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Índice

Violencia……………………………………………………………………..
Etapas………………………………………………………………………..
Tipos………………………………………………………………………….
Subtipos………………………………………………………………………
Distintos tipos de ámbitos violentos……………………………………….
Organización internacional de la violencia……………………………….
Ley protección contra la violencia…………………………………………
Entornos en los que se produce la violencia……………………………..
Interacción violenta………………………………………………………….
TÍTULO 1:
Concepto de familia………………………………………………..
La información la saque del libro ¨Manual de derecho de las familias¨ escrito por
Marisa Herrera
Violencia intrafamiliar………………………………………………………..
Análisis terminológico conceptual de la violencia intrafamiliar………….
Maltrato y abuso en el ámbito doméstico………………………………….
TÍTULO 2:
Víctimas de la violencia familiar y ley de protección sobre los derechos del
niño……………………………………………………………
Violencia sexual contra hombres y niños………………………………….
Violencia de la mujer hacia el hombre…………………………………….
Violencia de pareja………………………………………………………….

TÍTULO 3:
Causas y consecuencias…………………………………………
Repercusión en los hijos……………………………………………………
Efectos adversos sobre la salud emocional del niño……………………
El tratado negligente………………………………………………………..
Alienación parental…………………………………………………………
Artículo enviado en conjunto con el trabajo escrito por Mauricio Luis Mizrahi

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Terapia ocupacional y la intervención temprana………………………..
Organización mundial de la salud……………………………………......
TÍTULO. 4:
sistema interdisciplinario para proceso de familia……………
Articulo enviado en conjunto con el trabajo escrito por Irina Daiana Brest
tratamiento de los hombres que maltratan a sus parejas. (ley de la
mujer)................................................................................................
Centro de atención a las víctimas……………………………………..
Centro de atención a la violencia intrafamiliar……………………….
Implementación y seguimiento……………………………………….
TÍTULO 5:
Medidas del estado Argentino en contra de la violencia
intrafamiliar………………………………………………………………
Rol de la oficina de violencia doméstica……………………………..
Protección contra la violencia doméstica desde el sistema penal..
Rol de la justicia...………………………………………………………….

MARCO TEÓRICO SOBRE LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR


Integrantes: Agustín Mariñas, Agustina Vallejo, Valentina Luini,Jade Pucacco

VIOLENCIA:

La Organización Mundial de la Salud define la violencia como: El uso intencional de


la fuerza o el poder físico, de hecho o como amenaza, contra uno mismo, otra
persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de
causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones.

ETAPAS DEL CICLO DE VIOLENCIA-*

Etapa 1: Acumulacion de tension


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Victimario: insulto, reproches, malestar.
Víctima: angustia ansiedad, miedo desilusión.
Etapa 2: Golpes-explosion
victimario: todo tipo de agresión física, violenta incontrolable
víctima: miedo, impotencia, soledad, dolor, parálisis.
Etapa 3: Luna de miel (arrepentimiento)
victimario:llora, se justifica, se disculpa, regalos, promesas de cambio.
víctima: disculpa, perdona, quiere creer.
Al final el ciclo vuelve a suceder una y otra vez.

Dentro de la violencia hay diferentes tipos de la misma la OMS, divide la violencia


en tres categorías generales, según las características de los que cometen el acto
de violencia:
• La violencia autoinfligida (comportamiento suicida y autolesiones),
• La violencia interpersonal (violencia familiar, que incluye menores, pareja y
ancianos; así como
violencia entre personas sin parentesco),
• La violencia colectiva (social, política y económica).
https://www.uv.mx/psicologia/files/2014/11/Violencia-y-Salud-Mental-OMS.pdf

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Esta imagen nos muestra de forma detallada todos los tipos de violencia según la
OMS.

También existen subtipos de violencia.


La violencia de género: la ley orgánica 1/2004, de medidas de protección
Integral contra la violencia de género, la define como «todo acto de violencia
física y psicológica, incluidas las agresiones a la libertad sexual, las
amenazas, las coacciones o la privación arbitraria de libertad sobre las mujeres por
parte de quienes sean o hayan sido sus cónyuges o de quienes estén o hayan
estado ligados a ellas por relaciones similares de afectividad, aun sin convivencia».
La violencia contra las mujeres es un fenómeno multicausal que está
sustentado por determinadas estructuras de poder y dominación en las que todos y
todas estamos inmersos, y que conforman el orden social patriarcal de él se deriva,
en lo esencial, la condición de inferioridad con que se trata a las mujeres en las
familias y en la sociedad, tanto en la vida privada como en la pública.
https://revistas.ucm.es/index.php/FORO/article/view/37248/36050
La violencia económica: Se entiende por violencia económica a todas aquellas
prácticas que impactan negativamente y afectan la subsistencia económica de una
persona. Dentro del contexto de la violencia de género, este concepto suele estar
acotado a varones que administran o ejercen un control sobre el ingreso de su
pareja como herramienta para su manipulación y dominio. Sin embargo, es posible
entender esta problemática de manera más amplia dado que la mayoría de las
mujeres son víctimas de violencia económica, ya que todas participan de un
sistema social y económico que no les permite tener las mismas oportunidades ni
condiciones que sus pares varones, dejándolas en una situación de mayor
vulnerabilidad.
La desigualdad en el acceso al dinero y al patrimonio coarta la autonomía de las
mujeres, a quienes en muchos casos no se les permite siquiera hacer uso de los
ingresos que ellas mismas generaron. La violencia económica se configura
entonces como un caldo de cultivo para el resto de las violencias e impone una
verdadera traba a las víctimas, que ante otro tipo de situaciones de violencia (como
por ejemplo psicológica o física) carecen de recursos económicos que le permitan
alejarse de su agresor, estando bajo amenaza de quedarse sin hogar ni ingresos,
muchas veces con los hijos/as u otros familiares a cargo.
https://www.comisionporlamemoria.org/wp-content/uploads/sites/21/2018/03/Botto-
Brosio-La-violencia-econ%C3%B3mica-en-la-mira.pdf (Pag 1/2)
La violencia física es la acción dirigida a causar un daño corporal externo o interno
o ambas a otra persona, mediante el uso de la fuerza física, determinados objetos y
armas. Por lo general, el daño es visible. Empujones, patadas, jalones de pelo,
mordidas, piñazos, apretones son algunas de sus formas de expresión.

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La violencia psicológica: el abuso psíquico suele seguir una estrategia que
ataca tres aspectos básicos: un ataque social que intenta romper con la
familia, las amistades y el trabajo; un ataque contra las conexiones de identidad
del pasado, cortando con recuerdos y relaciones, y un ataque hacia la identidad
actual con críticas y reproches, en privado y en público, contra las aficiones, los
gustos, las iniciativas, los defectos, etc. Con estas estrategias se consigue un
verdadero lavado de cerebro que anula completamente a la víctima,
convirtiéndola en un ser minúsculo al lado de su agresor y dependiente al
máximo de él.
A pesar de la falta de una definición legal del concepto de violencia psíquica y de
una doctrina homogénea al respecto, existen múltiples aproximaciones desde
disciplinas tan diversas como el derecho, la psicología, el trabajo social, la
Sociología o la medicina. Esta multiplicidad de definiciones nos da una idea de la
complejidad del término.
El ministerio del Interior definió los malos tratos psíquicos como «cualquier
acto o conducta intencionada que produce desvalorización, sufrimiento o
agresión psicológica (insultos, vejaciones, crueldad mental...)». en un sentido más
amplio, se considera maltrato psicológico gritar o levantar la voz en público o en
privado, los insultos y las amenazas, no poder salir de la casa solas, etc. y en esta
misma línea se pueden incluir dentro del concepto conductas tales como insultos,
amenazas, privaciones de libertad ambulatoria, faltas de respeto y actitudes que
provocan una merma de la autoestima.
A pesar de la diversidad de definiciones, el maltrato psíquico tiene una entidad
propia, diferente del maltrato físico, a pesar de que ambos puedan darse de manera
conjunta o de forma independiente. Es más, el maltrato psicológico aparece en un
porcentaje más elevado de casos que el físico, aunque también es más difícil de
detectar y de probar.

Dentro de la violencia psicológica podemos encontrar:


• Maltrato: Puede ser pasivo (definido como abandono) o activo que consiste
en un trato degradante continuado que ataca la dignidad de la mujer.
Generalmente se presenta bajo la forma de hostilidad verbal como gritos,
insultos, descalificaciones, desprecios, burlas, ironías, críticas permanentes y
amenazas. También se aprecia en actitudes como portazos, abusos de
silencio, engaños, celotipia (celos patológicos), control de los actos cotidianos,
bloqueo de las iniciativas, prohibiciones, condicionamientos e imposiciones.
• Acoso: Se ejerce con una estrategia, una metodología y un objetivo. La
víctima es perseguida con críticas, amenazas, injurias, calumnias y acciones
para socavar su seguridad y autoestima y lograr que caiga en un estado de
desesperación, malestar y depresión que la haga abandonar el ejercicio de un
derecho o someterse a la voluntad del agresor. El acoso afectivo, parte del
acoso psicológico, es una situación donde el acosador depende
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emocionalmente de su víctima, le roba la intimidad, la tranquilidad y el tiempo
para realizar sus tareas y actividades, interrumpiendo constantemente con
sus demandas de cariño o manifestaciones continuas, exageradas e
inoportunas de afecto. Si la víctima rechaza someterse a esta forma de acoso,
el agresor se queja, llora, se desespera, implora y acude al chantaje
emocional como estrategia, amenazando a la víctima con retirarle su afecto o
con agredirse a sí mismo, puede llegar a perpetrar intentos de suicidio u otras
manifestaciones extremas que justifica utilizando el amor como argumento.
• Manipulación: Es una forma de maltrato psicológico donde el agresor
desprecia el valor de la víctima como ser humano negándole la libertad,
autonomía y derecho a tomar decisiones acerca de su propia vida y sus
propios valores. La manipulación hace uso del chantaje afectivo, amenazas y
críticas para generar miedo, desesperación, culpa o vergüenza. Estas
actitudes tienen por objeto controlar u obligar a la víctima según los deseos
del manipulador.
La violencia psicológica que se ejerce sobre la pareja, es también maltrato infantil,
es sin duda violencia contra los hijos.
Dado que el maltrato psicológico se caracteriza por ser mucho menos visible y
detectable que el maltrato físico, los hijos que crecen en una familia donde esto
ocurre, lo aprenden e internalizan como la forma normal de relacionarse. Son
víctimas desde una doble vía: aprenden una forma patológica de relacionarse con
los otros y además padecen las secuelas del maltrato de la misma manera que la
persona maltratada.
Es muy frecuente que los hijos varones se conviertan en futuros maltratadores
mientras que las niñas tienden más a convertirse en víctimas de maltrato cuando
llegan a adultos. Esto es una tendencia, lo que implica que pueden darse
excepciones en ambos géneros.
Es un mito que alguien que maltrata psicológicamente a la persona que es su
pareja y a la que dice amar, no sea también una persona que maltrata a sus hijos
de una u otra forma.
Ser testigo y víctima de una comunicación tóxica, basada en el control, la
manipulación, el chantaje, el discurso ambivalente (si hago esto es porque te
quiero) y la progresiva aniquilación de la autoestima de otro ser humano, pasa unas
facturas enormes a los hijos que respiran esta atmósfera. Las secuelas son tanto
físicas como psicológicas y les afectan a su presente pero también a su futuro:
condicionan la vida de los niños de forma muchas veces irreversible.
Seguramente muchas personas intuyen que el daño será psicológico. Lo que en
general se desconoce es que las secuelas pueden ser también de índole física,
puesto que el desarrollo de los niños se ve alterado por la exposición a ambientes
emocionalmente tóxicos. Estas consecuencias son, entre otros, problemas
relacionados con el sueño y la alimentación, retraso en el crecimiento, síntomas

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psicosomáticos tales como asma, problemas de piel e, incluso, retrasos de
crecimiento, retraso o poca habilidad motriz.
A nivel emocional el daño es mayor, afectando a todas las escalas de una
estructura de personalidad en formación, con problemas de ansiedad, ira,
depresión, trastornos del apego, del autoconcepto e incluso trastornos de conducta
en la adolescencia y edad adulta. En la infancia todo eso se traducirá en problemas
de comportamiento tales como conducta agresiva hacia iguales o hacia animales,
rabietas, comportamiento disruptivo, hiperactividad, habilidades sociales muy
pobres, falta de empatía, aislamiento y depresión.
El autoconcepto es la imagen de “sí mismo” que el niño construye. Esta
construcción la hará con los materiales que le proporciona el entorno,
esencialmente sus padres, a través de quienes se identifica, es decir, el niño
adquiere el autoconcepto mediante un proceso de imitación en el que incorpora en
sus propios esquemas las conductas y creencias de aquellas personas que son
más importantes para él. Así, no es difícil entender, que cuando dichas creencias y
conductas son tóxicas y de maltrato para con los otros, ese será el esquema de sí
mismo interiorizado por el niño y que más adelante desplegará en su forma de
relacionarse con los otros.
Emociones como la culpa, la impotencia y la rabia son compañeros de viaje en la
infancia de aquellos niños que ven como uno de sus progenitores maltrata al otro.
Culpa porque los niños menores de cuatro o cinco años aún no tienen desarrollada
por completo la teoría de la mente, etapa del desarrollo a través de la cual pueden
empezar a ponerse en el lugar de otro y entender que no todo gira en torno a ellos
(el egocentrismo infantil es normal, deseable y evolutivo) y por tanto tienden a creer
que el dolor, la tristeza y la sumisión de la persona maltratada deben de ser culpa
suya, por algo que han hecho aunque no saben muy bien qué. A partir de la edad
en que ya son capaces de entender que lo que ocurre puede que no sea culpa
suya, entonces sentirán la impotencia que deriva de no poder remediar ni evitar el
dolor de alguien a quien quieren profundamente.
Lo verdaderamente perverso de la exposición infantil al maltrato es lo que los
expertos llamamos el “doble vínculo”: el niño recibe dos mensajes contradictorios
imposibles de resolver, por un lado está programado para “imitar” la conducta de
sus padres aunque esta sea patológica o reprobable y por otro también ve el
sufrimiento y el progresivo deterioro de la persona maltratada. El doble vínculo es
foco de ansiedad y origen de trastornos posteriores.
Quiero insistir en que el maltrato psicológico (sin maltrato físico) es poderosamente
lesivo porque en la mayoría de los casos no es percibido por la víctima como
maltrato y por tanto no hará nada para defenderse, sino que tenderá a
culpabilizarse cronificando así un daño que afectará siempre a los hijos.
Por otra parte, habría que preguntarse sobre la capacidad educativa y emocional de
una persona que es maltratada psicológicamente, qué puede aportar a un niño, de
dónde va a sacar la energía que se requiere para criar, la paciencia, la tolerancia, la
flexibilidad. Se necesitan ingentes cantidades de recursos psicológicos y
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emocionales para criar a los hijos incluyendo una gran conciencia sobre cuáles son
nuestras limitaciones y nuestras carencias primarias. Se requiere un máximo de
estabilidad psíquica para afrontar los retos que supone un hijo. Una persona que
sufre el desgaste y el dolor del maltrato aunque no sea consciente de ello, no va a
encontrar recursos para nadie que no sean los mínimos que necesita para sí
misma, para no ser psicológicamente aniquilada: los hijos quedarán desamparados
y el representante de la fuerza y la presunta protección será, dolorosa y
patológicamente, el que maltrata. Así se perpetúa la violencia por generaciones, así
es como se cierra el círculo que condena a miles de niños a convertirse en víctimas
o en verdugos. Adultos que ejercerán, justificarán o sufrirán el maltrato a través de
generaciones.

La violencia sexual son aquellas acciones (abuso sexual) que, por medio de la
fuerza, coerción, intimidación, seducción y engaño persiguen obligar a otra persona
a realizar actividades sexuales. Algunas de sus formas de expresión son: acoso
sexual, exhibicionismo, abusos lascivos, violación, pederastia con violencia,
grooming, incesto, explotación sexual comercial infantil y trata de personas con
fines de explotación sexual: explotación de la prostitución ajena, turismo sexual y
matrimonio servil.
Comentario: Actualmente, existen muchas investigaciones que ayudan a
comprender mejor el fenómeno de la violencia entre personas. Entender esta
información permite establecer identidad y ciudadanía en muchos casos que
pueden ser mejorados, prevenidos o subsanados.
https://elpais.com/elpais/2017/04/19/mamas_papas/1492579321_801129.html

DIFERENTES TIPOS DE ACTOS VIOLENTOS:


El abuso sexual
Contactos e interacciones en que una persona usa su lugar de poder o confianza,
para hacer que un niño o adolescente tome parte en actividades sexuales para la
gratificación sexual de la primera.
El abuso sexual incluye:
• caricias y manoseos de los genitales y zonas erógenas
• ser obligado a masturbarse o masturbar a alguien
• ser obligado a mirar o tocar los genitales de alguien
• ser obligado a desnudarse
• sexo oral
• penetración vaginal o anal
• exhibicionismo
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• conductas insinuantes
• ser obligado a ver fotos o videos pornográficos
El tipo de daño que se produce es tanto psicológico como físico. Sin embargo, el
daño psicológico se constituye en el de mayor gravedad.

Dinámica del abuso


La relación de abuso se mantiene en secreto a lo largo del tiempo sostenida por
sentimientos de culpa, miedo, confusión y vergüenza que paralizan a la víctima. A
través de un constante trabajo de intimidación y protección del secreto el niño o
adolescente recibe alternativamente amenazas y beneficios por mantenerlo,
ventajas y privilegios dentro del núcleo familiar así como la repetición continua de lo
que sucederá si denuncia la situación : destrucción de la familia, muerte de alguno
de sus integrantes, descrédito y rechazo. Esto genera sentimientos de ambivalencia
en el niño y/o adolescente que lo confunden y paralizan.

La edad de inicio del abuso sexual es entre los 5 y 6 años, extendiéndose hasta los
11 a 15 en que se busca activamente una salida de la situación a través del relato o
la fuga del hogar. En algunos casos el abuso sexual cesa con un adolescente y
comienza con otro familiar de menor edad

El maltrato emocional (se produce cuando un cuidador no brinda las condiciones


apropiadas y propicias)

Es la utilización de la violencia simbólica en el intento de control del agresor sobre


su víctima. El objetivo del mismo es la desvalorización del otro como forma de
aniquilamiento de la autoestima.
Incluye: el insulto, la amenaza, la ridiculización, el enjuiciamiento constante y el
grito como mecanismos más utilizados. El daño que se produce es el sentimiento
de la víctima de que no es capaz de decidir, de desear, de salir de la situación ni de
controlarla. El sujeto víctima de este tipo de maltrato llega a sentir que no puede
hacer nada, que no vale nada. Este tipo de percepciones de sí mismo genera
dificultades a veces irreparables en las capacidades del sujeto de construirse como
persona libre.
Se manifiesta en:
• extrema falta de confianza
• exagerada necesidad de ganar o sobresalir
• demandas excesivas de atención

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• excesiva agresividad o pasividad frente a sus pares
El abuso o maltrato emocional puede ser:
• Activo - sobreexigir al niño o adolescente a que sea el mejor, niños
sobreestimulados y presionados para el éxito constante o desvalorizar y
avergonzarse haciéndole sentir una persona incapacitada para desarrollar sus
potencialidades.
• Pasivo – abandono emocional, no brindar el apoyo, el afecto y la valoración
necesaria.

Consecuencias de la violencia
• Sentimientos de angustia, culpa, vergüenza y miedo.
• Deterioro gradual de las defensas físicas y psicológicas manifestándose en
general a través de afecciones psicosomáticas.
• Disminución marcada en el rendimiento laboral y escolar.
• Trastornos de conducta graves.
• Reproducción de los modelos de conducta violentos ya sea desde un rol
activo o pasivo.
• Dificultad para elaborar un proyecto de vida
• Aislamiento social
• Exclusión del hogar - institucionalización

Si bien las consecuencias de la violencia contra niños y niñas varían según factores
de naturaleza y gravedad, sus consecuencias a mediano y largo plazo son poco
difundidas. La exposición durante la primera infancia puede producir afecciones
cerebrales en el proceso de maduración y la exposición prolongada como víctimas
o testigos puede alterar el sistema nervioso, provocar trastornos sociales,
emocionales y cognitivos, además de otras conductas que causan enfermedades,
lesiones y problemas sociales. Además, se pueden citar otras consecuencias como
el abuso de sustancias, actividad sexual precoz, problemas de salud mental como
trastornos de ansiedad y depresivos, deterioro en rendimiento laboral, alteraciones
de la memoria y comportamientos agresivos.

Desde lo institucional, al factor desarticulador de violencia lo constituyen las


políticas públicas de inclusión y equidad, con fuerte acento en la educación, el
empleo, la vivienda y la salud, políticas que equilibran y recomponen las relaciones
sociales haciendo efectiva la justicia social. Asimismo, se hace referencia a políticas
integrales que conforman una suerte de estructura de derechos con capacidad de
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orientar verdaderos procesos de cambio cultural, y no a una sumatoria de derechos
independientes en su efectivización. (Méndez, 2015) En cuanto a la propuesta de
políticas públicas de prevención contra la violencia familiar, es necesario que inicien
desde la primera infancia.Algunas propuestas pueden comprender:
• Creación de espacios/hogares para personas violentas.
• Asistencia al maltrato infantil.
• Programa contra el maltrato en las escuelas.
• Creación de distintas campañas de difusión y prevención para ser
implementadas en escuelas, hospitales, centros comunitarios, centros de
jubilados.
• Formación de profesionales docentes, sanitarios, trabajadores sociales,
orientadores familiares, de la salud mental, empleados de la Justicia, y de
Seguridad. · Programas de mediación familiar.
• Fomentar la integración sociolaboral con subvención a las empresas,
asistencia jurídica, médica, psicológica, subvención económica a víctimas y
organizaciones, servicio de acompañamiento por parte de los servicios
asistenciales. En el contexto de la discapacidad en la familia, los esfuerzos
para desarrollar estrategias de prevención de la violencia y el maltrato deben
centrarse en programas para:
• Mejorar el conocimiento y para facilitar el acceso a los recursos y servicios de
atención temprana, sanitarios, sociales, educativos, jurídicos, de tiempo libre y
de formación profesional existentes en la comunidad y en las provincias.
• Formación parental para incrementar el conocimiento y entendimiento del
desarrollo del niño, recibiendo información sobre el tipo específico de
discapacidad y las expectativas reales en el desarrollo. Así como para el
reconocimiento temprano de signos y síntomas de violencia y maltrato en los
niños con discapacidades.
• Reducir el aislamiento, en particular de las familias que residen en zonas
rurales pequeñas y distanciadas geográficamente.
• Ayuda entre familias, para que las familias en riesgo de maltratar a sus hijos
discapacitados puedan comunicarse y obtener información, ayuda y recursos
de otras familias que se encuentran o se hayan encontrado en esa situación.
Por último, al considerar la vejez, se deben crear propuestas integrales que
tengan como objetivo empoderar al adulto mayor, contribuyendo a erradicar la
visión negativa de éste y su posible victimización ante la violencia
intrafamiliar, entre las cuales se destacan:
• Implementación de programas en cada municipio que lleven a la promoción,
sensibilización, concientización y educación de la sociedad.

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• Creación de programas en educación a los adultos mayores, favoreciendo su
autonomía e inserción en la comunidad, reconociendo sus derechos y
facultades.
• Implementación de estrategias que permitan poner mayor énfasis en los
vínculos intergeneracionales en forma positiva.
• Creación de legislaciones que protejan a la población mayor contra la
violencia intrafamiliar.
• Diseño de programas de capacitación a profesionales en contra la violencia
intrafamiliar en la vejez, en los cuales se orienten y protejan a los adultos
mayores y se trabaje con la familia en forma conjunta, mediante talleres y
charlas con un acompañamiento a corto y mediano plazo.
Comentario: La violencia tiene una dinámica, el que usa la violencia siempre utiliza
diferentes sentimientos ya sean de culpa o el miedo para mantener esa relación de
abuso.
Las consecuencias de la violencia en los niños dependen de la exposición y de la
edad pero en si son aparición de enfermedades mentales,sexuales,entre otras
http://www.iin.oea.org/Cursos_a_distancia/explotacion_sexual/Lectura10.Manual.Fa
ro.pdf
¨Violencia intrafamiliar:
causas biológicas, psicológicas,comunicacionales e interaccionales¨
Autor:Jesús Alfredo Whaley Sánchez
https://books.google.com.ar/books?hl=es&lr=&id=Ru741QoUFWEC&oi=fnd&pg=PA
9&dq=consecuencias+de+la+violencia+intrafamiliar&ots=D99KmMp1y6&sig=BJZqT
4rsza1Fqy46ysezbgFjTq8#v=onepage&q&f=false
Capítulo 1. La interacción violenta
ORGANIZACIÓN INTERACCIONAL DE LA VIOLENCIA
Cuando una pareja utiliza la violencia como parte de su repertorio habitual de
intercambios, se diría que su comportamiento es absurdo o masoquista. Sin
embargo, hay pocos casos de separaciones espontáneas. El curioso fenómeno de
que la mayoría de estas víctimas sigan viviendo juntas a pesar del sufrimiento es
desconcertante, como lo es también cuando éstas deciden sustraerse de ese marco
relacional y se alejan sin volver atrás, a pesar de los pedidos de su pareja violenta.
Por otro lado, es importante observar un patrón implícito rígido, donde por lo
general se observa una anticipación e incluso una preparación de la secuencia
violenta y donde todos los participantes pueden tomar parte de esta especie de
contrato o acuerdo. (63, 69, 77)

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Es difícil sostener que este acuerdo responde a la voluntad de pelear. Se trata más
bien de una trampa relacional, donde la violencia aparece como una necesidad
para mantener el equilibrio entre ellos.
El consenso que opera es bipersonal, pero tiene raíces individuales, ya que se
apoya sobre la imagen negativa y frágil que cada uno tiene sobre sí o sobre
circunstancias previas que se registran como tales en la historia individual.
Los miembros de la pareja construyen el consenso y se constriñe a él mediante
complejos montajes sintácticos, y relacionales. (91)
La noción de límite o frontera se modifica, define todo lo que se puede hacer o decir
excepto ciertas palabras o hechos. Por ejemplo:

"Puedes decir lo que quieras, pero jamás insultes a mi madre...".


Esta manera de establecer límites tiene consecuencias paradójicas porque equivale
a admitir todo lo demás: "Puedes pegarme dentro de la casa, pero no afuera..."
simultáneamente prohíbe y otorga permiso para pegar.

Se observa que en los casos de violencia los límites y las prohibiciones siempre
están planteados de modo paradójico y establecen más posibilidades que
imposibilidades, más consentimientos que restricciones. (19, 26, 42)

El consenso implícito rígido se apoya en esos sentimientos. Es obvio que habrá


violencia, no puede ser de otra manera. Y la violencia llega a modo de
confirmación. El consenso muestra los "puntos sensibles", vale decir los puntos que
entran en resonancia con la historia individual de cada uno de los participantes. (63)

Aspecto espacial
Es el territorio donde se admite la violencia, el lugar donde se desarrolla la
interacción violenta. A menudo está designado y delimitado como el ring, la arena o
el estudio. Estos límites establecerán los territorios individuales y colectivo íntimo y
público, la frontera dentro/ fuera y la presencia o exclusión de terceros (familia,
vecinos, amigos, niños, etcétera). (80)

Aspecto temporal
El momento en el que se desencadena la interacción y la cronología de los hechos
está predeterminado. Son momentos ritualizados en los que es muy probable que
irrumpa la violencia, como por ejemplo al realizar los deberes escolares, durante las
comidas, al irse a acostar, al volver del trabajo, etcétera.

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Aspecto temático
Este término se refiere a los acontecimientos, circunstancias o contenidos de
comunicación desencadenan el proceso. En algunas familias en cuanto ocurren.
determinados acontecimientos, se dan ciertas circunstancias o se acuerdan
determinados temas (infidelidad, trabajo, el pasado, los hijos, los parientes, las
condiciones profesionales, el dinero, etc.) es cuando se produce sistemáticamente
una disputa e irrumpe la violencia.

Los aspectos espaciales, temporales y temáticos tienen una fuerte carga


emocional, relacionada con la historia personal de los actores y con la historia de su
interacción. (2, 4)

Este aspecto temático puede ser de tal interés que se enfoca toda la atención en la
exploración detallada de la historia transgeneracional, la transmisión de la violencia
de padres a hijos, la búsqueda del sentido del comportamiento violento o la
comprensión del "libreto". (8) Sin embargo un simple cambio en los aspectos
espacial, temporal o temático modifica la aceptación del consenso implícito rígido
que pierde su rigidez. En ese momento uno de los actores puede romper el contrato
y sustraerse a las obligaciones de la relación.

Comentario: Según el autor las relaciones que tiene presente la violencia son
consensuadas de manera bipersonal pero basado de la imagen frágil personal.Hay
varios aspectos que son importantes ya sean los temporales,como los
espaciales,los temáticos y los temporales

LOS ENTORNOS EN LOS QUE SE PRODUCE LA VIOLENCIA


El Estudio empleó un marco analítico basado en los ámbitos o entornos en los que
transcurre la niñez: el hogar y la familia, la escuela, los sistemas de protección y de
justicia, el lugar de trabajo y la comunidad.
Las diferentes experiencias de violencia que sufren los niños y niñas están lejos de
ser sencillo. Ciertas formas de violencia son comunes en todos los entornos. El
castigo físico y otras formas de castigo cruel o degradante son empleados por
padres y madres y otros miembros de la familia en el hogar, por los responsables
del cuidado y protección de los niños y niñas en instituciones, por educadores en
las escuelas y también se infligen a niños y niñas en conflicto con la ley. En los
lugares de trabajo donde se encuentran niños y niñas que no alcanzan la edad
mínima legal para trabajar, los empleadores a menudo gozan de impunidad para
castigarlos físicamente por su rendimiento inadecuado. En la comunidad, un niño o
niña que es identificado como vagabundo o “antisocial” puede ser golpeado o
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maltratado de otra manera, con total impunidad, por agentes de la autoridad,
incluida la policía. Los niños y niñas explotados sexualmente frecuentemente
describen el tratamiento violento que reciben por parte de los explotadores como si
fuera algo que merecieran.11 El abuso sexual, la violencia física y psicológica y el
acoso sexual son formas de violencia que tienen lugar en todos los entornos. En la
mayoría de las sociedades, el abuso sexual de niñas y niños es más común dentro
del hogar o es cometido por una persona conocida por la familia. Pero la violencia
sexual también tiene lugar en la escuela y otros entornos educativos, tanto por
parte de los padres como de los educadores. Es frecuente que se produzca en
entornos laborales muy cerrados, éste es el caso de los niños y niñas trabajadores
empleados como trabajadores domésticos en hogares de terceros. También tiene
lugar en instituciones y en la comunidad, por parte –pero no exclusivamente– de
personas conocidas de las víctimas. Las niñas sufren considerablemente más
violencia sexual que los niños y su mayor vulnerabilidad a la violencia en muchos
entornos es en gran parte producto de la influencia de relaciones de poder basadas
en el género, profundamente arraigadas en la sociedad. Al mismo tiempo, los niños
tienen mayor probabilidad de ser víctimas de homicidio y particularmente de la
violencia que involucra armas. La exposición a la violencia en un determinado
entorno, bien puede ser el reflejo de, o verse agravada por, la violencia sufrida en
otro. Por otro lado, el análisis del Estudio ha sacado a la luz vulnerabilidades
específicas que necesitan ser tratadas de manera particular en cada entorno.

¨Violencia intrafamiliar: causas biológicas, psicológicas, comunicacionales e


interaccionales¨
Autor: Jesús Alfredo Whaley Sánchez
https://books.google.com.ar/books?hl=es&lr=&id=Ru741QoUFWEC&oi=fnd&pg=PA
9&dq=consecuencias+de+la+violencia+intrafamiliar&ots=D99KmMp1y6&sig=BJZqT
4rsza1Fqy46ysezbgFjTq8#v=onepage&q&f=false
Capítulo 1. La interacción violenta
La violencia no es un fenómeno indiscriminado o multiforme, tiene formas distintas:

1. La violencia-agresión, que se encuentra entre personas vinculadas por una


relación de tipo simétrico, es decir, igualitaria.
2. La violencia-castigo, que tiene lugar entre personas implicadas en una relación
de tipo complementario, es decir, desigual. (95)

Se trata de conceptos muy conocidos en terapia familiar y es conveniente


puntualizar qué se entiende por "relación simétrica" y "relación complementaria".
(12) Según Watzlawick (95) se definen como:

15
Simetría: Es un patrón de relaciones entre individuos donde los participantes
tienden a igualar especialmente su conducta recíproca, llamando a esta interacción
relación simétrica.

Complementariedad: A y B están de acuerdo sobre la definición del papel y el


lugar que les corresponde a cada uno. Hay una adaptación mutua; A define un valor
y B lo acepta. La pareja no tiene igual estatus. El modelo se basa en la aceptación
de la diferencia existente entre ambos individuos.

Es sabido que la simetría y complementariedad no se excluyen en la interacción.


(12,39)

En el curso del aprendizaje social uno de los estilos, simétrico o complementario, se


internaliza de modo prevaleciente, aunque no exclusivo. Cuando funciona el grupo
social, el sujeto utiliza en algunas circunstancias el registro simétrico y en otras el
complementario, con algún predominio de uno sobre otro. Sin embargo, cuando la
relación se impregna de una fuerte carga emotiva, el estilo prevaleciente se vuelve
prioritario. (10, 12, 95)

Violencia-agresión
En la relación simétrica la violencia toma la forma de agresión y su contexto es el
de una relación de igualdad. La violencia se manifiesta como un intercambio de
golpes; tanto uno como otro reivindican su pertenencia a un mismo estatus de
fuerza y de poder. (63)

Puesto que se trata de una relación igualitaria, la escalada desemboca en una


agresión mutua. Poco importa que uno sea más fuerte físicamente, ya que la
verdadera confrontación se realiza más bien a nivel existencial. Quien domina en lo
corporal puede no dominar en lo psicológico, y la rivalidad se desplaza hacia otro
ámbito. Los actores tienen conciencia de esta forma de violencia bidireccional,
recíproca y pública.

Cuando se trata de violencia-agresión entre adultos se observa que los


interlocutores, esposo-esposa, aceptan la confrontación y la lucha. Por ejemplo, el
marido puede pegarle a su mujer, pero ésta le arroja un objeto o lo insulta; así se
desarrollan peleas de pareja terribles e interminables. (91)

16
Cuando se trata de violencia-agresión entre adultos y niños, el caso más común es
el del estallido de cólera seguido de golpes dirigidos a un niño que no se somete.
Éste, a pesar de la paliza mantiene su oposición y su desafío. El nivel jerárquico se
borra puesto que el niño "sube" a la posición del adulto y, pese a su edad, le hace
frente de igual a igual. A la inversa, también puede ocurrir que el adulto "baje" a la
posición del niño e interactúe en un nivel igualitario. En ambos casos, y en la
continuidad de la relación simétrica, tras la agresión suele haber un paréntesis de
complementariedad que algunos autores denominan pausa complementaria. (77)

El que ejecutó el acto violento pide "perdón", pasa a la posición baja y puede
encargarse de curar al que sufrió la violencia. Éste abandona momentáneamente el
enfrentamiento y acepta que lo atiendan. En consecuencia, viene el momento de la
"reconciliación", durante este periodo los actores pueden pedir ayuda fuera del
sistema. Por ejemplo, después del episodio violento, el marido solicita atención
médica para su mujer o le hace un regalo. La madre le da al niño una tanda de
golpes, pero después lo lleva a que lo curen, lo consuela y le pide disculpas. La
pausa complementaria comprende dos etapas diferentes:"

1. Aparición del sentimiento de culpabilidad, que será el motor de la voluntad y el


movimiento de separación.

2. Los comportamientos reparatorios como mecanismo de olvido, banalización,


desresponsabilización y desculpabilización sirven para mantener el mito de la
armonía, la solidaridad y de la buena familia.

A menudo la pausa complementaria es el momento en que los actores piden ayuda


a un terapeuta o a una instancia social. Suele observarse que una madre,
consciente del peligro que corre su hijo, solicita su ingreso en una institución.
Muchas peleas de pareja desembocan en un pedido de ayuda para impedir el
mutuo desgarramiento.

La intervención puede iniciarse durante el periodo de separación, puesto que la


pareja o la familia lo han pedido, pero luego, paradójicamente, los actores pueden
rechazarla con el pretexto de haber vuelto a encontrar el equilibrio relacional,
creyendo estar seguros que no habrá más violencia.

En la violencia-agresión, la identidad y la autoestima están preservadas; el otro es


existencialmente reconocido. El pronóstico es positivo y las secuelas psicológicas
son limitadas. Conscientes de la incongruencia de los episodios violentos, los

17
actores de la violencia agresión muestran su preocupación y su voluntad por salir
adelante. (2, 12, 77)

Violencia-castigo
En la relación complementaria, la violencia adopta la forma de castigo y se inscribe
en el marco de una relación desigual que se manifiesta en forma de sanciones,
torturas, negligencia o falta de cuidados y donde uno de los participantes reivindica
una condición superior a la del otro y se apropia el derecho de infligir un sufrimiento,
muchas veces cruel, a quien, por definición, coloca en una clase inferior a la suya.

Puesto que se trata de una relación de desigualdad, la violencia es unidireccional e


íntima. (57)

El que actúa la violencia se define como existencialmente superior al otro, y éste


por lo general lo acepta. La diferencia de poder entre uno y otro puede ser tan
grande que el que se encuentra en posición baja no tiene alternativa y debe
someterse contra su voluntad. Socialmente conocemos esta violencia bajo la forma
de tortura y genocidio. (57)

Cuando se trata de violencia-castigo entre adultos, se observa que quien controla la


relación impone castigos al otro mediante golpes, privaciones o humillaciones. Por
ejemplo, el hombre le pega a su mujer, la esclaviza, le quita su libertad, le impide
todo contacto con el exterior y le niega su identidad. Según él, el castigo se justifica
porque ha descubierto una "falta".
El otro debe estar al servicio del amo y respetar su ley. Se observan mujeres
maltratadas, con viejas fracturas que nunca fueron tratadas, quemaduras, dientes
rotos, cicatrices o marcas corporales de traumatismo físico. (57, 61)

Cuando se trata de violencia-castigo del adulto contra un niño se observa que éste
ha sufrido reiteradas torturas y privación de afectos y cuidados. Abundan los
ejemplos de niños maltratados encerrados en armarios, sometidos a palizas
brutales, definidos como anormales o diferentes, o a los que se infringen pesadas
faenas. A menudo van vestidos con ropa poco apropiada, descuidados, y presentan
deficiencias y retrasos en su desarrollo psicológico, biológico y social. Estos niños
crecen con un sentimiento de indignidad, creen merecer los castigos, son incapaces
de mirar de frente. Se repliegan y en algunos casos son, además, designados como
víctimas propiciatorias por sus padres. En otros contextos, como el de un
establecimiento social, la escuela o los grupos de niños, su comportamiento puede
volver a inducir la violencia contra ellos. (39)

18
En la violencia-castigo no hay pausa. El actor emisor considera que debe
comportarse así y a menudo el actor receptor está convencido de que tiene que
conformarse con la vida que le imponen.

Al no haber pausas, esta violencia permanece escondida y toma un carácter íntimo


y secreto. Más allá del aspecto interactivo ocurre que ambos actores tienen una
autoestima muy baja. El maltratado presenta un importante trastorno de identidad, y
su sentimiento de deuda respecto de quien lo castiga lo lleva a justificar los golpes y
sufrir los sin decir nada. (57)

El actor emisor a menudo es rígido, carente de toda empatía, permeable al otro y a


su diferencia, excepto en lo que ésta pudiera parecerle peligroso para sí mismo.
Presenta cantidad de ideas fijas y comportamientos destinados a rectificar todo lo
que es diferente de sí mismo. La negación total y el rechazo de la identidad del
actor receptor nos muestra que desea moldear a su pareja hasta quebrantarla, para
que se vuelva "como debe ser"; vale decir como su propia imagen del mundo.
En la violencia-castigo está afectada la identidad de la persona en posición baja,
puesto que se le niega el derecho de ser el "otro". Deja secuelas muy profundas, la
autoestima quebrantada y el pronóstico es reservado. La persona que ocupa la
posición alta sólo tiene una mínima conciencia de la violencia y un confuso
sentimiento de culpabilidad. El acceso a este sistema resulta difícil porque no hay
pausa, además hay una disparidad en la relación. (12, 63, 69)
Comentarios: Según el autor la violencia tiene diferentes formas ya sean como la
violencia agresión o la violencia castigo, también define las relación simétricas y las
de complementariedad.
Al hablar de violencia agresión estamos hablando de relaciones simétricas en las
cuales las dos personas están igualadas, hay una lucha por ver quien domina
Al hablar de violencia castigo estamos hablando de relaciones de
complementariedad en las cuales las dos personas a diferencia de la anterior están
en posiciones desiguales, la persona que se encuentra en la posición mayor es
mejor que la otra persona y la somete a todo tipo de abusos
TÍTULO 1:

CONCEPTO DE FAMILIA.
La información la saque del libro ¨Manual de derecho de las familias¨ escrito
por Marisa Herrera

19
La familia ha sido siempre aquella primera institución socializadora, formadora,
educativa, nutricia, en donde cada uno de los individuos desarrolla su vida. La
familia es raíz, identidad, afecto y contención. Es diálogo y colaboración. Es
auténtica, pues tiene sus propias características, estilos, historias y realidades. Se
considera la dinámica vincular familiar como un factor estabilizador y promotor de la
salud social e individual. Por ello, es fundamental entender que la familia opera
como un sistema de contención y prevención, ya que es una de las variables
principales para una comprensión posible del abordaje interdisciplinario de la
violencia intrafamiliar. Por ello, su fortalecimiento, tratamiento e importancia deben
ser abordados con la seriedad y el compromiso que requieren; incluyendo a todas
las personas que componen al grupo familiar: niños por nacer, infantes, niños,
adolescentes, mujeres, varones, personas mayores y personas con discapacidad.

La familia tiene una función educativa de carácter social, ya que es reflejo y célula
de la sociedad. Es el principal ámbito social de aprendizaje para la convivencia, que
posibilita que se desarrollen en sus miembros aquellas capacidades que les
permitan, a futuro, construir junto a otras nuevas comunidades. Por ello, al hablar
de lo “intrafamiliar” se hace referencia a aquel plano en el cual se registran todas
las relaciones posibles en la vida de las familias: en las parejas, entre padres e
hijos, entre hermanos, con los abuelos, con los tíos. Es decir, esta institución social
y principal medio educador del individuo, tiene como tarea el promover los factores
protectores. Es el grupo primario de personas con interrelación afectiva, de cuidado
y desarrollo –y variadas funciones según el rol de cada uno de sus miembros–
reviste una indudable relevancia para la conformación de la sociedad.

CAPÍTULO 1
Autor: Humberto Rosendo Molina Garate
LA FAMILIA

1.2 Clasificación de la Familia

La tipología familiar implica hacer e identificar con qué elementos está integrada
(nuclear, extensa, etc). Se requiere ubicar el grado de desarrollo alcanzado por la
familia dentro de su contexto económico (arcaica, tradicional y moderna), valorar el
contexto demográfico de la familia (urbana, suburbana y rural), identificar su
comportamiento antropológico (distribución del poder, jerarquía, roles y tipo de
liderazgo: familia apartada y familia enredada), y encontrar la calidad y cantidad de
sus interacciones en relación con la satisfacción de las necesidades de sus
miembros (familia funcional satisfactoria, familia funcional insatisfactoria, familia
disfuncional satisfactoria y familia disfuncional insatisfactoria).

20
Las diferencias entre las familias de una sociedad se explican e intentarán clasificar
para poder comprender mejor la dinámica familiar, al considerar que hay varios
hechos macroestructurales e históricos que dan lugar a una diversidad amplia de
tipos familiares.

Según el Desarrollo de la Familia:

Familia Moderna: Tiene elementos de desarrollo que, de una y otra manera, nos
plantean la idea de un esquema social al cual representa y que la podemos
encontrar con frecuencia en niveles socioeconómicos altos. Se refiere a la familia
en la que la madre trabaja en iguales condiciones que el padre o aquella sin figura
paterna donde la madre trabaja para sostener la familia.

Familia Tradicional: Representada por las familias de clase media y que son las
más numerosas. Tienen como rasgo fundamental la transmisión de modelos
socioculturales como son las tradiciones familiares, los valores sociales y de vida
que predeterminan la perpetuación de estas características a través del desarrollo
de nuevas familias. Es aquella en la que el padre es el único proveedor de sustento
para la familia y la madre se dedica al hogar y a los hijos.

Familia Arcaica o Primitiva: También está predeterminada por factores


socioculturales y demográficos, además de los elementos de identificación cultural;
este tipo de familias cuenta con menos oportunidad de acceso a los niveles de
satisfactores individuales (familias indígenas). Su prototipo es la familia campesina
que se sostiene con los productos de la tierra que trabajan. Según la demografía de
la familia:

Familia Rural: Habita en el campo y no cuenta con todos los servicios


intradomiciliarios (agua potable, luz eléctrica, drenaje, etc).

Suburbana: Tiene las características del medio rural, pero está ubicada dentro de
medio urbano.

Urbana: Se encuentra en una población grande y cuenta con todos los servicios.

Según la integración de la familia


21
Integrada: Ambos cónyugues viven en la misma casa y cumple con sus funciones
respectivas.

Semi integrada: ambos cónyuges viven en la misma casa, pero no cumplen


adecuadamente sus funciones.

Desintegrada: Los cónyuges se encuentran separados.

Según la composición de la familia:

Nuclear: cuenta con esposo, esposa con o sin hijos.

Extensa: cónyuges e hijos que viven junto a otros familiares consanguíneos, por
adopción o afinidad.

Extensa compuesta: los anteriores que además conviven con otros sin nexo legal
(amigos, compadres, etc).

Según la ocupación de la familia:

Este tipo de familia se refiere a la ocupación del padre o del jefe de familia, puede
definirse como campesina, obrera, comerciante, empleada, etc.

Según sus complicaciones:

Interrumpida: Aquella en la que la unión conyugal se disuelve ya sea por separación


o divorcio.

Contraída: Cuando fallece uno de los padres.

Reconstruida: Se aplica a la familia en la que uno o ambos cónyuges tuvo una


pareja previa.
22
Según su funcionalidad:

Familias Funcionales: Son aquellas familias en las cuales se considera que


cumplen todas las funciones además de permitir un mayor o menor desarrollo de
sus integrantes.

Familia Disfuncional: Son familias que en mayor o menor grado no actúan según lo
que de ellas se espera en relación con las funciones que se le tienen asignadas.

Comentario: Según el autor considera importante realizar una clasificación de la


familia para identificar de qué elementos está integrada, sumando que gracias a
dicha clasificación es posible comprender la dinámica familiar y los diferentes tipos
de familia.
https://books.google.com.ar/books?id=XHxXEAAAQBAJ&pg=PA40&dq=violencia+i
ntrafamiliar&hl=es&sa=X&ved=2ahUKEwjC_NGM_5H4AhX4pZUCHdxEDDsQuwV6
BAgGEAc#v=onepage&q=violencia%20intrafamiliar&f=false (capítulo 1 págs 12 a
14)

1.6. Relaciones de Poder en la Familia

Michel Foucault en el siglo XX realiza un amplio trabajo conceptual sobre el Poder,


sin que este haya sido su interés principal; su interés principal era el sujeto, pero en
el estudio de éste descifra que las relaciones sociales son relaciones de poder.

