Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
27/08/2018 16:33:16
Herácl¡to_l_(27-08-18).¡ndd 4-5
ERÁCLITO
U no es to d o ,
T O D O ES U N O
N é s t o r L u is C o r d e r o
EDICIONES COUHUE
27/08/2018 16:33:16
Cordero, Néstor Luis
Heráclito : Uno es todo, todo es uno - I a ed. - Ciudad Autónoma
de Buenos Aires : Colihue, 2018.
224 p. ; 23x16 cm. - (Colihue Universidad)
ISDN 978-950-563-423-1
1. Filosofía. 2. Ensayo. I. Título.
CDD 190
HeráclitoJ_(27-08-18).¡ndd 6-7
M u erte es lo que vem os d espiertos,
su eñ o es lo que vem os d orm idos.
Luis P i e r o t t i , T ra ic io n e ra
( ta n g o , 1928)*
27/08/2018 16:33:16
Herácl¡to_l_(27-08-18).¡ndd 8-9
PRÓLOGO
4 Es a p rop ósito de esta b a ta lla que H eró d o to (H istoria 1.53) n a rra la c o n o cid a an é cd o ta
seg ú n la cu al C reso, an tes de atravesar el río H alys, en cuya o rilla op u esta estab an las
tro p as persas, con su ltó al o rácu lo de D elfos p a ra sab er qué d eb ía hacer, y la respuesta
del m ism o p a re ce h a b e r sido: “Si atraviesas el río , u n g ra n im p e rio será d estru id o ”.
C reso atravesó el río...y el im p e rio d estru id o fu e el suyo.
5 I X . 3.
6 H istoria V .30.
1 H eró d o to , H isto ria V .38.
N ésto r L u is C o rd ero
8 P .B R IA N T (1995: 23).
9 H istoria IV. 137.
10 H eró d o to , H istoria V I. 5.
1 F. JA C O B Y (1902).
2 U n estu d io d etallad o de estas fech as se e n c u e n tra en G .S. K IR K (1962: 1-3)
N ésto r L u is C o rd ero
1 G .S . K IR K (1962: 3).
2 Strom ateis 1.65.
N ésto r L u is C o rd ero
HeráclitoJ_(27-08-18).¡ndd 20-21
C u e s t io n e s p r e l im in a r e s
El libro
Muy raramente tenemos datos seguros acerca del “oficio” de los
sabios que paulatinamente se fueron llamando “filósofos”, a partir
de Tales, pues, en un comienzo, el oficio de “filósofo” no existía. Y,
aunque un pensador fuera calificado de “filósofo” (encontraremos
un ejemplo en Heráclito) ello no supone que la “filosofía” fuera
su trabajo. En una inscripción tardía respecto de Parménides, por
ejemplo, se lee que éste era “médico”10, o, más explícitamente, “mé
dico físico”, fórmula que seguramente en su tiempo aludía a cierto
tipo de medicina, pero este caso es prácticamente una excepción.
Nada sabemos, en cambio, respecto de Heráclito, pero no puede
negarse que, por lo menos, escribió un “texto”, ya que citas del
mismo han podido ser recuperadas y llegaron así hasta nosotros.
De ello no caben dudas: los testimonios de la Antigüedad hablan
de un (íuyyooí|ja", término equivalente a “libro” (literalmente, “un
“de la re sta u ra ció n de la d em o cra cia en E feso ”, que él u b ica en tre 4 9 9 y 4 92.
7 R ecu érd ese la p rim e ra frase de la M etafísica de A ristóteles: “Todos los h o m b res d esean
n aturabnente sa b er” (A .I .9 8 0 a l) .
8 E l p aralelism o co n las “o p in io n es de los m o rta le s” de P arm én id es es sin tom ático,
au n qu e am b os filó so fos se hayan ig n o rad o n e ce sa ria m e n te, com o verem os.
9 P arm én id es d irá que a ctú a n com o sordos y ciegos, con u n in te le cto v agabu nd o (fr. 6).
10 V er al re sp e cto N .L . C O R D E R O (2 0 0 5 : 23), y, en fo rm a d etallad a, G. P U G L IE S E
C A R R A T E L L I (1965: passim ).
11 A ristó teles, R etórica □ .5 .1407b (=22 A 5 D K ), D ió gen es L a ercio , 11.22.
N ésto r L u is C o rd ero
12 Si b ien d eben tom arse con p recau ción las referen cias de P latón a sucesos de su tiem po,
recu érd ese que al com ien zo del Parm énides escribió que Z enó n se h ab ía traslad ad o a A te
nas con la in te n c ió n de e x p o n e r su “lib ro ” (yQá|a|aa, 127c2, d2) en u n a le ctu ra p ú blica.
13 G .S. K IR K (1962: 7).
14 E xiste u n a trad u cció n al caste llan o del volu m en “IV. A: T e x te et tra d u ctio n ”, de R aú l
C ab allero S án ch ez p u b licad a en O. Á LVAREZ SA L A S-E . H Ü L S Z P IC C O N E (2015).
Herácl¡to_l_(27-08-18).¡ndd 22-23
C u e s t io n e s p r e l im in a r e s
15 S. M O U R A V IE V (2011: 35).
16 E n tre otros, p o r G uido C A LEN D A (2015: 77-112)
17 F. F R O N T E R O T T A (2013: X L V ).
18 Cf. M etafísica A .3 .9 8 5 a 4 , D e Cáelo r.5.303bl0. Gen. y Corr. B.1.328b33.
19 W .K.C. G U T H R IE (1962: 413).
N ésto r L u is C o rd ero
L a “oscu rid ad ”
La tradición, ya desde la Antigüedad, asoció a Heráclito el ad
jetivo “oscuro”. Guando Aristóteles cita un texto auténtico que se
refiere a la unión de los opuestos, no deja lugar a dudas: dice que
así se expresaba “el oscuro (ctkot£LVÓg) Heráclito”20.En realidad,
todo filósofo es “oscuro”, pero en el caso de Heráclito a la oscuri
dad de su filosofía se le asoció la oscuridad de su estilo. Pareciera
que ambas van juntas. Aristóteles, por ejemplo, se queja de la im
precisión gramatical de su estilo, que oscurece la comprensión de
una frase. Se trata del texto conocido como “fragmento21 1”: tou
be Aóyog xoüb' éóvxoc; á d , o£úv£tol yívovxaL áv0QamoL, frase
en la cual, dice Aristóteles, no se sabe a qué término modifica
el adverbio de tiempo “siempre” (áei), es decir, si la frase debe
traducirse “el Aóyog existe siempre” o “los hombres son siempre
ignorantes” (Reí ó rita L 5.1407b 11)22. Demetrio de Falero confirma
este diagnóstico: “Es la ausencia de [criterios de] unión la causa
de la oscuridad” (De la interpretación 192). Pero otros testimonios
aluden directamente a la oscuridad del contenido, es decir, a las
ideas expresadas. Diógenes Laercio narra una anécdota proba
blemente apócrifa, pero que justifica esta oscuridad: “Se dice que
Eurípides dio a [Sócrates] el libro de Heráclito y le preguntó: VQué
te parece?’. ‘Lo que comprendí, excelente. Creo que también lo
es cuanto no entendí. Habría que ser un buzo de Delos’“ (11.22).
Sócrates da a entender que sólo un buzo experimentado -y parece
que los de Délos lo era n - podrá maniobrar con comodidad en
las oscuras profundidades del mar.
Diógenes Laercio, sin citar fuente alguna, dice que Heráclito se
había esforzado por expresarse con un estilo oscuro (áaacjíéaxeQ O v)
con el objeto de que solo la gente inteligente lo comprendiera y
para escapar al éxito popular (IX .6). Teofrasto, por su parte, había
encontrado una causa física del estilo oscuro: la melancolía. En esta
explicación se esconde un juego de palabras: el estilo es “negro”
porque el autor tiene la “bilis negra”; literalmente, en griego ése
es el significado de “melancolía”: ¡aeAay-xoALa (Diógenes Laercio,
loc.cit).
20 De m undo 5 .3 9 6 b .
21 Si b ien el té rm in o “fra g m e n to ” n o es ad ecu ad o , ya que en realid ad sólo con servam os
“citas” de texto s cuyos o rig in ale s com p letos se p e rd iero n , y n o seg m entos o trozos au
tén tico s de los m ism os, lo utilizarem os, co n scien tes de su in a d ecu a ció n .
22 C u an d o an alicem o s este te x to o fre cerem o s n u estra p ro p ia in te rp re ta ció n .
Herácl¡to_l_(27-08-18).¡ndd 24-25
C u e s t io n e s p r e l im in a r e s
23 J .L . G A L L E R O -C .E . L Ó P E Z (2 0 0 9 : 24).
N ésto r L u is C o rd ero
Prejuicios m etodológicos
La filosofía llamada “presocrática”, como ciertas bebidas alco
hólicas, debe ser encarada con moderación, hay que tomar ciertos
recaudos. La razón es evidente: para conocer el pensamiento de un
filósofo el método más seguro consiste en leer lo que escribió, y no
resúmenes de su obra y, menos aún, comentarios. El comentario
debe ser posterior a la lectura, porque recién entonces sabremos
si corresponde realmente al texto comentado, o si el comentador
lo utiliza en provecho de sus propias ideas, ya sea apoyándose en
las del autor en cuestión, ya sea criticándolo. Este “prejuicio meto
dológico” -q u e es, en realidad, una verdadera perogrullada- suele
dejarse de lado cuando el investigador decide ocuparse de los
filósofos “presocráticos”.
También en este caso la razón es evidente: si bien es necesario,
antes que nada, leer aquello que el filósofo escribió, en el caso de
los Presocráticos, salvo una mínima excepción24, los textos se perdie
ron. Estamos obligados a recurrir a autoridades de la Antigüedad,
a las que llamamos “fuentes”, que citaron algunos pasajes de los
mismos, y a otros personajes, los “comentadores”, que intentaron
explicar el texto.
No obstante, cuando se ha conseguido individualizar con la ma
yor certeza posible los límites de la cita, el pasaje (o “fragmento”)
recuperado es precioso; es un morceau choisi del original, es decir,
un texto auténtico, “elegido” por alguien para transcribirlo, por
razones diversas, en su propia obra.
Ante este hecho, nuestro segundo prejuicio metodológico
es el siguiente: una vez que no caben dudas de que ese pasaje
(breve o extenso) fue escrito por el filósofo X , debemos conver
tirnos en esclavos del mismo, dejándonos guiar por cada uno de
sus térm inos, exprimiéndolos como si fuese una naranja para
extraerle todo el ju go posible. Evidentemente, casi nunca la o
las citas recuperadas son suficientes para hacernos comprender
la filosofía del autor y debemos recu rrir a m ateriales externos,
en prim er lugar, el contexto de la cita (o sea, la “fuente”) y, en
segundo lugar, com entarios, en especial, los más cercanos en
el tiempo al autor citado, pero siempre en función del texto
original.
Heráclito_l_(27-08-18).indd 26-27
C u e s t io n e s p r e l im in a r e s
25 E x cep to de B ias, u n o de los llam ad o s “S iete Sabio s”, “cuya fam a (o “in te lig e n cia ”:
lógos) era su p erio r a la de to d os” (fr. 39)
26 R e sp e cto d el g ru p o e leático, éste h a b ría com en zad o “con Je n ó fa n e s , e in clu so a n
tes” (Sofista 242d ); las d o ctrin a s h e ra c lítea s son en realid ad h o m éricas, “e in clu so m ás
a n tig u a s” (Teeteto 179c).
N ésto r L u is C o rd ero
27 S. M O U R A V IE V (2 0 0 0 : 610).
28 TV,Infierno, IV .136-8. E n M ouraviev, T estim o n io n e 245.
28
HeráclitoJ_(27-08-18).¡ndd 28-29
C u e s t io n e s p r e l im in a r e s
INTRODUCCIÓN
* * *
HeráclitoJ_(27-08-18).¡ndd 32-33
La filo s o fía de H e r á c lito
30 M .L.W est, Early Greek Philosophy a n d the Orient, O xfo rd , 1971, p.9
N ésto r L u is C o rd ero
31 E n In Phys., 24.13.
32 E n D ep rim . fríg. 7.947 F
33 E n 11.22.1.
34 E n 1.3, 4.
HeráclitoJ_(27-08-18).¡ndd 34-35
La filo s o fía de H e r á c lito
35 Vei~Fís. II.2 .1 9 4 a 2 0 .
36 V er Met. A .5 .9 8 6 b 2 1
N ésto r L u is C o rd ero
37 E sta fórm u la tuvo larga vida, ya que se la en cu e n tra en la ép o ca h elen ística en Epicuro,
Sent.Vat. 16: “P re fie ro h a b la r claram e n te , com o los phusiológoi...".
