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Civilizar 12 (22): 57-76, enero-junio de 2012

El argumento de los principios en la teoría


contemporánea del derecho: un alegato antipositivista*

The argument of the principles in contemporary theory of


law: An antipositivist plea
Recibido: 19 de diciembre de 2011 - Revisado: 15 de enero de 2012 - Aceptado: 10 de febrero de 2012

José Julián Suárez-Rodríguez**

Resumen
La teoría de los principios jurídicos tiene hoy una resonancia desconocida en
otras épocas de la ciencia jurídica y son varios los autores que se han dedicado
a la formación de la misma, aportando cada uno de ellos elementos importan-
tes en su configuración. En este artículo se presentan los rasgos característicos
de la teoría contemporánea de los principios y las aportaciones que los autores
más relevantes en la materia han hecho a ella. Además, se muestra cómo la
teoría de los principios se ha elaborado como un argumento en contra de las
principales tesis del iuspositivismo, dominante en la cultura jurídica hasta la
segunda mitad del siglo XX.
Palabras clave
Principios jurídicos, reglas, sistema jurídico, ponderación, criterios de distin-
ción entre reglas y principios, Ronald Dworkin, Robert Alexy.

Abstract
The theory of legal principles knows today a resonance unknown in other
times of legal science and several authors have dedicated themselves to its
formation, each of them giving important elements in its configuration. This
article presents the characteristics of the contemporary theory of the principles
* Este artículo es un avance parcial
and the contributions that the most important authors in the field gave to it. de la investigación ‘Principios jurí-
Furthermore, it shows how the theory of principles has been developed as an dicos y condición humana: las claves
argument against the main thesis of legal positivism, the dominant legal cultu- para la superación de la comprensión
analítica-discursiva de los derechos’,
re until the second half of the twentieth century. correspondiente a la línea ‘Justicia
Keywords constitucional y filosofía práctica’,
del grupo de investigación Justicia,
Legal principles, rules, legal system, adjustment, criteria for distinguishing ámbito público y derechos humanos,
between rules and principles, Ronald Dworkin, Robert Alexy. de la Universidad de La Sabana. La
investigación es financiada por la
Universidad de La Sabana.
** Licenciado en Filosofía Eclesiás-
tica por la Universidad de Navarra
(España), Abogado de la Universidad
de La Sabana, Candidato a maestro en
derecho constitucional. Profesor de
Introducción al estudio del Derecho y
Razonamiento Jurídico en la Univer-
sidad de La Sabana (Chía, Colombia).
Correo electrónico:
jose.suarez1@unisabana.edu.co.
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Introducción les en general. Tanto es así, que muchos autores


positivistas han tenido que replantear sus teo-
El imaginario jurídico actual atribuye la rías de tal modo que respondan a la crítica del
creación y desarrollo de la tesis de los princi- argumento de los principios. Ejemplos de ello
pios jurídicos a la doctrina iusfilosófica elabo- es el de Hart (2000) o las respuestas a Dworkin
rada por Ronald Dworkin en su crítica al posi- de Joseph Raz (1972).
tivismo jurídico y a los posteriores desarrollos
que dicha teoría conoció en las elaboraciones Así las cosas, el objeto de este artículo
doctrinales de Robert Alexy. Sin embargo, los es ofrecer una visión general de la teoría de los
principios tienen una larga historia en la tradi- principios que ha sido construida por la dogmá-
ción jurídica moderna y contemporánea, y no tica jurídica y la teoría del derecho desde finales
reduce sus límites a los desarrollos de estos au- del siglo XIX y principios del siglo XX –que
tores. puede denominarse teoría contemporánea de los
principios jurídicos– que inicia con algunos au-
En contraste con ello, es innegable el he- tores positivistas y tiene su punto culminante –y
cho de la creciente influencia que la doctrina de mayor influencia– en las teorías de Ronald
elaborada por ambos ha ejercido sobre la teoría Dworkin y Robert Alexy. Esta visión general
contemporánea del derecho y los valiosos apor- pretende, además –y sobre todo–, destacar cuál
tes que han hecho a la práctica jurídica –espe- ha sido el desarrollo de las ideas en torno a la
cialmente a la práctica de los tribunales judicia- teoría de los principios y cuáles son los princi-
les–, y, en concreto, la teoría de los principios pales puntos en común y las divergencias entre
jurídicos como estándares normativos ha ad- los distintos autores y el aporte que cada uno de
quirido con ellos una relevancia que en épocas sus principales gestores ha hecho a la creación
pasadas la ciencia jurídica no conoció. No obs- de dicha teoría. Lo primero que se debe señalar
tante, estos hechos no pueden hacernos olvidar –ya un lugar común en la teoría actual del dere-
la larga tradición que la teoría de los principios, cho– es que dicha teoría conoce un antes y un
como elementos integrantes del ordenamiento después con las críticas realizadas por Ronald
jurídico con virtualidad para explicar el fenó- Dworkin y Robert Alexy al positivismo jurídi-
meno jurídico, y para aportar elementos a la re- co, de tal modo que se pueden señalar dos eta-
solución de los casos concretos, tiene y que, por pas en la construcción de esta teoría: una previa
tanto, la teoría de estos dos autores no puede a la aparición de las obras más importantes de
considerarse un punto de partida en la construc- estos autores, y otra posterior, puesto que sus
ción de una nueva concepción del derecho, sino ideas en torno al tema son consideradas como
la continuación de esa tradición que se vio inte- un verdadero punto de quiebre en la materia.
rrumpida por varios años gracias a las tesis del
positivismo jurídico, hoy en muchos aspectos Una apreciación debe hacerse para termi-
superada. nar esta breve introducción al trabajo que aquí se
presenta. Si acaso hay en la historia del derecho
También es verdad que la teoría de los una etapa que se pueda considerar “principialis-
principios no ha conocido un desarrollo autóno- ta” es la del derecho romano –y especialmente
mo, por el contrario, se ha elaborado como un el derecho romano clásico–, sin embargo, y pre-
alegato antipositivista, incluso en las teorías de cisamente porque el ordenamiento jurídico que
Ronald Dworkin, quien acude a los principios rigió en este periodo de la historia no conoció
para dar fundamento normativo a los derechos un modo distinto de resolver las controversias
individuales, o en la teoría de Robert Alexy, y de regular sus relaciones sociojurídicas, la
quien, por su parte, acude a los principios para teoría de los principios no experimentó, en esta
establecer la teoría de los derechos fundamenta- etapa de la historia, un desarrollo como el que

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conoció después del positivismo jurídico, que En efecto, Alexy afirma que un sistema
rescató esta noción propia del derecho romano como el descrito en el acápite anterior es un
y lo contrapuso al concepto de regla: solo en sistema abierto, “por causa de la vaguedad del
el contexto del positivismo jurídico aparece y lenguaje del derecho, la posibilidad de conflic-
tiene sentido la distinción entre reglas y princi- tos entre normas y la existencia de casos no
pios, y solo en él una reflexión abstracta sobre regulados” (Alexy, 2002, p. 8), así, los casos
el concepto de principio tiene sentido. que se encontraban en estos espacios vacíos
del sistema no podían encontrar una respuesta
En segundo lugar, y referido a esto úl- propiamente jurídica en el sentido de que su
timo, la mentalidad práctica de los romanos, solución no se deducía del sistema, el opera-
poco dada a reflexiones abstractas, no conoció dor jurídico debía, en sentido estricto aunque
un desarrollo teórico en el que consiste una con ciertos límites, crearla según su criterio,
“teoría de los principios”, como sí sucedió des- actuando como actuaría un buen legislador
pués del surgimiento y la consolidación de la (Hart, 1998, p. 159; 2000, pp. 37-48). Pues
ciencia del derecho. Por estas razones, el estu- bien, uno de los elementos extrajurídicos que
dio aquí propuesto inicia con el positivismo ju- un juez, o cualquier operador jurídico, tenía
rídico, sigue con las tendencias teóricas críticas a la mano para resolver un conflicto que por
del mismo que proponen, frente a un modelo cualquiera de las tres razones mencionadas
puro de reglas del sistema jurídico, unos mode- era difícil, eran los principios jurídicos. Esta
los de principios y culmina –en la teoría de Ro- práctica y el recurso a los principios fueron co-
nald Dworkin y Robert Alexy– con una teoría munes en la ciencia del derecho civil del siglo
que combina reglas y principios. XIX y del siglo XX (y lo sigue siendo hoy en
día con más fuerza). Así los llamados princi-
1. El argumento de los principios en la pios generales del derecho aparecen como la
ciencia jurídica moderna aplicación de normas extrajurídicas que sirven
para colmar los vacíos que dejaba el sistema
1.1. El papel de los principios en el iuspo- legal y para determinar el sentido y el alcance
sitivismo de una regla y la aplicabilidad de una de ellas
en caso de conflictos normativos.
Los principios jurídicos no tenían, en la
doctrina iuspositivista, ninguna capacidad ex- Es en este momento en el que aparece en
plicativa del fenómeno jurídico, es decir, se la ciencia jurídica la contraposición entre nor-
afirmaba de manera dogmática que el derecho mas y principios como dos elementos o están-
se reducía al sistema de reglas válidas (formal- dares utilizados para resolver las controversias
mente o empíricamente), y tal sistema constituía jurídicas (cfr. Jiménez Gil, 2004, p. 15). Esta
el objeto exclusivo de estudio de la ciencia ju- clásica distinción no es pues fruto de la obra de
rídica. Sin embargo, los problemas que presen- Ronald Dworkin, sino una elaboración anterior
tó esta teoría en el ámbito de la aplicación del a él y nacida en el seno mismo del positivis-
derecho y de la resolución de los casos concre- mo. Sin embargo, sí es verdad que la ciencia
tos hizo que la tesis del positivismo replanteara de los juristas, en muchos casos elaborada a es-
algunas ideas propias de la tesis mecanicista del paldas de la realidad jurídica, no tuvo en cuen-
siglo XIX y elaborara algunos mecanismos para ta a los principios generales del derecho y no
resolver los problemas que en la práctica se pre- vio en ellos ninguna capacidad explicativa del
sentaron, sin abandonar las ideas centrales de fenómeno jurídico: para ellos, la definición de
la escuela. Los principios jurídicos, heredados derecho y de lo que este concepto comprendía
de la tradición romana, desempeñaron en esta seguía limitándose y reduciéndose al concepto
tarea un papel importante. de ley válida.

