Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
CONTENIDO
CAPÍTULO PRIMERO
BIOGRAFÍA
Un día en que el patriarca había venido al monasterio de Pao Lin, el
gobernador Wei, de Chao Tcheu, acompañado de otros funcionarios, se
dirigió hasta él para pedirle que hiciera varias conferencias públicas sobre
la enseñanza del Buda, en la sala del templo Ta Fan.
En esta sala de conferencias se encontraban reunidos el gobernador
Wei, así como unos sesenta funcionarios del gobierno y letrados
confucionistas, aparte de unas mil personas entre monjes y monjas
budistas, Taoístas y laicos.
Una vez que el patriarca hubo ocupado su sitio, la asamblea entera le
rindió homenaje y le pidió que predicara las leyes fundamentales del
Budismo. Después de lo cual, Su Santidad pronunció el siguiente discurso:
Querido auditorio,
La esencia de nuestro espíritu, semilla de la Iluminación, es de
naturaleza pura y únicamente utilizando esta naturaleza pura podremos
alcanzar la budeidad (1).
Ahora, voy a contaros algunos detalles de mi propia vida y cómo
llegué a poseer la enseñanza de la Escuela de la Meditación o Escuela Zen.
Mi padre, oriundo de Fan Yang, fue despedido de su puesto oficial y
exiliado a Kwantung, donde vivió como un simple ciudadano en Sin Tcheu.
Tuve la desgracia de perderlo cuando yo era aún muy joven. Dejó a mi
madre en la pobreza y en la miseria. Nos fuimos a Kwang Tcheu (2) y allí
vivimos en condiciones muy difíciles.
Un día en el que yo vendía leña en el mercado, uno de mis clientes
ordenó que le llevaran una cierta cantidad de leña a su tienda. Después de
haber entregado la carga y de haber recibido el pago, me dispuse a
abandonar la tienda en cuya puerta se encontraba un hombre recitando un
Sutra.
Desde el mismo momento en que oí el texto, mi espíritu alcanzó
inmediatamente la Iluminación. Pregunté de qué libro se trataba y supe que
era el Sutra del Diamante Cortador (Vajracchedikâ).
Le pregunté después a este hombre de dónde venía y por qué
recitaba especialmente ese sutra. Me respondió que venía del monasterio
Tung Tch`an, situado en Huang Mei, distrito de Tchin Tcheu; que el superior
de ese templo era Hung-Jen (Konin en japonés), el quinto patriarca, que
tenía alrededor de unos mil discípulos bajo sus órdenes y que, cuando él
4
importancia, pero vosotros, día tras día, en lugar de buscar la liberación del
océano amargo de la vida y de la muerte, sólo buscáis los Campos de la
Felicidad, es decir, los méritos que os conduzcan a reencarnaciones más
elevadas. Los méritos no sirven de nada si nuestra auténtica naturaleza
permanece en la oscuridad. Id y buscad la Sabiduría Suprema en vuestro
propio corazón, y escribidme un poema respecto a ello. Aquel de vosotros
que tenga una idea general de lo que es la naturaleza propia, recibirá el
kesa*, símbolo de la transmisión de Patriarca, y yo le comunicaré el
dharma*. Haré de él el sexto patriarca. Ahora retiraos rápidamente y no
tardéis en escribir el poema, puesto que reflexionar minuciosamente sobre
ello es inútil. El hombre que se ha dado cuenta de lo que es la naturaleza
propia puede reconocerla inmediatamente desde que se habla de ella y no
puede ignorarla aunque se encuentre en medio de un campo de batalla”.
Después de haber recibido estas instrucciones los discípulos se
retiraron y se dijeron los unos a los otros: “Es inútil que concentremos
nuestro espíritu en escribir un poema y someterlo a Su Santidad, puesto
que el único que puede recibir la Transmisión* es Shen Hsiu (Jinsshu en
japonés), nuestro instructor. Escribir para expresar nuestra conformidad
sólo será una pérdida de energías”.
Todos se pusieron de acuerdo en no escribir nada: “¿Por qué nos
tomaríamos ese trabajo?; en el futuro seguiremos simplemente a nuestro
instructor Shen Hsiu, hasta allí a donde él nos guíe, y le consideraremos
como nuestro Maestro”.
El mismo Shen Hsiu razonó así: “Ninguno de ellos tomará parte en
esta competición, ya que me consideran su instructor. Me pregunto si debo
escribir un poema y someterlo a Su Santidad. Si no lo hago, ¿cómo podrá
saber el patriarca si mi conocimiento es profundo o superficial? Si mi meta
es obtener el dharma, mi motivo es puro. Por el contrario, si buscara el
Patriarcado, mi meta es injusta. En este caso mi espíritu no valdría más que
el de ese hombre apegado al mundo y mi acto sería como robar el
Patriarcado. Sin embargo, si no le presento un poema perderé la
oportunidad de recibir el dharma. Esta decisión es realmente muy
delicada”.
Frente a la sala de meditación (Dojo en japonés), se encontraban tres
corredores. Los muros de estos corredores iban a ser decorados por un
artista de la Corte llamado Lu Tchen, con los motivos del Lankâvatâra*, con
el fin de instruir al público y mejorar el edificio. La “Transfiguración de la
asamblea” así como escenas sobre la genealogía de los cinco patriarcas
iban a ser representadas.
6
Una vez que Shen Hsiu tuvo compuesto su poema, intentó varias
veces someterlo al patriarca, pero cada vez que se acercaba a su
habitación su espíritu se trastornaba tanto que todo su cuerpo se cubría de
sudor. Durante cuatro días lo intentó trece veces sin conseguir
presentárselo ya que no conseguía reunir el coraje. Entonces le vino una
idea: “Más vale que escriba mi poema en el muro del corredor con el fin de
que el patriarca pueda verlo. Si lo aprueba, le diré que yo soy su autor. Si lo
desaprueba, habré perdido varios años en esta montaña, recibiendo un
honor que no merezco. En este caso ¿cuáles habrían sido mis progresos en
el estudio del Budismo?
Esa noche, a medianoche, alumbrándose con una lámpara, fue en
secreto a escribir su poema en el muro del corredor sur para que el
patriarca pudiera juzgar el grado de discernimiento que él había alcanzado.
Este fue el poema:
Dentro de tres años dejaré este mundo. Ahora puedes irte. Ve lo más
de prisa que puedas hacia el sur. No prediques demasiado pronto el
Dharma del Buda ya que o es algo fácil de propagar.
Le dije adiós y le dejé dirigiéndome hacia el sur. Al cabo de unos
meses alcancé la montaña Ta-Yu. Allí me di cuenta de que varios
centenares de hombres me estaban persiguiendo con la intención de
robarme la kesa y el cuenco.
Entre ellos se encontraba un monje llamado Huei Ming, cuyo nombre
civil era Tchen. Durante su vida de laico había sido general de cuarta clase.
Sus modales eran rudos, su carácter impetuoso. Era el que con más ardor
me perseguía. Cuando me alcanzó arrojé el kesa y el cuenco sobre una
roca y le dije: “Este kesa no es más que un símbolo ¿de qué sirve tomarlo
por la fuerza?”
Se dirigió hacia la roca e intentó cogerlos pero se dio cuenta de que
no podía. Entonces exclamó: “¡Hermano, vengo por el dharma, no por el
kesa!”.
Salí de mi escondrijo y me senté sobre las rocas cruzando las
piernas.
Se inclinó delante de mí y dijo: “Hermano, te ruego que me instruyas”.
-Puesto que tu meta es el dharma, le dije, no pienses en nada, mantén
tu espíritu en un estado neutro. Sólo entonces predicaré”.
Así, sentado, en silencio, se quedó durante mucho tiempo.
Entonces yo le dije:
“Venerable señor, cuando no piensas en el bien ni en el mal, en ese
preciso momento ¿cuál es tu verdadera naturaleza?
