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1.- Escalada Clásica y escalada deportiva.

Aspectos comunes y diferencias.


En el origen de la escalada como faceta del alpinismo, está sin duda la necesidad
de alcanzar cumbres inaccesibles por otros medios. Pero pronto, una vez
conquistadas por sus vías más fáciles (aunque esto comportara tener que
escalar), se empezó a ascender montañas por itinerarios más difíciles y
arriesgados.
Muchas son las motivaciones de tal actitud: auto superación, amor por el riesgo y
la aventura, en algunos casos búsqueda de notoriedad… ríos de tinta han corrido
intentando explicarlas. Y eso sin contar con las particulares de cada uno.
Pero no cabe duda de que entre ellas está simplemente la satisfacción que
produce el uso combinado de músculo y cerebro para superar cada paso con
movimientos encadenados y precisos, la inyección de adrenalina que tensa y
prepara para vencer cada dificultad, o el puro placer del ejercicio físico sobre el
vacío.
Este último párrafo parece contener la mayor parte de las coincidencias entre
los motivos de escaladores clásicos y deportivos. De hecho, las zonas de escalada
deportiva son excelentes campos de entrenamiento para los primeros. Las
técnicas y el equipo básico también son los mismos.
Veamos ahora las diferencias:
Deportiva.
Situación de las vías, (comodidad de acceso, aproximaciones cortas o
inexistentes), clima agradable, hay zonas de invierno y de verano según la
orientación de las paredes. Predominio de vías de un solo largo con descuelgues o
a lo sumo de dos o tres, rutas muy bien equipadas y seguras donde caerse no
suele tener consecuencias graves, se escala sin peso. También puede practicarse
en paredes artificiales, (rocodromos) situados al aire libre o en recintos
cerrados.
Dificultad alta pero riesgo bajo.
Clásica.
En la escalada clásica, no existe una relación directa entre riesgo y la dificultad.
Podemos conseguir un aceptable grado de seguridad en medio de una alta
dificultad técnica si la roca es compacta y permite colocar buenos seguros y, sin
embargo, zonas de roca descompuesta, con frecuentes caídas de piedras y donde
la efectividad de la protección es dudosa, aún siendo más fáciles, pueden
resultar más peligrosas.
Las vías suelen ser de varios largos y, en el mejor de los casos, estarán sólo
parcialmente equipadas con seguros de distintas épocas y procedencias y a
veces dudosa fiabilidad, que tendremos que reforzar colocando nuestra propia

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protección, normalmente más precaria y separada que la de las escuelas por lo
que conviene evitar las caídas.
El trazado de las vías no siempre es evidente y la habilidad para encontrar el
“camino” en la roca, que se adquiere con el tiempo y la práctica, es fundamental si
no queremos meternos en embrollos difíciles de deshacer.
El acceso suele comportar aproximaciones más o menos largas, a veces de varias
horas, y los descensos desde la cumbre pueden ser largos y complicados. La
permanencia en la montaña es prolongada, incluso de más de un día, con lo que se
está más expuesto a las inclemencias del tiempo.
En caso de accidente las evacuaciones son problemáticas.
El equipo es más voluminoso y pesado, por lo que puede ser necesario escalar con
mochila o izando un petate.

Conclusión.
A modo de conclusión diríamos que la escalada deportiva persigue la superación
de dificultades técnicas de la forma más efectiva y rápida posible, pero con un
riesgo calculado comparable al de muchos otros deportes de competición.
En la escalada clásica en cambio, la mayor o menor dificultad no es más que uno
de los muchos factores, algunos impredecibles, que determinan la envergadura
del reto que el alpinista decide afrontar, y cuya culminación va más allá de la
mera gimnasia. No batirá récords, ni ganará más trofeos que la intima
satisfacción de alcanzar la cumbre por un itinerario difícil y elegante, unido por
la cuerda a sus amigos.

