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Licenciatura de Economía
Departamento de Economía
2016
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Contenido
Primera Parte
La Economía Política
1. Antecedentes
2. Orígenes: mercado, capitalismo y estado
1.3 Mercantilismo: riqueza, dinero y comercio exterior
1.4 La Fisiocracia y el primer modelo económico
2.1 Contexto
2.2 La “Riqueza de las Naciones”
2.3 División del trabajo y productividad
2.4 El mercado: la mano invisible
2.5 Teorías del valor
2.6 Precio de mercado: oferta y demanda
2.7 Acumulación y crecimiento
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3.4 Acumulación y distribución a largo plazo
3.5 La Ley de Say y la imposibilidad de las crisis
3.6 El salario
3.7 La ventaja comparativa y el comercio internacional
3.8 Papel moneda e inflación
Segunda Parte
La Escuela Neoclásica
6.1 Economics
6.2 El excedente del consumidor
6.3 La “teoría de las tijeras”
3
6.4 La teoría de la distribución
6.5 Elasticidades de la demanda
6.6 Equilibrio Parcial y General
6.7 Competencias dinámica e imperfecta
Tercera Parte
La Macroeconomía moderna
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Conclusiones ……………………………………………………………………………151
Introducción
Este libro es una breve historia de la evolución del pensamiento económico. Comprende
desde sus antecedentes judeocristianos y aristotélicos hasta la nueva economía clásica del
siglo XX. Es un texto eminentemente introductor en lo que se refiere a su contenido y de
divulgación y docencia en cuanto a sus propósitos y alcances.
Al escribir este libro se ha tenido en mente hacer una exposición didáctica y “amigable”,
pretendiendo que los temas abordados sean comprensibles para quien desee contar con una
guía inicial, lo más clara y sencilla posible, sobre la trayectoria seguida por el pensamiento
occidental sobre la economía. Cada capítulo, a excepción del último dedicado a las
conclusiones, expone lo esencial de cada escuela o corriente teórica y es acompañado de
temas de reflexión. En algunos capítulos se presentan anexos que profundizan determinados
aspectos. Quienes son ya iniciados en esta disciplina -estudiantes de licenciatura y de
maestría en economía, así como de otras ciencias sociales, conocedores de algunas
temáticas aquí expuestas- este libro les será de utilidad para entender, recordar y quizá
visualizar de una manera diferente lo aprendido. Sus páginas tienen la intención de
proporcionar una perspectiva lo más articulada posible de temas que usualmente se estudian
en libros y salones de clase de una manera aislada e inconexa, al margen por completo de lo
que son sus antecedentes y de lo que fueron sus contextos intelectuales e históricos,
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enseñadas las más de las veces como dogmas y verdades incuestionables de uno u otro
signo teórico, sin ser cuestionadas con la más mínima referencia crítica.
En tan solo nueve capítulos se ponen de relieve las aportaciones y fundamentos de las
teorías, se destacan algunos de los límites y puntos débiles de cada escuela o autor, al
tiempo que a cada una/o se le presenta de la manera más imparcial y objetiva posible, sin
tomar partido por ninguna, ni tampoco con la intención de sembrar prejuicios en contra o a
favor de alguna o algunas de ellas. Como se muestra a lo largo de los capítulos siguientes,
las formulaciones y planteamientos de las diferentes escuelas y corrientes han estado
decisivamente inspirados por los hechos y acontecimientos económicos más relevantes de
su momento, así como por la atmósfera intelectual prevaleciente, el denominado “espíritu
de la época”. Este libro pretende ser así una pequeña muestra de la pluralidad de enfoques
de las teorías que forman las principales ramas o vertientes del pensamiento económico.
Sus capítulos ofrecen una visión representativa –aunque por supuesto incompleta- del
amplio e incluso contradictorio abanico de corrientes que conforman dicho pensamiento. Al
escribir este libro se ha tenido en mente el propósito de que al considerar la trayectoria
general seguida por el pensamiento económico el/la lector/a pueda apreciar que los rasgos
teóricos de cada escuela, la singularidad de los argumentos y de los enfoques utilizados, lo
mismo que las particulares ideas de cada autor, adquieren un significado más profundo,
tanto en sus alcances como en sus limitaciones, al ser vistas como parte de un todo más
amplio. Corresponde al lector/a sacar sus propias conclusiones y opiniones respecto a cada
una de ella así como profundizar en los temas que le resulten de mayor interés.
II
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las actuales generaciones de estudiantes de economía el conocimiento de la evolución de la
disciplina constituye algo muy ajeno a las preocupaciones intelectuales y muy alejado del
tronco central del contenido curricular; es un conocimiento que se relega en el mejor de los
casos a materias optativas. Esto es resultado de una orientación tecnocráta e ingenuamente
pretensiosa de la economía frente a otras ciencias sociales; orientación que va en contra de
una visión histórica de la misma -y por lo mismo más modesta- así como del propio
reconocimiento, que debería ser obvio, de que la economía es ante todo una disciplina
social, aunque mantenga orgullosamente el atributo de ser “la más dura de las ciencias
blandas”. El contenido de este libro, por supuesto, busca promover una visión menos rígida
y más interdisciplinaria de la economía, una que abra los horizontes del lector y del
estudiante a las dimensiones filosóficas, psicológicas, éticas, religiosas, políticas e
ideológicas que impregnan desde su origen hasta la actualidad al pensamiento económico.
III
La segunda parte abarca, en los capítulos 5 y 6, el pensamiento económico del último tercio
del siglo XIX en el que asciende el nuevo paradigma del marginalismo representado por
Jevons, Menger y Walras, así como el de la llamada síntesis neoclásica de Marshall,
constituida desde entonces como la corriente principal, ortodoxa o dominante del
pensamiento económico (main stream); adicionalmente en el capítulo 7, esta parte
considera las contra propuestas heterodoxas del institucionalismo y del evolucionismo
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tecnológico, formuladas grosso modo durante el transcurso de la primera mitad del siglo
XX en oposición a ese neoclasicismo.
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Primera Parte
La Economía Política
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Capítulo 1
1.1.Antecedentes
Los más antiguos escritos en torno a aspectos y temas de lo que se denomina hoy en día
´economía´, se remontan en el mundo occidental a religiosos judíos y a filósofos griegos.
Sus reflexiones están fundadas en preceptos de contenido religioso y ético.
En el Antiguo Testamento, escrito entre los siglos a.c., se hace una condena de la
práctica de préstamo de dinero y el consiguiente pago de intereses desde el punto de vista
de sus implicaciones éticas y de mayor diferenciación social al interior de la comunidad
étnico religiosa judía (Johnson: ). Esta visión del crédito (“usura”) “como una forma de
extorsión que los más afortunados infligían a los infortunados, necios o empobrecidos,
urgidos por necesidad y obligaciones superiores a sus medios” (Galbraith, : 39) formará
parte del cuerpo de doctrina del cristianismo y estará vigente hasta la Edad Media.
Los pensadores griegos, en las obras de Hesiodo (Teogonía) –siglo VII a.c.- y de Jenofonte
(Los Trabajos y los Días) -siglo V a.c.- abordan la cuestión de la eficiencia en las labores
agrícolas de la comunidad; este último autor escribe Oeconomicus –origen de la palabra
economía- para referirse a la gestión del hogar. En los escritos de Demócrito –el filósofo
atomista- existen las primeras reflexiones sobre la propiedad privada y su capacidad para
incentivar la actividad económica, mientras que en La República de Platón -siglo V a.c-
aparecen las primeras explicaciones sobre la división del trabajo en el origen y razón de ser
de la polis (ciudad-estado). La existencia misma de la ciudad (y por extensión de la
civilización) es un resultado de la división del trabajo, entendida como la conjunción entre
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las diversas capacidades y las diferentes necesidades humanas. “El origen de la ciudad se
encuentra en el hecho de que nosotros no satisfacemos nuestras propias necesidades, por lo
cual carecemos de muchas cosas”; de ahí la necesidad, argumenta, de congregar a las
personas en un lugar y así “entre un hombre y otro hay un intercambio de dar, y si eso
sucede, de tomar cada quien, porque cada uno supone que eso es lo mejor para si mismo”
“… Al interior de la ciudad los hombres “comparten los productos de su trabajo…
obviamente comprando y vendiendo” “Un mercado (“market place”), entonces, y el dinero
como símbolo con el propósito del intercambio. (Plato, 1937: 148-149 y 155).
Estos pasajes constituyen un remoto antecedente del análisis del mercado desde la
perspectiva de la confluencia de ofertas y demandas de bienes y servicios por las personas,
así como del dinero como medio de circulación. Sin embargo Platón no establece una
relación entre el tamaño del mercado y el grado de desarrollo de la división del trabajo, en
este caso el tamaño de la polis, como lo esbozaría posteriormente su discípulo Aristóteles y
como lo haría claramente Adam Smith más de dos mil años después. Un rasgo distintivo de
la ciudad ideal esbozada en La República es la existencia de una propiedad comunista entre
la clase gobernante de los filósofos, condición precautoria a fin de evitar la corrupción en la
élite intelectual dirigente.
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de la justicia – la que poseía mayor valoración en la polis griega- Aristóteles resalta la
importancia de la distribución justa de los bienes y las ganancias (Reale y Antiseri:).
El imperio romano no aportó gran cosa a las ideas económicas provenientes de Palestina y
Atenas y, en general, “fue incapaz de producir grandes pensadores sociales” destacando por
“la parquedad de la especulación filosófica” (Roll: 39). En todo caso habría que recordar,
como a una de las más ilustres excepciones, a Plinio, gran observador y estudioso de la
naturaleza, quien expusiera en el siglo I de nuestra era, las razones del por qué el oro es el
metal que cumple con una serie de características que lo hacen ser el medio de circulación
privilegiado. Por su parte, la legislación romana se nutrió de las experiencias comerciales
del imperio y estableció firmemente el derecho a la propiedad privada sin establecer límites
éticos a la misma (Roll: 41). Esto marcaría vías de evolución del pensamiento económico
ya que “mientras Aristóteles se convirtió en el filósofo de la Edad Media y en una de las
fuentes del derecho canónico”, el derecho romano servirá más tarde “de base importante a
las doctrinas legales del capitalismo (Roll: 41).
En la sociedad europea de la Edad Media el propio desarrollo del comercio y del préstamo
de dinero llevó a atemperar la postura de inspiración judeo-cristiana y aristotélica que
condenaba las prácticas del comercio y la usura; así, a lo largo de los siglos se fue
adecuando poco a poco el dogma ético-económico del cristianismo -“nullus christianus
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debet esse mercator”1- a la realidad que en regiones de Europa occidental atestiguaba la
existencia de un comercio en expansión en los burgos y en las comarcas. Tomás de Aquino,
considerado el más grande de los pensadores escolásticos (que conjugaron la razón y la fe,
la filosofía y la teología) juzgaba en el siglo XIII al comercio y al préstamo como
actividades antinaturales que llevaban a “perder la gracia de dios” pero, al mismo tiempo,
de manera pragmática postulaba la necesidad de regular la práctica del préstamo de dinero a
cambio del pago de intereses (Reale y Antiseri, : ; Roll: 47).
En la tardía Edad Media y los albores del Estado Absolutista se estudiaron algunos aspectos
relativos al dinero metálico. Nicolás de Oresme, en la primera mitad del siglo XIV, además
de retomar a Aristóteles en la explicación del origen del dinero, discute el uso de los
metales en el comercio; indica que el acuñar moneda es prerrogativa del Príncipe (es decir
del poder político) y condena la adulteración de las monedas como un impuesto que
empobrece a los súbditos (Roll: 54). En el mismo sentido Gabriel Biel estudia esos
aspectos y enfatiza la necesidad de la existencia de normas acerca de la emisión de dinero
metálico, así como de un control de su contenido en oro o plata por parte del monarca a fin
de no degradar el valor de la moneda (ver Anexo 1.1).
Al revisar los antecedentes del pensamiento económico es notorio el que, aparte de Europa,
no existan en otras civilizaciones y culturas, no existan más que muy esporádicas
reflexiones al respecto de la vida económica, las cuales están muy lejos de dar lugar a un
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pensamiento sistemático ni a escuelas o corrientes definidas. Hasta donde lo permiten los
descubrimientos actuales de la historia, se sabe que hubo algunas formulaciones preclaras
sobre la oferta y la demanda de bienes desde el siglo VII a.c. en China, con las obras de
Guan Zhong, y que algo semejante se puede observar durante los siglos XI y XII de nuestra
era en el mundo islámico, con los trabajos de Abu Hamid al-Ghazali e Ibn Khaldun,
respectivamente. En el caso del autor (o quizá coautores) chino(s) su obra parece escapar de
una visión meramente administrativa y está separada claramente del pensamiento religioso,
mientras que en los autores árabes la cuestión de la coordinación de la división del trabajo
mediante la acción del mercado, así como el crítico tránsito de una sociedad nómada a una
sociedad que se convierte en agrícola, comercial y sedentaria, son analizados en el marco
ético religioso de El Corán (Landreth y Colander 2006: ; Brue y Grant).
