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Caballos,
Manías de
Jinetes
1-Elementos
2- Instalaciones
3- Herrajes y desvasado
4- Sanidad
5- Alimentación
6- Entrenamiento
7- Vicios
A solucionar desde el piso
A solucionar montados
El color del saco reglamentario en el salto y en las cacerías puede ser negro,
azul, rojo o verde. Para el adiestramiento, se aceptan tan solo los sacos negros
y azules o bien el frac negro.
Es importante que permita al cuerpo ir hacia delante o atrás, mientras que cae
sobre la montura sin atrancarse en los borrenes. Esa es la razón por la que
debe tener un corte lateral, a cada lado de la cintura o uno posterior amplio,
permitiendo así movimientos libres.
Las solapas del cuello serán iguales a las de los bolsillos laterales. Éstas se
usan porque evitan que el contenido del bolsillo se salga de ellos, sobre todo
en los ritmos de galope o con el impulso del salto.
Si sobre los puños del saco se colocan refuerzos para preservarlos, estos
serán negros o del mismo color del saco.
Para cualquiera de estas opciones que usted elija, es necesario recordar que el
caballo es capaz de diferenciar colores. Sin duda aceptará mejor los colores
crudos o pálidos antes que aquellos brillantes, fosforescentes o fuertes.
Para las cabalgatas en las calles o rutas (outdoors) se deben usar chalecos
con colores fosforescentes, de manera de hacer visible al jinete y a su caballo
desde larga distancia, cuando son iluminados por las luces de los autos.
Sin embargo, son los hombres que la realizan, los que se exponen a diversos
riesgos, cuando intentan realizar con sus caballos distintas cosas para las que
aún no están preparados.
Este casco, es el que tiene la visera mas chica de todos los que se conocen,
debido a que, a la velocidad de carrera, una gran visera embolsaría mucho
viento y haría mucha fuerza por desplazar el casco de lugar.
Sin duda éstas aberturas pueden debilitar la resistencia del casco, pero en rigor
de verdad, la velocidad de la competencia y los riesgos son mucho menores.
Muy distinto es el caso del polo, deporte en el que se anda a gran velocidad
y se suman elementos de riesgo como la bocha y el taco.
Los remaches que arman y contienen las partes del casco deben ser de bronce
para que no se oxiden con la transpiración.
La cúpula del casco está cubierta por una o dos capas de polipropileno a modo
de amortiguación y tendrán tapones de silicona para la respiración.
Debido a los riesgos de golpes con la bocha o el taco, que existen en éste
juego, no es raro encontrar jugadores con cascos con protección de cara.
Cuando para montar elegimos un Breech, debemos saber que es mejor que la
medida que usemos se ajuste al cuerpo, todo lo posible. Los pantalones
holgados, forman pliegues con los sobrantes de género, que luego pueden ser
motivo de lastimaduras, debido a la fricción que producen.
En la parte posterior del Breech jamás habrá bolsillos. Los bolsillos deben ser
delanteros, pequeños y colocados en forma diagonal, para acceder a ellos
fácilmente.
Siempre se recomienda que los bolsillos tengan un cierre fino, de esta forma no
molestarán y se evitará que las cosas que pusimos allí, no se caigan mientras
montamos.
Las costuras estarán siempre en el lado exterior de las piernas, ya que esa
zona no entra en contacto con la montura ni el caballo. La unión o costura
central, debe ser liviana y casi imperceptible.
A la altura de las rodillas, los breeches tienen una especie de parche con
costuras que van por encima de la rodilla y por debajo de la pantorrilla. Esta es
la zona que sufre el mayor desgaste debido al roce contra el caballo o las botas
y es por ello que se protege y refuerza de esa forma.
En los extremos inferiores de las piernas, el breech cuenta con una zona con
velcro, que sirve para ajustar la misma al tobillo.
Los jodphurs es mas cómodo y fresco que el breech y se usa algo mas suelto
en el cuerpo. En el extremo inferior de las piernas se colocan unas tiras que
pasan debajo del zapato, para mantener la pierna y el talón cubierto y
protegido.
La silla Inglesa
Hoy en día se ven monturas muy livianas realizadas con materiales sintéticos
de bajo mantenimiento y larga duración.
Sirve como referencia saber que una persona de 1 metro 70 de altura, deberá
comprar una montura, cuyo tamaño en pulgadas, sea su medida en
centímetros menos el cero final o sean 17 pulgadas.
Quien mida 1 metro 50, debe entonces adquirir una de 15 pulgadas.
Cuando busque monturas más seguras debe elegir aquellas que tengan una
“horcajadura” pronunciada. La “horcajadura” es la parte profunda de la montura
allí donde el jinete queda sentado.
Los faldones de las monturas para salto son cortos y proyectados levemente
hacia delante para alojar cómodamente la pierna flexionada. En las monturas
de salto, el faldón cuenta con un elemento llamado “grip” ubicado en su parte
delantera, de materiales mas adherentes para impedir el desplazamiento de la
pierna.
Si nuestro caballo tiene la cruz destacada, debemos elegir una montura con el
“borren” delantero pronunciado. De esta forma la estructura ósea que le da
sostén a la misma, quedará protegida y evitará las fricciones con la montura
evitando las lastimaduras que aparecen cuando están en contacto.
Las estriberas que sostienen los estribos, se colocan van colgadas de las
“accioneras”. Estas se prefieren de acero inoxidable pues de oxidarse,
complican la limpieza y el mantenimiento de las mismas.
Sea cual fuera la montura que elija, recuerde que teniendo en cuenta sus
características físicas y las de su caballo, podrá elegir en el mercado una que
se adapte a ambos, antes que padecer la incómoda necesidad de tener que
adaptarse a ellas..
El apero gaucho
Hasta fines del siglo XIX su vida era semi-nómada, pero las subdivisiones de
campos restringieron sus caminos y entonces se radicaron en las Estancias o
grandes extensiones de campo, propiedad de una sola persona o familia.
Las clases sociales con menor poder adquisitivo lo armaban utilizando el cuero
vacuno con el que realizaban anchas cinchas que protegían su ropa del sudor
del animal.
Las cabezadas y riendas eran realizadas a veces con el fino cuero de caballos
salvajes que abundaban en esas tierras. Los estribos se hacían en hierro,
madera, suela o a veces moldeando cuernos de viejos carneros.
Las clases más pudientes revestían los elementos de sus caballo, en plata
prolijamente cincelada, como símbolo de riqueza y poderío.
Sobre la matra se coloca una “carona” que es un pedazo de cuero grueso y liso
con un corte central, para que tome la forma del lomo del animal. Funciona
como un faldón común. Sirve para distribuir los puntos de apoyo en una
superficie amplia, evitando lastimaduras.
A veces sobre el basto se coloca un cuerito de oveja con la lana hacia abajo,
que protege el cuero de un desgaste prematuro.
No hay que olvidar que el gaucho era bastante pobre y reponer sus elementos
de trabajo no le era fácil.
Para sostener estos últimos dos elementos se coloca otra cincha mas fina,
llamada “sobre cincha”.
La montura western
Para enlazar, el pomo del borrén delantero se sustituyó por el amplio cuerno de
la montura charra o mexicana. Se alargaron los estribos y se bajaron los
borrenes, para permitir un ágil movimiento del jinete y evitar el efecto de
palanca, que forzaba la estructura de madera sobre el lomo del caballo cuando
una res era enlazada.
El forcejeo del animal enlazado hacía que la montura se levantara hacia la cruz
del caballo. Y como todo el aparejo estaba situado demasiado adelante, en
California movieron el anillo de la cincha hacia atrás, es decir, hacia el centro
de la montura.
Fue por aquel entonces en Texas, donde además de reforzar el armazón con
un cuero grueso, añadieron una segunda cincha en el extremo trasero, bajo la
parte más profunda del asiento.
Así fue como surgió la guarnición tejana de doble cincha o sistema de doble
cinchado que evitaba que la silla se levantara con el animal enlazado.
El viejo borrén Español comenzó a descender para hacer más rápida y cómoda
la acción de subir y bajar de los animales, sin necesidad de levantar tanto la
pierna.
Hacia el año 1850, los fabricantes tejanos de monturas habían refinado ya sus
maneras toscas. Descartaron las mochilas que ponían para proteger la ropa del
vaquero de la transpiración incorporando un faldón cuadrado con un pomo
corto, grueso y de gran resistencia.
Por aquellos años, los buscadores de oro que viajaban hacia California
encontraron viejas monturas decoradas con motivos españoles y así se
difundió esta práctica entre los fabricantes de Texas.
Hacia 1860, y luego de la guerra civil americana, las reses se habían
desperdigado libremente por los estados de Texas y Nuevo México. El cowboy
ahora debía atrapar las reses salvajes y conducirlas hasta la siguiente estación
de ferrocarril. Esto requería tres herramientas imprescindibles: buen caballo,
buen lazo y mejor montura, para aguantar los tirones de las reses.
Así fue que a finales del siglo XIX los fabricantes de monturas unificaron las
diferencias entre los distintos estilos. Hoy se fabrican diferentes tipos de
monturas en función de la modalidad o el tipo de actividad para la que son
destinadas.
Es así que la montura para lazo es específica, con doble cincha, pomo alto,
grueso y firme, además de borrenes bajos que permiten desmontar
rápidamente.
La Montura para Cutting, con faldones más cortos que las otras, libera el
cuerpo del caballo que ha de moverse a los lados sin impedimentos. Y asegura
al jinete con un buen asiento, especialmente con un borren posterior amplio,
que agarra a todo el jinete en los movimientos bruscos.
Con el correr de los años, han aparecido también monturas con materiales
sintéticos, ideales para largas cabalgatas, mucho más livianas que las viejas
fabricadas con armazones de madera laminada. Sin duda incapaces de
soportar la fuerza de un toro enlazado, pero manteniendo la comodidad de
aquellas.
La cincha y la sobrecincha
El cuero es el material por excelencia con el que se han hecho cinchas durante
años. El problema con este material es que demanda un mantenimiento
permanente para evitar que se reseque y por ello lastime. Los productos
engrasantes los impermeabilizan y así ayudan a mantener por mas tiempo la
suavidad que pierden debido a la transpiración o la humedad.
A cambio del cuero y por los problemas que apuntamos, se utiliza la suela.
En ella los tratamientos químicos realizados para su curtido mantienen la
resistencia y suavidad. Las cinchas de suela tan solo deben ser lavadas con
jabón de glicerina periódicamente para que duren muchos años. Las suelas
serán mas suaves, cuanto mas usadas y transpiradas hayan sido.
Las cinchas realizadas con “Lona” de algodón, son realmente fuertes pero
tienen una mala vejez. Con el tiempo sus bordes se ponen duros y en esas
condiciones pueden lastimar el sobaco, a la altura del codillo. La manera de
evitar este problema es el lavado periódico que elimina los pelos y restos de
suciedad que son los culpables del problema.
Los tejidos elásticos han demostrado ser suaves pero si se transpiran y se los
exige mucho se cortar y dejan de ser seguros. Sin embargo una parte
elastizada en las cinchas, ayuda a que el caballo no se sienta ahogado y les
permite respirar con mayor libertad.
En las zonas de montaña los jinetes prefieren cinchas anchas pues siendo así
se mantienen mejor en su lugar al subir y pajar pendientes.
Para evitar este problema algunos jinetes cinchan en exceso a sus animales y
esto reduce la capacidad aeróbica a los caballos, pues no pueden expandir su
tórax para respirar correctamente.
Mas que apretar mucho la cincha o elegir las cinchas gruesas que pueden
molestar, recomendamos en esos casos el uso de pretales en el pecho y
baticolas hacia atrás, para evitar que la montura no se desplace.
No recomendamos el uso de cinchas muy angostas, ya que incomodan
demasiado al caballo por la localizada presión que ejercen. Tampoco se
recomiendan las cinchas trenzadas, con cuero o hilo sintético pues con el
tiempo los nudos y trenzas lastiman
Muchas personas creen que deben cinchar a un caballo tanto como pueden
para asegurar la montura. Esto es un grave error, pues las buenas monturas
están pensadas para que se adapten al lomo y se estabilicen sobre la cruz. De
esta forma es difícil que se desplacen.
No se recomienda tampoco dejar las cinchas muy flojas pues pueden lastimar,
si se desplazan de atrás a adelante.
Algunos sistemas de argollas con traba están diseñados para hacerlo fácil y
rápidamente. En ellos solo habrá que controlar que el material quede bien
trabado para que no se desplace el material dejando floja la montura.
Ahora que le hemos presentado las variantes que se nos ocurren, con los
consejos que creímos necesario recordarle sobre las distintas cincha y sus
usos; estamos seguros de que podrá elegir la que sea correcta para su caballo
y para usted.
Los estribos
La escuela de “la Brida” mostraba estribos más bajos, con piernas que
verdaderamente abrazaban al caballo por debajo de la panza.
En las monturas “western” los estribos están levemente por detrás de la cincha
y obligan por ello al jinete a adoptar una postura muy erguida, con sus piernas
bajas.
Esto lleva el peso del jinete por detrás del centro de gravedad de animal y así
los obliga a avanzar su masa muscular posterior para hacerla trabajar debajo
del cuerpo con una gran unión general.
Cuando el deporte que hagamos sea el salto se acortarán los estribos un poco
más, para permitirnos quedar parados sobre ellos en el momento de
impulsarse. Es así que ellos sienten nuestro peso cayendo exactamente en su
centro de gravedad y entonces no se desequilibran.
En la carrera los estribos irán aún más arriba, asegurando que el jinete no
impida la mayor velocidad del caballo pues se mantienen totalmente parados a
lo largo de toda la competencia.
El problema de los estribos muy grandes en su base como los Españoles son
más difíciles de mover y trasladar de atrás hacia delante. Una persona
experimentada lo hará sin problema. Un novato se sentirá más seguro y se
relajará antes y esto es realmente bueno cuando se está aprendiendo.
Siempre es bueno que la pisada del estribo tenga un pequeño agarre o grip, tal
vez con goma o un material levemente abrasivo para que no se patine el pie
tan fácilmente.
Cuando tenemos jinetes con dificultades para bajar la pierna o que quieren
aferrarse a la montura subiendo los talones, el pie podría pasar a través del
orificio de entrada del estribo y esto sería tremendamente riesgoso. Para
evitarlo recomendamos colocar, en la parte delantera del estribo, con agarres
abajo y en laterales, un cuero o suela que haga las veces de gran zapato
impidiendo que el pie pase de largo y lo contenga.
En muchos países hay estribos de madera labrada, que conforman una gran
campana suspendida de la estribera, para apoyar el pie. Además de evitar el
problema anterior y hacerlos muy seguros, tienen la ventaja de proteger el pie
contra espinas y golpes.
Entre todos los accesorios que existen en la industria ecuestre, el freno es uno
de los más importantes. Es necesario conocer como actúan los frenos, para
entender cual sería el de uso correcto para cada animal y en cada deporte.
Lamentablemente son muy pocos los frenos que se venden con instrucciones y
recomendaciones que expliquen las diferencias y particularidades de cada uno.
Para entender la acción de cada parte del bocado o freno dentro de la boca de
un caballo, en primer lugar diremos que cuanto más grueso es el hierro que se
asienta sobre las encías, más suave será su acción. A estas zonas las
llamaremos “Las camas del bocado” pues allí se recuestan las encías. Si esta
parte del hierro es fina, serán mas severos.
La razón de esta acción obedece a la ley de las presiones que dice que la
Presión es igual a fuerza sobre superficie.
P= F
S
La fuerza la hará el jinete tirando de las riendas y la superficie será la del hierro
que apoya sobre la encía. A mayor superficie menor presión, y viceversa.
Existen algunos frenos con el hierro cuadrado o retorcido, que son aún más
severos pues lo que asienta sobre la encía son los bordes o cantos que dolerán
mas por ser mas finos. A estos se los considera correctores y deben usarse
muy poco tiempo y con la mano muy suave, pues de no ser así podrían llegar a
lastimar.
Los bocados rectos o sin articulación son los más severos pues al apoyarse
sobre las encías presionan sobre la lengua debido a que ésta colocada
normalmente dentro de la boca, sobresale por encima de los dientes.
Los frenos que tienen una articulación serán más suaves que los anteriores,
pues darán mayor espacio a la lengua para que pueda alojarse por debajo.
Aquellos dos articulaciones serán aún más suaves que los de una sola, porque
permiten que la lengua esté aún más cómoda.
Para estimular a que el caballo juegue con su lengua, lo que se buscan son
materiales especiales o ruedas giratorias.
Para evitar que suceda esto, la cadenilla del freno se ajustará tanto como sea
necesario para evitarlo.
Respecto de las patas del freno, debemos saber que una pata larga acciona la
cabeza hacia abajo y ayuda a colocar y reunir al caballo mejor.
Cuanto mas severos son los frenos mas se quita el impulso o ganas de andar a
los animales Esta es la razón por la que en los caballos que saltan no se
utilizan frenos. En ellos es imprescindible el impulso.
Muchas veces la situación del juego es tan intensa que impide recordar que
debajo nuestro tenemos un ser vivo y no una máquina.
Aquí se prefieren filetes algo más finos que los bridones pues con ellos se
puede mantener el control mientras les damos el apoyo que necesitan.
Algunos frenos dan la opción de usarlos como filete sin palanca, prendiendo las
riendas de arriba, o bien como freno propiamente dicho cuando se las prende
de abajo.
Cuando un freno está bien colocado, al hacer presión con las riendas, las
líneas de las patas del freno deberían formar con la boca, un ángulo de 45
grados. Si dicho ángulo es de 90 grados, la barbada estará larga y si es menor
de 45, estará corta.
Para trabajar y domar mis caballos, me gusta un freno de hierro que oxide, con
un espesor de al menos 10 milímetros de diámetro. Prefiero la doble
articulación con una rueda que gire en el centro para estimular el movimiento
de la lengua.
En sus extremos tienen una cadena que ayuda a que los movimientos
independientes izquierdos o derechos para levantar las espaldas traigan
también la pata contraria.
El mundo ecuestre tiene cada vez más aficionados. Es necesario que cada uno
de ellos conozca perfectamente lo que usa y por ello nos pareció necesario
comentarlo aquí.
Las talabarterías y comercios que venden productos para caballos, ofrecen una
buena cantidad de distintas embocaduras.
Está realizada en hierro común, sin baños o tratamientos especiales, pues con
el uso se busca que oxide y genere un sabor (la sal del óxido de hierro) que
estimula la salivación y los movimientos de la lengua, logrando con ello que el
cuello se relaje y así el manejo se suaviza.
La pata del freno es levemente curva para permitir que los extremos se
escondan un poco por detrás de la boca evitando golpes cuando se trabaja con
vacunos. Siendo su longitud de 10 centímetros, la argolla en la que se prenden
las riendas quedará suficientemente baja para promover así una buena flexión
de cuello y cabeza.
El bocado se articula a las patas con un eje que les da una gran independencia
y permite movimientos con las riendas para equilibrar espaldas o hacer
correcciones, sin modificar la posición y el contacto dentro de la boca. En los
extremos de las patas se encuentra una cadena corta que las une, para evitar
que trabajen con demasiada diferencia de posición de una respecto de la otra,
cuando se hacen estos trabajos correctivos unilaterales.
Soldada al eje del bocado encontraremos una media argolla que permite
prender de allí las riendas, para que la embocadura trabaje como filete.
Cuando se utilizan dos pares de riendas, prendidos uno de arriba y el otro de la
argolla más baja, la embocadura trabaja como los típicos frenos de acción
“Pelham” que permiten independencia a los movimientos laterales con las
riendas superiores o en los movimientos de retención con las riendas inferiores.
En la parte inferior de ambas patas, hay una pequeña argolla que cumple la
función de cierra boca. Para que funcione como tal, se debe pasar un cordel
por cada argollita que luego en ambos casos deberá cruzarán en diagonal por
encima de la nariz del caballo hacia el montante de la cabezada en el lado
opuesto. De ésta forma quedarían cruzados sobre la nariz los dos cordeles
amarrados a la pequeña argolla, de uno y otro lado. Cuando descienden las
patas al frenar por la acción de las riendas, cerrarán la boca presionando arriba
sobre la nariz, mientras que la barbada por debajo, cierra el maxilar inferior.
El freno tiene una barbada o cadenilla de eslabón plano, para que su acción
sobre el maxilar inferior sea suave, de manera de evitar los cabezazos de los
animales que tratan de quitarse el contacto cuando sienten acciones severas
sobre la quijada.
Vemos con agrado el uso de barbadas de suela o de polipropileno que reducen
aún mas la acción molesta de la cadena y que se pueden utilizar con
excelentes resultados cuando los animales son muy sensibles.
Una vez que están impulsados y van hacia delante, hay que retenerlos…o
contenerlos……o dominarlos.
Tenemos que intentar que todo ese ánimo que va hacia delante sea controlado,
para hacer lo que queremos, con el ritmo necesario y en los lugares correctos.
Algunas sin palanca y más gruesas, permiten que gracias a su mayor suavidad
los animales no pierdan el impulso ni se paren, al sentir el contacto firme sobre
sus bocas. Estas funcionan correctamente para acortar o alargar los tiempos
de sus aires, en las cambiantes distancias de un armado de salto.
Sin embargo, cuando un caballo está iniciando su proceso de doma sobre las
tiernas encías, los colmillos comienzan a emerger. Durante ese tiempo es
mejor no tocarlos en la boca puesto que estarán más sensibles al contacto en
esa zona. La aparición de un colmillo rompiendo la encía, produce una
inflamación pasajera, verdaderamente dolorosa.
Pero es durante esa edad que se doman los animales pues sus zonas de
crecimiento se han cerrado y el cuerpo ya soporta las exigencias de un
entrenamiento.
Para poder trabajar los animales sin causarles molestias en las zonas sensibles
se han utilizado desde hace cientos de años, distintos elementos que se
colocan sobre la nariz del animal, liberando la boca y manteniendo un buen
control.
En la parte superior cuenta con tres argollas, una central y dos a los lados. La
argolla central se utiliza para trabajar los animales a la cuerda y desde allí se
controla la cabeza.
Las argollas laterales pueden usarse para colocar en ellas las riendas de atar
durante el trabajo a la cuerda, para mantener alineado el cuerpo del caballo.
Al montar se usan también para controlar con ellas las situaciones complicadas
que se pueden generar con los potros, evitando que los tirones sean sobre la
boca y así se la preserva de golpes.
Sin embargo, usada sin cuero que la suavice suelen ser muy agresivas para el
animal y lastiman.
Es común para evitar estas lesiones, retobarlas con una suela mojada que
luego toma su forma y se adapta perfectamente, manteniendo los efectos de
control y quedando más suave para el animal. Cuando están recubiertas de
cuero también se lo conoce como “Cabezón” o serretón
Por debajo de la nariz y pasando sobre la pera del caballo, se encontrarán los
ajustes de la cerreta con la correspondiente hebilla. Para que trabaje
correctamente y no se desplace a los lados, se recomienda ajustar la hebilla sin
hacer demasiada fuerza. De esta forma el caballo podrá abrir un poco la boca
liberando el cuello y será más cómoda.
Se coloca sobre la nariz y se ajusta por debajo con una barbada. Cuanto mayor
sea la pata, mayor será la fuerza que ejerce y podrá controlar los animales con
mayor facilidad, pero en ese caso no permite un buen contacto.
El bozal se utiliza para mantener los caballos atados a lo largo del día en sus
boxes, palenques o ataderos. También son útiles para mantenerlos dominados
y quietos durante el proceso de doma.
Entre la argolla delantera y la cogotera deberá existir una fuerte unión, capaz
de soportar los tirones de estos animales durante el aprendizaje o ante
situaciones que los atemoricen.
Siempre hay que recordar que un caballo suelto y sin control puede ser
realmente peligroso para cualquier persona o vehiculo que encuentre a su
paso.
Deben evitarse siempre en los trabajos con potros nuevos, los bozales con las
cogoteras finas o trenzadas, ya que pueden producir heridas o desgarros en la
nuca. Este tipo de lesiones provocan en los caballos una excesiva sensibilidad
en la zona de las orejas y luego esto hace complicada la labor de para
enfrenarlos agarrarlos cuando están libres.
En la hociquera del bozal está el control que necesitamos en los caballos para
trasladarlos de un lugar a otro. Los caballos mansos y dóciles pueden ser
manejados con cualquier tipo de hociquera plana, pero en cambio, los caballos
con mucho brío son difíciles de conducir con este tipo de hociqueras.
Puede ser útil que el bozal tenga argollas laterales que permitan manejar al
animal con las riendas prendidas de allí. En efecto, las lastimaduras en la boca
o encías podrían complicar un manejo con embocaduras que se ve facilitado
cuando se maneja de la nariz.
El largo de la cabeza de los caballos varía en las distintas razas y con la edad
de los ejemplares. Por eso resulta cómodo que el bozal tenga un sistema de
regulación de la distancia y posición de la hociquera sobre la nariz.
Las hociqueras muy largas que trabajan sobre los ollares de la nariz, molestan
demasiado al caballo y le producen un enojo innecesario. Aquellas demasiado
cortas se sitúan en la parte superior de la cara y en ese lugar se reduce el
control del animal.
Cualquier persona que quiera comprar un bozal tratará de adquirir aquel que le
brinde la mejor relación de “Costo/Beneficio” al decidirse por uno.
El Bozal Martín Hardoy fue diseñado y probado para cumplir con los requisitos
de la gente y de los caballos durante la doma, cuando aún no se les ha
enseñado nada de lo que deben aprender.
Uno de los primeros aciertos fue reemplazar el cuero ó la suela, típicos de los
clásicos bozales. En ese sentido vimos que el polipropileno era muy resistente
al agua y al sol, ofreciendo una excelente resistencia a la tracción por lo parejo
y seguro que resultan los tejidos industriales.
Dos argollas en el lateral izquierdo del bozal permiten que la soga pase por allí
quedando trabada y entonces es posible hacer un buen ajuste a la medida del
cuello sin necesidad de colocar hebillas que luego lastiman y rajan el material.
Donde se pliega la cinta para ajustar se encuentra una zona que incluye velcro
que permite mantener todo en su lugar con un simple y suave movimiento.
Sobre la nariz se coloca una hociquera que incluye en su interior una cadena
envuelta por material de cinturón de seguridad. Esto permite controlar padrillos
o animales nerviosos sin lastimarlos. La presión sobre la nariz aumenta cuando
el caballo empuja y se reduce cuando deja de hacerlo, gracias al sistema de
dos argollas laterales que se ciñen o sueltan cuando corresponde mientras
manejemos a los animales controlándolos con ellas.
Realmente estas argollas son de gran utilidad para enseñar a cabrestear a los
animales nuevos o para hacer caminar a los que le temen a algo que los frena.
A los lados de la hociquera las argollas laterales que quedan libres también
sirven para manejar los animales de la nariz a modo de Hackamore cuando
existen lesiones en la boca o cuando las encías están sensibles durante el
tiempo en que les nacen los colmillos a los machos.
Entre la cogotera y la hociquera del bozal, se encontrará una cinta fina que
permite regular y fijar la posición que separa a los distintos elementos que
componen el bozal sobre la cabeza del caballo, para que trabajen
correctamente.
Dos pequeñas argollas hacen que la operación sea simple y no se necesiten
nudos. Así el tamaño básico del bozal se pueda adaptar a animales adultos o a
potrillos pequeños con idénticas prestaciones.
Debido a que la cinta de achique y regulación del bozal está cocida en la parte
superior de la hociquera y no en las argollas laterales, la hociquera se mantiene
abierta en el momento de colocar el bozal sin necesidad de utilizar dos manos
para ponerlo y esto permite controlar mejor al animal con la mano libre.
Realmente el Bozal Martín Hardoy ha sido pensado para ayudar a la gente que
trabaja con caballos.
Podemos asegurar que cada una de sus partes fue testeada al máximo para
encontrar sus puntos de rotura y los resultados exceden las necesidades de
trabajo normal con caballos..
Cuando para evitar el corcovo las dejamos flojas, se corre el riesgo de que la
montura se desplace hacia atrás o a los costados y esto supone una situación
que podría ser tremendamente riesgosa para el potro, de solo imaginarlos con
una montura colgada en la panza.
Diseñamos una cincha con dos gomas del tipo de las que se utilizan para hacer
cámaras de bicicleta o moto. Para regular el tamaño y adaptarlas a los distintos
animales, usamos pasadores dobles de forma rectangular, con la medida del
espesor de la goma. Esta forma de regular el largo se hace más efectiva y
fuerte cuanto mas se estira la goma.
El sistema lo adaptamos en sus extremos para todo tipo de ajuste y montura.
De esta forma encontramos una gran solución para las lastimaduras en los
sobacos y descubrimos al mismo tiempo que la ilimitada elasticidad de la goma
les brinda a los caballos una sensación diferente a la que sienten cuando las
cinchas son fijas. Con ellas parece que los potros nuevos no necesitan tirarse
al suelo o corcovear pues las soportan mucho mejor y esto los relaja antes.
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Animados por los efectos suaves de la goma quisimos intentar un diseño para
colocar maneas en manos o patas. Este es otro lugar que se lesiona cuando se
utilizan maneas de cuero.
Sin duda estas evitan que los caballos pateen cuando las tienen colocadas,
pero el efecto de fricción sobre la piel de las patas produce quemaduras que
luego hiper-sensibilizan la zona y tardan en cicatrizar.
Este problema se ve con frecuencia en las patas de las yeguas que se manean
para evitar que pateen a los padrillos de gran valor cuando les dan servicio.
Es correcto cuidar a los padrillos para evitarles patadas, pero con los sistemas
tradicionales quedan desprotegidas las yeguas y terminan con las peladuras
que también deberíamos de evitar.
Por esta razón diseñamos una manea con el mismo material que se utiliza para
confeccionar los cinturones de seguridad de los autos a la que le pusimos en la
parte central, un pedazo de goma trabado con pasadores de acero inoxidable.
Los extremos del cinturón de seguridad tienen una sección de Velcro que
permite regular y adaptar la manea a la circunferencia del hueso de la caña de
cada animal.
Pues entonces, debemos pensar en cuales son los elementos que utilizaremos
para comunicarnos con el caballo. A esos elementos que nos facilitarán la
comunicación, los llamaremos “Ayudas de la equitación”.
Cuando con la fusta corta no obtenemos reacción o en los casos en los que
intentamos que el animal no solo avance, sino que además active sus
posteriores se puede usar la fusta larga. Habrá que tener cuidado inicialmente
con su uso pues cuando los caballos no la conocen, suelen reaccionar con
violencia o de manera muy repentina.
Las martingalas aseguran que las riendas lleven la presión al maxilar siempre
en la dirección correcta, sin importar donde estén posicionadas las manos.
Háganos caso: Comience a trabajar sus potros utilizando todas las ayudas que
crea necesarias y sobre el final…. terminará usando nada.
El bajador
No creemos que debamos aquí analizar las miles de posibilidades que llevan a
un caballo a perder la compostura, generando peligro al jinete.
El arte de la equitación se ocupa de hacer conocer cada una de las
enseñanzas correctas e incorrectas, que se le brindan a un caballo y que debe
saber un jinete.
Toda vez que nos apartemos de las enseñanzas clásicas, nos estaremos
separando de las cosas bien hechas y estaremos entrando en una zona en la
que el hombre pelea contra el caballo para que se comporte y éste contra su
jinete para que no lo incomode.
Colocado en la cincha, se eleva por entre las manos y se fija a una hociquera o
al bozal.
El bajador debe ser de un material “no elástico” como el cuero, el polipropileno
o cualquier soga de las utilizadas para barcos.
Se busca al colocarlo, evitar que el animal se salga de una posición que impida
su correcto manejo, o que ponga en riesgo al jinete.
Cada vez que intente salirse de esa posición, chocará con la rigidez de la
cuerda contra el hocico, que lo ha de controlar.
Hay que tener en cuenta que si hemos de colocar un bajador a un caballo que
no lo ha usado nunca y lo vemos muy rígido; convendrá colocarlo primero
dentro de un corral dejando suelto al animal para ver su reacción, dándole así
tiempo para que lo conozca, sin que sea necesario que los montemos durante
este proceso.
Hemos visto reacciones muy bruscas en animales que se ven limitados por
primera vez con un bajador y preferimos que sea lo que fuera que suceda, lo
hagan sin el jinete.
Habremos previsto y anticipado así, los riesgos que no queremos que se corran
por la sorpresa o el uso incorrecto de éstos elementos.
Hay que ser concientes de que con un bajador colocado, se evitan algunos
problemas, pero se generan otros.
Sin embargo, habrá que ser concientes de que por el mismo efecto, se estará
mas expuesto a rodadas que el caballo no podrá evitar.
La martingala
La buena equitación tiene una cantidad de normas que no hacen más que
estimular el mejor manejo y comunicación entre el jinete y su caballo.
Quienes conocen a fondo las técnicas de manejo, los que saben un poco
menos y los que simplemente montan a caballo, conforman la estructura de
una pirámide de niveles e individuos que tienen la misma pasión.
Partamos de la base de que para bajar la cabeza de un caballo, con una buena
equitación, debemos bajar las manos que sostienen las riendas y así se
estimula la flexión del cuello que permite que se mejore la posición del mismo.
Con las monturas western, que tienen el cuerno del lazo en el borrén delantero,
la colocación de las manos es naturalmente alta. Al levantar las manos el jinete
intenta evitar que el cuerno intercepte las riendas, en los movimientos de un
manejo normal.
Con una martingala se consigue, que sea quien sea que maneje o fuera cual
fuere la situación de manejo, la presión de las riendas actúe siempre de la
misma forma para que el caballo responda mejor.
La martingala se coloca por entre medio de las manos a la cincha. Sale desde
allí hacia arriba, hasta el medio del pecho, allí en donde nace el cuello. En ese
lugar tiene un collarín que evita que esta caiga. Luego y de ese lugar salen dos
ramales con una argolla cada una en sus extremos por las que han de pasar
las riendas de cada lado.
Si el largo es mayor y las argollas superan éste punto hacia arriba, se corre el
riesgo de que no cumplan la función para las que fueron pensadas.
Si el largo es menor o mas bajo que esa posición sugerida, nos encontraremos
con caballos que tenderán a sobre-flexionarse o que bajan la cabeza mas que
lo que necesario, perdiendo por ello el impulso y la reunión, pues el balance
del peso se habrá ido hacia delante y no a las patas como corresponde.
El entrenador debe lograr que algo que es natural para ellos se convierta en
una molestia, de manera de desarrollar otro sistema para salirse de la presión,
que pueda favorecer al jinete.
Hay dos variantes: Una de ellas tiene un aro de goma que se estira cuando el
animal hace presión hacia delante y vuelve a la posición normal cuando ceden
a ella.
Su virtud es que la presión cede levemente y por un corto trayecto evitando que
los animales se golpeen la boca.
Su defecto es que algunos caballos utilizan la goma para ejercitar la nuca y
terminan con una cierta rigidez de cuello que no es buena.
El segundo tipo no tiene ningún tramo elástico pues son rígidas y no ceden.
Si el animal intente con ellas quitarse la presión de la embocadura tirando hacia
delante, se encontrará con la imposibilidad de vencerlas.
La virtud de estas, es que los caballos aprenden mas rápido pues nunca las
vencen.
El defecto que tienen es que, debido a que no ceden, si son mal utilizadas,
pueden lastimar la boca.
En general se colocan con una tensión tal que cuando el caballo en cuestión
está en posición natural, las riendas estén tocando o presionando la boca.
Solo se quitarán dicha presión cuando flexionen la nuca para sentir el alivio.
Estarán mal colocadas o cortas si vemos que tienen que adoptar una posición
de sobre-flexión para poder salirse de la molestia. Cuando un animal lleva la
frente de la cabeza hacia atrás, pasándose de la vertical, se dice que está
sobre-flexionado.
Las riendas de atar también sirven para obligar a los caballos a trabajar a la
cuerda rectos.
Si giran la cabeza hacia el lado interno del círculo, normalmente derriban la
grupa perdiendo la unión y el impulso.
Con las riendas de atar colocadas correctamente, el caballo no puede girar la
cabeza hacia adentro pues la rienda externa la controla y por eso se mantienen
unidos y derechos.
Cuando se acorta la rienda de atar levemente del lado externo del círculo que
se hace, se obliga a los caballos a llevar el posterior hacia adentro para que
trabajen y fortalezcan sus músculos traseros. Sin duda con este ejercicio se
favorece la reunión.
A los caballos con los lomos débiles hay que trabajarlos para musculares la
zona. Se logra haciéndolos trabajar durante varias horas y días, con su cabeza
baja para elevar el lomo y así se fortalecerá. En este caso las riendas de atar
se prenden bajas y así descienden la boca quedando en una posición
apropiada para el ejercicio que necesitan.
Todos los trabajos que se hacen al paso luego se deberán hacer al trote y
finalmente al galope. En cada uno de los aires de marcha la longitud de la
rienda debe variar ya que la posición del cuello cambia.
Cuando decida utilizar las riendas de atar tómese un tiempo para asegurase
que su caballo se haya acostumbrado a ellas antes de exigir posiciones de
exagerada flexión o reunión, de esa forma nunca tendrá problemas.
Cuando sienta que gracias a ellas logró lo que necesitaba ya no será necesario
seguirlas usando.
Durante la primera etapa del proceso de doma, todo domador debe enfrentarse
a una reacción natural: la resistencia del caballo.
Como algunos de los movimientos que les pedimos son poco habituales, lo
primero que hace el caballo es lo contrario a nuestra orden.