Teniendo un poco de más claridad con las relaciones de poder, no se podrá


desconocer que la familia, siendo el primer grupo social de la sociedad, se convierte
en un espacio donde confluyen este tipo de relaciones. En la familia se encuentran
presentes las relaciones de poder todo el tiempo, desde la construcción de normas
que son establecidas para hijos e hijas, el trato mutuo, el rol que cada uno
desempeña dentro de la familia, el cómo se resuelven los conflictos familiares, los
tiempos que se manejan para el uso de ciertos artículos o espacios de la casa, y
hasta la escogencia del alimento para el almuerzo, cena o desayuno. Se debe tener
en cuenta que las relaciones de poder en la familia y las decisiones que son
resultado de las mismas repercuten directa o indirectamente, en todos los
miembros de la familia, ya sea de manera positiva o negativa.

23
Entre las características que deben tener este tipo de poder en la Familia se
encuentra:

1. Debe ser participativo: Todos los miembros de la familia de una u otra manera
deberían participar del poder, dar sus opiniones y ser tenidos en cuenta en las
decisiones y demás situaciones de la vida familiar.

2. Debe buscar lo mejor para todos y todas: El poder debe buscar el bienestar de
todos los miembros de nuestra familia. Siempre debemos tener presente esto a la
hora de ejercer el poder. ¿Se benefician todos? ¿Se afecta alguien? Esto genera
mejores ambientes que ayudan al desarrollo infantil.

3. No se debe expresar con violencia: El poder no debe darse o imponerse a la


fuerza, ni con violencia física (un golpe, empujones, una palmada, etc.) o verbal
(groserías o expresiones que busquen agredir al otro), y menos que estas acciones
recaigan en los niños y niñas.

Comentario: el autor toma como referencia un trabajo que fue realizado por
Michael Foucault, donde descifra que las relaciones sociales son relaciones de
poder. El autor del libro llega a la conclusión de que en la familia se encuentran
presentes relaciones de poder todo el tiempo, el cual puede repercutir de manera
positiva o negativa.
https://books.google.com.ar/books?id=XHxXEAAAQBAJ&pg=PA40&dq=violencia+i
ntrafamiliar&hl=es&sa=X&ved=2ahUKEwjC_NGM_5H4AhX4pZUCHdxEDDsQuwV6
BAgGEAc#v=onepage&q=violencia%20intrafamiliar&f=false (capítulo 1 pág 19)

CAPÍTULO 3

LA DESINTEGRACIÓN FAMILIAR

3.1. Concepto de la Desintegración Familiar

Suárez Rodolfo (2005), sostiene que la desintegración familiar es donde queda


incluido no sólo que los padres estén divorciados, sino que viviendo bajo el mismo
techo, se encuentren en conflicto constante y no compartan las mismas metas, y
donde no se cumplen con las funciones primordiales de la familia que son
alimentación, cuidado, afecto, socialización, educación, y donde se delega el
24
cumplimiento de las anteriores funciones, en personas como los abuelos, los
hermanos mayores, algún familiar e inclusive a personas ajenas a la familia. Por
otro lado, Máximo Rugama Castillo, (2000) afirma que la desintegración como
núcleo específico de algunos hogares, que en la mayoría de los casos cometen los
padres, hacia sus esposas e hijas/os menores, son entre otros factores, los
generadores de los problemas de conductas en la niñez y adolescencia.
Comentario: el autor sostiene que la desintegración familiar es cuando la familia se
encuentra en constante conflicto donde no se comparten las mismas metas.
https://books.google.com.ar/books?id=XHxXEAAAQBAJ&pg=PA40&dq=violencia+i
ntrafamiliar&hl=es&sa=X&ved=2ahUKEwjC_NGM_5H4AhX4pZUCHdxEDDsQuwV6
BAgGEAc#v=onepage&q=violencia%20intrafamiliar&f=false (capítulo 3 pág 31)

3.3. Causas y Factores de la Desintegración Familiar

Hay diferentes causas que pueden hacer que exista esta desintegración familiar.
Entre ellas se encuentran:

El divorcio
La primera causa que podemos mencionar y colocar como número uno es el
Divorcio. Gracias a esto es que muchas familias han sufrido esta desintegración ya
que a cada momento es más la cantidad de parejas deciden separarse. Que una de
las causas es que la mujer entra en sus labores y esto a su vez causa que ellas
sean independientes con la economía del esposo, de aquí entra el porcentaje de
que las mujeres son las principales en pedir el divorcio.
Infidelidad o abandono
Otra de las causas de la desintegración familiar es cuando un miembro de una
pareja le es infiel al otro miembro, o incluso puede que en vez de engañar lo que
hacen es abandonarlos. Cuando esto sucede causa un trauma más grande a los
niños si es que hay en vez de un divorcio que termine de manera agradable.
Esto puede causar un gran impacto, y esto lo decimos porque aquí puede haber
una cierta separación temporal o total, pero por la gran carga emocional produce
que los hijos puedan tener marcas difíciles de borrar.
Muerte de uno de los progenitores
Hay otra causa en la que se podría decir que es imposible evitar la desintegración
familiar ya que este se trata cuando uno de los progenitores fallece.
Cuando esto sucede mientras haya pequeños habría la posibilidad de que sufran
muchas consecuencias mientras estos crezcan.
Emigración
25
Otro de los problemas es cuando alguien de los padres o familia tiene que emigrar
hacia otro país porque pueden que estén sufriendo cierta inestabilidad económica y
necesitan esa ayuda con el dinero y se sacrifican al irse a otro destino para así
poder mantener a los hijos.
Violencia intrafamiliar
Hay otro caso en el que lamentablemente es común la desintegración familiar y es
cuando existe la violencia entre la familia. Puede que uno de los adultos sea el
hombre o la mujer agrede al otro este puede causar un daño psicológico a los
niños.

Adicción
Uno de los factores en los que puede ser resaltante entre la violencia intrafamiliar y
el fallecimiento de uno de los progenitores es cuando se sufre cierta adicción por
parte de los padres.
Puede ser que el padre o la madre tengan un cierto vicio al alcohol, a las drogas, a
los juegos, entre otros y esto a su vez causa que haya ciertas emociones de
carácter negativo y a su vez puede correr el riesgo de que existan situaciones en la
que la vida de algunos de los miembros de la familia esté en peligro.

Otros aspectos
Las causas que generan una ruptura familiar pueden ser demasiadas, incluso
muchas veces puede ser ocasionada por la propia sociedad, ya que, al buscar la
manera de tener una mejor vida, que la propia sociedad exige, ambos padres se
ven en la necesidad de distanciarse de sus hijos.

Teniendo eso en cuenta, algunos factores pueden ser:


En el económico: Antiguamente la responsabilidad de suministrar dinero a la casa
eran los padres, los hombres de la casa, pero esto es un concepto que ha
cambiado totalmente en nuestra actualidad, ya que ahora la mujer tiene la
posibilidad de trabajar a la par que pareja.
Pero este tipo de situaciones ha traído algunas consecuencias en las familias, ya
que, al estar ambos padres sumergidos en el campo laboral, muchas veces no
están presentes para los hijos, descuidando el afecto y la atención.

La parte emocional: Este tipo de situaciones es cuando no hay afecto y amor hacia
la pareja o hijos, causando mala comunicación familiar. Al tener este tipo de fallas,
puede repercutir que uno de los padres sea infiel al otro.

26
La parte social: Como se mencionó anteriormente, la sociedad muchas veces hace
que se actúe de una forma que no se desea, para de esta forma no ser juzgados
por la sociedad. Como por ejemplo el consumo de alcohol, en donde te ves
presionado por razones sociales a beber, descuidando a la familia y malgastando
los recursos en el camino.
En lo cultural: Este tipo de factores, es cuando los padres no poseen la instrucción
necesaria para enfrentarse a problemas, causando desintegración familiar en el
proceso.
En lo religioso: Uno de los factores más comunes, y consiste en el desacuerdo
religioso de uno de los integrantes del grupo familiar.
Comentario: el autor agrega que existen diferentes causas que generan que exista
la desintegración familiar como el divorcio, el abandono, la muerte de los
progenitores, entre otros muchos factores.
https://books.google.com.ar/books?id=XHxXEAAAQBAJ&pg=PA40&dq=violencia+i
ntrafamiliar&hl=es&sa=X&ved=2ahUKEwjC_NGM_5H4AhX4pZUCHdxEDDsQuwV6
BAgGEAc#v=onepage&q=violencia%20intrafamiliar&f=false (capítulo 3 págs 32 a
35)

3.4. Consecuencias de la Desintegración Familiar


Muchas familias que no logran mantener un equilibrio emocional en sus miembros
provocan diversas reacciones. Desafortunadamente, muchos padres de familia
piensan que sus hijos no se dan cuenta de lo que sucede y, que por lo tanto no les
afecta, cuando en realidad no sucede así, ya que los niños van buscando la manera
de decir que están ahí, que sienten y que también importan, por lo general, dicha
manera suele presentarse negativamente, conductas totalmente diferentes a las
adecuadas...
Cuando esta desintegración se desencadena en la vida de un niño/a que tiene
conciencia y entiende lo que sucede, representa un golpe muy duro para él. Su
familia en ese momento es su todo, qué sentirá al verla desmoronada, es algo muy
difícil, quizá no sabe, cómo será su vida de ahora en adelante, con quién estará,
etc.

Cuando no se atienden debidamente las necesidades de la familia, este se


desestabiliza la falta de comprensión y organización hace que los hijos sientan
culpa y la inseguridad en su actuar, al verse inestables en su estado emocional,
afectivo y social, o también puede producirse en los hijos cambios como ser
consumista, alienarlo e estimularlo a la violencia, al sexo, a las drogas, producto de
un desorden en la personalidad del sujeto que atraviesa por dicha situación y
necesita orientación para dar sentido a su vida (CARDENAS.Eduardo, 1972).

27
Comentario: según el autor además de las diferentes causas existen las
consecuencias tales como un equilibrio emocional por parte de los adultos,
generando conductas negativas en los niños.
https://books.google.com.ar/books?id=XHxXEAAAQBAJ&pg=PA40&dq=violencia+i
ntrafamiliar&hl=es&sa=X&ved=2ahUKEwjC_NGM_5H4AhX4pZUCHdxEDDsQuwV6
BAgGEAc#v=onepage&q=violencia%20intrafamiliar&f=false (capítulo 3 págs 35 y
36)

CAPÍTULO 4
LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR.

4.1. Antecedentes

El amor implica confianza, protección, respeto a los gustos del otro, comunicación,
caricias ayudas al crecimiento emocional y espiritual. Consiste en compartir la vida
con alegría, dialogar sobre las diferencias y preferencias, y respetar la integridad
física, moral y espiritual de la persona amada.
La violencia intrafamiliar es un fenómeno de ocurrencia mundial en el que las
mujeres y los niños son los grupos más vulnerables. La OMS asegura que una
quinta parte de las mujeres en el mundo es objeto de violencia en alguna etapa de
su vida y como consecuencia de ello presentan altos índices de discapacidad,
tienen doce veces más intentos de suicidio y altas tasas de mortalidad en
comparación con población que no la padece.
Hoy existe una conciencia más amplia de que cualquier mujer, independientemente
de su edad, raza, religión o condición social, está expuesta o es vulnerable a sufrir
violencia y abusos de poder en su relación de pareja.
También se sabe que, a pesar de los avances logrados en nuestras legislaciones,
de los múltiples programas y acciones que los países están desarrollando, la
violencia que experimentan las mujeres se oculta, se perdona y hasta se condona
con la complicidad de miembros de la familia extendida, de la comunidad donde la
víctima y/o el agresor vive, e incluso de los profesionales de algunas de las
agencias que tienen la responsabilidad de proteger o atender a las víctimas.
Mayoritariamente, la violencia intrafamiliar es perpetrada por hombres contra
mujeres con quienes tienen o han tenido relaciones íntimas. Esto no quiere decir
que esta no ocurra entre otros miembros de la familia, o en relaciones con el mismo
sexo, pero las investigaciones indican de manera contundente que la violen cia
intrafamiliar es un tema de género donde más del 90% de las víctimas son mujeres.
Contrariamente a la creencia popular. los hombres que ejercen violencia contra sus
parejas, y/o contra otros miembros de su familia no son enfermos, no son locos ni
28
tienen problemas de comunicación; no son alcohólicos ni drogadictos, ni siempre
están bajo estrés, (aunque algunas veces estas situaciones coexisten), sino que
son hombres comunes y corrientes que eligen usar un comportamiento violento e
intimidante para controlar y dominar a las mujeres.
Es importante entonces derribar también el mito de la enfermedad, pues él no
hacerlo significa no responsabilizar a los jóvenes de sus acciones, dejando muchas
veces a las mujeres y sus hijos en situaciones de mayor riesgo el no poner la
responsabilidad en quien ejerce la violencia, implícita o explícitamente, significa
ponerla en la mujer y hacerla sentir culpable de la agresión de la que es objeto.
En la actualidad, las Comisarías de la Mujer y la Familia y la Ley contra la Violencia
a la Mujer y la Familia, son los principales mecanismos, aunque no los únicos, con
los que se cuenta para prevenir y sancionar la violencia intrafamiliar.
La Ley contra la Violencia a la Mujer y la Familia conceptualiza a la violencia
intrafamiliar como "toda acción u omisión que consista en maltrato físico,
psicológico o sexual, ejecutado por un miembro de la familia en contra de la mujer o
demás integrantes del núcleo familiar",
A través del ejercicio de cualquier forma de violencia intrafamiliar se persigue el
dominio, el control, la anulación y el aislamiento del "otro/a",, para someterlo/a un
patrón de subordinación. Es una forma de control o manejo del poder en las
relaciones familiares. La violencia doméstica o intrafamiliar implica el uso de la
fuerza o el poder para someter y doblegar al otro/a.

4.2. Conceptualización de la Violencia Intrafamiliar

La violencia intrafamiliar o violencia doméstica puede definirse como una situación


de abuso de poder o maltrato físico o psicológico, de un miembro de la familia,
sobre todo.
Puede manifestarse a través de golpes e incidentes graves, como también insultos,
manejo económico, amenazas, chantajes, control de las actividades, abuso sexual,
aislamiento de familiares y amistades, prohibición a trabajar fuera de la casa,
abandono afectivo, humillaciones o no respetar las opiniones. Estas son solo
algunas de las situaciones que podemos citar como ejemplos de lo que es la
violencia doméstica o violencia intrafamiliar que en nuestro país está muy marcada
por el hecho de que se da el machismo en muchos lugares principalmente rurales y
pobres de nuestra república.
El Código Orgánico Integral Penal (COIP), define la violencia en el marco
intrafamiliar, de la siguiente manera:
Artículo 155 "Violencia contra la mujer o miembros del núcleo familiar. - Se
considera violencia toda acción que consista en maltrato físico, psicológico o sexual

29
ejecutado por un miembro de la familia en contra de la mujer o demás integrantes
del núcleo familiar.
Se consideran miembros del núcleo familiar a la o al cónyuge, a la pareja en unión
de hecho o unión libre, conviviente, ascendientes, descendientes, hermanas,
hermanos, parientes hasta el segundo grado de afinidad y personas con las que se
determine que el procesado o la procesada mantenga o haya mantenido vínculos
familiares, íntimos, afectivos, conyugales, de convivencia, noviazgo o de
cohabitación.

4.3. Factores de la Violencia Intrafamiliar

Investigadores sociales como Gelles y Straus (1988), han determinado 11 factores


que pueden incrementar el riesgo dentro de la familia, siendo estos:

1. La duración del período de riesgo; es decir, la cantidad de tiempo que los


miembros de la familia están juntos.

2. Las actividades y temas de interés; la interacción entre los miembros de una


familia se produce en una multiplicidad de contextos.

3. La intensidad de los vínculos interpersonales.

4. Los conflictos de actividades; es decir, las diferencias de opinión

entre las decisiones que afectan a todos los miembros.

5. El derecho culturalmente adquirido a influir en los valores, comportamientos y las


actitudes de otros miembros de la familia.

6. Las diferencias de edad y sexo.

7. Los roles atribuidos, en función de la edad y el sexo.

8. El carácter privado del medio familiar.


30
9. La pertenencia involuntaria; es decir, el hecho de no haber elegido a esa familia.

10. El estrés atribuible al ciclo vital, los cambios socioeconómicos y otros.

11. El conocimiento íntimo de la vida de cada uno de los otros miembros, de sus
puntos débiles, de sus temores y preferencias.

4.4. Causas de la Violencia Intrafamiliar

Las causas de violencia son de diversa índole, pero todas se relacionan


fuertemente con la salud psíquica de la persona.

Las causas más comunes son:

• Insatisfacción con la propia vida.


• Sentimientos de frustración.
• Sentimientos o emociones negativas.
• Poca capacidad de control de emociones negativas como la ira.
• Malos modelos de referencia aprendidos en la etapa formativa.
• Problemas no resueltos de la infancia.
• Problemas no resueltos actuales que pueden desembocar en estrés,
agresiones o depresión. Incapacidad para comprender los esquemas
relacionales y relacionarse con los demás.
• Necesidad de imponerse sobre los demás.
• Falta de amor propio.
• Narcisismo extremo.

4.5. Consecuencias de la Violencia Intrafamiliar

Al revisar las causas de la violencia intrafamiliar también se hace importante


identificar qué tipo de efectos tiene dicho fenómeno, entre los que se encuentran: la
31
disfunción de la familia, el distanciamiento de sus miembros y las mutaciones en su
comportamiento o actitudes mentales. Los efectos pueden ser clasificados en:
psicofísicos y psicosociales, específicos y genéricos o generales.
Los efectos psicofísicos son aquellos que producen cambios psíquicos o físicos, en
un mismo acto. Los Psíquicos hacen referencia a la desvalorización, baja
autoestima y estrés emocional producido por las tensiones que produce el maltrato,
en los empleados por ejemplo produce una baja en su rendimiento laboral ya que
las tensiones emocionales dificultan la concentración.
En cuanto a los físicos se manifiestan en forma de hematomas, heridas abiertas,
fracturas, quemaduras, etc. En el acto sexual también se presenta violencia cuando
este se produce en forma produciendo cambios en la personalidad y alteraciones
en las relaciones con el violador, marido o compañero permanente o con los otros
miembros de la familia.
Los efectos psicosociales se dividen en internos y externos. Los primeros son
aquellos que generan la marginación. La exclusión y la violación de los derechos
fundamentales de la mujer y los niños. Cuando se presenta un maltrato hacia la
mujer esta se ve obligada a aislarse de ciertas actividades sociales de relaciones
interfamiliares y hasta en su propio hogar.
Dentro de La exclusión se ven afectados los niños en cuanto al afecto, puesto que
una madre marginada forzosamente por la violencia intrafamiliar no puede brindar a
sus hijos el amor que necesitan, lo que puede llevar a estos niños a la drogadicción,
la prosti tución y la delincuencia.

4.5.1. Consecuencias físicas

• Homicidio

Numerosos estudios informan que la mayoría de las mujeres que mueren de


homicidio son asesinadas por su compañero actual o anterior.
En las culturas en que se practica la costumbre de la dote (bienes que aporta la
mujer al matrimonio o que dan a los esposos sus padres o terceras personas, en
vista de su matrimonio), esta puede ser mortal para la mujer cuyos padres no
pueden satisfacer las demandas de regalos o dinero.
La violencia que comienza con amenazas puede terminar en "suicidio" forzado,
muerte por lesiones u homicidio Lesiones graves.
Las lesiones sufridas por las mujeres debido al maltrato físico y sexual pueden ser
sumamente graves. Muchos incidentes de agresión dan lugar a lesiones que
pueden variar desde equimosis (golpes y moretones) a fracturas hasta
32
discapacidades crónicas. Un alto porcentaje de las lesiones requiere tratamiento
médico.

• Lesiones durante el embarazo

Las investigaciones recientes han identificado a la violencia durante el embarazo


como un riesgo a la salud tanto de la madre como del feto no nacido. Las
investigaciones sobre este rubro han indicado mayores niveles de diversas
condiciones.
• Lesiones a los niños

Los niños en las familias violentas pueden también ser víctimas de maltrato. Con
frecuencia, los niños se lastiman mientras tratan de defender a sus madres.

• Embarazo no deseado y a temprana edad

La violencia contra la mujer puede producir un embarazo no de seado, ya sea por


violación o al afectar la capacidad de la mujer de negociar el uso de métodos
anticonceptivos. Por ejemplo, algunas mujeres pueden tener miedo de plantear el
uso de métodos anticonceptivos con sus parejas por temor de ser golpeadas o
abandonadas.
Los adolescentes que son maltratados o que han sido maltratados como niños,
tienen menos probabilidad de desarrollar un sentido de autoestima y pertenencia
que los que no han experimentado maltrato.
Tienen mayor probabilidad de descuidarse e incurrir en compor tamientos
arriesgados como tener relaciones sexuales en forma temprana o sin protección.
Un número creciente de estudios indica que las niñas que son maltratadas
sexualmente durante la niñez tienen un riesgo mucho mayor de embarazo no
deseado durante la adolescencia.
Este riesgo mayor de embarazo no deseado acarrea muchos problemas
adicionales.
Por ejemplo, está bien documentado que la maternidad durante la adolescencia
temprana o media, antes de que las niñas estén maduras biológica y
psicológicamente, está asociada con resultados de salud adversos tanto para la
madre como para el niño. Los lactantes pueden ser prematuros, de bajo peso al
nacer o pequeños para su edad gestacional.
33
Cuando se produce un embarazo no deseado, muchas mujeres tratan de resolver
su dilema por medio del aborto.
En los países en que el aborto es ilegal, costoso o dificil de obtener, las mujeres
pueden recurrir a abortos ilegales, a veces con conse cuencias mortales.

• Vulnerabilidad a las enfermedades

Si se comparan con las mujeres no maltratadas, las mujeres que han sufrido
cualquier tipo de violencia tienen mayor probabilidad de experimentar una serie de
problemas de salud graves.
Se ha sugerido que la mayor vulnerabilidad de las mujeres maltratadas se puede
deber en parte a la inmunidad reducida debido al estrés que provoca el maltrato.
Por otra parte, también se ha responsabilizado al auto descuido y a una mayor
proclividad a tomar riesgos.
Se ha determinado, por ejemplo, que las mujeres maltratadas tienen mayor
probabilidad de fumar que aquellas sin antecedentes de violencia.

4.5.2. Consecuencias Psicológicas

Suicidio

En el caso de las mujeres golpeadas o agredidas sexualmente, el agotamiento


emocional y fisico puede conducir al suicidio. Estas muertes son un testimonio
dramático de la escasez de opciones de que dispone la mujer para escapar de las
relaciones violentas.
Problemas de Salud Mental
Las investigaciones indican que las mujeres maltratadas experimentan un enorme
sufrimiento psicológico debido a la violencia. Muchas están gravemente deprimidas
o ansiosas, mientras otras muestran síntomas del trastorno de estrés
postraumático. Es posible que estén fatigadas en forma crónica, pero no pueden
conciliar el sueño; pueden tener pesadillas o trastornos de los hábitos alimentarios;
recurrir al alcohol y las drogas para disfrazar su dolor; o aislarse y retraerse, sin
darse cuenta, parece, que se están metiendo en otros problemas, aunque menos
graves, pero dañino igualmente.

34
La violación y el maltrato sexual del niño puede causar daños psicológicos
similares. Un episodio de agresión sexual puede ser su ficiente para crear efectos
negativos duraderos, especialmente si la niña víctima no recibe posteriormente
apoyo adecuado. Al igual que la violencia contra la mujer en el seno familiar, el
maltrato del menor suele durar muchos años y sus efectos debilitantes pueden
hacerse sentir en la vida adulta.

Por ejemplo, la pérdida de autoestima de la mujer que ha sido maltratada en la


niñez puede traducirse en un mínimo de esfuerzo para evitar situaciones en que su
salud o seguridad estén en peligro.

Ser víctima de violación o abuso sexual es una experiencia muy traumática y sus
consecuencias pueden prolongarse por mucho tiempo. Víctimas (mujeres, niñas y
niños) que han sufrido ataques sexuales describen los siguientes sentimientos:
Pena, Culpa, Desvalorización, Odio, Vergüenza, Depresión, Asco, Desconfianza,
Aislamiento y Marginación.
Es un mito que la violencia sexual la ejercen solamente extraños, muchas
violaciones y abusos son cometidos por hombres que la víctima conoce, incluyendo
parejas y amigos íntimos. Por ello los ataques ocurren en cualquier momento del
día.
Violación y abuso sexual puede ser realizado por extraños o cono cidos, pero
"nunca con culpa de la víctima", pues existe la errónea creencia que es la víctima
quien lo provoca. (Marcelo, 1980).

4.6. El Circulo de la Violencia de la Intrafamiliar

Cuando una pareja está empezando su relación es muy difícil que aparezca la
violencia. Cada miembro de la pareja muestra su mejor faceta. La posibilidad de
que la pareja termine es muy alta si ocurriera algún episodio de violencia.
La dinámica de la violencia intrafamiliar existe como un ciclo que pasa por tres
fases, las que difieren en duración según los casos. Es importante aclarar que el
agresor no se detiene por sí solo: Si la pareja permanece junto a él, el ciclo va a
comenzar una y otra vez, cada vez con más violencia.

Fase 1. Acumulación de Tensión

A medida que la relación continúa, se incrementa la demanda, así como el estrés.

35
Hay un incremento del comportamiento agresivo, más habitualmente hacia objetos
que hacia la pareja. Por ejemplo, dar portazos, arrojar objetos, romper cosas. El
comportamiento violento es reforzado por el alivio de la tensión luego de la
violencia.
La pareja intenta modificar su comportamiento a fin de evitar la violencia. Por
ejemplo: mantener la casa cada vez más limpia, a los hijos más silenciosos, etc.
El abuso físico y verbal continúa. La mujer comienza a sentirse responsable por el
abuso. El violento se pone obsesivamente celoso y trata de controlar todo lo que
puede: el tiempo y comportamiento de la mujer (cómo se viste, adónde va, con
quién está, etc.)

El violento trata de aislar a la víctima de su familia y amistades. Puede decirle, por


ejemplo, que si se aman no necesitan a nadie más, o que los de afuera son de palo,
o que le llenan la cabeza, o que están locos etc. Esta fase difiere según los casos.
La duración puede ser de semanas, días, meses o años. Se va acortando con el
transcurrir del tiempo.

Fase 2. Episodio Agudo de Violencia

Aparece la necesidad de descargar las tensiones acumuladas. El abusador hace


una elección acerca de su violencia. Decide tiempo y lugar para el episodio, hace
una elección consciente sobre qué parte del cuerpo golpear y cómo lo va a hacer.
Como resultado del episodio la tensión y el estrés desaparecen en el abusador. Si
hay intervención policial él se muestra calmo y relajado, en tanto que la mujer
aparece confundida e histérica debido a la violencia padecida.

Fase 3. Etapa de Calma, Arrepentimiento o Luna de Miel

Se caracteriza por un período de calma, no violento y de muestras de amor y


cariño.
En esta fase, puede suceder que el golpeador tome a su cargo una parte de la
responsabilidad por el episodio agudo, dándole a la pareja la esperanza de algún
cambio en la situación a futuro. Actúan como si nada hubiera sucedido, prometen
buscar ayuda, prometen no volver a hacerlo, etc.

Si no hay intervención y la relación continúa, hay una gran posibilidad de que la


violencia haga una escalada y su severidad aumente.

36
A menos que el golpeador reciba ayuda para aprender métodos apropiados para
manejar su estrés, esta etapa sólo durará un tiempo y se volverá a comenzar el
ciclo, que se retroalimenta a sí mismo.
Luego de un tiempo se vuelve a la primera fase y todo comienza otra vez.
El hombre agresor no se cura por sí solo, debe tener un tratamiento. Si la esposa
permanece junto a él, el ciclo va a comenzar una y otra vez, cada vez con más
violencia.

Comentario: según el autor a lo largo de este capítulo define a la violencia


intrafamiliar como el uso de poder/fuerza de un miembro de la familia, donde este
abuso de poder no solo es físico sino también psicológico. Realiza una introducción
a las causas y consecuencias. Y finalmente comenta sobre las etapas de la
violencia intrafamiliar, donde al principio de la relación no existe la violencia pero
esto luego cambia y pasa a ser un ciclo que se divide en 3 fases: acumulación de
tensión, episodios agudo de violencia y como última fase la calma o el
arrepentimiento.
https://books.google.com.ar/books?id=XHxXEAAAQBAJ&pg=PA40&dq=violencia+i
ntrafamiliar&hl=es&sa=X&ved=2ahUKEwjC_NGM_5H4AhX4pZUCHdxEDDsQuwV6
BAgGEAc#v=onepage&q=violencia%20intrafamiliar&f=false (capítulo 4 entero)

ANÁLISIS TERMINOLÓGICO-CONCEPTUAL DE LA VIOLENCIA


INTRAFAMILIAR:
El propio análisis del término violencia ya plantea ciertas dificultades en cuanto a su
clarificación, ya que desde diversas posiciones se ha contemplado de forma más o
menos amplia. Así, desde el ámbito académico se ha tratado de esbozar en qué
consiste la violencia, no habiéndose alcanzado consenso, lo que supone hallar bajo
múltiples estudios distintas variables consideradas dentro del marco de su
definición. Variables tales como los hábitos que se aprenden en sociedad,
reacciones instintivas o de naturaleza física, procesos vinculados con la
personalidad o la predominancia de ciertos rasgos biológicos son algunas de las
perspectivas bajo las que se ha realizado el estudio de la violencia. Las dificultades
terminológicas han implicado que algunos estudios han tratado de separar la
configuración de la violencia de otras áreas relacionadas con esta, separándose de
términos que parecen confluir en las mismas áreas, como la agresividad,
comprendida, como una acción inmediata e innata que se deriva de un proceso
biológico pero que a través de los procesos de aprendizaje cultural puede
erradicarse . Por otro lado, en esta misma línea, se define la violencia como la
actividad o inactividad dirigida a provocar un daño sin que el individuo que la
perpetra reciba correlativamente algún tipo de beneficio fruto de sus actos,
destacando este autor el carácter gratuito de las acciones que sean. Encontramos
dos conceptos que se han de delimitar de forma específica teniendo en cuenta las

37
importantes diferencias que existen entre ellos, haciendo hincapié en las siguientes
características de una y otra:
Violencia: Acto humano deliberado, intencional.
Se puede evitar a través de la incorporación de dinámicas culturales tendentes a
prevenirla habida cuenta de que es fruto de las características que revisten las
relaciones que se dan en el escenario social.
Emplea mecanismos que le son propios.
Agresividad: Acto innato.
No puede evitarse puesto que deriva de la confluencia de factores biológicos pero a
través de mecanismos culturales se puede inhibir hasta quedar configurada como
una realidad subyacente. Constituye un impulso.
Las diferencias entre ambos conceptos hacen necesario guiar la investigación de
forma correcta, teniendo en cuenta que la violencia no es un concepto
intercambiable con el de agresividad, construyendo de forma precisa los pilares
terminológicos sobre los que se anclarán los hallazgos que se consigan.

• No enfrentar el problema de la violencia intrafamiliar implica grandes costos


para la sociedad:

Es urgente reconocer los enormes costos que implica no enfrentar el problema de


la violencia intrafamiliar, costos directos que suman costos individuales y sociedad,
como los costos indirectos en las personas, familias , comunidad y sociedad.
-Costos directos
• Se derivan de la incidencia a corto y largo plazo. Se suman costo individual y
costo sociedad: Costó personas: Daño en propiedades, días incapacidad, pérdida
de oportunidades para el desarrollo de sus potencialidades, muerte.
• Costo sociedad: Costos derivados de los gastos que le implican a los servicios
sociales atender las consecuencias inmediatas y a largo plazo.
-Costos indirectos
En las personas, las familias y las comunidades. Tiene que ver con los costos
derivados de los efectos asociados con la violencia intrafamiliar, tanto en las
personas que son directamente maltratadas o en las testigas/os de dicha violencia:
Costos de enfrentar efectos como:
• Depresión, pérdida de la motivación, fatiga crónica, policonsulta por otros
problemas de salud derivados del maltrato, problemas de comportamiento,
reducción de oportunidades de educación y empleo. • En la sociedad

38
• En servicios de salud.
• En servicios de salud mental.
• En servicios de atención a niñas, niños y adolescentes.
• En la pérdida de la capacidad productiva.
• En servicios que se relacionan con la protección y seguridad. (Instancias
represiva-judicial)

Comentario: de esto se deduce que es importante asimilar el problema de la


violencia intrafamiliar porque genera tanto un problema a nivel individual como
social.
http://pepsic.bvsalud.org/pdf/pp/v3-4/v3-4a17.pdf (pagina 7 del pdf)

Ley 24.417 de protección contra la violencia familiar. Desde el año 1994 fue
promulgada en Argentina la presente norma establece:
ARTÍCULO 1º — Toda persona que sufriera lesiones o maltrato físico o psíquico
por parte de alguno de los integrantes del grupo familiar podrá denunciar estos
hechos en forma verbal o escrita ante el juez con competencia en asuntos de
familia y solicitar medidas cautelares conexas. A los efectos de esta ley se entiende
por grupo familiar el originado en el matrimonio o en las uniones de hecho.
ARTÍCULO 2º — Cuando los damnificados fuesen menores o incapaces, ancianos
o discapacitados, los hechos deberán ser denunciados por sus representantes
legales y/o el ministerio público. También estarán obligados a efectuar la denuncia
los servicios asistenciales sociales o educativos, públicos o privados, los
profesionales de la salud y todo funcionario público en razón de su labor. El menor
o incapaz puede directamente poner en conocimiento de los hechos al ministerio
público.
ARTÍCULO 3º — El juez requerirá un diagnóstico de interacción familiar efectuado
por peritos de diversas disciplinas para determinar los daños físicos y psíquicos
sufridos por la víctima, la situación de peligro y el medio social y ambiental de la
familia. Las partes podrán solicitar otros informes técnicos.
ARTÍCULO 4º — El juez podrá adoptar, al tomar conocimiento de los hechos
motivo de la denuncia, las siguientes medidas cautelares:
a) Ordenar la exclusión del autor, de la vivienda donde habita el grupo familiar;
b) Prohibir el acceso del autor, al domicilio del damnificado como a los lugares de
trabajo o estudio;
c) Ordenar el reintegro al domicilio a petición de quien ha debido salir del mismo por
razones de seguridad personal, excluyendo al autor;

39
d) Decretar provisoriamente alimentos, tenencia y derecho de comunicación con los
hijos.
El juez establecerá la duración de las medidas dispuestas de acuerdo a los
antecedentes de la causa.
ARTÍCULO 5º — El juez, dentro de las 48 horas de adoptadas las medidas
precautorias, convocará a las partes y al ministerio público a una audiencia de
mediación instando a las mismas y su grupo familiar a asistir a programas
educativos o terapéuticos, teniendo en cuenta el informe del artículo 3.
ARTÍCULO 6º — La reglamentación de esta ley preverá las medidas conducentes a
fin de brindar al imputado y su grupo familiar asistencia médica psicológica gratuita.
ARTÍCULO 7º — De las denuncias que se presente se dará participación al
Consejo Nacional del Menor y la Familia a fin de atender la coordinación de los
servicios públicos y privados que eviten y, en su caso, superen las causas del
maltrato, abusos y todo tipo de violencia dentro de la familia.
Para el mismo efecto podrán ser convocados por el juez los organismos públicos y
entidades no gubernamentales dedicadas a la prevención de la violencia y
asistencia de las víctimas.
ARTICULO 8º — Incorpórase como segundo párrafo al artículo 310 del Código
Procesal Penal de la Nación (Ley 23.984) el siguiente:
En los procesos por alguno de los delitos previstos en el libro segundo, títulos I, II,
III, V y VI, y título V capítulo I del Código Penal cometidos dentro de un grupo
familiar conviviente, aunque estuviese constituido por uniones de hecho, y las
circunstancias del caso hicieran presumir fundadamente que puede repetirse, el
juez podrá disponer como medida cautelar la exclusión del hogar del procesado. Si
el procesado tuviere deberes de asistencia familiar y la exclusión hiciere peligrar la
subsistencia de los alimentados, se dará intervención al asesor de menores para
que se promuevan las acciones que correspondan.
ARTÍCULO 9º — Invitase a las provincias a dictar normas de igual naturaleza a las
previstas en la presente.
ARTÍCULO 10. — Comuníquese al Poder Ejecutivo Nacional. — ALBERTO R.
PIERRI. — EDUARDO MENEM. — Esther H. Pereyra Arandía de Pérez Pardo. —
Edgardo Piuzzi.
Comentario: de esto se deduce que dicha ley debería incorporarse en las
diferentes provincias del país para que de manera equitativa pueda cumplir con la
protección contra la violencia intrafamiliar.
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/90000-
94999/93554/norma.htm
Con la Ley Nº 24.417 de Protección contra la Violencia Familiar y el Expediente Nº
100.664/95

40
Se creó una Comisión encargada de elaborar un proyecto de Decreto
Reglamentario de la Ley citada en el Visto.
Que dicha Ley ha creado un régimen legal tendiente a proteger a las personas
frente a las lesiones o malos tratos físicos o psíquicos infligidos por parte de alguno
o algunos de los integrantes del grupo familiar al que pertenecen.
Que resulta necesario proceder a la reglamentación, a fin de implementar un
sistema que permita la plena aplicación de la normativa sancionada por el
CONGRESO DE LA NACIÓN.
Que el presente decreto se dicta en uso de las facultades conferidas por el artículo
99 inciso 2) de la CONSTITUCIÓN NACIONAL.
Por ello,
EL PRESIDENTE DE LA NACIÓN ARGENTINA
DECRETA:
Artículo 1º.- Centros de información y asesoramiento. En los organismos que se
mencionan más adelante, funcionarán centros de información y asesoramiento
sobre violencia física y psíquica. Estos centros tendrán la finalidad de asesorar y
orientar a los presentes sobre los alcances de la Ley Nº 24.417 y sobre los recursos
disponibles para la prevención y atención de los supuestos que aquélla contempla.
Los centros estarán integrados por personal idóneo para cumplir sus funciones y
por profesionales con formación especializada en violencia familiar.
Las respectivas dotaciones se compondrán con personal que ya revista en la
ADMINISTRACIÓN PÚBLICA NACIONAL Y MUNICIPAL.
Los centros funcionarán en:
Hospitales dependientes de la SECRETARÍA DE SALUD de la MUNICIPALIDAD
DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES que sean designados al efecto.
CENTROS de ATENCIÓN JURÍDICA COMUNITARIA dependientes de la
SECRETARÍA DE ASUNTOS LEGISLATIVOS del MINISTERIO DE JUSTICIA.
CONSEJO NACIONAL DEL MENOR Y LA FAMILIA.
CONSEJO NACIONAL DE LA MUJER.
DIRECCIÓN GENERAL DE LA MUJER dependiente de la SUBSECRETARÍA DE
PROMOCIÓN Y DESARROLLO de la MUNICIPALIDAD DE LA CIUDAD DE
BUENOS AIRES.
DISTRITOS ESCOLARES a través del "Equipo de Prevención y Contención de la
Violencia Familiar de la SECRETARÍA de EDUCACIÓN de la MUNICIPALIDAD DE
LA CIUDAD DE BUENOS AIRES", para el ámbito escolar.

41
Los organismos en los que funcionen estos centros, quedan facultados para regular
lo concerniente a su integración, conducción y funcionamiento, bajo la coordinación
del MINISTERIO DE JUSTICIA.
Artículo 2º.- Registro de denuncias. El CONSEJO NACIONAL DEL MENOR Y LA
FAMILIA, llevará un Registro de Denuncias, por agresor y por víctima, en el que
deberán especificarse los datos que surjan del formulario de denuncia que, como
Anexo I, forma parte de este decreto. En el Registro también se tomará nota del
resultado de las actuaciones.
El Registro deberá amparar adecuadamente la intimidad de las personas allí
incluidas.
El CONSEJO NACIONAL DEL MENOR Y LA FAMILIA tendrá a su cargo la
elaboración de un programa para registrar los datos sobre violencia familiar, en el
que se asentarán las denuncias y comunicaciones que se reciban de los
organismos correspondientes.
Artículo 3º.- Formulario. Todo denunciante deberá completar el formulario de
denuncia mencionado en el artículo 22.
Artículo 4º.- Obligación de denunciar los hechos de violencia. La obligación de
denuncia a que se refiere el artículo 2º de la Ley Nº 24.417, deberá ser cumplida
dentro de un plazo máximo de SETENTA Y DOS (72) horas, salvo que, consultado
el programa previsto en el tercer párrafo del artículo 2º de esta reglamentación,
surja que el caso se encuentra bajo atención o que, por motivos fundados a criterio
del denunciante, resulte conveniente extender el plazo.
Artículo 5º.- Asistencia letrada. No se requiere asistencia letrada para formular las
denuncias. Se garantiza la asistencia jurídica gratuita a las personas que la
requieran y no cuente con recursos suficientes a través de los Defensores de
Pobres, Incapaces y Ausentes en lo Civil y Comercial, de los CENTROS de
ATENCIÓN JURÍDICA COMUNITARIA dependientes de la SECRETARÍA DE
ASUNTOS LEGISLATIVOS del MINISTERIO DE JUSTICIA y de los consultorios
jurídicos dependientes de la MUNICIPALIDAD DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES
y de otros organismos públicos.
El MINISTERIO DE JUSTICIA abrirá y llevará un REGISTRO DE
ORGANIZACIONES NO GUBERNAMENTALES (O.N.G.) en el que podrán
anotarse aquellas que estén en condiciones de prestar asistencia jurídica gratuita.
La prestación se regirá por convenios que el MINISTERIO DE JUSTICIA suscribió
con esas instituciones, en los que podrá incluirse el compromiso de las entidades
de brindar capacitación especializada en temas de violencia familiar.
A los mismos fines, el MINISTERIO DE JUSTICIA podrá celebrar convenios con la
FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES de la UNIVERSIDAD DE
BUENOS AIRES y con el COLEGIO PÚBLICO DE ABOGADOS DE LA CAPITAL
FEDERAL.

42
Artículo 6º.- Cuerpo Interdisciplinario. Créase, en el ámbito del MINISTERIO DE
JUSTICIA, un Cuerpo Interdisciplinario de profesionales con formación
especializada en violencia familiar que deberá prestar apoyo técnico en los casos
que el sea requerido por los Juzgados Nacionales de Primera Instancia en lo Civil
con competencia en asuntos de familia. Su sede estará próxima a esos Juzgados,
siempre y cuando el organismo jurisdiccional competente habilite instalaciones
adecuadas a ese efecto.
Artículo 7º.- Informe y diagnóstico. El Cuerpo mencionado en el artículo anterior
emitirá, en el plazo de VEINTICUATRO (24) horas, un diagnóstico preliminar para
permitir al Juez evaluar sobre la situación de riesgo y facilitarle la decisión acerca
de las medidas cautelares previstas en el artículo 4º de la Ley Nº 24.417. El
diagnóstico preliminar no será requerido cuando el Juez no lo considere necesario
por haber sido la denuncia acompañada de un diagnóstico producido por
profesionales o instituciones públicas o privadas idóneas en violencia familiar o de
informes concordantes del programa previsto en el artículo 2º de esta
reglamentación.
Artículo 8º.- Diagnóstico de interacción familiar. Sin perjuicio de la actuación de los
auxiliares de la justicia que correspondan, para el diagnóstico de interacción familiar
previsto en el artículo 3º de la Ley Nº 24.417, el Juez competente dispondrá:
De los servicios que presten las instituciones públicas especializadas y las
instituciones que a estos efectos se inscriban en el pertinente registro.
Del Cuerpo Interdisciplinario previsto en el artículo 6º de esta reglamentación.
El tratamiento que se indique podrá ser derivado a las instituciones públicas o
privadas que se encuentren inscriptas en el registro que se crea en el artículo 9º del
presente decreto, cuya coordinación y seguimiento de casos estará a cargo del
CONSEJO NACIONAL DEL MENOR Y LA FAMILIA.
EL CONSEJO NACIONAL DEL MENOR Y LA FAMILIA deberá informar a los
jueces cuáles son las instituciones donde se asegurará al agresor y/o su grupo
familiar, asistencia médico-psicológica gratuita.
Artículo 9º.- Registro de Equipos Interdisciplinarios. Convenios. El CONSEJO
NACIONAL DEL MENOR Y LA FAMILIA llevará un REGISTRO DE
ORGANIZACIONES NO GUBERNAMENTALES (O.N.G.) en el que podrán
anotarse aquellas que estén en condiciones de aportar equipos interdisciplinarios
para el diagnóstico y tratamiento de la violencia familiar. La prestación se regirá por
convenios que se suscribirán con el MINISTERIO DE JUSTICIA y el CONSEJO
NACIONAL DEL MENOR Y LA FAMILIA, quienes determinarán las exigencias
sobre integración del equipo profesional, alcance de su labor y eventual
arancelamiento hacia terceros.
Artículo 10º.- Organismo de Evaluación. A los fines indicados en el artículo
precedente, el CONSEJO NACIONAL DEL MENOR Y LA FAMILIA tendrá a su
cargo la evaluación de servicios y programas existentes en instituciones privadas.

43
Sobre la base de los requisitos mínimos, que serán preestablecidos por ese
organismo. Igual cometido cumplirá con relación a las instituciones públicas.
Artículo 11.- Cuerpo Policial Especializado. El MINISTERIO DEL INTERIOR
dispondrá la formación de un Cuerpo Policial Especializado, debidamente
capacitado, dentro de la POLICÍA FEDERAL ARGENTINA y con personal que
revista en el propio organismo, para actuar en auxilio de los Jueces Nacionales de
Primera Instancia en lo Civil con competencia en asuntos de Familia que así lo
requieran. Este Cuerpo también prestará sus servicios a los particulares ante
situaciones de violencia familiar. A requerimiento del juez competente, hará
comparecer por la fuerza a quienes fueren citados por el magistrado y llevará a
cabo las exclusiones de hogar y demás medidas que, por razones de seguridad
personal, dispusieron los jueces.
Artículo 12.- Utilización de los Cuerpos Especializados por los Jueces Penales. El
Cuerpo Interdisciplinario previsto en el artículo 6º y el Cuerpo Policial Especializado
que contempla el artículo 11º del presente decreto, estarán también a disposición
de los Jueces Penales que lo requieran.
Artículo 13.- Difusión de la finalidad de la Ley Nº 24.417. El MINISTERIO DE
JUSTICIA coordinará los programas que elaboren los distintos organismos, para
desarrollar las campañas de prevención de la violencia familiar y difusión de las
finalidades de la Ley Nº 24.417.
Artículo 14.- Recursos humanos. La atención de los servicios previstos en el
artículo 1º y la integración del Cuerpo Interdisciplinario contemplado en el artículo 6º
de este decreto, será implementado con los recursos humanos y materiales
existentes en la ADMINISTRACIÓN PÚBLICA NACIONAL Y MUNICIPAL. A estos
fines se convocará al personal dependiente de dichas administraciones que reúna
las aptitudes profesionales pertinentes y desee integrar los mencionados servicios,
para lo cual se efectuarán las adscripciones correspondientes.
Artículo 15.- Invitación a las Provincias. El MINISTERIO DEL INTERIOR cursará
invitaciones a las Provincias, a efectos de que éstas dicten normas de igual
naturaleza a las previstas en la Ley Nº 24.417 y en el presente Decreto.
Artículo 16.- Comuníquese, publíquese, dése a la Dirección Nacional del Registro
Oficial y archívese.

http://www.notivida.net/legnacional/Ley%20NACIONAL%2024.417%20PROTECCI
ON%20CONTRA%20LA%20VIOLENCIA%20FAMILIAR.html

¨Maltrato y abuso en el ámbito doméstico: fundamentos teóricos para el


estudio de la violencia en las relaciones familiares”
Capítulo 1
Autor: Jorge Corsi, Verónica Aumann
44
https://books.google.com.ar/books?id=i_4Sem9nJ2oC&printsec=frontcover&dq=ina
uthor:%22Jorge+Corsi%22&hl=es-419&sa=X&redir_esc=y#v=twopage&q&f=false
https://www.mpba.gov.ar/files/documents/LEY_12569_-_Violencia_familiar.pdf

La legitimación cultural de la violencia


Para comprender el fenómeno de la violencia doméstica, resulta imprescindible
comenzar por el análisis de los factores que la legitiman culturalmente. Desde
siempre, las creencias y los valores acerca de las mujeres y de los hombres han
caracterizado una sociedad patriarcal que define a los varones como superiores por
naturaleza y les confiere el derecho y la responsabilidad de dirigir la conducta de su
mujer. Estas actitudes y valores, que echaron raíces a través de los siglos, se
traducen en estructuras sociales particulares: por ejemplo, la división del trabajo, las
políticas institucionales y la discriminación de la mujer.