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Después de la dura crítica y posterior re- tinto, y no autónomos, sino dependientes en su


visión a la que fueron sometidas las diversas fuerza normativa y vinculante al sistema mismo
tesis del iuspositivismo, algunos sectores de del cual son deducidos.
esta corriente terminaron cediendo terreno y
acabaron por reconocer algún valor jurídico a A pesar de esto, algunos científicos del
los principios generales del derecho. En efec- derecho de la época en la que el positivismo
to, los positivistas contemporáneos termina- jurídico fue el paradigma explicativo de esta
ron afirmando, para no contradecirse con sus disciplina, reaccionaron contra la excesiva for-
tesis centrales, que existen por lo menos tres malidad de este y contra la falta de atención a la
clases de principios: en primer lugar aparecen realidad jurídica, y al hacerlo destacaron la im-
los principios expresos o explícitos, es decir, portancia y el papel preponderante que en esta
aquellos que son reconocidos como tales de labor debían tener los denominados principios
manera explícita por el ordenamiento jurídico generales del derecho.
(están contenidos en una norma positiva), espe-
cialmente en los textos constitucionales y que, 1.2. El argumento de los principios en la
por tanto, reciben del sistema su fuerza norma- reacción antiformalista de la primera mitad
tiva y vinculante. En contraste con este tipo de del siglo XX
principios se reconocen los principios extrasis-
temáticos, que al decir de Prieto Sanchís, son En efecto, las construcciones dogmáticas
principios morales y políticos que subyacen al del siglo XIX se caracterizaron por ser un in-
ordenamiento jurídico y que tienen fuerza nor- gente esfuerzo de construcción de la ciencia del
mativa por una especie de remisión que hace a derecho en clave positivista. Este esfuerzo tuvo
ellos el ordenamiento jurídico y cuando estos su síntesis final en el pensamiento de Hans Kel-
son usados efectivamente por los jueces en sus sen (1993), para el caso de Europa continental,
decisiones judiciales. Este tipo de principios no y en el de Herbert Lionel Adolphus Hart (1998),
tienen, por sí mismos, fuerza normativa, si tal para el caso de Gran Bretaña. Ahora bien, es-
cosa se afirma se daría al traste con una de los tas construcciones científicas apenas encontra-
principales dogmas de todo iuspositivismo: la ron oposición en su época, puesto que se había
separación conceptual entre moral y derecho depositado una excesiva confianza en el buen
(cfr. Prieto Sanchís, 1992). resultado de dichas configuraciones científicas.
Sin embargo, la desilusión y el descontento con
De esta manera, los principios generales esta monumental obra de ciencia jurídica co-
del derecho, para el positivismo de la posgue- menzó a aparecer, y con ellas autores que de-
rra, no son más que normas generales que son safiaban la teoría y la metodología dominante.
derivadas a partir de un procedimiento deduc- Si bien la imparable carrera de la construcción
tivo de las normas del sistema, y como tales, y de la ciencia jurídica en clave positivista no se
por tales razones, se justifica la fuerza norma- detuvo, paralelamente se dieron algunas versio-
tiva y vinculante que se les atribuye a la hora nes críticas que en la primera mitad del siglo
de resolver casos concretos, sin que por eso de- XX si acaso se podían distinguir del todo de las
jen o bien de pertenecer al sistema, entendido propuestas que criticaban, pero que ya denun-
en sentido más amplio, o bien de ser elemen- ciaban los problemas que acarreaban este tipo
tos que subyacen al sistema. Así, no es posible de dogmática jurídica. Tal es la propuesta de
hablar, según esta tesis, de principios jurídicos Rudolf von Ihering en la segunda etapa de su
universales comunes a todo ordenamiento ju- pensamiento, así como las propuestas, ya en-
rídico, sino que debemos hablar, más bien, de trado el siglo XX, de François Gény y Giorgio
principios de un ordenamiento jurídico concre- del Vecchio. Todos ellos, a partir de premisas
to, válidos para ese sistema y no para otro dis- iusfilosóficas diversas, realizan propuestas de

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conceptualización y comprensión del derecho nández Gil, 1971, p. 240). En segundo lugar, en
opuestas al positivismo jurídico en la que los Gény hay también una renovada teoría de las
principios generales del derecho tienen un pa- fuentes del derecho y, en concreto, una supe-
pel relevante. ración de la visión reductiva de toda fuente del
derecho a la ley estatal: la costumbre, la autori-
Ihering, por su parte, realiza una fuerte dad y la tradición pasan a hacer parte del catálo-
crítica a la concepción de la ciencia jurídica go de fuentes junto a la ley. También son están-
como una construcción lógico-sistemática de dares de resolución de problemas jurídicos los
conceptos legales deducidos de manera cua- principios superiores que están por encima de
si matemática de normas generales, con pres- las leyes positivas. El aporte más importante de
cindencia del aspecto funcional y práctico del Gény es la idea de la “libre investigación cien-
derecho. De esta manera, una verdadera com- tífica del derecho”, a la que el jurista recurría
prensión del fenómeno jurídico y la construc- en caso de no encontrar en las fuentes formales
ción de una institucionalidad judicial deben del derecho una solución al caso concreto, con
atender, más que a principios lógicos a priori, base en la cual, a partir de los datos de la ciencia
al fin (entendido como propósito o intención) jurídica, el mismo juez construía la respuesta al
práctico que se propone lograr una determinada caso concreto, más allá y por encima del mismo
institución, y a las necesidades sociales de una código. De allí deduce Gény, en tercer lugar,
época histórica determinada. Así, rechaza una una crítica a la teoría de la interpretación del po-
dogmática jurídica construida de espaldas a la sitivismo mecanicista y manifiesta una enorme
realidad social, económica y política, y aboga desconfianza por la utilización del silogismo de
por una jurisprudencia que atienda las necesida- subsunción para deducir respuestas en derecho.
des reales (fines) de la sociedad para la cual es Con ello queda formulada, a su vez, una crítica
construida (Hernández Gil, 1971, pp. 199-230; a la idea de completitud del sistema jurídico,
Ihering, 1990; Larenz, 1980, pp. 65-70; Reca- como un sistema que sea capaz de prever to-
sens Siches, 1963, pp. 268-278). das las respuestas a todas las realidades socia-
les potencialmente relevantes para el derecho.
Otra posición crítica importante de co- Gény hace referencias directas a los principios
mienzos del siglo XX la encabeza François generales del derecho a la hora de elaborar su
Gény y la Escuela Científica del Derecho. Tres crítica al formalismo de la Escuela de la Exége-
son las ideas rectoras de la visión renovadora sis y la teoría de la libre investigación científica
del derecho del profesor de la Universidad de (Gény, 2000). Así, el jurista francés ofrece una
Dijon: en primer lugar, y referida a la metodo- definición de principios que en muchos aspec-
logía de la ciencia jurídica, la distinción entre tos se acerca a la que varios años después diera
ciencia del derecho y técnica jurídica, según Ronald Dworkin en El modelo de las normas
la cual la ciencia jurídica debía ser construida (I): “El principio, tal como yo lo entiendo, se
atendiendo a datos de la naturaleza (lo dado y separa claramente de la concepción, en cuan-
que es revelado en el estudio de la antropolo- to él es directamente sacado de las realidades
gía y la moral) y a datos históricos, así como objetivas, quiero decir, de las consideraciones
a datos racionales e ideales, equivalentes a los morales, políticas, sociales, económicas, que
principios del derecho. Por su parte, la técnica son la sustancia fecunda de la vida del derecho”
jurídica tiene como misión la concreción de di- (Gény, 2000, p. 570).
chos datos en un ordenamiento jurídico, según
las circunstancias específicas de una determina- Finalmente, Giorgio del Vecchio realiza
da sociedad. Así, el derecho es para Gény “una una crítica al iuspositivismo desde el iusnatu-
construcción racional establecida sobre ele- ralismo moderno. En ella afirma la existencia
mentos suministrados por la naturaleza” (Her- del derecho positivo como el “fenómeno” del