La respuesta es una clave para tener una visión clara del objeto de estudio de la economía.
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civilizaciones en en el Nilo, en el Yang Tsé y el Huang Ho, en la Media Luna, en la Cuenca
del Anáhuac, así como en otras civilizaciones de América, África y Asia2.
Si todas esas actividades existen desde hace miles de años, ¿por qué el pensamiento
económico como tal, diferente de la ética, separado de la religión e independiente de la
filosofía, surgió apenas a fines de la Edad Media e inicios del Mundo Moderno? ¿Por qué a
partir de este período comienza a cobrar forma un cuerpo de reflexiones teóricas
sistemáticas en torno a lo que podrían denominarse “los fenómenos económicos”? ¿Por qué
por vez primera se ve a la sociedad como un sistema “regido por leyes propias, de acuerdo
con las cuales podrían hacerse cálculos y predicciones de los acontecimientos” (Dobb,
1974: 30).
Después de más de dos mil años de que los pensadores atenienses “descubrieran” al zoon
politikon (animal político) y de que los rabinos hebreos especularan sobre el papel del ser
humano en la historia, se descubrió al homo economicus (actor económico). Sin duda este
“rezago” tiene una explicación: “los hombres no pueden empezar a construir teorías sobre
el proceso económico mientras éste sea tan sencillo que no necesite una explicación
especial” (Roll, 1942:25).
¿Qué aconteció en el transcurso del nacimiento del mundo moderno que dio lugar al
surgimiento de la economía como una disciplina específica del pensamiento social?
2 Para remontarse a los orígenes del comercio y el dinero en la historia de la humanidad Cfr. Weatherford
(1997).
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1) Difusión de las relaciones de mercado en campos y ciudades;
Durante milenios la gran mayoría de lo producido por los seres humanos se ha destinado,
por el contrario, al autoconsumo o bien al pago de tributos a otros seres humanos. Durante
milenios, en lo fundamental, la gran mayoría de las actividades económicas realizadas por
los distintos pueblos y colectividades en los cinco continentes habitados han estado
gobernadas por las diferentes tradiciones familiares-grupales, por la autoridad de un poder
político con capacidad de organización y administración, o bien por una combinación de
ambas formas, la tradición y la autoridad (Heilbroner, 1972: cap. 1).
Pero durante los siglos XV y XVII en Europa tuvo lugar un cambio histórico fundamental
en las formas de organización social para producir y consumir. Las palabras de un
historiador lo describen certeramente: “en el siglo XV, una gran parte de los habitantes de
Europa casi no manejaban dinero, por ejemplo, un agricultor podía conservar su casa y su
granja heredadas sin pagar renta, con solo trabajar las tierras del señor, podía tener derecho
a recoger leña en los bosques de su señor, solía pagar al molinero que molía su trigo con
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una parte del grano; contribuía a la iglesia dándole diezmos de sus productos. Hacia finales
del siglo XVII, gran parte de la población, especialmente la urbana, de Inglaterra, Holanda
y Francia vivía dentro de una economía basada en los ingresos” (Clark, 1963: 182).
En estos siglos se extiende el uso del dinero y las relaciones de mercado se propagan hasta
abarcar la compra de fuerza de trabajo, es decir la contratación de trabajadores a cambio de
una retribución monetaria, el salario (salarium: la sal era el producto con que se pagaba a
los legionarios romanos). En la base de esta nueva forma de producción se encuentra una
doble condición del trabajador: libre de facto y de jure, es decir libre –carente- de medios
propios de producción y de vida, y libre también como individuo para poder desplazarse y
contratarse según su voluntad y condiciones.
A esta doble condición social de los individuos se llegó en Europa occidental durante los
siglos XV-XVIII mediante un proceso conocido como la “acumulación originaria” (Marx:
T. I., cap. XXIII) replicado posteriormente en otros países y regiones del mundo,
consistente básicamente en “separar” al productor –campesino, artesano- de sus medios de
producción y de vida, de modo que tuviera que vendar su capacidad laboral con el fin de
adquirir los medios de vida y sustento necesarios.
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La expansión de las relaciones de mercado, el avance del capitalismo así como la
unificación política de los estados da lugar a la conformación de las primeras economías
nacionales con mercados internos, regulaciones públicas, sistemas bancarios y monedas
propias. De hecho el término de Economía Política con el que se bautiza inicialmente a la
economía significaba economía de las naciones. La estadística aplicada a los censos,
mediciones, registros contables de esos jóvenes estados sería llamada en ese entonces
“aritmética política”, por William Petty (1692) quien propone el uso de los datos y las cifras
para la medición de los procesos que hoy llamaríamos macroeconómicos; actualmente las
llamadas “Cuentas Nacionales” son precisamente las estadísticas económicas de las
naciones.
En los principales puertos de lo que llegarían a ser posteriormente Italia, España, Portugal,
Francia, Holanda, Inglaterra, surgieron poderosas burguesías comerciales; entre ellas se
estableció una intensa competencia comercial, diplomática y militar a fin alcanzar el mayor
dominio marítimo posible y asegurarse el control exclusivo de los nacientes mercados
coloniales. Entre las primeras mercancías que dieron paso a la existencia del mercado
mundial se encontraban los metales preciosos -el oro y la plata- extraídos de América, el
azúcar producida en el Caribe y los esclavos capturados en África.
Recapitulando lo hasta aquí expuesto: en esos siglos en Europa tiene lugar el surgimiento y
expansión de nuevas y complejas dimensiones de la actividad económica (dineraria,
mercantil, salarial, estatal, internacional), que se encuentran lejanas de las prácticas
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autárquicas, sencillas y conocidas por siglos, establecidas por la tradición y la autoridad
religiosa o por la coerción. “El feudalismo con sus feudos autosuficientes desde el punto de
vista económico, social y político estaba dejando paso a un creciente comercio, al auge de
las ciudades…y a la expansión del estado nación…La producción de bienes para el
mercado estaba cobrando más importancia y la tierra, el trabajo y el capital comenzaban a
comprarse y venderse en los mercados.” (Landreth y Colander, 2006: 43)
3 En el idioma inglés existe la diferencia entre el objeto de estudio – economy- y la teoría –economics. No es
así en el español. En este libro utilizaremos indistintamente los términos de teoría(s) económica(s), de
pensamiento económico y de economía, siempre en el sentido de conjunto diverso de corrientes, escuelas y
“doctrinas” teóricas. Hasta los años ochenta del siglo pasado en las licenciaturas de economía se solía
utilizar el término “doctrinas económicas” y no el de “pensamiento económico” como hoy día.
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más conocidos representantes de este “enfoque disperso” generado por cientos de autores,
son Thomas Mun, William Petty, David Hume y Richard Cantillon, aunque los tres últimos,
mercantilistas tardíos, son considerados también precursores de la escuela clásica.
En este sentido es que el segundo rasgo peculiar del mercantilismo es concebir a la riqueza
como igual a los metales preciosos que ingresan a la economía de una nación. Se dice que
el mercantilismo, al menos en sus primeros exponentes, confunde a la riqueza con su
equivalente general, es decir el dinero, en este caso con el oro y la plata, metales utilizados
como dinero en las transacciones comerciales.
Este primer enfoque sobre lo que constituye la “riqueza”, conocido como metalismo,
proponía como eje de la política económica no exportar dichos metales preciosos sino
exportar muchas mercancías e importar pocas. Esto alimentó, por supuesto, las políticas
proteccionistas y colonialistas orientadas a acrecentar vía el comercio exterior la riqueza y
el poder de las respectivas metrópolis europeas, asegurando la importación de materias
primas baratas y la existencia de mercados para sus bienes manufacturados de exportación.
Un aspecto central estudiado por los autores mercantilistas fue el dinero. Con motivo de la
inflación ocurrida en Europa durante el siglo XVI a raíz del ingreso de metales
provenientes de las colonias españolas en América, tuvieron lugar las primeras reflexiones
respecto del papel de la moneda en las actividades económicas. Dos profesores de la
Universidad de Salamanca, España, Martín Azpilcueta a mediados del siglo XVI y Luis de
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Molina, a fines del mismo, hicieron notar que existía un vínculo entre sobreabundancia de
metales e inflación (Landreth y Colander, : )
Pero fue el filósofo político Jean Bodino quien en 1569 argumentaría y demostraría con
ejemplos históricos que la inflación era resultado de la sobreabundancia de metales, es
decir que el incremento en el nivel general de precios de una economía es consecuencia de
un exceso de dinero circulante.4 Bodino tiene el honor de ser conocido como el fundador
de la llamada teoría cuantitativa del dinero y los precios (ver más adelante, capítulo 9)
En una primera etapa en esta corriente lo que predominó fue el metalismo y la idea de
atesoramiento pero más tarde se impuso el antimetalismo que enfatizaba la utilidad del
dinero para activar la economía y que en general tenía una visión más amplia de la riqueza,
no reduciéndola a los metales preciosos. Aun cuando en general en el mercantilismo
predominó una visión de suma-cero del comercio internacional, es decir que lo que ganaba
una nación lo perdía otra u otras, en su etapa final esta escuela comenzó a transitar hacia
ideas liberales en torno al comercio exterior.
4 Indicaba también entre sus causas las prácticas monopólicas, el excesivo gasto del rey y su corte, la
adulteración de la moneda, además de la escasez de bienes provocada por las exportaciones.
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especial lucidez las cuestiones de la riqueza, el trabajo, la división del trabajo, la teoría del
valor del trabajo, la renta de la tierra, el capital, el interés y la velocidad de la circulación
del dinero. Quien fuera marino, cocinero, vendedor ambulante, hombre de negocios y
finalmente terrateniente, es el autor de la frase “la tierra es la madre y el trabajo el padre de
la riqueza”; él ha sido considerado, a su vez, como el “padre de la economía” por algunos
economistas posteriores5.
En su escrito Aritmética Política William Petty señala la necesidad de que los estudios
económicos se apoyen en datos, cifras, medidas, es decir, insiste en la necesidad de
cuantificar los datos y las variables para dar solidez a los debates en economía. Por eso es
que Petty, además de ser considerado un precursor del clasicismo, es visto también como un
pionero en el uso de las estadísticas para analizar y debatir en torno a los procesos y teorías
económicas. Su análisis de la división del trabajo y su teoría del trabajo como medida del
valor de intercambio de los bienes serán retomados, en su esencia, por Adam Smith más de
un siglo después.
Por su parte el filósofo escocés David Hume afirmó que “las mercancías no son un medio
para obtener metales sino la riqueza en sí”. Este autor es un estudioso de las relaciones
existentes entre tipo de cambio, dinero metálico, balanza comercial y reservas
internacionales. En un interesante problema teórico que formuló en 1741 se pregunta acerca
de lo que sucedería si Inglaterra perdiera de golpe 4/5 partes de sus metales. Respondía que
los precios de sus mercancías bajarían en la misma proporción, se abaratarían frente a la
competencia internacional generándose con ello mayores exportaciones que ingresarían
metales preciosos a la economía inglesa, con lo que a la larga ésta volvería a recuperar su
riqueza metálica original.
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El estudio por parte de la economía política de las relaciones existentes entre dinero,
inflación y tipo de cambio se retomara en el capítulo 3 al considerar la obra de David
Ricardo. Podemos resumir aquí que las aportaciones del mercantilismo al pensamiento
económico son las siguientes: comenzar a ver a la economía de una nación como un
“problema” (es decir un conjunto de problemas) a estudiar, considerándola como un
sistema en el que existen cierto tipo de interrelaciones. Asimismo, los mercantilistas son los
pioneros en el estudio del llamado sector externo y del sector monetario, explorando
exhaustivamente los principales vínculos entre ambos: balanza comercial, dinero, inflación
y tipo de cambio y formulando así las primeras teorías al respecto.
En términos generales y acorde con los rasgos autoritarios de los estados absolutistas, el
mercantilismo postulaba en el plano económico la subordinación del individuo y de la
mayoría de la población al poder y el engrandecimiento del estado: argumentaba a favor de
la aplicación de políticas de salario máximo, de criminalización del vagabundaje, al igual
que de fomento al crecimiento de la población a fin de contar con oferta abundante y barata
de trabajadores, lo cual, de acuerdo a su enfoque, permitiría a la nación competir
internacionalmente con bajos costos salariales y de insumos frente a otras naciones. La
riqueza de una nación consiste en contar con una multitud de pobres, escribió crudamente
William Petty.
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Los representantes de esta corriente “suponían que el sistema de intercambio de mercado, al
cual tenían como objetivo principal de análisis, estaba sujeto a ciertas leyes económicas
objetivas, que funcionaban independiente de la voluntad del hombre y eran susceptibles de
ser descubiertas a la luz de la razón. Estas leyes gobernaban la forma y el movimiento del
orden económico y, por tanto, …la forma y el movimiento del orden social en su
totalidad” (Meek: 16 )
El término fisiocracia significa ¨poder de la tierra” en griego antiguo (Fisios: tierra; Kratos:
poder). Se trata del rasgo distintivo de esta escuela: la idea de que la agricultura constituye
la única actividad creadora de riqueza, capaz de arrojar un excedente, o producto neto,
sobre los costos de producción. Se trata, por supuesto, de una idea surgida claramente de
una observación de claro corte naturalista sobre la germinación de las plantas: la semilla
sembrada inicialmente en la tierra, la aparición de la planta que brota, crece y da por último
sus frutos. La actividad de la agricultura es la que crea el producto neto o excedente. Es la
actividad productiva creadora de la riqueza.
