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Tema 5: “Competencia profesional y ética”

La ética tiene una vocación de aplicarse a la vida


y no quedar solo en el mundo de las ideas.
Lupe Bohorques

¿Será que en la actualidad seguimos preocupados por formar buenos ciudadanos?, ¿en qué medida
aportamos felicidad, ayudamos a la gente, nos preocupamos por las necesidades económicas,
políticas, sociales e incluso ambientales que forman parte de nuestro contexto? o ¿será que estamos
más preocupados por el bien individual que por el social?

Lupe Bohorques, profesora de la Universidad Europea de Valencia, menciona que la Ética, como
rama de la filosofía, refiere a la reflexión de los fundamentos de la conducta humana, los conceptos
del bien y el mal, los valores y la moral. Establece que, para la antigua Grecia, la ética significaba
una forma de vida cuyo propósito fundamental es alcanzar la felicidad de los seres humanos. Bajo
este principio, iniciaremos nuestra reflexión.

Antes que todo, estableceremos la diferencia entre los conceptos ética y moral. De acuerdo con
Martínez (2010, pág. 24):

De origen, las palabras “moral” y “ética” significan prácticamente lo mismo: conjunto


de orientaciones para el comportamiento humano que podemos y debemos poner
en práctica para forjarnos un buen carácter y así llevar una vida plena, tanto en lo
personal como en relación con los demás y con la naturaleza. Así, por ejemplo, "una
persona ética" es lo mismo que "una persona moralmente recta"; "un
comportamiento éticamente intachable" equivale a "un comportamiento
moralmente correcto"; etc.

No obstante, hay contextos en los que el término "ética" no es usado como sinónimo
de moral sino como una rama de la Filosofía que trata de reflexionar sobre la moral.
Desde este punto de vista, la moral es un saber que orienta directamente la acción
conforme a algún código de conducta socialmente establecido. Es un conjunto de
creencias, preceptos y prácticas acerca de lo que se considera como
comportamiento humanamente correcto en un contexto espacio-temporal
determinado.

Cuando nos preguntamos sobre lo que se debe o no se debe hacer entramos en el ámbito de la
ética, porque la respuesta a nuestras interrogantes nos conduce a la reflexión filosófica sobre las
razones que tenemos para justificar las buenas o malas conductas, y para proponer criterios
razonados y razonables que puedan orientar el comportamiento de nuestro actuar.
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Por lo anterior, la ética proporciona reflexiones racionales sobre las normas, reglas o pautas de
conducta ya conocidas para encontrar su sentido y desde ahí proporcionar criterios para distinguir
entre asuntos o cuestiones morales válidas y las que no lo son. (Martínez, 2010).

Recapitulando:
 La ética y la moral suelen ser usadas como sinónimos en la medida en que se
entienden como un conjunto de orientaciones para el comportamiento humano.
 Desde el punto de vista de la Filosofía:
o La moral es el conjunto de creencias, preceptos y prácticas acerca de lo
que se considera como comportamiento humanamente correcto en un
contexto espacio-temporal determinado.
o La ética es la reflexión sobre las razones para justificar las buenas o malas
conductas, y para proponer criterios razonados y razonables que puedan
orientar el comportamiento de nuestro actuar.

Pero… ¿cómo se relaciona la ética y la moral con la competencia profesional?, retomemos a la


autora Bohorques, quien pone de ejemplo la filosofía de Platón, él pensaba que “la obligación más
importante que deben tener todos los ciudadanos es la obligación moral de asumir con
responsabilidad el deber de educarse lo mejor que puedan, conforme a su capacidad, para el bien
de la sociedad” (Bohorques, 2014, pág. 34).

En México, el artículo 3ro constitucional determina que toda persona tiene derecho a la educación
y que esta educación debe desarrollar todas las facultades del ser humano además de promover la
honestidad, los valores y la mejora continua del proceso de enseñanza aprendizaje. Por su parte, la
Ley General de Educación menciona en su artículo 5 que la educación es un medio para adquirir,
actualizar, completar y ampliar conocimientos, capacidades, habilidades y aptitudes que permitan
alcanzar el desarrollo personal y profesional para que, en consecuencia, se contribuya al bienestar,
la transformación y el mejoramiento de la sociedad de la que se forma parte.

Ahora bien, si trasladamos el pensamiento filosófico griego a lo que se pretende en la educación de


nuestros días, podemos vincularlo con los retos que asume la Educación Superior. En el informe del
CIDAC1 denominado Encuesta de competencias profesionales 2014 enfatizan que “no hay duda de
que para tener un buen nivel de vida, ser un ciudadano responsable y participar de forma productiva
en la economía es necesario adquirir conocimientos y desarrollar competencias” (CIDAC, 2014, pág.
9).