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derecho que puede ser entendido y explicado su cumbre en la obra de Hans Kelsen algunos
como tal, pero que debe corresponderse deon- años después. Tendríamos que esperar a llegar
tológicamente con el derecho natural, es decir, a la mitad del siglo para ver una verdadera obra
el derecho positivo puede confirmar el concep- crítica del positivismo jurídico. Sin embargo, el
to del derecho, pero no la idea del mismo. De tratamiento de estos autores es relevante para
esta manera, una norma injusta puede realizar este trabajo toda vez que son sus teorías las que,
el concepto del derecho, ser derecho desde el en contraste con el positivismo jurídico, plan-
punto de vista fenoménico, puede ser jurídica tean alguna categoría normativa cercana a los
pero no justa al no corresponderse con la idea principios jurídicos.
del derecho natural y justo. Esta idea del de-
recho natural está contenida en los principios 1.3. El argumento de los principios en la re-
generales del derecho que son “una ratio juris acción antipositivista de la segunda mitad
de carácter universal que, desde los romanos del siglo XX
acá, (…) ha sido patrimonio común de nuestra
conciencia jurídica y, sin duda, inspiró también Hacia la segunda mitad del siglo XX
a los autores del código civil” (Del Vecchio, asistimos a la aparición de corrientes de pen-
1942, p. 49), normas que “emanan de la razón samiento judicial que formulan propuestas de
jurídica natural” (Del Vecchio, 1942, p. 113) y explicación del fenómeno jurídico diametral-
que constituyen, además, “las directrices fun- mente opuestas a las del positivismo jurídico.
damentales del sistema positivo” (Del Vecchio, La publicación en 1953 de Tópica y jurispru-
1942, p.113). De esta manera, para Del Vecchio dencia, de Theodor Viehweg, señala el inicio de
el sistema jurídico positivo es apenas una mani- una serie de obras críticas de diversos autores
festación del derecho que es deducido desde los que se suelen agrupar bajo la denominación ge-
principios generales del derecho, que contienen nérica de teorías de la argumentación jurídica
germinalmente todas las soluciones a los casos (Atienza, 2004; García Amado, 1988). Por otro
concretos. En caso de lagunas legislativas, el lado, y para la misma época, Josef Esser publica
operador jurídico puede acudir a estas direc- su obra más importante, Principios y normas en
trices para dar solución al caso concreto (cfr. la elaboración jurisprudencial del derecho pri-
Vigo, 1984, pp. 174-180). vado, que para muchos autores señala el antece-
dente y la primera aplicación de las tesis de la
Ambos autores apuntan sus agudas crí- escuela hermenéutica del derecho. Ambos auto-
ticas a la utilización del método deductivo del res, Viehweg y Esser, son los primeros grandes
silogismo judicial como mecanismo de apli- críticos de las tesis del positivismo.
cación del derecho, y a los criterios y métodos
de interpretación propios del iuspositivismo El punto de partida del pensamiento de
formalista y sistematicista del siglo XIX. Al Viehweg es la distinción aristotélica entre razo-
igual que lo harán Dworkin y Alexy, uno de los namiento apodíctico y razonamiento dialéctico.
instrumentos privilegiados en esta tarea crítica Las conclusiones obtenidas a través del primero
serán los principios generales del derecho. parten de proposiciones necesariamente verda-
deras y primarias (principios) o de proposicio-
Estas doctrinas han servido más para ate- nes que son derivadas de este tipo de verdades
nuar y matizar las posturas del positivismo le- por la misma vía. En cambio, las conclusiones
galista y sistematicista del siglo XIX que para obtenidas a partir de la segunda forma de razona-
superarlas de manera definitiva. En efecto, más miento se derivan de proposiciones que no son
allá de una superación de estas posturas cientifi- necesariamente verdaderas, sino contingentes.
cistas lo que siguió fue una síntesis integradora Aristóteles llama a este tipo de proposiciones
de las revisiones del positivismo que alcanzaría endoxa u opiniones. Ahora bien, los argumentos

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utilizados en el tipo de razonamiento dialéctico plicación del fenómeno jurídico, entendiendo el


(que es el que interesa a Viehweg) son los de derecho no como una ciencia descriptiva, sino
tipo tópico, que son aquellas proposiciones que como una técnica de resolución de problemas, un
parecen verdaderas a todos, a la mayoría, o a los técnica que pretende encontrar la mejor solución
sabios, o entre los más conocidos y respetables posible mediante la búsqueda de argumentacio-
(Cicerón define a estos argumentos como una nes que parten de lugares comunes o topoi.
razón que sirve para convencer de una cosa du-
dosa). Son, por tanto, puntos de vista que gozan La idea de fondo en el pensamiento de Vie-
de aceptación generalizada universalmente o en hweg es que el razonamiento propio de la juris-
una determinada rama del saber. Este modo de prudencia es un tipo de razonamiento singular,
pensar dialéctico aparece contrapuesto al pen- distinto al razonamiento matemático y científi-
sar sistemático-deductivo, del cual la geometría co, que por la naturaleza de las premisas de las
euclidiana es clásico ejemplo en el pensamien- que parte (endoxas) no proporciona una certeza
to antiguo y del cual el método cartesiano es como la de las ciencias. Por tanto, no es posible
el ejemplo paradigmático en la modernidad. En hallar en la jurisprudencia certezas en las res-
efecto, el método sistemático-deductivo preten- puestas que proporciona a los problemas jurídi-
de partir de una verdad primera indubitable de cos que surgen en el tráfico social. No podemos
la cual proceden, de manera necesaria y con el hallar en el derecho respuestas correctas, sino
mismo grado de certeza, todas las demás verda- respuestas razonables o plausibles, frente a las
des. Nada puede ser tenido como cierto y pro- respuestas estrictamente racionales que son lo-
bado si no es una derivación silogística de una gradas en las ciencias teóricas. En efecto, los en-
primera verdad cierta. doxa no son más que lugares comunes, opiniones
de los sabios o entendidos en una determinada
En contraste con esto, la tópica jurídica es materia, que al ser usados de manera reiterativa
definida por Viehweg (1964) como “una técnica en los procesos argumentativos, no de natura-
del pensamiento que se orienta hacia el proble- leza apodíctica o demostrativa, sino a través de
ma” (p. 49) y desde el problema se opera una un proceso dialéctico, se convierten en tópicos.
selección de los argumentos que se orientan a Estos tópicos, en la jurisprudencia, son equipara-
su solución acerca de qué es lo bueno o justo bles a los principios, pues constituyen los puntos
aquí y ahora. Pero dichos argumentos, como he- de partida de los procesos argumentativos y del
mos visto, no son sistemáticos, es decir, no son razonamiento por medio del cual se justifica una
identificados a través de un criterio de validez decisión y constituyen, además, su fundamento
único que los organiza de manera jerárquica en último. Al no gozar de la certeza que proporcio-
un orden completo y cerrado carente de contra- na un razonamiento apodíctico, las soluciones en
dicciones. Es más, dichos argumentos (topoi) derecho no son evidentes, y por lo mismo, no se
pueden ser contradictorios y redundantes, su imponen a la razón por su propia fuerza o pro-
relevancia se establece ad casum, según las cir- pio vigore, por ello, este razonamiento dialécti-
cunstancias particulares del mismo. co requiere de la persuasión como un elemento
necesario en el proceso argumentativo. Así, ra-
En el pensamiento positivista, en cambio, zonamiento dialéctico, que tiene como punto de
se pone el acento en el sistema, de tal modo que partida los topoi, y razonamiento retórico, que
se opera una selección de problemas que serán busca persuadir al auditorio de la solución alcan-
clasificados según la estructura: los problemas zada, se entrelazan en el razonamiento jurídico y
que no pueden ser clasificados dentro del sis- constituyen su especificidad.
tema se consideran seudoproblemas, es decir,
como casos que no son jurídicamente relevantes. De esta manera, los tópicos no son razo-
Como se ve, la tópica cambia el acento de la ex- nes o normas deducidas del sistema, ni meros

