Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Acusación
1. Con fecha veintiocho de noviembre del dos mil dieciocho, la Fiscal Briseyda Isabel
Inca Villacorta de la Segunda Fiscalía Provincial Corporativa de Trujillo, formuló
requerimiento acusatorio ante el Cuarto Juzgado de Investigación Preparatoria de
Trujillo; contra el imputado Jarlin David Eustaquio Chávez como autor del delito
contra el patrimonio, en la modalidad de robo agravado, tipificado en el artículo
188, concordante con el artículo 189, incisos 2 y 3 del Código Penal, en agravio
de Liceth Clarita Gavidia Calderón; solicitando once años de pena privativa de
libertad, más el pago de una reparación civil de S/ 600.00 (seiscientos soles) a
favor de la agraviada.
3. Con fecha diecisiete de mayo del dos mil diecinueve, mediante resolución número
ocho, los Jueces Juan Alex Cubas Bravo, Jorre Luis Quispe Lecca y Juan Julio
Luján Castro del Segundo Juzgado Penal Colegiado de La Libertad, expidieron
sentencia condenatoria contra el imputado Jarlin David Eustaquio Chávez, como
autor del delito de robo agravado, tipificado en el artículo 188, concordante con el
artículo 189, incisos 2 y 3 del Código Penal, en agravio de Liceth Clarita Gavidia
Calderón; imponiéndole diez años de pena privativa de libertad efectiva,
computado desde su detención ocurrido el dieciocho de mayo del dos mil
dieciocho hasta el diecisiete de mayo del dos mil veintiocho, y fijó la reparación
civil en la suma de S/ 600 (seiscientos soles) que deberá pagar el imputado a favor
de la agraviada.
Recurso de apelación
4. Con fecha veinticuatro de mayo del dos mil diecinueve, el imputado presentó
recurso de apelación contra la sentencia condenatoria, solicitando que sea
revocada y se le absuelva de la acusación fiscal, argumentando esencialmente que
no concurre la garantía de certeza de verosimilitud de la sindicación incriminatoria
de la agraviada como testigo único del hecho delictivo, como lo exige el Acuerdo
Plenario N° 2-2005/CJ-116, en cuanto a la participación dolosa del imputado
como autor del robo de su celular.
5. Con fecha veintinueve de mayo del dos mil diecinueve, mediante resolución
número nueve, el Segundo Juzgado Penal Colegiado de La Libertad, admitió el
recurso de apelación interpuesto por el imputado; elevando lo actuado al Superior
en grado. Luego, con fecha veintisiete de junio del dos mil diecinueve, la Tercera
Sala Penal Superior de La Libertad, corrió traslado del recurso de apelación por el
plazo de cinco días a los demás sujetos procesales, sin que hayan procedido a
absolverla, así como tampoco se ofrecieron nuevos medios de prueba. Finalmente,
con fecha doce de noviembre del dos mil diecinueve se realizó la audiencia de
apelación de sentencia, habiendo la parte recurrente ratificado su pretensión
impugnatoria de revocatoria, mientras que el Ministerio Público solicito que se
confirme la sentencia, señalándose el día veintiuno de noviembre del dos mil
diecinueve la expedición y lectura de sentencia.
CONSIDERANDOS:
10. El artículo 260.1 del Código Procesal Penal autoriza a toda persona a proceder
al arresto en estado de flagrancia delictiva. En tal sentido, el artículo 259.3 del
Código Procesal Penal prescribe que existe flagrancia cuando el agente ha huido
y ha sido identificado durante o inmediatamente después de la perpetración del
hecho punible, sea por el agraviado o por otras persona que haya presenciado el
hecho (cuasi flagrancia). Por tanto, para el arresto ciudadano se requiere que el
agente haya sido previamente identificado por el agraviado. La
palabra identificar, según la Real Academia Española (RAE) significa “reconocer
si una persona o cosa es la misma que se supone o busca”, “dar los datos
personales necesarios para ser reconocido”. Y reconocer según la RAE es
“examinar algo o a alguien para conocer su identidad, naturaleza y
circunstancias”. En el caso de autos, la agraviada señalo en juicio que no pudo
identificar al imputado por sus características físicas sino únicamente por su
vestimenta, por lo que, teniendo como referencia lo previsto en el artículo 191.2
del Código Procesal Penal sobre el reconocimiento de cosas, no existe evidencia
que la agraviada haya señalado a las personas que la auxiliaron cuáles eran las
características específicas de la ropa utilizada por el sujeto que le robo a efecto de
permitir su identificación. Por tanto, el hecho sustancial de la acusación sobre la
descripción de la vestimenta del agente previo al arresto, no ha sido acreditado por
el Ministerio Público, incluso las personas que hicieron el arresto tampoco fueron
identificados, imposibilitando su intervención como testigos de cargo; siendo así,
no se cumple con el supuesto legal de cuasi flagrancia.