Cuando el caballo sienta las riendas sobre su boca, vamos a querer que venga
hacia la presión, pero ellos van naturalmente en contra, llevando su cabeza
hacia el lado contrario del que tiramos.
Llamamos “El ablande lateral del caballo” al proceso que les enseña a
flexionarse a los lados sin resistirse.
Para que aprendan a ceder a las presiones en vez de pelear contra ellas, los
ensillaremos con una montura que tenga una buena cincha que permita un
ajuste correcto.
Trabajaremos con una rienda que nos de la posibilidad de regularla con una
hebilla, para conocer la evolución del trabajo de acuerdo al ojal en el que se
ajusta cada vez.
A estas riendas se las conoce como “Riendas de atar”.
En estos casos, será mejor pecar en el largo de la rienda “por exceso” antes
que “por corto”. De esta forma, si vemos que soltamos al caballo a trabajar y
las riendas no le tocan la boca, podremos acortarlas un poco más sin
problemas. Por el contrario si las dejamos muy cortas se corre el riesgo de que
el animal se golpee la boca antes de poder corregirlas.
Algunos caballos tienen mas dificultades para trabajar de un lado respecto del
contrario pues hay caballos zurdos mientras que otros son diestros.
Cuando el caballo haya trabajado con una sola rienda atada al lado interior y lo
veamos andar cómodo; podremos cambiar la dirección del giro. Entonces
quedará con la cabeza flexionada hacia fuera del corral. Este trabajo llevará el
posterior hacia delante, la espalda externa hacia atrás y la espalda interna
hacia adelante, obligándolos a partir al galope con la mano y pata correctas.
Cuando el caballo trabaja bien a ambos lados con una sola rienda de atar
podremos trabajarlo con las dos riendas de atar prendidas a ambos lados
simultáneamente. Ahora el animal solo podrá reunirse para salirse de la presión
que sienta y esto será en nuestro beneficio.
La posición que adoptará la cabeza del caballo está relacionada con la altura
desde donde se ataron las riendas. Si atamos bajo, la cabeza trabajará baja. Si
atamos alto, la cabeza tenderá a ir mas arriba.
Sólo cuando el caballo ha cerrado la boca y es capaz de girar, dentro del corral,
flexionado, sin dejar que la rienda le toque la boca a ambos lados, entonces le
pediremos trote.
Con el correr del tiempo y para aumentar la exigencia, podemos atar la rienda
más alta. Esto obligará al animal a elevar el cuello y así será posible que
comience a bajar la grupa y entrar las patas debajo de su masa.
La doble rienda
No es algo común el uso de doble rienda en las personas que comienzan a
montar a caballo. Hay que admitir que utilizar tan solo un par de riendas, es
tanto más sencillo.
Cuando se usan embocaduras combinadas con freno y filete, las riendas que
se prenden del filete son las que trabajan en los movimientos laterales o de
giros manteniendo al animal incursado mientras avanza.
Los frenos con palanca, en los que se suma la presión que ejerce la cadena de
la barbada sobre la pera y la fuerza del hierro sobre la encía; podemos decir
que son más fuertes y por lo tanto controlan más.
Se utilizan en general para manejar animales de paseo para que éste no sea
cansador y se los ve también en torneos de rienda o incluso en deportes que
requieren un dominio máximo como lo es el polo.
Al manejar las cuatro riendas al mismo tiempo, tenemos sobre nuestras manos
opciones suaves y fuertes, que podemos regular conforme nuestra necesidad y
el nivel de aprendizaje de nuestro caballo.
Para que este manejo sea eficiente, debemos tomar las riendas de una manera
especial.
La rienda prendida en la parte “superior” de la embocadura o filete, debe entrar
a la mano sobre los dedos de la parte “inferior” del puño.
Al mismo tiempo, la rienda prendida a la parte “inferior” de la embocadura o
palanca del freno, ingresará a la mano pasando por los dedos de la parte
“superior” del puño.
Se dice que un jinete será tanto mas avanzado, cuántas menos ayudas y
arneses correctores deba utilizar en sus caballos para conducirlos
correctamente.
Un buen jinete es tan suave y sutil al pedirle cosas a su caballo, que el ojo de la
persona mas detallista tendrá dificultades para percibir los movimientos de las
manos, las piernas y el cuerpo que le van comunicando cambios y variaciones
al animal.
Sin embargo, lograr ese tipo de perfección lleva muchas horas de trabajo,
muchos meses de tiempo y una gran inversión de dinero para pagar los gastos
que supone mantener un animal.
Este tipo de elementos debe utilizarse durante el tiempo que sea necesario
hasta lograr la corrección y cuando se alcanza el objetivo, se deja de usar.
Algunas personas lo utilizan toda la vida en sus animales, pues no son
capaces, ni tienen la técnica para prescindir de ellos.
En la mayoría de los casos los jinetes y domadores ven el error del animal, sin
analizar el propio.
Las riendas alemanas son un accesorio correctivo, que nos permite modificar
en el caballo la dirección desde la que se ejerce la presión sobre su boca, para
que cambien su reacción y mejoren la postura de su cuerpo, en nuestro
beneficio.
Debido a que el accesorio al que nos referimos corre por las argollas de la
embocadura y el sentido de la fuerza que realizamos sobre la boca, lo sentirá el
animal de acuerdo a la posición sobre el cuello desde donde trabajemos,
podríamos decir que las riendas Alemanas se adecuan a cada caballo y
problema sin inconvenientes.
Demás está decir en todos los casos, que lo mejor es que seamos nosotros
quienes mejoremos el manejo para que así corrija el animal.
Para corregir el problema colocamos las riendas alemanas para que trabajen
detrás de la nuca. Nuestras manos sostendrán el extremo de la rienda tirando
hacia atrás, pero la presión de la embocadura invitará a la cabeza a salir hacia
arriba, puesto que es hacia allí a donde irá la presión. De esta forma se mejora
el trabajo de los posteriores.
Todos los ejercicios y deportes que hacemos con los caballos, les son
antinaturales.
En los giros sobre las patas, las manos cruzan una por delante de la otra. En la
ejecución correcta del movimiento el animal va hacia un lado y adelante
manteniendo el impulso. En éste caso, cuando la mano es lanzada hacia
adelante y cruza frente a la otra, corre el riesgo de golpear la cuerda opuesta;
mientras que la mano que va por atrás, pasa muy cerca del nudo de la
contraria y también puede golpearlo..
Hay animales que al avanzar realizan con la mano un movimiento en
semicírculo hacia adentro, en vez de sacar el miembro hacia delante en línea
recta.
A lo largo de cientos de batidas no será raro que en uno de ellos se golpeen la
mano contraria con el filo del vaso o la herradura lastimándose.
En los apoyos o movimientos laterales tanto las patas como las manos también
se exponen a los golpes.
Para proteger las cuerdas y las entre-cuerdas del caballo también podemos
vendarlas. Una buena protección mantendrá el ligamento en su lugar, por más
exigido que sea el movimiento.
Para los viajes, las protecciones son distintas. En las rutas o caminos malos,
será difícil que el animal adivine los movimientos que el conductor elige para su
vehículo. Las frenadas, los pozos y los giros; obligan al caballo a acomodarse,
para mantener el equilibrio.
Aquí no hablamos de coordinación sino de reacciones instintivas.
Es por esto que recomendamos viajar los animales, con sus miembros
vendados y con protectores acolchados, que garanticen que no se golpearán.
En términos generales deberíamos pensar que cada vez que competimos con
nuestro caballo, protegerlo será para su bien. Esto vale especialmente durante
la doma y los entrenamientos.
Al menos así Ud. reduce la mayor cantidad de momentos y situaciones de
riesgo.
Realmente comen todo el día, todo lo que encuentran. Esto no nos permite
tenerlos en el estado que queremos pues se suelen pasar de gordura y
tampoco nos permiten controlar la calidad y la cantidad de los alimentos que
ingieren. La sobrealimentación puede hacerles mal pues a veces se transforma
en infosuras o laminitis.
En esta circunstancia, cuando los alimentamos, los más glotones son capaces
de lastimar a patadas o con mordidas a los que ellos consideren que se comen
su comida.
Otro de los problemas al alimentar caballos en grupos, es que por miedo a que
el resto coma mucho y no les dejen nada, los animales se acostumbran a
comer muy rápido y esta forma de tragar tampoco les hace bien.
Con morrales los animales comen sin apuro, y esto es mejor para ellos.
Dentro del morral se puede poner la exacta ración que corresponde a cada
caballo con los suplementos, vitaminas o medicaciones que requieran.
Conociendo su peso y lo que necesita cada uno se harán las mejores
correcciones para cada caso.
Así es bien fácil desidir sobre la necesidad de sacarle comida o aumentarles si
consideramos que les hace falta.
En un comedero común, esto sería imposible.
El babero evita que los caballos muerdan y rompan las tapas o mantas que se
les colocan tanto en el invierno como en el verano.
Sin duda muchos de ellos odian que se los tape pues se sienten incómodos. Es
así que rompen la manta a los tirones.
Los elementos que hemos descripto forman parte del arsenal de cosas que
existen y están disponibles en el mercado o se pueden fabricar de manera
casera. Dependerá de nuestra pericia el encontrar materiales de uso común
que permiten ser utilizados cumpliendo estas funciones.
Espuelas y espolines
Siempre hemos dicho que hay dos tipos de caballos: los flemáticos o vagos y
los sanguíneos o activos.
Se dice que los animales de piel gruesa tienen menos sensibilidad a la pierna y
al impulso que los que tienen piel fina; que son mas delicados o sensibles.
Al trabajar caballos podemos encontrar los que tienen “Impulso Natural”. Estos
son los que van adelante fácilmente sin que necesiten para ello que usemos
mucho la pierna. Ellos quieren avanzar.
También habrá otros que no avanzan o se quedan atrás.
Para los buenos jinetes, un caballo con impulso natural, los transporta a un
camino de doma rápido y fácil. Un jinete con poca experiencia sentirá que estos
animales tienen demasiada energía que no sabe si podrá controlar.
Las espuelas y los espolines son elementos que se utilizan para estimular a
los animales a que avancen. Son elementos de la misma familia, pero los
distinguen pequeñas diferencias.
Con ellos los molestamos, los empujamos y los obligamos a moverse en el
sentido que queremos si se niegan a hacerlo.
Cuando la posición de las estriberas lleva las piernas hacia delante del caballo,
la tendencia de los jinetes es elegir espuelas de piqüelos largos, para poder
colocar el impulso detrás de la cincha.
Las mantas
En libertad el cuerpo del caballo se va adecuando a los cambios climáticos de
las distintas estaciones.
En verano, el pelo corto y fino, les permiten disipar el calor con facilidad.
En invierno con pelos largos y más gruesos, guardan mejor la temperatura
corporal.
Un caballo protegido con una manta estará lindo todo el año. No podemos
garantizar que los haga feliz, …..muchos de ellos hacen lo imposible por
morderlas y quitárselas.
El piso para medir deberá ser parejo y sin desniveles, para evitar que el
resultado pueda incurrir en un error.
Quien esté midiendo, se parará a un lado del animal para buscar con los dedos
el lugar correcto, sobre el que ha de apoyar el hipómetro.
El lugar se encuentra tocando con los dedos desde atrás hacia delante la cruz
del animal. Cuando se siente que la dureza palpable de los huesos de las
apófisis de las vértebras desaparece, se encontrará un poso y es allí donde
debemos medir.
En el mundo, la altura se toma siempre en el mismo lugar, ya que este casi no
varía cuando el caballo modifica la posición del cuello al moverlo hacia abajo o
arriba.
Para ello, la pasaremos por encima del lomo del animal detrás de la cruz, de
izquierda a derecha para que descienda contra la costilla del lado derecho.
La falta de hueso casi siempre llega de la mano de falta de músculo. Sin duda
este será un defecto peor que el anterior, pero siempre da la sensación de
calidad el hecho de que las articulaciones tengan cuerdas muy definidas, en lo
que se da en llamar un miembro “seco”, lo que se ve como una virtud.
Ahora tenemos valores ciertos y medibles que nos permiten comparar a los
animales entre si.
Sin embargo habrá que ver si esos valores son armónicos y guardan un
equilibrio lógico; ……pero eso es un tema del que ahora no debemos
ocuparnos.
Tenemos los enganches de vara, los de lanza, los tandem y los combinados.
Los soportes de las mismas deben ser firmes al eje y los discos deben
presentar un agarre a la rueda bien seguro.
Los flexibles deben colocarse de tal forma que no puedan recibir golpes de
ramas o piedras. Los frascos de nivel de líquido de frenos deben encontrarse
en un lugar de fácil acceso para permitir su correcto llenado.
La dirección, debe poder ser movida o girada con facilidad por una persona.
En la actualidad se utilizan
guarniciones o arneses del tipo pecho-petral. Esto hace indispensable que
nuestros carruajes cuenten con balancines resistentes para soportar la fuerza a
la que son sometidos y que permitan el movimiento oscilante para el que están
concebidos. Puede ser que cuenten también con una anilla que facilite el uso
de mosquetones de seguridad.
Conocer los componentes de los carruajes actuales, nos permite hacer una
buena elección a la hora de adquirirlos.
Cuando se ata un caballo con idea de hacerlo tirar un coche, los elementos que
se utilizan, nada tienen que ver con las monturas y aperos normales utilizados
para montar.
Atar un caballo para hacerlo tirar de un carruaje, es una operación que necesita
de ciertos conocimientos y habilidad, que los interesados deberán tener antes
de intentarlo.
Hacia atrás de la montura de pecho, saldrá una nueva tira de cuero que
termina en “la baticola”. Un elemento acolchado que pasa por debajo de la
cola y que fija la montura para que no se desplace hacia delante.
A la altura de los ísquiones del animal, pasarán de derecha a izquierda y
bajando hasta el nivel de los garrones dos cuerdas que sostienen “la retranca”.
Un elemento importantísimo que atado a los lados de las varas, evita que el
coche golpee al caballo cuando frena y también lo ayuda al retroceder.
Algunas mangas están hechas con tablas de madera de al menos una pulgada
de espesor; otras en cambio, se hacen con caño redondo de dos pulgadas de
diámetro con un espesor de pared de dos o tres milímetros, pues con estas
medidas el caño no lastima.
Las mangas de caño son más ruidosas que las de madera y esto puede ser un
poco molesto para los animales, pero sin duda es más fácil limpiarlas para su
posterior desinfección; pues en la madera se alojan microorganismos e
insectos que son difíciles de eliminar.
Las paredes protegen el lugar del viento y la tierra y de esta forma los trabajos
y curaciones se hacen en un medio más aséptico. Por esta misma razón se
prefiere que el piso de las mangas sea de material pues muchos animales
escarban cuando están nerviosos y levantarían polvo en los suelos de tierra.
Un largo de manga de dos metros será suficiente para que los animales
queden dentro con suficiente espacio para ellos, pero sin posibilidades de
moverse hacia atrás o delante y de esa forma se tendrá siempre buen acceso
al animal.
Cada una de las puertas debe cerrar con dos cierres o pasadores, colocados
en la misma línea que la bisagra, que va en el lado opuesto.
Esto evita las deformaciones de la puerta y hierros, y así se logra que el cierre
y la apertura de la misma sea simple y no obligue a hacer mucha fuerza para
lograrlo.
Esta mesa muchas veces forma parte de la estructura o se maneja con un carril
o riel sobre el que se desplaza para alejarla o acercarla fácilmente De esta
forma se protegen mejor los equipos y aparatos electrónicos.
Una buena manga puede ser muy útil cuando debemos trabajar con animales
complicados o al aplicar tratamientos veterinarios demasiado invasivos.
Por ello recomendamos su uso.
Por eso la casa que le construyamos deberá permitirles moverse con libertad.
Sabiendo que el largo de un caballo va desde los dos metros a los dos metros
y medio, tendremos que pensar que cada una de las paredes debe ser de al
menos tres metros de largo, para permitirle al caballo un movimiento
suficientemente libre.
La puerta de entrada y salida del box debe ser amplia; por lo menos un metro y
medio de ancho para evitar que el caballo pueda golpearse al pasar a través de
ella. Nada debe sobresalir hacia adentro de la luz de la puerta. Ni hierros, ni
bisagras, ni cerraduras capaces de lastimar o golpear al animal.
Cuando las puertas se abran haciéndolas rodar por un carril que las suspende
debemos estar seguros de que los cierres puedan quedar ocultos en la pared
cuando pase el caballo.
Las puertas de doble hoja le permiten a los caballos sacar la cabeza para
mirar. Si la puerta tiene una reja en la parte superior, pueden mirar de todas
formas. Esto evitará que se apoyen sobre la puerta y la empujen produciendo
un desgaste en el pelo del pecho y aflojando las bisagras.
También existe un sistema de reja en forma de ola que permite a los animales
sacar la cabeza por allí sin dejarlos llegar a estar en contacto con el vecino. Así
se evitan agresiones entre ellos.
El establo deberá tener buena aireación superior con ventanas que permitan
que los olores salgan hacia el exterior. El excesivo encierro perjudica las vías
respiratorias del caballo.
Es conveniente que las paredes que dividen un establo de otro sean de al
menos 2 metros y cincuenta centímentros de alto, ya que hemos visto animales
trepados a paredes bajas cuando tratan de ver a su vecino.
Recomendamos una buena altura de pared especialmente cuando se
mantengan padrillos y yeguas en boxes linderos..
El piso del box es una vieja discusión. Algunas personas prefieren el piso de
tierra pues dicen que tiene la virtud de ser permeable y mantiene al caballo
alejado de la humedad del orín. El piso de cemento es mas limpio aunque debe
hacerse la superficie rugosa para que los animales no patinen. En este sentido
los pisos de goma son excelentes.
En las zonas en las que el suelo es muy permeable y fino el piso de tierra será
lo aconsejable. Debemos pensarlo para zonas arenosas o de tierras sueltas. El
inconveniente con este tipo de suelos es que muchos animales escarban con
las manos y hacen pozos que habrá que ir tapando cada tanto con tierra para
nivelarlo.
En algunos lugares existen pisos de ladrillos con las juntas tomadas con
cemento. El ladrillo es más absorbente y sus imperfecciones le permiten al
caballo mayor agarre para reducir patinadas.
Para evitar la dureza y las patinadas actualmente sobre los pisos se coloca
goma con rayas de un espesor y dureza que realmente funcionan muy bien y
resisten mucho tiempo
El bebedero debe permitir que el caballo tenga agua “ad libitum” o mejor dicho:
tanta como quiera y cuando quiera ya que es un elemento vital.
Recomendamos los bebederos con flotante oculto y altos para que el caballo
no pueda meter las manos. No son prácticos los bebederos de válvula para ser
accionada por el caballo ya que muchos de ellos aprenden a accionarla de tal
manera que en el verano lo activan dejando que salga mucha agua sin tomarla
hasta que sale fresca. Esto produce una gran mojadura innecesaria en el piso.
Por supuesto, usted deberá adecuar estas opciones que proponemos para el
box de sus caballos a su propia disponibilidad de espacio y recursos.
Dentro del box, cuando están bien alimentados y sanos la bosta del caballo es
muy fácil de eliminar, ya que tiene poca agua. Su forma y consistencia, hacen
que sea manipulable con una horquilla y con muy poco esfuerzo.
Algunas enfermedades del pie comienzan debido a la vida que pasan algunos
caballos, cuando se los deja en los boxes con la cama húmeda.
La cama del box debe mantener al caballo siempre seco. Esto es mas
importante que ofrecerle comodidad.
Esa es la razón por la que se busca que las camas sean altas y mullidas. En
ellas, el orín impregnará una circunferencia pequeña de la cama, pues esta lo
absorbe rápidamente gracias al espesor que la misma tiene hacia abajo.
Si la elección son las camas de paja, hay que tener cuidado con la calidad del
interior del fardo que compremos. Es allí en donde se pueden encontrar
hongos, producto de la humedad. Si los tienen, notaremos que la paja está
apelmazada, y parece haberse quemado. Estos fardos desprenden un polvo
gris muy fuerte, que causa picazón a la nariz y hace estornudar.
La humedad los hace fermentar, producto de este proceso levantan
temperatura y finalmente por eso se arden y se llenan de hongos, que son
decididamente malos.
Un corral Circular
La doma, sin lugar a dudas es un arte; pero tanto mejor serán los resultados de
todo el proceso, cuanto mejores sean los elementos e instalaciones que se
utilicen para enseñar al caballo.
Los caballos tienden a usar todo el perímetro de los corrales cuando trabajan,
por lo que si son de forma rectangular o cuadrados, se meterán en las esquinas
complicando la conducción.
Todo el proceso de doma de un caballo exige que hagan cosas que jamás han
hecho en libertad. Por ello, hacerlos frenar, doblar y retroceder; sometidos a la
presión de una embocadura, puede motivar un enojo entendible.
Para obligarlos a caminar sin que se frenen al encontrarse con el contacto, los
impulsaremos con una fusta o un látigo.
Si nuestro impulso, sumado al temperamento del animal fuera mayor que la
capacidad que tenemos de retenerlos con la rienda, llegan hasta intentar saltar
fuera del corral.
Esto no sucederá si la altura del corral es suficiente para evitarlo.
Recomendamos siempre dejar la parte inferior del corral cerrada, hasta una
altura de al menos setenta centímetros del piso. Si no lo hacemos y los
caballos corren dentro del corral a gran velocidad pueden golpear los cascos
contra el pie del poste y nos exponemos a que se fracturen la tercera falange.
Cuando los corrales no superan el metro cuarenta de altura y para que los
caballos no salten fuera, será necesario trabajarlos lentamente y con mucha
paciencia.
Los corrales circulares de 20 metros de radio, sirven para trabajar los animales
al galope cuando ya están avanzados en su doma. La forma del perímetro de
estos corrales mas grandes ayudan a lograr que los caballos se suelten a
andar hacia delante mientras que la seguridad de mantenerlos controlados
sigue estando presente.
Recomendamos colocar en los corrales la arena fina que se extrae del lecho de
los ríos de agua dulce, pues es suave y no desgasta tanto los vasos.
Quien haya montado sobre padrillos, sabrá que son animales especiales. El
garbo, la potencia y la belleza que muestran en cada una de sus acciones, no
aparecen cuando montamos yeguas o caballos castrados.
Los padrillos no pasan desapercibidos debido a su temperamento de machos,
pues siempre mostrarán que están allí; preparados para la conquista de una
yegua o la batalla contra otro macho.
Cada uno de ellos sentirá mayor poderío cuanto mayor sea el espacio que ha
logrado conquistar y preservar para si. Es natural que tiendan a salirse de los
corrales, caminen cientos de veces al borde de sus límites y agredan a
aquellos otros caballos que se avecinan a su reinado.
Es por ello que las instalaciones para mantener a los padrillos deben ser
especiales, pues de no serlo, exponen a los animales a lesionarse en el intento
por mostrar su poder frente a otros.
Todos los caballos deben de poder moverse al menos una hora al día
libremente. En libertad, realizan un mínimo de tres horas de ejercicios diarios.
Entre cada corral de padrillos es bueno dejar un espacio libre de al menos tres
metros, que en general se destina para colocar árboles que den sombra.
Dentro de los corrales los árboles sufren mucho, pues los caballos tienden a
comerles la corteza por la necesidad de alimentarse con fibra cuando están
aburridos.
Con esta separación, los padrillos no podrán estar en contacto y así se reducen
las demostraciones de agresividad.
Cuando no hay lugar disponible para dejar el espacio libre entre los corrales, se
recomienda colocar en el lado interior de cada uno de ellos, una cinta plástica
visible con electricidad a la que los caballos respetan mucho.
La misma cinta eléctrica es útil en los corrales realizados con alambre o tablas.
Las patadas al vacío son comunes como muestra del poder y una tabla con filo
o un tendido de alambre, son riesgosos si el padrillo hace sus demostraciones
contra estos lugares.
En un corral para padrillos deberá ofrecerse agua fresca a voluntad. El calor del
verano y la actividad del padrillo, hacen que deban hidratarse con frecuencia
por lo que el líquido elemento, no debe faltar. Los bebederos deben ser altos y
de esta forma se evita que los animales golpeen dentro con sus manos y
rompan las bebidas o aflojen sus herraduras.
La parte superior de un corral para padrillos contará con una madera o tronco a
una altura mínima de un metro cincuenta. Esto evita que se apoyen y empujen
con el pecho contra la empalizada.
Se puede afirmar que su creación data del siglo XVI (dieciséis) siendo que se
otorgan créditos para su creación en el año 1565 y se lo comienza a llamar
Picadero Español en el año 1572.
Fueron caballos de pura raza española los que dieron origen al nombre del
picadero de Viena, los que luego de una larga selección son fundadores de la
actual raza de caballos Lipizzanos.
Siendo que la equitación es un arte de caballeros, el comportamiento en los
picaderos deberá mostrar disciplina con los caballos y será siempre respetuosa
y educada con los jinetes que lo comparten montando en el mismo lugar.
Cada jinete debe poder trabajar su caballo sin ser entorpecido, ni molestando el
trabajo de los otros que comparten el lugar.
El jinete montará fuera del picadero, para evitar que la acción y las personas
que deban asistirlo; entorpezcan el paso de los animales que estén trabajando
dentro.
El jinete solo podrá modificar su vestimenta pie a tierra y fuera del picadero,
para quitarse abrigo o para colocárselo, asegurando así que dichos
movimientos no asusten a su caballo o a los de otros jinetes.
Quienes montan con filete o caballos nuevos, podrán usar una fusta o vara
larga obtenida del monte, del lado interno del picadero. Cada vez que se
cambia el sentido del trabajo, se cambiará la fusta de lado, pues esta ayuda a
mantener los animales nuevos, correctamente alineados.
Las discusiones o cambios de opinión entre jinetes, se harán solo fuera del
picadero y pie a tierra.
Los jinetes que trabajan a dos pistas deberán siempre ceder la pista a quienes
lo hagan en pista simple, no importando a que lado van haciendo su trabajo.
Si dos jinetes en sentido inverso trabajan a dos pistas, nuevamente deberá
dejar la línea el jinete que trabaje avanzando a la derecha.
Los jinetes que trabajan en clase bajo las órdenes de un instructor, tiene
derecho a la pista sobre los que trabajan solos.
La mirada de los jinetes deberá salir más allá de las orejas de su propio caballo
y estará atenta a lo que suceda en todo el picadero, pues así se evitan
inconvenientes; seguramente será por eso que en la disciplina de
adiestramiento, cuando un jinete mira el suelo le corresponde una falta….
Las personas que practican equitación saben que el deporte incluye una
cantidad de elementos que hacen que la actividad sea muy agradable.
Los trailers bajos no causan mucho problema pues con arrimarlos a algún
pequeño desnivel permiten a los animales un ascenso y descenso sin riesgos.
Los caballos desconfiados pueden preferir una rampa que les permita acceder
dentro sin necesidad de elevar las manos. Sin embargo, cuando estas quedan
suspendidas en el aire al pisarles encima se vencen y los animales poco
acostumbrados se asustan por la inseguridad que sienten.
Para viajes largos los camiones deben usar rodados mas grandes y esto eleva
el chasis de los mismos. Si el transporte no cuenta con rampa propia se
necesitará contar con un cargador fijo y elevado para que los animales puedan
bajar o subir sin desniveles que los obliguen a saltar pues esto puede ser
riesgoso.
Bajar los animales, siempre ha sido mas fácil que subirlos. Por esta razón en
los lugares de descarga las rampas pueden ser angostas sin que esto sea un
problema.
Cuando se trata de subir caballos arriba de un camión la cosa es diferente. Si
los invitamos a subir por una rampa empinada y angosta nos estaremos
exponiendo a encontrar complicaciones.
Recomendamos en estos casos trabajar con rampas seguras que a los lados
tengan tablas altas de contención para que no vean posibilidades de intentar
con éxito el salto fuera del lugar establecido.
Cuando un caballo vive a box se le cambian las rutinas que tendría estando en
libertad.
Allí le estamos cambiando su forma de vida. Por ello será necesario que le
compensemos con nuestra atención especial, en todo aquello que pueda
afectarlo de esa vida diferente a la que los sometemos.
Los vasos son una parte del caballo a la que se deberá prestar especial
atención. Su dureza, su elasticidad, su permeabilidad, su sanidad y el largo;
pueden modificarse y afectar el buen desempeño que queremos de ellos.
Parado sobre la cama del box durante horas, la permeabilidad del vaso hace
que la muralla absorba la humedad que puede tener la paja o el aserrín
utilizado.
Una vez a la semana recomendamos pintar la suela con yodo doble. Esto
aumentará la dureza del casco y matará las bacterias que se desarrollan allí y
que pueden producir enfermedades como la “podredumbre de la ranilla” o
“broca”.
Para evitar que el vaso absorba humedad y se debilite; allí donde la lluvia y la
humedad conviven con los animales durante mucho tiempo, recomendamos
engrasar la muralla. La grasa penetrará la misma, manteniendo la elasticidad y
dureza necesaria.
Algunas personas creen que esta recomendación es solo cosmética y mejora la
apariencia externa y presentación, pero la costumbre de hacerlo normalmente,
ayuda a mantener las condiciones de dureza necesarias y el vaso se hace mas
resistente.
Cuando un caballo camina revoleando las manos hacia adentro, las cuartas
partes internas del casco, pueden golpear el nudo o la caña de la mano
opuesta.
Este riesgo se reduce si recortamos el borde de esa zona, más que la del otro
lado.
Si notamos que el casco crece muy vertical y chico, habrá que abrirlo. Una de
las formas de hacerlo es bajando los talones todo lo que sea posible, de
manera de obligar a la ranilla o almohadilla plantar a apoyar mas en el suelo.
De esa forma se estimulará un crecimiento que lo abrirá gradualmente.
Cuando vemos que un caballo escarba en el box o si vemos que el trabajo que
le damos le produce un desgaste excesivo, tendremos que herrarlo.
El tipo de herraje y las técnicas para realizarlo correctamente, son competencia
de profesionales que le dirán lo que sea más recomendable en función del
deporte que realiza, el problema que se encuentra y los costos que ello
signifique.
No olvide que un caballo con los vasos bien cuidados, le dará lo mejor y acaso,
si de equitación se trata,…… ese debe ser nuestro objetivo.
Muchos son los sistemas de crianza que existen en el mundo del caballo.
Algunos potrillos con todos los cuidados para ellos y su madre, nacen dentro de
un box tomando contacto con el hombre a los pocos minutos de comenzada su
vida.
En los sistemas de cría en libertad, los partos ocurren fuera del establo y luego
solamente se vigila a los potrillos y a sus madres para prevenir enfermedades o
lesiones.
En la mayoría de los casos los potrillos alcanzan la edad de destete sin haber
estado en contacto con el hombre.
Si corregimos los vasos de los potrillos desde temprana edad, se asegura que
completen su crecimiento correctamente aplomados y esto será un verdadero
beneficio para su futuro.
Para corregir a un potrillo debemos poder verlos caminar con soltura y luego
nos deben permitir las maniobras necesarias para la corrección.
Nos aproximamos para tocarlo en el anca, luego el lomo, pasando por el cuello,
hasta que finalmente lleguemos a la cabeza. Es normal que no permitan que
les toquemos las orejas fácilmente. Una cuerda puede ayudarnos a lograrlo.
Una mano puede llegar por debajo del cuello, a tomar la cabeza sosteniendo la
quijada. No debemos apretar los dedos contra la quijada pues eso podría
molestarlos. Simplemente dejamos la mano con el dedo abierto debajo del
hueso, para que le sirva de apoyo.
A continuación colocaremos un bozal con una soga larga con la que luego
habremos de enseñarle a cabestrear o seguirnos. De esta forma sacamos al
potrillo retrocediendo hasta un corral.
Una vez que se dejan conducir con la soga es posible atarlos a un poste firme.
Ahora no hay riesgos de lesiones en la nuca, pues han aprendido a no tirar en
contra de la presión que sienten al estar atados.
Con el potrillo atado al palo, nos quedan las dos manos libres para trabajar
cómodamente.
La mano izquierda presionará sobre la espalda izquierda del potrillo, para que
descargue sobre nosotros su peso y veremos que así, flexionan la rodilla de la
mano.
Luego haremos movimientos similares a los que ellos han de sentir durante el
desvasado normal. Nosotros usamos la escofina.
Cuando toman confianza, sugerimos colocar una soga en la pata para trabajar
a distancia.
Si vemos que el potrillo está cómodo podemos entonces sacar la pata hacia
atrás para dejarla en posición de herrado y la mantenemos allí unos minutos.
Si todo estuvo bien, podremos levantar la pata con nuestra mano directamente.
El final del trabajo se cumple cuando llevamos la pata hacia delante para
dejarla en el soporte de modo de poder escofinarla.
Luego de haber trabajado de esta forma con las cuatro patas el potrillo estará
tranquilo y nadie correrá riesgos, ni perderá tiempo; cuando verdaderamente se
llame al herrero para que haga su trabajo.
En los pisos blandos, el desgaste será menor que en los duros o pedregosos.
Así, la acción abrasiva de los distintos suelos, marcaran necesidades y tiempos
diversos para desvasar, entre unos y otros lugares.
Se utilizará una base apoya casco, para colocar el miembro que hemos de
terminar.
La base deberá colocarse delante del miembro delantero o posterior que
corresponda, para que el animal apoye allí el vaso. La superficie de apoyo será
reducida para que se pueda trabajar sin arriesgar el filo de las limas, raspando
contra el hierro de la base.
Una particularidad importante de los bancos es la superficie de apoyo en el
suelo, que deberá ser amplia para darle estabilidad.
Algunos bancos tienen una extensión variable para que quede a buena altura
en animales de diferentes razas.
Con el vaso sobre el banco se trabajará con escofinas o limas para madera.
Normalmente estas escofinas tienen una zona gruesa que come más y
empareja fácilmente y sin esfuerzo, los cortes imperfectos que deja la tenaza.
Con esta herramienta se le dará al borde del vaso un acabado en el que se
quitan los filos a la muralla para dejarla con una terminación evidentemente
convexa. Se tratará de imitar la forma que tienen por el desgaste natural los
vasos de los caballos salvajes, cuando viven en suelos abrasivos.
El final del trabajo se hace con la parte de lima fina de la escofina, para mejorar
el acabado.
Un desvasado correcto
Las revisaciones periódicas del herrero son muy importantes para mantener el
cuidado de los cascos.
Los talones son abiertos en la parte posterior y permiten una cierta flexibilidad a
la parte interna del casco.
Para dar una mayor robusteza, la uña se dobla formando dos barras que hacen
que los talones se abran hacia el exterior. A esta deformación fisiológica del
casco debida al peso se llama “elaterio”.
Repasando con la brusca o gubia se dejan bien evidentes la línea blanca, los
ángulos de inflexión del casco y las tres lagunas de la ranilla: lateral mediana y
central.
Con una cuchilla inglesa se empieza una limpieza ligera de la ranilla, en las
lagunas y las barras de la ranilla
Con una tenaza de desvasar se corta la parte de uña que sobra de la palma.
Hay que hacer las terminaciones con la raspa o gubia, usando los dientes
grandes para el trabajo grueso y la parte mas fina, para limar y terminar más
prolijamente el vaso.
Hay que redondear bien la uña, para no dejar esquirlas que puedan dañar al
vaso hasta el próximo desvasado.
Nunca hay que agarrar directamente para levantar las patas de los caballos.
Esto podría generar una respuesta automática brusca que a menudo será una
patada!
Hay que empezar a tocar el animal de la zona de la cruz hacia las manos o de
la zona de la grupa hacia las patas.
Más seguro aún es mantener el garrón del caballo debajo de nuestro brazo.
Repitiendo la operación se nota como este vaso es más largo que el otro.
Y no olvide que si su animal anda descalzo, no quiere decir que debe olvidarse
de él.
Herrado o descalzo
Los caballos que sólo trabajan en las pistas adecuadas o pasean sobre prados
blandos, pueden mantenerse descalzos pues aguantarán bien sin herraduras.
Las piedras son un peligroso enemigo del casco, sobre todo si se trabaja en
aires rápidos.
No todos los terrenos son buenos para dejar los caballos descalzos o barefoot.
Tampoco es aconsejable cuando el uso de ellos es intensivo o se los utiliza en
deportes que desgastan demasiado los vasos, como lo es el endurance.
Los cascos son más resistentes cuando están secos, aunque sean menos
flexibles.
Cuando herrar
Se sabe con certeza que el sistema de herraduras con clavos, data al menos
de 2400 años antes de cristo, por los hallazgos que remiten a esa época.
Sin duda el cuidado del pie del caballo fue necesario, desde la conquista de
distintos países, territorios o ideas.
Sin duda la repetición del golpe de los aires de marcha, sobre un vaso que
transita una superficie dura, puede resentir la articulación. Los modernos
herrajes con goma entre el vaso y el hierro, amortiguan y protegen contra esto
a los animales.
Problemas en los aplomos o líneas de apoyo del vaso en el suelo, hacen que el
peso del caballo que debe soportar el miembro; caiga, no en el centro, sino en
la zona interna o externa de mismo. Esto exige los huesos hasta el punto de
lesionarlos.
También se pueden corregir los ángulos de inclinación del pié, para ayudar al
animal con defectos o problemas a para mejorar una mecánica defectuosa.
