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The author, employing some basic premises of El autor, uƟlizado ciertas premisas básicas rela-
relaƟons (between Ɵme, nature, Humanity and the cionales (como las que existen entre el Ɵempo, la
Law), explores the development of Environmental Naturaleza, la Humanidad, y el Derecho), explora
Law as an autonomous discipline on its historical el desarrollo del Derecho ambiental como una dis-
context. ciplina autónoma, bajo una perspecƟva histórica.
This work also considers the various theories Este arơculo, de igual manera, considera las di-
and approaches that have arisen, delivering a ferentes teorías y aproximaciones que se han
fundamental general overview for the interested tejido, ofreciendo un panorámica fundamental
layman that wishes to undertake researches on para el que desea emprender invesƟgaciones en
this field. el campo.
Kù WÊÙÝ: Environmental History, Environmental P½ÙÝ ½ò: Historia Ambiental; Derecho Am-
Law; History of Law; Environment; Nature, Society. biental; Historia del Derecho; Ambiente; Naturale-
za, Society.
* Artículo desarrollado en el marco de tareas de investigación académica del Grupo de Investigación INTE PUCP / Dere-
cho Ambiental. Se contó con la opinión y colaboración de varios de los miembros de dicho grupo.
** Abogado. Magíster en Derecho con especialidad en Derecho Ambiental. Doctor en Derecho. Profesor Asociado en
la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) e iniciador de la docencia en Derecho Ambiental en dicha casa de
estudios. Corresponsal peruano del Centre Internacional de Droit Comparé de l’Environment (CIDCE). Miembro de la
Comisión de Derecho Ambiental de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Miembro del Consejo
Consultivo de la Presidencia de la Corte Suprema, Comisión de Gestión Ambiental. Coordinador del Grupo de Investiga-
ción en Derecho Ambiental de la PUCP. Autor de múltiples trabajos en su especialidad. Promotor del naciente Derecho
Animalístico. Contacto: pfoy@pucp.edu.pe.
Nota del Editor: El presente artículo fue recibido por el Consejo Editorial de THĒMIS-Revista de Derecho el 16 de abril
de 2018, y aceptado por el mismo el 20 de julio de 2018.
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CONSIDERACIONES SOBRE LA HISTORIA AMBIENTAL Y SU INCIDENCIA EN EL DERECHO
A. Tiempo-naturaleza-ambiente
I. INTRODUCCIÓN
Sin pretender ingresar en honduras disciplinarias
Es nuestro propósito elaborar una breve aproxi-
ajenas a nuestro oficio, tales como la filoso a, la
mación básica a la complejidad de lo que significa
ciencia, e inclusive la antropología del empo
la historia ambiental a modo de fuentes materia-
(Cassirer), nos permi mos proferir algunas re-
les para la perspec va histórica del Derecho am-
flexiones básicas, que nos ayuden a encuadrar la
biental. Previamente, para una contextualización
perspec va del presente trabajo.
de esta disciplina jurídica, incluyendo su dimen-
sión internacional, nos remi mos a reconocidos En principio, los procesos y fenómenos de la natu-
autores clásicos como Brañes (2003), Cafera a raleza enen su propia dinámica y temporalidad,
(2004), Decleris (2000), Kiss y Shelton (1991), independientemente de la acción humana, no obs-
Mar n Mateo (1991), Prieur 2001), Sand (2015) tante que hoy en día se sos ene que hemos entra-
y ciertamente a trabajos anteriores de nuestra do a una nueva era, la del Antropoceno, en donde
autoría (Foy, Novak, Vera y Namihas, 2003; Foy, la actuación humana –lo antropogénico– deviene
1997; 2001 y 2013). en un factor cada vez más determinante y condi-
cionante del entorno planetario. Tan es así que,
Sin embargo, para “acortar” el camino al lector no desde la perspec va jurídica, se viene trabajando
involucrado en la temá ca iusambiental, podemos la relación entre el Antropoceno3 y la denominada
presentar una noción básica de esta disciplina rela- “Jus cia ecológica” (preferimos el término jus cia
vamente nueva (derecho in fieri o en formación), ambiental) en el sen do de propugnar nuevas ba-
tal como hemos estado sosteniendo desde hace ses é cas para responder a las polí cas y actua-
varios lustros, en el sen do de considerar al Dere- ciones que inciden adversamente en la estabilidad
cho ambiental como el sistema jurídico al servicio ambiental, climá ca y la propia supervivencia hu-
del ambiente1 y del desarrollo sostenible2, consi- mana (Vicente, 2016).