Como principio general esta escuela sostenía que la riqueza material surge de la actividad
humana sobre la naturaleza (se podría incluir a la minería, la ganadería, la pesca y demás
actividades primarias); las demás actividades económicas (industriales, comerciales,)
únicamente transforman, hacen circular o procesan esa riqueza originaria convirtiéndola en
alimentos, en insumos y en bienes manufacturados. Por esa razón todo aquello “que
incremente (el) producto neto provocará una expansión de la actividad económica y
cualquier cosa que lo reduzca provocará una contracción” (Meek: 17).
Hacia mediados del siglo XVIII era evidente el contraste entre la agriculturas capitalistas de
Inglaterra y del norte de Francia frente a la agricultura tradicional del resto de Francia (y
Europa). Los fisiócratas estudiaban este contraste y formularon propuestas de política
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económica a fin de promover la agricultura moderna en el resto de Francia, donde
predominaba la producción a partir de pequeñas parcelas, se aplicaban técnicas medievales,
existía un control de la tierra por parte del clero y de la nobleza terrateniente, a la vez que el
campesinado se encontraba sometido y sumido en la pobreza6.
Quesnay es quien –en contra de los principios absolutistas- formuló la frase “laissez faire,
laissez passer; le monde va lui-meme” (“dejar hacer, dejar pasar; el mundo va por sí
mismo”), sin duda la más distintiva del liberalismo económico. Él escribe los artículos “Le
granes” y “Le Fermieres” en la Enciclopedia, y subraya en ellos la superioridad productiva
de la empresa capitalista en la agricultura. Se considera, sin duda, que su obra principal
aportación a la economía es su obra Le Tableau Èconomique publicada en
6 A diferenciade Meek ( ), de Roll, de Brue y Grant ( ), así como de Landreth y Colander ( ), Galbraith
(2011) considera a la escuela fisiócrata como una corriente defensora de los terratenientes y en general
opuesta al progreso manufacturero.
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circulación de los ingresos de dichos agregados a la par de la circulación del dinero
mediante los procesos de compra y venta de bienes. Quesnay considera la existencia de tres
grandes sectores de acuerdo a lo que es su respectivo papel en la creación, transformación y
consumo de la riqueza social total, y en correspondencia con las clases sociales de los
agricultores (la clase “productiva”), los manufactureros (la clase “estéril”) y los
terratenientes (clase improductiva). (Ver figura 1).
Como sucederá en adelante con los modelos económicos, la Tabla de Quesnay está
elaborada a partir de una serie de supuestos que necesariamente simplifican la realidad y
muestran o “recortan” solo una parte o una “dimensión” particular de la misma. En el caso
de la Tabla los supuestos son la no existencia de una dinámica de crecimiento del producto
total (hay una “reproducción simple del sistema”), la ausencia de un estado o gobierno que
participe en la actividad económica y por ende la ausencia tambièn de los impuestos así
como del gasto público, para no hablar de la emisión monetaria u otro tipo de políticas
económicas; no se contempla, asimismo, la existencia del comercio exterior con lo que se
dejan a un lado los consiguientes ingresos y egresos de mercancías y metales en el “sistema
económico”.
Adicionalmente La Tabla Económica destaca por abordar de forma pionera, en una visión
de conjunto y sistémica, los aspectos relativos al consumo productivo y al consumo
personal, la depreciación del capital que es invertido en maquinaria y equipo, así como los
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“adelantos de capital”, es decir inversiones requeridas para mejorar el rendimiento de las
tierras de cultivo.
Anexo 1.1
Extractos de Tratado acerca del poder y la utilidad de las monedas de Gabriel Biel.
Libro vI, cap. XVII.
Para entender lo que sigue, en primer lugar es importante advertir lo que dice
Aristóteles en el libro cinco capítulo nueve de la Ética y en el libro uno de la política :
“EL uso del dinero se creó a partir de una necesidad” . Puesto que los bienes no
podían ser intercambiados de forma recíproca e inmediata, y además los hombres no
podían sustentarse sin el intercambio de esos bienes (porque no todas las cosas
necesarias abundan para todos los hombres, especialmente para una cantidad tan
grande de hombres). Sea por la distancia de los lugares en los que estaban los bienes
que era necesario intercambiar, y por lo difícil que resultaba transportarlos; sea por el
largo intervalo de tiempo durante el cual los productos no se pueden conservar sin que
se deterioren; sea a causa de las diversas carencias de los hombres, por las que es
necesario que un bien intercambiable sea divisible en muchas cosas, de manera
que… :s ; sea a causa de la carencia de algunas cosas intercambiables e indivisibles
que son de una gran utilidad y valor para el hombre, como son los caballos, las casas
etc.
Por tanto fue necesario crear un medio 1 de pequeño tamaño, para que pudiera
pesarse fácilmente en caso de que se hubiera dado una reducción y pudiera ser
transportada de un lugar a otro la imagen grabada del príncipe o del que estuviera
investido de autoridad, para que si cualquier otro acuñara monedas el precio de éstas
variara y no se falsificaran o confundieran con las del príncipe. Y que por esta razón la
igualdad en las transacciones no se pudiera conservar. 2. De un peso determinado,
para que tuviera un precio determinado y duradero y sin presentar deterioro, de
manera que sirviera también en el futuro. 3 de un material precioso, para que un gran
valor pudiera colocarse en un lugar pequeño y ser transportado fácilmente de un lugar
otro y divisible de acuerdo a su valor en unidades menores a causa de los que carecen
27
de muchos bienes de poco valor. Así surgió el dinero, ya sea por su naturaleza propia
o por la determinación de los hombres relativa a la carencia humana. Entre más
grande es la carencia de un producto más alto es su valor y mayor su precio. Por este
motivo, de acuerdo con la relación entre el dinero y los bienes intercambiables, el
dinero es una medida determinada de todos los productos intercambiables y
comerciables en consideración de la carencia humana.
En segundo lugar es importante señalar que la moneda puede ser falsificada de tres
maneras en relación con su materia, esto es en su composición metálica, en la
cantidad de su peso y en su forma conocida./ Como dice Panormitano en el capítulo
cuarto acerca del juramento. Esto también se encuentra en el comentario del mismo
capítulo/. Y en cualquiera de estas tres se puede cometer una falsificación. En cuanto a
la materia porque no se conserva la liga legitima (La liga es una especie de mezcla
[de un material precioso con un metal super x) de cantidad de metal) a causa de una
mezcla de un material más barato o porque el material que suelen utilizar está en
cantidad excesiva. En cuanto al peso, porque no tiene un peso legítimo. A este
respecto es importante señalar que el peso de una moneda debe ser igual al del
material a partir de la cual la moneda ha sido creada, después de deducir los gastos y
el trabajo.
28
• Puntos para reflexionar y profundizar:
✓ Busca ejemplos de actividades económicas que han sido o son guiadas por la
tradición y en su caso, por la decisión de autoridades y planificadores.
29
Figura 1.1
Le Tableau Economique
✓ T
✓
✓ M
✓
✓
A
30
B
31
Capítulo 2
2.1 Contexto
7 La Revolución Industrial tiene su cuna en Inglaterra y Escocia con la maquinización de la industria textil, el
uso de la máquina de vapor, la invención de los ferrocarriles y la creación de canales fluviales para transporte
( Hobsbawm s/f : cap. 2; Ashton, 1973; Derry y Williams: 1997 : T. II) La cronología del ascenso político de
las burguesías es la siguiente: la Revolución Americana (independencia de los Estados Unidos, 1776), la
Revolución Francesa (1789-1793) y las Revoluciones Europeas (1848-1850). En el caso inglés el cambio tuvo
lugar tempranamente durante la Glorius Revolution (1688-1689). (
32
encuentra la confianza en la razón humana, una filosofía humanista que se esfuerza y
trabaja por el progreso” (Reale y Antiseri: 1988).
Bajo la influencia decisiva de la revolución científica newtoniana del último tercio del
siglo XVII, Francis Bacon ( ) y René Descartes ( ) establecieron los fundamentos de
la llamada Filosofía de la Razón en el pensamiento europeo. En ese marco las tres “Ideas-
Fuerza” que orientan al pensamiento occidental en la época de la Economía Política Clásica
son las de la Razón como herramienta infalible para entender y dominar el mundo mediante
el conocimiento de sus leyes naturales; la de la Libertad como derecho inalienable del
individuo en sociedad, y; la del Progreso como el rumbo o sentido hacia el que avanza el
futuro de la humanidad. Constituye un rasgo consustancial al liberalismo -tanto político
como económico- la idea de la existencia de una “libertad natural” o inherente al ser
humano y ante la cual es incompatible la injerencia del monarca, del estado.
En este doble marco económico e intelectual, la Economía Política proporciona por vez
primera una visión completa del sistema económico. Analiza en su sentido más amplio los
procesos de producción, distribución, intercambio y consumo de bienes y servicios; aborda
temas que van desde la cuestión de los precios y el valor de las mercancías, pasando por la
acumulación de capital, el ciclo económico, el empleo, la tasa de beneficios, el salario y la
renta, hasta cuestiones como el crecimiento económico, el comercio internacional e incluso
las perspectivas a futuro del capitalismo.
En un primer nivel, de acuerdo a la trascendencia de sus obras, se ubican las ideas de Adam
Smith y David Ricardo. En un segundo nivel se encuentran las de Robert Malthus, Jean
Baptiste Say y John Stuart Mill. Hay un tercer grupo de autores más amplio con
aportaciones puntuales. (O’Brian, 1999: cap. 1). Este capítulo y el siguiente exponen los
principales planteamientos de Smith y Ricardo, respectivamente, y en el capítulo dedicado
a este último se alude brevemente a los planteamientos de Malthus, Say y Sismondi
33
2.2 La “Riqueza de las Naciones”
“An Inquiry into the nature and causes of the Wealth of Nations” es el título de la obra
más importante en la historia del pensamiento económico. “La Riqueza de las Naciones”,
como se le conoce de manera abreviada, fue publicada en 1776, constituye la obra
fundacional de la economía, representa el libro por excelencia del liberalismo económico y
su autor, el escocés Adam Smith, es considerado el “padre de la economía”.
En 1687 Isaac Newton (Philosophiae naturis principia mathematica) había expuesto las
leyes o principios que regían el movimiento de los cuerpos celestes en el universo. La
Economía Política buscaba algo similar en su campo de estudio y partía de la creencia en
un mecanismo mediante el cual la acción colectiva de los individuos en libertad conducía
no al caos sino al bien común y la armonía.
Con base en la segunda parte de las Notas de Glasgow, Justicia, Adam Smith
posteriormente escribirá el libro Teoría de los Sentimientos Morales, publicado en 1759,
mientras que de la cuarta parte, Reglamentaciones estatales, desprenderá más tarde su gran
obra La Riqueza de las Naciones (escrita durante los años de 1770-1776). Merece
34
destacar que un acontecimiento muy importante en la vida de Adam Smith fue su viaje a
Francia en 1759, ya que ahí entra en contacto personal con los fisiócratas y otros
pensadores de la Ilustración.
Para responder a la cuestión central de su obra, las causas de la riqueza de las naciones, el
planteamiento de Smith es vasto y al mismo tiempo sencillo: la riqueza depende de la
productividad y de la cantidad de población ocupada en trabajos productivos. Al análisis de
la productividad dedicará el libro I y el Libro II dedicado al estudio de la acumulación
abordará la cuestión del trabajo productivo.
8 Galbraith hace notar la paradoja de que la obra fundacional de la economía tenga una estructura tan
desordenada y carezca de lo que se llamaría propiamente un método de exposición (Galbraith, : ).
35
Smith con la manufactura de alfileres, se encuentran organizados ya bajo criterios
capitalistas.
Smith afirma que en la división del trabajo se encuentra la causa de la riqueza de las
naciones. En el proceso de elaboración de un bien tan sencillo como lo es un alfiler, Adam
Smith observó que la división del trabajo incrementa la productividad: dividiendo entre los
obreros las distintas tareas que implica hacer un alfiler, aquellos producen una mayor
cantidad. En el ejemplo tomado muy probablemente de la vida real9 la producción de 10
obreros pasó de 20 alfileres por trabajador al día sin división del trabajo, a la cifra de 4
800 (¡!) con una división de tareas entre los trabajadores (Smith, : )10.
Adam Smith distingue tres causas por las cuales aumenta la productividad con la división
del trabajo: 1) el obrero adquiere mayor destreza en el desempeño de las tareas ejecutadas;
2) hay un ahorro de tiempo en la elaboración de los bienes ya que se reducen los ´tiempos
muertos¨ que implica para un mismo trabajador el pasar de una tarea a otra distinta; 2) el
trabajador se especializa en una tarea adquiriendo así mayores habilidades o destrezas en la
misma y, por último; 3) la especialización y simplificación de las tareas facilita ya sea la
invención de maquinaria o el mejoramiento de la misma por parte de los propios
trabajadores.