Al oír estas palabras, su espíritu se iluminó y me preguntó:
“Aparte de estas palabras esotéricas, transmitidas de generación en
generación por los patriarcas ¿existen algunas otras enseñanzas
esotéricas?”
-“Lo que yo te puedo decir no es esotérico, le repliqué. Si vuelves la
luz de tu conciencia hacia tu interior descubrirás en el fondo de ti mismo lo
esotérico.
“A pesar de mi estancia en el monasterio Huan Mei, dijo, hasta ahora
no había comprender mi propia naturaleza. Ahora, gracias a su dirección,
la conozco de la misma manera que el que bebe agua sabe si el agua que
bebe está fría o caliente. Hermano, a partir de ahora usted será mi
instructor”.
Yo le respondí: “Si es así, los dos somos compañeros-discípulos del
quinto patriarca. Cuídate”.
12
NOTAS CAPITULO I:
CAPITULO SEGUNDO
PRAJNA O LA SABIDURÍA SUPREMA
Al día siguiente, el gobernador Wei pidió al patriarca que diera otro
sermón. Una vez instalado en su sitio pidió a la asamblea que purificara
colectivamente su espíritu y que se recitara el Sutra de la Gran Sabiduría
(Maha-Prajnâ-paramitâ), después de lo cual impartió las siguientes
enseñanzas:
Querido auditorio:
La Sabiduría Suprema es inherente a cada uno de nosotros. Pero a
causa de la ilusión en la que funciona nuestro espíritu, no podemos
realizarla por nosotros mismos y tenemos que recurrir a los consejos y a la
conducta de los seres iluminados antes de poder conocer nuestra propia
naturaleza. También debéis saber que, en lo que se refiere a la naturaleza
búdica, no existe ninguna diferencia entre un hombre iluminado y un
ignorante. La única diferencia que existe entre ambos es que uno lo realiza
y el otro no.
Ahora voy a hablaros del Sutra de la Gran Sabiduría de manera que
cada uno de vosotros pueda acceder a ella. Oíd con cuidado lo que voy a
decir.
Querido auditorio, todo el mundo repite, a lo largo del día, las
palabras Sabiduría Suprema, pero nadie parece saber que esta Sabiduría
(prajnâ) es inherente a la naturaleza de cada uno. No obstante, hablar de
comida no apacigua el hambre. Este es, exactamente el caso de estas
gentes. Podríamos hablar del vacío (sunya en sánscrito, Ku en japonés)
durante miríadas de kalpas, pero solamente hablar no nos hace capaces de
ver en nuestra propia naturaleza y, por lo tanto, no nos servirá de nada para
alcanzar la meta que nos proponemos.
La palabra Mahâ-prajnâ-paramitâ es sánscrita y significa “El Sutra de
la Sabiduría Suprema que os permite alcanzar la otra orilla del océano de la
existencia”. Lo conveniente es ponerla en práctica por medio de nuestro
espíritu.
Pronunciar o no la palabra sabiduría es indiferente. Recitar sin
practicar es completamente inútil, como una ilusión, como un relámpago,
como una gota de rocío. Por el contrario, recitarlo y practicarlo
mentalmente hace que nuestro espíritu esté en armonía con lo que
repetimos oralmente. Nuestra propia naturaleza es Buda y fuera de esta
naturaleza no hay Buda.
16
Aquel que dirige su espíritu hacia esta práctica, aunque sólo sea un
momento, es igual al Buda.
Querido auditorio, el hombre ordinario, en sí mismo, es Buda y la
pasión puede ser la vía hacia la iluminación. Un pensamiento pasajero hace
de él un hombre ordinario, mientras que un pensamiento iluminado hace de
él un Buda. Un pensamiento pasajero que se apega a las circunstancias es
pasión, y un segundo pensamiento que libera del apego es iluminación.
Querido auditorio, la Gran Sabiduría que permite ir más allá (Mahâ-
prajnâ-paramitâ) es la más excelsa, suprema y preeminente. No va ni viene,
gracias a ella, los Budas de los tres mundos –presente, pasado y futuro-
alcanzan la budeidad. Deberíamos utilizar esta gran sabiduría para
dispersar los cinco skandhas, las pasiones y las ilusiones. Continuar esta
práctica es asegurar la obtención de la budeidad. Los tres elementos
envenenados, la ambición, la cólera y el orgullo, se transformarán en buena
conducta, en un comportamiento moral justo. Esta práctica forma parte del
Vinaya o código de reglas monásticas. La última meditación (samâdhi)
pertenece al dhyâna de la Sabiduría Suprema.
Querido auditorio, en este sistema que es el mío, la Sabiduría
Suprema crea ochenta y cuatro mil vías de sabiduría puesto que existen el
mismo número de obstáculos o apegos contra los que tenemos que luchar.
Cuando estamos libres de obstáculos, la Sabiduría se revela
constantemente y ya no está más separada de la propia naturaleza.
Aquellos que comprenden el dharma llegan al no-apego que es no-recuerdo
y sin apego. No hay que crear concepciones falsas, nuestra naturaleza
pura de “mismidad” (2) debe manifestarse. Hay que utilizar la Sabiduría
para las meditaciones y tomar una actitud que no sea ni indiferente ni de
apego de cara a todos los fenómenos. Esto es realizar la propia naturaleza
para alcanzar la budeidad.
Querido auditorio, si deseáis penetrar el más profundo misterio del
universo y el samâdhi de la Sabiduría Suprema, debéis practicar esta
Sabiduría recitando el Sutra del Diamante Cortador (Vajracchedikâ en
sánscrito, Kongo Kyo en japonés). Este Sutra os hará capaces de
identificaros a vuestra propia naturaleza. Debéis saber que el mérito
debido al estudio de este Sutra es grande, tal y como ha sido expuesto a lo
largo del texto, de manera muy elogiosa. Sus méritos son incomparables,
inconmensurables y no podrían ser enumerados en detalle. Esta enseñanza
de la ley es el supremo vehículo dado por el Buda para aquellos que poseen
una gran inteligencia, una profunda comprensión. Aquellos que son menos
inteligentes y tienen una comprensión menor dudarían de este dharma al
oír hablar de él.
19
¿Por qué? Ejemplo: “Cuando por el milagro del celeste naga, llueve
sobre el continente sur, las ciudades, los pueblos y las aldeas podrían ser
barridos por la inundación como si fueran simples hojas de palmera, pero
cuando llueve sobre el gran océano, el nivel del mar en su conjunto no se ve
afectado. Cuando los discípulos del Mahayana oyen hablar del “Diamante
Cortador”, sus corazones se iluminan. Entonces comprenden que la propia
naturaleza en sí, posee la Sabiduría Suprema, y no necesitan ya apoyarse
sobre las Escrituras, puesto que ellos pueden utilizar su propia sabiduría
como luz, para la observación y para la reflexión.
La Sabiduría Suprema, inmanente a la naturaleza propia de cada uno,
puede ser comparada a la lluvia, cuya humedad refresca a todos los seres
sensibles, a todas las criaturas vivientes o inanimadas, tales como los
árboles y las plantas. Cuando los ríos y los cursos de agua llegan al mar, el
agua que ellos aportan se funde en una sola substancia. Esta es una buena
analogía.
Querido auditorio, cuando la lluvia se vuelve diluviana, las plantas
que no tienen raíces profundas son arrancadas y perecen. Lo mismo
sucede con los hombres poco comprensivos cuando oyen hablar de la
enseñanza de la Iluminación Súbita. La Sabiduría Suprema, inmanente en
ellos, es exactamente parecida a la de los hombres sabios, pero los
primeros no pueden iluminarse cuando el dharma les es enseñado. ¿Por
qué? Porque están rodeados por espesos velos de falsas concepciones y
de profundas pasiones, lo mismo que un sol velado por nubes no puede
brillar mientras que el viento no las haya dispersado.