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estándares extrajurídicos que lo subyacen, son legitimidad y fuerza normativa porque realizan
verdaderas normas, pero no entendidas como y hacen efectivo el fin propio del derecho, ver-
pertenecientes al sistema, sino que encuentran dadera piedra de toque de la racionalidad del
su fuerza normativa en la fuerza argumentativa sistema jurídico y de las decisiones judiciales.
y virtualidad para dar solución a un caso con- Como dichas finalidades no son estáticas, sino
creto, piedra de toque del quehacer de la juris- más bien dinámicas, cambiantes según las ne-
prudencia. cesidades sociales que asisten a cada época y
cultura particular, los principios son, asimismo,
El pensamiento de Viehweg, que generó cambiantes y oscilantes de acuerdo con las ne-
una verdadera revolución en el pensamiento ju- cesidades socio-económicas de cada sociedad
rídico alemán, tuvo una notable influencia en el particular. Así, los principios son verdadera
pensamiento de Alexy: desde la semejanza que fuente de derecho, cuya fuerza vinculante viene
guarda entre sí la idea de tópico y la de princi- dada por el aporte que hacen a la realización
pios (por lo menos se puede afirmar que en una de los fines (necesidades) propias de cada so-
teoría de los principios se advierte una cierta ciedad concreta. Sin embargo, Esser no afirma
dimensión tópica del derecho) hasta la idea del que los principios tengan una aplicabilidad di-
razonamiento jurídico como una clase especial recta en todos los casos y que no se requiera
de razonamiento práctico que se pregunta qué un ejercicio de concreción o determinación en
debe hacerse aquí y ahora en un problema jurí- normas más específicas y particulares (normas
dico concreto. de derecho positivo), de tal modo que, a partir
de los principios prepositivos, se deba ir gene-
Asumiendo las ideas centrales de la tópi- rando un sistema de normas positivas más espe-
ca jurídica y con la misma visión crítica hacia cíficas y concretas. En esta tarea tienen papeles
el iuspositivismo sistematicista, Josef Esser es igualmente relevantes los tribunales a través de
considerado el antecedente directo de la teoría su labor creadora e interpretativa y la doctri-
contemporánea de los principios y advierte que na, que lleva a cabo una labor determinadora
en la jurisprudencia continental europea “el o constructora del significado de los principios
centro de gravedad va desplazándose lentamen- jurídicos (García Amado, 1988, pp. 557-559).
te desde el sistema codificado a una casuísti-
ca judicial orientada según principios” (Esser, En la obra de los autores de mitad del si-
1961, p. 31), sin embargo, y pese a esta obser- glo XX, críticos del iuspositivismo, encontra-
vación anticipatoria, Esser también advierte mos ya una característica que va a estar presen-
sobre la difícil conceptualización de la noción te en la teoría contemporánea del derecho: la
de principio, que da lugar a diversos problemas utilización de la categoría de principios (topoi,
en su utilización y que terminan por propiciar en el lenguaje de Viehweg) como instrumento
que “se les pida más de lo que puedan dar y de crítica a las posturas sistematicistas y deduc-
que se abuse de ellos como panacea universal tivistas propias del positivismo jurídico.
para resolver todo linaje de cuestiones” (Esser,
1961, p. 3). Para Esser, los principios son, al Ahora bien, encontramos varios proble-
igual que para Viehweg, topoi o lugares comu- mas en la teoría de los principios de estos auto-
nes de aceptación general en la doctrina (Esser, res: en primer lugar, la noción de principio, o de
1961, pp. 236-237), que tienen su origen en la topoi, no está todavía claramente determinada,
elaboración jurisprudencial de los tribunales, su conceptualización y su naturaleza es entre-
quienes a su vez los configuran, bien recurrien- vista pero no claramente definida. En segundo
do a principios de otros ordenes normativos, o lugar, a pesar de que estos autores dan un giro
bien de generalizaciones realizadas a partir del desde la aplicación deductivista de la ley hacia
mismo ordenamiento jurídico y que adquieren la argumentación como proceso racional idóneo

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El argumento de los principios en la teoría contemporánea del derecho: un alegato antipositivista 65

para la aplicación del derecho, la descripción del normativas que se distinguen, no solo de mane-
proceso argumentativo tampoco está claramente ra cuantitativa (una distinción de grado, como
definida y parece dejar un amplio margen para que unos, los principios, son normas más gene-
la subjetividad del operador jurídico que permi- rales y las otras, las reglas, son más específicas,
te, a su vez, un espacio para la arbitrariedad y tal y como parece afirmar Esser), sino que entre
la falta de racionalidad en la decisión judicial. ellas se da una verdadera distinción cualitativa.
Finalmente, tampoco estos autores establecen Es decir, ambos autores se adscriben a lo que
criterios claros de distinción entre normas y prin- se denomina una teoría fuerte de la distinción
cipios, así por ejemplo en Esser se insinúa como entre reglas y principios (Aarnio, 2000). Esta
principal diferencia entre estas dos categorías teoría, además, la realizan ambos autores desde
normativas la mayor generalidad de unos frente un enfoque estructural, es decir, según la estruc-
a otros y el carácter positivo de unas frente al tura lógica de la normas y no desde el denomi-
carácter prepositivo de los otros. La teoría de los nado enfoque funcional (defendido, entre otros,
principios de Dworkin y Alexy intenta recoger por Luis Prieto Sanchís), que atiende más a la
la visión crítica de estas teorías y es, a su vez, un función o el papel que desempeñan los princi-
intento por colmar estos vacíos. pios en el ordenamiento jurídico y al momento
de su aplicación al caso concreto. Esta segunda
2. El argumento de los principios en la opción es la vía por la que se ha construido la
teoría del derecho de Ronald Dworkin denominada tesis débil de la separación entre
y Robert Alexy reglas y principios, y que se enfrenta a la tesis
de Dworkin y Alexy.
La elaboración de la teoría contemporá-
nea de los principios que, como hemos insistido, Finalmente, el rasgo principal que inten-
está especialmente representada por las teorías tan destacar ambos autores de los principios
de Ronald Dworkin y Robert Alexy, es herede- jurídicos, y que constituye la estocada con la
ra de los planteamientos y las inquietudes que que pretenden desvirtuar al positivismo, es que
han aquejado a la doctrina jurídica brevemente los principios son verdaderas normas jurídicas,
reseñada en los acápites anteriores. Comparte no estándares normativos pertenecientes a otro
con ella, por lo menos, el rechazo al positivismo tipo de ordenamiento, y tienen la virtualidad de
jurídico como explicación teórica del fenómeno vincular al juez y de obligarlo en los casos con-
jurídico. Tanto es así, que la primera caracterís- cretos. Demostrar la naturaleza jurídica de los
tica que debemos señalar como rasgo distintivo principios es el hilo conductor de la propuesta
de esta teoría es que ha sido construida como un crítica de Dworkin al positivismo, idea que es
alegato en contra de esta tradición iusfilosófica. asumida y perfeccionada por Alexy.
Esto lo constataremos cuando tratemos a ambos
autores, pues los dos dedican parte importante 2.1. La teoría de los principios jurídicos en
de su obra a la crítica del positivismo, y como Ronald Dworkin
argumento medular de su crítica se encuentra la
constatación de la existencia de principios en el Como ya lo señalamos, el argumento de
ordenamiento jurídico. los principios es, en Dworkin, el asunto cen-
tral a la hora de realizar su crítica al positi-
Una segunda característica que puede vismo, por ello reconstruiremos su teoría de
señalarse como propia de la teoría de los prin- los principios al hilo de su argumentación crí-
cipios es la preocupación de los autores por tica (par destruens), que se estructura en tres
proporcionar criterios de distinción entre los momentos: en primer lugar, el profesor nor-
principios y las reglas, es decir, la preocupación teamericano señala las que considera las tres
por demostrar que estamos ante dos especies tesis centrales de todo positivismo y que pre-

