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TEMA 0. INTRODUCTORIO.

INTRODUCCIÓN A LA GEOGRAFÍA DE ESPAÑA: ESPAÑA EN


SU CONTEXTO Y DIVERSIDAD TERRITORIAL.

Antonio Romero Abao

INTRODUCCIÓN: ESPAÑA COMO UNIDAD GEOGRÁFICA

- El nombre de España proviene del término latino Hispania, referido a toda la


península como concepto puramente territorial, que sustituye al griego Iberia.
- Durante siglos, el término no tuvo más que este significado geográfico al que se le
suma un componente de espacio cultural, identificado con toda la península,
incluyendo Portugal.
- El proceso culmina definitivamente con la unión de las Coronas de Castilla y Aragón
en el reinado de los Reyes Católicos, momento en que el concepto de España se llena
definitivamente de un valor político y se diferencia definitivamente del de Portugal,
de manera que no podemos identificar España con la Península Ibérica ni en un
sentido ni en otro.

La realidad territorial de España, en total 504.782 Km2., está integrada por

- La parte que ocupa el Estado Español dentro de la Península Ibérica (492.494 Km2),
- Los archipiélagos de Canarias (7.242 Km2) y Baleares (5.014 Km2)
- Las ciudades e islotes del norte de África (Ceuta y Melilla) (32 Km2)

1.- LA LOCALIZACIÓN GEOGRÁFICA DE ESPAÑA EN EL PLANETA TIERRA Y SUS


CONSECUENCIAS GEOGRÁFICAS

1.1 La posición de España en el planeta tierra


- El territorio español se sitúa entre los 43º L.N. de la Estaca de Bares y los 27º L.N en la isla
del Hierro. Y entre los 18º lg. O de la isla del Hierro y los 4º lg.E. en Menorca
- El territorio peninsular español se sitúa entre el ya citado punto de la Estaca de Bares y los
36º L.N. de la Punta de Tarifa, y los 9º50´lg. O de Finisterre y los 2º 19´lg. E del Cabo de Creus.

- Los límites de la España peninsular están marcados por el Mar Cantábrico, el Mar
Mediterráneo y el Océano Atlántico, junto a la frontera con Portugal, establecida con algunas
variantes posteriores, en el siglo XIV, la francoandorrana, establecida a finales del siglo XVII
siguiendo esencialmente la línea de cumbres de los Pirineos y la disputada frontera con Gibraltar.

- En África, las ciudades españolas hacen frontera con Marruecos, de una enorme
importancia geoestratégica.
- En el contexto general de Europa, España es un país grande, el cuarto de Europa, el segundo
en extensión de la Unión Europea, tras Francia. Consecuencia de su gran extensión y de su carácter
peninsular tan acentuado, es la longitud de sus costas, 3.904 Km. que, sumando las de los
archipiélagos, se acerca a los 6.000 Km.

2.- LA SINGULARIDAD GEOGRÁFICA DE ESPAÑA.


España tiene una destacada singularidad como territorio geográfico, tanto en sus
características físicas como humanas.

- Carácter extremadamente peninsular acentuado por su forma cuadrangular y por la


