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Materia: Perspectiva Filosófica Didáctica

Profesora: Marisa Brondo


I.S.F.D N° 82
Profesorado en Psicología
Unidad I Contexto Actual de la Educación

Actividad N°1 

“Del Desierto y los Oasis”

Hannah Arendt

El concepto de amundidad refiere a la imposibilidad de conexión del hombre con el


mundo y sus pares, es un término creado por Hannah Arendt para metaforizar y explicar
cómo nos disociamos de nosotros mismos (mi yo), de los otros, de las cosas que nos
ofrece la naturaleza y lo mundano; debido a las exigencias y el tiempo que nos impone la
sociedad actual. 

 Cuando la autora se refiere al desierto, entendemos que este se encuentra dentro de


nosotros por lo que se nos dificulta definir si solo lo habitamos o si formamos parte de él.
El desierto borra del hombre el “yo” verdadero, en cuanto queda inmiscuido en la cultura,
como una construcción colectiva. En el desierto se vivencian tormentas que podemos
identificar como crisis, las cuales se entienden por positivas cuando son movilizadoras y
por el contrario las identificamos como negativas cuando quedan normalizadas y
retardadas en el tiempo.   

La psicología moderna colabora con el desierto cuando nos ofrece oportunidades para
lidiar con esta realidad árida y hostil en la que nos encontramos. Damos cuenta de esto
“cuando perdemos la facultad de juzgar”, las personas que se sienten parte de él, gastan
su vida allí, encontrándose sumergidos en un sistema totalitario –considerando a este
régimen como el único y adecuado para ser llevado a cabo en el desierto-. Además, las
distintas instituciones sociales como la familia o la escuela, entre otras, actúan como
“normalizadoras”, encausando cualquier conducta o actitud que presente un peligro para
este desierto o que pueda alterar el orden “natural” de las cosas. 

El Oasis, en oposición al desierto, es nuestro pensamiento crítico, nuestro juicio para


cuestionar lo establecido, nuestra capacidad creadora que se pone en tensión con la
normalidad, nos permite salir del desierto desde un lugar desnaturalizado. Los Oasis no
son lugares de relax, son una forma de vida que nos permite salir de nuestra tan preciada
“zona de confort”, viviendo en el desierto, pero sin ser parte de él. La peligrosidad del
oasis reside en querer quedarse allí, el permanecer y el no ver las crisis como verdaderas
oportunidades de cambio, de revolución, de romper con lo establecido, de salirse de la
norma, de pensar diferente, es como llevar acuesta la arena del desierto. 

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