9 En el pueblo pesquero en el que nació y transcurrió la infancia de Adam Smith existía una fábrica de
alfileres. Otro hecho fundamental de su niñez y que sin duda influyó en su personalidad fue el haber sido
secuestrado unos días por una banda de gitanos.
10 Un siglo antes William Petty había expuesto un ejemplo similar de división del trabajo en la manufactura
de relojes. Es un dato revelador del paréntesis teórico que implicó la visión aristotélica y judeo-cristiana, que
el tema de la división del trabajo haya tardado más de dos milenios en ser de nuevo estudiado luego de que
Platón lo hiciera deforma pionera. Es revelador también que mientras éste tuvo como punto de referencia la
existencia de la ciudad, Petty y Smith hayan partido del funcionamiento de la fábrica o el taller.
36
un país civilizado no podría disponer de aquellas cosas que se consideran las más
indispensables y necesarias.” (15)
El factor o “principio” que motiva la existencia de una división del trabajo, según Smith, no
tiene que ver con “la sabiduría humana” sino que es inherente a la condición humana: “es la
consecuencia gradual, necesaria aunque lenta de una cierta propensión de la naturaleza
humana a (...) la propensión a permutar, cambiar y negociar una cosa por otra” (16)11. Cabe
observar que Adam smith no hace la distinción entre la división del trabajo que tiene lugar
en una fábrica y cuya coordinación no está mediada por el intercambio sino por la
organización técnica del proceso productivo, por una parte, y la división del trabajo que es
mediada por la compra y venta de los productos, por otra. A la primera se le suele llamar
división fabril (o técnica) del trabajo y a la otra división social del trabajo.
De hecho la misma división del trabajo está motivada por el interés propio –el egoísmo-
dado que de ese modo los individuos obtienen para sí una mayor cantidad de bienes que si
cada uno los produjera por sí mismo. (17) Adam Smith indica que la división del trabajo da
lugar a diferencias entre las capacidades de los hombres que superan con mucho las
diferencias naturales de aptitudes que existen entre ellos. Su efecto, incluso, no se limita al
plano del invididuo sino de toda la especie puesto que tal diversidad o diferencia de
11 Smith agrega que no discutirá si esta propensión es un “principio innato” del ser humano “o si, como
parece más probable, es consecuencia de facultades discursivas y del lenguaje”; cuestión de suma actualidad
hoy día en las neurociencias. Estudios recientes indican que el lenguaje apareció en el ser humano entre un
millón doscientos mil años y cuatrocientos mil años a. c. Por su parte la propensión a intercambiar solo puede
aparecer cuando existen dos condiciones: excedentes sobre el consumo indispensable y un régimen de
propiedad privada sobre los bienes; simplemente no se puede intercambiar lo que resulta indispensable para
sobrevivir ni tampoco lo que no pertenece a uno en propiedad. Esto reduce el lapso en que surge tal tendencia
a permutar quizá a unos 8 000/10 000 años antes de nuestra era.
37
habilidades de las personas es útil colectivamente: “entre los hombres (a diferencia de otras
especies animales) los talentos más dispares se caracterizan por su mutua utilidad, ya que
los respectivos productos de sus aptitudes se aportan a un fondo común, en virtud de esa
disposición general para el cambio, la permuta o el trueque, y tal circunstancia permite a
cada uno de ellos comprar la parte que necesitan de la producción ajena” (19).
Para Adam Smith el mercado es la “mano invisible” que da equilibrio y armonía al sistema
económico. El mercado cohesiona (articula) los múltiples actos individuales de los agentes
económicos en un gran agregado social. Gracias al mercado el caos de todos se traduce en
un orden. “La libre interacción de los individuos produce no el caos sino un patrón
ordenado” (Shaikh, 2015: 327). El deísmo ilustrado de Smith cobra vigencia en él: así
como existe un orden y no caos en el universo, así también el mercado establece un orden
económico.
El origen del mercado radica en la naturaleza egoísta del ser humano, es decir en su
proclividad a obtener beneficios o ganancias materiales. El interés individual y no el
altruismo o la solidaridad para con los demás es lo que motiva a los agentes económicos a
dedicarse a tal o cual actividad y a satisfacer, así, las necesidades de los otros. El mercado
permite conjugar los intereses egoístas de las personas y transformarlos en un bien común.
Se podría decir, en la jerga de los economistas, que en el mercado los egos de los agentes
económicos arrojan externalidades positivas (es decir, tienen efectos positivos).
38
Adam Smith considera que el alma humana es egoísta y altruista a la vez y en proporciones
variables y que ambas son parte del mecanismo creado por dios para alcanzar la felicidad.
En relación a lo que se denominará posteriormente homo economicus, es decir el
comportamiento de los individuos en tanto “agentes económicos”, Smith retoma ideas
previas de mercantilistas y fisiócratas y enfatiza que el beneficio personal, la búsqueda de
acrecentar la riqueza, el “afán de lucro” es lo que motiva su comportamiento.
Luego de argumentar que la división del trabajo conduce al intercambio y éste, por
necesidades prácticas, conlleva al uso del dinero, Smith expone sus planteamientos sobre el
valor de las mercancías. El punto de partida o advertencia inicial es considerar que todo
bien tiene dos valores distintos: en su propio uso (o lo que es su utilidad) al cual se
denominaba hace dos siglos y medio valor en uso, y un valor en su intercambio con otro
bien o por dinero, al que se denominaba en aquel entonces valor en cambio. Asociada a
esta distinción Smith formula la llamada “paradoja del valor”: la existencia de bienes con
una gran utilidad para los humanos (vitales de hecho) como por ejemplo el aire y –en ese
tiempo- el agua, y que carecen de valor económico, así como la existencia, en el otro
extremo, de bienes con poca o escasa utilidad como los diamantes, pero que sin embargo
39
poseen un alto valor. En el capítulo 5 de este libro se verá la respuesta-solución de la
escuela marginalista (Tabla de Menger) a esta paradoja.
De inicio Adam Smith define la riqueza, en una sociedad con división del trabajo, como la
capacidad de trabajo ajeno que se puede adquirir mediante el intercambio de bienes. El
valor de cambio de cualquier bien es igual a la cantidad de trabajo de otro(s) productor(es),
que permite adquirir o disponer a quien es su propietario, ya sea esto bajo la forma de otros
bienes -operación de trueque-, ya sea bajo la forma de dinero -venta del bien para adquirir
otro(s) bienes-. El valor de cambio de cualquier bien “es igual a la cantidad de trabajo que
pueda adquirir o de que pueda disponer (su propietario) por mediación suya. El trabajo…es
la medida real del valor en cambio..” (31) La riqueza es el poder de disponer “de trabajo
ajeno o de su producto”. En este sentido es que el valor de una mercancía es el trabajo que
ella permite adquirir, ordenar o comandar (32). El trabajo, y no el oro o la plata, es la
“medida universal y más exacta del valor, la única regla que nos permite comparar los
valores de las diferentes mercancías en distintos tiempos y lugares”. (37)
40
Smith establece la diferencia tajante entre dos tipos de sociedades: la “primitiva y ruda” y
cuya existencia es previa a la acumulación de capital y a un régimen de propiedad privada
sobre la tierra, de una parte, y una sociedad de tipo capitalista con ambos elementos, capital
y propiedad privada, de otra parte.
En las sociedades precapitalistas el trabajo que se necesita para producir los bienes es la
única “norma” –medida- para el valor; el ejemplo de Smith es el de la caza del ciervo y del
castor: “Si en una nación de cazadores cuesta usualmente doble trabajo matar un castor que
un ciervo, el castor, se cambiará por o valdrá dos ciervos” (47). En esta sociedad, reconoce
Smith, “el producto íntegro del trabajo pertenece al trabajador y la cantidad de trabajo
comúnmente empleado en adquirir o producir una mercancía es la única circunstancia que
puede regular la cantidad de trabajo ajeno que con ella se puede adquirir, permutar o
disponer.” (47)
Hasta este punto Smith establece los fundamentos de una teoría del valor-trabajo, ya sea
desde la perspectiva del trabajo incorporado en la mercancía o desde la perspectiva del
trabajo que ella permite adquirir. Si se supone, como lo hace Smith, un intercambio de
equivalentes entre dos mercancías al cotejarse en el mercado el trabajo incorporado y el
trabajo comandado por definición son la misma magnitud. Desde esta perspectiva los
planteamientos sobre el trabajo incorporado y el trabajo “comandado” u ordenado no son
opuestos sino las dos caras de una misma fundamentación acerca de la naturaleza del valor
en cambio.. Pero a continuación relativiza la vigencia de dicha teoría en las condiciones del
capitalismo y la convierte en una teoría de los componentes del precio a partir de las
retribuciones a los tres factores que concurren en la producción: trabajo, capital y tierra.
41
materiales de la empresa” y que, aclara, no tiene relación alguna con los trabajos de
administración y supervisión del propietario del capital (49). Si además se considera la
propiedad privada sobre la tierra, la renta que percibe el terrateniente constituye otra
cantidad adicional que regula el valor de los bienes.
Aquí se argumenta una teoría del valor a partir de las retribuciones a los llamados factores
de la producción, trabajo, capital y tierra, y que son el salario, el beneficio (ganancia) y la
renta. Se formula así una teoría basada en los costos factoriales de producción como
determinantes del precio de los bienes: “..el precio de cualquier mercancía se resuelve en
una u otra de esas partes, o en las tres a un tiempo, y…las tres entran en el precio de casi
todos los bienes”(50).
Este enfoque sobre el valor es la base de una teoría de la distribución del producto social:
“Salarios, beneficio y renta son las tres fuentes originarias de toda clase de ingreso y de
todo valor de cambio”. El interés se considera como una parte deducible del beneficio y
corresponde al prestatario del dinero necesario para el capitalista.
Se puede afirmar que Adam Smith expone dos teorías del valor en cambio; una está basada
en el trabajo que contiene un bien o que permite adquirir ese bien, y la otra está fundada en
la retribución a los factores de la producción. Ambas conducen a sendas teóricas
divergentes. Con la primera Adam Smith sienta las bases de la teoría del valor trabajo que
desarrollarán Ricardo y Marx, mientras que con la segunda establece los fundamentos de la
teoría de los costes de producción que retomará la escuela marginalista.
42
2.6 Precios de mercado, oferta y demanda
Smith distingue entre el precio natural de una mercancía y su(s) precio(s) de mercado. El
primero se establece de acuerdo a las condiciones de producción del bien y es el precio
central en torno al cual, en sus movimientos de alza y baja, “oscilan” o “gravitan”
continuamente los precios de mercado, sujetos siempre a una constante variación, de un
momento a otro y de un lugar a otro, por efecto de las cambiantes fuerzas de la oferta y la
demanda.
43
2.7 Acumulación, trabajo productivo y crecimiento
El gran tema objetivo de La Riqueza de las Naciones es, como su título completo lo
expresa, el estudio de las causas del progreso de las economías nacionales.
Pero ¿qué es el trabajo productivo? Es el trabajo que crea valor. Improductivo es el que no
produce tal efecto. El trabajo del operario manufacturero es productivo; el de un empleado
doméstico no lo es; el del primero se concreta en un bien comerciable mientras que el de
los servidores, perece en el momento. (300) Lo mismo ocurre con el trabajo de
gobernantes, miitares, funcionarios, jueces, médicos, literatos, músicos,bailarines, cómicos.
Todos ellos aunque no aportan a la creación del producto total, “sirven al público y se les
mantiene con una parte del producto anual” que es creado por los trabajadores productivos
(300).
De ahí que la proporción de la riqueza empleada manos productivas vis a vis la proporción
empleada en servicios improductivos (aunque necesarios) es determinante del producto
total. A su vez la proporción de “manos productivas” depende de la parte que se destina a la
44
reposición de capital vís a vis la que el capitalista, de su beneficio, destina a su consumo
personal o de aquella que se destina al pago de la renta del propietario de la tierra.
El crecimiento de la riqueza de un país depende de que sea creciente la parte que de ese
producto se destine a la reposición del capital (303) y en términos generales, observa Smith,
la proporción destinada a la acumulación de capital que al consumo improductivo
“determina necesariamente, en cualquier país, el carácter general de sus habitantes, por lo
que respecta a su actividad o a su ociosidad” (304).