El caballo de polo usa tan solo una pestaña en el lado externo de la herradura
en las patas, para aumentar el agarre y permitir los giros cerrados. Si se
utilizaran dos pestañas, correrán riesgo de lesionarse las cuerdas y ligamentos
de la pata; ya que durante el giro el pie no se puede mover sino cuando se
levanta.
El primer elemento usado es una tenaza “corta remaches”, que, junto con un
martillo de goma, se usa para levantar las cabezas de los clavos.
Se saca, luego, la suciedad con un limpia vaso con un cepillo, para dejar el pié
limpio y listo para poder
sacar el hierro con la tenaza “de extraer”.
Es importante que la superficie sea amplia y chata para no dejar marcas, donde
luego podría formarse equimosis.
En el caso que se deban sacar los clavos uno por uno, se deberá usar una
tenaza “saca clavos”.
Para desvasar se utilizan las cuchillas inglesas. Pueden tener filo doble o
simple, izquierdo o derecho o redondo. Para explorar un absceso en
profundidad, se utiliza una cuchilla redonda y chiquita.
La tenaza de cortar tiene una muela ancha y sutil y se usa para cortar la pared
de la uña.
Para calentar el hierro en la forja a propano hace falta una tenaza “para el
fuego”.
Los martillos para forjar tienen peso variable y dimensiones y formas distintas.
Un extremo es más chato y el otro es más redondo, para poder trabajar el
hierro en distintas maneras.
La forjadura se hace casi siempre “en el vacío”,o sea que el martillo casi nunca
golpea el hierro apoyado sobre el yunque.
Otra herramienta útil, es el cepillo de forjar, para limpiar las escorias que
pueden quedar en el yunque.
Del otro lado es chata, para poder remachar debajo de los clavos.
El pico del martillo sirve para poder sacar los clavos y doblarlos cuando salen
del pico y, hasta para cortarlos, haciéndolos rotar.
Antes de proceder con el acabado del herrado, puede ser útil ensanchar las
herraduras angostas, usando un encastrador.
Puede ser utilizado en diagonal, ensanchando una sola rama o sobre ambas,
centralmente.
Con la tenaza “corta clavos” se cortan prácticamente al ras las puntas que
sobresalen de la uña.
Todos hemos visto herraduras en las patas de los caballos o incluso como
amuletos de buena suerte, aunque pocos saben concretamente cuál es la
función que cumplen.
Las herraduras protegen los cascos del desgaste y de los golpes. Un buen
herrero además, corrige el balance de los cascos, la dirección de la pisada y la
forma en que se exigen los ligamentos, cuerdas y entre-cuerdas.
Las herraduras de fábrica suelen venir con 8 agujeros para darle al herrador la
opción de elegir cuál utilizar. Las herraduras para caballos de carrera suelen
venir con más agujeros para que el herrador cuente aún con más opciones.
Algunos herradores prefieren colocar 4 clavos en la rama externa del casco y 3
en la rama interna.
Cada tipo de herradura cuenta con un tipo de clavo y, a su vez, cada tipo de
clavo se fabrica de diferentes medidas, las cuales se adaptan al tamaño de la
herradura y el casco. El cuerpo de los clavos es plano para no producir tanta
expansión de tejido como un clavo con cuerpo cilíndrico. La cabeza es
rectangular para que calce en la estampa de la misma forma en la herradura,
evitando que gire.
En el herraje, los clavos saldrán en general a una pulgada del borde inferior, ya
que si el clavo sale más abajo puede quebrar la pared y si sale más arriba
puede arrimarse a las zonas sensibles y causar dolor. Se recomienda poner 6
clavos por herradura en animales livianos y 7 en los pesados, pues en éstos la
fuerza extra podría aflojarlos.
Cuando los caballos están bien alimentados, consideramos que el casco crece
a razón de casi un centímetro por mes, con lo cual el herraje deberá revisarse
al menos una vez cada 40 días.
Para considerar la mayor o menor habilidad que tienen los animales para
desplazarse, también es importante saber que el largo de la línea superior de
los caballos varía. Con un lomo largo, las manos y las patas se mantendrán
alejadas y esa distancia, difícilmente permita que una pata alcance la mano del
mismo lado, cuando el animal avanza.
La reunión obliga a las patas a entrar debajo de la masa del cuerpo mucho más
que lo normal. Es por esto que en los caballos muy domados y reunidos
aparecen lesiones que no habían ocurrido durante el tiempo de los primeros
pasos de doma.
Respecto del vaso a veces se dejan los talones de la mano un poco más
largos, de manera de elevarlos para que no sean golpeados. Esta es una
práctica no muy recomendable pues modifica la natural forma de pisar del
animal, además de producir un cierre y achicamiento de la forma del vaso.
Colocar herraduras gruesas en las manos y finas en las patas ayuda bastante
pues de esa forma se elevan los talones sin modificar los ángulos ni la pisada
natural.
Un caballo corto y alto, puede alcanzar sus anteriores más fácilmente que uno
largo y bajo.
Es una practica común herrar los caballos de carrera “al ras”, y muchas veces
también se hace esto con los caballos de silla. En cambio, se hierran más
cómodos, con herraduras con ramas más gruesas pero esto se ve menos a
menudo.
En las murallas demasiado largas, las consecuencias pueden ser más graves,
porque los cascos se rompen con facilidad, en pocos pasos hechos sin
herraduras.
Los caballos que patean continuamente contra las paredes del box o del trailer,
pierden a menudo las herraduras posteriores.
Las consecuencias de este vicio hasta pueden ser graves, no solamente por la
herradura en si, sino para la salud de las extremidades.
Con los caballos que pierden fácilmente las herraduras posteriores, es muy
importante evitar el uso de pestañas demasiado puntudas; las pestañas
aumentan la solidez de la herradura, pero cuando la punta es cortante, pueden
provocar graves lesiones a la suela o hasta al hueso del pié, en el caso en que
el sujeto pise una herradura parcialmente girada debajo del piè.
Para tomar la temperatura se toma la cola del caballo con una mano y con la
otra se introduce por el recto la parte sensible del termómetro, al menos hasta
la mitad. Esperaremos unos dos minutos en los termómetros de mercurio y
algo menos cuando usemos los digitales.
La piel de los caballos deshidratados por diarrea, exceso de calor, falta de agua
o por exigencias desmedidas, volverá a la posición normal en un tiempo
superior a los dos o tres segundos dependiendo del grado de deshidratación.
Esta puede ser suficiente razón para pensar en re-hidratarlos
Las mucosas explorables de un caballo son varias.
La de la encía, conocida como mucosa oral.
La de la conjuntiva del ojo.
La de la nariz.
La del prepucio
La anal
Y finalmente la de la vulva..
Las mucosas deben ser rosadas. Una mucosa pálida muestra síntomas de
anemia.
El dolor
Casi todas las señales externas que nos llevan a deducir que hay dolor en los
humanos pueden también ser vistas en los animales. Retorcijones,
contorsiones faciales, quejas, gritos, intentos de evitar la fuente de dolor y
presencia de miedo ante algo que lo causó.
Los dolores son provocados por alteraciones de tipo mecánicas, como los
traumatismos, pinchazos y golpes. También hay razones biomecánicas que
producen dolor en los procesos fisiológicos anormales como los cólicos; o en
los normales, como la ovulación o el parto.
Existen dolores agudos y crónicos. El dolor agudo es de corta vida y puede ser
controlado o detenido con medicamentos. Es debido a procesos inflamatorios
agudos o procesos degenerativos crónicos. En la inflamación aguda la
actividad metabólica es alta, el pH alcalino y la generación de energía es muy
elevada. Por eso durante los procesos de dolor, son mejores los alimentos con
mucha fibra, antes que los altamente energéticos.
En el dolor crónico disminuye la actividad metabólica, el pH se acidifica o baja y
la generación de energía disminuye. Este tipo de dolor es más difícil de
combatir incluso con medicación.
Las cirugías de anulación de nervios para evitar el dolor crónico son altamente
efectivas, igual que las infiltraciones que quitan el dolor agudo. Sin embargo,
hay que tener un gran cuidado con ellas, debido a que evitan el sufrimiento del
animal pero no curan la lesión. En una competencia ecuestre, si un animal
continúa participando con tratamientos de este tipo, podría llegar a sufrir una
lesión definitiva, ya que por falta de dolor, no cuidarán las zonas lesionadas.
Cuando la piel es blanca o rosada, los animales tienen una mayor sensibilidad
que aquellos de piel negra. Esto se hace más evidente con las bocas blancas o
manchadas de blanco, allí donde asientan las embocaduras, respecto de las
bocas negras.
Así como las personas reaccionan al dolor de diferentes maneras, los animales
también. La capacidad de sentir dolor obviamente mejora las esperanzas de
supervivencia de una especie, puesto que ocasiona que en el futuro ellos
eviten las fuentes que los dañan para vivir mejor.
El cuidado Corporal
El caballo cuida su cuerpo, realizando diversas actividades naturales a lo largo
de todo el día.
Cuando los caballos o las yeguas orinan y bostean, tratan de hacerlo sin que
esto los ensucie, adoptando una posición muy particular. No hay pudor en el
caballo, pero si tienen noción de lo que es oler bien o mal.
El olor amoniacal del orín y el equivalente olor a bosta, no forman parte de los
placeres del caballo.
Esto nos lleva a entender la necesidad de mantener las camas de los boxes
limpias y secas, para que el caballo pueda acostarse a descansar y dormir
cómodo. En las camas sucias, no lo harán.
Es así que frente a los de su especie, es posible que pelee. De ésta forma,
será capaz de reproducirse si elimina a su competidor, pero también la especie
se beneficia con la herencia de los mas fuertes.
Cuando un caballo tirita de frío por ejemplo, estimula sus fibras musculares a
producir calor y es así como eleva su temperatura. Si transpira, está utilizando
el agua de su cuerpo para mojarse y bajar así la temperatura.
El agua será el elemento con el cual los seres vivos nivelan la temperatura
corporal. Por ello no les debe faltar nunca.
En la orina y las heces también se pierde algo de calor; por lo que se considera
bueno que el caballo orine luego de un gran ejercicio.
Allí irán también los residuos tóxicos que quedan en el músculo, hasta que se
normalizan los valores.
Con temperaturas elevadas los animales con mucho pelo sufren, ya que el
espesor de la capa hace difícil la pérdida de calor. Algo similar sucede con los
caballos con pelaje oscuro que sufren el calor más que aquellos que tienen
pelajes claros.
Conocer los valores normales de la temperatura del cuerpo del caballo, nos
permite evaluarlos y saber cuando aparecen cambios que nos deban
preocupar.
Las bacterias
Algunas son beneficiosas, como las que se utilizan para hacer quesos. Otras,
pueden producir graves enfermedades y por ello se las define como patógenas.
Hay también un pequeño grupo de bacterias que lleva una vida parasitaria
sobre los animales. Esto no significa que les produzcan daño, sino que se
consideran habitantes normales de ciertos órganos, colaborando con algunos
procesos, como en la digestión.
Por esta razón se encuentran bacterias en el aparato respiratorio, en la boca,
en el intestino y en el aparato reproductor.
Hay por otro lado, bacterias parasitas que en algunas circunstancias y bajo
ciertas condiciones, provocan enfermedades.
Son estas las llamadas “patógenas facultativas”.
Algunas bacterias son mas agresivas que otras y a su capacidad para producir
infecciones se la llama “Virulencia”
La bacteria del tétano, es un habitante normal del aparato digestivo del caballo.
En lugares en donde hay caballos, la probabilidad de encontrarnos con la
enfermedad es mayor, que en aquellos en donde normalmente no los vemos.
Los síntomas del tétano son muy feos y la muerte del caballo es casi inevitable
cuando se detecta la enfermedad. Ante lastimaduras o cirugías en animales no
vacunados, el suero antitetánico con los anticuerpos de la enfermedad,
ayudará a combatir un posible proceso.
Para evitar este problema, una vez por año se aplica la vacuna antitetánica.
Esta contiene bacterias patógenas atenuadas que no enferman, pero generan
anticuerpos para combatir la enfermedad.
Los viajes largos o cambios de ambiente, pueden hacer bajar las defensas a su
caballo y esto es suficiente motivo para permitir que comience una infección. Si
la misma comienza en el sistema digestivo, producirá seguramente una diarrea.
La Salmonella es una bacteria que produce un tipo de diarrea fulminante.
Los antibióticos son los enemigos de las bacterias y con ellos se las combate.
Enfermedades Virósicas
Son los equinos la especie animal que más “viaja” internacionalmente, después
del hombre y las aves migratorias.
El hecho es importante debido a que al trasladarlos, pueden diseminar
enfermedades infecciosas producidas por virus de un país a otro si cuando lo
hacen las hospedan o padecen.
El virus del Nilo Occidental, es transmitido por mosquitos y también usa las
aves silvestres como huéspedes. Se encontraba solamente en Europa y África
pero lamentablemente ya se ha detectado en el continente Americano.
Para competir es necesario saber que el caballo no “nace deportista” sino que
“se hace deportista”.
Con esto, queremos indicar que el resultado del rendimiento deportivo de un
caballo, está directamente relacionado con el entrenamiento.
Las correctas técnicas de doma nos permitirán tener un animal maleable y fácil
de entrenar, pero no alcanzan para obtener una victoria por si mismas. Es el
entrenamiento el único que permite hacer de un caballo común, “un ganador”.
Con el comienzo del ejercicio, hay un aumento simultáneo del flujo sanguíneo
hacia los músculos activos. Este aumento, se da por un mecanismo
vasodilatador, posiblemente producido por la liberación de potasio.
Ese flujo puede aumentarse hasta 10 veces en animales sometidos a trabajos
intensos.
No lo olvide.
El hecho de que sean herbívoros, hace que el acto de comer les lleve su
tiempo, porque tienen que cortar y triturar el pasto para digerirlo.
Por eso en promedio, los caballos pasan un 60 por ciento del día comiendo y
su sistema digestivo está adaptado a esta forma de alimentación.
Las paredes del intestino se mueven cuando son estimuladas por la presencia
de pasto.
Los herbívoros comen muchas veces por día pues así, el sistema digestivo se
mantiene siempre en movimiento.
Los carnívoros en cambio, pueden comer sólo una vez por día.
El caballo come con ansias ese grano que tiene mejor sabor y después
comenzará a comer el pasto, hasta que se acabe.
Durante el día, le limpian la cama del box y esperará atado, que le permitan
hacer ejercicio o que lo monten.
Como el caballo no puede regurgitar, eructar o vomitar, todo ese gas debe salir
únicamente por el recto.
Mientras transita, el intestino no se estimula por la fibra pues por allí solo pasa
gas. Al no estimularse, se paraliza haciendo un efecto de tapón que no deja
pasar el alimento. Así se produce “UN COLICO”
Una ayuda interesante es colocar dentro del box un comedero redondo bien
amurado a las paredes.
En el fondo se coloca la comida en grano.
Sobre esa comida se pone pasto.
Sobre el pasto, se coloca una reja de alambre o hierro soldado, con aberturas
de 10 x 10 centímetros, del mismo tamaño que el perímetro del comedero. La
reja se puede asegurar con tres gomas al fondo del comedero, que sean
fácilmente desmontables.
Con la reja colocada, el caballo deberá comer primero el pasto antes de llegar
al grano.
Luego comerá el grano, pero ahora lo hará más lentamente, pues ya no tendrá
tanta hambre.
Recuerde que prevenir los problemas de salud es una manera de querer más a
su caballo. ¿No le parece?
Cualquier persona puede detectar una renguera o manquera, cuando estas son
muy evidentes.
La forma de andar de los animales cambia evidentemente. El movimiento
dispuesto y alegre al que estábamos habituados, con ritmo y cadencia, pierde
la sincronía y se convierte en saltado.
El vestigio de una lastimadura, la inflamación llamativa o el miembro en el aire,
permitirán que el diagnóstico no de lugar a dudas cuando llamamos al
veterinario.
Pero entre una lesión evidente y el principio de un dolor, hay un rango muy
grande de posibilidades, que pueden confundir al mas experimentado.
En el trote sucede lo mismo, solo que cada miembro se lanza hacia delante con
mayor fuerza y al apoyar en el suelo golpean mas, por lo que todo es mas
evidente.
Analizando lo que sucede cuando camina una persona, con alguna lesión en la
pierna, veremos que tratará de apoyar el miembro lesionado por menos tiempo
haciendo un paso corto.
Con el lado sano, dará un paso más largo y así descarga, en la pierna que no
tiene dolor, todo el peso del cuerpo.
En las patas sucederá casi lo mismo, pero no tendremos la cabeza para marcar
el miembro sano y el lesionado.
Aquí tendremos que mirar el movimiento de la cola.
Cuando la cola baja más, será porque el animal ha descargado sobre la pata
que apoyó en ese momento, el mayor peso posible.
Veremos que el extremo de la cola se va hacia atrás cuando la pata que apoya
es la lesionada y va hacia delante para golpear el garrón, en la pata sana.
La llegada del profesional, normalmente será uno de los días en los que el club
está cerrado al público pues de esta forma la gente y los ruidos normales del
movimiento no incomodan.
La falta de movimiento luego de varias horas dentro del box será razón
suficiente para que se vean los efectos indeseables de capsulas laxas o
deformadas.
Se mirará luego el interior de la nariz para controlar que el moco sea normal y
se continúa con una fibroscopía. El extremo del fibroscopio se pasa por la nariz
hasta alcanzar la traquea, para evaluar el estado del aparato respiratorio alto.
Los caballos que por grandes esfuerzos sangran durante el ejercicio, muestran
allí los restos o secuelas.
Para descubrir dolores no hay nada como los dedos del veterinario que irán
presionando cada pequeña sección del caballo. Las cuerdas, los músculos, el
lomo, las articulaciones y la grupa.
Las vacunas son preparados que se utilizan para crear la inmunidad o defensa
necesaria para bloquear o impedir la acción de los agentes infecciosos y evitar
que el animal se enferme.
Por ello la ingestión del calostro durante el primer día de vida de un potrillo, es
fundamental. Allí encontrarán gran cantidad de anticuerpos que se acumulan
naturalmente en la glándula mamaria, en las últimas semanas de gestación y el
potrillo los adquiere y consume durante las primeras 24 horas posteriores a su
nacimiento..
El caballo debe estar sano, bien desparasitado, bien alimentado, sin fiebre,
libre de situaciones estresantes y sin riesgo de estar incubando alguna
enfermedad.
Si bien existe una larga lista de vacunas disponibles, el plan de vacunación que
recibe un caballo debe estar ajustado a una serie de factores que son
evaluados por el profesional veterinario.
LA Forma Oral, será la vía utilizada en los casos en los que el medicamento
se introduce por boca con tubos especialmente diseñados para esto, con una
graduación determinada.
Se recomiendan los productos en pasta que no se derraman fácilmente, para
que el animal pueda retenerlos sobre la lengua para tragarlos.
Con ellos se introducirá el tubo plástico, atrás de la boca y sobre la lengua para
que le sea difícil volverlo hacia fuera para escupirlo. Los productos dulces y
saborizados facilitan la operación.
También son orales los polvos o suplementos que se agregan a los alimentos o
el agua y no debemos olvidarnos de las piedras con minerales que el caballo
podrá lamer.
En este lugar encontraremos una piel laxa, fácil de pellizcar y levantar para
introducir la aguja sin problema.
Nuestro consejo es que de usar la zona del cuello para inyectar, elija el lado
derecho. Todos sabemos que nuestros caballos se trabajan mucho mas del
lado izquierdo que del derecho y una reacción o inflamación de la vacuna en
éste lado, podría dificultarnos nuestro trabajo rutinario cuando nos acercamos a
esa zona.
Recuerde también que la mayoría de las vacunas deben mantener una cadena
de frío dentro de los 5 grados para ser efectivas.
Los caballos machos tienen también 4 caninos (dos arriba y dos abajo) que en
la actualidad no sirven para nada; tanto es así que les salen a muy pocas
hembras y algunos veterinarios directamente recomiendan sacarlos.
También cuentan con 24 molares (doce arriba y doce abajo) que son las piezas
con las que tritura el alimento.
En los primeros años, los dientes incisivos se caen y son reemplazados por
otros. Los primeros se denominan dientes de leche o temporales, los segundos
se llaman permanentes.
En algunos caballos aparece delante del primer molar un diente que se llama
“Diente de lobo”. Es un diente muy raro, pero si aparece, produce mucha
molestia al caballo al usar embocaduras y normalmente hay que extraerlo.
A medida que los equinos trituran o muelen sus alimentos, los bordes de los
molares superiores se vuelven cortantes y pueden lesionar la lengua o el
interior de la mejilla. Para evitarlo se pueden limar, tarea que realizará un
veterinario.
Un dentista de caballos
Para un propietario clásico de caballos, la idea de llamar a un “dentista ” para
sus animales, suena descabellado.
Sin embargo, es importante que conozcan que hay muchos problemas de fácil
solución, cuando se llama a un “Dentista de Caballos”
En primer lugar es interesante saber que el ancho del maxilar superior de los
caballos, es un treinta por ciento mayor que el de la mandíbula inferior. Esto
hace que la parte externa de los dientes de arriba se desgaste menos, pues no
entra en contacto con los dientes de abajo durante la masticación. En los
dientes inferiores son sus bordes internos los que “no” sufren el desgaste
correspondiente.
Por otro lado, debemos saber que los caballos son “Anelodontes” o sea que
sus dientes crecen durante toda la vida, un promedio de tres milímetros
anuales.
Por tal razón el crecimiento continuo de esos dientes, los incisivos, ocasiona
que las muelas se separen y pierdan el contacto y entonces, el pasto no se
muele o tritura correctamente.
Para que el dentista pueda trabajar sobre los dientes de un caballo sin correr
riesgos le colocará una buena dosis de tranquilizante antes de comenzar,
dejándolo sedado y sin sensibilidad al dolor.
Un dispositivo “abre boca” facilita el trabajo y permite una fácil inspección para
diagnosticar las patologías existentes sobre los dientes de ambas mandíbulas.
Si una pieza dental está ausente, el diente opuesto seguirá creciendo sin
desgastarse y esto impide una correcta masticación.
Ahora que conoce los tratamientos que pueden mejorar la vida y el rendimiento
de su caballo, permítanos hacerle una última recomendación: “Realice una
consulta al profesional especializado, al menos una vez por año, pues no ha de
olvidar que prevenir, es siempre mejor que curar….
Los parásitos internos son un problema con el que todos los criadores y
propietarios de caballos, deben aprender a convivir.
Algunos representan una causa importante de cólicos y otros contribuyen a
producir trastornos en el aparato respiratorio.
Es por esto que es muy importante la consulta y monitoreo del veterinario, para
prevenir estas situaciones.
Por lo tanto, todos los caballos tienen una cierta cantidad de parásitos internos
por mas sanos que parezcan.
Algunos afectan solo a los potrillos de pocas semanas o meses, otros a los
animales jóvenes de 1 a 2 años y algunos otros, tanto a los jóvenes como a los
adultos.
Viven una parte de su vida dentro del cuerpo de los animales, principalmente
en el aparato digestivo donde se reproducen y luego, salen con la materia fecal
al exterior contaminado las pasturas, donde pueden permanecer activos por
semanas, meses o incluso años, esperado ser ingeridos por otros caballos.
En conclusión diremos que hay que saber convivir con los parásitos sin
preocuparse mientras tengamos su población controlada y en un equilibrio
saludable para los caballos. De no ser así debemos actuar.
Los ectoparásitos incluyen una amplia gama de artrópodos e insectos que van
desde las grandes garrapatas chupadoras de sangre, hasta los minúsculos
ácaros de la sarna que viven dentro de la piel e incluyen también a mosquitos,
moscas, tábanos, jejenes, y piojos. Descriptos por su nombre común parecen
pocos, en realidad, representan varios cientos de especies distintas.
El daño directo que puede producir toda esta gama de parásitos varía en
intensidad según el caso.
Más allá de estos daños directos, otras consecuencias muy graves que pueden
generar los ectoparásitos son la transmisión de agentes infecciosos.
Muchas especies mordedoras, chupadoras ó picadoras son capaces de
transmitir virus, bacterias y protozoos a los caballos, como:
la Encefalomielitis viral equina,
La Enfermedad del oeste del Nilo,
La Piroplasmosis o Babesiosis,
La Corinebacterium pseudotuberculosis, por nombrar solo algunos.
Estos agentes pueden ser fatales para el animal, y lo que es aun mas grave,
ser transmitidos en algunos casos al ser humano, generando lo que se conoce
con el nombre de zoonosis.
El caballo también tiene reacciones alérgicas que pueden ser causadas por
alimentos, o elementos con los que el animal está en contacto, además de las
picaduras de los insectos. Estas reacciones producen un prurito tal, que llevan
al caballo a un grado extremo de nerviosismo, pudiendo inducirlos a la auto-
mutilación, ocasionando importantes lesiones de piel en la cola, el cuello y el
abdomen.
La piel, el órgano más grande del cuerpo es, indudablemente, el que mas se ve
afectado ante el ataque de los parásitos externos. Puede ser examinada
directamente, y sus alteraciones rápidamente detectadas por los dueños y
veterinarios.
Refleja el estado de salud y es una barrera protectora sin la cual la vida es
imposible.
Una piel sana, con pelo brillante, indica un buen grado de bienestar,
alimentación y cuidados.
Muchas de estas lesiones pueden ser producidas por los parásitos externos o
sus consecuencias.
Con respecto a la altura, cuando un caballo se castra joven (a los pocos meses
de vida), la alzada será levemente mayor que el promedio de los de su
generación que no fueron castrados.
La cirujía de caballos
Muchas personas se preguntan como será que un caballo entra a una cirugía.
Algunos creen que el remedio puede ser peor que la enfermedad y evitan llegar
con sus animales a una sala de operaciones.
En este caso es una pequeña fractura de la cabeza inferior o distal del gran
metacarpiano o caña, de una yegua de endurance.
Algunos lo llaman “chips” o pequeños pedazos del hueso principal, que se
sueltan o estallan por un gran esfuerzo.
Con la piel desprovista de pelos, se procede a hacer una limpieza con jabón
yodado, que desinfectará ó matará los gérmenes patógenos que luego puedan
afectar la herida.
La limpieza es intensa. Cepillo, jabón y algodón se alternan restregando la
zona.
Se prepara y coloca una venda estéril para rodear la zona, asegurando así que
se la mantendrá libre de impurezas.
SI todo está bien, el veterinario anestesista aplicará por vena la anestesia para
que la yegua se acueste a dormir.
Es momento de atar la cola a una soga que la sostendrá, pasando por una
argolla, por si llegara a dar algún paso en falso. Se evita así que se caiga. Lo
mismo se hace con la cabeza.
Ya se nota que los músculos no la sostienen firmemente y los veterinarios,
apoyados sobre el tórax y abdomen, empujan contra la pared acolchada del
lugar.
Así caen hacia abajo arrodillándose, en vez de caer hacia un costado.
Una vez en el suelo, se preparan sus patas con unas bolsas plásticas que
contienen las bacterias del pie y se le colocan maneas para trasladar el animal
a la camilla.
La sala de cirugía está preparada con un fuerte riel por donde se desplaza un
motor eléctrico con una polea, que se comanda por control remoto.
La operación se realiza por artroscopía. Una luz con una cámara ingresa en la
articulación por pequeños orificios, dejando ver la lesión. El instrumental para
quitar el Chip, ingresa por otro orificio.
En pocos minutos se cierra la herida con una sutura. Vuelven a vendar y cubrir
el miembro, ahora sano.
Se quita el campo y la mano operada volverá a amarrarse a las maneas, para
trasladar el animal a la sala de recuperación.
Al llegar, ya no tiene el tubo que la ayudó a respirar. Le quitarán la manea y la
dejarán atada con alguna persona que vigile sus movimientos.
La radiología equina
Desde las borrosas placas radiológicas de finales del siglo XIX hasta los
estudios de última tecnología, se ha observado una gran evolución que se
encamina a hacer de la radiología, una excelente herramienta para la medicina
veterinaria.
Los equipos móviles, que se utilizan “a campo “, son para tomas radiográficas
de miembros anteriores, posteriores y anexos; que es donde encontramos las
lesiones mas frecuentes. Por la conformación anatómica de los miembros, la
radiación secundaria es mínima y no son necesarios los equipos grandes.
La potencia del equipo permite gran velocidad al disparo y esto reduce el riesgo
de lograr placas movidas. Con equipos chicos la potencia es menor y los
disparos mas lentos. Lo importante es lograr imágenes en tiempos máximos de
3 décimas de segundo, con la mayor potencia posible.
Debido a que muchos hongos son habitantes normales del suelo, tenemos que
saber que los caballos sucios que acostumbran a revolcarse, tienen mayores
posibilidades de contraer tiña, respecto de aquellos que se mantienen limpios.
Habrá que tener mucho cuidado con los elementos que se usen con varios
caballos. Las partículas de piel enferma que se desprenden, se adhieren y
contagian fácilmente la piel de otros caballos, dando origen a nuevas
infecciones.
Se recomienda repetir el tratamiento a los tres días del primero para que el pelo
vuelva a crecer.
El jinete experto conoce la importancia del dicho inglés “sino hay pié no hay
caballo”. En eso se basa todo el resto de la biomecánica equina.
Una de las vitaminas más importantes para que se forme un buen vaso, es la
biotina a la que se denomina integrador específico. Esta no debe faltar nunca
en la suplementación de los animales encerrados.
Observando el sistema circulatorio del pié se puede notar que las zonas en las
cuales se origina el casco están particularmente vascularizadas. Una buena
circulación es muy importante para un pie sano, porque a través de la sangre
llegan todos los nutrientes necesarios a las células de la epidermis, para la
formación de queratina.
Hay que tener cuidado con el exceso de humedad en los pastos y con el
exceso de hidratos de carbono, el almidón de los cereales y los fructanos del
pasto.
El exceso de peso en los caballos obesos puede representar un problema, no
solamente por la sobrecarga mecánica en los vasos, sino porque puede haber
riesgo de lipidosis hepática.
Con las nuevas herramientas de las que disponen hoy los herreros, se pueden
mantener activos caballos aún cuando tengan sus vasos en mal estado.
Muchos de estos problemas se solucionarían además de los ahorros de tiempo
y plata, si se extremaran los cuidados de una correcta alimentación en los
animales desde su nacimiento.
Aún así suena como poco lógico que un animal intente comer sus propias
deposiciones; algo debe suceder con el para que lo haga pues estamos
seguros de que la naturaleza es mas inteligente y sabia que nosotros y
entonces es por alguna razón que sucede.
A no asustarse pues los potrillos pueden convivir con ellos sin problemas,
especialmente si están bien alimentados.
Si los caballos están en libertad y se comen las heces, nos dicen a las claras
que están teniendo un desbalance de minerales y posiblemente también de
fibra.
Si la dieta no satisface las demandas diarias de estos elementos, comerán
tierra para incorporar minerales y seguramente completen sus carencias
comiendo parte de sus propias deposiciones.
Con el correr de los días van consumiendo todo el pasto disponible en el corral
hasta que ya no queda más y luego, solo comen la fibra que les suministran por
la noche. Si las cantidades diarias de pasto fueran insuficientes no es de
extrañar que sueltos en el corral durante el día, intenten consumir algo mas de
la fibra que necesitan, tomándola de sus propias heces.
Tan solo pretendemos que no falten las cosas que a un veterinario le serán de
utilidad, en los lugares a los que puede ser llamado para trabajar y que
permitan ser utilizados para que los propietarios ganen tiempo con el
tratamiento indicado, mientras llega el profesional.
El Furacin crema ha sido siempre lo más utilizado en caballos para evitar que
las heridas y los vendajes se peguen unos con otros. Es excelente para
mantener una buena asepsia. Cuando lo coloque vende la extremidad,
cubriendo con la crema un área suficientemente ancha para no ejercer
demasiada presión en un área pequeña, pues esto podría tener un efecto de
torniquete.
Para las lesiones del pie será muy útil el limpiador de vasos que ayudará a
descubrir y quitar elementos extraños que puedan estar mezclados con la tierra
o el barro.
Para las roturas de los vasos, se recomienda tener una tenaza de herrero
pues con ella se puede cortar el sobrante de la muralla, que pueda causar
molestias.
Los antiinflamatorios con corticoides son muy efectivos para golpes sin
heridas externas. A veces los diuréticos ayudan a bajar cierto tipo de
inflamaciones.
Tratamiento de heridas
Un viejo dicho popular dice que “donde hay yeguas, potros nacen”. No estaría
mal completarlo agregando “que por ello las heridas suelen ser comunes”….
En efecto, en cada lugar en donde hay caballos es normal que cada tanto
aparezca alguno de ellos con una herida que tratar.
Las castraciones, las cesáreas, los accidentes, las mordidas, las infecciones o
los abscesos son comunes en la vida de los caballos. Es importante que quien
este a cargo de ellos sepa como tratarlas para alcanzar la curación en el menor
tiempo posible.
Las heridas del segundo tipo son siempre sorpresivas y aparecen debido a
accidentes con elementos punzantes o con filo que rasgan la piel y los
músculos del animal.
Cuando no tienen colocada la vacuna antitetánica habrá que aplicarles un
tratamiento con suero, pues de esa manera quedan protegidos rápidamente,
cosa que no se logra con la vacuna.
En las heridas punzantes que muestran sangrado profuso, habrá que intervenir
para suturar las arterias o vena lastimadas. Tendremos suerte si no sangran
pero siempre que estemos en presencia de una herida producida por un
elemento punzante, haremos el correspondiente tratamiento antitetánico con
suero. Esto incluye las perforaciones debidas a clavos sobre la muralla del
vaso.
Las heridas punzantes que se cierran rápidamente le otorgan al tétano un
medio de cultivo ideal y es por ello que habrá que exagerar allí con el agua
oxigenada aplicada con jeringas dentro de la herida.
Una vez que se ven los labios de la herida secos y unidos, el ideal es dejar la
herida expuesta al aire libre o protegida con una gasa para que no se ensucie,
pues necesita respirar.
Habrá que evitar que el animal moje la herida, pues esto demorrá el cierre de la
misma.
Las heridas que se producen por fricción de un elemento sobre la piel pero que
no la rompen, deben ser tratadas como quemaduras.
Las lastimaduras en el lomo de los caballos producidas por la fricción de la
montura y sus elementos son tan típicas como las que se producen en la zona
en la que se colocan cinchas rígidas o ásperas.
El ideal en ellas es aplicar cremas hidratantes con agentes cicatrizantes. Las
que se comercializan con “Aloe Vera” son ideales pues mantienen la herida
hidratada y fresca al tiempo que ayuda a cerrar. Tratadas de esta forma, luego
no aparecen los típicos pelos blancos como resultado de una mala
cicatrización.
Estas heridas normalmente cicatrizan de adentro hacia fuera y no conviene
cubrirlas pues es necesario que transpiren el suero que las cura.
La reproducción
Las hembras al pie de sus madres tan solo pastan. No habrá coqueteos ni
interés sexual por los machos.
Habrá tan solo interés en relacionarse con otros animales de su especie de
cualquier sexo, preferiblemente de la misma edad.
Se evita de ésta forma que los potrillos puedan servir a sus madres, y entonces
no habrá riesgos con la consanguinidad que resultaría de ésta unión.
Cuando haya ovulado, será receptiva, se habrá ido el dolor y no habrá riesgos.
El padrillo monta y elimina sus espermatozoides rápidamente. En la naturaleza,
deben estar preparados para escapar de los riesgosos predadores.- Esto no
permite actos prolongados.
La fertilidad de la yegua
El caballo está habituado a vivir bajo el cuidado del hombre desde hace miles
de años. Hoy sus defensas naturales ya no son las mismas que cuando vivía
en estado completamente salvaje.
Por eso, la salud del caballo puede verse afectada por diversos motivos. La
salud y rusticidad son por ello condiciones que los buenos criadores
seleccionan particularmente.
Se reconocen dos tipos de infección uterina: una aguda y otra crónica. Por lo
general la forma aguda es removida espontáneamente desde el útero por los
mecanismos inmunológicos naturales de protección local.
La pubertad les llega a las hembras entre los 18 y 36 meses. Esto depende de
la cantidad y calidad de alimento que pueden haber consumido durante los
primeros meses de vida.
El desarrollo de los huesos y músculos lo completan cerca de los 5 años de
edad.
En general, es deseable y prudente servir la yegua cuando su estado general,
su tamaño y su salud sean excelentes.
Se acostumbra entrar en servicio a una potranca por primera vez entre los 30 y
36 meses, siempre y cuando la alimentación de que disponga luego sea de
buena calidad y solo si el desarrollo alcanzado es el óptimo.
Cuando una yegua se preña antes de los 30 meses de edad, dejará de utilizar
los nutrientes que consume para completar su desarrollo, a cambio de lograr un
buen tamaño del potrillo que está gestando. Esto reduce las posibilidades
futuras de la madre, respecto de alcanzar un buen tamaño acorde con la raza.
Muchos criadores no servirán sus madres sin antes haber probado sus
aptitudes deportivas, demorando el primer servicio hasta al menos los cinco
años de edad. De ésta manera, solo reproducen los animales que han
mostrado cualidades especiales en la competencia; mientras y gracias a ellos
se favorece la futura aptitud para criar pues se habrá completado el desarrollo
corporal de las mismas.
Estas condiciones coinciden con las necesidades del futuro potrillo, que habrá
de nacer once meses después del servicio.
A principios de la primavera aún no hay insectos y moscas, por lo que se
evitan problemas de lastimaduras e infecciones por los gusanos o larvas de las
moscas.