La Sabiduría Suprema no varía según las personas. La diferencia la
plantea esta pregunta. ¿El espíritu de un hombre está velado o iluminado?
Aquel que no conoce su propia naturaleza y vela su corazón con una
concepción falsa pensando que el estado de Buda puede ser alcanzado por
ritos religiosos exteriores, es llamado: espíritu lento. De aquel que conoce
la enseñanza de la Iluminación Súbita y no da ninguna importancia a los
rituales, aquel cuyo espíritu funciona siempre conforme a puntos de vista
justos, de manera que siempre se encuentra libre de manchas y de
polución, se dice que es alguien que conoce su propia naturaleza.
Querido auditorio, el espíritu debería formarse de manera que fuera
independiente de los objetos interiores y exteriores, que sea libre de ir y de
venir, que sea libre de apego: entonces se es capaz de abolir la falsa
creencia (3) y se obtiene un pensamiento que puede ir por todas partes, sin
encontrar obstáculos. Aquel que se conduce de esta manera está en
armonía con el sentido del sutra de la Sabiduría Suprema.
20
NOTAS CAPÍTULO II
CAPÍTULO TERCERO
PREGUNTAS Y RESPUESTAS
Un día que el gobernador Wei había invitado a su casa al patriarca, le
pidió que predicara delante de una numerosa asamblea y, al final de la
comida, le rogó que tomara la palabra. Después de haberse inclinado dos
veces en compañía de funcionarios, de estudiantes y de gentes del pueblo,
dijo:
-“Acabo de oír las enseñanzas de Su Santidad. Son realmente tan
profundas que superan nuestro espíritu y nuestras palabras. No obstante,
tengo algunas dudas y espero que usted tenga la amabilidad de disiparlas.
-Si tiene usted algunas dudas, respondió el patriarca, interrógueme y
yo le responderé.
-Lo que usted ha explicado son los principios fundamentales
enseñados por el Buda, ¿no es verdad?
-Sí, respondió el patriarca.
-Me han contado que, durante la primera entrevista de Bodhidharma
con el emperador Wu, de Liang, éste le preguntó cuáles serían los méritos
que obtendría por haber ayudado durante toda su vida a construir templos,
por haber permitido la ordenación de numerosos monjes, por haber dado
limosna, por haber mantenido la Comunidad monástica. La respuesta fue
que con todo eso no le daría realmente ningún mérito. No puedo
comprender por qué Bodhidharma respondió así. ¿Puede explicármelo?
-Realmente, respondió el patriarca, todo eso no podía proporcionarle
ningún mérito. No dude usted de las palabras del antiguo Sabio
Bodhidharma. El espíritu del emperador se encontraba bajo una falsa
impresión y no conocía la enseñanza ortodoxa. Construir templos, permitir
la ordenación de nuevos monjes, dar limosnas, mantener la comunidad de
monjes, son actos que solo proporcionan felicidad, y esta felicidad no debe
ser confundida con los méritos.
Los méritos sólo pueden ser adquiridos en el Dharma-Kaya* y no
tiene nada que ver con las prácticas que aportan la felicidad.
La realización de la naturaleza propia es la buena recompensa. El
equilibrio es la buena cualidad. Cuando nuestra actividad mental se ejerce
sin obstáculos y cuando estamos en situación de conocer el estado
verdadero y el funcionamiento misterioso de nuestra propia naturaleza,
sólo entonces se dice que hemos adquirido méritos. Mantener
interiormente nuestro espíritu es un estado de afabilidad, es una “buena
26
puertas exteriores: ojos, orejas, nariz, lengua y piel (en tanto que órgano
del tacto), mientras que la puerta interior es la facultad de formar ideas. El
espíritu es el suelo y nuestra propia naturaleza es el rey que habita el
dominio del espíritu. Cuando el espíritu está en ella, el rey está en ella y
nuestro propio cuerpo y nuestro espíritu existen. Cuando nuestra propia
naturaleza no está en ella, no puede haber ya rey y nuestro cuerpo y
nuestro espíritu perecen.
Debemos trabajar para alcanzar la budeidad de nuestra propia
naturaleza y no buscarla fuera de nosotros mismos. Aquel que permanece
en la ignorancia de su propia naturaleza es un ser ignorante, ordinario.
Aquel que se ha iluminado gracias a su propia naturaleza es un Buda.
Sentirse lleno de compasión es ser Avalokitesvara. Experimentar la
alegría cuando se hace el bien es de Mahâsthâmaprapta. Ser capaz de vivir
una vida pura es ser Buda. El equilibrio y la rectitud es ser Amitâbha. La
idea de un “yo” o de un “tú” es el monte Sumeru. Un espíritu depravado es
el océano y las pasiones son las olas turbulentas. La maldad es el dragón, la
falsedad el diablo. Los agotadores objetos de los sentidos son los animales
acuáticos; la ambición y el odio son los infiernos; la ignorancia y el orgullo
son las bestias feroces.
Querido auditorio, si practicáis constantemente las diez buenas
acciones, el paraíso se os aparecerá inmediatamente. Cuando os hayáis
despojado de la idea de un “yo” y de un “tú”, el monte Sumeru se
derrumbará. Cuando vuestro espíritu ya no sea depravado, el océano de la
existencia se secará. Cuando os hayáis liberado de las pasiones, las olas
del océano de la existencia se tranquilizarán. Cuando la maldad os sea
extraña, las pasiones y los dragones malvados desaparecerán.
En nuestra propia naturaleza hay un Buda Iluminado que emite una
poderosísima luz que alumbra exteriormente las seis puertas de las
sensaciones y las purifica.
Esta luz es lo bastante fuerte cono para penetrar en los seis cielos de
Kama (6). Cuando la luz de nuestra propia naturaleza es dirigida hacia
nuestro interior, inmediatamente elimina los tres elementos venenosos:
ambición, odio, orgullo –y desaloja los pecados que podrían conducirnos a
los infiernos o a las regiones nefastas de la existencia. Esta luz nos ilumina
completamente, tanto interiormente como exteriormente, de manera que ya
no somos diferentes de aquellos que han nacido en la Tierra Pura del oeste.
Ahora, si no nos esforzamos en llegar a este nivel, ¿cómo podríamos
alcanzar la Tierra Pura?”.
29
CAPITULO CUARTO
SAMÂDHI Y PRAJNÂ
En cierta ocasión, el patriarca impartió las siguientes enseñanzas a la
asamblea.
Querido auditorio, concentración y sabiduría (samâdhi y prajnâ) son
fundamentales en mi sistema, pero no debéis tener la impresión errónea
que son independientes una de la otra. Por el contrario, son inseparables y
de ninguna manera constituyen dos entidades.
La concentración es la quintaesencia de la Sabiduría, mientras que la
Sabiduría es la manifestación de la concentración. En el momento en el que
alcanzamos esta Sabiduría, la concentración está ahí igualmente y
viceversa. Si comprenden este principio, conocéis el equilibrio de la
concentración y de la Sabiduría.
Un discípulo no debería decir que hay una distinción así: la
concentración engendra la Sabiduría y la Sabiduría engendra la
concentración. Sostener una opinión como ésta implicaría que hay dos
características en el dharma.
Para aquel cuya lengua emite bellas palabras, pero cuyo corazón es
impuro, la concentración y la Sabiduría no tienen ninguna utilidad puesto
que éstas no se equilibran recíprocamente. Por el contrario, cuando somos
tan buenos en espíritu como en palabras y nuestro aspecto exterior y
nuestros sentimientos interiores se armonizan, se puede decir que
concentración y Sabiduría están equilibradas.
La argumentación es inútil para un discípulo iluminado. Discutir para
saber cuál va primero, si la concentración o la Sabiduría, nos pondría en
una posición parecida a la de los hombres que están en la ilusión. Discutir
implica un deseo de predominar, la discusión fortifica el egoísmo y nos liga
a la creencia de un “yo” y de un “tú”.
