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Entre la razón y el facilismo

Durante muchos años el hombre se ha venido desarrollando como un ser social y racional,

capaz de construir y reconstruir innumerables cosas que le han servido para desenvolverse

en la sociedad. Sin embargo, muchos de esos aspectos en vez de enaltecerlos se han

convertido en un arma para acabar con su existencia las armas, bombas, la incapacidad de

razonar, etc. Lo han catapultado a la destrucción porque el ser humano no es capaz de hacer

uso cabal de la razón, es decir no ha salido de su minoría de edad. Cuando se habla de

minoría de edad no se hace referencia a la edad cronológica, cuando aún no se ha cumplido

una edad estipulada por la ley, en el caso de Colombia los dieciocho años de edad, si no

cuando no se tiene la capacidad plena para tomar decisiones trascendentales y que

muestren independencia dentro de la vida de un ser humano, pero, ¿en realidad la minoría

de edad es eso?, el no saber tomar una decisión o actuar de manera madura, será que ¿si

llegamos a cumplir los años estipulados por ley somos capaces de direccionar nuestras

vidas de manera que a largo y mediano plazo nos lleven a un futuro exitoso?.

Retomando el pensamiento de Kant (1784) en donde nos comparte que:

“La ilustración es la liberación del hombre de su culpable incapacidad. La incapacidad

significa la imposibilidad de servirse de su inteligencia sin la guía de otro. Esta

incapacidad es culpable porque su causa no reside en la falta de inteligencia sino de

decisión y valor para servirse por sí mismo de ella sin la tutela de otro” (pág. 1.)

La humanidad es culpable de su minoría de edad cuando por pura negligencia no son

utilizadas las habilidades que se nos dan a través de nuestra existencia para actuar de

manera madura y por querer conseguir las cosas con facilismo, si señores así es, somos
facilistas en un mundo en donde queremos que la gloria nos llegue por si solas y ser

reconocidos en un mundo lleno de menores de edad, ya que todos en algún momento de la

vida sea en distintas edades son menores de edad en proceso de alcanzar la mayoría o

plenitud, o libertad de pensamiento y madurez para decidir con cordura la dirección de la

vida de manera coherente sin esforzarnos ni trabajar arduamente por ello. Hemos caído en

el facilismo hasta para el hábito de la lectura, como lo expresa Kant (1784):

“La pereza y la cobardía son las causas de que la mayoría de los hombres, después que la

naturaleza los ha librado desde tiempos atrás de conducción ajena, permanecen con gusto

como menores de edad a lo largo de su vida, por lo cual les es muy fácil a otros erigirse en

tutores”.

El planteamiento anterior es muy cierto, pues por la cobardía y sobretodo la pereza son

muy difíciles de llevar a cabo proyectos de vida, pues con estos dos factores de por medio

a la primera dificultad u obstáculo que se nos presente durante este proceso nos ocasionará

arrepentirnos y coger por otro camino de facilistas para solucionarlo todo.

Ahora bien ¿cómo salimos de esa minoría de edad? ¿Cuándo tengamos 18 o 30?, pregunta

interesante cierto, pero muy prometedora ya que esta expresión contiene mucho valor al

descubrir la manera sencilla de obtener esa tan anhelada mayoría de edad según Kant.

Cuando el hombre alcanza la mayoría de edad es completamente libre, es capaz de servirse

por sí solo de su propio conocimiento, sin la ayuda de otro , pero con un camino recorrido y

bien orientado de buenas bases familiares las cuales hoy por hoy son cuestionadas por el

devenir rutinario, dicha madurez y libertad es impulsada por unos padres comprometidos

en el proceso de madurez de sus hijos , acompañados de lecturas enriquecedoras, buenos


hábitos que sirvan de base y como referente para llegar a tan anhelada mayoría de edad, en

cuanto a pensamiento.

Ahora bien para todo esto nos remitimos a buenas bases porque son estas las que cimientan

a todo ser humano en su crecimiento y desarrollo afectivo, social y corporal, brindando

seguridad ante su propia personalidad.

La minoría de edad, es decir, la incapacidad de obrar, deberían implicar una serie de límite

sobre las actuaciones de las personas, ya que el hombre no quiere salir de su minoría de

edad porque se siente feliz y bien, porque no tiene necesidad de esforzarse para pensar

porque los demás lo hacen por él, por esto muchos gobernantes se valen de esto para

mantener a la gente ignorante. Por esta razón estar en la minoría de edad es una situación

que nos perjudica, por lo tanto, debemos poner en práctica nuestra capacidad para razonar,

inferir, analizar y leer entre líneas y con lupa lo que nuestros gobernantes nos quieren

imponer.

Bibliografía

Kant, I. (1784) ¿qué es la ilustración? En filosofía de la historia, Ed. Nova. Buenos Aires.

Strauss, L. (1968) Liberalism. Ancient and Modern. Chicago and London.

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