La falta de pasto del final del invierno no permite que las yeguas se engorden
mucho antes del parto, lo que los facilita.
La explosión de crecimiento del forraje en el campo, entrada la primavera,
coincide con la mayor demanda y requerimientos de leche que tendrá el
potrillo.
Se denomina “Anestro” al tiempo durante el cual las yeguas no están preñadas
y se encuentran inactivas sexualmente.
Una vez que la yegua se pone activa, el período del estro se presenta con
regularidad y su duración es variable. De todas formas, sabemos que el
promedio de duración de un ciclo normal es de 23 a 24 días en total. La fase
ovulatoria no será menor de cuatro días y se prolonga hasta un máximo de
siete.
Será la naturaleza, ayudada por el buen tino del criador, quien decida cuando
habremos de encontrarnos con esa grata sorpresa.
Hay que recordar aquí, que los mejores premios que ofrece la industria Hípica
para los hipódromos de carrera o trote, están dirigidos a las pruebas de
potrillos, los que al disputarlas aún no cumplen los tres años. A esa edad la
diferencia de uno o dos meses en la fecha de nacimiento, impone cambios
importantes en el desarrollo, por lo que el adelanto de los partos es
considerado de gran beneficio.
Pero la naturaleza no permite que aparezcan celos que luego produzcan partos
en pleno invierno. El clima será frío, la nieve cubre los campos, las heladas son
fuertes y la disponibilidad de alimento de los animales en libertad, es reducida o
nula. En esas condiciones esperar que sobreviva un potrillo sería difícil.
Para adelantar los momentos del celo fértil de las yeguas se utilizan técnicas
que apuntan a engañar a la fisiología de la reproducción.
Así, con esa luz artificial se les alargan las horas de luz del día propias de la
estación del año y todo comienza a funcionar de forma mucho menos agresiva
que las terapias farmacológicas, basadas en inyecciones hormonales para
inducir al celo.
Así, los celos comienzan a aparecer y se logra que las yeguas gesten sus
potrillos temprano por lo que han de nacer luego algunos días antes que la
mayoría.
Esa puede ser la diferencia que les permita triunfar el día que en que todo esté
dado para que así suceda.
La inseminación artificial
En los tiempos modernos tenemos acceso a tecnologías, que hasta hace unos
años no se soñaban. La inseminación artificial es una de ellas.
La misma razón que se encuentra como virtud del sistema, es la que se opone
a el. “La posible multiplicidad de partos anuales de potrillos, hijos de un mismo
padre”.
Sin duda la balanza se inclina hacia los beneficios de usar esta técnica pero
muchas razas aún no la autorizan.
Muchos fueron los años que se perdieron para lograr una tecnología que
permitiera garantizar una buena fertilidad del semen que se congelaba y
guardaba en grandes termos llenos de nitrógeno, pero los espermatozoides del
caballo no soportaban las bajas temperaturas y morían.
La técnica de inseminación con semen fresco permitía una dilución del semen
aumentándose así la cantidad de yeguas a cubrir.
Todo era posible cuando las distancias para trasladar el semen eran cortas,
pues con al pasar las horas desciende abruptamente el recuentos de
espermatozoides vivos.
Cuando aprende que ese movimiento diferente sucede cuando le requieren que
actúe sexualmente, se estimula y permite que lo manejen sin pudor.
En ese momento se podrá comenzar a usar una yegua mansa aún sin estar en
celo, un caballo castrado, una vaca o incluso un maniquí articfial.
La clave será impregnar de olor a yegua en celo al animal o elemento con el
que se trabaja, para garantizar que el padrillo se excite y monte. Siempre se ha
de dejar que eyaculen al montar para que mantengan su interés por trabajar de
esa forma.
Preparando una vagina artificial a la que se le coloca agua tibia para que el
padrillo sienta la temperatura de la vulva, se lo hará montar y se le introduce la
vagina en el pene para que eyacule dentro.
Se lavan luego los labios de la vulva para quitar los restos de excremento que
pueden quedar allí, cuando la yegua hace sus necesidades. Así se quitan
posibles bacterias que luego podrían ser arrastradas dentro del útero durante la
maniobra.
Muchos aseguran la preñez, en las yeguas que chupan aire por la vulva, con la
sutura de Caslick. Se evita así el ingreso de microorganismos dentro de la
vulva que podrían producir infecciones o provocar abortos.
En ese período de 180 días y de no quedar preñada, una yegua puede entrar
en celo y ovular aproximadamente 7 veces.
Con la técnica de transplante embrionario y algo de suerte, sería posible
colectar estos óvulos todo los meses para fertilizarlos y producir mas de siete
potrillos por año, de cada yegua superior.
Con un tacto rectal se verificará que ambas yeguas tengan normal su aparato
reproductor y luego se deberá verificar también que no tengan ninguna
enfermedad venérea pues estas pueden causar abortos o impedir la gestación.
En este tacto también se palparán los folículos que se encuentren presentes.
Una vez que se logra sincronizarlas, se esperará que aparezca un nuevo ciclo
reproductivo en ellas para preñar a la dadora. Durante su ciclo se suelen
inyectar productos para favorecer la hiper-ovulación de manera de trabajar con
mayor cantidad de embriones. Esto mejora los resultados y aumenta las
posibilidades de lograr embriones viables.
Los embriones son visibles con el ojo humano y así se los aspira con una
pipeta para verlos al microscopio y verificar su viabilidad.
Cuando nazca el potrillo será el hijo de la receptora, pero tendrá una genética
especial…. la que solo tienen los campeones.
Resulta raro pensar que una yegua no acepte a su potrillo recién nacido, pues
este moriría si no mama.
Entonces, cual es la razón por la que encontramos muy a menudo que las
yeguas no permiten a sus potrillos que mamen?
Alimentarlas en exceso para prepararlas para una buena lactancia puede ser
una de ellas.
La gordura complica los partos pues obliga a las yeguas a mayores esfuerzos
para expulsar a sus potrillos y esto alarga los tiempos normales de trabajos de
parto.
Por otra parte, sabemos que la bajada de la leche llega junto al trabajo de
parto, desde los primeros síntomas de dilatación vulvar.
El potrillo en estos casos demora algo más que lo normal para ponerse de pie
para mamar, pues el esfuerzo para nacer ha sido grande y quedó cansado.
Atraído por los ruidos abdominales encuentra la teta que le brindará el calostro
que ahora necesita, pero la zona está muy sensible por el edema que produce
el exceso de leche.
La boca del potrillo sin experiencia quiere succionar y les produce dolor.
Esta es la razón por la que este tipo de comportamiento raro es común en este
grupo de madres, siendo que prácticamente no se ve en las adultas.
Lo normal es que las yeguas acepten con agrado a sus potrillos cuando
descubren que son ellos quienes les quitan el dolor que les produce la bajada
de la leche.
En los primeros días el potrillo no consume gran cantidad de leche, pero sin
duda la necesitan pues en ella están presentes los anticuerpos que allí les
transfiere la madre.
Al cumplir los siete meses de vida los potrillos pueden sobrevivir sin problemas
lejos de su madre mientras que ella, gestando nuevamente, se prepara mejor y
se repone para el próximo parto.
Hidroterapia
Los distintos paisajes con los que podemos encontrarnos en el mundo, no son
una limitante para criar y tener caballos, pues la adaptación es una de sus
grandes virtudes.
Los primeros trabajos son muy breves y no se considera el ritmo cardíaco que
muestran los monitores, pues en general se eleva por efecto de los nervios que
tienen al ingresar al agua durante los tiempos de adaptación.
Delante del animal se coloca una soga con flotantes que impide que avancen y
salgan de la zona de piso rodante.
Las piletas para hacer nadar a los caballos ofrecen posibilidades diferentes que
la de los caminadores acuáticos, pues le quitan al animal la posibilidad de usar
sus miembros normalmente.
Existen dentro de los defensores del nado de caballos, distintas teorías. Unos
prefieren piletas no mas profundas que dos metros pues dicen que son más
económicas siendo que consideran ese profundidad suficiente. Los otros,
defienden la opción de cuatro metros de hondo, pues creen que esto permite
trabajar con los niveles de agua más bajos y obligan a los animales a nadar sin
ayudarse con el piso como muchas veces sucede en las otras piletas.
Las piletas para caballos tienen una isla central a la que se accede por medio
de puentes colgantes y desde allí se maneja los animales con una soga para
hacerlos avanzar.
La presión del agua sobre el tórax de los animales hace que la respiración
normal no sea fácil y esto los obliga a realizar inspiraciones profundas y
expiraciones de similar intensidad.
Esto trabaja los músculos intercostales y el diafragma lo que mejora la
respiración fuera del agua.
La Homeopatía
Son los homeópatas, quienes están entrenados para percibir estos cambios de
ánimo, antes de que se manifiesten como síntomas físicos.
Los dueños de los caballos debieran atender estos cambios, para anticiparse a
problemas mayores:
Algunos animales que fueran grandes saltadores,….. ya no saltan tanto.
Los enérgicos corredores, ……..ahora no empujan con el mismo vigor.
Los mansos y tranquilos, …….ahora son nerviosos…..
Reflexología y Masoterapia
Para comenzar diremos que la reflexología es una técnica que trabaja a partir
de puntos reflejos.
Esta técnica sostiene que todos nuestros sistemas con los órganos
involucrados en ellos, tienen un punto que los representa y que se encuentra
en el pie.
Trabajando sobre estos puntos se estimula el órgano para que el sistema
alcance a tener la armonía que necesita, si es que le falta.
Como toda terapia complementaria, se basa en todos los aspectos del ser o
sea no sólo su plano físico, aliviando el dolor; sino en el energético, brindando
una mejor canalización de la energía física y mental, que trata al caballo como
un todo.
Las dolencias mas tratadas por la reflexología son los trastornos en el sistema
óseo y muscular. Con estas técnicas se alivian dolores de columna,
contracturas, stress y todo lo que esto provoca en el resto del organismo.
Una de las razones que produce falta de armonía corporal a los caballos es la
mala alimentación que se les da en un box. Allí, el sistema digestivo se
esfuerza por metabolizar gran cantidad de energía que consumen en poco
tiempo y es por ello que muchas veces se enferman apareciendo los cólicos y
la falta de apetito.
Los dedos debajo de los labios inferiores producen un gran relax, un masaje en
el interior de la mejilla armoniza el sistema linfático, el contacto con la pared del
paladar también ayuda al caballo a producir opioides que lo ayudan a vencer el
stress. La flexión lateral del cuello mejorará su condición de montado. Los
masajes musculares como la elongación y flexión de patas, quitará las
contracturas y así podemos seguir aceptando muchas de las maniobras que
hace un especialista en masajes terapéuticos.
Hospital veterinario
Le auscultan el tórax para conocer el ritmo y sonidos del corazón, mientras que
también se escuchan los pulmones, controlando así el nivel de secreción que
tengan.
Al escuchar con el estetoscopio el abdomen, se verifican que los movimientos
peristálticos estén normales igual que los gases.
Mientras esto sucede, una veterinaria tomará la temperatura rectal.
Sigue luego un pellizco en la piel del cuello que indica el estado de hidratación
general y a continuación se le toma el pulso. Para ello la profesional apoya los
dedos en la parte superior y lateral del nudo de una mano.
El corral circular sirve para mirar los animales a la cuerda, a ambas manos sin
necesidad de montarlos.
Si aún existen dudas sobre el diagnóstico se cuenta también con un espacio en
línea con pisos de distinta textura, estructura y rigidez, que está especialmente
preparada para hacer caminar allí a los animales mientras se observan sus
reacciones en los cambios.
Al padrillo se lo lleva luego a uno de los boxes del Hospital, donde se lo deja
con la comida y la cama que se le dan normalmente, para que descanse.
Cuando se lo conozca mejor y en tanto sea recomendable para él, podrá
quedar suelto en corrales exteriores de distintos tamaños, que ayudarán a que
esté mas tranquilo.
Es notable como el sistema de ventilación del techo del lugar, junto a los
extractores, eliminan el olor normal que debiera tener un lugar lleno de caballos
como aquel.
El “Acua Trail” ayuda a mantener un buen estado físico a los animales pues
debido a que allí se reduce el peso del cuerpo, evita el impacto de los
miembros al caminar.
Los animales hospedados allí también podrán trabajar en la pileta de agua
salada de 4 metros de profundidad completando los 100 metros, cada vez que
nadan una vuelta.
Para relajar la musculatura luego de estos ejercicios, los animales caminan
dentro de una calesita, particularmente suave y silenciosa.
Nada nos debería hacer sentir mejor, que poder brindarles una asistencia de
este tipo pues gracias a ella, podrán volver a la actividad en muy poco tiempo.
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Alimentación
En la naturaleza los animales se rigen por la ley del menor esfuerzo. Es lógico
pensar que no tengan razón alguna que los obligue a esforzarse en los actos
normales de su vida.
Cuando faltan pastos fibrosos y solo hay retoños nuevos, preferirán comer los
mas tiernos, eligiendo primero los de sabor más dulce.
Luego y en otro lugar, buscarán otras especies más duras o viejas aunque no
tengan mucho sabor. Muchas veces cuando la fibra falta los podemos ver
mordisquear por ello la corteza de algún árbol leñoso.
Los caballos odian los gustos amargos en su boca. Esto evita que consuman
pastos en mal estado o venenosos, pues la mayoría de los que los son tienen
estos gustos. Los pastos con hongos o fermentados también se ponen rancios.
Existen pastos de baja calidad que muchas veces ayudan a realizar una buena
digestión, manteniendo el sistema digestivo en funcionamiento. Luego se les
dará una ración de refuerzo para que se mantengan en buen estado si fuera
necesario.
Cuando los potreros se agotan dejarán para el final los pastos más amargos.
Primero les comen las flores y luego probarán alguna de las distintas partes de
las mismas. No es raro verlos comer una raíz que encuentran rascando el
suelo con el vaso, mientras que dejan la parte aérea sin tocar.
En ciertas épocas el caballo prefiere comer los pastos más bajos. Esto sucede
especialmente en el verano cuando las espigas salen de las plantas y
comienza a reducirse la parte verde y fresca que ofrecen.
La forma de los caballos de decir que tienen hambre es rascando el suelo con
la mano. Es así como descubren una raíz cuando ya no encuentran nada, y
será así como indican que tienen necesidad de comer.
Muchas veces rascarán el suelo también cuando están nerviosos pues ellos
saben que cuando comen se tranquilizan y al rascar tratan de encontrar para
comer algo que los calme.
Esta acción es diferente de la que toman cuando están enojados pues en ese
caso, golpean el suelo con fuerza elevando la mano en el aire para marcar su
enojo con un sonido tan fuerte como evidente.
Cuando un caballo pasta, comerá durante cerca del 60 % de las horas del día.
Dentro de un box, en el mejor de los casos, se alimentará durante unas cuatro
horas. Es de entender entonces que se les alteren allí muchos de los
comportamientos normales pues para ellos esa forma de vida… sencillamente
no es normal.
Como calcular El Peso de un caballo
Colocamos la cinta detrás de la cruz del animal y la dejamos caer hacia abajo,
para recibirla a la altura del esternón.
Solamente hay que juntar el extremo con la cinta, rodeando el tórax, sin hacer
fuerza.
Lo correcto es hacer varios intentos de medición, hasta que todos ellos nos den
un número igual.
Perímetro torácico, al cubo,…. por ochenta, …que será igual al peso vivo.
Con los resultados será posible hacer las correcciones necesarias, antes de
que podamos captar los cambios con nuestros propios ojos, pues entonces
….estaríamos a no dudar frente a variaciones importantes y esto no nos
conviene.
Resulta raro pensar que una yegua no acepte a su potrillo recién nacido, pues
este moriría si no mama.
Entonces, cual es la razón por la que encontramos muy a menudo que las
yeguas no permiten a sus potrillos que mamen?
Alimentarlas en exceso para prepararlas para una buena lactancia puede ser
una de ellas.
La gordura complica los partos pues obliga a las yeguas a mayores esfuerzos
para expulsar a sus potrillos y esto alarga los tiempos normales de trabajos de
parto.
Por otra parte, sabemos que la bajada de la leche llega junto al trabajo de
parto, desde los primeros síntomas de dilatación vulvar.
El potrillo en estos casos demora algo más que lo normal para ponerse de pie
para mamar, pues el esfuerzo para nacer ha sido grande y quedó cansado.
Atraído por los ruidos abdominales encuentra la teta que le brindará el calostro
que ahora necesita, pero la zona está muy sensible por el edema que produce
el exceso de leche.
La boca del potrillo sin experiencia quiere succionar y les produce dolor.
Esta es la razón por la que este tipo de comportamiento raro es común en este
grupo de madres, siendo que prácticamente no se ve en las adultas.
Lo normal es que las yeguas acepten con agrado a sus potrillos cuando
descubren que son ellos quienes les quitan el dolor que les produce la bajada
de la leche.
En los primeros días el potrillo no consume gran cantidad de leche, pero sin
duda la necesitan pues en ella están presentes los anticuerpos que allí les
transfiere la madre.
Al cumplir los siete meses de vida los potrillos pueden sobrevivir sin problemas
lejos de su madre mientras que ella, gestando nuevamente, se prepara mejor y
se repone para el próximo parto.
Uno de los problemas más comunes con los caballos se produce al trasladarlos
a una gran ciudad. Allí, el agua tiene cloro lo que le da un sabor muy feo y por
tal razón, es posible que no la quieran tomar.
Para ello, incorporaremos de a poco y con un gotero que nos permita conocer
exactamente la cantidad de cloro que incorporamos dentro del agua del balde
en el que beben. No dejaremos que tomen de otro lado sino de allí.
En 20 litros, primero serán 3 gotas, luego seis, continuando con 10 y así hasta
llegar a 20. De esta forma se alcanzará a imitar el sabor que tienen las aguas
tratadas de la ciudad sin que esto le haga mal a los caballos.
Los potrillos que han estado con sus madres a box, aprenden de ellas a buscar
la comida en los comederos, y probarán prácticamente todo lo que encuentren
allí.
Con estas técnicas, ya estaremos listos para alimentar a nuestro caballo con la
comida más saludable. También podremos usarlas como premio mientras
enseñamos y así disfrutaran de todo lo que aprenden.
Alimentación a Box
En libertad, los caballos comen casi el sesenta por ciento del día pues tienen
un estómago chico en relación a su volumen corporal.
A las cinco de la mañana se les da pasto como primer comida. Con él ponen a
funcionar el proceso de digestión debido a la estimulación de la fibra.
Antes de dar de comer el fardo, se recomienda mojarlo con agua. Eliminará así
el polvo que tenga, además de que se hidratan y ablandan los tallos y hojas por
lo que se aprovechan y mastican mejor.
Para evitar que las hojas caigan al suelo cuando se arranca el pasto, se
recomienda el uso de tambores donde se lo coloca. De esta forma todo lo que
cae queda allí dentro y sobre el final del día lo terminan consumiendo sin
desperdiciarlo.
Es un gran error dar el grano primero y luego el pasto o las dos cosas al mismo
tiempo. Ellos prefieren el grano que los llena antes y tiene mejor sabor, pero
alimentar de esta forma los expone a padecer cólicos.
Sobre el medio día y después de haber trabajado, se les dará una nueva ración
de pasto que no necesariamente debe ser de calidad. Esta comida busca
entretenerlos para evitar que coman la cama o hagan cosas indeseables.
Gramíneas y leguminosas.
Con dientes en ambas mandíbulas puede arrancar el pasto corto y largo sin
inconvenientes, aprovechando pastizales que los rumiantes no consumen.
Les decimos maleza a todas las plantas que perjudican el cultivo principal y
que normalmente los animales no las comen.
Las gramíneas y las leguminosas son las familias forrajeras más interesantes,
por sus características y por la cantidad de especies útiles que pertenecen a
ellas.
En un pastizal ideal las gramíneas deberían formar parte del 70% del forraje y
las leguminosas el 30 %.
En las zonas frías las leguminosas tienden a tener peores condiciones para
su desarrollo, mientras que las gramíneas se comportan y resisten bien.
Las propias de pastizales son: cebadilla, ray-grass, poa, agrostis, fleo, grama,
phalaris, bromos y otras tantas.
La valorización de las leguminosas lo da su alto contenido de proteína y su
capacidad de rebrote.
Las leguminosas agrícolas más conocidas quizás sean las porotos, lentejas, la
soja y los garbanzos.
Entre las leguminosas que forman parte de pasturas el grupo predominante son
los tréboles.
La alfalfa y el trébol blanco son las leguminosas por excelencia para el ganado
caballar, formando praderas de excelente calidad junto a las gramíneas que ya
nombramos.
Con algunas plantas en estado de cosecha hay que tener cuidado pues los
animales pueden incrustarse en los ojos las puntas de las semillas maduras.
Los espacios abiertos con algunos árboles para sombra siguen siendo claves
para la cría de caballos. Ya sean llanos u ondulados, allí los animales
disponen de espacio para ejercitarse y hierba para alimentarse libremente en
las horas en que es conveniente para ellos
Es un verdadero placer ver a los caballos comiendo en primavera, cuando el
pasto es abundante y crece con todo su esplendor.
Ellos parecen ir seleccionando un poco de cada pasto. Algo blando a la
mañana, algo duro al medio día, un poco de flores por la tarde y algún otro
buen bocado antes de que se entre la noche.
Los caballos fueron creados en libertad, y así cada grupo se adueñaba de una
zona o espacio para tomar agua y comer con tranquilidad.
Ese instinto pacífico que tiene el caballo cuando el espacio sobra, es el mismo
que lo hace pelear, para evitar que le falte alimento.
Ellos saben que cuando el espacio es reducido es difícil sobrevivir y por eso,
cuando viven en potreros o corrales chicos, los conflictos aparecen de
inmediato.
Somos concientes de que las subdivisiones de madera son las mejores, pues
el caballo las ve claramente. Se recomienda que los vértices del corte que
quedan arriba o abajo de la tabla sean cepillados, pues el filo puede lastimar.
Tres tablas con postes cada dos metros y medio, son suficientes para contener
caballos mansos.
Cuando no se cuenta con los medios económicos para colocar las tablas, el
sistema mas difundido es el hilo plástico, que conduce electricidad.
El caballo es muy sensible a la electricidad y por eso la obedece
perfectamente.
El hilo eléctrico grueso se ve muy bien y eso ayuda a que no lo atropellen.
Su desventaja es que cuando se corta deja de conducir bien la electricidad aún
con buenas uniones y los animales le pierden el respeto.
Cuando en las parcelas se han de soltar padrillos habrá que asegurarse, antes
de dejarlos con otros animales en las parcelas contiguas, que conozca bien los
efectos de la electricidad. De esta forma nos aseguramos que por respeto a la
misma, no intente patear o manotear al otro.
El sistema es simple:
Se comienza en una parcela en donde los animales pastorean hasta que casi
no queda pasto disponible, luego de haber comido allí unos cinco. Esto es
importante en la efectividad del sistema ya que así solamente quedan sin
comer las malezas. El pasto nuevo que ha de volver a crecer cuando salgan de
allí, tendrá mucha luz y espacio para hacerlo.
Al quitar los animales se pueden cortar las malezas con máquina o se fumiga el
lugar para matarlas.
Los caballos son por naturaleza animales que pertenecen al grupo de los
herbívoros. Más allá de que sean capaces de ingerir y digerir otros alimentos,
su mayor necesidad seguirá siendo siempre la hierba.
Pero masticar pasto es mas complicado que comer grano y este les llena el
estómago mas rápido.
Por eso es aconsejable que consuman buena cantidad de fibra durante el día.
De todos los alimentos para los caballos, el pasto rico en fibras es el más
importante.
La fibra del heno o pastura, probó ser una excelente fuente de energía para los
caballos.
Dentro del intestino estimula los movimientos digestivos o peristálticos que son
necesarios para lograr un buen tránsito de los alimentos. Por esta razón se
prefiere que la fibra sea larga y no corta como resultado de una fina molienda.
Además de la fibra del forraje están las llamadas "súper fibras", compuestas
por pulpa de remolacha, salvado de arroz, cáscara de soja, cáscara de
almendras o cascarilla de avena entre otras, que contienen energía equivalente
a la avena y la cebada, pero son más seguros pues no producen síntomas de
sobrecarga de almidón.
Ese gas que transita por el intestino del caballo puede producir retorcijones y
dolores. A su vez, el exceso de gas podría producir la parálisis del movimiento
de digestión ya que allí no existiría el pasto que lo estimula a moverse.
Por eso, si les damos primero la fibra y luego el grano alejaremos a nuestros
amigos de los riesgos de padecer cólicos.
El trabajo aeróbico
Los caballos, como los humanos, no nacen preparados para soportar que se le
exija demasiado al cuerpo sin la debida preparación.
Decimos que el cuerpo se “acondiciona” cuando se prepara y entrena para
afrontar ciertas exigencias
En primer lugar el TBI ó Trabajo de Bajo Impacto que crea las bases para el
trabajo de velocidad. El TBI involucra caminar, trotar y galopar lentamente
durante tiempos cada vez más largos. Si se hace correctamente, no debe
producir fatiga y nunca debe producir lesiones.
Ejercicio anaeróbico
En todos los animales, uno de los hábitos más saludables es la práctica regular
de ejercicio físico. En los caballos, esta es la mejor manera de complementar
una buena alimentación para prevenir enfermedades y que el animal goce de
un organismo perfectamente sano.
Todos los seres vivos tienen un ritmo cardíaco basal y otro máximo. Se
denomina ritmo cardíaco “basal” a la cantidad de latidos por minuto que tiene el
corazón cuando el caballo está en reposo, tranquilo y sin moverse.
Normalmente será cercano a los 32 a 42 latidos por minuto
En líneas generales existen dos tipos de actividades físicas que puede realizar
un caballo: la aeróbica y la anaeróbica.
Los ejercicios anaeróbicos se caracterizan por ser trabajos físicos en los que la
elevada intensidad y su corta duración provocan la disminución de oxígeno en
la sangre. Estos ejercicios tienen la finalidad de aumentar la fuerza tonificando
el músculo y potenciando su contracción, lo cual contribuye también a la
mineralización de los huesos.
Los ejercicios anaeróbicos no sirven para que los animales quemen grasas,
sino más bien para dar tonicidad y fortaleza a los músculos.
No hay espuela, ni fusta, ni tirón que logre recuperar el cansancio cuando éste
llega. Sólo se deberá hacer caminar lentamente el animal hasta que la
respiración vuelva a la normalidad durante el tiempo fisiológico que necesita el
músculo, para que vuelva a incorporar el oxígeno capaz de revertir la situación.
Los ejercicios anaeróbicos se dividen en tres grupos según sea el esfuerzo que
se realice. Estos grupos son:
Por otro lado, este tipo de ejercicio requiere de un aprendizaje previo, es decir
que el caballo haya sido domado, para que el animal adquiera los
conocimientos necesarios y pueda ejecutar los ejercicios sin peligro.
Por tanto, combinar los ejercicios aeróbicos con ejercicios de tono muscular es
una buena elección, ya que lograr un cuerpo sano y fuerte será el resultado de
un buen entrenamiento.
El cardiotacómetro
Cuando la energía se toma del oxígeno que ingresa a través de los pulmones y
se traslada a los músculos, gracias al trabajo que realizan los glóbulos rojos,
diremos que el animal está haciendo un ejercicio “Aeróbico”.
Muchas veces el pelo seco del animal evita que los censores detecten las
pulsaciones. Para que trasmitan correctamente lo que se hace es mojar la zona
antes de colocar el Cardiotacómetro y esto ayuda.
Si sabemos que por encima del 80 por ciento del ritmo cardíaco máximo el
caballo hace un ejercicio anaeróbico y por debajo de ese valor hace un
ejercicio aeróbico, los valores deben ser monitoreados permanentemente. En
efecto, el clima, la temperatura, la dirección del viento el tipo de piso o las
pendientes pueden ser la razón de cambios en los latidos del corazón que el
jinete debe conocer permanentemente.
La eficiencia depende también del estado corporal de cada animal. Los pelajes
de invierno con mantos espesos de pelo, son mas eficientes en conservar el
calor y por lo tanto hacen mas difícil los mecanismos para bajar la temperatura.
Nos parece conveniente que las personas que entrenan caballos conozcan
también algunos otros signos clínicos de la deshidratación que son:
La pérdida de elasticidad de la piel.
Los ojos hundidos y la boca seca.
Cerca del segundo año de vida, el potrillo comienza a transitar el camino que lo
ha de consagrar como crack o lo dejará dentro del montón de tantos otros que
no cumplieron con las expectativas
¡Un día con la cabeza a la derecha y algún otro día con la cabeza a la
izquierda!
Atado a otro caballo, el potrillo flexiona un lado mas que el otro y las espaldas y
patas del lado contrario a la flexión, se trabajan más. Esto los desequilibra si no
se intercambia periódicamente el lado o el sentido de trabajo.
Esta etapa ayuda a conocer, sin tomar riesgos, algunos detalles del carácter
del animal que luego facilitarán la labor a quien lo monte y trabaje: Es nervioso
o tranquilo, se asusta o tiene coraje, es humilde o prepotente…..
Si llegaron gordos hay que hacer que bajen Kilos antes de exigirlos. Si en
cambio cuando llegan a entrenar les falta estado, hay que hacer que engorden
y recuperen energía.
Los gordos se trabajarán varios minutos por día, que comienzan siempre al
trote y terminan a lo sumo, a ritmo de galope mediano.
De esta forma, en salidas no menores de una hora, se queman la mayor
cantidad de grasas en el menor tiempo, sin que las articulaciones deban
soportar a alta velocidad, un peso excesivo.
Cuando los animales llegan flacos, deben trabajar de igual manera pues
necesitan moverse todos los días, pero el trabajo debe ser muy suave.
El ritmo de trote prolongado sin casi galopar, será ideal para ayudar a alongar
las articulaciones, mientras que así no gastan mucha energía y comienzan a
recuperar el estado, siempre ayudados por un buen régimen de comida.
Cuando termina el trabajo siempre se los hace continuar varios metros más,
adelante de la salida de la pista. Es así como se evita que se frenen o dirijan
hacia ese lugar, cuando verdaderamente deben concentrarse en correr.
Pasada esta etapa estarán listos para un trabajo mas fuerte, que habrá de
prepararlos para esa primera competencia con la que sueñan su dueño y
criador.
Se dice que un animal se pone serio, cuando deja de jugar y sorprenderse por
cada una de las cosas que suceden a su alrededor y comienza a trabajar con
fuerza y ritmo.
Seguramente haya transcurrido algo mas de un mes desde su llegada al Stud y
entonces se conocen mas cosas de las costumbres particulares del caballo.
Hay personas que varean los caballos a diario. Tal vez tienen poca experiencia
y a veces están excedidos de peso, pero su función es muy importante.
El hematocrito marca el nivel de glóbulos rojos en sangre, que son los que han
de trasladar el oxígeno durante el ejercicio. Un hematocrito normal debería
estar entre el 40 y 45 % del volumen.
El potrillo empieza a salir en parejas para que se habitúe a trabajar con otros
animales.
A partir de la quinta semana darán una vuelta al trote y una segunda vuelta al
galope liviano.
Esto nos dará valores concretos sobre como han de rendir en carrera.
Llega el momento en el que se lo llevará a la gatera por primera vez para que
le den la aprobación para correr.
Enseñando a saltar
Al pasar los días se les arma una valla cruzada bien baja con un palo en el
suelo, colocado a dos metros y medio de ésta, para que solos regulen la
distancia correcta para el salto.
Después de las cruzadas seguirán las verticales y luego los espesores pero no
se superará nunca la altura de un metro como máximo, si los potrillos no
hubieran cumplido los tres años de edad. Semejante esfuerzo podría lastimar
ligamentos y huesos de animales muy jóvenes.
Cerca de que los potrillos cumplan sus tres años se comienza con la doma.
Aquí se evalúa la inteligencia y el temperamento. El ritmo de trabajo diario que
hace que aparezcan los músculos, se refuercen las cuerdas y se disciplinen los
animales para que trabajen con seriedad.
Como el espacio de una batida de galope se estima que cubre cuatro metros,
se comenzará a trabajar variando la separación de los caballetes de 15 a 17
metros o medidas similares que difieran dos metros entre ellas. Así se los
obliga a los animales a regular sus aires, acortando y alargando para meterse
en la distancia.
En 15 metros se pueden intentar tres tiempos de galope largo o cuatro de
galope corto.
En 17 metros se podrán hacer cuatro tiempos de galope largo o cinco de
galope corto.
Aquí se colocará una línea de vallas muy bajas y muy cerca una de otra, para
obligar al caballo a saltar permanentemente aunque poca altura.
Antes de la primera valla se dejará un palo o invite en el suelo a 2 metros y
medio de esta, que los obliga a entrar en la distancia de salto correcta.
Cuando el ejercicio se hace al trote se separan las vallas tres metros una de
otra y si el ejercicio se hace al galope se ponen a cuatro.
Se pueden poner a “tres, cuatro y cuatro” para hacer el primer obstáculo al trote
y los dos siguientes al galope o también se podrá hacer a la inversa
colocándolas a “cuatro, cuatro y tres” para que haga los dos primeros al galope
y salga al trote.
Siempre se aumentan las exigencias de salto de atrás hacia delante y con este
concepto podremos poner primero una cruzada baja, luego una mas alta y
finalmente una vertical.
Otra opción podrá ser que se disponga primero de una cruzada, luego una
vertical y al final un pequeño espesor.
Entre cada valla siempre ayudan los emboques en el suelo para mantener al
caballo derecho.
Una vez por semana se harán algunos saltos más grandes para evaluar los
resultados y mejoras que se van logrando con el entrenamiento y eso mismo es
lo que seguirá haciendo hasta debutarlo en su primer concurso de bajas
exigencias.
El trabajo sobre caballetes es una de las técnicas más simples y eficaces para
mejorar la plasticidad de los movimientos del caballo, además de brindarnos
una cantidad de otros beneficios.
Con este tipo de trabajo el jinete obtiene soltura y equilibrio pero además,
mejora su contacto con la boca del animal y su forma de sentirlo cuando esta
sentado sobre el lomo. Esto aumenta lo que se denomina “tacto ecuestre” o
capacidad de sentir el equilibrio correcto de los montados.
Como los caballetes tienden a alongar las articulaciones del caballo, estos
normalmente mejoran sus aires.
Así, alcanzan a tener un paso mas largo, mejorando la flexibilidad longitudinal y
su cadencia
Para comenzar a trabajar con caballetes con caballos nuevos, primero habrá
que habituarlos, para ello se coloca uno de los caballetes perpendicular a la
pared de la pista en la posición baja.
Sacaremos entonces el palo que hemos puesto del lado de la pared del
picadero y volveremos a intentar sobrepasarlo perpendicularmente, tan cerca
de la pared como sea posible. Si lo logramos, estaremos listos para sacar el
poste del lado interno de la pista que es el que se usa para contenerlo. Ahora
debemos dejar solo con un ligero ángulo agudo contra la pared del picadero
para que siga mostrándole una forma de embudo.
Cuando logremos pasar un caballete correctamente colocado frente al caballo
al paso, lo intentaremos al trote y si no encontramos resistencia, haremos lo
mismo al galope.
Así finaliza el período de adaptación de los caballos, que ahora estarán listos
para comenzar a trabajar efectivamente sobre los caballetes.
Para mejorar la aptitud deportiva de los caballos, nada mejor que los
caballetes.
La mayoría de los libros que describen los trabajos sobre caballetes, lo hacen
en función de un tipo de animal deportivo con una alzada superior al metro
cincuenta.
Estos libros recomiendan medidas o distancias que no siempre funcionan bien
para todos los animales.
Siendo que cada caballo tiene un largo diferente y este varía especialmente de
una raza a otra, lo correcto es tomar la medida del caballo que hemos de
trabajar para poner los caballetes a la distancia en la que trabaje cómodo.
Para ello utilizaremos una cinta y colocaremos uno de sus extremos sobre la
articulación escapulo-humeral o lo que sería la punta del encuentro.
Desde allí, extenderemos la cinta hacia atrás midiendo la distancia sobre la
punta de la nalga, en la parte baja del hueso de la cadera o ilion; un lugar que
se palpa fácilmente.
Veremos que esta medida, está levemente por delante de las manos y algo por
detrás de la línea de las patas.
Para que el animal trabaje cómodo todas las distancias que utilicemos entre
caballetes, deberán ser siempre proporcionales a esta medida.
Una de las cosas que se busca en este trabajo es mejorar la acción del caballo
todo lo que sea posible.
Los caballetes puestos así y con el caballo al trote, exigen que sus manos y
patas se proyecten hacia delante, para no pisar sobre la madera.
Esto elonga las articulaciones y así se mejoran las batidas.
Comenzaremos a trabajar disponiendo cuatro caballete en la posición mas
baja, a una distancia de “una medida” entre cada uno de ellos.
En las patas sucederá algo similar. La pierna avanzará mucho, para poder
colocar la pata en el lugar indicado. Si el movimiento se hace correctamente, se
nota como bajan la grupa mientras se flexiona y trabaja la columna
Los miembros se elevan del suelo algo mas que lo normal. De no hacerlo
caerían sobre la madera.
Las articulaciones se suavizan para permitir posiciones que mejoran el alcance
de la brazada y todos los movimientos se mejoran.
Algunos caballos que al saltar cuelgan las manos, mejoran su problema pues la
espalda se elonga y permite un mejor espacio para eleva las rodillas.
