio.
Si sucediera, puede que intenten romper los bozales tan solo por las ganas de
ir a comer, volver al box o solo para sentirse libres.

Lo primero que debemos hacer al acercarnos a un caballo temeroso de


nosotros, por la razón que fuera, es cambiar la actitud nuestra frente a ellos.
Si nuestros movimientos son bruscos, las reacciones serán bruscas; si en
cambio nos movemos suavemente, la reacción será suave.
No se pretenden movimientos en cámara lenta, pues solo se necesita bajar la
ansiedad moviéndonos suave y naturalmente.

En segundo lugar es bueno que el caballo nos vea llegar de frente, para que no
se sorprenda respecto de nuestra llegada.
Coloque su cuerpo frente a él y avance. Si detecta un movimiento de duda en
su caballo, frene y espere hasta que con las orejas y el cuerpo, muestre que ya
no está tenso.

Vuelva a avanzar con las manos y brazos bajos, lentamente. Frene de nuevo si
lo cree necesario. Así, habrá podido llegar a su caballo y este estará listo para
dejarse tocar o agarrar.
Recuerde que debajo de la cara no ven, por lo que es mejor llegar con sus
manos por allí.

Nunca levante su mano por delante y encima de la frente, recuerde que para él
ese puede ser un ademán previo al castigo.

Tenga cuidado al hacer los nudos o deshacerlos. Muchas veces con el extremo
de la soga con la que anuda, sin querer, se golpea al animal atado al hacer las
pasadas del nudo; y esto, puede ser motivo suficiente para una reacción
violenta.

Si Ud. hace todo para lograr que su caballo pierda el miedo y no rompa sus
bozales, pero aún así lo sigue haciendo; recuerde que es posible reeducarlos.

En ese caso tome una cuerda que pase por dentro de un caño plástico y ate en
su extremo un peso de unos 60 Kg.
Deje a su caballo atado a ese peso. Cuando quiera romper, el peso cederá y
no le será posible. Cada vez que avance se librará de la presión y se sentirá
más cómodo.
No pasará mucho tiempo hasta encontrar que es posible que su caballo quede
atado, sin romper nada ya que habrá aprendido que es mejor ceder que estar
tironeando.

Si bien no podemos pensar que el mal recuerdo se haya borrado de la


memoria, es posible que de ésta forma le hayamos presentado una opción
menos molesta y traumática, que ahora lo convenza de permanecer quieto a la
espera de su llegada sin tironear.

La yegua no entra en la manga

Todos los Haras destinados a la cría de caballos, deben contar con buenas
instalaciones para un seguro y apropiado manejo de las yeguas, potrillos y
padrillos.

En la manga se hacen las curaciones, los tactos, las ecografías, las suturas y
las vacunaciones. No es raro encontrarnos con animales que no quieren entrar
allí, ya que la experiencia que tienen cada vez que lo hacen es muy molesta.

Para ellos ingresar a la manga, debe ser como para nosotros ir al dentista…….

Conocimos una yegua muy mansa que tenía este problema.


En dos oportunidades se había negado a ingresar a la manga y fue obligada a
ello.
Varias personas prendidas de una soga larga, tiraban hacia delante hasta que
la pudieron posicionar en el lugar correspondiente.
Luego le cerraron las puertas trasera y delantera y se trabajó con ella.

Toda esa situación lleva al animal a tener una gran tensión nerviosa.
Se preguntarán: ¿Me pondrán una inyección, me cocerán la vulva o me
introducirán la mano, para un tacto?

Un movimiento inesperado de la gente en cualquier momento, puede producir


una reacción que cause un accidente….. y eso sucedió.
La última vez que quisieron trabajar con la yegua, desarmó a patadas la puerta
posterior y se lastimó gravemente las patas.

Para no seguir exponiéndola a accidentes, se decide reeducarla.

El entrenador llega con su bozal y se lo coloca de inmediato. La yegua se


muestra mansa y tranquila durante la maniobra.

De inmediato comienzan a caminar uno junto al otro. La intención es lograr que


la yegua ande junto a su entrenador, para evitar los tirones en la nariz. Si se
aleja los recibirá y cuando se acerque a él, dejará de sentirlos.

Toda acción de la yegua por estar junto a quien la conduce es premiada por la
cuerda… que dejar de presionar.
Los tirones no son fuertes. El entrenador sabe que muchos pequeños toques
molestan mas que un gran tirón.
A los pocos minutos ya caminan juntos y no es necesario para ello que la soga
toque el bozal. La yegua comprendió su conveniencia de mantenerse a corta
distancia y acompañar.

Se decide llevarla a la manga para ver su reacción cuando la tenga frente a


ella. De inmediato se nota un cambio en la yegua. Esta levanta la cabeza con
sus orejas erguidas, apuntando hacia la construcción de madera, que ya fue
reparada.

Con pequeños tirones, intenta hacerla avanzar pero la yegua se niega.

Cuando ve que la yegua no avanza, pidiendo que lo haga con la soga, la hace
ir hacia atrás tirando de la nariz . Esto será una importante penitencia y la
obligará a reordenar sus preferencias.
-Si no avanzo, dirá, me hacen retroceder- y el retroceso, es algo realmente
incómodo.

Luego de repetir la acción varias veces, la yegua entiende que es mejor ir hacia
delante. En pocos minutos están tan cerca de la manga. Ya dan ganas de
meterla adentro para que termine el problema.
Se decide no hacerlo y a cambio la llevan a caminar por otro lado. Este quiere
ser el premio por haber llegado tan cerca. Una mascada evidente de la yegua,
muestra que comienza a entender lo que todos esperan que haga.

La acción y el método se repiten, hasta lograr que la yegua ingrese todo el


cuerpo dentro de la manga pero al hacerlo la pasan de largo. Esto la confunde
pues seguramente esperaba que la encierren como lo hicieron antes.

Aquella era la primera vez que pasaba por ese “endemoniada manga”, sin que
alguien le hiciera algo molesto allí dentro.

Como la pasada por aquella pasarela fue tan relajada… en el próximo intento la
frenan y dejan quieta. Unas caricias son suficientes para tranquilizarla, también
un poco de pasto o avena.

El próximo cambio que se ordena es que los operarios y el veterinario se


acerquen a la yegua como normalmente lo hacen para trabajar. Aún no es
tiempo de cerrar las puertas ya que la yegua asustarse y patear….. de hacerlo
es mejor que las puertas no estén cerradas y así se evitará el recuerdo de
viejos momentos traumáticos.

La prueba ha funcionado y la yegua está relajada. Esto se logra gracias a un


dedo que coloca el entrenador debajo del maxilar inferior de la yegua, haciendo
una leve presión hacia arriba. La sensación de placer que les produce esa
presión, hará que estar allí le comience a gustar.

Finalmente se cierran las puertas. La yegua se ha comportado bien y no tiene


síntomas de nerviosismo ni tensión.
En el final, se simula un trabajo normal. La yegua llega de lejos, se cierran las
puertas y se hacen cosas a su alrededor.

Todo funciona perfecto y la yegua ya no tiene mas miedo.

Mi caballo no se deja agarrar.

La tendencia natural de los caballos, para proteger su vida en la naturaleza, es


huir de los predadores.

El caballo es un animal del tipo de los presa. Tiene ojos a los costados, para
detectar de donde llega el predador que pueda cazarlo.
El hombre es un predador. Con sus ojos frente a la cara.

Si ponemos un hombre frente a un caballo queriéndolo agarrar, lo normal por la


razón explicada, es pensar que el caballo se quiera escapar.

Durante el proceso de doma debemos mostrarles que no es necesario escapar


del hombre y que se puede confiar en él. Sin embargo, los métodos de doma
pueden ser terriblemente agresivos y en ese caso los caballos, asociarán al
hombre con un riesgo que ya conocen y por eso tratan de escapar.

El hombre pierde por ello rápidamente la paciencia pues entiende que su


caballo ya debería conocerlo. En vez de esperarlo y respetar sus tiempos… se
apura.

El caballo por su lado, aumenta las dudas que tenía, junto a la desconfianza;
pues siente que lo quieren cazar.

Una y otra vez se repetirá la escena y lo que inicialmente puede haber


comenzado con un juego para demorar el momento de ser aprehendido, ahora
se transforma en un vicio.

Llevaremos el caballo al corral en el que lo agarramos normalmente y lo


dejaremos solo. Es difícil trabajar con varios caballos al mismo tiempo.

Allí comenzaremos a hacerlo mover en círculos alrededor del corral, que


preferiblemente ha de ser redondo, pero para el caso también podrá ser
cuadrado.

Cuando el animal entiende que debe moverse sin parar en las esquinas y toma
ritmo y cadencia, estaremos preparados; nosotros para enseñar y ellos para
aprender.

Lo primero que debemos hacer cuando surge éste problema, es obligar al


caballo a mirarnos de frente. Si nos ofrece sus patas cuando lo queremos
agarrar, estará en una situación ventajosa, por los riesgos de que pueda
patearnos.
Para que nos mire de frente en cambio, realizaremos una acción que lo obligue
y enseñe a hacerlo.

La idea es mostrarle al caballo que cada vez que nos mira de frente no se
ejerce ningún tipo de presión en tanto que cuando nos ofrece las patas o se
escapa, sentirá que lo corremos.

La posición de nuestro cuerpo es importante. Parados frente a él lo estaremos


frenando o cuando nos colocamos detrás los estaremos presionando a andar.

La reiteración de la acción de presionar cuando escapa y dejar de hacerlo


cuando nos mira, hará comprender al caballo que es tanto mejor frenar y
mirarnos, que escapar.

Cada vez que frenan, nuestro cuerpo debe quedarse quieto ofreciendo un
lateral y no el frente manteniendo nuestra vista baja. Sentir la presión de
nuestros ojos, con nuestro cuerpo de frente, es una actitud desafiante que los
pondrá listos para huir nuevamente.

Ahora habremos logrado frenar al caballo, pero debemos avanzar hacia él para
agarrarlo.

En primer lugar recomendamos que los movimientos que acortan la distancia


entre el caballo y la persona sean lentos y se hagan en los tiempos del caballo
y no en los tiempos de quien está queriendo agarrarlo.

Con esto pretendemos indicar que cada vez que el caballo se mueva o tenga
una actitud de escapar, debemos parar y esperar a que vuelva a mirarnos
tratando de posicionar nuestro cuerpo siempre frente a la cabeza del animal,
sin acortar la distancia que nos separa de él.

La distancia se acorta únicamente si lo vemos tranquilo y atento a nosotros.

Es preferible avanzar en zigzag, preferiblemente cuando el caballo nos sigue


con la mirada cuando nos movemos.

Cada vez que giremos hacia ellos, estaremos acortando la distancia que nos
separa de poder agarrarlos y esperaremos una fracción de tiempo para volver a
comenzar.

Posiblemente veamos que intentan olernos, pues ahora reconocen en nosotros


una persona que ya no los arremete y que respeta sus tiempos.
Cuando lo hagan, aléjese pues les haremos sentir que si se acercan a nosotros
nos vamos, y esto luego nos jugará a favor.

Volvemos a posicionaros frente a ellos para avanzar lentamente.

Habrá que volver a correrlos si intentan escapar, manteniendo nuestra posición


de frente a ellos cuando los detengamos.
Ahora tome al caballo del bozal con la mano, por debajo de la cabeza. No
ponga la mano ni el brazo en alto, ya que para ellos será una actitud riesgosa
que no alcanzan a distinguir, pues frente a la cara no ven bien.

Podrá agarrar a su caballo y acariciarlo, para volver a soltarlo un par de veces.


Es una forma de darle confianza a una acción que hasta ahora, le producía
miedo.

Respetando sus tiempos y entendiendo la razón de su pensamiento, Ud. habrá


encontrado un sistema para que el vínculo con su caballo, sea tanto mas
agradable y simple; que la sola imposición de las cosas.

MI caballo no se deja tocar las orejas

En la cabeza del caballo están concentrados todos los sentidos:


El oído, el tacto, la vista y el olfato.

Tal vez sea por eso que siendo recién nacido y aún sin ser conciente de los
peligros de la vida; tocarle la cabeza a un potrillo no es tan simple.

Los caballos pueden tener el cuerpo y las patas sucias o con barro, podrán lucir
su crinera enredada… o sus vasos largos…. pero la cabeza se mantendrá
siempre limpia.

Todo allí deberá estar listo para que escuchen un movimiento, vean una
sombra, huelan algo extraño o sientan una brisa diferente…. es así como
evitan el riesgo de ser sorprendidos por predadores.

Las cosas que le gustan a los caballos, nada tienen que ver con lo que puede
ser placentero para un perro. Normalmente quienes no saben, intentan tocarlos
de la misma forma y en los mismos lugares. La nariz, las orejas y los ojos….

Un animal presa, que debe estar atento a todo lo que sucede a su alrededor
solo permitirá que se le toquen las orejas, la nariz o los ojos cuando tenga la
absoluta certeza de que todo está tranquilo.

Muchos, con buenas intenciones pero equivocados, insisten en intentarlo y se


crea una pelea entre hombre y caballo que puede terminar en un vicio: No se
dejan tocar las orejas….

Hay otras razones que llevan a los caballos a desarrollar el vicio.


Algunos de ellos ya no confían como lo hicieron, pues puede haber sucedido
que estando mansos y tranquilos, mientras les cortaban el pelo de las orejas
previo a exponerlos, sintieron un pinchazo, un corte o una vibración que los
asustó y ya no quieren permitirlo más.

En algunos lugares del mundo en donde los caballos no se amansan, sino


cuando ya son adultos, se los amarra a un palo contra el que tironean para
romper lo que los mantiene ligados a él.
Cada uno de esos tirones se lo dan al cuello, sobre la nuca, donde va colocado
el bozal que los retiene. Allí y luego de tremenda fuerza, aparecen lesiones
que dejan la zona de las orejas dolorida y sensible.

El trabajo de amanse sigue en los días sucesivos y el pelo de la nuca cubre la


piel sin mostrar la huella de los tirones…. pero el dolor estará presente y
tocarlos allí será muy difícil.

Sin embargo las lesiones se curan y a veces, aún estando seguros de que
están bien y no sienten dolor, tocar las orejas continúa siendo un problema.

En esos animales, la maniobra de poner un bozal o cabezada puede ser tan


compleja que el placer de trabajarlos se convierte en una lucha, pues para
hacerlo debemos rozarlos en esas zonas tan delicadas.

Si lo intentamos sin más, nos exponemos a cabezazos, pisotones o


manotadas, pero nadie debe correr ese riesgo pues hay formas más simples.

Armaremos un sencillo elemento con cualquier palo largo que tengamos a


mano, al que le ataremos firmemente en la punta una o varias cuerdas que
tengan cierto peso para evitar que vuelen con el viento

Intentamos tocar las orejas con el palo y la cuerda por primera vez,
manteniéndonos suficientemente lejos del animal, por lo que su primera
reacción, aunque violenta, no fue peligrosa para nosotros.

Volvimos a intentar el trabajo con movimientos más suaves ya que no


sabíamos que la yegua reaccionaría de esa forma.
Esta vez se quedó quieta y pudimos pasar la cuerda por encima del cuello para
recibirla debajo del cuello.

Con movimientos de vaivén fuimos llegando a la zona sensible.


Cuando se ponía tensa frenábamos el movimiento y cuando relajaba los
músculos, volvimos a avanzar hacia las orejas.
Todos sus movimientos por evitar que la tocáramos fueron inútiles ya que el
palo y la cuerda, permitieron que siempre nos mantuviéramos con un contacto
suave.

Finalmente dejó que la cuerda tocara y envolviera la oreja.


Cuando entendió que nadie le haría nada, dejó que fuera el palo el que se las
tocara.

Detrás del palo llegó la mano, para que sintiera una nueva sensación sin
necesidad de violentarse.

Cualquier actitud de tensión fue suficiente para detener el movimiento; que


volvió solo cuando sentíamos que había vuelto a relajarse.
Tomó cerca de 40 minutos de trabajo poder tocarle las orejas ya sin el palo ni
las cuerdas.
A continuación hicimos con nuestra mano los movimientos que se hacen para
poner una cabezada… pero sin ella.
Cuando aceptó la mano sin problema, tomamos la cabezada y la pudimos
colocar suave y lentamente pero sin problemas. Una pequeña mascada con la
boca nos indicó que estaba confiada y relajada.

Recomendamos a sus dueños que en los próximos días siguieran intentando


con suavidad pues la yegua debería confirmar lo aprendido
Al menos nosotros nos fuimos seguros de haber construido una buena base
para que el problema ya no se repita en el futuro.
Eso es lo que queríamos!!

Un padrillo que no se deja poner el bozal

La mayoría de la gente se esfuerza en afirmar que su caballo tiene uno u otro


problema y no encuentran una razón que explique su origen.

Seguramente buscan la respuesta entre razones que culpan al animal de su


mal comportamiento, mientras que pasan de largo los errores que ellos mismos
cometen a diario y que originan gran parte de los vicios.

“Chileno” es un padrillo de raza Criolla con apenas tres años de edad. Fue
adquirido por su actual propietario para incorporar una línea de sangre muy
funcional en sus yeguas, para producir potrillos que se desempeñen
correctamente en el trabajo con vacas.

La mayoría de los animales de estas líneas de sangre, son especialmente


inteligentes y dóciles para aprender. Las dos virtudes también son motivo para
que aprendan y desarrollen fácilmente comportamientos viciosos para evitar lo
que les molesta.

Volver al box por las noches para dormir allí, es una de esas cosas que
“Chileno” quiere evitar.

Ya ha mostrado varias veces actitudes agresivas que aseguran que no dudará


en darse vuelta para patear o morder a quienes lo intenten trasladar. Para salir
fuera por la mañana, aligera el trámite apurándose a llegar a su corral.

Cuando “Juan” su cuidador comenzó a trabajar con “Chileno” la juventud y


aburrimiento del padrillo hicieron que quisiera jugar con él, cuando lo buscaba
para devolverlo a su box.

El juego dejo de ser tal cuando un día sus dientes le rompieron la camisa….
Ahora Juan camina con él sin quitarle los ojos de encima y con una cuerda
larga, pues entre otras reacciones feas que nos describen, también logró
escaparse con un sorpresivo tirón.

Pasaban los días y se aumentaba la inseguridad de Juan frente a Chileno.


Su temor se notaba claramente y el caballo asumía la posición del “dominador”
frente al hombre que ahora era “dominado”.

El propietario de “Chileno” llamó al especialista Hardoy para solucionar el


conflicto.

Hardoy observó como Juan intentaba colocarle el bozal y se dio cuenta de que
de esa forma …Chileno siempre ganaría frente a las intensiones de su
cuidador. Parado delante del caballo, sin sujetarlo con soga alguna, le
intentaban poner el bozal como si el caballo fuese una bicicleta sin voluntad
propia.

Con solo dar un paso atrás y mostrar su disconformidad, Chileno seguiría libre.

Era necesario cambiar la relación de ese caballo con su cuidador.


Para hacerlo debería entender que era el hombre quien lo mandaba y no a la
inversa.

Para trabajar poniendo límites, Hardoy prefirió colocar “su bozal” con una
hociquera de trabajo que escondía una cadena regulable sobre el centro de la
nariz.

En la argolla lateral de la hociquera, prendió una soga larga para que le


permitiera mantener el control en cualquier situación.

Chileno y Hardoy se conocieron durante algunos minutos pero el caballo


mostraba poco interés por trabajar y se distraía mirando a su alrededor.

Hardoy se acercó teniendo en la mano “el bozal común” y dejó que lo oliera
antes de intentar colocárselo.
Chileno se negó, retrocediendo con picardía….pero recibió varios tirones con la
cuerda sobre la nariz, que le llamaron la atención al padrillo.
Hasta ese momento nadie le había hecho semejante cosa.

Los hechos se repitieron y ahora Chileno comenzó a comprender que si se


mantenía quieto no lo molestaban mientras que si se movía hacia atrás, se
encontraba con ese castigo.

Como era inteligente encontró que sería mejor quedarse quieto, pero entonces
llevó la cabeza hacia el lado opuesto al cuerpo de Hardoy.
Allí no le podrían poner el bozal… pero el castigo también se hizo presente.

Finalmente Chileno entendió que debía quedarse quieto y con la cabeza recta
para no ser molestado. Cuando lo hizo, Hardoy puso el bozal y lo quitó,
alejándose de inmediato. Esto le mostraría que gracias a aceptar el bozal,
lograba deshacerse del hombre…

Luego de repetir lo mismo varias veces, quitó el bozal de trabajo para intentar
tan solo con una cuerda que controlara el cuello, mientras colocaba el bozal
común muy fácilmente.
Chileno comprendió cual era su lugar frente al hombre y dejó el juego y las
amenazas para esperar tan solo que le pusieran el bozal para ser llevado a
dormir a su box sin oponerse a ello. El ya no era quien dominaba

Ahora Chileno no causa problemas.

Enseñar al caballo a bajar la cabeza para colocar el freno o bozal

Algunos caballos tienen vicios que es necesario corregir con paciencia y


trabajo, pues entendemos que no es bueno permitirlos si queremos pensar en
la excelencia.

Un vicio muy común que se ve especialmente en los animales de gran tamaño


es que levantan la cabeza cuando intentamos ponerles la cabezada con su
embocadura.

El error mas común de la gente en estos casos, es tratar de bajarles la cabeza


tirando de la rienda del bozal hacia abajo o bien prendiéndose de la nuca con la
mano libre.

Como los caballos reaccionan en el sentido opuesto a las presiones, esta


acción genera el efecto contrario al que buscamos, pues tirando hacia abajo,
ellos llevarán la cabeza mas arriba aún…

La idea es que quien trabaje el caballo comprenda exactamente como


reaccionan los animales a una acción para que el plan de corrección funcione
sin inconvenientes.

Para lograr una efectiva corrección, la idea es generar una molestia al animal
que aumente cuando este sube la cabeza y que disminuya cuando la baje.

Para hacer esto, debemos colocar una mano sobre la nuca del caballo,
mientras que entre el índice y el pulgar sostenemos un palito pequeño o bien el
extremo de una pluma.

Apoyando la palma de la mano sobre la nuca haremos una pequeña presión


para que bajen la cabeza. Si lo hacen, por pequeño que sea el movimiento,
quitamos la mano.
Si en cambio no solo no bajan la cabeza sino que intentan subirla, colocaremos
la punta del palito o pluma sobre la nuca para que el efecto de subir la cabeza
les sea realmente molesto.

Es importante tratar de mantener la mano con el palo a una altura fija, para que
esta permita claramente los movimientos de descenso de la cabeza y para que
sea evidentemente molesto un pequeño movimiento hacia arriba en el que se
ha de encontrar con el palito.

Lo que es incorrecto es colocar el palo y presionar continuamente hacia abajo


mientras el animal está bajando la cabeza. Esta acción de nuestra parte puede
provocar el efecto contrario pues para lograr un descenso completo, primero
han de aprender los pasos intermedios.

Una pequeña reacción hacia abajo es suficiente para dejar de molestar al


tiempo que le podemos ofrecer al animal un poco de pasto como premio.

Toco con el palo y baja un centímetro; entonces quito la mano y le doy un


premio.

Intentaremos nuevamente, tratando de que el animal sienta primero la mano o


un dedo y si no reacciona haremos presión con el palo. La idea es que sepa
que después de la palma de la mano vendrá algo mas molesto el dedo y
finalmente llegará el palo.

A la mínima reacción hacia abajo, quitamos el palo o dejamos de presionar con


la mano.
No pasará mucho tiempo hasta que el caballo entienda que bajando la cabeza
no siente molestia alguna, mientras que si la siente cuando la sube.

No se baja la cabeza por completo de una sola vez, sino por efecto de la
presión y molestia de varios toques que van logrando que el animal baje su
cabeza progresivamente y poco a poco.

Podemos también reforzar la orden, diciendo “DOWN” o cualquier palabra corta


que usted elija y siga utilizando luego en el tiempo. En este caso usaremos
primero “la palabra”, luego “la palabra con la palma de la mano”. Finalmente, “la
palabra con la mano y el palito”. Con el tiempo lograremos que baje la cabeza
sólo con escuchar la palabra.

La idea es tratar de lograr que el animal baje la cabeza con una acción simple
de la mano o el dedo.

Si por alguna razón vuelve a reaccionar levantando la cabeza, recuperaremos


el palito, que habrá de molestar más que el dedo o la mano.
No es bueno permitirles pequeñas licencias o perdonarles algunos errores en la
reacción, pues estaríamos haciendo confusa su reeducación.

Cuando sentimos que el animal ha vuelto a entender que si reacciona mal se


encuentra con la molestia y si lo hace bien encontrará confort, volveremos a
presionar con el dedo y luego con la mano.

En la mayoría de los casos el problema aparece cuando quienes colocan la


embocadura dentro de la boca de los animales, les golpean los dientes con el
hierro del bocado. Para corregir completamente el vicio es necesario estar
seguros de que podemos colocar la embocadura sin golpear los dientes.
Para ello es de gran utilidad estimular los animales a abrir la boca
introduciendo un dedo en ella antes de ingresar con la embocadura.

Con este sistema, poner un bozal o una cabezada con freno, ya no será un
problema ni para los altos ni para los petisos.
Recuerde, que para lograrlo se requiere trabajo y paciencia, pues todo
aprendizaje es progresivo.

Enseñar al potro a entregar las patas

Para un caballo, sus patas son sus más importantes armas de defensa.

Tan potentes como el músculo que las impulsa, tan repentinas como un
martillo, tan efectivas como una herramienta de precisión.
Mientras un caballo disponga de sus patas para defenderse, estará tranquilo.
Aquí radica la razón por la que los caballos que son desconfiados, causan
problemas cuando queremos levantarles las patas.

Sin embargo una buena doma no podría serlo, si el domador no entrega su


animal preparado para que se le puedan colocar herraduras o para poder
desvasarlo correctamente.

Para levantar las patas, primero que nada debemos saber donde colocarnos
para no correr riesgos. En este sentido le recomendamos que su cuerpo se
mantenga a un costado y delante de la pata que ha de trabajar, mirando hacia
ella; mas o menos en línea con el centro del lomo. En este lugar estaremos
lejos del alcance de una posible patada.

Digamos, que levantaremos la pata izquierda. Entonces, parados del lado


izquierdo del caballo, colocamos nuestra mano izquierda sobre el hueso que
sobresale de su cadera izquierda (isquion) y apoyamos nuestro cuerpo allí para
darle apoyo y sostén al peso que soporta la pata que hemos de levantar.

Al empujar sobre ese punto, veremos que el caballo flexionará levemente la


pata que pretendemos levantar y la mantiene en descanso pues se recuesta
contra nosotros.

A continuación debemos levantar la pata, pero para ello primero que nada
debemos tocarla para asegurarnos de no correr riesgos si llegara a patear.
Seguramente lo habremos hecho dentro de la manga cuando lo trabajamos por
primera vez. Al intentarlo fuera de la manga recomiendo primero que nada
tocar la pata con un palo pues si reacciona pateando, solamente habrá pateado
el palo.

Al utilizar el palo debemos avisarle al animal lo que haremos, anticipando


nuestros movimientos. Lo correcto para ello es tocar primero la parte superior
de la grupa, luego bajaremos al jamón, seguiremos a la pierna si no ha
reaccionado y finalmente terminaremos tocando la pata.

Si detectamos que va a reaccionar, detenemos el palo a la espera de que


vuelva a relajarse.
Si llegara a patear el palo, lo mantendremos en el punto en el que no se
molestó y volvemos a empezar. Tal vez hemos avanzado muy rápido y
debemos ir más lento.
Si acepta que lo toque el palo, se lo quitaremos, a modo de premio. Si no lo
hace, lo dejaremos en contacto, sin agredirlo, hasta que se dé cuenta que es
simplemente eso, “un palo” que lo toca y nada más.

Si encontramos demasiada resistencia al contacto con el palo debemos


trabajar la pata poniendo mas límites.

Para eso levantaremos una mano y la dejaremos atada en el aire pues de esta
forma se les hace casi imposible patear. Ahora volveremos a tocar con el palito
hasta sentir que ha pasado su miedo y deja de estar tenso. Será tiempo
entonces de dejar el palo y tocar con nuestra mano desde el garrón al nudo
hasta que podamos sentir que nos aceptan con tranquilidad.

Todo estará bien mientras se mantenga la mano arriba, pero el ideal es poder
llegar a las patas sin necesidad de levantar las manos.

Recomiendo colocar una soga enlazada en el extremo de la pata que nos


permita trabajar desde allí, en el momento de bajar la mano.

Desatamos y bajamos la mano atada mientras tomamos la soga que hemos


dejado enlazada a la pata. Entonces, a/poyando nuestra mano sobre el anca
comenzamos a tirar de la pata hacia arriba con la soga enlazada. Si lo hace
con tranquilidad y relajado, bajaremos la pata y cederemos la presión de la
soga. Será bueno repetir la operación varias veces, llevando la pata hacia
atrás y luego hacia delante.

Si se comportó bien terminaremos el trabajo levantando la pata simplemente


con la mano sin necesidad de utilizar la soga.
Puede ser de ayuda para quien levanta la pata, aferrarse de la cola del caballo
cuando la sacamos hacia atrás. Esto nos dará un punto para sujetarnos y
descansar nuestra columna.

Para llevar la pata hacia atrás a la posición de herraje es necesario meter el


cuerpo debajo del caballo mientras sostenemos la pata. Es más seguro tomar
el vaso de la punta o pinza, para mantenerlo flexionado.

Con nuestro cuerpo debajo del caballo tienen menos posibilidad de patearnos.

Para trabajar con la pata izquierda, meteremos nuestra pierna izquierda


levemente flexionada debajo del animal calzando allí la pata del caballo que
quedará descansando y flexionada sobre nosotros sin necesidad de hacer
demasiada fuerza.

Ahora podemos trabajar el vaso tranquilamente o bien, se lo ofreceremos a la


persona que lo haga mientras le sostenemos la pata.

Para llevar la pata hacia delante, hasta el banco del herrero, para terminar el
trabajo, servirá también la soga que usamos antes de levantarla.
Siempre apoyados sobre su cadera, comenzaremos a traer la pata con la soga
hacia delante. Poco a poco entenderá lo que queremos y verá que no hay
peligro. Entonces traeremos el banco para apoyar allí la pata.
Mirando ahora hacia delante y será nuestra pierna derecha la que sostenga y
dé apoyo a la pata para que no la baje y podremos trabajar cómodamente con
la escofina.

Dicen los viejos libros de equitación que “…si no hay pie, no hay caballo”… por
eso es importante saber que podemos trabajarles las patas, siempre que sea
necesario. La clave está en no correr riesgos.

Una yegua que no se deja poner maneas

Una yegua en celo recibirá al padrillo sin problemas en el momento indicado,


pero si aún le faltan unas horas para ovular, puede tener reacciones violentas
que ponen en riesgo la integridad del macho.

En efecto, las patadas que una yegua puede darle al reproductor cuando aún
no está preparada para ser cubierta por el reproductor, pueden provocarle
lesiones en su miembro, en sus patas o en sus manos. Esto podrían inutilizarlo
de por vida.

Todos estarán preocupados por cuidar la inversión realizada en el padrillo, que


llegó de lejos y ya tiene sus yeguas asignadas….

En general son pocos los que consideran a las yeguas para evitar problemas.
Todos los cuidados siempre son para el padrillo.

Si a la hora del servicio una yegua da trabajo, se enoja o pone nerviosa se


puede malograr el momento ideal para cubrirla y eso haría que se reduzca
mucho la posibilidad de preñarla en la fecha ideal.

Maneando las yeguas se reducen los riesgos para los padrillos y se aumentan
las posibilidades de que la yegua quede cubierta cuando sea mejor para su
manejo.

Viejas lesiones en las patas, por culpa de lastimaduras o peladuras, causadas


durante la vida de la yegua, dejan una sensibilidad especial que puede ser el
motivo por el que no quieran dejarse poner una manea.

Entonces surge la duda. Se expone el padrillo o no se realiza el salto?

Un problema de este tipo en una yegua de un importante Haras de caballos de


carrera, motivó a que llamaran a un especialista de caballos para intentar una
solución.

La yegua estaba apartada esperando la solución que permitiera preñarla ese


año. Nadie podía tocarle las patas con una manea pues comenzaba a las
patadas.
Aunque su campaña como corredora la hacía una de las elegidas para recibir
un padrillo especial, los dueños pensaban que el riesgo de estropearlo era muy
alto y le darían uno de menor calidad, si no estaban seguros de poder
manearla para el momento del salto.

En las patas de la yegua había signos de viejas lesiones.


El entrenador recordó que las maneas de patas realizadas en cuero o suela
pueden ser el motivo de lastimaduras y peladuras en la piel debidas a la
fricción que producen cuando el animal patea para sacárselas.
Debido a esto, ahora ella impedía que le tocaran la zona con cualquier
elemento. Ante la menor sensación o contacto descargaba una patada por su
extrema sensibilidad y sin maneas podía lastimar al padrillo.

Somos partidarios de usar maneas de goma en las patas de las yeguas que se
van a servir.
La goma tiene una fuerza especial que limita el movimiento, mientras que no
produce fricción y tiene una gran elasticidad.

Cada lado se aferra a la pata correspondiente con una cinta de cinturón de


seguridad de auto, con velcro en su extremo. Así se prende y desprende
fácilmente.

En el centro, la manea tiene la goma que evita y controla el movimiento.


Unos pasadores metálicos ayudan a variar la separación entre las patas para
hacer la maniobra simple, cómoda y rápida.

Al llegar a trabajar con la yegua problemática, se le levantó una mano y se la


dejaron en el aire. De esta forma le sería difícil patear y así se la trabajaría sin
riesgos.
Su potrillo llega con ella y lo dejan que participe del momento para evitar que la
madre se ponga nerviosa. El trabajo con maneas será un motivo suficiente para
provocar sus nervios.

Se coloca un lado de la manea primero. Luego y empujando la cadera para que


cierre las patas se logra colocar la manea en el otro lado.

Inicialmente se deja la goma del centro larga y así lo que sienta no será tan
traumático. Colocada la manea se baja la mano de la yegua y se la invita a
caminar para que se encuentre con ellas.
Seguramente las pateará con violencia pero esto no causa problema alguno.
Solo hay que controlarla con su cabestro. Las gomas ceden y traen la pata
nuevamente a su lugar.

Finalmente la sensación de estarse quieta es mejor que pelear contra


semejante fuerza y esto hará que opte por dejar de patear.

El animal aprende así que cada vez que intente patear la goma la limita sin
dolor mientras que la obliga a volver la pata a su lugar. Todo sucede sin
lastimaduras ni molestias y la yegua termina controlándose correctamente.
Ahora se podrá traer al padrillo. Le podrán poner a la yegua la manea de goma
para evitar cualquier riesgo al reproductor. Con una soga larga se le trabarán
las patas contra el pecho limitando la distancia de movimiento posible.

El padrillo llega y se prepara para montar.


¡¡ Todo fue con éxito y ella ahora vuelve al box con un nuevo embrión que
acunará en su vientre por 11 meses!!

Puede ser un crack.


Quien sabe?

Por el momento el servicio realizado permitirá soñar. Eso ya es suficiente


premio para un trabajo que no fue tan complicado.

Un caballo agresivo

Podemos discutir muchos días sobre los distintos sistemas de doma.

Algunos con técnicas más fuertes para el caballo, dirán que ellas les permiten
tener los resultados que buscan, en menos tiempo.
Otros en cambio, defienden procesos mas lentos y tranquilos en los que el
resultado, es siempre un animal absolutamente confiable.

También somos concientes de que el trato y la crianza de los caballos varían


en el mundo. Algunas yeguas paren en el medio del campo, sin ningún tipo de
asistencia del hombre. Otras convierten su parto en un evento familiar del
propietario.

En la montaña, en la llanura o en la estepa, los caballos salvajes alguna vez


entran en contacto con el hombre y sus técnicas.
Los resultados son muy diferentes. Cuando se toman caminos equivocados,
muchos animales terminan odiando al hombre que los trabaja y por ello se
convierten en agresivos.

Puede suceder, que tengamos el tiempo necesario para trabajar con ellos y
volverlos a convencer de que lo que les sucedió antes, ya no les pasará.
Cuando no hay tiempo, debemos conocer los sistemas que nos permiten
cuidarnos sin agredirlos para encontrar rápidas soluciones al problema.

Los tranquilizantes podrían permitirnos ciertas maniobras veterinarias, pero


estando bajo sus efectos los caballos no aprenden nada y cada vez que sea
necesario habrá que volver sobre lo mismo.

Los propietarios de un campo ganadero llamaron a un entrenador para que


tratara de corregir a un caballo realmente agresivo….seguramente se habría
transformado en ese por haber sido agredido por sus entrenadores.
La experiencia dice que los caballos son naturalmente buenos. Es el
hombre y su incompetencia quien los hace malos.
El entrenador pudo intuir su historia de castigos innecesarios tan solo por sus
reacciones, aún sin que alguien se la hubiese relatado.
Tratar de agarrarlo fue “todo un momento” en el que demostró que no le
faltaban agallas.
Los responsables de haberlo agredido cubriéndose con otro caballo, pudieron
arrinconarlo para tomarlo del bozal solo después de un largo rato.
Varias veces estuvo a punto de patearlos pero gracias a su pericia y la atención
que pusieron para evitarlo, no lo logró.

No había en ese momento razón alguna para patear, pero el tenía viejas
razones…. Ya no confiaba en el hombre.

Los dueños lo llevaron a un corral y lo dejaron atado a un poste alto. De esa


forma se evitaría que ante un posible salto pudiera sacar la soga por el extremo
superior del poste al tiempo que estando ubicado en el centro del corral daba
lugar para moverse sin riesgos de quedar arrinconado.

Para reducir su espacio de movimiento, se acortó la soga que lo mantenía


atado. De esta forma no estaría tan suelto para el caso de querer atacar con
las manos o los dientes.

Había que chequear su maldad y sus reacciones frente al hombre. Cuanto de


cierto había en todo lo que se decía de él….
Para ello el entrenador usó un palo largo, no para provocarlo sino para testear
su verdadera agresividad. El caballo mostró con violentas patadas que no
dudaría en defenderse.
Del otro lado del poste el entrenador se mantenía a resguardo de mordeduras o
manotazos.

El caballo estaba tenso y listo para pelear como fuera. El entrenador


comprendió que de esa forma sería difícil tocarlo y por esa razón acortó un
poco mas la soga que la mantenía atado dejando la cabeza del lado contrario.

En esta forma si el caballo quiere caminar dará la vuelta al poste a corta


distancia y eso mantendrá seguro al entrenador mientras se mantenga cerca.

A continuación utilizó un palo largo para pasar una soga larga que enlazara su
mano izquierda. Al contacto con la mano el caballo mostró muchas cosquillas.
Los movimientos del palo fueron lentos mientras que apoyado sobre el cuello
con la mano derecha mantenía una distancia prudencial quedando preparado
para ponerse a resguardo si aparecieran movimientos bruscos.

Cuando finalmente enlazó la mano, pudo pasar la soga por encima del lomo y
…nuevamente ayudado por el palo largo la recibió y tomó por debajo de la
panza a nivel del esternón.

Para no correr riesgos se puso a distancia con la soga y levantó la mano


enlazada, dejándola luego atada. De esa forma le sería muy difícil patear.
No se lo estaba agrediendo, solo se limitaban sus posibilidades de moverse
para evitar que pudiera agredir.
Con la vara le tocó todo lo que creyó necesario.
Cuando pateó volvió a colocar la vara y la quitaba cuando se quedaba quieto
aceptándola.

Pudo tocar sus patas con paciencia hasta que fue evidente que relajó sus
músculos.

El caballo quiso luego tirarse al piso y por el entrenador creyó conveniente


trabajarlo suelto, pero con la mano arriba. Se quiso escapar pero dentro del
corral y en esas condiciones era difícil lograrlo. Cuando se estuvo quieto se
sintió más cómodo.

Levantando la cabeza y presionando sobre la quijada se apoyó sobre el


entrenador. Sus ojos lo mostraron relajado y entregado.

Con la mano derecha y el codo apoyados contra el cuello el entrenador evitaba


que girara la boca hacia él. Esto evita que gire el cuello para morder.

Con la mano atada arriba, le ató entonces otra soga a la pata. Ahora quería
que sienta algo contacto en el posterior.
Tomando la pata de la cuerda y con sumo cuidado pudo levantar la pata una y
otra vez, sin riesgo. Si el entrenador se mantiene relajado y tranquilo ayudará a
que su caballo esté de la misma forma.
Después de un rato se veía un notable cambio. El caballo confiaba mas. Ese
día se habían respetado los tiempos y los miedos del caballo y este entendió
que no había razón para seguir tenso y a la defensiva.
Era tiempo de bajar la mano para estar de igual a igual.

Después de un rato mas de trabajo para confirmar que mantuviera su


tranquilidad lo dejó en libertad. Si el caballo había cambiado se dejaría agarrar
normalmente. Cuando miró al entrenador manteniéndose quieto éste avanzó
lentamente hacia él. Las veces que quiso escaparse hubo de sentir que lo
corrían y agredían como penitencia por hacerlo.
Al final entendió que mantenerse quieto era mejor y se dejó agarrar

Luego de unos minutos se entregó por completo y tuvo necesidad de


mantenerse cerca de esa persona que lo guiaba por eso lo siguió; ahora con
los ojos tranquilos y mansos.

Al finalizar el trabajo hombre y caballo ya no pertenecían a bandos diferentes.


Ahora estaban en el mismo equipo.
Luego de unas dos horas de trabajarlo con un método diferente, sin gritos y sin
agresiones, terminaron juntos.
Gracias a eso el caballo tuvo una nueva oportunidad..……

Problemas para trabajar a la cuerda

Cuando un caballo sale de su box, los músculos y ligamentos están en reposo.


Lo correcto es que se realice con ellos un tiempo de precalentamiento, previo a
las exigencias máximas. Con ello se evitan desgarros y posteriores lesiones
debidas a esfuerzos para los que el cuerpo aún no estaba preparado.

Los caballos aprenden todo lo que uno les enseña.

La mayoría de los que viven estabulados, salen de su box con muchas ganas
de correr. Al comenzar a trabajar, saltan de alegría disfrutando de la sensación
de libertad y de la posibilidad de moverse.

Si para que se tranquilicen en el trabajo a la cuerda los hacemos correr


impulsándolos con el látigo, aprenderán que es correcto comenzar a trabajar
de esa forma, pues aprenden que los dejamos de molestar cuando corren.