derando los diferentes elementos que configuran
a este sistema de control social juridificado. Esto En consecuencia, se puede decir que hasta ahora
es, los principios; polí cas; derechos; obligaciones; el empo en la naturaleza discurre mediante sus
des natarios; sanciones (posi vas y nega vas); diversas manifestaciones: el empo geológico
mecanismos de tutela y responsabilidad; ges ón (Díaz Palacio et al., 2016), las variaciones de lar-
(aspectos orgánicos o ins tucionales); é ca; cultu- ga duración del cambio climá co, el devenir de la
ra; contextos espaciales (global, internacional, re- vida y la diversidad biológica, considerando los res-
gional subregional, nacional, sub nacional y local) y pec vos procesos de ex nción de especies y, por
contexto material (fuentes materiales iusambien- úl mo, el empo humano. Bajo tales premisas, en
tales y desarrollo sostenible). el cuadro siguiente se representa al empo de la
naturaleza y al empo humano4, lo cual nos ilustra
En resumen, convenimos en denominar al Dere- la diferenciación de escalas temporales y el “seg-
cho ambiental, operacionalmente, como el (sub) mento temporal” de lo antropogénico:
1
En perspectiva antropocéntrica alude al entorno humano natural y cultural y sus interrelaciones. En perspectiva ecocén-
trica lo humano-cultural es parte del entono mayor.
2
Nos remitimos a la famosa definición del año 1987 (Informe Brutland o nuestro futuro común): que entiende como aquel
desarrollo que busca “[s]atisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades
de las generaciones del futuro para atender sus propias necesidades”, en una búsqueda de equilibrio entre sociedad,
economía y ambiente.
3
Cabe señalar que esta acepción o enfoque va teniendo cada vez más aceptación genérica, pero en sus lecturas explica-
tivas o fundantes más específicas hay controversias ideológicas, advirtiéndose en un gran segmento de esta literatura,
tendencias políticas radicales antisistema.
4
“Tomemos los seis días de la creación del mundo, según el relato del Génesis como imagen para representar lo que,
de hecho, ha sucedido a lo largo de más de 4000 millones de años. Un día equivale a 660 millones de años. Nuestro
planeta nació el lunes a las cero horas. Durante el lunes, el martes y hasta mediodía del miércoles, se va formando la
tierra. La vida comienza el miércoles a mediodía y se desarrolla, en toda la belleza orgánica, los tres días (2000 años)
siguientes. El sábado, cuando ya son las cuatro de la tarde, aparecen los primeros reptiles. Cinco horas después, a las
9 de la noche, las sequoias brotan del suelo y los reptiles se extinguen El ser humano solo aparece tres minutos antes
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de la medianoche. Un cuarto de segundo antes de las doce, nació Cristo. A las doce menos una cuarentava parte de se-
gundo, comienza la Revolución Industrial. Ahora es medianoche del sábado y estamos rodeados de gente que cree que
lo que están haciendo desde hace un cuarentavo de segundo, puede durar indefinidamente” (Cooperativa de Consumo
Responsable Agroecológico La Garbancita Ecológica, 2012).
