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TEMA
AÑO - 2022
INTRODUCCIÓN
Los sofistas eran maestros que deambulaban sin una escuela fija cobrando por sus
enseñanzas, haciéndose notar porque tenían el poder de persuasión y de convencimiento
con sus argumentos sin sustento es más importante que la veracidad de estos, siendo los
primeros en hacer de su conocimiento un negocio. (...)
Los sofistas eran muy buscados por la clase política, en donde la aparente
controversia de esa época se observa la réplica que se arrastra hasta nuestro tiempo en
que las clases políticas son capaces de prometer lo que sea, siendo entonces que el
movimiento de la sofistica estaba más en generar dinero, más que decir la verdad; si no
en decir falacias para confundir, para crear controversia de esa manera. (Cadavid, 2014)
El hecho por el cual no se puede estar del todo en contra de los sofistas por el hecho
que podría parecer la principal retribución por sus enseñanzas. (...), pero la razón de que
hicieran esto habría la posibilidad para aquellos que no pertenecían a la clase
aristocrática (como todos los otros filósofos quienes gozaban de una calidad de vida
elevada y que luego de sus menesteres profesionales tenían tiempo que podían dedicar a
la reflexión), y tuvieran así una oportunidad de crecimiento económico. (Antiseri, 2010)
En este tiempo irrumpe la democracia permite que la plebe tenga acceso a tales
asuntos intelectuales dándole una gran importancia al movimiento de los sofistas pues
permite que las clases menos pudientes tengan acceso a la sabiduría. (...)
Aun sabiendo lo antes mencionado se puede decir que no todos los que practicaban
la sofistica o los sofistas hablando específicamente eran farsantes o embusteros en la
Antigua Grecia se dividían en dos grupos: Los creadores y los Embusteros Los antes
mencionados eran los embusteros ahora bien basándonos en estos los creadores
transmitían lo que otros filósofos ya habían dicho, cobrando por sus enseñanzas. Sin
embargo, crearon el término arete que significa excelencia. Según lo que se conoce ellos
fueron los primeros profesores cobrando por sus enseñanzas retribuyendo como la Cuna
de la enseñanza la antigua Grecia, la cual fue donde se comenzó a meditar en la
Educación como tal proveyendo a la palabra Pedagogía (palabra que fue utilizada
por primera vez en Grecia). (García Gual, 2006)
Y entre otras cosas que tenían que ver con las masas, en donde se caracterizaban en
defender el relativismo moral, defender la retórica como método para trasmitir el saber,
según los sofistas la verdad es relativa, el filósofo es un individuo que ilustra y enseña,
defiende la democracia porque es un sistema que busca crear consenso y que genera un
debate, establecen que la ley no es eterna ni universal, la felicidad reside en el
reconocimiento a nivel público, se preocupan por las cuestiones que atañen al individuo.
(...)
CONCLUSIÓN
En conclusión, la sofistica y los sofistas fueron uno de los primeros maestros en el ser
como un efecto del decir, y conforme paso el tiempo muchas de su enseñanza; aunque no
construyeron una escuela filosófica, siguen utilizándose a lo largo de la vida, tanto
pedagógica, y política.
El buscar y retomar a los sofistas nos ayuda a entender fenómenos en la actualidad,
además, releer a los sofistas nos permite entender la forma como se estructura la
epistemología para analizar los fenómenos de la actualidad.
El pensamiento de los sofistas corresponde a un momento histórico del siglo V antes
de nuestra era. a pesar de que existen cerca de dos mil años de diferencio pudimos
observa la importancia que tiene estudiar a estos filósofos. El crear espacios para
discusión y dialogo sobre la filosofía sofista nos lleva a entender el funcionamiento de
las ciencias sociales y las humanidades. además. nos permite entender la forma como se
crearon las intuiciones y como están funcionando en nuestros dias.
Bibliografía
Antiseri y Reale. (2010). Historia de la Filosofía y la sofistica. Vol. 1. Ed. Herder.
Colombia. Pp. 20 - 26
.
Cadavid, L. M. (2014). “Los sofistas: Maestros del areté en la paideia griega”.
Perseitas. Volumen 2 (1). Venezuela. pp. 37-61.