Está en la página 1de 11

LAS EMPRESAS “AFECTIVAS” SON LAS MÁS “EFECTIVAS”

Publicación de: Estrategias y Negocios

Fecha de publicación: 2016-02-26

Si la integración entre la emoción y la cognición se produce de manera correcta,


entonces los sentimientos se encaminan en la dirección adecuada, y nos llevan al
lugar apropiado para la toma de decisiones racionales. Este es el desafío del
management en el nuevo siglo.

Por: Alicia Pomares *

¿Imaginas una empresa de mediados del siglo XX preocupándose por la felicidad


de sus empleados? ¿Debatiendo en el comité de dirección como conseguir
arrancar pasión en sus colaboradores, intentando que se ilusionen por sus
proyectos, aconsejando aquello de sé tú mismo, expresa tus emociones? ¿La
imagináis planificando una estrategia de ‘gamificación’ para sus trabajadores con
el objetivo de generar compromiso?

Aquellos comités de dirección cuya máxima era “al trabajo se viene llorado y
motivado, deja tus sentimientos en casa”. ¿Quién era capaz de dejar sus emociones
en el cajón de la cómoda y salir de casa sin ellas, como si de la corbata se tratara?

Eran tiempos en los que nos adiestraban para que fuéramos “fuertes”, nos
enseñaban que el sentimentalismo era propio de personas débiles, inmaduras,
con déficit de autocontrol. En nuestro imaginario colectivo las emociones
pertenecían al ámbito de lo femenino. En esta sociedad de las “buenas maneras” y
el control social han hecho de nosotros auténticos expertos de las apariencias.

Hemos pasado de la era del racionalismo (S.XX ) a la era de las emociones


(S.XXI) casi sin pestañear.
El siglo XX ha sido el siglo del racionalismo. En este sentido durante este tiempo
se ha creído que las decisiones se tomaban exclusivamente en términos de
racionalidad sin que las emociones intervinieran en el proceso. Hasta hace poco
tiempo, las emociones han quedado circunscritas dentro del ámbito de la
investigación.

Hacia finales del siglo XX el doctor Antonio Damasio propuso un cambio esencial
en esta concepción: “La cognición y las emociones no sólo están estrechamente
entrelazadas, sino que además, la emoción es el primer mecanismo para la
racionalidad. Si la integración entre la emoción y la cognición se produce de
manera correcta, entonces los sentimientos se encaminan en la dirección
adecuada, y nos llevan al lugar apropiado para la toma de decisiones racionales,
donde podemos dar un buen uso a los instrumentos de la lógica” (Damasio, 2003).

Del Afecto Al Efecto

Si una empresa es afectiva es más fácil que pueda ser una empresa efectiva.

En la era de las emociones va ganando terreno la convicción de que vivir las


emociones es un elemento insustituible en la maduración personal y en el
desarrollo de la inteligencia.

Hemos aprendido que los sentimientos y emociones son necesarios en nuestras


organizaciones, la transformación cultural, la creatividad, la innovación requieren
de altas dosis de emociones.

Las organizaciones, las sociedades serán innovadoras en la medida en que lo


sean las personas que las conforman, y su principal cometido es generar la cultura
y condiciones de entorno que favorezcan la creatividad, el riesgo, la cooperación,
el trabajo en equipo, es decir, la pasión por crear valor y hacer cosas nuevas.

En este nuevo contexto, el aprendizaje y el desarrollo de competencias socio-


emocionales pueden contribuir al avance en cada uno de los mencionados niveles,
aportando conceptos y herramientas que expandan la dimensión emocional.
Las emociones, esas grandes desconocidas, adquieren un papel protagonista en
aspectos fundamentales para la innovación: el conocimiento, la toma de
decisiones y la gestión del cambio.

Sabemos que los líderes actuales, los que consiguen transformar organizaciones,
son grandes gestores de emociones capaces de mantener el compromiso de sus
empleados. Y lo más importante, que las emociones se contagian, tanto las
positivas como las negativas y que un líder puede conseguir contaminar a toda
una empresa con sus emociones negativas o conseguir un clima positivo y
productivo, orientado a objetivos.

Una organización, como un todo, puede llegar a sentir una emoción determinada,
en función de sus líderes (personas que ejercen influencia en la misma).