45
Figura 2.1
Adam Smith
Cabe resaltar la visión de Smith sobre los salarios y la reproducción de las familias obreras,
concebidas éstas como unidades económicas que aumentan y disminuyen su “producción”
de hijos/trabajadores de acuerdo al alza y baja de las remuneraciones salariales. A mayores
salarios familias más numerosas y por consiguiente mayor oferta de mano de obra que
termina por deprimir los salarios con lo que las familias serán así menos numerosas y
reducirán su suministro de mano de obra con lo que los salarios tenderán entonces a subir…
y así en un movimiento repetido entrelazado con la propia acumulación de capital y la tasa
de beneficios. “Así es como la demanda de hombres, al igual que lo que ocurre con las
demás mercancías, regula de una manera necesaria la producción de la especie,
acelerándola cuando va lenta y frenándola cuando se aviva demasiado” (78)
46
En el siguiente capítulo se abordará esta cuestión de la relación entre población, salarios,
acumulación y ciclo económico en David Ricardo; por lo pronto Smith reconoce, por una
parte, que en su época los salarios de los trabajadores de Inglaterra se encontraban en un
nivel superior al de la subsistencia y, por otra parte, que en términos generales “la
recompensa liberal del trabajo fomenta la laboriosidad del pueblo. (79)
✓ A casi un cuarto de milenio de la primera edición de la obra de Smith, ¿por qué hay
naciones ricas y naciones pobres?
47
Capítulo 3
1. Las Leyes del Trigo y los Principios de Economía Política; 2. La teoría del valor-
trabajo; 3. La Renta diferencial de la tierra; 4. Distribución y acumulación de capital
a largo plazo: el estado estacionario; 5. Ley de Say y crisis; 6. El salario; 7. La
ventaja comparativa y el comercio internacional; 8. Papel moneda e inflación.
El conflicto entre los intereses de la burguesía y los terratenientes marcará la obra de David
Ricardo y, a su vez, su obra dejará sembrada una teoría del excedente que dará sustento
teórico al conflicto entre empresarios y trabajadores.
48
Su libro, Principles of Political Economy and Taxation (1817), sobresale como una de las
grandes obras de la Economía, en gran medida debido al método abstracto de análisis que
utiliza13; lo anterior es particularmente válido en el enfoque dado a los siguientes grandes
aspectos o temas:
smithiana);
13Galbraith (cap. V) contrasta lo descriptivo y colorido del estilo literario de Adam Smith, así como su
método empírico y deductivo, con el estilo seco, árido y denso de Ricardo y su método inductivo.
49
Esta definición del valor de cambio de la mercancía es válida para la gran mayoría de las
mercancías, es decir para todas aquellas que se producen bajo condiciones de competencia
estándar y no para bienes, advierte Ricardo, como los libros, las obras de arte, las monedas,
los objetos de colección, etcétera, cuyo valor depende de las preferencias e ingresos de los
consumidores.
50
Cuadro 3.1
Si el cuadro supra se refiriera a una industria constituida por cinco empresas, el costo de
producción del bien elaborado estaría fijado por las condiciones medias de producción, es
decir, por la empresa C; esto obedecería a la capacidad de las empresas en la industria de
salvar las diferencias de la productividad que no obedecen a razones de orden natural como
ocurre en la agricultura (y demás actividades primarias como minería, extracción de
petróleo, pesca). Conviene observar también el hecho de que a medida que se incorporaran
las tierras E, F, G,…; cada una de menor calidad respecto a la anterior, las rentas de las
tierras A-E se irían incrementando progresivamente.
51
3.4 Acumulación y distribución a largo plazo
Mientras que en Adam Smith prevalece una visión armónica, optimista y dinámica del
capitalismo, en David Ricardo existe una visión en la que sobresale el conflicto o pugna de
intereses en el plano distributivo y, sobre todo, se augura un futuro pesimista y estático para
el sistema económico basado en la acumulación de capital
Si se observa con mayor detalle el conjunto de supuestos del llamado Corn Model se ve que
se trata de una economía de mono producción de cereal, en este caso trigo, y en la que la
producción agrícola arroja rendimientos decrecientes disminuyendo en el tiempo tanto el
producto medio como el producto marginal. Esto supone que la tierra no está sujeta a
mejoras en su rendimiento (uso de fertilizantes, nuevas técnicas, semillas mejoradas,
etcétera).
Se supone también que la demanda de cereal está en función directa del crecimiento de la
población y que dicha demanda no varía al elevarse el precio del cereal (es decir, como se
verá en la Unidad 6, con una “elasticidad-precio” igual a 0). Se supone asimismo que el
salario se destina por entero a la compra de alimentos y es de subsistencia, únicamente
suficiente para cubrir las necesidades más indispensables del trabajador y su familia.
En el largo plazo, dado que los precios de los bienes agrícolas son fijados por los costos de
producción de las tierras de peor calidad, la acumulación de capital elevará en términos
reales los ingresos de los propietarios de la tierra, elevará los costos de la mano de obra en
la medida que los alimentos serán cada vez más caros y disminuirá los beneficios de los
52
capitalistas. Las ganancias de estos últimos se verán mermadas y “comprimidas” tanto por
la renta como por los salarios, ambos en crecimiento a costa de la primera.
El esquema siguiente resume esta visión de la acumulación del capital a largo plazo:
Figura 3.1
David Ricardo
53
En esta visión de la acumulación a largo plazo, en la que tiene lugar un costo creciente de
los alimentos que finalmente “paraliza” a la economía, está presente la influencia de la
teoría del clérigo, economista y amigo de David Ricardo Thomas Malthus (Ensayo sobre el
principio de la población en lo que afecta a la mejora futura de la sociedad, 1798) sobre
el crecimiento geométrico de la población y el crecimiento numérico de los alimentos14.
En el siguiente capítulo habrá oportunidad de comparar esta visión ricardiana a largo plazo
de la acumulación con la visión de Marx, asentada en el conflicto social asociado a la
propia acumulación capitalista y no en los límites productivos establecidos por la
naturaleza.
Apegándose a la llamada Ley de Say que postula el principio de que “toda oferta crea su
propia demanda”, es decir que a nivel agregado los salarios, ganancias y rentas en los que
se resuelve el producto total son los ingresos constitutivos de la demanda total por parte de
trabajadores, empresarios y terratenientes, respectivamente, Ricardo rechazó la idea de una
crisis general del sistema ocasionada por la sobreproducción de mercancías que no tuvieran
salida en el mercado.
14
54
Ricardo reconocía, por supuesto, la existencia de crisis parciales que en un momento dado
afectaban a ciertos sectores y ramas de la economía, pero rechazaba que esta situación
pudiera hacerse extensiva al conjunto del sistema. Los desequilibrios parciales entre oferta
y demanda terminaban siendo corregidos por la libre movilidad de los factores de
producción y por tanto son “absorbidos” en el equilibrio global del sistema, gracias a la
correspondencia entre oferta y demanda totales. En otras palabras: si bien parcialmente se
pueden presentar fenómenos de subutilización de los factores de producción, el sistema
como un todo tiende al pleno empleo de los mismos.
En esta polémica destaca el que ante la lógica deductiva de la Ley de Say, avalada por la
autoridad de Ricardo, los argumentos subonsumistas tanto de Malthus como de Sismondi
fueron relegados de la vertiente principal (main stream) del pensamiento económico.
Pasarán más de cien años para que la crisis de 1929 y la teoría de Keynes saquen a flote
nuevamente los temas de la sobreproducción de mercancías, de la crisis, de la imperfección
del mercado, de un sistema que no hace pleno empleo de sus recursos.
55
3.6 Salarios
Ricardo, de inicio, considera que la mano de obra, como toda mercancía que se compra y
vende, tiene un precio natural y un precio de mercado. El primero es el precio al cual los
trabajadores “pueden subsistir y perpetuar su raza (sic!), sin incremento ni disminución… y
depende del precio de los alimentos, de los productos necesarios y de las comodidades para
el sostén del trabajador y su familia” (Ricardo: VI, 71). El precio natural de la mano de
obra baja o sube de acuerdo al alza o baja del precio de esos bienes básicos.
El salario en Ricardo, al igual que en Smith, es por tanto un ingreso que cubre los costos de
la reproducción de la mano de obra. Es un salario de subsistencia. El ingreso del trabajador
cubre solo su manutención, condición que lo iguala con el esclavo al que solo se le
proporciona lo necesario para mantenerse con vida y trabajando (Dobb, : ) “para subsistir
y perpetuar su raza” (74). Es a lo que se conocerá como la “Ley de bronce” de los salarios.
No obstante, advierte Ricardo, existen otros factores “sociales” que lo modifican: “En un
mismo país varía en distintas épocas, y difiere cuantiosamente de un país a otro. Depende
esencialmente de los hábitos y las costumbres de la gente” (74). Anotemos que,
ciertamente, se trata de una peculiaridad distintiva y única de la mercancía mano de obra.
56
Por su parte el precio de mercado de la mano de obra responde, como el de toda mercancía,
al juego de la oferta y demanda. Se eleva cuando su oferta es escasa y disminuye cuando es
abundante, como sucede con toda mercancía. Su comportamiento por arriba y por debajo
del precio natural determina estrechamente a la dinámica poblacional y al ciclo económico,
al modo en que esencialmente ya lo había expuesto Adam Smith: cuando el precio de
mercado está por encima del precio natural “la condición del trabajador es floreciente y
dichosa, y puede disponer en mayor proporción de los productos esenciales y de los goces
de la vida y, por ende, criar una familia sana y numerosa. Por el contrario, cuando los
salarios elevados estimulan el crecimiento de la población, crece el número de trabajadores,
los salarios caen nuevamente hasta su precio natural y, a veces, debido a una reacción, se
sitúan a un nivel todavía inferior al primitivo” (72).
En Ricardo, al igual que en Smith, existe un peculiar mecanismo de ajuste cíclico de los
precios de mercado al precio natural. Cuando aquellos son elevados ese mecanismo genera
una mayor procreación de hijos como producto de la prosperidad que viven las familias
obreras. También ocurre el mecanismo de compensación pero en sentido contrario cuando
está presente un exceso de oferta de mano de obra: el salario reduce las comodidades y
aumenta las privaciones de las familias de los trabajadores al punto que reduce el número
de estos (72).
57
en cambio fomentar el espíritu de responsabilidad individual, así como el retraso en los
matrimonios de trabajadores para disminuir su procreación15.
Este modelo teórico tiene como supuestos básicos los siguientes: a) la existencia de dos
economías que cuentan con solo dos sectores productivos que producen solo dos bienes; b)
en ambas economías existe únicamente solo un factor productivo, el trabajo; c) la
productividad de dicho factor se equipara con el nivel de tecnología, ; d) dicha
productividad se mide de acuerdo a los requerimientos unitarios de trabajo, y; e) no
existe movilidad internacional de los factores, particularmente el capital.
15 La economía política posterior a Ricardo formuló una teoría conocida como “fondo de salarios”: el salario
es una variable dependiente de la acumulación en el sentido de que su monto total o agregado es una parte
fija, dada, del capital total destinado a la inversión. De tal modo, el nivel salarial resulta de dividir dicho
fondo entre el número de trabajadores ocupados. De acuerdo a esto un incremento de los salarios por arriba de
esa tasa solo disminuiría el fondo disponible para otros trabajadores, conduciendo a una disminución de los
salarios de estos últimos y/ o a la disminución de los trabajadores con empleo. Por supuesto que esta
“explicación” simplista era un argumento utilizado en contra de las reivindicaciones económicas de los
trabajadores (Dobb, : )
58
en ambas actividades, es decir tiene ventaja absoluta frente a Inglaterra en la producción de
ambos bienes, pero de ahí no se deriva que únicamente Portugal se dedique a producir tales
bienes, como lo supondría la teoría smithiana del comercio internacional asentada en la
noción de las ventajas absolutas.
Esa división del trabajo sería la más eficiente para ambas economías. Obsérvese que estaría
en el interés de Portugal importar ropa a cambio de vino incluso aunque pudiera producir
ropa con menos requerimientos laborales que Inglaterra. ¿Por qué? Porque al hacerlo
obtendría a cambio de la producción de vino que le costó 80 hombres al año, la misma
cantidad de ropa que tendría utilizando al año 90 hombres produciéndola internamente. A
Inglaterra, a su vez, le conviene obtener la misma cantidad de vino que obtendría
dedicando 120 hombres al año, mediante el intercambio de ropa que solo le costó 100
hombres al año.
De acuerdo a esta teoría del comercio internacional los “países exportarán los bienes que su
trabajo produce de forma relativamente más eficiente e importaran los bienes que su
trabajo produce de forma relativamente más ineficiente.” Así, al intercambiar bienes en los
que tienen costos relativos más bajos, las economías están intercambiando trabajo
59
especializándose en la producción del bien en el que son más eficientes y lo cambian por el
bien en el que lo son menos.
Sus ideas al respecto se forman en el contexto del llamado debate Bullionista16, el cual tiene
lugar desde fines del siglo XVIII y durante las primeras décadas del siglo XIX en torno a la
restricción legal para convertir en metálico el papel moneda emitido por el Banco de
Inglaterra. Esa medida se había aplicado temporalmente en ocasiones anteriores pero
durante los años del esfuerzo bélico británico contra la Francia napoleónica, 1793-1814, fue
una medida que se prolongó periódicamente hasta convertirse en permanente.
Los críticos de esa política, a los que se llamó Bullionistas por promover la Bullion Act,
estaban a favor del uso del dinero metálico en oro, y señalaban que tal emisión de papel
moneda sin respaldo de metal precioso era causa de depreciación de la libra tanto frente al
oro, así como frente a otras monedas y era también la causa del incremento en el nivel
general de precios. A los bullionistas se les considera los antecesores de la escuela
monetaria, la cual se distingue por poner el acento en la importancia crucial, única y clave,
que tiene el dinero en el funcionamiento del sistema económico, más allá de su mero papel
de medio de circulación de las mercancías y bienes.