estrechez del istmo que la separa del continente (440 Km.), por otra parte ocupado
por una cordillera que le da en la práctica, carácter de insularidad, al dificultar
enormemente las comunicaciones terrestres.
- Elevada continentalidad interior, marcada especialmente por la disposición del
relieve.
Esencialmente, la península es una gran meseta, este núcleo central se encuentra
rodeado, prácticamente encerrado, por cadenas montañosas que lo separan del mar y
lo aíslan fuertemente lo que acentúa el carácter continental de la península y las
dificultades de comunicación entre el interior y la periferia.
- Posición excéntrica respecto al continente. Si bien comparte claramente el carácter
mediterráneo con las penínsulas italiana y balcánica, su situación mucho más
occidental y meridional que éstas marca
o una gran influencia atlántica, también manifestada en su vocación histórica
o una gran relación con África, de cuyas costas está separada sólo por 14 Km.
o su realidad natural, con dominios geográficos verdaderamente exclusivos
o una historia realmente singular.
- Esta posición ha determinado su carácter de encrucijada, reconocible en sus
condiciones naturales y humanas.
o Ello determina una variedad climática y natural insólita en tan reducido
espacio, y la aparición de verdaderos “endemismos”.
o En el plano humano, el carácter de encrucijada se ha manifestado
históricamente en la continua afluencia a la península de multitud de
pueblos. Fenicios, cartagineses, romanos, bárbaros, musulmanes, etc... que se
han asentado en su territorio, dejando su impronta y contribuyendo a una de
las realidades culturales más singulares del planeta. En la actualidad, este
carácter de encrucijada se mantiene en torno a nuevos fenómenos como los
flujos migratorios procedentes de América o de África.
- Una posición geoestratégica de primer orden.
o Las relaciones con el norte de África han sido desde la Antigüedad muy vivas,
tanto en el aspecto humano como en el económico y político.
o Desde una nueva perspectiva, la integración de España en una Unión Europea
sin fronteras, la ha convertido en un espacio límite entre el primer y tercer
mundo con graves y dramáticas consecuencias.
o La posición geográfica de los puertos atlánticos y de las Islas Canarias, en plena
ruta natural hacia el oeste le dio un papel decisivo en la época de los
descubrimientos con consecuencias históricas sobradamente conocidas.
o Finalmente, el control del Estrecho de Gibraltar significa el de la ruta más
importante de circunvalación mundial.
- Fruto de la confluencia de todos estos factores y de su gran diversidad, es la existencia
de grandes contrastes interiores que justifican una gran diversidad regional del país
que siempre ha buscado de alguna manera su plasmación administrativa y política

3.- EL PROCESO DE ORGANIZACIÓN POLÍTICO-ADMINISTRATIVO DE ESPAÑA. LAS


COMUNIDADES AUTÓNOMAS Y LAS REGIONES
3.1. El concepto geográfico de región
El concepto de región implica la división de un territorio en partes desde diversos criterios. En
función de éstos podemos hablar de diversos tipos de regiones:

a) Región política. Cuando la delimitación se establece teniendo en cuenta los límites


estatales o simplemente administrativos.
b) Región histórica. Cuando la delimitación se establece a partir de divisiones territoriales
administrativas pasadas o del hecho de contar con un proceso histórico singular que diferencia el
territorio de los circundantes.
c) Región natural o fisiográfica. La delimitación se establece a partir de fenómenos del
medio natural que dan una unidad al espacio seleccionado: relieves, hidrografía, climas, etc...
d) Región geográfica. Es un concepto más elaborado, pues sobre una base del medio natural,
añade condiciones de tipo humano como historia, cultura, actividades socioeconómicas, etc..
e) Región funcional, nodal o polarizada. Es la delimitación propia de la Geografía Humana,
pues en ella solo intervienen criterios humanos y económicos. Se establece en torno a un punto
central, habitualmente una ciudad, que actúa como rector de las relaciones humanas, económicas o
culturales con otros asentamientos menores, a menudo ordenados jerárquicamente. La hemos
llamado en Geografía Urbana el hinterland.
Por supuesto, todos los criterios pueden utilizarse, no teniendo que coincidir necesariamente
la división resultante.
3.2. El proceso de organización político-administrativa de España.

Históricamente lo que hoy entendemos como España ha sido un mosaico de pequeños


reinos-estados. Esta situación pervivió hasta el reinado de los Reyes Católicos, cuyo matrimonio
supuso la unión dinástica y personal de los dos grandes reinos bajomedievales; Castilla-León y
Aragón, y la conquista militar del último reducto musulmán, Granada, y del pequeño reino de
Navarra. Pese a la unidad conseguida, cada antiguo reino mantuvo sus legislaciones tradicionales y
sus singularidades.
El gobierno ilustrado del siglo XVIII fue el primero que entendió la conveniencia de acabar
con este particularismo histórico, creando un estado-nación, donde primara la igualdad legal entre
todos los territorios y cuya administración se basara no en criterios históricos, sino en criterios
racionales donde primaran objetivos de eficacia.