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CONSIDERACIONES SOBRE LA HISTORIA AMBIENTAL Y SU INCIDENCIA EN EL DERECHO
5
En alguna medida se puede afirmar que siempre ha existido un registro de estas interacciones y que “ya Platón había
remarcado los efectos de la deforestación de las montañas del Ática” (Gascón, 2007, p. 204).
6
“Los historiadores ambientales se concentran en las relaciones que los humanos han desarrollado con el resto de la na-
turaleza; dan por hecho que los humanos forman parte del mundo natural y que los historiadores deberían hacer historia
más cercana a la verdad: situar la vida humana en ese contexto más amplio” (Díaz Palacio et al., 2016, p. 20).
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más destacados historiadores ambientales, John R. tuas entre el género humano y el resto de la natu-
Resulta interesante esta categorización de McNeill Ruptura 1: Cambio, movimiento y dinámica: una
no sólo por abrir y diversificar los posibles escena- nueva comprensión a par r del cambio, el movi-
rios y alcances de la Historia ambiental, sino que, miento y la dinámica frente a lo está co, es decir
desde nuestros intereses temá cos, le asigna un una concepción dinámica de sociedad, naturaleza
segmento epistemológico a la Polí ca8 y al Dere- y sus relaciones mutuas. En el sen do más profun-
cho ambiental. A su vez, del muy difundido estudio do, el desa o analí co es superar las divisiones rí-
de Donald Worster9 acerca de las “Transformacio- gidas y dualistas entre naturaleza y sociedad, a fa-
nes de la Tierra” (2008), se pueden colegir e ilus- vor de una lectura dinámica e integradora basada
trar las múl ples temá cas que acarrea la Historia en observación del mundo que se construye a lo
ambiental, por ejemplo al referirse a los siguientes largo del río del empo (Pádua, 2010, p. 97). Histó-
temas: la era de la Ecología; la historia como histo- ricamente, cada grupo social construye su propia
ria natural (un ensayo sobre teoría y método); las forma de interactuar y de diálogo dinámico con el
transformaciones de la Tierra (hacia una perspec- ambiente, según sus pautas culturales y desarro-
va agroecológica en la Historia); la riqueza de la llo tecnológico, puesto que las “variaciones en la
naturaleza; la fragilidad del desarrollo sustentable; naturaleza y en las sociedades no son sincrónicas”
reencuentro de culturas (la Historia ambiental y las (Dichdji, 2016, p. 58).
ciencias ambientales); la democracia de cuencas;
¿Por qué necesitamos a la Historia ambiental?; el Ruptura 2: Visión “Antropocéntrica” y “Ecocén-
agua en la historia moderna; la historia en la Edad trica”: Ante el dualismo de las posiciones “antro-
de la Ecología; la Naturaleza que hemos perdido o pocéntrica” y “ecocéntrica”, se procura un punto
en la Tierra vulnerable (hacia una Historia planeta- medio que permita delimitar con mayor claridad
ria). El propio Worster reprocha a los historiadores, la construcción del objeto de estudio. Cabe reite-
por no asumir el impera vo por la relevancia de lo rar que la perspec va histórica por las cues ones
ambiental junto con la teoría y visión evolu va del ambientales no solo representa una oportunidad
mundo para comprender “los orígenes desarrollo y de intersección interdisciplinaria y de recíprocos
des no de la humanidad” (Worster, 2014, p. 128). beneficios, sino también permite quebrar esa
aparente dualidad antagónica y compar mentali-
Pierre Foy Valencia
Al tratar de rastrearse los fundamentos de la His- zada entre empos culturales y naturales (Dichdji,
toria ambiental, por ejemplo, Rojas (2010), alude 2016, p. 68).
a que su objeto de estudio procede de una larga
reflexión epistemológica (del ambiente), de la cual Ruptura 3: Relación ciencias sociales y ciencias
surgen tres “rupturas”: naturales: integración entre las ciencias sociales
7
Para Worster habría tres grandes líneas de trabajo enfocadas en: i) las características de los ambientes naturales en
épocas pasadas; ii) la relación entre los cambios ambientales y las tecnologías de producción y, iii) las percepciones, ideo-
logías, éticas, leyes y mitos construidos por la sociedad respecto la naturaleza (Universidad Nacional de Colombia, s/f).