16 Ricardo interviene en ese debate en agosto de 1809 con una carta enviada al Morning Chronicle; una
versión más amplia de esta misiva y otras dos cartas posteriores, le sirvieron a Ricardo para publicar su primer
libro: High Price of Bullion, a proof of the depreciation of Banknotes. Para una exposición del debate
bullionista ver Rothbard ( : caps. ).
60
Pero al argumentar a favor de la postura bullionista Ricardo lo hace con una perspectiva
mecanicista de la teoría cuantitativa del dinero y haciendo una separación tajante, de hecho
escindiendo a los sectores real y monetario de la economía. Para él únicamente los factores
monetarios, incluso en el corto plazo, pueden influir en los precios y en los tipos de cambio.
Respecto a todo lo demás, incluso en el corto plazo, el dinero resulta indiferente: es en tal
sentido algo “neutral” en relación al resto de la economía.
Con el fin de argumentar tal neutralidad dineraria Ricardo separó violentamente las aguas
de la economía: los valores, los precios relativos, la producción, la acumulación, las rentas
de los agentes económicos, son todas ellas variables determinadas únicamente en la esfera
real, mientras que los precios generales se fijan exclusivamente en la esfera monetaria17. Si
recordamos aquí la postura de Ricardo en torno a la Ley de Say, Ricardo lo que sostiene es
que el inherente equilibrio del sistema es del todo independiente de la cantidad de dinero
que circula en el sistema.
Respecto a la teoría cuantitativa del dinero su posición establece una relación estrictamente
proporcional entre el valor del metal y la masa dineraria circulante: si el metal es escaso/
abundante su precio sube/baja y se emplea por tanto una menor/mayor cantidad de moneda;
la/el reducción/incremento es proporcional al aumento/descenso de su valor. A su vez si
solo los factores monetarios determinan el tipo de cambio, sus variaciones sirven para
medir la inflación y la magnitud del excesivo papel moneda.
17 De aquí se desprenderá la noción clásica del dinero entendido como un “velo” que oculta los fenómenos y
procesos reales de la economía. De acuerdo a Rothbard (:216-220) la teoría ricardiana sobre el dinero y sobre
el papel moneda tiene poco de original, en todo caso se sustenta con una amplia y detallada información de
los mecanismos e instituciones monetarias y bancarias de la época y ciertamente posee el mérito de
sistematizar las aportaciones de los primeros bullionistas, pero con un sesgo mecanicista.
61
• Sugerencia de actividades para reflexionar y profundizar:
✓ Discutir las críticas básicas a la teoría del valor trabajo: ¿cómo medir éste
último? ¿Cómo promediar distintas cualificaciones laborales?
62
Capítulo 4
Karl Marx, filósofo y revolucionario alemán, es autor de Das Kapital (T. I: 1867; T. II:
1885, y T. III: 1894) obra que lleva como subtítulo “Crítica de la Economía Política”18. La
exposición de las ideas contenidas en este libro requiere, como en el caso de los anteriores
autores, de una presentación previa de las ideas filosóficas y políticas que acompañan o
subyacen al enfoque económico de este autor. Se trata de tres cuestiones clave del
pensamiento marxista: su concepción de la historia, su visión política sobre la sociedad
burguesa y su idea sobre la misión social de la clase obrera. Marx, a diferencia de los
economistas que lo preceden, no comparte la visión empresarial del mundo, ni hace suyos
los postulados enarbolados por el liberalismo económico y político; esto va a significar una
ruptura en la manera en que la economía política, desde el mercantilismo hasta los clásicos,
había abordado su objeto de estudio. De hecho en El Capital y en otros escritos Marx se
propone hacer una “crítica de la economía política”.
18 Los tomos II y III fueron ediciones póstumas a cargo de su amigo, coautor de El Manifiesto Comunista y
patrocinador económico Federico Engels, autor de El Origen de la familia, la propiedad privada y el estado y
de El AntiDurhing.
63
En el pensamiento filosófico alemán la vertiente de la filosofía de la historia ocupó un lugar
central a lo largo del siglo XVIII e inicios del XIX. Las interrogantes subyacentes eran del
tipo ¿qué es la historia de la humanidad? ¿Es únicamente una sucesión de hechos y
acontecimientos sin conexión y dirección alguna? ¿Qué fuerzas o factores “mueven las
ruedas” de la historia? Si la historia de la humanidad tiene un principio, ¿tiene también un
final? Y si es así, ¿hacia dónde va la historia?
Marx retoma esta larga tradición filosófica de corte teleológica (que busca el fin o propósito
último de la historia humana) pero le imprime un profundo giro materialista. Para él la
historia no está determinada por la voluntad o la acción de ningún Dios (Biblia), la
Providencia (Herder, Kant), algún Espíritu Absoluto (Hegel) o cualquier otro ente
metafísico, sino por lo que él identifica como las condiciones materiales y sociales de
existencia de los hombres.
El materialismo marxista afirma que tales condiciones materiales dependen del desarrollo
de las fuerzas productivas de la sociedad (léase capacidades tecnológicas de producción) y
de las relaciones de producción e intercambio (léase relaciones sociales entre los agentes
económicos) que están vigentes en un período histórico determinado de la evolución social.
En tal perspectiva Marx identifica a lo largo de la historia la existencia sucesiva de una
serie de modos de producción (entendidos como una unidad contradictoria específica de
fuerzas productivas y relaciones de producción): comunismo primitivo, esclavismo,
64
feudalismo, capitalismo y otros sistemas económicos como el llamado “modo asiático de
producción”.
Es importante resaltar que para Marx, con excepción del comunismo primitivo, régimen en
el que no existía la propiedad privada ni el estado, ni tampoco aún la diferenciación de
clases sociales, en los restantes modos de producción está presente ya la contradicción entre
clases sociales y es la lucha entre amos y esclavos, señores y siervos, capitalistas y obreros,
el motor que impulsa la dinámica histórica.
Esta sociedad de bienes y riquezas comunes hará de la humanidad una gran familia
solidaria en la que cada quien se regirá por el principio comunista de “aportar a la sociedad
según sus capacidades y recibir de la sociedad según sus necesidades”.
65
De esta manera es que la obra económica de Marx tendrá como objetivo central el
demostrar las contradicciones del sistema capitalista y fundamentar sus límites históricos.
Por otra parte, independientemente del desempeño físico específico requerido, el trabajo
ejercido para producir esa ´X´ mercancía es gasto de energía humana, desgaste físico-
neuronal del organismo. Este trabajo abstracto es considerada la sustancia del valor que
posee una mercancía y su magnitud se mide por el tiempo de trabajo socialmente promedio
requerido para elaborarla (“tiempo de trabajo socialmente necesario”). En su calidad de
portadoras de un cierto valor las mercancías son riqueza social, es decir riqueza socialmente
reconocida.
El valor expresa una relación social por lo que el monto de valor de la mercancía ´X´ no
está dado por la cantidad de trabajo abstracto contenido en ella en lo individual, sino por la
cantidad promedio de trabajo que cuesta en una sociedad producir la mercancía ´X´. En
otras palabras: la magnitud del valor de una mercancía está determinada por las condiciones
medias, sociales, de su producción y no por sus condiciones particulares.
66
El valor de la mercancía ´X´ se expresa en muchos valores de cambio, es decir muchos
precios, tantos como el número de mercancías con las que se puede comparar; es decir, el
valor de una camisa es igual a 100 pesos, igual a 8 dólares, igual a 6 euros; también se
podría decir que el valor de cambio -precio- de una camisa es igual a un reloj cassio de
pulsera o igual a 10 coca colas de un litro, etcétera. El precio es la denominación
cuantitativa de la riqueza valuada socialmente.
Marx analiza al dinero no como una necesidad solo práctica de la actividad del comercio,
sino como un proceso de “evolución y desdoblamiento” de las formas del valor. Distingue,
así, las formas simple, desarrollada, general y dineraria del valor. La forma simple (3x=1y)
corresponde históricamente al trueque y el intercambio eventual. El excedente que tienen
los individuos o las comunidades es ocasional; la forma desarrollada (3x= 1y=4m=5l=7r)
corresponde a un intercambio regular de productos debido a la existencia de un excedente
de diversos productos; la forma general (1y=3x; 4m=3x; 72k=3x) corresponde a la
existencia permanente de intercambios mediante un mercado en el que una mercancía es la
que destaca como equivalente general de las demás; por último la forma dinero es cuando
los metales preciosos se constituyen en el equivalente general, en la moneda, estableciendo
un precio (cierta cantidad de metal) en intercambio por un bien. De acuerdo a Marx,”la
dificultad no estriba en comprender que el dinero es mercancía, sino en cómo, por qué…
una mercancía devino en dinero” ( ).
Es importante resaltar que, a diferencia de sus predecesores, los economistas clásicos, Marx
no solo aborda la cuestión del problema cuantitativo del valor, dando respuesta a la
pregunta “¿cuánto valen las mercancías?” sino que su foco de atención en el aspecto
cualitativo, es decir ¿por qué el producto del trabajo humano adquiere la forma social del
valor? ¿Bajo qué condiciones económicas y sociales ocurre esto? ¿Qué implicaciones tiene
tal hecho? En el primer capítulo se examinaron estas productos desde una perspectiva
67
histórica. De acuerdo a una argumentación teórica se puede decir que ese hecho ocurre con
la existencia de productores privados, independientes unos de otros y que producen para el
intercambio, en un proceso de compra de insumos (Dinero-Mercancías) para elaborar (…
P…) un bien y obtener una ganancia monetaria de su venta (Mercancía-Dinero
incrementado). Todo el proceso sería : D-M…P…M-D´
Esta validación se lleva a cabo mediante el mecanismo de los precios al alza o a la baja.
Significa que la producción a nivel social no se planifica con anticipación (ex ante), sino
que se regula con posterioridad (post festum) a través del movimiento de los los precios en
los mercados. En lugar de que el hombre controle a los productos de su trabajo, dice Marx,
estos lo controlan a él. Marx considera entonces al mercado como un mecanismo social que
muestra el sometimiento (alienación) de los individuos a fuerzas externas, ajenas, a su
propia voluntad, que se le imponen “a sus espaldas” pero que son creación precisamente de
ellos.
68
Marx es un crítico de la propiedad privada de los medios de producción y en tal sentido es
que afirma que “En una sociedad fundada en la propiedad privada, en la cual los
productores solo pueden relacionarse entre sí por medio de sus mercancías, las
`determinaciones sociales de sus trabajos´ deben parecerles una relación social entre los
productos de su trabajo”. (:156)
4.4 El plusvalor
La teoría del valor-trabajo conduce en Marx a una teoría del excedente capitalista, al que se
denomina plusvalor o plusvalía (“más valor”).
Esta teoría que en gran medida es el núcleo duro y el centro del planteamiento marxista se
asienta en la consideración de un hecho fundamental: la fuerza de trabajo en el capitalismo
es una mercancía que, como todas, posee un valor de cambio y posee también una utilidad
(valor de uso). El primero corresponde al valor total de los medios de subsistencia del
trabajador (y que hoy podríamos identificar como “canasta salarial”) y el cual varía de
acuerdo a condiciones históricas, políticas, sindicales, etcétera. Es lo que se llama “el
componente histórico-social” del valor de la fuerza de trabajo. La segunda cualidad de la
fuerza de trabajo, su valor de uso, corresponde a la capacidad única de crear valor.
En una jornada de trabajo Marx distingue dos períodos de tiempo. El primero, al que llama
tiempo de trabajo necesario (TTN), corresponde al lapso de la jornada laboral durante el
cual el trabajador crea una magnitud de valor (es decir: agrega una cantidad de trabajo)
equivalente al salario que recibe. A este capital que es destinado al pago de los ingresos de
los trabajadores Marx lo denomina capital variable (v), en tanto que el invertido en
maquinaria, equipo, instalaciones, etc…lo clasifica como capital constante (c).
69
Durante el segundo período de la jornada laboral, llamado tiempo de trabajo excedente
(TTE), el trabajador, por supuesto, sigue agregando trabajo al producto que está en
elaboración, por lo que continúa creando valor en una magnitud que va a exceder a su
salario (valor de las mercancías que consume). A este valor excedente, que corresponde
grosso modo al ingreso de los capitalistas, le denomina plusvalor (pv) y a la relación entre
su magnitud y el salario de los trabajadores (pv/v) la designa con el término de tasa de
plusvalor o tasa de explotación (y cuya razón equivale a la relación TTE/TTN) (Esquema
4.1)
Figura 4.1
La Jornada de Trabajo
TTN TTE
Valor=salario / plusvalor=ganancia
El valor de una mercancía está dado por la suma del capital constante consumido –
depreciado-, el capital variable y la plusvalía. M= C+V+P. Mientras que C corresponde a un
valor ya existente y solamente transferido al producto final, V y P son el nuevo valor
creado.