Material
Leer atentamente, entender, y aplicar las instrucciones del fabricante sobre el
uso y limitaciones de cada pieza, es indispensable si queremos poder confiar
plenamente en nuestro material

Material personal:
Casco.
Para la escalada el casco es absolutamente imprescindible. Nos protegerá, no
solo de caídas de piedras, sino también de choques contra la pared si nos caemos,
e incluso de tropezones involuntarios contra esta mientras se escala.
Se fabrican en varios tipos de plásticos o en fibras de carbono o de vidrio, son
ligeros y están diseñados para absorber la mayor parte de la energía de un
choque.
Pies de gato.
En general debemos evitar, para iniciarnos, los modelos excesivamente
especializados de escalada deportiva y elegir un calzado lo más polivalente,
cómodo y protector posible.

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Arneses.
El arnés nos une a la cuerda y reparte en una zona amplia del cuerpo la fuerza de
un posible choque.
Podemos encontrar modelos muy ligeros destinados a la escalada deportiva o
buscar opciones más robustas, con cintura y perneras anchas que nos den la
necesaria comodidad en reuniones colgadas rapel, artificial etc. Un amplio
portamaterial es importante cuando se trata de llevar algo más que una docena
de cintas exprés.

Por otra parte, las perneras ajustables permiten adaptar el arnés a situaciones
en las que llevemos ropa gruesa y tengamos que ponérnoslo o quitarlo con botas
de alta montaña e incluso con crampones, por lo que si queremos un modelo lo más
versátil posible, esta será la opción.

Dispositivos de aseguramiento. (Frenos y descensores.)

Existe una gran variedad tanto en modelos como en marcas, por lo que solamente
mencionaremos algunos de los más populares. En cualquier caso, y como siempre,
es vital leer atentamente las instrucciones del fabricante para cada modelo,
entenderlas y si es posible practicarlas asesorado por personal competente.
La mayoría permiten tanto asegurar al primero y al segundo como rapelar.
Algunos modelos pueden utilizarse con cuerda doble y otros solo con simple,
tampoco todos son aptos para cualquier diámetro de cuerda.
Podríamos establecer dos categorías: estáticos y dinámicos.
Los dispositivos estáticos frenan en seco, incluso casi sin intervención del
asegurador por lo que solo deben emplearse para asegurar al primero si la vía
está dotada de anclajes muy resistentes, ya que los carga mucho más. Por ello
suelen utilizarse más en deportiva que en clásica.
Quizá el más conocido y usado actualmente sea el Grigri, apto solo para cuerda
simple.

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TÉCNICA BASICA

DAR CUERDA RAPIDAMENTE 1 Sujetar la cuerda con tres dedos

2. el índice se apoya en el Grigri. 3. El pulgar se apoya en la leva.

4. Se da cuerda y se vuelve a la posición básica.

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Los dispositivos dinámicos permiten un cierto recorrido de la cuerda a través
del aparato durante la caída, solicitando menos los anclajes del largo, por lo que
son más aptos para vías desequipadas. Por el contrario requieren una atención
constante por parte del asegurador, que además podría quemarse con la cuerda
si no utiliza guante.
Entre los más utilizados actualmente se encuentran los distintos tipos de
Reverso y las “cestas”.
El ocho es el descensor de rapel más popular pero, aunque fue muy utilizado para
asegurar en el pasado, no es apto para tal fin por su baja capacidad de frenado
en caídas importantes.

Material colectivo:
Cuerdas.
Actualmente, las cuerdas dinámicas de escalada se fabrican con una fibra
sintética similar al nailon, la poliamida. Este material posee una alta resistencia a
la tracción, elevada capacidad de absorción de energía y bajo peso.
Están compuestas de una camisa protectora exterior y un “alma” interior, y su
longitud y diámetro dependerán del uso a que estén destinadas, y de si van a
usarse como cuerdas simples, dobles o gemelas.
Las longitudes más habituales van desde 50 a 80 m. Y los diámetros, en
milímetros, pueden oscilar entre 7,5 y 8 para las gemelas, 8 y 9 para uso en
doble, y 10, 10,5 para uso en simple. Aunque la tendencia de todos los
fabricantes es ir reduciéndolos sin perder resistencia, y actualmente pueden
encontrarse ya en el mercado diámetros algo inferiores para cada modalidad.
Para elegir la cuerda adecuada es importante tener en cuenta los siguientes
parámetros:

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Fuerza de choque.