Esto se puede transformar en un hábito. En la mente del caballo se fija la idea


de que siempre que comiencen a trabajar, deberán hacerlo a gran velocidad.

Cuando los jinetes quieran montarlos para salir de paseo al paso, la intención
de correr perdura pues esperan que alguien los impulse. Así se los ha
habituado….
En este caso el jinete se verá en problemas para controlarlo pues ellos quieren
correr.

Se entiende que sea necesario tener los caballos controlados, en especial


cuando los trabajamos a la cuerda. Así se evitan así las corridas iniciales, los
saltos y las patadas; que pueden originar lesiones en los músculos y
ligamentos fríos y por otro lado aseguran una tranquilidad que siempre es
beneficiosa.

En un Haras de Caballos Lusitanos, llamaron a un especialista para corregir


este problema en uno de sus padrillos.

El caballo se descontrolaba al trabajar a la cuerda, perdiendo la unión y


derribando la grupa hacia el exterior. Afirmado a la cuerda, el cuerpo se
desplazaba del círculo trabajando en dos pistas, mientras patas y manos se
cruzaban desordenadamente.

Controlarlo se hacía verdaderamente difícil, pues el caballo iba de un extremo a


otro en pocas batidas, frenando súbitamente ó corriendo a gran velocidad.

La desordenada incoordinación de los movimientos, había producido golpes de


un miembro contra el otro y no lograban trabajar con el animal relajado, sino
luego de varias vueltas de violento galope descontrolado. Cuando el caballo se
relajaba lo hacía pues se cansaba y entonces no era el momento de enseñarle
nada.

El especialista trabajó el caballo en un lugar abierto con el látigo en la mano


para conocer sus reacciones. El padrillo miró el látigo y partió a gran velocidad
fuera de control. Evidentemente le temía, pues su oreja y atención se fijaron en
él de inmediato.
Llevando el látigo fuera de la zona de impulso las cosas mejoraron, pero el
ritmo aún se descontrolaba.

Al frenar el caballo quedaba de frente mirando a su nuevo instructor. Para que


volviera a andar, los ojos del instructor y su látigo se dirigían al extremo
posterior obligándolo a caminar nuevamente hacia delante.

La rienda de trabajo arrollada en la mano, permitiría un círculo reducido.


Lo pequeño del círculo impedía, a aquel caballo de gran tamaño, que tomara el
galope pues en esa distancia le era tanto mas cómodo el aire de paso y por
eso.. finalmente caminó.

El cuerpo del animal aún marchaba a dos pistas. Manos en una línea y patas
por otra.

El instructor no permitiría que el animal se apoyara a la rienda pues así podría


alinear el cuerpo. Su mano tomaba y cedía permanentemente para que el
padrillo no encontrara la resistencia que siempre había encontrado en la mano
firme de quien lo trabajaba a diario.

Si tomaba velocidad se volvía a achicar el círculo mientras se aumentaban con


insistencia los tirones sobre el cabezón.

Cuando la marcha era tranquila y el cuerpo se alineaba, se le entregaba la


rienda y el contacto se tornaba muy suave.

En pocos minutos el caballo comprendió que si marchaba al paso, no sentiría


molestia. El látigo ya no fue necesario.

El cuerpo del instructor avanzó hacia la zona de la grupa y el caballo partió al


trote. Solo como prueba, volvió a tomar la rienda afirmándose a ella y el padrillo
volvió a correr afirmándose a la fuerza que encontró presente nuevamente.
La reacción se corrigió en el mismo momento en que se le cedió la rienda y
cuando ya no sintió la presión sobre su nariz.

Aumentando el impulso levemente, para dar mayor dinamismo a su trote, el


instructor hizo que el caballo partiera al galope. Esta vez se mantuvo alineado.

Faltaba solo intentar los tres aires de marcha a la mano contraria. Muchas
veces se encuentran mayores inconvenientes de un lado que del otro.

Colocando el cuerpo en el lado contrario, el caballo cambió la dirección pero se


volvió a apurar. La corrección fue simple y todo se ordenó de inmediato.

El padrillo Lusitano ahora trabajaba únicamente al ritmo que se le pedía,


manteniendo su cuerpo alineado y activando el impulso de sus posteriores
debajo de la masa de su cuerpo comenzando un verdadero entrenamiento.

Cuanto mas lindo fue verlo trabajando de esa forma!!!


Mi caballo no se deja inyectar

“Invasor” es un caballo Lusitano, que fue propiedad de un criador; farmacéutico


de profesión.
Durante su infancia, creció en un lugar con alambres mal mantenidos…. hasta
que la fatalidad hizo que se cortara con ellos, gravemente una pata.

Era verano y las moscas empeoraron la herida.

Su dueño aplicó todo lo que tenía a mano para evitar infecciones, pero su
impericia para tratar con caballos lastimados y doloridos, hizo que cada día las
curaciones fueran más complicadas.

Conciente del problema, un día, Invasor fue vendido por muy poco dinero a una
persona que realmente podría ocuparse de curar aquella lastimadura.

No había cumplido los 2 años de edad, y aunque se notarían para siempre las
marcas de la herida, Invasor estaba mejor y parecía que no habría de claudicar
en el futuro.

Sin embargo, algunos problemas de salud que no se esperaban, aparecieron


cuando comenzó a trabajar.
Se agitaba exageradamente y luego tosía durante varios minutos.
Largos días de encierre en un box sin salir siendo potrillo, para evitar
infecciones en aquella su lastimadura, terminaron por afectar sus vías
respiratorias.

Invasor volvió a necesitar tratamientos y nuevamente las jeringas estaban


frente a él.

Cada día resultaba mas difícil aplicarle inyecciones, hasta que llegó el
momento en que llegó a ser peligroso, tan solo mostrarle una aguja cerca del
cuello.

Invasor llegó a romper completamente una manga de madera, a la que lo


ataron para obtener una muestra de sangre.

Sus nuevos dueños llamaron al especialista Hardoy, para que los ayudara con
este problema.

Hardoy llegó y verificó el problema dentro del box. Estando atado, le mostró
cerca del cuello algo parecido a una jeringa, para obtener una reacción
desmedida.

La idea entonces fue tomarlo por sorpresa y evitar que Invasor viera la jeringa.
Para ello, Hardoy intentó taparle los ojos con una venda primero y luego, por la
dificultad que significó el primer intento, con una manta.
Ya no veía, pero sus sentidos estaban a flor de piel. Solo escuchar ó sentir la
cercanía de Hardoy, motivaba reacciones peligrosas para la gente dentro de
aquel box.
Se decidió entonces sacarlo a un corral con arena, al que llevaron con la manta
puesta sobre los ojos.

Hardoy le levantó la mano y la dejó atada, para impedir que la usara como
medio de defensa.
Nadie pensaba hacerle daño, pero no éramos capaces de convencerlo de ello.
Sus recuerdos estaban muy frescos en su mente….

Con la mano en alto, le quitaron la manta de los ojos. Hardoy consideraba que
era mejor que viera todos los movimientos a su alrededor.

Para impedir los intentos de Invasor por morder, se le ató una rienda desde el
bozal a la cuerda que mantenía su mano en el aire dejándola flexionada a la
izquierda.-

Durante todo el tiempo en el que trabajaron en el corral, Hardoy fue asistido por
una persona que mantenía la cabeza en sentido contrario a Hardoy, facilitando
así el control del animal.

Colocando abundante cantidad de xilocaina en un pañuelo y del lado contrario


al que flexionara su cabeza y cuello; Hardoy redujo la sensibilidad de la zona
en la que habría de pinchar.

Mientras el producto producía el efecto esperado Hardoy se ocupó de acariciar


la zona, para quitar la sensación de una posible inyección. Fueron muchos
intentos fallidos por llegar al lugar con la mano; por ello y con un palo, llegó a
tocar la zona para luego hacerlo con la mano.

Invasor hizo todo lo que pudo y quiso hacer, sin recibir pinchazo alguno. Se
acostó en el suelo, se revolcó y se volvió a parar. Mientras tanto, Hardoy cada
vez que pudo tocó la zona que tanto defendía el caballo para darle una caricia.

El día era caluroso y las ganas de seguir peleando contra una supuesta
inyección, se fueron extinguiendo.
Para tratar de evaluar si los miedos de Invasor se terminarían al perder la
batalla…. Hardoy pinchó el cuello, allí en donde no había aplicado xilocaína,
pero el caballo reaccionó nuevamente con violencia.

Pasado cierto tiempo Hardoy, sin una jeringa en la mano, comenzó a pellizcar
la zona en donde debería inyectar o sangrar y no tuvo reacción. La zona estaba
suficientemente desensibilizada.

Sacó la aguja de su envoltura aséptica y la apoyó en vena. Comenzó a


presionar hasta que brotaron las primeras gotas de sangre. Introdujo la jeringa
y extrajo algo del fluido que todos buscaban.
Invasor no se dio cuenta y no tuvo quejas….

Le bajaron la mano para realizar la extracción en condiciones normales.


Hardoy volvió a pellizcar la zona sin reacciones de parte del caballo. Extrajo
una nueva aguja y volvió a pinchar la vena hasta que la sangre volvió a brotar
con éxito y sin reacciones.

Invasor había sido sangrado sin necesidad de atarlo ni de ponerle maneas por
primera vez en mucho tiempo.

Concientes de lo poco que le habrá gustado el trabajo de Hardoy a Invasor


creemos que fue necesario. Cualquier tratamiento inyectable para prevenir o
curar enfermedades, lastimaduras o para realizar análisis clínicos; serían
imposibles en el estado anterior.

Ahora sabemos que es posible y que podremos seguir cuidándolo


correctamente.

Mi caballo no sube al trailer

Al igual que el ser humano, el caballo tiene miedo de lo desconocido o a lo que


puede representar un peligro. Algunos de ellos, por más que cabestren
perfectamente, se niegan a entrar a un trailer, a un box, a un galpón o a pasar
cerca de una máquina o un auto. Este problema se presentará especialmente
si el lugar al que usted quiere entrarlo es oscuro.

La terquedad por entrar es peor si además tuvo experiencias negativas en sus


viajes en trailer. Una frenada brusca, un vuelco o un camino con muchos
pozos, pueden haber causado pánico y golpes a un caballo que con razón en el
futuro se negará a entrar a él.

Para que un caballo suba sin problemas a un trailer es muy importante que
confíe en usted. Debe sentir que usted es el amo, el guía y el jefe. De esta
manera el trabajo será mucho más fácil.

Si usted no tiene trailer propio, con un método muy sencillo puede preparar a
su caballo para el momento de subirlo a uno. La recomendación es armar un
trailer ficticio, haciendo que el caballo lo conozca incluso desde que se
comienza a construir.

Para esto, primero debe colocar dos filas de fardos de pasto separadas por las
que hemos de cruzar con el caballo de tiro. Luego ubique una tabla en el suelo
de las dos filas de fardos. Es posible que al principio su caballo intente saltarla
pero luego la pasará por encima naturalmente.

Después coloque una fila de fardos más angosta. El caballo mirará sin duda el
lugar que le queda para escapar, pero el espacio abierto le dará confianza para
cruzarla caminando una y otra vez hasta hacerlo normalmente.

Siga cubriendo el suelo de tablas, y cada vez que coloque una nueva intente
pasar nuevamente con el caballo hasta que lo haga sin problemas. Ud. debe
darle confianza antes de intentar subir las paredes laterales. Cuando lo haya
logrado eleve los lados sin vergüenza. Un trailer verdadero debe medir al
menos dos metros cincuenta de alto.

Cuando haya logrado una buena altura puede cerrar la parte superior, luego
cierre la parte delantera y finalmente deje al caballo allí. Recuerde que ellos
temen al encierro y para calmar sus nervios es posible que intente comer las
paredes de fardo.

Luego de pasar por esta experiencia simulada, cuando intente lo mismo con el
trailer no encontrará resistencia.
Un premio con comida luego de cada pasada puede estimularlos a ingresar
antes. Para trabajar con este método es preferible que su caballo esté en
ayunas pues así la comida será mas convincente.

Si por alguna razón su caballo se niega a subir aunque haya puesto en práctica
el sistema anterior, le aconsejo colocarle un buen bozal para invitarlo a subir
con él.
Me permito recomendarle el bozal martín Hardoy para ello.
En el momento en que se frene y deje de avanzar, no tire más de la soga sino
que oblíguelo a retroceder. Si su caballo no retrocede deberá tomar la soga
para hacerlo retroceder en círculos. La idea es que sienta que esa es la
penitencia por no caminar.
Verá que se repite la acción entienden muy rápido que es mucho mejor
avanzar hasta subir al trailer que verse obligado a retroceder.

Algunos caballos que tienen el vicio de tirarse de espaldas o asentarse pueden


ser más problemáticos para intentarlo. Con ellos será bueno trabajar también
con una tranca detrás que va avanzando cada vez que ellos adelanten. El
buen tino y sentido común le dirán a usted en qué momento le corresponde a
cada caballo sentir que lo contienen detrás. Sólo es cuestión de intentar.

Con estas técnicas, en poco tiempo logrará que su caballo pueda entrar a un
trailer o a cualquier lugar desconocido. Y así podrá llevarlo a todas partes sin
tener problemas.

Caballos que tragan aire

Estando en libertad y con suficiente cantidad de alimento, un caballo pasa


comiendo casi el 60 por ciento del tiempo.

Su estomago es demasiado pequeño en proporción al cuerpo, por lo que este


se llena y vacía permanentemente.
Cada vez que el estómago reduce su contenido, los jugos gástricos que se
vierten dentro, producen una acidez que solo se detiene cuando el alimento
vuelve a ingresar cubriendo sus paredes y evitando la molesta sensación.

El intestino traslada los alimentos hacia el recto, estimulado por un constante


paso de fibras de pasto, que promueven la peristalsis. En el caballo, esto debe
suceder a lo largo de todo el día para que se sientan a gusto. Los procesos
digestivos eliminan endorfinas al torrente sanguíneo que producen una
sensación de placer que disfrutan.

Pero el hombre que lo domestica y lo lleva a su casa en donde le brinda un box


para pasar el resto de sus días. Allí tendrá todas las comodidades que
necesitan los humanos, pero muy pocas de las que requieren los caballos.

Cuatro paredes con cama mullida, agua a voluntad y un techo que los protege
del sol y del agua.
Sin embargo allí no pueden ejercitar sus miembros como lo hacen cuando
están libres, no pueden comer cuando lo necesitan y están protegidos de un sol
que disfrutan cuando sienten sobre su piel o de la lluvia que los lava sin casi
mojarlos, gracias a la grasa que tienen en el pelo.

Dentro de esas cuatro paredes sienten hambre, pues solo los alimentan dos o
tres veces al día. La acidez estomacal se hace desesperante y para evitarla
tratan de comer lo que sea.

Desgastándose los dientes muerden la madera de la puerta y finalmente


obtienen resultados. La saliva ablanda la madera y logran arrancarle algunas
astillas.

A veces la astilla se paga en el paladar y continúan intentando tragarla, hasta


que lo logran. Durante los intentos también aprenden a ingresar aire al
estómago y esto les devuelve la sensación de bienestar que buscaban.
Seguirán intentando tragar astillas o alimento, pues es parte del instinto de
preservación… cuando no lo logren, saben que el aire también los satisface.

Así, se prenden con los dientes de los bebederos, de las maderas o de las
argollas. Cualquier cosa sobresaliente les puede servir. Con el tiempo algunos
aprenden a tragar aire sin siquiera prenderse de algo.

El vicio es un problema pues el aire que ingresa dentro del estómago, solo
puede ser eliminado por el recto. La estructura de la faringe del caballo no le
permite regurgitar o eructar. Cuando el aire que tragaron avanza para salir por
la otra punta no circula el pasto. Culpa de esto se paraliza el intestino y se
produce un tapón y este es el principio de peligrosos y mortales cólicos.
También sucede que debido a la expansión del estómago que produce el aire,
los animales sienten sensación de saciedad y esto hace que pierdan el hambre
y no coman lo necesario.

La corrección del vicio es complicada pues el problema aparece generalmente


en animales muy glotones. Sueltos en el campo y con suficiente cantidad de
pasto, dejan de tragar aire pues vuelven a comer naturalmente lo que les
ofrece la naturaleza cuando sienten hambre.

Sin modificar los sistemas de alimentación dentro del box, es difícil combatir el
vicio pues cada vez que sientan hambre, volverán a él.
Algunos sistemas de collares colocados debajo de la garganta evitan que bajen
la laringe para hacer el movimiento de tragado e impiden el vicio. Los
realizados en suela son menos molestos y muy efectivos.
Un modelo con aluminio articulado que se coloca debajo de la garganta es
altamente efectivo, pero se lo considera muy incómodo pues incluso no permite
que tomen agua. Hay que reconocer que estos elementos son solo paliativos
pues ni bien se les quita, vuelven a intentar el vicio cuando sienten hambre.

Al vicio de tragar aire se lo considera uno de los vicios redhibitorios que


impiden una venta y se han intentado cientos de cosas para evitarlo.

Hemos tenido excelentes resultados dándoles de comer grano mezclado con


piedras. Este sistema hace que el caballo se entretenga intentando apartar el
grano de las piedras y así se alimenta pausadamente y se distrae. El pasto de
baja calidad colgado de una red, también es una elección que prefieren a tener
que prenderse a las paredes.

Si Ud es propietario de un caballo con este vicio pruebe con nuestras


recomendaciones. Si en cambio le han ofrecido uno para comprar, trate de
evitarlo.

Primer desvasada de un potrillo problemático

Para poder expresar al máximo su potencial, los caballos necesitan tener


buenos aplomos, pues con ellos podrán desempeñarse mejor.

Lo ideal sería que el cuidado podológico del potrillo se iniciara desde las
primeras semanas de vida, cuando es más fácil intervenir sobre la correcta
formación de los miembros.
Si no se presentan problemas al nacimiento, el plan ideal prevé el primer
desvasado alrededor de la tercera o cuarta semana de edad y una revisada
cada cuatro semanas hasta el sexto mes.
De ahí, se pueden distanciar los desvasados con intervalos de 6 semanas,
análogamente a lo que pasa entre una herradura y la otra en el caballo adulto.

Conviene acostumbrar a los potrillos, desde las primeras semanas, “a dar la


pata”, o sea a dejarse manejar por el herrero.
En este caso nos encontramos frente a un potrillo ya bastante grande y que, si
bien era muy manso, no había sido todavía preparado para una intervención de
este tipo.
Probamos de agarrarlo y vimos que no había recibido ninguna “educación” en
esa materia. El asunto podría complicarse y el herrero pidió la ayuda del dueño
y de otra persona para poder sujetarlo mientras intentaba hacer su trabajo.

En primera instancia se ató a la madre, que debía mantenerse cerca hasta que
terminara la operación y luego se puso un cabestro también al potrillo para
controlarlo.

Es siempre aconsejable que el criador presencie todas las maniobras. Conoce


al potrillo desde siempre y esto ayuda a mantener el animal tranquilo, sin
embargo cuando sus dueños se afligen o exclaman ante cualquier movimiento
de su potrillo es preferible que no participen.

Después de agarrarlo, se lo hace entrar a un box junto con la madre y se le


saca la cuerda para evitar que se enrede con ella.

El box es el lugar más seguro y cómodo para realizar esta maniobra.


El piso debería estar limpio, para permitir una mejor evaluación de los aplomos.

En este caso, con un potrillo que no estaba acostumbrado, pensamos que


fuera más seguro trabajar en un box con cama.
Hay que preparar antes una caja con las herramientas indispensables para
esta operación, la que ha de tener pequeñas dimensiones y debe ser
fácilmente manejable además de evitarle miedo al animal.
Se necesitan dos personas para contener al potrillo: uno ira a la cabeza y el
otro estará asido de la cola. De esta forma se limitan los movimientos para que
pueda trabajar el herrero.

El primer ayudante deberá pasar la mano por debajo del maxilar inferior del
caballo y sujetará la oreja con una mano. La mano tiene que estar siempre
lista, para agarrar la cabeza e inmovilizarla pues esto aquietará al potrillo. El
mayor peligro es que el pequeño se tire para atrás, golpeándose la cabeza
contra las paredes del box pero si lo agarramos de allí esto no podrá suceder.
La segunda persona levantará la cola y la mantendrá así, para sostener al
caballo si se mueve y para no presionarlo continuamente, generando de esta
manera una resistencia pasiva.

Es aconsejable, también, hacerle unos cariños cerca de la cruz, para


tranquilizarlo aún más.

Se colocará al potrillo, sujeto de esta manera, paralelo a la madre, para que se


tranquilice y para evitar los movimientos que realice buscándola, cuando se
sienta en peligro.

Ahora estamos listos para agarrar el pie y trabajar sobre el primer miembro.
Luego de un primer análisis de la situación, se empieza puliendo el vaso, los
talones y cortando la uña.

En general se trata de empezar con el posterior, porque es el más fácil de


agarrar cuando los potrillos son mansos.

En este caso fue más fácil agarrar el delantero y, por eso, empezamos de allí.

Posicionando de vuelta al potro paralelo a la madre, comenzamos las


maniobras.

Cuidamos siempre de estar en lugares seguros por que siempre es posible


recibir una patada.

Se continúa con el pulido del vaso y se lo desvasa.


Cuando el caballo se resiste, se lo acerca de vuelta a la madre y luego se sigue
trabajando normalmente

Puede suceder que el potrillo intente tirarse al piso y a esto habremos de


evitarlo de ser posible; sin embargo algunos como el nuestro simplemente se
dejan caer y entonces habremos de esperar hasta que lo volvamos a tener de
pie.

Cuando recupera la posición se retoma el trabajo con el posterior derecho. Se


repite el desvasado del pie, maniobra ya conocida.

Nuestro potrillo repite el mal hábito de tirarse al piso.


Hay que estar seguros de que la madre sea extremadamente mansa, como en
este caso. Si no lo fuese, no sería tan fácil manejar al potro, cuando se resiste.
Esta vez se cayó y hay que hacerlo levantar de vuelta. Se levanta, pero está
muy enojado y lo demuestran claramente sus orejas.
Está listo para patear, y ahí viene la patada.

Por suerte el caballo es un animal tan noble que siempre nos anticipa sus
intenciones.

Ni bien se ha calmado, retomamos el trabajo. Pero el animal ya se acostumbró


a tirarse.

Hay que secundarlo para impedir que se golpee la cabeza en la pared del box.
Cuando el potro está en el piso, hay que inmovilizarlo para evitar golpes de la
cabeza contra el piso.
Ahora, no queda mas que terminar con el desvasado del anterior derecho, con
el animal al piso. Desvasar el casco, cortar y pulir. Y estará listo.

Antes de dejarlo ir, es mejor que su dueño lo mime un rato, para tranquilizarlo y
darle confianza.
Cuanto mejor sea el recuerdo que le quede tanto más fácil será cuando se
deba repetir el desvasado en el futuro. Finalmente el potrillo pensará: no era
tan terrible….

Si bien no entendió lo que le pasó, es muy lindo verlo mamar y buscar


consolación en la ubre de su madre; ahora con sus vasos prolijos y con sus
aplomos pisando correctamente.
Vicios del caballo al montarlos

Mi caballo no parte a la mano y pata correcta

Los caballos son zurdos o derechos igual que los humanos.

Esto quiere decir que pueden tener preferencia a galopar con el lado derecho
mas que con el izquierdo o viceversa.

Harán mejores giros hacia un lado que al otro y tendrán mas seguridad y
equilibrio moviéndose de un lado, comparado con el opuesto, que no sea de su
preferencia.

Cuando se habla de un caballo equilibrado, se piensa en animales que son


capaces de galopar tanto a un lado como al otro, con la misma naturalidad.

Los caballos desequilibrados son aquellos que no lo logran y que por tal razón
pierden eficiencia, velocidad y habilidad en los ejercicios que realizan. Es por
ello, que es necesario corregirlos.

En principio y para que quede claro, diremos que un caballo galopa a la


derecha cuando lleva la espalda o paleta derecha un poco mas adelante que
la izquierda. Lo mismo sucederá con el miembro posterior, en donde se verá
que la pata derecha avanza un poco más que la izquierda.

Esto se debe a que los caballos al girar, inclinan el cuerpo sobre el lado con el
que van girando y ese lado queda más corto o bajo que el otro.

Para que la mano se mueva en ese espacio mas corto sin problema, la
proyectan un poco mas hacia delante ganando la distancia que necesitan y al
recogerla para la próxima batida, sale flexionada y sin problema.

La música del galope tiene un ritmo en el que uno de los tiempos se escucha
mas fuerte.

Ta ca tác; Ta ca tác, Ta ca tác. …

En el golpe fuerte, apoya la pata y la mano del lado al que va galopando; pues
es en ese lado, en donde larga mas peso y sobre el que se equilibra todo el
cuerpo.

Si el animal gira a la derecha y va galopando con la mano y pata derecha o “a


la derecha” como se le dice normalmente; el giro será potente, firme y en
equilibrio.
Si en cambio el animal debe girar a la izquierda, pero galopa con la mano y
pata derecha, el giro será desequilibrado y por lo tanto inseguro. El cuerpo
deberá inclinarse a la izquierda pero el peso del caballo estará cayendo del
lado derecho.

Sobre exigir de trabajo un miembro o necesitar mas espacio para hacer un giro,
pueden ser algunos de los problemas de los caballos con éste vicio.

Lo primero que debemos hacer con los caballos que no salen al lado correcto
es revisar con un veterinario la extremidad que no quieren sacar. Puede
suceder que por algún dolor o lesión, tratan de no galopar sobre alguna de las
extremidades, habida cuenta de que es en ella en la que soltarán mayor
cantidad de peso y por ello dolerá mas.

Para hacer la corrección en primer lugar, trabajaremos el caballo a la cuerda en


un corral en contraposición, sobre el lado contrario de la mano y pata que no
saca.

Digamos que no saca el lado izquierdo, entonces flexionaremos el cuello con la


cabeza al lado derecho colocando una rienda de atar del lado derecho.

Cuando el caballo ande cómodamente al paso manteniendo la flexión y sin


pelear, le pediremos trote. Cuando haga bien al trote, le pediremos galope.

En ésta posición estará doblando el cuello al lado derecho y por ello atrasará la
espalda derecha, por lo que se adelanta la espalda izquierda.

Por llevar la cabeza al lado exterior del corral, veremos que la grupa entra
hacia el centro al corral y esto lo obligará a iniciar su galope con esa pata.

El ideal es trabajar con el caballo varios días hasta estar seguros de que sale al
galope a la mano correcta, sin inconvenientes sin jinete y con la rienda de atar.

Ahora montaremos el animal con una fusta y si es un caballo con poco impulso,
será conveniente también ayudarnos con una espuela.

Comenzaremos al paso y lo pondremos en contraposición con la rienda


externa, fijando la mano baja para que flexionen la cabeza y la nuca.
Llevaremos el posterior hacia adentro con la pierna externa. Si lo logramos,
soltaremos el contacto como premio y volveremos a comenzar.

Haremos lo mismo al trote..

Cuando notemos que el caballo no empuja la rienda para enderezarse ó para


sacar la grupa al lado externo; que es lo que hacen para arrancar con el lado
incorrecto, entonces podremos pedirle que galope.

Con la cabeza del caballo afuera, …….nuestra pierna de afuera atrás,…….la


fusta del lado de afuera en el posterior…….. la grupa adentro….. y así pedimos
el galope.
En ésta posición el caballo habrá llevado la espalda derecha atrás y adelantará
la izquierda para salir con el lado correcto.

Es importante pedir el galope sin regalar o entregar las riendas ya que de


hacerlo, el caballo enderezará la cabeza y perderá la posición que lo obliga a
salir al lado que queremos y lo volverá a hacer mal.

Si nos es difícil hacerlo, recomendamos dejar una rienda de atar colocada corta
en el lado exterior, que para el caso sería el derecho.
Nosotros manejaremos con un par de riendas normalmente, pero la rienda de
atar se asegurará de que el caballo no nos quite la posición.

Cuando el ejercicio salga naturalmente y fácil podremos comenzar a pedirlo


enderezando el caballo y dejándolo mirar hacia el lugar del giro, siempre
manteniendo la presión de la pierna y así seguirá saliendo correctamente.

Gran parte del error que aparece en algunos animales, nace de la falta de uso
correcta de la pierna de los jinetes. Recuerde siempre que es con la pierna con
lo que deberá dar las ordenes para acelerar el caballo y por ello en un buen
jinete habrá que mantenerla ejercitada.

MI caballo se precipita

Al inicio del trabajo, todos los caballos tienen ganas y voluntad de hacer lo que
se les pide. Cuando terminan, lo normal sería que regresen a su box
lentamente por estar cansados. Sin embargo la mayoría de los caballos
regresa a su casa, a su establo o a su lugar de descanso, apurándose por
llegar.

Decimos que un caballo está precipitado, cuando intentamos llevarlo a un ritmo


de marcha o en un aire y éste se apura, mas de lo que nosotros pretendemos.

Podríamos querer que camine, pero se pone al trote. Entonces esta


precipitado.
Si queremos que trote pero anda al galope, se estará precipitando.
También diremos que se precipita, si queremos marchar a un galope reunido y
cadenciado; y se pone a un galope tendido y ligero.

Toda vez que un caballo necesite que su jinete se prenda de las riendas para
ordenar su velocidad y ésto no logra modificarla, diremos que está precipitado.

Hay muchas razones que pueden llevar a un caballo a presipitarse.-.

El impulso natural, que es un deseo propio de muchas razas, que hace que
los caballos disfruten corriendo. Tal vez sienten que corriendo durante el
tiempo que se les permite trabajar fuera del box, son libres.
El impulso artificial, que se consigue con la espuela, la fusta o los elementos
de castigo. Los animales aprenden que si corren no se les castiga y a veces lo
hacen, sin que se les pida, para evitar el castigo que algún día recibieron.

El aburrimiento, de dar siempre la misma vuelta por el mismo lugar o en la


misma pista, puede generar apuro por volver y para dejar de hacer aquello que
los aburre tanto. Ellos saben que al menos en el box, no se les exige nada.

El hambre, y los horarios para la comida, estimulan en los caballos la


producción de saliva y las ganas de comer. Si trabajáramos caballos en los
horarios en los que normalmente se les da de comer, podrían intentar apurarse
solo por llegar rápido a su comedero.

El llamado de otros caballos, con quien comparten el lugar o se unen por una
antigua amistad. Un potrillo que llama a su madre reclamando su leche.
Cualquier caballo que encuentren en el camino, que les de sensación de grupo
y con quienes puedan sentirse protegidos y a gusto puede motivar que nuestro
montado se precipite.

La inseguridad, producto de un jinete inexperto, que trata de manejar a su


caballo con movimientos e indicaciones equivocadas hace que los animales se
protejan queriendo volver.

La agresión, que pueden recibir de quienes creen que todo es culpa del
caballo y no de ellos violenta a los animales y los acelera para que el martirio
termine rápido.

Cualquiera de éstas, razones pueden ser motivo para que un caballo se salga
del ritmo que queremos y apure su marcha, precipitándose.

Un caballo precipitado no se relaja, no descansa y gasta mas energía que la


que debiera. Un caballo que pelea con su jinete al correr, corre dos carreras;
una contra la distancia y otra contra quien lo monta.

En competencias largas es fundamental ser capaces de regular la energía que


gasta nuestro caballo en cada etapa
.
Para poder controlar un caballo que se apura utilizaremos un castigo que no
duele, pero que los ha de molestar mucho: un círculo pequeño.

Comenzaremos dándole al caballo la posibilidad de ir a la velocidad que quiera


entregándole las riendas, dentro de un corral circular.. Seguramente se apurará
e intentará correr.
Para corregirlo, tomaremos una rienda, en éste caso la del lado izquierdo y
pondremos al animal en un círculo chico, que lo obligue a bajar la velocidad.
Esto se logra rápidamente tan solo por entrar en el círculo pequeño, pues allí
les es difícil ir ligero.
Usaremos solo una rienda para entrar al círculo y dejaremos libre la rienda
externa, para no frenar al caballo. Tienen que poder andar ligero, pero se lo
permitimos dentro del círculo pequeño.

Cuando haya bajado la velocidad pues se cansa o marea, lo dejaremos salir


hacia delante como premio, entregándole las riendas.

Volverá a sentir las ganas de correr y se saldrá de la cadencia que habíamos


logrado.
Entonces lo volveremos a poner en el círculo igual que la vez anterior. Es
posible que ahora se comience a marear mas por las vueltas y quiera ir mas
lento para evitarlo. Será bueno obligarlo con la pierna externa o una fusta a que
se apure, pues debe sentir lo malo de un mareo.

Para que nosotros no nos mareemos como el caballo, debemos mirar en los
círculos un punto fijo como el ojo o la nariz de nuestro montado. Al mantenerse
fijo para nosotros, los efectos de las vueltas que demos no nos marean.

Si baja la velocidad y se cadencia, le daremos la rienda como premio


nuevamente.

El caballo aprenderá:

“Cada vez que me apuro, me ponen en un círculo y me mareo. Cuando


bajo la velocidad, me entregan las riendas y no me molestan”

Poco a poco comprenderá que es mas conveniente bajar la velocidad y


mantenerse a un ritmo suave y relajado, que andar ligero y apurado.

Repetiremos la indicación, tantas veces como las que creamos necesario y


volveremos al círculo cada vez que sienta que el caballo se apura sin razón.

Es bueno aspirar a que su caballo sea capaz de mantener un ritmo suave, sin
siquiera tocarle la boca con las riendas. Así habrá llegado a mantener un
control casi perfecto.

Con un buen trabajo verá los resultados casi de inmediato, pero deberá
confirmar la corrección realizada en los días sucesivos, cada vez que sea
necesario pues de no ser así vuelven al vicio.

Cuando haya realizado la corrección correctamente notará que puede


administrar mejor la energía de su caballo durante la competencia o que
simplemente ahora puede volver a su casa con tranquilidad, sin apuros ni
molestias.

MI caballo quiere corcovear

Existen muchas razones por las cuales un caballo puede querer corcovear.
Para descubrirlas y entenderlas, será necesario que nos preguntemos a
nosotros mismos, que podemos estarles haciendo para generarles la
necesidad de reaccionar violentamente contra nosotros.

En principio, diremos que hay seis razones que llevan al corcovo de un caballo.

La falta de doma, …..


Los equipos inapropiados, ….
La falta de trabajo, …..
Los temperamentos de caballos mal contenidos….
Los dolores o lesiones y
Las acciones del jinete que confunden.

Sin duda la falta de doma es la razón de muchos corcovos. El caballo trata de


entender lo que su jinete le pide, sin mediar el tiempo necesario para aprender
a salirse de la molestia que siente.

Una pierna fuerte puede provocar enojo y la consecuencia del enojo es el


corcovo.
Una fusta para que avancen, puede sorprender y producirá una reacción mayor
que la esperada

La mano pesada sobre la boca de un animal muy sensible, también puede ser
un motivo que los haga corcovear.

Como entrenadores debemos entender que un caballo debe familiarizarse con


cientos de nuevas sensaciones que no le son comunes ni naturales, cuando
está con nosotros y que pueden generarles miedo y necesidad de escapar.
Cuando no lo logran, corcovean.

Respecto de los equipos inapropiados, podemos pensar que las


embocaduras que lastiman o duelen demasiado pueden motivar reacciones
violentas. Siempre hay alguien sosteniendo la rienda que se prende a la
embocadura y por ello será necesario saber si el problema lo causa el
elemento en la boca o quien lo trabaja.

Las cinchas muy apretadas, finas o colocadas sobre heridas, también producen
reacciones que uno no quiere afrontar. La precaución y atención necesaria con
estos elementos ayudaría a evitarnos riesgos.
Lo mismo sucede con las monturas, que se colocan sobre lastimaduras o
inflamaciones en el lomo. Como no pensar que un caballo tiene derecho a
corcovear por culpa de los dolores que le producen estos equipos presionando
sobre la herida…..

El caballo en libertad, regula sus movimientos y así compensa la energía que


consume, con la que gasta.

Cuando los dejamos encerrados y no trabajan las cosas son diferentes.


Les damos de comer, pero muchas veces, no tienen la posibilidad de gastar la
energía que consumen.
Se los nota nerviosos y enérgicos, con ganas de andar y consumir lo que les
sobra.
Si en ésta situación los frenamos y tratamos de controlarlos, es posible que el
resultado sea un corcovo que intente lograr lo que le estamos impidiendo.

Algunos caballos tienen un temperamento especial, diferente,…se destacan


de los otros.-
Son los mejores, son los caballos estrellas. ¡¡¡Es por eso que son difíciles!!!
Si queremos competir y ganar, habrá que elegirlos; pero junto a esa elección
nos encontraremos con problemas de carácter. Ese tipo de caballos te prueban
todos los días, pues quieren ir a la vanguardia para liderar. Es natural, ellos
son líderes.

También debemos decir que los dolores que hoy aparecen y ayer no estaban,
pueden resultar en un corcovo.
Un caballo con la boca lastimada, un cólico, un desgarro muscular, una yegua
en estado de celo o un padrillo contenido cerca de la yegua, pueden ser
motivos suficientes para generar un corcovo.

Hay muchos jinetes que son culpables de los corcovos:


La duda, los tirones, los talonazos, los rebotes sobre el lomo o los movimientos
imprevistos, pueden exponernos a un corcovo.

No se puede enseñar a montar a una persona, en pocos minutos, por lo que no


entraremos en los detalles, que siempre será bueno corregir.

Simplemente trataremos de hacer algunas recomendaciones que sean


generales y sirvan para controlar cualquier situación de posible corcovo, pues
pudiendo controlarlas no corremos riesgos y luego habrá tiempo para analizar
el origen del problema.

En principio le recomendamos que monte los caballos riesgosos, con un


bajador relativamente corto, que controle la cabeza. Sabido es que un caballo
al corcovear pelea con la cabeza para quitar las riendas. El bajador atado a la
cincha, evitará esa forma de pelear contra Ud y será de gran ayuda.
Déjelo atado tan largo como para que, cuando el caballo esté en posición
natural, el bajador haga presión sobre la nariz.- Mas corto que esa distancia es
perjudicial pues posiblemente no quieran caminar.

En segundo lugar le recomendamos trabajar a la cuerda hasta sentirlos


relajados si han estado muy parados y sin moverse.
Deje que ellos salten de alegría, tanto como lo que crean necesario, sin que
Ud. deba mantenerse sobre su lomo durante ese tiempo de juego.

Finalmente le recomiendo que cuando UD. Sienta que su caballo quiere


corcovear no lo frene, sino que por el contrario le permita caminar, pero en un
círculos bien chicos.

Tome una rienda bien corta, mientras deja la otra suelta o sin tanto contacto.
Usando la rienda izquierda nos tomaremos con la derecha de la parte delantera
de la montura sosteniendo en esa mano la rienda tratando de que esta no le
toque la boca.

Obligue el caballo a entrar a ese círculo cerrado, con pequeños toques sobre la
boca, pero sin afirmarse a la rienda.
Póngalo a la velocidad que pueda y mantenga su mirada en un punto fijo de la
cabeza del caballo, para no marearse. Los ojos, la nariz o las orejas.

A diferencia del animal que se precipita Ud debe empujarlo con la pierna para
obligarlo a caminar apurado, pero sin permitirle el corcovo.

Cada vez que sienta que su animal afloja el lomo y se relaja, trate de hacerlo
caminar por derecho.

Repita la acción tanto como crea necesario, hasta hacerle saber que si quiere
corcovear tendrá que volver a entrar al círculo que lo marea.
Si Ud siente que el caballo le quitará de la mano la rienda izquierda con la que
ha de contenerlo en el círculo, puede dejar atada la rienda a la cincha del
mismo lado hasta que siente que el animal se relaja y entonces la va soltando
hasta lograr una marcha en línea recta.

En los caballos con demasiado nervio, e incluso en aquellos con mucho miedo
a las cosas nuevas, no veo mal la posibilidad de darles un poco de
tranquilizante, para mantenerlos algo mas tranquilos mientras conocen y
aprenden las novedades.

No tardarán mucho en darse cuenta que es mejor solo caminar.


Ud. podrá relajarse y gracias a eso, él también lo hará.

La yegua levanta la cabeza al frenar

La tendencia natural de los caballos es ir en contra de las presiones.

Si los tiramos con una cuerda hacia delante, tratarán de oponerse a esa fuerza,
yendo hacia atrás.

Si tiramos de las riendas hacia atrás, intentarán ir con la cabeza hacia delante.
Si tirásemos con las riendas hacia abajo, llevarán su cuello hacia arriba….

Reaccionan oponiéndose a la presión, en sentido apuesto a ella. Esto sucederá


hasta que aprendan que les es más fácil o menos incómodo, reaccionar yendo
hacia la presión en vez de ir contra de ella.

Marcelo llegó montando a “Noche estrellada” su yegua, para mostrársela al


especialista Hardoy.

Se veía claramente que estaba incómoda con la embocadura con la que la


manejaba, pues su movimiento de cabeza era característico. Contó que la
yegua era nueva y que había sido maltratada con tirones en la boca en el lugar
en el que la dejó para que la amansaran; por lo que decidió continuar
personalmente con su entrenamiento
.
La actitud al frenar, la rigidez del cuello, la tensión en el lomo y la falta de
unión, mostraron el problema rápidamente.

Examinando la embocadura, Hardoy vio que debido a su escaso espesor


ejercería una gran presión y el dolor que le produciría al actuar sobre la encía
serían importante. Se justificaba por esa razón la mala reacción que tenía y que
ahora intentaría corregir.

Por serte al revisarle la boca pudo constatar que estaba sana.

Por la falta de doma de “noche estrellada” Hardoy optó por usar un freno de
espesor intermedio, ideal para trabajar caballos nuevos.

Para acostumbrar la yegua a la nueva embocadura la dejó ensillada y suelta en


un corral, acortando alternadamente una rienda a cada lado de la cincha,
obligándola así a flexionarse suavemente a cada mano.

Cuando la yegua aprendió a caminar con la cabeza flexionada a ambos lados y


sin tironear de la rienda, fue el momento para acortar las dos riendas de cada
lado y al mismo tiempo. Ahora la flexión ya no fue lateral sino que la yegua tuvo
que flexionarse longitudinalmente incurvando la nuca y bajando la cabeza.

La yegua trabajó así un tiempo hasta que Hardoy vio que el proceso de
adaptación se había cumplido, pues caminaba y trotaba con ritmo y una buena
posición de cabeza; sin permitir que las riendas le tocaran la boca.

