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A los mexicanos nos encanta el café, todo sobre él.

Nos encanta beberlo y, como los datos lo


demuestran, nos encanta producirlo y exportarlo. De hecho, México es el onceavo productor
de café a nivel mundial, y nuestros granos representan 2.4% del total del mundo. Claro que
esto no siempre fue así, de hecho, el café ni siquiera es un cultivo originario de México.
Fue hacia el siglo XVIII que los inmigrantes franceses trajeron consigo la semilla del café y
establecieron los primeros cultivos. Debido a la naturaleza de la planta, los lugares elegidos
fueron los de climas tropicales y de amplia vegetación, como lo fueron Veracruz, Chiapas y
Oaxaca. Rápidamente, el café en México se convirtió en uno de sus principales productos
agronómicos de exportación, junto con el aguacate. La variedad que más se produce en
México es arábica.
Actualmente, se cuentan 14 estados en los que se produce café en México: Colima, Chiapas,
Guerrero, Hidalgo, Jalisco, Morelos, Nayarit, México, Oaxaca, Puebla, Querétaro, San Luis
Potosí, Tabasco y Veracruz. Se estima que, para este año, las 14 entidades tengan una
producción de 860, 970 toneladas.
Algo que pocos saben es que antes de la presidencia de Carlos Salinas de Gortari, el café en
México era regulado por el INMECAFE (Instituto Mexicano del Café), una dependencia del
gobierno dedicada a los temas cafetaleros; después de su disolución, en parte debido a los
nuevos modelos neoliberales que el gobierno en turno implementó, los productores
mexicanos se enfrentaron por su cuenta al mercado interno así como al internacional. En
cuanto a este último, se estima que 80% del café que Estados Unidos Importa proviene de
agricultores mexicanos.
La dependencia del gobierno que actualmente supervisa temas agropecuarios, la SAGARPA
(Secretaría de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural) estima que en la industria nacional
del café se involucran más de 500, 000 personas, entre productores y colaboradores del
sector, pero no termina ahí, ya que el impacto social del café puede llegar hasta 3, 000, 000
de personas en todo el país.
Cada que te sirvas una taza de café para empezar tu mañana, ten en cuenta que no sólo te
estás cargando de energía para el día, sino que estás formando parte de un ecosistema rico y
prominente que da vida a toda una nación.

Existen muchas historias referentes al descubrimiento al café tal como lo


conocemos, algunas remontan hasta el año 1140 en países tan distintos como
Absinia, Etiopía o Arabia. Con descubridores tan diferentes como pastores o
monjes y ya sea con intención o por accidente, el hecho es que hoy podemos
disfrutar de una deliciosa taza de café por la mañana.

En México, ésta es una de las bebidas más populares y su producción en el país es


tan amplia que actualmente es el onceavo productor a nivel mundial. Introducido
desde 1795, es un cultivo de una enorme trascendencia desde el punto de vista no
sólo económico y social, sino cultural y ecológico.
Llegado en los barcos de inmigrantes franceses, su producción inició en Córdoba
Veracruz, permitiendo desarrollar y generar bienestar en la zona donde sus
habitantes comenzaron a organizarse para aprovechar el cultivo, generando
cadenas de valor al integrar a los miembros de la comunidad para procesarlo,
transportarlo y comercializarlo.

De acuerdo a datos publicados en Comercio Exterior de México, por Don Miguel


Lerdo de Tejada en los años de 1802, 1803 y 1805, se exportaba café en
proporciones de 272, 483 y 336 qq (un quintal era una antigua unidad de peso
española que equivalía a 46kg), este café se cree era originario de Córdoba.

México es uno de los primeros lugares como país productor de café después de
Brasil, Colombia, Indonesia, Vietnam y otros, con un volumen de producción que
oscila entre los 4 a 5 millones de sacos por año.

En México el café se cultiva en 12 estados: Chiapas, Veracruz, Puebla, Oaxaca,


Guerrero, Hidalgo, San Luis Potosí, Nayarit, Colima, Jalisco, Querétaro, Tabasco.
La época de recolección del café inicia en el mes de septiembre y concluye en el
mes de marzo del siguiente año.

El sistema de plantaciones de café en nuestro país es bajo sombra principalmente,


lo que permite conservar el medio ambiente, la flora y fauna, mantos acuíferos,
captación de carbono y además de regalar una vista maravillosa a diversos tonos de
colores y el verde brillante de sus hojas, ya que los cafeticultores suelen utilizar
policultivos.

El café ocupa el primer lugar como producto agrícola generador de divisas y


empleos en el medio rural por las características del cultivo, que emplea para sus
labores de limpia, cosecha y beneficiado del grano tanto a mujeres, hombres y
jóvenes por lo que cualquier miembro de una familia puede realizarlo. Hoy en día
los proyectos de economía social incluso contribuyen a que el café mexicano sea
reconocido por su calidad y su sabor en el mundo.

El INAES fomenta la cafeticultura gracias a los apoyos otorgados a distintos


proyectos de economía social, que han logrado diferentes objetivos de acuerdo a la
zona y estado del proyecto, como Lazos de Nuestra Sierra en Puebla quienes
lograron certificar su producto y ahora lo exportan a California, o el proyecto
Montañas Aromáticas Zapatz en Veracruz, que aumentaron su producción para
llegar directo al consumidor, generando una cadena de valor al crear empleos
directos fijos y temporales para la comercialización de grano, llevando bienestar a
las comunidades donde se desarrollan.

