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INTRODUCCIÓN
Sir Lionel Lockhood “Yo afirmo sin temor a equivocarme que la
evidencia de la resurrección de Jesucristo es tan abrumadora que nos
empuja a aceptarlo, debido a las pruebas, las cuales no dejan
posibilidad alguna para la duda”. Así como este abogado penal cayó de
rodillas al hacerle una investigación, a través de la biblia, a Jesús.
DESARROLLO
Filipenses 2:6-7 “El cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual
a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo,
tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres…” (RVR
1960). Este verso une los 2 puntos anteriores, muestra a Jesús como
Dios y también como hombre.
Pero también esta preciosa aclaración demuestra el amor inmenso de
Dios hacia la humanidad. Juan 3:16 “porque de tal manera amó Dios al
mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él
cree, no se pierda, más tenga vida eterna” (RVR 1960). La palabra Amor
(en griego AGÁPE) que utiliza acá Dios al referirse a la humanidad,
significa en el original griego: “Dejar de ser yo, para que el otro sea” y
desde su raíz (griega) puede significar: desacomodar, clavar un puñal,
sacrificar. Esto quiere decir que Jesús se desacomodó de su Deidad
para acomodarnos a nosotros, Él se sacrificó por nosotros, Él se negó
a sí mismo, por nosotros. Es por eso que Jesucristo en la cruz es la
máxima expresión del amor, Él se entregó por amor y para darnos
salvación eterna.
LLAMADO
Hay muchas otras cosas que se pueden mencionar, pero todas vienen
de una sustancia única: “El amor”, Jesucristo lo demostró. La marcha
de Jesús hacia la muerte nos dio vida eterna y la posibilidad de tener
una relación con Él. Dios conoce todas las aflicciones y el dolor, porque
Jesús pasó por el máximo quebranto, es por eso que existe esta
posibilidad de descansar y vivir en Él, gracias a su muerte. Como dice
Agustín de Hipona “Dios nos hizo para Él, y nuestro corazón estará
inquieto hasta que descanse en él.”. Aceptemos pues la invitación final,
Mateo 11:28 “Jesús Dijo: Venid a mí todos los que estáis trabajados y
cargados, y yo os haré descansar. (RVR 1960)”.