8
Podríamos en esta mención aludir a dos alcances, uno mínimo más referido a la Política Ambiental y el otro más amplio
sobre la Ecología política, que a nuestro modo de ver debería redenominarse Ambientología política.
9
Guillermo Castro elabora una relectura del trabajo de Worster desde la visión de Latinoamérica a partir de tres ideas fun-
damentales: i) estructura y distribución de los ambientes naturales en el pasado, ii) tecnología productiva y iii) encuentro
intangible entre estas que maneja al respecto a la historia ambiental.
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CONSIDERACIONES SOBRE LA HISTORIA AMBIENTAL Y SU INCIDENCIA EN EL DERECHO
y ciencias naturales rompiendo con la tradición ción siempre se ha correlacionado con el entorno
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de distanciamiento entre ambas, para interpretar como una lucha contra este, ya decía Toynbee, en
“los procesos de cambio en el ambiente de mane- 1919, “que la civilización era un estadio dentro de
ra integral” (Rojas, 2010, pp. 180-181). En la línea un proceso en el que los seres humanos son cada
de integrar los conocimientos producidos desde las vez menos modelados por el entorno” y iv) una
Ciencias Naturales y las Ciencias Sociales, mediante verdad se revela al clasificar a las civilizaciones en
“enfoques menos dualistas y dicotómicos” destaca entornos, esto es que no existe un lugar del mundo
lo relacionado con el po de fuentes para “el estu- o un pueblo que sea más dotado que otro o privi-
dio histórico de cues ones ambientales, los requi- legiado, no hay trayectorias lineales predetermina-
sitos para su u lización y las técnicas para su aná- das (Fernández-Armesto, 2002: 48)11.
lisis” (Castro, 2013, pp. 111-112). Es de considerar
que la Historia ambiental permite ir más allá de la Ahora bien, abordar la Historia ambiental desde
inves gación por la reconstrucción de dicho pasa- cualquiera de sus tres dimensiones –historia polí -
do, plantea la revaloración del conocimiento his- ca, la económica y la socio-cultural– trasciende las
tórico local, la exploración del valor literario de las disciplinas cien ficas especializadas, siendo mate-
narraciones orales (Vargas Mena, 2014, p. 257)10. ria esencialmente de carácter transdisciplinario.
En consecuencia, “[e]l ecólogo o biólogo deberá
En el campo de las ciencias sociales –como refie- aprender de ciencias sociales aplicadas al campo
re Vargas Medina– tardaron cerca de cien años en ambiental; y el cien fico social deberá enfrentar el
adoptar modelos conceptuales en donde la natu- desa o de las sólidas y rígidas estructuras tradicio-
raleza sea parte o fuente de la acción transforma- nales de su disciplina para reconocer ac vamente
dora de las relaciones sociales, debiendo primero que los procesos sociales operan con la influencia
transitar por la “historia polí ca, la económica y de condiciones naturales y que esa influencia e inte-
la socio-cultural antes de arribar a la historia am- racción debe ser parte también de sus marcos con-
biental, que sería la acumulación de toda la histo- ceptuales” (Vargas Mena, 2014, p. 256). Estos sin
ria previa, en la perspec va de O’Connor” (Vargas duda son los signos de los empos desde una pers-
Mena, 2014, p. 234). En realidad, toda Historia pec va epistemológica y de transdisciplinariedad.
