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Guía de la sesión
MIS METAS A LARGO PLAZO Y CÓMO LOGRARLAS
Logro de aprendizaje Material para el estudiante
Me trazo metas a largo plazo y elaboro ❖ Un lápiz, lapicero o resaltador
un plan de acción para realizarlas. para cada estudiante.
❖ Cuaderno de apuntes.
1 Inicio
Quiero proponerles que iniciemos nuestra sesión pensando en algo nuevo y bueno que
nos haya pasado en las últimas semanas, cualquier cosa; también podemos contar algo
bueno así no sea nuevo.
Puede comenzar por contar algo nuevo y bueno que le haya pasado a usted.
Deles algunos minutos para que recuerden y comenten sus experiencias,
cuidando de que cada estudiante tenga su turno para hacerlo.
2 Desarrollo
Historias de vida
Leemos la hoja de trabajo “Virgilio Martínez” (ver Material para el estudiante).
¿Alguno de ustedes sabe quién es Virgilio Martínez?
Vamos a conocer un poco más de este chef peruano. En estos momentos de sus vidas
ustedes se encuentran definiendo qué harán y hacia dónde dirigirán sus esfuerzos. Los
invito a hacer la lectura de manera individual e ir resaltando o subrayando lo que les llame
la atención de la historia de vida de Virgilio Martínez.
3 Cierre
¿Qué personas conocen que han tenido planes para lograr sus sueños y los han
logrado?
¿Y conocen personas que no tuvieron planes, vivieron “según las circunstancias”
y no están contentas con como resultaron sus vidas?
¿Qué sucede si sus sueños o metas son diferentes a lo que quieren sus padres,
amigos u otras personas importantes en su vida?
Respuesta sugerida: Que los deben sacar adelante y asumir las responsabilidades de tomar
sus propias decisiones.
INSTITUCIÓN EDUCATIVA “SAN RAMÓN” DE PANGOA
Educar es nuestra tarea, la excelencia nuestra diferencia
NIVEL SECUNDARIA | Quinto grado Etapa 1| Plan de vida - determinación| Sesión 2
“Vuelvo a Europa y pelo papas, si es necesario. Todo para seguir viajando. Pero aquí, en Perú, no me
quedo”. Eran los tiempos difíciles de mí país, cuando todo el mundo se quería ir, había un ambiente como
de que en Perú no había futuro. Estábamos jodidos en todo, en fútbol, en política, en economía, en
secuestros, en terrorismo, en todo…
Y se dio cuenta de que podía ser cocinero, ¿no?
Sí. Entendí que podía ser una linda profesión y que para estudiarla había que salir, que era lo que quería. El
día que fui a pagar mi segundo año de derecho, haciendo la cola me di cuenta de que no podía seguir en
eso. Ahí mismo dije: “Quiero ser cocinero”. Así que me metí a estudiar en Le Cordon Blue de Ottawa,
Canadá. Escogí esa ciudad porque allí había la posibilidad de hablar y de aprender inglés y francés, y de
tener cercanía a la cocina francesa que, en ese tiempo, era mi sueño. Entonces no tenía conciencia de la
cocina peruana. Francia era la regla máxima.
¿Y se encontró como cocinero?
Desde mi primera clase supe que era lo mío. En la segunda, un profesor pidió un asistente y yo levanté la
mano. Luego logré ser esa especie de ‘monaguillo’ que lavaba las ollas de la escuela entera, solo para vivir
todo ese mundo desde adentro. Allá hice los cursos básicos. Tenía 19 años.
En Canadá estuvo un año y luego se fue a Londres, ¿por qué el cambio?
Porque en Ottawa no hay escuela superior, solo básica. Y Londres porque es una ciudad que siempre amé,
porque yo era skater, porque escuchaba el punk-rock de allá. Era un sueño. Pero Londres era carísimo, por
eso siempre era lavador de platos, para pagarme mis cosas.
¿Cómo fue que usted llegó a trabajar en la cocina del hotel Ritz de Londres?
Porque uno de mis profesores tenía el contacto ahí y me consiguió el último puesto de la cocina, el peón,
el peor rango… Yo le limpiaba la %$#( a todo el mundo. La cosa era tan triste que el único día que me
preguntaron el nombre y yo dije “Virgilio”, me dijeron: “No, tú te llamas Ross”. Y así me quedé… Yo
asumí todo con tal de estar ahí y con tal de sostener mi permiso de trabajo. Ellos se iban al pub y me decían:
“Ross, ahora sí a trabajar”, y me dejaban montañas de pescado para limpiar. Y lo hacía. Y gracias a eso el
chef ejecutivo se dio cuenta de mi trabajo y empecé a ascender. Pasé a ser asistente de asistente de asistente:
pelar papas y demás. Luego pasé a asistente del asistente. Luego a asistente, que ya es un logro. Y, por
último, chef de partida. Hasta que terminé mis estudios y perdí mi visa.
Y de ahí saltó a Nueva York, a un super restaurante francés que se llama Lutece. ¿Finalmente realizó
su sueño de hacer la mejor cocina francesa del mundo?
