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Miguel Laborde
Urbanismo II
Medio Ambiente
Este es un caso de ciudad funcional a un proyecto de control de territorio, que se funda a pesar de las
dificultades del medio ambiente. Es la zona más austral de todo el continente, de violentos vientos del Pacífico,
de escaso asoleamiento, muy alta pluviosidad, y aunque hay sectores de grandes bosques predomina una
pampa de pastos secos, coironales.
Pero está el Estrecho, en forma de S, que comunica el Atlántico con el Pacífico, fenómeno que se
produjo hace unos 10 mil años cuando al término de la edad glacial los grandes deshielos arrasaron con los
diques naturales interlagos y abrieron paso a las aguas océanicas.
Eso sí, y será importante para su economía, se encontrará oro y los suelos de las pampas se demostrarán
útiles para la crianza de ovejas.
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visión de la evolución de las especies. Era el año 1834, en la fragata Beagle –que da su nombre al Canal Beagle-
comandada por Richard Fitz Roy.
Justamente por el interés inglés – ya establecido en las Malvinas- y francés en la zona –país éste que
también buscaba donde instalar un enclave-, y además porque la navegación a vapor facilitó el uso del
Estrecho sobre el Cabo de Hornos, el gobierno de Chile reacciona aunque su primera Constitución indicaba que
el país limitaba al sur con el Cabo de Hornos. Manuel Bulnes instala en secreto el Fuerte Bulnes en 1843, en un
lugar poco propicio, por lo que luego se trasladará en 1848 para dar lugar a la ciudad de Punta Arenas que será
puerto obligado de la navegación de ese siglo. La ubicación está en el límite entre el bosque magallánico y las
pampas planas.
Sin interés comercial en la zona, hasta 1867 el control del lugar se conserva con soldados y con carácter
de presidio.
Economía
La economía comienza a despegar con el presidente Pérez que da facilidades a la instalación de
colonos, declara Punta Arenas puerto menor y libre de aduanas. Proveyendo al creciente número de barcos a
vapor que cruzan el Estrecho, así como a las goletas balleneras y loberas, la ciudad tendrá un destino propio y
así comenzarán a llegar colonos a establecer comercios, casas de importación, bares, carinicerías.
El oro atraerá pobladores a Magallanes, a la Patagonia, tal como antes a California, Australia y África del
Sur; contemporánea es la de Klondike, en Alaska. Algunos se asomarán a Aisén continental, deambularán por la
cordillera patagónica atraídos por los bosques selváticos, las nieves eternas, los fiordos impenetrables. Muy pocos
llegarán a sus archipiélagos, aislados, sin puertos cercanos ni fondeaderos para detenerse. Aquí en Aisén, en
1907, sólo habitaban 197 seres humanos...
El oro magallánico y la ganadería bovina, en estancias de miles de hectáreas, atraerán gran número de
croatas especialmente, e inmigrantes de toda Europa, incluyendo griegos, rumanos y rusos, lo que daría su
carácter cosmopolita a la zona más austral, multiplicándose la población del Territorio de Magallanes (que
incluía a Aisén, de 1000 en 1885 a 13.300 en 1905. En estancias inglesas, dirigidas por capataces de ese origen,
muchos, sin suerte minera -luego de participar en alguna esquila estacional- terminarían radicándose
definitivamente luego de perder lo poco obtenido en las cantinas y prostíbulos locales. Se calcula que unos
11.000 son los extranjeros que se establecieron, más unos 7.000 chilenos, por lo que se hablaría inglés, francés,
alemán, italiano, español, destacando la población croata que llegó a significar un tercio de los inmigrantes al
terminar el siglo 19.
Muchos de ellos llevarán cueros de lobos y de focas, carbón y madera, y también cargas de plumas de
avestruz; los productos de la zona. En un 70%, a Inglaterra. Compañías de navegación inglesas y alemanas
pasarán semanalmente demandando toda clase de servicios a este puerto libre lo que también imprimirá
dinamismo a la ciudad, así como barcos de otras nacionalidades. La misma producción local de carbón y
víveres frescos se beneficiará de este alto tránsito.
Así, las poderosas textileras inglesas, ya faltas de materia prima, se extendían a Australia, Nueva Zelandia
y la América Austral, formándose en las pampas un polo ganadero exportador de gran influencia hasta la
Primera Guerra Mundial, la que coincidió con la apertura del canal de Panamá, el que marcó el abandono de la
zona por el comercio marítimo.