Los estereotipos de género, transmitidos y perpetuados por la familia, la escuela,


los medios de comunicación, etcétera, sientan las bases para el desequilibrio de
poder que se plantea en la constitución de sociedades privadas, tales como las que
están representadas por el noviazgo, el matrimonio o la convivencia.
Investigaciones llevadas a cabo en los últimos años demuestran que, a pesar de los
esfuerzos realizados por numerosas organizaciones tendientes a difundir y
promover ideas progresistas acerca de la igualdad entre los géneros, cierto núcleo
de premisas, constitutivas de un sistema de creencias más amplio, siguen siendo
sostenidas por amplios sectores de la población. Entre ellas, las más persistentes
son:

• que las mujeres son inferiores a los hombres,


• que el hombre es el jefe del hogar,
• que el hombre tiene derechos de propiedad sobre la mujer y los hijos,
• que la privacidad del hogar debe ser defendida de las regulaciones externas.

Un sistema de creencias sostenido en tales premisas tiene como consecuencia


inmediata la noción de que un hombre tiene el derecho y la obligación de imponer
medidas disciplinarias para controlar el comportamiento de quienes están a su
cargo. Aun cuando se modifiquen las leyes, los comportamientos tienden a seguir
siendo regulados por esta normativa cultural que legitima el uso de la fuerza como
«método correctivo y como instrumento de poder dentro de las relaciones privadas.
Distintos autores han señalado el valor de los mitos culturales acerca de la violencia
contra la mujer como elementos que contribuyen a la perpetuación del problema.
Precisamente, una de las características definitorias del mito es su resistencia al
45
cambio: la fuerza del mito reside en que es invulnerable a las pruebas racionales
que lo desmienten. En el caso de la violencia doméstica, los mitos cumplen tres
funciones principales:

• culpabilizan a la víctima (mitos acerca de la provocación, el masoquismo,


etcétera);
• naturalizan la violencia (el matrimonio es así-, los celos son el condimento del
amor>);
• impiden a la víctima salir de la situación (mitos acerca de la familia, el amor, la
abnegación, la maternidad, etcétera).

Tanto los mitos como los estereotipos culturales necesitan de un vehículo para
encarnarse en pensamientos, actitudes o conductas. Dicho vehículo está
representado por las instituciones que, dentro de la comunidad, son verdaderas
transmisoras de los mensajes culturales antes apuntados. Es por eso que más
adelante nos detendremos en el análisis del problema desde la perspectiva de las
instituciones que intervienen directa o indirectamente en su perpetuación.
Los factores de riesgo para la violencia familiar
La identificación de los factores de riesgo asociados con las distintas formas que
adopta la violencia familiar resulta decisiva a la hora de elaborar propuestas de
intervención, tanto para la atención del problema como para el diseño de políticas
de prevención. El conjunto de las investigaciones realizadas con el objeto de
incrementar el conocimiento acerca de los factores de riesgo permite identificar tres
niveles.
• Los factores de riesgo con eficacia causal primaria. Están constituidos
básicamente por aspectos culturales y educativos sobre los que se construye
la violencia como modo naturalizado de las relaciones de poder interpersonal.
• Los factores de riesgo asociados. No constituyen elementos causales para la
violencia, pero su presencia aumenta la probabilidad de ocurrencia y/o la
gravedad de sus manifestaciones.
• Los factores que contribuyen a la perpetuación del problema, Son aquellos
que, derivados del funcionamiento de las instituciones, impiden una
identificación temprana del problema y una respuesta eficaz a éste, lo cual los
transforma en un elemento de peso dentro de la cadena causal,
ecológicamente entendida.

46
En el cuadro de la página siguiente se sintetiza el resultado de múltiples
investigaciones, tanto sobre el problema de la violencia hacia la mujer como el del
maltrato infantil
El análisis de cada uno de estos factores, en sus tres niveles, guiará nuestra
búsqueda de respuestas al problema de la violencia familiar.Los capítulos de este
lilico proporcionan una base conceptual para la profundización del análisis de cada
uno de esos factores

En lo que respecta a los factores señalados en tercer lugar, un diagnóstico


pormenorizado de los principales problemas identificados en cada sector, puede
sintetizarse del siguiente modo:

• Sector de la justicia.
• Ausencia de tribunales especializados en el tratamiento judicial de casos de
violencia familiar.
• En el caso de los juzgados o tribunales con competencia en asuntos de
familia, escasez de equipos interdisciplinarios especializados en violencia
familiar.
• Dificultad para el seguimiento de los casos y para asegurar el cumplimiento
de las medidas cautelares dispuestas.
47
• Falta de capacitación del personal judicial que interviene en los casos de
violencia familiar.
• Escasez de oferta de patrocinio jurídico gratuito para las víctimas de violencia
familiar.
• Disparidad de criterios de los diferentes jueces en cuanto a la aplicación de la
ley.
• Institucionalización de menores víctimas de maltrato o abuso. Burocratización
de los procesos judiciales, lo que pone en
• Riesgo la integridad de las víctimas
• Vacío de protección legal a instituciones y/o profesionales denunciantes o
intervinientes en casos de maltrato o abuso. - Implementación de
procedimientos de mediación, contraindicados en casos de violencia familiar

• Sector público(niveles nacional,provincial y municipal)


• Falta de estudios de prevalencia sobre violencia contra mujer y sobre maltrato
infantil que permitan orientar las políticas públicas en el área.
• Ausencia de un criterio homogéneo sobre metodologías específicas para
responder a los casos de violencia familiar.
• Carencia de recursos institucionales para intervenir en situaciones de crisis.
• Carencia de programas de tratamiento para los hombres que ejercen violencia
• Carencia o insuficiencia de recursos para la protección a víctimas en situación
de riesgo.
• Falta de coordinación intersectorial.
• Ausencia de una política de prevención de la violencia familiar, con
continuidad en el tiempo y con acciones concertadas entre los distintos
sectores.
• Carencia de registros de información oficiales y sistematizados.

• Sector de la salud.
• Falta de capacitación sistemática de los profesionales del sector para la
detección e indicación del tratamiento adecuado de los casos de violencia
familiar.
• Ausencia de protocolos estandarizados para la detección de casos de
violencia familiar.
48
• Escasa asignación de recursos materiales y humanos para los programas
específicos existentes en el sector.
• Psicopatologización de los casos de violencia familiar, mediante su derivación
a servicios de psicopatología o salud mental.
• Carencia de servicios para la atención a mujeres víctimas de violencia
doméstica y para hombres que ejercen violencia.
• Utilización de metodologías inadecuadas para el tratamiento de casos de
violencia familiar.
• -Falta de protección legal para los/las profesionales que intervienen en casos
de maltrato y abuso.
• -Falta de programas de prevención originados en el sector.

- Asignación insuficiente de recursos para los programas existentes en el sector


público.

Ausencia de un criterio homogéneo sobre metodologías específicas para responder


a los casos de violencia familiar. Carencia de recursos institucionales para intervenir
en situaciones de crisis.

• Sector de la educación.
• Ausencia de programas de prevención en el ámbito educativo. Los existentes
no son parte de una estrategia preventiva nacional, sino que resultan
esfuerzos aislados.
• Ausencia de protección legal para los/las docentes que denuncian casos de
maltrato o abuso.
• Falta de integración del sector a una red intersectorial de prevención
secundaria de la violencia familiar.
• Falta de capacitación de los profesionales de los gabinetes psicopedagógicos
para identificar los casos e intervenir adecuadamente.

• Sector privado (organizaciones no gubernamentales).


• -Falta de recursos materiales (disminución o cese de fuentes de
financiamiento).
• - Exceso de voluntariado, lo cual dificulta la continuidad de las acciones
49
• - Saturación de la capacidad de respuesta por efecto de la demanda.
• -Utilización de los servicios de las ONG por parte del sector público sin
retribución alguna (por ejemplo, derivaciones del sistema judicial)

Comentario: Según el autor hay una legitimación por parte de la sociedad de la


violencia, esto está relacionado con los estereotipos de género, la culpabilización
de la víctima y la naturalización de la violencia
También se habla sobre los factores de riesgo y nombra tres factores; Los factores
de riesgo con eficacia causal primaria, los factores de riesgo asociados. y los
factores que contribuyen a la perpetuación del problema. En el último hay una
explicación de las instituciones y cuáles son las maneras que ayudan con el avance
de la violencia familiar.

TÍTULO 2:

LAS VÍCTIMAS DE LA VIOLENCIA FAMILIAR.


Violencia entre hermanos
Hay escasa conciencia sobre este tipo de violencia entre la población. De hecho la
investigación es escasa aunque la que existe apunta una realidad preocupante. Hay
muchos paralelismos entre la violencia entre hermanos y el fenómeno cada vez
más popularizado entre la opinión pública del acoso escolar (violencia física,
psicológica y/o sexual entre iguales sobre todo en la escuela y su entorno) y
muchas recomendaciones de intervención y prevención son igualmente similares.
De hecho, los niños y adolescentes que suelen ser agresivos en la escuela también
suelen serlo dentro de la familia. Después de la no obediencia la agresión es la
segunda queja de los adultos que tienen que cuidar a niños con dificultades.
Muchos adultos consideran normal la agresión física y verbal entre hermanos, como
un buen entrenamiento para gestionar sus relaciones en el mundo exterior. Incluso
piensan que es mejor eso que no inhibir las conductas agresivas. Sin embargo los
estudios científicos señalan que no hay evidencia de que comportándose
agresivamente se reduzca la agresividad en general.

Factores que pueden favorecer la aparición de violencia entre hermanos:


• Ambiente de violencia familiar.
• Familias en las que hay malos tratos hacia los hijos por parte de los padres.
• Ausencia de ambiente cálido y afecto positivo.
• Ausencia de reglas claras sobre la disciplina.

50
• En todas las edades las chicas son menos violentas que los chicos, pero las
diferencias son pequeñas.
• A medida que aumenta la edad disminuyen los porcentajes de niños y niñas
agredidos por los hermanos, pues se pueden defender mejor y pasan menos
tiempo juntos.
• El temperamento impulsivo es más frecuente en agresores y la falta de
asertividad es más frecuente en víctimas.
• Son más vulnerables para ser víctimas los niños con problemas de
aprendizaje, disfunciones orgánicas o algún problema físico o psicológico.
• Los hermanos que agreden a hermanos son menos empáticos hacia sus
víctimas potenciales, no tienen menos habilidades sociales sino que tienen
valores y objetivos diferentes, además tienden a valorar las situaciones
sociales como más hostiles atribuyendo hostilidad a otros.
https://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1132-
05592006000300002
Violencia hacia personas con discapacidad
Se considera a una persona con discapacidad a las personas que tienen alguna
deficiencia motriz, sensorial, intelectual o mental y que no pueden participar de
manera plena y en igualdad de condiciones en la sociedad porque se encuentran
con alguna barrera que se los impide.
Los tipos de maltratos que pueden sufrir los menores con discapacidad son
• El abandono/negligencia
• El maltrato emocional
• El maltrato físico
• El abuso sexual
• El maltrato prenatal
• La mendicidad
• La explotación laboral
• El síndrome de Münchhausen por poderes
• El maltrato institucional
La infancia con discapacidad se ve afectada por los mismos factores de riesgo que
la población infantil en general: la exclusión, el estrés de la familia, las dificultades
económicas, el aislamiento social, los conflictos conyugales o la historia familiar de
abuso en los padres, son factores, entre otros muchos, que aumentan el riesgo de
estos menores a sufrir algún tipo de maltrato. De hecho, la discapacidad no puede
ser considerada por sí misma un factor desencadenante del maltrato si no se da en

51
interacción con otras variables de riesgo como ocurre en la mayoría de estos
menores cuando son maltratados.
En las familias que tienen hijos con alguna discapacidad podemos encontrar un
aumento de las fuentes de estrés familiar, una dificultad para acceder o capacitarse
con recursos de afrontamiento adecuados y una mayor dificultad para evaluar la
situación en términos positivos. Estas dificultades predicen un mayor riesgo de que
la familia emprenda respuestas poco adaptativas como la negligencia o el maltrato,
según los modelos de estrés y afrontamiento familiar

A nivel familiar la no aceptación de la discapacidad o la existencia de expectativas


irreales por parte de los padres en cuanto a la rehabilitación de sus hijos, puede
causar que expongan a los mismos a múltiples tratamientos terapéuticos resultando
perjudiciales por ser excesivos . También el uso inapropiado de tratamiento
farmacológico o de la negación de asistencia sanitaria apropiada (por ej. atención
sanitaria dental) pueden considerarse formas de violencia. El comportamiento
maternal de riesgo durante el embarazo, por ejemplo abuso de drogas y alcohol, es
una forma de violencia prenatal que puede causar discapacidades severas. Hay
formas específicas de violencia ligadas a la discapacidad que son causadas por
complejas convicciones individuales, sociales y culturales, estrictamente
interrelacionadas y actuando a diferentes niveles. Son la expresión de actitudes
particularmente difíciles de detectar y cambiar ya que están determinadas
culturalmente y ampliamente aceptadas. Ejemplos pueden ser la falta de
intervención a tiempo dirigida a la autonomía e independencia, la negación de una
identidad sexual para los niños con discapacidad, la falta de autodeterminación y
poder de decisión, falta de oportunidades de comunicación y falta de privacidad
para los adolescentes y adultos con discapacidad, etc.
En este sentido tener un hijo con una discapacidad aumenta las fuentes de estrés
emocionales, físicas, económicas y sociales de las familias.Las necesidades
especiales del niño se suman a las necesidades de cualquier niño, disparando el
nivel de demandas que tiene que afrontar la familia y el estrés, que puede derivar
en maltrato activo. Por otro lado, es más fácil ser negligente con las necesidades
del niño, porque son más y, en ocasiones, desconocidas para la propia familia . En
definitiva, el aumento de las demandas que van unidas a la discapacidad aumenta
el riesgo de maltrato, porque su desconocimiento puede conducir a la negligencia y
su conocimiento a un aumento del estrés que favorece la agresión física

Los problemas de la infancia asociados con la exposición a la violencia doméstica


se pueden clasificar en tres categorías:
• Problemas de comportamiento, sociales y emocionales (por ej.
desobediencia, hostilidad, ira, miedo, ansiedad, depresión, pocas o malas
relaciones sociales incluso con los hermanos);

52
• Problemas cognitivos y de actitud (por ej. retrasos madurativos, pobre
formación escolar, deprivación socio- cultural, actitudes pro-violencia, falta de
resolución de conflictos);
• Problemas a largo plazo (por ej. niveles más altos de depresión en los
adultos y síntomas de traumas).
En términos generales, cuanto menor sea el niño, más devastador será el impacto
del abuso, debido también al hecho de que la exposición a la violencia podría
continuar durante un largo periodo de tiempo antes de ser detectada.
https://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S113205592006000300004
https://www.argentina.gob.ar/justicia/derechofacil/leysimple/derechos-personas-con-
discapacidad
https://sid-inico.usal.es/idocs/F8/FDO9172/daphne.pdf
Violencia hacia personas mayores
El maltrato a las personas mayores es un acto único o repetido que causa daño o
sufrimiento a una persona mayor, o también la falta de medidas apropiadas para
evitar otros daños, que se produce en una relación basada en la confianza. Este
tipo de violencia constituye una violación de los derechos humanos y puede
presentarse en forma de maltrato físico, sexual, psicológico o emocional; violencia
por razones económicas o materiales; abandono; desatención, y menoscabo grave
de la dignidad y falta de respeto.
El maltrato a las personas de edad puede tener graves consecuencias físicas,
mentales, financieras y sociales, como por ejemplo lesiones corporales, mortalidad
prematura, depresión, deterioro cognitivo, ruina financiera y necesidad de ingresar
en una residencia de ancianos. Para las personas de edad, las consecuencias del
maltrato pueden ser especialmente graves y la recuperación puede llevar más
tiempo que para las personas de otros grupos de edad

Ley N 27.360
Preámbulo
Los Estados Parte en la presente Convención, Reconociendo que el respeto
irrestricto a los derechos humanos ha sido consagrado en la Declaración Americana
de los Derechos y Deberes del Hombre y en la Declaración Universal de los
Derechos Humanos y reafirmado en otros instrumentos internacionales y
regionales;
Reiterando el propósito de consolidar, dentro del marco de las instituciones
democráticas, un régimen de libertad individual y de justicia social, fundado en el
respeto de los derechos fundamentales de la persona;
Teniendo en cuenta que, con arreglo a la Declaración Universal de los Derechos
Humanos y a la Convención Americana sobre Derechos Humanos, solo puede
53
realizarse el ideal del ser humano libre, exento del temor y de la miseria, si se crean
condiciones que permitan a cada persona gozar de sus derechos económicos,
sociales y culturales, tanto como de sus derechos civiles y políticos; Reafirmando la
universalidad, indivisibilidad, interdependencia e interrelación de todos los derechos
humanos y libertades fundamentales, así como la obligación de eliminar todas las
formas de discriminación, en particular, la discriminación por motivos de edad;
Resaltando que la persona mayor tiene los mismos derechos humanos y libertades
fundamentales que otras personas, y que estos derechos, incluido el de no verse
sometida a discriminación fundada en la edad ni a ningún tipo de violencia, dimanan
de la dignidad y la igualdad que son inherentes a todo ser humano;
Reconociendo que la persona, a medida que envejece, debe seguir disfrutando de
una vida plena, independiente y autónoma, con salud, seguridad, integración y
participación activa en las esferas económica, social, cultural y política de sus
sociedades;
Reconociendo también la necesidad de abordar los asuntos de la vejez y el
envejecimiento desde una perspectiva de derechos humanos que reconoce las
valiosas contribuciones actuales y potenciales de la persona mayor al bienestar
común, a la identidad cultural, a la diversidad de sus comunidades, al desarrollo
humano, social y económico y a la erradicación de la pobreza;
Recordando lo establecido en los Principios de las Naciones Unidas en favor de las
Personas de Edad (1991); la Proclamación sobre el Envejecimiento (1992); la
Declaración Política y el Plan de Acción Internacional de Madrid sobre el
Envejecimiento (2002), así como los instrumentos regionales tales como la
Estrategia Regional de implementación para América Latina y el Caribe del Plan de
Acción Internacional d.e Madrid sobre el Envejecimiento (2003); la Declaración de
Brasilia (2007), el Plan de Acción de la Organización Panamericana de la Salud
sobre la salud de las personas mayores, incluido el envejecimiento activo y
saludable (2009), la Declaración de Compromiso de Puerto España (2009) y la
Carta de San José sobre los derechos de las personas mayores de América Latina
y el Caribe (2012);

Artículo 5 :Igualdad y no discriminación por razones de edad.


Los Estados Parte desarrollarán enfoques específicos en sus políticas, planes y
legislaciones sobre envejecimiento y vejez, en relación con la persona mayor en
condición de vulnerabilidad y aquellas que son víctimas de discriminación múltiple,
incluidas las mujeres, las personas con discapacidad, las personas de diversas
orientaciones sexuales e identidades de género, las personas migrantes, las
personas en situación de pobreza o marginación social, los afrodescendientes y las
personas pertenecientes a pueblos indígenas, las personas sin hogar, las personas
privadas de libertad, las personas pertenecientes a pueblos tradicionales, las
personas pertenecientes a grupos étnicos, raciales, nacionales, lingüísticos,
religiosos y rurales, entre otros.
54
Artículo 6: Derecho a la vida y a la dignidad en la vejez

Los Estados Parte adoptarán todas las medidas necesarias para garantizar a la
persona mayor el goce efectivo del derecho a la vida y el derecho a vivir con
dignidad en la vejez hasta el fin de sus días, en igualdad de condiciones con otros
sectores de la población.

Los Estados Parte tomarán medidas para que las instituciones públicas y privadas
ofrezcan a la persona mayor un acceso no discriminatorio a cuidados integrales,
incluidos los cuidados paliativos, eviten el aislamiento y manejen apropiadamente
los problemas relacionados con el miedo a la muerte de los enfermos terminales, el
dolor, y eviten el sufrimiento innecesario y las intervenciones fútiles e inútiles, de
conformidad con el derecho de la persona mayor a expresar el consentimiento
informado.

Artículo 7: Derecho a la independencia y a la autonomía

Los Estados Parte en la presente Convención reconocen el derecho de la persona


mayor a tomar decisiones, a la definición de su plan de vida, a desarrollar una vida
autónoma e independiente, conforme a sus tradiciones y creencias, en igualdad de
condiciones y a disponer de mecanismos para poder ejercer sus derechos.
Los Estados Parte adoptarán programas, políticas o acciones para facilitar y
promover el pleno goce de estos derechos por la persona mayor, propiciando su
autorrealización, el fortalecimiento de todas las familias, de sus lazos familiares y
sociales, y de sus relaciones afectivas. En especial, asegurará:
A) El respeto a la autonomía de la persona mayor en la toma de sus decisiones, así
como a su independencia en la realización de sus actos.
B) Que la persona mayor tenga la oportunidad de elegir su lugar de residencia y
dónde y con quién vivir, en igualdad de condiciones con las demás, y no se vea
obligada a vivir con arreglo a un sistema de vida específico.
C) Que la persona mayor tenga acceso progresivamente a una variedad de
servicios de asistencia domiciliaria, residencial y otros servicios de apoyo de la
comunidad, incluida la asistencia personal que sea necesaria para facilitar su
existencia y su inclusión en la comunidad, y para evitar su aislamiento o separación
de ésta.

Artículo 9:
55
Derecho a la seguridad y a una vida sin ningún tipo de violencia.

La persona mayor tiene derecho a la seguridad y a una vida sin ningún tipo de
violencia, a recibir un trato digno y a ser respetada y valorada, independientemente
de la raza, el color, el sexo, el idioma, la cultura, la religión, la opinión política o de
otra índole, el origen social, nacional, étnico, indígena e identidad cultural, la
posición socio-económica, discapacidad, la orientación sexual, el género, la
identidad de género, su contribución económica o cualquier otra condición.
La persona mayor tiene derecho a vivir una vida sin ningún tipo de violencia y
maltrato. Para los efectos de esta Convención, se entenderá por violencia contra la
persona mayor cualquier acción o conducta que cause la muerte, daño o
sufrimiento físico, sexual o psicológico a la persona mayor, tanto en el ámbito
público como el privado.
Se entenderá que la definición de violencia contra la persona mayor comprenderá,
entre otros, distintos tipos de abuso, incluso el financiero patrimonial, y maltrato
físico, sexual, psicológico, explotación laboral fa expulsión de su comunidad y toda
forma de abandono o negligencia que tenga lugar dentro o fuera del ámbito familiar
o unidad doméstica o que se perpetrado o tolerado por el Estado o sus agentes
dondequiera que ocurra
Los Estados Parte se comprometen a:
A) Adoptar medidas legislativas, administrativas y de otra índole para prevenir,
investigar, sancionar y erradicar los actos de violencia contra la persona mayor, así
como aquellas que propicien la reparación de los daños ocasionados por estos
actos.
B) Producir y divulgar información con el objetivo de generar diagnósticos de riesgo
de posibles situaciones de violencia a fin de desarrollar políticas de prevención.
C) Promover la creación y el fortalecimiento de servicios de apoyo para atender los
casos de violencia, maltrato, abusos, explotación y abandono de la persona mayor.
Fomentar el acceso de la persona mayor a dichos servicios y a la información sobre
los mismos.
D) Establecer o fortalecer mecanismos de prevención de la violencia, en cualquiera
de sus manifestaciones, dentro de la familia, unidad doméstica, lugares donde
recibe servicios de cuidado a largo plazo y en la sociedad para la efectiva
protección de los derechos de la persona mayor.
E) Informar y sensibilizar a la sociedad en su conjunto sobre las diversas formas de
violencia contra la persona mayor y la manera de identificarlas y prevenirlas.
F) Capacitar y sensibilizar a funcionarios públicos, a los encargados de los
servicios sociales y de salud, al personal encargado de la atención y el cuidado de
la persona mayor en los servicios de cuidado a largo plazo o servicios domiciliarios
56
sobre las diversas formas de violencia, a fin de brindarles un trato digno y prevenir
negligencia y acciones o prácticas de violencia y maltrato.
G) Desarrollar programas de capacitación dirigidos a los familiares y personas que
ejerzan tareas de cuidado domiciliario a fin de prevenir escenarios de violencia en el
hogar o unidad doméstica.
H) Promover mecanismos adecuados y eficaces de denuncia en casos de violencia
contra la persona mayor, así como reforzar los mecanismos judiciales y
administrativos para la atención de esos casos.
I) Promover activamente la eliminación de todas las prácticas que generan
violencia y que afectan la dignidad e integridad de la mujer mayor.

Artículo 10:
Derecho a no ser sometido a tortura ni a penas o tratos crueles, inhumanos o
degradantes
La persona mayor tiene derecho a no ser sometida a tortura y otros tratos o penas
crueles, inhumanos o degradantes.
Los Estados Parte tomarán todas las medidas de carácter legislativo, administrativo
o de otra índole para prevenir, investigar, sancionar y erradicar todo tipo de tortura u
otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes hacia la persona mayor.

Artículo 12:
Derechos de la persona mayor que recibe servicios de cuidado a largo plazo.
La persona mayor tiene derecho a un sistema integral de cuidados que provea la
protección y promoción de la salud, cobertura de servicios sociales, seguridad
alimentaria y nutricional, agua, vestuario y vivienda; promoviendo que la persona
mayor pueda decidir permanecer en su hogar y mantener su independencia y
autonomía.
Los Estados Parte deberán diseñar medidas de apoyo a las familias y cuidadores
mediante la introducción de servicios para quienes realizan la actividad de cuidado
de la persona mayor, teniendo en cuenta las necesidades de todas las familias y
otras formas de cuidados, así como la plena participación de la persona mayor,
respetándose su opinión.
Los Estados Parte deberán adoptar medidas tendientes a desarrollar un sistema
integral de cuidados que tenga especialmente en cuenta la perspectiva de género y
el respeto a la dignidad e integridad física y mental de la persona mayor.

Artículo 14:

57
Derecho a la libertad de expresión y de opinión y al acceso a la información.
La persona mayor tiene derecho a la libertad de expresión y opinión y al acceso a la
información, en igualdad de condiciones con otros sectores de la población y por los
medios de su elección.
Los Estados Parte adoptarán medidas destinadas a garantizar a la persona mayor
el ejercicio efectivo de dichos derechos.

Artículo 15:
Derecho a la nacionalidad y a la libertad de circulación.
La persona mayor tiene derecho a la libertad de circulación, a la libertad para elegir
su residencia y a poseer una nacionalidad en igualdad de condiciones con los
demás sectores de la población, sin discriminación por razones de edad.
Los Estados Parte adoptarán medidas destinadas a garantizar a la persona mayor
el ejercicio efectivo de dichos derechos.

Artículo 16:
Derecho a la privacidad y a la intimidad
La persona mayor tiene derecho a la privacidad y a la intimidad y a no ser objeto de
injerencias arbitrarias o ilegales en su vida privada, familia, hogar o unidad
doméstica, o cualquier ámbito en el que se desenvuelven, así como en su
correspondencia o cualquier otro tipo de comunicación. La persona mayor tiene
derecho a no ser objeto de agresiones contra su dignidad, honor y reputación, y a la
privacidad en los actos de higiene o en las actividades que desarrolle,
independientemente del ámbito en el que se desenvuelva.
Los Estados Parte adoptarán las medidas necesarias para garantizar estos
derechos, particularmente a la persona mayor que recibe servicios de cuidado a
largo plazo.
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/275000-
279999/275347/ley27360.pdf

Menores víctimas de violencia intrafamiliar


Analizar la situación de los “hijos/as de la violencia de género” y los llamados
“hijos/as del divorcio” nos lleva a referirnos a dos situaciones o fenómenos
concretos que desestabilizan la familia y colocan al menor en circunstancias de
especial peligro y vulnerabilidad; tanto cuando es testigo de la violencia de género
ejercida sobre su madre y, también, desde otra perspectiva, cuando el menor es
58
utilizado como arma arrojadiza o moneda de cambio tras la crisis de pareja. En
ocasiones se generan serias interferencias parentales que pueden desembocar en
una alienación parental o rechazo del menor a tener contacto con uno de los
progenitores. Ambos fenómenos constituyen auténticas situaciones de “maltrato
infantil” ejercido consciente o inconscientemente por sus progenitores. Al respecto,
existen dificultades en la cuantificación de la prevalencia de la violencia infantil,
identificándose además falta de consenso en torno a la estrategia para la
clasificación de los comportamientos que se tipifican como constitutivos de este
fenómeno 27. La necesidad de establecer criterios homogéneos ha sido destacada
en repetidas investigaciones que reflejan las lagunas epistemológicas a las que se
enfrentan quienes la estudian, así como la dificultad para comparar los resultados
motivados por esta disparidad de aproximaciones.
En 1999, la Reunión de Consulta de la OMS sobre la Prevención del Maltrato de
Menores redactó la siguiente definición: “El maltrato o la vejación de menores
abarca todas las formas de malos tratos físicos y emocionales, abuso sexual,
descuido o negligencia o explotación comercial o de otro tipo, que originen un daño
real o potencial para la salud del niño, su supervivencia, desarrollo o dignidad en el
contexto de una relación de responsabilidad, confianza o poder.”

LEY 26061
Menores
Ley de Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y
Adolescentes. Objeto. Principios, derechos y garantías. Sistema de
protección Integral. Órganos administrativos. Financiamiento
Código Civil
Código Procesal Civil y Comercial Modificación
sanc. 28/09/2005; promul. 21/10/2005; publ. 26/10/2005
El Senado y la Cámara de Diputados de la Nación Argentina reunidos en Congreso
sancionan con fuerza de ley:
título 1
Disposiciones Generales
Art. 1. -- Objeto. Esta ley tiene por objeto la protección integral de los derechos de
las niñas, niños y adolescentes que se encuentren en el territorio de la República
Argentina, para garantizar el ejercicio y disfrute pleno, efectivo y permanente de
aquellos reconocidos en el ordenamiento jurídico nacional y en los tratados
internacionales en los que la Nación sea parte. Los derechos aquí reconocidos
están asegurados por su máxima exigibilidad y sustentados en el principio del
interés superior del niño. La omisión en la observancia de los deberes que por la
presente corresponden a los órganos gubernamentales del Estado habilita a todo

59
ciudadano a interponer las acciones administrativas y judiciales a fin de restaurar el
ejercicio y goce de tales derechos, a través de medidas expeditas y eficaces.
Art. 2. - Aplicación obligatoria. La Convención sobre los Derechos del Niño Ver
Texto es de aplicación obligatoria en las condiciones de su vigencia, en todo acto,
decisión o medida administrativa, judicial o de cualquier naturaleza que se adopte
respecto de las personas hasta los dieciocho años de edad. Las niñas, niños o
adolescentes tienen derecho a ser oídos y atendidos cualquiera sea la forma en
que se manifiesten, en todos los ámbitos. Los derechos y las garantías de los
sujetos de esta ley son de orden público, irrenunciables, interdependientes,
indivisibles e intransigibles.
Art. 3. – Interés superior. A los efectos de la presente ley se entiende por interés
superior de la niña, niño y adolescente la máxima satisfacción, integral y simultánea
de los derechos y garantías reconocidos en esta ley. Debiéndose respetar:
a) Su condición de sujeto de derecho;
b) El derecho de las niñas, niños y adolescentes a ser oídos y que su opinión sea
tenida en cuenta;
c) El respeto al pleno desarrollo personal de sus derechos en su medio familiar,
social y cultural;
d) Su edad, grado de madurez, capacidad de discernimiento y demás condiciones
personales;
e) El equilibrio entre los derechos y garantías de las niñas, niños y adolescentes y
las exigencias del bien común;
f) Su centro de vida. Se entiende por centro de vida el lugar donde las niñas, niños
y adolescentes hubiesen transcurrido en condiciones legítimas la mayor parte de su
existencia.
Este principio rige en materia de patria potestad, pautas a las que se ajustarán el
ejercicio de la misma, filiación, restitución del niño, la niña o el adolescente,
adopción, emancipación y toda circunstancia vinculada a las anteriores cualquiera
sea el ámbito donde deba desempeñarse.
Cuando exista conflicto entre los derechos e intereses de las niñas, niños y
adolescentes frente a otros derechos e intereses igualmente legítimos,
prevalecerán los primeros.
Art. 4. -- Políticas públicas. Las políticas públicas de la niñez y adolescencia se
elaborarán de acuerdo a las siguientes pautas:
a) Fortalecimiento del rol de la familia en la efectivización de los derechos de las
niñas, niños y adolescentes;
b) Descentralización de los organismos de aplicación y de los planes y programas
específicos de las distintas políticas de protección de derechos, a fin de garantizar
mayor autonomía, agilidad y eficacia;
60
c) Gestión asociada de los organismos de gobierno en sus distintos niveles en
coordinación con la sociedad civil, con capacitación y fiscalización permanente; d)
Promoción de redes intersectoriales locales;
e) Propiciar la constitución de organizaciones y organismos para la defensa y
protección de los derechos de las niñas, niños y adolescentes.
Art. 5. -- Responsabilidad gubernamental. Los organismos del Estado tienen la
responsabilidad indelegable de establecer, controlar y garantizar el cumplimiento de
las políticas públicas con carácter federal.
En la formulación y ejecución de políticas públicas y su prestación, es prioritario
para los organismos del Estado mantener siempre presente el interés superior de
las personas sujetos de esta ley y la asignación privilegiada de los recursos
públicos que las garanticen. Toda acción u omisión que se oponga a este principio
constituye un acto contrario a los derechos fundamentales de las niñas, niños y
adolescentes.
Las políticas públicas de los organismos del Estado deben garantizar con absoluta
prioridad el ejercicio de los derechos de las niñas, niños y adolescentes. La
prioridad absoluta implica:
1. Protección y auxilio en cualquier circunstancia;
2. Prioridad en la exigibilidad de la protección jurídica cuando sus derechos
colisionan con los intereses de los adultos, de las personas jurídicas privadas o
públicas;
3. Preferencia en la atención, formulación y ejecución de las políticas públicas;
4. Asignación privilegiada e intangibilidad de los recursos públicos que las
garantice;
5. Preferencia de atención en los servicios esenciales.
Art. 6. -- Participación comunitaria. La comunidad, por motivos de solidaridad y en
ejercicio de la democracia participativa, debe y tiene derecho a ser parte activa en
el logro de la vigencia plena y efectiva de los derechos y garantías de las niñas,
niños y adolescentes.
Art. 7. -- Responsabilidad familiar. La familia es responsable en forma prioritaria de
asegurar a las niñas, niños y adolescentes el disfrute pleno y efectivo ejercicio de
sus derechos y garantías.
El padre y la madre tienen responsabilidades y obligaciones comunes e iguales en
lo que respecta al cuidado, desarrollo y educación integral de sus hijos.
Los organismos del Estado deben asegurar políticas, programas y asistencia
apropiados para que la familia pueda asumir adecuadamente esta responsabilidad,
y para que los padres asuman, en igualdad de condiciones, sus responsabilidades y
obligaciones.
TÍTULO II: Principios, Derechos y Garantías
61
Art. 8. -- Derecho a la vida. Las niñas, niños y adolescentes tienen derecho a la
vida, a su disfrute, protección y a la obtención de una buena calidad de vida.
Art. 9. -- Derecho a la dignidad y a la integridad personal. Las niñas, niños y
adolescentes tienen derecho a la dignidad como sujetos de derechos y de personas
en desarrollo; a no ser sometidos a trato violento, discriminatorio, vejatorio,
humillante, intimidatorio; a no ser sometidos a ninguna forma de explotación
económica, torturas, abusos o negligencias, explotación sexual, secuestros o tráfico
para cualquier fin o en cualquier forma o condición cruel o degradante.
Las niñas, niños y adolescentes tienen derecho a su integridad física, sexual,
psíquica y moral.
La persona que tome conocimiento de malos tratos, o de situaciones que atenten
contra la integridad psíquica, física, sexual o moral de un niño, niña o adolescente,
o cualquier otra violación a sus derechos, debe comunicar a la autoridad local de
aplicación de la presente ley. Los organismos del Estado deben garantizar
programas gratuitos de asistencia y atención integral que promuevan la
recuperación de todas las niñas, niños y adolescentes.
Art. 10. -- Derecho a la vida privada e intimidad familiar. Las niñas, niños y
adolescentes tienen derecho a la vida privada e intimidad de y en la vida familiar.
Estos derechos no pueden ser objeto de injerencias arbitrarias o ilegales.
Art. 11. -- Derecho a la identidad. Las niñas, niños y adolescentes tienen derecho a
un nombre, a una nacionalidad, a su lengua de origen, al conocimiento de quiénes
son sus padres, a la preservación de sus relaciones familiares de conformidad con
la ley, a la cultura de su lugar de origen y a preservar su identidad e idiosincrasia,
salvo la excepción prevista en los arts. 327 y 328 del Código Civil.
Los organismos del Estado deben facilitar y colaborar en la búsqueda, localización
u obtención de información, de los padres u otros familiares de las niñas, niños y
adolescentes facilitándoles el encuentro o reencuentro familiar. Tienen derecho a
conocer a sus padres biológicos, y a crecer y desarrollarse en su familia de origen,
a mantener en forma regular y permanente el vínculo personal y directo con sus
padres, aun cuando éstos estuvieran separados o divorciados, o pesara sobre
cualquiera de ellos denuncia penal o sentencia, salvo que dicho vínculo, amenazare
o violare alguno de los derechos de las niñas, niños y adolescentes que consagra la
ley.
En toda situación de institucionalización de los padres, los organismos del Estado
deben garantizar a las niñas, niños y adolescentes el vínculo y el contacto directo y
permanente con aquéllos, siempre que no contraríen el interés superior del niño.
Sólo en los casos en que ello sea imposible y en forma excepcional tendrán
derecho a vivir, ser criados y desarrollarse en un grupo familiar alternativo o a tener
una familia adoptiva, de conformidad con la ley.
Art. 12. -- Garantía estatal de identificación. Inscripción en el Registro del Estado y
Capacidad de las Personas. Los organismos del Estado deben garantizar
62
procedimientos sencillos y rápidos para que los recién nacidos sean identificados
en forma gratuita, obligatoria, oportuna e inmediatamente después de su
nacimiento, estableciendo el vínculo filial con la madre, conforme al procedimiento
previsto en la ley 24540 .
Ante la falta de documento que acredite la identidad de la madre o del padre, los
organismos del Estado deberán arbitrar los medios necesarios para la obtención de
la identificación obligatoria consignada en el párrafo anterior, circunstancia que
deberá ser tenida especialmente en cuenta por la reglamentación de esta ley. Debe
facilitar la adopción de medidas específicas para la inscripción gratuita en el
Registro del Estado y Capacidad de las Personas, de todos aquellos adolescentes y
madres, que no hayan sido inscriptos oportunamente.
Art. 13. -- Derecho a la documentación. Las niñas, niños, adolescentes y madres
indocumentadas, tienen derecho a obtener los documentos públicos que
comprueben su identidad, de conformidad con la normativa vigente y en los
términos que establece el procedimiento previsto en la ley 24540.
Art. 14. -- Derecho a la salud.
Los organismos del Estado deben garantizar:
a) El acceso a servicios de salud, respetando las pautas familiares y culturales
reconocidas por la familia y la comunidad a la que pertenecen siempre que no
constituyan peligro para su vida e integridad;
b) Programas de asistencia integral, rehabilitación e integración;
c) Programas de atención, orientación y asistencia dirigidos a su familia;
d) Campañas permanentes de difusión y promoción de sus derechos dirigidas a la
comunidad a través de los medios de comunicación social.
Toda institución de salud deberá atender prioritariamente a las niñas, niños y
adolescentes y mujeres embarazadas.
Las niñas, niños y adolescentes tienen derecho a la atención integral de su salud, a
recibir la asistencia médica necesaria y a acceder en igualdad de oportunidades a
los servicios y acciones de prevención, promoción, información, protección,
diagnóstico precoz, tratamiento oportuno y recuperación de la salud.
Art. 15. -- Derecho a la educación. Las niñas, niños y adolescentes tienen derecho
a la educación pública y gratuita, atendiendo a su desarrollo integral, su preparación
para el ejercicio de la ciudadanía, su formación para la convivencia democrática y el
trabajo, respetando su identidad cultural y lengua de origen, su libertad de creación
y el desarrollo máximo de sus competencias individuales; fortaleciendo los valores
de solidaridad, respeto por los derechos humanos, tolerancia, identidad cultural y
conservación del ambiente.
Tienen derecho al acceso y permanencia en un establecimiento educativo cercano
a su residencia. En el caso de carecer de documentación que acredite su identidad,

63
se los deberá inscribir provisoriamente, debiendo los organismos del Estado arbitrar
los medios destinados a la entrega urgente de este documento.
Por ninguna causa se podrá restringir el acceso a la educación debiendo entregar la
certificación o diploma correspondiente.
Las niñas, niños y adolescentes con capacidades especiales tienen todos los
derechos y garantías consagrados y reconocidos por esta ley, además de los
inherentes a su condición específica. Los organismos del Estado, la familia y la
sociedad deben asegurarles el pleno desarrollo de su personalidad hasta el máximo
de sus potencialidades, así como el goce de una vida plena y digna.
Art. 16. -- Gratuidad de la educación. La educación pública será gratuita en todos
los servicios estatales, niveles y regímenes especiales, de conformidad con lo
establecido en el ordenamiento jurídico vigente.
Art. 17. -- Prohibición de discriminar por estado de embarazo, maternidad y
paternidad. Prohíbase a las instituciones educativas públicas y privadas imponer
por causa de embarazo, maternidad o paternidad, medidas correctivas o sanciones
disciplinarias a las niñas, niños y adolescentes.
Los organismos del Estado deben desarrollar un sistema conducente a permitir la
continuidad y la finalización de los estudios de las niñas, niños y adolescentes.
La mujer privada de su libertad será especialmente asistida durante el embarazo y
el parto, y se le proveerán los medios materiales para la crianza adecuada de su
hijo mientras éste permanezca en el medio carcelario, facilitando la comunicación
con su familia a efectos de propiciar su integración a ella.
Art. 18. -- Medidas de protección de la maternidad y paternidad. Las medidas que
conforman la protección integral se extenderán a la madre y al padre durante el
embarazo, el parto y el período de lactancia, garantizando condiciones dignas y
equitativas para el adecuado desarrollo de su embarazo y la crianza de su hijo.
Art. 19. -- Derecho a la libertad. Las niñas, niños y adolescentes tienen derecho a la
libertad.
Este derecho comprende:
a) Tener sus propias ideas, creencias o culto religioso según el desarrollo de sus
facultades y con las limitaciones y garantías consagradas por el ordenamiento
jurídico y ejercerlo bajo la orientación de sus padres, tutores, representantes legales
o encargados de los mismos;
b) Expresar su opinión en los ámbitos de su vida cotidiana, especialmente en la
familia, la comunidad y la escuela;
c) Expresar su opinión como usuarios de todos los servicios públicos y, con las
limitaciones de la ley, en todos los procesos judiciales y administrativos que puedan
afectar sus derechos.

