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Lonergan y Zambrano: un falso lazo

Sékioz de Niafre

4 de marzo de 2021

1. Lonergan y el horizonte
«We can distinguish the known, the known unknown, and the unknown unknown.
[...] Thirdly, there is the unknown unknown, the range of questions that I do not raise
at all, or that, if they were raised, I would not understand, or find significant, or, if I
understood what is meant, I would see no point in asking them. I would not consider it
worth while finding out what the answer was. I could not care less whether there is an
answer to such questions or not. This is the realm of the unknown unknown, the field
of indocta ignorantia. And how big it is we do not know.
The horizon is the boundary, the frontier, between docta ignorantia [known unknown]
and indocta ignorantia. What is beyond my horizon is meaningless for me, though it
may not be meaningless in itself. It is not worthwhile for me, but it may be worthw-
hile in itself. One’s horizon, the boundary between one’s docta and indocta ignorantia,
corresponds to one’s concern, and one knows about one’s horizon only indirectly. To
know about a horizon one has to have a larger horizon within which one can define
the smaller one. But if this is one’s horizon one does not have the larger horizon within
which one can grasp where the limits lie for the individual. One’s own horizon is the
limit, the boundary, where one’s concern or interest vanishes. As one approaches the
horizon, one’s interest, attention, concern is falling off to the vanishing point. At the
horizon it has ceased altogether. What one does not attend to at all, ever, one knows
nothing about, and that settles one’s horizon.
Moreover, the matter of going beyond one’s horizon is not simple. There is an organi-
zed resistance to going beyond one’s horizon. Within one’s horizon, one’s ready-made
world, one is organized, one has determinate modes of living, feeling, thinking, jud-
ging, desiring, fearing, willing, deliberating, choosing. But to move beyond one’s ho-
rizon in any but the most casual and insignificant fashion calls for a reorganization of
the subject, a reorganization of his modes of living, feeling, thinking, judging, desiring,
fearing, willing, deliberating, choosing. Against such reorganization of the patterns of
the subject, there come into play all the conservative forces that give our lives their
continuity and their coherence. The subject’s fundamental anxiety, his deepest dread,
is the collapse of himself and his world. Tampering with the organization of himself,
reorganizing himself, gives rise to such a dread.»

1
Lonergan Topics in Education: The Cincinnati Lectures of 1959 1993, Sec. 4.2.1.1

Al inicio de dicha sección se citan como referencia los siguientes fragmentos de He-
raclito:2

«Of the Logos which is as I describe it, men always prove to be uncom-
prehending, both before they have heard it and when once they have heard
it. For although all things happen according to this Logos, men are like peo-
ple of no experience, even when they experience such words and deeds as
I explain, when I distinguish each thing according to its constitution and
declare how it is; but the rest of men fail to notice what they do after they
wake up just as they forget what they do when asleep.»
«Therefore it is necessary to follow the common; but although the Logos is
common, the many live as though they had a private understanding.»

2. Zambrano y lo divino
«nada de lo que como real llega al corazón humano debe ser anulado ni
mandado fuera o dejado a la puerta; nada real debe ser humillado, ni tan
siquiera esas semirrealidades»
María Zambrano Claros del bosque 1977, V

«Una cultura depende de la calidad de sus dioses, de la configuración que lo divino


haya tomado frente al hombre, de la relación declarada y de la encubierta, de todo lo
que permite se haga en su nombre y, aún más, de la contienda posible entre el hombre,
su adorador, y esa realidad; de la exigencia y de la gracia que el alma humana a través
de la imagen divina se otorga a sí misma.
[...]
En el principio era el delirio quiere decir que el hombre se sentía mirado sin ver.
Que tal es el comienzo del delirio persecutorio: la presencia inexorable de una estancia
superior a nuestra vida que encubre la realidad y que no nos es visible. Es sentirse
mirado no pudiendo ver a quien nos mira. Y así, en lugar de ser fuente de luz, esa
mirada es sombra. [...]
La forma primaria en que la realidad se presenta al hombre es la de una completa
ocultación, ocultación radical; pues la primera realidad que al hombre se le oculta es
él mismo. El hombre —ser escondido— anhela salir de sí y lo teme, aunque la reali-
dad toda no envolviera ningún alguien, nadie que pudiese mirarlo, él proyectaría esta
mirada;
1 Descubierto a través de Chiara De Santis COMPRENDERE E ESSERE, al que he llegado googleando
«Mark Morelli unknown unkown» en base a Darin McNabb Cómo empezar a estudiar la filosofía. Por el
camino también encontré philosophy.stackexchange how to deal with “the unknown unknown” [closed].
2 Me ha tentado usar la traducción de Gaos, pero, irónicamente, no sólo me parece menos clara, sino que

además sustituye Logos por razón, lo que me parece un tanto inapropiado en este contexto en base a
JESÚS MORENO SANZ El logos oscuro en María Zambrano.