es en cierto modo ambiental, pues da cuenta de
cómo la humanidad “ha ido ocupando nichos y re- En realidad, hay de por medio toda una dimensión
quiriendo elevados montos de energía para hacer- éƟca más allá del enfoque académico o cien fico,
lo (comida, agua, animales de carga y transporte, puesto que con la Historia ambiental se enriquece
leña, hidrocarburos)” (Gascón, 2007, p. 204). Sin la comprensión del pasado al incorporar la dimen-
embargo, hay que tener cuidado con algunas inter- sión ambiental y a su vez se abren perspec vas
pretaciones in extremis que pueden hacer extensi- para procurar resolver problemas y conflictos ac-
va la perspec va ambiental de manera desmesu- tuales (Rubio Durán, 2011, p. 131). En efecto, dicha
rada, desbalanceando la proporcionalidad de los Historia, al ampliar nuestra comprensión de la era
enfoques sobre el empo histórico. contemporánea como algo intrínsecamente vincu-
lado a épocas anteriores y a problemas actuales,
Para Fernández-Armesto (2002, p. 16) clasificar las como los ambientales, desa a de manera crí ca
civilizaciones según el entorno y ya no por perio- ciertos presupuestos de la modernidad (Sorlin,
dos o sociedades –a diferencia de intentos anterio- 2011, p. 610). Ciertamente, las actuales preocupa-
res por escribir la historia comparada de las civili- ciones globales están cada vez más relacionadas
zaciones– se sustenta en cuatro razones principa- con las “pandemias, medio ambiente, recursos,
les: i) se trata de un enfoque o perspec va nueva, clima, energía y demogra a” es decir, con las con-
válido en sí mismo; ii) los estudios históricos han diciones fundamentales de la propia existencia en
impuesto modelos para comprender las civilizacio- el planeta, de modo que los límites de la huma-
nes, ahora es el entorno el que se impone, la natu- nidad deben encuadrarse dentro de tales paráme-
raleza ene su obje vidad, no es algo pre construi- tros, conocimiento que sólo las ciencias naturales
do; iii) por la tradición en el sen do que la civiliza- las brindan (Sorlin, 2011, p. 630)12.
10
Para lo cual se retomó y aplicó la “entrevista en profundidad” como parte de los métodos clásicos de la investigación
cualitativa en ciencias sociales redescubriendo gran valor analítico y práctico de la historiografía “en aspectos muy
particulares del método de la historia oral” (Vargas Mena, 2014, p. 255).
11
Cada entorno incluiría diversos hábitat y nichos. Las categorías entrecruzan y solapan. Muchas civilizaciones podrían
clasificarse en más de un entorno. Algunas empiezan con uno y terminan –en parte o por completo en otro– a conse-
cuencia de las migraciones, el desplazamiento o a expansión” (Fernández-Armesto, 2002, p. 17).
12
“[…] los trabajos pioneros dedicados a la historia ambiental, conflictos socio ambientales y movimientos sociales de
Joan Martínez Alier, Donald Worster, James O’Connor, John McNeill, Manuel González de Molina, William Cronon,
Alfred Crosby o Warren Dean, han sido fundamentales para la comprensión del fenómeno ambiental; como lo han sido,
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En un debate telemá co entre historiadores de Desde la perspec va regional, habrían tres ta-
diferentes tradiciones historiográficas y países pro- reas pendientes para la creación de una historia
movido por Gabriella Corona acerca de la Historia ambiental la noamericana14, según postulaba
ambiental global, McNeill afirmaba que esta His- el neomarxista Castro Herrera: i) no construir di-
toria ya viene contribuyendo a las polí cas inter- cha historia en aislamiento, es decir, procurar un
nacionales como en las polí cas sobre el cambio “diálogo simultáneo” con el resto del mundo, evi-
climá co, basadas en la historia del clima, o las po- denciando que la naturaleza, no sólo para nuestra
lí cas sobre la pesca o el agua igualmente susten- región, no se reduce sólo a recurso (o mercancía)
tadas en la data histórica (Corona, 2008, p. 244). sino también a historia; ii) persis r en profundizar
A su turno, Worster, tras lamentar lo superficial en el desarrollo de la historia ambiental regional,
de la conciencia ecológica y cultural, inclusive de para mostrar que toda “reorganización de la natu-
cien ficos y juristas brillantes, consideraba que no raleza hecha con propósitos humanos acarrea con-
podemos postular nuevas economías o modelos si sigo una reorganización de la sociedad humana”;
no entendemos cómo llegamos al estado actual, y iii) conocer e interpretar la conflic vidad de los
Pierre Foy Valencia
de ahí la importancia de los historiadores con estas procesos históricos de la relación hombre-natura-
nuevas miradas (Corona, 2008, p. 244). leza en nuestra época (2004, p. 111).