Se trata del impacto que transmite la cuerda al cuerpo del escalador tras la
caída más fuerte que se pueda sufrir. Y que se reduce gracias a la enorme
elasticidad de las cuerdas, cuanto menor sea la fuerza de choque indicada en la
etiqueta, más suave será la detención de la caída.
Para entender fácilmente esta cuestión podemos pensar que la mayor resistencia
la podría proporcionar un cable de acero, pero sus nulas elasticidad y capacidad
de absorción del impacto, harían que este recayese exclusivamente sobre el
cuerpo del escalador con las consecuencias que pueden fácilmente imaginarse.
Por el contrario, un cable de goma proporcionaría el máximo de elasticidad pero
convertiría la caída en una especie de peligroso “yo-yo”. El término medio ideal es
el que se busca en una cuerda de escalada y esta es también la razón por la que
no debe escalarse con cuerdas estáticas, capaces de soportar mucho peso, pero
no de absorber el choque.

Factor de caída.

Se entiende por factor de caída el número resultante de dividir la distancia


recorrida en esta, por la cantidad de metros de cuerda implicados. Así, por
ejemplo, si el primero cae a diez metros de la reunión sin haber pasado antes la
cuerda por ningún seguro, esta tendrá que soportar una caída de factor 2,
(10+10 = 20:10 = 2). Siendo este el mayor choque que puede recibir un anclaje. El
límite de resistencia del material. La cantidad de seguros mosquetoneados
disminuye el factor, aumentando la longitud de cuerda disponible para absorber
la energía.

Resistencia a la abrasión.

Dependiendo de sus características, la duración de la camisa de un modelo de


cuerda puede variar mucho respecto a la de otro.
El tipo de roca sobre la que se escale (granito, caliza etc.) así como el uso que se
le dé, influye en el mayor o menor desgaste de la camisa.
En general, las cuerdas más rígidas y de tacto más rugoso, son más resistentes al
roce que las más flexibles y suaves.

Otras características.

Las cuerdas hidrófugas son aconsejables para evitar aumento de peso de tras
mojarse y la dificultad en el manejo cuando se congelan mojadas.

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Existen modelos diseñados para soportar choques sobre ángulos muy reducidos
(aristas, lajas, espolones) que podrían llegar a cizallar la cuerda.
De todo lo anteriormente expuesto y, en general, del tipo de uso que se le dé a la
cuerda, dependerá su vida útil.
Conservación de las cuerdas: evitar rappels y descuelgues innecesarios, roces en
cantos y aristas y, en la medida de lo posible, el contacto con la tierra. Seguir las
instrucciones del fabricante en lo referente al lavado.

Mosquetones.

Los mosquetones tienen como principal fin unir diversos elementos del material
por medio de su cierre lateral. Especialmente la cuerda a los anclajes, utilizando
dos mosquetones unidos por una cinta (exprés), pero también el arnés a los
descensores y placas de freno, o al punto central de las reuniones. En estos
casos se utilizan mosquetones de mayor tamaño y resistencia, con seguro en el
cierre.
Fabricados con una aleación de aluminio y zinc, su capacidad de resistencia se
mide en KiloNewtons (KN, masa x aceleración), y varía en función de la dirección
de la fuerza, siendo considerablemente mayor cuando esta se ejerce en sentido
longitudinal que en transversal, y disminuyendo mucho si el mosquetón está
abierto. El fabricante graba en cada unidad la resistencia máxima en cada una de
estas situaciones.

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Anclajes usados en escalada deportiva

Buriles, espits, parabolts y químicos.

Buriles.

Actualmente en desuso, aún podemos encontrarlos en vías poco


frecuentadas o en las que nadie se ha molestado en remacharlos.
Se colocan agujereando la pared con una broca y el martillo e introduciendo un
remache. Podemos reconocerlos por la chapa más pequeña y fina que la de los
parabolt y, sobre todo por la cabeza redondeada y martilleada del remache.
¡Atención! tienen tan sólo unos pocos cm. y además son muy antiguos desconfiar
de su uso como seguros.

Espits.

