“CÓMO PENSAMOS, DECIDIMOS Y APRENDEMOS. MARIANO SIGMAN, NEUROCIENTÍFICO”
En el video de la conferencia titulada “Cómo pensamos, decidimos y aprendemos.”, que forma parte de “Aprendemos Juntos: un proyecto educativo para una vida mejor” de BBVA en colaboración con EL PAIS, donde el físico y neurocientífico argentino Mariano Sigman, especializado en Ciencias Cognitivas y fundador del Laboratorio de Neurociencia Integrativa de la Universidad de Buenos Aires, explica las claves para descifrar los misterios del cerebro y el aprendizaje; comienza conversando sobre la neurociencia, que tiene como objetivo comprender cómo funciona el sistema nervioso para producir y regular emociones, pensamientos, conductas y funciones corporales básicas, incluidas la respiración y mantener el latido del corazón. Para Sigman la neurociencia es como una herramienta, así como el telescopio permite entender mejor el universo en el cual estamos, entender que en el fondo somos un pequeño planeta, en un pequeño sistema solar, en una pequeña galaxia en el medio de la nada; la neurociencia también nos permite, salir de esa pequeña esfera que nos construimos cuando vivimos siempre dentro de nuestro propio pensamiento para relacionarnos y comunicarnos mejor con nosotros mismos, y es acá donde surge la idea de las ciencias de la educación, que se encarga de estudiar el órgano que, en última instancia aprende, que es el cerebro. Reflexionar sobre todo lo que se ha aprendido del cerebro podría ayudarnos a entender un poco cómo mejorar la educación. Podemos pensar en el cerebro, como una computadora, y el código binario que maneja, uno pudiese entrar dentro de ese código y descifrar cuando hay una conversación telefónica entre dos personas, se podría descifrar el contenido de la conversación a partir de las señales eléctricas que están dentro del cable. De la misma manera, uno puede meterse hoy dentro del cerebro de una persona y tratar de descifrar aquello que le está pasando a partir de patrones de actividad cerebral. Entonces se podría reconstruir la imagen de aquello que esa persona mira sin ver la imagen, sino simplemente viendo el código dentro del cerebro. hoy en día se puede hacer con un sueño. El Físico Sigman indica que “…los niños son grandes maestros…”, en el sentido que van observando las consecuencias de aquello que enseñan y pueden adaptarse eventualmente hasta para lidiar como los adultos, que se pensaba no eran capaces de aprender nada. En realidad, cuando los niños enseñan a otros niños, expresan conocimiento que tienen adentro y al enseñar aprende. Hay un filósofo que se llama Séneca que tiene una frase en latín que dice: “Docendo discimus”, que quiere decir en español: “Enseñando, aprendemos”, los niños desde muy pequeños, desde que apenas tienen recursos comunicativos, expresan esta intención de comunicar información al otro, ellos miden “cuánto conocimiento tú tienes y cuánto conocimiento yo tengo, y sobre eso te enseño”. Están haciendo el oficio de ser un maestro. Ahora bien, actualmente vivimos en la edad de la dispersión y rodeados de tecnología, en las escuelas vemos que cada vez cuesta más que los niños se concentren y mantengan la atención, pero debemos generar empatía para empezar a entender la dificultad de la atención, porque regularmente entendemos que es algo muy fácil, y no lo es. La mayoría de las personas dicen: “Presta atención”, suponiendo que basta con quererlo para hacerlo, para reflexionar sobre este tema podemos analizar el efecto Stroop, en 1935, el psicólogo estadounidense John Ridley Stroop publicó un estudio que partía de los ensayos psicológicos sobre interferencia o inhibición en la respuesta humana ante diferentes estímulos. En concreto, una persona tarda menos tiempo en leer palabras que en reconocer colores, es decir el ser humano asimila antes las palabras que los colores debido a que la lectura precisa un mayor nivel de atención, esto es un ejemplo de competición entre lectura y color, dos canales externos que pueden percibir tanto niños como adultos y crea confusión al no tener congruencia la palabra con el color, esto también sucede con los canales internos, uno produce voces propias (voz interior), esas voces propias son generadoras de la atención que compite con la atención externa. Llevar y sostener la atención hacia algún lado no es trae fácil, a veces las personas van a un sitio porque quieren, a eso se le llama “atención endógena”, una persona lleva su pensamiento a algún lugar porque quiere estar ahí. Por ejemplo, concentrarse en la lectura o una clase de matemáticas; cuando una persona quiere concentrarse en la conversación que está teniendo, y a veces su atención va adonde quiere ir, eso se le llama la “atención exógena”. Uno de los temas vulnerables que mucha gente ha estudiado son las funciones ejecutivas, según Bauermeister, estas son actividades mentales complejas, necesarias para planificar, organizar, guiar, revisar, regularizar y evaluar el comportamiento necesario para adaptarse eficazmente al entorno y para alcanzar metas. Los niños que crecen en situaciones muy adversas socialmente, se ve afectado al desarrollo cognitivo y aprendizaje. Trabajar en niños muy pequeños en el desarrollo de estas funciones ejecutivas, les va a dar una libertad para afrontar diversas dificultades de la vida, y muchas más oportunidades para progresar en una situación libre y justa en el desarrollo de toda su educación y en el desarrollo de la vida. Entonces, las funciones ejecutivas se entrenan y además hay cierta necesidad imperativa de entrenarlas para lograr un mundo más justo. Estudiante: Pablo Bravo V-21461521 Página 1 de 2 . REFERENCIA BIBLIOGRAFICA V. Completa. Cómo pensamos, decidimos y aprendemos. Mariano Sigman, neurocientífico (2019, 17 junio). [Vídeo]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=QznhPtRO-N0&t=856s