también, los estudios de Pedro Bevilacqua, Florent Marcellesi, Beatriz Santamarina Campos o Josefa Bru, entre otros”
(Dichdji, 2016, p. 59).
13
“En esta lógica, la historia ambiental toma forma para ocuparse de los problemas derivados de las modalidades de inte-
racción entre la especie humana y su entorno, que en esta fase de su desarrollo han pasado a convertirse en el principal
factor de riesgo en nuestro futuro” (Castro Herrera, 2017).
14
En cuanto al desarrollo de la historia ambiental norteamericana, que es de mucha incidencia en nuestra región, Pérez
Cebada sostiene que la influencia europea ha sido determinante destacando el influjo de los geógrafos franceses (vg.
Vidal de La Blache) y la escuela de los Annales (M. Bloch, L. Fevbre, E. Le Roy-Ladurie y, sobre todo F. Braudel), sobre
todo por esa búsqueda de la historia total, los factores ambientales o la larga duración braudeliana (Pérez Cebada,
2000, p. 208).
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CONSIDERACIONES SOBRE LA HISTORIA AMBIENTAL Y SU INCIDENCIA EN EL DERECHO
Se podría decir que “[...] la historia ambiental la- “saberes también forman parte del juego de las
THEMIS 73 | Revista de Derecho
“el estudio del Derecho del pasado, de su evolución y de su devenir histórico que incluye el estudio de la his-
toria de la legislación y del pensamiento jurídico, el análisis del derecho consuetudinario y de la labor jurispru-
ObjeƟvo
dencial, […] (dejando) a un lado, tanto el estudio del ordenamiento jurídico vigente como las parcelas propias
de la Filoso a del Derecho” (Gómez Rojo, 2003, p. 87)17
“una Historia del Derecho centrada “en destacar la correspondencia del Derecho con la polí ca, la cultura, la
geogra a, la economía o la realidad social de otras épocas, (haciendo) patente el carácter mutable del Derecho
Producto
y (otorgando) al inves gador y al estudiante una visión de la realidad jurídica más completa y crí ca desde una
perspec va histórica” (Gómez Rojo, 2003, p. 227)
15
“Mark Carey, historiador norteamericano, afirmaba que la historia ambiental latinoamericana obviaba la amplitud temáti-
ca propia de la disciplina y se había estancado en tres aspectos: el colonialismo, el capitalismo y la conservación” (Rubio
Durán, 2011, p. 133).
16
Por otra parte, también hay que tener en cuenta que como refiere Gallini (2005) “[...] las historias ambientales escritas
por ecólogos históricos o en general científicos naturales tienden a ser páginas sin huella humana, ni rastro de interac-
ción social, y con escasa apreciación del papel de la cultura como actor histórico, como lo denunciaba Linda Merricks
en 1996”.