Contar con una educación superior tiene impacto a nivel individuo, pero también tiene
repercusiones importantes para la economía y el desarrollo del país. […] El crecimiento

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Centro de investigación para el Desarrollo, A.C.
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económico, así como el desarrollo de un país, están atados al potencial de su fuerza


laboral; de tal forma que aquellos países que no cuentan con los trabajadores lo
bastante preparados y certificados para desarrollar trabajos altamente calificados, y
que son los que más crecimiento y productividad aportan al país, sufrirán rezagos
(CIDAC, 2014, pág. 11).

Uno de los desafíos actuales de la Educación Superior es contribuir con profesionales que resuelvan
las problemáticas de su campo (salud, educación, economía, finanzas, etcétera) en beneficio de la
sociedad, por lo que “es necesario saber cosas y saber hacer cosas adaptarse a los cambios del
mundo e incluso anticiparse a las necesidades de los procesos productivos” (CIDAC, 2014).

Hablar de competencias es hablar de un conjunto de saberes que implican conocimientos teóricos


y prácticos que resuelvan problemáticas específicas en momentos específicos. Integran saberes
conceptuales, habilidades, aptitudes y actitudes. Phillip Perrenoud define las competencias como
“la capacidad para movilizar varios recursos cognitivos para hacer frente a un tipo de situaciones”
(2004, pág. 8). Estos recursos cognitivos son conocimientos y saberes que utilizamos en una
situación particular, por lo que se requieren procesos que implican: toma de decisiones, elaboración
de juicios, adopción de puntos de vista, clarificación de valores o perspectivas éticas para afrontar
la situación y para solucionar la problemática o tarea.

El concepto “competencia” se refiere entonces al conjunto de capacidades que se


consiguen al combinar conocimientos, habilidades, actitudes y motivaciones. Es
decir, es la capacidad de aplicar los resultados del aprendizaje en un determinado
contexto: educación, trabajo o desarrollo personal. Una competencia no está
limitada a elementos cognitivos –uso de la teoría, conceptos o conocimientos
implícitos–, sino que abarca tanto habilidades técnicas como atributos
interpersonales (CIDAC, 2014, pág. 7).

De este modo, la ética, la educación superior y las competencias profesionales están relacionadas,
en palabras de Bohorques (2014, págs. 140-141):

Una profesión es entendida como “aquella actividad permanente que requiere un


título, que sirve como medio de vida y que determina el ingreso en un grupo
profesional determinado”. Por consiguiente, estimamos que en las profesiones hay
unas atribuciones y unos deberes que derivan de su ejercicio y que están claramente
definidos. El cumplimiento o no de estas obligaciones y deberes es objeto de la ética
profesional. Ejercer una profesión es tener experiencia, capacitación o habilidades
en un área de trabajo determinado, desarrollando las aptitudes que tenemos cada
uno de nosotros como seres humanos para ofrecer un servicio a la sociedad.

Ejercer una ética profesional implica entonces que los profesionistas tengan los conocimientos
necesarios de su campo de estudio, la responsabilidad de generar y actualizar los mismos, así como
ejercer una toma de decisiones responsable de acuerdo con el impacto de su actuar profesional
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siempre en búsqueda del bien común. En caso contrario, “la irresponsabilidad de una persona en el
ejercicio de su profesión, afecta directamente a la comunidad”. (Bohorques, 2014, pág. 142)

Hablar de ética aplicada refiere al terreno de la ética de las profesiones. Cada una de éstas
determina las buenas y malas prácticas de lo que se espera o no de un profesional. La ética no se
ocupa del saber en sí que constituye la profesionalidad, sino de la integración de las diversas esferas
movidas por la responsabilidad de poner en juego la razón, los sentimientos, el desarrollo de
habilidades y la voluntad para lograr la consolidación de un campo profesional, además del servicio
que éste puede otorgar en la creación de una sociedad justa. (López, 2009, pág. 13).

López menciona que la reflexión ética lleva a preguntarnos cómo se ve a sí mismo el profesional
competente, cómo se relaciona con su gremio, hasta dónde llega su identidad con su campo
profesional y, como una extensión hacia el género humano, es inevitable preguntarnos cuál es su
compromiso con una sociedad justa, más allá de su éxito individual.

Es innegable el hecho de que, no todos los conocimientos ni competencias que los países necesitan
provienen de un salón de clases; de hecho, gran parte de ellos provienen de la experiencia. Dada la
naturaleza cambiante e innovadora de la economía y los cambios tecnológicos es realmente
importante comprender que el desarrollo y perfeccionamiento de competencias es un aprendizaje
continuo que tiene lugar a lo largo de la vida laboral de los individuos. (CIDAC, 2014, pág. 12)

A continuación, mostramos el listado de competencias generales que buscan los empleadores en


los profesionales:

 Capacidades específicas  Herramientas de comunicación


 Comunicación con otros  Imagen personal
 Conocimientos técnicos en ingeniería  Innovación/emprendimiento
 Cuantitativo: análisis de datos  Inteligencia emocional
 Cuantitativo: estadístico  Liderazgo
 Cuantitativo: financiero-contable  Marketing y ventas
 Cuantitativo: matemático  Operaciones-logística
 Cultura general  Tecnologías de la información
 Eficiencia personal  Trabajo en equipo

Las competencias resaltadas en azul son las tres competencias mejor valoradas por los empleadores
y de las cuales consideramos que tienen una carga importante en el actuar ético para todas las
profesiones.

