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SISTEMA PENITENCIARIO EN REP. DOM.

Condiciones de Salubridad y Alimentación

Durante la visita in loco de 1997, la Comisión tuvo la oportunidad de constatar


las condiciones precarias y deficientes de salubridad en que viven los presos
en las cárceles que visitó. La Comisión observó que la basura no era tratada de
manera higiénica, que existía escasez de agua potable y que los presos
alojados en espacios más amplios (pabellones, cafeterías, etc.), construían
pequeñas divisiones con telas sucias, cartón y otros materiales. Se pudo
constatar en las cárceles visitadas que la lluvia entraba en las celdas y otros
espacios de las prisiones, acumulándose el agua en los lugares en que
habitaban los presos, creando una situación de riesgo para su salud.

El Gobierno informó a la CIDH que está haciendo esfuerzos para disminuir la


población carcelaria, adoptando medidas para: 1) agilizar los procesos
judiciales, lo que permite que algunas personas sean absueltas y puestas en
libertad; 2) asegurar que las personas que tienen derecho a salir en libertad
provisional mediante el pago de una fianza puedan beneficiarse de ello; 3)
dejar en libertad a las personas que no habían salido de las cárceles, por
diferentes razones, a pesar de tener una orden de libertad en su favor; 4) dejar
en libertad a los detenidos que llevan en prisión preventiva más tiempo que el
que habrían sido recluidos si hubieran sido encontrados culpables y
condenados a la pena máxima prevista por el crimen de que fueron acusados.
Dichas medidas permitieron, por ejemplo, bajar en pocos meses la población
del centro penitenciario La Victoria de 6.000 a 4.000 presos. En septiembre de
1999, el Gobierno indicó que el número de reclusos había descendido a 3.300
en ese centro penitenciario. La Comisión reconoce que las medidas tomadas,
y/o anunciadas constituyen pasos iniciales importantes para resolver la penosa
situación de hacinamiento existente en el sistema penitenciario en la
República Dominicana.

Sin perjuicio del valor de las medidas señaladas anteriormente, la Comisión


debe señalar que algunas de las soluciones mencionadas son necesariamente
parciales e insatisfactorias. Por ejemplo, el dejar en libertad a una persona que
ha estado en prisión preventiva durante más tiempo que la pena máxima
prevista para el presunto crimen implica que el acusado --cuya inocencia debe
presumirse--, deba cumplir la sentencia máxima que podría haberle sido
impuesta, sin que tenga condena en su contra. Tampoco le es reparado el daño
causado por estar encarcelado, esperando su juicio, durante un tiempo
excesivo.

El modelo inglés
La Prisión y Hospital de Bridewell fueron ubicados en un antiguo palacio real
en el año 1553. Con su creación se buscaría conseguir principalmente dos
objetivos: el primero sería castigar a aquellos pobres indisciplinados que
alterasen el orden público, y el segundo sería servir como casa de acogida para
niños huérfanos en la ciudad de Londres. Localizada en la orilla del río
Támesis, fue la primera Casa de Corrección del país, así como una gran
institución de caridad, reflejando así la moderna definición que se tiene hoy de
«hospital». Sus registros sirven como prueba de la evidente situación de
delincuencia que padecía el siglo XVIII; justificación de que en dicho
establecimiento residían tanto personas que habían cometido crímenes
menores, como pobres mendigos que no tenían hogar14. Bridewell ha llegado
a considerarse como una de las instituciones pioneras en el campo del
tratamiento de los penados, ya que fue la primera casa de corrección que
utilizaría el trabajo forzado15 como medio para corregir a los penados. Fue, en
esencia, la primera prisión que surgió, pues en ella se intentaba corregir a los
internos por medio del trabajo, haciéndoles de esta forma cumplir su condena.
Según VAN DER SLICE, las consideraciones penales introducidas por el
Bridewell «suponen algo nuevo a nivel penal, un más humano y reformador
tratamiento de los pequeños delincuentes, junto a la aplicación de la sentencia
indeterminada, la correctiva y decisiva influencia del trabajo prisional y la
rehabilitación industrial del internado» 16, al admitir pequeños delincuentes e
infractores como reclusos y, posteriormente, por las Casas de Corrección de
Ámsterdam, que actuaron de igual forma que las inglesas. La administración y
dirección de estas «Workhouses» quedaba en manos de un «Keeper» o
carcelero administrador y, asimismo, de sus guardianes. Sus principales
labores eran corregir y vigilar a los internos, educarles moralmente y
enseñarles un oficio. Empero, la institución terminará perdiendo su sentido
original con el desgaste de
la idea laboral. El deterioro de las condiciones de trabajo llevaría al abandono
de estas
actividades en las Workhouses a finales del s. XVII, lo que daría lugar a que
estas Casas
de Corrección perdieran todo su carácter reformador.
SISTEMA PENITENCIARIO EN ESTADO UNIDOS