No hay que exagerar con el ejercicio, pues es muy exigente para el cuerpo y
las articulaciones. Seis a diez pasadas al principio del trabajo y cuatro a seis al
final, serán suficientes.
Si sentimos que nuestro caballo pierde la unión del posterior o baja el lomo
cuando sortea los caballetes, pueden suceder dos cosas:
La distancia de los postes es mayor que la que debiéramos utilizar o el animal
tiene severos problemas de debilidad del lomo y no puede mantener unidos el
tren delantero con el posterior.
Para obtener un buen caballo de polo, hay que sistematizar el vareo, controlar
periódicamente las enzimas y se deberá procurar un sistema que permita un
diagnóstico temprano de lesiones.
Todos los días por la tarde, es necesario varear media hora al paso y una hora
al trote a todos los animales. No es recomendable caminar con los caballos
detrás de otros grupos cuando se levanta mucha tierra, pues esto les termina
afectando las vías respiratorias.
Es importante colocar vendas a los caballos cuando se los entrena para evitar
lesiones innecesarias.
Para lograr resistencia en un animal habrá que obtener energía por tres vías:
La Metabólica, la anaeróbica y la aeróbica.
La potencia aeróbica es menos fuerte, pero mas eficiente. Los animales deben
ventilar correctamente y la ejercitación del corazón y pulmones son
imprescindibles para ello.
El caballo de polo necesita de la Vía Aeróbica, más que de las otras dos,
aunque estamos hablando de mecanismos dinámicos y biológicamente
interrelacionados.
Tienen ventaja los equipos que para entrenar, disponen de buenas pistas
techadas de vareo y buenas canchas, pues esto les permite minimizar los
problemas que aparecen en los caballos parados cuando no se los puede
trabajar debido a problemas climáticos.
Poder mantener un buen ritmo de entrenamiento y de prácticas programadas,
es fundamental para la buena condición atlética.
Se logra así un correcto entrenamiento que se nota por el estado general de los
caballos, en su aspecto atlético, el buen apetito, el brillo del pelo y la adecuada
sanidad.
Un caballo bien preparado para una carrera de estacas, debe poder arrancar
con mucha fuerza para no perder segundos.
Ellos deben saber que si parten al galope desde el alto, soltamos la presión de
la pierna y los acariciamos, mientras que si no lo hace sentirán que la molestia
se mantiene.
Este será un ejercicio que podemos repetir a diario para aumentar la potencia
de los músculos del posterior, que son los que harán el mayor esfuerzo en la
carrera.
La segunda parte importante de la competencia se basa en que el caballo
esquive las estacas en zigzag.
Cada vez que un corredor exagera con la presión y los tirones de las riendas
sobre la boca de su caballo, se influye sobre el ritmo del animal y se pierden
segundos. En el zigzag debemos empujar lo más posible y controlar con un
suave contacto.
Para lograrlo, el caballo debe conocer lo que queremos que haga dentro de la
línea de estacas.
La idea fundamental es hacerle entender que cada vez que vea una estaca
deberá cambiar la dirección de avance.
Poco a poco sentiremos que el animal comienza a adivinar lo que debe hacer
en cada estaca y nuestras piernas hacen el mayor trabajo mientras que las
manos controlan la velocidad, pero no la dirección.
Un error muy común de los jinetes en ese momento, es que al llegar al extremo
se concentran en frenar para no pasarse de largo y allí dan fuertes tirones a las
bocas de sus caballos.
Es necesario que el participante se concentre en doblar más que en frenar
pues de esa forma el caballo no siente dolor en sus encías y no se descontrola.
Cada movimiento exagerado para quitarse el dolor o la presión de la boca hace
que el binomio pierda segundos.
Un policía montado sobre su caballo tendrá una visión clara de lo que sucede
en las manifestaciones, pudiendo determinar rápidamente hacia donde
dirigirse, para imponer el orden donde hay un conflicto.
En primer lugar es recomendable que todos los días los caballos sean
trabajados por el oficial jinete que lo tenga a cargo. Así se generan lazos que
ayudan a desarrollar un vínculo entre ambos y que encuentra a la confianza
como elemento de ayuda en cualquier situación.
El director de la escuadra será quien evalúe a los animales y a los jinetes para
hacer los cambios que crea prudentes, aumentando así la eficiencia y
seguridad de se personal.
Se hace avanzar a los caballos formados en una sola línea cuando se pretende
crear un espacio suficientemente amplio para proteger un vehiculo o a un grupo
de personas. Es por ello que durante los entrenamientos los caballos avanzan
formando una pared, manteniendo una distancia mínima entre cada jinete.
Aquí los animales nuevos se colocan en el centro, rodeados de los mas
experimentados para controlarles el miedo y la voluntad de salirse.
Las cortinas de humo se utilizan muchas veces como protección, pero los
animales deben atravesarlas. Se tira entonces en el entrenamiento, varias
bombas que hacen una cortina de humo y se continúa trabajando los animales
en línea para obligarlos a traspasarlo.
Finalmente habrá que habituarlos a los tiros y para ello se hacen disparos con
un arma que se conserva escondida contra el cuerpo de quien dispara.
Es necesaria esta práctica ya que muchas veces será necesario que el agente
de policía que los monta use el arma, aunque más no sea para dar un aviso.
No hay límites para sacarse de encima los caballos con problemas y es por ello
que el comprador debe saber que cuenta con un respaldo legal cuando compra
un animal.
Se conoce como “Vicios Redhibitorios” ó vicios Ocultos a aquellos vicios que el
comprador no puede ver o comprobar durante la compra y que pueden impedir
que el animal sea utilizado para el fin para el que el adquirente lo ha comprado.
Quien compra un caballo para deporte podría acceder a los mismos derechos a
reclamos si encontrara en el animal adquirido alguna enfermedad degenerativa
o que va avanzando y que impida darle el uso para el que fue adquirido.
Podríamos decir que cada animal en un grupo tiene a otro que lo cuida y a uno
a quien cuidar. Entre ellos se protegen de esta forma.
Sin embargo algunos pueden ser dominantes “alfa”, pues cumplen un rol
particular para el grupo. Estos ejemplares son algo más solitarios pues su
función es defender al grupo de los peligros. Son como vigilantes que se aíslan
para verificar que todo esté tranquilo y no se acerque nadie desconocido o
peligroso.
Muchas veces, los dominantes “alfa” delimitan lugares o espacios para ellos y
el resto del grupo, dentro de los cuales no permiten que se introduzcan otros.
Por otro lado, un caballo que vive solo en un corral, también puede ser agresivo
para con otros caballos, ya que tendrá el instinto de cuidar “al hombre, al corral
o la casa” -ahora su grupo social- de los seres extraños como “un nuevo
caballo”. De esta forma defenderá lo que le pertenece y toma como suyo; un
corral o ese establo en el que vive.
Si Usted tiene este problema deberá socializar a sus caballos viejos con los
nuevos, y esto no es tan fácil.
Para acelerar el proceso y reducir los riesgos entre ellos, le recomiendo otro
sistema que también se aplica a su caballo nuevo frente al viejo dominante.
Póngale un bozal a cada uno de ellos y ate una soga a los dos bozales de
manera que queden uno del otro a una distancia no mayor de 80 centímetros.
En cuanto al grupo, podemos decir que será difícil ver que los otros agredan al
nuevo, pues para ellos hacerlo será como agredir a su antiguo amigo protector
y entonces no lo agredirán.
Recuerde que cuando conviven los caballos no siempre habrá paz entre ellos.
Es posible que las intimidaciones sigan presentes pues son naturales. Sin
embargo, si el sistema funciona, esas advertencias entre miembros sólo serán
amenazas, que no llegan a concretarse en hechos violentos. En definitiva, eso
es lo que pretendíamos… evitarlos.
Sin embargo, no son pocos los caballos que se niegan a ingresar a la que ha
de ser su casa cuando no la conocen . En efecto, a ellos el box les significa el
encierre, la quietud y el aislamiento. Ingresarlos allí suele tener sus
complicaciones.
Para ellos, todo es nuevo. Muy distinto de lo que acostumbran a tener y sentir
en libertad.
Al levantar la vista puede ver una pequeña ventana. Esta sirve para iluminar y
ventilar el interior, pero no se entiende la razón por la que la han puesto tan
alta…..
-Por allí no podrá mirar hacia fuera-.
Para ingresar un caballo adentro del box sin inconvenientes, lo primero que
tenemos que hacer, es enseñarle a comer alimento o grano fuera de él.
Lo dejaremos junto a uno que sepa comer dentro de un corral, sin otra comida
que la que queremos que coman.
Aprenderán muy rápido, si el caballo maestro es tranquilo.
Estará aprendiendo:
Si lo sigo, no me molesta…. Y si no lo sigo, me molesta…..
No intentaremos ingresar al box hasta no estar seguros de que nos siga, casi
sin necesidad de tocar la soga. El caballo elige seguirnos para evitar la
molestia de la hociquera del bozal.
A continuación tendrá que decidir entre la molestia del bozal o ingresar al box.
Lo normal es que reaccionen a lo que creen que es el mal peor. Sabiendo todo
lo que les produce la sensación de encierre del box, preferirán soportar el
bozal….
Con una leve presión hacia delante, es posible que comiencen a ir hacia atrás
y es allí en donde con pequeños tirones lo haremos retroceder como castigo
por no avanzar.
Lejos del box, dejaremos de molestarlos y reiniciamos la caminata para que
nos acompañe nuevamente, sin presiones ni molestias.
Repetiremos la acción de retroceder todas las veces que sea necesario cada
vez que no avancen hacia nosotros. En poco aprenden que es conveniente
caminar sin detenerse, aún a costa de tener que ingresar en el box.
Ahora ellos ya saben que en el box nadie lo molesta y se sentirán a gusto por
lo que ingresar a ellos será algo realmente simple.
Cuanto mas flexionada esté la cabeza del caballo respecto del cuello, mas
difícil les será la acción de tragar. Lo mismo sucede con la ingestión de agua.
Otra cosa que molesta a los animales cuando tragan, es el estado de gordura.
Es fácil entender que cuando los caballos están muy gordos, la grasa que se
acumula en el cuello rodeando la garganta y la base de la lengua colabora para
reducir el espacio por el que pasa la comida.
Puestos a media altura, el caballo va comiendo, pero en una posición mas alta
que la que les resulta natural. Viéndolos comer, notaremos que esa altura los
obliga a mantener el cuello flexionado y así el tragado se hace mas incómodo.
El problema con esta costumbre, es que luego recogen la comida del suelo. Si
la cama que se utiliza con ellos es polvorienta, mientras comen aspirarán el
polvo que tenga, afectando por ello sus vías respiratorias.
Otra cosa negativa respecto del mismo problema, es que en la cama se
acumulan huevos de distintos parásitos que debemos evitar que los ingieran.
Es normal que los tiren al suelo cuando se termina la comida y para evitarlo
habrá que atarlos o fijarlos con tornillos a la pared.
Si el problema es que su caballo tira el agua del bebedero al piso, hay una
razón diferente.
Durante los días de mucho calor el agua de las cañerías normalmente se
calienta y los caballos al tomarla no sienten la frescura que esperan, sino solo
después de haber dado varios sorbos ya que es allí cuando comienza a salir el
agua que se mantenía fresca en la cañería debajo de la tierra.
No pasará mucho tiempo hasta que aprenden a dejar salir el agua sin tomarla,
apretando las válvulas hasta sentir que llega el agua fresca. Esto producirá un
derrame que les moja la cama y eso no es conveniente.
La solución en estos casos es no permitir que los caballos tengan acceso a las
válvulas en sus bebederos. Existen varias marcas comerciales que ofrecen
esta condición en sus válvulas para evitarlo.
Un día llega un señor que lo compra, pues cree que es el reproductor que
necesita para sus yeguas. Con él espera mejorar los productos de su cría
aportando una nueva línea de sangre con excelentes cualidades.
El padrillo fue trasladado a su nueva casa por avión. Allí lo esperaban las
yeguas junto a un montón de nuevos sueños capaces de reanudar las
esperanzas de cualquier criador.
En el nuevo lugar, se lo trató como a una estrella y enseguida ocupó el box del
viejo padrillo que había muerto hacía poco tiempo y que fuera el pilar que
produjo a los potrillos que brindaron los primeros éxitos al Haras.
El caballo sintió que lo trataban muy bien y comenzó a estar cómodo y a gusto.
Su madre era una de esas yeguas con un temperamento especial….. de ella
heredó su carácter y con ella aprendió el arte de dominar a los otros potrillos de
su camada.
No le gustaba que lo superen en la carrera, pues sentía que perdía su dominio
y eso le permitió ganar muchas veces…….. todas las que quiso.
En su nueva casa le dieron todo lo mejor, sin embargo y por miedo a que se
lastime no dejaban que corra demasiado en libertad, en el box estaba mas
seguro. Allí encerrado los días se le empezaron a hacer largos y aburridos.
El poco tiempo que le permitían estar fuera de su box era su gran recreo del
día y entendió que cuando alguien llegaba al corral con un bozal, era para
llevarlo nuevamente a su encierro…
Cuando llegó Hardoy, el padrillo estaba suelto en un gran corral. Nadie quería
trabajar con él. No había vuelto a su box desde el último accidente. Le llevaban
la comida y el agua hasta allí para evitar riesgos.
Hardoy les sugirió que lo llevaran a una esquina y le colocaran una nueva soga
larga en el bozal. De esta manera se controlaría el caballo con dos cuerdas. El
de la derecha controlaría que el caballo no atacara hacia la izquierda y
viceversa.
Con el nuevo bozal colocado, Hardoy levantó una mano y la dejó atada. De
esta forma le quitaría al padrillo su capacidad de atacar con velocidad.
Soltó las cuerdas largas y quedó manejando el animal, con la mano en el aire.
Los ayudantes se fueron.
Es verdad que siempre preferimos cuidar a los caballos, pero mucho antes que
a eso queremos proteger a la gente.
El caballo parece entender que las cosas son distintas. Una nueva forma de
control, un bozal diferente y una mano que si bien no es enérgica, es estricta.
Nadie puede hacer hablar a sus caballos para que éstos nos cuenten su
historia. Sin embargo los caballos que tienen reacciones violentas, ante la
presencia de alguna persona que se les acerca, a no dudar, han pasado por
malos tratos de los propietarios o cuidadores que tuvieron en su vida.
Las leyes del comportamiento dicen que un caballo optará siempre por
reaccionar a lo que le genera mas miedo, dolor o molestia.
Si opta por asentarse y trata de romper la soga o el bozal que lo mantiene
ligado a un palenque, a pesar de lo que puede dolerle el tirón o el intento por
romper, quiere decir que lo que le ha sucedido anteriormente estando atado, es
peor que el intento por evitarlo.
Esa acción queda gravada en la memoria del caballo y es por ello que luego,
en el futuro, los movimientos bruscos de las personas pueden traer a la mente
del caballo el recuerdo del golpe que recibió. Por ello trata de escapar también
de acciones como éstas.
En segundo lugar es bueno que el caballo nos vea llegar de frente, para que no
se sorprenda respecto de nuestra llegada.
Coloque su cuerpo frente a él y avance. Si detecta un movimiento de duda en
su caballo, frene y espere hasta que con las orejas y el cuerpo, muestre que ya
no está tenso.
Vuelva a avanzar con las manos y brazos bajos, lentamente. Frene de nuevo si
lo cree necesario. Así, habrá podido llegar a su caballo y este estará listo para
dejarse tocar o agarrar.
Recuerde que debajo de la cara no ven, por lo que es mejor llegar con sus
manos por allí.
Nunca levante su mano por delante y encima de la frente, recuerde que para él
ese puede ser un ademán previo al castigo.
Tenga cuidado al hacer los nudos o deshacerlos. Muchas veces con el extremo
de la soga con la que anuda, sin querer, se golpea al animal atado al hacer las
pasadas del nudo; y esto, puede ser motivo suficiente para una reacción
violenta.
Si Ud. hace todo para lograr que su caballo pierda el miedo y no rompa sus
bozales, pero aún así lo sigue haciendo; recuerde que es posible reeducarlos.
En ese caso tome una cuerda que pase por dentro de un caño plástico y ate en
su extremo un peso de unos 60 Kg.
Deje a su caballo atado a ese peso. Cuando quiera romper, el peso cederá y
no le será posible. Cada vez que avance se librará de la presión y se sentirá
más cómodo.
No pasará mucho tiempo hasta encontrar que es posible que su caballo quede
atado, sin romper nada ya que habrá aprendido que es mejor ceder que estar
tironeando.
Todos los Haras destinados a la cría de caballos, deben contar con buenas
instalaciones para un seguro y apropiado manejo de las yeguas, potrillos y
padrillos.
En la manga se hacen las curaciones, los tactos, las ecografías, las suturas y
las vacunaciones. No es raro encontrarnos con animales que no quieren entrar
allí, ya que la experiencia que tienen cada vez que lo hacen es muy molesta.
Para ellos ingresar a la manga, debe ser como para nosotros ir al dentista…….
Toda esa situación lleva al animal a tener una gran tensión nerviosa.
Se preguntarán: ¿Me pondrán una inyección, me cocerán la vulva o me
introducirán la mano, para un tacto?
Toda acción de la yegua por estar junto a quien la conduce es premiada por la
cuerda… que dejar de presionar.
Los tirones no son fuertes. El entrenador sabe que muchos pequeños toques
molestan mas que un gran tirón.
A los pocos minutos ya caminan juntos y no es necesario para ello que la soga
toque el bozal. La yegua comprendió su conveniencia de mantenerse a corta
distancia y acompañar.
Cuando ve que la yegua no avanza, pidiendo que lo haga con la soga, la hace
ir hacia atrás tirando de la nariz . Esto será una importante penitencia y la
obligará a reordenar sus preferencias.
-Si no avanzo, dirá, me hacen retroceder- y el retroceso, es algo realmente
incómodo.
Luego de repetir la acción varias veces, la yegua entiende que es mejor ir hacia
delante. En pocos minutos están tan cerca de la manga. Ya dan ganas de
meterla adentro para que termine el problema.
Se decide no hacerlo y a cambio la llevan a caminar por otro lado. Este quiere
ser el premio por haber llegado tan cerca. Una mascada evidente de la yegua,
muestra que comienza a entender lo que todos esperan que haga.
Aquella era la primera vez que pasaba por ese “endemoniada manga”, sin que
alguien le hiciera algo molesto allí dentro.
Como la pasada por aquella pasarela fue tan relajada… en el próximo intento la
frenan y dejan quieta. Unas caricias son suficientes para tranquilizarla, también
un poco de pasto o avena.
El caballo es un animal del tipo de los presa. Tiene ojos a los costados, para
detectar de donde llega el predador que pueda cazarlo.
El hombre es un predador. Con sus ojos frente a la cara.
El caballo por su lado, aumenta las dudas que tenía, junto a la desconfianza;
pues siente que lo quieren cazar.
Cuando el animal entiende que debe moverse sin parar en las esquinas y toma
ritmo y cadencia, estaremos preparados; nosotros para enseñar y ellos para
aprender.
La idea es mostrarle al caballo que cada vez que nos mira de frente no se
ejerce ningún tipo de presión en tanto que cuando nos ofrece las patas o se
escapa, sentirá que lo corremos.
Cada vez que frenan, nuestro cuerpo debe quedarse quieto ofreciendo un
lateral y no el frente manteniendo nuestra vista baja. Sentir la presión de
nuestros ojos, con nuestro cuerpo de frente, es una actitud desafiante que los
pondrá listos para huir nuevamente.
Ahora habremos logrado frenar al caballo, pero debemos avanzar hacia él para
agarrarlo.
Con esto pretendemos indicar que cada vez que el caballo se mueva o tenga
una actitud de escapar, debemos parar y esperar a que vuelva a mirarnos
tratando de posicionar nuestro cuerpo siempre frente a la cabeza del animal,
sin acortar la distancia que nos separa de él.
Cada vez que giremos hacia ellos, estaremos acortando la distancia que nos
separa de poder agarrarlos y esperaremos una fracción de tiempo para volver a
comenzar.
Tal vez sea por eso que siendo recién nacido y aún sin ser conciente de los
peligros de la vida; tocarle la cabeza a un potrillo no es tan simple.
Los caballos pueden tener el cuerpo y las patas sucias o con barro, podrán lucir
su crinera enredada… o sus vasos largos…. pero la cabeza se mantendrá
siempre limpia.
Todo allí deberá estar listo para que escuchen un movimiento, vean una
sombra, huelan algo extraño o sientan una brisa diferente…. es así como
evitan el riesgo de ser sorprendidos por predadores.
Las cosas que le gustan a los caballos, nada tienen que ver con lo que puede
ser placentero para un perro. Normalmente quienes no saben, intentan tocarlos
de la misma forma y en los mismos lugares. La nariz, las orejas y los ojos….
Un animal presa, que debe estar atento a todo lo que sucede a su alrededor
solo permitirá que se le toquen las orejas, la nariz o los ojos cuando tenga la
absoluta certeza de que todo está tranquilo.
Sin embargo las lesiones se curan y a veces, aún estando seguros de que
están bien y no sienten dolor, tocar las orejas continúa siendo un problema.
Intentamos tocar las orejas con el palo y la cuerda por primera vez,
manteniéndonos suficientemente lejos del animal, por lo que su primera
reacción, aunque violenta, no fue peligrosa para nosotros.
Detrás del palo llegó la mano, para que sintiera una nueva sensación sin
necesidad de violentarse.
“Chileno” es un padrillo de raza Criolla con apenas tres años de edad. Fue
adquirido por su actual propietario para incorporar una línea de sangre muy
funcional en sus yeguas, para producir potrillos que se desempeñen
correctamente en el trabajo con vacas.
Volver al box por las noches para dormir allí, es una de esas cosas que
“Chileno” quiere evitar.
El juego dejo de ser tal cuando un día sus dientes le rompieron la camisa….
Ahora Juan camina con él sin quitarle los ojos de encima y con una cuerda
larga, pues entre otras reacciones feas que nos describen, también logró
escaparse con un sorpresivo tirón.
Hardoy observó como Juan intentaba colocarle el bozal y se dio cuenta de que
de esa forma …Chileno siempre ganaría frente a las intensiones de su
cuidador. Parado delante del caballo, sin sujetarlo con soga alguna, le
intentaban poner el bozal como si el caballo fuese una bicicleta sin voluntad
propia.
Con solo dar un paso atrás y mostrar su disconformidad, Chileno seguiría libre.
Para trabajar poniendo límites, Hardoy prefirió colocar “su bozal” con una
hociquera de trabajo que escondía una cadena regulable sobre el centro de la
nariz.
Hardoy se acercó teniendo en la mano “el bozal común” y dejó que lo oliera
antes de intentar colocárselo.
Chileno se negó, retrocediendo con picardía….pero recibió varios tirones con la
cuerda sobre la nariz, que le llamaron la atención al padrillo.
Hasta ese momento nadie le había hecho semejante cosa.
Como era inteligente encontró que sería mejor quedarse quieto, pero entonces
llevó la cabeza hacia el lado opuesto al cuerpo de Hardoy.
Allí no le podrían poner el bozal… pero el castigo también se hizo presente.
Finalmente Chileno entendió que debía quedarse quieto y con la cabeza recta
para no ser molestado. Cuando lo hizo, Hardoy puso el bozal y lo quitó,
alejándose de inmediato. Esto le mostraría que gracias a aceptar el bozal,
lograba deshacerse del hombre…
Luego de repetir lo mismo varias veces, quitó el bozal de trabajo para intentar
tan solo con una cuerda que controlara el cuello, mientras colocaba el bozal
común muy fácilmente.
Chileno comprendió cual era su lugar frente al hombre y dejó el juego y las
amenazas para esperar tan solo que le pusieran el bozal para ser llevado a
dormir a su box sin oponerse a ello. El ya no era quien dominaba
Para lograr una efectiva corrección, la idea es generar una molestia al animal
que aumente cuando este sube la cabeza y que disminuya cuando la baje.
Para hacer esto, debemos colocar una mano sobre la nuca del caballo,
mientras que entre el índice y el pulgar sostenemos un palito pequeño o bien el
extremo de una pluma.
Es importante tratar de mantener la mano con el palo a una altura fija, para que
esta permita claramente los movimientos de descenso de la cabeza y para que
sea evidentemente molesto un pequeño movimiento hacia arriba en el que se
ha de encontrar con el palito.
No se baja la cabeza por completo de una sola vez, sino por efecto de la
presión y molestia de varios toques que van logrando que el animal baje su
cabeza progresivamente y poco a poco.
La idea es tratar de lograr que el animal baje la cabeza con una acción simple
de la mano o el dedo.
Con este sistema, poner un bozal o una cabezada con freno, ya no será un
problema ni para los altos ni para los petisos.
Recuerde, que para lograrlo se requiere trabajo y paciencia, pues todo
aprendizaje es progresivo.
Para un caballo, sus patas son sus más importantes armas de defensa.
Tan potentes como el músculo que las impulsa, tan repentinas como un
martillo, tan efectivas como una herramienta de precisión.
Mientras un caballo disponga de sus patas para defenderse, estará tranquilo.
Aquí radica la razón por la que los caballos que son desconfiados, causan
problemas cuando queremos levantarles las patas.
Para levantar las patas, primero que nada debemos saber donde colocarnos
para no correr riesgos. En este sentido le recomendamos que su cuerpo se
mantenga a un costado y delante de la pata que ha de trabajar, mirando hacia
ella; mas o menos en línea con el centro del lomo. En este lugar estaremos
lejos del alcance de una posible patada.
A continuación debemos levantar la pata, pero para ello primero que nada
debemos tocarla para asegurarnos de no correr riesgos si llegara a patear.
Seguramente lo habremos hecho dentro de la manga cuando lo trabajamos por
primera vez. Al intentarlo fuera de la manga recomiendo primero que nada
tocar la pata con un palo pues si reacciona pateando, solamente habrá pateado
el palo.
Para eso levantaremos una mano y la dejaremos atada en el aire pues de esta
forma se les hace casi imposible patear. Ahora volveremos a tocar con el palito
hasta sentir que ha pasado su miedo y deja de estar tenso. Será tiempo
entonces de dejar el palo y tocar con nuestra mano desde el garrón al nudo
hasta que podamos sentir que nos aceptan con tranquilidad.
Todo estará bien mientras se mantenga la mano arriba, pero el ideal es poder
llegar a las patas sin necesidad de levantar las manos.
Con nuestro cuerpo debajo del caballo tienen menos posibilidad de patearnos.
Para llevar la pata hacia delante, hasta el banco del herrero, para terminar el
trabajo, servirá también la soga que usamos antes de levantarla.
Siempre apoyados sobre su cadera, comenzaremos a traer la pata con la soga
hacia delante. Poco a poco entenderá lo que queremos y verá que no hay
peligro. Entonces traeremos el banco para apoyar allí la pata.
Mirando ahora hacia delante y será nuestra pierna derecha la que sostenga y
dé apoyo a la pata para que no la baje y podremos trabajar cómodamente con
la escofina.
Dicen los viejos libros de equitación que “…si no hay pie, no hay caballo”… por
eso es importante saber que podemos trabajarles las patas, siempre que sea
necesario. La clave está en no correr riesgos.
En efecto, las patadas que una yegua puede darle al reproductor cuando aún
no está preparada para ser cubierta por el reproductor, pueden provocarle
lesiones en su miembro, en sus patas o en sus manos. Esto podrían inutilizarlo
de por vida.
En general son pocos los que consideran a las yeguas para evitar problemas.
Todos los cuidados siempre son para el padrillo.
Maneando las yeguas se reducen los riesgos para los padrillos y se aumentan
las posibilidades de que la yegua quede cubierta cuando sea mejor para su
manejo.
Somos partidarios de usar maneas de goma en las patas de las yeguas que se
van a servir.
La goma tiene una fuerza especial que limita el movimiento, mientras que no
produce fricción y tiene una gran elasticidad.
Inicialmente se deja la goma del centro larga y así lo que sienta no será tan
traumático. Colocada la manea se baja la mano de la yegua y se la invita a
caminar para que se encuentre con ellas.
Seguramente las pateará con violencia pero esto no causa problema alguno.
Solo hay que controlarla con su cabestro. Las gomas ceden y traen la pata
nuevamente a su lugar.
El animal aprende así que cada vez que intente patear la goma la limita sin
dolor mientras que la obliga a volver la pata a su lugar. Todo sucede sin
lastimaduras ni molestias y la yegua termina controlándose correctamente.
Ahora se podrá traer al padrillo. Le podrán poner a la yegua la manea de goma
para evitar cualquier riesgo al reproductor. Con una soga larga se le trabarán
las patas contra el pecho limitando la distancia de movimiento posible.
Un caballo agresivo
Algunos con técnicas más fuertes para el caballo, dirán que ellas les permiten
tener los resultados que buscan, en menos tiempo.
Otros en cambio, defienden procesos mas lentos y tranquilos en los que el
resultado, es siempre un animal absolutamente confiable.
Puede suceder, que tengamos el tiempo necesario para trabajar con ellos y
volverlos a convencer de que lo que les sucedió antes, ya no les pasará.
Cuando no hay tiempo, debemos conocer los sistemas que nos permiten
cuidarnos sin agredirlos para encontrar rápidas soluciones al problema.
No había en ese momento razón alguna para patear, pero el tenía viejas
razones…. Ya no confiaba en el hombre.
A continuación utilizó un palo largo para pasar una soga larga que enlazara su
mano izquierda. Al contacto con la mano el caballo mostró muchas cosquillas.
Los movimientos del palo fueron lentos mientras que apoyado sobre el cuello
con la mano derecha mantenía una distancia prudencial quedando preparado
para ponerse a resguardo si aparecieran movimientos bruscos.
Cuando finalmente enlazó la mano, pudo pasar la soga por encima del lomo y
…nuevamente ayudado por el palo largo la recibió y tomó por debajo de la
panza a nivel del esternón.
Pudo tocar sus patas con paciencia hasta que fue evidente que relajó sus
músculos.
Con la mano atada arriba, le ató entonces otra soga a la pata. Ahora quería
que sienta algo contacto en el posterior.
Tomando la pata de la cuerda y con sumo cuidado pudo levantar la pata una y
otra vez, sin riesgo. Si el entrenador se mantiene relajado y tranquilo ayudará a
que su caballo esté de la misma forma.
Después de un rato se veía un notable cambio. El caballo confiaba mas. Ese
día se habían respetado los tiempos y los miedos del caballo y este entendió
que no había razón para seguir tenso y a la defensiva.
Era tiempo de bajar la mano para estar de igual a igual.
La mayoría de los que viven estabulados, salen de su box con muchas ganas
de correr. Al comenzar a trabajar, saltan de alegría disfrutando de la sensación
de libertad y de la posibilidad de moverse.
Cuando los jinetes quieran montarlos para salir de paseo al paso, la intención
de correr perdura pues esperan que alguien los impulse. Así se los ha
habituado….
En este caso el jinete se verá en problemas para controlarlo pues ellos quieren
correr.
El cuerpo del animal aún marchaba a dos pistas. Manos en una línea y patas
por otra.
Faltaba solo intentar los tres aires de marcha a la mano contraria. Muchas
veces se encuentran mayores inconvenientes de un lado que del otro.
Su dueño aplicó todo lo que tenía a mano para evitar infecciones, pero su
impericia para tratar con caballos lastimados y doloridos, hizo que cada día las
curaciones fueran más complicadas.
Conciente del problema, un día, Invasor fue vendido por muy poco dinero a una
persona que realmente podría ocuparse de curar aquella lastimadura.
No había cumplido los 2 años de edad, y aunque se notarían para siempre las
marcas de la herida, Invasor estaba mejor y parecía que no habría de claudicar
en el futuro.
Cada día resultaba mas difícil aplicarle inyecciones, hasta que llegó el
momento en que llegó a ser peligroso, tan solo mostrarle una aguja cerca del
cuello.
Sus nuevos dueños llamaron al especialista Hardoy, para que los ayudara con
este problema.
Hardoy llegó y verificó el problema dentro del box. Estando atado, le mostró
cerca del cuello algo parecido a una jeringa, para obtener una reacción
desmedida.
La idea entonces fue tomarlo por sorpresa y evitar que Invasor viera la jeringa.
Para ello, Hardoy intentó taparle los ojos con una venda primero y luego, por la
dificultad que significó el primer intento, con una manta.
Ya no veía, pero sus sentidos estaban a flor de piel. Solo escuchar ó sentir la
cercanía de Hardoy, motivaba reacciones peligrosas para la gente dentro de
aquel box.
Se decidió entonces sacarlo a un corral con arena, al que llevaron con la manta
puesta sobre los ojos.
Hardoy le levantó la mano y la dejó atada, para impedir que la usara como
medio de defensa.
Nadie pensaba hacerle daño, pero no éramos capaces de convencerlo de ello.
Sus recuerdos estaban muy frescos en su mente….
Con la mano en alto, le quitaron la manta de los ojos. Hardoy consideraba que
era mejor que viera todos los movimientos a su alrededor.
Para impedir los intentos de Invasor por morder, se le ató una rienda desde el
bozal a la cuerda que mantenía su mano en el aire dejándola flexionada a la
izquierda.-
Durante todo el tiempo en el que trabajaron en el corral, Hardoy fue asistido por
una persona que mantenía la cabeza en sentido contrario a Hardoy, facilitando
así el control del animal.
Invasor hizo todo lo que pudo y quiso hacer, sin recibir pinchazo alguno. Se
acostó en el suelo, se revolcó y se volvió a parar. Mientras tanto, Hardoy cada
vez que pudo tocó la zona que tanto defendía el caballo para darle una caricia.
El día era caluroso y las ganas de seguir peleando contra una supuesta
inyección, se fueron extinguiendo.
Para tratar de evaluar si los miedos de Invasor se terminarían al perder la
batalla…. Hardoy pinchó el cuello, allí en donde no había aplicado xilocaína,
pero el caballo reaccionó nuevamente con violencia.
Pasado cierto tiempo Hardoy, sin una jeringa en la mano, comenzó a pellizcar
la zona en donde debería inyectar o sangrar y no tuvo reacción. La zona estaba
suficientemente desensibilizada.
Invasor había sido sangrado sin necesidad de atarlo ni de ponerle maneas por
primera vez en mucho tiempo.
Para que un caballo suba sin problemas a un trailer es muy importante que
confíe en usted. Debe sentir que usted es el amo, el guía y el jefe. De esta
manera el trabajo será mucho más fácil.
Si usted no tiene trailer propio, con un método muy sencillo puede preparar a
su caballo para el momento de subirlo a uno. La recomendación es armar un
trailer ficticio, haciendo que el caballo lo conozca incluso desde que se
comienza a construir.
Para esto, primero debe colocar dos filas de fardos de pasto separadas por las
que hemos de cruzar con el caballo de tiro. Luego ubique una tabla en el suelo
de las dos filas de fardos. Es posible que al principio su caballo intente saltarla
pero luego la pasará por encima naturalmente.
Después coloque una fila de fardos más angosta. El caballo mirará sin duda el
lugar que le queda para escapar, pero el espacio abierto le dará confianza para
cruzarla caminando una y otra vez hasta hacerlo normalmente.
Siga cubriendo el suelo de tablas, y cada vez que coloque una nueva intente
pasar nuevamente con el caballo hasta que lo haga sin problemas. Ud. debe
darle confianza antes de intentar subir las paredes laterales. Cuando lo haya
logrado eleve los lados sin vergüenza. Un trailer verdadero debe medir al
menos dos metros cincuenta de alto.
Cuando haya logrado una buena altura puede cerrar la parte superior, luego
cierre la parte delantera y finalmente deje al caballo allí. Recuerde que ellos
temen al encierro y para calmar sus nervios es posible que intente comer las
paredes de fardo.
Luego de pasar por esta experiencia simulada, cuando intente lo mismo con el
trailer no encontrará resistencia.
Un premio con comida luego de cada pasada puede estimularlos a ingresar
antes. Para trabajar con este método es preferible que su caballo esté en
ayunas pues así la comida será mas convincente.
Si por alguna razón su caballo se niega a subir aunque haya puesto en práctica
el sistema anterior, le aconsejo colocarle un buen bozal para invitarlo a subir
con él.
Me permito recomendarle el bozal martín Hardoy para ello.
En el momento en que se frene y deje de avanzar, no tire más de la soga sino
que oblíguelo a retroceder. Si su caballo no retrocede deberá tomar la soga
para hacerlo retroceder en círculos. La idea es que sienta que esa es la
penitencia por no caminar.
Verá que se repite la acción entienden muy rápido que es mucho mejor
avanzar hasta subir al trailer que verse obligado a retroceder.
Con estas técnicas, en poco tiempo logrará que su caballo pueda entrar a un
trailer o a cualquier lugar desconocido. Y así podrá llevarlo a todas partes sin
tener problemas.
Cuatro paredes con cama mullida, agua a voluntad y un techo que los protege
del sol y del agua.
Sin embargo allí no pueden ejercitar sus miembros como lo hacen cuando
están libres, no pueden comer cuando lo necesitan y están protegidos de un sol
que disfrutan cuando sienten sobre su piel o de la lluvia que los lava sin casi
mojarlos, gracias a la grasa que tienen en el pelo.
Dentro de esas cuatro paredes sienten hambre, pues solo los alimentan dos o
tres veces al día. La acidez estomacal se hace desesperante y para evitarla
tratan de comer lo que sea.
Así, se prenden con los dientes de los bebederos, de las maderas o de las
argollas. Cualquier cosa sobresaliente les puede servir. Con el tiempo algunos
aprenden a tragar aire sin siquiera prenderse de algo.