Estos intentos ilustrados provocaron el nacimiento del conflicto entre el concepto unitario
del estado español y el concepto plurinacional (foralismo) del mismo partidario de una división que
reconociera el particularismo de las distintas regiones conformadas por la historia.

Frente al foralismo federalista y tradicionalista del Carlismo, los liberales hicieron suya la
bandera de una concepción racional, unificada y eficaz del estado, por lo que procedieron a la
división del territorio en circunscripciones administrativas y electorales, que, aun respetando en lo
posible las identidades históricas, se basarían más en criterios de estandarización superficiales,
territorios de similar tamaño, y de similar acceso a los recursos naturales esenciales (agua, campos
de labranza, serranías forestales). Desde esta perspectiva surge la división provincial de 1833,
dictada por Javier de Burgos, que dividía España en 49 provincias administrativas, en 1927 se elevan
a 50 por la división en dos de Canarias, que formarían la red administrativa y electoral del país. De
esta manera se establecía la estructura básica de la administración territorial: municipios
gobernados por ayuntamientos y provincias, entendidas como circunscripciones electorales y
administrativas fruto de la unión de diversos municipios con una administración común coordinada
por las Diputaciones Provinciales.

3.3. Las comunidades autónomas.

Pese a los intentos de respetar la adscripción y vinculación histórica de los distintos municipios
con la ciudad capital de cada provincia, es un hecho que la división provincial, optaba por el modelo
puramente administrativo, puesto que no incluía para nada el reconocimiento a las regiones
históricas forjadas a lo largo de los siglos. La creciente fortaleza de los movimientos regionalistas, la
tradición foralista y federalista, verdaderamente nacionalista en territorios como Cataluña y País
Vasco, hacen que tanto la Primera República como la II República, se planteen la necesidad de
crear un nivel intermedio de administración entre el Estado Central y la provincia que, además
sirva para darle personalidad jurídica y política a esas regiones, surge así el concepto de autonomía
política regional que será eliminado drásticamente durante el franquismo.

La llegada de la democracia entendió que había que reconocer la gran diversidad regional de
España con la creación de las Comunidades Autónomas, de acuerdo con el artículo 2 de la
Constitución Española que reconoce el derecho de las nacionalidades y regiones a constituirse en
autonomías, como un nuevo modelo de división política que supere la puramente administrativa.
Los objetivos esenciales de esta división se centran en:
- Dar respuesta al deseo de autogobierno de muchas regiones.
- Modernizar las estructuras del Estado, buscando una mayor democratización de las
instituciones y una mayor descentralización administrativa.
- Adecuar la realidad cultural e histórica de los pueblos de España con su marco territorial
- Permitir políticas de desarrollo regional autogestionarias

La delimitación de las diferentes autonomías se realizó partiendo de las antiguas regiones