Hardoy agregó un segundo par de riendas a la embocadura para manejar con


ellas, mientras que mantuvo el primer par amarrado a la cincha.

Las primeras estaban prendidas de las argollas superiores, pero el nuevo par
sería trabajado de las argollas inferiores por lo que la acción del freno sería
algo más severa cuando daba indicaciones con ellas.

En ese momento montó la yegua para trabajarla al paso.

La idea era mostrarle que si buscaba salirse del contacto como siempre, yendo
con su cabeza hacia delante, las riendas atadas estarían allí, listas para
evitarlo.

Las suaves manos de Hardoy comenzaron a permitirle a la yegua que


encontrara un lugar en donde no sentia la embocadura. Cuando bajaba la
cabeza, se notaba que cedía la tensión total pues “noche estrellada” mascaba
mostrando su conformidad.

En el aire de paso se empezaron a ver muchas mejorías. La yegua acortaba el


paso en evidentes medias paradas, manteniendo una posición correcta y
entonces, Hardoy le entregaba las riendas como premio.
Con ella no se necesitaban espuelas ni fustas.

El trabajo siguió al trote, acortando y alargando la marcha de la misma forma.

Hardoy se encontró con algunas reacciones de la yegua que intentaron volver a


la posición no deseada, pero las riendas fijas la obligaban a volver a la
normalidad.

Trote largo y trote corto, con una actitud bien alargada en el primer caso,
seguida de otra acción bien redonda cuando se encontraba con mayor
contacto. La idea era pedirle a la yegua que soportara progresivamente la
embocadura, evitando reacciones indeseables.

En el galope mostró con una muy linda actitud, especialmente cuando el


círculo fue pequeño. Allí el freno la contenía y la yegua mantenía una posición
correcta metiendo sus patas debajo de la masa del cuerpo.

Hardoy trabajó a ambos lados para verificar que estuviera bien equilibrada
trabajando en las dos direcciones.

Una vez que la yegua se acostumbró a las variaciones de velocidad y contacto


en los distintos aires de marcha, fue posible pedirle “Alto”.
Suavemente y al paso se le pidió que frenara pidiéndole algunos pasos de
retroceso inmediatamente después de haberlo hecho..

En el aire de trote Hardoy también pidió el mismo ejercicio y la yegua volvió a


responder bastante bien.
Cuando la posición y la actitud fue la correcta se pudo frenar al galope con un
notable mejoramiento.

Marcelo su propietario deberá seguir reforzando los ejercicios aprendidos para


alcanzar las respuestas que le permitan prescindir definitivamente de las
riendas de atar, pero la “noche estrellada” ya va en marcha hacia una gran
mejoría y por el camino correcto.

Mi caballo frena con las manos

Algunas personas se quejan de la acción que tiene su caballo en el momento


de frenar. Sin duda, la incomodidad de una frenada con las manos, molesta y
desacomoda al mejor jinete pero además de ello, afecta lentamente las
articulaciones de las manos, hasta llegar a lesionarlas.

En libertad el caballo se mueve de la manera que le es más cómoda y eficiente.


Si miramos un caballo que corre suelto y frena, veremos que lleva su tren
posterior debajo de la masa del cuerpo, para que la potencia de sus músculos
posteriores detenga la inercia de la masa corpórea, amortiguando la acción
para que las articulaciones no se golpeen. En la misma acción, veremos que la
cabeza y el cuello tienden a bajar para mejorar la estabilidad y equilibrio,
manteniendo el centro de gravedad adelantado y evitando así que el cuerpo
pueda caer de espaldas.
Algunos errores en el uso de elementos y acciones, cuando se monta a
caballo; pueden ser el motivo de reacciones en el caballo que lo lleven a frenar
con las manos, sin utilizar los posteriores correctamente.

-Los frenos de puentes centrales altos y con las barbadas largas, golpean
sobre los paladares y obligan al caballo a llevar la cabeza hacia arriba,
frenando con las manos; mientras que además por ello, hunden el lomo.

-Los frenos finos o con acciones severas, en caballos con encías suaves y
sensibles, producen reacciones de molestia que impiden una acción controlada
del cuerpo.

-Las manos inexpertas de un jinete que tira de las riendas hacia arriba, en vez
de tirar hacia abajo y atrás, invitan a la cabeza y al cuello a elevarse.

-Un jinete que pide a su caballo que frene afirmando su cuerpo sobre los
estribos en monturas con estriberas adelantadas, carga su peso en la parte
delantera del caballo y traslada su centro de gravedad hacia delante, obligando
al caballo a usar las manos para frenar.

-El uso de tacos en las herraduras asegura el agarre pero impide que el
caballo amortigüe su frenada adelantando las patas. Los tacos impiden que se
desplacen por el suelo. Herrados así, al frenar deben saltar hacia adelante para
detener la fuerza de la inercia del galope en varios movimientos.

Primero que nada tendremos que corregir todo lo que lleva al caballo a frenar
mal: En los jinetes que usan las manos altas, pondremos una martingala que
mantenga la posición de las riendas.

Cuando los frenos son severos buscaremos algunos con la acción mas suave.
En los frenos con puentes centrales altos, ajustaremos las barbadas para evitar
que se levanten o simplemente probaremos con frenos sin puentes.

Al frenar, trataremos de elevar las rodillas un centímetro para evitar que el pie
pise con fuerza el estribo así el cuerpo permanece sentado correctamente
llevando el centro de gravedad a las patas, para obligarlos a usarlas al
detenerse.

Una forma de iniciar un cambio en la intención de los caballos para frenar


correctamente, es trabajarlos mucho pidiéndoles medias paradas.
Trote largo a trote corto.
Galope largo a galope corto, etc.

Luego comenzaremos con la acción de frenar propiamente dicha. Como


primera medida salimos al paso, frenamos e inmediatamente retrocedemos.

La idea es generar una acción conjunta de dos órdenes simultaneas que son,
el alto y el paso atrás, que se transformarán en un “ALTOPASOATRAS” todo
unido y al mismo tiempo.
La orden se pide suave, para evitar que el animal reacciones llevando la
cabeza adelante.
Si lo hiciera, podemos trabajar con un par de riendas de atar, que estarán allí
para evitarlo.

Repitiendo la orden de hacer “ALTOPASOATRAS” el caballo comenzará a


entender que siempre que le piden alto, deberá luego ir hacia atrás.
Para salirse de la molestia de la acción del freno lo mas rápido posible,
comenzará a prepararse solo para salir hacia atrás en el momento de frenar,
llevando sus posteriores debajo del cuerpo de manera que lo ayuden a
retroceder de inmediato y mejor.

Si repetimos el ejercicio, veremos que el animal entiende muy rápido y


podremos salirnos del paso para pedir un alto y paso atrás al trote.

Si sentimos que todo va bien y no es necesario tirar con fuerza para pedirles
que frenen, podremos pasar a pedir lo mismo al galope para terminar
pidiéndolo a toda velocidad.

Si somos capaces de perseverar para enseñar al caballo correctamente la


respuesta a la acción de tirar de las riendas, ya no será necesario corregirlo
mas pues lograremos que reaccione correctamente con una pequeña presión.
En definitiva eso es lo que queriamos …. O no?

Mejorando la forma de frenar

Una de las exigencias de cualquier prueba de doma es la llamada parada,


rayada o alto.

El puntaje será mayor cuanto mas se acelere al caballo en la corrida previa a la


frenada.
A gran velocidad, la fuerza de inercia continúa empujando el cuerpo hacia
delante aún con los miembros tratando de frenar. El resultado de esta forma de
detener al caballo, es un claro dibujo de dos rayas que dejan las patas en el
piso. Por esta razón al movimiento se le dice “la Rayada”.

Para lograr buenos resultados en este movimiento es importante analizar el


piso sobre el que habremos de ejercitarnos.
Los pastos altos impiden que las patas se desplacen, pues las matas hacen de
freno y traban el avance del vaso.

Las arenas sueltas y muy profundas hacen que la pata se entierre y el pié no
corre, obligando a frenadas a los saltos en dos o tres tiempos.

Recomendamos trabajar sobre pistas con unos 5 a 10 centímetros de arena


suelta y luego debajo, una superficie compacta para que el pie se desplace y
corra sin problemas. También es recomendable el uso de protecciones en las
patas para que los animales no se lastimen.
La enseñanza inicial se realiza trabajando en un corral o pista al paso sobre
uno de sus lados.
Cuando les pedimos que frenen giramos con una rienda la cabeza contra el
lado exterior del corral. Este será quien los detenga, sin necesidad de fuerza.

Cuando frenan tocando la rienda suavemente y sin necesidad de flexionarlos,


podremos seguir el ejercicio al trote. Nos interesa generar en ellos una reacción
al solo tocar las riendas pues, si necesitamos fuerza para detenerlos,
podríamos obtener reacciones fuertes o rígidas como respuesta y esto será
malo.

Los caballos frenan bien si retroceden bien, por lo que no hay que olvidar una
buena ejercitación del retroceso.
Incluir unos pasos de retroceso luego de la frenada en el momento inmediato y
posterior a haber logrado que se detengan, mejora la colocación de la grupa y
la cabeza.

Cuando lanzamos los animales a gran velocidad para frenarlos antes de dar la
orden los debemos reunir o armar levemente con las riendas. Un segundo
antes de pedirles que frenen, soltaremos las riendas para que suelten el cuello
y sea fácil traerlos a la posición que queremos con las patas debajo del cuerpo,
la cabeza flexionada y el cuello lanzado hacia delante, para equilibrar el peso
evitando que se caigan hacia atrás.

Sumaremos entonces un nuevo ejercicio que ha de mejorar los resultados.

Al frenar, giramos contra el lado exterior de la pista de manera que la cabeza


se levante y las patas entren tan abajo como sea posible para salir impulsando
en el giro.

La posición del caballo mejora rápidamente con el ejercicio, pero notaremos


una tendencia a desplazar el posterior generalmente al lado contrario de la
pista o pared.

Si giramos contra la pared a la izquierda el posterior tenderá a desplazarse a la


derecha y viceversa.

Sacando al caballo de la pared frenaremos en línea recta y al trote para ver la


tendencia del animal. Si el posterior se desplaza a la derecha al frenar habrá
que mantener la rienda derecha un poco mas corta para controlar el posterior y
así las patas entrarán parejas.

Es necesario evitar los tirones secos pues son los culpables del desequilibrio
de los animales y de las reacciones no deseadas. En primer lugar hay que
tocar la boca con la rienda y solo entonces les pedimos que frenen.

Si sentimos que al trote el animal frena naturalmente bajando la cabeza y sin


necesidad de un tirón fuerte, podremos comenzar a frenar al galope suave.
Para lograr que las patas avancen y corran sin trabarse con nada al frenar, es
necesario utilizar herraduras especiales. La parte delantera de la herradura de
las patas tendrá doble pestaña para ayudar a que se mantengan en posición
sin que se arranquen los clavos. El frente de la herradura tendrá un biselado
que ayuda a que patinen evitando que se entierren las patas. La base de apoyo
en el suelo es larga y lisa pues así se reduce el agarre haciendo un efecto
similar a un patín o ski.

Es importante saber que las piernas no deben afirmarse sobre los estribos al
frenar, pues eso lleva el peso del jinete a las manos Apoyados sobre los
estribos llevamos nuestro peso a la parte delantera del caballo y esto traslada
el centro de gravedad adelante. Es por eso frenan con las manos.
Para evitarlo recomendamos que al frenar piense en elevar las rodillas un
centímetro por encima de la montura. Esta acción descargará el peso de los
estribos y dejará el cuerpo en la horcajadura de la montura, haciendo que
avancen las patas y entren debajo de la masa del cuerpo.

Con embocaduras de patas cortas, la mano debe mantenerse lo mas baja


posible o se usará una martingala. Así se evita que los animales levanten la
cabeza.
Si las embocaduras tienen patas largas, las manos pueden quedar algo mas
altas pero habrá que ser muy suave con ellas para evitar reacciones negativas
como las cabezas o cuellos elevados.

Cuando todo sale bien y se dan las condiciones de una buena pista, sentiremos
una sensación indescriptible de suavidad y equilibrio, en un movimiento de
rienda en el que en general en las competencias se ve todo lo contrario…..

Mi caballo no retrocede

Muchos entrenadores creen que no es necesario enseñar a los caballos a


retroceder y directamente el ejercicio no forma parte de las exigencias de la
doma.

Pero los compradores de caballos en general descartan a aquellos que no


retroceden correctamente.

Tiene su sentido que lo hagan pues:

Un caballo que no retrocede, difícilmente frene bien.


Un caballo que no retrocede, es posible que pelee contra la mano del jinete y
se salga del contacto.
Un caballo que no retrocede no hará medias paradas correctas y esto
dificultará la reunión.

Retroceder ayuda a flexionar y alongar la columna, especialmente en la zona


lumbar.

Al retroceder correctamente, los caballos fortalecen sus posteriores, equilibran


sus andares y sincronizan sus movimientos.
Para decir que un caballo retrocede correctamente no solo hay que pensar en
que vaya hacia atrás, pues en un retroceso hay que mirar mucho mas que eso.

En un buen retroceso, el caballo no debe arrastrar sus manos contra el suelo


dejando rayas en la arena. Los movimientos deben ser suaves, rítmicos y
blandos, dibujando una línea recta. Los miembros deben moverse bien
sincronizados y la cabeza se debe mantener siempre alta.

Marcelo es un propietario que llamó a Martín Hardoy, para que le enseñara a


retroceder a su yegua criolla de 10 años.
“Amancay” tenía varias virtudes: la mansedumbre, la disponibilidad, la agilidad
y el coraje; pero el retroceso no figuraba entre los ejercicios con los que podía
impresionar a la gente.

Montado sobre “Amancay” Marcelo se sentía cómodo y seguro, en todos los


aires de marcha y en los giros.

Cuando le pedía que frenara lo hacía, aunque con el cuello un poco rígido.
Al pedir el paso atrás, su cuello y espalda se tensionaban totalmente junto a la
boca y la mandíbula.

En esa actitud, no había forma de moverla.

Marcelo mostró su forma de pedir el paso atrás a la yegua. Hardoy pudo ver
claramente, que no utilizaba sus piernas para hacerlo.

¡¡¡De la misma forma en que aceleramos un auto para que retroceda, debemos
impulsar a los caballos para que lo hagan!! pensó…..^t

Amancay mostraba una rigidez en su mandíbula poco común. Hacer que abra
su boca para colocarle el freno, era realmente un problema.

Hardoy notó que los dos elementos que se necesitan para retroceder, faltaban
en Amancay: El buen contacto y el impulso.

¡¡¡Pues entonces había que crearlos!!!

Hardoy trabajó a Amancay desde el piso con las riendas sobre la boca, para
que la yegua aprendiera a salirse de la molestia.

Al flexionarle el cuello, sobresalía en su unión con la cabeza, un notable


músculo artificial creado por hacer fuerza contra las riendas.

El trabajo comenzó con pequeños tirones hacia atrás que fueron flexionando el
cuello a un lado, cuando se veía que la yegua no retrocedía.

Finalmente, la exagerada flexión del cuello hacia atrás y a un lado, obligó a la


yegua a retroceder girando el posterior hacia el lado contrario. Con esa
reacción, Hardoy cedió las riendas y la dejó caminar hacia delante.
La acción de pedir inicialmente el retroceso en línea recta para luego flexionar y
continuar, se repitió varias veces.

Hardoy creyó conveniente arrimar las espuelas de ambos lados pero desde el
piso, para ver la reacción que tendría la yegua al sentirlas en su cuerpo. Ahora
había una razón mas molesta para moverse hacia atrás. La espuela llegaba a
impulsar como aplaudiendo contra el cuerpo y la reacción llegaba de inmediato.

Amancay entendió que si retrocedía, las molestias cesaban y la dejaban


caminar.

El primer paso estaba cumplido, pero aún faltaba montarla para crear el
acelerador que generara el movimiento de retroceso correcto.

Hardoy se colocó las espuelas que le había facilitado el propietario. Era con
ellas que Amancay trabajaría en el futuro.

En el primer intento no hubo reacción.

Torciendo el cuello a un lado, Hardoy utilizó con fuerza la pierna y espuela del
lado contrario; obligando a la yegua a avanzar muy flexionada. El proceso fue a
ambos lados.

Hardoy comenzó a trabajar con la pierna obligando a la yegua a flexionarse y


retroceder, con pequeños toques sobre la boca que ahora le impedían avanzar.

Amancay sintió la molestia de la espuela, pero ésta cesó cada vez que dio
algunos pasos hacia atrás.

Poco a poco las cosas mejoraban. La intensión de retroceder llegaba cuando la


pierna con la espuela lo pedían.

El trabajo continuó por algunos minutos y la yegua comenzó a entender el


juego. “si retrocedo no me molestan”…..”Pero si no lo hago me flexionan y
además siento la espuela”.

La estrategia comenzó a dar resultado y los retrocesos fueron más


evidentes.Tal vez la prolijidad y la cadencia aún no llegaban.

El objetivo era crear en Amancay la necesidad de retroceder, para salirse de la


molestia.

Marcelo montó sobre Amancay.


Dio una vuelta y le pidió que retrocediera pero volvió a no usar las piernas.

Hardoy se lo recordó y entonces todo pareció estar en su lugar.


Amancay retrocedía y encontraba que le regalaban la rienda para salir hacia
delante.
Uno o dos pasos fueron suficientes para el primer día.
Marcelo y su yegua tendrán tiempo para seguir mejorando el resto de los
detalles del movimiento pero la base de un movimiento correcto estaba creada
para que en el futuro solo debieran dedicarse a mejorarla.

Un caballo nervioso

Muchos nos preguntamos si el carácter de nuestros caballos, puede ser


modificado y mejorado, en función de lo que queremos de ellos.

Los que tienen un caballo nervioso, preferirían que se tranquilice un poco y los
que tienen un caballo muy tranquilo, seguramente añoran algo de brío.

El temperamento de los caballos tiene un origen genético, que se transmite


especialmente de madres a hijos.
Los padres aportan lo suyo, pero en menor medida.
Ese temperamento heredado, aprendido e imitado de la madre; se forja luego
del destete, con el resto de los animales de la misma generación.

Finalmente el hombre toma al potrillo que es el resultado de esas


circunstancias, para entrenar y educar.
No hay duda de que en esta parte del proceso, el potrillo también puede
modificar su temperamento. Si el entrenador lo encausa correctamente el
carácter se podrá expresar de la mejor manera, sin bloqueos ni locuras.

“Bruno” es un caballo Anglo Árabe con mucho temperamento. Tiene una gran
mansedumbre cuando uno está en el suelo. Parece entender que el hombre es
su amigo de verdad.
Como es celoso, evita que el resto de los animales se acerque a nosotros. El
quiere ser el primero y único.
La comida lo cautiva, pero que lo rasquemos es su debilidad. Es capaz de
acompañarnos, eligiendo estar con nosotros antes que con el resto de los
caballos, tan solo por tener algo más de aquello: Comida o mimos.

Sin embargo cuando se lo montaba, se transformaba en un verdadero


problema. Una inmensa cantidad de energía, nervio y brío, listos para explotar.

“Bruno” llega a nosotros pues su propietario quería un caballo tranquilo.


El jamás lo será. La mayoría del anglo árabe, son temperamentales.
No están pensados para satisfacer las necesidades de personas que los
atiendan solo cuando el trabajo, los viajes o las obligaciones profesionales lo
permiten. Ellos quieren y demandan atención permanente.

Al Señor le dimos el caballo que necesitaba a cambio de quedarnos nosotros


con Bruno.

Comenzamos a reeducarlo.
Si por alguna razón no podíamos montarlo por varios días, lo trabajábamos a la
cuerda unos minutos. Siempre nos obligamos a comenzar, al paso, luego al
trote y finalmente un poco de galope.
El trabajo a la cuerda no debe cansar al caballo. Solo se usa para distenderlo.

Al principio, las ganas de andar de Bruno, lo hacían empujar la embocadura


para correr. Como tiene la boca suave, se enojaba si no lo dejábamos hacer lo
que quería debido a que lo frenábamos.

Comenzamos con círculos pequeños usando tan solo la rienda interna, a la


velocidad que él quisiera, para castigar esta actitud. El podía correr sin que
nadie lo frenara, pero solo en círculos muy chicos.
Muchas veces quiso corcovear y mostraba con su cola el gran enojo, cuando
sentía la pierna empujándolo hacia adelante.
En el círculo pequeño se mareaba rápidamente y se terminaban los caprichos.

Dejó de querer corcovear, pero seguía con nervios exagerados…..


No podíamos entregarle las riendas para que caminara relajado como lo hace
cualquier animal, ni antes ni después de trabajar. El siempre quería gastar
energía extra tanto al salir, como al regresar.

El trabajo que se hizo para corregir esto, fue obligarlo a caminar. No hay que
permitir que nuestros caballos piensen por nosotros y se anticipen a lo que les
vamos a pedir.
Si les doy las riendas y trotan, sin que se los pida, es una decisión de ellos que
hay que corregir.
Si se apuraba, lo poníamos en un círculo muy chico, empujándolo con la
pierna. Al reducir el espacio de giro, le era difícil trotar y cuando tomaba el paso
le cedíamos las riendas y lo dejábamos salir en línea recta.

Cada vez que repetía su intención volvimos con el castigo, hasta que fue
posible caminar por toda la pista con las riendas totalmente sueltas y con el
caballo relajado.
Ya no tenía la tensión general en el cuerpo que mostraba cuando llegó.

El siguiente problema que tuvimos que corregir, fue el nervio que adquiría
después de un ejercicio exigido.

Luego de trabajar en serio, era muy difícil tenerlo quieto.


Lo obligamos a quedarse quieto, haciéndolo retroceder si caminaba sin
permiso. Siendo antinatural el retroceso, realmente prefirió quedarse quieto.
Fue necesario sancionarlo incluso ante el movimiento de la cabeza, pues
cuando se pide inmovilidad, se busca que el animal no mueva nada de su
cuerpo.

El entrenamiento siguiente se concentró en aumentar el trabajo y reducirlo


súbitamente a nada, entregando las riendas.
El principio de una pirueta… y caminar con riendas sueltas.
El principio de un piaffe y paso con riendas sueltas.
Un giro cerrado sobre las patas y otra vez tranquilidad total.

Poco a poco Bruno fue entendiendo que era necesario mantener la calma para
que lo dejen en calma.
Ya prefiere andar tranquilo, antes que desgastar energía innecesariamente.

Ahora que está más ordenado, podemos corregir los movimientos desprolijos o
inexactos. El descontrol y los nervios primero. La precisión y exactitud,
después.

Los caballos nerviosos no se tranquilizan si los corremos por la pista hasta


agotarlos. Lamentablemente no podemos cambiarles el carácter pero si
podemos encauzarlos.

Es por eso que a Bruno tendremos que seguir trabajándolo a la cuerda, cada
vez que no hayamos podido estar con él los días que corresponde….. así es él.

Alto e inmovilidad

Un caballo correctamente domado, debe obedecer cuando se le pide que haga


los movimientos necesarios y además debe dejarse montar tranquilamente y
aceptando a su jinete sin que para ello debamos tomar las riendas para
frenarlo.

Cuando un jinete quiere frenar su montado debe poder detenerlo


completamente. Si no lo lograra, diremos que el caballo tiene defectos de
doma.

La mayoría de las personas que montan a caballo, suben sobre la montura con
la ansiedad y el stress que les contagia la vida de estos tiempos.

Una vez encima y copiando a las películas de cowboys que miran en la Tele,
parten al galope sin mas. Pareciera que ese aire les permite sentir la sensación
de placer y libertad, que brinda esa cadencia y que necesitan para relajarse…

Esta actitud favorece el nerviosismo de los animales que lleva a que no quieran
estar quietos y tranquilos.

Hay que pensar también que muchos de ellos pasan encerrados el día entero
en el box. Cuando salen al exterior quieren gastar la energía que acumulan con
la alimentación que reciben pues encerrados no les es posible.

Para montar con tranquilidad, el propietario los pone a trabajar a la cuerda al


galope, esperando que agoten rápidamente la energía que tienen acumulada
por estar quietos. Como el galope los exige más, las energías se agotan antes
y es por ello que comienzan el trabajo a ese ritmo.

Poco a poco y sin saber, enseñan así a sus animales, que siempre se
comienza al galope. El día que quieren montarlos, sin haberlos trabajado a la
cuerda unos minutos antes, sentirán que su caballo no se queda quieto y
quiere correr. Esto es lo que le enseñaron a hacer cada vez que comenzaron a
trabajar.
Cuando montan sus caballos, algunos cometen el error de incitar a sus
caballos a caminar. Colocando el pie en el estribo apoyan la punta de la bota
contra la cinchera de sus caballos. Los animales interpretan que el pie los
impulsa a caminar y así lo hacen.
Pasado cierto tiempo de sentir lo mismo, verán llegar a su jinete preparado
para montar y caminarán; anticipándose a ese impulso que ya sintieron y ahora
quieren evitar.

Creo importante corregir estos detalles o errores de doma y por ello intentaré
algunos consejos.

Cuando trabajemos caballos a la cuerda, es muy importante que el primer ritmo


de trabajo durante algunas vueltas, sea siempre el paso.
Así se gravarán que siempre se comienza caminando y solo trotarán si el jinete
se los autoriza. Si al comenzar no nos concentramos en obtener el paso, los
estaremos mal educando.

En el momento de montar, debemos apoyar la rodilla de la pierna izquierda


sobra la espalda del caballo, para que nos permita hacer una palanca que lleve
la punta del pie hacia atrás, de manera de no impulsarlos y de esta forma
permanecerán quietos.

Si al montar caemos sobre la montura pesadamente, estaremos impulsando


con nuestro cuerpo al caballo y por esta razón caminarán.
Para evitarlo, es conveniente caer sobre el lomo, lo más suavemente posible.

Si aún así, tomando estos recaudos, vemos que nuestro caballo camina en el
momento de montar; usaremos las riendas desde el suelo para hacerlos
retroceder, ante cada intento por caminar.
Mientras quede quieto y con la rienda suelta, no habrá razón para castigarlo.
De esta forma, rápidamente comprenderán que estando inmóviles nadie los
molesta.

La inmovilidad en el momento de frenar el caballo en cualquier lugar, debe ser


total y deberá permitirnos relajar las riendas y soltarlas sobre el cuello, sin
necesidad de tener que frenarlos continuamente.

Algunos caballos conociendo su lugar, su box o el horario en el que les dan de


comer, se apuran por volver y no aceptan que alguien quiera controlarlos o
detenerlos.
También suele suceder con ellos que si nos resulta necesario frenar en algún
lugar específico, se ponen muy nerviosos cuando ven que se aleja el resto del
grupo de animales que usualmente lo acompañan. Esto hace difícil que
permanezcan quietos.

En las competencias de rienda o de adiestramiento un movimiento realizado


por el caballo, cuando no se lo hemos pedido, es severamente penalizado y por
eso hay que corregirlo.
La corrección de este problema se realiza, haciendo retroceder al caballo toda
vez que intente caminar. Cuando se detienen, soltamos la rienda totalmente, de
manera de hacerles sentir el premio por quedar quietos. Si vuelven a moverse
volveremos a retroceder.
Rápidamente entenderán que si se quedan quietos nadie los molesta, mientras
que si se mueven, son castigados.

Poniendo un poco de empeño desde el principio de la doma de nuestros


caballos en estos detalles, es seguro que en el futuro y mientras aprenden el
resto de lo que debamos enseñarles, no tendremos ningún problema para
pedirle “ alto e inmovilidad”…. Y que sean capaces de hacerlo correctamente.

Mi caballo camina cuando lo voy a montar

Cada jinete tiene sus propias costumbres y códigos con sus caballos. Sin
embargo, algunos de esos hábitos pueden ser negativos en el tiempo o si el
caballo es montado por distintas personas.

Existen muchos domadores y jinetes que permiten que sus caballos comiencen
a caminar cuando se están subiendo a ellos. Esto puede deberse a la ansiedad
de los jinetes por salir a andar, pues de inmediato los talonean y hacen
caminar, trotar o incluso galopar.

El caballo asocia esa acción, y para evitar la patada que le darán con el talón o
haciendo presión con la pierna para que se mueva, camina antes de que se lo
hagan sentir.

El hecho de presionar con la punta del pie sobre la panza del caballo al montar,
cuando se coloca el pie en el estribo, es una incomodidad similar al talón o
espuelín, que también puede producir que caminen.

Los jinetes inexpertos, al momento de montar, descargan todo su peso sobre el


lomo. Les dan así una clara indicación para avanzar pues al caballo se lo
impulsa con las piernas y con el cuerpo.

Para evitar la sensación incómoda de esa indicación, algunos caballos se


anticipan a la orden de caminar y comienzan a hacerlo antes de tiempo.

Una vez que adquieren esta costumbre de anticiparse a la orden, montarlos


puede ser un problema.

Algunos de ellos odian ser montados, ya sea por haber sido agredidos por el
hombre o por dolores en su lomo o cruz. Ellos se defenderán mordiendo,
pateando o caminando con mayor violencia que otros.

Por todo lo que hemos señalado será importante educar nuevamente a su


caballo para que vuelva a hacer las cosas correctamente.

Nunca permita que camine si usted aún no se lo ha pedido. Oblíguelo a esperar


la orden con las riendas flojas, sueltas o relajadas.
Logre la inmovilidad del animal, tanto para subir como para bajar.

El paso atrás es una penitencia para su caballo pues es un movimiento


antinatural.

Entonces, hacer que anden hacia atrás será un castigo que no dolerá… pero
molestará mucho.

Por anticiparse a la orden de andar cuando aún no lo hemos pedido, lo


haremos retroceder varios pasos atrás.

Para llevar a cabo este procedimiento correctivo, en primer lugar recomiendo


tomar las dos riendas en la misma mano del lado de montar. Luego colocado
cerca del estribo, levante la pierna como para montar pero sin llegar a
completar el movimiento. En el momento en que su caballo camine, tome las
riendas y pídale mediante pequeños y continuos toques en la boca que
retroceda.

Ese retroceso será válido tanto en línea recta como en círculos.

Cuando sienta que el caballo quiere detenerse, suelte las riendas y colóquese
a la altura de la montura manteniéndose quieto.

Él frenará y quedará quieto con usted a su lado.

Intente el movimiento de la pierna nuevamente y si es necesario repita la


acción de llevarlo hacia atrás. Cuando vea que queda quieto llévelo con la
rienda hacia delante como premio.

Llegará el momento en que su caballo entienda que cada vez que se queda
quieto se lo premia con las riendas relajadas y sueltas o llevándolo hacia
delante.

Ahora podrá poner el pie en el estribo e intentar una nueva etapa, trepando
sobre el lomo pero sin de montar.

Cuando monte, intente apoyar la rodilla sobre la espalda del caballo para que
ese apoyo le ayude a llevar hacia atrás el pié, evitando que la punta del mismo
toque la panza.
Si se mueve, baje inmediatamente y repita la acción de retroceder.

Su caballo ahora entenderá que mientras está quieto todo se mantiene en paz
y si se mueve, vendrán nuevos pasos atrás…
Sobre el final montará con las riendas sueltas, mientras su caballo queda
inmóvil esperando la indicación de caminar

Siguiendo estos consejos logrará corregir los malos hábitos de cualquier


caballo, para que el hecho de montar sea tan simple como se supone que
debe ser.
Mi caballo se precipita

Al inicio del trabajo, todos los caballos tienen ganas y voluntad de hacer lo que
se les pide. Cuando terminan, lo normal sería que regresen a su box
lentamente por estar cansados. Sin embargo la mayoría de los caballos
regresa a su casa, a su establo o a su lugar de descanso, apurándose por
llegar.

Decimos que un caballo está precipitado, cuando intentamos llevarlo a un ritmo


de marcha o en un aire y éste se apura, mas de lo que nosotros pretendemos.

Podríamos querer que camine, pero se pone al trote. Entonces esta


precipitado.
Si queremos que trote pero anda al galope, se estará precipitando.
También diremos que se precipita, si queremos marchar a un galope reunido y
cadenciado; y se pone a un galope tendido y ligero.

Toda vez que un caballo necesite que su jinete se prenda de las riendas para
ordenar su velocidad y ésto no logra modificarla, diremos que está precipitado.

Hay muchas razones que pueden llevar a un caballo a presipitarse.-.

El impulso natural, que es un deseo propio de muchas razas, que hace que
los caballos disfruten corriendo. Tal vez sienten que corriendo durante el
tiempo que se les permite trabajar fuera del box, son libres.

El impulso artificial, que se consigue con la espuela, la fusta o los elementos


de castigo. Los animales aprenden que si corren no se les castiga y a veces lo
hacen, sin que se les pida, para evitar el castigo que algún día recibieron.

El aburrimiento, de dar siempre la misma vuelta por el mismo lugar o en la


misma pista, puede generar apuro por volver y para dejar de hacer aquello que
los aburre tanto. Ellos saben que al menos en el box, no se les exige nada.

El hambre, y los horarios para la comida, estimulan en los caballos la


producción de saliva y las ganas de comer. Si trabajáramos caballos en los
horarios en los que normalmente se les da de comer, podrían intentar apurarse
solo por llegar rápido a su comedero.

El llamado de otros caballos, con quien comparten el lugar o se unen por una
antigua amistad. Un potrillo que llama a su madre reclamando su leche.
Cualquier caballo que encuentren en el camino, que les de sensación de grupo
y con quienes puedan sentirse protegidos y a gusto puede motivar que nuestro
montado se precipite.

La inseguridad, producto de un jinete inexperto, que trata de manejar a su


caballo con movimientos e indicaciones equivocadas hace que los animales se
protejan queriendo volver.
La agresión, que pueden recibir de quienes creen que todo es culpa del
caballo y no de ellos violenta a los animales y los acelera para que el martirio
termine rápido.

Cualquiera de éstas, razones pueden ser motivo para que un caballo se salga
del ritmo que queremos y apure su marcha, precipitándose.

Un caballo precipitado no se relaja, no descansa y gasta mas energía que la


que debiera. Un caballo que pelea con su jinete al correr, corre dos carreras;
una contra la distancia y otra contra quien lo monta.

En competencias largas es fundamental ser capaces de regular la energía que


gasta nuestro caballo en cada etapa
.
Para poder controlar un caballo que se apura utilizaremos un castigo que no
duele, pero que los ha de molestar mucho: un círculo pequeño.

Comenzaremos dándole al caballo la posibilidad de ir a la velocidad que quiera


entregándole las riendas, dentro de un corral circular.. Seguramente se apurará
e intentará correr.
Para corregirlo, tomaremos una rienda, en éste caso la del lado izquierdo y
pondremos al animal en un círculo chico, que lo obligue a bajar la velocidad.
Esto se logra rápidamente tan solo por entrar en el círculo pequeño, pues allí
les es difícil ir ligero.

Usaremos solo una rienda para entrar al círculo y dejaremos libre la rienda
externa, para no frenar al caballo. Tienen que poder andar ligero, pero se lo
permitimos dentro del círculo pequeño.

Cuando haya bajado la velocidad pues se cansa o marea, lo dejaremos salir


hacia delante como premio, entregándole las riendas.

Volverá a sentir las ganas de correr y se saldrá de la cadencia que habíamos


logrado.
Entonces lo volveremos a poner en el círculo igual que la vez anterior. Es
posible que ahora se comience a marear mas por las vueltas y quiera ir mas
lento para evitarlo. Será bueno obligarlo con la pierna externa o una fusta a que
se apure, pues debe sentir lo malo de un mareo.

Para que nosotros no nos mareemos como el caballo, debemos mirar en los
círculos un punto fijo como el ojo o la nariz de nuestro montado. Al mantenerse
fijo para nosotros, los efectos de las vueltas que demos no nos marean.

Si baja la velocidad y se cadencia, le daremos la rienda como premio


nuevamente.

El caballo aprenderá:

“Cada vez que me apuro, me ponen en un círculo y me mareo. Cuando


bajo la velocidad, me entregan las riendas y no me molestan”
Poco a poco comprenderá que es mas conveniente bajar la velocidad y
mantenerse a un ritmo suave y relajado, que andar ligero y apurado.

Repetiremos la indicación, tantas veces como las que creamos necesario y


volveremos al círculo cada vez que sienta que el caballo se apura sin razón.

Es bueno aspirar a que su caballo sea capaz de mantener un ritmo suave, sin
siquiera tocarle la boca con las riendas. Así habrá llegado a mantener un
control casi perfecto.

Con un buen trabajo verá los resultados casi de inmediato, pero deberá
confirmar la corrección realizada en los días sucesivos, cada vez que sea
necesario pues de no ser así vuelven al vicio.

Cuando haya realizado la corrección correctamente notará que puede


administrar mejor la energía de su caballo durante la competencia o que
simplemente ahora puede volver a su casa con tranquilidad, sin apuros ni
molestias.

Equilibrando el caballo

Todo buen jinete debe aspirar a que su caballo esté correctamente equilibrado
en cualquiera de sus aires.

Al hablar del equilibrio, queremos dar a entender que pretendemos que al


andar nuestro potro esté correctamente alineado debajo nuestro.

Cuando montando un caballo sentimos que tiene la tendencia a desplazarse de


un lado a otro, es debido a que está desequilibrado y habrá que corregirlo.

Cuando en un auto sentimos que la dirección tira a un lado, es porque está


desalineado. Cuando sucede lo mismo con un caballo, diremos que está
desbalanceado.

En las competencias de salto, el caballo debe recorrer la línea mas corta entre
un obstáculo y el otro. Si estuviera desbalanceado, veríamos una tendencia a
saltar desplazando el cuerpo, siempre hacia el mismo lado en todas las vallas.

Si el caballo no fuera parejo y se desplaza a la derecha, al medio y o a la


izquierda, el problema no será la falta de equilibrio sino la desconfianza o el
temor a los elementos que componen el armado. Puede suceder también que
cambia la tendencia a desplazarse dependiendo de su colocación respecto de
los establos u otros caballos.

Un caballo desbalanceado durante un recorrido de salto, deberá ser corregido


permanentemente. El contacto sobre la embocadura que los debe controlar
reduce la capacidad de saltar, pues les frena el impulso.
Cuando se trata de caballos de carrera el problema es similar, solo que los
caballos desbalanceados arrancan en un lado de la pista y terminan en el
extremo opuesto. De esa forma han atravesado en diagonal y a toda carrera
una distancia superior a la que correspondía al trayecto del resto y esto hace
que pierdan segundos innecesarios.

Cada deporte tiene su exigencia. No hace falta mencionarlos a todos para ser
concientes de la necesidad de competir con ellos equilibrados para no dar
ventajas.

Lo que recomendamos hacer es un trabajo a lo largo de una pista o camino.

Primero que nada trabajaremos unos minutos para precalentar, hasta sentir
que nuestro caballo ya no mira tanto y está listo para prestar atención.

El trabajo se comienza al paso en el camino o la recta elegida.


Puesto a trabajar el jinete deberá entregar totalmente las riendas a su caballo
tratando de manejarlo exclusivamente con las piernas. Si sentimos que pierden
la línea sobra la que queremos transitar, tomaremos la rienda del lado contrario
al que se desplaza para darle un pequeño tirón sobre la boca e inmediatamente
cedemos la rienda

Esto se acompaña por un aumento de la presión de la pierna del lado hacia el


que vamos.

El caballo debe sentir que si no desplaza su cuerpo, nadie lo molesta en la


boca. Por el contrario cuando lo hace es molestado con la rienda o pierna que
corresponda.

Repetiremos tantas veces como las que sean necesarias el ejercicio, hasta que
podamos mantenerlo caminando derecho debajo nuestro, sin contacto en las
riendas y sin desplazamientos que empujen nuestro cuerpo a los lados.

Si la tendencia a desplazarse es exagerada podemos tomar una rienda para


llevar a nuestro caballo a un círculo muy pequeño que lo maree, cada vez que
pierda la línea. El castigo así es mayor, aunque no será agresivo sino molesto.

Cuando pidamos un paso reunido con contacto, ya no será necesario


corregirlos con las riendas. De esta forma el caballo aprende a escuchar la
orden de las piernas y disfruta de un suave contacto en la boca.

Partiremos a continuación al trote parados sobre la montura en medio asiento,


como un Jockey de caballos de carrera.

Le entregaremos la rienda para que no sienta contacto sobre la boca y


empujamos con las piernas hasta alcanzar buen ritmo.

Estaremos atentos para evitar que parta al galope, sin no se lo pedimos. Para
evitarlo, serán suficientes pequeños toques en la boca un instante antes de
sentir que van a partir.
Jamás tocaremos la boca manteniendo el contacto. Siempre intentaremos
controlar con varios toques sobre la rienda pero sin ofrecer resistencia. Los
caballos equilibrados serán capaces de mantener un ritmo parejo en el que las
patas pasan exactamente sobre la huella de la mano del mismo lado.

Al galope nos sentamos sobre la montura con el cuerpo levemente hacia atrás.
Siempre habrá que atender la rienda contraria al lado en el que sentimos la
tendencia del caballo a desplazarse. Un galope medio es suficiente.

Las riendas tocarán la boca para regular la velocidad y será una sola de ellas la
que los mantenga transitando sobre la línea.

Deberíamos sentir luego de algunos días de trabajo, que es posible andar


sobre nuestros animales sin contacto alguno en la dirección que nos de la
gana, sin sentir que se desplacen a uno u otro lado.

Al volver a competir sentiremos que nuestro animal ya no desvía su dirección y


ahora trabaja correctamente.

Mi caballo busca seguridad o se “Amadrina”

Algunos caballos son realmente vagos y prefieren pasar la vida comiendo y


descansando antes que trabajando en la pista. Los de este tipo de
temperamento también intentan terminar las lecciones antes de tiempo cuando
ven que el jinete que los monta no será capaz de sujetarlos si se vuelven.

Allí, en medio de su box, nadie les exige y todo es amable, lo mismo que dentro
del grupo de amigos en el corral. Por eso es lógico que quieran volver allí.

También están aquellos animales que sienten que su jinete no los conduce
bien y los confunde. Puede que su jinete tire mucho de las riendas ordenándole
que se detenga y al mismo tiempo talonea constantemente y de esa forma le
pide que camine… pues se ha detenido.

Esta y otras acciones similares y contradictorias, pueden lograr que hasta el


más bueno de los caballos, ante la gran duda que le generan quienes lo
conducen, intente volver al lugar en el que se sentía seguro, allí donde nadie le
hacía nada.