Se usaron mucho en la década de los ochenta y probablemente los que


encontremos colocados provengan de entonces.
Se colocaban también a martillazos pero esta vez con el propio taco (hueco,
cilíndrico y dentado). En su interior se introducía una cuña de expansión y
después se atornillaba la chapa. Se reconocen por la cabeza hexagonal del
tornillo.
Colocados correctamente son más fiables que los buriles ya que el taco es algo
más grande y de expansión, pero la mayoría son muy antiguos. Precaución.

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Parabolts.

Completamente implantados durante la década de los noventa, sus dimensiones


(7-10cm.) y características los convierten en la mejor protección fija que
podemos encontrar, y prácticamente la única en escuelas de escalada.
Se instalan mediante una máquina perforadora y se expansionan apretando la
misma tuerca que sujetará la chapa. Podemos reconocerlos por las chapas más
robustas y por el tornillo sin cabeza con una tuerca. Su vida útil es de unos 20
años.

Químicos

Tan fiables como los parabolt o incluso más, pero exclusivos de algunas vías de
deportiva.
También se instalan perforando a máquina (unos 8cm.) y se fijan mediante resina
epoxi de alta resistencia. Duran más de 30 años y son fáciles de reconocer
porque no llevan chapa sino una anilla fija.

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Cordinos.
Se trata de cuerda de diámetro inferior a la utilizada en escalada, (5 a8 Mm.)
que tiene una importante función auxiliar: montaje de reuniones, anclajes en
elementos naturales, prolongación de los seguros para evitar roce de la cuerda,
nudos auxiliares etc. Se utiliza en anillos de diferentes longitudes anudados con
un doble o triple pescador.

Cintas.
Su función es similar a la de los cordinos, puede utilizarse en anillos anudados
(nudo de cinta) y, actualmente también cosida, más resistentes. Entre los anillos
de cinta cosida se encuentran las cintas expres, de diferentes longitudes, que
forman junto con dos mosquetones la unidad de anclaje que une la cuerda a la
protección colocada en la pared.
Tanto cordinos como cintas se fabrican en poliamida, el mismo material que las
cuerdas, (y por lo tanto son dinámicos).
Actualmente podemos encontrar ambos también en otros materiales mucho más
resistentes: kevlar, spectra, dynema, aramida etc. de textura más rígida, pero
se trata de tejidos estáticos en el caso de las cintas y semiestáticos en el de los
cordinos, algo a tener en cuenta en determinadas situaciones.
Cintas probadoras (“Daisy chain”) y cintas disipadoras.

Escalada libre.

A- Concepto.

Como la observación de los niños demuestra, trepar es innato en el ser humano.


Solo necesitaremos canalizar el instinto mediante una técnica adecuada.
La escalada libre implica utilizar sólo nuestro cuerpo en el ascenso, siendo la
cuerda y los anclajes medios de seguridad en caso de caída.

B-Técnica.

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Escalar implica una sucesión de movimientos acíclicos (al contrario que la marcha
en que los movimientos son cíclicos) en la que intervienen las cuatro
extremidades. El centro de gravedad corporal puede desplazarse
involuntariamente provocando la pérdida del equilibrio, por lo que los movimientos
deberán obedecer a una técnica que asegure la buena situación de este, tanto en
posición estática como dinámica.
Existen ciertas normas básicas a respetar por cualquier principiante, aunque la
práctica y el progresivo aumento de la dificultad harán que, en ocasiones
tengamos que ignorar o modificar alguna de ellas:

Tres puntos de apoyo.

Dos pies y una mano o dos manos y un pie, un solo miembro en movimiento ayuda a
mantener el equilibrio.
Partiendo de los cuatro puntos de apoyo iniciales, cada paso implica trasladar el
peso que soporta un pie (pierna extendida) hasta el otro pie que hemos cambiado
a un nuevo apoyo (pierna flexionada). Traslación que se realiza a través de las
caderas con un desplazamiento lateral respecto a la línea de ascenso desplazando
el centro de gravedad sobre la pierna que apoya y levantándonos sobre ella
extendiendo completamente la rodilla.
Entonces buscamos un nuevo apoyo para la pierna sin peso a la altura de las
rodillas y cuando los brazos queden bajos, los movemos alternativamente hacia
presas superiores.