Marx distingue dos formas o tipos de plusvalor, de acuerdo a cómo éste es generado.
70
En el primer caso en el esquema de la figura 4.1 el tramo b-c de la jornada se prolongaría
hacia la derecha, mientras que el tramo a-b permanecería constante; en el segundo caso se
acortaría el tramo a-b y el tramo b-c se prolongaría hacia la izquierda, sin que el tiempo
total de la jornada laboral se extienda como sucede en el primer caso.
71
4.5 Acumulación, salarios y desempleo
El movimiento que sigue el capital –ya sea en lo individual o considerando a todos los
capitales de una economía de manera agregada- puede representarse con la siguiente
fórmula-esquema:
Figura 4.2
El inversionista compra con dinero (D) dos tipos de mercancías o bienes. De una parte
medios de producción (MP), es decir maquinaria, herramientas, materias primas, insumos,
mientras que, de otra parte, en el mercado laboral contrata trabajadores (Ft). El proceso
productivo (P) reúne en determinadas proporciones a maquinaria y obreros para llevar a
cabo un proceso de elaboración de determinado bien, el cual, si se supone que todo el
capital constante se deprecia, tendrá un valor superior al del valor de las mercancías
compradas por el capitalista (M´ es mayor que M). Esta mercancía final al momento de
72
venderse le retorna al inversionista una cantidad de dinero superior a la cantidad inicial de
dinero invertido (D´ es mayor que D).
73
dispuesta a ser ocupada durante los períodos de expansión y auge de la actividad
económica.
Figura 4.3
74
4.6 Tasa de ganancia y crisis
75
Marx cuestiona enfáticamente la “ley de Say” defendida por David Ricardo, la cual sostiene
la existencia de un equilibrio entre oferta y demanda a nivel agregado y niega en
consecuencia que las crisis –sobreproducción de mercancías- puedan ocurrir en una
economía de mercado, ya que ésta corrige los desajustes temporales y sectoriales que
puedan surgir. Marx, por el contrario, concibe a las crisis como expresión de las
contradicciones del capitalismo e inherentes al sistema y considera que en las condiciones
de “anarquía” que caracteriza al mercado y a las dinámicas de la acumulación, la igualdad
entre oferta y demanda no tiene por qué ocurrir. Volveremos a la crítica de esta “ley de say”
y a su desaparición definitiva con Keynes en los años treinta del siglo XX.
Para Marx, las crisis mismas, resultado de la caída en la tasa de beneficio, operan
cíclicamente como un mecanismo que contrarresta las causas de dicha caída y promueve su
alza mediante la depreciación de maquinaria, equipo e inventarios, el desempleo, la baja en
los salarios, el aumento de la tasa de plusvalor, así como el elevamiento de la
productividad. En el tomo III de El Capital Marx esbozó una teoría del ciclo económico, de
sus fases de euforía, pánico y crisis, así como de las determinaciones de la periodicidad del
ciclo a partir de la rotación del capital fijo ( ).
76
Anexo 4.1
Mikail Proudhon, al igual que otros pensadores anarquistas y socialistas del siglo XIX, era
de la idea de que era posible desaparecer el dinero y hacer uso de un patrón de medida del
valor basado directamente en el tiempo de trabajo. Marx formuló una crítica a esa
propuesta ( ) que aquí formulamos de manera didáctica a fin de ahondar en la
comprensión de la necesidad de la existencia del dinero, no solo como un práctico medio de
circulación de las mercancías sino como un patrón esencial de medida del valor de los
bienes.
El decreto señala que tal medida “decosifica” los vínculos económicos entre los seres
humanos, y que en consecuencia establece que: 1) los precios sean iguales a los valores; 2)
estos últimos se medirán por unidades de tiempo (horas, minutos, segundos) de trabajo
socialmente necesario; 3) los billetes y monedas se sustituirían por unos bonos y fichas
llamados Tempus; 4) las denominaciones de esta unidad de cuenta o patrón de medida serán
bonos de 1 000 htsn; 500 htsn; 100 htsn..; así como fichas de 10 mtsn; 5mtsn; 25 stsn; 10
stsn…
La medida parece en principio ser muy práctica, además de tener la ventaja de hacer
transparente la relación entre la riqueza de la sociedad y el tiempo de trabajo requerido para
producirla, pero ¿sería posible la existencia de una economía así? ¿Qué problemas habría
para implementar tal medida? ¿Qué sucedería con la actividad económica?
77
La primera dificultad sería la medición del tiempo de trabajo social promedio de todos y
cada uno de los bienes producidos. Muy probablemente sería una labor de recopilación
estadística imposible para la Secretaría de Economía del país X registrar periódicamente los
tiempos de producción de cada tipo de tornillo, tuerca, maceta, alimento, ropa, auto,
charola, reloj, componente electrónico, etcétera, producido en cada fábrica y empresa de
cada una de las ramas de actividad económica, a fin de poder promediar luego sus tiempos
de elaboración.
La segunda gran dificultad ya no sería de orden técnico y operativo sino que afectaría a la
propia actividad económica: habría una constante depreciación de las mercancías (caída
del nivel general de precios) frente a los bonos/fichas Tempus debido al incremento en la
productividad media del trabajo. Si la mercancía M en el momento T1 vale 1 hora..; en el
momento T2 vale 59´…; en el momento T3 vale 58´, y así sucesivamente, la capacidad
adquisistiva de los Tempus iría en constante ascenso. Habría, en consecuencia, una
tendencia constante por parte de los consumidores a posponer sus compras pues entre más
tiempo transcurriera los Tempus valdrían más.
78
un constante rezago en el tiempo de la demanda respecto a la oferta y que ocasionaría un
efecto recesivo acumulativo (ver capítulo 8)19.
✓ Reflexiona sobre el siguiente dilema: “¿las perlas valen porque los hombres se
sumergen por ellas o máss bien los hombres se sumergen para sacarlas del mar dado
que ellas valen?”.
19 Mars decía, en referencia al proceso de “acumulación originaria” que el capitalismo había arribado al
mundo arrojando sangre por todos los poros. Lo mismo ocurrió con los fracasados intentos de sepultarlo tal y
como sucedió en Kampuchea (hoy Cambodia) entre los años de , cuando los desvaríos ideológicos llevaron
a suprimir el dinero durante el régimen “marxista” del Khmer Rouge. El costo del experimento social aparte
de acabar con la relación monetaria, incluyó la represión a la disidencia, un traslado masivo de personas de la
ciudad al campo con fines de “reeducación ideológica”, la ruina de la economía y la muerte de millones de
personas por asesinato, hambruna y enfermedades.
79
Segunda Parte
VII.Institucionalismo y evolucionismo
80
Capítulo 5
El Enfoque marginalista
En la primera mitad de la década de los años setenta del siglo XIX tres autores
replantearon, de raíz, cada quien por su cuenta, la manera de abordar el estudio de la
economía: el inglés William S. Jevons (Theory of Political Economy: 1871), el austríaco
Karl Menger (Principles of Economics: 1871) y el suizo Léon Walras (Elements D
´economie Pure: 1874). Sus postulados e ideas constituyen los fundamentos del
marginalismo y dan inicio a lo que se denominará escuela neoclásica20.
20 El marginalismo tuvo sus precursores durante las décadas de los treinta, cuarenta y cincuenta de ese siglo
en Longfield, W. F. Lloyd, Dupuit, H. H. Gossen, R. Jennings y A. Cornout. Gossen es de hecho un precursor
y quizá el más importante. Las leyes de Gossen son fundamento mismo del marginalismo. Menger es
fundador de la llamada Escuela Austríaca (cfr. 6.6)
81
En línea de continuidad con el liberalismo económico, esta nueva escuela posee una visión
positiva sobre las ventajas de las economías de mercado, la propiedad privada y la vigencia
de la igualdad oferta-demanda postulada por la “Ley de Say”; de manera similar enfatiza la
necesidad de un “estado mínimo” que no altere el funcionamiento de los mercados. En su
visión del homo economicus comparte también la idea de individuos egoístas y que actúan
interesados en su beneficio personal, pero considera además que en los agentes económicos
existe un comportamiento basado en la toma de decisiones racionales y motivadas siempre
por un interés hedonista (que busca el placer y la felicidad y evita el dolor o sufrimiento21).
Sin embargo, en ruptura con la la Economía Política, esta visión mantendrá visiones
radicalmente alternativas en lo que se refiere al valor y los precios, así como a la
distribución y la producción. En la figura 5.1 se diseña una representación dualista de los
respectivos paradigmas.
21Inspirada en la filosofía utilitarista del inglés Jeremías Bentham. Karl. Menger es la excepción en este
punto. Ver más adelante capítulo 6.
82
Figura 5.1
Economía Política/Marginalismo
Durante las tres últimas décadas del siglo XIX esta escuela fue ganando aceptación
mientras que los postulados fundamentales de la Economía Política perdían influencia en el
campo académico. En esto último incidieron varios factores: la realidad económica europea
mostraba que el análisis ricardiano de la distribución, así como su teoría de la caída de la
tasa de ganancia, basados ambos en los rendimientos decrecientes de la agricultura y en la
teoría malthusiana de la población, no correspondían a lo que acontecía en la dinámica del
sistema; asimismo, las tendencias en el alza de los salarios de los trabajadores durante la
segunda mitad del siglo XIX, mostraban que era erróneo el postulado de que aquellos se
mantenían al nivel de subsistencia (Landreth ). De hecho entre 1870 y 1914 el
capitalismo vivió un notable período de expansión, de internacionalización, de progreso
científico (matemáticas, física, biología, química, geometría), de surgimiento de nuevas
83
ramas industriales como la química, la automotriz, la eléctrica, la petrolera. Fue la época de
la llamada “primera globalización” y de la “segunda revolución industrial” (o “tercera
revolución tecnológica”, Ver anexo. 7.1). Pese al estallido de la crisis financiera de 1873,
y luego, de menor tamaño y alcance, de las crisis de 1882, 1890, 1893 y 1907, el
capitalismo vivió durante esos años una “era dorada”. Al período comprendido entre 1880 y
1914 se le conoció como “La Belle Epoque” (Marichal :41 y ss.).
Con el fin de entender esta ruptura paradigmática (Kuhn: y cap. X), cabe tener presente,
asimismo, que en los ámbitos intelectuales de esa época tuvo una profunda influencia la
filosofía del positivismo la cual, llevando a extremos el discurso racional y de la
Ilustración, consideraba que la ciencia, incluidas las disciplinas sociales, debía ocuparse
únicamente del estudio de aquello que podía ser mensurable, medible, es decir de solo
aquellos fenómenos que, como ocurre en las ciencias naturales, son cuantificables. ( ).
Solo lo que es medido y demostrado matemáticamente es ciencia, lo demás es especulación
metafísica. El método de las ciencias naturales se aplica también en las ciencias sociales
pues es el único método científico (Reale y Antiseri: 272). Esta idea positivista, cuyos
orígenes se remontan a la Ilustración (Hankins, 1985: 189) cobró una especial fuerza en
84
Inglaterra, Alemania, Francia, los Estados Unidos e influyó intensamente a las ciencias
humanas, desde la psicología hasta la sociología.
Durante el último tercio del siglo XIX la disciplina de la economía, como ocurrió también
con otras disciplinas sociales, se tornó más académica, se profesionalizó en el servicio
público, presenció una incorporación creciente del uso de las matemáticas y experimentó
cambios teóricos muy profundos, al punto de dar lugar a una ruptura radical, de raíz, con
los fundamentos de la Economía Política. El cambio afectó su nombre mismo y comenzó a
denominarse a partir de entonces Economics.
Figura 5.2
p O
D
q
85
En cambio la teoría del valor trabajo deja de lado la explicación de los determinantes de los
precios de bienes tales como la tierra, las obras de arte, el vino, los artículos de colección –
que por cierto son una minoría respecto a los bienes totales-; es decir bienes cuya oferta es
fija, es decir que no varía nada con los cambios en el precio (“perfectamente inelástica”),
tal y como se muestra en la siguiente:
Figura 5.3
O
p
D
q
La crítica del marginalismo va mucho más lejos que esta objeción: llega a los fundamentos
mismos de la noción de valor. El valor no es atributo que dependa del trabajo y los costos
que implica elaborar un bien ´X´, sino que depende de la utilidad (léase placer/bienestar/
felicidad) que quien lo adquiere espera recibir de él. El valor no está en el objeto sino que
es asignado a éste por el sujeto, por lo cual sus determinantes no se encuentran en el pasado
86
sino en el futuro, no en las condiciones sociales de su origen-producción sino en las
individuales de su realización-consumo.
Figura 5.4
Tabla de Menger
Clases de bienes
87
La utilidad total es la suma de los “útiles” o grados de satisfacción o felicidad que le reporta
a un individuo el consumo de una cesta de bienes; utilidad marginal o final es la que
proporcionaría la última dosis del bien consumido. “Cada porción de riqueza está en
conexión con una porción correspondiente de felicidad”.