Querido auditorio, ¿a qué se parecen la concentración y la Sabiduría?
Son parecidas a una lámpara y su luz. La lámpara tiene luz sin la cual todo
sería oscuro. La lámpara es el soporte de la luz y la luz es la manifestación
de la lámpara. Normalmente son dos cosas, pero de hecho forman una
unidad. Lo mismo sucede con la concentración y la sabiduría.
En otra ocasión, el patriarca predicó a la asamblea así:
“Querido auditorio: practicar la “concentración específica” es ser leal
en cualquier ocasión, andando de pie, sentado o acostado. El Vimalakirti
Nirdesha Sutra dice: “La rectitud es el santuario de la Tierra Pura”. No
32
permitáis que vuestro espíritu esté torcido al mismo tiempo que practicáis
la rectitud con los labios. Debemos ser rectos y no apegarnos con
obstinación a nada. Las gentes ilusas creen obstinadamente en el mundo
fenomenal, en las cosas, en las formas y de esta manera se empeñan en su
propia manera de interpretar la concentración específica que ellos definen
así: “Sentarse tranquilamente y continuamente sin permitir que ninguna
idea surja en el espíritu”. Una interpretación así nos pone a nivel de los
objetos inanimados y constituye un obstáculo en el Sendero”.
Querido auditorio: el sendero debería ser mantenido libre. ¿Cómo
podemos liberarlo? Si liberamos nuestro pensamiento de cualquier apego
hacia las cosas, el Sendero quedará libre, de lo contrario nosotros mismos
nos cortamos el paso.
Si la interpretación: “Sentarse tranquilamente y continuamente”, etc.
Fuera correcta, ¿por qué Sariputra fue reprendido por Vimalakirti? (1)
Querido auditorio, algunos instructores de meditación enseñan a sus
discípulos a que vigilen bien sus espíritus con el fin de obtener la quietud y
la cesación de cualquier actividad, y los discípulos abandonan
inmediatamente cualquier esfuerzo del espíritu. Los ignorantes que no
comprenden se vuelven locos al confiar demasiado en esta enseñanza.
Tales casos no son raros. Es un gran error enseñar esta doctrina falsa a los
demás.
En otra ocasión, el patriarca se dirigió así a los congregados: “En la
enseñanza ortodoxa la distinción entre la Iluminación Súbita e Iluminación
Gradual no existe realmente. La única diferencia realmente conocida es
que, por naturaleza, ciertos hombres están dotados de una inteligencia
viva, mientras que otros muchos tienen una inteligencia limitada. Aquellos
que se han iluminado descubren la verdad repentinamente, pero aquellos
que viven en la ilusión deben entrenarse gradualmente. Sin embargo, esta
diferencia desaparece cuando aprendemos a conocer nuestra verdadera
naturaleza. Esta es la razón por la que estos dos términos “gradual” y
“repentina” son más aparentes que reales.
Querido auditorio, la tradición de nuestra escuela es tomar el “no-
fenómeno” como esencia, la “no-detención” (2) como base, el “no-apego”
como principio fundamental.
El “no-fenómeno” significa no dejarse absorber por los objetos
exteriores. La ausencia de imaginación significa: no dejarse arrastrar por
ninguna idea particular en el ejercicio de nuestras facultades mentales.
El “NO-APEGO” es la manifestación de nuestra “mismidad” pura
(tathâtâ).
33
otra manera, no hay dos fenómenos sino uno solo, y este fenómeno es el
Buda, y el pensamiento sin mancha es la mismidad pura. La mismidad pura
es la esencia del pensamiento y el pensamiento es la esencia de la
mismidad pura.
Como ya lo hemos dicho, este pensamiento sin mancha es la
manifestación de la mismidad pura y no el atributo de los órganos de los
sentidos. La mismidad pura lleva en ella misma su propio atributo y ésta es
la razón por la cual crea el pensamiento. Sin la mismidad pura, los órganos
de los sentidos perecerían inmediatamente.
Querido auditorio, esta mismidad pura no puede ser manchada por
ninguna circunstancia y nuestra verdadera naturaleza puede manifestarse
por todas partes y siempre, a pesar de que funcionen para ver, oír, oler,
tocar, conocer, etc., son la manifestación de esta mismidad pura.
Esta es la razón por la que el Sutra dice: Aquel que es un adepto del
discernimiento de las diversas cosas o fenómenos, permanece
inmutablemente centrado en el Primer Principio”.
NOTAS CAPÍTULO IV
CAPÍTULO QUINTO
DHYANA
(Meditación)
CAPÍTULO SEXTO
SOBRE EL ARREPENTIMIENTO
Hubo una vez una gran reunión de estudiantes y de gentes del
pueblo, venidos de Kwan-Chao, de Tchao-Tcheu y de muchos otros lugares
para oír las enseñanzas del patriarca, impartidas en la montaña en la que
se encontraba el monasterio. Al ver esto, el patriarca subió a un montículo y
pronunció las siguientes palabras:
“Venid, buenas gentes. En el budismo, hay que comenzar por nuestra
propia naturaleza. En todo momento, de una sensación momentánea a otra
sensación momentánea, tenemos que purificar nuestro espíritu, avanzar
por el sendero gracias a nuestros propios esfuerzos, ver nuestro propio
Cuerpo de la Ley, realizar al Buda de nuestro espíritu y liberarnos gracias a
la observación de las reglas de disciplina. Entonces, vuestro viaje hasta
aquí no habrá sido en vano. Puesto que todos habéis venido desde muy
lejos, la posibilidad de encontrarnos aquí prueba que entre nosotros
existen buenas afinidades.
Ahora, sentémonos como el Buda (1) y os hablaré del
arrepentimiento”.
Cuando todos estuvieron sentados, el patriarca continuó:
“En primer lugar, está el incienso de las Reglas de Disciplina, lo cual
significa que nuestra naturaleza no está manchada por acciones malas, por
la maldad, la envidia, la avaricia, la cólera, la espoliación y el odio.
En segundo lugar, está el incienso de la Concentración Suprema
(samâdhi) que significa que nuestro espíritu permanece tranquilo en todas
las circunstancias, favorables o desfavorables. En tercer lugar, está el
incienso de la Sabiduría, lo cual significa que nuestro espíritu se ha
liberado de todos los obstáculo y que, constantemente y con sabiduría,
practicamos la introspección de nuestra propia naturaleza, y que nos
abstenemos de realizar cualquier tipo de malas acciones, que aún si
realizamos un gran número de buenas acciones, no nos apegamos a sus
frutos, que somos respetuosos hacia nuestros superiores, compasivos
hacia nuestros inferiores, hacia los desheredados y los pobres.
El cuarto incienso es el de la Liberación, lo cual significa que nuestro
espíritu se encuentra en un estado de absoluta libertad, que no se apega a
nada y no se preocupa del bien ni del mal.
El quinto incienso es el del Conocimiento, obtenido en virtud de la
adquisición de la liberación.
38
puede ser encontrado en nuestra propia naturaleza, estos Tres Cuerpos del
Buda son comunes a todo el mundo.
El espíritu de un hombre ordinario no conoce su propia naturaleza
interior porque actúa en la ilusión. Por eso ignora el Trikaya que se
encuentra en él y, a causa de su error, cree que debe buscarlos en el
exterior.
Oídme, os lo ruego, voy a demostraros que podéis ver el Trikaya en
vosotros mismos, ya que al ser una manifestación de nuestra propia
naturaleza interior, no debe sr buscado en el exterior.
¿Qué es el Cuerpo puro de la Ley (Dharmakaya)? Nuestra naturaleza
es intrínsecamente pura, todas las cosas buenas o malas no son más que
su propia manifestación. Las buenas o malas acciones no son más que la
manifestación de buenos o malos pensamientos. De esta manera, todas las
cosas de nuestra propia naturaleza, al ser intrínsecamente puras, son
parecidas al azul del cielo y al resplandor del sol o de la luna. Los cuáles,
obscurecidos por nubes pasajeras, parecen perder su brillo, pero tan
pronto como el viento dispersa estas nubes vuelven a adquirir su brillo
penetrante que en este momento ilumina todas las cosas.