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tende desvirtuar a partir de la constatación de Como lo señalará después Alexy, un siste-


la existencia de principios; luego anuncia que ma así definido es un sistema cerrado, es decir,
su estrategia en contra del positivismo gira en que si alguna de las normas no cubre el caso de
torno a la existencia de estándares normativos alguien, “entonces el caso no se puede decidir
diferentes a las reglas e inmediatamente des- aplicando la ley. Ha de ser decidido por algún
pués pasa a enunciar los criterios de distinción funcionario, por ejemplo un juez, que ejerza su
entre normas y principios; finalmente, ofrece discreción, lo que significará ir más allá de la
argumentos para demostrar que los principios ley en busca de algún otro tipo de estándar que
tienen verdadera naturaleza jurídica, tanto lo guíe en la preparación de una nueva norma”
como las reglas, y a demostrar que si eso es así (2002, p. 8) aplicable al caso, creada ex post fac-
(como efectivamente cree haber demostrado to o después de ocurridos los hechos. Conforme
que lo es), las tesis centrales del positivismo con esto, Dworkin afirma, finalmente, que para
devienen falsas. el positivismo “decir que alguien tiene una obli-
gación jurídica equivale a afirmar que su caso se
2.1.1. El positivismo jurídico en la versión de incluye dentro de una norma jurídica válida.
Ronald Dworkin
La intención de Dworkin no es tanto
Para Dworkin, “el esqueleto del positivis- realizar un análisis sistemático de la existen-
mo está constituido por unas cuantas proposi- cia y naturaleza de los principios, sino probar
ciones en torno a las cuales se organiza y define su capacidad para desvirtuar las proposiciones
la posición general” que a él le interesa anali- centrales del positivismo. Por esta razón, una
zar y que pueden ser enunciadas así: el sistema simple reseña de dos casos del tribunal de Nue-
jurídico de una sociedad está configurado por va York (en el que él mismo trabajó durante va-
normas coactivas que pueden ser identificadas rios años) le basta para asegurar que “cuando
según unos criterios –no materiales– que tienen los juristas razonan o discuten sobre derechos y
que ver con la forma en que fueron adoptadas y obligaciones jurídicas, especialmente en aque-
que, por tanto, sirven para distinguir las normas llos casos difíciles (…) echan mano de están-
jurídicas de las que pertenecen a otro orden nor- dares que no funcionan como normas, sino que
mativo (Dworkin, 2010, p. 65). Según Dworkin operan de manera diferente, como principios”
(2010), para el positivismo una norma pertene- (Dworkin, 2010, p. 72). Uno de estos casos es
ce al sistema y establece una obligación jurídi- el caso Riggs vs. Palmer, en el cual un hom-
ca “para un grupo de gente porque ese grupo, bre pretende heredar a su abuelo por medio de
mediante sus prácticas, la acepta como norma testamento, aun después de haberlo asesinado.
de su conducta” (p. 68) o porque es promulgada En el ordenamiento jurídico norteamericano
de conformidad con otra norma válida en el sis- no existía ninguna norma que impidiera que, a
tema “que estipule que las normas así promul- pesar del crimen, se recibiera la herencia. Sin
gadas son obligatorias” (Dworkin, 2010, p. 69). embargo, el tribunal de Nueva York falló en
Así, una norma es obligatoria desde el punto de contra y negó la existencia de un tal derecho
vista jurídico porque es aceptada o porque es a heredar en este caso, alegando que “ningún
válida. El primer criterio para determinar cuán- hombre puede beneficiarse de su propia injusti-
do una norma es jurídica corresponde a la regla cia”. Así, para Dworkin, este tipo de argumen-
de reconocimiento de Hart, que constituye el tos son también normas jurídicas que vinculan
elemento de cierre del sistema jurídico en este y obligan al juez a la hora de tomar decisiones
autor, y el segundo a lo que Dworkin llama el en los casos difíciles. En efecto, este tipo de ra-
test de origen o de pedigree, término en el cual zonamientos no pueden ser encontrados en el
resume Dworkin los criterios de validez (de ca- sistema jurídico de reglas positivas puesto que,
rácter formal o empírico). por su naturaleza, no permiten su identificación

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El argumento de los principios en la teoría contemporánea del derecho: un alegato antipositivista 67

a través de lo que él mismo denomina el test de ferencia viene dada por el diverso modo en que,
pedigree, pues su autoridad no proviene de una según su estructura lógica diversa, principios y
fuente de producción social del derecho. Así, la reglas determinan la decisión: unas, las reglas,
primera crítica que realiza este autor al positi- la determinan de manera directa, ofreciendo
vismo es su concepción del derecho como un una solución determinada como jurídicamente
conjunto de reglas que pueden ser identificadas correcta, mientras que un principio “no preten-
a través de una prueba de origen. Ahora bien, de siquiera establecer las condiciones que hacen
si este tipo de normas no pueden ser identifica- necesaria su aplicación. Más bien enuncia una
das por el mismo procedimiento que las reglas, razón que discurre en una sola dirección (que
¿cómo pueden ser identificadas? O mejor, ¿en las determina a inclinarse en uno u otro senti-
virtud de qué o por qué razón se considera a un do), pero que no exige una decisión particular”
principio como fuente de un derecho y de su co- (Dworkin, 2010, p. 76). Los principios, en este
rrelativa obligación? Aplazaremos este interro- sentido, son definidos por Dworkin como aque-
gante un momento para resolver una cuestión llas normas que no operan como reglas en la
previa, necesaria para la correcta dilucidación aplicación a los casos concretos.
de la primera: si los principios son normas, pero
de diversa clase de las reglas, ¿qué distingue El segundo criterio de distinción lo enun-
una regla de un principio? La respuesta de y por cia Dworkin (2010) cuando afirma que “[l]os
tanto a su definición. principios tienen una dimensión que falta en las
normas: la dimensión del peso o importancia (p.
2.1.2. Los criterios de distinción entre reglas y 77). Dworkin, como en otras varias de sus argu-
principios mentaciones, no es muy claro a la hora de deter-
minar con exactitud qué significa para una nor-
En El modelo de las normas (I), Dwor- ma tener dimensión de peso o importancia. En
kin ofrece dos criterios de distinción entre re- todo caso, esta característica de los principios,
glas y principios: la primera “diferencia entre ausente en las reglas, tiene especiales implica-
principios jurídicos y normas jurídicas es una ciones para el razonamiento jurídico. En efecto,
distinción lógica (…) las normas son aplicables cuando se dan conflictos entre las reglas este
a la manera de disyuntivas. Si los hechos que llevará a que una de las dos normas sea consi-
estipula una regla están dados, entonces o bien derada válida y la que ordena lo contrario sea
la norma es válida, en cuyo caso la respuesta expulsada del ordenamiento jurídico: dos reglas
que da debe ser aceptada, o bien no lo es, y en- que señalan consecuencias legales distintas no
tonces no aporta nada a la decisión” (Dworkin, pueden convivir de manera armónica en el mis-
2010, p. 75). Varios autores lo llaman el criterio mo ordenamiento jurídico. En cambio, cuando
del modo final de aplicación todo-nada o apli- se presenta un conflicto entre dos principios, su
cación disyuntiva de las reglas, en el entendido dimensión de peso le permite al operador jurídi-
de que “si se cumple el supuesto de hecho de co “sopesar” o ponderar las razones que ofrece
una regla, o la regla es válida y se acepta la con- cada uno de ellos para determinar una solución
secuencia normativa, o no se considera válida” al caso. Este será, entre otras cosas, el único
(Ávila, 2011, p. 41) y, por tanto, la consecuen- tipo de discrecionalidad que Dworkin aceptará
cia normativa es inaplicable. Los principios, en al operador jurídico, distinta a la que le atribuye
cambio no operan de esta manera, puesto que el positivismo y que se utiliza en la ausencia
“los principios (…), ni siquiera los que más se total de norma para el caso, es decir, Dworkin
asemejan a normas, establecen consecuencias no aceptará una discreción derivada de las lagu-
jurídicas que se sigan automáticamente cuando nas jurídicas, pues para él, debido a la presencia
se satisfacen las condiciones previstas” (Dwor- de principios, estas son imposibles. Así, estos
kin, 2010, p. 75). De este modo, la primera di- últimos remiten directamente a la ponderación