17
Como todo lo que se relaciona con el hombre se encuentra incidido por el transcurso del tiempo, la evolución del De-
recho en tanto hechura humana, puede igualmente ser objeto de estudio, en consecuencia la Historia del Derecho: “se
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Desde una visión más integra va e invocando la será progresivamente entronizada en nuestro me-
vida en tanto se encuentre con mayor solidez arrai- y de la otra, la disciplina que se encarga de estudiar-
gado en el Derecho del pasado (Ugarte del Pino, los, es decir la Historia del Derecho ambiental. Por
1962, p. 149). Sin haber elaborado posturas teóri- ejemplo, el proceso de desarrollo de la norma nor-
cas más consistentes sobre la materia, sin embar- teamericana sobre protección ambiental del año
go, dejaba una pauta para pensar mejor el pasado 1969 (NEPA) y de otra parte, la lectura e interpreta-
jurídico en relación con su importancia aplica va ción histórica de dicho proceso y sus derivaciones
para el presente. en el transcurso del empo hasta el presente.
Esta necesidad de una mirada más dinámica del Ahora bien, de empo atrás se ha reprochado que
Derecho en sociedad y en perspec va histórica, muchos estudios referidos a la legislación ambien-
detiene a analizar el pasado jurídico, entendiendo por tal, no el estudio estático y aislado de algún código antiguo o de
una determinada institución ya muerta, materias que caen dentro de la arqueología jurídica, sino el estudio dinámico
de la idea del derecho y de sus realizaciones” (Eyzaguirre,1962, p. 17). Asimismo, véase Unzueta, 2016, pp. 187-188.
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CONSIDERACIONES SOBRE LA HISTORIA AMBIENTAL Y SU INCIDENCIA EN EL DERECHO
tal (lex lata) no consideren de manera significa va - Desde 1992-2012: maduración y vincula-
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sus aspectos históricos, como dando a entender ción. i) 1992: la Conferencia de Río de las
que todo empezó recientemente a par r de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y
tecnologías exitosas, de ahí la necesidad de una Desarrollo. ii) Después de la Conferencia de
historia jurídica del ambiente (Lunel, Braun, Flan- Río –y añadimos de Río + 2018.
din-Blety y Texier, 1986, p. 45). Igualmente, Mi-
chel Prieur reclamará que para el análisis de la ley Evidentemente estos escenarios temporales se
y para una debida prospec va, es imprescindible inscriben en el marco de una dinámica compleja
una historia de la ley y de las ins tuciones, puesto de relaciones internacionales y de diplomacia am-
que las formulaciones legales vigentes enen orí- biental, al devenir de los procesos tecnológicos,
genes muchas veces lejanos (2001). económicos, informá cos, de expansión hacia
la globalización, en empos de lo que Thomas
Desde una perspec va sobre los orígenes históri- L. Friedman denominó “la erra plana”.
cos de los procesos y fenómenos jurídicos ambien-
tales, no creemos atendibles esas versiones in illo Ciertamente, los procesos nacionales van mar-
tempore que se remontan a los empos romanos cados en parte por estas líneas de empo. Pero
u otras eras de la historia an gua como las del Có- en cada caso se advierten dinámicas propias. Por
digo de Hammurabi o de Zoroastro, salvo que que- ejemplo, en la experiencia peruana, el impacto o
ramos transpolar las categorías históricas forzando incidencia de Estocolmo 1972 fue de mínima in-
las lecturas e interpretaciones. tensidad en el sistema jurídico nacional, en tanto
que Río 1992 fue significa vamente condicionante
Aunque en un sen do lato podría sostenerse des- desde su fase preparatoria, “camino a Río 92”, has-
de la historia ambiental que, en la medida en que ta los efectos de “post Río 92”, como se evidencia
los entornos o ecosistemas se correlacionan con a par r del año 1990 como empo simbólico de
los sistemas sociales- culturales, de los cuales ema- quiebre o arranque del sistema jurídico ambiental
nan a su vez los sistemas de control llamémoslos peruano y los procesos norma vos, ins tucionales
“jurídicos” –según el entender de las épocas– en- y socioambientales desencadenados, los cuales es-
tonces efec vamente habría una dimensión jurídi- tudiaremos en otra oportunidad.