Querido auditorio, nuestros hábitos caprichosos pueden ser
comparados a las nubes, mientras que el discernimiento y la Sabiduría se
parecen respectivamente a l sol y la luna.
Cuando nos apegamos a los objetos exteriores nuestra propia
naturaleza pura queda oscurecida por estos pensamientos libertinos que
impiden a nuestra siempre luminosa sabiduría y sagacidad enviarnos su
luz. Pero si tenemos la enorme suerte de encontrar a un piadoso instructor
que nos enseñe el Dharma ortodoxo, podremos a través de nuestros
propios esfuerzos, suprimir la ignorancia y la ilusión, y aclararnos
interiormente y exteriormente. La verdadera naturaleza de las cosas se
manifestará entonces, naturalmente, en nuestra propia naturaleza. Este es
exactamente el caso de aquellos que han visto, frente a frente, su propia
naturaleza, y que es llamada el Cuerpo puro de la Ley de Buda.
Querido auditorio, refugiarse en un verdadero Buda es refugiarse en
nuestra propia naturaleza, aquel que actúa así purifica su propia naturaleza
de malos pensamientos, de envidia, de perversidades, de egoísmo, de
mentiras y de falsedades, de arrogancias y de todas las demás cosas malas
que pueden surgir en cualquier momento.
Refugiarse en sí mismo es estar constantemente alerta a nuestros
propios errores y abstenerse de criticar los méritos y los defectos de los
demás. Aquel que es humilde y flexible en cualquier ocasión, que es amable
con los demás, ha realizado completamente su propia naturaleza, tan
43
El patriarca añadió:
“Querido auditorio, debéis recitar esta estancia y ponerla en
práctica. Si después de haberla recitado, sois capaces de comprender
vuestra propia naturaleza, podéis consideraros cono si estuvierais siempre
conmigo, anquen os encontréis a mil lis de aquí. Pero si sois incapaces de
comprenderla aunque nos encontremos cara a cara, estamos realmente
separados más de mil lis. En este caso ¿para qué os habéis tomado la
molestas de venir desde tan lejos? Tened cuidado de vosotros mismos.
Hasta la vista”.
Después de haber oído lo que había dicho el patriarca, toda la
asamblea fue iluminada y embargada de una gran alegría. Todos aceptaron
su enseñanza y la pusieron en práctica.
NOTAS CAPITULO VI
CAPÍTULO SÉPTIMO
INSTRUCCIONES DADAS A LOS DISCÍPULOS
SEGÚN SUS TEMPERAMENTOS Y LAS
CIRCUNSTANCIAS DE SUS CASOS.
Cuando el patriarca volvió a Tsao Ho, al pueblo de Chao Tcheu, en
Huan Mei, allí donde el dharma le fue debidamente transmitido, aún era un
personaje desconocido. Por esa época, un erudito confucionista llamado
Liu Tche Liao, le hizo una calurosa acogida y le trató liberalmente.
Este Tche Liao tenía una tía llamada Wu Tch’ing Tch’ang que era
monja budista y tenía la costumbre de recitar el Maha-Paranirvâna-Sutra.
Después de haber oído la recitación durante un instante, el patriarca
comprendió la profunda significación de esta obra y comenzó a
explicársela. Ella también cogió la palabra y le preguntó la significación de
ciertas palabras.
“Soy analfabeto, replicó el patriarca, pero si desea usted conocer el
alcance de esta obra, le ruego que me plantee las preguntas que quiera”.
¿Cómo puede usted comprender su significación, respondió la monja,
si ni siquiera conoce las palabras?
A lo cual el patriarca respondió: “La profundidad de las enseñanzas
de los diversos Budas, no tienen nada que ver con el lenguaje escrito”.
Esta respuesta le impresionó mucho y, dándose cuenta de que no se
encontraba ante un monje ordinario, les habló a todos los piadosos
Ancianos del Pueblo. “Es un hombre santo, les dijo, deberíamos pedirle que
se quede con nosotros y obtener de él el permiso de proporcionarle
alimentos y albergue”.
Un descendiente del marqués Wu de la dinastía Mei, llamado Tsao
Chu-Liang, en compañía de otros habitantes, fue un día a visitar al patriarca
y a presentarle sus respetos.
El histórico monasterio de Pao Ling, devastado por la guerra al final
del reinado de la dinastía Suei, no era más que un montón de ruinas. Allí,
sobre el antiguo recinto, reconstruyeron otro y le pidieron al patriarca que
permaneciera en él como superior. En muy poco tiempo, este monasterio
se convirtió en un templo muy famoso. Después de permanecer en él
durante nueve meses y algunos días, sus malvados enemigos encontraron
sus huellas y de nuevo lo persiguieron. Así tuvo que refugiarse en una
colina lejana, pero estos perversos prendieron fuego al bosque en el que se
47
* * *
* * *
* * *
* * *
* * *
El monje Tche Tao, oriundo de Nan-Hai, vino a ver al patriarca para
recibir su instrucción. Le dijo:
“Desde que entré en la orden monástica, he leído el Mahâ
Paranirvâna Sutra durante más de diez años, pero hasta ahora no he
comprendido su idea principal. Le ruego que me instruya a este respecto.
-¿Qué parte no comprende usted?, preguntó el patriarca.
-Aquella que dice: “Todas las cosas son impermanentes y pertenecen
a la ley del Devenir y de la Cesación. "Cuándo ambos, Devenir y Cesación,
no actúan, surge la beatitud del Reposo Perfecto y de la Cesación”.
-¿Qué es lo que te hace dudar?, preguntó el patriarca.
-Todos los seres tienen dos cuerpos: el cuerpo físico y el Cuerpo de la
Ley, respondió Tche Tao. El primero es impermanente, vive y muere. El
segundo es permanente, no tiene ni conocimiento ni sensación. Sin
embargo, el Sutra dice: “Cuando ambos, Devenir y Cesación, no actúan, la
felicidad del perfecto reposo y la cesación de los cambios surgen. “No sé
qué cuerpo deja de existir y cuál es el que goza de la felicidad”.
El cuerpo físico no puede ser, ya que cuando éste muere, los cuatro
elementos fundamentales: tierra, agua, fuego y aire, se desintegran. Y la
desintegración es puro sufrimiento, lo contrario a la felicidad. Si es el
Cuerpo de la Ley el que deja de existir, estaría en el mismo estado que los
objetos inanimados tales como la hierba, los árboles, las piedras, etc. Y en
este caso ¿quién es el que experimenta la felicidad?
Además la quintaesencia del Devenir y de la Cesación, cuyas
funciones son las de los cinco skandhas, es la naturaleza del dharma. Lo
que equivale a decir que para una esencia hay cinco funciones. Sin
embargo, el proceso del Devenir y de la Cesación es eterno. Cuando la
actividad o la función surgen de la quintaesencia, esta quintaesencia
“deviene”, y cuando la función o actividad es reabsorbida en la
quintaesencia, deja de existir. Si se admite la reencarnación, no habría
cesación de los cambios, lo cual es el caso de los seres sensibles.
Si se aparta la reencarnación, las cosas permanecen para siempre
en el estado de quintaesencia, desprovistas de vida. Este es el caso de las
cosas inanimadas. Cuando esto sucede, incluso la existencia es imposible
58
para los seres en los límites y restricciones del nirvâna. ¿Qué felicidad
puede haber?”
-Usted es un hijo de Jina (8), dijo el patriarca, ¿cómo es posible que
adopte usted los puntos de vista falaciosos del eternalismo o de la
aniquilación, sostenidos por los heréticos? ¿Cómo es posible que ose usted
criticar la enseñanza del Supremo Vehículo?