Por eso intentará escapar de la pista de trabajo en dirección a los establos o


bien se buscará con sus compañeros en el corral o tratará de juntarse con
ellos.

Muchos llaman a este vicio “Amadrinarse” o arrimarse a su madrina…. La que


le da seguridad dentro del grupo.

Con la idea de crearle al caballo una molestia que lo obligue a optar por lo que
yo quiero que haga, podemos intentar con ellos una técnica que los llevará a
trabajar sin excusas.
Monte su caballo en el lugar en el que usted lo hace normalmente, allí donde
sabe que comenzarán los problemas.

Pida a su caballo que salga del lugar amablemente, entregándole las riendas y
taloneando.

Cuando vea que no arranca o se frena y se gira para volver, tome una rienda
(normalmente la izquierda aunque se prefiere la del lado en el que el animal es
más suave) y comience a poner a su caballo en un círculo cerrado, tirando tan
solo de una rienda e incitándolo a caminar con sus piernas o con una fusta del
lado contrario del que ha elegido flexionarlo.

Sentirá que su caballo comienza a marearse y que deja de empujar con su


boca contra sus manos.

En este momento ceda las riendas y déle la posibilidad de salir caminando


hacia el lugar al que usted quería ir. Su caballo saldrá sin problemas, pues
prefiere salir de ese mareo hacia a donde se lo permitamos, a cambio de seguir
dando vueltas.

A los pocos pasos recordará que quería volver y que una persona montada
sobre él puede significar trabajo, e intentará volverse nuevamente. Pues
entonces, vuelva a tomar la rienda para entrarlo al círculo y estimúlelo a
caminar con su pierna o fusta para lograr el mismo resultado que logró
anteriormente.

Su caballo comenzará a entender que cada vez que quiere volver sin
autorización a donde él quiere, lo ponen en un círculo y lo marean, pero que sin
embargo toda vez que camina hacia donde se le pide, no le hacen nada.

Repita la acción tantas veces como sea necesario y verá que en pocos minutos
su animal habrá optado por salir, sin poner complicaciones, antes que
exponerse a ellas.

Para no tener problemas, sólo hay que tener dos consideraciones en esta
corrección.

La primera de ellas es que no debe afirmarse a la rienda con la mano que


incurva, sino que deberá dar pequeños tirones sin hacer fuerza. La idea es que
al tocar, incurvo para que gire; y al ceder, le permito girar, pues no lo estoy
frenando. La rienda contraria deberá estar casi suelta.

La segunda recomendación tiene que ver con intentar que el jinete no se maree
igual que el caballo. Para evitarlo, le recomiendo mirar fijo la nariz del caballo o
el ojo.
De esta forma tendrá un punto fijo que evitará que el mareo lo afecte.

Esta técnica correctiva es muy simple de poner en práctica y muestra buenos


resultados a corto plazo y con poco riesgo.
Al aplicarla, logrará superar la resistencia al trabajo o la búsqueda de seguridad
por parte del animal.
Ya no volverá a amadrinarse.
Un vicio muy habitual en muchos caballos.

Reunir el caballo

Una buena acción de un caballo dependerá de cómo sea su estructura y


estado físico; pero la reunión, en cambio, será consecuencia de varios
factores.

Cuellos livianos, ayudan a que el caballo venga a la mano correctamente sin


resistencia. Cuellos pesados, confieren una mayor resistencia a la reunión.

Grupas horizontales estarán en los cuerpos de caballos cómodos. Grupas


derribadas, facilitarán la fuerza pero endurecerán los aires.

Los riñones largos dificultan en el caballo una buena flexión de columna, por
eso los caballos largos son más difíciles de unir que los cortos.
Un riñón excesivamente fuerte, producirá rigidez de la zona y también
dificultará la unión.

Respecto de los equipos que se utilizan, conviene evitar los frenos con puentes
altos. Éstos golpean el paladar del caballo e impiden una buena reunión, pues
obligan a llevar la cabeza hacia arriba y con ello, se hunde el lomo y se impide
que lleguen las patas adelante.
Un jinete prendido de la rienda, obliga a su caballo a empujar en dirección
opuesta a la presión, por lo que un contacto firme, también puede ser la causa
de falta de reunión.

Para terminar con el análisis de las razones que pueden ser motivo de la falta
de reunión, hay que recordar que si un caballo no tiene impulso o no es
impulsado correctamente, no se reunirá. La falta de impulso hará que el caballo
pare, antes de reunirse, cuando sienta que la rienda lo trae.

Para reunir a un caballo que no quiere venir a la mano ni al contacto, habrá que
reeducarlo nuevamente.

En primer lugar debemos poner una embocadura suave, que permita que
pueda sentirla sin dolor sobre su boca, para no tener reacciones contrarias.
Las embocaduras severas hacen que el caballo pierda el impulso y se frene.

Con el caballo ensillado, trabajaremos a la cuerda, con riendas de atar de los


dos lados.

Tendremos que trabajar tanto en posición como en contra-posición.

Es de esperar que con el paso de los días veamos que su cuello se relaja, la
boca se le cierra y la cabeza se coloca correctamente.
Luego, montaremos el caballo con las riendas de atar colocadas, y un segundo
par de riendas en la embocadura, para manejarlo de allí

Habrá que trabajar también la sensibilidad a la pierna en círculos cerrados,


impulsando con la pierna y conteniendo en el círculo con una rienda, para que
no se precipiten. Para reunir un caballo es necesario saber que contamos con
un gran impulso y este trabajo con el espolín o la espuela es para ello.

No se puede acortar demasiado la rienda de atar, pues si lo hiciéramos es


posible que el caballo lleve su cabeza atrás de la vertical y se encapote o
sobreflexione.
En esta posición, las patas del caballo no se pueden adelantar.

Colocando al caballo en contra-posición y contra la pared exterior de un corral,


lo impulsaremos con las piernas y si fuera necesario también podremos usar
espolines y fusta.

Teniendo el corral en el lado exterior, no habrá necesidad de agarrar al animal


con las riendas, para controlar el impulso que pongamos en él… será el corral
el que se encargue de controlarlos. Luego fijamos la mano y esperamos a
sentir que la cabeza del caballo viene a la mano y entonces cedemos la rienda
Se recomienda cambiar los aires y realizar permanentes medias paradas de
corta duración.

Recordamos aquí, que las riendas de atar siguen puestas y estarán listas para
evitar que el animal se salga completamente de posición.

Trabajaremos al trote sólo si hemos sentido que al paso acorta fácil y


rápidamente.
Comenzamos con un trote largo y luego un trote, tan corto como el que nos sea
posible, con poco contacto en la boca y mucho impulso con las piernas.

Con el galope procederemos del mismo modo: Galope mediano con poco
contacto y enseguida un galope bien corto y suave. Cuando sentimos que ha
acortado entregamos el contacto y lo dejamos a voluntad para volver a repetir
la acción a los pocos metros.

Cuando acortamos en las medias paradas el cuerpo cambia de posición y se


mete en el asiento de la montura todo lo posible llevando la espalda atrás.
Cuando soltamos el contacto el cuerpo se adelanta levemente y se suaviza el
asiento descargando algo de peso sobre los estribos. De esta forma los
caballos aprenden la diferencia entre una y otra exigencia.

Para afianzar los conocimientos, se recomienda salir fuera del corral y volver a
probar. Es aconsejable sentir la boca del caballo con la yema de los dedos.

Con un caballo bien reunido, el impulso estará listo para entregar la potencia, la
reacción y la obediencia que se necesita de un caballo, preparado para dar lo
mejor.
No sale de la gatera

Black Mambo estaba en edad de doma luego de haber sido adquirido por su
nuevo propietario en 50.000 dólares.

El cuidador se entusiasmó con su docilidad y mansedumbre cuando comenzó a


trabajar.

Aún teniendo poca doma, pensaron que hacerle un trabajo en las gateras para
que fuera perdiendo el miedo y las conociera sería bueno….

No se sabe nada de la historia que sigue, pero un día envían a “Black Mambo”
al cetro de entrenamiento de caballos en el que se encontraba Martín Hardoy,
para tratar de recuperarlo. Dijeron que era imposible hacerlo entrar a las
gateras sin que alguien resultara lastimado.

Bajó de aquel camión golpeado y flaco. Su propietario nos dijo que esa era la
consecuencia de los intentos por introducirlo a las gateras y que las últimas
veces los tratamientos no habían sido simpáticos con él.

Todos habían perdido las esperanzas de que Black Mambo ganara alguna
carrera, pero pensaban que era posible al menos recuperarlo como
reproductor.

El caballo desconfiaba de todos y de todo. Dentro del box se ponía a la


defensiva cuando alguien entraba a darle de comer o a curarlo.

Con bolsas en el extremo de un palo largo, pudimos trabajarlo para que


perdiera la desconfianza y ganara tranquilidad. La longitud del palo nos
mantenía alejados de los riesgos de recibir patadas.

Sus heridas fueron sanando y Black Mambo comenzaba a mostrar que debajo
de esas lastimaduras había un caballo que volvía a estar tranquilo y quería dar
lo mejor. Su mirada era distinta pues ahora confiaba en el hombre.

Las primeras montadas fueron difíciles pues al caballo le habían enseñado muy
poco. Algunos días trabajando al paso en un corral y pequeñas correcciones en
la embocadura, mejoraron su conducción.

Así comenzó a varear normalmente, mostrando que verdaderamente tenía


condiciones de campeón.

Para que perdiera el miedo a los hierros se dispuso de un corral que


lentamente se afinaba hasta que se logró dejarlo encerrado y quieto. El
contacto con los laterales no le fue muy simpático pero rápidamente entendió
que no había nada que temer.

Y llegó el día en que Hardoy decidió mostrarle las gateras nuevamente.


Para evitar que saltara por encima de los fierros, se puso una manta a modo de
pared en la salida delantera. Pequeños alambres servían para mantener la
tensión de la manta, mientras garantizaban que no serían un impedimento para
que todo se desarmara rápidamente de ser necesario.

La noche anterior no le dieron comida y tampoco esa madrugada.


Esa mañana Black Mambo tenía hambre…..

Armando, su jinete, lo vareó como todos los días para relajarlo. Luego de la
segunda vuelta estaba listo para su trabajo en las gateras.

Hardoy quería que supiera que tenía un premio que podía interesarle y al llegar
le dio un poco de avena.

Con una soga larga lo invitaron a entrar y se negó.

Trabajando sobre el bozal, Hardoy lo hizo retroceder como penitencia todas las
veces en que notó que Mambo no avanzaba. Así comprendió que debía entrar.
Al lograrlo Hardoy le ofreció de comer y lo volvió a hacer salir.

Con el correr del trabajo se pudo ver que desconfiaba de los movimientos que
veía detrás. Tal vez desde allí lo habían castigado. Tratamos de insistir en esa
zona para que ganara confiananza.

Hardoy volvió a introducirlo y al hacerlo lo comenzaron a tocar de ambos


lados.. Mambo estaba nervioso, pero la comida lo ayudaba a pasar el
momento.

Luego de repetir la acción varias veces y cuando vimos que el caballo


ingresaba tranquilo, quitamos la manta.

El mambo pasó varias veces con la puerta abierta. Parecía difícil pararlo
adentro y que se quedara quieto.

Al sobrepasar el centro de la gatera, saltaba desesperadamente hacia delante.


Tal vez fue en ese lugar en donde lo exigieron. …

Hardoy solo se limitó a calmarlo cuando llegaba al extremo de la soga y volvía


a recompensarlo con comida.

Se cerró la puerta delantera y Black Mambo entró tranquilo. El pasto fresco era
un bocado tentador.

También se cerró la puerta posterior. Black mambo siguió comiendo.


Hardoy creyó seguro que no lo montara nadie hasta conocer sus reacciones
para evitar accidentes.

El palancazo de la gatera lo sorprendió y salió rápido pero confuso. Corrió


hasta que lo detuvo la soga y al regresar le dimos de comer y lo dejamos con
eso.
Ese había sido un paso importante

Los días siguientes el trabajo siguió de manera similar. Mambo llegó a pensar
que ahora la ración se comía dentro de las gateras…..

Unos diez días después del primer trabajo, Hardoy decidió que había que
montarlo. Armando su jinete, lo montó e ingresó con él en los partidores. “Black
Mambo” buscó la comida nervioso. Para él ese día las intensiones de todos
eran diferentes.

La puerta delantera estaba cerrada.

Trabamos la puerta posterior y Armando se preparó para partir.


La puerta se abrió y lo encontró mal parado, pero largó y corrió como nunca.

Cuando volvió al lugar de partida, sabía que teníamos un premio para él.

Su mirada buscaba dentro de la mano de Hardoy hasta que consiguió el


bocado. No parecía tener hambre, pero quiso seguir jugando el juego que
había aprendido.

Pasaron los días y ya todo estaba preparado para mostrar que podía hacerlo
seriamente. Hardoy contrató a un jockey que haría una partida con montura.

Mambo entró extrañado, pues Armando no lo montaba. Esta vez su trabajo era
trabar la puerta posterior.

El jockey estribó y la palanca dejó que partiera. Black Mambo, volvió a volar.

Nadie controló el reloj. El caballo con su firmeza, y su ritmo mostró cualidades


de Crack. Tal vez solo fue su forma de agradecernos por haberle brindado una
nueva posibilidad de correr…. Eso que tanto añoraba desde chico.
Consejos para los caballos

El enojo

El complejo fenómeno de las emociones, está directamente relacionado a las


motivaciones.
Varias experiencias evidencian que el sistema límbico es el que maneja el
comportamiento emocional, conectando a través de la corteza cerebral, el
lóbulo frontal con el temporal, el tálamo y el hipotálamo.

Sin embargo se puede decir que la reacción a dichas emociones positivas o


negativas tiene distintos tiempos, pues depende de cómo llegan al cerebro.
Es así que algunas son instantáneas o otras pasan por un proceso de análisis
del caballo, que evalúa la opción más conveniente.

En términos generales el caballo escapa a los problemas, como lo hacen todos


animales del tipo presa. Las vacas también lo hacen frente al hombre o a un
perro.
Ven el predador que llega y corren lejos de él para mantenerse a distancia y
evitarlo.

La reacción es instantánea, cuando el estímulo negativo llega sorpresivamente.


No hay tiempo para el análisis de opciones y confiando en su velocidad, corren
para proteger su vida.

Sin embargo, cuando el estímulo aparece dándoles tiempo para el análisis de


posibilidades pasando por el hipotálamo, los caballos desarrollan tácticas
defensivas que les evitan corridas innecesarias.

El sistema límbico los lleva primero a explorar la situación que están viviendo,
de una manera positiva.
En segundo lugar, se activa un área que hace que dejen de hacer de inmediato
lo que estén realizando.
Finalmente cuando se estimula la tercera área del sistema, se activa un
sistema de defensa, que puede mostrar actitudes agresivas.

Si se juntan dos animales desconocidos por ejemplo, primero se observarán


atentamente acercándose para reconocerse. Luego quedarán como
congelados, tal vez analizando la situación para seguir mostrando actitudes
agresivas con el cuerpo y las orejas. Finalmente, todo termina con verdadera
violencia física.

Esto demuestra que el caballo siempre muestra su enojo primero, con partes
de su cuerpo no dando lugar a dudas sobre lo que quiere decir.
Lo mismo que sucede entre ellos, pasa cuando interactúan con otros animales
lo que nos hace entender que nosotros seremos tratados de la misma forma,
cuando lo crean necesario.

Algunos estímulos naturales del medio ambiente como la temperatura y la luz,


pueden también modificar el comportamiento del caballo, pues motivan
cambios hormonales para prepararlos para procrear.
Todos los instintos que tienen que ver con la preservación de la vida y de la
especie son tremendamente fuertes y en presencia de ellos puede haber
problemas.
Cuando las yeguas entran en celo, normalmente se ponen más activas y
nerviosas, pudiendo incluso reaccionar violentamente a estímulos normales a
los que usualmente no reaccionan.
Con los padrillos sucede lo mismo, pues cuando la naturaleza los manda a
reproducirse, controlarlos se hace difícil. Ellos pelean por sus yeguas cuando
están en libertad. La naturaleza los obliga a combatir para que solo el mejor se
reproduzca y mejore la especie.
El instinto de pelea frente a quien los maneja también estará presente. Para
ellos el hombre puede ser un macho enemigo con quien deben mostrar su
coraje, su fuerza y su garbo. Es por eso que muchas veces muerden o
intentan agredir.

Cuando un caballo se siente agredido mostrará su enojo de inmediato, con


pequeños detalles de su lenguaje corporal: Las orejas bajas, la cola entre las
patas, la tensión de los músculos, el ojo muy abierto y la boca dura, ….son
algunas de las señales que habrá que entenderles.
¡¡¡Algo les molesta…….!!! Un freno severo, una espuela agresiva, una cincha
apretada o una montura que se coloca en el lomo, sobre una lastimadura.
Será con el corcovo que se quitarán la molestia……

Pensando en la relación del hombre con el caballo debemos ser concientes de


que muchas veces los pobres animales reciben agresiones excesivas o
innecesarias.
Cuando la agresión es física y el caballo puede ver al agresor que lo ataca la
reacción es distinta. Muchos huyen como cuando combaten contra otros
caballos más fuertes que ellos…. Pero algunos se enfrentan al agresor con la
misma violencia con la que combatirían contra otro caballo aunque su agresor
sea una persona.

Algunos caballos tienen un estado permanente de enojo y agresividad que no


es normal de la especie. Este tipo de comportamiento es uno de los síntomas
claros de que están padeciendo un gran estrés por el encierre. El aumento del
trabajo y de las horas de salida del box, muchas veces lo mejora.

Todas las veces que encontremos un caballo verdaderamente agresivo con la


gente, tendrán una historia que contar de alguien que los violentó en algún
momento de su vida y que ahora motiva ese comportamiento.

Los caballos tienen memoria y aunque pasen muchos años recordarán a su


agresor.
También son capaces de entender que ya no es necesario agredir a quien los
trata bien, cuando cambian de hogar y la vida vuelve a sentirse agradable para
ellos.

El medio afecta la herencia

Seguramente, la mayoría de los criadores de caballos espera que sus potrillos,


tengan la habilidad, la estructura y la conformación similar a la de sus padres.

La genética de un potrillo tiene una información particular y única, que en gran


medida es el resultado del azar.

Sin embargo puede suceder que aquellas virtudes impresas en la información


genética que le dieron el padre y la madre, no se pueda expresar o que lo haga
en forma incompleta.
Cuando una yegua o familia de yeguas es cambiada de lugar para criar, las
condiciones ambientales pueden modificar el fenotipo de los potrillos para bien
o para mal.

En las zonas montañosas, los pequeños con sus madres trepan las laderas
para buscar el agua que mana de la tierra o resulta de los deshielos y bajan a
los valles para hacerse de los mejores pastos. Esto estimula el crecimiento
muscular y de las cuerdas. Los potrillos que se desarrollan en estas
condiciones, tendrán una fortaleza desmedida en comparación con aquellos
que crecen en la llanura y que por ello desarrollan un cuerpo que no se ha
esforzado demasiado.

Antes de que los huesos cierren sus zonas de crecimiento, es mejor no


sobrecargarlos de peso. Hay que asegurarse que en la primavera, cuando los
potrillos están cumpliendo los 18 meses no se engorden mucho. La exagerada
gordura puede producir desviaciones de aplomos y sobrecañas, pues el hueso
en ese momento no está preparado para soportar excesos.

Los cambios climáticos que cada vez son mas frecuentes, también son un
problema.
Cuando un potrillo sobrevive en situación de sequía, el piso se pone muy duro
y sus vasos no tendrán la elasticidad necesaria.

Es normal en estos casos que aparezcan quebraduras de la uña que pueden


afectar su locomoción por efecto del dolor. Los pisos muy duros se hacen
abrasivos y el desgaste también afecta la suela y el candado.

En tiempos de seca se reduce la oferta forrajera. Las plantas pierden sus hojas
y los animales se debilitan. Es en las hojas en donde encontrarían la proteína
que les permite crecer y desarrollarse correctamente. Cuando faltan, el
crecimiento de huesos y el desarrollo de la alzada final, se reducen
notablemente.
Las inundaciones también pueden ser un problema. Con los excesos de agua,
los pastos se lavan y alimentan poco. La vasadura de los animales se debilita
por la humedad y aparecen lesiones y enfermedades.

Cuando un potrillo claudica, la deformación del aplomo no se hace esperar,


pues la debilidad y elasticidad del miembro sano, se afecta rápidamente al
recibir todo el peso que se descarga allí por el dolor del miembro afectado.

Es de hacer notar que entre un potrillo criado a box y los que son criados en
libertad, hay una importante diferencia. La posibilidad de caminar libremente
estimula el desarrollo muscular y tendinoso. Los potrillos que se crían con
pocas posibilidades de caminar, serán mucho más débiles que los que crecen
sueltos.

Las zonas de cría de caballos son especialmente buenas, cuando hay pocos
insectos. Las moscas, tábanos y mosquitos estresan a los animales pues no
les permiten descansar y comer bien, especialmente a aquellos de piel fina.

No es lo mismo que un animal se críe solo o que crezca rodeado de otros de su


misma edad. El carácter de los potrillos crece y se afianza durante el juego que
estos realizan con sus compañeros de manada.

Una patada, una mordida o una correteada con otros estimula un normal
desarrollo de los instintos naturales. Cuando los potrillos crecen aislados no es
raro encontrar vicios de comportamiento que en otras condiciones no aparecen.

Los animales con pelajes oscuros sufrirán mucho en las zonas calurosas y los
de pelajes claros no podrán aprovechar correctamente las pocas horas de calor
que el sol emite en lugares de clima frío.

Cuando un caballo se cría en un monte grande, se habitúa a saltar ramas y


troncos; esto puede ser un gran beneficio en las competencias futuras.

Los potrillos que se crían en una ciudad no tendrán miedo a los autos y
aquellos que crecen en zonas arenosas tendrán sus huesos y ligamentos bien
fuertes.

Hay que recordar que el agua y sus componentes, son realmente importantes.
Recomendamos a los criadores de caballos, hacer un análisis de las aguas que
ofrecen a sus animales. Los minerales y oligoelementos presentes o ausentes
en ella, influyen sobre el correcto metabolismo de los animales y puede ser
motivo de muchas sorpresas a la hora de evaluar el desarrollo.

Todos los criadores de caballos deben ser concientes de que el mejor potrillo
no nace solamente cuando reproducimos grandes ejemplares, pues a la buena
genética hay que ayudarla con la alimentación, el clima y el entrenamiento
correcto.

Cuando destetar un potrillo


El desarrollo de un potrillo, depende en gran medida de la forma en que fue
criado por su madre.

La calidad y cantidad de leche que una buena madre le entrega a su potrillo,


marca una diferencia sustancial en el crecimiento, respecto de los potrillos que
pueden estar mal criados.

Es necesario aclarar que la alimentación del potrillo debe ser de buena calidad
y cantidad, especialmente en los primeros tres meses de vida.

No se cría mejor un potrillo porque permanece mucho tiempo junto a su madre,


sino porque el tiempo que está con ella, se nutre correctamente.

Cuando una yegua pare y aún se encuentra criando el potrillo del parto
anterior, estará limitando la cantidad y calidad de leche al recién nacido.

Por eso se recomienda destetar los potrillos a las yeguas, al menos tres meses
previos al nuevo parto.

De esta forma pueden recuperarse y le darán al próximo potrillo posibilidades


de desarrollarse correctamente dentro del vientre materno.

Entonces, toda la energía y proteína de la leche que tomaba el potrillo anterior,


se usará para permitir un buen desarrollo en el último tercio de la gestación.

La leche más importante para un potrillo es la que toma durante la primer


semana de vida. Es una leche sanguinolenta, repleta de anticuerpos y
defensas, que la madre le entrega a su hijo, para completar su sistema
inmunológico.

Ya a los tres meses, los potrillos comen una buena cantidad de pasto, aunque
aún no abandonan su copa de leche, y se habrá formado la flora microbiana
que es la encargada de ayudar a digerirlo.

Es aquí cuando la demanda para las yeguas es mayor, porque los potrillos, ya
mas grandes, mamarán una gran cantidad de leche y aún no sobreviven
comiendo tan solo pasto.

Entre el tercero y quinto mes de vida, la relación de leche y alimento se invierte.


Ahora los potrillos pasan a comer mayor cantidad de pasto que lo que ingieren
de leche.
Al aumentar el pasto que comen, se satisfacen mas y por ello maman menos.
Es aquí cuando las yeguas bajan la producción de leche.

A partir de este momento se pueden destetar los potrillos, pues la leche que
consumen tiene muy poco valor en el desarrollo. Ya tendrán seis meses de
edad y podrán valerse por sí mismos con buen pasto o alimento balanceado
para potrillos.
Cuando la cría es a campo, se recomienda destetar los potrillos siempre que
falte pasto para las yeguas. La naturaleza preservará la vida de la madre, antes
que regalar salud al potrillo.

Las yeguas criadoras, mal alimentadas, no entran en celo y por lo tanto no se


preñan.

En el caso de las yeguas viejas, que todos los años aún nos regalan la vida
nuevos potrillos; se recomienda ofrecerles de comer alimento junto a éstos.

A partir de los 15 días de vida, veremos que los potrillos comienzan a comer a
la par de su madre.

A partir de los 40 a 45 días, veremos que la cantidad de alimento que comen es


importante. Allí comenzaremos a mezclar en el alimento algún “suplemento de
leche” en polvo, de los formulados para criar terneros.

Veremos que el potrillo se comerá el alimento y el polvo de leche sin necesidad


de darles la leche en mamadera. El polvo se hidratará dentro del estómago,
simplemente al tomar agua.

Cuando suceda esto y el potrillo se haya acostumbrado bien, cerca de los 60


días de vida; podremos sacarle el potrillo a la yegua vieja que así se recuperará
y volverá a preñarse el siguiente año.

Tomando las precauciones y medidas adecuadas, podremos estar seguros de


estar cuidando la alimentación del potrillo y de las yeguas como corresponde.

El destete de potrillos

En la primavera llegan los primeros potrillos, casi al mismo tiempo en que aflora
el pasto, luego de los fríos meses de invierno.

La mayor demanda de leche y alimentos, coincide con la llegada del verano,


que es cuando el pasto crece con mayor vigor y velocidad. Los días son largos
y cálidos.

Al llegar el otoño el potrillo además de leche, ha comenzado a consumir pasto.


Su sistema digestivo está adaptado a su definitiva forma de alimentación. La
leche materna se transforma en un placer que no es necesario para el potrillo,
pero que exige que la madre continúe produciéndola.

Los tonos ocres del otoño y las hojas tapizando el piso, le recordarán al criador
que es tiempo de apartar a los potrillos que hayan cumplido al menos seis
meses, para dejarlos sin sus madres.

De esta forma pueden recuperarse de la exigencia de criar, acumulando las


reservas necesarias para sobrevivir al invierno sin afectar al nuevo potrillo que
pueden estar gestando.
Le llamamos destete a la acción de separarlos de sus madres, pues se
entiende que los potrillos ya no dispondrán de “la teta” que les entrega la leche
a la que están habituados.

Pero no será fácil separar a la madre de su hijo, pues ambos se necesitan y se


buscan. Un fuerte vínculo se ha creado entre ellos que habrá de romperse para
que cada uno sea independiente.
En los sistema de cría extensivos los potrillos cumplen la edad de destete sin
haber sido trabajados por el hombre y eso dificulta su manejo.

Todas las madres con sus potrillos en edad de ser destetados, se encierran en
un gran corral.

Cuando llegue el turno, se los apartará juntos en un corral pequeño, pues así
se evita alterar al resto del grupo y de esta forma se trabaja cómodamente.

Luego se los ingresa en una manga de trabajo que permita controlarlos sin
riesgos.

Es normal que la yegua ingrese primera y que sea seguida luego por su hijo.
En esta posición le colocaremos un bozal a la madre y la sacaremos por la
parte delantera, reteniendo al potrillo dentro de la manga.

Una persona debe llevarse a la madre a un lugar lejano. El ideal es que la


distancia sea suficiente como para que uno no escuche el llamado del otro
durante los próximos días.

Cuando madre e hijo viven en un lugar chico y no es posible separarlos, se


recomienda ingresarlos dentro de un box para sacar a la madre dejando el
potrillo dentro. De esta forma es posible que escuchen sus relinchos pero no
podrán estar en contacto.

Cuando la glándula mamaria deja de ser estimulada por el hijo no producirá


mas leche. Una inflamación de la ubre es normal durante los días posteriores al
destete. Luego de una semana o diez días todo vuelva a la normalidad.

Inyectar un antibiótico de amplio espectro a la madre, ayuda a evitar


infecciones debidas a la acumulación de leche. Ahora solo resta evitar el
contacto de ambos por al menos un mes; tiempo necesario para asegurarnos
que la madre no vuelva a producir leche para alimentar a su potrillo.

El día del destete aprovechamos para trabajar al potrillo. Habrá que hacerle
perder el miedo al hombre o se reforzarán los trabajos de “imprinting”
realizados a las pocas horas de nacidos.

Una vez que pierden el miedo, les pondremos un bozal que ayudará a
controlarlos.

De ahora en más deberán valerse por ellos mismos. Se recomienda


desparasitarlos pues ya no cuentan con el sustituto de sus madres. Es
importante que todo lo que coman los ayude a crecer y para ello no hay que
permitir que una parte de la comida la aprovechen los parásitos.

También sabemos que se avecinan los días fríos de invierno por lo que se
deben aplicar las vacunas contra las enfermedades que causan mocos a
nuestros potrillos.

Lo que sigue en su vida después de olvidar a sus madres son juegos, saltos y
corridas. No es raro encontrar a alguno de ellos lastimado debido a una
patinada que no pudieron controlar. Para evitar riesgos innecesarios, se
recomienda aplicar la vacuna preventiva del tétano. Con ella y frente a un
accidente, solo habremos de preocuparnos por hacer las curaciones
correctamente.

Una vez que hemos vacunado al joven potrillo, debemos asegurarnos de


enseñarle a que nos siga correctamente con una soga. Entonces lo dejaremos
suelto en un corral con una yegua mansa que hará las veces de “Tía”.

La yegua adulta tranquiliza al potrillo y por imitación también ayuda a que


aprenda a comer grano o alimentos peleteados si es que aún no lo han hecho
con su madre.

Desde este momento, la vida del potrillo cambia y comienza a desarrollar su


temperamento y su carácter.

En un grupo numeroso de potrillos, en soledad o acompañado de caballos


adultos, ellos se preparan para el día en que comiencen a entrenar para
transformarse en el caballo con el que alguna vez soñó su propietario.

A que edad comenzar a domar

Muchos criadores se hacen la pregunta sobre la edad ideal para comenzar a


trabajar un caballo.

Por un lado nos encontramos con la realidad económica de saber que cuanto
más tiempo tengamos con nosotros un caballo de nuestra cría, mayor inversión
de dinero demandará atenderlo hasta el momento de la competencia.

Si comenzamos la doma y el entrenamiento en caballos muy jóvenes, nos


encontraremos con el problema de la fragilidad del físico de los potrillos, que
aún no han completado su desarrollo.

El criador debe saber que la velocidad de crecimiento es directamente


proporcional a la calidad y cantidad de alimento que hayan recibido el animal
desde su nacimiento.

Es por ésta razón que no podemos hablar de tiempos de crecimiento


generalizados, ya que algunos habrán completado su desarrollo a una edad en
la que otros, aún continúan creciendo.
También debemos reconocer que el crecimiento de los animales varía incluso;
dentro de una misma especie, cuando el clima es benévolo, respecto de
aquellos que crecen en climas extremos tanto de frío como de calor.
Es evidente que la escasez de pastos por las nieves, heladas o sequías
redundará en un mayor sufrimiento de las madres gestantes y criadoras.

La realidad es que algunos potrillos crecen llenos de mimos y alimentos


especiales mientras que otros sobreviven con lo poco que les ofrecen las zonas
áridas en las que nacieron.

Así entendemos que el crecimiento de los animales se demora o acelera y será


por ésta razón que habrá que tener ciertos cuidados a la hora de tomar la
decisión de iniciar la doma y el posterior entrenamiento.

Sin duda, lo mejor que podemos hacer, es trabajar los potrillos cuando aún
están al pie de sus madres, para hacer que se familiaricen con nosotros y las
cosas que tendremos cerca de ellos en el futuro.
El alimento, las mantas, los boxes, los cepillos y tantas otras cosas que hacen
al todo, en el cuidado de un caballo.

Si queremos ganar tiempo, podremos hacerles sentir una cincha de goma que
sostenga algo sobre el lomo, cuando apenas tienen meses.
Entre los 18 y 24 meses ya podremos ponerles una montura y comenzaremos
a colocarles filetes.

En ésta primera doma se logra familiarizar al potrillo a las cosas que usará en
el futuro e incluso a soportar nuestro peso.
Es un momento ideal, pues los potrillos, ávidos por aprender, lo harán con
rapidez y sin reacciones violentas o bruscas.

No hay que hacerlos frenar bruscamente, ni retroceder en exceso, tampoco les


pediremos giros cerrados y a estos pequeños……nada de galope.

Cuando vemos que están dóciles podremos soltarlos y dejarlos crecer otro
poco hasta que llegue la edad de aumentar las exigencias.

Esa edad se alcanza cuando los cartílagos de crecimiento de los huesos de los
potrillos se cierran. Esta es una determinación que se puede solicitar a un
veterinario, quien la diagnosticará a través de una placa radiográfica.

Si no queremos exponer los caballos y no contamos con la posibilidad de la


placa, recomendamos no exigir entrenamientos fuertes a animales menores de
dos años y medio.

Aquí es interesante ser concientes de que cuando hablamos de crecimiento y


desarrollo, debemos pensar en la estructura del hueso, la fortaleza de los
músculos y la resistencia de los tendones y ligamentos.

Nada de eso se logra sino con tiempo.


El mejor momento de un caballo de salto, llega cerca de los 8 a 9 años. Lo
mismo sucede para el caballo de endurance. Esto significa que se ha ido
desarrollando el físico y la mente del animal durante todo ese tiempo previo,
para llegar al estado óptimo de competencia.

Tan real es nuestra afirmación, que en algunos deportes no se autoriza la


participación en competencias, de animales menores de cuatro años, pues
existe conciencia de lo nocivo que éste permiso puede ser, respecto del
bienestar de aquellos que comienzan antes.

Cuando por causa de fuerza mayor, comenzamos a entrenar y trabajar caballos


a edad temprana, hay que cuidar especialmente la calidad de la equitación de
los jinetes que los entrenen. Una persona rebotando sobre el lomo, agarrada
de las riendas y sin un buen asiento, pueden ser motivo suficiente como para
acelerar la aparición de lesiones.

Criar un potrillo es un sueño que nos regala la naturaleza. Hacer que sea un
campeón, es el resultado de un trabajo metódico y conciente, de todos los que
traten con ese animal desde el momento del nacimiento, hasta haber
atravesado la línea de su coronación.

Como conocer la edad de los caballos por medio de los dientes

Al igual que la mayoría de los animales, muchos dientes del caballo aparecen
en diferentes momentos de su desarrollo. Tras haber estudiado por años esta
rutina de apariciones, se estableció un patrón de crecimiento que se repite en
todas las razas.

Los caballos tienen dientes temporales, que conocemos como de leche, y


dientes permanentes.
Los dientes temporales, son piezas muy blancas, cuadradas y algo móviles.
Los dientes permanentes, de color amarillento, son más alargados, de forma
triangular y totalmente fijos.

Arriba y abajo de la boca del caballo encontramos dientes diferentes.

Las pinzas, que son los dos incisivos centrales superiores e inferiores..

Los medianos que se encuentran a los lados de las pinzas.

Las Cuñas están pegadas en el lado externo de los medianos.

Los Caninos o colmillos: nacen entre las cuñas y los premolares sobre una
amplia zona desprovista de dientes.

Los Premolares y molares están en el final posterior de los maxilares.

Los caballos adultos tienen cuarenta dientes, veinte en cada mandíbula, las
yeguas, solamente treinta y seis, ya que carecen de los 4 colmillos que si
tienen los machos.
Al momento de nacer, el potrillo sólo tiene dos dientes incisivos en cada
mandíbula y a medida que crece emergen otros dientes de leche.

Cuando tienen un año de edad, tendrá 6 incisivos temporales de cada lado, 4


molares permanentes y 12 de leche.

Se sabe que tienen 2 años pues entonces tendrán, 4 incisivos permanentes, 12


de leche, además de 16 molares permanentes y 4 molares de leche.

Cumplen tres años con 8 incisivos permanentes y 4 de leche.

A los tres años y medio en los machos pueden comenzar a aparecer los
caninos inferiores. En las hembras no sucede pues son muy pequeños o están
ausentes.

Llegarán a los 4 años con, 2 caninos inferiores, y el número final de incisivos y


molares permanentes que es, 12 y 20 respectivamente.

A los 5 años habrán terminado de salir los caninos superiores en el macho y


tendrá 4 en total.

Cuando cumplen 6 años tienen todos los dientes definitivos. A esta edad se
pueden ver unas manchas negras en la cavidad de los dientes centrales
inferiores, llamadas neguillas.

A los 7 años la línea casi recta que presentaba la mordida, comienza a


romperse hacia delante y se ven signos de desgaste en las pinzas inferiores.

El “surco de Galvayne”.aparece cerca de los 8 años. Este es una línea con


características propias que se extiende por las cuñas según la edad.

Ahora se verá el desgaste también en los medianos inferiores por la estrella


dentaria.

Esta es una estructura amarillo pardo que aparece en la superficie masticatoria


a causa del desgaste. Tiene forma lineal que luego se torna ovalada y por
último y con el tiempo será redondeada.

Durante los 9 años: El surco de Galvayne crece hacia abajo. El llamado


“cornete dentario” (una pequeña concavidad en la superficie de contacto de los
incisivos) es ovalado. La forma de los incisivos comienza a ser más triangular.
Los incisivos centrales superiores comienzan a mostrar la estrella dental.

A los 10 años: Se ve la estrella dentaria en todos los incisivos superiores y los


inferiores que estarán especialmente desgastados.

De los 11 a los 15 años, el surco de Galvayne llegará hasta el centro del diente
y los incisivos perderán la marca del cornete dentario.
De los 16 a los 20 años, el surco de Galvayne llegará hasta el extremo del
diente y el ángulo dentario se proyecta bien adelante.

Desde los 21 a los 25 años: Se notará el surco de Galvayne solo desde el


centro del diente hacia abajo. El ángulo dentario será mayor y se desnudan las
encías.

Desde los 26 a los 30 años: Desaparecerá el surco de Galvayne y los incisivos


toman una forma casi redonda.

La edad de los caballos es un factor que siempre conviene conocer. Al hacerlo,


los posibles compradores pueden calcular los años de vida útil que pueden
imaginar por delante y este dato será clave a la hora de cerrar la operación.

Cual pelo es recomendable cortar a los caballos

La naturaleza es sabia. Cada parte del caballo tiene una razón de ser y cumple
una función.

Los pelos del animal también crecen por algún motivo. Sin embargo, buscando
embellecer al caballo, el hombre elimina y recorta muchos de los pelos que le
son útiles e incluso necesarios.

Conociendo la función de esos pelos sabremos, cuáles son los que pueden ser
cortados y cuáles debemos conservar por su bienestar.

Los pelos de la nariz:


En la punta de la nariz el caballo no ve, ya que sus ojos están a los lados de la
cara y le resulta imposible enfocar en ese punto.

Los pelos de la nariz son largos y duros y le sirven al caballo como un


sofisticado sistema táctil. Cuando acerca la boca al pasto o cualquier elemento
del entorno, estos pelos consistentes presionan su nariz hacia adentro y de
esta forma recibe la información de que hay algo en ese lugar. Un caballo ciego
difícilmente choque contra algo si camina lentamente, ya que antes de hacerlo
sus pelos tocarían la puerta, la pared o el alambrado. Por esta razón, cuando
un caballo está en un establo totalmente oscuro, nunca choca contra nada ni se
golpea, ya que puede percibir gracias a los pelos de su nariz. Si su caballo
tiene problemas de visión o se encuentra encerrado en lugares pequeños,
oscuros o con muchos objetos, recomendamos preservar estos pelos que le
serán de gran utilidad.

Los pelos de los nudos o ranillas.


Cada una de las cuatro patas del caballo está provista de pelos en su parte
posterior. En los caballos pesados, estos pelos rodean todas las extremidades
por delante y detrás. Es bueno recordar que muchos de estos animales viven
en zonas frías o húmedas y por eso la naturaleza les brinda esta protección. La
función de ese pelo es proporcionar un drenaje al agua que desciende por las
extremidades cuando el caballo transpira o se moja. De esta manera se evita
que esa humedad caiga a los talones de los vasos, evitando así que se
ablanden y se vuelvan sensibles o débiles. Del mismo modo que las uñas del
ser humano se ablandan durante el baño, también se debilita el vaso del
caballo cuando se moja. La dureza es fundamental para su función, por eso
este pelo también es sumamente importante.

A su vez, en las zonas de grandes humedales, este pelo evita que el barro se
aferre a la piel ya que se adhiere a los pelos y se desprende con el solo
movimiento, cuando se comienzan a secar.

Cortar estos pelos es quitarle la protección natural que tienen los caballos para
estos casos. De hacerlo seremos nosotros los que tendremos que reemplazar
ese cuidado, lavando la zona y colocando ungüentos que le brinden la
impermeabilidad que necesitan.

Los pelos de la barba


En las zonas de mucho frío y nieve, la protección natural del hombre es una
barba tupida y larga. En los países templados del ecuador, en cambio,
encontraremos personas casi carentes de bello facial, muchos de ellos ya
adaptados a esos climas son descendientes de antiguas tribus de indios que
desde siempre habitaron esas tierras.
Los caballos tienen un recurso natural que tiene cierta similitud con el hombre.
Los pelos de la barba aparecen en el invierno y se caen solos en el verano. Su
función es evitar que la nieve o el agua fría se adhieran o derritan contra la piel
de la cara del caballo. Cuando el caballo come en grandes pastizales entra en
contacto con la humedad del rocío de la mañana. Estos pelos evitan que esa
humedad tome contacto con la piel y por lo tanto ayudan a conservar la
temperatura corporal. Cuanto más protegida esté la cabeza, más protegido
estará el caballo de la pérdida de temperatura corporal. Ellos deben drenar con
ellos el agua que amanece sobre los pastizales que comen luego del amanecer
de los frescos días de otoño o invierno.