64
Las personas sujetos de esta ley tienen derecho a su libertad personal, sin más
límites que los establecidos en el ordenamiento jurídico vigente. No pueden ser
privados de ella ilegal o arbitrariamente. La privación de libertad personal,
entendida como ubicación de la niña, niño o adolescente en un lugar de donde no
pueda salir por su propia voluntad, debe realizarse de conformidad con la normativa
vigente.
Art. 20. -- Derecho al deporte y juego recreativo. Los organismos del Estado con la
activa participación de la sociedad, deben establecer programas que garanticen el
derecho de todas las niñas, niños y adolescentes a la recreación, esparcimiento,
juegos recreativos y deportes, debiendo asegurar programas específicos para
aquellos con capacidades especiales.
Art. 21. -- Derecho al medio ambiente. Las niñas, niños y adolescentes tienen
derecho a un ambiente sano y ecológicamente equilibrado, así como a la
preservación y disfrute del paisaje.
Art. 22. -- Derecho a la dignidad. Las niñas, niños y adolescentes tienen derecho a
ser respetados en su dignidad, reputación y propia imagen.
Se prohíbe exponer, difundir o divulgar datos, informaciones o imágenes que
permitan identificar, directa o indirectamente a los sujetos de esta ley, a través de
cualquier medio de comunicación o publicación en contra de su voluntad y la de sus
padres, representantes legales o responsables, cuando se lesionen su dignidad o la
reputación de las niñas, niños y adolescentes o que constituyan injerencias
arbitrarias o ilegales en su vida privada o intimidad familiar.
Art. 23. -- Derecho de libre asociación. Las niñas, niños y adolescentes tienen
derecho de asociarse libremente con otras personas, con fines sociales, culturales,
deportivos, recreativos, religiosos, políticos, laborales o de cualquier otra índole,
siempre que sean de carácter lícito y de conformidad a la legislación vigente.
Este derecho comprende, especialmente, el derecho a:
a) Formar parte de asociaciones, inclusive de sus órganos directivos;
b) Promover y constituir asociaciones conformadas exclusivamente por niñas,
niños, adolescentes o ambos, de conformidad con la ley.
Art. 24. -- Derecho a opinar y a ser oído. Las niñas, niños y adolescentes tienen
derecho a:
a) Participar y expresar libremente su opinión en los asuntos que les concierne y en
aquellos que tengan interés;
b) Que sus opiniones sean tenidas en cuenta conforme a su madurez y desarrollo.
Este derecho se extiende a todos los ámbitos en que se desenvuelven las niñas,
niños y adolescentes; entre ellos, al ámbito estatal, familiar, comunitario, social,
escolar, científico, cultural, deportivo y recreativo.
Art. 25. -- Derecho al trabajo de los adolescentes. Los organismos del Estado
deben garantizar el derecho de las personas adolescentes a la educación y
65
reconocer su derecho a trabajar con las restricciones que imponen la legislación
vigente y los convenios internacionales sobre erradicación del trabajo infantil,
debiendo ejercer la inspección del trabajo contra la explotación laboral de las niñas,
niños y adolescentes.
Este derecho podrá limitarse solamente cuando la actividad laboral importe riesgo,
peligro para el desarrollo, la salud física, mental o emocional de los adolescentes.
Los organismos del Estado, la sociedad y en particular las organizaciones
sindicales coordinarán sus esfuerzos para erradicar el trabajo infantil y limitar toda
forma de trabajo legalmente autorizada cuando impidan o afecten su proceso
evolutivo.
Art. 26. -- Derecho a la seguridad social. Las niñas, niños y adolescentes tienen
derecho a obtener los beneficios de la seguridad social. Los organismos del Estado
deberán establecer políticas y programas de inclusión para las niñas, niños y
adolescentes, que consideren los recursos y la situación de los mismos y de las
personas que sean responsables de su mantenimiento.
Art. 27. -- Garantías mínimas de procedimiento. Garantías en los procedimientos
judiciales o administrativos. Los organismos del Estado deberán garantizar a las
niñas, niños y adolescentes en cualquier procedimiento judicial o administrativo que
los afecte, además de todos aquellos derechos contemplados en la Constitución
Nacional, la Convención sobre los Derechos del Niño , en los tratados
internacionales ratificados por la Nación Argentina y en las leyes que en su
consecuencia se dicten, los siguientes derechos y garantías:
a) A ser oído ante la autoridad competente cada vez que así lo solicite la niña, niño
o adolescente;
b) A que su opinión sea tomada primordialmente en cuenta al momento de arribar a
una decisión que lo afecte;
c) A ser asistido por un letrado preferentemente especializado en niñez y
adolescencia desde el inicio del procedimiento judicial o administrativo que lo
incluya. En caso de carecer de recursos económicos el Estado deberá asignarle de
oficio un letrado que lo patrocine;
d) A participar activamente en todo el procedimiento;
e) A recurrir ante el superior frente a cualquier decisión que lo afecte.
Art. 28.– Principio de igualdad y no discriminación. Las disposiciones de esta ley se
aplicarán por igual a todos las niñas, niños y adolescentes, sin discriminación
alguna fundada en motivos raciales, de sexo, color, edad, idioma, religión,
creencias, opinión política, cultura, posición económica, origen social o étnico,
capacidades especiales, salud, apariencia física o impedimento físico, de salud, el
nacimiento o cualquier otra condición del niño o de sus padres o de sus
representantes legales.
Art. 29. -- Principio de efectividad. Los organismos del Estado deberán adoptar
todas las medidas administrativas, legislativas, judiciales y de otra índole, para
66
garantizar el efectivo cumplimiento de los derechos y garantías reconocidos en esta
ley.
Art. 30. -- Deber de comunicar. Los miembros de los establecimientos educativos y
de salud, públicos o privados y todo agente o funcionario público que tuviere
conocimiento de la vulneración de derechos de las niñas, niños o adolescentes,
deberá comunicar dicha circunstancia ante la autoridad administrativa de protección
de derechos en el ámbito local, bajo apercibimiento de incurrir en responsabilidad
por dicha omisión.
Art. 31. -- Deber del funcionario de recepcionar denuncias. El agente público que
sea requerido para recibir una denuncia de vulneración de derechos de los sujetos
protegidos por esta ley, ya sea por la misma niña, niño o adolescente, o por
cualquier otra persona, se encuentra obligado a recibir y tramitar tal denuncia en
forma gratuita, a fin de garantizar el respeto, la prevención y la reparación del daño
sufrido, bajo apercibimiento de considerarlo incurso en la figura de grave
incumplimiento de los deberes del funcionario público.
TÍTULO III: Sistema De Protección Integral De los derechos de las Niñas, Niños y
Adolescentes
Art. 32. -- Conformación. El Sistema de Protección Integral de Derechos de las
Niñas, Niños y Adolescentes está conformado por todos aquellos organismos,
entidades y servicios que diseñan, planifican, coordinan, orientan, ejecutan y
supervisan las políticas públicas, de gestión estatal o privadas, en el ámbito
nacional, provincial y municipal, destinados a la promoción, prevención, asistencia,
protección, resguardo y restablecimiento de los derechos de las niñas, niños y
adolescentes, y establece los medios a través de los cuales se asegura el efectivo
goce de los derechos y garantías reconocidos en la Constitución Nacional, la
Convención sobre los Derechos del Niño , demás tratados de derechos humanos
ratificados por el Estado argentino y el ordenamiento jurídico nacional. La Política
de Protección Integral de Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes debe ser
implementada mediante una concertación articulada de acciones de la Nación, las
provincias, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y los municipios.
Para el logro de sus objetivos, el Sistema de Protección Integral de Derechos de las
Niñas, Niños y Adolescentes debe contar con los siguientes medios:
a) Políticas, planes y programas de protección de derechos;
b) Organismos administrativos y judiciales de protección de derechos;
c) Recursos económicos;
d) Procedimientos;
e) Medidas de protección de derechos;
f) Medidas de protección excepcional de derechos.
Art. 33. -- Medidas de protección integral de derechos. Son aquéllas emanadas del
órgano administrativo competente local ante la amenaza o violación de los
67
derechos o garantías de uno o varias niñas, niños o adolescentes individualmente
considerados, con el objeto de preservarlos, restituirlos o reparar sus
consecuencias. La amenaza o violación a que se refiere este artículo puede
provenir de la acción u omisión del Estado, la sociedad, los particulares, los padres,
la familia, representantes legales, o responsables, o de la propia conducta de la
niña, niño o adolescente. La falta de recursos materiales de los padres, de la
familia, de los representantes legales o responsables de las niñas, niños y
adolescentes, sea circunstancial, transitoria o permanente, no autoriza la
separación de su familia nuclear, ampliada o con quienes mantenga lazos afectivos,
ni su institucionalización.
Art. 34. -- Finalidad. Las medidas de protección de derechos tienen como finalidad
la preservación o restitución a las niñas, niños o adolescentes, del disfrute, goce y
ejercicio de sus derechos vulnerados y la reparación de sus consecuencias.
Art. 35. -- Aplicación. Se aplicarán prioritariamente aquellas medidas de protección
de derechos que tengan por finalidad la preservación y el fortalecimiento de los
vínculos familiares con relación a las niñas, niños y adolescentes. Cuando la
amenaza o violación de derechos sea consecuencia de necesidades básicas
insatisfechas, carencias o dificultades materiales, económicas, laborales o de
vivienda, las medidas de protección son los programas dirigidos a brindar ayuda y
apoyo incluso económico, con miras al mantenimiento y fortalecimiento de los
vínculos familiares.
Art. 36. -- Prohibición. En ningún caso las medidas a que se refiere el art. 33 de
esta ley podrá consistir en privación de la libertad conforme lo establecido en el art.
19 .
Art. 37. -- Medidas de protección. Comprobada la amenaza o violación de derechos,
deben adoptarse, entre otras, las siguientes medidas:
a) Aquellas tendientes a que las niñas, niños o adolescentes permanezcan
conviviendo con su grupo familiar;
b) Solicitud de becas de estudio o para jardines maternales o de infantes, e
inclusión y permanencia en programas de apoyo escolar;
c) Asistencia integral a la embarazada;
d) Inclusión de la niña, niño, adolescente y la familia en programas destinados al
fortalecimiento y apoyo familiar;
e) Cuidado de la niña, niño y adolescente en su propio hogar, orientando y
apoyando a los padres, representantes legales o responsables en el cumplimiento
de sus obligaciones, juntamente con el seguimiento temporal de la familia y de la
niña, niño o adolescente a través de un programa;
f) Tratamiento médico, psicológico o psiquiátrico de la niña, niño o adolescente o de
alguno de sus padres, responsables legales o representantes;
g) Asistencia económica. La presente enunciación no es taxativa.
68
Art. 38. -- Extinción. Las medidas de protección pueden ser sustituidas, modificadas
o revocadas en cualquier momento por acto de la autoridad competente que las
haya dispuesto y cuando las circunstancias que las causaron varíen o cesen.
Art. 39. -- Medidas excepcionales. Son aquellas que se adoptan cuando las niñas,
niños y adolescentes estuvieran temporal o permanentemente privados de su
medio familiar o cuyo superior interés exija que no permanezcan en ese medio.
Tienen como objetivo la conservación o recuperación por parte del sujeto del
ejercicio y goce de sus derechos vulnerados y la reparación de sus consecuencias.
Estas medidas son limitadas en el tiempo y sólo se pueden prolongar mientras
persistan las causas que les dieron origen.
Art. 40. -- Procedencia de las medidas excepcionales. Sólo serán procedentes
cuando, previamente, se hayan cumplimentado debidamente las medidas
dispuestas en el art. 33 . Declarada procedente esta excepción, será la autoridad
local de aplicación quien decida y establezca el procedimiento a seguir, acto que
deberá estar jurídicamente fundado, debiendo notificar fehacientemente dentro del
plazo de veinticuatro (24) horas, la medida adoptada a la autoridad judicial
competente en materia de familia de cada jurisdicción. El funcionario que no dé
efectivo cumplimiento a esta disposición, será pasible de las sanciones previstas en
el cap. IV del Código Penal de la Nación. La autoridad competente de cada
jurisdicción, en protección de los derechos de las niñas, niños y adolescentes
dentro del plazo de setenta y dos (72) horas de notificado, con citación y audiencia
de los representantes legales, deberá resolver la legalidad de la medida; resuelta
ésta, la autoridad judicial competente deberá derivar el caso a la autoridad local
competente de aplicación para que ésta implemente las medidas pertinentes.
Art. 41. -- Aplicación. Las medidas establecidas en el art. 39 , se aplicarán conforme
a los siguientes criterios:
a) Permanencia temporal en ámbitos familiares considerados alternativos. Las
medidas consisten en la búsqueda e individualización de personas vinculadas a
ellos, a través de líneas de parentesco por consanguinidad o por afinidad, o con
otros miembros de la familia ampliada o de la comunidad, según costumbre local,
en todos los casos teniendo en cuenta la opinión de las niñas, niños y
adolescentes;
b) Sólo en forma excepcional, subsidiaria y por el más breve lapso posible puede
recurrirse a una forma convivencial alternativa a la de su grupo familiar, debiéndose
propiciar, a través de mecanismos rápidos y ágiles, el regreso de las niñas, niños y
adolescentes a su grupo o medio familiar y comunitario. Al considerar las
soluciones se prestará especial atención a la continuidad en la educación de las
niñas, niños y adolescentes, y a su origen étnico, religioso, cultural y lingüístico.
Estas medidas deberán ser supervisadas por el organismo administrativo local
competente y judicial interviniente;
c) Las medidas se implementarán bajo formas de intervención no sustitutivas del
grupo familiar de origen, con el objeto de preservar la identidad familiar de las
niñas, niños y adolescentes;
69
d) Las medidas de protección excepcional que se tomen con relación a grupos de
hermanos deben preservar la convivencia de los mismos;
e) En ningún caso, las medidas de protección excepcionales pueden consistir en
privación de la libertad;
f) No podrá ser fundamento para la aplicación de una medida excepcional, la falta
de recursos económicos, físicos, de políticas o programas del organismo
administrativo.
TÍTULO IV: Órganos administrativos de protección de derechos
Art. 42. -- Sistema de protección integral. Niveles. El sistema de protección integral
se conforma por los siguientes niveles:
a) Nacional: Es el organismo especializado en materia de derechos de infancia y
adolescencia en el ámbito del Poder Ejecutivo nacional;
b) Federal: Es el órgano de articulación y concertación, para el diseño, planificación
y efectivización de políticas públicas en todo el ámbito del territorio de la República
Argentina;
c) Provincial: Es el órgano de planificación y ejecución de las políticas de la niñez,
cuya forma y jerarquía, determinará cada provincia y la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires, respetando las respectivas autonomías así como las instituciones
preexistentes. Las provincias podrán celebrar convenios dentro del marco jurídico
vigente para municipios y comunas en las jurisdicciones provinciales, como
asimismo implementar un organismo de seguimiento de programas de protección
integral de los derechos de niñas, niños y adolescentes en coordinación articulada
con las organizaciones no gubernamentales de niñez, adolescencia y familia.
CAPÍTULO I: Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia
Art. 43. -- Secretaría nacional. Créase en el ámbito del Poder Ejecutivo nacional, la
Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia, organismo especializado en
materia de derechos de infancia y adolescencia, la que funcionará con
representación interministerial y de las organizaciones de la sociedad civil. La
misma será presidida por un secretario de Estado designado por el Poder Ejecutivo
nacional.
Art. 44. -- Funciones. Son funciones de la secretaría:
a) Garantizar el funcionamiento del Consejo Federal de Niñez, Adolescencia y
Familia y establecer en forma conjunta, la modalidad de coordinación entre ambos
organismos con el fin de establecer y articular políticas públicas integrales;
b) Elaborar con la participación del Consejo Federal de Niñez, Adolescencia y
Familia, un plan nacional de acción como política de derechos para el área
específica, de acuerdo a los principios jurídicos establecidos en esta ley;
c) Ejercer la representación necesaria ante todos los organismos oficiales de
asesoramiento y contralor en materia de medios de comunicación;
70
d) Ejercer la representación del Estado nacional en las áreas de su competencia;
e) Participar en forma conjunta con el Consejo Federal de Niñez, Adolescencia y
Familia en la celebración y ejecución de los instrumentos de carácter internacional
que la Nación suscriba o a los cuales adhiera, cuando éstos afecten o se refieran a
la materia de su competencia;
f) Realizar los informes previstos en el art. 44 Ver Texto de la Convención sobre los
Derechos del Niño, y ejercer la representación del Estado nacional en su
presentación, constituyéndose en depositario de las recomendaciones que se
efectúen;
g) Promover el desarrollo de investigaciones en materia de niñez, adolescencia y
familia;
h) Diseñar normas generales de funcionamiento y principios rectores que deberán
cumplir las instituciones públicas o privadas de asistencia y protección de derechos
de los sujetos de esta ley;
i) Apoyar a las organizaciones no gubernamentales en la definición de sus objetivos
institucionales hacia la promoción del ejercicio de derechos de las niñas, niños y
adolescentes, y la prevención de su institucionalización;
j) Promover políticas activas de promoción y defensa de los derechos de las niñas,
niños, adolescentes y sus familias;
k) Coordinar acciones consensuadas con los poderes del Estado, organismos
gubernamentales y organizaciones no gubernamentales, fomentando la
participación activa de las niñas, niños y adolescentes;
l) Propiciar acciones de asistencia técnica y capacitación a organismos provinciales
y municipales y agentes comunitarios participantes en servicios de atención directa
o en el desarrollo de los procesos de transformación institucional;
m) Gestionar juntamente con el Consejo Federal de Niñez, Adolescencia y Familia,
la obtención de recursos financieros nacionales e internacionales para la
efectivización de las políticas públicas de niñez, adolescencia y familia;
n) Efectivizar juntamente con el Consejo Federal de Niñez, Adolescencia y Familia
la transferencia de los fondos a los estados provinciales para la financiación de
dichas políticas;
o) Organizar un sistema de información único y descentralizado que incluya
indicadores para el monitoreo, evaluación y control de las políticas y programas de
niñez, adolescencia y familia;
p) Fortalecer el reconocimiento en la sociedad de niñas, niños y adolescentes como
sujetos activos de derechos;
q) Impulsar mecanismos descentralizados para la ejecución de programas y
proyectos que garanticen el ejercicio de los derechos de las niñas, niños,
adolescentes y sus familias;
71
r) Asignar juntamente con el Consejo Federal de Niñez, Adolescencia y Familia los
recursos públicos para la formulación y ejecución de las políticas previstas en el
plan nacional de acción;
s) Establecer en coordinación con el Consejo Federal de Niñez, Adolescencia y
Familia mecanismos de seguimiento, monitoreo y evaluación de las políticas
públicas destinadas a la protección de los derechos de las niñas, niños y
adolescentes.
CAPÍTULO II: Consejo Federal de Niñez, Adolescencia y Familia
Art. 45.– Créase el Consejo Federal de Niñez, Adolescencia y Familia, el que
estará integrado por quien ejerza la titularidad de la Secretaría Nacional de Niñez,
Adolescencia y Familia, quien lo presidirá y por los representantes de los órganos
de protección de derechos de niñez, adolescencia y familia existentes o a crearse
en cada una de las provincias y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El
Consejo Federal de Niñez, Adolescencia y Familia dictará su propio reglamento de
funcionamiento, el cual deberá ser aprobado en la primera reunión.
Art. 46. -- Funciones. El Consejo Federal de Niñez, Adolescencia y Familia tendrá
funciones deliberativas, consultivas, de formulación de propuestas y de políticas de
concertación, cuyo alcance y contenido se fijará en el acta constitutiva. Tendrá las
siguientes funciones:
a) Concertar y efectivizar políticas de protección integral de los derechos de las
niñas, niños, adolescentes y sus familias;
b) Participar en la elaboración en coordinación con la Secretaría Nacional de Niñez,
Adolescencia y Familia de un plan nacional de acción como política de derechos
para el área específica, de acuerdo a los principios jurídicos establecidos en la
presente ley;
c) Proponer e impulsar reformas legislativas e institucionales destinadas a la
concreción de los principios establecidos en la Convención sobre los Derechos del
Niño Ver Texto ;
d) Fomentar espacios de participación activa de los organismos de la sociedad civil
de las provincias y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, reconocidas por su
especialidad e idoneidad en la materia, favoreciendo su conformación en redes
comunitarias;
e) Promover la supervisión y control de las instituciones privadas de asistencia y
protección de derechos;
f) Gestionar en forma conjunta y coordinada con la Secretaría Nacional de Niñez,
Adolescencia y Familia la obtención de recursos financieros nacionales e
internacionales para la efectivización de las políticas públicas de niñez,
adolescencia y familia;

72
g) Efectivizar juntamente con la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y
Familia la transferencia de los fondos a los estados provinciales para la financiación
de dichas políticas;
h) Gestionar la distribución de los fondos presupuestariamente asignados para la
formulación y ejecución de las políticas previstas en el plan nacional de acción;
i) Promover en coordinación con la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y
Familia, mecanismos de seguimiento, monitoreo y evaluación de las políticas
públicas destinadas a la protección integral de los derechos de las niñas, niños y
adolescentes.
CAPÍTULO III: Defensor de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes
Art. 47. -- Creación. Créase la figura del defensor de los Derechos de las Niñas,
Niños y Adolescentes, quien tendrá a su cargo velar por la protección y promoción
de sus derechos consagrados en la Constitución Nacional, la Convención sobre los
Derechos del Niño Ver Texto y las leyes nacionales.
Art. 48.– Control. La defensa de los derechos de las niñas, niños y adolescentes
ante las instituciones públicas y privadas y la supervisión y auditoría de la aplicación
del sistema de protección integral se realizará en dos niveles:
a) Nacional: A través del defensor de los Derechos de las Niñas, Niños y
Adolescentes;
b) Provincial: Respetando la autonomía de las provincias y de la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires, así como las instituciones preexistentes. Las legislaturas podrán
designar defensores en cada una de las jurisdicciones, cuya financiación y
funciones serán determinadas por los respectivos cuerpos legislativos.
Art. 49. -- Designación. El defensor de los Derechos de las Niñas, Niños y
Adolescentes será propuesto, designado y removido por el Congreso Nacional,
quien designará una comisión bicameral que estará integrada por diez miembros,
cinco de cada cámara respetando la proporción en la representación política,
quienes tendrán a su cargo la evaluación de la designación que se llevará a cabo
mediante un concurso público de antecedentes y oposición. Las decisiones de esta
comisión se adoptarán por el voto de las dos terceras partes de sus miembros. El
defensor deberá ser designado dentro de los noventa (90) días de sancionada esta
ley y asumirá sus funciones ante el Senado de la Nación, prestando juramento de
desempeñar fielmente su cargo.
Art. 50. -- Requisitos para su elección. El defensor de los Derechos de las Niñas,
Niños y Adolescentes, deberá reunir los siguientes requisitos:
a) Ser argentino;
b) Haber cumplido treinta (30) años de edad;
c) Acreditar idoneidad y especialización en la defensa y protección activa de los
derechos de las niñas, niños y adolescentes y familia.

73
Art. 51. -- Duración en el cargo. El Defensor de los Derechos de las Niñas, Niños y
Adolescentes durará en sus funciones cinco (5) años, pudiendo ser reelegido por
una sola vez.
Art. 52.– Incompatibilidad. El cargo de defensor de los Derechos de las Niñas,
Niños y Adolescentes es incompatible con el desempeño de cualquier otra actividad
pública, comercial o profesional a excepción de la docencia, estándole vedada,
asimismo, la actividad política partidaria. Dentro de los diez (10) días siguientes a
su nombramiento y antes de tomar posesión del cargo, el defensor debe cesar en
toda situación de incompatibilidad que pudiere afectar, bajo apercibimiento de
remoción del cargo. Son de aplicación al defensor, en lo pertinente, las normas en
materia de recusación y excusación previstas en el Código Procesal Civil y
Comercial de la Nación.
Art. 53. -- De la remuneración. El defensor de los Derechos de las Niñas, Niños y
Adolescentes percibirá la remuneración que establezca el Congreso de la Nación,
por resolución de los presidentes de ambas cámaras.
Art. 54. -- Presupuesto. El Poder Ejecutivo nacional destinará una partida
presupuestaria para solventar los gastos del funcionamiento administrativo del
Defensor de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes.
Art. 55. -- Funciones. Son sus funciones:
a) Promover las acciones para la protección de los intereses difusos o colectivos
relativos a las niñas, niños y adolescentes;
b) Interponer acciones para la protección de los derechos de las niñas, niños y
adolescentes en cualquier juicio, instancia o tribunal;
c) Velar por el efectivo respeto a los derechos y garantías legales asegurados a las
niñas, niños y adolescentes, promoviendo las medidas judiciales y extrajudiciales
del caso. Para ello puede tomar las declaraciones del reclamante, entenderse
directamente con la persona o autoridad reclamada y efectuar recomendaciones
con miras a la mejoría de los servicios públicos y privados de atención de las niñas,
niños y adolescentes, determinando un plazo razonable para su perfecta
adecuación;
d) Incoar acciones con miras a la aplicación de las sanciones por infracciones
cometidas contra las normas de protección de las niñas, niños y adolescentes, sin
perjuicio de la responsabilidad civil y penal del infractor, cuando correspondiera;
e) Supervisar las entidades públicas y privadas que se dediquen a la atención de
las niñas, niños o adolescentes, sea albergándolos en forma transitoria o
permanente, sea desarrollando programas de atención a los mismos, debiendo
denunciar ante las autoridades competentes cualquier irregularidad que amenace o
vulnere los derechos de todas las niñas, los niños o los adolescentes;
f) Requerir para el desempeño de sus funciones el auxilio de la fuerza pública, de
los servicios médicos-asistenciales y educativos, sean públicos o privados;

74
g) Proporcionar asesoramiento de cualquier índole a las niñas, niños y
adolescentes y a sus familias, a través de una organización adecuada;
h) Asesorar a las niñas, niños, adolescentes y a sus familias acerca de los recursos
públicos, privados y comunitarios, donde puedan recurrir para la solución de su
problemática;
i) Intervenir en la instancia de asesoramiento de mediación o conciliación;
j) Recibir todo tipo de reclamo formulado por los niños, niñas o adolescentes o
cualquier denuncia que se efectúe con relación a las niñas, niños y adolescentes,
ya sea personalmente o mediante un servicio telefónico gratuito y permanente
debiéndose dar curso de inmediato al requerimiento de que se trate.
Art. 56. -- Informe anual. El defensor de los Derechos de las Niñas, Niños y
Adolescentes deberá dar cuenta anualmente al Congreso de la Nación, de la labor
realizada en un informe que presentará antes del 31 de mayo de cada año. Dentro
de los sesenta (60) días de iniciadas las sesiones ordinarias de cada año, el
defensor deberá rendir dicho informe en forma verbal ante la Comisión Bicameral a
que se refiere el art. 49 Ver texto . Cuando la gravedad o urgencia de los hechos lo
aconsejen podrá presentar un informe especial. Los informes anuales y especiales
serán publicados en el Boletín Oficial, en los Diarios de Sesiones y en Internet. El
defensor de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes en forma personal,
deberá concurrir trimestralmente en forma alternativa a las comisiones permanentes
especializadas en la materia de cada una de las cámaras del Congreso Nacional a
brindar los informes que se le requieran, o en cualquier momento cuando la
comisión así lo requiera.
Art. 57. -- Contenido del informe. El defensor de los Derechos de las Niñas, Niños y
Adolescentes deberá dar cuenta en su informe anual de las denuncias presentadas
y del resultado de las investigaciones. En el informe no deberán constar los datos
personales que permitan la pública identificación de los denunciantes, como así
tampoco de las niñas, niños y adolescentes involucrados. El informe contendrá un
anexo en el que se hará constar la rendición de cuentas del presupuesto del
organismo en el período que corresponda.
Art. 58. -- Gratuidad. El defensor de los Derechos de las Niñas, Niños y
Adolescentes determinará en forma exclusiva los casos a que dará curso; las
presentaciones serán gratuitas, quedando prohibida la participación de gestores e
intermediarios.
Art. 59. -- Cese. Causales. El defensor de los Derechos de las Niñas, Niños y
Adolescentes cesa en sus funciones por alguna de las siguientes causas: a) Por
renuncia; b) Por vencimiento del plazo de su mandato; c) Por incapacidad
sobreviviente o muerte; d) Por haber sido condenado mediante sentencia firme por
delito doloso; e) Por notoria negligencia en el cumplimiento de los deberes del
cargo o por haber incurrido en la situación de incompatibilidad prevista por esta ley.
Art. 60. -- Cese y formas. En los supuestos previstos por los incs. a), c) y d) del
artículo anterior, el cese será dispuesto por los presidentes de ambas cámaras. En
75
el caso del inc. c), la incapacidad sobreviviente deberá acreditarse de modo
fehaciente. En los supuestos previstos por el inc. e) del mismo artículo, el cese se
decidirá por el voto de los dos tercios de los miembros presentes de la Comisión,
previo debate y audiencia del interesado. En caso de muerte del defensor de los
Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes se procederá a reemplazarlo en
forma provisoria según el procedimiento establecido en el artículo siguiente,
promoviéndo en el más breve plazo la designación del titular en la forma
establecida en el art. 56 Ver texto .
Art. 61.– Adjuntos. A propuesta del Defensor de los Derechos de las Niñas, Niños y
Adolescentes y conforme el procedimiento establecido en el art. 56 Ver Texto
podrán designarse dos adjuntos que auxiliará a aquél en el ejercicio de sus
funciones, pudiendo además, reemplazarlo en caso de cese, muerte, suspensión o
imposibilidad temporal, en el orden en que fuesen designados.
Art. 62. -- Obligación de colaborar. Todas las entidades, organismos y personas
jurídicas, ya sean públicas o privadas, y las personas físicas están obligadas a
prestar colaboración a los requerimientos del defensor de los Derechos de las
Niñas, Niños y Adolescentes con carácter preferente y expedito.
Art. 63. -- Obstaculización. Todo aquel que desobedezca u obstaculice el ejercicio
de las funciones previstas en los artículos precedentes incurrirá en el delito previsto
en el art. 239 Ver Texto del Código Penal. El defensor de los Derechos de las
Niñas, Niños y Adolescentes debe dar traslado de los antecedentes respectivos al
Ministerio Público Fiscal para el ejercicio de las acciones pertinentes. Puede
requerir la intervención de la justicia para obtener la remisión de la documentación
que le hubiera sido negada por cualquier organismo, ente, persona o sus agentes.
Art. 64. -- Deberes. Comprobada la veracidad de la denuncia o reclamo, el defensor
de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes deberá:
a) Promover y proteger los derechos de las niñas, niños y adolescentes mediante
acciones y recomendaciones que efectuará ante las instancias públicas
competentes, a fin de garantizar el goce y el ejercicio de los mismos;
b) Denunciar las irregularidades verificadas a los organismos pertinentes quienes
tienen la obligación de comunicar al defensor de los Derechos de las Niñas, Niños y
Adolescentes el resultado de las investigaciones realizadas;
c) Formular recomendaciones o propuestas a los organismos públicos o privados
respecto de cuestiones objeto de su requerimiento;
d) Informar a la opinión pública y a los denunciantes acerca del resultado de las
investigaciones y acciones realizadas. A tal efecto deberá establecerse un espacio
en los medios masivos de comunicación.
CAPÍTULO IV: DE LAS ORGANIZACIONES NO GUBERNAMENTALES
Art. 65. -- Objeto. A los fines de la presente ley se consideran organizaciones no
gubernamentales de niñez y adolescencia a aquellas que, con personería jurídica y
que en cumplimiento de su misión institucional desarrollen programas o servicios de
76
promoción, tratamiento, protección y defensa de los derechos de las niñas, niños y
adolescentes.
Art. 66. -- Obligaciones. Las organizaciones no gubernamentales mencionadas en
esta ley deben cumplir con los derechos y garantías reconocidos en la Constitución
Nacional, la Convención sobre los Derechos del Niño Ver Texto , tratados
internacionales sobre los de derechos humanos en los que la República Argentina
sea parte, y observar los siguientes principios y obligaciones:
a) Respetar y preservar la identidad de las niñas, niños y adolescentes y ofrecerles
un ambiente de respeto, dignidad y no discriminación;
b) Respetar y preservar los vínculos familiares o de crianza de las niñas, niños y
adolescentes y velar por su permanencia en el seno familiar;
c) No separar grupos de hermanos;
d) No limitar ningún derecho que no haya sido limitado por una decisión judicial;
e) Garantizar el derecho de las niñas, niños y adolescentes a ser oídos y a que su
opinión sea tenida en cuenta en todos los asuntos que les concierne como sujetos
de derechos;
f) Mantener constantemente informado a la niña, niño o adolescente sobre su
situación legal, en caso de que exista alguna causa judicial donde se pueda tomar
una decisión que afecte sus intereses, y notificarle, en forma personal y a través de
su representante legal, toda novedad que se produzca en forma comprensible cada
vez que la niña, el niño o el adolescente lo requiera;
g) Brindar a las niñas, niños y adolescentes atención personalizada y en pequeños
grupos;
h) Ofrecer instalaciones debidamente habilitadas y controladas por la autoridad de
aplicación respecto de las condiciones edilicias, salubridad, higiene, seguridad y
confort;
i) Rendir cuentas en forma anual ante la autoridad de aplicación, de los gastos
realizados clasificados según su naturaleza; de las actividades desarrolladas
descriptas en detalle; de las actividades programadas para el siguiente ejercicio
descriptas en detalle, su presupuesto, los gastos administrativos y los recursos con
que será cubierto. Se dará cuenta también de las actividades programadas para el
ejercicio vencido que no hubieran sido cumplidas, y las causas que motivaron este
incumplimiento.
Art. 67. -- Incumplimiento. En caso de incumplimiento de las obligaciones a que se
hallan sujetas las organizaciones no gubernamentales de niñez y adolescencia
mencionadas por esta ley, la autoridad local de aplicación promoverá ante los
organismos competentes, la implementación de las medidas que correspondan.
Art. 68. -- Registro de las organizaciones. Créase en el ámbito de la Secretaría
Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia, el Registro Nacional de Organizaciones
de la Sociedad Civil con personería Jurídica que desarrollen programas o servicios
77
de asistencia, promoción, tratamiento, protección y defensa de los derechos de las
niñas, niños y adolescentes. Las provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
podrán implementar un sistema de registro de las organizaciones no
gubernamentales con personería jurídica con el objeto de controlar y velar en cada
jurisdicción por el fiel cumplimiento de los principios que establece esta ley, con
comunicación a la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia con miras
a la creación del registro nacional de estas organizaciones.
TÍTULO V: Financiamiento
Art. 69.– La Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia y el Consejo
Federal de Niñez, Adolescencia y Familia deberán en forma conjunta y coordinada
garantizar la distribución justa y equitativa de las partidas presupuestarias y de
todos los recursos nacionales o internacionales destinados a la efectivización de los
objetivos de esta ley.
Art. 70. -- Transferencias. El Gobierno nacional acordará con los gobiernos
provinciales y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la transferencia necesaria
de los servicios de atención directa y sus recursos, a las respectivas jurisdicciones
en las que actualmente estén prestando servicios y se estén ejecutando. Esta ley
será aplicable a las situaciones jurídicas pendientes o en curso de ejecución.
Art. 71. -- Transitoriedad. En un plazo máximo de ciento ochenta (180) días corridos
prorrogables por igual plazo y por única vez, el Poder Ejecutivo nacional arbitrará
las medidas necesarias incluidas las afectaciones presupuestarias y edilicias, que
garanticen la contención y protección de las niñas, niños y adolescentes,
comprendidos dentro del marco de la ley 10903 que se deroga.
Art. 72.– Fondos. El Presupuesto General de la Nación preverá las partidas
necesarias para el funcionamiento del Consejo Federal de Niñez, Adolescencia y
Familia, la Secretaría Nacional de Niñez Adolescencia y Familia, el defensor de los
Derechos de las niñas, niños y adolescentes y todas las que correspondan para el
cumplimiento de la presente ley, atendiendo lo previsto en el art. 70 . La previsión
presupuestaria en ningún caso podrá ser inferior a la mayor previsión o ejecución
de ejercicios anteriores. Dispóngase la intangibilidad de los fondos destinados a la
infancia, adolescencia y familia establecidos en el presupuesto nacional. Para el
ejercicio presupuestario del corriente año, el jefe de Gabinete asignará las partidas
correspondientes. TÍTULO VI: Disposiciones Complementarias
Art. 73.– Sustitúyese el art. 310 del Código Civil, por el siguiente: Art. 310.- Si uno
de los progenitores fuera privado o suspendido en el ejercicio de la patria potestad,
continuará ejerciéndola el otro. En su defecto, y no dándose el caso de tutela legal
por pariente consanguíneo idóneo, en orden de grado excluyente, el juez proveerá
a la tutela de las personas menores de edad.
Art. 74. -- Modifíquese el art. 234 del Código Procesal Civil y Comercial de la
Nación, el que quedará redactado de la siguiente forma: Art. 234.- Podrá decretarse
la guarda: 1. De incapaces mayores de dieciocho (18) años de edad abandonados
o sin representantes legales o cuando éstos estuvieren impedidos de ejercer sus
78
funciones; 2. De los incapaces mayores de dieciocho (18) años de edad que están
en pleito con sus representantes legales, en el que se controvierta su curatela.
Art. 75. -- Modifíquese el art. 236 del Código Procesal Civil y Comercial de la
Nación, el que quedará redactado de la siguiente forma: Art. 236.- En los casos
previstos en el art. 234 , la petición podrá ser deducida por cualquier persona, y
formulada verbalmente ante el asesor de menores e incapaces, en cuyo caso se
labrará acta con las menciones pertinentes, la que será remitida al juzgado que
corresponda.
Art. 76. -- Derógase la ley 10903 , los decretos nacionales: 1606/1990 y sus
modificatorias, 1631/1996 y 295/2001 .
Art. 77. -- Esta ley deberá ser reglamentada en un plazo máximo de noventa (90)
días, contados a partir de la sanción de la presente.
Art. 78. -- Comuníquese al Poder Ejecutivo.
MARCO LEGAL DE PROTECCIÓN
La legislación establece un marco de protección hacia los derechos de los
colectivos vulnerables. Respecto a los niños, la Convención sobre los Derechos del
Niño destaca desde su preámbulo la necesidad de que se críen en un ambiente
propicio para garantizar el desarrollo pleno de sus capacidades. El maltrato hacia el
niño tiene lugar cuando, desde el entorno familiar y en el seno de las relaciones que
en este núcleo se constituyen, se perpetran una suerte de prácticas que engloban
abuso, trato negligente, explotación y, en definitiva, cualquier fórmula que atente
contra su dignidad, salud o desarrollo. En nuestro país, el art. 39.1 de la
Constitución, con el que se abre el Capítulo III, del Título I “De los principios
rectores de la política social y económica”, dispone que los poderes públicos
aseguran la protección social, económica y jurídica a la familia y eleva a rango
constitucional las obligaciones de los progenitores de “prestar asistencia de todo
orden a los hijos habidos dentro y fuera del matrimonio durante su minoría de
edad”. Posteriormente, ha sido numerosa la normativa nacional e internacional la
que aborda la protección de los niños y niñas en el ámbito familiar, particularmente
en los casos de crisis matrimonial y violencia de género. En este marco, el Comité
de Derechos del niño de Naciones Unidas, recomendaba a España en sus
observaciones finales (2010) que “redoble sus esfuerzos por prestar la asistencia
adecuada a los padres y tutores legales en el ejercicio de sus responsabilidades
relacionadas con la crianza, en particular a los de familias en situaciones de
separación.” En estos casos, el conflicto en el que se encuentran inmersos los
adultos (progenitores) convierte al menor en arma arrojadiza o moneda de cambio,
constituyéndose en objeto de graves interferencias parentales que pueden marcar
toda su vida. A nuestro modo de ver, como se ha dicho, estamos ante otro caso de
maltrato infantil en el ámbito familiar.

Asimismo, y desde otra perspectiva, se ha destacado que también son víctimas de


violencia quienes forman parte de un hogar desde el que se les hace partícipes de
79
episodios violentos, a pesar de no ir dirigidos estos contra ellos. Hogares en los que
la violencia de género causa víctimas directas –el cónyuge maltratado– e indirectas
–menores testigos-. En el niño, los efectos del maltrato producen severas
consecuencias que afectan a su desarrollo y a su personalidad . La Organización
de Naciones Unidas para la Protección a la Infancia, UNICEF, “considera la
exposición a la violencia doméstica como una forma grave de maltrato infantil que
puede provocar en el menor o la menor unas secuelas irreversibles” (violencia
mental). No admite matices que los menores involucrados en una situación de
violencia de género son tan víctimas como la mujer maltratada, y mucho más
vulnerables. La LO 8/2015 aborda por primera vez la modificación del art 1.2 de la
LO 1/04 para incluir a los menores como víctimas directas de la violencia de
género. Un reconocimiento explícito demandado desde distintos sectores de la
sociedad. La perspectiva de la distancia permite afirmar que en la actualidad, la
sociedad es consciente y sensible ante los derechos de la infancia y su
vulnerabilidad, que justifica la existencia de instrumentos jurídicos que establecen
principios básicos de protección para este colectivo. En este sentido, se ha de
destacar la Declaración de los Derechos del Niño, de 1925, que fija una serie de
principios básicos, destacando que el niño debe crecer en un ambiente en el que
pueda desarrollarse plenamente y desde el que se cubran todas sus necesidades,
físicas, materiales y espirituales. Adicionalmente, la Declaración Universal de los
Derechos Humanos, de 1948 identificaba a los niños como colectivo necesario de
protección y destacaba la necesidad de educar a todas las personas para
garantizar su pleno desarrollo. Además, la Asamblea General de la ONU, en su
Declaración de los Derechos del Niño de 1959 complementa el principio anterior
explicitando en su articulado los derechos que los niños poseen
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/110000-
114999/110778/norma.htm

Grupos vulnerables: menores y adultos mayores


La violencia intrafamiliar comprende un amplio espectro de situaciones que
necesitan ser abordadas; si bien la violencia de género es la que más trasciende,
se ha de afrontar el estudio de los colectivos más vulnerables que dentro de la
familia también son víctimas del maltrato. Para comprender a qué hace referencia el
término “grupos vulnerables” y advertir cuál es su posición, es necesario entender
previamente que se trata de un fenómeno condicionado por las relaciones sociales.
Por ello, para facilitar su comprensión hay que considerar las causas que generan
esta mayor fragilidad, manifestaciones, consecuencias y las medidas de
prevención. Atender al concepto de colectivos vulnerables requiere comprender las
dinámicas sociales que preceden a la configuración de las relaciones entre los
individuos que tienen lugar en el escenario familiar. En este escenario, se identifica
como grupos vulnerables a aquellos constituidos por personas que se encuentran
en una especial posición de debilidad que se condiciona fruto de las relaciones
sociales establecidas; en estos individuos concurren una serie de características,
tales como el sexo, la edad, el género o la discapacidad, que se convierten en los
80
factores responsables de su debilidad por la atribución de significado social que
tienen asociada y por tanto se encuentran en mayor riesgo de que sus derechos
humanos sean violados. En el ámbito doméstico, así como en la sociedad en
general, las relaciones que se entablan entre los miembros que participan de tal
entorno sitúan en una posición de manifiesta debilidad a ciertos grupos sociales; no
obstante, la realidad es cambiante y las dinámicas que enmarcan las relaciones se
transforman. Varios autores coinciden en señalar que las mujeres, los niños y los
discapacitados en el presente se encuentran en situación de vulnerabilidad. Padres,
hijos, hermanos, ancianos y niños pueden converger en distintos roles, participando
de la violencia de diversas formas. Además, en el ámbito familiar se observa una
tendencia hacia la ocultación de la violencia que a su vez supone perpetuarla
tácitamente. La esfera familiar se convierte así en un foco de violencia que debe ser
atendido, persiguiendo descifrar las pautas violentas que emergen y tapándose,
sensibilizando hacia esta realidad y combatiendo . Los orígenes de la vulnerabilidad
pueden ser externos e internos y al combinarse disminuyen o anulan la capacidad
que tiene una persona, grupo o comunidad para enfrentar una situación
determinada que les ocasione un daño, y más aún, para recuperarse de él. Los
primeros están ligados al contexto social, ya que el hombre, como ser social, está
en constante interacción con las personas, grupos e instituciones para satisfacer
sus necesidades.
Por maltrato infantil, se entiende: “toda forma de perjuicio o abuso físico o mental,
descuido o trato negligente, malos tratos o explotación, incluido el abuso sexual,
mientras el niño se encuentre bajo la custodia de los padres, de un representante
legal, o de cualquier otra persona que lo tenga a su cargo”. La siguiente definición
cubre la gama más amplia de maltrato infantil: “toda forma de maltrato físico o
emocional, abuso sexual, negligencia o tratamiento negligente, explotación
comercial o de otra índole, que resulta en un daño real o potencial a la salud, la
supervivencia, el desarrollo o la dignidad del niño/a, en un contexto de relaciones
de responsabilidad, confianza o poder”. Cabe mencionar de forma específica el
colectivo de personas mayores víctimas de violencia intrafamiliar. La Organización
Mundial de la Salud (OMS, 2018) define el maltrato de las personas mayores es un
acto único o repetido que causa daño o sufrimiento a una persona de edad, o la
falta de medidas apropiadas para evitarlo, que se produce en una relación basada
en la confianza. Este tipo de violencia constituye una violación de los derechos
humanos e incluye el maltrato físico, sexual, psicológico o emocional; la violencia
por razones económicas o materiales; el abandono; la negligencia; y el menoscabo
grave de dignidad y la falta de respeto. Este tipo de violencia o maltrato se infringe
a una persona mayor de 60 años por los hijos, sobrinos, hermanos, familiares,
terceros, la sociedad o por el medio en el cual se desenvuelve.

Violencia filio-parental: (VIF de hijos a padres)


Por violencia filio-parental (VFP) se entiende tradicionalmente "el conjunto de
conductas reiteradas de agresiones físicas (golpes, empujones, arrojar objetos),
verbales (insultos repetidos, amenazas) o no verbales (gestos amenazadores,
81
ruptura de objetos apreciados), dirigida a los padres que ocupan su lugar" (Pereira,
2011) Por tanto, hablamos de cualquier tipo de violencia repetida (ya sea física o
psicológica) que puede dirigirse a uno de los progenitores o a ambos, o esas
personas que ejercen su función y se concibe en relación a otro problema
psicopatológico o bien como respuesta a una situación de abandono o violencia
previa de los padres. Incluiría, según este autor, todas las conductas violentas
"defensivas", ya sea como "retaliación" a un maltrato previo o para proteger a otro
miembro familiar.
Estos autores del grupo de trabajo pionero sobre esta problemática, conceptúan
una nueva violencia filio-parental (VFP) que ejercen adolescentes aparentemente
"normalizados", sin una psicopatología previa, aunque los padres suelen referir
problemas de conducta ya durante la crianza, que ejercen violencia repetida hacia
algunos de sus progenitores, a veces de manera exclusivamente dentro de la
familia, que no busca un fin determinado, y como otras formas de violencia familiar
se relaciona con la obtención del control y el poder en la familia (Pereira, 2011). Por
tanto, se estaría excluyendo de esta problemática las conductas violentas que se
realizan por sujetos con retraso mental, autismo, violencia en estados de
intoxicación o disminución de conciencia, violencia psicopática por parte de hijos
adolescentes, abuso sexual a los padres o violencia con armas letales o con
resultado de muerte (parricidio).
Aunque la violencia presenta su mayor gravedad en la adolescencia, siempre se
puede detectar con anterioridad ya pautas de relación que pueden aventurar
violencia en el futuro. Entre otros factores podríamos citar la sobreexigencia hacia
los hijos, la falta de instauración de límites y en general una incoherencia en la
educación por parte de los padres. Muchos de estos adolescentes, de pequeños
fueron diagnosticados con "trastornos de conducta", o "Trastorno por déficit de
atención e hiperactividad" y la relación con sus padres ya desde hace mucho
tiempo estaba teñida de conflictos y actuaciones agresivas.
Los padres mayores tienen más probabilidad de recibir violencia, seguramente por
una mayor dificultad para establecer normas y hacerlas cumplir y de gestionar
conflictos. La madre es blanco más frecuente de las agresiones que el padre,
convirtiéndo esta violencia en una manifestación más de la violencia contra la
mujer. Sucede con mucha frecuencia en familias monoparentales, sobre todo
cuando es la madre el progenitor con la que se quedan los hijos. Parece que no es
la familia monoparental en sí –familia monoparental mantenida durante toda la vida
de los niños- lo que eleva el riesgo de violencia, sino que sea una familia
monoparental constituida tras un suceso reciente que altera la estructura familiar
(separación, divorcio, pérdida de custodia por uno de los progenitores, etc.). Es una
violencia ejercida por adolescentes de ambos sexos y parece que los hombres
tienden con más frecuencia a realizar violencia física. Es más frecuente en hijos
únicos o primogénitos, y la probabilidad de agresión desciende conforme al número
que ocupa el agresor en el número de la fratría.
https://www.psicociencias.org/pdf_noticias/Violencia_filioparental.pdf

82
Comentario: Si bien la violencia doméstica puede ser cometida por cualquier
miembro de la familia contra otro, la violencia filioparental es la violencia que, con el
tiempo, el niño cometerá a sabiendas y deliberadamente el acto de abuso hacia los
propios padres (o quienes actúan como padres) y en circunstancias reiteradas que
les causan daño y sufrimiento (aunque el daño no se produzca y el menor no
consiga lo que quiere)

VIOLENCIA SEXUAL CONTRA LOS HOMBRES Y LOS NIÑOS.


La violencia sexual contra los hombres y los niños es un problema grave. Sin
embargo, ha sido dejado de lado por las investigaciones, salvo en lo que se refiere
al abuso sexual infantil. La violación y otras formas de coacción sexual contra los
hombres y los niños se producen en diversos ámbitos, entre ellos el hogar, el lugar
de trabajo, las escuelas, la calle, en las fuerzas armadas y durante las guerras, así
como en las cárceles y en las comisarías.

VIOLENCIA DOMÉSTICA DE LA MUJER HACIA EL HOMBRE.


Las instituciones subsumidas en esta cultura, demandan que los hombres
adscriben sus actitudes y conductas a los modelos preestablecidos, como es el
caso del “rol de violentador”, lo que se ha cristalizado considerándose como una
verdad incuestionable que encubre la complejidad del fenómeno de la violencia.
Así, si hoy día se reconoce y se demuestra, que los varones son más violentos, es
porque han sido educados en una cultura que asocia el sexo masculino con un
formato de masculinidad que promueve la violencia y no porque el hombre sea
violento de forma instintiva o por condición biológica (Gabarró, 2008).
De esta forma, lo que interesa aquí no es tanto la violencia como fenómeno aislado,
sino que situado en un contexto socio cultural que glorifica un formato de
masculinidad por sobre todos los demás modelos (Salinas & Arancibia, 2006)
ubicándolo en la cúspide de una estructura jerárquica (Jiménez, 2003). Así, la
violencia conyugal hacia los hombres se subvalora y se invisibiliza, llegando incluso
a desconocer cuáles son sus manifestaciones y características particulares.
Los hombres entienden la violencia como una forma correctiva que tiene la mujer
para moldearlos de acuerdo a sus expectativas y como un producto de los
conflictos subyacentes que ellas no han logrado resolver adecuadamente. Así, la
violencia aparece cuando no cumplen el ideal de hombre que las mujeres
demandan, es decir, cuando imponen su voluntad por sobre la de ellos, y es
justamente en este momento cuando las mujeres son percibidas como superiores,
ya que utilizan el grito y el descontrol en un contexto donde ellos ensalzan la
conversación. La violencia es la imposición de la voluntad pretendiendo a través de
diversas acciones y omisiones lograr el sometimiento y opresión de otro en una
relación de desbalance de poder (Hernández, 2009; Morales, Salamanca & Vargas,
2006), esta definición permite comprender que los hombres, efectivamente son
violentados por sus mujeres, puesto que sus parejas los gritan y golpean, como
83
forma de someterlos a su voluntad. Circunstancia a la que estos hombres se
oponen, evitando enfrentarlas, a pesar de que la cultura patriarcal y la masculinidad
hegemónica los obliga a reaccionar reduciéndose, sin embargo adscriben a una
masculinidad alternativa, a una que se aleja de la violencia física.
Comentario: La violencia familiar contra los hombres no siempre es fácil de
identificar, pero puede ser una amenaza grave. Siempre se oyen casos sobre
violencia hacia la mujer pero, generalmente, la violencia hacia el hombre pasa
desapercibida y no se le da la importancia que debería.
file:///C:/Users/Usuario/Downloads/Dialnet-
LosHombresTambienSufrenEstudioCualitativoDeLaViole-4815152.pdf
VIOLENCIA DE PAREJA
Una de las formas más comunes de violencia contra la mujer es la infligida por su
marido o pareja masculina. Esto contrasta sobremanera con la situación de los
hombres, mucho más expuestos a sufrir agresiones de extraños o de conocidos
que de personas de su círculo íntimo. Este comportamiento incluye:
• Agresiones físicas: por ejemplo, abofetear, golpear con los puños, patear.
• Maltrato psíquico: por ejemplo, mediante intimidación, denigración y
humillación constantes.
• Relaciones sexuales forzadas y otras formas de coacción sexual.
• Diversos comportamientos dominantes: por ejemplo, aislar a una persona de
su familia y amigos, vigilar sus movimientos y restringir su acceso a la
información o asistencia.
En lo que entrañe a la violencia deben aplicarse los principios relativos a los actos
jurídicos en general. Debe tratarse de injustas amenazas de sufrir un mal inminente
y grave. por ende, se considerará privado de la libertad a aquel sujeto que preste su
consentimiento como consecuencia del ejercicio vigente: “la fuerza irresistible y las
amenazas que generan el temor de sufrir un mal grave e inminente que no se
puedan contrarrestar o evitar en la persona o bienes de la parte o de un tercero,
causan la nulidad del acto. la relevancia de las amenazas deben ser juzgadas
teniendo en cuenta la situación del amenazado y las demás circunstancias del
caso.
La configuración de la violencia física constituye una hipótesis de difícil
materialización, sobre todo teniendo en cuenta que el consentimiento debe
prestarse ante el oficial público de Registro Civil, quién es el encargado de verificar
la legalidad del acto.