Sus argumentos implican que, aparte del cuerpo físico, hay un
Cuerpo de la Ley y que el “Reposo Perfecto” –Nirvâna- y la “Cesación de los
cambios”, pueden ser buscados fuera del Devenir y de la Cesación del
Devenir. Después, por el hecho que el nirvâna es alegría eterna, usted
juzga que hay alguien que experimenta la felicidad”.
Estos son precisamente los puntos de vista falsos que incitan a las
gentes a desear una existencia sensorial y a entregarse a los placeres del
mundo. Debe usted saber que el Buda, lleno de compasión, predicó la
felicidad real del nirvâna para estas gentes, víctimas de la ignorancia, que
identifican la unión de los cinco skandhas con el “yo” y miran a las demás
cosas como “no-yo”, que están ávidos de existencia individual y rechazan la
muerte, que, de sensación momentánea en sensación momentánea, van a
la deriva en el remolino de la vida y de la muerte, sin realizar el vacío de la
existencia de este mundo, que no es más que un sueño, una ilusión, que a
causa de ellos mismos, sufren inútilmente aferrándose a la alegría eterna
del nirvâna por un modo de sufrimiento y que corren detrás de los placeres
sensuales.
Durante la duración de una sensación momentánea no hay nirvâna, ni
fenómeno del Devenir ni Cesación. Así se manifiestan el Reposo Perfecto y
la Cesación de los cambios. Durante el tiempo que dura una manifestación,
ni siquiera hay concepto de manifestación, y esta es la razón por la que se
llama alegría eterna, y en la cual no hay nadie que goce o que no goce. No
hay una quintaesencia y cinco funciones como pretende usted: es
calumniar al Buda y blasfemar la Ley el llegar a decir que “en los límites y
restricciones del nirvâna, la vida es imposible a todos los seres”.
Oiga mi estancia:
El supremo Maha-paranirvâna Sutra es perfecto, espléndido,
permanente serenidad e Iluminación. Las gentes ordinarias y los ignorantes
lo califican por error de muerte, mientras que los heréticos sostienen
arbitrariamente que es aniquilación.
Los que forman parte del vehículo de los shravakas o del vehículo de
los Pratyekas-budas lo consideran como no-actividad. Todo esto no es, en
suma, más que especulación intelectual, base de los sesenta y dos puntos
59
falsos, puesto que sólo son nombres ficticios, inventados por las
circunstancias y no tienen nada que ver con la verdad absoluta.
Sólo los hombres dotados de un espíritu super-eminente, pueden
comprender íntegramente el verdadero nirvâna y asumir, respecto a él, una
actitud tan alejada del apego como de la indiferencia.
Saben que los cinco skandhas, y eso a lo que llaman ego, producto de
la unión de estos cinco skandhas, así como las formas y los objetos
exteriores, los diversos fenómenos de los sonidos y de la voz, son
igualmente irreales, parecidos a un sueño o a una ilusión.
No hacen ninguna diferencia entre un sabio y un hombre ordinario, y
no tiene ningún concepto arbitrario respecto al nirvâna. Están por encima
de la afirmación y de la negación y rompen las barreras existentes entre el
pasado, el presente y el futuro. Utilizan los órganos de los sentidos cuando
las circunstancias lo exigen, pero el concepto de utilización no surge.
Pueden distinguir separadamente todo tipo de cosas, pero el concepto de
separatividad no surge.
Incluso cuando al final de un kalpa, un cataclismo de fuego seque los
océanos y se levante un viento de catástrofe que derrumbará las montañas,
una tras otra, la real y eterna felicidad del Perfecto Reposo y de la Cesación
de los cambios del nirvâna, permanecerá en el mismo estado y no
cambiará.
Intento describirle ahora lo inefable para que usted pueda despojarse
de sus puntos de vista falsos. Si no interpreta mis palabras literalmente, tal
vez consiga comprender una minúscula parte de la significación del
nirvana”.
Después de haber oído esta estancia, Tche Tao fue altamente
iluminado y, en un estado de éxtasis exaltado, se inclinó y se marchó.
El monje Sing Si, un maestro de meditación (dhyâna) había nacido en
Tchen de Ki-Tcheu, de una familia Liu. Después de haber oído decir que los
sermones del patriarca habían iluminado a un gran número de personas, se
dirigió inmediatamente a Tsao Hsi para visitarle, presentarle sus respetos y
hacerle esta pregunta:
“¿Sobre qué punto debe dirigir un estudiante su espíritu para
alcanzar el Conocimiento, sin pasar por los habituales estados de
progresión?”
-¿Qué trabajo ha hecho usted?, preguntó el patriarca.
-No quiero ocuparme de las Cuatro Nobles Verdades enseñadas por
los diferentes Budas.
-¿En qué etapa se encuentra usted?
60
* * *
* * *
Esa misma noche, los habitantes de la orilla norte del Río Amarillo
oyeron una voz en el aire que decía que el Maestro de meditación Tché-
Hung había alcanzado la iluminación.
Algún tiempo después, Tché-Huang se despidió del ‘patriarca y volvió
a Ho-Pei, donde instruyó a un gran número de hombres, de mujeres, monjes
y laicos.
* * *
* * *
* * *
***
66
(1) Los tibetanos dicen que el yak, buey de pelos largos, se siente
muy orgulloso de su cola.
(2) En el Budismo se habla de varios vehículos:
-El carro tirado por cabras es el que toman los Shravaskas.
-El carro tirado por venados es el que toman los Pratyekas.
-El carro tirado por bueyes es el que toman los Bodhisattvas.
-El carro tirado por el buey Blanco es el tomado por el Buda.
(3) Este tesoro es nuestra propia naturaleza original.
(4) El Buda existe en este mundo de sufrimiento.
(5) Estos Tres Cuerpos no son nuestra auténtica naturaleza sino
agregados de ella.
(6)Desde el punto de vista de la ilusión existe una transmutación.
Desde el punto de vista de nuestra propia naturaleza nada ha
cambiado.
(7) Es como buscar las gafas que llevamos puestas.
(8) Jina: El Buda Victorioso. Hijo de Jina: Hijo de Buda.
(9) Por esta época en China, los monjes budistas recibían este título
honorífico.
(10) Esta historia se refiere a Mazu (Baso en japonés), discípulo de
Huai-Jan (Nangaku en japonés). La apelación “caballo de pura casta”
se refiere a este maestro zen que propagó la enseñanza por toda
China. Mazu significa “con aspecto de caballo”.
(11) El primer Buda manifestado en este mundo.
(12) En japonés SHODOKA: El Canto del Inmediato Satori, traducido y
comentado por primera vez en una lengua occidental por el maestro
Taisen Deshimaru. Publicado en castellano por Visión Libros,
Barcelona, 1981.
(13) “El que está más allá de las formas y de los fenó0menos”
(14) “El realmente iluminado”.
67
CAPITULO OCTAVO
LA ESCUELA DE LA ILUMINACIÓN SÚBITA Y LA
ESCUELA DE LA ILUMINACIÓN GRADUAL
El gran maestro Shen-Hsiu (Jiunshu, en japonés), contemporáneo del
patriarca cuando ambos vivían en el monasterio Pao-Lin del quinto
patriarca, predicaba su enseñanza en Yu-Tchuan, en el monasterio de King-
Nan.
Por esta época, las dos escuelas eran conocidas como la Escuela
Huei-Neng del Sur y la Escuela Shen-Hsiu del Norte.
Ambas eran florecientes y se distinguían entre ellas por el uso de la
palabra “gradual” (la del norte) y “súbita (la del sur), de manera que
algunos estudiantes budistas de la época se veían frustrados y no sabían
qué escuela seguir. Después de haber observado esta situación, el
patriarca se dirigió un día a la asamblea de esta manera:
“En el dharma sólo hay una escuela. Si alguien habla de varias
escuelas, esto es debido a que el fundador de una de ellas es de norte y el
otro del sur. Pero, si bien es verdad que sólo hay una Ley, algunos
discípulos la comprenden rápidamente y otros más despacio. La razón de
estas denominaciones “súbita” y “gradual” es la siguiente: algunos
discípulos por sus facilidades mentales, son superiores a otros. Pero en el
dharma, no existe la división entre “súbito” y “gradual”.