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Cuerpo separado de la pared.

Nos permitirá ver mejor las presas, tanto de manos como de pies. Mantener los
brazos extendidos no más alto que la altura de la cabeza permite conseguir esta
posición. Solo en el momento de superar el paso nos aproximaremos más a la
pared, aunque debe evitarse en lo posible, dar pasos demasiado largos subiendo
mucho un brazo o una pierna, sobreestirarse desequilibra y somete a la
musculatura a un esfuerzo mayor. Es preferible intentar aprovechar presas o
apoyos más cercanos aunque aparentemente no sean tan buenos. Ligeros giros de
cadera en el sentido adecuado permiten aprovechar mejor las fisuras y resaltes
verticales.

Cargar el peso sobre las piernas.

Son las extremidades más fuertes, la fuerza de los brazos debe reservarse para
los pasos que la hagan indispensable. Mantenerlas algo separadas aporta, salvo
excepciones, estabilidad lateral.
Así mismo, debemos alternar con frecuencia el trabajo de brazos y piernas
cambiando de la tracción al apoyo alternativamente y evitando la excesiva fatiga
de una de ellas.
Apoyar las rodillas tampoco es conveniente.

Anticipación de los movimientos.

Quedar bloqueados sin poder subir ni bajar, en una posición tan comprometida
que solo puede mantenerse unos instantes, mientras sentimos que desaparecen

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las fuerzas, suele ser el preludio de una caída. Para evitar tal cosa, el escalador
debe anticipar los movimientos de toda una secuencia de pasos, hasta llegar a la
próxima posición que le permita descansar.
No siempre pueden verse todas las presas en los próximos metros, y menos aún
saber si nos serán de utilidad, pero al menos debemos tener siempre previstos un
par de pasos por encima del que estamos dando.

Utilización de las manos, tipos de presas.

Borde plano. Canto. Bidedo. Pinza.

Adherencia. Agarre invertido. Agarres laterales.

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Empotramientos de mano y puño.

Cazos o buzones, regletas, fisuras, rebabas, bi o mono dedos, mogotes… Todos


estos nombres y algunos más, describen en el argot de la escalada a los
diferentes tipos de presas que podemos utilizar con las manos.
Aunque al iniciarnos parezca que solo son dignos de confianza los “cazos” en los
que cabe gran parte de la mano y de los que podemos tirar hacia abajo, con la
práctica veremos que prácticamente casi cualquier cosa puede utilizarse por
insignificante que sea si se llega al nivel necesario de técnica y fuerza.
Generalizando mucho podrían establecerse, según su disposición, tamaño y
forma de utilizarlos, las siguientes categorías:

 Cazo o buzón.
 Agarres para dedos. Regletas y rebabas (mejor con canto que planos). Mono
dedos y bidedos. (Agujeros)
 Agarres laterales. Fisuras verticales y resaltes.
 Agarres en pinza.
 Agarres invertidos. (Frecuentes bajo los resaltes y desplomes), permiten
separarse de la pared para mirar.
 Apoyos de manos y cantos romos.
 Empotramientos de manos y puños en fisuras verticales. (Frecuentes en
granito)

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Utilización de los pies.

Adherencia Canteo Empotramiento.

Oposición.

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Tracción en sentidos opuestos. Normalmente se utiliza cuando encontramos
agarres bastante buenos para las manos, pero mínimos o inexistentes para los
pies. Además de pasos aislados que pueden resolverse de esta manera, quizá el
ejemplo más característico (chimeneas aparte), sea la bavaresa o Dülfer, Técnica
bastante atlética en la que se aprovechan fisuras verticales o inclinadas con
buen agarre de manos para tirar hacia fuera con estas, mientras se empuja con
los pies en adherencia contra la pared en sentido opuesto.