El Trabajo en equipo es la competencia más valorada por los empleadores. Se compone entre otras
cosas, de la anteposición de los objetivos del equipo frente a los personales. Esta característica la
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vemos reflejada en prácticas morales como “trabajamos bajo los principios de la misión, visión y
valores de la empresa”; “en este establecimiento no se discrimina por motivos de raza, religión,
orientación sexual, condición física o socioeconómica ni por ningún otro motivo”.

La segunda competencia mejor valorada corresponde a la Comunicación con otros donde permea
la capacidad de negociación y resolución de conflictos, dar y recibir retroalimentación, así como la
argumentación lógica y clara. En el ámbito moral podemos ejemplificar una práctica cuando en una
organización se realizan negociaciones “ganar-ganar” cuyo principio fundamental es no afectar al
otro y ver por el bien común sin necesidad de afectar o pasar sobre la cultura organizacional de cada
una de las partes.

Finalmente, la tercer competencia mejor valorada es la Eficiencia personal que refiere a la


disposición para aprender. ¿Cómo vemos reflejada la ética y la moral en este rubro? Fácil, cuando
estamos dispuestos a conocer al otro, determinar sus necesidades, descubrir sus fortalezas y áreas
de oportunidad y con todo eso trabajar para establecer las mejores estrategias que impliquen
mejorar los procesos desde la creatividad y la innovación. Querer aprender o estar dispuesto a
aprender implica reflexionar sobre nuestra forma de actuar, es poner en la balanza las razones de
nuestro actuar para determinar qué es lo que nos mueve a ser mejores personas y sobre todo
mejores profesionales.

“Un profesionista con actitud positiva mantiene relaciones sólidas con sus compañeros al mostrarse
abierto a escucharlos y trabajar en equipo; asimismo, el optimismo se relaciona con la felicidad
laboral, lo que ayuda a incrementar tu desempeño” (Chafino, 2019). Una actitud positiva es clave
para alcanzar el éxito en cualquier faceta de tu vida; en el ámbito profesional, ser optimista te
ayudará a superar los obstáculos que se presenten en tu día a día. Además, lograrás contagiar de
entusiasmo a tus compañeros y de esta manera contribuir a la generación de un ambiente de trabajo
agradable que favorezca la productividad.

La actitud positiva se relaciona con la motivación. Un profesionista en formación busca motivos que
estimulen su deseo de aprender. De acuerdo con Díaz-Barriga y Hernández (2010) puede decirse
que son tres los propósitos perseguidos mediante el manejo de la motivación escolar:

1. Despertar interés en el alumno (profesional) y dirigir su atención.


2. Estimular el deseo de aprender que conduce el esfuerzo y la constancia
3. Dirigir estos intereses y esfuerzos hacia el logro de fines apropiados y a la realización de
propósitos definidos.

No obstante, la motivación para el aprendizaje está condicionado por aspectos como el tipo de
metas relacionadas con el desempeño escolar y/o profesional, la posibilidad real para conseguir
esas metas, la toma de decisiones para afrontar las problemáticas, los conocimientos e ideas previas
que se poseen, las creencias y expectativas de las capacidades y desempeño, así como el tipo de
factores a los que atribuyen el éxito y fracaso escolar; entre otros.
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En conclusión, aprender a pensar y actuar para afrontar con éxito las tareas y problemas que se
presenten es parte de una formación ética y profesional basada en competencias. Ser un profesional
es, en resumen, hacer bien nuestro trabajo.

Referencias:
 Bohorques, L. (2014). Ética y desarrollo profesional. España: Tirant Humanidades.

 Chafino, E. (28 de Octubre de 2019). Actitud positiva para alcanzar tus metas. Recuperado
el 19 de Diciembre de 2019, de Profesionistas.org:
https://profesionistas.org.mx/actitud_positiva_alcanzar_metas/

 CIDAC. (2014). Encuesta de competencias profesionales 2014 ¿Qué buscan y no encuentran


las empresas en los profesionistas jóvenes? México: CIDAC.

 Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Versión vigente

 Díaz-Barriga, F., y Hernández, G. (2010). Estrategias docentes para un aprendizaje


significativo. Una interpretación constructivista (3a ed.). México: McGraw Hill.

 Ley General de Educación. Versión vigente

 López, R. (2009). Huellas de la profesionalidad. ética profesional en la formación


universitaria. México: Plaza y Valdés.

 Martínez, E. (2010). Ética profesional de los profesores. Bilbao: Desclée de Brouwer.

 Perrenoud, P. (2004). Diez nuevas competencias para enseñar. México: Grao.

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