38 E n su o b ra D oxographi Graeci, B e rlín , 1879.
HeráclitoJ_(27-08-18).¡ndd 36-37
La filo s o fía de H e r á c lito
39 E n el fr. 39 hay u n a e x ce p ció n . A llí dice que “en P rien e vivía B ías, h ijo de T eu tam eo ,
cuyo lógos e ra m ayor que el de los o tro s”. Es muy p ro b ab le que el sig n ificad o de lógos sea
a c á el de “re n o m b re ” o “fam a”, p e ro “in te lig e n cia ” n o qu ed a exclu id o. E llo n o sig n ifica
que H e rá clito lo con sid ere su m aestro.
N ésto r L u is C o rd ero
C rítica de la erudición
“El exceso de conocimientos (o “de información”: 7ioAu|aa0La,
es decir, “la erudición”) no educa (SibácnceL) el pensamiento (o “la
inteligencia”: vóov). Pues, de otro modo, hubiese educado (éSíbaEe)
a Hesíodo, y Pitágoras, así como a Jenófanes y a Hecateo” (fr. 40).
Diógenes Laercio, la fuente de esta cita, encuentra en ella una prue
ba del carácter “altanero y orgulloso” de Heráclito (IX .1). Quizá sea
verdad, pero en realidad se trata, por parte de Heráclito, de una
verdadera declaración de principios, que se confirma más explí
citamente en el fragmento 129 (de autenticidad dudosa), también
citado por Diógenes Laercio (VIII.6), con el ejemplo de Pitágoras:
“Pitágoras, hijo de Mnesarco, puso en práctica (rjaicqaev42) la bús
queda (LcrxoQLa) más que todos los hombres y, habiendo hecho una
colección de estos escritos, se forjó una sabiduría (crcxjxa) propia;
la erudición (7ioAu|aa0La) es una mala técnica (icaKOTtxvía)”.
HeráclitoJ_(27-08-18).¡ndd 38-39
La filo s o fía de H e r á c lito
43 Ver al resp ecto el texto clásico de J.P . V E R N A N T “R aison s du m ythe” (1974: 195-250) y
el capítulo de L am b ros COLTLOLTBARITSIS “L a transm u tation du m ythe” (2000: 57-111).
44 V er al re sp e cto N .L . C O R D E R O (2 0 0 8 : 22).
45 V erb o 5í5&>|ai: “5£&aCTTai”.
N ésto r L u is C o rd ero
HeráclitoJ_(27-08-18).¡ndd 40-41
La filo s o fía de H e r á c lito
Herácl¡to_l_(27-08-18).¡ndd 42-43
La filo s o fía de H e r á c lito
L a posición de H eráclito
Dijimos que, para Heráclito, si la realidad (el “todo”), la phúsis
-para retomar la noción de sus predecesores, que aparecerá por
primera vez en un texto de nuestro filósofo- puede ser susceptible
de estudio es porque es un kósmos, un conjunto organizado, armó
nico, que posee unidad. “Para los que están despiertos, el kósmos
es uno (iv a ) y común [...]” (fr. 89). Es precisamente esta noción
de unidad la que será privilegiada por Heráclito, como indicamos
ya en el título de este trabajo. La primacía de la unidad frente a la
multiplicidad es una idea constante en él (como veremos cuando nos
ocupemos de su noción de lógos), y está presente en fragmentos que
se refieren a contextos diferentes. Guando comentamos brevemente
la eventual posición política de Heráclito, por ejemplo, citamos el
fr. 33, “La ley consiste en obedecer al consejo de uno solo”, y ahora
podemos agregar que también privilegia la unidad un texto que
probablemente se refiera al sabio, ya que el término “uno” está en
masculino: “Uno es para mí como diez mil, si es el mejor” (fr. 49).
En el fr. 41, en cambio, que establece la relación entre la unidad
y lo sabio, “uno” (o “una sola cosa”) figura en neutro. Este texto es
tablece claramente lo único que debe conocer quien quiera llegar a
ser realmente sabio: “Lo sabio (xó (rocjx'iv) consiste en una sola cosa
(é'v): conocer la noción (yvcó|aq) según la cual todo es conducido
(ivu[)£:ovf](rat) a través de todo”. Antes de comentar este fragmen
to, que es el punto de partida de la filosofía de Heráclito, veamos
otros dos textos en los que se retoma la noción de “lo sabio”. En
el primero vuelve a asociarse lo sabio a lo uno, al cual se le otorga
un status casi divino: “Lo sabio, que es sólo una cosa (év), quiere
y no quiere ser llamado Zeus” (fr. 32). El segundo texto subraya el
carácter separado (o sea, único) de lo sabio: “De cuantos escuché
discursos, ninguno se percató de que lo sabio está separado de
todo” (fr. 108).
HeráclitoJ_(27-08-18).¡ndd 44-45
La filo s o fía de H e r á c lito
15 “A penas Zeus se enteró, m ató a ja s ió n con u n golpe de su rayo b rilla n te ” (Odisea V.128);
“Zeus, con su rayo b rilla n te , h a b ía ya d estru id o m i nave” (O disea V I I .249).
16 E l té rm in o “v erd ad ” (áArjGeia) está au sen te de los texto s que h a n lleg ad o h asta n o
sotros. E n el fr. 112, en cam bio, fig u ra áAr|0Éa: “...y la sab id u ría (CTOtjxa) [consiste en]
d ecir cosas v erd ad eras (áAr|0Éa) y en a c tu a r seg ú n la phúsis, e scu ch a n d o ”.
HeráclitoJ_(27-08-18).¡ndd 46-47
La filo s o fía de H e r á c lito
Jen ó fan es, H eráclito y Parm énid es, aliados con tra “las
opiniones”
Desde que la filosofía se puso en marcha, el desiderátum de “los
primeros que filosofaron” fue llegar a obtener “verdades” o “certe
zas” respecto de los temas que poco a poco fueron integrando la
panoplia del filosofar. En realidad, si bien ellos pusieron en práctica
procedimientos que poco a poco fueron constituyendo una suerte
de metodología, la voluntad de obtener y de transmitir “verdades”
estaba ya presente en la poesía épica, como demostró en forma
concluyente Marcel Detienne en Les maitres de vérité dans la Gréce
a.rcha.ique (2a ed. 2006, París). Guando Homero invoca a la Musa al
comienzo de sus dos poemas es para que ella, hija de la Memoria
(Mnemosyne), que se acuerda de viejos acontecimientos, se los
cuente tal como se produjeron, o sea, que le transmita “verdades”.
Y otro tanto curre con Hesíodo, a quien las Musas le dicen que, si
bien ellas suelen narrar historias parecidas a la realidad, cuando
quieren (y Hesído supone que con él harán esta excepción) pueden
“proclamar cosas verdaderas” (áAr)0éa yqoúcracrGai) (Teogonia. 28).
Nada concreto puede deducirse de las escasas líneas que han
llegado hasta nosotros de los tres pensadores de Mileto, pero el es
tilo sentencioso del breve fragmento de Anaximandro y de la frase
recuperada de Anaximenes sugieren que sus autores consideraron
que contenían una tesis verdadera.
Con Jenófanes, Parménides y Heráclito, la búsqueda de la ver
dad tendrá que tener en cuenta un peligroso y sutil enemigo: las
opiniones, lo que “se dice”, lo que “se cree”. Ya veremos el caso
de Jenófanes. Comencemos por Parménides, si bien hubiésemos
podido comenzar por Heráclito, ya que, como dijimos en varias
ocasiones (y más adelante volveremos sobre la cuestión), ambos
son exactamente contemporáneos. En los versos recuperados de
Parménides el término “verdad” aparece en tres ocasiones y “ver
dadero” cuatro veces, y la noción es primordial ya que forma parte
de la enseñanza que debe recibir quien pretenda ser un “hombre
que sabe” (fr; 1.3): “Tú debes estar al tanto de todo: por un lado,
del firme corazón de la verdad” (fr. 1.29). Y para ello se debe se
guir un método17 que “acompaña a (o está acompañado por) la
verdad” (fr. 2.4). El resultado de la aplicación de dicho método es
la formulación de un “discurso convincente (ttuítov Aóyov) y de
un pensamiento acerca de la verdad (á|acjx<; áAqGeíqc;) (fr. 8.50-1).
17 P arm én id es u tiliza la a le g o ría del cam in o, Ó5ÓC, com o im agen del m étod o, |a£0-o5óc.
N ésto r L u is C o rd ero
18 V er n o ta 37.
19 E n P latón, al c o n tra rio , la ig n o ra n cia es la m ás grave de las en ferm ed ad es del alm a
(Sofista, 228c)
HeráclitoJ_(27-08-18).¡ndd 48-49
La filo s o fía de H e r á c lito
mortales opinan (óoica ium) que los dioses nacieron”, en el fr. 34.4
agrega que “sobre todas las cosas sólo se tiene opinión (Sókck;)”, y
en el fr. 35 sentencia: “opínese (bsboEáaOco) que estas conjeturas
(¿OLKÓxa) [son] realidades”. Si la opinión fuera suficiente para
explicar la realidad, no sería necesario buscar la verdad.
En los tres últimos textos que hemos enumerado Jenófanes
se vale de verbos que derivan de la raíz S ok - : óoicaium, óoicoq y
beboEácrdco (de boEáC,eiv, “opinar”). Heráclito, por su parte, en un
esperado juego de palabras, critica las opiniones, incluso en aquel
sobre el cual se tiene la mejor...opinión (!): “El más renombrado
(&0ia|JCimxT0s) conoce [y] protege las opiniones (Soivéovxa)” (fr.
28), y en el fr. 17 generaliza la crítica: “La mayoría ( ttoAA ol) no
comprende (c|)oov¿oum) las cosas tal como las encuentra, ni siquiera
una vez que aprendieron a conocerlas; sólo les parecen (SoKéoucri)
a ellos”. Y como sinónimo de bóE a (y de SoKoOvxa), siempre con
la significación de “opinión”, de “lo que parece”, Heráclito utiliza
&OcOí(T|jcmx. De ella se ocupa el fr. 70: “Las opiniones (So£ácr|aaxa)
humanas son juegos de niños” (fr. 70). (Acerca de estos términos
ver las secciones “La ‘gnoseología’ de Heráclito” y “La ignorancia”).
Pero quien más se opuso a las opiniones es Parménides, al punto
de considerarlas uno de los temas de estudio necesario para saber
en qué consisten y así poder evitarlas. El aprendizaje que Parmé
nides, bajo el aspecto de una diosa anónima, aconseja al futuro
filósofo incluye no sólo el conocimiento del núcleo de la verdad,
que ya mencionamos, sino también ponerse al tanto de “las opi
niones (5ó£ai) de los mortales”. Suponemos que ante la sorpresa
del oyente-lector (e incluso del joven al cual le habla la diosa), Par
ménides agrega un juicio de valor respecto de las opiniones: “...en
las cuales no se puede confiar” (ouk ¿vi raoxu; áAqGqg) (fr. 1.30).
El discurso de Parménides pretende ser verdadero, y, para ello, no
es suficiente exhibir la verdad; también forma parte de la verdad
mostrar la falsedad de lo falso, o sea, de las opiniones. Las opinio
nes suelen ser tentadorasy frente a ellas, como hizo Ulises cuando
se ató al palo mayor de su navio para no caer bajo la tentación del
canto de las sirenas, no hay que dejarse tentar por ellas; hay que
reconocerlas como falsas.
Según Proclo, Euclides había escrito un tratado titulado Falacias
(/V//da ría) —lamentablemente, hoy perdido- en el cual presentaba
falsos teoremas a los alumnos para que aprendieran a distinguirlos.
Otro tanto hace Parménides. En los últimos versos del fr. 8 describe
una cosmogonía dóxica basada en dos principios contradictorios,
N ésto r L u is C o rd ero
20 R esu lta in e x p lica b le que en la m ayor p a rte (99% ) de los trab íy os con sag rad o s a
P arm én id es se co n sid era que esta te o ría ela b o ra d a p o r los m o rtale s que n a d a saben es
p rop ia de P arm én id es, y n o de los “m o rta le s” que él critica.
21 S. M O U R A V IE V (2 0 0 0 : 58 5 ).
HeráclitoJ_(27-08-18).¡ndd 50-51
La filo s o fía de H e r á c lito
22 J . B U R N E T (1930: 169).
23 W .K .C. G U T H R IE (1965: 2)
24 E n P la to ’s P arm en ides, trad . R .E .A lle n , Blackw ell, O x fo rd ,1 9 8 3 , p .63
Herácl¡to_l_(27-08-18).¡ndd 52-53
E L LÓGOS
HeráclitoJ_(27-08-18).¡ndd 54-55
E l ló g o s
HeráclitoJ_(27-08-18).¡ndd 56-57
E l ló g o s
11 P or ejem p lo, “d ecir [calu m nias] “(lita d a 11.222), “[d ejém o n o s de] h a b la r” (Odisea
X I I I . 2 9 6 ), “p ro c la m a r [o rácu lo s]” (O disea X I . 151).