A pesar de todo se mantendrá cierta navegación constante, la ciudad será el centro de operaciones
grandes empresas ganaderas, será el centro financiero y económico más importante de la Patagonia, y ello le
permitirá mantenerse en los años 30 y 40 sin deterioros importantes en la imagen urbana.
Tecnología
Los grandes frigoríficos, construidos en las afueras entre 1905 y 1920, facilitarán las exportaciones y son
determinantes para la economía regional.
El ferrocarril llegará hasta el mismo muelle de Punta Arenas dentro de un plan nacional del siglo XIX que
lleva los rieles hasta los embarcaderos de casi todos los puertos de alguna importancia, causando en todos ellos
un fuerte impacto urbano.
Pero donde se diferencia esta ciudad es en su rápido paso de la madera – gracias a 4 aserraderos- a
una excelente albañilería de ladrillo, al principio sin amarras de hormigón por dos décadas. Eventualmente,
porque el clima obligaba a uso constante de toda clase de sistemas de calefacción que aumentaban el riesgo
de incendio, en comparación con otras ciudades chilenas.
Luego del motín de 1877, en que arden los principales edificios de la época, el propio gobernador Wood
promoverá la fabricación de ladrillos, pero la primera fábrica caerá con el sismo de 1879 y se abandonará la
idea, pero mineros desafortunados, croatas, insistirán en 1892, mismo año en que Menéndez los importó de
Uruguay para su palacio frente a la plaza. De Argentina e incluso de Europa traerán especialistas italianos y
también albañiles, picapedreros, herreros y carpinteros con la decisión de dedicarse al rubro. Pronto les
competirá, un francés, Marcou, con toda clase de ladrillos para chimeneas, muros, adoquines, soleras, logrando
contratos para grandes ganaderas. Ya a principios del siglo XX las obras en ladrillo distinguen el perímetro de la
plaza y las cuatro calles comerciales que conducen hacia el puerto. Como el cemento llegaba de Europa
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recargado con el valor de los fletes –aunque El Melón existía desde 1908, primera fábrica de Sudamérica- se
buscará cal para usarla de mortero, encontrándose a 20 kilómetros mantos de cal de conchas, pero no logrará
sustituir al cemento europeo. También se traerá el acero europeo en barras lisas para pilares, vigas y losas. En
todo caso, por política económica, la Gobernación marítima, la Iglesia y la Intendencia ser harán con materiales
chilenos. Incluso, a partoir de 1896 se experimentó con veredas de ladrillos pero con mal resultado, incluso
vitrificado. A partir de 1928 se exigirá el ladrillo en todo el centro urbano.
El notable manejo del ladrillo, y progresivamente del acero, permitirán que muchas construcciones
obtengan lo que es una necesidad para ese clima: amplios espacios interiores, bien construidos y aislados,
sólidos e impermeables.
Primera ciudad chilena en contar con luz eléctrica en 1898, mismo año en que se inaugura el servicio
telefónico, pronto llegarían los primeros automóviles
Poder
El asturiano Menéndez, el portugués Nogueira y el ruso Braun son las figuras más notorias en el desarrollo
de la zona, verdaderos monarcas que rigen el territorio favorecidos por su aislamiento en complicidad con el
gobernador de turno. Braun, que llegara de niño junto a su familia, toma su primera concesión a los 19 años y, al
morir su cuñado Nogueira, funda con su hermana la Sociedad Explotadora Tierra del Fuego y luego la sociedad
Estancias Mauricio Braun, además de la naviera Braun y Blanchard –que introdujo los barcos a vapor-,
transformándose en personaje legendario en Magallanes. Presidente del Banco de Punta Arenas y uno de sus
fundadores, empresario ballenero y minero, creador de frigoríficos –los primeros-, terminó asociándose con su
suegro, José Menéndez, con sede en Buenos Aires.
Emprendedor, sociable, era la imagen del aventurero exitoso, capaz de crear un imperio desde la nada,
arquetipo de un siglo XIX en que emergieron, en lugar de las casas reales, los reyes del ferrocarril, de la
navegación o el trigo. Su notable palacio, principesco y de torre mirador con vista al puerto, es hoy sede del
Museo Regional de Magallanes y del Centro Cultural Braun-Menéndez. Murió en 1953 y entre sus diez hijos
destaca Armando Braun Menéndez, el primer gran historiador austral, quien donara su gran biblioteca,
relacionada con la zona, a la ciudad de Punta Arenas.