El vicio es un problema pues el aire que ingresa dentro del estómago, solo
puede ser eliminado por el recto. La estructura de la faringe del caballo no le
permite regurgitar o eructar. Cuando el aire que tragaron avanza para salir por
la otra punta no circula el pasto. Culpa de esto se paraliza el intestino y se
produce un tapón y este es el principio de peligrosos y mortales cólicos.
También sucede que debido a la expansión del estómago que produce el aire,
los animales sienten sensación de saciedad y esto hace que pierdan el hambre
y no coman lo necesario.
Sin modificar los sistemas de alimentación dentro del box, es difícil combatir el
vicio pues cada vez que sientan hambre, volverán a él.
Algunos sistemas de collares colocados debajo de la garganta evitan que bajen
la laringe para hacer el movimiento de tragado e impiden el vicio. Los
realizados en suela son menos molestos y muy efectivos.
Un modelo con aluminio articulado que se coloca debajo de la garganta es
altamente efectivo, pero se lo considera muy incómodo pues incluso no permite
que tomen agua. Hay que reconocer que estos elementos son solo paliativos
pues ni bien se les quita, vuelven a intentar el vicio cuando sienten hambre.
Lo ideal sería que el cuidado podológico del potrillo se iniciara desde las
primeras semanas de vida, cuando es más fácil intervenir sobre la correcta
formación de los miembros.
Si no se presentan problemas al nacimiento, el plan ideal prevé el primer
desvasado alrededor de la tercera o cuarta semana de edad y una revisada
cada cuatro semanas hasta el sexto mes.
De ahí, se pueden distanciar los desvasados con intervalos de 6 semanas,
análogamente a lo que pasa entre una herradura y la otra en el caballo adulto.
En primera instancia se ató a la madre, que debía mantenerse cerca hasta que
terminara la operación y luego se puso un cabestro también al potrillo para
controlarlo.
El primer ayudante deberá pasar la mano por debajo del maxilar inferior del
caballo y sujetará la oreja con una mano. La mano tiene que estar siempre
lista, para agarrar la cabeza e inmovilizarla pues esto aquietará al potrillo. El
mayor peligro es que el pequeño se tire para atrás, golpeándose la cabeza
contra las paredes del box pero si lo agarramos de allí esto no podrá suceder.
La segunda persona levantará la cola y la mantendrá así, para sostener al
caballo si se mueve y para no presionarlo continuamente, generando de esta
manera una resistencia pasiva.
Ahora estamos listos para agarrar el pie y trabajar sobre el primer miembro.
Luego de un primer análisis de la situación, se empieza puliendo el vaso, los
talones y cortando la uña.
En este caso fue más fácil agarrar el delantero y, por eso, empezamos de allí.
Por suerte el caballo es un animal tan noble que siempre nos anticipa sus
intenciones.
Hay que secundarlo para impedir que se golpee la cabeza en la pared del box.
Cuando el potro está en el piso, hay que inmovilizarlo para evitar golpes de la
cabeza contra el piso.
Ahora, no queda mas que terminar con el desvasado del anterior derecho, con
el animal al piso. Desvasar el casco, cortar y pulir. Y estará listo.
Antes de dejarlo ir, es mejor que su dueño lo mime un rato, para tranquilizarlo y
darle confianza.
Cuanto mejor sea el recuerdo que le quede tanto más fácil será cuando se
deba repetir el desvasado en el futuro. Finalmente el potrillo pensará: no era
tan terrible….
Esto quiere decir que pueden tener preferencia a galopar con el lado derecho
mas que con el izquierdo o viceversa.
Harán mejores giros hacia un lado que al otro y tendrán mas seguridad y
equilibrio moviéndose de un lado, comparado con el opuesto, que no sea de su
preferencia.
Los caballos desequilibrados son aquellos que no lo logran y que por tal razón
pierden eficiencia, velocidad y habilidad en los ejercicios que realizan. Es por
ello, que es necesario corregirlos.
Esto se debe a que los caballos al girar, inclinan el cuerpo sobre el lado con el
que van girando y ese lado queda más corto o bajo que el otro.
Para que la mano se mueva en ese espacio mas corto sin problema, la
proyectan un poco mas hacia delante ganando la distancia que necesitan y al
recogerla para la próxima batida, sale flexionada y sin problema.
La música del galope tiene un ritmo en el que uno de los tiempos se escucha
mas fuerte.
En el golpe fuerte, apoya la pata y la mano del lado al que va galopando; pues
es en ese lado, en donde larga mas peso y sobre el que se equilibra todo el
cuerpo.
Sobre exigir de trabajo un miembro o necesitar mas espacio para hacer un giro,
pueden ser algunos de los problemas de los caballos con éste vicio.
Lo primero que debemos hacer con los caballos que no salen al lado correcto
es revisar con un veterinario la extremidad que no quieren sacar. Puede
suceder que por algún dolor o lesión, tratan de no galopar sobre alguna de las
extremidades, habida cuenta de que es en ella en la que soltarán mayor
cantidad de peso y por ello dolerá mas.
En ésta posición estará doblando el cuello al lado derecho y por ello atrasará la
espalda derecha, por lo que se adelanta la espalda izquierda.
Por llevar la cabeza al lado exterior del corral, veremos que la grupa entra
hacia el centro al corral y esto lo obligará a iniciar su galope con esa pata.
El ideal es trabajar con el caballo varios días hasta estar seguros de que sale al
galope a la mano correcta, sin inconvenientes sin jinete y con la rienda de atar.
Ahora montaremos el animal con una fusta y si es un caballo con poco impulso,
será conveniente también ayudarnos con una espuela.
Si nos es difícil hacerlo, recomendamos dejar una rienda de atar colocada corta
en el lado exterior, que para el caso sería el derecho.
Nosotros manejaremos con un par de riendas normalmente, pero la rienda de
atar se asegurará de que el caballo no nos quite la posición.
Gran parte del error que aparece en algunos animales, nace de la falta de uso
correcta de la pierna de los jinetes. Recuerde siempre que es con la pierna con
lo que deberá dar las ordenes para acelerar el caballo y por ello en un buen
jinete habrá que mantenerla ejercitada.
MI caballo se precipita
Al inicio del trabajo, todos los caballos tienen ganas y voluntad de hacer lo que
se les pide. Cuando terminan, lo normal sería que regresen a su box
lentamente por estar cansados. Sin embargo la mayoría de los caballos
regresa a su casa, a su establo o a su lugar de descanso, apurándose por
llegar.
Toda vez que un caballo necesite que su jinete se prenda de las riendas para
ordenar su velocidad y ésto no logra modificarla, diremos que está precipitado.
El impulso natural, que es un deseo propio de muchas razas, que hace que
los caballos disfruten corriendo. Tal vez sienten que corriendo durante el
tiempo que se les permite trabajar fuera del box, son libres.
El impulso artificial, que se consigue con la espuela, la fusta o los elementos
de castigo. Los animales aprenden que si corren no se les castiga y a veces lo
hacen, sin que se les pida, para evitar el castigo que algún día recibieron.
El llamado de otros caballos, con quien comparten el lugar o se unen por una
antigua amistad. Un potrillo que llama a su madre reclamando su leche.
Cualquier caballo que encuentren en el camino, que les de sensación de grupo
y con quienes puedan sentirse protegidos y a gusto puede motivar que nuestro
montado se precipite.
La agresión, que pueden recibir de quienes creen que todo es culpa del
caballo y no de ellos violenta a los animales y los acelera para que el martirio
termine rápido.
Cualquiera de éstas, razones pueden ser motivo para que un caballo se salga
del ritmo que queremos y apure su marcha, precipitándose.
Para que nosotros no nos mareemos como el caballo, debemos mirar en los
círculos un punto fijo como el ojo o la nariz de nuestro montado. Al mantenerse
fijo para nosotros, los efectos de las vueltas que demos no nos marean.
El caballo aprenderá:
Es bueno aspirar a que su caballo sea capaz de mantener un ritmo suave, sin
siquiera tocarle la boca con las riendas. Así habrá llegado a mantener un
control casi perfecto.
Con un buen trabajo verá los resultados casi de inmediato, pero deberá
confirmar la corrección realizada en los días sucesivos, cada vez que sea
necesario pues de no ser así vuelven al vicio.
Existen muchas razones por las cuales un caballo puede querer corcovear.
Para descubrirlas y entenderlas, será necesario que nos preguntemos a
nosotros mismos, que podemos estarles haciendo para generarles la
necesidad de reaccionar violentamente contra nosotros.
En principio, diremos que hay seis razones que llevan al corcovo de un caballo.
La mano pesada sobre la boca de un animal muy sensible, también puede ser
un motivo que los haga corcovear.
Las cinchas muy apretadas, finas o colocadas sobre heridas, también producen
reacciones que uno no quiere afrontar. La precaución y atención necesaria con
estos elementos ayudaría a evitarnos riesgos.
Lo mismo sucede con las monturas, que se colocan sobre lastimaduras o
inflamaciones en el lomo. Como no pensar que un caballo tiene derecho a
corcovear por culpa de los dolores que le producen estos equipos presionando
sobre la herida…..
También debemos decir que los dolores que hoy aparecen y ayer no estaban,
pueden resultar en un corcovo.
Un caballo con la boca lastimada, un cólico, un desgarro muscular, una yegua
en estado de celo o un padrillo contenido cerca de la yegua, pueden ser
motivos suficientes para generar un corcovo.
Tome una rienda bien corta, mientras deja la otra suelta o sin tanto contacto.
Usando la rienda izquierda nos tomaremos con la derecha de la parte delantera
de la montura sosteniendo en esa mano la rienda tratando de que esta no le
toque la boca.
Obligue el caballo a entrar a ese círculo cerrado, con pequeños toques sobre la
boca, pero sin afirmarse a la rienda.
Póngalo a la velocidad que pueda y mantenga su mirada en un punto fijo de la
cabeza del caballo, para no marearse. Los ojos, la nariz o las orejas.
A diferencia del animal que se precipita Ud debe empujarlo con la pierna para
obligarlo a caminar apurado, pero sin permitirle el corcovo.
Cada vez que sienta que su animal afloja el lomo y se relaja, trate de hacerlo
caminar por derecho.
Repita la acción tanto como crea necesario, hasta hacerle saber que si quiere
corcovear tendrá que volver a entrar al círculo que lo marea.
Si Ud siente que el caballo le quitará de la mano la rienda izquierda con la que
ha de contenerlo en el círculo, puede dejar atada la rienda a la cincha del
mismo lado hasta que siente que el animal se relaja y entonces la va soltando
hasta lograr una marcha en línea recta.
En los caballos con demasiado nervio, e incluso en aquellos con mucho miedo
a las cosas nuevas, no veo mal la posibilidad de darles un poco de
tranquilizante, para mantenerlos algo mas tranquilos mientras conocen y
aprenden las novedades.
Si los tiramos con una cuerda hacia delante, tratarán de oponerse a esa fuerza,
yendo hacia atrás.
Si tiramos de las riendas hacia atrás, intentarán ir con la cabeza hacia delante.
Si tirásemos con las riendas hacia abajo, llevarán su cuello hacia arriba….
Por la falta de doma de “noche estrellada” Hardoy optó por usar un freno de
espesor intermedio, ideal para trabajar caballos nuevos.
La yegua trabajó así un tiempo hasta que Hardoy vio que el proceso de
adaptación se había cumplido, pues caminaba y trotaba con ritmo y una buena
posición de cabeza; sin permitir que las riendas le tocaran la boca.
Las primeras estaban prendidas de las argollas superiores, pero el nuevo par
sería trabajado de las argollas inferiores por lo que la acción del freno sería
algo más severa cuando daba indicaciones con ellas.
La idea era mostrarle que si buscaba salirse del contacto como siempre, yendo
con su cabeza hacia delante, las riendas atadas estarían allí, listas para
evitarlo.
Trote largo y trote corto, con una actitud bien alargada en el primer caso,
seguida de otra acción bien redonda cuando se encontraba con mayor
contacto. La idea era pedirle a la yegua que soportara progresivamente la
embocadura, evitando reacciones indeseables.
Hardoy trabajó a ambos lados para verificar que estuviera bien equilibrada
trabajando en las dos direcciones.
-Los frenos de puentes centrales altos y con las barbadas largas, golpean
sobre los paladares y obligan al caballo a llevar la cabeza hacia arriba,
frenando con las manos; mientras que además por ello, hunden el lomo.
-Los frenos finos o con acciones severas, en caballos con encías suaves y
sensibles, producen reacciones de molestia que impiden una acción controlada
del cuerpo.
-Las manos inexpertas de un jinete que tira de las riendas hacia arriba, en vez
de tirar hacia abajo y atrás, invitan a la cabeza y al cuello a elevarse.
-Un jinete que pide a su caballo que frene afirmando su cuerpo sobre los
estribos en monturas con estriberas adelantadas, carga su peso en la parte
delantera del caballo y traslada su centro de gravedad hacia delante, obligando
al caballo a usar las manos para frenar.
-El uso de tacos en las herraduras asegura el agarre pero impide que el
caballo amortigüe su frenada adelantando las patas. Los tacos impiden que se
desplacen por el suelo. Herrados así, al frenar deben saltar hacia adelante para
detener la fuerza de la inercia del galope en varios movimientos.
Primero que nada tendremos que corregir todo lo que lleva al caballo a frenar
mal: En los jinetes que usan las manos altas, pondremos una martingala que
mantenga la posición de las riendas.
Cuando los frenos son severos buscaremos algunos con la acción mas suave.
En los frenos con puentes centrales altos, ajustaremos las barbadas para evitar
que se levanten o simplemente probaremos con frenos sin puentes.
Al frenar, trataremos de elevar las rodillas un centímetro para evitar que el pie
pise con fuerza el estribo así el cuerpo permanece sentado correctamente
llevando el centro de gravedad a las patas, para obligarlos a usarlas al
detenerse.
La idea es generar una acción conjunta de dos órdenes simultaneas que son,
el alto y el paso atrás, que se transformarán en un “ALTOPASOATRAS” todo
unido y al mismo tiempo.
La orden se pide suave, para evitar que el animal reacciones llevando la
cabeza adelante.
Si lo hiciera, podemos trabajar con un par de riendas de atar, que estarán allí
para evitarlo.
Si sentimos que todo va bien y no es necesario tirar con fuerza para pedirles
que frenen, podremos pasar a pedir lo mismo al galope para terminar
pidiéndolo a toda velocidad.
Las arenas sueltas y muy profundas hacen que la pata se entierre y el pié no
corre, obligando a frenadas a los saltos en dos o tres tiempos.
Los caballos frenan bien si retroceden bien, por lo que no hay que olvidar una
buena ejercitación del retroceso.
Incluir unos pasos de retroceso luego de la frenada en el momento inmediato y
posterior a haber logrado que se detengan, mejora la colocación de la grupa y
la cabeza.
Cuando lanzamos los animales a gran velocidad para frenarlos antes de dar la
orden los debemos reunir o armar levemente con las riendas. Un segundo
antes de pedirles que frenen, soltaremos las riendas para que suelten el cuello
y sea fácil traerlos a la posición que queremos con las patas debajo del cuerpo,
la cabeza flexionada y el cuello lanzado hacia delante, para equilibrar el peso
evitando que se caigan hacia atrás.
Es necesario evitar los tirones secos pues son los culpables del desequilibrio
de los animales y de las reacciones no deseadas. En primer lugar hay que
tocar la boca con la rienda y solo entonces les pedimos que frenen.
Es importante saber que las piernas no deben afirmarse sobre los estribos al
frenar, pues eso lleva el peso del jinete a las manos Apoyados sobre los
estribos llevamos nuestro peso a la parte delantera del caballo y esto traslada
el centro de gravedad adelante. Es por eso frenan con las manos.
Para evitarlo recomendamos que al frenar piense en elevar las rodillas un
centímetro por encima de la montura. Esta acción descargará el peso de los
estribos y dejará el cuerpo en la horcajadura de la montura, haciendo que
avancen las patas y entren debajo de la masa del cuerpo.
Cuando todo sale bien y se dan las condiciones de una buena pista, sentiremos
una sensación indescriptible de suavidad y equilibrio, en un movimiento de
rienda en el que en general en las competencias se ve todo lo contrario…..
Mi caballo no retrocede
Cuando le pedía que frenara lo hacía, aunque con el cuello un poco rígido.
Al pedir el paso atrás, su cuello y espalda se tensionaban totalmente junto a la
boca y la mandíbula.
Marcelo mostró su forma de pedir el paso atrás a la yegua. Hardoy pudo ver
claramente, que no utilizaba sus piernas para hacerlo.
¡¡¡De la misma forma en que aceleramos un auto para que retroceda, debemos
impulsar a los caballos para que lo hagan!! pensó…..^t
Amancay mostraba una rigidez en su mandíbula poco común. Hacer que abra
su boca para colocarle el freno, era realmente un problema.
Hardoy notó que los dos elementos que se necesitan para retroceder, faltaban
en Amancay: El buen contacto y el impulso.
Hardoy trabajó a Amancay desde el piso con las riendas sobre la boca, para
que la yegua aprendiera a salirse de la molestia.
El trabajo comenzó con pequeños tirones hacia atrás que fueron flexionando el
cuello a un lado, cuando se veía que la yegua no retrocedía.
Hardoy creyó conveniente arrimar las espuelas de ambos lados pero desde el
piso, para ver la reacción que tendría la yegua al sentirlas en su cuerpo. Ahora
había una razón mas molesta para moverse hacia atrás. La espuela llegaba a
impulsar como aplaudiendo contra el cuerpo y la reacción llegaba de inmediato.
El primer paso estaba cumplido, pero aún faltaba montarla para crear el
acelerador que generara el movimiento de retroceso correcto.
Hardoy se colocó las espuelas que le había facilitado el propietario. Era con
ellas que Amancay trabajaría en el futuro.
Torciendo el cuello a un lado, Hardoy utilizó con fuerza la pierna y espuela del
lado contrario; obligando a la yegua a avanzar muy flexionada. El proceso fue a
ambos lados.
Amancay sintió la molestia de la espuela, pero ésta cesó cada vez que dio
algunos pasos hacia atrás.
Un caballo nervioso
Los que tienen un caballo nervioso, preferirían que se tranquilice un poco y los
que tienen un caballo muy tranquilo, seguramente añoran algo de brío.
“Bruno” es un caballo Anglo Árabe con mucho temperamento. Tiene una gran
mansedumbre cuando uno está en el suelo. Parece entender que el hombre es
su amigo de verdad.
Como es celoso, evita que el resto de los animales se acerque a nosotros. El
quiere ser el primero y único.
La comida lo cautiva, pero que lo rasquemos es su debilidad. Es capaz de
acompañarnos, eligiendo estar con nosotros antes que con el resto de los
caballos, tan solo por tener algo más de aquello: Comida o mimos.
Comenzamos a reeducarlo.
Si por alguna razón no podíamos montarlo por varios días, lo trabajábamos a la
cuerda unos minutos. Siempre nos obligamos a comenzar, al paso, luego al
trote y finalmente un poco de galope.
El trabajo a la cuerda no debe cansar al caballo. Solo se usa para distenderlo.
El trabajo que se hizo para corregir esto, fue obligarlo a caminar. No hay que
permitir que nuestros caballos piensen por nosotros y se anticipen a lo que les
vamos a pedir.
Si les doy las riendas y trotan, sin que se los pida, es una decisión de ellos que
hay que corregir.
Si se apuraba, lo poníamos en un círculo muy chico, empujándolo con la
pierna. Al reducir el espacio de giro, le era difícil trotar y cuando tomaba el paso
le cedíamos las riendas y lo dejábamos salir en línea recta.
Cada vez que repetía su intención volvimos con el castigo, hasta que fue
posible caminar por toda la pista con las riendas totalmente sueltas y con el
caballo relajado.
Ya no tenía la tensión general en el cuerpo que mostraba cuando llegó.
El siguiente problema que tuvimos que corregir, fue el nervio que adquiría
después de un ejercicio exigido.
Poco a poco Bruno fue entendiendo que era necesario mantener la calma para
que lo dejen en calma.
Ya prefiere andar tranquilo, antes que desgastar energía innecesariamente.
Ahora que está más ordenado, podemos corregir los movimientos desprolijos o
inexactos. El descontrol y los nervios primero. La precisión y exactitud,
después.
Es por eso que a Bruno tendremos que seguir trabajándolo a la cuerda, cada
vez que no hayamos podido estar con él los días que corresponde….. así es él.
Alto e inmovilidad
La mayoría de las personas que montan a caballo, suben sobre la montura con
la ansiedad y el stress que les contagia la vida de estos tiempos.
Una vez encima y copiando a las películas de cowboys que miran en la Tele,
parten al galope sin mas. Pareciera que ese aire les permite sentir la sensación
de placer y libertad, que brinda esa cadencia y que necesitan para relajarse…
Esta actitud favorece el nerviosismo de los animales que lleva a que no quieran
estar quietos y tranquilos.
Hay que pensar también que muchos de ellos pasan encerrados el día entero
en el box. Cuando salen al exterior quieren gastar la energía que acumulan con
la alimentación que reciben pues encerrados no les es posible.
Poco a poco y sin saber, enseñan así a sus animales, que siempre se
comienza al galope. El día que quieren montarlos, sin haberlos trabajado a la
cuerda unos minutos antes, sentirán que su caballo no se queda quieto y
quiere correr. Esto es lo que le enseñaron a hacer cada vez que comenzaron a
trabajar.
Cuando montan sus caballos, algunos cometen el error de incitar a sus
caballos a caminar. Colocando el pie en el estribo apoyan la punta de la bota
contra la cinchera de sus caballos. Los animales interpretan que el pie los
impulsa a caminar y así lo hacen.
Pasado cierto tiempo de sentir lo mismo, verán llegar a su jinete preparado
para montar y caminarán; anticipándose a ese impulso que ya sintieron y ahora
quieren evitar.
Creo importante corregir estos detalles o errores de doma y por ello intentaré
algunos consejos.
Si aún así, tomando estos recaudos, vemos que nuestro caballo camina en el
momento de montar; usaremos las riendas desde el suelo para hacerlos
retroceder, ante cada intento por caminar.
Mientras quede quieto y con la rienda suelta, no habrá razón para castigarlo.
De esta forma, rápidamente comprenderán que estando inmóviles nadie los
molesta.
Cada jinete tiene sus propias costumbres y códigos con sus caballos. Sin
embargo, algunos de esos hábitos pueden ser negativos en el tiempo o si el
caballo es montado por distintas personas.
Existen muchos domadores y jinetes que permiten que sus caballos comiencen
a caminar cuando se están subiendo a ellos. Esto puede deberse a la ansiedad
de los jinetes por salir a andar, pues de inmediato los talonean y hacen
caminar, trotar o incluso galopar.
El caballo asocia esa acción, y para evitar la patada que le darán con el talón o
haciendo presión con la pierna para que se mueva, camina antes de que se lo
hagan sentir.
El hecho de presionar con la punta del pie sobre la panza del caballo al montar,
cuando se coloca el pie en el estribo, es una incomodidad similar al talón o
espuelín, que también puede producir que caminen.
Algunos de ellos odian ser montados, ya sea por haber sido agredidos por el
hombre o por dolores en su lomo o cruz. Ellos se defenderán mordiendo,
pateando o caminando con mayor violencia que otros.
Entonces, hacer que anden hacia atrás será un castigo que no dolerá… pero
molestará mucho.
Cuando sienta que el caballo quiere detenerse, suelte las riendas y colóquese
a la altura de la montura manteniéndose quieto.
Llegará el momento en que su caballo entienda que cada vez que se queda
quieto se lo premia con las riendas relajadas y sueltas o llevándolo hacia
delante.
Ahora podrá poner el pie en el estribo e intentar una nueva etapa, trepando
sobre el lomo pero sin de montar.
Cuando monte, intente apoyar la rodilla sobre la espalda del caballo para que
ese apoyo le ayude a llevar hacia atrás el pié, evitando que la punta del mismo
toque la panza.
Si se mueve, baje inmediatamente y repita la acción de retroceder.
Su caballo ahora entenderá que mientras está quieto todo se mantiene en paz
y si se mueve, vendrán nuevos pasos atrás…
Sobre el final montará con las riendas sueltas, mientras su caballo queda
inmóvil esperando la indicación de caminar
Al inicio del trabajo, todos los caballos tienen ganas y voluntad de hacer lo que
se les pide. Cuando terminan, lo normal sería que regresen a su box
lentamente por estar cansados. Sin embargo la mayoría de los caballos
regresa a su casa, a su establo o a su lugar de descanso, apurándose por
llegar.
Toda vez que un caballo necesite que su jinete se prenda de las riendas para
ordenar su velocidad y ésto no logra modificarla, diremos que está precipitado.
El impulso natural, que es un deseo propio de muchas razas, que hace que
los caballos disfruten corriendo. Tal vez sienten que corriendo durante el
tiempo que se les permite trabajar fuera del box, son libres.
El llamado de otros caballos, con quien comparten el lugar o se unen por una
antigua amistad. Un potrillo que llama a su madre reclamando su leche.
Cualquier caballo que encuentren en el camino, que les de sensación de grupo
y con quienes puedan sentirse protegidos y a gusto puede motivar que nuestro
montado se precipite.
Cualquiera de éstas, razones pueden ser motivo para que un caballo se salga
del ritmo que queremos y apure su marcha, precipitándose.
Usaremos solo una rienda para entrar al círculo y dejaremos libre la rienda
externa, para no frenar al caballo. Tienen que poder andar ligero, pero se lo
permitimos dentro del círculo pequeño.
Para que nosotros no nos mareemos como el caballo, debemos mirar en los
círculos un punto fijo como el ojo o la nariz de nuestro montado. Al mantenerse
fijo para nosotros, los efectos de las vueltas que demos no nos marean.
El caballo aprenderá:
Es bueno aspirar a que su caballo sea capaz de mantener un ritmo suave, sin
siquiera tocarle la boca con las riendas. Así habrá llegado a mantener un
control casi perfecto.
Con un buen trabajo verá los resultados casi de inmediato, pero deberá
confirmar la corrección realizada en los días sucesivos, cada vez que sea
necesario pues de no ser así vuelven al vicio.
Equilibrando el caballo
Todo buen jinete debe aspirar a que su caballo esté correctamente equilibrado
en cualquiera de sus aires.
En las competencias de salto, el caballo debe recorrer la línea mas corta entre
un obstáculo y el otro. Si estuviera desbalanceado, veríamos una tendencia a
saltar desplazando el cuerpo, siempre hacia el mismo lado en todas las vallas.
Cada deporte tiene su exigencia. No hace falta mencionarlos a todos para ser
concientes de la necesidad de competir con ellos equilibrados para no dar
ventajas.
Primero que nada trabajaremos unos minutos para precalentar, hasta sentir
que nuestro caballo ya no mira tanto y está listo para prestar atención.
Repetiremos tantas veces como las que sean necesarias el ejercicio, hasta que
podamos mantenerlo caminando derecho debajo nuestro, sin contacto en las
riendas y sin desplazamientos que empujen nuestro cuerpo a los lados.
Estaremos atentos para evitar que parta al galope, sin no se lo pedimos. Para
evitarlo, serán suficientes pequeños toques en la boca un instante antes de
sentir que van a partir.
Jamás tocaremos la boca manteniendo el contacto. Siempre intentaremos
controlar con varios toques sobre la rienda pero sin ofrecer resistencia. Los
caballos equilibrados serán capaces de mantener un ritmo parejo en el que las
patas pasan exactamente sobre la huella de la mano del mismo lado.
Al galope nos sentamos sobre la montura con el cuerpo levemente hacia atrás.
Siempre habrá que atender la rienda contraria al lado en el que sentimos la
tendencia del caballo a desplazarse. Un galope medio es suficiente.
Las riendas tocarán la boca para regular la velocidad y será una sola de ellas la
que los mantenga transitando sobre la línea.
Allí, en medio de su box, nadie les exige y todo es amable, lo mismo que dentro
del grupo de amigos en el corral. Por eso es lógico que quieran volver allí.
También están aquellos animales que sienten que su jinete no los conduce
bien y los confunde. Puede que su jinete tire mucho de las riendas ordenándole
que se detenga y al mismo tiempo talonea constantemente y de esa forma le
pide que camine… pues se ha detenido.
Con la idea de crearle al caballo una molestia que lo obligue a optar por lo que
yo quiero que haga, podemos intentar con ellos una técnica que los llevará a
trabajar sin excusas.
Monte su caballo en el lugar en el que usted lo hace normalmente, allí donde
sabe que comenzarán los problemas.
Pida a su caballo que salga del lugar amablemente, entregándole las riendas y
taloneando.
Cuando vea que no arranca o se frena y se gira para volver, tome una rienda
(normalmente la izquierda aunque se prefiere la del lado en el que el animal es
más suave) y comience a poner a su caballo en un círculo cerrado, tirando tan
solo de una rienda e incitándolo a caminar con sus piernas o con una fusta del
lado contrario del que ha elegido flexionarlo.
A los pocos pasos recordará que quería volver y que una persona montada
sobre él puede significar trabajo, e intentará volverse nuevamente. Pues
entonces, vuelva a tomar la rienda para entrarlo al círculo y estimúlelo a
caminar con su pierna o fusta para lograr el mismo resultado que logró
anteriormente.
Su caballo comenzará a entender que cada vez que quiere volver sin
autorización a donde él quiere, lo ponen en un círculo y lo marean, pero que sin
embargo toda vez que camina hacia donde se le pide, no le hacen nada.
Repita la acción tantas veces como sea necesario y verá que en pocos minutos
su animal habrá optado por salir, sin poner complicaciones, antes que
exponerse a ellas.
Para no tener problemas, sólo hay que tener dos consideraciones en esta
corrección.
La segunda recomendación tiene que ver con intentar que el jinete no se maree
igual que el caballo. Para evitarlo, le recomiendo mirar fijo la nariz del caballo o
el ojo.
De esta forma tendrá un punto fijo que evitará que el mareo lo afecte.
Reunir el caballo
Los riñones largos dificultan en el caballo una buena flexión de columna, por
eso los caballos largos son más difíciles de unir que los cortos.
Un riñón excesivamente fuerte, producirá rigidez de la zona y también
dificultará la unión.
Respecto de los equipos que se utilizan, conviene evitar los frenos con puentes
altos. Éstos golpean el paladar del caballo e impiden una buena reunión, pues
obligan a llevar la cabeza hacia arriba y con ello, se hunde el lomo y se impide
que lleguen las patas adelante.
Un jinete prendido de la rienda, obliga a su caballo a empujar en dirección
opuesta a la presión, por lo que un contacto firme, también puede ser la causa
de falta de reunión.
Para terminar con el análisis de las razones que pueden ser motivo de la falta
de reunión, hay que recordar que si un caballo no tiene impulso o no es
impulsado correctamente, no se reunirá. La falta de impulso hará que el caballo
pare, antes de reunirse, cuando sienta que la rienda lo trae.
Para reunir a un caballo que no quiere venir a la mano ni al contacto, habrá que
reeducarlo nuevamente.
En primer lugar debemos poner una embocadura suave, que permita que
pueda sentirla sin dolor sobre su boca, para no tener reacciones contrarias.
Las embocaduras severas hacen que el caballo pierda el impulso y se frene.
Es de esperar que con el paso de los días veamos que su cuello se relaja, la
boca se le cierra y la cabeza se coloca correctamente.
Luego, montaremos el caballo con las riendas de atar colocadas, y un segundo
par de riendas en la embocadura, para manejarlo de allí
Recordamos aquí, que las riendas de atar siguen puestas y estarán listas para
evitar que el animal se salga completamente de posición.
Con el galope procederemos del mismo modo: Galope mediano con poco
contacto y enseguida un galope bien corto y suave. Cuando sentimos que ha
acortado entregamos el contacto y lo dejamos a voluntad para volver a repetir
la acción a los pocos metros.
Para afianzar los conocimientos, se recomienda salir fuera del corral y volver a
probar. Es aconsejable sentir la boca del caballo con la yema de los dedos.
Con un caballo bien reunido, el impulso estará listo para entregar la potencia, la
reacción y la obediencia que se necesita de un caballo, preparado para dar lo
mejor.
No sale de la gatera
Black Mambo estaba en edad de doma luego de haber sido adquirido por su
nuevo propietario en 50.000 dólares.
Aún teniendo poca doma, pensaron que hacerle un trabajo en las gateras para
que fuera perdiendo el miedo y las conociera sería bueno….
No se sabe nada de la historia que sigue, pero un día envían a “Black Mambo”
al cetro de entrenamiento de caballos en el que se encontraba Martín Hardoy,
para tratar de recuperarlo. Dijeron que era imposible hacerlo entrar a las
gateras sin que alguien resultara lastimado.
Bajó de aquel camión golpeado y flaco. Su propietario nos dijo que esa era la
consecuencia de los intentos por introducirlo a las gateras y que las últimas
veces los tratamientos no habían sido simpáticos con él.
Todos habían perdido las esperanzas de que Black Mambo ganara alguna
carrera, pero pensaban que era posible al menos recuperarlo como
reproductor.
Sus heridas fueron sanando y Black Mambo comenzaba a mostrar que debajo
de esas lastimaduras había un caballo que volvía a estar tranquilo y quería dar
lo mejor. Su mirada era distinta pues ahora confiaba en el hombre.
Las primeras montadas fueron difíciles pues al caballo le habían enseñado muy
poco. Algunos días trabajando al paso en un corral y pequeñas correcciones en
la embocadura, mejoraron su conducción.
Armando, su jinete, lo vareó como todos los días para relajarlo. Luego de la
segunda vuelta estaba listo para su trabajo en las gateras.
Hardoy quería que supiera que tenía un premio que podía interesarle y al llegar
le dio un poco de avena.
Trabajando sobre el bozal, Hardoy lo hizo retroceder como penitencia todas las
veces en que notó que Mambo no avanzaba. Así comprendió que debía entrar.
Al lograrlo Hardoy le ofreció de comer y lo volvió a hacer salir.
Con el correr del trabajo se pudo ver que desconfiaba de los movimientos que
veía detrás. Tal vez desde allí lo habían castigado. Tratamos de insistir en esa
zona para que ganara confiananza.
El mambo pasó varias veces con la puerta abierta. Parecía difícil pararlo
adentro y que se quedara quieto.
Se cerró la puerta delantera y Black Mambo entró tranquilo. El pasto fresco era
un bocado tentador.
Los días siguientes el trabajo siguió de manera similar. Mambo llegó a pensar
que ahora la ración se comía dentro de las gateras…..
Unos diez días después del primer trabajo, Hardoy decidió que había que
montarlo. Armando su jinete, lo montó e ingresó con él en los partidores. “Black
Mambo” buscó la comida nervioso. Para él ese día las intensiones de todos
eran diferentes.
Cuando volvió al lugar de partida, sabía que teníamos un premio para él.
Pasaron los días y ya todo estaba preparado para mostrar que podía hacerlo
seriamente. Hardoy contrató a un jockey que haría una partida con montura.
Mambo entró extrañado, pues Armando no lo montaba. Esta vez su trabajo era
trabar la puerta posterior.
El jockey estribó y la palanca dejó que partiera. Black Mambo, volvió a volar.
El enojo
El sistema límbico los lleva primero a explorar la situación que están viviendo,
de una manera positiva.
En segundo lugar, se activa un área que hace que dejen de hacer de inmediato
lo que estén realizando.
Finalmente cuando se estimula la tercera área del sistema, se activa un
sistema de defensa, que puede mostrar actitudes agresivas.
Esto demuestra que el caballo siempre muestra su enojo primero, con partes
de su cuerpo no dando lugar a dudas sobre lo que quiere decir.
Lo mismo que sucede entre ellos, pasa cuando interactúan con otros animales
lo que nos hace entender que nosotros seremos tratados de la misma forma,
cuando lo crean necesario.
En las zonas montañosas, los pequeños con sus madres trepan las laderas
para buscar el agua que mana de la tierra o resulta de los deshielos y bajan a
los valles para hacerse de los mejores pastos. Esto estimula el crecimiento
muscular y de las cuerdas. Los potrillos que se desarrollan en estas
condiciones, tendrán una fortaleza desmedida en comparación con aquellos
que crecen en la llanura y que por ello desarrollan un cuerpo que no se ha
esforzado demasiado.
Los cambios climáticos que cada vez son mas frecuentes, también son un
problema.
Cuando un potrillo sobrevive en situación de sequía, el piso se pone muy duro
y sus vasos no tendrán la elasticidad necesaria.
En tiempos de seca se reduce la oferta forrajera. Las plantas pierden sus hojas
y los animales se debilitan. Es en las hojas en donde encontrarían la proteína
que les permite crecer y desarrollarse correctamente. Cuando faltan, el
crecimiento de huesos y el desarrollo de la alzada final, se reducen
notablemente.
Las inundaciones también pueden ser un problema. Con los excesos de agua,
los pastos se lavan y alimentan poco. La vasadura de los animales se debilita
por la humedad y aparecen lesiones y enfermedades.
Es de hacer notar que entre un potrillo criado a box y los que son criados en
libertad, hay una importante diferencia. La posibilidad de caminar libremente
estimula el desarrollo muscular y tendinoso. Los potrillos que se crían con
pocas posibilidades de caminar, serán mucho más débiles que los que crecen
sueltos.
