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1.

El territorio español: principales unidades


territoriales y su localización.

El nombre de España proviene de Hispania, denominación con la que los


romanos designaron al conjunto del territorio peninsular. Pero la voz
Hispania tiene un origen todavía más antiguo: la parecer, fueron los
fenicios los primeros en nombrar estas tierras ï-sch phanim, que significa
“costa de los conejos”; los griegos, por su parte, dieron a la península el
nombre de Iberia. La constitución de los reinos de España y Portugal llevó
a que la Península perdiera su antiguo nombre genérico de Hispania y
adoptara el de Península Ibérica.

La realidad territorial de España está integrada por la parte que ocupa el


Estado español dentro de la Península Ibérica, los archipiélagos de
Baleares y Canarias, y las plazas de soberanía del Norte de África, Ceuta y
Melilla (y otros pequeños enclaves); en total 504.782 km2, de los cuales la
España peninsular ocupa 492.494 km2.

La Península Ibérica alberga los Estados de España y Portugal, el


Principado de Andorra y el enclave de Gibraltar; sin embargo, el territorio
español domina claramente la realidad geográfica de la Península.
División política de la Península Ibérica1

País o dependencia Población Extensión (km²) Capital

Andorra 71.800 467,76 Andorra la Vieja

España 44.000.000 aprox. 504.645 Madrid

Gibraltar 27.714 6,50 Gibraltar

Portugal 10.045.212 89.261,00 Lisboa

Francia (Alta
12.035 539 París (Mont-Louis)
Cerdaña)

Península Ibérica 51.426.301 581.908,26

1. ↑ No se incluyen Azores, Madeira, Baleares, Canarias, Ceuta y Melilla por no formar parte de la Península Ibérica

España es un país de gran extensión, el mayor de los que integran la


Península Ibérica y uno de los mayores de la Unión Europea. Sus límites
fundamentales son los mares Cantábrico y Mediterráneo y el océano
Atlántico. Los límites terrestres se reducen, por el oeste, a la frontera con
Portugal, y, por el norte, al istmo que la une con el continente europeo y la
separa de Francia por los Pirineos.

Una consecuencia de la gran extensión y del carácter peninsular es su


enorme desarrollo costero. La España peninsular tiene 3.904 km de costa
que, sumados a los frentes costeros de los territorios insulares (2.074),
hacen un total de casi 6.000 km. Esto convierte a España en uno de los
países europeos con mayor longitud de costas.

2. La singularidad geográfica de España y su dinámica.

Podemos hablar de originalidad y singularidad geográfica de España a


partir de unos rasgos que son, a su vez, causas de dicha singularidad:

a) El carácter peninsular.
El enorme “cuadrilátero” que forma el solar hispano, semejante a una piel
de toro extendida (según el geógrafo griego Estrabón), está unido al
continente europeo por un istmo de 440 km de largo. La estrechez de este
istmo y, sobre todo, el que se asiente sobre él la cordillera pirenaica,
acentúan el carácter peninsular de España.

Esta complicada soldadura ístmica da a la Península Ibérica una


singularidad que no tienen las otras dos penínsulas mediterráneas, la
italiana y la balcánica: es mayor el aislamiento de la península Ibérica.

b) La situación y posición geográficas de la Península Ibérica.

A diferencia de otras penínsulas europeas, la ibérica es la más meridional


y la más occidental. Se encuentra situada dentro de la zona templada del
hemisferio Norte, entre los paralelos 36º 00’ (Tarifa) y 43º 47’ (Estaca de
Bares) latitud norte, y los meridianos 7º longitud este (cabo de Creus) y 9º
36’ longitud oeste (cabo Touriñán). Esta situación le confiere los
siguientes rasgos originales:

 España está ubicada en la parte más occidental del Mediterráneo, en


el lugar donde sus aguas se mezclan con las del océano Atlántico,
por lo tanto es situada entre dos mares.

 España, por su posición avanzada hacia el sur es, al mismo tiempo, al


país más próximo al continente africano. Tan sólo 14 km la separan
de las costas africanas por el estrecho de Gibraltar.

Como consecuencia de esta situación geográfica, la Península está incluida


dentro del área del clima mediterráneo y ocupa una posición excéntrica
respecto del continente europeo.

c) Los rasgos y contrastes del interior peninsular.