Las tasas de encarcelamiento han seguido aumentando, mientras que las tasas de
delincuencia se han reducido, por la sencilla razón de que la justicia penal de los
Estados Unidos se ha vuelto mucho más punitiva. La nación ha tomado la
decisión colectiva de castigar a los delincuentes con mayor severidad. Así, entre
1980 y 2001, la probabilidad de que alguien fuera detenido a raíz de una denuncia
penal permaneció constante, apenas por debajo del 50%. Sin embargo, en ese
mismo período de tiempo, la probabilidad de que una detención terminara en
prisión aumentó en más del doble, pasando del 13% al 28%. Como consecuencia,
la tasa de encarcelamiento por delitos violentos prácticamente se triplicó, a pesar
de una marcada reducción en los niveles de violencia. Las tasas de
encarcelamiento por delitos no violentos y delitos relacionados con drogas
aumentaron aún más: entre 1980 y 1997, el número de personas encarceladas por
delitos no violentos se triplicó, y el número de presos por delitos relacionados con
drogas se multiplicó por once.

Ciertamente, en los Estados Unidos, al igual que en cualquier otra sociedad, el


orden público se mantiene por medio de la amenaza y el uso de la fuerza.
Vivimos bien en parte gracias a que estamos protegidos por las fuerzas de la ley y
el orden, que mantienen a raya a los transgresores. Sin embargo, en esta
sociedad-- casi como en ninguna otra --quienes más sienten el peso de la ley
pertenecen en cantidades muy desproporcionadas a grupos raciales históricamente
marginados. En los Estados Unidos, crimen y castigo son de color. La disparidad
racial en las tasas de encarcelamiento es mayor que en cualquier otra de las
grandes esferas de la vida social del país: con un valor de ocho a uno, la
proporción de negros a blancos en las tasas de encarcelamiento hace parecer
pequeña la proporción de dos a uno en las tasas de desempleo, la de tres a uno en
el número de nacimientos fuera del matrimonio, la de dos a uno en las tasas de
mortalidad infantil, y la de uno a cinco en los patrimonios netos. En 2000, 3 de
cada 200 jóvenes blancos estaban encarcelados, mientras que entre los jóvenes
negros la proporción era 1 de cada 9. Es más probable que un hombre negro
residente en el estado de California acabe en una prisión estatal que en una
universidad pública.
SISTEMA PENITENCIARIO EN ESPAÑA

Sirviendo de base los tres últimos sistemas penitenciarios americanos y


conforme a las características de cada uno de ellos en sus distintas fases,
surgirán durante la primera mitad del s. XIX los sistemas progresivos
europeos, caracterizados por dividir el tiempo de cumplimiento de la condena
en diferentes periodos o fases. Es decir, en caso de que el reo superase estas
fases o grados, antes obtendría la libertad. Con estos nuevos sistemas, como
dijo TÉLLEZ AGUILERA149 y ha afirmado también LEGANÉS
GÓMEZ150, el penado dejará de ser un «sujeto pasivo del sistema
penitenciario para convertirse en un agente que dispone, a través de su
comportamiento y de su trabajo, de la posibilidad de conseguir» su
excarcelación de forma anticipada. Según el último autor mencionado, el
penado se convierte entonces en el gran protagonista en la ejecución de la
pena, ya que será él mismo quien influirá en la evolución de su condena:
según actúe, será libertado antes o no. Dentro de estos sistemas es preciso citar
el sistema inglés de Maconochie, el alemán de Obermayer, el irlandés de
Walter Crofton y, como precedente de todos ellos, el sistema español, ideado
por Abadía y continuado y mejorado por el Coronel Montesinos. Todos ellos
establecían diversos periodos o grados penitenciarios, cuya superación
permitiría al penado mejorar la calidad de vida dentro del presidio, pues
adquirirían con el tiempo, el trabajo y la buena conducta mayores derechos
que permitirían su libertad anticipada.
SISTEMA PENITENCIARIO EN AFRICA

El servicio de armas que efectuaban en las campañas militares del norte de


África precisaba un gran número de personas. No obstante, los que fueran
enviados a estos presidios podrían librarse de tener que cumplir dicha pena,
siempre y cuando pagasen el suficiente dinero por ello. En aquel entonces, la
reforma penitenciaria no existía ni se planteaba como tal. Simplemente se
observó algún indicio en las leyes de la Novísima Recopilación, destacadas
por Montesinos, en forma de readaptación o reestructuración, pues solo se
produjeron algunos ajustes en la realidad militar por motivos utilitarios. Será
entonces cuando aparecerá un primer criterio clasificatorio, característico de la
actividad reformadora posterior, pues se intentará evitar que se mezclen los
presidiarios para impedir que se perturben entre ellos89 . El primer presidio de
creación española en tierras africanas se localizaba en Orán.

La unificación de las coronas española y portuguesa en 1580 supuso la


integración del enclave norteafricano y su presidio en las posesiones
españolas. Tal y como dijo SALILLAS, la «ciudad penitenciaria» que
constituyó dicho enclave, anexionada a la corona española, iba a suponer «la
matriz de todos los presidios» 90. Las personas que se encontraban recluidas
se caracterizaban por haber adquirido una naturaleza propia del presidio y por
tener las necesidades castrenses de la plaza, ya que en ella sólamente se
empleaba el uso de armas; no se llevaba a cabo ningún otro servicio que no
fuera el militar91 .

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