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Dos puntos curiosos de la frontera neerlandesa y un

tercero que pronto va a cambiar


Aunque los que vivimos en el Ranstad somos los más aislados por quedar nuestra zona en
medio y medio del territorio holandés, los que residáis en otras áreas de Holanda, como es un
país tan pequeño, tenéis muchas posibilidades de vivir cerca de una frontera: la alemana por
el este o la belga por el oeste. Hoy vamos a repasar dos puntos fronterizos muy curiosos que
algunos tal vez conozcáis y un tercero del que probablemente aún no sepáis nada, pues
aunque ha sido noticia hace poco no se le ha dado nada de bombo en los medios (incluso
cuesta encontrar información en la red). Y quizá saquéis del artículo alguna idea para una ruta
de turismo alternativo por el sur.

Fronteras curiosas que veremos


hoy

1 - El punto de los tres países o Drielandenpunt mas otro país que ya no existe

Al sur del país, cerca de Maastricht, existe un monte llamado Vaalserberg. Sólo tiene
trescientos metros de altura, pero tratándose de Holanda esto es todo un hito. Tanto que
durante mucho tiempo se creyó que en este monte se encontraba el punto más alto de la
nación, estando el lugar exacto marcado con un poste y la típica placa para turistas.
Recientemente alguien con mucho tiempo libre descubrió que estas medidas estaban
equivocadas, quedando el verdadero punto más alto de Holanda todavía por descubrir (oh
gran misterio).

Pero este desengaño no va a mermar el flujo de visitantes al monte Vaalserberg, pues esta
colina tiene una segunda particularidad que es la que hoy nos ocupa. Este monte constituye
lo que se viene a llamar un punto trifinio, que significa que en él convergen los términos de
tres jurisdicciones territoriales. En este caso confluyen las fronteras de tres países: los Países
Bajos, Bélgica y Alemania. El punto justo de la confluencia se conoce como
el Drielandenpunt y está indicado con otro poste que esperamos no tengan que rectificar en
breve, pues se trata de una atracción turística bien conocida en los Países Bajos. Incluso
tiene una torre en la parte belga a la que uno puede subir para contemplar el paisaje desde lo
alto y jugar a buscar diferencias entre los tres territorios para maravillarse de que en realidad
no existe ninguna.

Drielandenpunt

Lo que no sabe todo el mundo es que este punto trifinio fue una vez un punto cuatrifinio, y a la
lista de países que allí confluyen había que sumar el estado neutral de Moresnet, muy
conocido por todos nosotros (ehem). Este micropaís del pasado tal vez salga en las lecciones
de historia de las escuelas de esta parte de Europa, pero lo cierto es que yo no lo había oido
nombrar jamás y merece la pena. Moresnet existió entre 1815 y 1919; es decir durante más
de cien años y se trataba de un territorio de forma triangular que abarcaba apenas tres
kilómetros cuadrados.

Esta minúscula nación fue creada cuando aún Bélgica y Holanda estaban unidos
conformando el novísimo reino de los Países Bajos. Después de que en el siglo diecisiete
Napoleón dejase media Europa patas arriba era necesario volver a establecer un orden en el
continente. Para ello se celebró el congreso de Viena, que entre otras cosas se dedicó a
trazar las fronteras entre muchas de las nuevas naciones. Una de las fronteras en cuestión
era la que separaba los Países Bajos de Prusia. Todo iba sobre ruedas, ambos países tenían
muy claro qué había de pertenecer a cada uno, hasta que se llegó al área de Moresnet. Aquí
existía una valiosa mina de zinc y nadie estaba dispuesto a renunciar a su parte del
pastel. Finalmente se llegó al acuerdo de dividir la región de Moresnet en tres pedazos, uno
iría para Holanda, otro para Prusia y el tercero (la parte de la mina) sería neutral,
estableciéndose una administración conjunta entre los dos países. Así el territorio fue
inicialmente gobernado por dos comisionados reales, uno de cada vecino, pero más adelante
obtuvo mayor autonomía: llegó a tener su propio alcalde y consejo.

Las cosas empezaron a fallar en 1855, pues la mina que era el corazón de Moresnet y
generaba multitud de puestos de trabajo a emigrantes holandeses y prusianos agotó sus
reservas. La existencia de este estado empezó entonces a molestar a los gobiernos
circundantes, pero las autoridades locales intentaron que su paisito sobreviviera a toda costa.
Para ello crearon un paraíso fiscal lleno de casinos, burdeles, destilerías de alcohol barato y
un servicio postal que favorecía el contrabando. Por otro lado aplicaron el plan B, que era
hacer al esperanto lengua oficial por primera vez en la historia y renombrar la nación
como Amikejo ("lugar de amistad"). Por desgracia esta bizarra fusión entre Las Vegas y
chuchelandia no conveció a nadie: Moresnet tenía los días contados.

Su fin definitivo tuvo lugar en la primera guerra mundial. Entonces Prusia, ya tranfrormada en
Alemania, ocupó Moresnet por considerlo suyo. Cuando la guerra terminó con
Alemania derrotada, se decidió entregar este territorio a los belgas (entretanto Holanda y
Bélgica habían tenido tiempo de escindirse) que lo renombraron como Kelmis. Y pasó a
formar parte de esa pequeñísima sección de Bélgica que no habla francés ni flamenco sinó
alemán (decía un portero de hotel con el que hablé en Bruselas que se trata del país del
mundo que mantiene a más políticos, pues siendo tan pequeño ha de tener para cada cargo
representantes de cada una de estas tres lenguas). Si os apetece pues investigar los restos
de la gloriosa nación de la amistad no tenéis más que avanzar un poco más allá
del Drielandenpunt y pasaros a la villa de Kelmis.