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como el modo idóneo para razonar a partir de rídicos, y el juez al utilizarlos va más allá de
fundamentos: principios y ponderación se re- las normas que sí está obligado a aplicar. Los
claman mutuamente. jueces no estarían obligados jurídicamente por
los principios, sino que, en todo caso, podrían
Un tercer criterio, no mencionado expre- “verse obligados” a usarlos, por fuerza de una
samente por Dworkin, pero que puede ser de- arraigada costumbre judicial, por ejemplo. Si se
ducido de lo que él afirma y que otros autores acepta la primera postura, en cambio, los prin-
han tenido el buen tino de señalar (cfr. Barth, cipios son obligatorios en derecho y los jueces
2005), es el criterio del diverso origen que tie- están obligados a usarlos en sus razonamien-
nen normas y principios. Este criterio es quizá tos y en las justificaciones de sus decisiones y,
el más importante de todos en Dworkin y el que tal como lo afirmamos más arriba, el juez no
nos lleva directamente a la cuestión del concep- tendría discreción en el sentido en que los po-
to de principio. En efecto, las normas son re- sitivistas afirman que la tiene: si no es posible
lativamente fáciles de identificar en un sistema encontrar una norma que regule el caso, puede
normativo (a través del test de origen), pero con encontrar, siempre, un principio aplicable.
los principios no pasa lo mismo, pues su validez
jurídica no depende de un acto de autoridad que Por ello Dworkin plantea dos ideas: en pri-
se dio en algún momento de la historia, llevada mer lugar, tanto el jurista como la metodología
a cabo por un órgano competente y fácilmen- de la ciencia jurídica deben abrirse al estudio de
te identificable. Por el contrario, los principios la filosofía del derecho y a la moral, herramienta
son “un estándar que ha de ser observado (…) a través de la cual se puede conocer qué es un
porque es una exigencia de la justicia, la equi- principio, cuáles son, cómo se formulan y cuál
dad o alguna otra dimensión de la moralidad” es su contenido específico. En segundo lugar, el
(Dworkin, 2010, p. 72). Hay una expresión en jurista (especialmente el juez) debe poseer su-
esta definición que muchos pasan por alto, pero perman skills o habilidades de superhombre para
que es objeto de largo análisis hecho por Dwor- poder identificar, en los casos difíciles, cuál es el
kin: afirmar que el principio es un estándar que principio por medio del cual se soluciona el caso
ha de ser observado remite a la obligatoriedad y cuál es el contenido concreto dadas las circuns-
y a la naturaleza jurídica de los principios en tancias (cfr. Dworkin, 1988).
concordancia con la distinción que Hart hicie-
ra entre “verse obligado a” y “estar obligado” Así, las normas y los principios son am-
según el derecho (1998, pp. 1-16). En efecto, bas especies normativas, pero con característi-
así caracterizados los principios, Dworkin se cas diversas respecto a su contenido y modo de
adelanta a una posible objeción y afirma que conocerlos. Estas diferencias no solo son rele-
pueden ser entendidos de dos maneras: vantes para dar respuesta a la cuestión del con-
tenido y la gnoseología del derecho, también lo
Podríamos tratar a los principios jurídicos tal son para dar respuesta al problema del modo
como tratamos a las normas jurídicas y decir como se opera con cada una de estas especies
que algunos principios son obligatorios como normativas: los principios tienen una estructura
derecho y que han de ser tenidos en cuenta diferente y una dimensión de peso que hace que
por los jueces (…) podríamos, por otra parte,
el modo de aplicarlos sea distinto al de las re-
negar que los principios puedan ser obligato-
rios de la misma manera que lo son algunas glas; estas, según Dworkin, se aplican todo-na-
normas (Dworkin, 2010, p. 72). da, de tal modo que si una regla es válida, pero
en el sistema existe una norma que mande una
Según la segunda opción, que el profesor conducta contraria, una de las dos es necesaria-
norteamericano rechaza, los principios son es- mente inválida, mientras que los principios no
tándares normativos no jurídicos, sino extraju- determinan necesariamente la decisión, puesto

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que ordenan de manera general que algo debe en El modelo de las normas (I) e intenta demos-
ser realizado sin indicar exactamente el cómo, trar que esta ha sido contestada a la ligera por el
de modo que si un principio contrario manda profesor norteamericano. Así, Dworkin se plan-
algo distinto, ello no implicará la invalidez de tea la cuestión de que una norma que prohíba la
dicho principio. circulación de automóviles por una avenida a
más de 100 km/h bajo la sanción de multa no es
2.1.3. Críticas incompatible con otra que permita que los auto-
móviles circulen por la misma avenida a más de
Las críticas realizadas por varios autores 100 km/h, siempre que la segunda se constituya
apuntan, no a negar la existencia de los princi- en una excepción de la primera (por ejemplo,
pios en el ordenamiento jurídico a favor de un si se trata de una ambulancia o un patrulla de
sistema puro de reglas, sino a negar la existencia Policía). Dworkin afirma que una enunciación
de una distinción fuerte entre reglas y principios completa de una norma debe incluir la enume-
y, por lo tanto, se han dirigido a poner de mani- ración de todas las posibles excepciones, lo
fiesto la debilidad de los criterios de distinción cual él cree teóricamente posible, pero que, en
entre reglas y principios que Dworkin aporta en cambio, es imposible en el caso de los princi-
favor de una teoría fuerte de la distinción. pios, pues estos se aplican una vez consideradas
todas las circunstancias posibles, y al ser estas
Por diversas razones, varios autores (Gar- cambiantes e imposibles de determinar cabal-
cía Figueroa, 1998, pp. 168-185; Ávila, 2010, mente, es también imposible determinar exac-
pp. 41-46; Alexy, 2010, pp. 63-90) han señala- tamente todas las posibles determinaciones de
do que “la consecuencia establecida prima facie un principio. Sin embargo, afirma el profesor
por la norma (regla) puede dejar de aplicarse García Figueroa (y lo mismo podría deducirse
ante razones sustanciales que el aplicador, me- del planteamiento del profesor Ávila, aunque
diante una adecuada fundamentación, considere no trate directamente esta cuestión):
superiores a aquellas que justifiquen la propia
regla” (Ávila, 2010, p. 43) sin que estas pierdan La saturación de las excepciones en todos
su validez general. Dichas razones pueden pro- los posibles casos (…) termina equiparando
venir, por ejemplo, de un principio y deben te- principios y reglas, pues al situar la enume-
ner en cuenta las circunstancias particulares del rabilidad de las excepciones en el contexto de
“todos los mundos posibles” se posibilita que
caso sub examine, lo cual sitúa este criterio de
también pueda predicarse de los principios la
distinción, no en el ámbito lógico-abstracto de enumerabilidad teórica de sus excepciones y
su estructura, sino en el ámbito de la aplicación su consiguiente aplicabilidad a la manera todo
de la norma. Por esta vía, el profesor Humberto o nada (García Figueroa, 1998, p. 177).
Ávila llega a la conclusión de que la distinción
entre principios y reglas no puede ser estableci- Esto implica una regularización de los
da de manera abstracta y a priori al momento principios, en palabras del profesor García.
de la aplicación, o por lo menos en el momento Pero también afirma, criticando a Dworkin,
de la interpretación, puesto que lo determinante que es posible una principialización de las re-
a la hora de calificar una norma como principio glas, conclusión a la que igualmente se podría
o como regla depende del resultado del proceso llegar desde las tesis del profesor Ávila. Esto es
argumentativo que realiza el intérprete a partir así cada vez que no es posible para las normas
de las diversas disposiciones contenidas en el enumerar todas las posibles excepciones: estas
ordenamiento jurídico (Ávila, 2011, p. 33). pueden establecerse por vía legislativa o por
vía interpretativa. Las primeras son fácilmente
Asimismo, Alfonso García Figueroa in- determinables y enumerables, sin embargo, las
siste en la crítica que el mismo Dworkin planteó segundas no lo son porque, entre otras cosas,