12 C. D IA N O -G . S E R R A (1980: 90 ).
N ésto r L u is C o rd ero
58
HeráclitoJ_(27-08-18).¡ndd 58-59
E l ló g o s
El lógos de H eráclito
Heráclito expone su filosofía por medio de un discurso escrito,
y nada más natural que, cuando se refiere a su discurso, utilice la
palabra lógos. Pero el discurso de Heráclito, como todo discurso,
tiene un contenido. La originalidad de Heráclito consiste en llamar
también “lógos” al contenido de su lógos. El discurso (lógos) de He
ráclito, que evidentemente, puede escucharse, o leerse, proclama
que hay un lógos que debe sólo escucharse, como vimos en el fr. 50.
Gomo leemos en E. Hülsz Piccone, “El lógos al que hay que prestar
oídos, «oes su discurso, aunque surja de su boca”14. Esta diferencia,
que parece intranscendente, es esencial, ya que, mientras Heráclito
admite ser el autor de su discurso, él reconoce que no hace sino
transmitir, en su lógos, un lógos trascendente que se escucha y que
14 E. H Ü L S Z P IC C O N E (2011: 111).
N ésto r L u is C o rd ero
HeráclitoJ_(27-08-18).¡ndd 60-61
E l ló g o s
17 “S iem p re”, que, com o verem os, o rig in ó un c o m e n ta rio de A ristó teles, fu e om itid o
en la versión d el fr. 1 de S exto . E stá p resen te, en cam bio, en u n a versión resu m id a de
H ip ó lito (R efutación I X .9.1).
18 E n el fr. 2 verem os que el lógos es “com ú n ”, “Huvóc”. E l ig n o ra n te está lite ra lm e n te
sep arad o de lo com ú n (es áH uvoc), del lógos.
19 P a ra re sp e ta r este d eseo de P lató n d eb e ad o p tarse, com o h em os h e c h o n o so tro s, la
versión eteqov de u n a p a rte im p o rta n te de la trad ició n m an u scrita y re ch a z a r la le ctu ra
éxaÍQOV de la ed ició n de O xfo rd .
N ésto r L u is C o rd ero
HeráclitoJ_(27-08-18).¡ndd 62-63
E l ló g o s
20 M. C O N C H E (1986: 36)
21 O tra trad u cció n posible es “d istin g o ” o “ju z g o ” (verbo 5 icuq£&i)
22 G .S . K IR K (1962: 41).
23 C. D IA N O -G . S E R R A (1 9 8 0 :1 0 9 ).
24 E l equ iv alen te en g rie g o del salu do “¿C óm o estás?” es “I I ¿ ic E^ELC?”.
N ésto r L u is C o rd ero
L ógos y p h ú sis
Para comprender el significado de phúsis en los albores de la
filosofía debe olvidarse que el término “físico” deriva de phúsis.
Incluso en investigadores renombrados, como “físico” se asimila
a “material”, se trata de “materialistas” a los primeros filósofos
porque -esto es verdad- se ocuparon de la phúsis. Aristóteles no es
ajeno -aunque a pesar suyo- a esta interpretación ya que, cuando
presenta a “los primeros que filosofaron”, dice que la mayoría ellos
“encaró los principios (cxoxcü) solamente bajo la forma de la materia
(uAt])” (Metafísica. A.III.983b7), pero ocurre que la “materia”, que
se combina con la “forma” para cnstituir los compuestos, no tiene
forzosamente un sentido “material” en Aristóteles.
Lamentablemente no quedan testimonios del uso de phúsis en
filósofos anteriores a Heráclito, y, por las razones que recién evo
camos, debemos desconfiar de cuanto Aristóteles atribuye a los
“c|)umóAoyoi”. Curiosamente, una preciosa ayuda para compren
der el significado originario de phúsis se encuentra en la única
ocasión en que el término aparece en Homero (Odisea. X .3 0 3 )26.
En dicho pasaje, Hermes ofrece a Ulises una hierba medicinal
25 ¿M ucho después? ¿Poco después? N u nca lo sabrem os. E n la “re c o n stru c ció n ” del
“lib ro ”, S.M ouraviev, inv ierte el ord en: el fr. 50 re c ib e el n e 8 y el 1 el n e 10 (S. M O U -
R A V IEV [2011: 2]).
26 V er N .L .C O R D E R O (2014: 30-1)
HeráclitoJ_(27-08-18).¡ndd 64-65
E l ló g o s
27 M etafísica A .I II.9 8 3 b l8 .
28 A. B U R G E R (1925: 1).
N ésto r L u is C o rd ero
HeráclitoJ_(27-08-18).¡ndd 66-67
E l ló g o s
para todos” (fr. 113). G.S. Kirk32 recuerda la similitud que existe
entre la p hú sis que tiende a ocultarse y la frase de Demócrito “la
verdad está en lo profundo (év (3Ú0c¡l>)” (fr. 117).
Es por esta razón que, como se dice en el fr. 1, la explicación de
cada cosa depende del lógos de la phúsis, porque todo es parte de
la phúsis. Esta afirmación, que se deduce del fr. 1 es, como dijimos,
el mojón fundamental que Heráclito coloca en su camino antes de
llegar al punto central de su filosofía: la exposición del contenido
del lógos.
Otro fragmento agrega nuevos matices a la noción de phúsis, en
especial su carácter normativo, al mismo tiempo que la relaciona
una vez más con la noción de lógos, mediante el verbo “escuchar”. Se
trata del fr.112: “Pensar como se debe (a a )(j)Q O V £ L v ) es la perfección
suprema, y la sabiduría (crcxjxa) [consiste en] decir cosas verdaderas
(dAqGéa) y en actuar según la phúsis, escuchando”. En otros textos
que ya vimos Heráclito había reivindicado la sophícv, en este fr. 112 la
asocia a la perfección (a Q £ x r )) suprema, que es el a a)(j)Q O V£LV , pero,
además, desarrolla su contenido, que es a la vez teórico y práctico.
El sabio, que es quien posee la sophía, debe enunciar verdades. Opi
niones, pareceres y, lógicamente, mentiras, le son ajenas. No es el
momento de profundizar la noción de “verdad” en Grecia clásica;
es suficiente recordar que la verdad consiste en decir las cosas tal
como son, ergo, que es una categoría gnoseológica, no ontológica.
Los hechos no son ni verdaderos ni falsos (pace Heidegger); es el
discurso, cuando los expone tal como son, que es verdadero, y en
eso consiste la sabiduría, para Heráclito.
Pero la sabiduría tiene un correlato en la acción: ella consiste
también, en la práctica, en actuar según la phúsis (i c a x á ( j n x n v ) . Se
completa así la afirmación del fr. 1, que sostenía que para conocer
cada cosa había que distinguirla según la phúsis. Ahora se agre
ga el valor de la phúsis como modelo de conducta, y, para poder
adoptarlo, hay que “escuchar” (¿ T ia L O V T a c ;). El uso de este verbo
transitivo aislado, sin objeto directo, es otro de los rasgos del méto
do heraclíteo33. Así como el a £L (“siempre”) del fr. 1 aludía tanto a
la eternidad del lógos como a la eterna ignorancia de los mortales,
“escuchar”, aislado (Heráclito no dice “escuchándote”) es válido
HeráclitoJ_(27-08-18).¡ndd 68-69
E l ló g o s
34 M. C O N C H E (1986: 255).
N ésto r L u is C o rd ero
35 R eco rd em o s que se tra ta de los fr. 1, 2, 50, 72, 45, 115 y 31. P or el m o m en to h em os
estu d iad o en p a rte los fr. 50 y 1, tratarem o s a co n tin u a ció n los fr. 2 y 72, y verem os los
fr. 45, 115 y 31 cu an d o nos o cu p em os de los casos en los que H e rá clito ap lica su lógos
trascen d en te p ara tem as p articu lares.
HeráclitoJ_(27-08-18).¡ndd 70-71
E l ló g o s
2 M. M A R C O V IC H (1978: 3 00)
3 E x cep cio n e s son J . B O L L A C K -H . W ISM A N N (1972: 84) y M.V. G A R C ÍA Q U IN T E L A
(1992: 244).
4 M. H E ID E G G E R en M. H E ID E G G E R -E . F IN K (1970: 55). Nos p erm itim o s a firm a r que
este Sem in ario de F in k y H eid egger de 1966-7 no a p o rta n in g ú n elem ento de interés p ara
el co n o cim ie n to del filó so fo. No pasa de ser u n a con v ersació n en tre dos señ ores cultos.
5 G .S. K IR K ( 1962: 67)
HeráclitoJ_(27-08-18).¡ndd 72-73
E l ló g o s
HeráclitoJ_(27-08-18).¡ndd 74-75
E l ló g o s
9 E. H Ü L S Z P IC C O N E (2011: 189).
HeráclitoJ_(27-08-18).¡ndd 76-77
E l ló g o s
10 M. C O N C H E (1968: 359).
11 G .B E T E G H ( 2 0 0 9 : 40 9 )
12 E. H Ü L S Z P IC C O N E (2011: 141).
13 In clu so en g rie g o m o d e rn o lógos s ig n ifica “c u e n ta b a n c a ria ”.
N ésto r L u is C o rd ero
78
HeráclitoJ_(27-08-18).¡ndd 78-79
E l ló g o s
El lógos y la legislación
Dado su carácter universal, pues el lógos es común, la sociedad,
estructurada en una ciudad (democrática o no, es difícil saberlo:
ver “Cuestiones preliminares”) no puede escapar a su influencia.
Heráclito se ocupa de la cuestión en el fr. 114, cuya primera parte
ya hemos analizado más arriba: “Es necesario que quienes hablan
con inteligencia (Eúv voto) se refuercen (icrxuoíCtoGcü) en lo que es
común a todos (xó Huvov), como la ciudad en la ley (vó|aoc;), y más15
fuertemente, pues todas las leyes (vó|aoL) humanas se alimentan de
una sola, la divina (tou Gelou), ya que ésta gobierna (kooíth) tanto
como quiere, basta para todas, y sobra”. Una cuestión previa debe ser
resuelta: en este fragmento, el término lógos está ausente. Pero, si nos
inspiramos -y tergiversamos- el fr. 34, se puede decir que, “ausente,
está presente”. En efecto, hay en el fragmento varias alusiones al lógos.
En primer lugar, es indudable el paralelismo de la primera frase con
el fr. 2: “Es necesario seguir a lo <común, es decir lo> compartido,
pues lo común es lo compartido; pero, aunque el lógos es común, la
mayoría vive como si tuviera una inteligencia particular”. Los que
no tienen una inteligencia privada y que, por ello, “hablan con in
teligencia”, se refuerzan en lo común, que es el lógos. La expresión
“gobierna tanto como quiere”, por otra parte, recuerda la frase del
fr. 41 según la cual lo sabio consistía en conocer la noción que con
ducía todo a través de todo, noción que, en su momento, asimilamos
al lógos. Y, finalmente, en este fr. 114 se habla de una “ley divina”, y
en la sección “Uno es todo, todo es uno”, veremos la asimilación, al
menos terminológica, entre el lógos y lo divino.
El consejo que Heráclito da a que quienes son inteligentes para
que se “refuercen” (urxuoíCarGcu) en el lógos es un llamado a que
defiendan una concepción de la realidad que, a primera vista, no
concuerda con lo que las cosas “parecen ser”. Tiempo después, en
el Gorgias, el Sócrates platónico le preguntará a Galicles si es capaz
de defender con fuerza (urxuoíu,]) lo que sostiene, que no parece
verosímil (495b8). De la misma manera en que la pertenencia al
lógos común les da energía y cohesión a quienes saben escucharlo, la
ciudad debe estar cohesionada por la ley, y más fuertemente aún, ya
que se trata de la comunidad entera. No tiene sentido preguntarse,
como han hecho varios intérpretes, si Heráclito alude de manera
80
HeráclitoJ_(27-08-18).¡ndd 80-81
E l ló g o s
19 J . S O U IL H É (1919: 32)
20 S o b re este tem a ver N .L . C O R D E R O (2014: passim )
21 N uestro trab ajo , citad o en la n o ta an terio r, se titu la p recisam en te C u an do la realid ad
p a lp itab a.
22 V er A ecio (1.23.3), que in te rp re ta el m ovim iento o rig in ario de los átom o en D em ócrito
com o u n TiaA|aóc, “u n a p a lp ita ció n ”. T iem p o después, cu an d o E p icu ro ad opte la física
ato m ista, d irá que “los átom os con serv an su v ib ració n (TiaA|aóv) cu an d o se e n cu e n tra
in clu so e n trelazo s con o tro s (C arta a H erodoto § 43).
27/08/2018 16:33:20
N ésto r L u is C o rd ero
L a arm onía
Fiel a su método “acumulativo”, que consiste en presentar la
misma noción desde diferentes puntos de vista, y en varias oca
siones, Heráclito ejem plifica la enigmática fórmula “uno-todas
las cosas” con la imagen de la armonía. La raíz aQ-, significa
“reu nir”, “ju n ta r”, como se ve en el verbo áQ|aóCco, “ajustar”,
“adaptar”, y lo que se reúne puede ser algo concreto o algo
menos “m aterial”. En Homero, por ejemplo, Ulises construye
una especie de balsa y para ello “arm onizó” (f]Q|aoa£v) leños y
los “ju n tó ” (áQ|aov|aLqaLv) como se debe (Odisea V.247), y poco
después tiene la esperanza de que su balsa resistirá porque los
leños están “armonizados” (áQ|aov|au]crLv) con clavijas (V.361).