históricas y de la llamada “conciencia regional”, esto es, del convencimiento por parte de la
población de su pertenencia a un determinado territorio con historia, cultura y costumbres propias.
La creación de cada comunidad autónoma culminó con la aprobación por las Corte de cada
estatuto de autonomía; en él que se contiene el territorio que la integra, la denominación de la
autonomía, las instituciones que la representan y las competencias que asume.
Habitualmente, las autonomías asumen competencias tales como la ordenación del territorio,
urbanismo y vivienda, obras públicas, carreteras y ferrocarriles, cultura, sanidad, educación, etc... El
Estado se reserva las de derecho a la nacionalidad, defensa, relaciones internacionales aduanas y
administración de justicia, así como la gestión y defensa de los derechos fundamentales de la
constitución. Hay que recordar que ninguna ley autonómica puede contradecir a las estatales,
cuyos principios desarrolla y, que, al mismo tiempo, la autoridad autonómica es la máxima
representación del estado en la comunidad.
Esencialmente, todas las comunidades comparten tres instituciones básicas de gobierno: la
Asamblea regional, la presidencia y gobierno autonómico y el tribunal Superior de Justicia.
La autonomía política y administrativa comporta también la autonomía financiera.
Actualmente, aunque está en revisión, se distinguen un régimen común y un régimen foral para el
País Vasco y Navarra.
El régimen común establece como posibles fuentes de ingresos los siguientes:
- Transferencias de créditos de los Presupuestos Generales del Estado.
- Cesión de impuestos y la creaci
- Participaciones en los ingresos del Estado.
- Ayudas procedentes de los Fondos de Compensación Interterritorial (FCI).
Desde 1.997, funciona el principio de corresponsabilidad fiscal que esencialmente supuso la
cesión del IRPF hasta un 30%, y de otros tributos.
El sistema foral, sólo vigente para el País Vasco y Navarra, se organiza en torno al concierto
impositivo por el que se cede el cobro de impuestos a la comunidad, que lo gestiona íntegramente,
devolviendo al Estado el coste de los servicios que éste mantiene mediante el cupo.
3.4. Desequilibrios regionales. Políticas regionales y de cohesión.
El estado de las autonomías no ha supuesto la eliminación de los desequilibrios entre las
regiones españolas, incluso en algunos aspectos, éstos han aumentado. Existen evidentes
desequilibrios territoriales, tres comunidades: Castilla y León, Andalucía y Castilla La Mancha ,
suponen el 51% del territorio nacional; demográficos, Andalucía, Cataluña, Madrid y Valencia,
suman el 60% de la población, existen contrastes en cuanto a la densidad y en cuanto a la
distribución por edad, pero sobre todo, son graves los desequilibrios en la distribución de la
riqueza. Estos contrastes afectan a todas las variables económicas: crecimiento, renta disponible,
PIB., etc…
Las comunidades con mayor PIB son Madrid, País Vasco, Cataluña y Navarra. Por el contrario,
el contraste entre las tasas de desempleo es muy alto, afectando negativamente a las comunidades
del sur y a Canarias. Actualmente, el mayor crecimiento económico se concentra en unos ejes de
desarrollo situados en el litoral mediterráneo, Valle del Ebro, desde la cornisa cantábrica, Madrid y el
archipiélago balear.
La constitución establece un principio de solidaridad entre las comunidades autónomas. Para
hacerlo efectivo y corregir los desequilibrios, el estado lleva a cabo políticas territoriales que
abarcan diversas áreas e implican a todos los niveles de la administración. Las políticas se reflejan en
proyectos de inversión financiados con fondos estatales y destinados a incrementar la producción
económica, mejorar las infraestructuras y generar empleo.
Además para ayudar a las comunidades cuyo PIB per cápita sea inferior al 75% de la media
de la U.E., existe una partida de los presupuestos generales del Estado deducida del Fondo de
Compensación Interterritorial. El objeto es lograr una mayor cohesión social y de mercado.
4.- ESPAÑA EN LA U.E.
4.1. La Unión Europea.
Es una comunidad política, formada por aquellos países del continente europeo que
decidieron sumarse a ella y han sido admitidos. Es decir, todos los países de la Unión Europa son
del continente europeo, pero no todos los países de Europa pertenecen a la Unión.
El funcionamiento de la Unión Europea es bastante complejo pues tiene que