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la enumeración de dichas excepciones debe- La crítica de Robert Alexy al positivis-


ría incluir, para ser exhaustiva como pretende mo jurídico es mucho más elaborada y contie-
Dworkin, no solo las sub-reglas que se deri- ne muchos más elementos teóricos que la que
varían del proceso interpretativo, sino también realiza Dworkin (Alexy, 1997, pp. 21-130),
los argumentos que dan lugar a ellas, lo cual aunque ataca los mismos puntos que él (por
haría prácticamente imposible dicha enumera- ejemplo la idea de norma fundamental). Sin
ción. Esto llevaría a lo que señala Ávila: en el embargo, el argumento de los principios es
razonamiento orientado a la aplicación de re- también una pieza clave en esa crítica en la
glas, como en el orientado a aplicar principios, construcción de una teoría del derecho en la
es necesario un proceso de ponderación que que la idea de Estado Constitucional y Estado
sopese las razones que jueguen tanto en contra Social de Derecho cumplen un papel explica-
como a favor de aplicar o no una norma o un tivo preponderante. Así, el argumento de los
principio, sin que, en ninguno de los dos casos, principios es fundamental en la juridificación
uno de los vencidos en el razonamiento pierda de los valores constitucionales como la pro-
su validez y deje de integrar el ordenamiento porcionalidad, los derechos fundamentales, la
jurídico. Esta crítica apunta al segundo criterio democracia, la igualdad y la libertad (Alexy,
de distinción señalado por Dworkin que afirma 1997, pp. 159-178). Incluso, el argumento de
que al poseer los principios una dimensión de la extrema injusticia, pieza clave en su defini-
peso requieren de ponderación, característica ción de derecho, solo puede ser sostenible a
ausente en las normas. Así, la ponderación se partir de la idea de principio como elemento
refiere tanto a principios como a las reglas en integrador del sistema jurídico.
la medida en que cualquier norma posee un
carácter provisional que podrá superarse por En líneas generales, Alexy está de acuer-
razones consideradas más relevantes por quien do con la teoría de los principios tal y como
la aplica al caso concreto. Así, concluye el es presentada por Dworkin, pues este autor,
profesor Ávila, y nosotros con él, que “el pun- como el profesor norteamericano, afirma que
to decisivo no es (…) la falta de ponderación los principios son verdaderas normas jurídi-
en la aplicación de las reglas, sino el tipo de cas con capacidad para vincular al operador
ponderación que se hace y el modo como debe y pertenecientes al sistema jurídico, además,
fundamentarse de forma válida” (Ávila, 2010, también aboga por una teoría de la separación
p. 46). fuerte entre principios y normas, es decir, que
los principios no solo son distintos a las reglas
2.2. La teoría de los principios jurídicos en por su mayor grado de generalidad, sino que
Robert Alexy son cualitativamente distintos. Sin embargo,
advierte que, si bien Dworkin logró acercarse
La teoría de los principios de Alexy co- a la verdadera naturaleza de la distinción entre
mienza aclarando que la distinción entre reglas reglas y principios, no logró dar con la diferen-
y principios es una distinción entre dos clases cia fundamental. Por otro lado, el argumento de
de normas, puesto que ambas “establecen lo los principios en Alexy aporta toda una teoría
que es debido”: “Los principios, al igual que del modo en que estos son aplicables a los ca-
las reglas, son razones para llevar a cabo juicios sos concretos, es decir, desarrolló el argumento
concretos de deber ser, aun cuando sean razones de la dimensión de peso de los principios (es-
de un tipo muy diferente” (Alexy, 2010, p. 65). tableciendo además una estrecha relación entre
Con ello, deja claro el carácter normativo (sis- principios y valores) y de la ponderación como
temático) de los principios e introduce la idea mecanismo de aplicación de los mismos (con-
de que ambas especies reglamentarias poseen trapuesta a la subsunción como mecanismo de
características dispares. aplicación de las reglas).

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El argumento de los principios en la teoría contemporánea del derecho: un alegato antipositivista 71

2.2.1. Los criterios de distinción entre reglas y Antes de exponer la forma en que se pa-
principios tentiza este primer criterio en la forma en la que
chocan principios y reglas, es necesario reseñar
Después de rechazar la mayor genera- brevemente una segunda característica de los
lidad de los principios como criterio de dis- principios que los distingue, según Alexy, de
tinción frente a las reglas, Alexy analiza los manera radical con las reglas: la estrecha rela-
conceptos que proporciona Dworkin. Como ción que tienen los principios con los valores,
vimos en las críticas formuladas a este último, dimensión que no poseen las reglas. Alexy afir-
el profesor de Kiel (Alexy) acepta las conse- ma que esta relación entre valores y principios
cuencias de la teoría de distinción fuerte entre es tan cercana que podría decirse que “princi-
reglas y principios, pero afirma que el criterio pios y valores son lo mismo, una vez con ropa-
proporcionado por su colega norteamerica- je deontológico y otra con ropaje axiológico”
no no es suficiente. Concretamente dice que (Alexy, 1997, p. 164). Finalmente afirma que
con los criterios proporcionados no se ha di-
cho todo lo esencial sobre la estructura lógica Toda colisión de principios puede ser presen-
de los principios, pues “(s)e podría preguntar tada como una colisión de valores (…) la úni-
por qué colisionan los principios de la manera ca diferencia reside en el hecho de que en las
descrita –como lo hace Dworkin–. Solo esta colisiones de principios de lo que se trata es de
cuestión no planteada por Dworkin lleva al nú- qué ha de ser en definitiva lo debido mientras
cleo de la diferencia entre reglas y principios” que en la solución de una colisión de valores a
(Alexy, 2002, p. 13). La respuesta de Alexy a lo que se responde es, en definitiva, qué es lo
mejor (…) principios y valores son lo mismo,
esta cuestión apunta a desvelar el criterio cen-
una vez con ropaje deontológico y otra con
tral que constituye la diferencia entre las dos ropaje axiológico (Alexy, 1997, p. 164).
especies normativas. En efecto, afirma que
“(e)l punto decisivo para la distinción entre
Con ello queda clara la posición de Alexy
reglas y principios es que los principios son
respecto a la relación entre valores y principios
normas que ordenan que algo sea realizado en
y, por tanto, su potencialidad para fundamentar
la mayor medida posible, dentro de las posi-
una diferencia importante entre principios y re-
bilidades jurídicas y reales existentes” (Alexy,
glas.
2010, p.67). Este criterio lleva directamente a
la enunciación de la definición de principio:
2.2.2. Los conflictos entre reglas y las colisio-
Los principios son mandatos de optimización,
nes de principios: condiciones de precedencia y
que se caracterizan porque pueden cumplirse estructuras de ponderación
en diferente grado y que la medida debida de
su cumplimiento no solo depende de las posi- A partir del análisis de dos casos del Tri-
bilidades reales, sino también de las jurídicas bunal Federal Alemán, Alexy concluye que los
(Alexy, 2010, p. 68). conflictos entre reglas “tienen lugar en la di-
mensión de validez, mientras que las colisiones
Las posibilidades jurídicas, afirma Alexy, de principios (…) tienen lugar más allá de la di-
vienen determinadas por los principios y reglas mensión de validez, en la dimensión del peso”
que orientan hacia soluciones opuestas. Por lo (Alexy, 2010, p. 71), es decir, la contradicción
tanto, los principios no son normas vagas, sino de normas que se da dentro del ordenamiento
que plantean o exigen una labor de optimiza- jurídico es una colisión de principios y presu-
ción. Esta diferencia esencial, afirma Alexy, se pone la validez de los mismos, mientras que la
hace patente en el modo como se resuelven los contradicción de normas, que se da por fuera
conflictos entre las reglas y las colisiones entre del ordenamiento jurídico, es una contradicción
principios. entre reglas. Efectivamente, si dos reglas en-