Las zonas de cría de caballos son especialmente buenas, cuando hay pocos
insectos. Las moscas, tábanos y mosquitos estresan a los animales pues no
les permiten descansar y comer bien, especialmente a aquellos de piel fina.
Una patada, una mordida o una correteada con otros estimula un normal
desarrollo de los instintos naturales. Cuando los potrillos crecen aislados no es
raro encontrar vicios de comportamiento que en otras condiciones no aparecen.
Los animales con pelajes oscuros sufrirán mucho en las zonas calurosas y los
de pelajes claros no podrán aprovechar correctamente las pocas horas de calor
que el sol emite en lugares de clima frío.
Los potrillos que se crían en una ciudad no tendrán miedo a los autos y
aquellos que crecen en zonas arenosas tendrán sus huesos y ligamentos bien
fuertes.
Hay que recordar que el agua y sus componentes, son realmente importantes.
Recomendamos a los criadores de caballos, hacer un análisis de las aguas que
ofrecen a sus animales. Los minerales y oligoelementos presentes o ausentes
en ella, influyen sobre el correcto metabolismo de los animales y puede ser
motivo de muchas sorpresas a la hora de evaluar el desarrollo.
Todos los criadores de caballos deben ser concientes de que el mejor potrillo
no nace solamente cuando reproducimos grandes ejemplares, pues a la buena
genética hay que ayudarla con la alimentación, el clima y el entrenamiento
correcto.
Es necesario aclarar que la alimentación del potrillo debe ser de buena calidad
y cantidad, especialmente en los primeros tres meses de vida.
Cuando una yegua pare y aún se encuentra criando el potrillo del parto
anterior, estará limitando la cantidad y calidad de leche al recién nacido.
Por eso se recomienda destetar los potrillos a las yeguas, al menos tres meses
previos al nuevo parto.
Ya a los tres meses, los potrillos comen una buena cantidad de pasto, aunque
aún no abandonan su copa de leche, y se habrá formado la flora microbiana
que es la encargada de ayudar a digerirlo.
Es aquí cuando la demanda para las yeguas es mayor, porque los potrillos, ya
mas grandes, mamarán una gran cantidad de leche y aún no sobreviven
comiendo tan solo pasto.
A partir de este momento se pueden destetar los potrillos, pues la leche que
consumen tiene muy poco valor en el desarrollo. Ya tendrán seis meses de
edad y podrán valerse por sí mismos con buen pasto o alimento balanceado
para potrillos.
Cuando la cría es a campo, se recomienda destetar los potrillos siempre que
falte pasto para las yeguas. La naturaleza preservará la vida de la madre, antes
que regalar salud al potrillo.
En el caso de las yeguas viejas, que todos los años aún nos regalan la vida
nuevos potrillos; se recomienda ofrecerles de comer alimento junto a éstos.
A partir de los 15 días de vida, veremos que los potrillos comienzan a comer a
la par de su madre.
El destete de potrillos
En la primavera llegan los primeros potrillos, casi al mismo tiempo en que aflora
el pasto, luego de los fríos meses de invierno.
Los tonos ocres del otoño y las hojas tapizando el piso, le recordarán al criador
que es tiempo de apartar a los potrillos que hayan cumplido al menos seis
meses, para dejarlos sin sus madres.
Todas las madres con sus potrillos en edad de ser destetados, se encierran en
un gran corral.
Cuando llegue el turno, se los apartará juntos en un corral pequeño, pues así
se evita alterar al resto del grupo y de esta forma se trabaja cómodamente.
Luego se los ingresa en una manga de trabajo que permita controlarlos sin
riesgos.
Es normal que la yegua ingrese primera y que sea seguida luego por su hijo.
En esta posición le colocaremos un bozal a la madre y la sacaremos por la
parte delantera, reteniendo al potrillo dentro de la manga.
El día del destete aprovechamos para trabajar al potrillo. Habrá que hacerle
perder el miedo al hombre o se reforzarán los trabajos de “imprinting”
realizados a las pocas horas de nacidos.
Una vez que pierden el miedo, les pondremos un bozal que ayudará a
controlarlos.
También sabemos que se avecinan los días fríos de invierno por lo que se
deben aplicar las vacunas contra las enfermedades que causan mocos a
nuestros potrillos.
Lo que sigue en su vida después de olvidar a sus madres son juegos, saltos y
corridas. No es raro encontrar a alguno de ellos lastimado debido a una
patinada que no pudieron controlar. Para evitar riesgos innecesarios, se
recomienda aplicar la vacuna preventiva del tétano. Con ella y frente a un
accidente, solo habremos de preocuparnos por hacer las curaciones
correctamente.
Por un lado nos encontramos con la realidad económica de saber que cuanto
más tiempo tengamos con nosotros un caballo de nuestra cría, mayor inversión
de dinero demandará atenderlo hasta el momento de la competencia.
Sin duda, lo mejor que podemos hacer, es trabajar los potrillos cuando aún
están al pie de sus madres, para hacer que se familiaricen con nosotros y las
cosas que tendremos cerca de ellos en el futuro.
El alimento, las mantas, los boxes, los cepillos y tantas otras cosas que hacen
al todo, en el cuidado de un caballo.
Si queremos ganar tiempo, podremos hacerles sentir una cincha de goma que
sostenga algo sobre el lomo, cuando apenas tienen meses.
Entre los 18 y 24 meses ya podremos ponerles una montura y comenzaremos
a colocarles filetes.
En ésta primera doma se logra familiarizar al potrillo a las cosas que usará en
el futuro e incluso a soportar nuestro peso.
Es un momento ideal, pues los potrillos, ávidos por aprender, lo harán con
rapidez y sin reacciones violentas o bruscas.
Cuando vemos que están dóciles podremos soltarlos y dejarlos crecer otro
poco hasta que llegue la edad de aumentar las exigencias.
Esa edad se alcanza cuando los cartílagos de crecimiento de los huesos de los
potrillos se cierran. Esta es una determinación que se puede solicitar a un
veterinario, quien la diagnosticará a través de una placa radiográfica.
Criar un potrillo es un sueño que nos regala la naturaleza. Hacer que sea un
campeón, es el resultado de un trabajo metódico y conciente, de todos los que
traten con ese animal desde el momento del nacimiento, hasta haber
atravesado la línea de su coronación.
Al igual que la mayoría de los animales, muchos dientes del caballo aparecen
en diferentes momentos de su desarrollo. Tras haber estudiado por años esta
rutina de apariciones, se estableció un patrón de crecimiento que se repite en
todas las razas.
Las pinzas, que son los dos incisivos centrales superiores e inferiores..
Los Caninos o colmillos: nacen entre las cuñas y los premolares sobre una
amplia zona desprovista de dientes.
Los caballos adultos tienen cuarenta dientes, veinte en cada mandíbula, las
yeguas, solamente treinta y seis, ya que carecen de los 4 colmillos que si
tienen los machos.
Al momento de nacer, el potrillo sólo tiene dos dientes incisivos en cada
mandíbula y a medida que crece emergen otros dientes de leche.
A los tres años y medio en los machos pueden comenzar a aparecer los
caninos inferiores. En las hembras no sucede pues son muy pequeños o están
ausentes.
Cuando cumplen 6 años tienen todos los dientes definitivos. A esta edad se
pueden ver unas manchas negras en la cavidad de los dientes centrales
inferiores, llamadas neguillas.
De los 11 a los 15 años, el surco de Galvayne llegará hasta el centro del diente
y los incisivos perderán la marca del cornete dentario.
De los 16 a los 20 años, el surco de Galvayne llegará hasta el extremo del
diente y el ángulo dentario se proyecta bien adelante.
La naturaleza es sabia. Cada parte del caballo tiene una razón de ser y cumple
una función.
Los pelos del animal también crecen por algún motivo. Sin embargo, buscando
embellecer al caballo, el hombre elimina y recorta muchos de los pelos que le
son útiles e incluso necesarios.
Conociendo la función de esos pelos sabremos, cuáles son los que pueden ser
cortados y cuáles debemos conservar por su bienestar.
A su vez, en las zonas de grandes humedales, este pelo evita que el barro se
aferre a la piel ya que se adhiere a los pelos y se desprende con el solo
movimiento, cuando se comienzan a secar.
Cortar estos pelos es quitarle la protección natural que tienen los caballos para
estos casos. De hacerlo seremos nosotros los que tendremos que reemplazar
ese cuidado, lavando la zona y colocando ungüentos que le brinden la
impermeabilidad que necesitan.
Los pelos del cuerpo pueden ser compensados con mantas de abrigo.
Los pelos de las orejas, se compensan con las orejeras de lana o gorros
tejidos con la forma de las dos orejas y la parte superior de la cabeza; que
además ayudan a mantener algodones dentro de las orejas cuando el lugar
tiene ruidos excesivamente molestos.
Los pelos de las ranillas deben ser compensados por una extremada higiene,
cremas y grasas lubricantes e impermeables, además de un lugar seco para
dormir y con buena cama de pasto o viruta.
Los pelos de la nariz no tienen sustituto. Si se los corta, se recomienda
dejarles una longitud de al menos un centímetro para que el animal conserve
en parte la posibilidad de utilizarlos como corresponde.
Si el animal está bien alimentado, los pelos de la barba pueden cortarse sin
demasiado problema. Estando en libertad en zonas frías recomendamos no
hacerlo.
Para hacer extensiones se elige un caballo con el color de la cola similar al que
tiene el que ha de ser receptor. A este animal lo llamaremos donante.
Lavaremos la cola del donante con agua, jabón y desenredante para dejar los
pelos suaves y prolijos. Una vez lavada y peinada la cola, se la deja secar en
un lugar en el que no pueda volver a ensuciarla.
Tomando el mazo de cola por el lado inferior donde encontraremos una zona
en contacto con el ano que no tiene pelos. Allí y a cada lado, comienza a
aparecer la cerda larga.
Cortaremos pequeñas mechas en los laterales que mantendremos unidas con
una pequeña gomita. Luego emparejamos con una tijera, el extremo sobre el
que hemos de trabajar la mecha.
Sacaremos tantas mechas como las que pensamos que hemos de necesitar y
del largo y zona que sea necesario.
Una buena aplicación necesitará que el donante entregue al menos un treinta
por ciento del pelo de toda su cola.
Se rodea la mecha con pegamento y se deja que ingrese. Podemos ayudar con
los dedos cuando se enfría un poco para dar el acabado que queremos.
Una a una iremos uniendo las mechas de pelo.
El donante ya disfruta del pasto y se espanta los insectos con el resto de pelo
que se ha dejado para ello.
Una vez que estamos listos para el implante en la yegua receptora, tomamos el
pelo de toda la parte superior de su cola y lo atamos con otra goma dejandolo
apartado para que no nos moleste al trabajar.
Será conveniente dividir las mechas en dos grupos de antemano, para usar
similar cantidad de pelo de un lado y otro de la cola.
Para finalizar desatamos los pelos que hemos apartado de la parte superior y lo
dejamos caer sobre los implantados para peinarlos y acomodarlos
correctamente en su lugar. Estas mechas taparán los lugares en los que hemos
pegado y colocado el pelo del donante.
Una vez que el caballo está domado, simplemente hay que mantener o
incrementar lo que sabe durante los trabajos diarios, para que muestre de la
mejor manera lo que le hemos de pedir.
Es importante tener presente, que al trabajar un caballo hay dos cosas que
tenemos que evitar:
Una de ellas es no dejarlos exhaustos y la otra no aburrirlos.
Por otro lado, los ligamentos y músculos cansados pierden su tono o fuerza,
por lo que es usual que aparezcan lesiones cuando se llega hasta allí.
Los trabajos diarios para un caballo deberán ser similares a los que se utilizan
en cualquier deportista:
Un proceso de precalentamiento suave que incluya flexión y elongación de todo
el cuerpo, luego un trabajo intenso y finalmente un nuevo proceso que les
permita recuperar sus parámetros basales.
Al llegar a la pista para trabajar se pedirá alto e inmovilidad hasta que le demos
la primera orden. Esto los obliga a estar atentos a nosotros.
Los primeros movimientos de trabajo serán al paso por toda la pista y sin
contacto, esto es para que se relajen. Deben saber que allí se trabaja, pero no
tienen que ser ellos los que decidan cuando.
En el siguiente ejercicio los ponemos con la cabeza hacia fuera de la pista y los
impulsamos con la pierna del mismo lado para llevarlos hacia la pista de
adentro; luego, con las ayudas contrarias, los llevaremos nuevamente hacia
fuera.
En el momento en que los sentimos bien estirados y usando toda esa potencia
puesta hacia delante, haremos una nueva media parada sentándonos en la
montura para acortar el aire de trote todo lo que nos sea posible con un suave
contacto y manteniendo el impulso.
Lo que sigue es el trabajo o rutina del día, que dependerá del deporte para el
que entrenemos.
Los caballos tienen una gran capacidad de aprendizaje. Con una apropiada
técnica de enseñanza ellos pueden asimilar diversos ejercicios, maniobras,
posturas y movimientos específicos, para la actividad que han de desarrollar,
con bastante facilidad.
Muchas personas, para que sus animales fijen los conceptos que han
aprendido, reiteran una y mil veces los ejercicios que están practicando. De
esta forma pretenden mejorarlos; pero en rigor de verdad y debido al
aburrimiento y el cansancio, lo que se logra con el exceso de repetición es que
las cosas empeoren.
Debido a esto, frenan antes de tiempo, giran sin que se los pidamos o cambian
la diagonal del galope cuando no corresponde que lo hagan.
Eso es muy malo pues toma decisiones por su cuenta y deja de estar atentos al
jinete y a sus indicaciones.
Cambiar de dirección sirve para que los animales se trabajen de igual forma del
lado derecho como del lado izquierdo. Esto los va equilibrando
Pídales que realicen los ejercicios durante no mas de uno o dos minutos y
cambie el lugar, el ritmo, la exigencia o la dirección aunque no haya
conseguido una buena respuesta.
Así, su caballo se mantendrá siempre a la expectativa de lo que está por venir
en lugar de anticiparse. Y como si esto fuera poco, además estará descansado
y entretenido.
Si por alguna razón no logra que su caballo haga algo, le recomiendo que no
insista. Es mejor intentar más tarde o incluso otro día, que empecinarse a
lograrlo y terminar en una guerra.
Considere que su animal es un ser vivo que tiene derecho a sentir dolores y
molestias que pueden estar impidiendo que ese día haga correctamente lo que
antes pudo hacer sin inconvenientes.
En condiciones normales, trabajo mis caballos una hora por día. Esa hora
incluye el tiempo de agarrar, el de trabajo y el de soltar y bañar. Si usted tiene
un solo caballo para trabajar, puede hacerlo durante tres a cuatro horas
seguidas siempre que él no se canse, ni se aburra. Recuerde que el nivel de
exigencia debe ser acorde a la capacidad de su caballo.
Para ello deberá variar los ritmos de trabajo y las exigencias y tendrá un
alumno dispuesto a aprender durante muchas horas.
La mejor alternativa posible para que los animales coman y descansen por la
noche sin que se escapen, es atarlos a una soga larga amarrada a un elemento
fijo.
Esta alternativa es la más conveniente pues el animal dispone así del pasto
necesario y de la libertad de movimientos que le permiten un buen descanso.
Póngale al caballo un buen bozal y consiga una soga de unos ocho metros de
largo, además de un pedazo de manguera plástica de al menos tres metros.
Pase la soga por dentro de la manguera y deje cada extremo amarrado a una
argolla de un diámetro superior al de la manguera para que esta no se
desplace.
Los primeros tres metros de manguera con la soga en su interior serán los que
estén en contacto con el animal, evitando los roces y la posibilidad de que se
ligue tanto en las manos como en las patas.
El extremo con el peso muerto permite que el animal aprenda a ceder a una
pequeña presión sobre la nuca cuando el peso se haga sentir y esto evita los
tirones fuertes y secos.
Si el caballo siente la soga o si esta queda entre sus manos, se irá habituando
al contacto y a ceder a la presión para estar cómodo. Al principio es
conveniente vigilar el animal.
Deje su caballo dentro del corral atado con el dispositivo y ofrézcale comida y
agua en distintos lugares del mismo para que se vea obligado a caminar.
Luego de uno o dos días de moverse así, habrá aprendido a evitar la cuerda,
comerá tranquilamente y estará listo para estar atado prácticamente en
cualquier otro lugar con un sistema similar para aprovechar sus beneficios..
Muchos fueron los medios que utilizó el hombre para indicarle al caballo que
frene, doble, gire o retroceda: el hackamore, las tiras de cuero, los bocados de
hierro e incluso las sogas atadas alrededor del cuello o la nariz.
En los siglos de historia que tiene la equitación mundial, fueron los bocados de
hierro los que se utilizaron mayormente por la seguridad que brindaban al jinete
cuando necesitaba frenar y controlar a su caballo. No hay que olvidar que el
hombre se jugaba la vida sobre su caballo frente a la lanza o espada de un
enemigo.
Sin embargo el hierro es un elemento ajeno a la boca del caballo con una
textura extraña y una temperatura diferente a la de la boca. No es tan fácil
pensar que el caballo se acostumbrará a un metal en la boca sin siquiera
protestar un poco.
Pase luego su mano derecha por debajo de la quijada y con el dedo índice
encuentre la comisura de los labios.
Introduzca el dedo en la boca del animal, en la zona sin dientes.
El caballo abrirá la boca para tratar de expulsar o quitarse su dedo. Quite
entonces el dedo, como premio por haber abierto la boca.
Repita la operación tantas veces como las que crea necesarias, hasta sentir
que su caballo comienza a anticiparse a la molestia, abriendo la boca tan solo
cuando usted toca la comisura o apenas haya sentido su dedo.
No es necesario pelear con sus caballos para que acepten la embocadura que
han de usar el resto de sus vidas. El tiempo hará que se acostumbren y lo
mostrarán cuando dejan de mover la lengua para tratar de quitárselo. Se dice
que es entonces que lo aceptan.
Un caballo bien entrenado debe mostrar una buena disposición, para caminar
con gusto a nuestro lado, sin anticiparse o adelantarse. Tampoco es bueno ni
deseable, que tengamos que andar arrastrándolos con la cuerda del bozal para
tenerlos cerca nuestro.
Para corregir el problema es necesario que trabajemos con un buen bozal, que
no les permita hacer la fuerza que tienen, siempre mayor que la nuestra.
Si intentamos enseñar a un caballo con los bozales plásticos con hociqueras
planas, vamos a perder el tiempo…. además de la paciencia.
Podemos trabajar también con un filete sobre la boca, para tener control,
cuidando de no usarlo en exceso para no lastimar la encía o la lengua.
El padrillo sabía que si estaba en ese lugar es porque le traerían una yegua.
Así se empeñó por andar y revisar el lugar, mientras relinchaba para comunicar
que ya estaba allí.
Pasó poco tiempo para que el padrillo aprendiera que cada vez que se
adelantaba, recibía tirones sobre la nariz y en cambio cuando estaba quieto y
sin relinchar, nada le sucedía.
Con este tipo de caballo utilizamos una vara larga en la mano izquierda,
mientras que sostenemos el cabestro del bozal o el filete con la mano derecha.
Haremos caminar el animal contra una cerca o el lado externo de una pista,
que lo limite en sus movimientos laterales.
Desde afuera a adentro del corral estará primero el corral, luego la yegua,
seguiremos nosotros y finalmente estará la vara.
El trabajo, lo hicimos con “la Mosca”, una yegua potra que debíamos trabajar
para hacerla de tiro.
Primero que nada movíamos nosotros hacia delante, esperando que “La
Mosca” avanzara. Como no lo hacía, lo tocabamos con la vara larga, justo
sobre el posterior a nivel de los garrones.
La sorpresa la hacía avanzar con velocidad, hasta que se encontraba con
nuestra mano, que tenía la soga prendida de la hociquera del bozal que se
cerraba sobre la nariz para contener un avance desmedido.
El caballo aprende:
Si no camino, me tocan con la vara.
Si camino, no me tocan.
Si me adelanto exageradamente me contienen con el filete o el bozal.
En pocos minutos la yegua entendió y cuando nos veía avanzar, avanza ella
junto a nosotros.
Con solo repetir la enseñanza dos o tres días más, la yegua habrá fijado para
siempre una forma de caminar junto a nosotros, libre y firme.
Así mostrará su avance y desplazamientos luciéndose frente a cualquier
persona que lo requiera.
Sin embargo, podemos asegurar que los caballos no trabajan con las vacas
naturalmente. Todos ellos deben aprender, para comprender lo que han de
hacer de manera de hacerlo correctamente.
Cada vez que un caballo va contra una vaca para frenarla o apartarla, está
haciendo una elección que ha de proporcionarle mayor bienestar que negarse
a hacerlo.
Cuando los caballos se recuestan contra la costilla de una vaca para apartarla
o conducirla a otro corral, elijen hacerlo a cambio de no sentir el rigor de la
espuela en sus costillas.
Los caballos que se crían en lugares en los que no conviven con vacas,
deberán aceptarlas y esto no siempre resulta fácil.
Los caballos novatos se tranquilizan rápidamente frente a la tranquilidad de
viejos experimentados, cuando se los enfrenta a grupos numerosos de vacas y
así pierden el miedo.
Al principio, se trabaja en corrales no muy grandes para que sea fácil alcanzar
al novillo.
Terminada esta etapa, un jinete avanzará detrás del novillo para evitar que
este quiera volverse y cambie la dirección de trabajo.
El caballo nuevo, mientras tanto, se mantiene a poca distancia en el lado
interior del corral evitando sobrepasar el novillo.
El jinete montado sobre el caballo nuevo, trabajará con la pierna y espuela del
lado interior del corral para hacer que el caballo se arrime al novillo.
Toda vez que lo haga quitará la espuela, mientras que la volverá a aplicar
cuando sienta que se aleja.
Con el tiempo los caballos se animan a entrar en contacto con la vaca pues ya
no le temen y es allí en donde se encuentran más cómodos pues no les aplican
las espuelas ni los castigan.
Los animales con experiencia disfrutan del trabajo y se divierten con las vacas.
Con ellos sentiremos que cada vez llegan con mayor decisión. Cuando lo
logremos seguiremos entrenando para mejorar también la musculatura que
debe estar preparada para este tipo de exigencia.
Cuando montemos un caballo entrenado, disfrutaremos realmente de la
sensación de adrenalina y de la ansiedad de escuchar que nos dieron un buen
puntaje, luego de una buena corrida.
Trabajar no es lo que más le gusta a los caballos y es por eso que no siempre
le hacen fácil a sus propietarios la acción de agarrarlos.
Para que esto no suceda tendremos que hacerles entender que no dejarse
agarrar puede significarles una molestia muy superior a la que les significa
aceptar que les pongamos el bozal para ir a trabajar.
Veremos que cuanto mas los corremos cuando escapan, más frenados y
quietos se quedan esperando que les pongamos el bozal para evitar la presión.
Esto se repetirá luego en espacios abiertos cuando los busquemos siendo de
gran utilidad para nosotros
Llega un momento en el que les es muy claro que si nos miran no los
corremos. Veremos entonces que caminando a su alrededor giran con nosotros
manteniendo su cara en nuestra dirección. Ahora podremos intentar con el
resto de los caballos dentro del corral, para que la acción de agarrarlos dentro
del grupo sea la normal.
Si todo funciona bien, cuando nos paremos frente a él aún en medio del resto
de sus amigos, girará hacia nosotros para mostrarnos la cabeza y se dejará
poner el bozal tranquilamente.
Habrán entendido que dejarse agarrar para ir a trabajar es mejor que aguantar
a una persona que lo persigue y corre dentro del corral por evitarlo.
Transporte de caballos
Para proteger las extremidades al subir, bajar o durante el viaje, se vendan las
cuatro patas o se colocan protectores especiales para el transporte, que son
muy seguros. En la cola también se coloca un protector pues muchos animales
viajan apoyados contra la pared posterior y esto puede producirles lesiones
El caballo debe ir atado con una cuerda suficientemente larga para que les
permita bajar la cabeza. Si se atan cortos se les dificulta el drenaje de las
secreciones pulmonares y ello, junto con el estrés que supone cualquier
transporte, es el motivo de las pleuroneumonías del transporte, una de las
complicaciones más frecuentes en desplazamientos prolongados.
Por extraño que parezca, se ha demostrado que los caballos mantienen mucho
mejor el equilibrio si viajan colocados oblicuamente y con la cabeza en
dirección contraria al sentido de la marcha del vehículo.
Sin embargo en muchos lugares sigue siendo simplemente un animal que debe
ponerse al servicio del hombre. Para ello se lo doblega con cuerdas y bozales,
tan fuertes que no puede cortar. Los jinetes a su vez son tan hábiles como
violentos, pues así les muestran como han de obedecerles.
Para con ellos nos queda solo hacer docencia para que la gente conozca y
viva la realidad inobjetable de los resultados de un entrenamiento realizado
bajo métodos pacíficos respecto de los viejos métodos violentos.
El caballo peleará para escapar. Para él, el hombre es un predador con ojos
delante de la cara que quiere capturarlo.
No importa cuanto esfuerzo ponga en romper las sogas que lo tienen atado.
No importa lo doloroso que sea para el la presión del bozal sobre su cuello,
cualquier esfuerzo será valido para escaparle al peligro.
Tal vez ese hombre prefiere que las reacciones del caballo sean suaves y
amables, pero este lo desconoce y nunca lo serán si intenta aproximarse a él
transitando por el camino de la violencia. Esta no genera otra cosa mas que
violencia.
Si se acerca mas, le permitiremos que nos huela para que nos reconozca.
-Este es un predador, pensará… pero parece ser bueno.
La molestia será menor si está cerca y por eso relacionará al hombre con
cosas buenas.
Cuando se arrime podemos darle agua, pasto o una nueva caricia.
La nobleza del caballo es tan grande, que se entregará por completo ante una
actitud tranquila y noble.
Ellos no son políticos y mostrarán su gratitud tan solo a las actitudes que le
sean gratas.
Una vez que haya verificado que su caballo no tiene un problema de salud, es
posible castigarlo para exigirle a hacer lo que no quiere.
El castigo nunca debe ser agresivo, ya que la acción agresiva produce una
reacción agresiva, y esto seguramente no es lo que buscamos.
Hacer retroceder el caballo con tirones del bozal cortos y molestos, pero no
violentos, ante algo que no hace bien cuando lo trasladamos, puede ser un
castigo. Lo será, pues el retroceso no es un movimiento natural y al caballo lo
incomoda. Muchos tirones chicos y secos, corrigen mucho mejor, que tres
tirones firmes y violentos. Con los pequeños tirones el caballo se molesta pero
no se enoja…. Con los fuertes si.
Otro castigo puede ser un espolín, suave pero insistente, pues es mejor así que
un espuelazo agresivo que podría generar un corcovo como reacción agresiva.
Una persona tirando de una soga para hacer que el caballo suba a un trailer,
mientras otra con una fusta larga le pega al caballo de atrás cuando no lo hace,
es una maniobra agresiva que se debe evitar para evitar que el caballo
aumente la dificultad para subir cada vez que lo volvemos a intentamos.
Un preso en la cárcel cumple su penitencia por haber hecho algo contra la ley y
lo entiende.
Si está encerrado y se escapa, y luego por ello lo dejamos atado sin soltarlo
por varias horas; no entenderá que lo que ahora le sucede es debido a aquello
que hizo antes.
Ellos no entienden la razón de una penitencia y es por eso que estas no sirven.
Cuando un caballo no corre lo que debe, no salta o no gira bien, habrá que
perder mas tiempo en casa para entrenarlos. La fusta nunca reemplaza la falta
de entrenamiento.
Cuando los animales tienen este problema se nota que retroceden arrastrando
las manos dejando rayas en el suelo a cada paso.- Si el movimiento se realiza
correctamente las manos se elevan del suelo en cada movimiento.
Si queremos mejorar el paso atrás debemos procurar que el animal eleve la
cabeza pues así podrá levantar las manos cada vez que las mueva. Si lo logra
es debido a que ha logrado elevar el tren delantero gracias a que ha podido
descender su posterior llevándolo hacia delante para poder sostener el cuerpo
en equilibrio.
Para evitar que este problema suceda las manos del jinete deben tocar la boca
del caballo intermitentemente y sin afirmarse a la rienda pues de hacerlo se
verá de inmediato que se apoyan contra la fuerza y vuelven a llevar la cabeza
hacia abajo. Con este movimiento intermitente se los invita a elevar el cuello
pues eso es lo que necesitamos.
Otra razón que no ayuda a mantener la línea es el excesivo trabajo del jinete
cuando ejercita a su caballo sobre un lado respecto del otro. Para que los
animales retrocedan en una línea recta deben estar equilibrados y si se
trabajan al galope o trote más tiempo de un lado que del otro, se desarrolla
mas musculatura del lado que esfuerzan mas en sus rutinas diarias. Esto es lo
que produce que se tuerzan hacia el lado contrario de la pata mas trabajada.
Las manos, las piernas y el asiento del jinete también pueden ser culpables del
problema. Si una mano tira mas fuerte que la otra, el animal se torcerá hacia el
lado contrario de aquel que recibe mayor presión pues la rienda lo obliga a
flexionarse en ese sentido. Con el uso de las piernas el resultado es similar.
En cuanto al asiento y cuerpo del jinete hay que observar que esté colocado
exactamente en el centro de la montura. Cuando el jinete se siente torcido el
animal se ve obligado a compensar la mayor cantidad de peso de un lado
respecto del otro en sus movimientos y esto lo tuerce.
Si detectamos que no somos nosotros los culpables habrá que hacer revisar el
animal por un veterinario. Lo lógico sería que encuentre una lesión o molestia
posiblemente en el posterior del lado hacia el que se desvía la línea.
Cuando todo está bien, no queda más que trabajar el animal hacia el lado
opuesto al desvío. Si la grupa se desplaza hacia la derecha habrá que obligar
el animal con la rienda derecha a encausar su retroceso hacia el lado izquierdo.
Una vez que sentimos que el retroceso se realiza recto y equilibrado, podremos
pedirles que aumenten la velocidad pues así se obtienen los mejores puntajes.
La velocidad se imprime al animal solamente con las piernas y nunca con las
riendas. Es un error tirar de las riendas fuertemente para aumentar la
velocidad, pues esto los frena ó hace que se apoyen sobre las riendas para
empujar la embocadura en el sentido contrario o sea hacia delante.
Para aumentar la velocidad se utilizan las piernas, las espuelas o los espolines
que funcionan haciendo las veces de acelerador. Esta es la razón por la que
los caballos pesados a la pierna normalmente retroceden más lento que
aquellos que son más sensibles.
Si un caballo pesa 400 Kg, podremos decir sin temor a equivocarnos, que cada
pata soporta aproximadamente 100 kg. Para levantar cualquiera de ellas habrá
que ejercer entonces esa fuerza y para hacerla…. no podemos sino apretar y
tirar mucho.
Sucede, que si aprenden que es de esa forma como evitan que sigamos
intentando la acción, estaremos permitiendo que la reacción se transforme en
un vicio, contra el que luego deberemos pelear de por vida.
Repetiremos la acción una y otra vez. Cada vez que nos entregue la mano y la
levante, le daremos su premio.
Con el correr del tiempo el caballo comprenderá que cuando el palo se acerca
a su mano puede evitar la molestia levantándola y es esto lo que comienzan a
hacer cuando aún no los llegamos a tocar. Si lo hicieran les volvemos a dar el
pasto como premio.
Ahora su caballo levantará la mano esperando el premio tan solo con ésta
indicación. No se lo niegue, pues esto los estimula a acelerar la reacción que
estamos buscando.
Verá que en poco tiempo su caballo levanta la mano tan solo cuando apunte
hacia ella con el dedo sin necesidad de tocarla.
Es recomendable acompañar la molestia del palo o del dedo con una voz que
diga al tiempo de molestarlo… “MANO”. Con algo de práctica y con tiempo
llegan a levantar la mano tan solo por escuchar que se la pedimos.
Para un caballo, sus patas son sus más importantes armas de defensa.
Tan potentes como el músculo que las impulsa, tan repentinas como un
martillo, tan efectivas como una herramienta de precisión.
Mientras un caballo disponga de sus patas para defenderse, estará tranquilo.
Aquí radica la razón por la que los caballos que son desconfiados, causan
problemas cuando queremos levantarles las patas.
Para levantar las patas, primero que nada debemos saber donde colocarnos
para no correr riesgos. En este sentido le recomendamos que su cuerpo se
mantenga a un costado y delante de la pata que ha de trabajar, mirando hacia
ella; mas o menos en línea con el centro del lomo. En este lugar estaremos
lejos del alcance de una posible patada.
A continuación debemos levantar la pata, pero para ello primero que nada
debemos tocarla para asegurarnos de no correr riesgos si llegara a patear.
Seguramente lo habremos hecho dentro de la manga cuando lo trabajamos por
primera vez. Al intentarlo fuera de la manga recomiendo primero que nada
tocar la pata con un palo pues si reacciona pateando, solamente habrá pateado
el palo.
Para eso levantaremos una mano y la dejaremos atada en el aire pues de esta
forma se les hace casi imposible patear. Ahora volveremos a tocar con el palito
hasta sentir que ha pasado su miedo y deja de estar tenso. Será tiempo
entonces de dejar el palo y tocar con nuestra mano desde el garrón al nudo
hasta que podamos sentir que nos aceptan con tranquilidad.
Todo estará bien mientras se mantenga la mano arriba, pero el ideal es poder
llegar a las patas sin necesidad de levantar las manos.
Con nuestro cuerpo debajo del caballo tienen menos posibilidad de patearnos.
Para llevar la pata hacia delante, hasta el banco del herrero, para terminar el
trabajo, servirá también la soga que usamos antes de levantarla.
Dicen los viejos libros de equitación que “…si no hay pie, no hay caballo”… por
eso es importante saber que podemos trabajarles las patas, siempre que sea
necesario. La clave está en no correr riesgos.
Mientras que la yegua que hemos elegido para mostrar los pasos de doma “La
bruma”, evoluciona en el trabajo, tendremos comenzar a pensar en montarla.
Para hacerlo parece correcto hacer un repaso de las cosas que debemos
enseñarle al potro previo a este momento.
Sentir la cincha en la panza, no es algo que acepten tan fácilmente y habrá que
acostumbrarlos a ajustar y aflojar muchas veces, variando la velocidad y forma
de hacer los movimientos.
Habrá que poner y sacar la embocadura varias veces, hasta estar seguros de
que la aceptará como cualquier caballo normal, recordando colocar el dedo en
la boca, para que la abra, evitando golpear los dientes.
Se trabajará a la cuerda comenzando siempre al paso, en la dirección que
queremos.
Las riendas de atar se ocuparán de flexionar a los lados y hacer que el animal
tome la embocadura.
Una buena respuesta aquí, será suficiente razón, para imaginar una buena
respuesta cuando estemos montados.
Una respuesta regular en el trabajo con riendas largas, puede ponernos en
riesgo al montar, pues no estaremos seguros de poder dominar las reacciones.
Cuando dejemos caer el cuerpo sobre el caballo, habrá que hacerlo muy
suavemente. El cuerpo no debe hacer ruido cuando se apoya en la montura; si
lo hace, es síntoma de que hemos montado de forma violenta y esto puede no
gustarles.
Habrá que repetir la acción una y otra vez hasta habituarnos y habituarlo. En
los sucesivos intentos y cuando ellos y nosotros estemos mas tranquilos
podremos pasar la pierna flexionada, tocando la grupa.
Al estar montados podremos hacer movimientos suaves con las manos y con
las dos piernas, atrás y adelante.
Mantenga el cuerpo flexionado hacia adelante sobre el cuello y sin estribar,
hasta estar seguro y tranquilo. En ésta posición y apoyados sobre el borrén
delantero de la montura, podemos bajar de un salto y sin riesgos.
Si Ud. es de estatura baja y tiene un caballo muy alto, puede pedirle a alguien
que lo ayude a montar como lo haría normalmente con ese tipo de caballos. No
es bueno ofrecer espacios de inseguridad al potro en estos momentos.
¡No lo olvide!
Más allá de este placebo que surgirá naturalmente en ese momento extremo,
también podemos utilizarlo para tranquilizar a un caballo que esté nervioso por
algún motivo, si aprendemos a acostarlo.
Inicialmente debemos enlazar la mano izquierda del caballo con una soga.
De esta forma comenzaremos a dar pequeños tirones del bozal, para que el
caballo traiga la cabeza hacia nuestro lado.
La idea es lograr que se arrodille, con una mano extendida hacia delante, y con
la rodilla flexionada apoyada en el suelo de nuestro lado.
Cada vez que lo logremos, habrá que ceder la rienda como premio. Si intentara
levantarse, volveremos a insistir con pequeños toques sobre la nariz; pero
nunca haciendo fuerza.
Tal vez aún no caiga pues sus patas es posible que se mantengan abiertas o
separadas.
Para cerrarlas y llevarlas a una buena posición, debemos dar pequeños
pechazos en la cadera del caballo y así se juntarán.
No debe pasar nunca por delante de sus ojos cuando estén en el suelo.
Recuerde que se sentirán indefensos y es posible que quieran levantarse, si
ven la posibilidad de hacerlo.
Para mejorar la prueba, colóquese encima del cuello con una pierna a cada
lado, mirando hacia atrás del caballo.
Tome las dos manos y tire hacia arriba para rotarlo. Hágalo especialmente de
la que quedó abajo pues si tira de la de arriba se abrirá mucho la articulación y
puede dolerles.
Acompañe el movimiento del caballo con sus pies hasta que quede hacia arriba
y trabado entre sus rodillas.