Los pelos de las orejas


Estos pelos sirven para evitar que el agua de lluvia o de los baños entre en la
oreja. Evitan y previenen los problemas de otitis y la molestia que les causa el
agua y la humedad que sienten cuando el pabellón auricular se moja. En los
climas cálidos, los insectos son realmente molestos para los caballos. El pelo
de las orejas evita también que los insectos ingresen dentro de las mismas.
Esa es la razón por la que este pelo se encuentra presente en todas las épocas
del año. Quitar este pelo expone a los caballos a enfermedades del oído, ya
que las nieblas y lloviznas ingresan por allí sin problemas y al caballo le resulta
difícil eliminarlas. Por esta razón recomendamos no mojar las orejas con baños
de manguera y mucho menos si el caballo tiene estos pelos cortados o
afeitados.

Los pelos del cuerpo


Los pelos del cuerpo ayudan a proteger la piel de las inclemencias del tiempo y
de los insectos.
En invierno crecen en largo y en espesor para ayudar al animal a mantener la
temperatura corporal. Además, en la base de los pelos hay una grasitud que
hace impermeable el manto y le da brillo. Gracias a esto, los caballos no sufren
en los temporales de agua, porque el agua no alcanza a tocar el cuerpo y por
ello casi no se mojan.
Sin embargo, cuando los caballos están mal alimentados, esa grasa del pelo
desaparece y el animal pierde brillo. Es en este momento en el que quedan
más expuestos a los temporales y al frío, con un color más opaco y sin grasa
que los ayude. Al llegar el verano, vuelven a cambiar su manto y aparece el
brillo nuevamente.
Si cortamos este pelo, estaremos obligados a ayudar a los animales con
mantas de abrigo. Sin duda los caballos se ven mejor y más lindos, pero
demoran un buen tiempo en volver a tener esa natural protección.

Los pelos de la crin


Los pelos de la crin, quizás los más característicos de los equinos, ayudan a
mantener la cabeza y los ojos libres de insectos y suciedad en las zonas en las
que a un caballo le resulta difícil rascarse.
Es una permanente palmeta que se agita con el movimiento y mantiene los
insectos lejos del animal. En muchas razas los criadores buscan una buena
densidad de pelos con una crin larga. Los animales de piel fina y mucha calidad
en general lucen una crin con pelos finos, lacios y generalmente con poca
cantidad. A los caballos de polo se les cortan al ras los pelos del cuello para
evitar que las manos del jugador se enganchen en ellos cuando necesitan
manejar al caballo.

Los pelos de la cola


Los pelos de la cola también mantienen los insectos lejos del cuerpo, en
especial en las zonas lampiñas: el prepucio, el escroto, la entrepierna, el ano y
los labios de la vulva en la hembra. El volumen de pelos en la cola es
considerado una virtud en muchas razas, aunque en otras se prefieran las
colas lacias y despobladas.

La necesidad de los criadores de cortar los pelos para ayudar a mostrarlos


hermosos, pone en evidencia que a muchos caballos se los expone y
desprotege, tan solo por un objetivo estético.
Cada caso será particular ya que hay muchos sistemas y razones que harán
que el caballo pierda sus pelos.

Es importante que recordemos cómo protegerlos en caso de ser necesario


cortarles el pelo.

Los pelos del cuerpo pueden ser compensados con mantas de abrigo.

Los pelos de las orejas, se compensan con las orejeras de lana o gorros
tejidos con la forma de las dos orejas y la parte superior de la cabeza; que
además ayudan a mantener algodones dentro de las orejas cuando el lugar
tiene ruidos excesivamente molestos.

Los pelos de las ranillas deben ser compensados por una extremada higiene,
cremas y grasas lubricantes e impermeables, además de un lugar seco para
dormir y con buena cama de pasto o viruta.
Los pelos de la nariz no tienen sustituto. Si se los corta, se recomienda
dejarles una longitud de al menos un centímetro para que el animal conserve
en parte la posibilidad de utilizarlos como corresponde.

La belleza de un caballo con las crines cuidadas, largas y peinadas no tiene


comparación. Es tradición de muchos países el corte de pelo del cuello en el
caballo, utilizando para ello muchos modelos y formas distintas. Sin embargo,
los pelos del cuello pueden incomodar el manejo en algunos deportes y por ello
se recortan o entrecortan y trenzan. Sabiendo que éstas cumplen una función
práctica, usted deberá decidir si cortar las crines o dejarlas largas según sean
sus objetivos con su caballo.

Los pelos de la cola son irreemplazables. Lamentablemente se ven animales


con la cola cortada al ras del maslo, por una tradición o costumbre propia de la
pereza de muchos hombres para no limpiar y desenredar la misma.
Será mejor atar la cola durante el deporte o cuando los usamos en los días en
los que el barro puede ser un problema, para luego desatarla para dejar que
ellos conserven esta defensa natural contra los insectos. Cortarla para liberarse
del trabajo de mantenerla limpia, es realmente no tener cariño por su caballo.

Últimamente se ven animales con aplicaciones en la cola, iguales a las que se


hacen en peluquerías de mujeres, llamadas “extensiones”.
Para realizarlas se toman mechones de pelo de caballos donantes, se les
aplica silicona en caliente sobre el extremo de pelo que irá contra la cola y
luego se lo deja enfriar. Una vez frío, se pega el mechón contra el pelo que
tiene creciendo la cola. Por la elevada temperatura de este producto, se
recomienda no pegar los mechones contra la piel sino algo más alejado del
nacimiento del pelo.

Si el animal está bien alimentado, los pelos de la barba pueden cortarse sin
demasiado problema. Estando en libertad en zonas frías recomendamos no
hacerlo.

Recuerde que siempre recomendamos priorizar la salud del animal y sus


recursos naturales para adaptarse al entorno. Si por algún motivo su caballo
debe cumplir requisitos estéticos o deportivos y usted necesita alterar algún
proceso natural, intente luego compensar esa falta. Su caballo le va a estar
muy agradecido por ello.

Poner extensiones de pelos en la cola

La belleza de un caballo se admira por sus formas, su presencia, sus


movimientos y su expresión.

Sin embargo, las tradiciones y costumbres, marcan diferencias en la


preparación
y presentación de los animales, variando de un país a otro e incluso entre
criadores de un mismo país, que crían diferentes razas.
En las razas utilizadas para carruajes se le cortaba la cola a los caballos, para
que el cochero no recibiera latigazos con la misma al espantarse los insectos.

En algunas razas de trabajo, se acostumbra a cortar la cola casi al ras pues


esto ayuda a mantener la cola limpia, cuando se trabaja en el barro los días de
lluvia.

Sucede en algunos animales, que el tiempo y el tipo de cerda que tienen, si no


es correctamente peinada y mantenida, tiende a enredarse hasta formar
verdaderos nudos.
Estos son muy difíciles de peinar sin que por ellos se pierdan y corten cerdas
que luego son parte del volumen que uno añora mostrar en la cola de su
caballo.

El pelo de la cola crece normalmente a razón de un centímetro por mes.


Si el destino de un caballo es una exhibición en la que debe mostrarse con todo
su esplendor, no podremos dejarlo con la cola estropeada y menos esperar a
que la naturaleza le devuelva el largo y la cantidad de pelo necesarios.

Una buena opción se encuentra en la colocación de extensiones a los animales


que han perdido la cantidad, el largo o el volumen de pelo necesario.

Para hacer extensiones se elige un caballo con el color de la cola similar al que
tiene el que ha de ser receptor. A este animal lo llamaremos donante.

Lavaremos la cola del donante con agua, jabón y desenredante para dejar los
pelos suaves y prolijos. Una vez lavada y peinada la cola, se la deja secar en
un lugar en el que no pueda volver a ensuciarla.

Lavaremos mientras la cola del caballo receptor.


Agua, jabón, desenredante y una buena peinada para que se seque
perfectamente.

Mientras se seca la cola del caballo receptor, volvemos a trabajar con el


donante.

Tomando el mazo de cola por el lado inferior donde encontraremos una zona
en contacto con el ano que no tiene pelos. Allí y a cada lado, comienza a
aparecer la cerda larga.
Cortaremos pequeñas mechas en los laterales que mantendremos unidas con
una pequeña gomita. Luego emparejamos con una tijera, el extremo sobre el
que hemos de trabajar la mecha.

Sacaremos tantas mechas como las que pensamos que hemos de necesitar y
del largo y zona que sea necesario.
Una buena aplicación necesitará que el donante entregue al menos un treinta
por ciento del pelo de toda su cola.

Como hicimos un transplante al solo hecho de mostrar la técnica, no quisimos


exagerar con el corte de mechas del donante, aún así fueron varias.
Con la ayuda de un pegamento que se derrite con una pistola eléctrica, se
comienzan a tomar las mechas para unir el pelo en los extremos.

Se rodea la mecha con pegamento y se deja que ingrese. Podemos ayudar con
los dedos cuando se enfría un poco para dar el acabado que queremos.
Una a una iremos uniendo las mechas de pelo.
El donante ya disfruta del pasto y se espanta los insectos con el resto de pelo
que se ha dejado para ello.

Una vez que estamos listos para el implante en la yegua receptora, tomamos el
pelo de toda la parte superior de su cola y lo atamos con otra goma dejandolo
apartado para que no nos moleste al trabajar.

Comenzaremos a pegar las mechas en la zona inferior de la cola de la


receptora. Estos pelos luego serán cubiertos por el manojo de pelos que hemos
guardado atado de la parte superior.

Será conveniente dividir las mechas en dos grupos de antemano, para usar
similar cantidad de pelo de un lado y otro de la cola.

Separamos pequeñas mechas del pelo verdadero de la yegua y colocamos el


pegamento uno o dos centímetros por debajo del lugar de nacimiento. Así
evitamos que la temperatura del pegamento pueda lastimarlos.

Se colocarán todas las mechas a ambos lados siguiendo el mismo


procedimiento. El pegamento endurece rápidamente y permite trabajar sin un
tiempo de espera entre una y otra mecha.

Para finalizar desatamos los pelos que hemos apartado de la parte superior y lo
dejamos caer sobre los implantados para peinarlos y acomodarlos
correctamente en su lugar. Estas mechas taparán los lugares en los que hemos
pegado y colocado el pelo del donante.

Ya nadie podrá saber si el pelo es verdadero o no.

O Ud. podría diferenciarlo?

Recomendaciones de trabajo diario

Una vez que el caballo está domado, simplemente hay que mantener o
incrementar lo que sabe durante los trabajos diarios, para que muestre de la
mejor manera lo que le hemos de pedir.

Es importante tener presente, que al trabajar un caballo hay dos cosas que
tenemos que evitar:
Una de ellas es no dejarlos exhaustos y la otra no aburrirlos.

Si se los cansa mucho, se corre el riesgo de exigir su sistema circulatorio y


respiratorio innecesariamente. Los aumentos de presión sanguínea que
suceden cuando el animal está exhausto pueden producir sangrados
pulmonares.

Por otro lado, los ligamentos y músculos cansados pierden su tono o fuerza,
por lo que es usual que aparezcan lesiones cuando se llega hasta allí.

Los trabajos diarios para un caballo deberán ser similares a los que se utilizan
en cualquier deportista:
Un proceso de precalentamiento suave que incluya flexión y elongación de todo
el cuerpo, luego un trabajo intenso y finalmente un nuevo proceso que les
permita recuperar sus parámetros basales.

Pensando en la mente de los caballos intentaremos alternar los sistemas de


trabajo cada día, de manera de no producir aburrimiento. Algunos días se sale
al exterior a pasear, mientras que otros días se piden exigencias de fondo.
Luego, unos días se trabaja intensamente con movimientos de doma, mientras
que en otros se realizan prácticas livianas del deporte para el que los
entrenamos.

Durante el entrenamiento nunca se le pedirá al caballo una exigencia al límite


de rotura, pues es mejor correr riesgos durante una competencia, que
simplemente en una práctica.
Cuando vamos a competir tenemos que estar seguros de que nuestro caballo
está en condiciones de hacer sin problemas lo que le hemos de pedir, pues
para andar enseñando…… mejor nos quedamos en casa.

Al llegar a la pista para trabajar se pedirá alto e inmovilidad hasta que le demos
la primera orden. Esto los obliga a estar atentos a nosotros.

Los primeros movimientos de trabajo serán al paso por toda la pista y sin
contacto, esto es para que se relajen. Deben saber que allí se trabaja, pero no
tienen que ser ellos los que decidan cuando.

Luego de algún trecho al paso, comenzaremos a aumentar el contacto


haciéndolos ceder a la pierna a uno y otro lado. Esto flexiona y alonga ambas
espaldas, mientras que trabaja la línea dorsal del lomo, riñón y grupa.

En el siguiente ejercicio los ponemos con la cabeza hacia fuera de la pista y los
impulsamos con la pierna del mismo lado para llevarlos hacia la pista de
adentro; luego, con las ayudas contrarias, los llevaremos nuevamente hacia
fuera.

A continuación comenzaremos a hacer medias paradas al paso acortando la


marcha tanto como nos sea posible y luego les entregamos el contacto.
Pequeños y suaves cambios de ritmo y contacto nos pueden mostrar el estado
general del caballo y su disposición para trabajar. No hay que olvidar que ellos
también pueden tener dolores como cualquiera y cuando uno los trabaja así, se
detecta fácilmente si tienen algún malestar sin esforzarlos.
Cuando vemos que está todo bien al paso, seguiremos al trote, estirando este
aire todo lo que nos sea posible para hacerles sacar las manos hacia adelante
ayudando así a que mejoren o mantengan sus movimientos.

En el momento en que los sentimos bien estirados y usando toda esa potencia
puesta hacia delante, haremos una nueva media parada sentándonos en la
montura para acortar el aire de trote todo lo que nos sea posible con un suave
contacto y manteniendo el impulso.

Si pudimos acortar y alargar un par de veces, entonces partiremos al galope


suave y ordenadamente. Toda vez que veamos que quieren correr habrá que
corregirlos para evitarlo. Algunas partidas serán a mano derecha y otras a la
izquierda.

Si los ordenamos al galope, comenzaremos a alargar y acortar este ritmo en


espacios cortos, de manera de hacerles sentir claramente la diferencia de una
u otra ayuda.

Finalmente frenamos con suavidad y volvemos al ritmo de trote.


Para ese entonces ya habrán precalentado lo suficiente y podemos pedirles
alto y paso atrás, pues así flexionan la columna entrando sus patas.

Es importante cambiar los ejercicios, cambiar de ritmo y cambiar el sentido de


trabajo para que los animales no se aburran.

Lo que sigue es el trabajo o rutina del día, que dependerá del deporte para el
que entrenemos.

Sobre el final, algunos minutos que permitan relajar nuevamente al caballo


hasta que respire normalmente.

Si seguimos las recomendaciones de trabajo diario, sentiremos que la


capacidad y ganas que ellos ponen para mejorar, es ilimitada.

Cuando corresponde cambiar los ejercicios que estamos haciendo

Los caballos tienen una gran capacidad de aprendizaje. Con una apropiada
técnica de enseñanza ellos pueden asimilar diversos ejercicios, maniobras,
posturas y movimientos específicos, para la actividad que han de desarrollar,
con bastante facilidad.

Muchas personas, para que sus animales fijen los conceptos que han
aprendido, reiteran una y mil veces los ejercicios que están practicando. De
esta forma pretenden mejorarlos; pero en rigor de verdad y debido al
aburrimiento y el cansancio, lo que se logra con el exceso de repetición es que
las cosas empeoren.

Lo que la gente no sabe es que la repetición exagerada de una acción, produce


en el caballo un gran aburrimiento y esto los distrae. Por culpa de la repetición
exagerada poco a poco se van enojando más y cuanto mas enojados estén,
menor será la atención que presten.

Si consideramos además el hecho de que el cuerpo se va cansando en la


medida en que se utilizan sus reservas de energía, podremos concluir diciendo
que ese método definitivamente no es el más apropiado.

Antes de dar una orden, el jinete se sienta o se mueve de una manera


determinada sobre la montura. Cuando se reiteran exageradamente los
ejercicios los caballos sienten y perciben este movimiento anterior a la orden y
reaccionan anticipándose a la orden sin que el jinete llegue a completarla.

Debido a esto, frenan antes de tiempo, giran sin que se los pidamos o cambian
la diagonal del galope cuando no corresponde que lo hagan.
Eso es muy malo pues toma decisiones por su cuenta y deja de estar atentos al
jinete y a sus indicaciones.

Soy partidario de modificar los ejercicios del caballo continuamente, procurando


en especial que no se aburran ni se cansen.

La recomendación es trabajar por grupos de ejercicios, practicando cada


movimiento no más de 10 veces, para luego pasar al siguiente ejercicio del
grupo. Los grupos pueden clasificarse de la siguiente manera:

Cambios del lugar.


Cambios de dirección.
Cambios de ritmo.
Cambios de exigencia.

Cambiar de lugar, significa encontrar lugares diferentes para dar la misma


orden.
Si el ejercicio es frenar, el ideal es hacerlo en todas las esquinas de la pista.

Cambiar de dirección sirve para que los animales se trabajen de igual forma del
lado derecho como del lado izquierdo. Esto los va equilibrando

Cambiar de ritmo es lo que nos permite que nuestro caballo no se canse. Un


rato de paso, un poco de trote, pocos minutos de galope, luego paso para
seguir con galope etc. Si el caballo se nota agitado es tiempo de bajar el ritmo.

Cambiar la exigencia pretende que seamos concientes de que los ejercicios se


pueden pedir suaves o con mas violencia; lentos o a gran velocidad; exigiendo
perfección o simplemente tendiendo a ella.

Pídales que realicen los ejercicios durante no mas de uno o dos minutos y
cambie el lugar, el ritmo, la exigencia o la dirección aunque no haya
conseguido una buena respuesta.
Así, su caballo se mantendrá siempre a la expectativa de lo que está por venir
en lugar de anticiparse. Y como si esto fuera poco, además estará descansado
y entretenido.

Es importante diferenciar el entrenamiento de la enseñanza. Si entrena, no


enseñe. Durante un entrenamiento, concéntrese en los ejercicios aeróbicos o
anaeróbicos y trabaje sobre ellos sin pedir movimientos especiales.
Es difícil entrenar y domar al mismo tiempo, sin cometer errores.

Para que el caballo realice un trabajo semanal completo, la correcta


distribución de su actividad deberá ser:
dos días enseñando,
tres días entrenando,
un día paseando
y un día de descanso…..

Si por alguna razón no logra que su caballo haga algo, le recomiendo que no
insista. Es mejor intentar más tarde o incluso otro día, que empecinarse a
lograrlo y terminar en una guerra.
Considere que su animal es un ser vivo que tiene derecho a sentir dolores y
molestias que pueden estar impidiendo que ese día haga correctamente lo que
antes pudo hacer sin inconvenientes.

Trate siempre de analizar antes de enojarse con su caballo, si es que el no


obedece porque no quiere, porque no puede, porque usted no está pidiendo el
ejercicio correctamente o porque tal vez nunca se lo enseñaron.

En condiciones normales, trabajo mis caballos una hora por día. Esa hora
incluye el tiempo de agarrar, el de trabajo y el de soltar y bañar. Si usted tiene
un solo caballo para trabajar, puede hacerlo durante tres a cuatro horas
seguidas siempre que él no se canse, ni se aburra. Recuerde que el nivel de
exigencia debe ser acorde a la capacidad de su caballo.
Para ello deberá variar los ritmos de trabajo y las exigencias y tendrá un
alumno dispuesto a aprender durante muchas horas.

Cambiar la pista y los lugares de trabajo también ayuda a aumentar su


concentración

El objetivo es que el caballo no debe adivinar ni anticiparse a lo que Ud. le ha


de pedir. Si lo hiciera puede perjudicarlo al competir.
Ellos deben estar atentos a sus indicaciones todo el tiempo y eso se logra
cuando se divierten con lo que hacen.

Quiero que mi caballo pueda atarse a una soga larga.

Muchas personas participan de marchas o cabalgatas y mientras las realizan,


deben dormir a la intemperie a pocos metros de su caballo.
Para evitar que se escapen, al tiempo de permitirles comer durante la noche;
algunos los dejan sueltos, pero con maneas colocadas en las manos, puesto
que estas les dificultan el andar y entonces los obligan a permanecer cerca.
Este método, además de molesto, no deja que los animales descansen
correctamente durante el tiempo que disponen para ello, pues se ven obligados
a saltar para moverse. El sistema también les impide echarse a descansar.

La mejor alternativa posible para que los animales coman y descansen por la
noche sin que se escapen, es atarlos a una soga larga amarrada a un elemento
fijo.
Esta alternativa es la más conveniente pues el animal dispone así del pasto
necesario y de la libertad de movimientos que le permiten un buen descanso.

Sin embargo para utilizar el sistema sin riesgos de enredos y lastimaduras


habrá que enseñar previamente a los animales a permanecer atados de esta
forma.

Para hacerlo, llevamos al caballo a un corral con medidas parecidas a unos 10


metros de radio si fuera redondo, o de al menos veinte metros de lado si fuera
cuadrado. Dentro del corral no debe haber palos plantados ni árboles que
obstaculicen el trabajo.

Póngale al caballo un buen bozal y consiga una soga de unos ocho metros de
largo, además de un pedazo de manguera plástica de al menos tres metros.

Pase la soga por dentro de la manguera y deje cada extremo amarrado a una
argolla de un diámetro superior al de la manguera para que esta no se
desplace.

La argolla delantera se amarra al bozal directamente y la argolla posterior se


utiliza para añadir el resto de la soga.

El extremo final se atará a un elemento pesado, de unos 30 a 40 KG, que


quedará suelto. Nosotros utilizamos un poste viejo.

Los primeros tres metros de manguera con la soga en su interior serán los que
estén en contacto con el animal, evitando los roces y la posibilidad de que se
ligue tanto en las manos como en las patas.

El extremo con el peso muerto permite que el animal aprenda a ceder a una
pequeña presión sobre la nuca cuando el peso se haga sentir y esto evita los
tirones fuertes y secos.

Si el caballo siente la soga o si esta queda entre sus manos, se irá habituando
al contacto y a ceder a la presión para estar cómodo. Al principio es
conveniente vigilar el animal.

Deje su caballo dentro del corral atado con el dispositivo y ofrézcale comida y
agua en distintos lugares del mismo para que se vea obligado a caminar.
Luego de uno o dos días de moverse así, habrá aprendido a evitar la cuerda,
comerá tranquilamente y estará listo para estar atado prácticamente en
cualquier otro lugar con un sistema similar para aprovechar sus beneficios..

Enseñar al caballo a dejarse poner la embocadura

Muchos fueron los medios que utilizó el hombre para indicarle al caballo que
frene, doble, gire o retroceda: el hackamore, las tiras de cuero, los bocados de
hierro e incluso las sogas atadas alrededor del cuello o la nariz.

En los siglos de historia que tiene la equitación mundial, fueron los bocados de
hierro los que se utilizaron mayormente por la seguridad que brindaban al jinete
cuando necesitaba frenar y controlar a su caballo. No hay que olvidar que el
hombre se jugaba la vida sobre su caballo frente a la lanza o espada de un
enemigo.

Sin embargo el hierro es un elemento ajeno a la boca del caballo con una
textura extraña y una temperatura diferente a la de la boca. No es tan fácil
pensar que el caballo se acostumbrará a un metal en la boca sin siquiera
protestar un poco.

He conocido a mucha gente que tiene verdaderos problemas a la hora de


embridar a su caballo y creo que esto es evitable.

Si usted es una persona experimentada, recomiendo para poner el freno tener


a su animal suelto sostenido sólo con la soga de un bozal. En caso de no tener
tanta práctica, puede atar el caballo a un palenque con un bozal fuerte, para
moverse libremente y sin necesidad de utilizar una mano para sostenerlo. Así
se moverá más ágil con las dos manos libres.

Para poner el freno a su caballo sin inconvenientes tome con su mano


izquierda la nariz del caballo dejando su cuerpo del lado izquierdo del animal.
La función de esta mano será mantener la cabeza en línea y evitar que pueda
ser golpeado si cabecea.

Pase luego su mano derecha por debajo de la quijada y con el dedo índice
encuentre la comisura de los labios.
Introduzca el dedo en la boca del animal, en la zona sin dientes.
El caballo abrirá la boca para tratar de expulsar o quitarse su dedo. Quite
entonces el dedo, como premio por haber abierto la boca.

Repita la operación tantas veces como las que crea necesarias, hasta sentir
que su caballo comienza a anticiparse a la molestia, abriendo la boca tan solo
cuando usted toca la comisura o apenas haya sentido su dedo.

Ahora su animal estará preparado para recibir la embocadura.

Colóquese en su lado izquierdo pero ahora lo hará sosteniendo la cabezada


con la embocadura colocada, con su mano izquierda entre los dedos índice y
meñique presionando con el anular y mediano.
Deje que el caballo conozca y huela la cabezada. Sostenga la embocadura con
la mano derecha entre los dedos índice y mediano dejando libre el pulgar.
Apoye la cabezada con su mano sobre la frente del caballo, para evitar los
movimientos de la cabeza.
Ingrese el dedo pulgar en la comisura de los labios para estimular al caballo a
abrir la boca y así evitará que el hierro le golpee los dientes.
Cuando sienta que ha abierto la boca, introduzca el hierro dentro suavemente y
termine de pasar la cabezada por detrás de las orejas.

Siempre es recomendable no hacer movimientos bruscos. Sepa esperar el


momento justo concentrado primeramente en el hierro y en segundo lugar en la
cabezada, que ha de quedar detrás de las orejas.
Repita la operación varias veces hasta darle confianza a su animal.

No se preocupe si las primeras veces encuentra a su caballo queriendo


retroceder o moviendo exageradamente la lengua, pues es normal que la
acción y el hierro los moleste. Esto sucederá hasta que lo acepten y conozcan.
Para evitar el retroceso puede atarlo al palenque o bien puede colocarle
maneas en las manos.

Es importante que el largo de la cabezada, deje al freno colocado de manera


tal que la comisura de los labios quede con una flexión que pretenda una
sonrisa.

No es necesario pelear con sus caballos para que acepten la embocadura que
han de usar el resto de sus vidas. El tiempo hará que se acostumbren y lo
mostrarán cuando dejan de mover la lengua para tratar de quitárselo. Se dice
que es entonces que lo aceptan.

A veces el problema del caballo al colocarles el freno es debido a lesiones en la


lengua, encías, mejillas o dientes salidos y por salir. Un buen veterinario podrá
aconsejarlo al respecto.

Enseñar a caminar a un costado

Cuando trasladamos un caballo con el bozal de un lugar a otro, cuando lo


presentamos en una exposición o cuando lo manejamos junto a otros animales,
tenemos que tener la certeza de poderlo dominar completamente haciendo que
caminen a la velocidad que queremos y a la distancia que queremos todo el
tiempo que sea necesario.

Dos cosas molestan mucho a quienes manejan caballos:


Los animales que se adelantan y los que no caminan o van muy atrás.

Un caballo bien entrenado debe mostrar una buena disposición, para caminar
con gusto a nuestro lado, sin anticiparse o adelantarse. Tampoco es bueno ni
deseable, que tengamos que andar arrastrándolos con la cuerda del bozal para
tenerlos cerca nuestro.
Para corregir el problema es necesario que trabajemos con un buen bozal, que
no les permita hacer la fuerza que tienen, siempre mayor que la nuestra.
Si intentamos enseñar a un caballo con los bozales plásticos con hociqueras
planas, vamos a perder el tiempo…. además de la paciencia.

Podemos trabajar también con un filete sobre la boca, para tener control,
cuidando de no usarlo en exceso para no lastimar la encía o la lengua.

Nosotros Utilizamos el “Bozal Martín Hardoy” para ambos casos.

En primer lugar, describiremos el trabajo con un padrillo muy difícil de controlar


frente a las yeguas en celo ha de servir.

Con el cabestro prendido de la argolla lateral del “Bozal Martín Hardoy”


ejercemos un dominio sobre la nariz, que no lastima la boca.

El padrillo sabía que si estaba en ese lugar es porque le traerían una yegua.
Así se empeñó por andar y revisar el lugar, mientras relinchaba para comunicar
que ya estaba allí.

Cada vez que intentaba adelantarse, le dábamos pequeños tirones en la nariz


haciendo que retroceda. Cuando, aunque sorprendido, se quedaba quieto le
soltábamos la rienda y así cedía la molestia sobre la nariz, para dejarlo
caminar sin presión ni control.

Al principio la corrección se hizo solo cuando caminaba. Al poco tiempo el


padrillo también se encontró con la sanción cuando se distraía relinchando
aunque se mantuviera parado.
Cuando manejamos un caballo, nosotros debemos ser lo más importante para
él y deberá mantenerse siempre atendiéndonos, es por eso que nos parece
importante sancionarlo cuando no nos presta atención.

Pasó poco tiempo para que el padrillo aprendiera que cada vez que se
adelantaba, recibía tirones sobre la nariz y en cambio cuando estaba quieto y
sin relinchar, nada le sucedía.

Al rato de iniciado el trabajo, caminó tranquila y relajadamente junto a nosotros.

Cuando trajeron la yegua en celo, se controló sin problemas a la distancia.


Para manejarlo mejor, le colocaron una segunda cuerda en el bozal frente a la
yegua y lo volvieron a arrimar. El caballo reaccionó a sus instintos pero caminó
y montó sin problema.

El caso es distinto cuando tenemos un animal vago que no camina. En general


nos obligará a prendernos de la rienda para hacerlo avanzar. Es contra esa
fuerza que ellos se apoyan para no avanzar, e ir a su ritmo.

Con este tipo de caballo utilizamos una vara larga en la mano izquierda,
mientras que sostenemos el cabestro del bozal o el filete con la mano derecha.
Haremos caminar el animal contra una cerca o el lado externo de una pista,
que lo limite en sus movimientos laterales.

Desde afuera a adentro del corral estará primero el corral, luego la yegua,
seguiremos nosotros y finalmente estará la vara.

El trabajo, lo hicimos con “la Mosca”, una yegua potra que debíamos trabajar
para hacerla de tiro.

Primero que nada movíamos nosotros hacia delante, esperando que “La
Mosca” avanzara. Como no lo hacía, lo tocabamos con la vara larga, justo
sobre el posterior a nivel de los garrones.
La sorpresa la hacía avanzar con velocidad, hasta que se encontraba con
nuestra mano, que tenía la soga prendida de la hociquera del bozal que se
cerraba sobre la nariz para contener un avance desmedido.

El caballo aprende:
Si no camino, me tocan con la vara.
Si camino, no me tocan.
Si me adelanto exageradamente me contienen con el filete o el bozal.

Si se adelantaba demasiado, hacíamos lo mismo que hicimos con el padrillo


anterior, la hacíamos retroceder.

En pocos minutos la yegua entendió y cuando nos veía avanzar, avanza ella
junto a nosotros.

La vara estaba presente todo el tiempo hasta que estuvimos totalmente


seguros de que no sería necesaria. Para ello la fuimos alejando de la yegua
poco a poco.

Llegó el momento en el que vimos que la yegua camina dispuesta y sin


problemas y entonces dejamos la vara.

Probamos sin la vara y comenzamos a caminar junto a la espalda de la yegua


a su izquierda, como ya lo habíamos hecho antes.
Como caminó tranquilamente consideramos resuelto el problema.

Con solo repetir la enseñanza dos o tres días más, la yegua habrá fijado para
siempre una forma de caminar junto a nosotros, libre y firme.
Así mostrará su avance y desplazamientos luciéndose frente a cualquier
persona que lo requiera.

Inicio del trabajo con vacas

Es montando sobre caballos que aún se cuidan muchos campos y el ganado


que allí crece. Gracias a ellos, se accede a lugares a los que modernos
vehículos no accederían en las distintas zonas ganaderas.
En el mundo aún se ve a la gente a caballo, trasladando vacas, apartando
novillos o en competencias deportivas que preservan las costumbres, de los
trabajos ganaderos que lamentablemente se van perdiendo poco a poco.

Sin embargo, podemos asegurar que los caballos no trabajan con las vacas
naturalmente. Todos ellos deben aprender, para comprender lo que han de
hacer de manera de hacerlo correctamente.

Cada vez que un caballo va contra una vaca para frenarla o apartarla, está
haciendo una elección que ha de proporcionarle mayor bienestar que negarse
a hacerlo.

Cuando los caballos se recuestan contra la costilla de una vaca para apartarla
o conducirla a otro corral, elijen hacerlo a cambio de no sentir el rigor de la
espuela en sus costillas.

Analizando sus reacciones y elecciones, debemos entender que los caballos se


paran frente a un novillo, manteniéndolo apartado del resto sin necesidad de
usar las riendas, solo por evitar que el jinete los toque con la embocadura
sobre la boca. Así anticipándose a sus movimientos y copiando los
movimientos de la vaca, se evitan dolores y molestias en la encía.

En efecto, si cada vez que un novillo intentó esquivarlos, sintieron sobre la


boca la indicación para atajarlo, suavizándose la presión cuando lo evitaron; no
es de extrañar que con el entrenamiento los movimientos y las reacciones se
mecanicen y luego las ayudas dejen de ser necesarias.

En algunos de los deportes que se realizan con vacas, se penalizan a los


competidores cuando su caballo entra en contacto con ellas.

Muy por el contrario, lo que se busca en otras competencias es el mayor


contacto posible.

Para que un caballo se acostumbre a trabajar correctamente con las vacas lo


primero que debemos lograr es que le pierdan el miedo.
Ambas especies animales son del tipo “presa”. Su naturaleza es escapar y eso
es lo que intentarán en primera instancia.

Los caballos que se crían en lugares en los que no conviven con vacas,
deberán aceptarlas y esto no siempre resulta fácil.
Los caballos novatos se tranquilizan rápidamente frente a la tranquilidad de
viejos experimentados, cuando se los enfrenta a grupos numerosos de vacas y
así pierden el miedo.

Cuando vemos que están tranquilos y relajados frente a ellas, comenzaremos


el entrenamiento específico.

Para ello, es conveniente trabajar con novillos grandes y mansos de razas


lecheras. Estos animales con buen estado de gordura son menos ágiles que
los pequeños y además evitan que el aprendiz se golpee con los huesos de las
caderas destacados, que si podrían tener los animales débiles y flacos.

Al principio, se trabaja en corrales no muy grandes para que sea fácil alcanzar
al novillo.

Antes de comenzar, un caballo experimentado hará que el novillo de algunas


vueltas al corral, para reducir su energía e intenciones de disparar.

Terminada esta etapa, un jinete avanzará detrás del novillo para evitar que
este quiera volverse y cambie la dirección de trabajo.
El caballo nuevo, mientras tanto, se mantiene a poca distancia en el lado
interior del corral evitando sobrepasar el novillo.

Lo correcto es que el pecho del montado avance a la altura de la espalda del


vacuno.

El jinete montado sobre el caballo nuevo, trabajará con la pierna y espuela del
lado interior del corral para hacer que el caballo se arrime al novillo.

Toda vez que lo haga quitará la espuela, mientras que la volverá a aplicar
cuando sienta que se aleja.

En poco tiempo el caballo comprende que estando cerca del novillo se lo


molesta poco, mientras que al alejarse vuelve a sentir la molestia.

Habrá que intentar el trabajo a izquierda y derecha pues la habilidad y coraje


de un mismo caballo puede variar a cada lado.

Con el tiempo los caballos se animan a entrar en contacto con la vaca pues ya
no le temen y es allí en donde se encuentran más cómodos pues no les aplican
las espuelas ni los castigan.

El entrenador entonces exige un nuevo avance en el entrenamiento y pedirá al


caballo que empuje la vaca contra el alambre. La pierna y espuela del lado
interno del corral, vuelven a trabajar con energía hasta que se siente la pierna
contraria bien apretada entre el caballo y el novillo.

No es bueno que el caballo nuevo se canse o aburra y para ello se aconsejan


participaciones breves que lo dejen con ganas, luego de cualquier mejoría o
buena acción.

Los animales con experiencia disfrutan del trabajo y se divierten con las vacas.

Con ellos sentiremos que cada vez llegan con mayor decisión. Cuando lo
logremos seguiremos entrenando para mejorar también la musculatura que
debe estar preparada para este tipo de exigencia.
Cuando montemos un caballo entrenado, disfrutaremos realmente de la
sensación de adrenalina y de la ansiedad de escuchar que nos dieron un buen
puntaje, luego de una buena corrida.

Como hacer que nuestros caballos nos permitan agarrarlos fácilmente

Trabajar no es lo que más le gusta a los caballos y es por eso que no siempre
le hacen fácil a sus propietarios la acción de agarrarlos.

Una línea tenue entre el juego, la picardía y la vagancia, muestra reacciones de


nuestros amigos, que muchas veces nos hacen perder la paciencia pues algo
tan simple como agarrarlos, se puede convertir en una gran pérdida de tiempo.

Tanto peor para nosotros si el animal en cuestión se encuentra en un grupo de


varios caballos que le permitan esconderse detrás de los otros. Peor aún el
caso de aquellos que se obstinan por dejar la cabeza hacia el lado contrario al
que les llegamos quedando francamente expuestos a sus patas.

Para que esto no suceda tendremos que hacerles entender que no dejarse
agarrar puede significarles una molestia muy superior a la que les significa
aceptar que les pongamos el bozal para ir a trabajar.

El lugar en el que trabajaremos y les enseñaremos con facilidad y sin riesgos,


es dentro de un corral circular no mayor de 8 metros de radio. Allí se quedarán
solos frente a nosotros. Un corral circular sin esquinas es lo mas indicado, pues
evita que se arrinconen o que intenten saltar; sin embargo y para mostrar la
técnica, preferimos trabajar en un corral cuadrado con esquinas, pues aún allí
es posible lograrlo.

Al comenzar caminaremos directo hacia el caballo evidenciando nuestra


voluntad de agarrarlo, con un látigo en la mano o al menos con una rienda
larga.
Cuando vea nuestra intención escapará hacia alguna de las esquinas como lo
ha hecho siempre.

En ese momento, comenzaremos a correrlo dentro del corral, impulsándolo con


la rienda o el látigo, mostrando nuestro desagrado. La idea es hacer evidente
que lo que ha hecho está mal, por lo que tendremos que impulsarlo con fuerza.
En este caso y por estar dentro de un corral con esquinas, comenzaremos tan
solo haciéndolo caminar o trotar hasta ver que reconoce el lugar sin detenerse
en las esquinas y sin hacer amagos por salirse. Si el corral fuera bajo o lo
impulsamos con fuerza desmedida, corremos el riesgo de que salten. Al
comenzar el trabajo suavemente lo evitaremos.

Luego de unas vueltas y cuando ya mantiene la cadencia que queremos y la


forma de un círculo dentro del corral, nos pararemos delante y atajaremos con
nuestro cuerpo para que frenen.
Volveremos a avanzar para agarrarlo normalmente y con seguridad que ha de
volver hasta frenar en una esquina opuesta con esa posición tan incómoda
para nosotros que nos muestra las patas en primer lugar dejando la cabeza
escondida en la dirección opuesta.

Si así sucede, volveremos a impulsarlo con el látigo o la rienda, aunque ahora


con mayor fuerza. Dos o tres vueltas presionándolo como si fuéramos un
predador que está por cazarlo, hasta que veamos que intenta detenerse.

Si dejamos de atacarlo o perseguirlo, seguirá unos pasos mas y detendrá la


marcha cuando quedemos frente a él atajándolo con nuestro cuerpo. En esta
posición, nos quedaremos quietos para darle la posibilidad de pensar….

- Cuando freno y lo miro no me corre, pero si lo dejo de mirar y me escapo


me vuelve a correr….. -

El instinto de preservación comenzará a mostrarle que le es mas conveniente


quedarse quieto mirándonos de frente que escapar, pues es escapando que se
siente agredido, mientras que estando quieto vuelve sentir tranquilidad.

Para acercarnos a ellos es conveniente caminar sin mirarlos a los ojos en


pequeños semicírculos o en zigzag y no en línea recta. De esta forma no se
sienten amenazados y así es más fácil acercarnos al caballo. Nuestros
movimientos deben ser suaves, pues así sus reacciones son suaves.

Si repetimos el ejercicio veremos que el caballo comienza a aprender que


mientras nos mire dando el frente no le sucede nada; en tanto que si intenta
escapar vuelve de inmediato a sentirse presionado y perseguido.

Veremos que cuanto mas los corremos cuando escapan, más frenados y
quietos se quedan esperando que les pongamos el bozal para evitar la presión.
Esto se repetirá luego en espacios abiertos cuando los busquemos siendo de
gran utilidad para nosotros

Llega un momento en el que les es muy claro que si nos miran no los
corremos. Veremos entonces que caminando a su alrededor giran con nosotros
manteniendo su cara en nuestra dirección. Ahora podremos intentar con el
resto de los caballos dentro del corral, para que la acción de agarrarlos dentro
del grupo sea la normal.

Si todo funciona bien, cuando nos paremos frente a él aún en medio del resto
de sus amigos, girará hacia nosotros para mostrarnos la cabeza y se dejará
poner el bozal tranquilamente.
Habrán entendido que dejarse agarrar para ir a trabajar es mejor que aguantar
a una persona que lo persigue y corre dentro del corral por evitarlo.

Transporte de caballos

El traslado de caballos para participar en concursos o competiciones, asistir a


ferias, visitar al veterinario, o pasar una temporada de descanso en el campo,
es cada vez más frecuente. Durante el transporte están expuestos a muchos
riesgos que muchas veces no se tienen en consideración.
Hay que tener en cuenta que los caballos son, por naturaleza, animales de vida
libre cuya principal defensa es la huida y durante el desplazamiento en un
remolque de reducidas dimensiones, se ven sometidos a un considerable
stress que puede tener consecuencias nefastas.

Aunque está claro que no es lo mismo un transporte de 2 horas que un viaje de


1.200 kilómetros; en cualquier desplazamiento, por corto que sea, hay que
considerar una serie de puntos de gran importancia que pueden evitar
problemas realmente graves.

Muchos de los accidentes relacionados con el transporte del animal tienen


lugar antes de que éste haya empezado.
El caballo debe aprender a subir al remolque y para ello sólo se necesitan
algunas sesiones, que involucren experiencia y paciencia. En ellas se evitará
el castigo como estímulo, remplazándolo por un premio al animal con algo de
comida una vez que ha entrado en el remolque.

Estas lecciones se deben preveer con mucho tiempo de anticipación al primer


viaje verdadero, pues entonces podemos estar apurados para salir y la dosis
de paciencia es menor.

