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Universidad Autónoma de Santo Domingo

Estudiante
Magdeline Massiel Estevez

Profesor
Teófilo Almonte

Materia
Diseño Arquitectónico Básico II

Tema
Sentido del oído

Sección
03

Matricula
100612534

Fecha
02 de septiembre del 2022
INTRODUCCION
En el siguiente trabajo estaré presentando el sentido del odio. El sentido del
oído nos permite captar los sonidos que se producen en el ambiente,
capacidad fundamental para ubicarnos y para actuar. También es un
elemento necesario en la comunicación humana y en la producción del
lenguaje. El órgano del oído, además, es el encargado de que, al movernos,
no perdamos el equilibrio.
Los oídos del ser humano, además de detectar sonidos, también
intervienen en la conservación del equilibrio corporal. Los receptores para
dos modalidades sensitivas, la audición y el equilibrio, están alojados en el
oído. El oído externo, el oído medio y la cóclea del oído interno se ocupan
de la audición.
El sentido del oído
El sentido del oído o
audición es uno de los
cinco sentidos a través de
los cuales el ser humano
y los animales perciben la
realidad circundante. La
audición depende del
órgano del oído, capaz de
captar vibraciones
sonoras en el aire a su
alrededor que oscilen
entre los 20 y 20.000
hercios (Hz), es decir, una inmensa gama de sonidos diferenciados, que se
clasifican en base a una escala logarítmica de presiones (decibelios).
Dicho en términos simples, oír es percibir las vibraciones que un cuerpo o
una reacción desencadena en el aire a nuestro alrededor. Este proceso
puede darse también en otros medios de transmisión, como el agua, aunque
las propiedades del medio alteran la transmisión y percepción de las ondas
sonoras.
La audición, además, es un sentido pasivo, difícilmente controlable o
suprimible sin ayuda de implementos externos. Su función en el ser humano
y en los animales es alertar sobre la presencia de lo que ocurre alrededor,
a una saludable distancia que permite al individuo prepararse ante una
posible amenaza.

Fisiología del oído


El oído es el órgano responsable de la audición, la cual, a su vez, se define
como la percepción de la energía del sonido por medio del sistema nervioso
central y del cerebro. Este órgano se divide en tres partes: el oído externo,
el oído medio y el oído interno.
Para conocer un poco
más acerca de la
fisiología del oído lo
primero que tenemos que
saber es que este está
lleno de líquido. También
contiene los receptores
para el sonido que
convierten el movimiento
del fluido en señales
eléctricas conocidas como potenciales de acción que se envían al cerebro
para permitir la percepción del sonido.
Por lo tanto, las ondas de sonido transportadas por el aire deben canalizarse
hacia el interior del oído interno y transferirse para que se produzca la
audición.
La fisiología del oído externo y medio tiene como objetivo transmitir el sonido
al oído interno. También ayudan a compensar la pérdida de energía de
sonido. Además de convertir las ondas de sonido en potenciales de acción
nerviosa, el oído interno también es responsable de la sensación de
equilibrio.
Psicología del oído
La percepción auditiva es la
representación mental del entorno
sonoro inmediato. Se lleva a cabo
en el cerebro y de ella deriva la
interpretación y la comprensión de
nuestras sensaciones auditivas.
Esquemáticamente, el oído
codifica los diferentes sonidos que
nos llegan. El cerebro, por su parte, analiza las señales codificadas para
reconstruir mentalmente la escena auditiva, de acuerdo con la experiencia
previa, el estado emocional y la atención que se preste a esas señales.
Anatomía del oído

El oído es un órgano complejo que se encarga no sólo de percibir el sonido,


sino también del sentido del equilibrio. Para estudiarlo se puede dividir en
tres secciones distintas, que son:
Oído externo. La porción del oído que se halla en la superficie del cuerpo,
y que abarca dos partes:
1. El pabellón de la oreja, formado por cartílagos y cubierto de piel,
ubicado en ambos lados de la cabeza.

2. El canal auditivo, de unos 2,5 cm de longitud, que conecta el pabellón


auricular con el tímpano, atravesando el hueso temporal del cráneo.
Allí se encuentran, además, vellosidades y glándulas productoras de
cerumen, cuya misión es detener el avance de cuerpos extraños.
Oído medio. Se trata de una cavidad interna llena de aire, separada del
conducto auditivo externo por el tímpano, y a la vez comunicado con el oído
interno por dos pequeñas aberturas: la ventana oval y la ventana redonda.
1. El tímpano es una membrana transparente de forma oval y de
alrededor de 1 cm. de diámetro, formada por fibras elásticas de
colágeno. En el interior de la cavidad timpánica se encuentran los
huesos más pequeños del cuerpo: una cadena de huesecillos
articulados conocidos como el martillo, el estribo y el yunque, cuyo rol
es transformar las vibraciones del aire en vibraciones de los fluidos del
oído interno.