Cosmovisión
En 1850 se inicia la era de los cap horniers, la epopeya de los grandes veleros y sus viajes largos y sin
escalas, provenientes de los mayores países europeos, en los que viajaban comerciantes, aventureros,
buscadores de oro, dibujantes, poetas, irradiando la cultura europea hasta los más remotos rincones del globo. El
Cabo de Hornos, que concentró la mayoría de sus viajes, casi obligatorio en esas rutas, pasó a ser el símbolo de
una de las principales eras en la historia de la marina mercante. Una isla lo anuncia, una roca de 450 metros de
altura, un centinela del paso entre los océanos mayores del mundo, una introducción a lo desconocido.
Pero después las naves a vapor preferirán el Estrecho de Magallanes. Chile en ese momento alcanzó un
lugar prominente entre los países de América... Como consecuencia se despliega el espíritu de iniciativa de los
chilenos. Se realiza la exploración del desierto nortino, la ocupación del Estrecho de Magallanes, la explotación
de la plata y el cobre del Norte Chico, la colonización de Valdivia y Llanquihue, la construcción de los canales
de regadío y ferrocarriles. Se inician los viajes de aventura tras el oro de California, se emprende el comercio con
los países de Oriente, y el peso chileno llegó a ser la moneda fuerte en varias regiones del Pacífico.
El país, a través de sus puertos se hizo más cosmopolita, sumando a la cultura hispánica la liberal
originada en Francia y Estados Unidos, cuya síntesis forjará la cosmovisión chilena del siglo. La llegada de
numerosos inmigrantes eslavos, ingleses, alemanes, suizos y franceses acelerará el proceso
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el italiano Bonifetti (casas palaciegas o palacios Menéndez y Braun) y el también italiano Bernabé (iglesias y
colegios de la Patagonia chilena y argentina, incluyendo la catedral de Punta Arenas), garantizarán la calidad
del diseño y del ambiente urbano. Luego vendrá un segundo grupo, años 30, que traerán las formas de la
vanguardia moderna europea y también los amarres de hormigón al ladrillo. A ellos habría que agregar
carpinteros, albañiles, marmolistas, constructores, artistas pintores y decoradores que, también europeos,
determinarán la imagen urbana de Punta Arenas con su perfeccionado manejo de los materiales.
A ello se agregaría, lentamente, un sector portuario que con el uso frecuente crecería en muelles,
bodegas, edificios públicos, conjunto de importancia en el paisaje costero. La ciudad, como Valparaíso con el
Barón, tendrá también un muelle industrial, el Carbón.
También los reyes ganaderos tendrán un sector de palacios importantes que constituirá un tercer
ambiente urbano. Comercio y bancos, también con palaciegas construcciones, conformarán un cuarto aporte,
varios de ellos en esquinas ochavadas que así alcanzan relevancia visual y perfeccionan las manzanas más
centrales.
En pocos años se concentró lo principal. Primer muelle (1886), Gobernación Marítima y Compañía de
Bomberos (1889), Iglesia Catedral (1893/1901), Intendencia (1894/1998), Colegio de Niñas (1890/1900, Club
Hípico, 1896, Teatro Colón 1897, Regimiento Pudeto 1900, Club Alemán 1900... para luego seguir con lo privado,
Casa de Sara Braun, Casa Mauricio Braun, Casa Comercial Stunberauch, Banco Anglo Sudamericano, Banco
Español, Oficinas PSNC, Banco de Chile, Casa Blanchard, todo antes de 1905 y casi completándose para el
centenario de 1910, año en que se levantan el Hotel Plaza, el cementerio y la Cancha de Patinaje para seguir
sumando palacetes y comercio hasta el apogeo de los años 20 cuando la población ya superaba los 20 mil
habitantes.
En los años 30 y 40 llegará el Movimiento moderno a esta ciudad cosmpolita, casi en forma simultánea a
su aparición , con los volúmenes simples, lisos, muros fuertes perforados por vanos acotados, aristas curvas en las
esquinas, cubiertas casi planas a pesar del clima, ausencia de ornamentación, un lenguaje absolutamente
reactivo al anterior y que será capaz de adaptarse al medio, protegrese del viento, buscar el escaso
asoleamiento, con el hormigón armado como materialidad casi exclusiva. El impacto no será agresivo porque se
concentrará en la residencia particular mientras que las obras mayores, como la Cruz Roja, tendrán un lenguaje
de transición a veces asociado al Art Decó.
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