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REFLEXIONES SOBRE LA IMPORTANCIA DE LA ADMINISTRACIÓN

EN LA PRESTACIÓN DE LOS SERVICIOS DE SALUD

En el ambiente hospitalario, es frecuente que se cuestione, por parte de los


profesionales en ciencias médicas, la importancia de, la administración en
la prestación de los servicios de salud. Al mismo tiempo, en el personal
encargado de la administración, en ocasiones se observa un sentimiento de
rechazo al trabajo de aquellos. Esta paradoja no debería presentarse pues
el sentido común indica a ambos grupos de profesionales que el trabajo del
otro se complementa con el del otro.

Por muchos años, la situación anterior fue superada con buena voluntad
por la amistad y la necesidad de ofrecer al paciente atención oportuna y
eficaz con el fin de lograr su curación o recuperación. Lentamente, la
administración hospitalaria, empírica y casuística, típica de los
primeros sesenta años del siglo pasado, se fue transformando en
un quehacer científico y técnico, adquiriendo una estructura formativa
universitaria, respaldada por el aporte de profesores especialistas en la
administración de los factores económicos, políticos y sociales que
determinan la salud.

Nacieron después Escuelas de Administración en Salud Pública y


Hospitalaria y asociaciones dedicadas a formar especialistas en el arte y la
ciencia de administrar los centros de salud y desde entonces las cosas han
mejorado, facilitando las acciones administrativas necesarias para hacerlos
funcionar con eficacia y hoy, a comienzos de siglo, se puede afirmar que
nuestro país dispone de un grupo de profesionales, numeroso y selecto,
bien preparado en administración y respetado en todo el ámbito
latinoamericano.
El proceso de su formación y profesionalización fue propiciado, estimulado
y desarrollado por profesionales médicos desde el principio, que
entendieron que sin una administración eficiente, no se podía hacer
funcionar a un hospital y trabajaron muy duro para impulsar las
bases del acto administrativo.

El grado de madurez que se ha alcanzado permite hoy que con el trabajo


conjunto de administradores y médicos las cosas funcionen mejor, aunque
con gran esfuerzo y sacrificio, debido a la estrechez de recursos materiales
y económicos con que se obliga a trabajar al sistema hospitalario, pero
tienen buena voluntad y una clara decisión de lograr el mayor bien para la
salud de la poblacion.

Se toma más conciencia de que el proceso administrativo es, en si


mismo, una ciencia, basada en conocimientos y procesos técnicos,
de los cuales, tanto administrativos como médicos deben nutrirse y
de buena o mala gana se acepta que sin una eficiente, moderna y
eficaz administración, nada funciona.

Después de haber pasado por este proceso, al terminar mi carrrera


hospitalaria, me pregunto por qué persiste la resistencia del
médico a aprender e involucrarse en el proceso administrativo. Por
qué al administrativo le toma tanto trabajo relacionarse con los
médicos. Por qué estos últimos no quieren saber, en su mayoría, de
cifras, de estadísticas, de gráficos y de informes y son pocos los que
elaboran informes funcionales. Estas y muchas otras interrogantes pueden
surgir.
Considero que, hasta el momento, varias cosas de este proceso se
están definiendo como ciertas:

Tanto el funcionario administrativo como el médico han comprendido que


deben trabajar hombro a hombro si quieren salir adelante en sus tareas
que, al final es solo una, lograr una prestación eficiente de salud.

Los fantasmas entre ambas profesiones, administrativa y médica, están


desapareciendo. Las ideas preconcebidas ya no tienen campo en el mundo
moderno donde la eficiencia es la llave del éxito.

A los directores de hospitales, jefes de sección y de servicio se les plantea


la circunstancia de medir muy bien el tiempo que deben dedicar a
funciones administrativas y de gobiemo de sus centros médicos, sin
descuidar o disminuir el tiempo que las acciones propiamente médicas
requieren en el proceso de la curación o rehabilitación de los enfermos.

Los administrativos necesitan conocer cada vez más los procesos de la


enfermedad, las enfermedades en particular y sus características técnicas y
científicas, con el fin de comprender mejor las necesidades conocidas como
estrictamente médicas y contribuir a su solución.

Es decir, la medicina debe seguir siendo medicina en el mejor sentido de


la palabra y la calidad del acto médico no debe disminuirse por ninguna
razón.

Esta obligación debe ser mayor con los médicos asistentes, tanto en las
diferentes consultas externas como en los servicios de hospitalización, pues
sobre sus espaldas recae el peso de la atención médica.
Como todo proceso, es lento, y la única forma de implicar en el mismo a
los dos actores, administradores y médicos, es aprender en conjunto, sin
quitarse responsabilidades.

Las escuelas de medicina deben, necesariamente, revisar sus planes de


estudios para incorporar la materia de administración en forma
permanente y aprovechar en su enseñanza la experiencia de las personas
de las jefaturas de los servicios hospitalarios y las administraciones con el
fin de que no haya un divorcio entre la realidad y la teoría, entre los
hospitales y las universidades.

Adaptacion con fines académicos del Articulo del


Dr. Eric Mora Morales
Ex Jefe del Servicio de Endocrinología del
Hospital Calderón Guardia

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