11. El artículo 259.4 del Código Procesal Penal también prescribe que existe
flagrancia cuando el agente es encontrado después de la perpetración del delito,
con efectos o instrumentos procedentes de aquel o que hubieren sido empleados
para cometerlo o con señales en sí mismo o en su vestido que indiquen su probable
autoría o participación en el hecho delictuoso (presunción de flagrancia). En el
presente caso, el imputado al momento de su arresto y entrega a la policía no se le
encontró el cuchillo utilizado para amenazar a la agraviada con matarla sino
entregaba su celular, por tanto, no se le arresto en posesión del instrumento del
delito. De otro lado, la agraviada declaró en juicio que una persona conocida como
“Baru” le entrego su celular, el cual no ha sido identificado por el Ministerio
Público durante el proceso, así como tampoco obra la declaración de algún testigo
en el sentido que el imputado fue arrestado en posesión del objeto del delito
(celular); por tanto, no acontece el supuesto legal de presunción de flagrancia.
12. La agraviada declaró en juicio que también identificó al imputado por su voz. Esta
afirmación de hecho no fue descrita en la acusación fiscal, sin embargo, fue
valorada por los Jueces a quo para establecer su responsabilidad penal. En otras
palabras, la sentencia recurrida concluyó que el imputado es autor del delito de
robo al ser reconocida su voz por la agraviada, adicionando de esta manera
una nueva circunstancia no descrita en la acusación y sin que la Fiscalía haya
presentado una acusación complementaria, lo cual impide su valoración como
hecho constitutivo de responsabilidad penal, pues conforme al artículo 397.1 del
Código Procesal Penal, la sentencia no podrá tener por acreditados hechos u
otras circunstancias que los descritos en la acusación y, en su caso, en la
acusación ampliatoria, salvo cuando favorezcan al imputado. Esta norma es
manifestación del principio de correlación entre imputación y fallo, también
llamado de congruencia. Por ello, la acusación debe contener la relación
circunstanciada de los hechos atribuidos y de su calificación jurídica, pues sólo
puede controlarse la congruencia entre acusación y fallo cuando la imputación
penal es precisa y determinada. El fundamento de ésta prohibición radica en el
derecho del imputado de ser oído y defenderse respecto de todos los hechos y
circunstancias que se le imputan. La sentencia apelada no solo vulneró el principio
de congruencia, sino también el principio de legalidad procesal, debido a que
artículo 190.1 del Código Procesal Penal ha regulado que el reconocimiento de
voz se sujetará a las disposiciones previstas en el artículo 189 a través de una
comparación de voces semejantes al del imputado, lo cual no se realizó durante el
proceso.
13. El Ministerio Público ofreció como testigos de cargo a los policías Rober Oliver
Lozano Luna, Gustavo Abraham Ariza Aguayo y Edgar Robinson Portilla Jara,
quienes reconocieron en juicio haber participado en la detención del imputado
como se describe en el acta de intervención policial (folios 19 y 20), por tanto, no
son testigos de hechos precedentes o concomitantes al delito de robo materia de
acusación, sino únicamente del hecho posterior de la entrega del arrestado por el
Teniente Gobernador Aníbal Aureo Lázaro Uriol del caserío de Jesús María –
Laredo; ergo, no son testigos directos de la ejecución del delito de robo. De otro
lado, deviene en innecesaria la valoración de las pruebas de descargo consistente
en las declaraciones testimoniales de Rodolfo Viera Albuquerque y Audry Lazaro
Avalos, el primero amigo y la segunda esposa del imputado, ello porque al haber
guardado éste silencio en ejercicio de su derecho a la no autoincriminación, no
tiene la carga probatoria de acreditar su inocencia a través de la demostración de
una coartada justificatoria de su presencia en el lugar del hecho delictivo (fue a
comprar fruta a Simbal), cuando las pruebas de cargo del Ministerio Público son
insuficientes para demostrar su culpabilidad.
15. Finalmente, conforme al artículo 12.3 del Código Procesal Penal, no se impone el
pago de reparación civil por el delito materia de acusación, por no haber acreditado
el Ministerio Público (agraviada no constituida en actor civil) la concurrencia
copulativa de los elementos de la responsabilidad civil, consistente en el hecho
ilícito, el daño ocasionado, la relación de causalidad y los factores de atribución;
máxime si respecto a la responsabilidad penal se ha determinado la insuficiencia
probatoria respecto a la participación del imputado como autor del robo del celular
a la agraviada, por lo que deberá declararse infundada la pretensión civil. De otro
lado, conforme a los artículos 504.2 y 505.1 del Código Procesal
Penal, no corresponde imponer costas en segunda instancia a cargo del imputado
recurrente, por haber interpuesto un recurso con éxito
DECISIÓN:
PAJARES BAZAN
MERINO SALAZAR
TABOADA PILCO