Y en la litad a V.60 se cuenta que mataron a Fereclos, nieto de
H arm on (AQ|acov), famoso como carpintero “arm onizador”
¿Había ya en Homero un ju ego de palabras entre el nombre del
personaje y su actividad?
Pero en otro pasaje de la Ilíada. el uso de “armonía” es ya menos
concreto. En este episodio, sin duda uno de los más sublimes de la
obra, Héctor decide finalmente enfrentar a Aquiles y le propone un
pacto para quien resulte vencedor (pacto en el cual él se muestra
mucho más humano y generoso que el colérico Aquiles), y pone a
los dioses como testigos de lo que “armonizarán” (áo|JoviaCcüv)
(X X II. 255). En ese pasaje la armonía tiene el carácter de un
acuerdo, de un pacto.
La armonía es un caso paradigmático de la unidad de una
multiplicidad. Múltiples sonidos se relacionan entre sí para crear
algo único, una melodía por ejemplo. Cada sonido tiene su propia
individualidad, pero si se suman sólo varios “do”, o sólo varios “re”,
y si el “do” o el “re” “quieren” monopolizar el universo del sonido,
no hay armonía. Es la reunión de la diversidad de las notas la que
produce un kósmos, la melodía.
El ejemplo de la armonía, que se da entre sonidos, nos mues
tra que cuando Heráclito habla de coincidencia o reunión de
opuestos, se trata de armonizar elementos que se encuentran
en el mismo ámbito. Más de un siglo después Platón hablará
de la noción de la “región de lo O tro” en el Sofista. (257d). No
se armonizan sonidos con ánforas o naranjas, sino un sonido
con el sonido diferente, incluso opuesto. “Lo otro” de algo, dirá
Platón, supone aquello de lo cual se diferencia, por ejemplo, lo
“no blanco” supone lo blanco. Exactam ente lo mismo ocurría
ya en Heráclito.
HeráclitoJ_(27-08-18).¡ndd 84-85
E l kó sm o s de H e r á c lito
HeráclitoJ_(27-08-18).¡ndd 86-87
E l kó sm o s de H e r á c lito
27 G .S . K IR K (1962: 203).
N ésto r L u is C o rd ero
HeráclitoJ_(27-08-18).¡ndd 88-89
E l kó sm o s de H e r á c lito
agrega un sujeto a la fórmula, “lo que es” (xó óv): “[Lo que es
(xó óv)], discordando, siempre concuerda, dicen las más tensas
(cruvxovcóxeQaL) de estas Musas” (242e). Es “lo que es”, que con
cuerda y es diferente.
En el caso de Heráclito, como señalara G.S. Kirk, “todo lo
bLacj)£QÓ|a£VOV, es au|acj)£QÓ|a£VOV, y la totalidad de las cosas no
es una excepción de esta regla”29. Nosotros hemos traducido
bLacj)£QÓ|a£VOV por “lo diferente” porque no creemos que el par
ticipio se refiera a un sujeto, en cuyo caso se podría haber tradu
cido por “de qué manera, [X], diferenciándose (5Lacj)£QÓ|a£VOv),
concuerda....” Sintácticam ente, es posible, pero hemos preferido
tomar el térm ino del fr. 10, donde SLaxj)£QÓ|a£VOV está acom
pañado por auvcj)£QÓ|a£VOV (que retom aría el lugar del verbo
au|acj)£Q£xaL o ó|aoAoy££Lv), sin que ambos tengan que rem itir
a un sujeto.
La oposición contradictoria entre la noción de diferencia y la
de concordancia es decisiva para comprender en qué consiste la
armonía cósmica para Heráclito. Creemos, como estaba implíci
to en la cita de G.S Kirk, que SLa(j)£QÓ|a£VOV, término genérico,
supone un plural: “todo cuando es diferente...”. Cada uno de los
componentes de la multiplicidad de cosas (principios, elementos,
etc.) diferentes tiene una individualidad, es un “si mismo”, que,
precisamente determina que sea diferente de otra. Sin identi
dad no hay diferencia. Pero, contrariamente a la manera en que
Platón interpretará el pasaje, Heráclito sostiene que es la identi
dad de cada cosa, su “si mismo”, el que concuerda (ó|aoAoy££L o
au|acj)£Q£L) con lo que es diferente. Gomo veremos en varios ejem
plos, la diferencia lo será respecto de algo opuesto, literalmente,
“puesto al lado”, como surge de la noción de “puestas ju n tas”
(auAAái|n£c;), como traduce G.S. Kirk30, en el fr. 10, los casos ya
vistos de au|acj)£QO|a£VOV-5La(j)£QÓ|a£VOV, pero también “todo y
no todo” y “consonante-disonante”. Y el fr. 8, donde Heráclito
había dicho que “lo adverso (dvxíEouv) concuerda (au|acj)£QOv),
culmina con esta frase: “de las cosas discordantes (SLaxj)£QÓvxcov,
plural) surge la más hermosa armonía”31. En la próxima sección
veremos que los opuestos a que alude Heráclito son en realidad
fuerzas o tensiones opuestas.
29 G .S. K IR K (1962: 2 0 5 ).
30 G .S. K IR K (1962: 217)
31 H ay au to res (K ir k ,p o r ejem p lo) que sostien en que este te x to es en realid ad un resu
m en de A ristó teles (E tica a N icóm aco 0 .2 .1 1 5 5 b 2 )
N ésto r L u is C o rd ero
HeráclitoJ_(27-08-18).¡ndd 90-91
E l kó sm o s de H e r á c lito
vez, una cuerda, que, de por sí, no tiene una forma definida, que
está “obligada” a estar en tensión, impidiendo así, por su parte, que
lavara de madera retome su posición “libre” inicial. Le tensión es
opuesta porque en ambos casos, la vara de madera y la cuerda se
encuentran en situaciones opuestas a la originaria y, por el otro
lado, es la vara la que tiene tensa a la cuerda, y la cuerda la que
tiene arqueada a la vara. El caso de la lira es similar y no merece
un análisis detallado; basta con reconocer que, si las cuerdas no
están tensas, no producen sonido alguno.
Ahora bien: esta lucha despiadada entre dos tensiones opues
tas es, como vimos en el fr. 54, no manifiesta, á(j)avfj<;, pero es
la verdadera pkúsis del arco, su razón de ser, que recién deviene
manifiesta cuando se lo usa. En ese caso se exageran las tensiones
opuestas y la flecha parte. En el arpa, el músico tiende la cuerda
y el sonido parte.
L a lucha y la ju sticia
En la descripción del proceso descrito por H eráclito no
hemos dudado en utilizar categorías antropológicas como “lu
cha”, “obligar”, incluso “libertad”. Hay dos componentes en la
noción heraclítea de “arm onía” que ju stifican dichos términos:
(1) los elementos que se armonizan tienen, como ya vimos, sus
poderes propios, su especificidad, su Súva|au;, y entonces (2),
forzosamente, el pacto al que se llega para que surja la arm onía
no es automático, es el resultado de una lucha, de un combate.
Pero sin ese combate, no habría realidad. Heráclito lo dice cla
ramente en dos textos conservados, los fr. 53 y 80. El fr. 80 dice:
“El combate1 (7ióA£|aov) es común, la ju sticia es lucha (¿ qlv ), y
todo se produce según la lucha y lo necesario (xQ£CÓ|a£va2), y el
92
Heráclito_l_(27-08-18).indd 92-93
E l kó sm o s de H e r á c lito
HeráclitoJ_(27-08-18).¡ndd 94-95
E l kó sm o s de H e r á c lito
1 A. LA K S-G .W . M O S T (2016: 170) solo con sid eran au tén tica la c ita a p a rtir de “seg ú n
la n e c e sid a d ”.
8 Ch. H . K A H N (1960: 35)
9 V er el testim o n io de P seu d o-P lu tarco, Strom. 2.
10 L a seg u n d a p arte de la frase com ien za con “p u es” (yótQ), lo cu al in d ica que es u n a
c o n se cu e n cia del an te ce d e n te .
11 G .S. K irk en G .S. K I R K J .E . RA VEN -M . S C H O F IE L D (1987: 120)
27/08/2018 16:33:21
N ésto r L u is C o rd ero
L a desm esura
Si lajusticia está representada por el equilibro propio de los pla
tillos de una balanza, basta que uno de los platillos pese más que
el otro para que la balanza se desequilibre. En ese caso se impuso
la desmesura, la ü(3ql<;. Esta noción es quizá la más vilipendiada
por la cultura griega, no sólo por la filosofía. Allí donde hay algo
que perturbe un equilibrio, una medida, incluso una situación
apacible y sin sobresaltos, es porque se manifestó una desmesura.
Ya Hesíodo había escrito Los trabajos y los días para demostrar a su
hermano Perses “la virtud de SÍKr) y los peligros de la ü(3ql<;”12. El
poema eminentemente didáctico, muestra dos modelos a seguir.
Como bien dijo J.P. Vernant, “Dike y Hubris, una junto a la otra,
ofrecen al hombre dos opciones igualmente posibles una de las
cuales debe elegir”13.
Heráclito no deja lugar para esta elección. El fr. 43 lo dice clara
mente: “La desmesura debe ser extinguida más que un incendio”.
M. Conche reivindica el origen délfico de la frase, relacionada
con la fórmula -q u e será retomada por los epicúreos- |ar)Sev
áyav, “nada en exceso”14. Pero una incógnita subsiste: ;en qué
consiste la medida que la desmesura niega y no respeta? Como
“desmesura” es una noción negativa, ¿cuál es, al menos para
Heráclito, el término de referencia, es decir, la medida, que la
desmesura o viola a sabiendas o desconoce? La respuesta se en
cuentra en la phúsis de cada cosa, que es un reflejo de la phúsis
en general. Como toda entidad es el resultado de una armonía
de tensiones opuestas, cada uno de los componentes diferentes
que luego concuerdan descubre sus límites cuando encuentra los
límites del otro. Dicho de otro modo: la “medida” de cada cosa
está determinada por la “medida” de su opuesto. Es evidente que
al encontrarse los límites de ambas medidas hay una lucha, por
que cada componente quiere extra-limitarse, ir más allá de sus
límites, ejercer la desmesura, pero su propia phúsis lo obligará a
dar marcha atrás y a armonizarse con su contrario, o, como había
ya dicho Anaximandro, pero no con el mismo sentido, a pagar el
castigo por su injusticia.
En el fr. 94 Heráclito reúne las nociones de justicia y desme
sura con un ejemplo concreto, el Sol: “El Sol no sobrepasará
HeráclitoJ_(27-08-18).¡ndd 96-97
E l kó sm o s de H e r á c lito
16 E ste te x to p o d ría in te rp re ta rse tam b ién en fo rm a ale g ó rica, en cuyo caso el Sol p o
d ría re p rese n ta r al c a rá cte r u n iversal y n e c e sa rio del lógos, sin cuya fó rm u la n o h a b ría
realid ad , sino caos.
17 T é rm in o éste derivado de “p o d e r”, KQaxóc.
27/08/2018 16:33:21
N ésto r L u is C o rd ero
ner que las medidas en cuestión (el término está en plural) son
un tanto elásticas, pero no por eso dejan de ser medidas. Ellas
son diferentes seguramente en invierno y en verano, y, si el Sol
es parte del fuego que Heráclito utiliza como imagen del deve
nir cósmico (ver análisis del fr. 30), ellas miden el encenderse y
el apagarse del mundo. No obstante la presencia de las Erinias,
este texto confirm a que quien realmente impone el equilibrio
es laju sticia, acá personificada, y que, como dijimos, tiene por
primera vez un papel activo en Heráclito. Es ella la que tiene el
poder; las Erinias son sólo asistentes, que, en caso de no respeto
del juram ento, arrestarán al culpable y lo conducirán ante el
tribunal de laju sticia.
Respecto del térm ino “medidas” (¡aéxQa), éste figura en la
tradición manuscrita del fragmento tal como lo cita Plutarco
(De exilio 604a). Una versión diferente del texto, muy mutilada,
se encuentra en el papiro descubierto en Derveni en 1962 que
contiene veintiséis columnas de un poema relacionado con el
Orfismo, en el cual hay referencias a ciertos presocráticos, en
especial a Heráclito. En vez de ¡aéxQa el papiro presenta £Üqou<;,
“curso”, pero no creemos que la diferencia sea esencial, ya que
el tiempo durante el cual el sol tiene derecho a mostrarse, que
es su medida, es el “curso” que recorre alrededor de la tierra
(para una concepción geocéntrica). En el papiro de Derveni este
texto, que, en general, concuerda con la versión transmitida por
Plutarco, está asociado al fragmento 3, que analizaremos mas
adelante.