combinar la independencia propia de cada Estado con políticas y sistemas jurídicos y
económicos que doten de cierta unidad a la propia Unión.
Los elementos que se consideran esenciales en la constitución de un espacio común
europeo serían:
- La existencia de Instituciones propias como el Parlamento Europeo, el Consejo Europeo y la
Comisión Europea
- Una moneda común: el euro, oficial en la mayoría de los países pero no en todos (ni en
Dinamarca ni Suecia, ni en algunos países de reciente incorporación)
- Un espacio de libre circulación para persona y mercancías: el espacio Schengen
- Políticas comunes en muchos ámbitos: competencia, comercio, pesca, agricultura…
- Derecho comunitario. Existe un cuerpo legal de la Unión, con principios muy generales que no
entran en conflicto con las leyes de cada país. Sí existen principios obligatorios como la
libertad de expresión, de asociación, la prohibición de la pena de muerte.
4.2. Las instituciones de la Unión Europea
Parlamento Europeo
Compuesto por 751 parlamentarios, repartidos proporcionalmente según la población de cada
país y elegidos por sufragio universal cada cinco años. Tiene su sede en Estrasburgo. Los
parlamentarios se agrupan por corrientes ideológicas, no por países. Elabora y aprueba las leyes
europeas y elabora y aprueba los presupuestos europeos
El Consejo Europeo
Formado por los jefes de gobierno o de estado de los distintos países al que se une el presidente
de la Comisión Europea. Su presidencia es rotativa entre todos los países miembros. En sus
reuniones (cumbres europeas) se trazan las líneas generales de la política europea y se toman
las medidas más importantes.
Comisión Europea
Es el equivalente al gobierno de Europa. Tiene un presidente y un comisario por cada estado
miembro que se encarga de un área de la política europea. Entre sus funciones están las de
gestionar el presupuesto, asegurar el cumplimiento de la legislación y proponer nuevas leyes.
Otras instituciones importantes de la Unión Europea son el Tribunal de Justicia Europeo, el
Tribunal Europeo de Cuentas o el Banco Central Europeo que coordina la política monetaria y
fiscal de toda la Unión.
4.2. Políticas comunes y fondos europeos
La intervención de la Unión Europea se concreta en algunas políticas comunes y en la gestión de
fondos de ayuda comunitarios.
La PAC es la Política Agraria Comunitaria que regula las cuestiones agrarias. Concede
subvenciones y ayudas a los agricultores pero también marca unas cuotas de producción a nivel
europeo, impidiendo los excedentes.
La PPC es la Política Pesquera Comunitaria. Es similar a la PAC. Además incluye la gestión de
todos los acuerdos internacionales de pesca dentro de la Unión
Los fondos estructurales. Son una serie de recursos destinados a combatir las desigualdades
socio-económicas entre las distintas regiones europeas. Destacan los fondos FEDER, destinados a
la creación de infraestructuras y el FEOGA, destinado al desarrollo de la agricultura y las
actividades económicas en las zonas rurales.
Los fondos de cohesión. Son fondos destinados a financiar proyectos relacionados con el medio
ambiente y, sobre todo, redes de transportes que abarquen más de un país, por lo que puedan
ser consideradas transeuropeas.
También la Unión Europea se ha esforzado por crear un espacio de libertad, seguridad y
justicia común. En este marco se encuentra el acuerdo de Shengen (1.985) que suprimió los
controles fronterizos internos, el intercambió constante de información policial y la órdenes
judiciales europeas.
Mucho más difícil es fijar una política exterior común, porque entran en conflicto intereses muy
locales y alianzas tradicionales, a veces contradictorias, de los países miembros.
4.3. España en la Unión Europea
El 9 de febrero de 1.962, el ministro de Asuntos Exteriores Castiella, solicitó la apertura
de negociaciones con el fin de vincular a España con la C.E.E. Sin embargo los principios
generales de la Comunidad impedían a los países no democráticos de Europa, y entre ellos, por
supuesto, la España del General Franco, asociarse con la C.E.E., por lo que la petición española
quedó sin respuesta.
En 1967, se abrieron, se abrieron nuevas conversaciones para la firma de un acuerdo
preferencial de tipo comercial que se plasmaría definitivamente en 1.970. El acuerdo era
posible en parte por la tímida apertura del régimen dictatorial, pero, sobre todo, por el
desarrollo económico español que hacia nuestra realidad social más semejante a la europea.