Sucesos que desencadenan la violencia masculina en la pareja:


• No obedecer al hombre.
• Contestarle mal.
84
• No tener la comida preparada a tiempo.
• No atender adecuadamente a los hijos o al hogar.
• Preguntarle al hombre por cuestiones de dinero o de sus enamoradas.
• Salir sin el permiso del hombre.
• Negarse a mantener relaciones sexuales con el hombre.
• Sospechas, por parte del hombre, de infidelidad de la mujer.

Consecuencias sobre la salud femenina de la violencia masculina en la pareja:


• Físicas
• Lesiones abdominales y torácicas
• Moretones e hinchazón
• Síndromes de dolor crónico
• Discapacidad
• Fibromialgia
• Fracturas
• Trastornos del aparato digestivo
• Síndrome del colon irritable
• Desgarros y abrasiones
• Lesiones oculares
• Mengua de las funciones físicas
• Sexuales y reproductivas
• Trastornos del aparato genital
• Esterilidad
• Enfermedad inflamatoria de la pelvis
• Complicaciones del embarazo, aborto espontáneo
• Disfunción sexual

Enfermedades de transmisión sexual, entre ellas la infección por el VIH/SIDA


• Aborto practicado en condiciones peligrosas
• Embarazo no deseado
• Psíquicas y del comportamiento
85
• Abuso de alcohol y otras drogas
• Depresión y ansiedad
• Trastornos de los hábitos alimentarios y del sueño
• Sentimientos de vergüenza y culpabilidad
• Fobias y trastorno por pánico
• Inactividad física
• Poca autoestima
• Trastorno por estrés postraumático
• Trastornos psicosomáticos
• Hábito de fumar
• Comportamiento suicida y daño autoinfligido
• Comportamiento sexual riesgoso
• Consecuencias mortales
• Mortalidad relacionada con el SIDA
• Mortalidad materna
• Homicidio
• Suicidio

El antecedente de haber sido víctimas de la violencia pone a las mujeres en mayor


riesgo de:
• depresión.
• intentos de suicidio.
• Síndromes de dolor crónico.
• trastornos psicosomáticos,
• lesiones físicas,
• trastornos del aparato digestivo,
• síndrome del colon irritable,
• diversas consecuencias para la salud reproductiva.
Se enumeran a continuación las conclusiones derivadas de las investigaciones
actuales acerca de las
consecuencias generales del maltrato sobre la salud:

86
• La influencia del maltrato puede persistir mucho tiempo después que éste ha
cesado (103, 104).
• Cuanto más grave es el maltrato, mayores son sus efectos sobre la salud física y
mental de una mujer.
• Los efectos con el transcurso del tiempo de diferentes tipos de maltrato y de
episodios múltiples de maltrato parecen ser acumulativos.
https://www.uv.mx/psicologia/files/2014/11/Violencia-y-Salud-Mental-OMS.pdf
Comentarios: La violencia afecta a muchos grupos, en este parte del marco se
explica en detalle cada uno, estos grupos serían entre los hermanos, hacia los
discapacitados, a los mayores, entre pareja, entre otros . Cada uno tiene sus
propias características de abuso, pero la mayoría comparte una base y una
dinámica de abuso
TÍTULO 3:

CAUSAS Y CONSECUENCIAS DE LA VIOLENCIA DOMÉSTICA.


¨Maltrato y abuso en el ámbito doméstico: fundamentos teóricos para el
estudio de la violencia en las relaciones familiares”
Capítulo 1
Autor: Jorge Corsi, Verónica Aumann
https://books.google.com.ar/books?id=i_4Sem9nJ2oC&printsec=frontcover&dq=ina
uthor:%22Jorge+Corsi%22&hl=es-419&sa=X&redir_esc=y#v=twopage&q&f=false
https://www.mpba.gov.ar/files/documents/LEY_12569_-_Violencia_familiar.pdf
Consecuencias a nivel individual
El desarrollo creciente de los estudios de victimización ha encontrado su razón en
la cantidad de delitos sobre los cuales no suele haber demasiada información, tales
como el maltrato a la mujer en el contexto conyugal. En el documento de trabajo
sobre víctimas de delitos, el 7 Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención
del Delito y Tratamiento del Delincuente señala que este tipo de víctimas constituye
una gran proporción de la cifra oscura de la delincuencia, lo cual ha tenido por
efecto minimizar la conciencia de ciertas formas de victimización como problema
social (Naciones Unidas, 1985). En ese mismo documento se señala que la
victimización en el seno del hogar, aparte de las consecuencias físicas, tiene
efectos psicológicos profundos tanto a corso como a largo plazo. La reacción
inmediata suele ser de conmoción, paralización temporal y negación de lo sucedido,
seguidas de aturdimiento, desorientación y sentimientos de soledad, depresión,
vulnerabilidad e impotencia. Tras esa primera etapa de desorganización, las
reacciones frente a la victimización suelen cambiar: los sentimientos de la víctima
pueden pasar de un momento a otro del miedo a la rabia, de la tristeza a la euforia
y de la compasión de sí misma al sentimiento de culpa. A mediano plazo, pueden
presentar ideas obsesivas, incapacidad para concentrarse, insomnio, pesadillas,
87
llanto incontrolado, mayor consumo fármacos, deterioro de las relaciones
personales, etcétera. También se puede presentar una reacción tardía, que ha sido
descrita en los manuales de diagnóstico psiquiátrico como -des orden de tensión
postraumática- o -síndrome de estrés postraumático (PTD: Post-Traumatic
Disorder).
El PTD consiste en una serie de trastornos emocionales que no necesariamente
aparecen temporalmente asociados con la situación que los originó, pero que
constituyen una secuela de situaciones traumáticas vividas, tales como haber
estado sometido a situaciones de maltrato físico o psicológico. Algunos de sus
síntomas son los siguientes:
• frecuentes pesadillas,
• dificultad para concentrarse social y laboralmente,
• trastornos del sueño (el más frecuente es el insomnio),
• trastornos mnésicos,
• trastornos en la capacidad de atención y concentración,
• depresión.
• sentimientos de culpa,
• miedos diversos,
• dificultades en el aprendizaje.

Carlos Shuzki (1994) ha señalado seis niveles en los que pueden ubicarse los
efectos de la violencia, según la combinación de dos variables que hace interactuar:
el nivel percibido de amenaza para la persona y el grado de habitualidad de la
conducta violenta.

1. Disonancia cognitiva. Cuando se produce una situación de violencia de baja


intensidad en un contexto o en un momento inesperado. La reacción es de
sorpresa, de imposibilidad de integrar el nuevo dato a la experiencia propia. Un
ejemplo de esto es cuando las mujeres maltratadas relatan el primer episodio
durante la luna de miel.
2. Ataque o fuga. Cuando se produce una situación de violencia de alta intensidad
de un modo abrupto e inesperado. En esos casos, se desencadena una reacción
psicofisiológica de alerta, y la reacción puede ser con una posición defensiva u
ofensiva, escapando del lugar o enfrentando la amenaza. Es el caso de las mujeres
que atraviesan los ciclos iniciales de la violencia y se ven sorprendidas por una
conducta violenta desproporcionada para la situación. En esos ciclos iniciales,
todavía la sorpresa obra a modo de disparador de conductas de ataque o fuga.

88
3. Inundación-parálisis. Cuando se produce una situación de violencia extrema, que
implica un alto riesgo percibido para la integridad o la vida. La reacción puede
incluir alteraciones del estado de conciencia, desorientación, etcétera, y ser el
antecedente para la posterior aparición del síndrome de estrés postraumático, ya
descrito. Muchas mujeres relatan esa experiencia de paralización frente a
situaciones tales como amenazas con armas, intentos de estrangulamiento o
violación marital.
4. Socialización cotidiana. Cuando las situaciones de maltrato de baja intensidad
se transforman en habituales, se produce el fenómeno de la naturalización. Las
mujeres se acostumbran a que no se tengan en cuenta sus opiniones, que las
decisiones importantes las come el hombre, a ser humillada mediante bromas
descalificadoras, etcétera, pasando todas estas experiencias a formar parte de una
especie de telón de fondo cotidiano que tiene el efecto anestesiante ante la
violencia.
5. Lavado de cerebra. Cuando las amenazas, las coacciones y los mensajes
humillantes son intensos y persistentes, a menudo la víctima incorpora esos
mismos argumentos y sistemas de creencias como un modo defensivo frente a la
amenaza potencial que implicaría diferenciarse (ella cree que la obediencia
automática la salvará del sufrimiento). La mujer, llegada a este punto, puede repetir
ante quien intenta ayudarla que ella tiene toda la culpa, que se merece el trato que
recibe, etcétera. 6. Embotamiento-munición. Cuando las experiencias
atemorizantes son extremas y reiteradas, el efecto es el entumecimiento psíquico,
en el que las víctimas se desconectan de sus propios sentimientos y se vuelven
sumisas al extremo. En esos casos, la justificación de la conducta del agresor y la
autoinmolación alcanzan niveles máximos.

En todos los casos, estos efectos de la violencia sobre la mujer están acompañados
por una sintomatología física, que suele ser ubicada por los profesionales en el
difuso campo de lo psicosomático. Cefaleas, dolores de espalda, trastornos
gastrointestinales, disfunciones respiratorias, palpitaciones, hiperventilación son
algunos de los síntomas más frecuentes, acompañando cuadros psíquicos tales
como estados de ansiedad, fobias, agotamiento, adinamia, abulia, depresión,
etcétera. El modelo profesional predominante trata de buscar la causa de los
síntomas dentro de sus propios esquemas explicativos y se muestra renuente a
considerar la experiencia de victimización como posible motivo. Esta conducta de
los profesionales tiende a potenciar la actitud ocultadora de la mujer (apoyada en
los sentimientos de vergüenza y culpa ya apuntados), y el fenómeno de la violencia
contra la mujer queda sin diagnosticar. Por lo tanto, se le suelen indicar
tratamientos sintomáticos que no consideran las verdaderas raíces del problema.
Esta actitud profesional ha sido definida como segunda victimización, ya que
contribuye a legitimar la violencia ejercida contra la mujer y busca en la propia
víctima los motivos o las causas de las secuelas de la victimización.

89
Cada disciplina ha demostrado tener sus propios obstáculos epistemológicos y
metodológicos que le dificultan la comprensión de alguna de las múltiples facetas
que presenta el problema. Podemos señalar algunos de los más relevantes en el
caso de la psicología clínica y la psiquiatría.
• La tendencia a priopatología: La violencia familiar, en sus diversas
manifestaciones, hunde sus raíces en factores históricos, culturales, sociales,
institucionales y familiares. La conducta violenta en el contexto doméstico
debe ser entendida como un emergente de una compleja combinación de
tales factores y no como el producto de alguna estructura psicopatológica. Las
investigaciones en el campo de la salud mental han demostrado que es
necesario invertir el razonamiento causal para comprender que el maltrato y el
abuso intrafamiliar no sólo no son consecuencia de alteraciones
psicopatológicas, sino que muy a menudo se constituyen en uno de los
orígenes más frecuentes de dichas alteraciones.

• El intento de abordar el problema desde los modelos psicoterapéuticos


convencionales. Cuando el modelo teórico y metodológico, de cualquier
orientación, se convierte en el eje del accionar terapéutico, sin un
conocimiento adecuado de la especificidad del problema, se corre el riesgo de
agravarse. A menudo se termina culpabilizando a la víctima del maltrato o
utilizando estrategias terapéuticas adecuadas para el tratamiento de conflictos
familiares, pero absolutamente contraindicadas cuando se trata de situaciones
de violencia familiar.
• La no consideración de la variable género en el diagnóstico del problema Las
diversas manifestaciones de la violencia familiar están atravesadas por dos
variables indispensables para su comprensión: poder y gears. Cuando en un
espacio terapéutico se desconoce el proceso de construcción de los géneros
y su relación con las problemáticas emergentes de los vínculos abusivos, se
corren serios riesgos de cometer errores terapéuticos que conduzcan a
nuevas victimizaciones.
• Las nociones de neutralidad, secreto y privacidad. Aunque generada en otro
contexto, viene a cuento la frase de Elie Wiesel que encabeza este capítulo.
Las situaciones de maltrato y abuso dentro de la familia se pueden perpetuar
en el tiempo gracias, precisamente, a la neutralidad de los otros y al secreto
que garantiza la privacidad del hogar. Sólo comienzan a revertirse cuando
una mirada externa las devela, las denuncia no las legitima. Un contexto
terapéutico de neutralidad. secreto y privacidad no hace sino reproducir
simbólicamente las condiciones en las que la violencia encuentra su mejor
caldo de cultivo.

90
Las consecuencias sociales del maltrato y la violencia en contextos
domésticos
La gravedad del problema del maltrato infantil y del contexto que proporcionan
todas las formas de violencia familiar se ve acentuada por el elemento reproductor
de violencia que contiene. En este sentido, existe un amplio consenso, tanto entre
los estudiosos del tema como entre las instituciones que trabajan con menores, de
que es altísima la probabilidad de que los menores maltratados o testigos de
violencia hacia sus madres sean a su vez adultos maltratadores en el hogar y/o
violentos en el medio social, ya que es el comportamiento que han interiorizado
como natural en su proceso de socialización primaria.

La hipótesis de la vinculación entre violencia social y violencia familiar es sostenida


por el enfoque del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), cuando sostiene que
la violencia es en gran parte una conducta aprendida y una de las primeras
oportunidades en las que un individuo observa y aprende la violencia es en el
hogar*. Desde este punto de vista, la existencia de violencia familiar constituye uno
de los factores de riesgo para los actos violentos en el espacio social. En un
documento publicado por el BID, se sostiene que la violencia doméstica y la
violencia social son parte de un todo integral, se entrelazan de manera estrecha y
se refuerzan mutuamente (Morrison y Biehl, 1999). Según investigaciones
realizadas por la American Psychological Association, publicadas en 1993, a
medida que crecen los niveles de violencia en la familia de origen, la probabilidad
de que un niño también se involucre en comportamiento abusivo o violento cuando
es adulto también aumenta. Las conclusiones de esta hipótesis que vincula la
violencia familiar con la violencia social pueden resumirse en otro párrafo del
mencionado documento del BID: Esta transmisión de violencia de una generación a
la otra y del hogar a la calle es la razón apremiante por la cual urge encontrar
políticas que disminuyan la violencia doméstica, incluso cuando la meta final sea
reducir la violencia social».
Diversos organismos internacionales han enfatizado en los últimos diez años la
importancia de implementar políticas en relación con el problema de la violencia
familiar en sus dos formas principales de manifestación: la violencia contra la mujer,
y el maltrato y abuso de niñas y niños. En un *documento publicado por la
Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud
(García-Moreno, 2000) se señala que la respuesta de la sociedad a las distintas
formas de violencia también varía: así como todos consideran unánimemente que la
violencia callejera es un crimen y creen legítima la intervención del Estado, son
muchos los gobiernos que dudan cuando se trata de actuar e incluso legislar contra
la violencia doméstica». En diversos estudios realizados en diferentes países, se
enfatiza la dimensión epidémica que ha adquirido la violencia familiar en sus
distintas manifestaciones. Sin embargo, a la hora de elaborar una respuesta al
problema, muy a menudo queda relegado ante otras problemáticas. El mismo
documento de OPS/OMS concluye:

91
Las respuestas son fragmentadas y tienden a centrarse en la provisión de cuidados
a quienes ya sufrieron violencia, más que en la búsqueda de estrategias de
prevención eficaces. Además, hay que pasar de manifestar preocupación por la
violencia familiar a la asignación concreta de los fondos necesarios para mejorar el
conocimiento del problema, estudiar la efectividad y la reproducibilidad de las
intervenciones y comenzar a enfrentarse al problema de manera realista y con una
buena relación costo-efectividad.
Para comprender adecuadamente la importancia del componente violencia familiar
para el diseño de políticas públicas, es necesario tener en cuenta las
consecuencias que este problema conlleva en distintos ámbitos de la realidad
social. Los resultados de las principales investigaciones llevadas a cabo sobre el
tema en los últimos veinte años pueden resumirse en el siguiente cuadro.

Comentario: En este capítulo el autor explica las diferentes consecuencias que


puede tener una persona por la violencia. Estas consecuencias son a nivel
individual y a nivel social
A nivel individual hay diferentes consecuencias ya sean mentales como física y a
nivel social afecta mayoritariamente a la parte económica y educativa

REPERCUSIONES EN LOS HIJOS.


Los hijos a menudo están presentes durante los altercados domésticos. Aquellos
que presencian la violencia matrimonial presentan mayor riesgo de sufrir una amplia
gama de problemas emocionales y de conducta, entre ellos ansiedad, depresión,
mal rendimiento escolar, poca autoestima, desobediencia, pesadillas y quejas sobre
la salud física.
Consecuencias para la salud física niño o niña:
92
• Lesiones abdominales o torácicas
• Lesiones cerebrales Moretones e hinchazón
• Quemaduras y escaldaduras
• Lesiones del sistema nervioso central
• Fracturas Desgarros y abrasiones
• Lesiones oculares
• Discapacidad Consecuencias sexuales y reproductivas
• Problemas de salud reproductiva
• Disfunción sexual
• Enfermedades de transmisión sexual, como la infección por el VIH y el SIDA
• Embarazos no deseados
• Consecuencias psicológicas
• Abuso de alcohol y otras drogas
• Disminución de la capacidad cognoscitiva
• Comportamientos delictivos, violentos y de otros tipos que implican riesgos
• Depresión y ansiedad
• Retraso del desarrollo
• Trastornos de la alimentación y el sueño
• Sentimientos de vergüenza y culpa
• Hiperactividad Incapacidad para relacionarse
• Desempeño escolar deficiente
• Falta de autoestima
• Trastorno postraumático por estrés
• Trastornos psicosomáticos
• Comportamiento suicida y daño autoinfligido
Otras consecuencias de salud a largo plazo
• Cáncer
• Enfermedad pulmonar crónica
• Síndrome de colon irritable
• Cardiopatía isquémica
• Enfermedad hepática
93
• Problemas de salud reproductiva, como la esterilidad
Consecuencias económicas.
• Costos directos: Tratamiento, visitas al médico de hospital y otros servicios de
salud.
• Costos indirectos: Productividad perdida, discapacidad, menor calidad de vida
y muerte prematura.
• Costos para el sistema de justicia penal y otras instituciones: Gastos
relacionados con detener y procesar a infractores. Costos para
organizaciones de bienestar social, costos asociados con hogares sustitutos,
para el sistema educativo y costos para el sector de empleo que resultan del
ausentismo y la baja productividad.

Tipos de prevención
Las intervenciones de salud pública se clasifican tradicionalmente en tres niveles de
prevención:
• Prevención primaria: intervenciones dirigidas a prevenir la violencia antes de
que ocurra.
• Prevención secundaria: medidas centradas en las respuestas más
inmediatas a la violencia, como la atención prehospitalaria, los servicios de
urgencia o el tratamiento de las enfermedades de transmisión sexual después
de una violación.
• Prevención terciaria: intervenciones centradas en la atención a largo plazo
con posterioridad a los actos violentos, como la rehabilitación y reintegración,
e intentos por reducir los traumas o la discapacidad de larga duración
asociada con la violencia.

EFECTOS ADVERSOS Y DESARROLLO DE LA SALUD EMOCIONAL DEL NIÑO


El zamarreo.
El zamarreo (sacudir), es una forma frecuente de maltrato observado en los niños
muy pequeños. La mayoría de los niños zamarreados tienen menos de 9 meses de
edad. Los autores de este tipo de maltrato comúnmente son varones y esto puede
ser más bien un reflejo del hecho de que los hombres, que en promedio son más
fuertes que las mujeres, y no de que sean más propensos que las mujeres a
zamarrear a los niños. Se pueden producir hemorragias intracraneales,
hemorragias retinianas y pequeñas fracturas “astilladas” en las principales
articulaciones de las extremidades del niño, como resultado del zamarreo muy
rápido. Estas lesiones también pueden ser consecuencia de una combinación de
zamarreo y del golpe de la cabeza contra una superficie. Hay indicios de que cerca
de un tercio de los lactantes sacudidos violentamente mueren y que la mayoría de
94
los sobrevivientes sufren consecuencias a largo plazo, como retraso mental,
parálisis cerebral o ceguera.

Los niños golpeados


Uno de los síntomas del maltrato de menores es el del “niño golpeado”. Este
término se aplica en general a los niños que presentan lesiones repetidas y graves
en la piel, el aparato esquelético o el sistema nervioso. Incluye a niños con fracturas
múltiples producidas en distintas fechas, traumatismo craneoencefálico y
traumatismo visceral grave, con indicios de un castigo repetido. Afortunadamente, si
bien los casos son trágicos, esta modalidad de maltrato es poco frecuente.
https://www.uv.mx/psicologia/files/2014/11/Violencia-y-Salud-Mental-OMS.pdf

Comentario: Siendo con frecuencia los casos más vistos de violencia hacia un niño,
donde se los acostumbra constantemente a esos típicos actos.

EL TRATO NEGLIGENTE
El trato negligente es un importante factor que contribuye a la muerte y a la
enfermedad de los niños y niñas pequeños. Trato negligente (o descuido) significa
que los progenitores o encargados del cuidado no cumplen las necesidades físicas
y emocionales de un niño o niña cuando tienen los medios, el conocimiento y el
acceso a servicios para hacerlo o que no lo protegen de la exposición al peligro. Sin
embargo, en muchos entornos puede ser difícil marcar la línea entre el daño que se
cause deliberadamente y el que se causa por ignorancia o falta de posibilidades de
cuidado. Se desconoce la medida en que el trato negligente influye en las tasas de
mortalidad infantil en el mundo (con excepciones, incluido el fenómeno de las “niñas
perdidas”; véase más adelante). Los casos de trato negligente son difíciles de
interpretar en circunstancias de salud pública pobreza y desnutrición. En algunos
países industrializados el trato negligente constituye la mayor proporción de casos
de maltrato de niños y niñas registrado. Los estudios en dichos países confirman
que las formas de violencia y de trato negligente están interrelacionadas. Todas las
consultas regionales para el Estudio expresaron preocupación acerca del descuido
y el abandono de los niños y niñas con discapacidades; aunque hay poca evidencia
cuantitativa, se sabe que estos niños están en alto riesgo de sufrir trato negligente y
abandono, desde la retención deliberada de necesidades físicas básicas hasta el
aislamiento emocional y la falta de estimulación. Las investigaciones llevadas a
cabo en la India acerca de las diferencias de género en el trato negligente, sugieren
que las niñas sufren relativamente más descuidos que los niños durante toda la
primera infancia. Son amamantadas con menos frecuencia que los niños y por
menos tiempo; una vez destetadas se les proporciona alimento de menor calidad y
en menor cantidad. Además son llevadas con menor frecuencia a los servicios de
salud. Un estudio de Nepal relativo a los resultados de la infección de poliomielitis
95
en la población demostró que varios años después la tasa de supervivencia de los
niños era el doble de la de las niñas, a pesar de que la poliomielitis afecta por igual
a hombres y mujeres, sugiriendo así un sesgo de género en el cuidado y la
atención. En China, la proporción de hombres y mujeres está desequilibrada a favor
de los niños (117 a 100), a lo que contribuye el infanticidio.

Comentario: es un acto muy destacado de la violencia familiar, que abarca no


cumplir o no ocuparse de sus necesidades básicas físicas, emocionales, educativas
y médicas.

Acerca de la alienación parental Síndrome o no, ¡existe! Aproximación


interdisciplinaria.
Artículo enviado en conjunto con el trabajo escrito por Mauricio Luis Mizrahi

La familia es para los niños y adolescentes una estructura vital, un sostén, su


sistema de refugio que, aunque se viva en medio de un caos, no llega a desearse ni
su destrucción ni su disolución ya que para él/ella es su todo. Los divorcios y
separaciones violentas afectan profundamente el bienestar emocional y psicológico
de los hijos. Evidenciar la agresión hacia los hijos en situaciones de divorcios
complicados y violentos. Las víctimas son los hijos. Visibilizar el abuso como el
factor común entre la agresión hacia los hijos en situaciones de divorcios violentos.

La violencia parental y características:

El tema en sí es la violencia parental hacia los hijos en situaciones dolorosas de


divorcios o separaciones complicadas. Se trata, dentro de esto, el tema de la
codependencia, de la alienación parental, del síndrome de alienación parental (que
no es lo mismo que la mera alienación parental, la primera se centra en cómo se
comporta el padre alienante con los hijos y el padre alienado, mientras que el
S.AP., se enfoca en los hijos alienados.) de la violencia intrafamiliar, de un ejercicio
del poder con consecuencias negativas para los hijos e hijas, del abuso y más.
Esta circunstancia es generada por una persona que aparenta tener o bien tiene de
facto poder sobre otra, que abusa de la situación misma causando graves
trastornos en el otro, quien desarrolla a lo largo de su vida, y/o del tiempo que
transcurre su experiencia fundamentada en la violencia, distintos trastornos,
adicciones, enfermedades, u otras afecciones a su persona.
Visibilizar, enseñar y aprender sobre la codependencia, así como hablar y explicar
sobre la violencia parental hacia los hijos en situaciones dolorosas de divorcios o
separaciones complicadas y/o violentas de los padres, la alienación parental, el
96
síndrome de alienación parental (que no es lo mismo que alienación parental),
violencia intrafamiliar, y un ejercicio del poder abusivo por parte de los padres hacia
los hijos, entre otros, ayudará a que menos niños corran peligro de caer atrapados
en estos casos de violencia intrafamiliar.
Una separación/divorcio es indudablemente un detonante que perjudica y ha
perjudicado directamente la estabilidad psíquica y sensitiva del niño. Esto los
desestabiliza y hace que de alguna manera ellos se sostengan del padre que más
cerca tiene, quien teóricamente seguirá manteniendo y brindándole su cariño sin
tomar en cuenta absolutamente nada ni a nadie más,por eso y por otras causas que
se explicarán a continuación.
La primera y gran característica de la violencia parental es la exposición de una
campaña de calumnia en contra de uno de los progenitores por parte del o de los
hijos, situación que no tiene justificación alguna con infamias incongruentes y sin
explicación lógica manejada por control remoto por el otro padre alienado con sus
hijos.
Más particularidades: tantos verbalmente hablado, culpabilizando a los hijos
directamente en caso de dudar su bando.
2- Inculcarle a los hijos que el otro padre/madre es peligroso.
3- Infundirles a los hijos que deben borrar todo recuerdo y cualquier tipo de vínculo
que hayan tenido con el otro padre/madre y su respectiva familia.
4- Borrar y destruir memorias como también fotos.
5- Hacer que sus hijos dependan solo y únicamente del padre alienador, se
construye un Lazo enfermizo donde el hijo parecería ser la extensión de un brazo o
pierna del padre alienador.
6- Se percibe un lavado de cerebro del padre alienador para con sus hijos.
7- Hay una devoción total hacia el padre/madre alienador quien pasa a ser para
sus hijos la autoridad máxima justificando absolutamente todo lo que digan y hagan
sin razón lógica alguna.
8- El padre/madre alienador es experto en crear conflictos, evitar y limitar el
contacto del progenitor alejado con sus hijos.
9- Extender este tipo de maltrato hacia la familia del otro padre/madre.
10- El padre/madre alienador tiene como meta la destrucción y anulación total del
padre-víctima, adúltera y falsifica sucesos reales hasta convertirlos en
acontecimientos totalmente incompatibles.
11- Hijos que tratan a su padre/madre-víctima como si fuesen simples extraños.
12- Las excusas de los hijos por su desamor y falta de culpa hacia su padre-víctima
llega con excusas ilógicas generalmente de acontecimientos ocurridos años atrás
que no tienen cabida con la realidad del momento.

97
13- Se humilla y desvaloriza en todo sentido cada acto o gesto del padre/madre-
víctima sin el menor sentimiento de estar haciéndolos sentir mal. La culpa está
perdida.
14- Freno por parte de uno de los padres a que el otro padre vea a sus hijos o
pueda pasar tiempo con ellos.
15- Devaluar y agraviar verbalmente al padre abandonado frente a sus hijos.
16- Fomentar y despertar un sentimiento de odio hacia el padre-víctima.
17- Inculpar así también a la familia del padre atacado, amigos y cualquier persona
que sea de su contexto.
18- Desvalorar las emociones de los hijos sobre el padre rechazado, ridiculizarlos.
19- Aplaudir, apoyar y hasta felicitar a los hijos cuando actúen cruelmente con el
padre atacado.
20- Contribuir a engañar a los hijos en contra del otro padre/madre con ideas que
puedan llegar hasta sentir miedo de ellos, sin querer compartir tiempo por
incomodidad y temor a que les hagan algo.
21- Los niños comienzan a dar excusas incongruentes para no ver al padre o madre
abandonado, son utilizados por el padre alienado a ser sus mensajeros, a hablar
con un vocabulario que no es acorde a su edad ni a su nivel intelectual.
22- El padre/madre alienador llega a inventar abusos no ocurridos con tal de
mantener lejos al padre atacado con muy poca probabilidades de verificar el hecho
ante sus propios hijos y familiares como ante los juzgados correspondientes.
23- Existe una inestabilidad emocional del padre o de la madre tras la separación
como también comienzan a verse desequilibrios de la misma índole y psíquicos en
los hijos.
24- Acusaciones de abuso sexual contra el padre-victima, generalmente cuando el
progenitor alienador es la madre.
25- Secuestro parental.
26- Victimismo por parte del padre/madre alienador como factor principal. [1]
Generalmente se caracteriza por verse un tipo de daño hacia la mujer, aunque en
muchos casos es contra el hombre o del cuidador principal de los hijos. El tema de
la credibilidad es difícil, en muchos casos se acude a las autoridades o se utilizan
abogados y mediadores como instrumento para excavar la verdad de los padres
ante los juzgados. Se ha llegado a calificar al SAP, Síndrome de Alienación
Parental, como un engendro, ya que parecería ser que uno de los padres se
mimetiza con su hijo de manera monstruosa, anulando la individualidad del sujeto
(niño) y pasando a ser como una extensión del adulto alienado que “controla”
(posee) al hijo/a. [2]

98
Antes de Gardner, Wallerstein y Kelly, autores que investigaron y analizaron los
temas del divorcio y sus consecuencias indicaron que el principal perjudicado de la
violencia parental es el niño/a, los hijos. En su momento estos escritores
denominaron a este tipo de violencia (S.A.P.) como "unholy alliance "
(alianza impía), quien se pierde entre los conflictos de sus padres, descalificaciones
y humillaciones hacia el padre “malo” y apropiándose de malos tratos,
pensamientos y actitudes del padre “bueno” como si fueran suyas con una auto
convicción profunda de que todo lo que siente, hace y piensa viene de sí mismo.
En 1985 Richard Gardner definió a este síndrome como un desorden
psicopatológico en el cual se usa a los hijos para humillar y denigrar a uno de sus
padres de forma permanente o por una época de su vida. Como se no puede
“científicamente” comprobar se lo considera pseudocientífico. El síndrome de
alienación parental fue rechazado por la OMS (organización de mundial de la salud)
y por la AAP (asociación americana de psicología), esa es la razón por la cual no se
lo ve en los manuales de psicopatologías como el DSM-V (Manual Diagnóstico y
Estadístico de los Trastornos Mentales). [3]
La violencia parental no surge justamente por el divorcio de los padres, sino porque
involucran a los hijos en sus problemas, en sus dificultades y disputas que se
originan por la misma separación. Los hijos demuestran reacciones de temor y de
una gran tristeza ya que sienten que se les está originando un quiebre en su familia,
en su estructura yoica con la pérdida de alguno de los progenitores. Los mensajes
doble-vinculares, la triangulación es uno de los factores que más se utilizan dentro
de este tipo de violencia. Las acusaciones falsas en contra de uno de los padres
pueden llegar a transformarse en conflictos legales muy fuertes como llegar a
destruir la imagen y vida de uno de los adultos (Aguilar, S.A.P., 2006, págs. 50-52).
Cabe destacar que el Síndrome de Alienación Parental también puede ocurrir en
familias donde los padres no necesariamente estén divorciados, se puede ejercer la
misma violencia continuando viviendo juntos, y en algunos casos hasta llega a ser
más grave todavía.

La acusación (generalmente falsa) más común y frecuente es la del abuso sexual.


Cuando se trata de casos donde los niños son más pequeños, es más difícil
comprobar la acusación. Los niños en general pueden sufrir desequilibrios
psíquicos, emocionales ya que al escuchar semejante acusación una y tantas
veces, llegan a comenzar a dudar de sus propias vivencias, llegan a cuestionar al
incriminado, a ver a su propio padre o madre como un enemigo, como un criminal,
desconfían de ellos llegando a un punto en sus vidas donde no saben realmente si
fueron o no fueron abusados sexualmente por quien tendría que haber sido su
figura principal en la vida, su padre o su madre. Esas confusiones, dudas, titubeos
generan un nivel de estrés muy alto en el hijo/a que no siempre son capaces de
poder sostener solos.
Es violencia directa y clara hacia su persona que puede llegar a desarrollar con el
tiempo y especialmente a una edad adolescente el Síndrome de la Falsa Memoria.
99
Este síndrome aparece especialmente en las niñas (adolescentes/jóvenes) que han
sufrido chantajes y manipulaciones por parte de uno de sus progenitores. La
hija/hijo crea un convencimiento permanente que ha sido abusada/o sexualmente
por uno de sus padres en las primeras etapas de su desarrollo, hechos falsos, que
no han sucedido pero que han sido bien manipulados por parte del padre/madre
alienador.
El hijo/a afectado no tienen ningún elemento concreto ni justificación alguna para
sostener lo que para él/ella fue un hecho, su incertidumbre lo/a desborda y como
mecanismo de defensa se convierte en un acontecimiento real. Es tal la
incongruencia que hasta llegan a culpar a familiares del padre-víctima como
personas que facilitaron el ambiente para que ellos sean abusados. No existe la
culpa hacia su padre/madre rechazado.
Cada uno de los padres se ocupa de calumniar la imagen del otro ante sus hijos y
demás personas. En muchos casos los padres pueden llegar a sufrir el “Síndrome
de Medea” (Medea. arquetipo de la bruja), son aquellos padres que no logran
distinguir, notar el sufrimiento de sus hijos, que estos niños tienen sus propias
necesidades y teniendo la certeza de que sus hijos están de su lado, hablan y se
comportan como si éstos fuesen una prolongación de ellos mismos. [5]

No separan, pierden el sentido común que tiene el instinto paternal o maternal de


preocuparse por las necesidades de sus niños y los terminan usando para sus
propias causas y ansias de venganza. Se presentan justificaciones incongruentes
hacia el desprecio.
Falta de comprensión de que algo pueda llegar a tener dos valores distintos, la
ambivalencia es nula. Gardner incluye el componente lavado de cerebro.

Cuando el poder se convierte en violencia:


El poder dentro de la alienación parental tiene que ver con quien tiene a los hijos.
El padre alienado tiene el poder frente al otro, porque tiene y cuenta con los hijos
captados, sea por miedo, repetición, conveniencia o resignación. El poder del padre
alienado va más allá de los juzgados, el poder de esta persona es sádico, a un nivel
de querer ver al otro progenitor destruido ante sus pies, mirándolo desde arriba y
sometiéndolo a las más aberrantes humillaciones.
El saber que él puede manejar las riendas de la situación lo hace sentir más
poderoso, el saber que la relación, el vínculo de cariño, amor, afecto entre sus hijos
y el otro padre depende de sus acciones lo hace sentir más poderoso. El hablar por
sus hijos y decidir por ellos lo hace sentirse más poderoso. Justamente utiliza ese
poder para romper ese lazo, la relación entre sus hijos y su padre/madre
abandonado.
Esa alteración que los hijos padecen de criticar y humillar, despreciar al otro
padre/madre viene del mismo poder que ejerce sobre el padre alienado.
100
Este poder puede acceder a cometer actos injustos tales como:
1.No pasar los llamados del padre/madre abandonado. Crear un obstáculo entre la
comunicación entre ellos.
2. Es un sabotaje continuo del padre alienador entre los hijos y el otro progenitor.
3.Obstruir visitas. Ocupar a los niños en otras actividades los días que tendrían que
ver a su otro padre/madre.
4. Si vuelven a tener pareja, se las presentan a sus hijos como el nuevo padre.
5 Desvalorizan y humillan al otro progenitor en frente de sus hijos.
6. Evadir información acerca de los hijos.
7. El lavado de cerebro hacia sus hijos es constante
8. Amenazar a los hijos si hablan con el otro padre/madre. Hacerlos sentir
“traidores” en caso de que hablaran bien del otro progenitor, en caso de que
hablaran por teléfono, de que se vieran, de que se comunicaran con sus familiares
que no son familia del padre/madre alienador.
9. Inducir en los hijos un sentimiento de culpa en cualquier caso de comunicarse o
tener el mínimo contacto con su otro progenitor,
10. Amenazar a sus hijos con castigos si advierten alguna situación de
acercamiento entre ellos y el otro padre/madre.
11. Dentro de su poder, sienten la fuerza de la mentira, la cual es una herramienta
constante en los padres alienadores.
12. Utilizan a sus hijos en todas circunstancias, considerándose ellos excelentes
padres y negando constantemente cualquier acción que tenga que ver con el S.A.P.
13.La sobreprotección que ellos ejercen sobre sus hijos es violencia emocional.

Por medio del poder, el “fuerte” desacredita y desautoriza a su pareja y/u otros
familiares en frente de los demás miembros de su clan poniéndose en una posición
de ventaja y superioridad ante el otro progenitor. [6]
Toda violencia proviene de la falta de palabras para poder exteriorizar, expresar
una disconformidad u otro punto de vista entre las personas. La fuerza del golpe o
del insulto deja marcas sobre el cuerpo y psique del niño/a.

Secuelas tempranas de la violencia y el impacto de la misma en la infancia


La violencia es una desviación incorporada en el temario diario, y ha colocado entre
otros, a nuestros países, en lugares preponderantes con índices de violencia a nivel
mundial. Si un individuo se acostumbra a vivir y crecer entre la violencia, él mismo
la actuará en su contexto.
101
El carácter y personalidad del sujeto se construyen en los primeros cuatro o cinco
años de vida (infancia; etapa más vulnerable e importante de un individuo) , por lo
mismo, la manera que actúe, que responda ante los impulsos serán el producto, la
consecuencia y el mismo reflejo de esos primeros años. La infancia es la etapa
clave de la vida donde se estructuran y constituyen los recursos intelectuales del
sujeto, donde comienza a desarrollarse una gran parte de la vida del individuo.
Las agresiones que se reflejan con mayor frecuencia en casos de divorcios
complicados y/o violentos son la violencia emocional como también la violencia
verbal, violencia por omisión y la violencia sutil.
i.Violencia emocional: devalúa, descalifica, hace sentir culpable a la persona de las
cosas que salen mal, le hace burla, desaprueba lo que dice o hace, rechaza
afectivamente, anula como cero a la izquierda de manera conductual o verbal.
ii.Violencia verbal: Causa daños en la autoestima y el bienestar psicológico, aún
más cuando son evidentes y se utilizan palabras gruesas, altisonantes o
degradaciones corrientes.
iii.Violencia por omisión: Considerada una violencia pasiva. Se ignora, no se
escucha, muestra indiferencia a necesidades, enfermedades, recreación, etc.
iv.Violencia sutil: Difícil de detectar. Quien ejerce este tipo de violencia es como que
quisiera ayudar pero hace que el otro quede mal parado generalmente ante los
hijos u otros miembros de su familia, contexto social.
Una vez que comienza la campaña en contra del padre alienado por parte del
progenitor alienador, su familia pero principalmente los hijos del mismo la situación
va en pérdida para el padre alejado, su posición va en picada ya que las calumnias,
suposiciones, inventos y ataques generalmente sin sustento lógico comienzan a
hacer efecto ante un contexto cercano, surgen las dudas, los miedos y una
situación que es manipulada como por control remoto por el otro padre alienado con
sus hijos.
Cuando hay una separación conyugal, cuando no se ve claramente cuál sería la
terminación del conflicto sino más bien un nuevo ambiente de disputa, es difícil para
los hijos ya que se les derrumba su estructura familiar, están en el aprieto de
asegurar el cariño por lo menos de uno de sus progenitores.
En muchos casos los hijos reciben presiones inconscientes o no tan directas de sus
padres para tomar uno u otro bando y si no lo hacen corren el riego de sentirse
fuera del núcleo familiar, de sentir que “traicionan” a sus padres, pero cuando
toman partido por uno de ellos el sufrimiento de sentir que son desleales se
disminuye a solamente uno de los progenitores. La detección de la violencia
parental no es fácil. El problema con los niños alienados primeramente comienza
con un enfoque primario en el niño, sus conductas observables y obviamente su
relación con sus padres.
Todo esto ayuda al mediador/terapeuta/asistente social, para poder definir si es o
no es un caso de SAP, en caso de que lo sea, para que pueda usar un marco de
102
referencia más inclusivo para evaluar por qué el niño está rechazando a un padre y
se niega a mantener un contacto con el mismo.

El Código Civil y Comercial de la Nación, con nuevas denominaciones, consagró los


contactos familiares como el derecho de comunicación en los arts. 555 y siguientes
[7] .
Así se refiere a que quienes tienen a su cargo el cuidado de personas menores de
edad, con capacidad restringida o enfermas o imposibilitadas, deben permitir la
comunicación de éstos con sus ascendientes, hermanos bilaterales o unilaterales y
parientes por afinidad en primer grado.
De haber oposición, el juez debe resolver lo que corresponda por el procedimiento
más breve que prevea la ley local y establecer, en su caso, el régimen de
comunicación más conveniente de acuerdo a las circunstancias.
En ambos párrafos la norma es imperativa, de modo tal que, aunque obvia, la
diferencia es que no está prevista “puede” y por ende él debe brindar la garantía del
contacto y de la decisión judicial.

Es obvio que lo usual es el mantenimiento del vínculo familiar entre padres e hijos y
que ante determinadas actitudes, actos y hechos que se suscitan, dan lugar a
interferencias en dicha continuidad.
Así, se dan los múltiples casos de impedimento de contacto del progenitor
conviviente con el otro; algunas veces imponiendo situaciones de hecho sin aval
judicial; otras mediante la utilización de las medidas cautelares que habilitan a los
jueces a dictar las; otras, ocultando el propio desequilibrio mediante falsas
acusaciones se apropian de sus hijos en la inteligencia que se ocupan más del
impedimento so pretexto de una evaluación de los menores, dejándose de lado la
evaluación de quien promueve la acción, muchas veces generadora junto a algún
familiar de la escalada judicial que confirma el impedimento de contacto. [8]
Si se pudiese demostrar que la madre o el padre no se encuentran en condiciones
mentales, éticas ni morales para mantener el ejercicio de la tenencia de los hijos
aun siendo denunciante debería realizarse una inmediata evaluación sin perjuicio
del dictado de las medidas que prevén las normas sobre violencia en su caso,
atento a la posible existencia de una falsa denuncia que pone en funcionamiento los
mecanismos jurisdiccionales. [9]
Reiterando lo ya expuesto, [10] muchas veces, al concluir un trámite de divorcio; al
haber obtenido alimentos por acuerdo o sentencia; o al acercarse las fiestas de
cada año; o ante la proximidad de las ferias judiciales de julio y enero, para impedir
el contacto de los menores con el padre no conviviente, se ha generalizado la
proliferación de denuncias de abuso sexual, tema sobre el que IPARRAGUIRRE ha
escrito un artículo enjundioso. [11]

103
Podemos encontrarnos frente a un ``Síndrome de alienación Parental; S.A.P. sobre
el cual se explaya el Dr. Díaz Usandiváras. [12]
En la cruda realidad hay denuncias infundadas a las que hasta que se demuestre la
sinrazón y que el padre denunciado es el más idóneo para ocuparse de los hijos,
será el progenitor sospechado durante el proceso, sea de cautelares, de
suspensión o pérdida de patria potestad, de impedimento de contacto, prohibición
de acercamiento, etc.
Podría darse el caso, frecuente por cierto, en que la madre de los menores padece
un trastorno límite de la personalidad con ideación de tinte paranoide que la afecte;
una actitud omnipotente y negadora de la realidad limitativa de la plena
estructuración de la personalidad del niño y la necesidad de establecer un corte de
la relación simbiótica con la madre para evitar la alienación de los menores.
Una de las sensaciones más humillantes que puede sentir la persona es el ser
anulado, especialmente por nuestros seres más amados, quienes quisimos y en
quienes confiamos plenamente en algún momento importante de la vida. La
supresión en el caso de familias que violentan a uno de sus padres, tiene las
características más crueles y perversas que puede llegar a experimentar un padre o
madre. Este funcionamiento (o disfuncionamiento) familiar, es el mismo que predica
un patrón de alexitimia en los hijos, esa incapacidad de poder identificar sus propios
sentimientos y emociones como consecuencia del trastorno emocional que están o
estuvieron experimentando mezclado con el conflicto de la alienación más la
terrorífica carga de culpa y miedo a no traicionar al padre/madre/familia
aliada. (Larrosa, 2010, págs. 353-376)
La lealtad hacia el padre y la familia alienada.
El rechazo del hijo hacia el padre alienado, la negación para verlo es un fenómeno
clínico del niño con un estridente rechazo hacia el padre alienado, generalmente
acompañado por fuertes resistencias a las visitas paternas/maternas, lo que
originalmente se describe como una alienación patológica entre el padre enojado o
alienador y el hijo. Se puede describir un trastorno diagnosticable durante el
contexto de la disputa por la custodia.
Un niño alienado se puede definir como quien expresa un repudio libre y persistente
en contra del padre alienado con argumentos irracionales, con sentimientos y
creencias negativas como lo podría ser el enojo, odio, rechazo y/o miedo hacia uno
de los padres, sentimientos y acciones que son significativamente
desproporcionados respecto a la relación actual con ese padre/madre.
Las relaciones de los hijos con los padres luego de un divorcio o de una separación
pueden ser catalogadas como positivas o simplemente negativas. Las relaciones
positivas con ambos padres serían las relaciones más sanas y beneficiosas, niños
que valoran a ambos padres y que claramente desean mantener una relación con
ambos padres de igual manera.