Sí. Era el restaurante cinco estrellas de The New York Times. Allá llegaban las trufas blancas frescas de
Italia y yo no lo podía creer. Tener esos productos en mis manos pagaba todo. Pasé un año. Ahí fui chef de
partida, pero volví a ser el más /%#& de la cocina, porque era el único no francés.
Anthony Bourdain dice en su libro “Confesiones de un chef” que los ecuatorianos, colombianos y
peruanos son los mejores en la cocina porque los tratan mal y al otro día vuelven felices a su trabajo…
Tal cual. Una vez le jodí la salsa a uno de mis jefes, un chef francés de la vieja guardia, y él se fue a mi
casillero, sacó mi morral, en el que tenía mi ropa con mi billetera y todo, y lo zambulló en la olla donde
hacíamos el fondo de pescado. Y me dijo: “Tú me jodes mi salsa y yo te jodo tu ropa”. Por supuesto nunca
más le volví a joder la salsa a ningún chef. Una forma de aprender un poco desgraciada. Recuerdo que era
una salsa de oporto con demi-glace que se pasó y empezó a oler a ahumadito… [Ríe].
¿Es cierto que usted casi incendia un restaurante?
Fue en el Four Seasons de Londres, mi siguiente trabajo, después de Nueva York. El caso es que un cocinero
ruso, viejo, medio jodido, me dijo, así medio de afán, que le echara un ojo a unos pasteles de papa… “Tienes
que subir en una hora a apagarlos”, me dijo en pleno servicio. Yo le dije: “Sí, sí, sí”. Y por supuesto a mí
se me olvidó. Y como todos, me fui a tomar una cerveza. Al otro día, cuando llegué al hotel, encontré que
se había quemado la cocina, que habían sacado a los huéspedes y que había un letrerito que decía: “Virgilio
Martínez, por favor pase por la oficina de personal”.
¿Lo botaron?
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Educar es nuestra tarea, la excelencia nuestra diferencia
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Me compromete todo el tiempo. Todos los días nos despertamos con un temor, con un miedo que va más
allá de la comida: los proveedores, los campesinos, los costos, el servicio, las reservas, los comensales.
Pero más allá de eso, nos hace pensar en para dónde va todo esto. Hacia dónde nos vamos a mover.
Y se movió a Cuzco, ¿y cómo le fue?
Ya cerré.
¿De dónde salió el dinero para montar el restaurante Central?
Esto es una hipoteca de la familia que todavía le estamos pagando a un banco.
¿Le pesa el estrellato?
A ver. Cuando me dicen que si quiero ser embajador de la marca Perú, pues ya no puedo hacer cagadas en
la calle. Y eso significa que, de repente, eres un ejemplo para cierta gente. Que lo que dices debe ser
prudente. Que lo que haces sea consecuente. Igual, siempre he sido una persona que trabaja un montón y
eso me salva.
¿Cuántos platos ha creado?
Más de 500, seguro.
¿En qué consiste su talento?
La intuición, en cuanto a agruparme y juntarme con gente. De la misma manera, en la intuición de no
juntarme con los que no me debo juntar.
¿Qué le aconsejaría a un joven que se inicia en la cocina?
Que se deje guiar por los mentores y que monte su restaurante después de muchísimos años de experiencia.
Por lo menos diez años.
3 Preguntas frecuentes
¿Por qué es importante pensar a largo plazo?
Normalmente, los adolescentes solamente piensan acerca de cosas en el presente. Si sus
estudiantes no tienen un concepto sobre el futuro, o su vida a largo plazo, es posible que ellos
sean más vulnerables a involucrarse en actividades de alto riesgo. Es fundamental que ahora,
durante este periodo de adolescencia en el cual ellos están desarrollando su identidad, puedan
soñar sobre el futuro y crear un plan para lograr sus metas en la vida.
¿Por qué es importante planear cómo lograr metas?
Sin un plan para lograr sus metas, los adolescentes no tienen cómo saber si estas se pueden lograr
de forma realista. Por ejemplo, es posible que algunos estudiantes que quieran tener una carrera
o ir a la universidad no tengan un plan para lograrlo. Si establecen un plan de acción para cada
una de sus metas, este les ayudará a llevarlas a cabo.
¿Qué hago si un estudiante tiene metas que no son realistas?
Es posible que sus estudiantes vayan a tener ideas sobre el futuro que no son necesariamente
realistas. Por ejemplo, muchos estudiantes hoy en día quieren ser famosos, participando en
deportes nacionales o en el cine, música u otras artes. Aunque esto puede ser posible para algunos
estudiantes, la mayoría de ellos no van a serlo. En este caso, anime al estudiante a pensar en cómo
lograr esta meta y a identificar si hay obstáculos a los que podría enfrentarse en el camino.
También motívelo a pensar en metas alternativas. Es importante que el estudiante se sienta
motivado sobre su futuro, pero que, a la vez, sea realista al respecto.