Escalada interior. Chimeneas

Quizá el tipo de escalada más antiguo, ya que los pioneros, antes de atacar placas
aparentemente lisas e infranqueables para los medios y técnicas de la época,
preferían utilizar los puntos débiles de la pared, fisuras, diedros y, sobre todo,
chimeneas.
Disponemos de dos planos de apoyo, paralelos o convergentes (diedros), las
manos y pies de cada lado se apoyan alternativamente en ellos
Escalada de oposición por excelencia, aunque también pueden utilizarse presas,
con frecuencia (sobre todo en roca granítica) las chimeneas son suficientemente
lisas como para que la oposición sea el único recurso disponible entrando en juego
todo el cuerpo: Espalda, manos, pies. Espalda pies. Manos pies, (X en chimeneas
anchas).

Croquis y reseñas.

En las vías de escalada deportiva, el máximo problema de orientación que puede


presentarse estriba en encontrar la vía deseada diferenciándola de la que hay un
poco más a la derecha o la izquierda y, una vez en ella, escalar de parabolt en
parabolt procurando no pasarse a la vía contigua, más que nada porque podríamos
pasar a una dificultad mayor que la deseada.
Por todo esto, las guías que se publican dedicadas a esta modalidad de escalada
no indican más que la situación, el trazado (normalmente recto) y el grado
máximo de cada vía.
En cambio, en la escalada clásica y en vías de varios largos con trazados más
sinuosos, la orientación es fundamental y los datos que suelen ofrecer los croquis
y reseñas, bastante más abundantes.
Se indica la graduación global de la vía, que suele ser la máxima que
encontraremos, pero también se especifica la dificultad en cada largo, e incluso
en cada tramo. Añadiendo información sobre la configuración de la pared,
anclajes que pueden encontrarse, características de las reuniones, tipo de roca,
descensos etc. A tal efecto existe una serie de signos convencionales que se
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incluyen en las guías de este tipo de escaladas que podemos encontrar en
publicaciones especializadas.

Graduación.

Como puede fácilmente imaginarse, la evaluación de las dificultades en la


escalada es enormemente subjetiva ya que depende de apreciaciones individuales
de personas con diferentes niveles físicos, técnicos, e incluso criterios éticos
dispares.
Normalmente los autores de guías comerciales intentan graduar pensando en un
escalador de una capacidad media, no en principiantes ni tampoco en las élites.
Este es el grado que suele prevalecer para cualquier vía cuando ha sido
frecuentemente repetida tras su apertura.
No obstante, siempre hay que pensar en la graduación como un elemento
orientativo más del que nunca debemos fiarnos a ciegas, un mismo grado puede
no ser igual en una zona que en otra, e incluso en dos vías de la misma zona que se
encuentran una cerca de otra.
Pensemos además, que no siempre el autor de una guía ha repetido todas las vías
que en ella reseña y en ocasiones se limita a reproducir datos que ha recopilado
de diferentes fuentes.
Igualmente debemos ser cautos a la hora de seleccionar el material necesario
para una escalada, ya que no siempre está en la pared todo lo que se nos dice,
llevar algo más, sin exagerar, es lo prudente.
Existen diferentes escalas de graduación con sus correspondientes
equivalencias, de ellas reproducimos las más utilizadas en nuestro país.

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Nudos básicos.

Nudos de encordamiento.

Ocho. As de guías o bulín.

El nudo de encordamiento recomendado en todos los manuales. Sencillo de hacer


y muy sólido. Ideal también para fijar cuerdas en una reunión. Hay que rematarlo
siempre con un nudo complementario como un pescador doble.
El nudo clásico para encordarse, hoy totalmente desplazado por el ocho, fácil de
aflojar, pero también con tendencia a deshacerse con el movimiento de la cuerda
al escalar. Como nudo de anclaje, tiene utilidad para fijar cuerdas sobre cuerpos
de diámetros muy anchos, como árboles.

Nudos de anclaje.

Ocho por seno.

El más adecuado para anclarse en las reuniones y para montarlas y, en general,


siempre que necesitemos formar una gaza.

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Ballestrinque. Presa de alondra.

Ballestrinque.
Nudo muy útil como autoseguro momentáneo ya que es fácil de hacer y ajustar.
Debe evitarse su uso en puntos que puedan sufrir grandes cargas como
reuniones, pues podría deslizar a partir de 300 kp. Aunque en escalada
normalmente lo hacemos por seno, (para introducirlo en un mosquetón) es útil
también aprender a hacerlo por chicote.