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tran en conflicto, es decir, dos normas que or- grado de no realización o de afectación de un
denan consecuencias jurídicas contradictorias, principio, tanto mayor tiene que ser la impor-
este solo puede solucionarse introduciendo una tancia de la satisfacción del otro” (Alexy, 1997,
cláusula de excepción, o por la declaración de p. 171). Así, la precedencia de un principio y su
una de las normas como inválida, es decir, el realización en mayor o menor medida viene de-
conflicto se da entre una regla válida y otra in- terminada por el grado de afectación del princi-
válida. Pero en el caso de dos principios apli- pio opuesto (principio de proporcionalidad), de
cables a un caso concreto y que ordenan con- tal modo que entre menos se afecte el principio
secuencias normativas diversas, el conflicto no opuesto, mayor debe ser el grado de realización
se soluciona declarando la invalidez de uno de del principio. En una colisión de principios,
los principios o incluyendo una cláusula de ex- además, está llamado a determinar la decisión
cepción a uno de los principios aplicables. Lo el que menos afecte al principio contrario.
que sucede es que, “bajo ciertas circunstancias,
uno de los principios precede al otro” (Alexy, 2.2.3. El sistema jurídico en tres niveles: prin-
2010, p. 71). Lo que sucede entonces es que, te- cipios, reglas y procedimiento
niendo en cuenta las circunstancias particulares
del caso concreto se establecen unas condicio- La inclusión de los principios en el sis-
nes según las cuales la consecuencia de uno de tema jurídico permite al mismo adquirir un
los principios es aplicable en ese caso concreto, mayor grado de racionalidad que en el modelo
desplazando la consecuencia del principio que puro de las reglas, ofrecido como explicación
lo limita, sin que por ello pierda su validez o teórica del ordenamiento jurídico por el positi-
deje de pertenecer al sistema y, por tanto, pueda vismo. En efecto, en el modelo puro de las re-
ser aplicable en otro caso bajo unas condicio- glas, se presenta el fenómeno de las “lagunas
nes de precedencia distintas. Así, afirma Alexy, jurídicas”, que permite un espacio de apertura
“[e]l asunto decisivo es en qué condiciones qué o de no vinculación del operador jurídico al de-
principio tiene precedencia y qué principios recho. En palabras de Alexy, “la determinación
debe ceder” (Alexy, 2010, p. 74) y esto se da y la seguridad del derecho son, en este modelo,
cuando existen razones suficientes para ello. un asunto de todo o nada. O bien el decididor
está estrictamente vinculado o no lo está en ab-
De este análisis Alexy deduce la llama- soluto” (Alexy, 1997, p. 166). Las exigencias
da “ley de colisión”, que es enunciada de la jurídicas establecidas en el ámbito de apertura
siguiente manera: “las condiciones en las cua- del sistema no son consideradas verdaderas exi-
les un principio tienen precedencia sobre otro gencias legales, sino políticas o morales, que
constituyen el supuesto de hecho de una regla los operadores incorporan al sistema como nor-
que expresa la consecuencia jurídica del princi- mas válidas. Un modelo basado en principios
pio precedente” (Alexy, 2010, p. 75). puede contribuir a llenar estas lagunas, pues de
los principios a partir de la ley de colisión, se
Ahora bien, el método propio por medio pueden deducir consecuencias jurídicas válidas,
del cual se establecen en el caso particular las entendidas como exigencias o mandatos del
condiciones de precedencia, es decir, se deter- propio ordenamiento jurídico y no externas a él.
minan las razones que hacen que un principio
preceda a otro, es la ponderación. En efecto, una Sin embargo, un modelo puro de princi-
estructura de ponderación alude a que siempre pios es rechazado por Alexy, ya que “debido a
que hay un principio aplicable al caso concre- su indeterminación y debilidad, contradiría exi-
to, existe otro que orienta la decisión en senti- gencias irrenunciables de la seguridad jurídica”
do contrario, no en abstracto, sino en el caso, y (Alexy, 1997, p. 168). Así, un modelo puro de
la ponderación exige que “cuanto mayor sea el reglas centra su atención en la realización ex-

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El argumento de los principios en la teoría contemporánea del derecho: un alegato antipositivista 73

clusiva de la seguridad jurídica, a costa de es- abstracto, sino en el caso concreto, y que cons-
timar las demás exigencias del derecho como tituyen, en cuanto tales, el supuesto de hecho de
externas al sistema jurídico, mientras que un la norma directamente aplicable al caso, pero
modelo puro de principios, por su indetermina- que en otras circunstancias (y es muy probable
ción, sacrifica la seguridad jurídica y da lugar a que en el tráfico social se presenten condiciones
la arbitrariedad: constituyen “una colección de diversas) podría haber sido diferente.
puntos de vista, o topoi, de los cuales uno pueda
servirse a discreción” (Alexy, 1997, p. 170). Por esta misma razón, al nivel de las re-
glas y de los principios, es necesario adicionarle
Un modelo mixto es más ventajoso, pues- otro nivel: el nivel del procedimiento. En efec-
to que “conserva (…) la fuerza vinculante del to, el nivel reglas/principios constituye la parte
nivel de las reglas” (Alexy, 1997, p. 168), mien- estática del sistema jurídico, pero ni las reglas ni
tras que, por otro lado, cierra lógicamente el sis- los principios regulan por sí mismos su aplica-
tema al no permitir la existencia de lagunas de ción, y por eso se hace necesario un nivel diná-
apertura, o lo que Dworkin llamaba discrecio- mico. Este nivel procedimental está compuesto
nalidad en sentido fuerte, puesto que siempre por una teoría de la argumentación jurídica, que
hay principios a los que pueden acudirse para en los términos de Alexy, es un caso especial de
orientar una decisión dentro del mismo siste- la dialéctica práctica general, puesto que el pro-
ma jurídico. En este sentido, Alexy se muestra ceso de argumentación jurídica requiere valo-
coincidente con Dworkin, puesto que ambos raciones “que no pueden obtenerse del material
rechazan la discrecionalidad en sentido fuerte, dotado de autoridad”. Estas valoraciones, pro-
es decir, la discrecionalidad de la que goza el pias del razonamiento jurídico, se distinguen de
operador jurídico cuando no está vinculado por las del discurso práctico general porque están
ninguna norma judicial del sistema (Dworkin, vinculadas a la legislación, a la jurisprudencia y
2010, p. 85), y puede crear, como lo haría el le- a la dogmática, pero, al igual que en el discurso
gislador, la norma individual aplicable al caso. práctico, general debe satisfacer, en la medida
Coinciden también en atribuir al operador jurí- de lo posible, tres condiciones ideales: a) Un
dico una discrecionalidad en sentido débil, en grado sumo de claridad lingüístico conceptual;
la medida en que los principios, prima facie, b) Un grado sumo de información empírica; c)
no ordenan una solución absoluta, sino razones Un grado sumo de universalidad; y d) Un gra-
para orientar la decisión en un sentido y que do sumo de eliminación de prejuicios (Alexy,
dependen, según Alexy, de las condiciones de 1997, p. 176). Una explicación completa de la
precedencia establecidas en un proceso de pon- teoría de la argumentación jurídica escapa a las
deración, pero que no determinan de manera pretensiones planteadas para este trabajo.
absoluta la decisión.
Conclusión
De este modo, principios y reglas se dis-
tinguen por el carácter prima facie, es decir, por De esta manera, tanto Dworkin como
el diverso modo como determinan la decisión, al Alexy proponen una explicación del derecho
igual que en la teoría de los principios de Dwor- no positivista que incluye a los “principios ju-
kin, puesto que las reglas establecen la decisión rídicos” como un elemento con virtualidad para
de manera absoluta, mientras que los principios explicar el fenómeno jurídico. Esto implica, ade-
no, sino que aportan razones que orientan la de- más, la apertura del derecho a otro tipo de cono-
cisión en varios sentidos y que están llamadas cimiento como la filosofía del derecho y la inclu-
a enfrentarse en un proceso de ponderación, sión de elementos morales en el derecho (como
que darán como resultado unas condiciones de en el caso de Alexy, los principios se pueden con-
precedencia de un principio sobre otro, no en siderar una juridificación de los valores), puesto

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74 José Julián Suárez-Rodríguez

que los principios, si bien tienen forma jurídica mentarios a las observaciones críticas de
(son normas), manifiestan una dimensión de la Luis Prieto Sanchís). Revista de ciencias
moralidad. Esto, por supuesto, es contrario a la jurídicas, 108 (11-32), pp. 177-202. Re-
tesis de la separación radical entre derecho y cuperado el 7 de enero de 2012 de http://
moral propia del positivismo jurídico. www.latindex.ucr.ac.cr/juridicas-108/ju-
ridicas-108-08.pdf.
De esta manera, las tesis de estos dos
autores es la culminación de un largo proceso Del Vecchio, G. (1942). Los principios gene-
histórico de crítica al positivismo jurídico y su rales del derecho. Barcelona: Bosch.
explicación del derecho que en muchos casos
se ha mostrado insuficiente, en la que se acu- Dworkin, R. (1988). El imperio de la justicia.
de a los “principios jurídicos” como elemento Barcelona: Gedisa.
central de la crítica. Ello pone sobre la mesa el
reto de elaborar una teoría de los principios ju- Dworkin, R. (2010). Los derechos en serio (8.ª
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