2. La trompa de Eustaquio es una estructura de forma de tubo, ubicada


en la región inferior de la misma cavidad, que conecta el oído medio
con la rinofaringe, permitiendo equilibrar las presiones a ambos lados
del tímpano.
Oído interno. También conocido como “laberinto”, se halla en el seno del
hueso temporal del cráneo, y está formado por una parte ósea y otra
membranosa. La primera recubre a la segunda y esta última se compone de
un sistema de ductos huecos. Aquí el oído interno se divide en dos porciones
muy diferentes: los conductos semicirculares y el vestíbulo, destinados a
preservar el equilibrio del individuo, y la cóclea o caracol, que posee forma
de espiral y se dedica a transmitir el sonido hacia el sistema nervioso. Esta
última además se divide en tres partes:
1. La rampa vestibular, que termina en la ventana oval y está llena de
un fluido llamado perilinfa.

2. La rampa timpánica, que termina en la ventana redonda y también


está llena de perilinfa.

3. La rampa media, también conocida como conducto coclear, está llena


de otro fluido llamado endolinfa, y en su interior se encuentra el órgano
de Corti, una estructura compuesta por células sensoriales auditivas
(células ciliadas), que perciben la energía mecánica de las vibraciones
de la endolinfa y las transforman en impulsos nerviosos, que fluyen a
través de las ramificaciones del nervio auditivo con que tienen
contacto.