La singularidad geográfica de España está determinada también por las


especiales características de su configuración interior, concretamente de su
relieve, que son: la forma maciza, la elevada altitud media y la disposición
periférica de los grandes sistemas montañosos.

d) Forma maciza.

Es consecuencia de la gran extensión en latitud y en longitud de la


Península, de sus costas con poco entrantes, y de la existencia de un litoral
muy abrupto. Las consecuencia más sobresaliente de este hecho es el
carácter continental del clima del interior, predominante en el territorio
peninsular.

ü Elevada altitud media.

España presenta una altitud media de 660 m, lo que le convierte en el


segundo país más montañoso de Europa, después de Suiza (1.300 m),
superando más del doble la media europea (297 m). Esta elevad altitud no
es resultado de la presencia de altas cumbres, sino de la existencia de la
Meseta castellana, cuyo nivel medio se halla entre los 600 y los 800 m.

El carácter montañoso de la Península impone condiciones poco


favorables para la agricultura, la distribución de la población, las vías de
comunicación o el aprovechamiento de los ríos como navegables.

e) La disposición periférica de los sistemas montañosos.

El interior de la Península está dominado por la Meseta, que conforma un


enorme sistema plano interrumpida en su parte central por dos sistemas
montañosos: El Sistema Central y los Montes de Toledo. El resto de los
sistemas montañosos se disponen en torno o independientes de la Meseta,
de manera que el interior queda “defendido” como si de una fortaleza se
tratara.

Así, conformando el reborde de la Meseta, y en contacto con ella, se


disponen el Macizo Galaico y los Montes de León, la Cordillera
Cantábrica, el Sistema Ibérico, la parte más septentrional de las Béticas y
Sierra Morena. Los otros dos sistemas montañosos forman unidades
independientes en el exterior de la Península: los Pirineos al norte y las
Béticas al sur, separadas de la Meseta y sus rebordes por el valle del Ebro
y el del Guadalquivir respectivamente.

Esta singular disposición del relieve peninsular acentúa el carácter


continental de gran parte del territorio, y explica una red hidrográfica
caracterizada por un régimen torrencial y una gran capacidad erosiva.

3. Consecuencias de la singularidad geográfica de


España.

La particular situación y posición geográfica de la Península Ibérica entre


dos mares y entre dos continentes, la convierten en un lugar de encuentro,
en una zona de encrucijada de las más diversas influencias, y le otorgan
un gran valor geoestratégico.

a) España como encrucijada.

La situación de encrucijada es reconocible en las condiciones naturales y


humanas.
Las influencias naturales pueden observarse, fundamentalmente, en el
clima y en la vegetación. Los rasgos climáticos de la Península están
determinados, por una lado, por la influencia de las borrascas y
anticiclones provenientes del Atlántico y, por otro, por las condiciones
meteorológicas que se generan en la cuenca del Mediterráneo, sin olvidar
las influencias que recibe de los centros de bajas y altas presiones que se
forman en el continente europeo. Por otra parte, el hecho de que gran parte
de su litoral esté bañado por el mar mediterráneo, un mar cálido, influye en
la suavidad del clima costero.

En España se dan también especies de flora y fauna características de


Europa y África. En el norte se encuentran formaciones europeas como el
abeto blanco, el haya o el roble; en el sur y en el levante crece de forma
espontánea el palmito, planta típicamente africana.

Desde el punto de vista humano, el espacio hispano ha sido, desde


tiempos remotos, lugar de asentamiento de pueblos de diversa
procedencia. Basta recordar las colonizaciones fenicias, cartaginesas,
griegas y romanas de los primeros siglos de nuestra Historia, o la invasión
posterior de los pueblos bárbaros procedentes de Europa. Más tarde
llegaría la invasión musulmana y, durante la Edad Media, coexistieron en
el territorio diferentes pueblos (musulmanes, judíos y cristianos) con sus
propias costumbres y creencias.

En la actualidad, los flujos migratorios procedentes de África, América


Latina o Europa del Este, refuerzan este carácter de España como lugar de
encuentro.

b) La posición geoestratégica de España.