2
[...]
También el hombre, lejos de sentirse libre, se sentía poseído, esclavo, sin saber de
quien. Porque se sentía mirado y perseguido. Detrás de lo sagrado, se prefigura un
alguien, dueño y posesor.»
María Zambrano El hombre y lo divino 1955, I, Del nacimiento de los dioses

Así, podemos repensar ese «sentirse mirado no pudiendo ver a quien nos mira» co-
mo a una suerte de presentimiento de un unknown unknown,3 «viendo» (¿previendo?,
¿prefigurando?) cual delirio lo que no se ve fehacientemente. Esa sensación, pues, de
que la realidad está regida por una especie de Ley (o un no-sé-qué divino, misterioso,
desconocidamente desconocido), aunque ni siquiera pueda preguntarme realmente por
«¿qué Ley?», ya que ni siquiera sé si esa presencia toma la forma de Ley, o si gobierna
nada, en tanto que la invocación de una Ley respondía sólo a un supuesto hipotético
por el que establecer la metáfora. Se trataría así, quizá, de una presencia etérea o un algo
indeterminado que no puede ser nombrado por los medios habituales, y que requiere
de una razón poética, alegaría Zambrano.
Sin embargo, ese acto de nombrar (o transformar unknown unknowns en known unk-
nowns),4 esa construcción de una cosmovisión o narrativa mágica (científica incluida)5
por la cual navegar con certera y precisa brújula un mundo antes caótico, no es suficien-
te para dejar de temer. Pues en la medida en la que observo known unknowns poseer a
otras cosas (como el tornado a los cielos, para los que el tornado sería un unknown unk-
nown, si se me permite la licencia), ¿qué garantía tengo de que no estoy siendo poseído
sin saberlo? ¿No son los genes una forma de esclavitud antes desconocida? ¿Qué habrá
que yo no sepa? ¡¿Cómo no hundirme en la nausea existencial, ante esta perspectiva?!6

3. Tangente sobre la dualidad pregunta-respuesta


«Filosófico es el preguntar y poético el hallazgo.»
María Zambrano El hpoombre y lo divino 1955, I, La disputa entre la Filoso-
fía y la Poesía sobre los dioses

3 Al encontrar el origen Lonerganiano de la expresión, y su significado intencionado, me he dado cuenta


de que mi símil se viene abajo, y de ahí el «falso» del título; tómese como a una reapropiación. En
este sentido, supongo que debería haber borrado la sección anterior, pero aun con todo se me antojan
complementarias.
4 No la voy a reproducir, pero a este respecto me gusta mucho la analogía que empleé a propósito de

petroglifos, graffitis y hobo signs en Esquema parcial de la Fenomenología de Hegel.


5 Mágica en el sentido de que no hay una garantía de realidad (como nos deja muy claro la historia, ape-

lando a Kuhn), sino que opera pragmaticamente: «Juzgan que la metafísica es una rama de la literatura
fantástica. Saben que un sistema no es otra cosa que la subordinación de todos los aspectos del universo
a uno cualquiera de ellos.» Borges Tlön
La tercera ley de Clarke es tal vez una expresión más clara de esto: mágico como lo que no se com-
prende, lo que aun se ignora; el trueno en la prehistoria, la combustión antes de Lavoisier, el pre-Big
Bang hoy.
6 A modo de complemento, véase Alberto Constante María Zambrano o la razón sumergida 2003, desde «el

paso de una actitud poética a la forma filosófica».