Una buena opción consiste en dejar el remolque abierto poniendo comida en su


interior, cada vez más cerca de su extremo delentero, para que coman allí. En
poco tiempo le pierden el miedo y luego entran sin dificultad.

Para evitar heridas o accidentes es imprescindible que el vehículo cumpla con


la legislación vigente respecto de las luces, los frenos, la altura, el ancho y los
elementos de seguridad como el enganche y las cadenas correspondientes.

En el interior se dispondrán acolchados para amortiguar los movimientos del


animal y deberá contar con buena ventilación, para evitar problemas
respiratorios debidos al fuerte olor que despiden sus excrementos.

Para proteger las extremidades al subir, bajar o durante el viaje, se vendan las
cuatro patas o se colocan protectores especiales para el transporte, que son
muy seguros. En la cola también se coloca un protector pues muchos animales
viajan apoyados contra la pared posterior y esto puede producirles lesiones

Si el caballo va a estar en contacto con muchos animales es importante que


esté vacunado 15 días antes del evento, para asistir a los mismos con
suficientes defensas.

Cuando los viajes son largos es conveniente aplicarles preventivamente un


antibiótico de amplio espectro para protegerlos por si llegaran a bajarles las
defensas.

Durante el viaje es conveniente darles heno a discreción pues esto los


tranquiliza y mantiene con el estomago lleno y el sistema digestivo ocupado.
En los días de mucho calor se recomienda llevar suficiente cantidad de agua
para ofrecerles en baldes durante el viaje, además de buenas dosis de
electrolitos. Así se evitará que se deshidraten y arribarán en buen estado a
destino.

El caballo debe ir atado con una cuerda suficientemente larga para que les
permita bajar la cabeza. Si se atan cortos se les dificulta el drenaje de las
secreciones pulmonares y ello, junto con el estrés que supone cualquier
transporte, es el motivo de las pleuroneumonías del transporte, una de las
complicaciones más frecuentes en desplazamientos prolongados.

Por desgracia, el diseño de la mayoría de los remolques no permite que el


animal mueva libremente el cuello, por eso es muy importante parar cada
cuatro horas para permitir que bajen del remolque y se muevan un poco.

Otra complicación relativamente frecuente del transporte son las inflamaciones


o los dolores musculares. Cuando el caballo mantiene su equilibrio en viaje,
utiliza músculos que no ejercita habitualmente y por ello se pueden afectar en
exceso.

Por extraño que parezca, se ha demostrado que los caballos mantienen mucho
mejor el equilibrio si viajan colocados oblicuamente y con la cabeza en
dirección contraria al sentido de la marcha del vehículo.

Es importante llevar siempre a mano el teléfono de nuestro veterinario y


disponer de un botiquín de primeros auxilios. El responsable del transporte
debe al menos reconocer los síntomas de una deshidratación y ser capaz de
aplicar medicamentos.

Algunos animales necesitan ser sedados para tolerar un desplazamiento sin


riesgo para su integridad física. Antes de administrar cualquier fármaco a
nuestro caballo es imprescindible consultar con el veterinario. Él nos
aconsejará el medicamento más adecuado, la dosis y las precauciones a tener
con un caballo sedado.

Cuando se transporta un caballo atendiendo las medidas de seguridad y


prevención, el arribo a destino es un trámite… tan simple como sacar el caballo
de su box para llevarlo a comer a un corral cercano….

La paciencia contra la violencia

En el mundo, el caballo fue inicialmente una herramienta o arma para la guerra.

El hombre conquistaba sobre su lomo las distintas regiones, imponiendo una


idea política o religiosa; que cautivaba a muchos u horrorizaba a tantos otros.

Lo más importante en esas guerras siempre fue el hombre. El caballo era el


medio que permitía la conquista. Así morían miles de anónimos corceles sin
una medalla; habiendo permitido con su coraje y nobleza la creación de
imperios en el mundo.
En la actualidad se ha comenzado a darle al caballo el lugar que siempre se
mereció estando junto a él en el deporte, también en el trabajo, en la
rehabilitación de discapacidades o en el manejo del ganado.

Sin embargo en muchos lugares sigue siendo simplemente un animal que debe
ponerse al servicio del hombre. Para ello se lo doblega con cuerdas y bozales,
tan fuertes que no puede cortar. Los jinetes a su vez son tan hábiles como
violentos, pues así les muestran como han de obedecerles.

No es necesario buscar en el mundo un lugar en el que se los trate mejor o


peor. En todos lados se encuentran entrenadores y propietarios buenos y
malos.
El profesionalismo, el dinero y los costos de manutención de un caballo, exigen
triunfos que superan en importancia al cariño y el respeto que se debería tener
a éstos animales.

En todos los continentes, en sus países y en sus ciudades; habrá quienes


doblegan con violencia a los caballos para que hagan lo que ellos quieren.
Estas personas seguramente también hagan lo mismo con sus empleados, sus
hijos y sus mujeres…..

La violencia en el mundo ha pasado a ser cotidiana y así lo demuestran las


guerras, la pobreza y las drogas. No ha de sorprendernos que la encontremos
con el caballo.

Para con ellos nos queda solo hacer docencia para que la gente conozca y
viva la realidad inobjetable de los resultados de un entrenamiento realizado
bajo métodos pacíficos respecto de los viejos métodos violentos.

En el pasado el hombre capturaba a los caballos a lazo. Ya en nuestros días al


menos, se los introduce en pequeñas mangas que les reducen la posibilidad de
escapar. Allí le colocan un fuerte bozal para llevarlo a un palo que lo mantenga
atado, para arrimarse a ellos para tocarlos.

El caballo peleará para escapar. Para él, el hombre es un predador con ojos
delante de la cara que quiere capturarlo.
No importa cuanto esfuerzo ponga en romper las sogas que lo tienen atado.
No importa lo doloroso que sea para el la presión del bozal sobre su cuello,
cualquier esfuerzo será valido para escaparle al peligro.

Tal vez ese hombre prefiere que las reacciones del caballo sean suaves y
amables, pero este lo desconoce y nunca lo serán si intenta aproximarse a él
transitando por el camino de la violencia. Esta no genera otra cosa mas que
violencia.

Podrán querer acercarse para tocarlo amablemente, pero la soga que lo


mantiene atado al bozal lo limita y por ello transforma una buena intención, en
una actitud agresiva.
Tal vez al final el caballo ceda al dolor y se entregue, como lo han hecho
tantos. Pero será difícil pensar que el vínculo que nace allí los una en amistad.
Ese caballo se sentirá un prisionero de su amo y estará listo para golpear a
quien sea, para escapar de su prisión……

La propuesta diferente, invita a conquistar al caballo seduciéndolo, con las


armas de seducción que pone el hombre para llamarle la atención a una mujer.

En vez de un golpe, una caricia.


En vez de un grito, una melodía.
En vez de violencia, amor e inteligencia.

Cambiamos la agresividad y la imposición, por la paciencia; que es la ciencia


de la paz.

Sin agredirlo lo llevaremos al mismo lugar en el que antes se apuraron a


inmovilizarlo, para intentar acercarnos a ellos lentamente
Con un palo y a la distancia lo tocamos, pero sin hacerle daño. Tan solo le
mostraremos así que queremos estar con él.

Al llegar a la cabeza le colocaremos la mano debajo del mentón para que


pueda relajarse y aprovecharemos a tocarle las orejas, los ojos, la cara. Ahora
si podremos ponerle un bozal, para que aprenda a ser conducido con él.

La intención es molestarlo sin agredirlo. Queremos que responda porque se


siente más cómodo cuando lo hace.
No pretendemos someterlo a la fuerza. Si usara la suya, de seguro nos ganará.

En círculos pequeños a su alrededor lo tocaremos en la nariz para que se


acerque y cada vez que avance cederemos la cuerda.
Estará aprendiendo que acercarse le quita la molestia, mientras que al
mantenerse lejos la soga lo incomoda en la nariz.

Si se acerca mas, le permitiremos que nos huela para que nos reconozca.
-Este es un predador, pensará… pero parece ser bueno.

Nuestros movimientos serán suaves, para imitar el movimiento lento y relajado


de un caballo que ya no se preocupa.

La molestia será menor si está cerca y por eso relacionará al hombre con
cosas buenas.
Cuando se arrime podemos darle agua, pasto o una nueva caricia.

La nobleza del caballo es tan grande, que se entregará por completo ante una
actitud tranquila y noble.
Ellos no son políticos y mostrarán su gratitud tan solo a las actitudes que le
sean gratas.

Ahora habremos cambiado la información agresiva que recibió en su primer


encuentro con el hombre.
Ellos no olvidan, pero son capaces de darnos siempre “Una nueva
oportunidad”.

Castigo, penitencia y agresión

Durante el proceso de enseñanza y entrenamiento de los caballos, debemos


ser concientes de que tendrán y tendremos errores pues no son, ni somos
máquinas perfectas.

Si de enseñar se trata, es necesario tener en cuenta que lo que le pedimos al


caballo es algo que él no sabe hacer y a eso hay que sumar que muchas
personas no saben pedir lo que quieren que su caballo haga..

Por eso al enseñar, también nosotros estaremos aprendiendo la mejor manera


de transmitir, y es por ello que debemos aceptar que cometeremos errores, lo
mismo que nuestros caballos.

Cuando entrenamos debemos ser concientes de que un buen entrenamiento se


basa en la repetición que fija el modo de realizar una acción o alcanza la
capacidad física de hacerla. Aquí la monotonía y el cansancio son capaces de
bloquear las ganas del animal de seguir avanzando en el entrenamiento. Correr
o andar por el mismo lugar, hacer siempre círculos del mismo tamaño, o saltar
cientos de veces la misma valla, son acciones que el caballo no haría
voluntariamente.

Si de competir se trata, ya en medio de una alta exigencia, puede suceder que


el caballo se niegue repentinamente a hacer las cosas que antes hizo sin
problemas.

Esto podría ser producto de falta de entrenamiento o falta de doma. Pero


también está la posibilidad de que aún estando bien domado y bien entrenado,
un caballo tenga dolores y molestias que no le permitan hacer hoy, lo que ayer
realizó sin problema.

Antes de aplicar cualquier medida correctiva, es recomendable verificar con un


veterinario que su caballo esté sano, ya que el dolor inhibe la aptitud física de
cualquiera.

Una vez que haya verificado que su caballo no tiene un problema de salud, es
posible castigarlo para exigirle a hacer lo que no quiere.

¿Pero cómo conviene que sea ese castigo?

El castigo debe ser algo que al caballo le moleste mucho, de manera de


obligarlo a hacer la acción que ahora no hace, para evitar el castigo.

El castigo nunca debe ser agresivo, ya que la acción agresiva produce una
reacción agresiva, y esto seguramente no es lo que buscamos.
Hacer retroceder el caballo con tirones del bozal cortos y molestos, pero no
violentos, ante algo que no hace bien cuando lo trasladamos, puede ser un
castigo. Lo será, pues el retroceso no es un movimiento natural y al caballo lo
incomoda. Muchos tirones chicos y secos, corrigen mucho mejor, que tres
tirones firmes y violentos. Con los pequeños tirones el caballo se molesta pero
no se enoja…. Con los fuertes si.

Poner al caballo en un círculo chico con pequeños tirones de la boca cuando


estamos montados, también funciona como castigo. El caballo comienza a
marearse y esa será la molestia de la que intentará salir o tratará de evitar en el
futuro.

Otro castigo puede ser un espolín, suave pero insistente, pues es mejor así que
un espuelazo agresivo que podría generar un corcovo como reacción agresiva.

La agresión es el dolor desmesurado, es la violencia desatinada. Es el


resultado de la incapacidad de los jinetes para enseñar o pedir.

Todos los jinetes experimentados con buena técnica, evitarán la agresión ya


que son conscientes de que cuando el caballo se siente agredido se bloquea y
no aprende.

Para evitar el dolor, un boxeador, espera la trompada con sus músculos en


tensión, cosa que también hace el caballo para evitar el dolor del exceso de
fusta o espuela, y al tener los músculos tensionados corre menos o salta
menos o se mueve sin tanta libertad

Una llamada de atención con la fusta, cuando el caballo se distrae o no mira lo


que corresponde, es un castigo que sirve.
Por el contrario, una seguidilla de fustazos se convierten en una agresión que
no sirve y juega en contra del resultado que buscamos obtener.

Una persona tirando de una soga para hacer que el caballo suba a un trailer,
mientras otra con una fusta larga le pega al caballo de atrás cuando no lo hace,
es una maniobra agresiva que se debe evitar para evitar que el caballo
aumente la dificultad para subir cada vez que lo volvemos a intentamos.

La penitencia es una situación en la que se pone a una persona por haber


hecho algo indebido. Solamente funciona si somos capaces de explicarle a la
persona la razón por la que lo pusimos en esa penitencia.

Un preso en la cárcel cumple su penitencia por haber hecho algo contra la ley y
lo entiende.

Cuando se trata de un caballo, la penitencia no sirve pues el animal no tiene la


capacidad de entender que lo ponen en una situación molesta por algo que
hizo hace unos días.
En efecto, si un caballo se comió la soja o el maíz sembrado, y en penitencia lo
dejan sin comer por varios días, no entenderá que ahora siente hambre por lo
que se comió ayer.

Si está encerrado y se escapa, y luego por ello lo dejamos atado sin soltarlo
por varias horas; no entenderá que lo que ahora le sucede es debido a aquello
que hizo antes.
Ellos no entienden la razón de una penitencia y es por eso que estas no sirven.

Cuando un caballo no corre lo que debe, no salta o no gira bien, habrá que
perder mas tiempo en casa para entrenarlos. La fusta nunca reemplaza la falta
de entrenamiento.

Ser concientes de la dimensión que debe alcanzar una sanción para su


caballo, es la mayor cualidad que deben tener aquellos que se precien de ser
grandes jinetes.

Mejorando el paso atrás

El paso atrás es uno de los ejercicios más útiles de la equitación, aunque en


rigor de verdad se lo utiliza bastante poco.

Un caballo que retrocede bien, estará en condiciones de hacer correctas


medias paradas, pues está acostumbrado a recibir indicaciones sobre la encía
y reaccionar a ellas sin oponerse.
.
Cuando retroceden bien, también son capaces de frenar correctamente pues
han acostumbrado sus patas a entrar debajo de la masa del cuerpo,
flexionando la columna, bajando el riñón y colocando la cabeza en posición.

El retroceso también fortalece y equilibra los posteriores. Esto es necesario


para realizar partidas desde el alto.

En la mayoría de las pruebas de doma el animal que está compitiendo debe


realizar algunos pasos de retroceso, pues este movimiento integra las
exigencias de la mayoría de los reglamentos.
Allí lo que se observa es la cadencia, el equilibrio, la voluntad para ir hacia
atrás y la rectitud que muestre el animal.
La velocidad es importante pero sólo en determinadas pruebas de rienda.

En el paso atrás el caballo debe elevar la cabeza de manera de poder bajar la


grupa para llevar las patas hacia delante. Los animales rígidos tienden a bajar
la cabeza peleando en contra de la embocadura y así el posterior no puede
avanzar debajo de la masa del cuerpo.

Cuando los animales tienen este problema se nota que retroceden arrastrando
las manos dejando rayas en el suelo a cada paso.- Si el movimiento se realiza
correctamente las manos se elevan del suelo en cada movimiento.
Si queremos mejorar el paso atrás debemos procurar que el animal eleve la
cabeza pues así podrá levantar las manos cada vez que las mueva. Si lo logra
es debido a que ha logrado elevar el tren delantero gracias a que ha podido
descender su posterior llevándolo hacia delante para poder sostener el cuerpo
en equilibrio.

Para evitar que este problema suceda las manos del jinete deben tocar la boca
del caballo intermitentemente y sin afirmarse a la rienda pues de hacerlo se
verá de inmediato que se apoyan contra la fuerza y vuelven a llevar la cabeza
hacia abajo. Con este movimiento intermitente se los invita a elevar el cuello
pues eso es lo que necesitamos.

El segundo problema que vemos asiduamente en los retrocesos en


competencia, es el desvío de la línea que inició el competidor al comenzar el
movimiento hacia atrás.

Las razones por las que sucede esto son variadas.


Una lesión o dolor en el posterior, podría motivar este desplazamiento hacia un
lado, pues cuando duele una pata su movimiento tiende a ser mas corto y la
pata sana hace un recorrido mas largo siendo esto lo que motiva el desvío.

Otra razón que no ayuda a mantener la línea es el excesivo trabajo del jinete
cuando ejercita a su caballo sobre un lado respecto del otro. Para que los
animales retrocedan en una línea recta deben estar equilibrados y si se
trabajan al galope o trote más tiempo de un lado que del otro, se desarrolla
mas musculatura del lado que esfuerzan mas en sus rutinas diarias. Esto es lo
que produce que se tuerzan hacia el lado contrario de la pata mas trabajada.

Las manos, las piernas y el asiento del jinete también pueden ser culpables del
problema. Si una mano tira mas fuerte que la otra, el animal se torcerá hacia el
lado contrario de aquel que recibe mayor presión pues la rienda lo obliga a
flexionarse en ese sentido. Con el uso de las piernas el resultado es similar.

En cuanto al asiento y cuerpo del jinete hay que observar que esté colocado
exactamente en el centro de la montura. Cuando el jinete se siente torcido el
animal se ve obligado a compensar la mayor cantidad de peso de un lado
respecto del otro en sus movimientos y esto lo tuerce.

Cada vez que un animal se desvía de la línea inicial debemos preguntarnos


primero si no fueron nuestras manos o piernas las que produjeron el desvío,
pues no parece lógico que pensemos en corregir a nuestro caballo si el
problema es nuestro.

Si detectamos que no somos nosotros los culpables habrá que hacer revisar el
animal por un veterinario. Lo lógico sería que encuentre una lesión o molestia
posiblemente en el posterior del lado hacia el que se desvía la línea.

Cuando todo está bien, no queda más que trabajar el animal hacia el lado
opuesto al desvío. Si la grupa se desplaza hacia la derecha habrá que obligar
el animal con la rienda derecha a encausar su retroceso hacia el lado izquierdo.
Una vez que sentimos que el retroceso se realiza recto y equilibrado, podremos
pedirles que aumenten la velocidad pues así se obtienen los mejores puntajes.

La velocidad se imprime al animal solamente con las piernas y nunca con las
riendas. Es un error tirar de las riendas fuertemente para aumentar la
velocidad, pues esto los frena ó hace que se apoyen sobre las riendas para
empujar la embocadura en el sentido contrario o sea hacia delante.

Para aumentar la velocidad se utilizan las piernas, las espuelas o los espolines
que funcionan haciendo las veces de acelerador. Esta es la razón por la que
los caballos pesados a la pierna normalmente retroceden más lento que
aquellos que son más sensibles.

Cuando entrenemos hay que evitar llevar a los animales al hartazgo o al


cansancio. Solo debemos pedirles que retrocedan mientras podamos sentir que
lo hacen con ritmo y buena disposición. Esta habilidad de conocer estos
momentos la deben de tener todos los buenos entrenadores, pues de sentirlo
…. todo les resultará infinitamente más fácil.

Enseñarle al caballo a dar las manos

Para que un caballo levante las manos no es necesario hacer fuerza.

Algunas personas cuando intentan levantar las manos de un caballo, toman la


extremidad colocando sus dedos sobre la caña y comienzan a tirar hacia arriba
para que el animal se las entregue, ya fuera para limpiarla o desvasarla.
Esta sensación que sienten cuando nosotros tiramos hacia arriba con la mano
y los dedos que presionan, puede molestarlos y causar una reacción no
deseada.

Si un caballo pesa 400 Kg, podremos decir sin temor a equivocarnos, que cada
pata soporta aproximadamente 100 kg. Para levantar cualquiera de ellas habrá
que ejercer entonces esa fuerza y para hacerla…. no podemos sino apretar y
tirar mucho.

En algunos casos el caballo intentará sacarse la molestia, manoteando fuerte


contra el suelo en señal de enojo. Esto nos obligará a volver a comenzar.
Otros animales en cambio, para evitar que les tomemos la mano para
levantarla, comienzan a girar alrededor nuestro dificultando mucho el proceso
que intentamos.

Sucede, que si aprenden que es de esa forma como evitan que sigamos
intentando la acción, estaremos permitiendo que la reacción se transforme en
un vicio, contra el que luego deberemos pelear de por vida.

Es para evitar esto que es necesario enseñarles a levantar las manos


correctamente y para ello no hace falta utilizar la fuerza.
Lo más importante, para que el caballo entregue sus manos fácilmente es que
se sientan equilibrados y seguros.
Si han de hacerlo, tendrán un punto de apoyo menos que en situación normal.
Por esta razón se sienten inseguros y no entregan sus manos tan facilmente

Para equilibrarlos y hacer que se sientan cómodos y seguros es necesario


empujar con nuestra mano sobre la espalda o paleta del animal. Al hacerlo, el
caballo se recuesta sobre nuestro cuerpo y esto permite que libere en nosotros
el peso de la mano que se encuentra de ese lado. Con solo empujar levemente
sobre la espalda, la mayoría de los caballos flexionan y levantan la mano
levemente. Cada vez que lo hagan sería bueno darles algo de pasto fresco
como premio por haberlo hecho.

Cuando aprenden a equilibrarse de esta forma, apoyándose sobre nosotros,


estaremos listos para seguir con el paso siguiente.

Tomando entonces un pequeño palo o rama de algo menos de un metro de


largo, para que podamos manejar con facilidad. Con él comenzaremos a
molestar a nuestro animal sobre el hueso de su mano con pequeños golpes.
Esta acción la haremos mientras apoyamos la mano libre sobre la espalda para
ayudarlos a liberar el peso.
No es necesario ni prudente golpear fuerte. Solo hay que molestar al animal
con el palo con pequeños toques.
Cuando debido a la molestia flexionan la mano o la quitan del lugar, les damos
un bocado de pasto fresco a modo de premio y quitamos el palo que molesta.

Poco a poco comenzarán a entender que para librarse de la molestia es


necesario levantar la mano. Por hacerlo, por hacerlo reciben un buen bocado
de pasto fresco, que aceptan con agrado.

Cuando en cambio no hay reacción mantenemos el palo molestando hasta


obtenerla, pero no debemos nunca aumentar la fuerza de los golpes.

Repetiremos la acción una y otra vez. Cada vez que nos entregue la mano y la
levante, le daremos su premio.

Con el correr del tiempo el caballo comprenderá que cuando el palo se acerca
a su mano puede evitar la molestia levantándola y es esto lo que comienzan a
hacer cuando aún no los llegamos a tocar. Si lo hicieran les volvemos a dar el
pasto como premio.

Ahora podemos dejar el palo y utilizaremos el extremo de nuestro dedo índice


para golpear suavemente contra el hueso de la mano.

Ahora su caballo levantará la mano esperando el premio tan solo con ésta
indicación. No se lo niegue, pues esto los estimula a acelerar la reacción que
estamos buscando.
Verá que en poco tiempo su caballo levanta la mano tan solo cuando apunte
hacia ella con el dedo sin necesidad de tocarla.
Es recomendable acompañar la molestia del palo o del dedo con una voz que
diga al tiempo de molestarlo… “MANO”. Con algo de práctica y con tiempo
llegan a levantar la mano tan solo por escuchar que se la pedimos.

Al final se habrá creado un reflejo condicionado.


Nuestro dedo o nuestra voz los estimulan para que levanten la mano, a cambio
de recibir un premio. Ellos estarán contentos por hacerlo y nosotros habremos
logrado lo que buscábamos… que levante sus manos sin necesidad de utilizar
la fuerza.

Enseñar al potro a dar las patas

Para un caballo, sus patas son sus más importantes armas de defensa.

Tan potentes como el músculo que las impulsa, tan repentinas como un
martillo, tan efectivas como una herramienta de precisión.
Mientras un caballo disponga de sus patas para defenderse, estará tranquilo.
Aquí radica la razón por la que los caballos que son desconfiados, causan
problemas cuando queremos levantarles las patas.

Sin embargo una buena doma no podría serlo, si el domador no entrega su


animal preparado para que se le puedan colocar herraduras o para poder
desvasarlo correctamente.

Para levantar las patas, primero que nada debemos saber donde colocarnos
para no correr riesgos. En este sentido le recomendamos que su cuerpo se
mantenga a un costado y delante de la pata que ha de trabajar, mirando hacia
ella; mas o menos en línea con el centro del lomo. En este lugar estaremos
lejos del alcance de una posible patada.

Digamos, que levantaremos la pata izquierda. Entonces, parados del lado


izquierdo del caballo, colocamos nuestra mano izquierda sobre el hueso que
sobresale de su cadera izquierda (isquion) y apoyamos nuestro cuerpo allí para
darle apoyo y sostén al peso que soporta la pata que hemos de levantar.

Al empujar sobre ese punto, veremos que el caballo flexionará levemente la


pata que pretendemos levantar y la mantiene en descanso pues se recuesta
contra nosotros.

A continuación debemos levantar la pata, pero para ello primero que nada
debemos tocarla para asegurarnos de no correr riesgos si llegara a patear.
Seguramente lo habremos hecho dentro de la manga cuando lo trabajamos por
primera vez. Al intentarlo fuera de la manga recomiendo primero que nada
tocar la pata con un palo pues si reacciona pateando, solamente habrá pateado
el palo.

Al utilizar el palo debemos avisarle al animal lo que haremos, anticipando


nuestros movimientos. Lo correcto para ello es tocar primero la parte superior
de la grupa, luego bajaremos al jamón, seguiremos a la pierna si no ha
reaccionado y finalmente terminaremos tocando la pata.
Si detectamos que va a reaccionar, detenemos el palo a la espera de que
vuelva a relajarse.
Si llegara a patear el palo, lo mantendremos en el punto en el que no se
molestó y volvemos a empezar. Tal vez hemos avanzado muy rápido y
debemos ir más lento.

Si acepta que lo toque el palo, se lo quitaremos, a modo de premio. Si no lo


hace, lo dejaremos en contacto, sin agredirlo, hasta que se dé cuenta que es
simplemente eso, “un palo” que lo toca y nada más.

Si encontramos demasiada resistencia al contacto con el palo debemos


trabajar la pata poniendo mas límites.

Para eso levantaremos una mano y la dejaremos atada en el aire pues de esta
forma se les hace casi imposible patear. Ahora volveremos a tocar con el palito
hasta sentir que ha pasado su miedo y deja de estar tenso. Será tiempo
entonces de dejar el palo y tocar con nuestra mano desde el garrón al nudo
hasta que podamos sentir que nos aceptan con tranquilidad.

Todo estará bien mientras se mantenga la mano arriba, pero el ideal es poder
llegar a las patas sin necesidad de levantar las manos.

Recomiendo colocar una soga enlazada en el extremo de la pata que nos


permita trabajar desde allí, en el momento de bajar la mano.

Desatamos y bajamos la mano atada mientras tomamos la soga que hemos


dejado enlazada a la pata. Entonces, a/poyando nuestra mano sobre el anca
comenzamos a tirar de la pata hacia arriba con la soga enlazada. Si lo hace
con tranquilidad y relajado, bajaremos la pata y cederemos la presión de la
soga. Será bueno repetir la operación varias veces, llevando la pata hacia
atrás y luego hacia delante.

Si se comportó bien terminaremos el trabajo levantando la pata simplemente


con la mano sin necesidad de utilizar la soga.
Puede ser de ayuda para quien levanta la pata, aferrarse de la cola del caballo
cuando la sacamos hacia atrás. Esto nos dará un punto para sujetarnos y
descansar nuestra columna.

Para llevar la pata hacia atrás a la posición de herraje es necesario meter el


cuerpo debajo del caballo mientras sostenemos la pata. Es más seguro tomar
el vaso de la punta o pinza, para mantenerlo flexionado.

Con nuestro cuerpo debajo del caballo tienen menos posibilidad de patearnos.

Para trabajar con la pata izquierda, meteremos nuestra pierna izquierda


levemente flexionada debajo del animal calzando allí la pata del caballo que
quedará descansando y flexionada sobre nosotros sin necesidad de hacer
demasiada fuerza.
Ahora podemos trabajar el vaso tranquilamente o bien, se lo ofreceremos a la
persona que lo haga mientras le sostenemos la pata.

Para llevar la pata hacia delante, hasta el banco del herrero, para terminar el
trabajo, servirá también la soga que usamos antes de levantarla.

Siempre apoyados sobre su cadera, comenzaremos a traer la pata con la soga


hacia delante. Poco a poco entenderá lo que queremos y verá que no hay
peligro. Entonces traeremos el banco para apoyar allí la pata.
Mirando ahora hacia delante y será nuestra pierna derecha la que sostenga y
dé apoyo a la pata para que no la baje y podremos trabajar cómodamente con
la escofina.

Dicen los viejos libros de equitación que “…si no hay pie, no hay caballo”… por
eso es importante saber que podemos trabajarles las patas, siempre que sea
necesario. La clave está en no correr riesgos.

Formas correctas y seguras de montar

Mientras que la yegua que hemos elegido para mostrar los pasos de doma “La
bruma”, evoluciona en el trabajo, tendremos comenzar a pensar en montarla.

Para hacerlo parece correcto hacer un repaso de las cosas que debemos
enseñarle al potro previo a este momento.

Cabrestear o seguir con una cuerda a su guía en forma relajada, haciéndole


conocer todos los lugares en los que luego deberá trabajar montado. De ésta
manera evitaremos sorpresas y sustos cuando estemos sobre él.
Recomendamos llevarlo a tantos lugares como los que se nos ocurra y
exponerlo a la mayor cantidad de situaciones posibles. Un caballo manso que
ya no tenga miedo para que lo acompañe, puede ser de gran ayuda.

Ensillar una y otra vez a nuestro potro poniendo y sacando la montura en


lugares diferentes y con elementos distintos, para habituarlo a los estribos y a
todos los cambios que estimemos que podamos necesitar, asegurándonos de
que cualquier acción nuestra ya no le preocupará.

Sentir la cincha en la panza, no es algo que acepten tan fácilmente y habrá que
acostumbrarlos a ajustar y aflojar muchas veces, variando la velocidad y forma
de hacer los movimientos.

Si perdura en el potro el miedo a la montura, podremos levantarle una mano


para ensillarlo. Esto evitará que quiera patear hasta que la acepte.
Siempre preferiré cuidar a la gente antes que ser permisivo con el caballo.

Habrá que poner y sacar la embocadura varias veces, hasta estar seguros de
que la aceptará como cualquier caballo normal, recordando colocar el dedo en
la boca, para que la abra, evitando golpear los dientes.
Se trabajará a la cuerda comenzando siempre al paso, en la dirección que
queremos.

Las riendas de atar se ocuparán de flexionar a los lados y hacer que el animal
tome la embocadura.

Cambiaremos los aires de marcha hasta sentir que es capaz de mantener el


paso, el trote o incluso el galope con facilidad y durante tanto tiempo como el
que creamos necesario, sin cansarlo ni aburrirlo; bien colocado y con el cuello
relajado.

Con dos riendas largas le pediremos paso…., alto…., retrocesos…., giros


….paradas….y medias paradas.

Una buena respuesta aquí, será suficiente razón, para imaginar una buena
respuesta cuando estemos montados.
Una respuesta regular en el trabajo con riendas largas, puede ponernos en
riesgo al montar, pues no estaremos seguros de poder dominar las reacciones.

Ahora veremos la posición y formas de usar el cuerpo, para montar


correctamente.

En primer lugar practicaremos la acción de montar; con nuestro potro atado a


un árbol o poste. De ésta forma no necesitaremos ocuparnos de las riendas y
una reacción imprevista será controlada inmediatamente por la soga que lo
mantiene amarrado.

Parado en el lado izquierdo del caballo, coloque la mano izquierda sobre el


cuello, delante de la montura.
Con la mano derecha tome el estribo de su lado para presentarlo al pie
izquierdo y estribe.
Coloque la rodilla de la pierna izquierda, contra la espalda del caballo para que,
haciendo palanca, lo ayude a sacar el pie hacia fuera del cuerpo, sin clavar la
punta debajo de la cincha.

Tómese de la montura con la mano derecha, preferiblemente de la parte


delantera. Cuando nos tomamos de la parte trasera tendemos a hacer que la
montura se corra hacia un lado y quedará torcida en el lomo.

Impulsaremos el cuerpo con la pierna derecha que está en el suelo y no con la


pierna izquierda que está en el estribo.

En el primer intento, tan solo llegaremos con el cuerpo sobre la montura,


tratando de que el peso descanse en el centro del caballo. Muchas personas
cometen el error de largar el peso sobre el estribo y esto incomoda mucho al
caballo y tuerce la montura.
Toque suavemente el lado derecho del caballo, con su mano derecha.
Cuando sentimos que el animal está relajado entonces estaremos listos para
montar, terminando de pasar la pierna por encima de la montura.
Es importante flexionar la rodilla de la pierna derecha al hacerlo, para no
dejarla estirada. La tensión del momento puede producir calambres si no la
flexionamos, Tendremos cuidado de no tocar la grupa del caballo con el pié,
pues se puede sorprender. Recuerde que ellos también están tensos en este
momento.

Cuando dejemos caer el cuerpo sobre el caballo, habrá que hacerlo muy
suavemente. El cuerpo no debe hacer ruido cuando se apoya en la montura; si
lo hace, es síntoma de que hemos montado de forma violenta y esto puede no
gustarles.

Habrá que repetir la acción una y otra vez hasta habituarnos y habituarlo. En
los sucesivos intentos y cuando ellos y nosotros estemos mas tranquilos
podremos pasar la pierna flexionada, tocando la grupa.

Al estar montados podremos hacer movimientos suaves con las manos y con
las dos piernas, atrás y adelante.
Mantenga el cuerpo flexionado hacia adelante sobre el cuello y sin estribar,
hasta estar seguro y tranquilo. En ésta posición y apoyados sobre el borrén
delantero de la montura, podemos bajar de un salto y sin riesgos.

Si Ud. es de estatura baja y tiene un caballo muy alto, puede pedirle a alguien
que lo ayude a montar como lo haría normalmente con ese tipo de caballos. No
es bueno ofrecer espacios de inseguridad al potro en estos momentos.

Si el caballo camina alrededor del palenque cuando va a montarlo puede


ponerle una manea en las manos para evitarlo. Cuando entiendan el
movimiento y lo acepten, ya no será necesario colocarlas.

Recomendamos realizar este trabajo de acostumbramiento todos los días que


crea necesario, pero siempre al terminar de trabajar; de esa forma su caballo
tendrá menos ganas de pelear y Ud correrá menos riesgos.

¡No lo olvide!

Quiero enseñar a mi caballo a acostarse.

Todos los animales tienen la capacidad de autoprotegerse previo al momento


de su muerte. Es un mecanismo de defensa que produce una inhibición del
dolor cuya acción bloquea el sistema nervioso.

Más allá de este placebo que surgirá naturalmente en ese momento extremo,
también podemos utilizarlo para tranquilizar a un caballo que esté nervioso por
algún motivo, si aprendemos a acostarlo.

Inicialmente debemos enlazar la mano izquierda del caballo con una soga.

Luego, pasaremos el resto de la soga por encima de la cruz del animal y


dejaremos que baje por el lado opuesto.
Recibiendo la soga desde el lado opuesto, por debajo de la panza, traeremos la
misma entre el codillo y la soga que va hacia arriba, tiramos de la mano para
que la levante.

Luego ataremos la soga al extremo de la mano, con un nudo simple y fácil de


desatar.

Es importante trabajar con un bozal que tenga la hociquera con cierta


severidad, evitado así que el caballo haga fuerza con el cuello para
enderezarla.

Tomaremos la soga del bozal con la mano izquierda y mantendremos nuestra


mano derecha agarrada de la soga, que se mantiene levantando la mano.

De esta forma comenzaremos a dar pequeños tirones del bozal, para que el
caballo traiga la cabeza hacia nuestro lado.

Cuando veamos que no opone resistencia para hacerlo, comenzaremos a tirar


con nuestra mano derecha agarrada de la soga, hacia atrás y abajo.

La idea es lograr que se arrodille, con una mano extendida hacia delante, y con
la rodilla flexionada apoyada en el suelo de nuestro lado.

Cada vez que lo logremos, habrá que ceder la rienda como premio. Si intentara
levantarse, volveremos a insistir con pequeños toques sobre la nariz; pero
nunca haciendo fuerza.

Es importante mantener la cabeza siempre de nuestro lado, con pequeños


tirones, para que el animal se acueste hacia el lado contrario.

Logrando esta posición que deja al caballo de rodillas, sentiremos que si el


caballo deja de pelear se relaja y el lomo baja pues afloja la tensión de los
músculos.

Tal vez aún no caiga pues sus patas es posible que se mantengan abiertas o
separadas.
Para cerrarlas y llevarlas a una buena posición, debemos dar pequeños
pechazos en la cadera del caballo y así se juntarán.

En esa posición, el caballo se acostará suavemente.

Acuéstese con él tranquilamente sobre su espalda o paleta cuando caiga al


suelo.

No debe pasar nunca por delante de sus ojos cuando estén en el suelo.
Recuerde que se sentirán indefensos y es posible que quieran levantarse, si
ven la posibilidad de hacerlo.

Para mejorar la prueba, colóquese encima del cuello con una pierna a cada
lado, mirando hacia atrás del caballo.
Tome las dos manos y tire hacia arriba para rotarlo. Hágalo especialmente de
la que quedó abajo pues si tira de la de arriba se abrirá mucho la articulación y
puede dolerles.

Acompañe el movimiento del caballo con sus pies hasta que quede hacia arriba
y trabado entre sus rodillas.

Podrá hacer muchas cosas con el animal en esa posición. No haga fuerza ni le
genere dolor. El está sintiendo un gran placer.

Ahora puede voltear el animal hacia el lugar desde el que lo levantó, y


montándose sobre su lomo invítelo a levantarse.

Quienes con paciencia lograron hacerlo, relatan que se siente una


comunicación muy intima con el caballo, está en UD. el deseo de intentarlo…

Ornamentación de razas pesadas para exposición

Los diferentes estándar de las razas de caballos, definen el tipo de animal que
se ha de buscar, pero no hablan de lo que deberán lucir para mantener las
tradiciones.
La selección de años puede transformar el tipo, direccionar la función o
modificar las exigencias; pero en las asociaciones, será difícil que se cambien
las costumbres y formas de presentar los animales.

Hoy se admiten algunos cambios, pero parecería ser que los viejos patriarcas
que han plasmado los lineamientos de selección en cada raza, se renuevan
para morir mirando lo mismo que vieron siempre.

No es posible pensar en la argentina, que un caballo criollo se presente con su


crin entera y larga. Un gaucho que anda con la crin larga, será tildado por los
otros de dejado y vago.
–No se toma el trabajo de arreglar su caballo, dirán algunos.-

Encontrar en Italia durante una competencia de la raza Maremmanna a un


caballo ensillado con montura inglesa, también será raro.
La cultura Maremmanna conserva sus monturas, sus riendas y sus
embocaduras como parte de la tradición del caballo, del que se enorgullecen
los Buteros.

En las razas de caballos de tiro, sucede lo mismo.


La cola de los caballos podía enredarse durante el trabajo en las riendas del
cochero e incomodar el manejo. Es por ello que a las razas utilizadas para tiro
se les cortaba la cola.

Con la llegada de las leyes de “Bienestar Animal” aquellas costumbres fueron


prohibidas y entonces, para evitar el inconveniente se comenzaron a atar las
colas.
Las razas pesadas, se destacan por la potencia. Toda su conformación deberá
estar pensada para hacer fuerza.
Sin embargo, con la llegada de la maquinaria agrícola los animales pesados
estos animales ya no se crían tanto para trabajo, sino para producir carne.

En ambos casos, la conformación y volumen de los músculos marcarán la


calidad del animal y por ello, al exponerlos, se intenta mostrar esas partes de la
mejor forma.

Para poder ver limpiamente la conformación del cuello y en especial la de los


cuartos traseros en las exposiciones, se ata la cerda de la crin del cuello y de
la cola.

En principio se los baña completamente de manera de asegurar que los pelos


estén desenredados, limpios y suaves.

Cuando se seca el pelo se procederá a peinar la cerda de la cola y del cuello,.


Los nudos se desarman con los dedos y no con un peine, para evitar que el
pelo se corte y entonces se preserva una cantidad esponjosa y abundante.

Una vez que se hizo el peinado, se procede a eliminar a máquina o con tijera,
los pelos cortos en crecimiento que será difícil unir a la trenza. Generalmente
se recortan los pelos de los bordes exteriores de la crin, los que no crecen igual
que los del interior.

Previamente habrá que armar con lana un “pompón” del que salen los hilos con
los que se ha de trabajar.
Para ello se disponen pedazos de lana cortos y se los anuda por el centro.
Al pompón se le agregarán hilos largos de lana para dar color y volumen.

Ahora se coloca el “pompón” en el extremo superior del cuello, detrás de las


orejas apartando los colores y la cerda.

Se comenzará una trenza de tres, en diferentes colores utilizando


alternativamente: Pelo, lana, pelo, lana.

Sabiendo que los pelos del final del cuello, no crecen tanto como los de centro,
antes de llegar a la punta, se realizará una trenza hacia abajo que ya no irá
pegada al cuello.
El extremo final se ata con restos de lana del mismo color y se cortan los
sobrantes para que quede más prolijo.
De esta forma, se podrá apreciar claramente el contorno del cuello sin las
dudas o suposiciones que pueden crear el nacimiento del pelo desordenado.

¡¡¡¡ Pero nos queda la cola.!!!!

Luego de peinada correctamente, se divide el pelo y se coloca un nuevo


pompón con tiras de lana en el nacimiento.
Alguien deberá sostenerlo hasta que la trenza se comience a formar.
Nuevamente la trenzará se hará cruzando: cola, crin, cola y crin.
En el caso de los machos se completa la trenza hasta el final.
Para presentar las hembras se conserva algo de pelo sin trenzar que cae hacia
abajo, pues antes no se veía bien que las hembras exhibieran sus genitales.

El extremo de la trenza se vuelve a atar con restos de lana del mismo color y
se recortan los pelos que estén sobrando.

Para esconder la cola se la lleva hacia arriba, introduciendo un alambre por


detrás de la trenza y delante del “maslo” o cola propiamente dicha.
La punta del alambre asomará por debajo y detrás del extremo de cola, para
engancharlo y subirlo, dejándolo escondido debajo de la trenza realizada.