2 - Presqu'ile de l'Islal, el pezado de tierra estéril que tiene que cambiarse de país
Muy cerca de esta zona se encuentra Presqu'ile de l'Islal, una ínfima península yerma en
medio de un río cuyo nombre ni siquiera aparece en google maps y que no parece importar a
nadie... ¿a nadie?

En este caso la frontera entre Bélgica y Holanda estaba clarísima. Más clara agua, puesto
que ambos países quedaban separados de manera natural por el cauce de un río. Las
complicaciones empezaron cuando en los años sesenta este paisaje natural fue ligeramente
alterado por la mano del hombre. Se abrió un canal artificial pasa posibilitar el comercio
marítimo desde Holanda hasta el río Meuse, en Bélgica. Como consecuencia un pedacito de
terreno belga que antes era tierra firme quedó transformado en una pequeña península
deshabitada a la que, paradójicamente, sólo se podía acceder desde Holanda.

Evolución temporal de la geografía de la zona y su linea fronteriza

Lo lógico hubiera sido mover ligeramente esta linea fronteriza para ceder este territorio
inaccesible al estado holandés, pero en esos años no estaba el horno para bollos y al fin y al
cabo la Presqu'ile de l'Islal, de tan sólo 0.1 kilómetros cuadrados, no importaba realmente a
nadie así que la cosa se dejó estar.

¿Qué sucedió? Que con los años esta isla sin ley a la que los belgas no pueden llegar y los
holandeses sí llegan pero carecen de potestad para imponer orden alguno, se convirtió en
una playa nudista frecuentada mayormente por homosexuales en la que en ausencia de
autoridad se celebraban con frecuencia fiestas salvajes. O eso se dice. Y en la zona
empezaron a circular rumores de que estos gays se dedicaban a abusar impunemente de
otros jovencitos que visitaban la playa y destrozar el paisaje de la isla, que en teoría es un
paraje protegido. Por no hablar del abuso de drogas. Aunque al final resultó que la mayoría de
estas protestas procedían de una única persona; un granjero solitario que vive en la zona y
cuya verja ha sido destrozada por los fiesteros en infinidad de ocasiones. Sea como fuere el
caso acabó retornando al parlamento y se prevé que a lo largo de este año, para tranquilidad
del cuerpo policial, se va a llegar a un acuerdo para desplazar por fin la frontera a gusto de los
holandeses. Como compensación, un pequeño pedazo de territorio holandés llamado Petit
Gravier situado en la orilla oeste del río pasaría a formar parte Bélgica. Aquí os dejo el único
documento decente que encontré describiendo la situación.

Así que si la ley holandesa e incluso la belga son demasiado estrictas para tu gusto, quieres
visitar una reserva natural olvidada o te apetece ver con tus propios ojos qué hay de verdad
en toda esta historia aprovecha la ocasión y haz un viajecito a la Presqu'ile de l'Islal antes de
que se acabe la bicoca.

3 - Baarle, el pueblo que es medio belga y medio holandés

Si las fronteras de Moresnet estaban trazadas a escuadra y cartabón y las de Presqu'ile de


l'Islal venían dictadas naturalmente por el cauce de un río, con Baarle sucede precisamente lo
contrario pues se trata de una de las zonas fronterizas más complejas del mundo. Vedlo sino
en googlemaps:

Baarle se encuentra en territorio belga, cerca de la frontera con Holanda. Pero como se puede
apreciar en el mapa su área central no pertenece a Bélgica sino a los Países Bajos. No es
pues un pueblo a la usanza sino que se trata más bien de un compendio de dos-pueblos-en-
uno. La parte belga se llama Baarle Hertog, y la holandesa, Baarle-Nassau. Esta división tan
extraña viene arrastrándose desde el medievo, cuando no existían ni Bélgica ni Holanda y la
zona era un amalgama de pequeños estados feudales. A lo largo del tiempo, tras las infinitas
guerras que se disputaron en Europa, un feudo quedó asignado a un país y otro al otro, no
llegando a corregirse nunca el curioso resultado.

El pueblo, como es lógico cuando se pertenece a dos países distintos, tiene dos
ayuntamientos, dos comisarías de policía, dos servicios de bomberos, dos códigos postales, y
así, ad infinitum. Todo ello para un total de menos de 8.000 personas entre ambas mitades.
Además debe quedar claro que en cada parte aplican las leyes de su respectivo estado.

Toda su área está recorrida de parte a parte por unas baldosas con cruces que separan la
ciudad en dos mitades, pasando por bares, habitaciones y patios. Las placas de los números
de las calles muestran una pequeña bandera del país al que oficialmente pertenecen. ¿Y qué
pasa con las casas que son atravesadas por la frontera, esas en que duermes en Bélgica y
vas al retrete en los Países Bajos? Pues se consideran pertenecientes a aquel país en donde
cuadre su puerta principal. No falta pues algún vecino avispado que desplaza su puerta unos
metros para encuadrarla en el lado de la frontera en que menos impuestos se pagan.

Y por supuesto cuando a las tres o cuatro de la mañana la ley holandesa cierra todos los
bares a cal y canto, los habitantes de Baarle no tienen más que cruzar la línea y seguir con la
fiesta en la parte belga, con una legislación mucho más relajada en lo que a estas cuestiones
concierne.

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