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por GONZALEZ
LOPEZ JUAN LOPEZ JUAN JAVIER -
Juan Javier González López – Derecho Constitucional – 1º CPAP – curso 2020/2021 JAVIER - 70963440E
Fecha: 2021.05.21
voluntades, &c. extremadamente diversas), que en síntesis resultan en una unidad jurídico-formal
que está sujeta a un Estado en condición objetivo; en su condición subjetiva, el pueblo es el conjunto
de titulares de derechos políticos, atribuidos a la totalidad de ciudadanos – pues no se puede hacer
lo propio con el ejercicio del poder – para modular este ejercicio de forma más acorde con su
voluntad (si bien estos derechos políticos se limitan en virtud de ciertas ‘deficiencias’ como la edad
u otras incapacitaciones que se establezcan).
Kelsen divide ahora entre los que ejercen estos derechos políticos de forma casual o bajo
influencia ajena y los que toman iniciativas para que estos sean orientados hacia fines socio-político-
económicos determinados, agrupados en los partidos políticos, que se convierten en los órganos
sociales de creación de la voluntad estatal (aunque esto cambiaría con las décadas) y
consecuentemente constitucionalizados. Frente a la imposibilidad de construcción de esta voluntad
estatal por individuos aislados sin un órgano intermedio, el autor postula que solo dentro del marco
de un Estado de partidos es posible la democracia. Impugna las tesis que definen a los partidos
como defensores de intereses particulares frente a un Estado defensor del interés colectivo, pues
este ‘interés colectivo’ sería una ficción metapolítica de aquellos que han conseguido arrojarse el
poder estatal, siempre en detrimento de otros, y ocultaría la lucha real de intereses que alberga toda
sociedad; serían los partidos pues una forma de agrupar a los individuos de la masa social amorfa
en grupos mediadores que manifieste en el poder estatal el conflicto de intereses realmente
existentes en toda sociedad, y así el único mecanismo que puede elaborar una voluntad popular
uniforme (y por ello más cercana al ideal de ‘interés colectivo’) en el seno de un pueblo pluriforme.
III. El Parlamento:
El parlamentarismo fue el principal objetivo de las luchas decimonónicas contra la autocracia.
Con todo, acusa Kelsen que el escepticismo o rechazo hacia esta forma política estaba en alza en el
momento de la escritura del libro. Estima que la importancia del Parlamento en marco democrático
es dar respuesta a la pregunta de si este resuelve adecuadamente las necesidades sociales que en
ella se den.
Y ello porque es a través del Parlamento que se ejerce la representación que convierte las
aglutinaciones de voluntades particulares en una voluntad popular, siendo por tanto clave para el
desarrollo de una vida política democrática. Ahora bien, esta representación de la voluntad del
pueblo no puede ejercerse por medio del mandato imperativo, que la mayoría de Constituciones
prohíben, y que resultaría en una ‘hipertrofia democrática’. Este distanciamiento es visto por los
que se oponen al parlamentarismo como esencia de un engaño de las democracias, que tras el
principio de representación ocultan una ausencia de verdadera soberanía popular.
Asimismo, Kelsen apunta que es parte inherente del desarrollo de una sociedad y del Estado
que lo rige que se formen corporaciones orientadas a asesorar la actividad gubernamental, sea el
Consejo de Estado de las monarquías constitucionales, sea el Parlamento de las democracias.
Es por ello que Kelsen señala como espurias las intenciones de determinadas ideologías a él
contemporáneas de desechar el Parlamento como mero instrumento de dominación, por el que los
regímenes democráticos establecen una ficción de representatividad sin que pueda participar
Juan Javier González López – Derecho Constitucional – 1º CPAP – curso 2020/2021
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verdaderamente el pueblo en la creación de normas o de una voluntad general. Para él, como hecho
inherente a las sociedades complejas que es la necesidad de un órgano consultivo que facilite la
elaboración de unas líneas de acción legislativa y gubernamental, la eliminación del Parlamento
supondría una mera reforma del mismo con matices ideológicos.
V. La representación profesional:
Ahora bien, constituir Parlamentos organizados en virtud de la filiación profesional es
problemática en primer lugar porque este aspecto de la vida humana no es suficiente para
representar todos los factores – culturales, religiosos, étnicos, &c. – que determinan las decisiones
de un individuo, y en muchas materias ni siquiera está entre los más importantes.
En segundo lugar, la organización orgánica de la vida parlamentaria conllevaría divisiones
muy fuertes, y agrupaciones muy frágiles e impredecibles, al no saberse nunca si en torno a
determinada cuestión habría una alianza clara entre obreros y patronos de una misma profesión o
entre obreros de diversas profesiones contra los patronos, y viceversa.
Juan Javier González López – Derecho Constitucional – 1º CPAP – curso 2020/2021
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Además, sería muy difícil determinar qué grupos tendrían siquiera cabida en el Parlamento,
cuáles tendrían mayor relevancia, qué grupos eventualmente deberían ser admitidos y cuáles no,
&c. Estas decisiones se remitirían en último término a una instancia externa, limitando en mucha
mayor medida la autonomía de estos Parlamentos orgánicos respecto de los Parlamentos
democráticos.
Además, la clara tendencia de solidaridad entre obreros y obreros y patronos y patronos en
la sociedad del momento hacía ver a Kelsen que este organicismo solo podría ser consumado a
través de la instauración de una autocracia que asegurase la supremacía de uno de los dos grupos
sobre el otro.
VII. La Administración:
Tras haber analizado la primera vertiente de conformación de voluntad general en el Estado,
la legislativa, encargada de elaborar preceptos generales aplicables a diversas circunstancias,
analiza ahora su otra faceta, la ejecutiva, encargada de aplicar esos preceptos y normativas y de
resolver situaciones concretas y específicas. El principal medio para la sujeción de este poder a la
democracia es el principio de legalidad.
Analiza cómo, en una configuración estatal descentralizada, pueden darse conflictos entre la
Administración central y otras instancias territoriales de la misma, sobre todo cuando esta
representa a una composición parlamentaria muy distinta de la de aquella. Ahora bien, para la
democratización de la Administración conviene esta descentralización del poder al situar las
administraciones más cerca de los ciudadanos con los que debe interactuar.
Juan Javier González López – Derecho Constitucional – 1º CPAP – curso 2020/2021
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