Podrá hacer muchas cosas con el animal en esa posición. No haga fuerza ni le
genere dolor. El está sintiendo un gran placer.
Los diferentes estándar de las razas de caballos, definen el tipo de animal que
se ha de buscar, pero no hablan de lo que deberán lucir para mantener las
tradiciones.
La selección de años puede transformar el tipo, direccionar la función o
modificar las exigencias; pero en las asociaciones, será difícil que se cambien
las costumbres y formas de presentar los animales.
Hoy se admiten algunos cambios, pero parecería ser que los viejos patriarcas
que han plasmado los lineamientos de selección en cada raza, se renuevan
para morir mirando lo mismo que vieron siempre.
Una vez que se hizo el peinado, se procede a eliminar a máquina o con tijera,
los pelos cortos en crecimiento que será difícil unir a la trenza. Generalmente
se recortan los pelos de los bordes exteriores de la crin, los que no crecen igual
que los del interior.
Previamente habrá que armar con lana un “pompón” del que salen los hilos con
los que se ha de trabajar.
Para ello se disponen pedazos de lana cortos y se los anuda por el centro.
Al pompón se le agregarán hilos largos de lana para dar color y volumen.
Sabiendo que los pelos del final del cuello, no crecen tanto como los de centro,
antes de llegar a la punta, se realizará una trenza hacia abajo que ya no irá
pegada al cuello.
El extremo final se ata con restos de lana del mismo color y se cortan los
sobrantes para que quede más prolijo.
De esta forma, se podrá apreciar claramente el contorno del cuello sin las
dudas o suposiciones que pueden crear el nacimiento del pelo desordenado.
El extremo de la trenza se vuelve a atar con restos de lana del mismo color y
se recortan los pelos que estén sobrando.
El sobrante o exceso se da vuelta hacia atrás y abajo, para que quede prolijo y
se lo cose para asegurar así que no se desarmará, con costuras con lana en el
centro y la punta.
Ahora tenemos los animales listos para ser exhibidos. Se les coloca el número,
un filete y a esperar el turno…..
Ganar o perder es parte de la suerte o del destino, pero los jurados podrán
juzgar así a los animales exhibiendo todas sus cualidades, como
corresponde….. como fue siempre….. como seguirá siendo……
En las razas que compiten en pruebas de “Alta Escuela” como son los
Españoles y los Lusitanos, la presentación se realiza con una trenza para darle
libertad a la mano. Fuera de la competencia se conserva así la crin del cuello
entera que tanta belleza les otorga.
La cola, lleva una trenza que emprolija su nacimiento, mientras que el extremo
de la misma se deja suelto, para que acompañe los movimientos del animal, en
su ritmo y cadencia.
Para comenzar separamos tres mechones de pelo como para hacer una trenza
normal.
Vamos a llamarlos: mechón IZQUIERDO,
mechón CENTRAL,
y mechón DERECHO.
Para continuar tomaremos “al nuevo IZQUIERDO”, para hacerlo pasar por
encima del CENTRAL,
¡¡¡OJO AQUÍ!!! Pues al sobrante del lado DERECHO le unimos un nuevo
mechón de pelo. Lo tomaremos de la crin mas próxima e inferior para hacerlo
pasar por encima del izquierdo y dejaremos al que estaba como central como
mechón izquierdo.
Se continúa con un segundo ramal del lado izquierdo, que pasará por encima
del que cruza desde la derecha y vuelve hacia su lado de origen, trabando por
debajo del segundo ramal de ese lado.
Luego de llegar con la trenza por debajo de la mitad inferior del maslo de la
cola, seguiremos con una trenza común, sin tomar mechones de los lados y así
se finaliza la trenza con una pequeña gomita.
Lo primero que debemos saber es que en el polo, las lesiones son comunes
debido a la velocidad del juego, las frenadas y los giros violentos.
Si un animal se lesiona y no puede volver a jugar, nosotros habremos perdido
la inversión que hicimos. En general se eligen yeguas, pues ellas pueden
procrear y eso nos daría la posibilidad de resarcirnos de la pérdida si sufren
lesiones incurables.
Hay que saber que cuando ovulan las hembras tienen dolores y no rinden lo
mismo que siempre. En este sentido, podemos optar por inhibirles el celo en la
temporada de partidos ó en esos días jugar otros animales y a las que están en
celo dejarlas descansar.
Es fácil de entender la razón por la que cada jugador se prepara para una
temporada de polo, con un número de yeguas superior que el que necesita
normalmente por partido.
Puestos al galope importan los giros a los dos lados, pero tendremos que exigir
mas al lado derecho, ya que es en ese lado donde llevaremos el taco.
Busque que el animal mantenga la cabeza baja cuando se lanza a correr, pues
así le dará una buena visión de la bocha.
Para terminar, recuerde que al polo se juega con un taco y no todos los
caballos se habitúan a verlo dando vueltas cerca de su cabeza. Antes de
comprar uno, le recomendamos probar sus reacciones con el taco en la mano.
Sobre las formas y la belleza no diremos mas que lo que buscan los criadores
que diseñaron el standard de la raza.
Líneas armónicas, cuello liviano y flexible, buena potencia en los músculos
pero sin exagerar y tantos otros detalles.
No se puede perdonar en estos caballos ningún defecto de aplomo grave y
habrá que tener cuidado con las desviaciones leves, pues pueden ser los
culpables de rodadas y caídas cuando se anda a gran velocidad.
Cuando tenga sus caballos listos para salir a la cancha sepa que “ahora”, todo
queda en su habilidad para decirles lo que Ud. quiere que hagan.
Si no lo hacen trate de no enojarse con ellos, tal vez la culpa también puede
ser suya.
Consejos para los jinetes
Creemos que es útil aclarar el concepto, debido a que los términos pueden
confundir al interesado, que llega al mundo de la equitación, con ganas de
tener su primer caballo.
Un caballo bien domado no necesitará una pierna fuerte para salir al galope.
Estos caballos comprenden la orden de avanzar con una suave presión de la
pantorrilla.
El jinete inexperto podría presionar su pierna contra el flanco del caballo,
porque se desbalancea y siente que puede caer; por lo que trata aferrarse al
animal para evitarlo.
Si el caballo está bien domado, puede entender esa presión como una
indicación para andar más rápido y la reacción al estímulo será la contraria de
la que pretende su jinete.
Un caballo bien domado, gira con solo sentir una suave presión de las riendas
sobre su cuello.
Si el jinete le indicara a su caballo la dirección del giro bruscamente con ambas
riendas, tomadas con una sola mano, sentirá la rienda externa apoyada en el
cuello, mientras que la rienda interna queda flotando y no trabaja.
La segunda posible reacción que puede darse debido a que ellos sienten que la
rienda externa se apoya en el cuello es que debido a que no se mantiene la
incurvación con la rienda interna, la cabeza salga hacia el lado externo y el
animal gire en el sentido opuesto al que busca su jinete.
Por el error que ese jinete cree que comete su caballo, se aumentará la presión
sobre las riendas, para que vaya hacia la dirección deseada.
Un jinete nuevo no es capaz de entender que es él, quien debe corregir la
forma de indicar.
En esos caballos mansos, buscaremos que sean dóciles para partir al paso, al
trote y al galope, pero no deberán ser demasiado sensibles. Con esta condición
el jinete maneja las cadencias que quiere sin sorpresas, aunque es posible que
debido a la falta de sensibilidad, las transiciones no se vean muy limpias ni
claras. Pero esto en esta etapa … no importa.
A los caballos mansos hay que insistirles con la pierna para que avancen y
posiblemente no frenen en un lugar muy exacto pero nos conformaremos tan
solo con el hecho de que frenen.
Ejercicios en el piso
Es por esta razón que para no sentir dolores, se recomienda preparar el cuerpo
antes de montar, reduciendo así los dolores, las molestias y los riesgos de
lesiones.
Las piernas deben abrirse para entrar en el armazón que recibe el cuerpo. Para
ello, es necesario alongar los músculos y ligamentos de su parte interna.
Para poder bajar los talones mientras tenemos el pie en el estribo, debemos
estirar el ligamento llamado “talón de Aquiles”. Para hacerlo, llevaremos una
pierna hacia atrás dejando toda la planta del pie apoyada en el suelo y
flexionaremos la rodilla de la pierna contraria hacia delante. Notaremos que la
exigencia aumenta tanto como lo que logremos bajar.
Todos los movimientos en línea recta exigen que la columna del jinete
acompañe longitudinalmente con movimientos de su tronco hacia atrás y hacia
delante.
Juntando los pies iremos hacia adelante intentando tocar con las manos la
punta de nuestros zapatos. No se deben flexionar las rodillas pues de esa
forma, también sentiremos como se estiran los ligamentos y músculos de la
parte posterior de las piernas.
Así, llevaremos las manos detrás de la nuca y trataremos de abrir los codos
para mantener los hombros hacia atrás. De esta forma y con la cadera mirando
hacia delante, haremos rotar el cuerpo sobre su eje tanto como nos sea
posible.
La columna ha de tener para ello una gran flexión lateral pues así puede
acompañar y copiar el movimiento brusco sin que corramos el riesgo de caer.
Unos pocos minutos de estos ejercicios cada día antes de montar, pueden
ayudar al jinete y al caballo para que se comunique el binomio con las
indicaciones mas claras logrando los mejores resultados.
Para salir al galope de parado, tendrá que presionar las piernas, atrasar el
cuerpo y ceder levemente las riendas.
Para frenar en cambio, pondrá el cuerpo derecho, abrirá las piernas y tocará la
boca con las riendas para dar la orden.
En las personas con poca experiencia, el cuerpo, las manos y las piernas
pueden moverse involuntariamente, en forma contraria a lo esperado o
correcto.
Es normal ver los cuerpos flexionados hacia delante, como en posición fetal
para hacer andar el caballo, pero esa postura favorece al rebote del jinete
produciendo una sensación de inestabilizad.
La reacción natural de los jinetes para no caer, es tomarse de las riendas y ese
puede ser el motivo de una caída, pues en los animales sensibles, un tirón
fuerte, producirá una reacción inesperada.
Los ejercicios de asiento, entre otras cosas, sirven para ayudar al jinete a tener
independencia de cada una de las partes de su cuerpo cuando monta.
Comenzaremos indicando que pongan las dos manos detrás de la nuca, con
los codos abiertos y la cara hacia el frente.
En el siguiente ejercicio, se le pide al jinete que lleve las dos manos hacia
delante extendiendo los brazos. En esa posición las llevará hacia arriba y luego
al frente nuevamente, acompañando el movimiento con la cabeza.
Aquí también estaremos estirando la espalda para que la columna se aliñe
correctamente.
El jinete no debe flexionar los codos cuando lleva las manos hacia arriba, ya
que de esa forma deja de trabajar la espalda.
Hay que cuidar también que no se desplacen las piernas hacia delante, cuando
se lleva la mirada hacia arriba, ya que esto es normal.
Primero irá hacia delante con el cuerpo. Allí las piernas bajan y retroceden e
inmediatamente volverá a sentarse derecho. El movimiento es lento y debe
intentar bajar tanto como pueda.
Al ir hacia delante, sin apoyar las manos, se trabajan los músculos de la
espalda para sostener el cuerpo.
A continuación le pediremos que vaya hacia atrás tanto como pueda, siempre
sin usar las manos, para volver a sentarse derecho.
Aquí son los músculos abdominales los que sostienen el cuerpo para que no
caiga hacia atrás.
Cuando vemos que el jinete al paso, conoce los ejercicios y los hace
correctamente, podemos intentar con los mismos movimientos al trote.
Para él será toda una nueva lección. El hecho de no tener las manos en las
riendas, ayuda a que el proceso te aprendizaje sea rápido y entonces no habrá
problemas cuando las usen.
Los ejercicios de asiento son realmente importantes para todos los jinetes.
Somos partidarios de seguir haciéndolos cada vez que sea posible al menos
por unos 15 minutos al comienzo del trabajo diario. Con ellos el cuerpo se
acomoda a la montura y se acompaña mejor al caballo.
Al uso de las dos riendas en una mano, se lo llama manejo con riendas
indirectas.
Cuando se utiliza una rienda en cada mano, lo llamamos manejo con riendas
directas.
Durante la doma, y en los deportes donde el manejo del caballo debe ser muy
controlado, se utilizan las dos manos ó el “manejo con riendas directas”.
Para girar al lado izquierdo, se flexiona la cabeza del caballo con la rienda
izquierda hacia ese lado, haciendo que la punta de la nariz se dirija hacia el
lugar al que vamos.
A ésta rienda interna se la utilizará solamente para flexionar y posicionar al
caballo.
La rienda externa mientras tanto, deberá apoyarse sobre el cuello en el lado
externo y tendrá una función de impulso y control de la velocidad.
En los caballos que van demasiado hacia delante o que están muy impulsados,
deberemos controlar más. En los animales vagos que aún no saben mucho del
impulso y no van adelante, habrá que usarla con mayor suavidad, para no
frenarlos en el giro.
Aquí es donde debemos apelar a la sensibilidad de los jinetes para que puedan
brindarle a cada animal, la presión que necesitan sobre la rienda externa e
interna.
Decimos que los jinetes que tienen esta sensibilidad tienen “tacto” y es a través
de ese tacto, que se llega a lograr el “Contacto”.
Ningún jinete prendido de las riendas y afirmado a la boca, puede pensar que
está en contacto con su caballo.
Estará agarrado al caballo dándole la posibilidad de utilizar en su contra, tanta
fuerza como la que él mismo haga.
Los caballos no pueden hacer fuerza contra una mano que tira y cede la rienda,
pues no encuentran la resistencia necesaria para hacer esa fuerza.
Para lograr ese contacto, un buen jinete mantiene sus brazos pegados contra
al cuerpo, sin mover las hombros ni los codos. De ésta forma, las manos
tampoco se mueven, pues mantienen esos puntos como referencia y aparece
un lugar al que llega el caballo, en donde siente que no tiran de su boca.
Esta es la razón por la que se debe evitar que los codos queden abiertos o
lejos del cuerpo, ya que las manos no tendrán registro y pueden exigir mas que
lo necesario.
Cuando domamos, las indicaciones deberán ser mas exageradas para que el
caballo entienda lo que le estamos pidiendo. Las manos se salen de la línea
media del cuello y se separan para llevarlos a la posición deseada.
En éste caso es bueno cruzar las riendas delante de la montura, haciendo que
la rienda izquierda llegue por la mano izquierda y cruce hacia la derecha por la
que cae hacia abajo; mientras que la rienda derecha llega por la mano derecha
y cruza hacia la izquierda. Así se tiene mayor control para achicar y alargar las
riendas, en situaciones que así lo requieran.
Rotando el antebrazo hacia arriba para permitir que las riendas ingresen por el
índice y pulgar como lo hace la mayoría de los jinetes que no tienen escuela,
se siente muy cómodo…., pero es una posición que nos quita posibilidades de
manejar correctamente.
Tal vez Ud. no esté acostumbrado al uso de alguno de los métodos que le
hemos recomendado, pero intente habituarse para incorporarlos a su
equitación ya que hace muchos siglos que se utilizan y le harán conocer una
equitación mas fácil y placentera.
En principio diremos respecto de las piernas, que hay dos formas de montar a
caballo.
Con las piernas bajas o el sistema de “la jineta” y con las piernas altas o el
sistema de “la Brida”.
Para montar con las piernas más altas, se acortarán las estriberas dos o tres
agujeros, dependiendo del deporte y la costumbre del jinete.
Lo siguiente es conocer el uso de las piernas, para obtener las respuestas del
caballo correctas a cada uno de los estímulos.
Cuando se habla del uso de la pierna, hay que aclarar algunos puntos.
Las rodillas mantienen el eje del cuerpo sobre la montura, pero es mejor no
hacer mucha fuerza con ellas, pues así se suben las piernas y se pierden los
estribos.
Otro problema que aparece al hacer fuerza con las rodillas es que por ello,
muchas veces flexionamos el cuerpo hacia delante y si pierda el asiento
levantando la cola mientras que nos terminamos apoyando sobre los estribos.
Muchos jinetes exageran en el uso de las espuelas y fusta y por ello no usan
las piernas. Cuando pasa esto el animal se descontrola y muchas veces lo
muestra con movimientos permanentes de su cola que muestran desagrado.
Tórax al Cuadrado en metros, por una constante que es 56, sobre la medida de
alzada expresada en metros.
Debido a ésta fórmula, podemos saber que un caballo pequeño de 1,44 mts de
alzada y con perímetro torácico de 1,79 mts, puede soportar cómodamente un
peso aproximado a 124 KG.
Esto nos permite entender entonces que cuando montamos un caballo, los
problemas no surgen por soportar nuestro peso, sino porque puesto sobre el
caballo lo usamos mal.
En esa posición lleve los hombros hacia atrás de manera de dejar salir su
pecho hacia delante.
Sentirá los ísquiones apoyarse en la horcajadura o centro de la montura.
Si se mantiene la cintura floja, la espalda acompañará el movimiento del
caballo al paso, con armonía.
Deje su cuerpo sentado con el pecho adelante y los hombros atrás; presione
con las piernas y estará saliendo al trote..
Deberá mantener el ritmo siempre sentado y será su cuerpo junto con las
piernas, lo que hará que el caballo marche hacia delante.
Se dice que se trota a la mano derecha cuando el cuerpo del jinete se sienta en
la montura, en el momento en el que la mano derecha, queda atrás y debajo
del jinete.
Lo contrario sucederá si lo hacemos a la izquierda. La mano izquierda estará
atrás cuando la montura recibe el cuerpo del jinete.
Para cambiar el lado del trote, habrá que quedarse sentado un tiempo más que
el normal del ritmo que manteníamos y de inmediato nos levantaremos, ya en
la mano correcta.
El trote de medio asiento es aquel que se hace con el jinete parado sobre los
estribos, como si fuera un jockey de carrera.
El jinete no se debe sentar; al pararse sobre los estribos, estará parado encima
del centro de gravedad.
Así el animal se mueve con mayor libertad y naturalidad.
Se utiliza mucho para alargar los aires de marcha y en los deportes en donde el
jinete quiere ayudar a su caballo aún con el cansancio y sacrificio que significa
para él.
Finalmente diremos que para girar, el cuerpo también acompaña el giro con los
hombros.
Cuando giramos a la derecha, el hombro derecho se va levemente hacia atrás,
como queriendo poner algo mas de peso sobre la grupa de ese lado. En el lado
izquierdo el hombro que bajará yendo atrás, será el izquierdo.
Un buen jinete debe poder mover el cuerpo, las piernas y las manos con total
independencia sobre su caballo.
Para salir al galope de parado, tendrá que presionar las piernas, atrasar el
cuerpo y ceder levemente las riendas.
Para frenar en cambio, pondrá el cuerpo derecho, abrirá las piernas y tocará la
boca con las riendas para dar la orden.
En las personas con poca experiencia, el cuerpo, las manos y las piernas
pueden moverse involuntariamente, en forma contraria a lo esperado o
correcto.
Es normal ver los cuerpos flexionados hacia delante, como en posición fetal
para hacer andar el caballo, pero esa postura favorece al rebote del jinete
produciendo una sensación de inestabilizad.
La reacción natural de los jinetes para no caer, es tomarse de las riendas y ese
puede ser el motivo de una caída, pues en los animales sensibles, un tirón
fuerte, producirá una reacción inesperada.
Los ejercicios de asiento, entre otras cosas, sirven para ayudar al jinete a tener
independencia de cada una de las partes de su cuerpo cuando monta.
Comenzaremos indicando que pongan las dos manos detrás de la nuca, con
los codos abiertos y la cara hacia el frente.
En el siguiente ejercicio, se le pide al jinete que lleve las dos manos hacia
delante extendiendo los brazos. En esa posición las llevará hacia arriba y luego
al frente nuevamente, acompañando el movimiento con la cabeza.
Aquí también estaremos estirando la espalda para que la columna se aliñe
correctamente.
El jinete no debe flexionar los codos cuando lleva las manos hacia arriba, ya
que de esa forma deja de trabajar la espalda.
Hay que cuidar también que no se desplacen las piernas hacia delante, cuando
se lleva la mirada hacia arriba, ya que esto es normal.
Primero irá hacia delante con el cuerpo. Allí las piernas bajan y retroceden e
inmediatamente volverá a sentarse derecho. El movimiento es lento y debe
intentar bajar tanto como pueda.
Al ir hacia delante, sin apoyar las manos, se trabajan los músculos de la
espalda para sostener el cuerpo.
A continuación le pediremos que vaya hacia atrás tanto como pueda, siempre
sin usar las manos, para volver a sentarse derecho.
Aquí son los músculos abdominales los que sostienen el cuerpo para que no
caiga hacia atrás.
Cuando vemos que el jinete al paso, conoce los ejercicios y los hace
correctamente, podemos intentar con los mismos movimientos al trote.
Para él será toda una nueva lección. El hecho de no tener las manos en las
riendas, ayuda a que el proceso te aprendizaje sea rápido y entonces no habrá
problemas cuando las usen.
Los ejercicios de asiento son realmente importantes para todos los jinetes.
Somos partidarios de seguir haciéndolos cada vez que sea posible al menos
por unos 15 minutos al comienzo del trabajo diario. Con ellos el cuerpo se
acomoda a la montura y se acompaña mejor al caballo.
Un buen jinete debe poder mover el cuerpo, las piernas y las manos con total
independencia sobre su caballo.
Para salir al galope de parado, tendrá que presionar las piernas, atrasar el
cuerpo y ceder levemente las riendas.
Para frenar en cambio, pondrá el cuerpo derecho, abrirá las piernas y tocará la
boca de su animal con las riendas al dar la orden.
La reacción natural de los jinetes para no caer, es tomarse de las riendas y ese
puede ser el motivo de una caída, pues en los animales sensibles, un tirón
fuerte, producirá una reacción inesperada.
Los ejercicios de asiento, entre otras cosas, sirven para ayudar al jinete a tener
independencia de cada una de las partes de su cuerpo cuando monta.
Comenzaremos indicando que pongan las dos manos detrás de la nuca, con
los codos abiertos y la cara hacia el frente.
En el siguiente ejercicio, se le pide al jinete que lleve las dos manos hacia
delante extendiendo los brazos. En esa posición las llevará hacia arriba y luego
al frente nuevamente, acompañando el movimiento con la cabeza.
Aquí también estaremos estirando la espalda para que la columna se aliñe
correctamente.
El jinete no debe flexionar los codos cuando lleva las manos hacia arriba, ya
que de esa forma deja de trabajar la espalda.
Hay que cuidar también que no se desplacen las piernas hacia delante, cuando
se lleva la mirada hacia arriba, ya que esto es normal.
Primero irá hacia delante con el cuerpo. Allí las piernas bajan y retroceden e
inmediatamente volverá a sentarse derecho. El movimiento es lento y debe
intentar bajar tanto como pueda.
Al ir hacia delante, sin apoyar las manos, se trabajan los músculos de la
espalda para sostener el cuerpo.
A continuación le pediremos que vaya hacia atrás tanto como pueda, siempre
sin usar las manos, para volver a sentarse derecho.
Aquí son los músculos abdominales los que sostienen el cuerpo para que no
caiga hacia atrás.
Cuando vemos que el jinete al paso, conoce los ejercicios y los hace
correctamente, podemos intentar con los mismos movimientos al trote.
Para él será toda una nueva lección. El hecho de no tener las manos en las
riendas, ayuda a que el proceso te aprendizaje sea rápido y entonces no habrá
problemas cuando las usen.
Los ejercicios de asiento son realmente importantes para todos los jinetes.
Somos partidarios de seguir haciéndolos cada vez que sea posible al menos
por unos 15 minutos al comienzo del trabajo diario. Con ellos el cuerpo se
acomoda a la montura y se acompaña mejor al caballo.
Para enseñarle cosas a nuestro caballo tenemos que poder comunicarnos con
él. Evidentemente no será el lenguaje vocal el que utilicemos pues aún nadie
ha aprendido a relinchar y ellos aún, no han aprendido a hablar.
Pues entonces, debemos pensar en cuales son los elementos que utilizaremos
para comunicarnos con el caballo. A esos elementos que nos facilitarán la
comunicación, los llamaremos “Ayudas de la equitación”.
Cuando con la fusta corta no obtenemos reacción o en los casos en los que
intentamos que el animal no solo avance, sino que además active sus
posteriores se puede usar la fusta larga. Habrá que tener cuidado inicialmente
con su uso pues cuando los caballos no la conocen, suelen reaccionar con
violencia o de manera muy repentina.
El problema de las fustas, es que si bien impulsan al caballo, siempre
estimularán más de un lado que del otro y esto puede producir alteraciones en
la rectitud o equilibrio de nuestros animales al andar. Cuando pasa esto
debemos optar por la utilización de espuelas o espolines pues el impulso se
recibe a ambos lados al mismo tiempo y con la presión o fuerza que
corresponde.
Las martingalas aseguran que las riendas lleven la presión al maxilar siempre
en la dirección correcta, sin importar donde estén posicionadas las manos.
Háganos caso: Comience a trabajar sus potros utilizando todas las ayudas que
crea necesarias y sobre el final…. terminará usando nada.
Sin embargo en muchos lugares sigue siendo simplemente un animal que debe
ponerse al servicio del hombre. Para ello se lo doblega con cuerdas y bozales,
tan fuertes que no puede cortar. Los jinetes a su vez son tan hábiles como
violentos, pues así les muestran como han de obedecerles.
Para con ellos nos queda solo hacer docencia para que la gente conozca y
viva la realidad inobjetable de los resultados de un entrenamiento realizado
bajo métodos pacíficos respecto de los viejos métodos violentos.
El caballo peleará para escapar. Para él, el hombre es un predador con ojos
delante de la cara que quiere capturarlo.
No importa cuanto esfuerzo ponga en romper las sogas que lo tienen atado.
No importa lo doloroso que sea para el la presión del bozal sobre su cuello,
cualquier esfuerzo será valido para escaparle al peligro.
Tal vez ese hombre prefiere que las reacciones del caballo sean suaves y
amables, pero este lo desconoce y nunca lo serán si intenta aproximarse a él
transitando por el camino de la violencia. Esta no genera otra cosa mas que
violencia.
Podrán querer acercarse para tocarlo amablemente, pero la soga que lo
mantiene atado al bozal lo limita y por ello transforma una buena intención, en
una actitud agresiva.
Tal vez al final el caballo ceda al dolor y se entregue, como lo han hecho
tantos. Pero será difícil pensar que el vínculo que nace allí los una en amistad.
Ese caballo se sentirá un prisionero de su amo y estará listo para golpear a
quien sea, para escapar de su prisión……
Si se acerca mas, le permitiremos que nos huela para que nos reconozca.
-Este es un predador, pensará… pero parece ser bueno.
La molestia será menor si está cerca y por eso relacionará al hombre con
cosas buenas.
Cuando se arrime podemos darle agua, pasto o una nueva caricia.
La nobleza del caballo es tan grande, que se entregará por completo ante una
actitud tranquila y noble.
Ellos no son políticos y mostrarán su gratitud tan solo a las actitudes que le
sean gratas.
Más allá de este placebo que surgirá naturalmente en ese momento extremo,
también podemos utilizarlo para tranquilizar a un caballo que esté nervioso por
algún motivo, si aprendemos a acostarlo.
Inicialmente debemos enlazar la mano izquierda del caballo con una soga.
De esta forma comenzaremos a dar pequeños tirones del bozal, para que el
caballo traiga la cabeza hacia nuestro lado.
La idea es lograr que se arrodille, con una mano extendida hacia delante, y con
la rodilla flexionada apoyada en el suelo de nuestro lado.
Cada vez que lo logremos, habrá que ceder la rienda como premio. Si intentara
levantarse, volveremos a insistir con pequeños toques sobre la nariz; pero
nunca haciendo fuerza.
Es importante mantener la cabeza siempre de nuestro lado, con pequeños
tirones, para que el animal se acueste hacia el lado contrario.
Tal vez aún no caiga pues sus patas es posible que se mantengan abiertas o
separadas.
Para cerrarlas y llevarlas a una buena posición, debemos dar pequeños
pechazos en la cadera del caballo y así se juntarán.
No debe pasar nunca por delante de sus ojos cuando estén en el suelo.
Recuerde que se sentirán indefensos y es posible que quieran levantarse, si
ven la posibilidad de hacerlo.
Para mejorar la prueba, colóquese encima del cuello con una pierna a cada
lado, mirando hacia atrás del caballo.
Tome las dos manos y tire hacia arriba para rotarlo. Hágalo especialmente de
la que quedó abajo pues si tira de la de arriba se abrirá mucho la articulación y
puede dolerles.
Acompañe el movimiento del caballo con sus pies hasta que quede hacia arriba
y trabado entre sus rodillas.
Podrá hacer muchas cosas con el animal en esa posición. No haga fuerza ni le
genere dolor. El está sintiendo un gran placer.
Todos los que andamos a caballo hemos tenido que dejarlo atado en algún
lugar, alguna vez. Es parte de las actividades necesarias y obligadas de la
equitación. Como cepillar, ensillar o embridar correctamente.
Si un caballo mal atado se soltara, quedará con la soga que lo mantenía atado
suelta y la comenzará a arrastrar a su lado. Esto puede producir un miedo
tremendo en el caballo, que haga que comience a correr desesperadamente
pensando que la soga, es un animal que lo persigue.
En este estado, se transforma en un inmenso peligro ya que por prestar
atención a la soga que lleva colgada, es capaz de atropellar todo lo que quede
en su camino pues no mira hacia adelante. Una persona, un auto, otro caballo
o un alambrado.
Creemos que un caballo suelto y sus consecuencias, pueden ser mucho más
peligrosas, que cualquier cosa que puede pasarle a un caballo bien atado.
Recomendamos, pasar la soga por el lugar elegido para atar, que podría ser
una argolla. Luego se vuelve con la soga desde allí hacia el bozal y la
pasaremos por dentro de la argolla de la que está atada, ya sea de arriba abajo
o de abajo hacia arriba.
Traspasada la argolla, daremos una vuelta sobre la sección inferior del bozal
que une la hociquera y la cogotera. Ahora podremos terminar el nudo pasando
por encima de ésta parte y por debajo de la soga que ata.
De ésta forma, cuando el animal tira, la soga queda mas apretada por el bozal
y el extremo que atravesó la argolla y por eso no se corre. Se pueden hacer
dos o tres pasada luego de la primera para asegurar la atadura o si se pretende
que no quede la soga colgando.
Cuando los animales son nuevos y se corre el riesgo de que tironeen mucho,
los nudos deben ser seguros y fáciles de desatar.
Recomendamos un nudo que se utiliza mucho sobre los barcos, conocido
como “Haz de guía”. En el campo se lo llama “nudo potreador”…
Vamos a llamarlo “El nudo del Conejo” para poder explicarlo fácilmente y que
puedan retener sus pasadas.
Ahora tenemos al conejo que ha salido fuera de la cueva, tal vez en busca de
comida…. y por ello, dará una vueltita buscando comida (alrededor de la
cuerda que ha confeccionado la boca de la cueva) y volverá a ingresar a la
cueva…. para que quede terminado el nudo.
Recuerde que a la cueva no se puede ingresar por otro lado que no sea su
salida; algunas personas llevan la soga por detrás y el nudo queda mal.
Este nudo no se debe ajustar, simplemente hay que terminarlo y dejarlo ya que
su gracia es que si el animal tira, luego se lo puede deshacer fácilmente.
Repita la historia del conejo en su mente mientras repasa las pasadas y habrá
aprendido un nudo de gran utilidad.
Todo buen criador aspira a poder llegar a una exposición con sus productos
para compararlos y enfrentarlos al resto de los animales de la misma raza pues
en casa, todos nuestros potrillos parecen campeones…
Antes de esa confrontación alguien se habrá movido para asegurar que ese
lugar y ese momento, tengan todo lo necesario para que a su caballo y a Ud.
los traten como corresponde, sin que nada les falte.
Es por ello que pareció interesante poder enumerar todo lo que han de
ofrecerle los organizadores de eventos, a la hora de preparar una competencia
de caballos.
Los caballos bajan de los camiones o trailers en los que arriban al evento en
una zona en donde no se afecte al tráfico de la ciudad y donde los animales no
corran riesgos de asustarse o poder escapar, pues eso podría causar
accidentes a terceros.
Una vez aceptado el ingreso del animal, le asignarán un box donde se colocará
un cartel con los datos del criador, Nombre y localidad del establecimiento,
nombre del animal y su fecha de nacimiento.
El lugar en el que se alojan los caballos deberá contar con los elementos de
seguridad necesarios: Suficiente iluminación, pisos antideslizantes, mangueras
de agua, extinguidores de incendios, cortes de electricidad e indicación de
salidas.
Las duchas para caballos deberán tener suficiente caudal a cualquier hora.
Durante los primeros días, los caballos se habitúan al lugar mientras que los
jurados trabajan en la observación de las condiciones y cualidades de todos los
animales ingresados. Si existieran animales rechazados deberán retirarse de
inmediato pues estos no deben permanecer en el predio.
Una persona deberá estar encargada del manejo de las pistas en los diferentes
horarios.
Los comisarios de los pabellones se encargan de buscar a los animales y
asegurarse de que los propietarios los tengan listos a la hora indicada.
Tal vez las vueltas de la vida permitan el desquite con aquel caballo que les
ganó, en un fallo ajustado.
Tal vez algún criador se decepcione y venda todos sus animales; pero siempre
habrá otros que comiencen.
Y así en las exposiciones y de ésta forma, “el fuego sagrado” del amor al
caballo sigue encendiéndose en la gente…… y jamás se apagará.
Existen mecanismos en todas las exposiciones del mundo, que facilitan a los
jueces la comparación de los animales que les toca juzgar.
Son los criadores de cada raza quienes deciden sobre las formas de
juzgamiento para seleccionar a los mejores.
En una pista el juez y sus secretarios, estarán esperando que lleguen los
animales que han de clasificar, sin tener contacto con el público.
Las primeras vueltas se utilizan para tener una idea general de la categoría. El
juez piensa posibles colocaciones, pero no hace movimientos. El primer golpe
de vista es muy importante a la hora de decidir, pero son los detalles los que
definen una colocación.
Si entre un animal y el que le sigue el juez considerara que hay una gran
diferencia, puede marcar su opinión distanciando el premio. Así, podría suceder
que un animal que termina tercero en la fila reciba un cuarto premio,
caminando detrás del merecedor de la escarapela de segundo.
Es función de los jurados hacer docencia. Para que la gente entienda sus fallos
y una vez que se han otorgado los premios, el juez explicará la razón por la que
ha colocado a los animales en cada uno de los lugares. En esta explicación
normalmente se resaltan las virtudes que hicieron que los animales vencieran
al siguiente. Es una ley de cortesía evitar aquí la mención de los defectos, pues
luego llegarán los remates y no le corresponde al juez sino a los compradores
la elección del animal que necesiten.
Puestos al trote luego, a lo largo de media pista, deben avanzar y mostrar sus
movimientos con dinamismo y potencia en las patas, sin romper al galope si no
se lo ha pedido el jinete. Es necesario mostrar que el animal se mantiene
siempre bajo control.
El jinete deberá armar al animal para que este galope con cadencia. Si al
hacerlo observamos que abren la boca o que la mueven hacia adelante o a los
costados; estaremos frente a un caballo incomodo con su embocadura con
poco de tiempo de doma o que no soporta la mano del jinete.
Deberán entrar las patas con una posición de cabeza baja y un cuello relajado.
Hay que recordar que todo lo que no vemos correcto dentro de una pista de
pocos metros, puede que resulte peor en espacios abiertos.
Tal vez existan muchas reacciones de los animales que se pueden enmascarar
en esta prueba, pero sin duda habremos podido evaluar muchas otras capaces
de causarnos problemas. Es por ello que lo recomendamos.
Equitación de amazonas
El diseño de una montura que les permitía montar a caballo con las dos piernas
del mismo lado trabadas por una extensión del borrén delantero fue la solución
para que mantuvieran el equilibrio y se sintieran seguras.
Las faldas, se diseñaron mas largas del lado derecho, para que cubran la bota
izquierda sostenidas por un elástico que las mantenía en su lugar. Estando
desmontada, la amazona abotonaba la falda por detrás para no arrastrarla al
caminar.
Las amazonas llevaban el pelo recogido, con un moño bajo con redecilla, para
evitar que el viento les hiciera volar en pelo en la cara mientras mantenían
ocupadas las dos manos en la conducción del animal.
Hay reglas para vestir cuando se monta “a la amazona” que han de seguirse en
detalle pues no se debe olvidar que ellas se distinguen en el mundo de la
equitación, por su ELEGANCIA.
Cada país tendrá sus tradiciones e historias que respetar y los modos o sus
usos pueden variar en esta modalidad.
Así podrá dejarse caer hacia el suelo, sosteniendo las riendas del animal en la
mano izquierda.
Las pruebas de amazona son de lo más variadas. En ellas se chequea a la
dama hasta el último detalle al igual que a su caballo, y así se los juzga por
separado y en conjunto, moviéndose en todos los aires.
Las manos irán encima o a cada lado de la rodilla, variando la altura de éstas
según lo que necesite el caballo.
Las riendas han de ser un poco mas largas que las normales pues harán un
recorrido mayor hasta que se las tome, para mantener un correcto contacto con
la boca.
La fusta debe trabajar detrás de la cincha del lado derecho, pues allí sustituye
la pierna que falta en ese lado.