Funcionamiento del oído

La audición es un proceso complejo, que involucra tanto elementos


externos, como procesos fisiológicos del cuerpo, a lo largo de dos sistemas
auditivos:
• Periférico: Es el oído que capta los sonidos.
• Central: Es el sistema nervioso que los interpreta.
El punto de inicio, lógicamente, es la producción de ondas sonoras por algún
fenómeno de la realidad, y su transmisión por el aire hasta los pabellones
externos de las orejas, que operan como antenas de recepción del sonido,
conduciendo las ondas sonoras hacia su interior, a través del conducto
auditivo.
Las ondas sonoras llegan así al tímpano, que es una membrana flexible
capaz de vibrar de acuerdo al sonido percibido. Así se transmite a una
cadena de huesecillos que lo amplifican y los transmiten al oído interno, a
través de la ventana oval.
Finalmente, el sonido moviliza los líquidos contenidos en la cóclea (llamados
perilinfa y endolinfa) y también a las células ciliadas que hay en su interior,
encargadas de transformar la vibración percibida en información nerviosa
que se envía al cerebro a través del nervio auditivo.
Finalmente, la información nerviosa es recogida por la corteza auditiva
primaria del lóbulo temporal del cerebro, en donde es procesada y
compartida con el resto del cerebro para producir una reacción adecuada.
Relación del oído y el cerebro
El cerebro convierte los impulsos que
recibe a través del oído en sonidos que
podemos entender. Asimismo, el
cerebro discrimina los sonidos
relevantes del ruido de fondo y
amplifica el volumen de nuestra propia
voz.
Cuando escuchamos sonidos, las
ondas sonoras viajan del oído externo,
a través del oído medio, hasta el oído
interno, donde las vibraciones
estimulan a miles de diminutas células
ciliadas. Las células ciliadas del oído
interno envían impulsos eléctricos a los nervios auditivos que conectan con
el centro auditivo del cerebro, donde los impulsos eléctricos se perciben
como sonidos. El cerebro convierte estos impulsos en sonidos que podemos
reconocer y comprender.
Asimismo, el cerebro se activa para discriminar los sonidos relevantes del
ruido de fondo. Nuestro cerebro puede filtrar los sonidos no deseados para
que nos podamos concentrar en lo que estamos escuchando. Algunos
estudios indican que la actividad cerebral es mayor en el hemisferio
izquierdo del cerebro cuando se trata de discriminar los sonidos del ruido.
Es decir, la capacidad de concentrar la audición en un hablante o sonido e
ignorar lo irrelevante, o “efecto cocktail party”, tiene lugar en la parte
izquierda de nuestro cerebro.
Del mismo modo, nuestro cerebro sube el volumen cuando hablamos.
Cuando se trata de nuestra propia voz, existe un sistema en el cerebro para
fijar el volumen que puede amplificar el sonido que producimos.
Influencia del oído en la arquitectura
A la hora de visitar una
vivienda para su compra
o alquiler, los futuros
inquilinos deben fijarse
en todos los detalles.
¿Es luminosa? ¿Qué
tipo de suelo tienen la
mayoría de las
habitaciones? ¿Está en
buen estado el parqué?
¿Cómo está equipada la cocina? ¿El baño es suficientemente amplio? Pero,
al contrario de lo que podríamos pensar, no toda la información que
recabamos entra a través de nuestros ojos. El oído también juega un papel
clave.
Puede parecer irrelevante, pero la acústica de nuestros pasos en las
distintas estancias de la casa resulta fundamental a la hora de tomar la
decisión. Aunque no nos percatemos, algo tan mínimo como el sonido de la
puerta al cerrarse puede influir en nuestra concepción de esa estancia.
No es lo mismo entrar a un edificio y escuchar tras nosotros el estruendo de
una puerta de madera maciza que escuchar el impacto contra el marco de
otra de menor calidad. El efecto sonoro de una y otra nos transmitirá mayor
o menor seguridad al estar alojados en ese lugar.
Por esto mismo, los arquitectos deben tener en cuenta ciertos detalles
acústicos. No se trata de algo baladí, pues el sonido ambiente el ruido
repercute de forma directa en nuestra salud, nuestro comportamiento y en
nuestra productividad.
Por esto mismo, tener en cuenta el oído no quiere decir que todas las
construcciones tengan que tener una sonoridad similar. Ni siquiera todas las
habitaciones de una misma casa. El arquitecto debe diseñar y construir los
edificios atendiendo a la sensación auditiva que los inquilinos
experimentarán en cada entorno y en cada sala.
No es lo mismo edificar una vivienda en el campo, donde una familia quiere
compartir su tiempo de ocio, que, en un bloque de oficinas en pleno centro
de la Gran Vía de Madrid, por ejemplo. En este último caso, aislar las salas
de reuniones y los despachos del terrible estruendo de las calles debe ser
la principal preocupación del arquitecto, para así lograr que los trabajadores
puedan desempeñar de la mejor forma posible sus quehaceres.
Para hacernos una idea, basta con ver la simulación realizada por el estudio
Adrian James Acoustics, con sede en Londres, cuyo cometido no es otro
que ser los oídos de los arquitectos para asesorar a la hora de acondicionar
la acústica de los edificios, para adaptarlos a aquello para lo que han sido
concebidos. En sus simulaciones, nos muestran cómo el sonido se modifica
al movernos por una estancia y cómo este puede mejorar para que,
independientemente de nuestra ubicación, escuchemos el discurso con la
misma calidad.
De ahí la
importancia de
diseñar espacios no
solo para la vista,
sino también para el
oído. Como explica
el arquitecto
británico Richard
Mazuch, se trata de
aplicar la
“arquitectura
invisible”. Consiste en algo tan sencillo como diseñar espacios que se
escuchen tan bien como se ven. “El diseño de la experiencia, no de la
apariencia” podría ser la máxima que sustenta esta teoría. Con eso
mejoraremos nuestra salud, nuestro bienestar, la productividad y, por
supuesto, nuestro comportamiento con quienes nos rodean.
CONCLUSION

Es importante conocer a profundidad nuestros sentidos, en este caso el


sentido del oído. A veces no le damos el valor adecuado, por nuestra falta
de conocimiento. El oído es un órgano complejo e importante del cuerpo
humano. Recibe informaciones sonoras y las transmite al cerebro para su
análisis y permitirnos así comunicarnos con el entorno que nos rodea.
Además, una parte del oído contribuye al equilibrio del cuerpo.
El oído también es un órgano frágil que hay que cuidar. Los daños en el oído
pueden causar pérdidas auditivas que, a su vez, pueden desembocar en
consecuencias irreversibles como la sordera.
El cerebro es una pieza clave del cuerpo humano que se ocupa de las
funciones cognitivas y emotivas. Además, ejerce el control sobre el resto de
los órganos: uno de ellos es el oído, el encargado de la audición.
Los arquitectos tienen que asumir que las casas deben entrar por el oído.
Que más allá del color de las paredes, de la amplitud de las ventanas, de la
luminosidad, de que los techos sean más altos o más bajos o de la situación
de la vivienda, resulta fundamental que la acústica de las construcciones
contribuya al bienestar de quienes pasarán allí gran parte de su tiempo.

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