Gomo resumen de la concepción heraclítea del kósmos, es decir,
de la realidad total no caótica, sino regulada y ordenada por una
ley, el lógos, se puede afirmar entonces que la unidad de cada cosa
en particular, y del universo en general, es el resultado de un
acuerdo entre tensiones opuestas que, luchando, se armonizan, y
que lajusticia garantiza que el equilibrio obtenido no sea pertur
bado por la desmesura. Y, si lo es, lajusticia obligará a restablecer
el equilibrio. Es en función de este resumen que podemos inter
pretar otro de los fragmentos de Heráclito en los que aparece la
noción de díke, el escueto fr. 23: “No conocerían el nombre de
lajusticia (SÍKqc;) si estas cosas (xaüxa) no existieran”. ¿Qué son
“estas cosas”? Evidentemente, el orden cósmico (permítase la re
dundancia). Si el universo fuera un conjunto caótico, laju sticia
sería desconocida; imperaría la ley del más fuerte o el azar. Pero
como la armonía, la supresión de la desmesura y la coherencia
HeráclitoJ_(27-08-18).¡ndd 98-99
E l kó sm o s de H e r á c lito
del kósmos existen, todas estas cosas (ra m a ) suponen que hay una
causa: laju sticia. Para M. Conche, en cambio, “estas cosas” son
las leyes de la ciudad (vó|aoL)18.
Digamos, finalmente, que lajusticia no sólo se ocupa de regir
ordenadamente el kósmos', el fr. 28 se ocupa también de organizar
la vida humana y el orden dentro del pensamiento. Es así como “la
justicia descubrirá a los autores y testigos de falsedades”. Nos ocu
paremos de este texto cuando tratemos el tema del conocimiento
en Heráclito.
18 M. C O N C H E (1986: 391).
Herácl¡to_l_(27-08-18).¡ndd 100-101
UNO ES TODO, TODO ES UNO
27/08/2018 16:33:21
N ésto r L u is C o rd ero
102
103
27/08/2018 16:33:21
N ésto r L u is C o rd ero
22 R. M O N D O L F O (1961: 197).
23 ¿Se tra ta acaso de un ap arato p a re cid o al llam ad o “to rn illo de A rq u ím ed es”, que
tien e fo rm a de e sp iral y que, al g ira r -m ovim iento curvo- p e rm ite que el agu a suba de
un nivel in fe rio r a u n o su p erio r -m ovim iento recto?
24 G .S. K IR K duda de la au ten ticid ad de esta ú ltim a frase (1962: 104).
104
25 M. M A R C O V IC H (1978: 115).
26 A sí e xp lica el p ro ce so Ps.-Plutarco, Strom. 2.
105
27/08/2018 16:33:21
N ésto r L u is C o rd ero
27 M .D ixsau t, n o ta 38 de su trad u cció n fra n ce sa del Fedón (1991, París, G F -Flam m arion).
28 G .S. K IR K (1962: 132)
106
individualizados como fr. 104a y 104b), con lo cual el fr. 111, re
cién analizado, pareciera ser un ejemplo de la suerte de máxima
que expresa el fr. 110: “Es mejor para los hombres que no ocurra
lo que desean”. Gh H. Kahn, que comenta ambos fragmentos al
mismo tiempo, los interpreta desde el punto de vista moral, y para
ello se poya en una inscripción del templo de Délos, citada por
Aristóteles: “Ser muy justo es bello, y ventajoso tener buena salud.
¡Qué placentero es alcanzar lo que se desea!”29. Kahn la relaciona
con las dos citas de Heráclito. Este, fiel a su costumbre, criticaría
la máxima, y por eso sostiene que es mejor que no ocurra lo que se
quiere, porque entonces la salud supondría que hay enfermedades,
la saciedad que existe el hambre, etc.30 No compartimos esta inter
pretación de Kahn, que, a nuestro juicio, empobrece la riqueza del
fr. 111. M. Conche encuentra una suerte de consejo para controlar
los deseos: “la alegría y el dolor son indisociables, por ejemplo, en
un creador: hay que asociarlas en nuestro deseo”31. Por otra parte,
Kirk, Marcovich y Mouraviev niegan toda relación entre ambas citas.
En el fr. 88 Heráclito vuelve a tomar como ejemplo al ser hu
mano, si bien la segunda parte del fragmento va a requerir una
explicación diferente de la primera: “Lo mismo (xaúxó) está (¿vi)
en [lo] vivo y [lo] muerto, el despierto y el dormido, [lo] joven y
[lo] viejo, pues éstos, cambiando, son aquéllos, y aquéllos, a su vez,
[son] nuevamente éstos”.
La noción de identidad es la que predomina y por ello Heráclito
la coloca al comienzo de la primera frase: xaúxó. En la fórmula del
lógos, “lo mismo” representa a la unidad, a é'v, que “está”32 en tres
pares de opuestos. Los pares de opuestos, por su parte, aluden a una
multiplicidad, a n á v x a . En cierta medida, hay una noción ausente,
aquella retomada por “lo mismo”, que es la más importante de la
cita, y no creemos equivocarnos si decimos que alude a la phúsis.
Recordemos que el fr. 1 afirmaba que para conocer cada cosa había
que relacionarla con lo que ocurría “según la pkúsis”. Cada uno
de los tres pares de opuestos es “lo mismo” porque la pkúsis “dice”
que “uno es todo”.
Este fr. 88 es un ejemplo paradigmático de la complicidad que
Heráclito exige del lector-oyente para que comprenda su mensaje.
En efecto, aparentemente hay tres pares de opuestos que comparten
107
27/08/2018 16:33:21
N ésto r L u is C o rd ero
una misma razón de ser: cada par coincide en “algo” único, que los
armoniza. No obstante, una lectura superficial del texto no puede
dejar de reparar que Heráclito sugiere, al menos en dos de los pares,
algo extraño: que lo viejo rejuvenezca y, más extrañamente aún, que
lo muerto renazca. Esta curiosa situación ocurrirá en el mito del
Político (268e-274e), donde Platón, por razones didácticas, quiere
justificar la presencia de la necesidad en el universo. Es probable
que ya antes de Platón, en Anaximandro haya habido una concep
ción cíclica del tiempo, pero ella sólo se detectaría en el regreso de
la realidad a la pkúsis indefinida de la que surgió. Recién en Empé-
docles habrá un ciclo con dos etapas contrarias, pero es bastante
confusa la descripción de las etapas intermedias. Nada semejante
hay en Heráclito. ¿Por qué dice entonces que, cambiando éstos son
aquéllos y aquéllos, al cambiar a su vez, son éstos?
La clave de la explicación está en el único par que no ofrece
problema alguno, el despierto y el dormido. Nuestra experiencia
cotidiana muestra que es “lo mismo” quien está despierto, y quien
luego dormirá, y que éste, a su vez, volverá a estar despierto, etc. El
proceso es indudablemente cíclico. Y para separar esta pareja de
opuestos de los otros, Heráclito la individualiza con artículos, xó
¿yoqyooóc;, xó KaGeübov: algo (neutro) que está dormido, y algo
(neutro) que está despierto. Hay un devenir de un estado al otro,
y ese devenir es sin duda cíclico. Incluso hasta se podría interpre
tar que un opuesto crea al otro, ya que el dormido proviene del
despierto (pues antes de dormirse estaba despierto) y si alguien se
despierta es porque estaba dormido.
En los otros dos casos de opuestos no hay artículos. Evidente
mente, los problemas subsisten, y ahora se trata de explicar cómo lo
muerto y lo viejo pueden ser cambios de lo vivo y de lo joven. Se nos
ocurre que la explicación se encuentra en un texto que ya analiza
mos, el fr. 111, que oponía la enfermedad a la salud, el hambre a la
saciedad y el cansancio al reposo y decía que es uno de los opuestos
el que hace tomar conciencia -diríam os hoy- del otro. Lo mismo
ocurre con vida y muerte, juventud y vejez. La vida es la muerte al
revés. Sólo de algo vivo se puede decir que morirá, y si algo murió
es porque estaba vivo. El proceso no es cíclico, como en las acciones
de despertarse y de dormirse, pero cada uno de los términos tiene
sentido sólo en función del otro. Y otro tanto ocurre con la juventud
y la vejez. Solo algo que fue joven puede envejecer, y sólo algo que
llegó a la vejez fue alguna vez joven. Gomo escribió M. Conche, “el
pensamiento de la vida no es posible sino con el pensamiento de
108
33 M. C O N C H E (1986: 374).
34 Ch. H . K A H N (1979: 216).
109
27/08/2018 16:33:21
N ésto r L u is C o rd ero
35 R. M O N D O L F O (1961: 2 9 0 ).
36 E l térm in o , que suele utilizarse p ara alu d ir a los p laceres propios de los b an q u etes (ver
H o m ero , Odisea'K'K.8) y pu ed e sig n ific a r tam b ién “a le g ría ”, es u n a c o n je tu ra p ro p u esta
p o r Sylburg en 1592. T o d o s los in té rp re te s, con la e x ce p ció n de M ouraviev, en tre ellos
Diels, p re fie re n la le ctu ra de los m an u scrito s, £Útj}QÓvr|, “n o c h e ”.
37 R . M O N D O L F O (1961: 283).
110
38 R. M O N D O L F O (1961: 28 7 ).
39 V er H om ero , I lía d a X IV .231 y H esíod o, Teogonia 211-212.
40 E. H Ü L S Z P IC C O N E ( 2011: 248).
N ésto r L u is C o rd ero
41 R . M O N D O L F O (1961: 322).
112
46 W. JA E G E R (1967: 43)
47 Ch. H . K A H N (1979: 278)
114
1 G .S . K IR K (1962: 187)
2 G .S . K IR K (1962: 201).
3 M. C O N C H E (1986: 77) se o p o n e a esta asim ilació n : p a ra “d ios” H e rá clito u tiliza
0£ÓC y alg u ie n “ta n cu id ad oso con el le n g u aje com o él, n o em p lea o tra p a la b ra p ara
d esig n ar a la m ism a cosa”. E l trad u ce 5aí|a&iv p o r “ser d ivino”.
N ésto r L u is C o rd ero
4 M. M A R C O V IC H (1978: 3 47)
5 F. F R O N T E R O T T A (2013: 376).
6 Ch. H . K A H N (1979: 261).
116
7 G .S . K IR K (1962: 201)
N ésto r L u is C o rd ero
118
120
122
Heráclito_l_(27-08-18).¡ndd 122-123
U no es to d o , to d o es uno
solo lo que está vivo puede morir. En los ejemplos del fr. 126, nada
puede enfriarse si antes no estaba caliente, o humedecerse si no
estaba seco. Recién cuando algo se calienta decimos que estaba
frío (salvo casos de pertenencia absoluta de una calidad, como
sería el caso del hielo). Es la alternancia de estados (pluralidad)
la que justifica la unidad de aquello que es susceptible de adoptar
cualidades opuestas.
En el texto Heráclito utiliza cuatro verbos en tercera persona,
“enfriarse”, “calentarse, “humedecerse”, “mojarse”, pero, en reali
dad, cuando algo se enfría, “deviene” frío, y cuando algo se seca,
“deviene seco”. Esta idea de que algo “devenga” lo que antes no era
se expresa en griego con el verbo yíyvo|aai, “devenir”, “llegar a ser”,
y Platón la utiliza en uno de los argumentos a favor de la inmortali
dad del alma, que tiene indudablemente reminiscencias heraclíteas.
El argumento se refiere a todo aquello que comporta un “devenir”
(yí;varis); en ese caso, los contrarios “devienen” (yíyvexai) de los
contrarios (Fedón 70e2), y Platón lo presenta como una necesidad:
“En al caso de todo aquello que posee un contrario, ¿no es acaso
una necesidad que ese contrario no provenga sino de su contrario?
Por ejemplo, cuando algo deviene grande, ¿no es necesario que
antes haya sido más pequeño?” (e 4-9). Esto es así porque “hay un
devenir recíproco de cada uno de los términos respecto del otro”
(Id. 7lbl0)...y luego ofrece el ejemplo de “dormir” y “estar despierto”
(el), como Heráclito en el fr. 88.
En realidad, hay en Platón una adaptación del argumento a una
realidad substancial, el alma, que primero está en lo de Hades (o
sea, estaría no-viva) y que luego revive. M. Guéroult, en un artículo
célebre22, criticó severamente esta petitioprincipa de Platón, a saber,
que el alma, incluso no-viva (¿muerta?) está en el Hades. En el
caso de Heráclito el sujeto de los cuatro verbos son entidades “ya”
calificadas: “las cosas frías”, “las cosas cálidas”, etc., y el proceso
que va de un opuesto al otro es reversible. G.S.Kirk resume de esta
manera el contenido del fr. 126: “Yo trato de sugerir que es mejor
tomarlo como otro ejemplo del hecho de que los opuestos, ya sean
absolutos o relativos, se alteran el uno en el otro, y forman así, a
pesar de su aparente diferenciación, una unidad esencial”23.