3
Que la filosofía es la madre de las ciencias (separándose la física de la filosofía natural
con Newton, o derivándose la psicología de la filosofía de la mente), y que la escisión
se produce cuando la pregunta filosófica adquiere suficiente grado de concreción como
para responderla con una ciencia, por decirlo rápido y mal, no es nada nuevo.7
Y mismamente con el nacimiento de cualquier subdisciplina científica: una buena y
más acotada pregunta puede abrir un nuevo y fructífero campo o programa de inves-
tigación (Erlangen, Gorenstein, Langlands...), o reformular cómo se estaba pensando
hasta entonces un problema (dando lugar a una revolución o cambio de paradigma; la
acuñación de la expresión «ill-posed problems» no es casual).8
Incluso, dando un paso más allá en esta cadena, podríamos pensar que las afirmacio-
nes científicas tienen una naturaleza poética (y lo mismo con las filosóficas; el hallazgo
siempre lo es), ya que construyen un framework o narrativa con la cual responder a sus
preguntas, y se suceden en modas (apelando a Kuhn). Y en tanto que se responden con
arte, éste toma así el relevo e inicia una nueva fase de preguntas, a las que responde
mediante sus obras. (Si bien, lo más plausible, es que me haya dejado seducir por la
simetría de esta escalera).9

Sea como fuere, no se trata de devaluar el trabajo de resolver (o farmear) las pregun-
tas en la parcela de la razón, sino de notar que se responden solas o más fácilmente
cuando están bien formuladas, en parte por atraer a más y mejores10 mentes a la cues-
tión.11
No en balde, constatamos que lo eterno de la filosofía, lo que ha perdurado en el tiem-
po, no son sus respuestas (el demiurgo de Platón, el motor perpetuo de Aristóteles, la
ataraxia helénica, el Uno de Plotino, el Dios de Aquino, la glándula pineal de Descar-
tes, la Sustancia de Spinoza, las monadas de Leibniz, el espíritu absoluto de Hegel, la
voluntad de poder de Schopenhauer, el inconsciente de Freud, el ego trascendental de
Bueno...),12 sino sus preguntas, que sólo se han ido actualizando y refinando, pero que
siguen siendo esencialmente las mismas desde su primera formulación; y lo mismo con
la ciencia. Por el contrario, del arte conservamos, ante todo, sus respuestas.
De hecho, que a menudo la pregunta se haya concebido en su origen como respuesta
es algo que podría denunciar Zambrano: cuando Tales postula el arjé, se está pregun-
tando por el logos, y cuando Platón postula su mundo de las ideas, se está preguntando
por la homogeneidad del mundo; y es esa pregunta implícita lo interesante. El resto,

7 Cf.,e.g., Russell Problemas de la filosofía 1912, XV El valor de la filosofía. Aunque en contra de Russell,
alegaría que la filosofía nunca se agotará porque siempre se preguntara por las respuestas que genere,
y de ahí la aparición de la filosofía de la ciencia, educación, religión, etc.
8 No quiero detenerme ahora en esto, así que delego en: quoteinvestigator I Would Spend 55 Minutes Defi-

ning the Problem and then Five Minutes Solving It 2014, How To Ask Good Questions: David Stork at TEDxS-
tanleyPark 2013, ASME Project Success: Defining the Problem 2016...
9 A este respecto, cf. Dominic Walliman The donut of knowledge.
10 Para la pregunta, que funciona como filtro o mecanismo de targeting.
11 Paradigmático es el «Je n’ai pas le temps [de demostrar mis conjeturas, pues ello es rutinario]» de Galois

a Chevalier (1832-5-29). O también la gran cantidad de diferentes soluciones que surgieron al problema
de la fundamentación del cálculo infinitesimal durante la segunda mitad del s. XIX.
12 Aquí estoy parafraseando a Jesús G. Maestro.

4
aunque se vista con las galas de la razón, va a ser siempre un cuento, como nota Borges
a propósito de Tlön.

En cualquier caso, voy a cerrar recordando la dualidad o circularidad que menciona


Alberto Constante: la pregunta se perfila, depura y sofistica continuamente a través de
las respuestas que surgen de ella, y viceversa. Así, la respuesta poética de Nietzsche
a la pregunta filosófica del vacío puede llegar a devenir pueril, incompleta, ingenua...
eventualmente, en el momento en que nuestra pregunta (nuestra existencia) se vuelva
aún más profunda, y es por ello que deben seguir actualizándose mutuamente.

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