104
Alienación a cualquier costo, hasta llegar a un punto de desequilibrio mental en los
hijos.
Es importante tener en cuenta que los niños no tienen que ser testigos directos de
la violencia; el niño solo necesita ver las secuelas de la violencia o quedará a cargo
de un padre víctima que está traumatizado por un severo abuso marital. Y los niños
también pueden ser traumatizados por un acto de violencia que, desde la
perspectiva de un adulto, puede no haber sido muy serio o ingrato.
Algunos niños han experimentado un incidente traumático temprano que involucra
un motivo o abuso excesivo hacia un miembro de la familia que después de la
separación se convierte en una poderosa leyenda familiar que puede contribuir al
desequilibrio mental del niño además del distanciamiento. (Kelly & Johnston, 2001,
págs. 249-266)
Borszomengy-Nagy (2003) escribió “El conflicto de lealtades” donde describe que la
lealtad hacia uno de los padres implica deslealtad hacia el otro. Esto lleva a una
deslealtad dividida en la que el hijo tiene que aceptar su completa fidelidad hacia
uno de sus padres dañando moral y emocionalmente al otro (Bolaños I. , 2002, pág.
26).
Los conflictos aparecen al haber una comunicación complicada entre padres e hijos
como lo serían, entre otros, los mensajes dobles vinculante y las triangulaciones.
Los mensajes de “tienes que ver a tu padre” van conectados con otros
sobreentendidos de “no quiero que lo veas”. Para el hijo lo que está en riesgo es la
pérdida del amor.
La triangulación se relaciona con el problema entre dos personas y un tercer, en
este caso el hijo/a. El niño percibe mensajes incoherentes que le producen
pesadumbre, ansiedad, desconsuelo, incertidumbre y confusión (Bolaños I. , 2002,
pág. 27).
Los niños perciben al divorcio como dos bandos que se pelean y gana el más
fuerte, quien logró quedarse con la guardia y potestad de sus hijos. El poderoso es
el vencedor que logra quedarse en su casa con sus hijos. No en todos los divorcios
los padres incitan a que los hijos tomen bandos, los dobles mensajes ocurren en
casos de padres que comienzan a alienarse con sus hijos.
Es un sentimiento contradictorio y destructivo para los hijos ya que al fin y al cabo
siempre terminan sintiendo que traicionaron a uno de sus padres. Es una disyuntiva
que pocas veces tiene solución, un curso en el cual los niños se encuentran
aprisionados entre ambos padres.
Si no toman un bando finalmente la carga emocional será doble ya que el
sentimiento de traición será hacia ambos padres (Bolaños I. , 2002, pág. 28).
Diferentes escritores e investigadores sobre el tema de alienación parental difieren
sobre las edades en que los hijos son más o menos propensos a los problemas de
fidelidad hacia sus padres. Algunos autores señalan que los hijos son más
propensos cuando son más pequeños entre los 6 y los 8 años (Johnston y
105
Campbell 1998), disminuyendo entre los 9 y los 11 años aunque se han visto casos
de hijos alienados adolescentes jóvenes (Waldron y Joanis, 1996 indican que las
edades más propicias a caer en la alienación son entre los 9 y los 15 años) que
unen sus fuerzas hacia el padre que no abandona el hogar con una lealtad
inquebrantable que puede durar años hasta que puedan llegar a tomar consciencia,
recapacitar y en algunos casos hasta recobrar y salvar la relación con el padre
alejado, en otros casos, simple y sencillamente se pierde dejando en esa pérdida el
enojo, la culpabilidad y más rencores entre los afectados (Kelly & Johnston,
2001, págs. 249-266).
En lo que se refiere al género, los niños tienen más probabilidades de estar
involucrados en temas de lealtades (Johnston y Campbell, 1988). Generalmente los
hijos que viven con el padre/madre del sexo opuesto son los que tienen más
tendencia a caer en problemas de alienación parental debido a la igualdad entre la
lealtad al padre/madre del mismo sexo. Los niños que provienen de familias
separadas son más propensos a desarrollar problemas personales, de conducta,
académicos, etc.

Cuando el divorcio se basa en amenazas, en gritos, miedos y agresiones la


situación se torna diferente. El niño comienza a sentir que se desmorona su mundo,
su estabilidad, lo más importante de su vida, su familia.
Cuando la situación se torna imposible de controlar, los hijos temen perder el amor
de sus padres, su estabilidad y como un impulso por sobrevivir comienzan a tomar
bandos para tener “asegurado” el cariño de uno de sus progenitores, comenzando
una campaña en contra del otro padre/madre que comenzaría a ser el padre
abandonador para sus hijos, aunque la realidad demuestra otra cosa.
La percepción de los hijos cambia, los recuerdos y su historia comienza a
desaparecer así como las ganas de verse con el progenitor alienado, la des
valoración hacia el mismo les da fuerza, fortaleza para sostener el apoyo hacia el
padre/madre alienador. La lealtad ante todo es parte de la supervivencia, la
resistencia para no derrumbarse psíquica y emocionalmente. (Bolaños I. , 2002,
págs. 105-123)
Existen factores que intervienen en la reacción del hijo y que se podrían tratar para
lograr el menor choque y dolor emocional de un divorcio en el hijo. Los hijos sienten
que se les desploma su vida, se sienten vulnerables, hay miedo de perder la
estabilidad con la que vivieron (generalmente) hasta el momento, tener su casa, su
lugar de residencia, continuar en la misma ciudad, colegio, amigos.
Los enojos comienzan, los partidos se reflejan, las convivencias forzadas con
alguno de los padres o familiar del mismo empiezan. Aparece una disminución del
poder y autoridad del padre/madre separado, ese progenitor con el cual los hijos ya
no conviven. El rechazo es general a todo y a todos los que pertenecen al mundo
del padre alienado.

106
El rechazo es hacia absolutamente todo lo que se relacione con el mismo. Desde
rehusar verlo, ver a sus abuelos, primos, amigos en común y nuevas parejas del
padre. Existe la idea o esa percepción de que todo lo que venga de su parte esta
intoxicado, está en contra y con la duda de que sus intenciones son malas y
peligrosas.
Todo el proceso del hijo a tomar partido, bando con uno de los padres está
acompañado por la extraordinaria labor del padre violentador quien exitosamente
logra convencer por medio de manipulaciones, chantajes y mentiras al hijo de que
su otro padre/madre es exactamente todo lo contrario que aparentaba ser.
El padre alienador consciente e inconscientemente crea un conflicto de emociones
en el hijo empujándolo a tomar partido por ellos y a mantener una lealtad, misma
lealtad que le reafirmará al hijo su lugar “seguro” en el mundo. Los signos de hijos
violentados son muy evidentes. Son hijos que sufren una despersonalización para
tomar el lado con el padre alienado, pensar, actuar, herir y hasta mal tratar de igual
manera que el padre/madre alienador, de esta manera ellos se aseguran su lugar,
del lado parental que promete no abandonarlos y les será fiel incondicionalmente.
Es muy común que, si el niño flaquea en manifestar su odio hacia el padre alienado,
pueda amenazar en forma implícita o explícita por su traición. (Bolaños I. , 2002,
págs. 105-106)
El hijo violentado, no tiene participación ni en las decisiones ni en su nivel de
responsabilidad.
Pasa a ser como una extensión del padre/madre alienador, sin cuestionar ninguna
conducta o actitud del padre aliado y en la mayoría de los casos justifica
incongruentemente sus posturas.
Se entiende al hijo que ha sufrido de violencia parental como un sujeto que actúa
por inercia, llega (el hijo) a un momento de tanta insensibilidad que se considera
que su nivel de crueldad (hacia el padre violentado) puede llegar a ser
extremadamente intensa, por su mecanismo de disociación, utilizado como
mecanismo de supervivencia.
Estos mismos niños, no pueden ser vistos como sujetos carentes de conciencia,
pero sí como sujetos abusados por un padre/madre violento/a. Otras de las
características de los hijos violentados es el rechazo hacia el progenitor alejado sin
razones lógicas. En lo que corresponde al maltrato y violencia parental la víctima de
esta inducción es definitivamente el niño que queda sumergido en la vorágine de
descalificaciones y que termina creyendo y haciendo suyas las ideas que se le
incitan.
Este síndrome es un trastorno que se presenta en la niñez y que surge casi
exclusivamente en el contexto de disputa por la custodia del niño. Los niños que
sufren de violencia parental pueden llegar a desarrollar patologías que estén
relacionadas con la ansiedad, con un gran descontrol emocional y en casos
extremos pensamientos suicidas.

107
Como ya se mencionó previamente el niño llega a un nivel de disociación, de una
falta de culpa por su actitud y crueldad en contra del padre alienado, tienen
actitudes y comportamientos que en otras circunstancias estaría totalmente
prohibido.
En estos casos de violencia parental los niños viven una pérdida extremadamente
dolorosa donde se ausentan de su vida uno de sus progenitores, sus abuelos y toda
la familia relacionada con el mismo, como el niño justamente es eso, un niño/a, un
menor no tiene la capacidad para considerar y admitir esa pérdida ni transitar por el
duelo de semejante daño y perdida. Las memorias y recuerdos que pueda tener de
su padre o madre y familia se ven derribados, demolidos. (Bolaños I. , 2002, págs.
110-115)
En muchos casos el niño o la niña es obligado a mentir y decir que el otro
progenitor lo tocó de manera indebida, de esta manera los niños comienzan a tener
un quiebre en su aparato psíquico, una desestabilización emocional que pueden
llegar a desarrollar trastornos fóbicos severos. Ausentándose de sus clases
escolares y absteniéndose de tener contacto con sus compañeros y amigos. En
otros casos puede desarrollarse un cuatro psicótico.
Hay una profunda incapacidad de autocrítica en los padres e hijos alienados. La
idea en realidad es borrar completamente de la vida y recuerdos al padre alienado.
El niño busca una conexión física y emocional con aquella parte de la familia que
considera que puede llegar a no abandonarlo, con la parte de la familia que se
siente emocionalmente conectado, misma parte que en los casos de violencia
parental llegará a manipularlo y a influenciarlo social y psicológicamente a su
conveniencia.
Los niños sienten una profunda tristeza al ver que se les desmorona y destruye su
familia y tienden a alinearse con quien se sienten menos amenazados en
desprotegerlos, sin saber que aunque uno de los padres pida la separación del otro
no está pidiendo la separación de sus hijos, no existe la madurez emocional todavía
para poder identificar las circunstancias que pasa cada uno de los integrantes de la
familia, están en una etapa del desarrollo donde tienen que sobrevivir y se aferran a
quien presienten sea el padre/madre que no les quitará su cariño y protección.
(Bolaños I. , 2002, págs. 110-115)
En muchos casos son los mismos hijos los que ayudan y hasta complementan al
padre alienador los actos que se cometerán en contra del padre víctima. Se
manipulan hechos reales hasta convertirlos en irreconocibles.
Existe dentro de lo que denominamos violencia parental lo que se denomina como
SFM, Síndrome de la Falsa Memoria, que se puede percibir generalmente en hijos
adolescentes o jóvenes que han sido víctimas del chantaje y manipulación del
padre/madre alienador. Hay una creencia persistente en el hijo que ha sido
abandonado por el otro padre, en casos extremos que ha sido abusado
sexualmente en la infancia por el otro padre/madre. Sus bases son absurdas e
ilógicas pero se aferran a esa idea sin tener o poder tener la capacidad de
reflexionar sobre lo que están acreditando
108
El trabajo de la consciencia es lento pero indispensable. Existe la presencia de
argumentos prestados. Uno de los padres bloquea la comunicación entre el otro
padre y sus hijos. Son muy delicados los casos de violencia parental en cuestión a
la custodia.
La custodia compartida de los padres no está recomendada ya que requiere de una
comunicación constante y madura entre los padres la cual no la hay, ya que el
conflicto es grave, un arreglo podría llegar a ser la reversión de la custodia, aunque
esto podría llegar a perjudicar aún más el cuadro fóbico del hijo/a.
Los niños extrañan y lloran en silencio al padre/madre alejado. Los niños quieren y
necesitan a aquel padre que no ven. Los niños temen no volver a ver ni a convivir
con ese padre o madre pero no lo pueden expresar abiertamente ya que se lo
estarían considerando por parte del padre/madre alienador como una traidora. Para
un niño, especialmente los menores de 10 años perder a uno de los padres, su
existencia, es el factor principal de su tristeza.
Son tantos los estados con los que los progenitores y familias involucran al hijo/a,
que en algunos casos la intervención puede llegar a ser extremadamente delicada o
imposible. La mediación de un profesional externo, que esté en contacto con el o
los hijos/as de un matrimonio en crisis, puede llegar a otorgarle a los niños y/o
adolescentes un momento de paz, un hombro o sencillamente una escucha que
necesitan, misma que puede llegar a ser la gran diferencia para aquel menor que
no sabe, que no puede (por todas las condiciones mencionadas previamente en
este capitulo) o que simplemente no quiere lidiar con los pormenores y situaciones
complicadas de sus progenitores. (Bolaños I. , 2002, págs. 115-123)

Es sabido que es primordial el derecho del niño a tener comunicación y contacto


con su padre, ello se desprende de lo dispuesto en el art. 555 del CC.y C., aun en
el caso que el cuidado personal esté pendiente de otorgamiento, y del art. 9 ap. 3
de la Convención de los Derechos de Niño. [13]

Según las posibilidades, sería aconsejable aun habiéndose dictado la medida de


prohibición de acercamiento –en su caso- mandar realizar una evaluación
psicológica con un perito de oficio, las resistencias de quien tiene “en su poder” a
los niños para concurrir, disponiéndose la evaluación de ambos padres y de los
menores en riesgo.

Establecer un plazo breve para la evaluación, sanciones para quien no concurra y


las que faculta el C.C.y C. en el art. 557 [14] para imponer al responsable de
incumplimiento reiterado, medidas razonables para asegurar su eficacia y
determinar en ese lapso entre otras situaciones:

109
Las leyes 24.417 y 12.569 modificada por ley 14.509 [15] de violencia familiar
[16] se refieren y establecen la provisionalidad de las medidas y su duración y tiene
como objeto hacer cesar la situación de violencia, es un trámite cautelar, [17] con
medidas urgentes a tomar.

Con la sanción de la primera ley de protección contra la violencia familiar que lleva
el Nº 24.417 y las sucesivas en distintas provincias de la Argentina se receptó la
posibilidad como “facultad” judicial en la Capital Federal y como “deber” judicial en
la Provincia de Buenos Aires de decretar la exclusión del autor de la violencia de la
vivienda habitación o grupo familiar [18]

Durante años estuvimos regidos por disposiciones expresas que encarnaban el


comportamiento humano en causales de divorcio sujetos a que las agresiones y
molestias estuviesen expuestas y pudiesen probarse, como las de la ley 2393;
mantenidas en la reforma de la ley 17.711 en su artículo 67 al comprender como
tales a la sevicia y a los malos tratamientos.
La sevicia tiene por concepto “crueldad excesiva” y “trato cruel” [19] y
jurisprudencialmente se la ha considerado como todo acto vejatorio realizado
cruelmente, con la intención, el espíritu de inferir un profundo sufrimiento. [20] Sus
caracteres son: a) existencia de ofensa física o moral (elemento objetivo material), y
susceptibilidad de producir un sufrimiento intenso (elemento objetivo psíquico).
Con su derogación y sustitución por imperio de la ley 23.515, las anteriores 7
causales de divorcio se redujeron a 5 y fueron eliminadas la sevicia y los malos
tratamientos por aludir en forma sintética a esta situación, ya que han quedado
subsumidos en estos últimos y en sentido más amplio al mantenerse las injurias
graves causal donde encuentran cabida todas las situaciones que las leyes tienen
previstas y los actos que aún no previstos encajan en ellas. [21]

Se entendía que al ser un hecho tan grave debía analizarse la prueba con
prudencia teniendo en cuenta que la demostración del estado psíquico además de
difícil puede resultar imposible.

Desde la vigencia de la ley 23.515 (1987) hasta la de la ley 24.417 (1995) parecía
no considerarse la violencia psíquica como detonante y base para la procura de
asistencia jurídica y judicial. [23] Al otorgar el derecho de solicitar medidas
cautelares, las actuaciones emergentes de los hechos contemplados en la ley de
violencia familiar, tramitan en forma directa. Al ocuparnos del tema, siempre
hacemos referencia a que la violencia es una situación latente en todos los
conflictos familiares y que, en gran porcentaje, se pone de manifiesto con diversos
disparadores espontáneos. El abanico del diccionario temático es ilimitado y en el
aspecto de la violencia psíquica existen dificultades mayores para acercar al juez
110
un principio de verosimilitud del derecho y el peligro en la demora, según se
considere un proceso cautelar o urgente. Quienes ejercen la discriminación de
género asumen conductas dictatoriales; generalmente se creen iluminados;
autocolocados en un pedestal desde donde avizoran al resto de congéneres y sus
respectivas mujeres no están al alcance de tamaña altura. La ley 26.485, faculta al
juez a ordenar de oficio o petición de parte medidas preventivas de acuerdo a los
tipos y modalidades de violencia contra las mujeres [24] con disposiciones
semejantes a las de la ley 24.417 [25] y ley 12.569 [26] Todas las leyes
mencionadas disponen que el juez (imperativamente en algunas y facultativo en la
de protección de la mujer), requerirá un diagnóstico de interacción familiar
efectuado por peritos de diversas disciplinas para determinar los daños físicos y
psíquicos sufridos por la víctima, la situación de peligro y el medio social y
ambiental de la familia. Las partes podrán solicitar otros informes técnicos. (art. 3
ley 24.417; art. 8 ley 12.569 y art. 29 ley 25.486, siempre que fuere posible). En
todos los casos no siendo las medidas limitativas para el juez, habrá de determinar
la duración de las mismas de acuerdo a las circunstancias del caso, no necesitando
de norma alguna que habilite, a mi juicio, la prórroga o renovación según la
situación lo amerite. Va de suyo que aún si el diagnóstico de interacción familiar
fuese insuficiente, para el supuesto en que el dictamen fije que la denunciante no
se encuentra en condiciones mentales, éticas ni morales para mantener el ejercicio
de la tenencia de los hijos, la medida apropiada aún de oficio debería ser el cambio
del cuidado personal en ejercicio de la responsabilidad parental, o de guarda en
caso, a un pariente, para preservar la psiquis y la salud mental del o los menores.
[27] Tanta protección al núcleo familiar, imprescindible por cierto, más la evolución
del ser humano mujer en distintos órdenes de la sociedad, (estudiantes,
profesionales, ejecutivas, políticas, con cupos en los distintos cargos, etc) ha
introducido en la sociedad por oposición al “machismo” una visión “hembrista”
contradictoria [28] porque en su lucha por “igualdades” han obtenido su cometido,
pero en la lucha judicial se siguen mostrando como víctimas [29] y en muchísimos
casos utilizando a los hijos como botines o trofeos de guerra, desconociendo que
en ambos casos previo a ello hubo muerte, avasallamientos, destrozos, violaciones,
etc. [30] En muchos casos hay progenitores que formulan la denuncia, obtienen la
cautelar y al amparo de la prohibición de contacto se van de vacaciones con los
menores munidos de la protección judicial a modo de coraza, e invocando el interés
superior del o los menores los perjudican notoriamente impidiendo el contacto con
el padre o madre en su caso, en compañía de sus parejas actuales. [31] La
cuestión se torna por demás urgente, atento a que: “Basta lograr una interrupción
temporaria de la relación para que, muy probablemente, esta se convierta en
definitiva. Es muy difícil que el apego de los hijos a su progenitor no se deteriore,
más allá de los 6 meses de la interrupción continua o de los 2 años de interrupción
discontinua.” [32] No son tomadas estas medidas urgentes y a veces, mantener a
los menores bajo la guarda del progenitor inestable mientras transcurre el proceso,
en lugar de reparar el daño causado, por creer a una persona desequilibrada y
ponerle coto, se agrava más aún por permitirlo. [33] Descubrir si el o los menores
han sido influenciados por la madre para sus exposiciones y entrevistas y si han
sido sujetos pasivos de la psicopatía de la aludida progenitora es dificultoso, pero
111
no imposible. Ya a comienzos de la década del nuevo siglo, CÁRDENAS salió a la
palestra jurídica, social e interdisciplinaria, con su artículo: “Al abuso de la denuncia
de Abuso” de cuyo contenido extraigo párrafos atinentes al tema del presente que
son de suma utilidad porque, además, cuando ejercía la magistratura ante la
destructiva relación entre los padres, desapoderar a éstos de los menores para
colocarlos a buen resguardo de ellos hasta que se definieran los parámetros de
equilibrio emocional de quien debía ser guardador/a de sus hijos. [34] Ahora bien,
cuando por distintas circunstancias se ha arribado al estado de revinculación
familiar, es común que quien se había apoderado de sus hijos; realizado falsas
denuncias; cometido impedimento de contacto se vea ante la realidad de colaborar
con la revinculación que debería ser hasta podríamos decir normal, pero como no
se puede acordar con un no cuerdo [35] , prometen brindar colaboración, pero en
la realidad la retacear con diversos artilugios entre los cuales están por ejemplo:
afirmar en una audiencia que hay que terminar con la judicialización del conflicto y
ante el experto llevar a un niño y no al otro; incidir en la mentalidad de sus hijos
para que se nieguen a contactarse con el padre; hacer partícipes del tratamiento a
abuelos controladores; y de una u otra forma mantener alejado al padre de la
revinculación ya que los hijos estuvieron creídos que los hechos sucedieron como
le afirmaron diariamente y se niegan a creer la verdad que implica todo lo contrario.
[36] Aún con informes psicológicos de la madre con dictamen de trastorno de
personalidad caracterizado por inmadurez y orientación paranoide; se encuentra
sobre adaptada a la realidad: permanecen sin adecuada tramitación psíquica
aspectos vitales de su historia que se manifiestan en el hoy cursando crisis
emocional. Que el padre sospechado (¿?) con diagnóstico por el que no se
detectan aspectos confusionales ni bizarros. Angustia y tensión psíquica ante la
falta de contacto con sus hijos. No se detectan manifestaciones de organicidad.
Juicio de realidad normal. Tipo de pensamiento orientado a lo teórico, detallista y
minucioso. Personalidad de base neurótica con rasgos obsesivos y marcado
narcisismo; recursos yoicos suficientes para la integración, cohesión y síntesis,
interferidos en su rendimiento por falta de adecuada diferenciación y discriminación
del entorno; tendencia a la pasividad. A pesar de todo ello, al inicio del proceso, se
mantiene a los niños bajo la guarda de la madre a quien se le otorgara el ejercicio
de la tenencia. Es importante tener en cuenta que el régimen de contacto no sólo
pertenece a los progenitores, sino también al hijo y fue reconocido por nuestro país
al incorporar la Convención sobre los Derechos del Niño (art. 75 inc. 22 de la C.N.);
que no se trata solamente del contacto periódico entre el menor y sus padres, sino
de mantener relaciones afectuosas y una sincera comunicación que consolide –
desde lo afectivo y emocional- el lazo que existe por vía sanguínea; que también
debe estimularse y alimentar la vinculación con la familia del progenitor no
conviviente, primos, tíos y abuelos; que los encuentros con el padre o madre deben
continuar ante la falta de prueba concreta sobre la posible comisión de un delito por
parte de uno de ellos cuando de las conclusiones psicodiagnósticas y
eventualmente psiquiátricas, indiquen que no es incapaz de ejercer el rol paterno.
[37] Reiterando conceptos debemos evitar los abusos en el proceso [38] cuando
ante cualquier petición de las partes se remitan las actuaciones al Defensor Pupilar
o se dilate la toma de decisiones a las resultas del dictamen de un psicólogo;
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informe de la Asistente Social del Juzgado; o evaluaciones de departamentos
afines, que por “sus tiempos” retiene el expediente por lapsos prolongados mientras
los menores pueden permanecer “en riesgo” al cuidado del progenitor no idóneo.
[39] Ya en la época de “Las partidas” se consignaba: “Proem: Preguntas hacen los
jueces a las partes en el juicio para saber la verdad del pleito. E aunque las hagan
con premia de jura, tanta es la maldad de algunos hombres, que cuidando librarse
las demandas que les hacen, niegan la verdad de ellas….” [40] Anhelamos mayor
celeridad en la averiguación de la verdad, para evitar perjuicios a los menores, no
obstante la utilización de la remanida expresión, que todo se realiza en el “interés
superior del niño” adaptando similar dicho de la Convención Internacional de los
Derechos del Niño. [41] Al respecto destaco la diferenciación que realiza
GUAHNON [42] ponderando el “interés familiar” del “interés superior del niño”, el
primero sintetizado en el art. 721 inc. a) del C.C.y C. como en los arts. 471, 506,
522 y 645 del mismo cuerpo legal y el segundo que recepta la Convención en los
arts. 706; 113 inc. c) 595, inc. a), 621 y 639 inc. a) del C.C.y C. Desde la vigencia
de la ley 24.270 (principios de diciembre de 1993) se inició un largo camino para
poner límites a los padres o terceros, que ilegalmente impidiere u obstruyen el
contacto de menores de edad con sus padres no convivientes. [43] A mi juicio son
importantes para el tópico que tratamos el art. 1º en cuanto a la aplicación y el art. 9
de la Convención en los incisos 1, 2 y especialmente el 3 en cuanto al contacto, que
para evitar su búsqueda los transcribo a continuación: Art. 1.- Para los efectos de la
presente Convención, se entiende por niño todo ser humano menor de dieciocho
años de edad, salvo que, en virtud de la ley que le sea aplicable, haya alcanzado
antes la mayoría de edad. Art. 9.- Inciso 1º: Los Estados partes velarán porque el
niño no sea separado de sus padres contra la voluntad de éstos, excepto cuando, a
reserva de revisión judicial, las autoridades competentes determinen, de
conformidad con la ley y los procedimientos aplicables, que tal separación es
necesaria en el interés superior del niño. Tal determinación puede ser necesaria en
casos particulares, por ejemplo, en los casos en que el niño sea objeto de maltrato
o descuido por parte de sus padres o cuando éstos viven separados y debe
adoptarse una decisión acerca del lugar de residencia del niño. Art. 9.- Inciso 2.- En
cualquier procedimiento entablado de conformidad con el párr. 1 del presente
artículo, se ofrecerá a todas las partes interesadas la oportunidad de participar en él
y de dar a conocer sus opiniones. Art. 9.- Inciso 3. Los Estados partes respetarán el
derecho del niño que esté separado de uno o de ambos padres a mantener
relaciones personales y contacto directo con ambos padres de modo regular, salvo
si ello es contrario al interés superior del niño. Es sabido que, en los conflictos
familiares, generalmente algunos padres consideran a sus hijos, como expresara
supra, como prendas o trofeos de guerra y los utilizan con afán sobreprotector en
algunos casos y con cierta maldad en otros, para evitar el contacto con el otro
progenitor que no habita el inmueble -haya sido o no el otrora hogar conyugal-. Se
da una situación por demás peculiar en las fiestas cercanas al fin de cada año, y la
disputa sobre con quién pasarán los menores nochebuena/navidad y fin de año y
principio del siguiente. Todas las variantes imaginables son pocas, ante las
requisitorias que se producen en cada grupo familiar, razón por la cual no existen
parámetros ni estadísticas. Hay quienes pretenden “tener” a los chicos consigo en
113
la nochebuena, cediendo el día de navidad a partir del medio día, para “acordar”
como moneda de cambio que estén con el otro/a la noche del 31 de diciembre y
“tenerlos” el 1* de enero a partir de las 12 hs. Hay quienes pretenden “tener” a los
chicos consigo nochebuena y navidad, acordando que estén con el otro fin de año
completo incluido el primero de enero feriado. Hay quienes quieren estar en ambas
festividades con los menores y “pelean” por obtener una visita hasta las 22 hs. para
llevarlos a la otra casa y viceversa en la otra fecha. [44] En fin, nos encontramos
con cuestiones que podrían ser atendibles cuando se trata de grupos familiares que
vivan en la misma jurisdicción. Los problemas ocurren cuando uno vive v.gr. en
Lanús y el otro en Tigre y carecen de medios de movilidad y que, aunque los
tuviesen no se podría dar el último supuesto enunciado porque no habría tiempo de
retornar y se la pasaría viajando. Lo peculiar es que, en las proximidades de las
fiestas la gente se transforma por causas diversas: nostalgia; soledad; agresividad;
egoísmo: envidia; resentimiento -tan unido a la anterior-; etc... y se producen actos
no previstos, como el de “fugarse” con los hijos a lugares distantes; no reintegrarlos
en la fecha convenida y hacerlo más tarde; que dárselos en ambas fechas; impedir
de una u otra forma que el otro padre/madre tenga contacto y pueda disfrutar la
compañía del mismo y los suyos; y especular con la proximidad de la feria judicial
intentando obtener ventajas de hechos consumados en la inteligencia que habrán
de ser respetados en el futuro. Para la configuración del delito se requiere que el
autor obre con dolo, de manera arbitraria y abusiva. El delito previsto y reprimido
por la ley 24.270, requiere que el autor del impedimento del contacto entre el padre
e hijo obre de manera arbitraria, abusiva y sin razón justificada. Si bien la norma,
objetivamente, parece proteger los derechos de mantener el contacto de los padres
no convivientes con sus hijos, el fin último es el de afianzar una adecuada
comunicación filial para lograr la cohesión efectiva y eficaz de los vínculos
familiares y lograr el desarrollo de una estructura sólida y equilibrada del psiquismo
de los menores. [45] Con denominación anterior a la actual, se ha resuelto que la
carencia de un domicilio fijo, la inasistencia de la menor al ciclo escolar y el
incumplimiento por parte la imputada del régimen de visitas pactado, acreditan el
dolo de aquélla dirigido a impedir el contacto de la hija menor de edad con el padre
no conviviente (art. 1, de la ley 24. 270). Con ello, el procesamiento de la imputada
en orden al delito de impedimento u obstrucción de contacto de los hijos menores
con sus padres no convivientes (arts. 1 de la ley 24.270 y 306 del C.P.P.N.), debe
ser confirmado. [46] Además, se tiene en cuenta en algunos casos la voluntad del
menor. El delito de impedimento de contacto físico tipificado en el art. 1° de la ley
24.270, es un delito doloso, es decir requiere del conocimiento y voluntad por parte
del sujeto activo de impedir el contacto físico entre padres e hijos no convivientes.
El dolo precisa tanto del saber, como de la voluntad de realizar el tipo objetivo (*). Si
no se ha acreditado que la imputada, madre de la menor, haya impedido u
obstruido dolosamente el contacto de ésta con su padre y si surge que sería la
propia menor quien se niega a mantener contacto con el querellante; corresponde
homologar el sobreseimiento dispuesto por aplicación del art. 336, inc. 4°, C.P.P.N.
[47] "No es posible afirmar en base a la prueba agregada en la causa que la
imposibilidad del denunciante de ver a su hija sea reprochable al accionar de V.,
pues no se vislumbra en la especia dolo de la encausada dirigido a impedir el
114
contacto de la menor con su padre." "Ha quedado evidenciado en autos
que la menor ha decidido firmemente interrumpir el contacto con su progenitor
Asimismo, la actitud favorable alegada por la madre a los fines de no interrumpir las
visitas se ve evidenciada por la actividad desplegada por V. en el expediente civil a
fin de modificar el régimen establecido oportunamente a fin de buscar la mejor
solución para la situación familiar." "El accionar reprochado luce
tendiente a preservar el estado de salud físico y psíquico de la menor y por tal
circunstancia no puede señalarse como delictivo." "No debe perderse de
vista la legislación internacional sobre derecho de menores, a la que adhiriera
nuestro país, que establece el sistema de protección integral del niño el cual debe
posicionarse como principio vector de toda decisión judicial donde se vean
envueltos los derechos de la minoridad." "En tal sentido, resulta
impropio exigir a la imputada que obligue a su hija a cumplir a pie juntillas un
régimen de visitas al cual la menor se opone abiertamente y que se presenta
perjudicial para ella, circunstancias objetivamente comprobables por las
manifestaciones y los cambios de actitudes de la niña al entrar en conocimiento del
mismo." "Expedirse de otro modo acarrearía un perjuicio injustificado
para el bien jurídico a cuya protección se endereza la norma presuntamente violada
y, particularmente, para el interés superior de la menor involucrada." [48] En
lo que respecta a la competencia penalmente se ha orientado, no obstante
excepciones, al amparo del “interés superior del niño” al del lugar donde se ha
mudado aún sin autorización, lo que a mi juicio premia al padre o madre autor del
traslado y so pretexto de beneficiar al menor se perjudica al otro llevándolo a litigar
o contactarse a distancias que a la postre tornan cada vez más espaciados los
encuentros. En reciente fallo, nuestro más alto Tribunal hubo de dirimir una cuestión
de competencia promovida por un magistrado de la provincia de Corrientes en
relación a un juez nacional en lo civil de familia, haciendo mérito de las medidas
cautelares obtenidas en esta jurisdicción entre otras consideraciones ante la
decisión de la madre de la menor de afincarse en la localidad de Mercedes,
Corrientes. [49] No por haberse reanudado el contacto y las visitas puede
interpretarse como carencia de tipicidad en la conducta previa. La restauración del
contacto tiene por finalidad poner límite a una situación irregular pero no implica
purgar el accionar doloso desde el impedimento hasta la reanudación del trato.
"La reanudación de las visitas no implica la atipicidad de la conducta previa.
La restauración del contacto entre padre e hijo, prevista en el art. 3 de la ley 24.270,
tiene como finalidad poner fin a una situación irregular que podría llegar a
encuadrar en el delito denunciado, más ello no borra el accionar anterior y el tiempo
que ese vínculo haya permanecido obstruido." "Por ello, corresponde
investigar si existió un accionar doloso por parte de la imputada, y debe revocarse
el auto que dispuso su sobreseimiento." [50] Concluyendo la Justicia
Nacional en lo Criminal y Correccional de la Capital Federal en primera instancia,
en la mayoría de los casos entiende que con la “audiencia de contacto” termina la
actividad jurisdiccional represiva, razón por la cual con los elementos aportados y
asumiendo el rol de querellante el o la denunciante podrán acceder a la Cámara
para –en su caso- continuar con la investigación del delito que se imputa al padre o
madre conviviente y en su caso a la pareja que colaboró, recordando que el mismo
115
está incluido en las acciones dependientes de instancia privada. Y de haber
sustanciación previa ante la Justicia Civil, en algunos casos, previa imposición de
un régimen de contacto de entre 30 y 90 días, sobreseyendo al o la denunciado/a,
se desprenden de las actuaciones remitiendo las constancias al juzgado de familia
interviniente. [51] Alienación parental. Se ha llegado a considerar que el SAP es un
invento pseudocientífico usado principalmente para enmascarar el abuso infantil,
aunque hay jueces en diferentes países y estados que aceptan y consideran su
teoría sobre el S.A.P. No se intenta respaldar la versión de Gardner ni discutir la
veracidad del término S.A.P. (Síndrome de Alienación Parental) sino destacar el
impacto que tiene en los hijos de padres separados o divorciados las malas
prácticas, discusiones, comentarios de uno de los padres hacia el otro triangulando
por medio de los hijos. El tema en sí se enfoca clara y directamente en el daño y
perjuicio que sufren los hijos/as, a corto, mediano y largo plazo de sus vidas al tener
que experimentar a la fuerza diferentes situaciones de violencia, en su familia y
hogar. Se entiende que el denominado Síndrome de Alienación Parental no se
sustenta en criterios científicos validables, por eso mismo es necesario buscar sus
bases en criterios ideológicamente fundados. Un método posible para analizar la
ideología latente es tomar las afirmaciones contenidas en la descripción del S.A.P.
y preguntarnos ante cada una de ellas cuál es el sesgo ideológico que se evidencia.
Sea o no sea científicamente defendible la realidad es clara: la violencia del
progenitor (sea padre o madre) que desprestigia al otro progenitor, genera temor y
ansiedad en los niños y debería haber soluciones lógicas y herramientas concretas
para poder trabajar sobre el tema apoyando a reducir el daño hacia los niños/as
que viven en medio de una lucha entre los padres. Lo que es un hecho, que existe y
que sufren en este tipo de situaciones son los niños/as que, habiendo
experimentado diversas formas de abuso primario o secundario (ya sea como
víctimas o como testigos), experimentan temor y rechazo por quien ha ejercido esos
abusos. Los sistemas familiares abusivos, disfuncionales, menos-que-nutricios,
crean niños que se convierten en adultos codependientes. Reforzar los límites,
reforzar y recobrar el control y la abstinencia, la cual es esencial, hacia el mal trato
de terceros, hará que el adulto afectado definitivamente marque sus pautas, sus
propios límites y logre quebrar esa alienación voraz en su contra y paralelamente
baje el nivel de enfermedades psíquicas, emocionales, mentales, físicas derivadas
de temas no resueltos ni tratados con anterioridad. [52] La intervención adecuada
de un profesional, educador, aunque sea una influencia temporal hacia el hijo/a,
puede destacar un impacto favorable y positivo en el niño/a donde él/ella pueda
sentirse reconfortado, escuchado, mirado pero especialmente contenido. El mínimo
contacto que pueda haber entre el niño/a y su maestro/a llega a ser positivo; son
momentos de paz en los que el niño/a puede sentir un soporte y escucha
incondicional, neutra, donde el eje y lo importante es él/ella y desde allí se logre
construir un soporte hacia lo demás que tenga que enfrentar fuera del horario
escolar o de la actividad donde se encuentre. Concluimos considerando que
cualquiera sea la denominación, la alienación parental existe, se configura entre
otros, con los comportamientos descritos y emergiendo de la siniestralidad de las
conductas, hace daño primordialmente a los hijos y demás seres queridos. (*)
Profesor Adjunto Consulto de Derecho Procesal Civil de la Facultad de Derecho de
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la UBA. Docente desde hace 55 años de la materia en dicha Facultad. Abogado en
ejercicio desde hace 57 años. Ex Subdirector del Departamento de Derecho
Procesal de dicha Facultad. Docente de Derecho Procesal Civil en el Programa de
Perfeccionamiento en el Ejercicio Profesional en dicha Facultad. Presidente de la
Comisión de Derecho Procesal de la AABA. Director y Docente del Curso de
Iniciación Profesional Área Procesal Civil y Comercial de dicha Entidad. Ex docente
de la Escuela de Iniciación profesional del CPACF. Ex Profesor Adjunto de Derecho
Procesal en las facultades de derecho de las Universidades de Belgrano y El
Salvador. Ex Subdirector de Doctrina Judicial de Editorial La Ley. Ex Director de la
Sección Procesal del Instituto de Asuntos Legislativos de la Federación Argentina
de Colegios de Abogados. Miembro de la Asociación Argentina de Derecho
Procesal. Miembro de la Sección Procesal de la primera Comisión de 26 Juristas
del país, designada por el Ministerio de Justicia de la Nación para el Digesto
Jurídico Nacional. Miembro del Instituto de Derecho Procesal de la Academia
Nacional de Derecho y Ciencias Sociales. Profesor de Derecho Procesal en la
Carrera de Derecho de Alta Tecnología en la Universidad Católica Argentina. Autor
de más de 280 trabajos sobre la materia; disertante en Jornadas, Cursos y
Conferencias en Capital e interior del país. Designado "Profesor Consulto
" por el Consejo Superior de la Universidad Nacional de Buenos Aires el 29-
06-06 y nueva designación de "Profesor Consulto " por Resolución C.S.
7958 del 27-11-13. Designado Profesor Honorario de la Universidad Abierta
Interamericana desde noviembre 2014. Designado Miembro Honorario de la
Asociación Argentina de Derecho Procesal. Distinguido por el Rector y el C.S. de la
U.B.A. por su docencia durante 50 años ininterrumpidos en la Facultad de
Derecho.- (**) Licenciada en Psicología. Especialidad en intervención terapéutica
en adictos. Maestría en el “Estudio de las Adicciones” (en curso). Diplomada en
“Psicodiagnóstico en el Abuso Sexual Infantil”. Diplomada en “Adolescencia”.
Técnicas en el manejo de grupos. Tesina aprobada del IMP Instituto Mexicano de la
Pareja. Dr. Mariano Barragán). México. [1] Bolaños I, 2002, págs. 28/29 Ver
Biblioteca al final. [2] Aguilar, S.A.P.2006, págs.31/24. Ver Biblioteca al final. [3]
Aguilar, S.A.P. 2006, págs. 50/52. Ver Biblioteca al final. [4] Bolaños, 2002, pág.
30. Ver Biblioteca al final. [5] SIRKIN, Betina. Tesina. Psicóloga Clínica, Profesora
de Life Skills y del área socio emocional (herramientas de vida para jóvenes,
adolescentes y padres de familia). Instituto Mexicano de la Pareja..Dr. Mariano
Barragán México. [6] REYES & GUZMÁN, 2015, pág. 133. Ver Biblioteca al
final. [7] C.C.y C. ARTÍCULO 555.- Legitimados. Oposición. Los que tienen a su
cargo el cuidado de personas menores de edad, con capacidad restringida, o
enfermas o imposibilitadas, deben permitir la comunicación de estos con sus
ascendientes, descendientes, hermanos bilaterales o unilaterales y parientes por
afinidad en primer grado. Si se deduce oposición fundada en posibles perjuicios a la
salud mental o física de los interesados, el juez debe resolver lo que corresponda
por el procedimiento más breve que prevea la ley local y establecer, en su caso, el
régimen de comunicación más conveniente de acuerdo a las circunstancias. C.C.y
C ARTÍCULO 556.- Otros beneficiarios. Las disposiciones del artículo 555 se
aplican en favor de quienes justifiquen un interés afectivo legítimo. [8] SIRKIN,
Eduardo “Impedimento de los hijos menores con su padre o madre no conviviente”
117
elDial.com - DC94A [9] Acerca del derecho de comunicación familiar, su
impedimento, el S.A.P. y la competencia Citar: elDial.com - DC230 [10] SIRKIN,
Eduardo “¿Se puede acordar con un no cuerdo?” elDial- DCF48 [11]
IPARRAGUIRRE, Diego "El régimen de comunicación de los hijos con el
padre no conviviente. Consecuencias y posibles soluciones de las denuncias por
Abuso Sexual de un padre contra el otro" Citar: elDial.com - DC443 [12] DÍAZ
USANDIVÁRAS, Carlos M. [5]"El síndrome de alienación parental. Una forma
sutil de violencia en el post-divorcio", ficha del Seminario intensivo de
Psicología Forense, dictado en el Colegio de Psicólogos de San Isidro en 1993.
(citado por IPARRAGUIRRE). [13] Ley 23.849 de Aprobación de la Convención de
los Derechos del Niño. Buenos Aires, 27 de Septiembre de 1990. APROBACION
DE LA CONVENCIÓN DE LOS DERECHOS DEL NIÑO. BOLETIN OFICIAL -
22/10/1990 Artículo 9 Convención de los Derechos del Niño: 1. Los Estados Partes
velarán por que el niño no sea separado de sus padres contra la voluntad de éstos,
excepto cuando, a reserva de revisión judicial, las autoridades competentes
determinen, de conformidad con la ley y los procedimientos aplicables, que tal
separación es necesaria en el interés superior del niño. Tal determinación puede
ser necesaria en casos particulares, por ejemplo, en los casos en que el niño sea
objeto de maltrato o descuido por parte de sus padres o cuando éstos viven
separados y debe adoptarse una decisión acerca del lugar de residencia del niño. 2.
En cualquier procedimiento entablado de conformidad con el párrafo 1 del presente
artículo, se ofrecerá a todas las partes interesadas la oportunidad de participar en él
y de dar a conocer sus opiniones. 3. Los Estados Partes respetarán el derecho del
niño que esté separado de uno o de ambos padres a mantener relaciones
personales y contacto directo con ambos padres de modo regular, salvo si ello es
contrario al interés superior del niño. 4. Cuando esa separación sea resultado de
una medida adoptada por un Estado Parte, como la detención, el encarcelamiento,
el exilio, la deportación o la muerte (incluido el fallecimiento debido a cualquier
causa mientras la persona esté bajo la custodia del Estado) de uno de los padres
del niño, o de ambos, o del niño, el Estado Parte proporcionará, cuando se le pida,
a los padres, al niño o, si procede, a otro familiar, información básica acerca del
paradero del familiar o familiares ausentes, a no ser que ello resultase perjudicial
para el bienestar del niño. Los Estados Partes se cerciorarán, además, de que la
presentación de tal petición no entrañe por sí misma consecuencias desfavorables
para la persona o personas interesadas. [14] C.C.y C. ARTÍCULO 557.- Medidas
para asegurar el cumplimiento. El juez puede imponer al responsable del
incumplimiento reiterado del régimen de comunicación establecido por sentencia o
convenio homologado medidas razonables para asegurar su eficacia. [15] LEY
14.509 Prov. Bs..AS.. ARTÍCULO 1°: Modifícanse los artículos 1°, 4º, 6º, 7º, 8º, 9º,
10, 11, 12, 13, 14, 18 y 19 de la Ley 12569 y sus modificatorias, los que quedarán
redactados de la siguiente manera:…. [16] SIRKIN, H. Eduardo “Acerca de la
medida autosatisfactiva” Comentario en Revista de Derecho de Familia de Abeledo-
Perrot nº 14, pag. 255. [17] “La ley 24.417 tiene por finalidad hacer cesar el
riesgo que pesa sobre las víctimas, evitándoles el agravamiento de los perjuicios
concretos derivados del maltrato que se cierne sobre ellas, mediante la adopción de
medidas eficaces, urgentes y transitorias.” CNCiv., Sala A, mayo 21, 1996. - K., G.
118
N. c. B., E. A.), La Ley, 1997B, 517 “El trámite previsto por la ley de protección
contra la violencia familiar 24.417 es esencialmente cautelar”. CNCiv., Sala C, mayo
20, 1997. - V ., F. c. S., J.), La Ley, 1997E, 572. [18] Ley 24.417 art. 4º inc. a) y Ley
12.569 Prov. Bs. As. art. 7 inc. a). [19] Diccionario de la Lengua Española,
Vigésima Edición, 1984, tº II, pag. 1241. [20] SIRKIN, H. Eduardo “La sevicia como
causal anterior y sus efectos actuales en causales de divorcio, D.J. 1996-2, pag.
635 [21] SIRKIN, H. Eduardo “Presunciones en la violencia psíquica y en los
conflictos familiares” Rev. de Derecho de Familia, LexisNexis, nº 28, pag. 121 y sig.
[22] Siendo la sevicia uno de los hechos más graves que pueden producirse en el
transcurso de la vida conyugal, ya que por su propia naturaleza es susceptible de
destruir en forma definitiva el afecto entre los esposos, resulta evidente que debe
procederse con suma prudencia en el análisis de la prueba referida al propósito de
hacer sufrir con que ha obrado el cónyuge, sin dejar de computar que la
demostración de ese estado psíquico es muchas veces difícil, cuando no
imposible. ( CNCiv. ,SALA D , diciembre 20 - 979 --- Ch., H. E. c. N. de Ch., M.) LA
LEY, 1980-C, 18 - ED, 88-625 [23] SIRKIN, Héctor Eduardo “Enfoques y conceptos
sobre la ley 24.417 de Violencia Familiar” Revista de Doctrina, Año 1, número 2 de
mayo de 2000 Temas de Derecho Procesal del Colegio Público de Abogados de la
Capital Federal, pag. 102. [24] Ley 26.485 Art. 26.- Medidas preventivas urgentes.
Durante cualquier etapa del proceso el/la juez/a interviniente podrá, de oficio o a
petición de parte, ordenar una o más de las siguientes medidas preventivas de
acuerdo a los tipos y modalidades de violencia contra las mujeres definidas en los
artículos 5º y 6º de la presente ley: a. 1. Ordenar la prohibición de acercamiento del
presunto agresor al lugar de residencia, trabajo, estudio, esparcimiento o a los
lugares de habitual concurrencia de la mujer que padece violencia; a.2. Ordenar al
presunto agresor que cese en los actos de perturbación o intimidación que, directa
o indirectamente, realice hacia la mujer; a.3. Ordenar la restitución inmediata de los
efectos personales a la parte peticionante, si ésta se ha visto privada de los
mismos; a.4. Prohibir al presunto agresor la compra y tenencia de armas, y ordenar
el secuestro de las que estuvieren en su posesión; a.5. Proveer las medidas
conducentes a brindar a quien padece o ejerce violencia, cuando así lo requieran,
asistencia médica o psicológica, a través de los organismos públicos y
organizaciones de la sociedad civil con formación especializada en la prevención y
atención de la violencia contra las mujeres; a.6. Ordenar medidas de seguridad en
el domicilio de la mujer; a.7. Ordenar toda otra medida necesaria para garantizar la
seguridad de la mujer que padece violencia, hacer cesar la situación de violencia y
evitar la repetición de todo acto de perturbación o intimidación, agresión y maltrato
del agresor hacia la mujer. b) Sin perjuicio de las medidas establecidas en el inciso
a) del presente artículo, en los casos de la modalidad de violencia doméstica contra
las mujeres, el/la juez/a podrá ordenar las siguientes medidas preventivas urgentes:
b.1. Prohibir al presunto agresor enajenar, disponer, destruir, ocultar o trasladar
bienes gananciales de la sociedad conyugal o los comunes de la pareja conviviente;
b.2. Ordenar la exclusión de la parte agresora de la residencia común,
independientemente de la titularidad de la misma; b.3. Decidir el reintegro al
domicilio de la mujer si ésta se había retirado, previa exclusión de la vivienda del
presunto agresor; b.4. Ordenar a la fuerza pública, el acompañamiento de la mujer
119
que padece violencia, a su domicilio para retirar sus efectos personales; b.5. En
caso de que se trate de una pareja con hijos/as, se fijará una cuota alimentaria
provisoria, si correspondiese, de acuerdo con los antecedentes obrantes en la
causa y según las normas que rigen en la materia; b.6. En caso que la víctima fuere
menor de edad, el/la juez/a, mediante resolución fundada y teniendo en cuenta la
opinión y el derecho a ser oída de la niña o de la adolescente, puede otorgar la
guarda a un miembro de su grupo familiar, por consanguinidad o afinidad, o con
otros miembros de la familia ampliada o de la comunidad. b.7. Ordenar la
suspensión provisoria del régimen de visitas; b.8. Ordenar al presunto agresor
abstenerse de interferir, de cualquier forma, en el ejercicio de la guarda, crianza y
educación de los/as hijos/ as; b.9. Disponer el inventario de los bienes gananciales
de la sociedad conyugal y de los bienes propios de quien ejerce y padece violencia.
En los casos de las parejas convivientes se dispondrá el inventario de los bienes de
cada uno; b.10. Otorgar el uso exclusivo a la mujer que padece violencia, por el
período que estime conveniente, del mobiliario de la casa. [25] Ley 24.417 Art. 4º
— El juez podrá adoptar, al tomar conocimiento de los hechos motivo de la
denuncia, las siguientes medidas cautelares: a) Ordenar la exclusión del autor, de
la vivienda donde habita el grupo familiar; b) Prohibir el acceso del autor, al
domicilio del damnificado como a los lugares de trabajo o estudio; c) Ordenar el
reintegro al domicilio a petición de quien ha debido salir del mismo por razones de
seguridad personal, excluyendo al autor; d) Decretar provisoriamente alimentos,
tenencia y derecho de comunicación con los hijos. El juez establecerá la duración
de las medidas dispuestas de acuerdo a los antecedentes de la causa. [26] Ley
12.569 / Texto por Ley 14.509 Art. 7: El juez o jueza interviniente deberá resolver de
oficio o a petición de parte, teniendo en cuenta el tipo de violencia y con el fin de
evitar su repetición, algunas de las siguientes medidas: a) Ordenar al presunto
agresor el cese de los actos de perturbación o intimidación contra la o las víctimas.
b) Ordenar la prohibición de acercamiento de la persona agresora al lugar de
residencia, trabajo, estudio, esparcimiento o lugares de habitual concurrencia de la
persona agredida y/o del progenitor/a o representante legal cuando la víctima fuere
menor o incapaz, fijando a tal efecto un perímetro de exclusión para permanecer o
circular por determinada zona. c) Ordenar la exclusión de la persona agresora de la
residencia donde habita el grupo familiar, independientemente de la titularidad de la
misma. d) Ordenar a petición de quien ha debido salir del domicilio por razones de
seguridad personal su reintegro al mismo, previa exclusión del presunto agresor. e)
Ordenar la restitución inmediata de los efectos personales de la parte peticionante,
si ésta se ha visto privada de los mismos por hechos de violencia familiar,
solicitando a tal efecto el auxilio de la fuerza pública a fin de garantizar la efectiva
protección de la persona agredida. f) Ordenar las medidas necesarias para
garantizar la seguridad de la/s persona/s agredidas/s, en su domicilio. g) Ordenar la
fijación de una cuota alimentaria y tenencia provisoria si correspondiere, de acuerdo
a los antecedentes obrantes en la causa y según las normas que rigen la materia.
h) Ordenar en caso en que la víctima fuere menor de edad o incapaz otorgar su
guarda provisoria a quien considere idóneo para tal función, si esta medida fuere
necesaria para su seguridad psicofísica y hasta tanto se efectúe un diagnóstico de
la situación. La guarda se otorgará a integrantes del grupo familiar o de la
120
comunidad de residencia de la víctima. Deberá tenerse en cuenta la opinión y el
derecho a ser oído/a de la niña/o adolescente. i) Ordenar la suspensión provisoria
del régimen de visitas. j) Ordenar el inventario de los bienes gananciales de la
sociedad conyugal y de los bienes propios de quien ejerce y de quien padece
violencia. En los casos de parejas convivientes se dispondrá el inventario de los
bienes de cada uno. Asimismo si fuere necesario y por el período que estime
conveniente el juez o jueza interviniente otorgará el uso exclusivo del mobiliario de
la casa a la persona que padece violencia. k) Prohibir al presunto agresor enajenar,
disponer, destruir, ocultar o trasladar bienes gananciales de la sociedad conyugal o
los comunes de la pareja conviviente. Prohibir al presunto agresor la compra y
tenencia de armas y ordenar el secuestro de las que estuvieran en su posesión. m)
Proveer las medidas conducentes a fin de brindar a quien padece y a quien ejerce
violencia y grupo familiar, asistencia legal, médica, psicológica a través de
organismos públicos y entidades no gubernamentales con formación especializada
en la prevención y atención de la violencia familiar y asistencia a la víctima. n) Toda
otra medida urgente que estime oportuna para asegurar la custodia y protección de
la víctima. El juez o jueza deberá adoptar las medidas dentro de las cuarenta y
ocho (48) horas de haber tomado conocimiento de la situación de violencia.

