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e qué hablamos cuando hablamos de “cis”]
En 2013, se publicó desde el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables de
Perú la “Guía para el uso de lenguaje inclusivo: si no me nombras, no existo”. Este
documento orienta a que se presenten a hombres y mujeres dejando de lado los
estereotipos que se le atribuyen a la masculinidad y feminidad. La elaboración de
contenidos de la guía estuvo a cargo de Ernesto Cuba.
Cinco años después, el debate en torno al lenguaje inclusivo no solo busca
eliminar los sesgos sexistas del lenguaje. Hoy busca nombrar a todxs aquellxs que
no nos hayamos en ningún extremo de la línea de género: ni hombres ni mujeres.
En inglés el género gramatical no existe pero el sexo y el género social si están
marcados. Ernesto Cuba explica que en este idioma, por ejemplo, el pronombre
personal ‘they’ puede ser usado, y es usado, como neutro:
Es así que las personas de género neutro han podido adoptarlo con éxito y
replicarlo. En el castellano la historia es otra.
¿Y la RAE?
En junio de este año la Real Academia Española (RAE) se refirió a través de su
cuenta de Twitter sobre el uso de algunas palabras características del lenguaje
inclusivo.
Según esta institución las letras “e” y “x” o el uso de @ con fines inclusivos de
género es “innecesario”. “El masculino gramatical ya cumple esa función como
término no marcado de la oposición de género”, señalan.
La postura de la RAE va de acuerdo a su historia. Once mujeres, desde su
fundación en 1713 han llegado a ingresar a la Real Academia Español. Solo en
1979, no hace mucho tiempo, ingresó a la Academia la colombiana Carmen Conde
Abellán.
Para Ernesto Cuba esta institución se está alejando de sus hablantes y de la vida
de estos. “Tienes un pedazo bien sesgado de lo que significan las prácticas reales
de la gente. La lingüística mas tradicional es como una persona que se puso tan
rigurosa con su lista de invitados que al final se quedo sin nadie”.
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“Nosotrxs no le decimos a la gente cómo hablar o cómo hablar correctamente. Es
una ciencia y la ciencia tiene que ser objetiva”, indica Cuba, quien cree que la
RAE responde tan agriamente porque sienten que están perdiendo el monopolio,
al menos simbólico, de la administración del idioma.
El lenguaje inclusivo nos guste o no se está popularizando poco a poco. No solo en
Perú, una simple búsqueda sobre el lenguaje inclusivo en Google arrojará
artículos de países hermanos en Latinoamérica.
Puede incomodarnos cuando escuchamos o leemos un texto con este tipo de
lenguaje y eso está bien. “Cuando vas a aprender algo nuevo, cuando alguien
cambia tu concepción del mundo, cuando te estás transformando, está bien
sentirse incómodx. No tiene nada de malo, es algo para cuestionarse. Estar
incómodx es una condición básica para el aprendizaje”, reflexiona Machuca.
Para mi usar el ‘todxs’ era extraño al inicio porque recibía más preguntas de las
personas, parte de mi entorno es heterosexual y cisgénero. Cuando comprendí que
estaba invisibilizando de alguna u otra manera a personas que no se encontraban
dentro de ese binomio, decidí que lo iba a utilizar y lo iba a empezar a adherir a mi
lenguaje. Me pareció bravazo la idea de que el lenguaje es un lugar de políticas. Me
sigo educando en ello, lo que hemos aprendido en la escuela no es lo absoluto o no
es lo único. Cada vez uso el lenguaje inclusivo con más cariño y con menos miedo
dentro de mis espacios mixtos. abriela Gallegos, actriz
G
Uso el lenguaje inclusivo cuando estoy en espacios seguros, me da miedo
enfrentarme a mariluchos, hombres y mujeres patriarcales. Cuando lo escuché fue
completamente raro para mí e incluso por un momento llegué a burlarme, porque
no lo entendía. Hoy no sé en qué lugar de la línea de género me encuentro, me pesa
el masculino e incluso me pesa identificarme como ‘hombre gay’. Prefiero queer y
cuando estoy en espacios en los que estoy rodeado de gente LGBTIQ uso el género
neutro e incluso a veces el femenino. Esteban M Marchand, periodista