A pesar de lo que había dicho el patriarca, los discípulos de Shen-
Hsiu tenían la costumbre de criticarle. Difamaban su reputación diciendo
que era un analfabeto y que su realización no era eminente.
Por otra parte, Shen-Hsiu admitía que el mismo era inferior al
patriarca, el cual había alcanzado la Sabiduría sin la ayuda de un instructor
y poseía a fondo la enseñanza de la Escuela Mahayana. Además, añadía:
“Mi Maestro, el quinto patriarca, no le habría transmitido el kesa y el cuenco
sin tener buenas razones. Lamento que a causa de mis obligaciones en
estas tierras del norte, no pueda ir hasta él para recibir personalmente sus
instrucciones. Vosotros deberíais ir a Tsao Hsi para consultarle y no perder
el tiempo aquí”.
Un día dijo a su discípulo Tché-Tchen: “Eres hábil y tu espíritu es
fuerte. Ve a Tsao Hsi y asiste a las conferencias de patriarca. Acuérdate
bien de todo lo que diga, ya que a tu vuelta deberás repetírmelo”.
68
* * *
Siguiendo este consejo, Tchang huyó esa misma noche. Más tarde se
haría monje y llevaría a cabo una gran actividad. Un día, acordándose de lo
que le había dicho al patriarca, hizo un largo viaje para volverle a ver y
presentarle sus respetos.
“¿Por qué ha tardado usted tanto?, le preguntó el patriarca. Yo he
pensado constantemente en usted”.
Tchang respondió: “Desde el día en el que usted perdonó tan
generosamente mi crimen, he recibido la ordenación y he estudiado el
Budismo con diligencia. Sin embargo, me parece difícil liberarme de mi
deuda personal con usted, a no ser propagando la Ley para la salvación de
todos los seres sensibles. Al estudiar el Sutra Mahâ-paranirvâna, que leo
muy a menudo, no consigo comprender el sentido de: “eterno” y “no-
eterno”. Señor, ¿tendría usted la amabilidad de darme una corta
explicación?”.
“La naturaleza de Buda no es eterna. El espíritu discriminatorio, así
como todos los dharmas meritorios y desmeritorios son eternos, replicó el
patriarca.
“Señor, su explicación contradice el sutra, dijo Tchang.
“No puede ser, contestó el patriarca, puesto que yo he recibido el
Sello de la Ley de nuestro Señor buda.
“Según el Sutra, arguyó Tchang, la naturaleza búdica es eterna,
mientras que los dharmas meritorios y desmeritorios, incluido el Espíritu
del Despertar (Boddhichitta) no son eternos. Usted piensa de otra manera,
¿no es esto una contradicción? Su explicación ha intensificado mis dudas y
mi perplejidad”.
“Una vez, replicó el patriarca, hice recitar a la monja Wu Tch’in
Tch’ang todo el Sutra de Maha paranirvâna, con el fin de poder
explicárselo. Todas las explicaciones que yo le di coincidían con cada
palabra y concordaban con el texto general. De la misma manera, las
explicaciones que le he dado ahora no se diferencian del texto.
“Mi capacidad de comprensión es mediocre, observó Tchang,
¿querría usted darme una explicación más amplia y más clara?
“¿No sabe usted, respondió el patriarca, que si la naturaleza búdica
es eterna, no sirve de nada hablar de dharmas meritorios o demeritorios y
que, hasta el final del kalpa, nadie despertaría su espíritu a la iluminación
(Boddhichitta)? Por lo tanto, cuando yo digo “no-eterno”, es exactamente lo
mismo que quería decir el Señor Buda diciendo “verdaderamente eterno”.
Además, si los dharmas no son eternos, cada cosa u objeto tendría su
propia naturaleza particular y sufriría la muerte y el nacimiento. En este
caso, esto significaría que la naturaleza propia, que es “verdaderamente
73
* * *
* * *
CAPÍTULO NOVENO
RECONOCIMIENTO IMPERIAL
Un edicto fechado el quinto día de la primera luna del primer año de
Shen Lung, promulgado por la emperatriz Tsai-Tien de la familia Wu y por el
emperador Tchung-Tchong decía así:
“Desde que invitamos a los Grandes Maestros Huei-An y Shen-Hsiu a
venir al palacio y a recibir nuestras ofrendas, tenemos la costumbre,
después de haber realizado nuestro deberes imperiales, de estudiar bajo
su dirección el Vehículo del Buda.
Por pura modestia, estos dos Maestros nos recomendaron ir a buscar
consejo ante Huei-Neng del Sur, el cual, esotéricamente, heredó el kesa y el
dharma del quinto patriarca así como el Sello del Espíritu del Señor Buda.
Por el presente edicto, enviamos al eunuco Sué-Tchian para que
invite a Su Santidad a venir y esperamos que Su Santidad nos hará el
gracioso favor de visitarnos próximamente en la capital, etc.…”.
Por razones de salud, el patriarca envió una respuesta declinando la
invitación imperial y pidiendo que se le permitiera pasar el resto de sus días
en el bosque.
* * *
NOTAS CAPÍTULO IX
CAPÍTULO DÉCIMO
LAS ÚLTIMAS INSTRUCCIONES
Un día, el patriarca llamó a sus discípulos Fa-Hoi, Tchi-Tchen,
Fa-Ta, Shen-Huei, Tchi-Tcha'ng, Tche-Tung, Tche-Tchi, Tchi-Tao, Fa-Tchen,
Fa-Ou, etc., y les habló así:
“Vosotros sois diferentes de los hombres ordinarios. Después de que
yo haya entrado en el paranirvâna, cada uno de vosotros será Maestro de
meditación de un distrito particular. Ahora, voy a daros algunas
indicaciones sobre la mañera de enseñar con el fin de que podáis mantener
la tradición de nuestra escuela.
Hablad primeramente de las tres categorías de dharma y a
continuación de los treinta y seis pares de opuestos que constituyen la
actividad de nuestra propia naturaleza. De esta manera pueden ser
evitados los dos extremos, ya salgamos, ya entremos. En todos vuestros
sermones, no os apartéis de la naturaleza propia. Cuando un hombre os
haga una pregunta respondedle siempre lo contrario, de manera que se
cree un par de opuestos. Por ejemplo: Ir y venir son dos cosas recíprocas
que no pueden existir la una sin la otra. Cuando la interdependencia de los
dos sea completamente alejada, no habrá, en sentido absoluto, ni ida ni
vuelta”.
“Aquel que sabe cómo utilizar estos treinta y seis pares de opuestos,
realiza el Principio que penetra todas las cosas e impregna la enseñanza de
todos los sutras. Ya entre, ya salga, es capaz de evitar los dos extremos.
En el funcionamiento de la propia naturaleza y en nuestras
conversaciones con los demás, deberíamos liberarnos exteriormente de
todo apego a los objetos con los que entramos en contacto e, interiormente,
en lo referente a la enseñanza del Vacío, deberíamos liberarnos de la idea
de la nada. Creer en la realidad de los objetos o de la nada es el resultado
de puntos de vista falsos, profundamente enraizados en una ignorancia
extrema.
Un estúpido que crea en la nada, blasfema los sutras si defiende que
la literatura, es decir, las Escrituras Budistas, no son necesarias para
realizar la Ley del Buda. Si así fuera, no deberíamos hablar puesto que la
palabra es la substancia de la literatura. También se puede argüir que para
caminar por el Sendero directo, la literatura debe ser rechazada. Pero
¿podría darse cuenta el que defiende esto que estas dos palabras “ser
rechazada” son literatura?”.