Siempre dentro de los fragmentos que presentan ejemplos de
contrarios que coexisten en una unidad hay un texto que, de una
Finalmente podemos citar el caso del fr. 58, que poco tiene de
filosófico, pero que pone en evidencia que un opuesto (en este
caso, los médicos-cirujanos) dependen del otro (los pacientes): “Los
médicos, que operan, cauterizan y torturan de todas las formas
posibles, se quejan porque no perciben un pago conveniente de
parte de los enfermos para hacer estas cosas”. Gomo en el caso de
otras parejas de opuestos, si no existiese uno, tampoco existiría el
otro, o, como observara R. Mondolfo, “los médicos utilizan medios
penosos, pero lo que a prima, facie es malo, resulta bueno; en con
secuencia, bien y mal son lo mismo”25.
24 M. M A R C O V IC H (1978: 137).
25 R. M O N D O L F O (1961: 56).
124
126
1 K. R E IN H A R D T (1916: 20 6 ).
2 Fr. 91, P lu tarco, Sobre la E de D elfos 1 8 .3 9 2 B; fr. 12, A rio D íd im o, seg ú n E nsebio,
P raeparatio Ev. X V .2 0 .2 ; fr. 4 9a, F le rá clito (es u n h o m ó n im o ). Cuestiones hom éricas 24.
N ésto r L u is C o rd ero
3 M. M A R C O V IC H (1978: 148).
128
130
6 E n la p ág in a 179e5d ice que estas d o ctrin a s son h e ra c lítea s e in clu so an te rio re s (Ka'l
eti TiaAaiOTÉQ&iv)
132
15 F. F R O N T E R O T T A (2013: 22)
N ésto r L u is C o rd ero
L a “gnoseología” de H eráclito
Si, como dicen tanto Aristóteles (Retórica r.5.1407bl4) como
Sexto Empírico (Adv. Math. VII.132) el libro de Heráclito comen
zaba con la cita que hoy conocemos como “fragmento 1”, ya desde
el principio de la obra, junto a la novedad que el filósofo (o, más
bien, el “sabio”) comunicaba a sus eventuales oyentes-lectores,
había un mensaje indudablemente pesimista: los hombres no son
capaces de comprender su mensaje. Heráclito no utiliza el condi
cional ni el potencial: dice que ellos devienen (yívovTCü) siempre
(del) incapaces de escuchar su palabra (Aóyog). Y la misma idea
reaparece en el fr. 2, citado por Sexto Empírico a continuación del
fr. 1, donde Heráclito recurre a la expresión que, en su filosofía,
es sinónimo de “los hombres”: ol ttoÁAol. Dada la insistencia en
subrayar la incapacidad humana, ya desde el comienzo de su libro,
para captar una teoría que, en el fondo, no parecería ofrecer di
ficultades, debemos interrogarnos sobre la concepción que tiene
Heráclito del ser humano, es decir, sobre la condición humana, y
de su capacidad de conocer.
El estado fragmentario en que llegó hasta nosotros el texto de
Heráclito nos obliga a avanzar con precaución si pretendemos
encarar el tema de una eventual “antropología” en su filosofía. Su
caso no es una excepción, pues otro tanto ocurre con los filóso
fos precedentes y el panorama recién comienza a clarificarse en
Empédocles y Demócrito, y llega a su culminación en Platón. Para
justificar el pesimismo de Heráclito deberíamos preguntarnos, en
función de la eventual o posible antropología, cuál es el órgano
que se ocupa del conocimiento, y por qué fracasa en su intento por
conocer. Demás está decir que no podremos resolver con absoluta
certeza ambas incógnitas.
Gomo en Parménides16, pareciera que el responsable del pen
samiento y de la reflexión es el vóoc;, “el intelecto”, ya sea solo:
“La erudición no educa el vóoc;” (fr. 40), “Los que hablan con
vóoc;...” (fr. 114), ya sea acompañado en una ocasión por (j)of]V, “la
inteligencia”, “¿Qué vóoc; o (|)of]v tienen ellos...? (fr. 104). No hay
elementos concretos, en cambio, para localizar al intelecto17 o a la
inteligencia. Con las precauciones del caso, podemos suponer que,
como ocurrirá con casi todos sus colegas, también en Heráclito el
alma, la ifjuxq, es probablemente la sede de los órganos del pensa-
136
18 M. M A R C O V IC H (1978: 32) trad uce “si tien e n ”, con valor con d icio nal, ergo, restrictivo.
19 S eg ú n Ch. H . K A H N (1979: 107), “éste es ap aren tem ente el p rim er caso en la literatu ra
en el cu al la p a la b ra ‘a lm a ’ es usad a p a ra alu d ir a l p en sam ie n to r a c io n a l”.
20 E l fr. 101a estab lece, en cam bio, u n a je r a r q u ía : “L o s ojos, en efecto , son testigos m ás
c ertero s que los oíd os”.
N ésto r L u is C o rd ero
138
L a ignorancia
Ya vimos que quien es objeto del máximo reconocimiento por
parte de sus ciudadanos, el más renombrado, acumula, en realidad,
sólo opiniones, puntos de vista, pareceres, todo lo cual es falso (fr.
28). La segunda parte de la cita es contundente. Laju sticia (que,
recordemos, es la que fija incluso los límites del Sol, fr. 94) castiga
rá a los fabricantes de mentiras (tanto a quienes elogiaron al falso
sabio como a éste mismo), es decir, a los ignorantes.
El fr. 17 generaliza la crítica: “La mayoría (ttoAAol) no compren
de ((j)QOV£OUcrL) las cosas tal como las encuentran, ni siquiera una
vez que aprendieron a conocerlas; sólo les parecen (óoicaium) a
ellos”. El verbo SoivéoucrL está emparentado con b ó £ a . Pero ocurre
que las opiniones no tienen ningún valor. Obsérvese que Heráclito
admite que la opinión puede imponerse incluso a la evidencia de
las percepciones, pues la frase “las cosas tal como se encuentran”
alude sin lugar a dudas a la experiencia cotidiana, que, ya en el fr.
72, resultaba incomprensible para quienes “se separan” del lógos.
Por consiguiente, asimilar “opiniones” a “realidad sensible” no tiene
sentido. La opinión es una categoría gnoseológica, no ontológica.
A la “realidad sensible” o se la capta cómo es, o se la capta sólo
como parece que es, y en ese caso se forjan opiniones, que, como
sugiere el fr. 17, se imponen a lo que capta la sensibilidad. Gomo
observara M. Conche, la mayoría “conduce las cosas hacia ellos,
hacen de ellas objetos de un sujeto epistemológico; las aprisionan
según sus principios y sus axiomas, a los cuales ellas deben plegarse
para merecer su mirada”27.
Heráclito se pregunta incluso si la mayoría es capaz de pensar:
‘VQué pensamiento (vóoc;) o inteligencia (c|)ofjv) tienen ellos?” (fr.
104). Para M. Marcovich la pregunta supone que esa gente “está
27 M. C O N C H E (1986: 53).
140
fuera sí”, que son “locos”28. En realidad, si piensan mal, dice la fra
se siguiente, es porque los ignorantes eligieron mal a su maestro:
“Se dejan persuadir por los cantores populares (Sr)|acov) y se valen
de la masa (Ó|JÍAc¡l>) como maestro (SL5acn<:áAc¡L>), sin ver que ‘los
muchos (ol ttoAAoi) son malos, y los pocos, buenos’“. Este dicho
tradicional parece inspirarse en una frase atribuida a Bias, uno de
los Siete Sabios, respetado por Heráclito (ver fr. 39): “La mayoría de
los hombres son malos” (fr. 90 de Bias). Respecto de los “cantores”,
ya en varias ocasiones Heráclito mencionó a Homero y a Hesío
do29, a los que nosotros llamamos “poetas”, pero que en griego se
llaman “aedas” (áoLbóg, “cantores”). Evidentemente, de esta clase
de “maestros” sólo se pueden aprender “opiniones” (5ócCü). Agre
guemos que un sinónimo de bóE a (y de SoKoCrvxa), siempre con
la significación de “opinión”, de “lo que parece”, es So£ácr|aaxa.
De ella se ocupa el fr. 70: “Las opiniones (So£ácr|aaxa) humanas
son juegos de niños”. Y otro sinónimo, derivado esta vez del verbo
OLÓ|aaL, “estimar”, “presumir”, oíqmc;, figura en el fr. 46, donde di
rectamente se trata a la opinión como una enfermedad: “La opinión
(ou](Ttq) es una enfermedad sagrada”30. Zenón el estoico escribirá
que “nada hay más incompatible para adquirir el conocimiento
que la oíqmc;” (según Diógenes Laercio, V II.23).
El fragmento 56, del cual ya nos ocupamos, aunque someramen
te, vuelve hablar de los niños y confirma que no sólo los hombres
(esta vez, sin restricción), sino también “el más sabio de todos los
griegos” se dejó engañar por lo evidente: “Los hombres se dejan
engañar respecto del conocimiento (yvcomv) de las cosas evidentes
((jxxwocov), de modo semejante a Homero, que [no obstante] llegó
a ser el más sabio de todos los griegos, y, sin embargo, unos chicos
que mataban piojos lo engañaron diciéndole: ‘Los que vimos y
atrapamos, los abandonamos; los que ni vimos ni atrapamos, los
llevamos’“. Además de la crítica de la percepción inmediata, que ya
analizamos más arriba, en este fragmento, como en tantos otros,
Heráclito se apoya sobre nociones contrarias, en este caso, ver y no
ver, atrapar y abandonar.
Al comienzo de la sección anterior dijimos que apriori, Heráclito
es optimista. Todos tienen la posibilidad de captar “este” lógos que
transmite “su” lógos. Pero ya al comienzo de su libro confiesa que
28 M. M A R C O V IC H (1978: 363).
29 A H esío d o las M usas “o fre c ie ro n u n b e llo c a n to ” (áoi&rjv) (Teogonia 22).
30 “E n fe rm e d a d sagrad a” e ra el n o m b re corre sp o n d ie n te a la epilepsia.
N ésto r L u is C o rd ero
31 R. M O L D O L F O (1961: 22).
32 O tra trad u cció n posible sería: “A unqu e hayan escu ch ad o ”, o, lite ra lm e n te , “escu
ch a n d o ”.
33 C. D IA N O -G . S E R R A (1980: 109).
142
37 M. H E ID E G G E R (1958: 339).
38 R. M O N D O L F O (1961: 283).
144
45 R. M O N D O L F O , loe. cit.
46 M .M A R C O V IC FI (1978: 57) in te rp re ta estas p alab ras (que, seg ú n él, son u n “ad agio
p o p u la r”) de m a n e ra d iferen te: “C o m o los p erros, los h o m b res (de E feso) a ta ca n to d a
d o ctrin a nueva sin siq u iera in te n ta r co m p ren d erla”.
146
47 C. D IA N O -G . S E R R A (1980: 162).
N ésto r L u is C o rd ero
48 A lgo sim ilar d irá P lató n en el Fedro re sp e cto de los texto s escrito s y la p in tu ra: “Los
seres fab ricad o s p o r la p in tu ra están erg u id o s, com o si estuviesen vivos, p e ro cu an d o
se los in te rro g a se qu ed an h ie rá tico s y en sile n cio ” (275d ).
49 Ju e g o de p alab ras en tre “e sta r lo co ”, |aaív£crr0ai, y |aiaív£cr0ai, “e star m a n ch a d o ”.
148
50 M. C O N C H E (1986: 173).
51 L u cio C o lu m ela, en u n te x to co n sid erad o a veces com o fr. 37 de H eráclito , d ice lo
sig u iente: “H e rá clito dice que los cerd o s se lavan en el lo d azal y las aves de c o rra l en
el polvo o la cen iza”.
52 C. D IA N O -G . S E R R A (1980: 191).
53 H ades n o es u n lugar, sino el n o m b re del resp o nsab le del lugar. L a exp resión h abitu al
“en el H ad es” n o tien e en c u e n ta este h ech o .
N ésto r L u is C o rd ero
150
1 M. C O N C H E (1986: 159).
2 W .K .C . G U T H R IE (1962: 476).
N ésto r L u is C o rd ero
3 V e rM . M A R C O V IC H (1978: 325).
152
píritu” (Esquilo, Agamemnón 220). Respecto del fr. 14, Ch. H. Kahn
sostuvo que Heráclito, “a pesar de su gran respeto por el vó|ao<; en
tanto orden legal y fundamento moral de la ciudad, en materia de
piedad y de destino del alma denuncia ‘lo que se considera por los
hombres’ como un tejido de locura y de falsedad”4.
Es verdad que las creencias populares hubiesen podido ofrecer
una solución posible para conocer el futuro: recurrir a un ¡aávTLc;,
es decir, a un adivino o a un profeta oracular. Heráclito desalienta
a priori a quien pretende seguir este camino, ya que la respuesta
del oráculo será forzosamente enigmática: “El señor (ó áva£), cuyo
oráculo (xó |aavx£Íov) está en Delfos, ni dice (A¿ya) ni oculta, sino
que ofrece signos (or)|aaLV£L)” (fr. 93)5. Además, Apolo, el “señor”
del oráculo, se expresa por intermedio de una pitonisa que habla
con una voz que, si bien gracias al dios, proviene del pasado (es
“milenaria”), profiere, no obstante, conceptos desordenados: “La
sibila, con su boca delirante (|aaLVO|a£VC¡L>6), pronuncia [dichos]
tristes (dyéAaaxa), desaliñados (aKoAAcóracrTa), sin perfume
(á|aÚQLaxa), con una voz que viene desde hace mil años, a causa del
dios” (fr. 92). En ambos textos Heráclito desconfía de la precisión
del mensaje oracular; en el primero, porque la respuesta es una
suerte de petitio principa, ya que, a su vez, debe ser descifrada; y, en
el segundo caso, por el carácter desaliñado del mensaje. Los dos
fragmentos merecen una explicación más detallada.