Presa de alondra.
También llamado cabeza de alondra o simplemente nudo de alondra.
Útil y sencillo, puede emplearse para unir el cabo de anclaje al arnés, o para
pasar un anillo de cinta o cordino por un tronco de árbol o puente de roca grueso.
Evitar usarlo en diámetros pequeños como cables de empotrador.

Nudo dinámico.

También conocido como nudo UIAA.


Sirve para rapelar y asegurar al primero y al segundo con una fuerza de frenado
superior a la del ocho.
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Su principal inconveniente es que riza bastante las cuerdas.
Al emplear un nudo dinámico debemos alinear la cuerda que soporta la carga con
el dorso del mosquetón y no con el lado del cierre.

Cuerda.

Cuerda simple, doble y gemela.

La cuerda simple, de mayor diámetro y resistencia (ver material, cuerdas)


permite escalar con una sola cuerda. Suele emplearse en escalada deportiva o en
vías cortas.
La cuerda doble, de diámetro y resistencia algo inferior, (el primero siempre ha
de ir encordado en doble) es más apta para vías de pared (escalada clásica), ya
que el mosquetoneo alternativo en los seguros hace que las cuerdas corran con
mayor facilidad en largos de mayor longitud y recorrido sinuoso. En caso de
descensos en rapel o posibles abandonos de la vía, contaremos con una mayor
longitud de cuerda que puede sacarnos de algún apuro.
Las cuerdas gemelas, con casi el mismo diámetro que un cordino auxiliar, son poco
frecuentes en escalada en roca. Su ventaja es el menor peso, pero han de
utilizarse siempre en doble, tanto para el primero como para el segundo.

¿Cómo pasar la cuerda?

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Esta simple pregunta tiene varias respuestas:

En primer lugar consideremos la forma en que hay que pasar la cuerda por el
mosquetón. Se trata de procurar que al seguir escalando el cierre del mósqueton
no toque la roca, ya que una mínima abertura producida por cualquier pequeño
saliente podría restarle resistencia en caso de caída.
Por otra parte, en ciertos tipos de anclaje, (algunas chapas y anillas de químicos)
los mosquetones podrían quedar en posiciones peligrosas que les hicieran abrirse
y salirse del seguro.

Para evitar esto no hay una ciencia exacta pues deberemos prever la situación
del siguiente seguro para mosquetonear en un sentido o en otro, e intentar
averiguar que posiciones tomará el mosquetón en el anclaje cuando sigamos
subiendo, para evitar aquellas que pudieran facilitar su apertura.

Como norma deberemos introducir la cuerda en el mosquetón desde la pared


hacia fuera. Y, en cualquier caso, ante la duda usar mosquetones con seguro.

En segundo lugar, en lo que respecta a como pasar la cuerda por el conjunto de


los seguros de un largo, intentaremos siempre minimizar el rozamiento de esta
con la roca y los anclajes, procurando que su recorrido sea lo más recto posible
por usando cintas de longitud adecuada, para evitar que el primero escale con el
lastre de una cuerda que no corre.

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El gatillo del mosquetón siempre debe colocarse en el sentido
opuesto a la dirección de progresión del escalador. En el
mosquetón, la cuerda debe pasar de la pared hacia el
exterior. Una posición incorrecta de la cinta exprés o de la
cuerda puede provocar un desenganche por acción directa de
la cuerda o porque el mosquetón se retuerce en el anclaje
durante una caída.

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Como montar un descuelgue para el descenso en
polea.

Técnica 1: descender con la cuerda atada


mediante un mosquetón

El escalador siempre encordado durante toda la manipulación.

El escalador desciende utilizando un mosquetón con seguro

Hay que vigilar que el mosquetón trabaje siempre según su eje mayor.

Es desaconsejable ensayar un paso durante el descenso.

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Técnica 2: descender con la cuerda atada
mediante un nudo de encordamiento.

Paso de la cuerda en simple por la anilla (práctico para una anilla


pequeña).

Permite trabajar la vía durante el descenso.

Escalador autoasegurado con su elemento de amarre de cuerda


dinámica.

Escalador desencordado durante la manipulación.

Se debe volver a realizar el nudo de encordamiento.

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