https://violenceagainstchildren.un.org/sites/violenceagainstchildren.un.org/files/docu
ment_files/world_report_on_violence_against_children_sp.pdf
Comentario: Es aquella que se realiza de progenitor hacia progenitor con el fin de
un tipo de rechazo sin ningún tipo de justificación. Este es realizado con el derecho
a la tendencia de su propio hijo, sin embargo, esta conducta es la que se presenta
de ambos lados por parte de los padres.
En estos tipos de casos se presenta una conducta de temor hacia el otro, siendo
así una víctima de violencia familiar.

LA TERAPIA OCUPACIONAL Y LA INTERVENCIÓN TEMPRANA.

La terapia Ocupacional estudia el desempeño ocupacional, el cual fue definido


como “La capacidad de elegir, organizar y desempeñar de manera satisfactoria
ocupaciones significativas definidas por la cultura y adecuadas a la edad para el
auto cuidado, el disfrute de la vida y para contribuir con el entramado social y
económico de la comunidad.
Resultado de una interacción dinámica entre persona, entorno y ocupación a lo
largo de la vida del sujeto” .

121
Cuando se piensa en personas en situación de vulnerabilidad, es preciso evaluar
desde donde se las mira. Al brindar abordajes integrales, no se puede dejar de lado
las circunstancias de la persona, el contexto y el valor que se le da a la ocupación.
Comentario: considerando así como metodología que es utilizada para resolver
todo tipo de limitaciones y su trascendencia, en aquel bienestar físico, psicológico y
social, siendo asi una intervención terapéutica.

LA ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD


Las actividades de la Asamblea Mundial de la Salud con respecto a la violencia
contra los niños y niñas también reflejan un compromiso de los gobiernos y
constituyen una fuerte plataforma para hacerle frente complementando a los
Derechos Humanos. El mandato de salud pública para abordar la violencia contra
los niños y niñas se fundamenta en el mandato más amplio de la Organización
Mundial de la Salud de prevención de toda forma de violencia. La Asamblea
Mundial de la Salud, órgano rector de la Organización Mundial de la Salud, declaró
en la resolución WHA 49.25 (1996) que la violencia es uno de los principales
problemas mundiales de salud pública y expresó particular preocupación por los
niveles de violencia contra las mujeres y los niños. Instó a los Estados Miembros a
evaluar el problema de la violencia y solicitó que la OMS presentará un plan de
acción para la prevención de la violencia. La Asamblea Mundial de la Salud aprobó
el plan de acción y pidió su amplio desarrollo (resolución WHA 50.19). En respuesta
a estas resoluciones la OMS preparó el primer informe mundial referente a la
violencia y la salud, lanzado en 2002. El Informe Mundial sobre la Violencia y la
Salud describió el alcance de la violencia como problema de salud pública mundial,
definió una estrategia de prevención con una orientación de salud pública e hizo
nueve recomendaciones. El informe inspiró a la Asamblea Mundial de la Salud a
adoptar una resolución (WHA 56.24) que instaba a los Estados Miembros a
promover las recomendaciones del informe, nombrar en el Ministerio de Salud un
punto focal para la prevención de la violencia y preparar un informe nacional acerca
de la violencia y la prevención de la misma.

TÍTULO 4:

SISTEMA INTERDISCIPLINARIOS PARA PROCESOS DE FAMILIA.


Articulo enviado en conjunto con el trabajo escrito por Irina Daiana Brest
Unos de los principios y caracteres propios del Proceso de Familia, tal como lo
contempla el equipo de “Cambios procesales para un mejor servicio de justicia”, Eje
Civil, de Justicia 2020, es la especialidad y cooperación interdisciplinaria.

122
La especialidad involucra dos aspectos del proceso de familia. El primero apunta a
la competencia por la materia; el segundo se vincula a la idoneidad técnico-jurídica
que se exige a sus operadores.
Uno de los deberes y derechos del Juez de familia es recurrir al equipo técnico
interdisciplinario a fin de ampliar el conocimiento sobre el conflicto planteado.
Los tribunales deben contar con gabinetes de apoyo y con la colaboración de
médicos, psiquiatras, psicólogos y trabajadores sociales, para interactuar en pos de
la solución del conflicto bajo la dirección del juez.

Por otra parte, el funcionario de familia actúa con pautas de informalidad. Su


lenguaje debe ser claro, preciso, natural y sin tecnicismo. El tratamiento de las
cuestiones será estrictamente coloquial o dialogado, suprimiendo fórmulas legales
de uso tradicional, que sólo atemorizan al lego que no entiende la jerga legal y se
inhibe a la hora en que deben estar atentos para colaborar con el proceso que
deberá redundar en beneficio de las relaciones familiares[1].

Las pautas de simplificación procedimental, en lo que les atañe, también deben ser
adoptadas por los integrantes de los equipos técnicos que colaboran con el
tribunal[2].

El rol del Juez de familia, a partir de la sanción del Código Civil y Comercial de la
Nación, es activo, director del proceso con amplias facultades, inclusive puede
dictar de oficio medidas como ser solicitar evaluaciones psicológicas, sociales y/ o
médicas.

Específicamente, el art. 642 del Código Civil y Comercial de la Nación establece


que si los desacuerdos entre los progenitores respecto a la titularidad y ejercicio de
la responsabilidad parental son reiterados o concurre cualquier otra causa que lo
entorpece gravemente, el juez puede ordenar medidas de intervención
interdisciplinaria.

El juez también lo utiliza en los procesos de revinculación entre niños y padres,


para saber que modalidad es la más conveniente para el niño, niña o adolescente, y
a los fines de obtener datos objetivos para fundar la resolución.

Asimismo, la Ley Nacional 24.417 de Protección Contra La Violencia Familiar en su


art. 3 establece que: “El juez requerirá un diagnóstico de interacción familiar
efectuado por peritos de diversas disciplinas para determinar los daños físicos y

123
psíquicos sufridos por la víctima, la situación de peligro y el medio social y
ambiental de la familia. Las partes podrán solicitar otros informes técnicos”.

En los procesos de familia generalmente se encuentra involucrado el interés de


niños, niñas y adolescente, y es imperante que al momento de resolver la conflictiva
el Juez tenga como primordial el interés superior del niño/a pues es de orden
público y se encuentra consagrado en la Convención sobre Derechos del Niño.

Los niños, niñas y adolescentes, y las personas con capacidades restringidas,


tienen el derecho a ser escuchados y que su opinión sea tenida en cuenta de
acuerdo a su grado de madurez, por ello el Juez lo debe hacer preferentemente en
forma personal y con el auxilio de especialista si lo considerare.

En los supuestos que las personas con capacidad restringida no pueden darse a
entender por sí mismas, por ejemplo personas sordomudas, es indispensable que
el Juez cuente con traductores.

Cuando los niños, niñas y adolescentes hayan pasado por sucesos traumáticos, es
aconsejable que también sean escuchados y entrevistados por especialistas
médicos y psicosociales.

Los informes del equipo interdisciplinario deberán ser valorados por el Juez en el
momento de dictar la resolución.

La importancia del auxilio multidisciplinario para el cumplimiento de la sentencia es


uno de los puntos importantes del anteproyecto de la Ley Procesal de Familia del
Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, bajo la dirección del
Programa Nacional General de Derecho Privado, a cargo de la Dra. Agustina Díaz
Cordero. El juez podrá dar intervención de organismos públicos o privados,
existentes en cada jurisdicción, dedicados a la promoción y protección de los
derechos de niños, niñas y adolescentes.

En la provincia del Chaco, el nuevo Código Procesal de Niñez, Adolescencia y


Familia establece que el equipo interdisciplinario para los Juzgados de Familia
estará compuesto por profesionales en las siguientes áreas: Psicología, Psiquiatría,
Servicio Social, Pediatría y Psicopedagogía, Terapia Familiar y profesionales en
gerontología y geriatría todos ellos con probada especialización en la problemática
de niñez, adolescencia y la familia. El Superior Tribunal de Justicia determinará el
número de sus integrantes, conforme las necesidades del servicio y designará de
124
entre sus miembros quien ejercerá la coordinación del mismo, para lo que tendrá en
cuenta su versada capacidad para conducir acciones interdisciplinarias,
conocimientos y desempeño en liderazgo y gestión judicial inherente al área de
niñez, adolescencia y familia.

La problemática actual para la labor judicial es que en muchas provincias el Equipo


Interdisciplinario no es específico ni especialista en la temática de Familia, sino que
es único para todos los fueros de Tribunales.

Existen procesos que por su urgencia demandan una pronta y oportuna respuesta
judicial, ya que su demora produciría consecuencias irreparables, tales como las
causas de violencia familiar, alienación parental, entre otras.

El problema ocurre cuando el Juez de la causa necesita el informe psicológico,


médico y/o social en forma urgente, de ser posible en el mismo momento que el
justiciable acude a la judicatura, y el Equipo Interdisciplinario no puede dar
respuesta porque tiene ya todos los turnos otorgados para otras causas de otros
fueros que también le requieren con habilitación de días y horas o con pronto
despacho.

Es por ello que se propone que los juzgados de familia tengan un cuerpo técnico
auxiliar, exclusivo y especialista en la materia.

Comentario: La necesidad de contar con un equipo interdisciplinario específico y


especialista en la temática de familia, haciendo foco a que existen procesos que por
su urgencia demandan una pronta y oportuna respuesta judicial.

TRATAMIENTO DE LOS HOMBRES QUE MALTRATAN A SU PAREJA.


En la mayoría de los programas se usa el método de grupos para tratar los roles de
género y enseñar aptitudes, entre ellas cómo hacer frente al estrés y la ira, cómo
asumir la responsabilidad de sus propios actos y cómo expresar los sentimientos a
los demás. Las evaluaciones indican conjuntamente que los programas de
tratamiento funcionan mejor si:
• Se aplican por períodos más bien largos y no cortos.
• Cambian las actitudes de los hombres en grado suficiente como para que
hablen de su comportamiento.
• Sostienen la participación en el programa.

125
• Trabajan en combinación con el sistema penal, que interviene estrictamente
cuando no se cumple con las condiciones del programa.
En un estudio realizado por la OMS, en 1995 en diez países de América Latina, se
encontró que las consideraciones económicas parecían tener más peso que las
emocionales. Muchas mujeres, por ejemplo, expresaron preocupación acerca de su
capacidad de mantener y mantener a sus hijos. Asimismo, las mujeres
entrevistadas expresaron a menudo sentimientos de culpa o se consideraban
anormales. También se mencionaron la corrupción y los estereotipos por razón de
género del sistema judicial y la policía. El principal factor inhibidor, sin embargo, fue
el miedo de que las consecuencias de revelarle el problema a alguien o de
separarse resultaron peores que prolongar la relación.
https://www.uv.mx/psicologia/files/2014/11/Violencia-y-Salud-Mental-OMS.pdf

Argentina sancionó en el año 2009 la ley N° 26.485 que busca prevenir, sancionar y
erradicar la violencia de género en los ámbitos públicos y privados.
LEY DE PROTECCION INTEGRAL PARA PREVENIR, SANCIONAR Y
ERRADICAR LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES EN LOS AMBITOS EN
QUE DESARROLLEN SUS RELACIONES INTERPERSONALES
titulo I
DISPOSICIONES GENERALES
ARTÍCULO 1º — Ámbito de aplicación. Orden Público. Las disposiciones de la
presente ley son de orden público y de aplicación en todo el territorio de la
República, con excepción de las disposiciones de carácter procesal establecidas en
el Capítulo II del Título III de la presente.
ARTÍCULO 2º — Objeto. La presente ley tiene por objeto promover y garantizar:
a) La eliminación de la discriminación entre mujeres y varones en todos los órdenes
de la vida;
b) El derecho de las mujeres a vivir una vida sin violencia;
c) Las condiciones aptas para sensibilizar y prevenir, sancionar y erradicar la
discriminación y la violencia contra las mujeres en cualquiera de sus
manifestaciones y ámbitos;
d) El desarrollo de políticas públicas de carácter interinstitucional sobre violencia
contra las mujeres; 1947)
e) La remoción de patrones socioculturales que promueven y sostienen la
desigualdad de género y las relaciones de poder sobre las mujeres;
f) El acceso a la justicia de las mujeres que padecen violencia;

126
g) La asistencia integral a las mujeres que padecen violencia en las áreas estatales
y privadas que realicen actividades programáticas destinadas a las mujeres y/o en
los servicios especializados de violencia.
ARTICULO 3º — Derechos Protegidos. Esta ley garantiza todos los derechos
reconocidos por la Convención para la Eliminación de todas las Formas de
Discriminación contra la Mujer, la Convención Interamericana para Prevenir,
Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, la Convención sobre los
Derechos de los Niños y la Ley 26.061 de Protección Integral de los derechos de
las Niñas, Niños y Adolescentes y, en especial, los referidos a:
a) Una vida sin violencia y sin discriminaciones;
b) La salud, la educación y la seguridad personal;
c) La integridad física, psicológica, sexual, económica o patrimonial;
d) Que se respete su dignidad;
e) Decidir sobre la vida reproductiva, número de embarazos y cuándo tenerlos, de
conformidad con la Ley 25.673 de Creación del Programa Nacional de Salud Sexual
y Procreación Responsable;
f) La intimidad, la libertad de creencias y de pensamiento;
g) Recibir información y asesoramiento adecuado;
h) Gozar de medidas integrales de asistencia, protección y seguridad;
i) Gozar de acceso gratuito a la justicia en casos comprendidos en el ámbito de
aplicación de la presente ley;
j) La igualdad real de derechos, oportunidades y de trato entre varones y mujeres;
k) Un trato respetuoso de las mujeres que padecen violencia, evitando toda
conducta, acto u omisión que produzca revictimización.
ARTÍCULO 4º — Definición. Se entiende por violencia contra las mujeres toda
conducta, por acción u omisión, basada en razones de género, que, de manera
directa o indirecta, tanto en el ámbito público como en el privado, basada en una
relación desigual de poder, afecte su vida, libertad, dignidad, integridad física,
psicológica, sexual, económica o patrimonial, participación política, como así
también su seguridad personal. Quedan comprendidas las perpetradas desde el
Estado o por sus agentes.
Se considera violencia indirecta, a los efectos de la presente ley, toda conducta,
acción, omisión, disposición, criterio o práctica discriminatoria que ponga a la mujer
en desventaja con respecto al varón.
(Artículo sustituido por art. 2° de la Ley N° 27.533 B.O. 20/12/2019)
ARTÍCULO 5º — Tipos. Quedan especialmente comprendidos en la definición del
artículo precedente, los siguientes tipos de violencia contra la mujer:

127
1.- Física: La que se emplea contra el cuerpo de la mujer produciendo dolor, daño o
riesgo de producirlo y cualquier otra forma de maltrato agresión que afecte su
integridad física.
2.- Psicológica: La que causa daño emocional y disminución de la autoestima o
perjudica y perturba el pleno desarrollo personal o que busca degradar o controlar
sus acciones, comportamientos, creencias y decisiones, mediante amenaza, acoso,
hostigamiento, restricción, humillación, deshonra, descrédito, manipulación
aislamiento. Incluye también la culpabilización, vigilancia constante, exigencia de
obediencia sumisión, coerción verbal, persecución, insulto, indiferencia, abandono,
celos excesivos, chantaje, ridiculización, explotación y limitación del derecho de
circulación o cualquier otro medio que cause perjuicio a su salud psicológica y a la
autodeterminación.
3.- Sexual: Cualquier acción que implique la vulneración en todas sus formas, con o
sin acceso genital, del derecho de la mujer de decidir voluntariamente acerca de su
vida sexual o reproductiva a través de amenazas, coerción, uso de la fuerza o
intimidación, incluyendo la violación dentro del matrimonio o de otras relaciones
vinculares o de parentesco, exista o no convivencia, así como la prostitución
forzada, explotación, esclavitud, acoso, abuso sexual y trata de mujeres.
4.- Económica y patrimonial: La que se dirige a ocasionar un menoscabo en los
recursos económicos o patrimoniales de la mujer, a través de:
a) La perturbación de la posesión, tenencia o propiedad de sus bienes;
b) La pérdida, sustracción, destrucción, retención o distracción indebida de objetos,
instrumentos de trabajo, documentos personales, bienes, valores y derechos
patrimoniales;
c) La limitación de los recursos económicos destinados a satisfacer sus
necesidades o privación de los medios indispensables para vivir una vida digna;
d) La limitación o control de sus ingresos, así como la percepción de un salario
menor por igual tarea, dentro de un mismo lugar de trabajo.
5.- Simbólica: La que a través de patrones estereotipados, mensajes, valores,
íconos o signos transmita y reproduzca dominación, desigualdad y discriminación
en las relaciones sociales, naturalizando la subordinación de la mujer en la
sociedad.
6.- Política: La que se dirige a menoscabar, anular, impedir, obstaculizar o restringir
la participación política de la mujer, vulnerando el derecho a una vida política libre
de violencia y/o el derecho a participar en los asuntos públicos y políticos en
condiciones de igualdad con los varones. (Inciso incorporado por art. 3° de la Ley
N° 27.533 B.O. 20/12/2019)
ARTÍCULO 6º — Modalidades. A los efectos de esta ley se entiende por
modalidades las formas en que se manifiestan los distintos tipos de violencia contra
las mujeres en los diferentes ámbitos, quedando especialmente comprendidas las
siguientes:
128
a) Violencia doméstica contra las mujeres: aquella ejercida contra las mujeres por
un integrante del grupo familiar, independientemente del espacio físico donde ésta
ocurra, que dañe la dignidad, el bienestar, la integridad física, psicológica, sexual,
económica o patrimonial, la libertad, comprendiendo la libertad reproductiva y el
derecho al pleno desarrollo de las mujeres. Se entiende por grupo familiar el
originado en el parentesco sea por consanguinidad o por afinidad, el matrimonio,
las uniones de hecho y las parejas o noviazgos. Incluye las relaciones vigentes o
finalizadas, no siendo requisito la convivencia;
b) Violencia institucional contra las mujeres: aquella realizada por las/los
funcionarias/os, profesionales, personal y agentes pertenecientes a cualquier
órgano, ente o institución pública, que tenga como fin retardar, obstaculizar o
impedir que las mujeres tengan acceso a las políticas públicas y ejerzan los
derechos previstos en esta ley. Quedan comprendidas, además, las que se ejercen
en los partidos políticos, sindicatos, organizaciones empresariales, deportivas y de
la sociedad civil;
c) Violencia laboral contra las mujeres: aquella que discrimina a las mujeres en los
ámbitos de trabajo públicos o privados y que obstaculiza su acceso al empleo,
contratación, ascenso, estabilidad o permanencia en el mismo, exigiendo requisitos
sobre estado civil, maternidad, edad, apariencia física o la realización de prueba de
embarazo. Constituye también violencia contra las mujeres en el ámbito laboral
quebrantar el derecho de igual remuneración por igual tarea o función. Asimismo,
incluye el hostigamiento psicológico en forma sistemática sobre una determinada
trabajadora con el fin de lograr su exclusión laboral;
d) Violencia contra la libertad reproductiva: aquella que vulnere el derecho de las
mujeres a decidir libre y responsablemente el número de embarazos o el intervalo
entre los nacimientos, de conformidad con la Ley 25.673 de Creación del Programa
Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable;
e) Violencia obstétrica: aquella que ejerce el personal de salud sobre el cuerpo y los
procesos reproductivos de las mujeres, expresada en un trato deshumanizado, un
abuso de medicalización y patologización de los procesos naturales, de
conformidad con la Ley 25.929.
f) Violencia mediática contra las mujeres: aquella publicación o difusión de
mensajes e imágenes estereotipados a través de cualquier medio masivo de
comunicación, que de manera directa o indirecta promueva la explotación de
mujeres o sus imágenes, injurie, difame, discrimine, deshonre, humille o atente
contra la dignidad de las mujeres, como así también la utilización de mujeres,
adolescentes y niñas en mensajes e imágenes pornográficas, legitimando la
desigualdad de trato o construya patrones socioculturales reproductores de la
desigualdad o generadores de violencia contra las mujeres.
g) Violencia contra las mujeres en el espacio público: aquella ejercida contra las
mujeres por una o más personas, en lugares públicos o de acceso público, como
medios de transporte o centros comerciales, a través de conductas o expresiones
verbales o no verbales, con connotación sexual, que afecten o dañen su dignidad,
129
integridad, libertad, libre circulación o permanencia y/o generen un ambiente hostil u
ofensivo. (Inciso incorporado por art. 1° de la Ley N° 27.501 B.O. 8/5/2019)
h) Violencia pública-política contra las mujeres: aquella que, fundada en razones de
género, mediante intimidación, hostigamiento, deshonra, descrédito, persecución,
acoso y/o amenazas, impida o limite el desarrollo propio de la vida política o el
acceso a derechos y deberes políticos, atentando contra la normativa vigente en
materia de representación política de las mujeres, y/o desalentando o
menoscabado el ejercicio político o la actividad política de las mujeres, pudiendo
ocurrir en cualquier espacio de la vida pública y política, tales como instituciones
estatales, recintos de votación, partidos políticos, organizaciones sociales,
asociaciones sindicales, medios de comunicación, entre otros. (Inciso incorporado
por art. 4° de la Ley N° 27.533 B.O. 20/12/2019)
CAPÍTULO II
ORGANISMO COMPETENTE
ARTÍCULO 8º — Organismo competente. El Consejo Nacional de la Mujer será el
organismo rector encargado del diseño de las políticas públicas para efectivizar las
disposiciones de la presente ley.
ARTÍCULO 9º — Facultades. El Consejo Nacional de la Mujer, para garantizar el
logro de los objetivos de la presente ley, deberá:
a) Elaborar, implementar y monitorear un Plan Nacional de Acción para la
Prevención, Asistencia y Erradicación de la Violencia contra las Mujeres;
b) Articular y coordinar las acciones para el cumplimiento de la presente ley, con las
distintas áreas involucradas a nivel nacional, provincial y municipal, y con los
ámbitos universitarios, sindicales, empresariales, religiosos, las organizaciones de
defensa de los derechos de las mujeres y otras de la sociedad civil con
competencia en la materia;
c) Convocar y constituir un Consejo Consultivo ad honórem, integrado por
representantes de las organizaciones de la sociedad civil y del ámbito académico
especializadas, que tendrá por función asesorar y recomendar sobre los cursos de
acción y estrategias adecuadas para enfrentar el fenómeno de la violencia;
d) Promover en las distintas jurisdicciones la creación de servicios de asistencia
integral y gratuita para las mujeres que padecen violencia;
e) Garantizar modelos de abordaje tendientes a empoderar a las mujeres que
padecen violencia que respeten la naturaleza social, política y cultural de la
problemática, no admitiendo modelos que contemplen formas de mediación o
negociación;
f) Generar los estándares mínimos de detección precoz y de abordaje de las
situaciones de violencia;
g) Desarrollar programas de asistencia técnica para las distintas jurisdicciones
destinados a la prevención, detección precoz, asistencia temprana, reeducación,
130
derivación interinstitucional y a la elaboración de protocolos para los distintos
niveles de atención;
h) Brindar capacitación permanente, formación y entrenamiento en la temática a los
funcionarios públicos en el ámbito de la Justicia, las fuerzas policiales y de
seguridad, y las Fuerzas Armadas, las que se impartirán de manera integral y
específica según cada área de actuación, a partir de un módulo básico respetando
los principios consagrados en esta ley;
i) Coordinar con los ámbitos legislativos la formación especializada, en materia de
violencia contra las mujeres e implementación de los principios y derechos
reconocidos por la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar
la Violencia contra las Mujeres destinada a legisladores/as y asesores/as;
j) Impulsar a través de los colegios y asociaciones de profesionales la capacitación
del personal de los servicios que, en razón de sus actividades, puedan llegar a
intervenir en casos de violencia contra las mujeres;
k) Diseñar e implementar Registros de situaciones de violencia contra las mujeres
de manera interjurisdiccional e interinstitucional, en los que se establezcan los
indicadores básicos aprobados por todos los Ministerios y Secretarías competentes,
independientemente de los que determine cada área a los fines específicos, y
acordados en el marco de los Consejos Federales con competencia en la materia;
l) Desarrollar, promover y coordinar con las distintas jurisdicciones los criterios para
la selección de datos, modalidad de registro e indicadores básicos desagregados —
como mínimo— por edad, sexo, estado civil y profesión u ocupación de las partes,
vínculo entre la mujer que padece violencia y el hombre que la ejerce, naturaleza de
los hechos, medidas adoptadas y sus resultados, y sanciones impuestas a la
persona violenta. Se deberá asegurar la reserva en relación con la identidad de las
mujeres que padecen violencias;
m) Coordinar con el Poder Judicial los criterios para la selección de datos,
modalidad de Registro e indicadores que lo integren que obren en ambos poderes,
independientemente de los que defina cada uno a los fines que le son propios;
n) Analizar y difundir periódicamente los datos estadísticos y resultados de las
investigaciones a fin de monitorear y adecuar las políticas públicas a través del
Observatorio de la Violencia Contra las Mujeres;
ñ) Diseñar y publicar una Guía de Servicios en coordinación y actualización
permanente con las distintas jurisdicciones, que brinde información sobre los
programas y los servicios de asistencia directa;
o) Implementar una línea telefónica gratuita y accesible en forma articulada con las
provincias a través de organismos gubernamentales pertinentes, destinada a dar
contención, información y brindar asesoramiento sobre recursos existentes en
materia de prevención de la violencia contra las mujeres y asistencia a quienes la
padecen, incluida la modalidad de “violencia contra las mujeres en el espacio
público” conocida como “acoso callejero”.
131
La información recabada por las denuncias efectuadas a esta línea debe ser
recopilada y sistematizada por el Consejo Nacional de las Mujeres a fin de elaborar
estadísticas confiables para la prevención y erradicación de las diversas
modalidades de violencia contra las mujeres. (Inciso sustituido por art. 2° de la Ley
N° 27.501 B.O. 8/5/2019)
p) Establecer y mantener un Registro de las organizaciones no gubernamentales
especializadas en la materia en coordinación con las jurisdicciones y celebrar
convenios para el desarrollo de actividades preventivas, de control y ejecución de
medidas de asistencia a las mujeres que padecen violencia y la rehabilitación de los
hombres que la ejercen;
q) Promover campañas de sensibilización y concientización sobre la violencia
contra las mujeres informando sobre los derechos, recursos y servicios que el
Estado garantiza e instalando la condena social a toda forma de violencia contra las
mujeres. Publicar materiales de difusión para apoyar las acciones de las distintas
áreas;
r) Celebrar convenios con organismos públicos y/o instituciones privadas para toda
acción conducente al cumplimiento de los alcances y objetivos de la presente ley;
s) Convocar y poner en funciones al Consejo, Consultivo de organizaciones de la
sociedad civil y redactar su reglamento de funcionamiento interno;
t) Promover en el ámbito comunitario el trabajo en red, con el fin de desarrollar
modelos de atención y prevención interinstitucional e intersectorial, que unifiquen y
coordinen los esfuerzos de las instituciones públicas y privadas;
u) Garantizar el acceso a los servicios de atención específica para mujeres privadas
de libertad.
CAPÍTULO IV
OBSERVATORIO DE LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES
ARTÍCULO 12. — Creación. Créase el Observatorio de la Violencia contra las
Mujeres en el ámbito del Consejo Nacional de la Mujer, destinado al monitoreo,
recolección, producción, registro y sistematización de datos e información sobre la
violencia contra las mujeres.
ARTÍCULO 13. — Misión. El Observatorio tendrá por misión el desarrollo de un
sistema de información permanente que brinde insumos para el diseño,
implementación y gestión de políticas públicas tendientes a la prevención y
erradicación de la violencia contra las mujeres.
ARTÍCULO 14. — Funciones. Serán funciones del Observatorio de la Violencia
contra las Mujeres:

132
a) Recolectar, procesar, registrar, analizar, publicar y difundir información periódica
y sistemática y comparable diacrónica y sincrónicamente sobre violencia contra las
mujeres;
b) Impulsar el desarrollo de estudios e investigaciones sobre la evolución,
prevalencia, tipos y modalidades de violencia contra las mujeres, sus
consecuencias y efectos, identificando aquellos factores sociales, culturales,
económicos y políticos que de alguna manera estén asociados o puedan constituir
causal de violencia;
c) Incorporar los resultados de sus investigaciones y estudios en los informes que el
Estado nacional eleve a los organismos regionales e internacionales en materia de
violencia contra las mujeres;
d) Celebrar convenios de cooperación con organismos públicos o privados,
nacionales o internacionales, con la finalidad de articular interdisciplinariamente el
desarrollo de estudios e investigaciones;
e) Crear una red de información y difundir a la ciudadanía los datos relevados,
estudios y actividades del Observatorio, mediante una página web propia o
vinculada al portal del Consejo Nacional de la Mujer. Crear y mantener una base
documental actualizada permanentemente y abierta a la ciudadanía;
f) Examinar las buenas prácticas en materia de prevención y erradicación de la
violencia contra las mujeres y las experiencias innovadoras en la materia y
difundirlas a los fines de ser adoptadas por aquellos organismos e instituciones
nacionales, provinciales o municipales que lo consideren;
g) Articular acciones con organismos gubernamentales con competencia en materia
de derechos humanos de las mujeres a los fines de monitorear la implementación
de políticas de prevención y erradicación de la violencia contra las mujeres, para
evaluar su impacto y elaborar propuestas de actuaciones o reformas;
h) Fomentar y promover la organización y celebración periódica de debates
públicos, con participación de centros de investigación, instituciones académicas,
organizaciones de la sociedad civil y representantes de organismos públicos y
privados, nacionales e internacionales con competencia en la materia, fomentando
el intercambio de experiencias e identificando temas y problemas relevantes para la
agenda pública;
i) Brindar capacitación, asesoramiento y apoyo técnico a organismos públicos y
privados para la puesta en marcha de los Registros y los protocolos;
j) Articular las acciones del Observatorio de la Violencia contra las Mujeres con
otros Observatorios que existan a nivel provincial, nacional e internacional;
k) Publicar el informe anual sobre las actividades desarrolladas, el que deberá
contener información sobre los estudios e investigaciones realizadas y propuestas
de reformas institucionales o normativas. El mismo será difundido a la ciudadanía y
elevado a las autoridades con competencia en la materia para que adopten las
medidas que correspondan.
133
ARTÍCULO 15. — Integración. El Observatorio de la Violencia contra las Mujeres
estará integrado por:
a) Una persona designada por la Presidencia del Consejo Nacional de la Mujer,
quien ejercerá la Dirección del Observatorio, debiendo tener acreditada formación
en investigación social y derechos humanos;
b) Un equipo interdisciplinario idóneo en la materia.
TITULO III
PROCEDIMIENTOS
CAPÍTULO I
DISPOSICIONES GENERALES
ARTÍCULO 16. — Derechos y garantías mínimas de procedimientos judiciales y
administrativos. Los organismos del Estado deberán garantizar a las mujeres, en
cualquier procedimiento judicial o administrativo, además de todos los derechos
reconocidos en la Constitución Nacional, los Tratados Internacionales de Derechos
Humanos ratificados por la Nación Argentina, la presente ley y las leyes que en
consecuencia se dicten, los siguientes derechos y garantías:
a) A la gratuidad de las actuaciones judiciales y del patrocinio jurídico
preferentemente especializado;
b) A obtener una respuesta oportuna y efectiva;
c) A ser oída personalmente por el juez y por la autoridad administrativa
competente;
d) A que su opinión sea tenida en cuenta al momento de arribar a una decisión que
la afecte;
e) A recibir protección judicial urgente y preventiva cuando se encuentren
amenazados o vulnerados cualquiera de los derechos enunciados en el artículo 3º
de la presente ley;
f) A la protección de su intimidad, garantizando la confidencialidad de las
actuaciones;
g) A participar en el procedimiento recibiendo información sobre el estado de la
causa;
h) A recibir un trato humanizado, evitando la revictimización;
i) A la amplitud probatoria para acreditar los hechos denunciados, teniendo en
cuenta las circunstancias especiales en las que se desarrollan los actos de
violencia y quienes son sus naturales testigos;
j) A oponerse a la realización de inspecciones sobre su cuerpo por fuera del estricto
marco de la orden judicial. En caso de consentirlas y en los peritajes judiciales tiene

134
derecho a ser acompañada por alguien de su confianza y a que sean realizados por
personal profesional especializado y formado con perspectiva de género;
k) A contar con mecanismos eficientes para denunciar a los funcionarios por el
incumplimiento de los plazos establecidos y demás irregularidades.
ARTÍCULO 17. — Procedimientos Administrativos. Las jurisdicciones locales
podrán fijar los procedimientos previos o posteriores a la instancia judicial para el
cumplimiento de esta ley, la que será aplicada por los municipios, comunas,
comisiones de fomento, juntas, delegaciones de los Consejos Provinciales de la
Mujer o áreas descentralizadas, juzgados de paz u organismos que estimen
convenientes.
ARTÍCULO 18. — Denuncia. Las personas que se desempeñen en servicios
asistenciales, sociales, educativos y de salud, en el ámbito público o privado, que
con motivo o en ocasión de sus tareas tomaren conocimiento de un hecho de
violencia contra las mujeres en los términos de la presente ley, estarán obligados a
formular las denuncias, según corresponda, aun en aquellos casos en que el hecho
no configure delito.
CAPÍTULO II
PROCEDIMIENTO
ARTÍCULO 19. — Ámbito de aplicación. Las jurisdicciones locales, en el ámbito de
sus competencias, dictarán sus normas de procedimiento o adherirán al régimen
procesal previsto en la presente ley.
ARTÍCULO 20. — Características del procedimiento. El procedimiento será gratuito
y sumarísimo.
ARTÍCULO 21. — Presentación de la denuncia. La presentación de la denuncia por
violencia contra las mujeres podrá efectuarse ante cualquier juez/jueza de cualquier
fuero e instancia o ante el Ministerio Público, en forma oral o escrita.
Se guardará reserva de identidad de la persona denunciante.
ARTÍCULO 22. — Competencia. Entenderá en la causa el/la juez/a que resulte
competente en razón de la materia según los tipos y modalidades de violencia de
que se trate.
Aún en caso de incompetencia, el/la juez/a interviniente podrá disponer las medidas
preventivas que estime pertinente.
ARTÍCULO 23. — Exposición policial. En el supuesto que al concurrir a un servicio
policial sólo se labrase exposición y de ella sugiere la posible existencia de
violencia contra la mujer, corresponderá remitir a la autoridad judicial competente
dentro de las VEINTICUATRO (24) horas.
ARTÍCULO 24. — Personas que pueden efectuar la denuncia. Las denuncias
podrán ser efectuadas:

135
a) Por la mujer que se considere afectada o su representante legal sin restricción
alguna;
b) La niña o la adolescente directamente o través de sus representantes legales de
acuerdo lo establecido en la Ley 26.061 de Protección Integral de los Derechos de
las Niñas, Niños y Adolescentes;
c) Cualquier persona cuando la afectada tenga discapacidad, o que por su
condición física o psíquica no pudiese formularla;
d) En los casos de violencia sexual, la mujer que la haya padecido es la única
legitimada para hacer la denuncia. Cuando la misma fuere efectuada por un tercero,
se citará a la mujer para que la ratifique o rectifique en VEINTICUATRO (24) horas.
La autoridad judicial competente tomará los recaudos necesarios para evitar que la
causa tome estado público.
e) La denuncia penal será obligatoria para toda persona que se desempeñe
laboralmente en servicios asistenciales, sociales, educativos y de salud, en el
ámbito público o privado, que con motivo o en ocasión de sus tareas tomaren
conocimiento de que una mujer padece violencia siempre que los hechos pudieran
constituir un delito.
ARTÍCULO 25. — Asistencia protectora. En toda instancia del proceso se admitirá
la presencia de un/a acompañante como ayuda protectora ad honórem, siempre
que la mujer que padece violencia lo solicite y con el único objeto de preservar la
salud física y psicológica de la misma.
ARTÍCULO 26. — Medidas preventivas urgentes.
a) Durante cualquier etapa del proceso el/la juez/a interviniente podrá, de oficio o a
petición de parte, ordenar una o más de las siguientes medidas preventivas de
acuerdo a los tipos y modalidades de violencia contra las mujeres definidas en los
artículos 5º y 6º de la presente ley:
a. 1. Ordenar la prohibición de acercamiento del presunto agresor al lugar de
residencia, trabajo, estudio, esparcimiento o a los lugares de habitual concurrencia
de la mujer que padece violencia;
a.2. Ordenar al presunto agresor que cese en los actos de perturbación o
intimidación que, directa o indirectamente, realice hacia la mujer;
a.3. Ordenar la restitución inmediata de los efectos personales a la parte
peticionante, si ésta se ha visto privada de los mismos;
a.4. Prohibir al presunto agresor la compra y tenencia de armas, y ordenar el
secuestro de las que estuvieren en su posesión;
a.5. Proveer las medidas conducentes a brindar a quien padece o ejerce violencia,
cuando así lo requieran, asistencia médica o psicológica, a través de los
organismos públicos y organizaciones de la sociedad civil con formación
especializada en la prevención y atención de la violencia contra las mujeres;

136
a.6. Ordenar medidas de seguridad en el domicilio de la mujer;
a.7. Ordenar toda otra medida necesaria para garantizar la seguridad de la mujer
que padece violencia, hacer cesar la situación de violencia y evitar la repetición de
todo acto de perturbación o intimidación, agresión y maltrato del agresor hacia la
mujer.
b) Sin perjuicio de las medidas establecidas en el inciso a) del presente artículo, en
los casos de la modalidad de violencia doméstica contra las mujeres, el/la juez/a
podrá ordenar las siguientes medidas preventivas urgentes:
b.1. Prohibir al presunto agresor enajenar, disponer, destruir, ocultar o trasladar
bienes gananciales de la sociedad conyugal o los comunes de la pareja conviviente;
b.2. Ordenar la exclusión de la parte agresora de la residencia común,
independientemente de la titularidad de la misma;
b.3. Decidir el reintegro al domicilio de la mujer si ésta se había retirado, previa
exclusión de la vivienda del presunto agresor;
b.4. Ordenar a la fuerza pública, el acompañamiento de la mujer que padece
violencia, a su domicilio para retirar sus efectos personales;
b.5. En caso de que se trate de una pareja con hijos/as, se fijará una cuota
alimentaria provisoria, si correspondiese, de acuerdo con los antecedentes obrantes
en la causa y según las normas que rigen en la materia;
b.6. En caso que la víctima fuere menor de edad, el/la juez/a, mediante resolución
fundada y teniendo en cuenta la opinión y el derecho a ser oída de la niña o de la
adolescente, puede otorgar la guarda a un miembro de su grupo familiar, por
consanguinidad o afinidad, o con otros miembros de la familia ampliada o de la
comunidad.
b.7. Ordenar la suspensión provisoria del régimen de visitas;
b.8. Ordenar al presunto agresor abstenerse de interferir, de cualquier forma, en el
ejercicio de la guarda, crianza y educación de los/as hijos/ as;
b.9. Disponer el inventario de los bienes gananciales de la sociedad conyugal y de
los bienes propios de quien ejerce y padece violencia. En los casos de las parejas
convivientes se dispondrá el inventario de los bienes de cada uno;
b.10. Otorgar el uso exclusivo a la mujer que padece violencia, por el período que
estime conveniente, del mobiliario de la casa.
ARTÍCULO 27. — Facultades del/la juez/a. El/ la juez/a podrá dictar más de una
medida a la vez, determinando la duración de las mismas de acuerdo a las
circunstancias del caso, y debiendo establecer un plazo máximo de duración de las
mismas, por auto fundado.
ARTÍCULO 28. — Audiencia. El/la juez/a interviniente fijará una audiencia, la que
deberá tomar personalmente bajo pena de nulidad, dentro de CUARENTA Y OCHO

137
(48) horas de ordenadas las medidas del artículo 26, o si no se adoptara ninguna
de ellas, desde el momento que tomó conocimiento de la denuncia.
El presunto agresor estará obligado a comparecer bajo apercibimiento de ser
llevado ante el juzgado con auxilio de la fuerza pública.
En dicha audiencia, escuchará a las partes por separado bajo pena de nulidad, y
ordenará las medidas que estime pertinentes.
Si la víctima de violencia fuera niña o adolescente deberá contemplarse lo
estipulado por la Ley 26.061 sobre Protección Integral de los Derechos de las
Niñas, Niños y Adolescentes.
Quedan prohibidas las audiencias de mediación o conciliación.
ARTÍCULO 29. — Informes. Siempre que fuere posible el/la juez/a interviniente
podrá requerir un informe efectuado por un equipo interdisciplinario para determinar
los daños físicos, psicológicos, económicos o de otro tipo sufridos por la mujer y la
situación de peligro en la que se encuentre.
Dicho informe será remitido en un plazo de CUARENTA Y OCHO (48) horas, a
efectos de que pueda aplicar otras medidas, interrumpir o hacer cesar alguna de las
mencionadas en el artículo 26.
El/la juez/a interviniente también podrá considerar los informes que se elaboren por
los equipos interdisciplinarios de la administración pública sobre los daños físicos,
psicológicos, económicos o de otro tipo sufridos por la mujer y la situación de
peligro, evitando producir nuevos informes que la revictimiza.
También podrá considerar informes de profesionales de organizaciones de la
sociedad civil idóneas en el tratamiento de la violencia contra las mujeres.
ARTÍCULO 30. — Prueba, principios y medidas. El/la juez/a tendrá amplias
facultades para ordenar e impulsar el proceso, pudiendo disponer las medidas que
fueren necesarias para indagar los sucesos, ubicar el paradero del presunto
agresor, y proteger a quienes corran el riesgo de padecer nuevos actos de
violencia, rigiendo el principio de obtención de la verdad material.
ARTÍCULO 31. — Resoluciones. Regirá el principio de amplia libertad probatoria
para acreditar los hechos denunciados, evaluándose las pruebas ofrecidas de
acuerdo con el principio de la sana crítica. Se considerarán las presunciones que
contribuyan a la demostración de los hechos, siempre que sean indicios graves,
precisos y concordantes.
ARTÍCULO 32. — Sanciones. Ante el incumplimiento de las medidas ordenadas,
el/la juez/a podrá evaluar la conveniencia de modificar las mismas, pudiendo
ampliarlas u ordenar otras.
Frente a un nuevo incumplimiento y sin perjuicio de las responsabilidades civiles o
penales que correspondan, el/la Juez/a deberá aplicar alguna/s de las siguientes
sanciones:

138
a) Advertencia o llamado de atención por el acto cometido;
b) Comunicación de los hechos de violencia al organismo, institución, sindicato,
asociación profesional o lugar de trabajo del agresor;
c) Asistencia obligatoria del agresor a programas reflexivos, educativos o
terapéuticos tendientes a la modificación de conductas violentas.
Asimismo, cuando el incumplimiento configure desobediencia u otro delito, el juez
deberá poner el hecho en conocimiento del/la juez/a con competencia en materia
penal.
ARTÍCULO 33. — Apelación. Las resoluciones que concedan, rechacen,
interrumpan, modifiquen o dispongan el cese de alguna de las medidas preventivas
urgentes o impongan sanciones, serán apelables dentro del plazo de TRES (3) días
hábiles.
La apelación contra resoluciones que concedan medidas preventivas urgentes se
concederá en relación y con efecto devolutivo.
La apelación contra resoluciones que dispongan la interrupción o el cese de tales
medidas se concederá en relación y con efecto suspensivo.
ARTÍCULO 34. — Seguimiento. Durante el trámite de la causa, por el tiempo que
se juzgue adecuado, el/la juez/a deberá controlar la eficacia de las medidas y
decisiones adoptadas, ya sea a través de la comparecencia de las partes al
tribunal, con la frecuencia que se ordene, y/o mediante la intervención del equipo
interdisciplinario, quienes elaborarán informes periódicos acerca de la situación.
ARTÍCULO 35. — Reparación. La parte damnificada podrá reclamar la reparación
civil por los daños y perjuicios, según las normas comunes que rigen la materia.
ARTÍCULO 36. — Obligaciones de los/as funcionarios/ as. Los/as funcionarios/as
policiales, judiciales, agentes sanitarios, y cualquier otro/a funcionario/a público/a a
quien acudan las mujeres afectadas, tienen la obligación de informar sobre:
a) Los derechos que la legislación le confiere a la mujer que padece violencia, y
sobre los servicios gubernamentales disponibles para su atención;
b) Cómo y dónde conducirse para ser asistida en el proceso;
c) Cómo preservar las evidencias.
ARTÍCULO 37. — Registros. La Corte Suprema de Justicia de la Nación llevará
registros sociodemográficos de las denuncias efectuadas sobre hechos de violencia
previstos en esta ley, especificando, como mínimo, edad, estado civil, profesión u
ocupación de la mujer que padece violencia, así como del agresor; vínculo con el
agresor, naturaleza de los hechos, medidas adoptadas y sus resultados, así como
las sanciones impuestas al agresor.
Los juzgados que intervienen en los casos de violencia previstos en esta ley
deberán remitir anualmente la información pertinente para dicho registro.