El fr. 93 comienza con un habitual para referirse a Apolo,
ya en Homero7 (el tratamiento de “señor”), y que quizá, en el caso
de Heráclito, esconda una cierta ironía. Es digna de mencionar,
además, la oposición entre “decir” (Aéyei) y “ocultar”, la cual
demuestra el peso significativo que tiene en Heráclito el verbo
“AeyeLv”, que no es evidente en la traducción habitual por “decir”.
En este caso sería sinónimo incluso de “mostrar”, “poner en evi
dencia”. El lenguaje significativo de Apolo es pronunciado por una
voz que no se esfuerza en clarificarlo; al contrario, a los “signos”
del dios la pitonisa no los armoniza, los presenta con un lenguaje
que no es un Aeyeiv, sino sólo una serie de sonidos emitidos por
la voz (verbo (j)0 éyyo |aaL, que hemos traducido por “pronuncia”8).
Los tres adjetivos que acompañan al verbo “pronunciar” contienen
una a- privativa, y parecieran antropomorfizar lo que se dice, pues
parecen atribuirse a un ser humano: triste, desaliñado, sin perfume.
La referencia al olor o perfume es extraña. Quizá en otros contextos
las ceremonias religiosas recurrían al uso de perfumes o incienso,
mientras que en el caso de oráculo no era así, y por eso Heráclito
la devalúa. Sea como fuere, la crítica de Heráclito a quienes consul
tan los oráculos es evidente. Al respecto, Ch. H. Kahn pronuncia
un juicio lapidario: “Si la masa acepta que la sabiduría provenga
de labios delirantes, podemos decir que ella está tan loca (“mad”)
como la misma sibila”9.
8 E l v erbo tien e tam b ién el sig n ificad o de “re s o n a r”. Ya m e n cio n am o s su uso p o r p arte
de P latón en el Cratilo'. lla m a r “H erm ó g en es” a algu ien que n o es de la e stirp e de H erm es
es sólo e m itir u n ru id o v ocal (430a5).
9 Ch. H . K A H N (1979: 126)
154
11 E sta re c o n stru c ció n fu e p rop u esta en 1795 p o r G e o rg G. F ü lle b o rn en Fragm ente des
Parm enides, Z u llichau ,
12 A ristóteles, com o vim os, se re fie re sólo a la p a la b r a “A óyoc” en el fr. 1 cu an d o dice
que H e rá clito n o usa c o rre cta m e n te las p a rtícu la s de p u n tu ació n .
156
13 R. M O N D O L F O (1972: C X X ).
14 R. M O N D O L F O (1972: C X X I)
15 G .S. K IR K (1962: 15).
N ésto r L u is C o rd ero
158
160
dijo, “tam b ién aquí, hay d ioses”. L o s in té rp re te s d ed u cen que H e rá clito se re fe ría al
fu eg o, que seg u ram en te estab a en ce n d id o en su c o c in a (A ristóteles, L a s p artes de los
an im ales A .5 .6 4 5 a l7 ).
20 E . H Ü L S Z P IC C O N E (2011: 185).
N ésto r L u is C o rd ero
162
mundo sea eterno. Ella dice que un orden o una combinación, fue,
es y será. En otros términos: las cosas han estado siempre combi
nadas así, y así quedarán [...] El orden es eterno”22.
Este orden, dice Heráclito es “el mismo para todos”. Guando ana
lizamos el fr. 16 vimos que nadie escapa a lo que nunca se oculta,
que es la ley que rige todo. Incluso ahí donde parece estar ausente,
por ejemplo, el cosas arrojadas al azar, el lógos las “ordena” y las
embellece, como vimos en el fr. 124. El fr. 30 retoma esta noción de
universalidad del lógos e incluye en ella, ahora inequívocamente, a
los tradicionales elementos opuestos. No caben dudas entonces de
que en el fr. 30 la noción de logos, aunque ausente, está presente (in
versamente a la afirmación del fr. 34, donde se hablaba de quienes
no escuchan al lógos y que, por ello, presentes, estaban ausentes).
La eternidad del orden que constata el lógos p u ed e com pararse a
la que existe en un fuego que nunca termina de extinguirse, que
está siempre vivo (aaCcoov), pero -repetimos, apoyándonos una vez
más en G. Ram noux- no es el kósmos el que se enciende y se apaga.
Gomo dicen J. Bollack y H. Wismann, “el fuego no es ni sujeto de
las tres formas del verbo ‘ser’, ni atributo, sino aposición al sujeto,
el mundo”23. Seguramente en virtud de su parquedad expositiva,
Heráclito no aclaró que “este orden es como un fuego, etc.”. Parmé
nides, más locuaz, aclaró que el hecho de ser es como (évaAíyKLOv)
la masa de una esfera” (fr. 8.43) (lo cual no impide que hasta hoy
haya quienes hablen del ser esférico de Parménides...). En Heráclito
es el lector-oyente quien debe captar que se trata de una analogía.
Gomo ya dijimos, las etapas sucesivas que consisten en regenerar
la llama y conservarla en forma de brasa para que pueda volver a
encenderse son u n a imagen del ritmo tónico (como dirán los estoi
cos) de las tensiones opuestas que deben finalmente armonizarse.
Se le puede aplicar al fuego heraclíteo la imagen que él mismo
utiliza para el Sol: tiene que conservar sus medidas. La repetición
del término ¡aéxQa en el fr. 30, que hemos traducido por “mesura
damente”, se encuentra también en el fr. 94, que se refería al Sol:
no caben dudas de que Heráclito sugiere que existe una relación
entre ambos pasajes, y que es la noción de “medida” la que preva
lece, que es válida tanto para el fuego-imagen como para el Sol
manifiesto. El “prenderse” y “apagarse” del kósmos no es físico: es
una imagen de la lucha que se da entre las tensiones opuestas que
22 C. R A M N O U X (1968: 257)
23 J . B O L L A C K -H . W ISM A N N (197: 132).
N ésto r L u is C o rd ero
164
26 M. M A R C O V IC H (1978: 203).
27 E n 1879, H e rm an n D iels reconstruyó g ra n p arte del texto en su ob ra D oxographigraeci.
E l pasaje citad o corresp o n d e a la p á g in a 2 8 3 de este trab ajo .
N ésto r L u is C o rd ero
166
L a inexistente conflagración
Gomo es sabido, los estoicos, en un regreso al pasado que Zenón
de Citium atribuyó a una invitación del dios a “compenetrarse con
los muertos”3 (ver Apéndice I [a]), tomaron varios elementos de
Heráclito, especialmente la noción de un lógos trascendente que,
en ellos, asumió también la función de “productor”. Atribuir a la
herencia heraclítea otras concepciones, en cambio, es dudoso, entre
ellas la de conflagración, según la cual en determinado momento
el fuego consumirá por completo al universo, que luego volverá a
renacer. “En la destrucción periódica del universo, que se produ
ce en períodos máximos, los que sostienen que todo se consume
por el fuego (a lo que llaman “conflagración”), no admiten que
haya una destrucción en sentido literal, sino que usan el término
1 E. H Ü L S Z P IC C O N E (2011: 188).
2 G .S. K IR K (1962: 34 6 ).
3 “H ab ien d o p re g u n tad o a l o rá cu lo qué d ebía h a c e r p a ra vivir de la m e jo r m a n e ra
posible, el dios resp o n d ió que fre c u e n ta ra a los m u ertos. [Y él] in te rp re tó que d ebía
c o m p e n e trarse con los [filósofos] an tig u o s” (D iógenes L a ercio , V IL 2).
168
4 Segú n T acian o (siglo II d.C.) “después de la co n flag ració n n ace rán los m ism os hom bres
p a ra h a c e r las m ism as a ccio n es, p o r ej em plo, A n ito y M életo p a ra acusar. B u sil is p ara
m a ta r a sus hu ésped es. H ércu les p a ra llevar a cab o sus h ero icos trabíy o s” (Contra los
griegos, 5, P. 6 = ST/F L 1 0 9 ). S e g ú n N em esio, “h a b rá nu evam ente u n S ó crate s y u n P latón,
y cad a u n o de los h om b res, con los m ism os am igos y los m ism os con ciu d ad ano s; c re e rá n
en las m ism as cosas, re a liz a rá n los m ism os sucesos, y cad a ciudad, cad a re g ió n y cad a
cam p o volverá a ser com o e ra ” (Sobre la n atu raleza d el hombre, 38 = 1.109). E sto b eo , p o r
su p arte , d ice que “Z enón, O leantes y C risip o sostien en que la su stan cia se tran sfo rm a
en fu eg o, y, com o si fu e ra u n a sim iente, de él n a ce n u evam ente el o rd e n am ie n to del
universo, tal com o e ra an te s” (E elog a el, p. 171 W. = S V F II.5 9 6 ).
5 R . M O N D O L F O (1966: 242).
N ésto r L u is C o rd ero
170
172
174
1 M. C O N C H E (1986: 334).
Herácl¡to_l_(27-08-18).¡ndd 176-177
EPÍLOGO
178
180
182
184
186
11 R. M O N D O L F O (1972: C L X IV ).
N ésto r L u is C o rd ero
Platón, cuatro por Aristóteles), son sus comentarios los que caracte
rizaron ya en una dirección específica el pensamiento de Heráclito,
que fue la que se impuso desde entonces: Heráclito es, en el caso
de Platón, el filósofo de “todo fluye”, y, en el caso de Aristóteles el
filósofo que propuso el fuego como elemento básico de la realidad.
Ambas interpretaciones son indudablemente valiosas, pero son
susceptibles de ser criticadas a la luz de los textos auténticos del
filósofo, puesto que son los textos originales los que deben confir
mar a los comentarios, y no a la inversa. En las secciones correspon
dientes nos hemos ocupado de las interpretaciones de Platón y de
Aristóteles, y vimos que nada justifica ambos prejuicios.
12 L as citas están n u m erad as de 1 a 126, p e ro hay siete frag m en to s que tien e n u n a p arte
“b ”, citad o s p o r sep arado.
13 E . H Ü L S Z P IC C O N E ( 20111: 65).
188
14 Ver, contra, P ie rre H adot, “M arc-A u réle, était-il o p io m an e ?”, en M em orialA n dré-Jean
Festugiere (G in eb ra, C ram er, 1984, p. 38).
15 J .L . G A L L E R O -C .E . L Ó P E Z (2 0 0 9 : 248).
N ésto r L u is C o rd ero
190
192
20 O . M A SSO N (1995: 2 2 5 -2 3 0 ).
21 J . M A N SFE L D (1986: 3 0 0 -3 0 1 ).
22 C on re sp e cto a N icea, J . M A N SFE L D atribuye al p rov in cian ism o que h a b ría rein ad o
en d ich a ciudad la ig n o ra n cia de D .L . de las ten d en cias con tem p o rán eas d el p latonism o
y del aristo telism o (1986: loe.cit.).
23 T. D O R A N D I (1992: 123).
24 S e g ú n J . M A N SFE L D (1986: 301), sería in clu so u n p o co a n te rio r a P lo tin o , y p o d ría
u b icarse “en las p rim eras d écad as d el siglo I I I ” (1986: 30 2 ).
25 C o m o tam p oco las hay al cristian ism o, que ya h a b ía com en zad o a co n stitu irse en
u n a te o ría filo só fic a con H ip ó lito de R o m a y C lem en te de A le jan d ría. M. G IG A N T E
(1991: X ) observa que tam p o co m e n cio n a a F iló n de L a risa n i a A n tío co de A scalón ,
dos p lató n ico s de los siglos II v i an tes de n u estra era.
* 111.47.
N ésto r L u is C o rd ero
27 Es d ifícil exp licar esta ú ltim a frase. J.F . B alau dé, responsable del L ib ro X en GOLTLET-
CA ZE (1999: 1259 n. 5), in te rp re ta la fó rm u la en u n sen tid o p ed ag ó g ico: u n a vez que
la le cto ra con ozca el tem a, él p o d rá ju z g a r si h a com p ren d id o o no. O tra trad u cció n
posible, m en os “d id áctica”, sería: “...y que tú p u e d a s ju z g a r”.
28 M. G IG A N T E (1991: X X V I).
29 M .-O . G O U L E T -C A Z É (1999: 9).
30 N uestras citas se b asan en esta ed ició n .
31 T. D O R A N D I (2013).
32 T. D O R A N D I (2 0 0 9 ).
33 V e r T . D O R A N D I (2012: 1).
194
196
197
27/08/2018 16:33:26
N ésto r L u is C o rd ero
198
200
HeráclitoJ_(27-08-18).¡ndd 200-201
A p é n d ic e II: F r a g m e n t o s r e c u p e r a d o s d e l l ib r o p e r d id o d e H e r á c l it o
41 E n su o b ra D oxographi G raeci (1879) H . D iels reco n stru y ó p a rte del tratad o p erd id o
de A ecio.
