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DOCUMENTO 4.
SELECCIÓN DEL DOCUMENTO UNA COMUNIDAD UNIVERSITARIA
ENFOCADA HACIA LA PERSONA
APARTADO 4: «LA BÚSQUEDA Y ENCUENTRO COMUNITARIOS DE LA
VERDAD: TRADICIÓN, CLAUSTRO, FACULTAD»
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Una comunidad universitaria enfocada hacia la persona. © J.A.Agejas-S.Antuñano
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Sumario
Acercamiento a la persona 2
Bibliografía 78
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Una comunidad universitaria enfocada hacia la persona. © J.A.Agejas-S.Antuñano
Dice el profesor Llano que «el tiempo configura las universidades, pero siempre
se corre el riesgo de que las erosione. La cuestión decisiva es si una institución
universitaria sabe cómo suscitar y gestionar lo nuevo: si lo inédito se inscribe en
su interno proyecto o es algo que le sobreviene por sorpresa y casi a traición»
(Llano 2003:19). La dimensión comunitaria de la Universidad supera la cuestión
meramente cuantitativa o sociológica. No es sólo que hagan falta muchos
profesores porque hay muchas asignaturas, ni siquiera de que cierta sistemática
saca mejores resultados de un modo de organización u otro. La Universidad,
como la misma persona hacia la que ha de estar enfocada, tiene una dimensión
comunitaria constitutiva.
Decíamos que seguramente un europeo del siglo XII nos miraría perplejo si le
inquiriéramos si la Universidad ha de estar enfocada hacia la persona. Si
pensamos en el origen de la Universidad, el contexto histórico y los
«materiales» críticos con los que se contaba entonces, veremos que su dinámica
no era otra que las exigencias de la reflexión y búsqueda de la Verdad enfocada
hacia la persona.
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Una comunidad universitaria enfocada hacia la persona. © J.A.Agejas-S.Antuñano
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Una comunidad universitaria enfocada hacia la persona. © J.A.Agejas-S.Antuñano
Auténtica tradición
La tradición supone la fidelidad a la razón de ser. Acabamos de exponer qué
supone eso en el caso de la Universidad, cuando hemos recordado las
tradiciones que, a su vez, confluyen en su nacimiento. Es propio de la manera
humana de estar en la realidad tratar de discernir siempre la razón y el sentido
de cuanto hay y sucede para tomar las decisiones más acertadas, no el
inmovilismo. Nadie duda de que hacer el bien no significa hacer siempre las
mismas cosas, sino hacer aquellas que me perfeccionan. Del mismo modo, ser
fiel a la tradición en el caso de la Universidad no significa enseñar lo mismo y
de la misma manera que se enseñaba hace ocho siglos. Significa seguir
buscando juntos la Verdad, como se hacía desde su inicio, encontrando las
razones que hacen que conozcamos mejor la realidad, comprendamos mejor al
ser humano, y seamos capaces de dar a las creaciones humanas el sentido más
adecuado. Como recuerda el profesor Llano:
Y como nos recuerda Rupnik, esa Palabra que se prolonga en la tradición y que
ilumina la realidad de lo humano se nos reveló en Cristo, Palabra de Dios
encarnada. Lo cual no significa que no hayamos de seguir buscando, sino todo
lo contrario. Como nos muestra el nacimiento mismo de la Universidad, es la
certeza de la Revelación en Cristo, la que anima a buscar las razones de lo real y
el sentido de los aconteceres humanos. Porque esa certeza nos disuade de la
pretensión de «poseer la verdad» como certeza o autoafirmación, y más bien
nos alienta a la búsqueda y a la aceptación del otro. La lógica de la tradición es
la lógica del don y la vocación, mientras que la lógica de la autoafirmación es la
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Una comunidad universitaria enfocada hacia la persona. © J.A.Agejas-S.Antuñano
Es muy interesante esta clave nueva expresada en este breve texto, porque sigue
resultando complicado con frecuencia despojar al concepto de tradición de las
rémoras que se le han adherido de forma acrítica. La memoria del Verbo
ilumina el trabajo de la comunidad porque no hay tradición sin comunidad,
porque no hay experiencia de la Verdad individualista, porque la Universidad
es comunidad desde su inicio porque nace para acoger y desarrollar en la
historia el encuentro con la Verdad.