Por ello, hemos empezado a preocuparnos por los sentimientos de nuestros


empleados, a medir sus sentimientos con herramientas 2.0 como puede ser el
análisis semántico de redes sociales, o el Check-in de los sentimientos de los
empleados para obtener mapas de emociones en el lugar de trabajo, o el
‘Termómetro de la felicidad’ que utilizan en Infojobs, por poner algunos ejemplos.

Estamos aprendiendo que expresar nuestras emociones no es tan malo, que no


siempre hay que controlarlas, sobre todo si son positivas.

Emoción Colectiva

Las empresas son cada vez más sociales, que incorporan redes sociales
colaborativas. Sabemos que las redes sociales potencian las emociones, los
sentimientos, facilitan el contagio a través de los influencers, y por tanto, las
empresas son más propensas a conectarse con una emoción determinada.
Pero ¿Se puede llegar a conseguir una emoción colectiva? Algo así como lo que
ocurre en algún partido de fútbol importante, todos apoyando al equipo y al
objetivo con pasión.

Igual que ocurre con la inteligencia colectiva, las redes sociales nos pueden
ayudar a conseguir una emoción determinada, una organización que sienta en
positivo, una organización que utilice sus emociones como motor de acción, de
cambio, de innovación. Una emoción que nos lleve a luchar por el bien común.

¿Pero cómo conseguir una emoción colectiva que implique pasión, ilusión, confianza,
generosidad, altruismo, compasión si todavía muchas de nuestras grandes y
pequeñas organizaciones (bueno las que quedan) reina la ley de la jungla, la ley del
más fuerte? Este será uno de los grandes retos de RRHH de este siglo.

Artículo publicado en el blog Serendipia


EN AUGE LAS EMPRESAS QUE MIDEN LA FELICIDAD DE SUS EMPLEADOS

“El trabajador optimista, creativo, flexible y empático es más productivo, según


investigaciones y expertos en trabajo saludable”

RAQUEL QUELART, Barcelona 07/02/2016

Cada vez más organizaciones lo tienen claro: el trabajador optimista rinde más.
Los empleados felices permanecen el doble de tiempo en sus tareas, tienen un
65% más de energía y su vinculación a la empresa es mayor, según un estudio del
IOpener Institute de Oxford. Por eso aumentan las empresas que deciden medir
su felicidad. Una tendencia incipiente –son una minoría todavía las compañías que
invierten en ello-, pero que poco a poco va calando en la conciencia de las
corporaciones.

“Las empresas empiezan a darse cuenta que tienen que cambiar totalmente de
hábitos”, declara Rafael Peiró, gerente de Créetelo, consultora que enseña a
líderes y empleados a mejorar el compromiso con la empresa, la cohesión, el
trabajo en equipo, la empatía y el buen humor –“que nada tiene que ver con la
juerga y el cachondeo”, matiza Peiró-.“Es rentable y productivo”, sentencia.

“Son técnicas muy sencillas de aplicar que no cuestan dinero y aportan mucha
rentabilidad”, sostiene Peiró, que fundó la compañía, con sede en la localidad
valenciana de Alboraya, hace cuatro años. Desde entonces una docena de
empresas han parado la producción con el objetivo de aprender nuevas
habilidades que les ayuden a tener una plantilla motivada.

Algunas universidades han creado equipos de investigación que se centran en


averiguar qué nos hace disfrutar en el trabajo.
Cuantificar La Felicidad Laboral

Uno de los colaboradores de la consultora, Juan Pedro Sánchez, de 48 años,


exdirectivo y experto en Psicología del Trabajo, Recursos Humanos y Organizaciones,
detalla cómo se puede medir el nivel de felicidad de una corporación: el primer paso
es evaluar el optimismo y las emociones positivas y, por otro lado, las demandas de
estrés y exceso de supervisión y control; a continuación, se trabaja en diferentes
sesiones aspectos como la inteligencia emocional, la empatía, la asertividad –la
habilidad para reaccionar de manera adecuada a cada situación-, el
autoconocimiento, el autocontrol y la autoconciencia.

La mayoría de los directivos que llegan a los talleres “la única forma que conocen
para tratar a los empleados es la del palo y la zanahoria”, lamenta Sánchez. No
obstante, reconoce que en los últimos años las capacidades de liderazgo que
fomentan el optimismo en una corporación empiezan a entrar tímidamente en las
materias que se imparten en las facultades.