ca que acompaña a esos procesos de interrelación
entre sistemas naturales y sistemas sociales. Ya Una perspec va interesante de estudio histórico
lo señalaba McNeill (2005) al referirse a los pos jurídico ambiental sería en la línea de Fernández-
de la Historia ambiental, es decir, la Historia am- Armesto (2000), considerando los procesos de
biental polí ca, que incluye lo jurídico. Máxime si ecosistemas o de los entornos, su correlato social
evocamos la locución la na Ubi societas, ibi jus y sus respuestas o derivaciones jurídicas e ins tu-
(donde hay sociedad, hay derecho). cionales al respecto. Por ejemplo, la regulación ju-
rídica de los ecosistemas compar dos y cómo esas
Sin embargo, en tanto disciplina en un sen do exigencias a través del empo se traducen local-
estricto y un tanto más consensuado, hay la pro- mente en cada país.
pensión a circunscribirse al siglo pasado, tomando
como soporte sobre todo al desarrollo del Dere- De otra parte, una perspec va histórica acerca
cho Internacional ambiental, de alguna manera del despliegue de los procesos relacionados a las
matriz y motor de los derechos nacionales y su- dinámicas de las Conferencias de las Partes en re-
pranacionales en materia ambiental. Como lo ha lación con cada Tratado o Convenio, resulta muy
planteado de empo atrás Sand, habría tres eras: rico y complejo, más aún si lo integramos a las
Tradicional, Moderna y Post Moderna (2015), sinergias entre ellos. Por ejemplo, en el trabajo
coincidiendo con Brown (2011) quien desagrega “Consideraciones climá cas sobre los convenios
del siguiente modo: internacionales de relevancia ambiental” se es-
tudian las sinergias entre diversos compromisos
- Desde 1900-1972: primeros destellos; internacionales y la Convención Marco de Cambio
Climá co (CMCC), y algunas derivaciones jurídi-
- De 1972 a 1992: desarrollo del marco básico. cas más específicas, considerando los desarrollos
i) 1972: la Conferencia de Estocolmo de las par culares y diversos emanados sobre todo de
Naciones Unidas sobre el Ambiente. ii) Des- las Conferencias de las Partes (COPs) de esos otros
pués de la Conferencia de Estocolmo; convenios (Foy, 2014).
18
No nos parece funcional la de Aguilar e Iza cuando proponen: i. Primera Etapa: Antes de la Segunda Guerra Mundial, ii.
Segunda Etapa: Hacia Estocolmo. iii. Tercera Etapa: De Estocolmo a Río, iv. Cuarta Etapa: Conferencia de Río. v. Quinta
Etapa: Cumbre Mundial de Johannesburgo.
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En resumen, la dimensión histórica del Derecho Brown Weiss, E. (1999). Un Mundo justo para las
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CONSIDERACIONES SOBRE LA HISTORIA AMBIENTAL Y SU INCIDENCIA EN EL DERECHO
Commission - Office for Official Publica ons of Foy Valencia, P. (2001). Consideraciones sobre el
THEMIS 73 | Revista de Derecho
Foy Valencia, P. (2018). Bases conceptuales para el Gascón, M. (2007). Historia y ambiente (Envi-
estudio interdisciplinario del Sistema jurídico y ronment and History). En: Entelequia, Revis-
las futuras generaciones: PerspecƟva teórica y ta Interdisciplinar, número 5 (otoño 2007),
empírica desde el Derecho ambiental. Ar culo pp. 197-207.
inédito, presentado al Concurso Nacional de
Inves gación Jurídica Interdisciplinaria Socie-
dad y Derecho de la Facultad de Derecho de la Gómez Rojo, M. E. (2003). Historia del derecho y
Pon ficia Universidad Católica del Perú. de las insƟtuciones. Un ensayo conceptual y de
fundamentación cienơfica a la luz de la doctri-
Foy Valencia, P. (2015). Sistema jurídico y natu- na hispánica y del derecho español y compara-
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