El acuerdo fue muy beneficioso para España. Se rebajaron los aranceles de la
Comunidad para nuestros productos industriales en un 63% y se evitaron más discriminaciones
para nuestros productos agrarios. El acuerdo fue renegociado en 1.973, tras el ingreso de
Irlanda, Reino Unido y Dinamarca, pero ante la muerte de Franco y la evolución hacia la
democracia, las negociaciones se reorientaron hacia la plena integración.
Será en 1977, cuando España es admitida en el Consejo de Europa, el momento de
presentar oficialmente la solicitud de adhesión a la C.E.E.. Ésta lo integra en un proceso general
de apertura de la Europa comunitaria hacia el sur mediterráneo por lo que implicaría una
negociación conjunta con España, Portugal y Grecia.
Importantes reticencias iniciales son vencidas por el apoyo alemán, permitiendo la
adhesión de Grecia en 1.981, y de España y Portugal, cuatro años más tarde, el 12 de junio de
1985, en el que el rey Don Juan Carlos y el presidente del gobierno Felipe González, firman el
tratado de adhesión que se haría plenamente efectivo el primero de enero de 1.986.
Las negociaciones fueron especialmente duras en torno a varios aspectos:
- La producción agraria, sobre todo de verduras tempranas
- La flota pesquera
- La liberalización de la estructura empresarial y la reconversión industrial
- La existencia de espacios singulares del Estado Español: las ciudades de Ceuta y Melilla y
Canarias.
Fruto de estas controversias, el tratado contemplaba ciertas limitaciones: una
moratoria importante para la plena integración de la producción agraria y pesquera, que
después sería reducida, y la consideración de Ceuta, Melilla y Canarias, como territorios
especiales. En el caso de las ciudades africanas manteniendo sus exenciones de impuestos y
aranceles y en el caso de Canarias, excluyéndolas de las políticas agrarias y de la aplicación del
IVA, a cambio de mantener las barreras aduaneras con el resto de la Comunidad. Además, de
manera implícita, se consideraba a España como un espacio destinado a la terciarización
económica, dentro de la estructura global de la comunidad.
Desde 1.986, el destino de España se unió firmemente a la C.E.E. con un resultado
bastante positivo. Un verdadero aluvión de subvenciones ha llegado a nuestro medio agrario y
toda una batería de medidas compensatorias han intentado favorecer la convergencia
socioeconómica de nuestro país con Europa. España aprobó el Acta Única Europa de 1.993,
participó directamente en la elaboración y firma del Tratado de Maastricht de 1992 que daba
origen a un nuevo concepto de la comunidad, rebautizada como Unión Europea. Con gran
esfuerzo y sacrificio, consiguió ajustarse plenamente a los planes de convergencia europea,
corrigiendo su inflación, aminorando el déficit público y estabilizando la peseta, lo que le
permitió la entrada en la Europa del Euro en 2002. Nuestro país ha mostrado en este periodo
una gran vocación europeísta impulsando medidas como la ciudadanía europea y abriendo la
Unión al mundo norteafricano e iberoamericano.
España participa activamente en todas las instituciones europeas, cuenta con
diputados propios en el Parlamento Europeo, así como con los representantes correspondientes
en la Comisión Europea, el Consejo Europeo, el Consejo de la Unión Europea, el Tribunal de
Justicia y el Tribunal de Cuentas Europeo. En cuatro ocasiones ha ejercido la presidencia
rotatoria: 1989,1995, 2002 y 2010. Nuestro país cuenta con una representación permanente en
Bruselas que se encarga de proteger nuestros intereses.
Para la Unión Europea, la entrada de España ha supuesto una ampliación territorial
considerable y un nuevo mercado que supera los 40 millones de personas. Por lo demás, junto a
Portugal, ha supuesto un complemento geopolítico al peso de Europa Central en torno a
Alemania, abriéndola hacia zonas periféricas de Europa y hacia la América Española.
Las nuevas ampliaciones de la Unión Europea hacia el este han modificado la
situación de España en la Unión. Si situación es, sin duda más central, pero paradójicamente, la
integración de estos países con un nivel de desarrollo inferior al nuestro, ha supuesto también la
pérdida de ayudas y subvenciones. Al mismo tiempo, la crisis económica ha puesto de
manifiesto la debilidad de una economía nacional basada casi exclusivamente en el sector
terciario, por tanto poco productiva y dependiente de la bonanza económica general.

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