La felicidad es uno de los aspectos más sometidos a estudios. “Hoy se aborda


desde perspectivas neurobiológicas, médicas, sociales, psicológicas y hasta
políticas”, comenta la especialista en organizaciones optimistas Belen Varela. Y,
evidentemente, el ámbito laboral no es ninguna excepción, ya que en él pasamos
buena parte de nuestra vida. Por eso varias universidades han creado equipos de
investigación que se centran en averiguar qué nos hace disfrutar en el trabajo.

“Un trabajador feliz es amable, sabe trabajar en equipo y antepone los intereses
de los compañeros a los suyos”

RAFAEL PEIRÓ Gerente de la consultora Créetelo

Trabajos Saludables

Un referente en este sentido es el equipo Wont, dirigido por Marisa Salanova, en


la Universidad Jaume I que combina la investigación y el desarrollo de novedosos
protocolos para implementar intervenciones que ayuden a crear organizaciones
“saludable y resilientes”. Belen Varela, que también es profesora de la Universidad
de A Coruña, aclara que los estudios científicos sobre esta cuestión, más allá de
centrarse en emociones y estados de ánimo, analizan sobre todo la forma de
afrontar la vida en general de cada miembro de una organización.

Y un trabajador feliz es “amable, sabe trabajar en equipo y antepone los intereses


de los compañeros a los suyos”, describe Peiró. Mientras que la profesora Varela,
añade: “El optimismo es una actitud con la que una persona es capaz de
establecerse metas desafiantes y mantener la determinación de alcanzarlas; se
refleja, por tanto, en conductas como la perseverancia, la vitalidad, la creatividad y
una constante orientación al logro”, explica la especialista, que también colabora
con Créetelo.

¿Cuánto tiempo pierdes yendo al trabajo cada día? Sería más productivo dedicarlo
a trabajar

MANUEL ALBARRÁN Director de Desarrollo de Dinsa

“Conozco muchas empresas que trabajan muy bien la motivación”, asegura


Varela. La autora del libro La Rebelión de las Moscas (Ediciones B) pone como
ejemplo a Cyberclick Group, la mejor empresa para trabajar en España, según el
prestigioso galardón Best Workplace España en su edición de 2014. La compañía,
especializada en la optimización de campañas de marketing y publicidad digital,
valora sobre todo la actitud personal y los valores del trabajador por encima del
currículum.

Empresas Flexibles

Un común denominador en muchas de estas corporaciones es la flexibilidad de


horarios ya que el objetivo no es trabajar unas determinadas horas sino conseguir
determinadas metas. Así es como funciona, por ejemplo, la mitad de la plantilla de
Dinsa, que recientemente ha lanzado al mercado un escritorio virtual, Libework,
desde el que acceder a aplicaciones y recursos de forma segura desde cualquier
lugar. “Tenemos un puesto de trabajo móvil, más que un puesto fijo”, comenta el
director de Desarrollo de la compañía, Manuel Albarrán.

La empresa, fundada en 1977 y afincada en Madrid, decidió hace cinco años ser
congruente con el tipo de productos que estaba vendiendo y ofrecer a perfiles
administrativos, desarrolladores y directores de área la posibilidad de trabajar
fuera de la oficina. Según Albarrán, esto ha tenido una repercusión positiva en la
cuenta de resultados de la compañía y también en la calidad de vida de la plantilla
ya que les ha permitido, asegura, conciliar mejor su vida familiar y laboral.

El responsable de Créetelo considera que esta manera de trabajar es


“recomendable”, y es más, considera que “los horarios rígidos están obsoletos”,
con la excepción de determinados puestos, como cadenas de montaje. Y añade el
ejecutivo de Dinsa: “¿Cuánto tiempo pierdes yendo al trabajo cada día? Sería más
productivo dedicarlo a trabajar”, plantea Albarrán.

Cómo Crear Buen Ambiente

Los especialistas consultados desgranan algunas claves para generar un clima


laboral óptimo:

- La confianza en los propios recursos para hacer frente a los desafíos, que se
obtiene principalmente a través del conocimiento y el reconocimiento de las
fortalezas y capacidades de cada persona y de la propia organización en su
conjunto.

- Definir horizontes claros que permitan a las personas identificarse y encontrar


sentido al esfuerzo diario.

- El buen empresario respeta a sus trabajadores, los escucha y los valora. Es


jovial y amable.
- Sonreír y saludar al equipo. Hay directivos que no se dan cuenta del estado de
ánimo con el que entran a la empresa –no saludan ni sonríen-, lo que genera en
algunas personas un clima de desasosiego.