Si oye a otras personas hablar de los sutras, un tipo así las criticaría
diciendo que “están apegadas a la autoridad de las Escrituras”. Es muy
nefasto que un hombre así esté tan seguro de sí mismo y que blasfeme las
Escritura Búdicas. Vuestros discípulos deberían saber que es una ofensa
grave hablar mal de los sutras y que las consecuencias de ello son
realmente graves.
Aquel que cree en la realidad de los objetos exteriores se esfuerza en
buscar la forma en el exterior, y practica un cierto sistema de doctrina.
También puede llenar vastas salas de conferencias para hablar de lo “Real”
o de la “Nada”. Un hombre así no podrá realizar su verdadera naturaleza
durante un número infinito de kalpas. Deberíamos marchar por el Sendero
conforme a la enseñanza de la Ley y no mantener nuestro espíritu en un
estado de indolencia que obstaculiza la comprensión de la Ley. Predicar o
escuchar la Ley sin practicarla, es situarse en el campo de lo herético.
Debemos pues marchar por el Sendero conforme a la enseñanza de la Ley
y, practicando el don del Dharma, no deberíamos dejarnos influenciar por el
concepto arbitrario de la realidad de los objetos.
Si comprendeis lo que digo y lo ponéis en práctica predicando,
practicándolo día tras día, honraréis el rasgo característico de nuestra
escuela.
Cuando alguien os haga una pregunta en forma afirmativa,
respondedle en forma negativa y viceversa. Si un hombre ordinario os hace
una pregunta, habladle del hombre sabio y viceversa. Así, gracias a la
83
* * *
El Buda Vipacyi
El Buda Cikhi Ultimo kalpa (Alamkârakalpa)
El Buda Viçvabhu
El Buda Krakuchanda
El Buda Kanakamuni Del kalpa actual (Bhadrapakalpa)
El Buda Kâçyapa
El Buda Gotama
88
* * *
hacia Tsao-Hsi. Así pues, allí depositaron las reliquias sagradas, el kesa y el
cuenco, el treceavo día de la onceava luna.
Al año siguiente, el vigésimo quinto día de la séptima luna, el cuerpo
fue exhumado del relicario y Fan-Pien, un discípulo, lo embadurnó con yeso,
arcilla e incienso. Acordándose de la profecía del patriarca, según la cual
alguien intentaría cortarle la cabeza, los discípulos tomaron la precaución
de reforzarle el cuello con unas planchas de hierro rodeadas de tela lacada
antes de introducirlo definitivamente en la estupa.
De pronto, un rayo de luz blanca salió precipitadamente de la pagoda
en dirección al cielo y sólo desapareció tres días después. Este incidente
fue contado en la Corte por los funcionarios del distrito Chao-Tcheu. Por
orden imperial, en el santuario fueron depositadas una colección de
tabletas en las que se narraba la vida del patriarca.
El patriarca heredó el kesa a los 24 años, se afeitó el cráneo a los 39 y
murió a los 76 años.
Durante 37 años predicó el dharma para el bien de todos los seres
sensibles. Cuarenta y tres discípulos suyos heredaron el dharma y, según
su voluntad formal, fueron sus sucesores. Aquellos que alcanzaron por
aquel entonces la iluminación y se despojaron de las costumbres de los
hombres ordinarios son demasiado numerosos para ser contados.
El kesa transmitido por Arya Bodhidharma como símbolo del
patriarcado, el hábito Mo La y el cuenco de cristal ofrecido por el
emperador Tchung Tchong, la estatua del patriarca hecha por Fan-Pien, y
otros accesorios sacerdotales fueron confiados al guardián de la estupa.
Todos ellos debían ser conservados permanentemente en el monasterio
Pao Lin con el fin de asegurar el bienestar del templo. El Sutra enunciado
por el patriarca fue publicado y propagado para dar a conocer los
principios y la meta de la Escuela de meditación (Zen). Todas estas
decisiones fueron tomadas para la prosperidad de los “Tres Tesoros” (4) y
también para el bienestar general de todos los seres sensibles.
NOTAS CAPÍTULO X
APÉNDICE
Por el Shraman Ling Tao, guardián de la estupa.
Durante la noche del tercer día de la octava luna del año Yen Sheu, décimo
año de la era Kai Yuan, un ruido parecido al de una cadena arrastrada fue
oído en la estupa que contenía los restos del patriarca.
Despertados por este ruido alarmante, los monjes vieron a un hombre
vestido de negro que huía de la pagoda, después de comprobar los restos,
observaron que había huellas de violencia en el cuello del patriarca.
Este incidente fue debidamente transmitido al gobernador Liu Wu
Tien y al magistrado Yung Kan. Se hicieron intensas investigaciones para
encontrar al culpable, el cual fue detenido en el pueblo de She Tchiao Tsun,
cinco días más tarde y enviado a Tchao Tcheu para ser juzgado.
Declaró llamarse Tchang Tching Man, oriundo de Liau-Sian y afirmó
haber recibido, en el monasterio de Kai-Yuan de Hung Tcheu, la cantidad de
dos mil taeles de un monje coreano cuyo nombre era Ta-Pei, quien le había
ordenado robar la cabeza del patriarca con el fin de enviarla a Corea donde
sería venerada con respeto.
Después de haber anotado estas declaraciones, el gobernador Liu
reservó su deliberación y se dirigió personalmente a Tsao Hsi con el fin de
consultar con Ling Tao, el discípulo más anciano. Ling Tao le dijo:
“Según la ley del Estado, una sentencia de muerte debería ser
pronunciad, pero la compasión es característica fundamental del Budismo.
De él aprendemos que padres y enemigos deben ser tratados de la misma
manera. Además, teniendo en cuenta que el motivo del crimen ara la
veneración religiosa, el delincuente puede ser perdonado”.
El gobernador Liu, muy impresionado dijo:
“Ahora comienzo a darme cuenta de la amplitud de espíritu y de
liberalismo de los budistas”.
El prisionero fue liberado.
El emperador Chu-Tchun deseaba venerar el kesa y el cuenco del
patriarca. Así, envió un embajador al monasterio Tsao Hsin para que
volviera con ellos, respetuosamente acompañado por una escolta. Kesa y
cuenco fueron guardados hasta el primer año de Yung-Tai, época en la que
el emperador Tai-Tchun, durante la noche del quinto día de la quinta luna,
tuvo un sueño en el que el patriarca le pedía que devolviera estas reliquias.
El séptimo día de la misma luna, el edicto siguiente dirigido a Yang-Hsian,
fue promulgado: “Su Majestad ha soñado que el Maestro de meditación
Huei-Neng le pedía la restitución de kesa y del cuenco heredados. El
94
* * *
95
arrojados a la basura. Los lavó, los cosió trozo a trozo, los tiñó con
arcilla (Kesa en sánscrito, designa el color ocre de la tierra) y se
confeccionó así el primer hábito budista para mostrar que lo más bajo
de este mundo, lo que todos rechazan se puede convertir en lo más
elevado, en lo más noble, en el símbolo de la realización espiritual.
Durante la ceremonia secreta de la transmisión de la enseñanza, de
Maestro a discípulo, el kesa y el cuenco de mendigo representaban el
aspecto concreto y material de esta transmisión.
El kesa se viste a modo de toga cubre el hombro izquierdo y deja al
descubierto el derecho.
Pratyekas: los que quieren llegar a ser Buda para sí mismo, para su propia
felicidad sin espíritu altruista.
ENSEÑANZA DE COMPASIÓN
DEL MAESTRO BUDA CHIKON
Nosotros practicamos el TAO, cultivando el corazón.
Nosotros divulgamos el TAO, esforzando el corazón.
Es necesario valorizarse
Es preciso no dispersarse y no ser obstáculo para SÍ MISMO
Es preciso establecer un propósito correcto
Posibilitando que millones de personas sientan Seguridad y tranquilidad.
ELEVÁNDOSE