El sobrante o exceso se da vuelta hacia atrás y abajo, para que quede prolijo y
se lo cose para asegurar así que no se desarmará, con costuras con lana en el
centro y la punta.

Ahora tenemos los animales listos para ser exhibidos. Se les coloca el número,
un filete y a esperar el turno…..
Ganar o perder es parte de la suerte o del destino, pero los jurados podrán
juzgar así a los animales exhibiendo todas sus cualidades, como
corresponde….. como fue siempre….. como seguirá siendo……

La trenza de cuello y cola

La presentación de los caballos en las distintas pruebas y deportes, varía de


acuerdo a las tradiciones y conveniencias en cada una de ellas.

En las razas que compiten en pruebas de “Alta Escuela” como son los
Españoles y los Lusitanos, la presentación se realiza con una trenza para darle
libertad a la mano. Fuera de la competencia se conserva así la crin del cuello
entera que tanta belleza les otorga.
La cola, lleva una trenza que emprolija su nacimiento, mientras que el extremo
de la misma se deja suelto, para que acompañe los movimientos del animal, en
su ritmo y cadencia.

La tradición de recoger las crines, el flequillo y la cola tiene origen en los


caballos que realizaban tareas en el campo.
Los vaqueros solían recoger el pelo a sus caballos para que no les molestara al
trabajar. Las crines se enganchan con las manos, la cola se llena de semillas o
hierbas mientras que el flequillo impide que el caballo vea bien en momentos
en que puede ser de importancia.

La secuencia de preparación de un caballo para una competencia o


presentación de Alta Escuela se compone de los siguientes pasos.

Se comienza con una trenza corrida a la que se denomina Trenza Portuguesa


o a la Federica.
Para hacerla se dividen las crines en diferentes mechones que a su vez se
trenzan y rematan anudándose sobre si mismas, cayendo de un solo lado del
cuello. Esta se realizan a la izquierda si es un macho y a la derecha si es
hembra.

Para comenzar separamos tres mechones de pelo como para hacer una trenza
normal.
Vamos a llamarlos: mechón IZQUIERDO,
mechón CENTRAL,
y mechón DERECHO.

Al comenzamos a trenzar, el IZQUIERDO pasa por encima del CENTRAL, y


entonces tomamos el DERECHO para hacerlo pasar por encima del que
inicialmente era el IZQUIERDO.

Ahora el primer derecho, quedará como central


El primer izquierdo se habrá convertido en derecho y el primer central será
ahora el izquierdo.

Para continuar tomaremos “al nuevo IZQUIERDO”, para hacerlo pasar por
encima del CENTRAL,
¡¡¡OJO AQUÍ!!! Pues al sobrante del lado DERECHO le unimos un nuevo
mechón de pelo. Lo tomaremos de la crin mas próxima e inferior para hacerlo
pasar por encima del izquierdo y dejaremos al que estaba como central como
mechón izquierdo.

Recomendamos ajustar la trenza antes de tomar un nuevo mechón de pelo, en


el momento anterior a cruzar por encima del central para que quede pareja.
Es importante que siempre utilicemos la misma fuerza al ajustar de manera de
lograr que la tensión sea pareja y así se vea mejor.

Al seguir la trenza, se ha de tener en cuenta que cuando vayan a trabajar con


el mechón de pelo DERECHO,"que es el que va sobrando de la trenza" se le
deberá unir siempre un nuevo mechón de pelo para poder seguir la trenza
hasta el final.

Cuando se llega al final y ya no haya más mechones para tomar, se termina la


trenza normalmente hacia abajo y se remata con una pequeña gomilla
preferiblemente del color del pelo.

Al flequillo lo dividiremos en tres ramales y realizaremos una trenza de tres,


desde el inicio de la nuca hasta el extremo de la cerda sobre la frente.
Podemos colocar una gomita en el extremo y se pliega la trenza hacia arriba
para volver a fijarla, de manera de evitar que caiga sobre los ojos del caballo
para no incomodarlo.

Finalmente tomamos la cola, que ha de estar peinada correctamente.


A los lados de su extremo superior tomamos pequeños ramales de pelo.

Se comenzará con un extremo superior, digamos el derecho. Este cruzará


hacia el lado opuesto, por encima del ramal contrario, volviendo hacia el lado
desde el que nace (el derecho) trabando en el centro de la cola por debajo del
segundo ramal que tomamos de ese mismo lado.

Se continúa con un segundo ramal del lado izquierdo, que pasará por encima
del que cruza desde la derecha y vuelve hacia su lado de origen, trabando por
debajo del segundo ramal de ese lado.

En cada pasada tomamos un nuevo mechón que regresa a su lado luego de


trabar por debajo del anterior y del contrario.

Si miramos la acción del trenzador la idea se entiende mejor….

Luego de llegar con la trenza por debajo de la mitad inferior del maslo de la
cola, seguiremos con una trenza común, sin tomar mechones de los lados y así
se finaliza la trenza con una pequeña gomita.

Se peinará el resto de la cola y el caballo quedará listo para ser ensillado,


vendado y embridado para comenzar a trabajar.

Juzgando caballos de Polo

El polo se ha convertido en un deporte tremendamente profesional en el


mundo.

Los jugadores, propietarios y veterinarios de “alto Handicap”, saben lo que


buscan y lo que quieren de sus caballos.

Sin embargo los jugadores de polo de “mediano Handicap” y aquellos que


llegan al deporte con intensiones de probar suerte, es posible que no sepan
como elegir el mejor caballo y nuestra intención es darles una guía.

Lo primero que debemos saber es que en el polo, las lesiones son comunes
debido a la velocidad del juego, las frenadas y los giros violentos.
Si un animal se lesiona y no puede volver a jugar, nosotros habremos perdido
la inversión que hicimos. En general se eligen yeguas, pues ellas pueden
procrear y eso nos daría la posibilidad de resarcirnos de la pérdida si sufren
lesiones incurables.

Hay que saber que cuando ovulan las hembras tienen dolores y no rinden lo
mismo que siempre. En este sentido, podemos optar por inhibirles el celo en la
temporada de partidos ó en esos días jugar otros animales y a las que están en
celo dejarlas descansar.
Es fácil de entender la razón por la que cada jugador se prepara para una
temporada de polo, con un número de yeguas superior que el que necesita
normalmente por partido.

No hay nada que impida el juego a padrillos, si están bien domados y no


causan problemas. Sin embargo el manejo fuera de la cancha en un lugar en el
que se encontrarán con muchas yeguas es problemático.
La gente tiende a evitar los padrillos, ya que hay cuidarlos demasiado para que
no se lesionen por ir tras las yeguas o se vean lastimados por yeguas que no
están en celo y pueden patearlos.
La virtud del padrillo es su musculatura, su carácter y temperamento. Esto
puede marcar una diferencia en nuestro favor si se maneja sin problemas.

El caballo castrado es el animal que menos se ve en las canchas.


Cuando son superiores no podríamos reproducirlos y si se lesionan no tiene
sentido mantenerlos. Por otro lado la falta de la testosterona, les quita parte de
la fuerza y garra que necesitan para ser un caballo superior.

La belleza y corrección de las formas del caballo de polo es imprescindible ya


que todo su diseño está puesto en función de un deporte concreto… pero
también lo son su docilidad, doma y movimientos.

Al probar un caballo de polo recomendamos moverlo, sin pedirle que haga


nada especial. Al ponerlo a caminar suavemente descubriremos su
temperamento. Será tranquilo ó nervioso…… Preferimos los tranquilos ya que
los nerviosos, desgastan su energía por sus nervios y esto no colabora en el
juego, pues se cansan antes.

Luego de hacerlos caminar con las riendas suaves y sueltas, comenzaremos a


pedirles suaves paradas. Veremos como reaccionan a la embocadura que usan
con pequeños toques en la boca, antes de encontrarnos con una reacción
violenta, cuando aún no los conocerlos.
Si sentimos que frenan amablemente empezaremos a pedir los aires de
marcha progresivamente, al tiempo que veremos como se comportan al doblar.
Si a baja velocidad no doblan bien, a alta velocidad lo harán peor.

Puestos al galope importan los giros a los dos lados, pero tendremos que exigir
mas al lado derecho, ya que es en ese lado donde llevaremos el taco.
Busque que el animal mantenga la cabeza baja cuando se lanza a correr, pues
así le dará una buena visión de la bocha.

El juego de polo no le da respiro ni al caballo ni al jugador.


La bocha puede estar de un lado y en una dirección y súbitamente podemos
tener que doblar y salir corriendo hacia el lado contrario.
Para lograr estos cambios, el caballo debe colocarse correctamente para correr
en cualquier dirección, sacando la mano y pata correctas.
Es de vital importancia tener la seguridad de que los caballos sean capaces de
cambiar su lado de galope, con solo mover el cuerpo y las piernas.

A continuación de los giros grandes, llevaremos el caballo a los giros chicos


para ver como empuja con sus patas y la reacción que tiene en espacios
reducidos.

Tenemos que elegir caballos que sean capaces de estar detenidos y en el


segundo posterior muevan a todo galope.
Para medir la capacidad y aptitud que tengan para frenar, basta con pedirles
que retrocedan. Si un caballo retrocede con facilidad, es seguro que frenará
bien. Desconfíe de los caballos que frenan algunas veces bien y otras no,
especialmente si no saben retroceder.
Los caballos que al retroceder tuercen la línea del retroceso, están
desbalanceados. Seguramente en los giros tengan mayor habilidad para un
lado que para el otro.

Para terminar, recuerde que al polo se juega con un taco y no todos los
caballos se habitúan a verlo dando vueltas cerca de su cabeza. Antes de
comprar uno, le recomendamos probar sus reacciones con el taco en la mano.
Sobre las formas y la belleza no diremos mas que lo que buscan los criadores
que diseñaron el standard de la raza.
Líneas armónicas, cuello liviano y flexible, buena potencia en los músculos
pero sin exagerar y tantos otros detalles.
No se puede perdonar en estos caballos ningún defecto de aplomo grave y
habrá que tener cuidado con las desviaciones leves, pues pueden ser los
culpables de rodadas y caídas cuando se anda a gran velocidad.

Cuando tenga sus caballos listos para salir a la cancha sepa que “ahora”, todo
queda en su habilidad para decirles lo que Ud. quiere que hagan.
Si no lo hacen trate de no enojarse con ellos, tal vez la culpa también puede
ser suya.
Consejos para los jinetes

La mansedumbre o la buena doma

Muchas personas llegan a un criadero de caballos o a una subasta, con el


objeto de comprar un caballo lindo y manso.

Independientemente del precio que se pueda pagar por ellos, es necesario


entender que no siempre un caballo bien domado, es suficientemente manso y
que aquellos que son mansos, no necesariamente están bien domados.

Creemos que es útil aclarar el concepto, debido a que los términos pueden
confundir al interesado, que llega al mundo de la equitación, con ganas de
tener su primer caballo.

Cuando nos referimos a un caballo bien domado estamos pensando en un


animal capaz de entender las órdenes sutiles de su jinete, respondiendo con
movimientos diversos, ritmos diferentes y apreciables cambios de energía.

¡¡Puede haber participado o ganado grandes concursos, pero atención con


ellos!!

Un caballo bien domado no necesitará una pierna fuerte para salir al galope.
Estos caballos comprenden la orden de avanzar con una suave presión de la
pantorrilla.
El jinete inexperto podría presionar su pierna contra el flanco del caballo,
porque se desbalancea y siente que puede caer; por lo que trata aferrarse al
animal para evitarlo.
Si el caballo está bien domado, puede entender esa presión como una
indicación para andar más rápido y la reacción al estímulo será la contraria de
la que pretende su jinete.

Un caballo bien domado, gira con solo sentir una suave presión de las riendas
sobre su cuello.
Si el jinete le indicara a su caballo la dirección del giro bruscamente con ambas
riendas, tomadas con una sola mano, sentirá la rienda externa apoyada en el
cuello, mientras que la rienda interna queda flotando y no trabaja.

Esta forma de manejarlos, puede producir dos reacciones.


La primera posible, es un giro violento hacia el lado interno que puede hacer
que el jinete inexperto caiga.

La segunda posible reacción que puede darse debido a que ellos sienten que la
rienda externa se apoya en el cuello es que debido a que no se mantiene la
incurvación con la rienda interna, la cabeza salga hacia el lado externo y el
animal gire en el sentido opuesto al que busca su jinete.

Por el error que ese jinete cree que comete su caballo, se aumentará la presión
sobre las riendas, para que vaya hacia la dirección deseada.
Un jinete nuevo no es capaz de entender que es él, quien debe corregir la
forma de indicar.

Cuando se aumenta la presión en un caballo bien domado, al que además se le


ha enseñado el ejercicio de la elevada, podría suceder que cuando sienta la
fuerza de la rienda sobre su cuello y su boca, interprete que debe elevarse y lo
haga.
No es necesario explicar el susto que esto podría provocar en el pobre jinete,
que obtiene una reacción tan diferente de la esperada.

Un caballo bien domado no necesita que tiren de su boca bruscamente para


frenar.
El jinete inexperto no es capaz de regular la fuerza que utiliza en su mano para
dar indicaciones. En general los novatos se prenden de la rienda y aplican
tirones bruscos y secos.
Si un caballo bien domado sintiera mucha fuerza sobre la boca, podría frenar
bruscamente, elevaría la cabeza o incluso la sacudiría para quitarse la
exagerada presión que siente sobre sus encías. Esta reacción podría ser
peligrosa para cualquier jinete pues se puede recibir un golpe en la cara o
podría caer hacia delante por efecto de la frenada brusca.

Cuando un jinete comienza a montar, deberá iniciarse con caballos mansos, no


muy pulidos en su doma.

En esos caballos mansos, buscaremos que sean dóciles para partir al paso, al
trote y al galope, pero no deberán ser demasiado sensibles. Con esta condición
el jinete maneja las cadencias que quiere sin sorpresas, aunque es posible que
debido a la falta de sensibilidad, las transiciones no se vean muy limpias ni
claras. Pero esto en esta etapa … no importa.

Es preferible que el caballo manso esté preparado para soportar indicaciones


equivocadas de su nuevo jinete. Para ello deberá tener la boca un poco firme.
Los caballos muy sensibles, realmente no soportan los errores de manejo.

Un caballo manso será tranquilo y suave en sus movimientos, de esta manera


su jinete puede acompañarlo sin problemas. Posiblemente se sienta que son
vagos o lentos, pero esto será una virtud.

A los caballos mansos hay que insistirles con la pierna para que avancen y
posiblemente no frenen en un lugar muy exacto pero nos conformaremos tan
solo con el hecho de que frenen.

Aún siendo imperfectos estos caballos brindarán el cariño y la seguridad que


necesita el jinete que comienza.
Lo importante al comenzar es que la gente disfrute y no tenga accidentes.
Para comenzar a competir… siempre habrá tiempo.

Ejercicios en el piso

La equitación es un deporte donde quien parece hacer el mayor esfuerzo, es el


caballo.

Pero al analizar los movimientos y las exigencias de quienes montan,


encontraremos que verdaderamente trabajan una inmensa cantidad de
músculos del cuerpo. Solo hay que recordar el dolor que se siente al día
siguiente de haber andado a caballo, cuando nuestro cuerpo no estaba
acostumbrado a hacerlo; para entender la razón por la que verdaderamente se
lo considera un deporte.

Es por esta razón que para no sentir dolores, se recomienda preparar el cuerpo
antes de montar, reduciendo así los dolores, las molestias y los riesgos de
lesiones.

Cuando un jinete monta se “horcaja” en la montura. Es así que abre sus


piernas para penetrar en la “horcajadura” o poso de la montura, para que su
cuerpo penetre allí con la mayor superficie de contacto posible entre el cuerpo
y la montura.

Las piernas deben abrirse para entrar en el armazón que recibe el cuerpo. Para
ello, es necesario alongar los músculos y ligamentos de su parte interna.

Para alongar la pierna derecha, nos flexionaremos sobre la rodilla izquierda,


estirando la pierna derecha hacia fuera todo lo que nos sea posible.

Al elevar la pierna flexionada se alivia la exigencia, mientras que cuando


bajamos, sentiremos el esfuerzo. Se puede repetir el ejercicio, tratando de
alejar el pie de la pierna estirada del cuerpo todo lo que sea posible,
aumentando así la exigencia cuando vemos que podemos hacerlo.

Al descender, la espalda se mantendrá derecha dejando les hombros abiertos y


nivelados y así se compensa la tendencia natural de ir con el torso hacia el lado
de la pierna flexionada.

El ejercicio se completa con la flexión de la pierna izquierda que permitirá


alongar los ligamentos y músculos internos de la pierna derecha.

Para poder bajar los talones mientras tenemos el pie en el estribo, debemos
estirar el ligamento llamado “talón de Aquiles”. Para hacerlo, llevaremos una
pierna hacia atrás dejando toda la planta del pie apoyada en el suelo y
flexionaremos la rodilla de la pierna contraria hacia delante. Notaremos que la
exigencia aumenta tanto como lo que logremos bajar.

Una de las formas de modificar los aires del caballo es mediante


modificaciones de la postura del jinete sobre la montura.
Con la espalda atrás, impulsa al caballo hacia delante.
Con el cuerpo hacia delante, se descarga el peso del jinete del posterior y eso
ayuda durante el salto o en el paso atrás.
Para acompañar al caballo en las distintas marchas, el jinete ha de tener una
columna flexible, de manera de poder seguir los ritmos como formando parte
del cuerpo de su montado.

Todos los movimientos en línea recta exigen que la columna del jinete
acompañe longitudinalmente con movimientos de su tronco hacia atrás y hacia
delante.

Juntando los pies iremos hacia adelante intentando tocar con las manos la
punta de nuestros zapatos. No se deben flexionar las rodillas pues de esa
forma, también sentiremos como se estiran los ligamentos y músculos de la
parte posterior de las piernas.

En el caso de los movimientos en círculo o los cambios de dirección, debemos


poder rotar la columna para dar la indicación correcta.

La postura necesaria se mejora en el piso, parados con las piernas separadas


y los pies paralelos.

Así, llevaremos las manos detrás de la nuca y trataremos de abrir los codos
para mantener los hombros hacia atrás. De esta forma y con la cadera mirando
hacia delante, haremos rotar el cuerpo sobre su eje tanto como nos sea
posible.

A un lado y a otro con un movimiento lento y controlado, acompañado de la


fuerza de rotación que nos sea posible, para ir logrando la flexibilidad que
necesitamos.

Cuando montamos a caballo es normal que ocurran reacciones inesperadas


que exigen que estemos preparados para no caernos. Una bolsa que vuela, un
cartel nuevo, un auto que pasa o una persona que llega repentinamente.

La columna ha de tener para ello una gran flexión lateral pues así puede
acompañar y copiar el movimiento brusco sin que corramos el riesgo de caer.

Con las piernas abiertas y las manos en la nuca flexionaremos el cuerpo a un


lado y otro de la cintura, haciéndolo bajar tanto como lo que nos sea posible.
Los músculos que trabajamos están a los lados de nuestro cuerpo y así se
adaptarán mejor para eliminar la rigidez del cuerpo.

Unos pocos minutos de estos ejercicios cada día antes de montar, pueden
ayudar al jinete y al caballo para que se comunique el binomio con las
indicaciones mas claras logrando los mejores resultados.

Ejercicios de asiento y la buena equitación


Un buen jinete debe poder mover el cuerpo, las piernas y las manos con total
independencia sobre su caballo.

Para salir al galope de parado, tendrá que presionar las piernas, atrasar el
cuerpo y ceder levemente las riendas.
Para frenar en cambio, pondrá el cuerpo derecho, abrirá las piernas y tocará la
boca con las riendas para dar la orden.

En las personas con poca experiencia, el cuerpo, las manos y las piernas
pueden moverse involuntariamente, en forma contraria a lo esperado o
correcto.

Es normal ver los cuerpos flexionados hacia delante, como en posición fetal
para hacer andar el caballo, pero esa postura favorece al rebote del jinete
produciendo una sensación de inestabilizad.

La reacción natural de los jinetes para no caer, es tomarse de las riendas y ese
puede ser el motivo de una caída, pues en los animales sensibles, un tirón
fuerte, producirá una reacción inesperada.

Los ejercicios de asiento, entre otras cosas, sirven para ayudar al jinete a tener
independencia de cada una de las partes de su cuerpo cuando monta.

En primer lugar, se enseñarán al paso, para que el jinete se habitúe a ellos y


conozca como sostener su cuerpo tan solo con las piernas, sin usar las manos.

Comenzaremos indicando que pongan las dos manos detrás de la nuca, con
los codos abiertos y la cara hacia el frente.

Al abrir los codos y elevar la mirada, se endereza la espalda.


En esa posición el pecho se adelanta, el cuerpo baja y se siente que el isquion
toca la montura y acompaña los movimientos del caballo correctamente.

Si los codos apuntaran hacia delante, la columna se flexiona y el cuerpo se


adelanta para quedar agarrado de las rodillas, haciendo que se eleve la cola.

Cuando el jinete encuentra la posición correcta le pediremos que rote a uno y


otro lado.
Cada vez se hará un movimiento de rotación doble: El primero para llegar y el
segundo para esforzar y alongar la columna, tanto como sea posible.
El ejercicio se hace unas diez veces a cada lado. Durante esta rotación del
cuerpo, también se trabajan los músculos internos de las piernas.

En el siguiente ejercicio, se le pide al jinete que lleve las dos manos hacia
delante extendiendo los brazos. En esa posición las llevará hacia arriba y luego
al frente nuevamente, acompañando el movimiento con la cabeza.
Aquí también estaremos estirando la espalda para que la columna se aliñe
correctamente.
El jinete no debe flexionar los codos cuando lleva las manos hacia arriba, ya
que de esa forma deja de trabajar la espalda.
Hay que cuidar también que no se desplacen las piernas hacia delante, cuando
se lleva la mirada hacia arriba, ya que esto es normal.

Al mirar hacia arriba, el jinete deja de mirar el caballo…..


Al principio la sensación es rara, pero si se lo logra se estará logrando la
independencia que buscamos.
Con dos o tres rutinas de 10 movimientos cada una, estaremos exigiendo a
nuestro alumno un trabajo mediano.

A continuación, le pediremos al jinete que desplace su cuerpo a diferentes


posiciones sobre la montura sin apoyar las manos sobre ella.

Primero irá hacia delante con el cuerpo. Allí las piernas bajan y retroceden e
inmediatamente volverá a sentarse derecho. El movimiento es lento y debe
intentar bajar tanto como pueda.
Al ir hacia delante, sin apoyar las manos, se trabajan los músculos de la
espalda para sostener el cuerpo.

A continuación le pediremos que vaya hacia atrás tanto como pueda, siempre
sin usar las manos, para volver a sentarse derecho.
Aquí son los músculos abdominales los que sostienen el cuerpo para que no
caiga hacia atrás.

Finalmente deberá ir hacia el costado derecho tratando de bajar todo lo posible


en cada, sin agarrarse. Luego lo hará a la izquierda.
El movimiento da una sensación rara de inseguridad pues el jinete siente que
se puede caer. La idea es que vaya aumentando la exigencia, cuando siente
que las piernas lo sostienen y esto dará seguridad en los movimientos exigidos.

Cuando vemos que el jinete al paso, conoce los ejercicios y los hace
correctamente, podemos intentar con los mismos movimientos al trote.
Para él será toda una nueva lección. El hecho de no tener las manos en las
riendas, ayuda a que el proceso te aprendizaje sea rápido y entonces no habrá
problemas cuando las usen.

Los ejercicios de asiento son realmente importantes para todos los jinetes.
Somos partidarios de seguir haciéndolos cada vez que sea posible al menos
por unos 15 minutos al comienzo del trabajo diario. Con ellos el cuerpo se
acomoda a la montura y se acompaña mejor al caballo.

Más allá de la teoría de su beneficio, encontramos que darles a los nuevos


jinetes las riendas, los estribos y la montura de una sola vez es una
inconciencia. Preferimos suponer que los buenos profesores no comenzarán
los trabajos normales con sus alumnos a menos que hayan realizado algunos
minutos previos de “trabajo de asiento”.

El uso de manos y riendas

Cuando uno ve gente andando a caballo, saltan claramente a la vista, dos


maneras distintas de conducir.
Con las dos riendas en una mano y con una rienda en cada mano

Al uso de las dos riendas en una mano, se lo llama manejo con riendas
indirectas.
Cuando se utiliza una rienda en cada mano, lo llamamos manejo con riendas
directas.

Se utilizan las riendas indirectas desde hace mucho tiempo en la equitación,


pues con ese sistema se tomaban las riendas, normalmente en la mano
izquierda, mientras que la derecha blandía un sable en la batalla.

En el manejo con riendas indirectas, se empujan las riendas juntas contra el


cuello, hacia el lado al que queremos girar. Al hacerlo, la rienda externa es la
que presiona, mientras que la interna queda suelta.
Esto hace que muchas veces el animal saque la cabeza hacia el lado externo
del giro y es por esta razón que lo llamamos “manejo con riendas indirectas”.

El efecto se hace mas evidente cuando se exige mucho a un animal que no es


capaz de responder a la indicación por falta de doma y por ello es que no se
recomienda éste tipo de manejo en los animales nuevos, pues se los
confundirá y no podrán responder correctamente.
Cuanto mas domado esté el caballo, menor será la presión necesaria sobre el
cuello y por eso la cabeza se mantendrá mirando hacia donde debe girar.

Durante la doma, y en los deportes donde el manejo del caballo debe ser muy
controlado, se utilizan las dos manos ó el “manejo con riendas directas”.

Para girar al lado izquierdo, se flexiona la cabeza del caballo con la rienda
izquierda hacia ese lado, haciendo que la punta de la nariz se dirija hacia el
lugar al que vamos.
A ésta rienda interna se la utilizará solamente para flexionar y posicionar al
caballo.
La rienda externa mientras tanto, deberá apoyarse sobre el cuello en el lado
externo y tendrá una función de impulso y control de la velocidad.
En los caballos que van demasiado hacia delante o que están muy impulsados,
deberemos controlar más. En los animales vagos que aún no saben mucho del
impulso y no van adelante, habrá que usarla con mayor suavidad, para no
frenarlos en el giro.

Aquí es donde debemos apelar a la sensibilidad de los jinetes para que puedan
brindarle a cada animal, la presión que necesitan sobre la rienda externa e
interna.

Decimos que los jinetes que tienen esta sensibilidad tienen “tacto” y es a través
de ese tacto, que se llega a lograr el “Contacto”.

Definiremos al contacto como la acción que ejercemos sobra la boca de un


caballo, a través de las riendas; sin tirar de ellas, …..pero sin soltarlas.
Cuando encontramos el contacto, sentimos la boca, pero no tiramos o nos
aferramos de ella.
Cuando hay buen contacto podríamos sostener las riendas con las yemas de
los dedos, seguros de que nuestro caballo no nos quitará ni un centímetro de
ellas.
Si somos capaces de encontrar un correcto contacto con nuestro caballo, le
estaremos permitiendo que se relaje y disfrutaremos de una equitación que
encontrará respuestas, con mínimas indicaciones.

Ningún jinete prendido de las riendas y afirmado a la boca, puede pensar que
está en contacto con su caballo.
Estará agarrado al caballo dándole la posibilidad de utilizar en su contra, tanta
fuerza como la que él mismo haga.

Los caballos no pueden hacer fuerza contra una mano que tira y cede la rienda,
pues no encuentran la resistencia necesaria para hacer esa fuerza.

Un contacto correcto entre el caballo y el jinete, permite un juego de


comunicación que toca y cede, en un espacio menor de tres centímetros.

Para lograr ese contacto, un buen jinete mantiene sus brazos pegados contra
al cuerpo, sin mover las hombros ni los codos. De ésta forma, las manos
tampoco se mueven, pues mantienen esos puntos como referencia y aparece
un lugar al que llega el caballo, en donde siente que no tiran de su boca.
Esta es la razón por la que se debe evitar que los codos queden abiertos o
lejos del cuerpo, ya que las manos no tendrán registro y pueden exigir mas que
lo necesario.

Cuando domamos, las indicaciones deberán ser mas exageradas para que el
caballo entienda lo que le estamos pidiendo. Las manos se salen de la línea
media del cuello y se separan para llevarlos a la posición deseada.
En éste caso es bueno cruzar las riendas delante de la montura, haciendo que
la rienda izquierda llegue por la mano izquierda y cruce hacia la derecha por la
que cae hacia abajo; mientras que la rienda derecha llega por la mano derecha
y cruza hacia la izquierda. Así se tiene mayor control para achicar y alargar las
riendas, en situaciones que así lo requieran.

No podemos dejar de recomendar a los jinetes que al montar mantengan los


brazos de la misma manera en que los tienen puestos en el cuerpo, sin rotar
los antebrazos hacia arriba.
Para ello, las riendas deberán entrar a la mano desde el dedo meñique hacia el
índice y pulgar, de arriba hacia abajo.

Rotando el antebrazo hacia arriba para permitir que las riendas ingresen por el
índice y pulgar como lo hace la mayoría de los jinetes que no tienen escuela,
se siente muy cómodo…., pero es una posición que nos quita posibilidades de
manejar correctamente.

Tal vez Ud. no esté acostumbrado al uso de alguno de los métodos que le
hemos recomendado, pero intente habituarse para incorporarlos a su
equitación ya que hace muchos siglos que se utilizan y le harán conocer una
equitación mas fácil y placentera.

El uso de las piernas

Las piernas del jinete funcionan a modo de acelerador en la equitación.


También deben controlar al caballo a los lados, mientras le permiten al jinete
que mantenga su cuerpo sobre la montura en el ritmo y la posición correcta.

En principio diremos respecto de las piernas, que hay dos formas de montar a
caballo.
Con las piernas bajas o el sistema de “la jineta” y con las piernas altas o el
sistema de “la Brida”.

En el adiestramiento, en pruebes de rienda y en los paseos; se prefieren las


piernas bajas para tener un mayor contacto con el caballo, pues así logramos
mayor control y nos mantendremos mas estables.

En el endurance, el salto y las carreras de caballo, se prefieren las piernas


altas, para conservar el peso suspendido sobre los estribos en los momentos
que así lo requieren, sin modificarle al caballo su centro de gravedad.
Así colaboramos con ellos, para que se mueva libremente sin modificar su
equilibrio natural.

Para estribar, dejando las piernas bajas, montaremos sobre el caballo y


dejaremos que las piernas bajen libremente. El cuerpo descenderá por
completo permitiéndonos sentir nuestros ísquiones apoyados sobre la
horcajadura de la montura. Si no lo logramos por falta de práctica es
recomendable abrir alternativamente una y otra pierna pues de esta forma
bajaremos y quedaremos correctamente sentados.

Colocados de esa forma subiremos el estribo hasta que la pisada, o lugar de


apoyo del pié, quede a la altura del maléolo de la tibia o del tobillo
correspondiente.
De esta forma al colocar el pie en el estribo, el tobillo queda mas bajo respecto
de la punta y el pie se mantendrá en su lugar sin que se pierdan los estribos.

Para montar con las piernas más altas, se acortarán las estriberas dos o tres
agujeros, dependiendo del deporte y la costumbre del jinete.

Lo siguiente es conocer el uso de las piernas, para obtener las respuestas del
caballo correctas a cada uno de los estímulos.

Diremos en este sentido, que para girar a la derecha utilizaremos la pierna


izquierda detrás de la cincha, mientras que la pierna derecha se mantiene
sobre la cincha controlando el cuerpo y la velocidad.

Para doblar a la izquierda, se utilizará la pierna derecha llevándola atrás de la


cincha y presionado, mientras que en éste caso será la pierna izquierda la que
controla la velocidad y la dirección contra la cincha.
En los movimientos laterales la pierna izquierda hace avanzar el caballo a la
derecha, mientras las manos controlan la cabeza al lado que corresponda y la
pierna derecha hace avanzar el caballo a la izquierda, con el control
correspondiente de la cabeza.

Cuando se habla del uso de la pierna, hay que aclarar algunos puntos.
Las rodillas mantienen el eje del cuerpo sobre la montura, pero es mejor no
hacer mucha fuerza con ellas, pues así se suben las piernas y se pierden los
estribos.
Otro problema que aparece al hacer fuerza con las rodillas es que por ello,
muchas veces flexionamos el cuerpo hacia delante y si pierda el asiento
levantando la cola mientras que nos terminamos apoyando sobre los estribos.

Las dos posibilidades de uso de las rodillas son malas.

El ideal es mantener las rodillas relajadas, para permitir un buen descenso de


la pierna.

De la rodilla hacia abajo tenemos la pantorrilla, que estará en contacto con el


caballo. Es con la pantorrilla que debemos empujar hacia delante. Hay que
sentir que estamos abrazando al caballo con nuestras piernas.

Finalmente el talón se mantendrá paralelo al caballo o permitiendo que la puta


del pie, mire levemente hacia fuera.

Cuando usamos espuelas o espolines, habrá dos formas de manejarlos.


Presionando de punta contra el cuerpo del caballo que es la mas severa y
menos indicada ó bien, presionando lateralmente como si aplaudiéramos con
nuestra espuela. Esta es la forma mas suave.

En el galope de medio asiento, que es como montan los jockeys de caballos de


carrera, la pierna acompañará el movimiento del caballo y sostendrá el cuerpo
equilibrado.
En el trote de medio asiento, las piernas deben ir algo hacia atrás para permitir
al cuerpo quedar parado para no caer sobre la montura

En el trote levantado, las piernas le permiten al cuerpo levantarse y sentarse,


presionando con la punta del pie sobre el estribo, articulando la rodilla.

Muchos jinetes exageran en el uso de las espuelas y fusta y por ello no usan
las piernas. Cuando pasa esto el animal se descontrola y muchas veces lo
muestra con movimientos permanentes de su cola que muestran desagrado.

En algunas razas es una actitud descalificatoria, pero si no lo fuera, realmente


queda muy feo pues muestra un caballo enojado.
Por ello estimulamos a los jinetes a usar las piernas para mejorar el manejo y
lograr así que su animal trabaje con mejor predisposición y ganas.

El uso del cuerpo


Cuando montamos un caballo por primera vez, debemos ser concientes de que
lo primero que sentirá claramente, es el peso que pongamos sobre él.

Dos biólogos Franceses, Barón y Crevat, encontraron que es posible conocer


el peso en KG que un caballo soporta cómodamente, a través de una fórmula:

Tórax al Cuadrado en metros, por una constante que es 56, sobre la medida de
alzada expresada en metros.

Debido a ésta fórmula, podemos saber que un caballo pequeño de 1,44 mts de
alzada y con perímetro torácico de 1,79 mts, puede soportar cómodamente un
peso aproximado a 124 KG.

Esto nos permite entender entonces que cuando montamos un caballo, los
problemas no surgen por soportar nuestro peso, sino porque puesto sobre el
caballo lo usamos mal.

Cuando andamos al paso paseando, debemos mantenernos en el centro de la


montura, con las piernas bien descendidas de la manera más cómoda posible.
A muchas personas les resulta cómodo flexionar la columna, llevando la
cabeza un poco hacia delante.

Si Ud. está paseando no busque posiciones artificiales que le resulten


incómodas. La que encuentre, mientras lo mantenga relajado y en el centro del
animal, estará bien.

El borrén posterior de la montura empuja el cuerpo hacia delante que cae en el


centro por gravedad.
Lo que hay que hacer es seguir el ritmo del paso, tratando de aflojar la cintura y
así nuestro cuerpo se mueve, como si fuera una parte del caballo.

En competencias, le recomendamos mostrarse con un poco mas de decoro y


no simplemente cómodo. Para ello, deberá enderezar la espalda tratando que
los hombros queden en la línea de sus caderas y talones.

En esa posición lleve los hombros hacia atrás de manera de dejar salir su
pecho hacia delante.
Sentirá los ísquiones apoyarse en la horcajadura o centro de la montura.
Si se mantiene la cintura floja, la espalda acompañará el movimiento del
caballo al paso, con armonía.

Para pedir trote, no es necesario llevar el cuerpo hacia delante.


Recuerde que no es el cuerpo el que pide el trote, sino las piernas.

Deje su cuerpo sentado con el pecho adelante y los hombros atrás; presione
con las piernas y estará saliendo al trote..

Ahora puede seguir el ritmo de tres formas diferentes.


Haciendo trote sentado deberá relajar el cuerpo y las piernas. No se apoye
sobre los estribos sino simplemente sosténgalos con la punta del pie.
La espalda debe ir un poco atrás, para que el cuerpo no se despegue de la
montura.

Deberá mantener el ritmo siempre sentado y será su cuerpo junto con las
piernas, lo que hará que el caballo marche hacia delante.

El trote levantado, es el sistema clásico con el que se monta a caballo


mientras lo calentamos y comenzamos alguna rutina.

El cuerpo se sienta en la montura e inmediatamente después, en el próximo


movimiento, se levanta yendo adelante, extendiendo las piernas, ayudado por
los estribos.
Debe mantener el ritmo y el compás del caballo al levantarse y sentarse.

Realizado con corrección es un trote que descansa al caballo y al jinete mucho,


especialmente si no se sabe seguir correctamente el ritmo en el trote sentado.

Entrando en detalles, podemos trotar a la mano derecha o izquierda.

Se dice que se trota a la mano derecha cuando el cuerpo del jinete se sienta en
la montura, en el momento en el que la mano derecha, queda atrás y debajo
del jinete.
Lo contrario sucederá si lo hacemos a la izquierda. La mano izquierda estará
atrás cuando la montura recibe el cuerpo del jinete.

La forma correcta de sentarse durante un círculo es siempre sobre la mano


externa del círculo. Si hacemos un círculo a la izquierda, nos sentaremos en la
mano derecha y viceversa.
Cuando el cuerpo se sienta, la pata interior se ve obligada a salir bien adelante
pues ha recibido un peso extra cuando se sentó el jinete.

Para cambiar el lado del trote, habrá que quedarse sentado un tiempo más que
el normal del ritmo que manteníamos y de inmediato nos levantaremos, ya en
la mano correcta.

El trote de medio asiento es aquel que se hace con el jinete parado sobre los
estribos, como si fuera un jockey de carrera.

El jinete no se debe sentar; al pararse sobre los estribos, estará parado encima
del centro de gravedad.
Así el animal se mueve con mayor libertad y naturalidad.

Se utiliza mucho para alargar los aires de marcha y en los deportes en donde el
jinete quiere ayudar a su caballo aún con el cansancio y sacrificio que significa
para él.

En el galope, el cuerpo debe permanecer sentado. La espalda atrás y el pecho


adelante, como queriendo golpear contra el viento con él.
Solo en la carrera y el endurance veremos que el jinete se mantiene parado.

Cuando domamos o entrenamos, es importante poder hacer uso de los


cambios de posición, para que el caballo aprenda a sentirlos.

Finalmente diremos que para girar, el cuerpo también acompaña el giro con los
hombros.
Cuando giramos a la derecha, el hombro derecho se va levemente hacia atrás,
como queriendo poner algo mas de peso sobre la grupa de ese lado. En el lado
izquierdo el hombro que bajará yendo atrás, será el izquierdo.

Estando bien domado, un caballo debería ser capaz de responder a pequeños


cambios del cuerpo de su jinete. Si se logra esto en “el binómio”, se habrá
descubierto el placer de la pureza de la equitación.

Ejercicios de asiento y la buena equitación

Un buen jinete debe poder mover el cuerpo, las piernas y las manos con total
independencia sobre su caballo.

Para salir al galope de parado, tendrá que presionar las piernas, atrasar el
cuerpo y ceder levemente las riendas.
Para frenar en cambio, pondrá el cuerpo derecho, abrirá las piernas y tocará la
boca con las riendas para dar la orden.

En las personas con poca experiencia, el cuerpo, las manos y las piernas
pueden moverse involuntariamente, en forma contraria a lo esperado o
correcto.

Es normal ver los cuerpos flexionados hacia delante, como en posición fetal
para hacer andar el caballo, pero esa postura favorece al rebote del jinete
produciendo una sensación de inestabilizad.

La reacción natural de los jinetes para no caer, es tomarse de las riendas y ese
puede ser el motivo de una caída, pues en los animales sensibles, un tirón
fuerte, producirá una reacción inesperada.

Los ejercicios de asiento, entre otras cosas, sirven para ayudar al jinete a tener
independencia de cada una de las partes de su cuerpo cuando monta.

En primer lugar, se enseñarán al paso, para que el jinete se habitúe a ellos y


conozca como sostener su cuerpo tan solo con las piernas, sin usar las manos.

Comenzaremos indicando que pongan las dos manos detrás de la nuca, con
los codos abiertos y la cara hacia el frente.

Al abrir los codos y elevar la mirada, se endereza la espalda.


En esa posición el pecho se adelanta, el cuerpo baja y se siente que el isquion
toca la montura y acompaña los movimientos del caballo correctamente.
Si los codos apuntaran hacia delante, la columna se flexiona y el cuerpo se
adelanta para quedar agarrado de las rodillas, haciendo que se eleve la cola.

Cuando el jinete encuentra la posición correcta le pediremos que rote a uno y


otro lado.
Cada vez se hará un movimiento de rotación doble: El primero para llegar y el
segundo para esforzar y alongar la columna, tanto como sea posible.
El ejercicio se hace unas diez veces a cada lado. Durante esta rotación del
cuerpo, también se trabajan los músculos internos de las piernas.

En el siguiente ejercicio, se le pide al jinete que lleve las dos manos hacia
delante extendiendo los brazos. En esa posición las llevará hacia arriba y luego
al frente nuevamente, acompañando el movimiento con la cabeza.
Aquí también estaremos estirando la espalda para que la columna se aliñe
correctamente.
El jinete no debe flexionar los codos cuando lleva las manos hacia arriba, ya
que de esa forma deja de trabajar la espalda.
Hay que cuidar también que no se desplacen las piernas hacia delante, cuando
se lleva la mirada hacia arriba, ya que esto es normal.

Al mirar hacia arriba, el jinete deja de mirar el caballo…..


Al principio la sensación es rara, pero si se lo logra se estará logrando la
independencia que buscamos.
Con dos o tres rutinas de 10 movimientos cada una, estaremos exigiendo a
nuestro alumno un trabajo mediano.

A continuación, le pediremos al jinete que desplace su cuerpo a diferentes


posiciones sobre la montura sin apoyar las manos sobre ella.

Primero irá hacia delante con el cuerpo. Allí las piernas bajan y retroceden e
inmediatamente volverá a sentarse derecho. El movimiento es lento y debe
intentar bajar tanto como pueda.
Al ir hacia delante, sin apoyar las manos, se trabajan los músculos de la
espalda para sostener el cuerpo.