“A menudo las empresas que intentan amplificar la iniciativa castigan el error sin
darse cuenta de que equivocarse forma parte de ella”

JUAN PEDRO SÁNCHEZ Experto en Psicología del Trabajo

- Un jefe que cree buen ambiente debe aprender a felicitar, algo que no es habitual
ya que se suelen resaltar más las cosas malhechas, e intentar solucionar los
errores en equipo y no centrar la culpa en una sola persona.

- Celebrar los hitos de un proyecto, también las metas intermedias, por ejemplo,
yendo a la cafetería de la empresa e invitar a merendar al equipo, organizar una
comida o simplemente dedicar diez minutos a comunicar el éxito y disfrutarlo en
equipo.

- Al corregir un error, el líder debe explicitar lo que quiere corregir, pero también
cómo quiere que se haga porque muchas veces se suele señalar el error sin
explicitar qué es lo que se espera del empleado.

- Reforzar los comportamientos positivos e identificarlos correctamente. A menudo


las empresas que intentan amplificar la iniciativa castigan el error sin darse cuenta
de que equivocarse forma parte de ella.

- El líder busca colaboradores, no a gente a quien le pueda mandar.

Sin embargo, según los expertos, el positivismo laboral también es sensible a los
factores ambientales y a los cambios en el estilo de dirección.

“Las empresas no son conscientes del impacto que tienen sus políticas, sus
prácticas o sus estilos de dirección en el ambiente laboral”

BELEN VARELA Especialista en Organizaciones positivas


Las Trabas Para La Felicidad Laboral

Pero la mayoría de las empresas no están por la labor de generar un buen clima de
trabajo. Belén Varela lo atribuye a “la creencia de que no está en sus manos, sino en
la de los empleados” y al hecho de que “no son conscientes del impacto que tienen
sus políticas, sus prácticas o sus estilos de dirección en el ambiente laboral”.

Rafael Peiró considera que la pirámide de Maslow es extrapolable al mundo


empresarial. En este sentido las necesidades fisiológicas de una empresa –el
primer escalón de la pirámide- son las obligaciones dinerarias –como pagar
sueldos, proveedores o el alquiler del local-. “Cuando están haciendo frente cada
mes a esta necesidad no atienden otras que están en lo alto de la pirámide: las de
reconocimiento, apoyo y motivación de la plantilla”.

“¿Seríamos capaces de aislarnos mentalmente de esa tiranía para funcionar de


manera óptima en nuestro trabajo?”

BELEN VARELA Especialista en Organizaciones positivas

El principal error que impide que los trabajadores se sientan felices en sus puestos
de trabajo es el estilo directivo. Según ha podido comprobar Varela a lo largo de
su experiencia en el asesoramiento a organizaciones, aspectos como la falta de
reconocimiento, la presión excesiva o, incluso, la dejadez o la sobreprotección
pueden mermar el ánimo de cualquier persona.

La especialista en organizaciones optimistas indica que muchos estudios han


demostrado que el jefe es una de las principales causas de salida voluntaria de la
empresa. Y es que acaso, plantea Varela, “¿seríamos capaces de aislarnos
mentalmente de esa tiranía, para funcionar de manera óptima en nuestro trabajo?”.

Sobrevivir al ‘trepa’ (persona que no duda en obstaculizar a un compañero)

Otra de las cosas que a menudo enrarece el ambiente laboral es la presencia del
empleado que no duda en hacer la zancadilla a un compañero para desprestigiar
su trabajo o colgarse las medallas de los logros del equipo. Los especialistas en
organizaciones optimistas aconsejan alejarse de relaciones negativas o poner el
foco en personas o cosas que muestren qué hacemos y qué somos capaces de
hacer.

Si bien todas las empresas son susceptibles de poder aplicar estos principios y
técnicas, siempre puede haber una oveja negra en la plantilla, tal como recuerda
la especialista en organizaciones positivas Belén Varela: “El optimismo no es una
varita mágica, no podemos hacer desaparecer al trepa ni cualquier otra
circunstancia adversa”. Pero de lo que algo están seguros los expertos es que con
buena cara, el trabajo sale mucho mejor.

http://www.lavanguardia.com/felicidad-trabajo.html

También podría gustarte