De la situación geográfica de España se deriva también una posición


geoestratégica de primer orden para entablar relaciones de toda índole de
dos contienentes tan dispares como África y América.
Gibraltar, más que frontera, es un puente que une Europa con África a
través de España, y así lo demuestra la avalancha de pequeñas
embarcaciones cargadas de emigrantes que en la actualidad lo transitan,
muchas de ellas con un final trágico. Asimismo, en el terreno económico,
especialmente comercial, la presencia española en el norte de África es
muy intensa.

No menos importante es la posición que ocupa España en las relaciones


con el continente americano. Por un lado conviene señalar que España
controla uno de los pasos por los que discurre la navegación marítima en el
sentido de los paralelos; gracias al estrecho de Gibraltar y a los canales de
Suez y Panamá, hoy es posible circular de Asia a América por el
Mediterráneo y por el Atlántico sin tener que rodear ambos continentes.

Por otro lado, la posición de las islas Canarias y la situación de los puertos
españoles del litoral Atlántico, próximos al circuito de las corrientes
marítimas que facilitan la navegación por este océano, son elementos que
refuerzan este carácter de lanzadera que tiene España en las relaciones con
el continente americano.

c) Los contrastes geográficos de España.


Confeccionar este epígrafe conforme se vaya avanzando en los
contenidos. Puede servir como referencia el siguiente esquema:
1. Contrastes naturales.

- Contrastes litológicos.
- Contrastes geomorfológicos.
- Contrastes climáticos.
- Contrastes biogeográficos.

2. Contrastes humanos.
- Contrastes en los paisajes agrarios.
- Contrastes en la producción industrial y de servicios.
- Contrastes en la distribución de la población.
- Contrastes en los asentamientos.

3. Las regiones españolas.

a) Concepto de región.

El concepto de región implica la división de un territorio, tanto por


necesidades derivadas de la misma administración y organización, como
para hacerlo más accesible al conocimiento. Precisamente, por este
motivo, la región, en términos generales, puede aludir a ámbitos
territoriales muy diferentes: continente, país, Comunidad Autónoma…,
aunque su concepción más extendida es la que se refiere a un ámbito
territorial subnacional, como Andalucía, Extremadura, etc.

b) Criterios de tipificación y clasificación de las regiones.

Para el estudio regional se ha trabajado con varios criterios de


delimitación, lo que ha dado origen a diversos tipos de regiones:

 Región política, cuando la delimitación se establece teniendo en


cuenta los límites de frontera o separación administrativa en un
territorio. Así, la región política puede ser estatal, provincial, etc. Por
ello, se habla también de regiones político-administrativa.

 Región histórica, cuando la delimitación se establece a partir de


divisiones territoriales administrativas de otros tiempos. En España
se consideran regiones históricas las que en un pasado tuvieron una
unidad político-administrativa y unos rasgos culturales diferenciados,
como Cataluña, Galicia, País Vasco o Navarra.

 Región natural, cuando la delimitación se establece utilizando


criterios escogidos del medio natural, como las características del
clima, la vegetación, las cuencas hidrográficas, etc. Dicha
delimitación puede establecerse a diferentes niveles de observación.
La aplicación del concepto de región natural dio a la Geografía su
carácter de ciencia, pues encontró en las condiciones del medio
natural las causas que podían explicar las actividades desarrolladas
por las personas.

 Región geográfica; supone un concepto más elaborado que el de


región natural. Si en ésta los rasgos físicos eran poscriterios
determinantes, en la región geográfica destaca la impronta dejada por
la acción del ser humano. En la delimitación de región geográfica
intervienen criterios propios del medio natural, pero dominan
principalmente los socioeconómicos. Dichos criterios se obtienen de
la Historia, de la población o de las actividades económicas.

 Región funcional, nodal o polarizada; sólo intervienen criterios


humanos y económicos. Cuando se habla de región funcional se
alude a un espacio cuyos límites quedan definidos por el alcance de
las relaciones o flujos de diversa índole: humanos, económicos,
culturales, que se establecen entre la ciudad principal y otra serie de
asentamientos menores subordinados a ella. Esta noción de región es
la defendida por economistas y geógrafos de nueva escuela.

c) El caso específico de las Comunidades Autónomas.

(Estudiar por el Manual).

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