139
El acceso a los registros requiere motivos fundados y previa autorización judicial,
garantizando la confidencialidad de la identidad de las partes.
La Corte Suprema de Justicia de la Nación elaborará estadísticas de acceso público
que permitan conocer, como mínimo, las características de quienes ejercen o
padecen violencia y sus modalidades, vínculo entre las partes, tipo de medidas
adoptadas y sus resultados, y tipo y cantidad de sanciones aplicadas.
ARTÍCULO 38. — Colaboración de organizaciones públicas o privadas. El/la juez/a
podrán solicitar o aceptar en carácter de amicus curiae la colaboración de
organizaciones o entidades públicas o privadas dedicadas a la protección de los
derechos de las mujeres.
ARTÍCULO 39. — Exención de cargas. Las actuaciones fundadas en la presente
ley estarán exentas del pago de sellado, tasas, depósitos y cualquier otro impuesto,
sin perjuicio de lo establecido en el artículo 68 del Código Procesal, Civil y
Comercial de la Nación en materia de costas.
ARTÍCULO 40. — Normas supletorias. Serán de aplicación supletoria los
regímenes procesales que correspondan, según los tipos y modalidades de
violencia denunciados.
TITULO IV
DISPOSICIONES FINALES
ARTÍCULO 41. — En ningún caso las conductas, actos u omisiones previstas en la
presente ley importarán la creación de nuevos tipos penales, ni la modificación o
derogación de los vigentes.
ARTÍCULO 42. — La Ley 24.417 de Protección contra la Violencia Familiar, será de
aplicación en aquellos casos de violencia doméstica no previstos en la presente ley.

http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/150000-
154999/152155/texact.htm

Centro de Atención a la Víctima Superintendencia de Violencia de Género y


Protección Familiar de la Policía de la Ciudad
La Policía de la Ciudad tiene como objetivo la erradicación de la violencia familiar a
través de un trabajo en conjunto que incluye no sólo la protección de los
damnificados sino también la atención de estos.
También realiza tareas de prevención y esclarecimiento de delitos intrafamiliares,
siendo las víctimas mujeres, hombres, niños, adolescentes, personas con
capacidades diferentes y tercera edad, por medio de brigadas cuya misión es
intervenir en las tareas solicitadas por la justicia de la Ciudad y/o la Nación
brindando una atención rápida, profesional y efectiva.

140
Además del trabajo de las brigadas existe un equipo interdisciplinario integrado por
distintos profesionales, entre ellos psicólogos, trabajadores sociales y abogados,
donde el rol fundamental es atender, proteger, prevenir y capacitar a las personas
involucradas en vínculos violentos y promover el desarrollo de relaciones
interpersonales saludables a fines de facilitar el bienestar biopsicosocial.
Es muy importante el acompañamiento durante el proceso de darse cuenta que el
cambio comienza por ellas mismas desde que radican la denuncia hasta el inicio
del tratamiento correspondiente. Se busca proporcionarle un entorno seguro en
donde la víctima se focalice en su capacidad psicológica y en su realidad social.
https://www.policiadelaciudad.gob.ar/?q=content/violencia-de-g%C3%A9nero-y-
protecci%C3%B3n-familiar
Centro de Atención a la Violencia Intrafamiliar
Asistencia social, atención psicológica, asesoría legal, seguimiento jurídico en
materia penal, atención médica de emergencia, tramitación de medidas de
protección de emergencia previstas en la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida
Libre de Violencia.
https://www.mpf.gob.ar/ufem/listado-de-organismos-publicos/

Comentario: Lugares específicamente especializados para el tratamiento intensivo,


de toda aquella persona que haya sufrido de violencia doméstica.

IMPLEMENTACIÓN Y SEGUIMIENTO
El informe oficial del Estudio presentado a la Asamblea General enfatizó que la
responsabilidad principal de la aplicación de las recomendaciones corresponde a
los gobiernos. Sin embargo, la participación de otros actores en los niveles
nacional, regional e internacional es vital para ayudar a los gobiernos a cumplir sus
compromisos. Estos actores incluyen agencias y organismos de la ONU;
organizaciones de la sociedad civil (incluyendo instituciones nacionales de
derechos humanos); organizaciones profesionales, como asociaciones de médicos
y enfermeras; asociaciones comunitarias; educadores; padres; madres; niños y
niñas. Las estrategias clave para su aplicación se presentan a continuación.

En el ámbito nacional y regional:


Por encima de todo, el Estudio se ha enfocado en mejorar la aplicación a nivel
nacional, en beneficio de todos los niños y niñas. Con este fin, el informe oficial a la
Asamblea General hace énfasis en la urgencia de la acción a nivel nacional y fija
metas para los gobiernos:
• La integración en los procesos nacionales de planificación de medidas
destinadas a prevenir la violencia y dar respuesta a ese problema debería
141
producirse en 2007 a más tardar y debería incluir el nombramiento de un
coordinador, preferiblemente a nivel ministerial.
• Antes de 2009 debería prohibirse por ley toda la violencia contra los niños y
niñas, e iniciarse un proceso para desarrollar sistemas nacionales de
recopilación de datos fiables.
El informe también insta a los gobiernos a suministrar información acerca de la
aplicación de las recomendaciones del Estudio en sus informes periódicos al
Comité de los Derechos del Niño.

En el ámbito internacional
Las organizaciones internacionales deben alentar y apoyar a los gobiernos en la
implementación de estas recomendaciones. Las instituciones financieras
internacionales deben revisar sus políticas y acciones para tener en cuenta el
impacto que pueden tener en los niños y niñas. Los equipos de las Naciones
Unidas deberían incluir medidas destinadas a combatir la violencia contra ellos en
las estrategias de reducción de la pobreza, las evaluaciones comunes de los países
y los marcos comunes de ayuda al desarrollo. Los gobiernos deben considerar el
nombramiento de un ombudsperson o comisionado para los derechos del niño,
cumpliendo con los Principios de París 31. Dicha institución colaboraría
estrechamente con otros organismos especializados en cuestiones de salud pública
y protección de los niños y debería disponer de un mandato claro para supervisar el
respeto de los derechos del niño a nivel nacional, regional y local. En los casos en
que proceda, debería tener competencia para conocer de posibles denuncias de
violaciones de derechos interpuestas por el público, inclusive niños y para
investigarlas. A la luz de la contribución de las organizaciones regionales a la
ejecución del Estudio, los organismos regionales deberían involucrarse en la
aplicación y seguimiento de sus recomendaciones. Debería alentar el desarrollo de
mecanismos regionales como parte importante del marco general de seguimiento.
Aliento también a los sistemas regionales de protección de los derechos humanos a
que supervisen dicha aplicación. En vista de la importancia de la coordinación
multisectorial para hacer frente al problema de la violencia contra los niños y niñas,
el informe del Estudio ha propuesto que los gobiernos nombren un Representante
Especial del Secretario General para la Violencia contra los Niños. El
Representante Especial debe actuar como promotor mundial de alto nivel de los
derechos de los niños y niñas para impulsar la prevención y eliminación de todas
las formas de violencia contra ellos, debe alentar la cooperación internacional y
regional y asegurar el seguimiento y monitoreo de la aplicación de las
recomendaciones del Estudio. El representante especial debería difundir y
promover las recomendaciones del estudio en distintos foros internacionales,
regionales y nacionales. Debería informar periódicamente al Consejo de Derechos
Humanos y la Asamblea General y coordinar la elaboración de un informe sobre su
aplicación para presentarlo a la Asamblea General en su sexagésimo quinto
período de sesiones. El representante especial colaborará estrechamente (aunque
142
sin duplicar tareas) con el Comité de los Derechos del Niño, el Representante
Especial del Secretario General para la Cuestión de los Niños y los Conflictos
Armados, el Relator Especial sobre la Venta de Niños, la Prostitución Infantil y la
Utilización de Niños en la Pornografía, el Relator Especial sobre la Violencia contra
la Mujer y la Relatora Especial sobre la Trata de Personas, especialmente Mujeres
y Niños. También deberá colaborar con los sistemas regionales de protección de
los derechos humanos y todas las demás iniciativas de seguimiento regionales y
nacionales. El representante especial debería recibir un mandato inicial de cuatro
años. Tomando como base la satisfactoria colaboración interinstitucional que
caracterizó la elaboración del Estudio, debería contar con el apoyo del ACNUDH,
UNICEF y la OMS. Un grupo interinstitucional de las Naciones Unidas para la
Violencia contra los Niños, con representación de organizaciones no
gubernamentales y niños, también debería apoyar el seguimiento.

TÍTULO 5:
Medidas del estado Argentino contra la VIF
El problema de la violencia doméstica mereció tratamiento legislativo en la
Argentina, por primera vez, con la sanción de la Ley 39 de la provincia de Tierra del
Fuego (del 1/10/1992) que creó un procedimiento judicial especial para la
protección de las víctimas de este flagelo. Sin embargo, recién el 7 de diciembre
1994, fecha en que se sancionó la Ley 24.417 de Protección contra la Violencia
Familiar 1, se difundió esta problemática en todo el territorio del país. En los
primeros tiempos, esta norma, que tan sólo cuenta con diez artículos, fue
severamente criticada por motivos diversos. Uno de los principales fue el relativo al
ámbito territorial de aplicación, pues, paradójicamente, se trata –en teoría– de una
ley nacional que contiene aspectos procesales y que, en definitiva, se aplica
exclusivamente en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El propio artículo 9 de la
ley dispone expresamente: “Invita a las provincias a dictar normas de igual
naturaleza a las previstas en la presente”. De todos modos, con el transcurso del
tiempo, esta cuestión devino menor y fue superada con la sanción de normas
específicas en todas las provincias de la Argentina, lo cual permitió verificar la
función pedagógica y ejemplificativa que tuvo la Ley 24.417.
Debido a la falta de espacio y al dispendio que significa reseñar cada una de estas
legislaciones locales, sólo me abocaré aquí a esbozar los principales aspectos que
regula la Ley 24.417, aludiré exclusivamente a las normas provinciales al tiempo
que algunas de sus disposiciones resulten de particular interés.2
Dado que se trata de una de las primeras legislaciones en la materia, es evidente
que esta norma peca de algunas omisiones y merece ser perfeccionada. Sin
embargo, pese a su escaso volumen y a ciertas imprecisiones, se constituyó en una
herramienta sumamente eficaz para tratar la problemática de la violencia doméstica
en el ámbito judicial.3

143
Si bien la Ley 24.417 no asume una definición integral de la violencia doméstica ni
realiza clasificaciones de sus diversos tipos o modalidades, lo cierto es que adopta
una conceptualización amplia, que permite incluir en su ámbito de aplicación
material las más vastas manifestaciones de este fenómeno. En este sentido, el
artículo 1o. alude a “Toda persona que sufriera lesiones o maltrato físico o psíquico
por parte de alguno de los integrantes del grupo familiar”. Y agrega que “A los
efectos de esta ley se entiende por grupo familiar el originado en el matrimonio o en
las uniones de hecho”.
A primera vista, podría decirse que quedan fuera del contexto normativo dos
variantes frecuentes, como la violencia económica y la violencia sexual pero, en
rigor, estas modalidades pueden subsumirse en el género “maltrato psíquico” que
menciona la ley. También resultan excluidas del texto legal las situaciones de
violencia que se generan en el marco de una relación de noviazgo sin convivencia,
aunque esta carencia ha sido superada por vía judicial, a partir de la amplia
interpretación realizada por los tribunales, especialmente a tenor del ejemplo dado
por las legislaciones locales sancionadas con posterioridad, que subsanaron esta
omisión.4
En definitiva, la convivencia no es un requisito necesario a los fines de solicitar el
mecanismo protectorio que instala la Ley 24.417, el que resulta aplicable tanto en
aquellos casos en que la cohabitación hubiera cesado, así como, también, en los
supuestos en que esta nunca se hubiera presentado. Además, y en cuanto a su
alcance subjetivo, la norma resulta omnicomprensiva e incluye dentro de su ámbito
de protección a cualquier persona víctima de violencia familiar, sea mujer, varón,
niño, niña, adolescente, anciano, etcétera.
Tras esta vaga definición, la norma se encarga de exponer uno de sus máximos
postulados, que ha venido a marcar el horizonte que delimitará el abordaje de la
problemática de la violencia doméstica en la Argentina: la competencia del fuero de
familia. Así, dispone que la víctima “podrá denunciar estos hechos en forma verbal
o escrita ante el juez con competencia en asuntos de familia y solicitar medidas
cautelares conexas” (artículo 1o. in fine), y deja la intervención penal como un
mecanismo subsidiario cuando, de los hechos, resulte la tipificación de un delito
(lesiones, amenazas, privación ilegítima de la libertad, abuso sexual, etc.). Una de
las mayores virtudes de la ley es que ha centrado el problema de la violencia
doméstica en el seno de la conflictiva familiar, lejos del marco punitivo inherente al
derecho penal, y que ha dejado el abordaje de esta problemática en manos de
especialistas, mediante herramientas no sólo constrictivas, sino también
consensuadas a partir del trabajo interdisciplinario.

Cabe aquí señalar que la Ley 24.417 y su Decreto Reglamentario 235/96 prevén un
proceso muy simple, que tiene el siguiente desarrollo:
a) Denuncia verbal o escrita, ante la justicia de familia (artículos 1o. y 2o.);

144
b) El juez o jueza requiere un diagnóstico preliminar sobre la situación de
riesgo,que deberá llevarse a cabo dentro de las 24 horas de formulada la denuncia
(artículo 3o., Ley 24.417, y artículo 6o., Decreto. 235/96). Esta evaluación de riesgo
puede ser omitida a criterio de la justicia, cuando la denuncia fue acompañada de
un diagnóstico producido por profesionales, o instituciones públicas o privadas
idóneas en violencia familiar (artículo 6o., Decreto. 235/96);6
c) El juez o jueza puede tomar en cualquier momento medidas cautelares
(exclusión del hogar, prohibición de acercamiento, alimentos provisorios) con una
duración que él debe establecer (artículo 4o.);
d) Antes o después de haber adoptado estas medidas, el juez puede solicitar la
realización de un diagnóstico de interacción familiar (artículo 3o.);
e) Dentro de las 48 horas de adoptadas las medidas precautorias, el juez o jueza
“convocará a las partes y al ministerio público a una audiencia de mediación
instando a las mismas y a su grupo familiar a asistir a programas educativos o
terapéuticos” (artículo 5o.).

Con el propósito de superar la vaguedad conceptual de la Ley 24.417, la Ley


26.485 enumera y define los distintos tipos y modalidades de violencia que pueden
perpetuarse contra la mujer en los múltiples ámbitos de su vida de relación. Así,
tras definir en sentido amplio la violencia contra las mujeres como “toda conducta,
acción u omisión, que de manera directa o indirecta,9 tanto en el ámbito público
como en el privado, basada en una relación desigual de poder, afecte su vida,
libertad, dignidad, integridad física, psicológica, sexual, económica o patrimonial,
como así también su seguridad personal” (artículo 4o.), pasa a describir los
diversos tipos de violencia comprendidos en esta amplia definición, a saber:
a) Física, es decir, la que se emplea contra el cuerpo de la mujer produciendo dolor,
daño o riesgo de producirlo y cualquier otra forma de maltrato o agresión que afecte
su integridad física;
b) Psicológica, la que causa daño emocional y disminución de la autoestima o
perjudica y perturba el pleno desarrollo personal, o que busca degradar o controlar
las acciones, comportamientos, creencias y decisiones, mediante amenaza, acoso,
hostigamiento, restricción, humillación, deshonra, descrédito, manipulación o
aislamiento. Incluye también la culpabilización, vigilancia constante, exigencia de
obediencia o sumisión, coerción verbal, persecución, insulto, indiferencia,
abandono, celos excesivos, chantaje, ridiculización, explotación y limitación del
derecho de circulación o cualquier otro medio que cause perjuicio a su salud
psicológica y a la autodeterminación;
c) Sexual, que se traduce en cualquier acción que implique la vulneración en todas
sus formas, con o sin acceso genital, del derecho de la mujer de decidir
voluntariamente acerca de su vida sexual o reproductiva mediante amenazas,
coerción, uso de la fuerza o intimidación, incluyendo la violación dentro del
matrimonio o de otras relaciones vinculares o de parentesco, exista o no
145
convivencia, así como la prostitución forzada, explotación, esclavitud, acoso, abuso
sexual y trata de mujeres;
d) Económica y patrimonial, es decir, la que se dirige a ocasionar un menoscabo en
los recursos económicos o patrimoniales de la mujer, mediante la: i) perturbación de
la posesión, tenencia o propiedad de sus bienes, ii) la pérdida, sustracción,
destrucción, retención o distracción indebida de objetos, instrumentos de trabajo,
documentos personales, bienes, valores y derechos patrimoniales, iii) la limitación
de los recursos económicos destinados a satisfacer sus necesidades o privación de
los medios indispensables para vivir una vida digna, iv) la limitación o control de sus
ingresos, así como la percepción de un salario menor por igual tarea, dentro de un
mismo lugar de trabajo;
e) La violencia simbólica, es decir, la que por medio de pautas estereotipadas,
mensajes, valores, íconos o signos, transmita y reproduzca dominación,
desigualdad y discriminación en las relaciones sociales, naturalizando la
subordinación de la mujer en la sociedad (artículo 5o.)
Comentario: La norma establece que toda persona que haya sido lesionada o
abusada física o psicológicamente por un familiar puede denunciar estos hechos
verbalmente o por escrito ante un juez de familia y solicitar que se tomen las
precauciones pertinentes. A los efectos de esta ley, se entiende por grupo familiar
el que surge del matrimonio o unión de hecho.

El rol de la Oficina de Violencia Doméstica


La Oficina de Violencia Doméstica creada por la Corte Suprema de Justicia de la
Nación mediante la Acordada 39/06 del 27/12/2006, y puesta en funcionamiento a
partir de octubre de 2008. Dicha oficina actúa en el ámbito de la ciudad de Buenos
Aires bajo la autoridad de la Corte Suprema. Sus principales funciones son:
a) ofrecer información vinculada con la problemática de la violencia doméstica;
b) recibir el relato de los afectados que concurran y labrar las actas
correspondientes;
c) informar a las personas acerca de cuáles son los cursos de acción posibles
según el conflicto que manifiestan padecer, y efectuar, en su caso, las pertinentes
derivaciones;
d) seguir el funcionamiento de las redes de servicio y derivación que se
establezcan;
e) disponer la realización de los exámenes médicos, psicológicos, psiquiátricos o
sociales que sean necesarios;
f) facilitar el traslado de las personas desde y hacia la ovd y los servicios de
atención médica, asistenciales, de patrocinio jurídico u otros existentes; y

146
g) realizar el seguimiento de los casos ingresados, elaborar estadísticas y realizar
informes de evaluación del funcionamiento de la ovd y del fenómeno de la violencia
doméstica

Para dar cumplimiento a tales fines, la ovd funciona las 24 horas del día, incluidos
los fines de semana y los feriados, y se estructura en siete turnos integrados por
profesionales letrados, médicos, trabajadores sociales y psicólogos.12 De este
modo, la persona que pretende formular verbalmente la denuncia por violencia
doméstica,13 a la que aludía el artículo 1o. de la Ley 24.417 y actualmente el
artículo 21 de la Ley 26.485, debe concurrir previa y necesariamente a esta Oficina,
cuyo personal se encarga de llevar a cabo el diagnóstico preliminar o evaluación de
riesgo previstos por la Ley 24.417 y su decreto reglamentario. Si la persona
presenta lesiones físicas, además de la atención interdisciplinaria realizada por un
abogado, un trabajador social y un psicólogo, es atendida, allí mismo, por un
médico que determina las posibles causas de la lesión y toma las fotografías
pertinentes, en caso de que la denuncia quiera o deba elevarse a sede penal.14

Cumplido este trámite, e informada la persona acerca de los posibles cursos de


acción, la denuncia es elevada al juzgado de familia que resulte sorteado. Debe
notarse que hasta el momento, la totalidad de las denuncias recibidas son
derivadas a la justicia de familia para que el magistrado interviniente, teniendo a la
vista el diagnóstico preliminar realizado por la ovd, sea quien, en definitiva, resuelva
su viabilidad en el marco de la Ley 24.417 o la Ley 26.485, en su caso, y la
procedencia de las medidas solicitadas. Es decir, no se trata –al menos en su
funcionamiento actual– de un organismo que tienda a “desjudicializar” las
problemáticas de violencia, al fomentar ámbitos de actuación alternativos a la
justicia, aunque esto no se descarta a futuro, en función de la evolución de su
desarrollo y la evaluación del impacto de su creación.
Comentario: La Oficina de Violencia Doméstica es una oficina en la que se
atienden casos de violencia doméstica. Se trata de hechos de violencia llevados a
cabo por una persona contra otra u otras. El vínculo entre ellas es una relación
familiar o afectiva, actual o pasada. También se reciben denuncias por hechos de
trata con fines de explotación sexual y/o de explotación de la prostitución.

Distintos abordajes de la violencia doméstica


La violencia doméstica desde la perspectiva de género
Acerca del género
El género, como categoría social y analítica, es una de las contribuciones teóricas
más significativas del feminismo contemporáneo y surgió para explicar las
desigualdades entre varones y mujeres, poniendo el énfasis en la noción de
multiplicidad de identidades. Lo femenino y lo masculino se conforman a partir de
147
una relación mutua, cultural e histórica. Precisamente a raíz de ello, el género es
una categoría transdisciplinaria que desarrolla un enfoque globalizador, y remite a
los rasgos y funciones psicológicos y socioculturales que se atribuye a cada uno de
los sexos en cada momento histórico y en cada sociedad (Gamba, 2009, p.121).
En este sentido, citando al célebre Stoller, el género se refiere a “grandes áreas de
la conducta humana, sentimientos, pensamientos y fantasías que se relacionan con
los sexos pero que no tienen una base biológica” (Stoller, 1968, p. 7). Así también,
en palabras de Benhabib, se concibe que “El sistema sexo/género es el modo
esencial, no contingente, en que la realidad social se organiza, se divide
simbólicamente y se vive experimentalmente. Entiendo por sistema de género/sexo
la constitución simbólica y la interpretación sociohistórica de las diferencias
anatómicas entre los sexos” (1990, p. 125).
Desde esta perspectiva, resulta necesario distinguir entre “sexo” y “género”,
aunque sin dejar de advertir que esta distinción no es tan tajante como se creía en
los inicios de las teorías feministas, ya que actualmente existe cierto consenso en
observar que lo que se entiende por sexo también es construido socialmente.21 El
sexo corresponde a un hecho biológico, producto de la diferenciación sexual de la
especie humana, que implica un proceso complejo con distintos niveles o
elementos que no siempre coinciden entre sí. De ahí que los expertos en la materia
suelen referirse al sexo cromosómico, al gonádico, al genital, al hormonal, al
anatómico, al fisiológico y al neurohormonal. El género, en cambio, alude a la
significación social que se hace de estos niveles o elementos. En consecuencia, las
diferencias anatómicas entre varones y mujeres que derivan de este proceso
pueden y deben distinguirse de las atribuciones que la sociedad establece para
cada uno de los sexos individualmente constituidos.
Esta distinción permite, en consecuencia, comprender que el concepto de género
se acuña para explicar la dimensión social y política que se ha construido sobre el
sexo. Sin esta diferenciación, es difícil entender la subvaloración de todo lo
femenino, o que los roles y características que se le atribuyen a cada sexo, aunque
se basaran en diferencias biológicas, no son una consecuencia ineludible de tales
diferencias y, por lo tanto, pueden ser transformadas. En otras palabras:
ser mujer no significa sólo tener un sexo femenino, también significa una serie de
prescripciones normativas y de asignaciones de espacios sociales asimétricamente
distribuidos. Históricamente, esa normatividad ha desembocado en los papeles de
esposa y madre en el ámbito privado-doméstico, cuya característica más visible ha
sido el carácter no remunerado de todo este trabajo de reproducción biológica y
material. De esta forma, puede observarse, en primer lugar, que la categoría de
género tiene como referente un colectivo, el de las mujeres. Y en segundo lugar,
que sobre esa marca anatómica de los individuos de ese colectivo, el sexo, se ha
construido una normatividad que desemboca en un sistema material y simbólico
traducido políticamente en subordinación femenina (Cobo, 2009, p. 35).
La separación conceptual entre el sexo y el género ha permitido entender que ser
mujer o varón, más allá de las diferencias anatómicas, hormonales o biológicas, es
148
una construcción social y no una condición natural. Los roles de género, que se
aprenden fundamentalmente en la infancia, a través del proceso de socialización,
se producen y reproducen en la vida cotidiana en la interacción personal, en el
marco de un sistema que define qué es apropiado para cada rol y qué no lo es. Al
hacerlo, “se crean y transmiten creencias y expectativas de conducta, modos en
que las personas en interacción se perciben mutuamente y esperan del otro
determinadas conductas, y no otras” (Wainerman, 2002, p. 199).
Comentario: Esta visión siempre ha sido una mirada compulsiva de la teoría
feminista para el análisis de la violencia contra las mujeres, muchas veces atribuida
a la violencia de género.

La violencia de género.
Esta realidad, que muestra a las mujeres como las principales víctimas de la
violencia doméstica, ha llevado necesariamente a hablar de la violencia de género.
De hecho, la propia Convención de Belém do Pará define la violencia contra la
mujer como “cualquier acción o conducta, basada en su género, 22 que cause
muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer, tanto en el ámbito
público como en el privado” (artículo 1o.).
Desde esta perspectiva, muchos autores afirman que incluir la noción de género en
una definición de violencia es imprescindible, pues el género constituye la
construcción misma de la jerarquización patriarcal. En este orden de ideas, se ha
subrayado que “La violencia basada en el género revela la diferente distribución de
poder, reforzando así la desigualdad y la subordinación social de las mujeres y
favoreciendo que éstas se transformen en las destinatarias de diversas violencias
estructurales y coyunturales” (Velázquez, 2009, p. 358).
Al respecto, Weinstein señala que la discriminación origina relaciones de
subordinación y de dominio, en las que la violencia constituye una forma de ejercer
poder que se expresa en la estructura social y se reproduce en la familia y en otros
subsistemas sociales. Advierte, asimismo, que la violencia estructural o
institucionalizada que se manifiesta en los sistemas políticos, económicos y
sociales se materializa en situaciones discriminatorias que refuerzan, así, las
condiciones sociales que implican violencia directa en toda la sociedad (Weinstein,
1991, p. 59).
A su vez, Hirigoyen observa que
...la dificultad que tienen todas las mujeres para abandonar a un cónyuge violento
sólo se comprende si se tiene en cuenta el estatus de la mujer en nuestra sociedad
y las relaciones de sumisión/dominación que ello impone. En efecto, si las mujeres
pueden dejarse atrapar en una relación abusiva es porque, debido al lugar que
ocupan en la sociedad, ya se encuentran en posición de inferioridad. Estas
violencias no serían posibles si el sistema social no hubiera instalado ya sus
condiciones objetivas (Hirigoyen, 2008, p. 58).

149
También Jelin expresa de manera contundente: la violencia doméstica es
...una conducta aprendida que se halla enraizada en las relaciones desiguales entre
hombres y mujeres, en la jerarquía sexual, en la representación de la masculinidad
por vía del dominio sobre la mujer [...] O sea que esta conducta se ubica en una
organización patriarcal clásica, en la cual el poder del hombre se manifiesta de
múltiples maneras, inclusive la violencia física misma, naturalizada en las relaciones
de género tradicionales (Jelin, 1998, p. 121).

La dependencia económica de las esposas es uno de los mecanismos centrales


mediante los cuales se subordina a las mujeres en la sociedad. El dinero no se
agota en su definición económica, no es sólo una moneda de cambio. Más bien es
un gran delator que encubre las maneras de ejercer poder y de expresar amor.
Pero, por sobre todo, encubre ideologías jerarquizantes que en nuestra cultura
rigen la relación entre géneros (Coria, 1990, pp. 23 y ss.).
Históricamente, era el hombre quien aportaba los mayores ingresos a la familia.
Esta circunstancia influía, de forma necesaria, en la manera de concebir lo
“masculino” y “lo femenino”, y legitimaba actitudes protagónicas de los varones, al
tiempo que sometía a la marginación y a la dependencia a las mujeres.
En la familia, al menos desde el siglo xix, cuando los ámbitos físicos en los que se
desenvuelve la vida laboral y familiar se separaron, se les asignó a los varones la
responsabilidad de la provisión económica, y a las mujeres la del cuidado del hogar
y de los hijos. De esta manera, se visualizó el mundo público como separado del
privado. Esta división del trabajo se unió a las representaciones acerca de la
masculinidad (potencia, actividad, fortaleza, racionalidad, inteligencia, objetividad,
universalidad) y a las representaciones acerca del “bello sexo” (Amorós, 2000, p.
58) o de la feminidad (suavidad, pasividad, debilidad, sensibilidad, afectividad,
subjetividad, particularidad) compartidas socialmente, no sólo como diferentes, sino
también como superior e inferior, respectivamente, en un sistema jerárquico dual
claramente definido (Olsen, 2000, p. 25).
Comentario: El análisis de las relaciones de género es una herramienta conceptual
muy importante para realizar un estudio integral de la violencia contra la mujer, ya
sea en el ámbito doméstico o fuera de este.

La protección contra la violencia doméstica desde el sistema penal: hacia un


derecho penal mínimo

En primer lugar, la propia restricción o limitación del derecho penal, ligada al


requisito de tipicidad o principio de legalidad que subyace en todo sistema
garantista, deja muchos supuestos de violencia doméstica fuera de su ámbito de
protección. En efecto, la valoración de la prueba, en estos casos, está supeditada al
resguardo de ciertas garantías constitucionales, como la presunción de inocencia y
150
las reglas del debido proceso, que no pueden obviarse en el procedimiento penal.
En las denuncias por violencia familiar la prueba suele ser escasa en tanto, en
general, es la propia víctima el único testigo de los malos tratos o, a lo sumo, lo son
sus familiares más directos, cuyo vínculo con la denunciante resta valor a sus
testimonios.
En segundo término –y unido a lo anterior–, en sede penal la configuración del
delito suele requerir la evidencia de lesiones físicas. Cuando la violencia no deja
“marcas visibles”, resulta más dificultoso acreditar su existencia y, en la mayor parte
de los casos, ni siquiera se tipifica el delito.
Así lo han comprobado las investigaciones realizadas al respecto, de las cuales
surge que
...la mayoría de los procesos por malos tratos familiares acaban en absoluciones o
condenas muy leves, y, sobretodo, terminan mucho tiempo después de que se ha
presentado la denuncia, cuando la situación, de una forma o de otra, se ha
modificado [...] Quien recurre a la Justicia a efectuar una denuncia, concluye el
trabajo, lo hace con la expectativa de obtener una respuesta que resuelva la
situación. Cuando se trata de una situación de violencia producida en el ámbito
doméstico, no sólo se genera una expectativa, sino que es mucho lo que se pone
en riesgo y la decisión de denunciar no suele resultar fácil. En estos casos, la
inmediata clausura y el archivo de las actuaciones dejan sin respuesta a la persona
que se atrevió a denunciar la agresión y la devuelve a la situación previa, con lo que
refuerza objetivamente al agresor (Birgin y Pastorino, 2005, pp. 312-314).
Como tercera dificultad –y también relacionado con la tipificación del delito– se alza
la exigencia del dolo o intención de cometer la conducta delictiva, como elemento
central de la responsabilidad en el moderno derecho penal. En efecto, sólo en
algunos casos, por ser de especial gravedad, se castiga el comportamiento objetivo
sin tener en cuenta la intención; pero incluso en tales supuestos, cuando el delito se
castiga en su modalidad culposa, la pena es menor que cuando se tiene la
intención de cometer el acto.
Otro elemento que se muestra claramente como una dificultad propia del derecho
penal en el tratamiento de la violencia doméstica es –como advierte acertadamente
García Méndez– una deficiencia estructural de esta rama del derecho, que en otro
tipo de conductas desviadas resulta opacada por la ausencia de un vínculo
personal entre la víctima y el autor del hecho. Dado que el derecho penal está
orientado hacia el pasado, que prescinde de las consecuencias futuras de la acción,
las posibilidades de agravar la situación existente son considerablemente mayores
que las que se hallan en otros ámbitos de aplicación. Y ello, en tanto la intervención
en sentido punitivo-retributivo tiende objetivamente a desentenderse, de la suerte
de la víctima y de la del autor del hecho 28 (García Méndez, 1987, pp. 234236).
Cuando interviene la justicia penal, el Estado se apropia del conflicto y la víctima no
tiene lugar en el proceso,29 porque no se le considera la principal ofendida (Birgin y
Pastorino, 2005, p. 313).

151
Es que el derecho penal, por esencia, se construye alrededor del concepto de pena
o sanción. Su objetivo es sancionar una conducta pasada. Lejos está de poner el
acento en el futuro, de modo de encontrar una solución al conflicto tendiente a una
modificación y reformulación de las relaciones entre las partes involucradas. En
definitiva, el derecho penal se limita a poner un freno –acotado en el tiempo– a los
episodios de violencia. Cura el “síntoma” evidente de la conflictiva familiar, pero no
aporta soluciones de fondo a la problemática de la violencia doméstica.
Comentario: La intervención criminal, defendida en muchas jurisdicciones
comparadas, se presenta como una imagen parcial de un conflicto que genera
violencia, sin analizar los muchos factores que coexisten en el desastre.

Hacia una mirada integral e interdisciplinaria de la violencia doméstica


Un paso previo y necesario: la prevención

La implementación de políticas públicas preventivas constituye un eslabón de vital


importancia para combatir la violencia doméstica ya que, por su esencia, son las
únicas que poseen la capacidad de actuar antes de que acaezcan situaciones
susceptibles de derivar en violación de derechos. Así lo ha entendido la propia Ley
26.485, cuando en su artículo 2o., inc. d), señala la necesidad de promover y
garantizar “El desarrollo de políticas públicas de carácter interinstitucional sobre
violencia contra las mujeres”.
En este sentido, dentro del amplio cúmulo de “acciones positivas” que debe instar el
Estado argentino por mandato constitucional (artículo 75, inc. 23, Constitución
Nacional),30 las de neto corte preventivo tienen prioridad dado que, en rigor, son
las que mejor se condice con la efectiva satisfacción de derechos por sobre la
restitución de derechos vulnerados –a la que se llega cuando el daño ya se ha
producido–. En otros términos, si se tiene en cuenta la agresión, es decir, el suceso
o los sucesos puntuales, pero no se consideran lo suficiente aquellos factores que
los han provocado, o sea, el núcleo de la violencia, la intervención podrá ser
efectiva, pero se quedará a mitad de camino. Como bien se ha señalado: “si se
quiere acabar con la violencia conyugal, es necesario proyectar una acción más
amplia; debe hacerse hincapié en la educación, la de los adultos y sobre todo la de
los jóvenes” (Hirigoyen, 2008, p. 170).

Grosman y Mesterman afirman que las acciones preventivas en el marco de la


violencia doméstica tienen los objetivos que se mencionan a continuación:
a) Objetivos generales: reducir la incidencia del problema de la violencia familiar;
promover una ideología basada en los derechos humanos en el interior de la
familia; y promover la salud, en términos de mayor bienestar y mejoramiento de la
calidad de vida de los integrantes de la familia;

152
b) Objetivos específicos: promover el desarrollo pleno de los integrantes de la
pareja conyugal; acrecer el conocimiento de recursos; incidir sobre las prácticas
organizacionales; influenciar la política social y la legislación; favorecer las redes
interinstitucionales; promover la formación de especialistas y ampliar su papel
(2005, p. 457).

Para lograr tales objetivos, son diversas las políticas que deben adoptarse desde el
Estado. Una de las principales es, evidentemente, la información y difusión gráfica,
radial y televisiva con dos fines esenciales: modificar las creencias,
comportamientos y valoraciones sociales sobre las relaciones de género, y divulgar
la existencia, cantidad y características de recursos e instancias disponibles para
buscar ayuda en caso de encontrarse afectado por una situación de violencia
doméstica.

El rol de la justicia
(i) Legitimación activa y obligación de denunciar
La Ley 24.417 de Protección contra la Violencia Familiar distingue dos tipos de
denuncias: la voluntaria y la obligatoria. La denuncia voluntaria está prevista por el
artículo 1o. de la norma, en tanto señala que “toda persona que sufriera lesiones o
maltrato físico o psíquico por parte de alguno de los integrantes del grupo familiar
podrá denunciar estos hechos en forma verbal o escrita...”; también está prevista en
la segunda parte del artículo 2o. de la ley, al decir que “el menor o incapaz puede
directamente poner en conocimiento de los hechos al ministerio público”. La
obligatoriedad de la denuncia surge de la primera parte del artículo 2o. de la ley,
que establece que “cuando los damnificados fuesen menores o incapaces,
ancianos o discapacitados, los hechos deberán ser denunciados por sus
representantes legales o el Ministerio Público. También estarán obligados a
efectuar la denuncia los servicios asistenciales sociales o educativos, públicos o
privados, los profesionales de la salud y todo funcionario público en razón de su
labor”.
Del texto legal surge claramente que cuando se trata de adultos víctimas de
violencia, solo se encuentra legitimado para entablar la denuncia el propio
damnificado. La solución legal se presentaba como limitada en algunos supuestos –
si bien minoritarios, pero existentes– en los que la víctima de violencia carece de
recursos emocionales e intelectuales para tomar la decisión de formular
judicialmente una denuncia contra el agresor.35

Al tiempo de sancionarse la ley, alguna doctrina criticó la disposición normativa,


señalando que hubiera sido deseable brindar a los familiares de la víctima la
posibilidad de reclamar protección judicial, puesto que son ellos quienes muchas
veces deben asistir a hechos de violencia que les provocan, asimismo,
153
mortificaciones y perturbaciones físicas o psíquicas (Grosman y Martínez Alcorta,
1995).36 En este sentido, se sugirió que pese a la falta de previsión legal, de
formularse la denuncia por cualquier tercero siendo la víctima mayor de edad, el
juzgado debía aceptarla y citar al damnificado a ratificar la, práctica de hecho
seguida en muchos juzgados de familia (Lamberti, 2008, p. 65).37

En una serie de encuestas que se realizaron en 1996 a los jueces de familia de la


ciudad de Buenos Aires, éstos manifestaron “la conveniencia de ampliar el espectro
de los denunciantes, con referencia a las víctimas adultas y capaces, extendiendo
esa facultad a cualquier miembro del grupo familiar o conviviente”. Y explicaban
esta necesidad porque el miedo que invade al afectado es tal, que le imposibilita el
ejercicio de su derecho de poner en conocimiento de las autoridades pertinentes la
violencia que padece (Castro, 1998, p. 189).38
Esta solución ya se encontraba prevista en el derecho comparado, y fue adoptada
luego por sendas legislaciones locales que siguieron a la Ley 24.417. Así, por
ejemplo, en la Ley peruana 26.260 de 1993, la denuncia puede ser formulada por
los parientes consanguíneos del afectado y por cualquier persona que conozca los
actos de agresión.
En el mismo sentido, el artículo 8o. de la Ley 17.514 de Violencia Doméstica del
Uruguay, de 1996, establece que “cualquier persona que tome conocimiento de un
hecho de violencia doméstica, podrá dar noticia al Juez competente en la materia,
quien deberá adoptar las medidas que estime pertinentes de acuerdo a lo previsto
en esta ley. Siempre que la noticia presente verosimilitud, no le cabrá
responsabilidad de tipo alguno a quien la hubiere dado”.
A su vez, el artículo 7o., inc. c) de la Ley 7.586 contra la Violencia Doméstica de
Costa Rica, sancionada en 1996, prevé la posibilidad de que un tercero formule la
denuncia pertinente si la víctima está imposibilitada por encontrarse grave, como
producto de una situación doméstica. La norma establece en el artículo 8 que, en
tal caso, la solicitud presentada por el tercero requerirá autenticación.
El Decreto Ley 902, de 1997, de El Salvador, dispone en el artículo 13 que “toda
persona que tenga conocimiento de un hecho constitutivo de violencia intrafamiliar,
podrá denunciarlo o dar aviso a la Policía Nacional Civil, a los Tribunales
competentes y a la Procuraduría General de la República”. En la misma línea se
encuentra la Ley 1.674 de Bolivia, de 1995, cuyo artículo 22 reza: “Están
legitimados para solicitar protección a favor de la víctima, denuniando hechos de
violencia física o psicológica, sus parientes consanguíneos, afines o civiles, o
cualquier persona que conozca estos hechos”.
Por su parte, el Decreto Ley 97/96 para “Prevenir, sancionar y erradicar la Violencia
Intrafamiliar”, de Guatemala, en su artículo 3o. señala que cualquier persona podrá
hacer la denuncia cuando la víctima agraviada sufra de incapacidad física o mental,
o cuando la persona se encuentre impedida de solicitarla por sí misma. Del mismo
modo, podrá formularla cualquier miembro del grupo familiar, en beneficio de otro.
154
En la Argentina, la Ley 12.569 de la Ley de Protección contra la Violencia Familiar
de la Provincia de Buenos Aires establece, en su artículo 3o., una legitimación
activa tan amplia que faculta a todo ciudadano que tome conocimiento del hecho a
denunciarlo.39 Igual alcance tiene la Ley de Córdoba 9.283 (artículo 13). Con
mayor precisión, la Ley 2.212 de Neuquén prevé, en el artículo 7o., que “si la
víctima del maltrato o abuso estuviera impedida de hacer la denuncia, cualquier
persona que haya tomado conocimiento del hecho deberá comunicarlo al juez
competente”. Una disposición similar contiene la Ley 39 de Tierra del Fuego
(artículo 2o.). Por su parte, la Ley 4.241 de Río Negro establece, en el artículo 17,
que se encuentran legitimados para denunciar situaciones de violencia familiar: “b)
Los parientes de la víctima [...] d) Las personas que en su relación de vecindad o
amistad hayan tomado conocimiento del hecho, si la víctima se encontrare
impedida para hacerlo de manera física o emocionalmente en forma temporaria o
permanente”. Algo más acotada en cuanto a la extensión de la legitimación es la
Ley 11.529 de Santa Fe, cuyo artículo 3o. determina la obligación de denunciar los
hechos por parte de los servicios sociales, asistenciales, educativos, profesionales
de la salud y todo agente público en cumplimiento de su labor, no sólo ante la
presencia de menores e incapaces, sino también cuando la víctima fuera mayor y
estuviera impedida para hacer la denuncia. La limitación impuesta en el ámbito de
la ciudad de Buenos Aires por la Ley 24.417 fue superada luego de la sanción de la
Ley 26.485, que contiene dos normas relativas al tema: el artículo 18, en tanto
señala que “Las personas que se desempeñen en servicios asistenciales, sociales,
educativos y de salud, en el ámbito público o privado, que con motivo o en ocasión
de sus tareas tomaren conocimiento de un hecho de violencia contra las mujeres en
los términos de la presente ley, estarán obligados a formular las denuncias, según
corresponda, aun en aquellos casos en que el hecho no configure delito”; y el
artículo 24, que entre los legitimados activos enuncia a “Cualquier persona cuando
la afectada tenga discapacidad, o que por su condición física o psíquica no pudiese
formularla” (inc. c), salvo en los casos de violencia sexual, en que la mujer que la
haya padecido es la única legitimada para hacer la denuncia (inc. d). A su vez, el
inc. e) de este último artículo subraya que “La denuncia penal será obligatoria para
toda persona que se desempeñe laboralmente en servicios asistenciales, sociales,
educativos y de salud, en el ámbito público o privado, que con motivo o en ocasión
de sus tareas tomaren conocimiento de que una mujer padece violencia siempre
que los hechos pudieran constituir un delito”.
Comentario: Para la violencia intrafamiliar, el equilibrio pasa por la necesidad de
trabajar de forma interdisciplinar con la víctima para “empoderarla” y permitir que se
sustente la denuncia de un tercero. Si esto no funciona, la intervención del gobierno
llegará a su límite porque mantenerlo abierto es absurdo e ineficaz. El proceso no
implica la participación activa de las partes directamente involucradas conflicto
violento.

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