El café arábico se originó en las tierras altas de más de 1000 metros sobre el nivel del mar de Etiopía,
Sudán y África. En los años 575 y 890 D.C., los persas y los árabes lo llevaron a Arabia y Yemen, en tanto
que los nativos africanos lo extendieron a Mozambique y Madagascar. De aquí los holandeses y los
portugueses, entre los años 1600 y 1700, lo trasladaron a Ceylán, posteriormente a Java y a la India, así
como a otras regiones de Asia y África.

El gobernador de Java, Von Hoorm, en el año 1708, llevó algunas plantas a Holanda y allí obsequió a Luis
XIV, rey de Francia, una que fue sembrada en los invernaderos de París.

En 1727, el café fue trasladado de Sumatra a Brasil, luego pasó a Perú y Paraguay y, en 1825, a Hawai. Por
otra parte, en el invernadero de París se multiplicaron las plantas y pasaron a la Guyana Francesa, África
Ecuatorial, Haití y Santo Domingo.
Luego se extendió a Puerto Rico y a El Salvador en 1740, a Guatemala en 1750, a Bolivia, Ecuador y
Panamá en 1784, y por último a Costa Rica, procedente de Cuba y Guatemala, entre 1796 y 1798.

Existen muchas historias en relación al origen del café, las más conocidas dicen que una de ellas es que por
el año de 1140, en Abisinia, unos pastores se dieron cuenta que sus cabras se ponían muy inquietas y se
dieron a la tarea de investigar el por qué, y descubrieron que comían unos frutos rojos que se daban en
unas matas. Los pastores tomaron los frutos y prepararon una bebida caliente para protegerse del frío
nocturno del desierto. Se dice que esa bebida es lo que conocemos como café.

Otra de las más conocidas leyendas dice que un pastor llamado Kaldi conducía a su rebaño en Etiopía. Un
día las cabras encontraron unos cafetos y comieron sus bayas, y masticaron las hojas. Llegada la noche las
cabras en lugar de dormir se pusieron a danzar alegremente y mantuvieron la energía toda la noche.

Cuenta una leyenda que los monjes de Chehodet tomaron los frutos y las hojas de la misteriosa planta e
hicieron con ellas un cocido. Para obtener esa infusión el jefe de la comunidad secó en la llama los granos,
que sufrieron su primer tueste y así nació el café como tal. Llamaron a esta bebida Kawa .

Otra leyenda cuenta que un monje cortó los frutos y las hojas de un cafeto y las llevó a la cocina para
cocerlos. Una vez cocinado, el monje probó la bebida y la encontró de un terrible sabor, por lo que arrojó a
las llamas los granos que quedaron sin cocer. Los granos conforme se quemaban despedían un olor
agradable, por lo que el monje tuvo la idea de preparar la bebida con estos granos y el brebaje, aunque
amargo, tenía un aroma y un sabor agradable y producía, después de beberlo, un efecto tonificante, por lo
que los monjes decidieron adoptarlo para mantenerse despiertos durante sus oraciones.

El café ha sido, a través de la historia, alabado, prohibido, criticado, simbolizado, etc. En 1671 en Lyon
apareció un tratado anónimo denominado L. Usage de Caphé, du thé et du chocolate, en donde se
especifican las cualidades que se atribuyen a la bebida: “que deseca todo humor frío y húmedo, expulsa los
vientos, tonifica el hígado, alivia a los hidrópicos por su naturaleza purificadora; resulta también excelente
para la sarna y la corrupción de sangre, refresca el corazón y el latido vital de este, alivia a los que tienen
dolores de estómago y a los que han perdido el apetito, es igualmente bueno para las indisposiciones de
cerebro frías, húmedas y penosas. El humo que desprende es bueno contra los flujos oculares y los
zumbidos de los oídos, resulta excelente también para el ahogo, los catarros que atacan al pulmón, los
dolores de riñón y las lombrices, es un alivio extraordinario después de haberbebido o comido demasiado”.

El Café en México

La introducción del café en México se remonta a principios del siglo XIX. En el estado de Michoacán fue
introducido por Don Mariano Michelena, o bien en 1822 en Yautepec, Morelos por Jaime Salvat, sin
embargo existen versiones de que fue traído de Cuba por el español Antonio Salebert en 1784.

Según el barón Alejandro de Humboldt, el cultivo del cafeto a nivel comercial comenzó en 1812 con Juan
Antonio Gómez de Guevara, en la región de Córdoba, Veracruz. Por su parte Don Matías Romero realizó
un extenso estudio en cuanto al cultivo del café en el año de 1875, pero poco habló de su historia en
México. En 1720 surge en la Martinica como un envío especial del rey Luis XIV. Se considera que este
café es el origen de las plantaciones en Sudamérica y Centroamérica, y probablemente de México.

De acuerdo a datos publicados en Comercio Exterior de México por Don Miguel Lerdo de Tejada en los
años de 1802, 1803 y 1805 se exportaba café en proporciones de 272, 483 y 336 qq. respectivamente, este
café se supone era originario de Córdoba.
La trayectoria del cultivo del café en México ha sido intensa dadas las características geográficas del país,
se ha producido hasta en estados como el de Coahuila, Tamaulipas, de México, Morelos. Las calidades
como el Pluma Hidalgo, Coatepec, Córdoba, etc., fueron reconocidas desde el siglo pasado y también se
han considerado como las de más alta calidad en el mundo, por arriba del café colombiano y brasileño.

México a nivel mundial ocupa el 11º lugar como país productor después de Brasil. Colombia, Indonesia y
Vietnam, con un volumen de producción que oscila actualmente entre los 3 a 4 millones de sacos por año.
México a pesar de ser uno de los países que más produce café, tiene uno de los consumos más bajos, esto
probablemente por la falta de difusión para incrementar el consumo, la carencia de cultura de café de los
mexicanos y los tabúes que existen alrededor del café en el aspecto de salud.

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