201
27/08/2018 16:33:26
N ésto r L u is C o rd ero
202
HeráclitoJ_(27-08-18).¡ndd 202-203
A p é n d ic e II: F r a g m e n t o s r e c u p e r a d o s d e l l ib r o p e r d id o d e H e r á c l it o
Stromateis II.8.1:
17 La mayoría (ttoAAol) no comprende (c|)oov¿oum), las cosas
tal como las encuentra, ni siquiera una vez que aprendieron a co
nocerlas; sólo les parecen (SoKéoucrL) a ellos [44, 65, 135],
Id., II.17.4:
18 Si no se espera lo inesperable, no se lo alcanzará, pues es
inalcanzable y problemático [142, 147],
Id., II.24.4:
19 Al no saber escuchar, tampoco saben hablar [132, 137],
Id., III.14.1
20 Una vez nacidos, quieren vivir y alcanzar su destino, y detrás
de ellos dejan hijos, que [también] alcanzan sus destinos [135]
Id., III.21.1:
21 Muerte es lo que vemos despiertos, sueño es [lo que vemos]
dormidos [106]
Id., IV A 2:
22 Los que buscan oro cavan mucha tierra y encuentran poco [133].
Id., IV.10.1:
23 No conocerían el nombre de lajusticia (SÍKqc;) si estas cosas
(toíütoí) no existieran [93],
Id.,. IV.16.1:
24 Los dioses y los hombres honran a quienes murieron a causa
de Ares [116, 144],
Id., IV.49.3:
25 Las mayores muertes violentas ( |aoooi) alcanzan los mayores
destinos ([aoLQac;) [116]
Id., IV.141.2:
26 En el placer (£úc|xxxrúvr])11 [el / un] hombre se pone en con
tacto (cí7tt£tíxl) con una luz, para sí mismo. [Guando] está muerto,
su vista está apagada. [Guando] está vivo, al dormir, con la vista apa
gada, se pone en contacto (ánTexaL) con el muerto. [Guando] está
despierto, se pone en contacto (ánTexaL) con el que duerme [104]
Id., IV.144.3:
27 A los hombres, una vez muertos, les aguarda lo que no espe
ran ni se imaginan [147],
Id., V.l.9.3:
28 El más renombrado (SoKL|acóxaxo<;) conoce [y] protege las
opiniones (S o iv é o v x a ). Laju sticia atrapará a los autores y testigos
de mentiras (i|)£u5orv) [44, 94, 134, 166],
Id. V.59.5
29 Los mejores prefieren una sola cosa en vez de cualquier otra,
la gloria eterna (icAtoq á év a o g ) entre los mortales; la mayoría (oí
ttoAA o Í), en cambio, está saciada como el ganado [134],
Id., V.104.2:
30 Este orden, el mismo para todos, no lo hizo (énoLqcrev)
ninguno de los hombres ni de los dioses, sino que siempre existió
(r]v), existe (é'oxiv) y existirá (é'oxai); [es] un fuego siempre vivo
(deíCcoov) que se enciende mesuradamente (¡aéxQa) y se apaga
mesuradamente (¡aéxQa) [156],
Id., V.104.3:
31 Cambios del fuego: en primer lugar, mar; una mitad del mar,
tierra; la otra mitad, tempestad (riQqoxqQ) [...] La tierra se disuelve
en mar y se mide en la misma proporción (Aóyog) que tenía antes
de devenir tierra [73, 160, 161].
Id., V.115.1:
32 Lo sabio, que es sólo una cosa (é'v), quiere y no quiere ser
llamado Zeus [41, 106, 143],
Id., V.115.2:
33 La ley consiste en obedecer al consejo de uno solo [16, 39,
76],
Id., V.115.3:
34 Los carentes de inteligencia (o£ÚV£xol), aunque escuchen
parecen ciegos. El dicho lo atestigua: presentes, están ausentes
[137, 138],
Id., V.140.5:
35 Es necesario que los hombres filósofos sean buscadores
(ícrxoQac;) de muchas cosas [37],
204
HeráclitoJ_(27-08-18).¡ndd 204-205
A p é n d ic e II: F r a g m e n t o s r e c u p e r a d o s d e l l ib r o p e r d id o d e H e r á c l it o
Id., VI.17.2:
36 Para las almas es muerte devenir agua, para el agua es muerte
devenir tierra, pero de la tierra surge el agua, y, del agua, el alma
[169],
IX.7 :
45 No encontrarás los límites (neLQaxa) del alma aunque reco
rras todo el camino (óbóv): tan profundo es su lógos [72, 167, 168,
170],
Id. :
46 La opinión es una enfermedad sagrada [136],
IX.73 :
47 No conjeturemos al azar (ebcrj) sobre [las cosas] más impor
tantes [141]
206
HeráclitoJ_(27-08-18).¡ndd 206-207
A p é n d ic e II: F r a g m e n t o s r e c u p e r a d o s d e l l ib r o p e r d id o d e H e r á c l it o
Id. id. :
52 El tiempo de la vida (alcóv) es un niño que juega a con pie-
dritas. El reino es del niño [159],
Id. id. :
53 El combate (TTÓA£|aoc;) es padre de todas las cosas, rey de to
dos, y a unos designa como dioses, a otros como hombres, a unos
hace libres, a otros esclavos [86, 115]
Id. id. :
54 La arm onía no m anifiesta, más fuerte que la m anifiesta
[79]
Id: id. :
55 Aquello de lo cual hay visión, oído e instrucción (|aa0r)(nq),
tiene mi preferencia [132].
Id. id. :
56 Los hombres se dejan engañar respecto del conocimiento
(yvcócrLv) de las cosas manifiestas ((jxxwocóv), de modo semejante
a Homero, que llegó a ser el más sabio de todos los griegos, y, sin
embargo, unos chicos que mataban piojos lo engañaron diciéndole:
“Los que vimos y atrapamos, los abandonamos; los que ni vimos ni
atrapamos, los llevamos” [136],
Id. IX .10:
57 Hesíodo es el maestro de muchísimos, y éstos consideran que
él posee muchos conocimientos, precisamente él, que no conoce
al día y a la noche, que son sólo uno [87, 111]
Id. id. :
58 Los médicos, que operan, cauterizan y torturan de todas las
formas posibles, se quejan porque no perciben un pago conveniente
de parte de los enfermos para hacer estas cosas [119],
Id. id.
59 El camino de los cardadores (yvaxj)écov) es recto y curvo: es
uno (|aía) y el mismo (aúxr))” [98]
Id. id. :
60 El camino (óbóg) hacia arriba y hacia abajo es uno (|aía) y
el mismo (cóuxr)) [96]
N ésto r L u is C o rd ero
Id. id. :
61 El mar, el agua más pura y más impura; salvadora y potable
para los peces, imbebible y destructora para los hombres [115]
Id. id. :
62 Inmortales mortales mortales inmortales, viviendo la muerte
de aquéllos, muriendo la vida de aquéllos [103, 163],
Id. id. :
63 [Es necesario] sublevarse contra lo que está ahí, y llegar a ser
guardianes vigilantes de los vivos y de los muertos [*]
Id. id. :
64 El rayo dirige todo [41].
Id. id. :
65 Heráclito llama al fuego cósmico “carencia y hartura” [163],
Id. id. :
66 El fuego, cuando llegue, juzgará y atrapará todas las cosas
[166, 167],
Id. id. :
67 El dios: día noche, invierno verano, guerra paz, saciedad
hambre; se cambia como cuando <algo>45 se mezcla con aromas
y es nombrado según como a cada uno le place (r)Sovr)) [104,
107, 111]
208
HeráclitoJ_(27-08-18).¡ndd 208-209
A p é n d ic e II: F r a g m e n t o s r e c u p e r a d o s d e l l ib r o p e r d id o d e H e r á c l it o
210
HeráclitoJ_(27-08-18).¡ndd 210-211
A p é n d ic e II: F r a g m e n t o s r e c u p e r a d o s d e l l ib r o p e r d id o d e H e r á c l it o
Id. 289b:
83 El más sabio de los hombres, frente a dios, parecerá un
mono, tanto en sabiduría, como en belleza como en otras cosas
[114]
Id. 18 :
91 No es posible en trar (é|a(3fjvaL) dos veces en el m ism o río
(tc¡l) oíutgj 7TOTOí|JüJ). Del mismo modo, no es posible tocar dos veces nada
mortal porque [como dice Heráclito] “Se dispersa y se reúne de nuevo,
se acerca y se aleja” [122, 124]
Id. 21 :
93 El señor (ó d v a £ ), cuyo oráculo (xó |aavx£Íov) está en Delfos,
ni dice ni oculta, sino que ofrece signos (or)|aaLV£L) [148, 149],
Del exilio 11 :
94 El Sol no sobrepasará (Ú7i£Q(3r)cr£xaL) las m edidas (¡aéxQa);
en caso contrario, las Erinias ( E oivuec;), auxiliares de laju sticia,
lo descubrirán [91]
Id. I V A 3 6 6 9 a :
96 Los cadáveres son m ás desechables que el estiércol [144],
Sobre si los ancianos deben participar del gobiern o 7:
97 Sólo los perros ladran a lo que no se conoce [141],
Sobre las fases de la luna 28:
98 Las almas husm ean en lo de Hades [145, 168],
Sobre la fortuna 7:
99 Si el sol no existiera, habría solo noche [92]
Gestiones platón icas 8:
100 El sol es quien preside y controla los cambios y “a las estaciones,
que todo ap ortan ” [*].
212
Id. V.7 :
117 Guando un hombre adulto está borracho se deja conducir
por un joven impúber, tambaleándose, sin saber adonde va, pues
tiene el alma húmeda [170],
Id. V.8 :
118 El alma seca, la más sabia y la mejor [170],
Id. IV.40 :
119 El dios (SaL|acov) es el carácter (r)0oc;) para el hombre
[ 110]
215
27/08/2018 16:33:27
N ésto r L u is C o rd ero
* * *
Después del fr. 126 la edición de Diels, que hemos tomado como
referencia, agrega dieciséis pasajes que se consideran apócrifos o
imitaciones. Hemos retenido solo uno, en función del prestigio
del citador y porque de él nos ocupamos en varias ocasionasen
nuestro libro:
216
218
220
HeráclitoJ_(27-08-18).¡ndd 220-221
ÍNDICE
Prólogo.....................................................................................................
Cuestiones preliminares......................................................................
Lugar, fecha de nacimiento, vida y personalidad..........................
El libro................................................................................................
La “oscuridad” ...................................................................................
Prejuicios metodológicos..................................................................
La filosofía de Heráclito......................................................................
Introducción............................................................................................
La filosofía antes de Heráclito.........................................................
Relación de Heráclito con otros sabios o filósofos........................
Crítica de la erudición......................................................................
Sabiduría vs. filosofía.........................................................................
Una manera diferente de explicar la realidad...............................
La posición de Heráclito..................................................................
Jenófanes, Heráclito y Parménides, aliados contra las opiniones
(5o£aí)................................................................................................
El lógos ................................................................................................................
El fragmento 50 (I): los dos lógoi....................................................
Lógos antes de Heráclito...................................................................
La utilización heraclítea de lógos......................................................
El lógos de Heráclito...........................................................................
Lógos y phúsis.......................................................................................
El alcance del lógos.............................................................................
El fragmento 50 (II): la unidad de la multiplicidad......................
El lógos y la legislación......................................................................
El kósmos de Heráclito...........................................................................
La armonía.........................................................................................
Las tensiones opuestas, el equilibrio...............................................
La lucha y lajusticia...........................................................................
La desmesura.....................................................................................
27/08/2018 16:33:27
U no es todo, todo es u n o .........................................................................................
El m étodo “acum ulativo”....................................................................................
Los opuestos, el ser hum ano y la v id a ..........................................................
El despierto y el d u rm ien te...............................................................................
Los opuestos y la div in id ad ...............................................................................
Sim ultaneidad y/o ciclo de los opuestos.......................................................
L a identidad y la im posibilidad de que “todo fluya” .................................
La mismidad y la identidad...............................................................................
Los fragm entos sobre el río: el inexistente “todo fluye” .......................
¿Cómo se originó la leyenda del “todo fluye y nada p erm an ece”?....
L a con d ición h u m an a................................................................................................
La “gnoseología” de H e rá clito .........................................................................
La ig n o ra n cia ..........................................................................................................
La posibilidad (y la necesidad) de co n o cer.................................................
La crítica de las creencias p opu lares.............................................................
L a “ física ” de H eráclito ............................................................................................
El fuego, im agen del kósmos...................................................................
La inexistente co n fla g ra ció n ...........................................................................
La constitución del a lm a ....................................................................................
E p ílo g o ............................................................................................................................