Genuina innovación
Decimos genuina para diferenciarla de esa creatividad o innovación que es más
bien una autoafirmación del propio individuo, lo que además esta radicalmente
en contra no sólo de la búsqueda de la Verdad, sino también de la dimensión
comunitaria de la Universidad. Dice Rupnik:
«Hoy nos caracteriza una realidad: cada uno tiene sus ideas, sus proyectos y sus
intereses que quiere realizar, llevar adelante, con un deseo de autoafirmación
que también implica ser originales a toda costa, al tiempo que difícilmente
somos capaces de aceptar la propuesta de otro, de entrar en otra lógica. (…)
Probablemente la dificultad de hoy esté condicionada por el hecho de que
nuestra cultura favorece más una mentalidad de proyección y de
autorrealización, donde todo empieza siempre y como sea en nosotros, sin
ninguna interlocución seria, por oposición a la mentalidad propia de la
vocación, en la que se responde y se sigue, y al seguir, se sirve. También aquí se
encuentra, probablemente, el motivo por el cual hay tan poca creatividad en
nuestros días. La creatividad es una relación real, y se realiza con el trasfondo
del amor, en el que lo amado, al responder al amor, crea un mundo penetrado
de amor. (…) Es difícil que una cultura completamente cerrada en un
antropocentrismo particular se desvincule de lo ideológico y de lo moralista. En
este caso, la creación no será más que una especie de proyección ligada de
alguna manera al lucro, al poder, a la autoafirmación, y por tanto y en
definitiva, la producción de algo estéril y destinado a morir. La creatividad
surge de la relación de amor y conduce a ella. Trata de implicar a las personas,
porque nace de la Persona. Nuestra fe, de hecho, es la fe de las personas en la
Persona» (Rupnik 1998:35)
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Una inteligencia espiritual, esto es, capaz de proceder por encima de las
limitaciones de los objetos y métodos particulares, lejos de ser un límite, es una
riqueza, como veremos. Sobre todo porque cada vez está más claro que la
excesiva especialización empobrece la capacidad de la ciencia y del
investigador. Es necesaria, sí, pero al tiempo que se abre a la riqueza de
perspectivas sobre lo real que nace de una mirada en relación con otras ciencias.
Por eso el trabajo en equipo no es sólo una condición externa por la magnitud de
los proyectos, o la necesidad de aunar esfuerzos en la obtención de resultados,
sino por exigencia de la búsqueda de la Verdad. La complementariedad de los
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Una comunidad universitaria enfocada hacia la persona. © J.A.Agejas-S.Antuñano
«El saber que la Universidad proporciona debe apoyarse en aquella energía del
preguntar y aquella seriedad de la responsabilidad intelectual que distinguen la
ciencia del diletantismo; pero no debe desbordarse ilimitadamente, pues no se
busca por sí mismo sino por el rendimiento profesional posterior. Ese saber ha
de formar un todo que puede abarcarse con la mirada y que a partir de él se
pueda trabajar prácticamente. Debe tener una configuración que sea capaz de
integrar nuevas materias y problemas permaneciendo, sin embargo, ordenada;
nunca acabada, pero siempre estructurada» (Guardini 2012:31)
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Una comunidad universitaria enfocada hacia la persona. © J.A.Agejas-S.Antuñano
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Para concluir este punto nos gustaría señalar, como hace el profesor Llano, que
la Universidad como institución supera a cada una de las universidades
particulares, de modo que hay una última forma de comunidad, que no sólo no
debería perderse de vista, sino que se da en la medida en la que pragmatismo e
ideologías pasan a un segundo plano y se privilegia el deseo de saber:
Y esto que vale para cada uno de los investigadores, vale también para la
Universidad como institución, cuya libertad está cada vez más amenazada por
presiones de todo tipo (político, económico, empresarial…) que tratan de
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Una comunidad universitaria enfocada hacia la persona. © J.A.Agejas-S.Antuñano
Bibliografía
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