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La Espiritualidad Cristiana

El presente ensayo surge de la reflexión de la ficha de introducción titulada


“Carisma y Espiritualidad”, del curso de Identidad Carismática. Con el fin de considerar los
elementos esenciales para la vivencia encarnada de una Espiritualidad Cristiana.
El profundizar que la Espiritualidad es la manera de vivir de cada persona, me
ayuda a seguir integrando elementos en la construcción de mi identidad, porque van
dando respuesta a las preguntas y búsquedas continuas que me he venido haciendo
respecto a ¿quién soy?, y que es lo que estaba haciendo con mi vida. Y ahora al ir
profundizando desde esta propuesta cristiana y seguimiento de Jesús, voy encontrando
certezas que van correspondiendo y dando sentido a mis movimientos interiores y de
experiencia de vida que me van plenificando. Es importante mencionar que hablar de
Espiritualidad, es hablar de modos o formas motivadas de vivir nuestra vida, animadas
desde el interior en la búsqueda constante de sentido. Forjadas por actitudes, valores,
creencias, que van caracterizando y complementando nuestra humanidad desde un ideal,
a la que vamos respondiendo desde nuestra propia existencia, a través de la experiencia
personal y en la vivencia con los otros.
En este encontrar sentido a nuestra existencia, buscando unificar nuestro ser, surgen en
el ser humano las necesidades de relación con la creación y con Dios, sintiéndose
invitados desde está expresión nace la Espiritualidad Cristiana, que se distingue de otras
espiritualidades por el aspecto concreto que brota como una iniciativa amorosa de Dios
para continuar su proyecto de salvación frente a las necesidades históricas del hombre,
fundamentada desde la propuesta y el seguimiento de Jesús. Toda Espiritual Cristiana,
fomenta un bien o un don en favor de la humanidad, a través de estilos que implican un
compromiso en la construcción del Reino.

Edgar Isaí Santana Hernández


16 de Enero del 2020
La Espiritualidad de la Cruz contempla, vive y transmite a Jesús en su aspecto de
Sacerdote y Víctima y se expresa en la siguiente formulación:

Por voluntad divina hemos sido llamados a participar por el bautismo del sacerdocio
común de los fieles siguiendo a Cristo, Sacerdote y Víctima, en su sacrificio por amor,
enfatizando su fidelidad al Padre y su solidaridad salvífica con el hermano; y con María lo
ofrecemos y nos ofrecemos con El al Padre, sobre todo en la Eucaristía, para extender el
Reinado del Espíritu Santo en la salvación de los hombres, la santificación de la Iglesia,
especialmente la de los sacerdotes, y así reciba consuelo el corazón de Cristo para gloria
de Dios Padre.

El objetivo supremo que la Espiritualidad de la Cruz pretende alcanzar en todo el proceso


de identificación con Cristo es: "educar al Cristiano para que se deje transformar en
salvador con Cristo y pueda realizar la misión de Jesús".
Dentro de esta Espiritualidad Sacerdotal, movidos por el Espíritu Santo, los miembros del
Apostolado de la Cruz contemplamos a Jesús crucificado, comprendemos el misterio de
la cruz y el llamado a tomarla en su seguimiento (Lc 9,23); asumimos y ofrecemos por
amor el dolor porque entendemos su valor salvífico si es vivido al estilo de Jesús; y
damos testimonio de esta verdad con nuestra entrega al Padre y a los hombres.
Por este motivo, el Ofrecimiento del Verbo Encarnado constituye una práctica esencial de
la Espiritualidad de la Cruz.
La Espiritualidad de la Cruz, como otras espiritualidades, tiene su lema, su grito de
salvación, mediante el cual se anima para seguir a Jesús, ser fiel a su misión y cumplir
con su compromiso de transformación en Jesús.

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