A continuación le pediremos que vaya hacia atrás tanto como pueda, siempre
sin usar las manos, para volver a sentarse derecho.
Aquí son los músculos abdominales los que sostienen el cuerpo para que no
caiga hacia atrás.

Finalmente deberá ir hacia el costado derecho tratando de bajar todo lo posible


en cada, sin agarrarse. Luego lo hará a la izquierda.
El movimiento da una sensación rara de inseguridad pues el jinete siente que
se puede caer. La idea es que vaya aumentando la exigencia, cuando siente
que las piernas lo sostienen y esto dará seguridad en los movimientos exigidos.

Cuando vemos que el jinete al paso, conoce los ejercicios y los hace
correctamente, podemos intentar con los mismos movimientos al trote.
Para él será toda una nueva lección. El hecho de no tener las manos en las
riendas, ayuda a que el proceso te aprendizaje sea rápido y entonces no habrá
problemas cuando las usen.

Los ejercicios de asiento son realmente importantes para todos los jinetes.
Somos partidarios de seguir haciéndolos cada vez que sea posible al menos
por unos 15 minutos al comienzo del trabajo diario. Con ellos el cuerpo se
acomoda a la montura y se acompaña mejor al caballo.

Más allá de la teoría de su beneficio, encontramos que darles a los nuevos


jinetes las riendas, los estribos y la montura de una sola vez es una
inconciencia. Preferimos suponer que los buenos profesores no comenzarán
los trabajos normales con sus alumnos a menos que hayan realizado algunos
minutos previos de “trabajo de asiento”.

Ejercicios de asiento- Uso de manos y piernas

Un buen jinete debe poder mover el cuerpo, las piernas y las manos con total
independencia sobre su caballo.

Para salir al galope de parado, tendrá que presionar las piernas, atrasar el
cuerpo y ceder levemente las riendas.
Para frenar en cambio, pondrá el cuerpo derecho, abrirá las piernas y tocará la
boca de su animal con las riendas al dar la orden.

En las personas con poca experiencia, las ayudas pueden suceder


involuntariamente, en forma contraria a lo esperado o correcto.
Es normal ver los cuerpos flexionados hacia delante, como en posición fetal
para hacer andar el caballo, pero esa postura favorece al rebote del jinete
produciendo una sensación de inestabilizad.

La reacción natural de los jinetes para no caer, es tomarse de las riendas y ese
puede ser el motivo de una caída, pues en los animales sensibles, un tirón
fuerte, producirá una reacción inesperada.

Los ejercicios de asiento, entre otras cosas, sirven para ayudar al jinete a tener
independencia de cada una de las partes de su cuerpo cuando monta.

En primer lugar, se enseñarán al paso, para que el jinete se habitúe a ellos y


conozca como sostener su cuerpo tan solo con las piernas, sin usar las manos.

Comenzaremos indicando que pongan las dos manos detrás de la nuca, con
los codos abiertos y la cara hacia el frente.

Al abrir los codos y elevar la mirada, se endereza la espalda.


En esa posición el pecho se adelanta, el cuerpo baja y se siente que el isquion
toca la montura y acompaña los movimientos del caballo correctamente.

Si los codos apuntaran hacia delante, la columna se flexiona y el cuerpo se


adelanta para quedar agarrado de las rodillas, haciendo que se eleve la cola.
Cuando el jinete encuentra la posición correcta le pediremos que rote a uno y
otro lado.
Cada vez se hará un movimiento de rotación doble: El primero para llegar y el
segundo para esforzar y alongar la columna, tanto como sea posible.
El ejercicio se hace unas diez veces a cada lado. Durante esta rotación del
cuerpo, también se trabajan los músculos internos de las piernas.

En el siguiente ejercicio, se le pide al jinete que lleve las dos manos hacia
delante extendiendo los brazos. En esa posición las llevará hacia arriba y luego
al frente nuevamente, acompañando el movimiento con la cabeza.
Aquí también estaremos estirando la espalda para que la columna se aliñe
correctamente.
El jinete no debe flexionar los codos cuando lleva las manos hacia arriba, ya
que de esa forma deja de trabajar la espalda.
Hay que cuidar también que no se desplacen las piernas hacia delante, cuando
se lleva la mirada hacia arriba, ya que esto es normal.

Al mirar hacia arriba, el jinete deja de mirar el caballo…..


Al principio la sensación es rara, pero si se lo logra, se estará logrando la
independencia que buscamos.
Con dos o tres rutinas de 10 movimientos cada una, estaremos exigiendo a
nuestro alumno un trabajo mediano.

A continuación, le pediremos al jinete que desplace su cuerpo a diferentes


posiciones sobre la montura sin apoyar las manos sobre ella.

Primero irá hacia delante con el cuerpo. Allí las piernas bajan y retroceden e
inmediatamente volverá a sentarse derecho. El movimiento es lento y debe
intentar bajar tanto como pueda.
Al ir hacia delante, sin apoyar las manos, se trabajan los músculos de la
espalda para sostener el cuerpo.

A continuación le pediremos que vaya hacia atrás tanto como pueda, siempre
sin usar las manos, para volver a sentarse derecho.
Aquí son los músculos abdominales los que sostienen el cuerpo para que no
caiga hacia atrás.

Finalmente deberá ir hacia el costado derecho tratando de bajar todo lo posible


en cada lado, sin agarrarse. Luego lo hará a la izquierda.
El movimiento da una sensación rara de inseguridad pues el jinete siente que
se puede caer. La idea es que vaya aumentando la exigencia, cuando siente
que las piernas lo sostienen y esto dará seguridad en los movimientos exigidos.

Cuando vemos que el jinete al paso, conoce los ejercicios y los hace
correctamente, podemos intentar con los mismos movimientos al trote.
Para él será toda una nueva lección. El hecho de no tener las manos en las
riendas, ayuda a que el proceso te aprendizaje sea rápido y entonces no habrá
problemas cuando las usen.
Los ejercicios de asiento son realmente importantes para todos los jinetes.
Somos partidarios de seguir haciéndolos cada vez que sea posible al menos
por unos 15 minutos al comienzo del trabajo diario. Con ellos el cuerpo se
acomoda a la montura y se acompaña mejor al caballo.

Más allá de la teoría de su beneficio, encontramos que darle a los nuevos


jinetes las riendas, los estribos y la montura de una sola vez es una
inconciencia. Preferimos suponer que los buenos profesores no comenzarán
los trabajos normales con sus alumnos sino habiendo pasado previamente por
unos minutos de trabajo de “asiento”.

El uso de las ayudas

Para enseñarle cosas a nuestro caballo tenemos que poder comunicarnos con
él. Evidentemente no será el lenguaje vocal el que utilicemos pues aún nadie
ha aprendido a relinchar y ellos aún, no han aprendido a hablar.

Pues entonces, debemos pensar en cuales son los elementos que utilizaremos
para comunicarnos con el caballo. A esos elementos que nos facilitarán la
comunicación, los llamaremos “Ayudas de la equitación”.

Debemos ser concientes de que es a través de éstas ayudas que evitaremos


que nuestro alumno, el caballo, haga lo que quiera, piense lo que sea o
reaccione como se le ocurra. Con las ayudas, se reducen los riesgos de golpes
y de perder el control.

La pierna se comienza a utilizar presionando suavemente con la pantorrilla. Si


a esa indicación no le sigue una respuesta, daremos una patada con el talón y
cuando obtenemos el efecto deseado, aflojamos la presión que estabamos
haciendo.

Si vemos que la pierna no es suficiente, podemos sumar a las ayudas el uso


de la mano cacheteando en el cuello del caballo.
Con pequeños toques cerca de la crin, algunos caballos caminan con mas
facilidad, que con la fuerza de los talones o las piernas. Se ve que los
sorprende más.

Si aún así no logramos las respuestas adecuadas, podremos probar utilizando


una fusta corta. Con ellas se golpea en la zona de la espalda del caballo y
será el ruido el que produzca la reacción, no el dolor. Lo cómodo de éstas
fustas es que no nos obligan a perder el control de la rienda llevando la mano
atrás para aplicarlas como sucede al trabajar con fustas largas.

Cuando con la fusta corta no obtenemos reacción o en los casos en los que
intentamos que el animal no solo avance, sino que además active sus
posteriores se puede usar la fusta larga. Habrá que tener cuidado inicialmente
con su uso pues cuando los caballos no la conocen, suelen reaccionar con
violencia o de manera muy repentina.
El problema de las fustas, es que si bien impulsan al caballo, siempre
estimularán más de un lado que del otro y esto puede producir alteraciones en
la rectitud o equilibrio de nuestros animales al andar. Cuando pasa esto
debemos optar por la utilización de espuelas o espolines pues el impulso se
recibe a ambos lados al mismo tiempo y con la presión o fuerza que
corresponde.

La espuela debe hacerse conocer al caballo de a poco hasta saber con


exactitud como reaccionan a ellas. Lo ideal es flexionar la cabeza del caballo
de un lado liberando el lado contrario que es en el que se aplicará la espuela
para que la sienta. Si la reacción es muy violenta la rienda de control o
acortada lo llevará …..tan solo a un círculo pequeño.

Podemos usar la espuela en apoyo lateral y perpendicular al cuerpo. De la


segunda forma es mas violenta y habrá que tener cuidado.

Muchos caballos muestran su enojo a la espuela y fustas con fuertes


movimientos circulares de la cola. En algunas razas será motivo de rechazo o
pérdidas de puntuación y habrá que tener cuidado con esto.

Existen ayudas de la equitación que también se utilizan como accesorios


correctivos. El bajador, fija la cabeza en un lugar para evitar corcovos y
cabeceos.

Las martingalas aseguran que las riendas lleven la presión al maxilar siempre
en la dirección correcta, sin importar donde estén posicionadas las manos.

Las embocaduras pueden producir reacciones violentas ó pueden ser tan


suaves, que no nos permitan tener un buen control. Habrá que tener cuidado
con esto cuando elijamos la que utilizaremos al trabajar.

Somos de la idea de utilizar los elementos de ayuda de la equitación al


comenzar la doma, pera irlos descartando con el tiempo y en la medida en que
sentimos la evolución de un correcto aprendizaje.
Si corregimos un vicio con un accesorio correctivo, es posible que el problema
vuelva cuando el animal sienta que ya no tiene el límite, pues ellos tienen
memoria. Esa es la razón por la que se prefiere evitar los problemas trabajando
con elementos que los eviten y así los caballos no aprenden a evadirse de las
presiones.

Háganos caso: Comience a trabajar sus potros utilizando todas las ayudas que
crea necesarias y sobre el final…. terminará usando nada.

La paciencia contra la violencia

En el mundo, el caballo fue inicialmente una herramienta o arma para la guerra.

El hombre conquistaba sobre su lomo las distintas regiones, imponiendo una


idea política o religiosa; que cautivaba a muchos u horrorizaba a tantos otros.
Lo más importante en esas guerras siempre fue el hombre. El caballo era el
medio que permitía la conquista. Así morían miles de anónimos corceles sin
una medalla; habiendo permitido con su coraje y nobleza la creación de
imperios en el mundo.

En la actualidad se ha comenzado a darle al caballo el lugar que siempre se


mereció estando junto a él en el deporte, también en el trabajo, en la
rehabilitación de discapacidades o en el manejo del ganado.

Sin embargo en muchos lugares sigue siendo simplemente un animal que debe
ponerse al servicio del hombre. Para ello se lo doblega con cuerdas y bozales,
tan fuertes que no puede cortar. Los jinetes a su vez son tan hábiles como
violentos, pues así les muestran como han de obedecerles.

No es necesario buscar en el mundo un lugar en el que se los trate mejor o


peor. En todos lados se encuentran entrenadores y propietarios buenos y
malos.
El profesionalismo, el dinero y los costos de manutención de un caballo, exigen
triunfos que superan en importancia al cariño y el respeto que se debería tener
a éstos animales.

En todos los continentes, en sus países y en sus ciudades; habrá quienes


doblegan con violencia a los caballos para que hagan lo que ellos quieren.
Estas personas seguramente también hagan lo mismo con sus empleados, sus
hijos y sus mujeres…..

La violencia en el mundo ha pasado a ser cotidiana y así lo demuestran las


guerras, la pobreza y las drogas. No ha de sorprendernos que la encontremos
con el caballo.

Para con ellos nos queda solo hacer docencia para que la gente conozca y
viva la realidad inobjetable de los resultados de un entrenamiento realizado
bajo métodos pacíficos respecto de los viejos métodos violentos.

En el pasado el hombre capturaba a los caballos a lazo. Ya en nuestros días al


menos, se los introduce en pequeñas mangas que les reducen la posibilidad de
escapar. Allí le colocan un fuerte bozal para llevarlo a un palo que lo mantenga
atado, para arrimarse a ellos para tocarlos.

El caballo peleará para escapar. Para él, el hombre es un predador con ojos
delante de la cara que quiere capturarlo.
No importa cuanto esfuerzo ponga en romper las sogas que lo tienen atado.
No importa lo doloroso que sea para el la presión del bozal sobre su cuello,
cualquier esfuerzo será valido para escaparle al peligro.

Tal vez ese hombre prefiere que las reacciones del caballo sean suaves y
amables, pero este lo desconoce y nunca lo serán si intenta aproximarse a él
transitando por el camino de la violencia. Esta no genera otra cosa mas que
violencia.
Podrán querer acercarse para tocarlo amablemente, pero la soga que lo
mantiene atado al bozal lo limita y por ello transforma una buena intención, en
una actitud agresiva.

Tal vez al final el caballo ceda al dolor y se entregue, como lo han hecho
tantos. Pero será difícil pensar que el vínculo que nace allí los una en amistad.
Ese caballo se sentirá un prisionero de su amo y estará listo para golpear a
quien sea, para escapar de su prisión……

La propuesta diferente, invita a conquistar al caballo seduciéndolo, con las


armas de seducción que pone el hombre para llamarle la atención a una mujer.

En vez de un golpe, una caricia.


En vez de un grito, una melodía.
En vez de violencia, amor e inteligencia.

Cambiamos la agresividad y la imposición, por la paciencia; que es la ciencia


de la paz.

Sin agredirlo lo llevaremos al mismo lugar en el que antes se apuraron a


inmovilizarlo, para intentar acercarnos a ellos lentamente
Con un palo y a la distancia lo tocamos, pero sin hacerle daño. Tan solo le
mostraremos así que queremos estar con él.

Al llegar a la cabeza le colocaremos la mano debajo del mentón para que


pueda relajarse y aprovecharemos a tocarle las orejas, los ojos, la cara. Ahora
si podremos ponerle un bozal, para que aprenda a ser conducido con él.

La intención es molestarlo sin agredirlo. Queremos que responda porque se


siente más cómodo cuando lo hace.
No pretendemos someterlo a la fuerza. Si usara la suya, de seguro nos ganará.

En círculos pequeños a su alrededor lo tocaremos en la nariz para que se


acerque y cada vez que avance cederemos la cuerda.
Estará aprendiendo que acercarse le quita la molestia, mientras que al
mantenerse lejos la soga lo incomoda en la nariz.

Si se acerca mas, le permitiremos que nos huela para que nos reconozca.
-Este es un predador, pensará… pero parece ser bueno.

Nuestros movimientos serán suaves, para imitar el movimiento lento y relajado


de un caballo que ya no se preocupa.

La molestia será menor si está cerca y por eso relacionará al hombre con
cosas buenas.
Cuando se arrime podemos darle agua, pasto o una nueva caricia.

La nobleza del caballo es tan grande, que se entregará por completo ante una
actitud tranquila y noble.
Ellos no son políticos y mostrarán su gratitud tan solo a las actitudes que le
sean gratas.

Ahora habremos cambiado la información agresiva que recibió en su primer


encuentro con el hombre.
Ellos no olvidan, pero son capaces de darnos siempre “Una nueva
oportunidad”.

Quiero enseñar a mi caballo a acostarse.

Todos los animales tienen la capacidad de autoprotegerse previo al momento


de su muerte. Es un mecanismo de defensa que produce una inhibición del
dolor cuya acción bloquea el sistema nervioso.

Más allá de este placebo que surgirá naturalmente en ese momento extremo,
también podemos utilizarlo para tranquilizar a un caballo que esté nervioso por
algún motivo, si aprendemos a acostarlo.

Inicialmente debemos enlazar la mano izquierda del caballo con una soga.

Luego, pasaremos el resto de la soga por encima de la cruz del animal y


dejaremos que baje por el lado opuesto.

Recibiendo la soga desde el lado opuesto, por debajo de la panza, traeremos la


misma entre el codillo y la soga que va hacia arriba, tiramos de la mano para
que la levante.

Luego ataremos la soga al extremo de la mano, con un nudo simple y fácil de


desatar.

Es importante trabajar con un bozal que tenga la hociquera con cierta


severidad, evitado así que el caballo haga fuerza con el cuello para
enderezarla.

Tomaremos la soga del bozal con la mano izquierda y mantendremos nuestra


mano derecha agarrada de la soga, que se mantiene levantando la mano.

De esta forma comenzaremos a dar pequeños tirones del bozal, para que el
caballo traiga la cabeza hacia nuestro lado.

Cuando veamos que no opone resistencia para hacerlo, comenzaremos a tirar


con nuestra mano derecha agarrada de la soga, hacia atrás y abajo.

La idea es lograr que se arrodille, con una mano extendida hacia delante, y con
la rodilla flexionada apoyada en el suelo de nuestro lado.

Cada vez que lo logremos, habrá que ceder la rienda como premio. Si intentara
levantarse, volveremos a insistir con pequeños toques sobre la nariz; pero
nunca haciendo fuerza.
Es importante mantener la cabeza siempre de nuestro lado, con pequeños
tirones, para que el animal se acueste hacia el lado contrario.

Logrando esta posición que deja al caballo de rodillas, sentiremos que si el


caballo deja de pelear se relaja y el lomo baja pues afloja la tensión de los
músculos.

Tal vez aún no caiga pues sus patas es posible que se mantengan abiertas o
separadas.
Para cerrarlas y llevarlas a una buena posición, debemos dar pequeños
pechazos en la cadera del caballo y así se juntarán.

En esa posición, el caballo se acostará suavemente.

Acuéstese con él tranquilamente sobre su espalda o paleta cuando caiga al


suelo.

No debe pasar nunca por delante de sus ojos cuando estén en el suelo.
Recuerde que se sentirán indefensos y es posible que quieran levantarse, si
ven la posibilidad de hacerlo.

Para mejorar la prueba, colóquese encima del cuello con una pierna a cada
lado, mirando hacia atrás del caballo.
Tome las dos manos y tire hacia arriba para rotarlo. Hágalo especialmente de
la que quedó abajo pues si tira de la de arriba se abrirá mucho la articulación y
puede dolerles.

Acompañe el movimiento del caballo con sus pies hasta que quede hacia arriba
y trabado entre sus rodillas.

Podrá hacer muchas cosas con el animal en esa posición. No haga fuerza ni le
genere dolor. El está sintiendo un gran placer.

Ahora puede voltear el animal hacia el lugar desde el que lo levantó, y


montándose sobre su lomo invítelo a levantarse.

Quienes con paciencia lograron hacerlo, relatan que se siente una


comunicación muy intima con el caballo, está en UD. el deseo de intentarlo…

Nudos para atar el caballo

Todos los que andamos a caballo hemos tenido que dejarlo atado en algún
lugar, alguna vez. Es parte de las actividades necesarias y obligadas de la
equitación. Como cepillar, ensillar o embridar correctamente.

Nos parece interesante remarcar que en términos generales, la gente adolece


de nociones básicas para atar a su caballo. La falta de conocimiento puede
poner en peligro al animal y al equipo con el que lo trabajamos, e incluso a la
gente que se encuentre cercana al lugar.
Dos son las posibilidades que se pueden dar cuando atamos mal a un caballo.
La primera es que el nudos se afloje o suelte, la segunda es que el nudo se
ajuste tanto que sea difícil desatarlo.

Si un caballo mal atado se soltara, quedará con la soga que lo mantenía atado
suelta y la comenzará a arrastrar a su lado. Esto puede producir un miedo
tremendo en el caballo, que haga que comience a correr desesperadamente
pensando que la soga, es un animal que lo persigue.
En este estado, se transforma en un inmenso peligro ya que por prestar
atención a la soga que lleva colgada, es capaz de atropellar todo lo que quede
en su camino pues no mira hacia adelante. Una persona, un auto, otro caballo
o un alambrado.

Aunque lo consideremos un grave error, somos concientes de que muchas


personas atan sus caballos con las riendas de la embocadura y en éste caso si
el animal se soltara, corre el riesgo de pisar la rienda y golpearse o lastimarse
la boca.

No creemos aconsejable el sistema de atar un caballo a un cordel débil y fácil


de romper, que se recomienda en algunos países; con el objeto de evitar que el
caballo se lastime pues escaparse con una soga a la rastra podría ser lo que
provoque el accidente al propio caballo o a terceros. En este caso es
importante informarle que la responsabilidad civil recae sobre el propietario del
animal que causa un accidente.

Creemos que un caballo suelto y sus consecuencias, pueden ser mucho más
peligrosas, que cualquier cosa que puede pasarle a un caballo bien atado.

Lo primero que debemos entender también, es que el caballo debe comer en


su box, cuando ha terminado su trabajo. No es bueno que coma durante el
trabajo o cuando está atado esperando que lo trabajemos.

Somos partidarios de que la atadura que mantenga al caballo en un lugar, no le


permita bajar la cabeza para comer el pasto que encuentre en el suelo. Si lo
pudiera hacer podría pasar su mano sobre la rienda y al levantar la cabeza
quedaría enganchado.

Al atar un caballo manso a un lugar para asearlo, ensillarlo o simplemente para


que nos espere, es conveniente realizar un nudo sobre el bozal que no se
ajuste y sea fácil de hacer y deshacer.

Recomendamos, pasar la soga por el lugar elegido para atar, que podría ser
una argolla. Luego se vuelve con la soga desde allí hacia el bozal y la
pasaremos por dentro de la argolla de la que está atada, ya sea de arriba abajo
o de abajo hacia arriba.
Traspasada la argolla, daremos una vuelta sobre la sección inferior del bozal
que une la hociquera y la cogotera. Ahora podremos terminar el nudo pasando
por encima de ésta parte y por debajo de la soga que ata.
De ésta forma, cuando el animal tira, la soga queda mas apretada por el bozal
y el extremo que atravesó la argolla y por eso no se corre. Se pueden hacer
dos o tres pasada luego de la primera para asegurar la atadura o si se pretende
que no quede la soga colgando.

Cuando los animales son nuevos y se corre el riesgo de que tironeen mucho,
los nudos deben ser seguros y fáciles de desatar.
Recomendamos un nudo que se utiliza mucho sobre los barcos, conocido
como “Haz de guía”. En el campo se lo llama “nudo potreador”…

Vamos a llamarlo “El nudo del Conejo” para poder explicarlo fácilmente y que
puedan retener sus pasadas.

En primer lugar pensaremos. ¿Cómo salta el conejo?


Y sabremos que lo hace, de abajo hacia arriba, para volver a caer hacia
abajo.
Luego, tomaremos la soga que sale del bozal y la llevaremos de abajo hacia
arriba, para que termine pasando por debajo de si misma haciendo un círculo.

El círculo bien podría ser la salida de la cueva del conejo.


Entonces, tomamos el extremo de la soga que ha de realizar la atadura y lo
hacemos salir por esa cueva que se ha formado, de abajo hacia arriba. En
éste caso el extremo saldrá desde la parte que quedó por debajo, cuando
hicimos la cueva, hacia la que pasa por encima.

Ahora tenemos al conejo que ha salido fuera de la cueva, tal vez en busca de
comida…. y por ello, dará una vueltita buscando comida (alrededor de la
cuerda que ha confeccionado la boca de la cueva) y volverá a ingresar a la
cueva…. para que quede terminado el nudo.

Recuerde que a la cueva no se puede ingresar por otro lado que no sea su
salida; algunas personas llevan la soga por detrás y el nudo queda mal.

Este nudo no se debe ajustar, simplemente hay que terminarlo y dejarlo ya que
su gracia es que si el animal tira, luego se lo puede deshacer fácilmente.

Repita la historia del conejo en su mente mientras repasa las pasadas y habrá
aprendido un nudo de gran utilidad.

Organizando una exposición

Todo buen criador aspira a poder llegar a una exposición con sus productos
para compararlos y enfrentarlos al resto de los animales de la misma raza pues
en casa, todos nuestros potrillos parecen campeones…

La hora de la verdad llega realmente cuando lo subimos al trailer para llevarlo a


una exposición. Allí será enfrentado con otros y se someterá a la opinión y el
análisis de una persona que lo juzgará, sin conocer la mansedumbre de la
madre, la belleza del padre o el día en que casi muere y fue salvado por el
veterinario……
Pocos son los minutos necesarios, para que mucho tiempo de esfuerzo,
terminen con un gran festejo o se esfumen luego de una derrota.

Antes de esa confrontación alguien se habrá movido para asegurar que ese
lugar y ese momento, tengan todo lo necesario para que a su caballo y a Ud.
los traten como corresponde, sin que nada les falte.

Es por ello que pareció interesante poder enumerar todo lo que han de
ofrecerle los organizadores de eventos, a la hora de preparar una competencia
de caballos.

Una vez que se cierra la inscripción de animales, se confeccionará un catálogo


por razas, que luego se subdividirá por categorías por sexo, edad y condición
de mansedumbre.

El día indicado, los animales comienzan a llegar. Se habrán preparado boxes


de distintos tamaños para que se sientan cómodos los animales de cualquier
raza, con una buena disposición de los mismos para aprovechar los espacios
del predio de la mejor manera.

El forraje y la comida que se distribuye durante los días de show, ya habrán


sido almacenados en lugares libres de humedad.

En el interior de los boxes se dispondrá la cama de pasto o aserrín, para hacer


que el lugar sea confortable para los animales y para que la humedad o el orín
no los afecte.

Los caballos bajan de los camiones o trailers en los que arriban al evento en
una zona en donde no se afecte al tráfico de la ciudad y donde los animales no
corran riesgos de asustarse o poder escapar, pues eso podría causar
accidentes a terceros.

Debido a que el ingreso de animales se concentra en unas pocas horas, las


playas para espera y maniobras, serán espaciosas.

Ningún caballo estará autorizado a ingresar sin el análisis exhaustivo de su


estado de salud, el que será realizado por veterinarios especializados. Esto
asegura que no se produzcan contagios de enfermedades que pueda estar
incubando alguno de los que ingresa.

Dentro de la papelería que se entrega al personal de la exposición que los


recibe, deberá constar la ficha que individualice el animal, la certificación
correspondiente de vacunaciones obligatorias y el resultado de los análisis
preventivos de enfermedades endémicas del país.

Una vez aceptado el ingreso del animal, le asignarán un box donde se colocará
un cartel con los datos del criador, Nombre y localidad del establecimiento,
nombre del animal y su fecha de nacimiento.
El lugar en el que se alojan los caballos deberá contar con los elementos de
seguridad necesarios: Suficiente iluminación, pisos antideslizantes, mangueras
de agua, extinguidores de incendios, cortes de electricidad e indicación de
salidas.

Será prudente la distribución de carteles de “No Fumar” debido a que el


material de los boxes es muy inflamable.

Los baños públicos deberán ser numerosos y amplios para satisfacer la


demanda del público esperado.

Las duchas para caballos deberán tener suficiente caudal a cualquier hora.

Es importante contar con guardia permanente de veterinarios, en todos los


pabellones en donde se alojan caballos. Los accidentes y problemas con
animales ocurren siempre en el momento menos pensado y una atención
rápida, puede salvarles la vida.
Es recomendable que los organizadores contraten seguros que los protejan de
los posibles accidentes que puedan ocurrir durante el evento.

Durante los primeros días, los caballos se habitúan al lugar mientras que los
jurados trabajan en la observación de las condiciones y cualidades de todos los
animales ingresados. Si existieran animales rechazados deberán retirarse de
inmediato pues estos no deben permanecer en el predio.

Cuando comienza la jura se dispondrá de dos recintos o pistas como mínimo.


Una de ellas, la principal, donde trabajan los jurados. La segunda o auxiliar,
donde se trabaja a los animales para moverlos y precalentarlos antes de las
competencias.

Una persona deberá estar encargada del manejo de las pistas en los diferentes
horarios.
Los comisarios de los pabellones se encargan de buscar a los animales y
asegurarse de que los propietarios los tengan listos a la hora indicada.

Un grupo de personas deberá estar disponible para el armado de la pista en los


distintos eventos: Las cañas, los barriles, las vallas o simplemente los asientos,
sombrillas y mesas para el jurado y sus asistentes.

Los resultados y evaluaciones de cada jura se anunciará por los alto-parlantes.


Las pizarras permiten a la gente informarse sobre los eventos que ocurrieron o
los que han de suceder.

Terminadas las juras en cada categoría se entregarán los premios a los


ganadores.

Sobre el final de la muestra vendrán los remates.


Luego, algunos caballos suben a los trailers y vuelven a casa mientras que
otros parten para sus nuevos hogares.
Unos terminan la vida de competencia y comienzan su vida como
reproductores.
Algunos se despiden de las pistas de belleza y empiezan a entrenar.

Tal vez las vueltas de la vida permitan el desquite con aquel caballo que les
ganó, en un fallo ajustado.

Tal vez algún criador se decepcione y venda todos sus animales; pero siempre
habrá otros que comiencen.

Y así en las exposiciones y de ésta forma, “el fuego sagrado” del amor al
caballo sigue encendiéndose en la gente…… y jamás se apagará.

Manejo de una pista de juzgamiento

Existen mecanismos en todas las exposiciones del mundo, que facilitan a los
jueces la comparación de los animales que les toca juzgar.

El criterio de juzgamiento es diferente entre una raza y otra.


En algunas, las decisiones se centran en la aptitud como montados de los
animales que se juzgan; otras en la belleza y perfección de la conformación
morfológica y algunas intentan un equilibrio entre la morfología y la función.

Son los criadores de cada raza quienes deciden sobre las formas de
juzgamiento para seleccionar a los mejores.

En una pista el juez y sus secretarios, estarán esperando que lleguen los
animales que han de clasificar, sin tener contacto con el público.

Al ingresar una categoría, el juez observa y evalúa atentamente cada detalle de


los animales que debe clasificar, con la ayuda de un secretario que leerá las
observaciones anotados en una carpeta, cuando se los admitió a la exposición.
Se entera así de las medidas, la edad, los defectos y las virtudes de cada uno.

Cuando los caballos se presentan montados andarán al paso, para poder


comparar sus desplazamientos, luego se los hará trotar para observar la
amplitud y la plasticidad de los aires; finalmente galoparán para ver como
avanzan y cuan cómodos son.
La doma incorrecta y la mala o buena equitación de los presentadores serán
decisivas en esta parte de la clasificación.

Cuando se los ha podido ver moviéndose suficientemente bien, se les ordena


desensillar y se prepara la evaluación de las aptitudes morfológicas que se
busca en cada raza.
Si se evalúan reproductores, no interesa la calidad de la doma sino la
capacidad para mostrar el potencial que luego transmitirán a su descendencia.

Los presentadores harán caminar a sus animales en el sentido de las agujas


del reloj, quedando ellos del lado exterior del círculo, sin entorpecer la visión
del juez.
Si un animal se desplaza mas y mejor que el inmediato anterior podrá mostrar
su cualidad ampliando el círculo de giro, pero no podrá sobrepasarlo.

Las primeras vueltas se utilizan para tener una idea general de la categoría. El
juez piensa posibles colocaciones, pero no hace movimientos. El primer golpe
de vista es muy importante a la hora de decidir, pero son los detalles los que
definen una colocación.

Cuando cree que es suficiente, el juez enviará un secretario a detener los


animales para comenzar a mirarlos en detalle uno a uno.
Se buscará equilibrio, perfección de las formas, nitidez de cuerdas, belleza en
la cabeza, corrección de aplomos, fuertes músculos, buenas uniones y
suficientes medidas.
Cada animal se analiza en detalle, como si cada una de sus partes diera un
examen independiente y así se los envía a su posición inicial.

Cuando se termina el análisis individual, volverán a hacerlos caminar a todos


juntos.
El juez pedirá a sus secretarios que muevan la categoría, poniendo adelante
los mejores en el orden que él cree correcto. Se busca siempre adelantar a los
mejores, antes que atrasar a los inferiores .
Así se realizan los primeros cambios que marcan una tendencia pero que no
serán definitivos, pues aún pueden quedar dudas. Si al juez le satisface la
colocación general, volverá a parar la fila y llamará al mismo tiempo a los
animales dudosos, para hacer una evaluación de los detalles que le permitan
tomar la decisión final.

Evacuadas las dudas se entregarán los premios.

Si entre un animal y el que le sigue el juez considerara que hay una gran
diferencia, puede marcar su opinión distanciando el premio. Así, podría suceder
que un animal que termina tercero en la fila reciba un cuarto premio,
caminando detrás del merecedor de la escarapela de segundo.

Es función de los jurados hacer docencia. Para que la gente entienda sus fallos
y una vez que se han otorgado los premios, el juez explicará la razón por la que
ha colocado a los animales en cada uno de los lugares. En esta explicación
normalmente se resaltan las virtudes que hicieron que los animales vencieran
al siguiente. Es una ley de cortesía evitar aquí la mención de los defectos, pues
luego llegarán los remates y no le corresponde al juez sino a los compradores
la elección del animal que necesiten.

Habiendo presenciado muchos juzgamientos, podemos estar seguros de que


es normal que el público y los criadores no siempre estén de acuerdo con los
veredictos. La pasión, el amor y los sueños, difícilmente acepten los fallos
abstractos de una persona que nada sabe de las historias que hicieron que
cada uno de los caballos presentes en una pista, llegara hasta allí.

Admisión de mansedumbre en exposiciones


Los compradores de caballos en remates públicos, muchas veces se
encuentran con animales que al llegar a su nuevo destino, no muestran las
aptitudes de mansedumbre que parecieron tener al momento de comprarlos.

El comportamiento de los animales depende en gran medida de lo que les han


enseñado, de las condiciones en las que se lo monte y de la habilidad del jinete
que lo haga.

Para reducir los reclamos de los compradores, algunas asociaciones, como la


de Criadores de Caballos Criollos de Argentina, exponen a sus productos ante
un jurado que determina el grado de mansedumbre de los animales que luego
han de salir a remate.

La prueba es pública y los interesados a la hora fijada observan a cada uno de


los animales para sacar sus conclusiones.

Durante la presentación en la prueba de mansedumbre, los caballos ingresan a


la pista montados por un jinete a ritmo de paso. En este aire de marcha poco
exigido se puede observar si son tranquilos o nerviosos.

Puestos al trote luego, a lo largo de media pista, deben avanzar y mostrar sus
movimientos con dinamismo y potencia en las patas, sin romper al galope si no
se lo ha pedido el jinete. Es necesario mostrar que el animal se mantiene
siempre bajo control.

Es en el trote en donde se detectan con mayor facilidad las claudicaciones, que


no se evidencian en los otros aires.

Cuando al caballo se le pide galope, debemos prestar atención a la comodidad


o molestia que muestren para con el freno que lleven en la boca.

El jinete deberá armar al animal para que este galope con cadencia. Si al
hacerlo observamos que abren la boca o que la mueven hacia adelante o a los
costados; estaremos frente a un caballo incomodo con su embocadura con
poco de tiempo de doma o que no soporta la mano del jinete.

Luego de completada la primera vuelta al galope en el sentido de las agujas del


reloj el animal deberá frenar, para partir al galope en el sentido inverso, a la
mano y pata correcta. Veremos aquí si está equilibrado y si es capaz de
mostrar los aires correctos a ambos lados.

A continuación el caballo debe realizar al galope, la figura del número ocho,


cambiando la pata y mano correspondientes al pasar por el centro de la figura.

El jinete parte desde el alto con su caballo mirando al jurado. Al lanzarlo al


galope, se podrá ver como reacciona a las piernas y el impulso. Cuando para
lograrlo deben pasar por algunos tiempos de trote, podemos intuir que el
animal en cuestión será difícil de manejar por su posible falta de impulso.
Durante el ocho deberá mantener el ritmo de galope, haciendo la figura con
formas y medidas similares a ambos lados. Cuando el jinete que es quien lo
conoce no lo logra…, sabremos que el animal puede ser difícil de conducir
cuando se lo gira a los lados.

Se deberán hacer al menos tres figuras completas para evaluar el grado de


docilidad. Si no están correctamente domados, las imperfecciones se
evidencian cuando la exigencia se les hace molesta. El animal deberá
mantenerse tranquilo sin signos de tensión contenida. Los movimientos
circulares de la cola son síntoma claro de enojo o molestia con lo que le están
pidiendo.

Luego de terminado este ejercicio se los lleva a un extremo de la pista para


lanzarlos en tres oportunidades y a gran velocidad, a lo largo de una recta, para
mostrar que pueden ser frenados fácilmente.

El caballo no debe titubear al correr y en el extremo de la recta el jinete le


pedirá que frene en pocos metros. Si sacuden su cabeza, ponen el cuello rígido
o paran a los saltos nos muestran que no están listos para que confiemos en
ellos.

Deberán entrar las patas con una posición de cabeza baja y un cuello relajado.
Hay que recordar que todo lo que no vemos correcto dentro de una pista de
pocos metros, puede que resulte peor en espacios abiertos.

Terminada la prueba el jinete se debe dirigir frente al jurado para descender


del animal, quien deberá quedar inmóvil. Le quitará entonces la cabezada con
el freno y volverá a colocarla de inmediato, pudiendo conservar una rienda en
el cuello mientras lo hace. Se pretende verificar aquí, que el animal no oponga
resistencia cuando se le tocan las orejas o al ingresar con la embocadura
dentro de la boca.

A continuación el jinete debe volver a montar mientras que el caballo quede


quieto para finalmente retirarse de la pista.

Tal vez existan muchas reacciones de los animales que se pueden enmascarar
en esta prueba, pero sin duda habremos podido evaluar muchas otras capaces
de causarnos problemas. Es por ello que lo recomendamos.

Equitación de amazonas

En los orígenes de la equitación, las damas no debían montar ahorcajadas


pues esto no era elegante para ellas.

El diseño de una montura que les permitía montar a caballo con las dos piernas
del mismo lado trabadas por una extensión del borrén delantero fue la solución
para que mantuvieran el equilibrio y se sintieran seguras.

Las faldas, se diseñaron mas largas del lado derecho, para que cubran la bota
izquierda sostenidas por un elástico que las mantenía en su lugar. Estando
desmontada, la amazona abotonaba la falda por detrás para no arrastrarla al
caminar.

Normalmente se elegían telas oscuras y pesadas.


Se evitaba así que se notara la suciedad que desprendían los caballos y por
otro lado el viento no las volaba tan fácilmente. No obstante ello, algunas
mujeres cocían “pesas” en el dobladillo inferior para garantizar la correcta
posición y caída de sus polleras mientras estaban montadas.

La vestimenta de la amazona dependía de la disciplina o evento ecuestre en el


que participaba la dama.
Los trajes de época fueron los más comunes para las mujeres. Los tules, los
velos y las camisas claras o a rayas; junto a sacos o chalecos que les
marcaban la figura; hacían que su belleza se luciera de manera particular.

Las amazonas llevaban el pelo recogido, con un moño bajo con redecilla, para
evitar que el viento les hiciera volar en pelo en la cara mientras mantenían
ocupadas las dos manos en la conducción del animal.

Hay reglas para vestir cuando se monta “a la amazona” que han de seguirse en
detalle pues no se debe olvidar que ellas se distinguen en el mundo de la
equitación, por su ELEGANCIA.

Cada país tendrá sus tradiciones e historias que respetar y los modos o sus
usos pueden variar en esta modalidad.

El calzado apropiado es un botín con polainas de cuero o una bota corta

En cuanto al tocado de la amazona, guardará el pelo recogido y cubierto con


sombrero de ala ancha o con un pañuelo en el caso de ir ataviada de manera
más simple.

La amazona no se adornaba nunca con flores ni alhajas.

Para montar “a la amazona” se ayudará a la dama a subir hasta la horcajadura


o centro de la montura, en un movimiento que le permita quedar sentada y bien
sostenida. Deberá mantener su falda y las riendas con la mano izquierda,
mientras se toma de la montura con la mano derecha hasta llegar arriba,
cayendo suavemente.

En esa posición, coloca la pierna derecha sobre el soporte, mientras que


adelanta la pierna izquierda para colocarla en el estribo.
Para desmontar deberá sacar la pierna derecha del soporte y soltará el estribo
de la pierna izquierda.

Así podrá dejarse caer hacia el suelo, sosteniendo las riendas del animal en la
mano izquierda.
Las pruebas de amazona son de lo más variadas. En ellas se chequea a la
dama hasta el último detalle al igual que a su caballo, y así se los juzga por
separado y en conjunto, moviéndose en todos los aires.

En la prueba de costumbres históricas, las amazonas visten trajes de época y


allí muestran las mejores galas. Se encontrarán allí trajes de diferentes
periodos que nos remontan al pasado, algunos de los cuales son verdaderas
obras de arte.
a posición de la amazona debe estar equilibrada como la de un jinete
ahorcajado. La espalda atrás, las manos relajadas, el pecho abierto, los
hombros nivelados y la frente alta. Al montar de esta forma, el cuerpo cae un
poco más atrás del centro de gravedad del caballo que en las monturas
comunes.

La pierna derecha colgará paralela al hombro del caballo, pudiéndose llevar el


pie recto o con la puntera ligeramente hacia abajo para asegurar la rodilla.

El estribo generalmente irá mas corto que el de un jinete ahorcajado aunque la


longitud varía según la costumbre y comodidad de la amazona.

Las manos irán encima o a cada lado de la rodilla, variando la altura de éstas
según lo que necesite el caballo.

Las riendas han de ser un poco mas largas que las normales pues harán un
recorrido mayor hasta que se las tome, para mantener un correcto contacto con
la boca.

La fusta debe trabajar detrás de la cincha del lado derecho, pues allí sustituye
la pierna que falta en ese lado.

Son muchos los modelos de monturas de amazonas que existen. En ellas lo


primordial es la seguridad y la comodidad para quien monta y para el caballo.

Todas las disciplinas ecuestres han evolucionado. La monta “a la Amazona” es


una de aquellas que trata de conservar y mantener un pedazo de nuestra
historia hípica para que no caiga en el olvido. Por ello nos animamos a
recordarla.

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