UMx / Px ; UMy / Py
Donde,
Ahora bien, las utilidades marginales se nivelan con los precios, sujetas a una restricción
presupuestaria. Esto significa que el consumidor buscará alcanzar la máxima utilidad (total)
posible (dada la suma de sus utilidades ponderadas) de acuerdo a su presupuesto. En otras
palabras, el objetivo de un consumidor racional es maximizar la utilidad total al gastar su
ingreso.
Ejemplo. Un individuo tiene 12 pesos y los va a gastar en comprar cierta cantidad (Q) de
los bienes X (borrador), Y (lápiz), de tal manera que maximice su utilidad.
88
Si Px = 2 y Py = 1, y M = $12 (bajo el supuesto de que todo se gasta), es de suponer que
adquirirá una mayor cantidad del bien Y puesto que su precio es menor comparado con el
bien X, además del supuesto de que el individuo es racional y por tanto busca sacarle el
mejor provecho a su dinero. Sin embargo, para saber qué cantidad exactamente debe
comprar de cada bien, debe ponderar las utilidades marginales de cada bien de tal forma
que alcance la máxima utilidad. La tabla de la figura 5.5 muestra las opciones de utilidad
marginal y la combinación en la que la utilidad total es mayor:
Figura 5.5
Q 1 2 3 4 5 6 7 8
UMx 16 14 12 10 8 6 4 2
UMy 11 10 9 8 7 6 5 4
Es decir, la utilidad marginal del último peso gastado en borradores (6 útiles) es igual a la
utilidad marginal del último peso gastado en lápices, y la cantidad de dinero gastado en
89
borradores ($6) más la cantidad de dinero gastado en lápices ($6) es exactamente igual a los
12 pesos del individuo.
Por tanto, el último peso gastado en borradores debe tener la misma utilidad que el último
peso gastado en lápices. La Segunda Ley de Gossen lo formularía así: el consumidor gasta
de tal forma que el último peso gastado en cualquier bien final tiene la misma utilidad
marginal que el peso gastado en cualquier otro. Los cocientes de estas utilidades marginales
y los precios serán iguales a la utilidad marginal del dinero y por tanto revelarán el valor de
ésta. La utilidad marginal del dinero es la utilidad generada por el último peso de renta.
Si el individuo del ejemplo decide gastar su ingreso ($12) en cualquier otra forma, la
utilidad total sería menor. En cualquier otra combinación la utilidad total siempre será
menor a 93 útiles.
Ahora bien, si la utilidad es el placer o felicidad o bienestar esperado ¿es posible medir la
utilidad? ¿Con qué patrón se puede medir una variable psicológica?
Los partidarios de la utilidad cardinal dicen que sí se puede medir esa felicidad o bienestar
mediante una unidad de medida, en este caso “útiles” (grados de utilidad) que se asignan a
cada mercancía. (Ejemplo: naranja= 5 útiles; manzana= 6 útiles). Los partidarios de la
utilidad ordinal (W. Pareto) afirman que no se pude medir pero que si se pueden ordenar
jerárquicamente la utilidades provenientes de diferentes bienes (saber si, por ejemplo, la
utilidad de una naranja es menor que, igual que, o mayor que la utilidad de una manzana)23.
La utilidad total para n unidades de mercancías es la satisfacción total que se deriva de ´n´
unidades y la utilidades marginal de la unidad ´n es la utilidad adicional que se obtiene de
consumir la unidad ´n´.
23Varian ( ) expone la argumentación a favor de la utilidad ordinal , desecha que la utilidad se pueda
medir y señala que lo que se pueden identificar son las preferencias del consumidor ( )
90
Figura 5.6
Conforme se consumen más manzanas aumenta la utilidad total pero disminuye al mismo
tiempo la utilidad marginal. Hasta el consumo de la manzana 7, el individuo queda saciado
de manzanas, comer una más ya no le reportará alguna utilidad marginal, incluso esta
última es negativa después de cierto límite en el consumo de manzanas. La 1ra. Ley de
Gossen afirma que “cada acto sucesivo de consumir produce un placer cada vez menor
hasta llegar a la saciedad”.
91
Figura 5. 7
35
30
20
15
15 10
5
3 2 1 0 -1 -2
0
-15
Utilidad total Utilidad marginal
92
bienes. Jevons también intentó formular una teoría del salario basada en la idea de la
utilidad marginal: la oferta de trabajo concebida como un intercambio entre utilidad/no
utilidad (placer/displacer o ganancia/dolor).24
24 Jevons, astrónomo y químico, estudió también temas como las apuestas y la toma de decisiones no
racionales. Llama la atención su intento de establecer una relación entre las crisis económicas y los ciclos de
la actividad solar. También formuló el planteamiento de que a nivel agregado una mayor racionalidad
energética no implica un menor consumo total sino uno mayor, cuestión de suma actualidad para la economía
ambiental. En una contundente declaración positivista él afirmó: “La economía, si en absoluto ha de ser una
ciencia, deberá ser una ciencia matemática” (citado por Galbraith: 147)
25 Pigou fue heredero de la cátedra de Marshall (ver capítulo 6), profesor y promotor de Keynes en dicha
Universidad. Su teoría del desempleo fue objeto central de la crítica keynesiana a la tradición clásica-
neoclásica.
93
5.4 Preferencia del consumidor y elección racional
Los individuos en cuanto consumidores que actúan racionalmente demandan cierta cantidad
de bienes que le reportan una determinada satisfacción. En este apartado se presentan
algunos axiomas que buscan explicar cómo los individuos eligen los bienes que consumen.
Aparte de un homo economicus racional se parte del supuesto de que los consumidores
buscan maximizar su utilidad en función de la satisfacción que les reporte una canasta o
cesta de bienes en particular. Una cesta sería por ejemplo una hamburguesa y un refresco y
se simboliza así: (X1, X2) ; si el consumidor debe elegir entre dos cestas de bienes (X1, X2)
y (Y1, Y2) lo hace a partir de la preferencia que tiene con respecto a la utilidad que le
reportan las diferentes cestas de bienes.
Cuando un consumidor elige una cesta de bienes sobre otra, se utiliza el símbolo >, para
decir que una cesta se prefiere estrictamente a otra..(X1, X2) > (Y1, Y2)
Si un consumidor prefiere una de las dos cestas o es indiferente entre ellas, entonces se dice
que prefiere débilmente la cesta (X1, X2) a la (Y1, Y2), y se escribe así: (X1, X2) ≥ (Y1, Y2).
1. Completas. Es posible comparar dos cestas cualesquiera. A = (X1, X2) ; B = (Y1, Y2).
94
Ahora bien, las preferencias de un consumidor se pueden ordenar mediante un mapa gráfico
de curvas de indiferencia. Se llama así porque cualquier punto sobre la curva, le reporta al
consumidor el mismo nivel de utilidad. En este sentido, una curva de indiferencia más
lejana al origen le reportará mayor utilidad que la anterior. Sin embargo, cabe señalar que
todo consumidor tiene una restricción presupuestaria, es decir, un límite para gastar. Por lo
que la cesta de consumo óptima será aquella en que la curva de indiferencia haga tangencia
con la recta presupuestal, matemáticamente.
Figura 5.8
Hamburguesa
Curvas de indiferencia
Recta presupuestal
Refresco
95
5.5 La productividad marginal
Una de las aplicaciones más importantes del principio marginalista se encuentra en la teoría
de la productividad marginal que formularon inicialmente Jevons y Menger y que será
desarrollada por la segunda generación de marginalistas (Wieser, Wicksteed, Clark).
Jevons y Menger habían invertido la relación causal entre los precios de los factores de
producción y los precios de los bienes finales, afirmando que aquellos no son los
determinantes de éstos sino determinados por éstos; es decir, los precios de los factores de
producción dependen de la utilidad marginal de los bienes finales que ayudan a producir.
Su precio es resultado de una imputación.
Figura 5.9
Función de Producción
96
Los datos supra nos permiten elaborar la gráfica de la siguiente
Figura 5.10
97
ofrecidas por la escuela clásica. Tampoco hay explotación del trabajador ni apropiación
inequitativa de la riqueza, según lo afirman los postulados ricardianos y marxistas.
Para concluir con esta revisión del enfoque marginalista, este apartado aborda el concepto
de costo de oportunidad, formulado por Wieser, también austríaco y primero por cierto en
usar el concepto de utilidad marginal.
En economía existe una relación fundamental entre escasez y necesidad. Dada la existencia
de recursos escasos, la producción o el consumo de ´X´ bien implica sacrificar la
producción o el consumo de otros bienes. “en una economía con recursos escasos, el
verdadero sacrificio que entraña la producción (consumo) de algo lo constituyen las otras
cosas que podrían haberse producido (consumido); … si todos los factores de producción
(bienes) son escasos en la oferta respecto a la demanda de ellos, el coste de utilizar una
unidad cualquiera de factores (bienes) en la producción (consumo) de una mercancía, la
utilidad marginal de las otras mercancías que se dejan de producir (consumir) es su coste de
oportunidad” (Zurita, )
98
El coste de producción se convierte así en un coste de oportunidad, representado por el
sacrificio de la utilidad de aquellos otros bienes que se podrían haber obtenido con los
recursos utilizados para producir el bien en cuestión. Imputación y coste de oportunidad son
los pilares sobre los que se monta aquí la teoría de la producción y dado que aquello que
para los empresarios representa un coste es un ingreso para los propietarios de los factores
de producción, la teoría de la distribución se deducirá como una mera extensión del
principio marginalista.
Cabe acotar por último que a nivel microeconómico la teoría de la productividad marginal
tiene implicaciones y aplicaciones fundamentales para la teoría de la empresa y el uso de
los factores de producción
99
Capítulo 6
Es el título de la obra principal del inglés Alfred Marshall, publicada por vez primera en
1890, considerada la más importante y completa de la escuela neoclásica así como una de
las más destacadas en la historia del pensamiento económico. Marshall, exponente número
uno del neoclasicismo, retoma la herramienta básica del análisis marginal, pero la
incorpora en un método más amplio que reconoce la complejidad de la realidad a estudiar
(interdependencia de variables), que enfatiza la necesidad de abordar el estudio de esta
realidad “paso a paso”, mediante supuestos de variables que permanecen constantes
(Ceteris Paribus)26, y que incorpora también en la formulación teórica, por vez primera y
de manera por demás fructífera, la dimensión temporal.
26 Ceteris Paribus es una expresión latina que significa “lo demás permanece constante” y constituye un
principio metodológico al que recurre el análisis económico para indicar que se supone que variables que
puedan afectar a un fenómeno determinado permanecen constantes, a excepción de aquella(s) que se pretende
estimar su efecto. Ver más adelante 6.6 y 6.7.
100
6.2 El excedente del consumidor
Una aplicación del principio marginalista por parte de Marshall es el concepto de excedente
del consumidor. La idea general se puede expresar del siguiente modo: el precio que una
persona paga por un bien nunca es mayor, y pocas veces es igual, al precio que esa persona
estaría dispuesta a pagar por dicho bien, en vez de prescindir de él. Si el precio de un bien
mide la última porción de utilidad del bien, eso significa que las porciones precedentes le
cuestan al consumidor menos dinero del que hubiera estado dispuesto a pagar.
Ejemplo: al precio de $20 un consumidor solo demanda una unidad del bien, al de $15 dos
unidades, al de $10 tres unidades, al de $5 cuatro unidades y al de $ 2.50 ocho unidades. En
un momento dado el precio del bien es de $ 2.50 y el consumidor compra 4 unidades del
bien. La utilidad total es de $52.50 – 10 = $42.50.
El excedente del consumidor es un concepto punto de partida para la llamada economía del
bienestar que se formula en el siglo XX27.
En relación al debate en torno al valor económico de los bienes Marshall adopta una
postura en apariencia ecléctica. Frente a los respectivos enfoques unilaterales de clásicos y
marginalistas, los primeros centrados en la oferta y considerando como dada a la demanda,
los segundos enfocados en la demanda y considerando como dada a la oferta, Marshall
considera que no es sólo el costo de producción lo que determina el precio o valor de un
bien, ni tampoco exclusivamente su utilidad para el consumidor. El precio es resultado de
una combinación variable de ambos factores: el precio es resultado del corte de ambas
hojas de las tijeras. Del lado de la demanda es la utilidad marginal. Del lado de la oferta son
el esfuerzo y sacrificio marginales.
27 Se trata
101
La manera como oferta y demanda determinan vis a vis el valor de los bienes está en
conexión con la dimensión temporal. El precio es fijado tanto por las condiciones de
producción como por las necesidades individuales de satisfactores, pero las diferentes
escalas de tiempo determinan la ponderación de unas y otras en la determinación del precio.
Figura 6.1
P O
En el tiempo llamado de corto plazo la oferta ya puede reaccionar ante las condiciones del
mercado. En este período los costos primarios o variables de las empresas se modifican
(insumos y salarios) mientras que los costos fijos (sueldos, depreciación) se mantienen
constantes. La curva de la oferta adquiere elasticidad frente a las variaciones de precios y se
102
representa gráficamente con pendiente positiva. En este caso tanto oferta como demanda
determinan el precio.
Figura 6.2
Por último está el tiempo de largo plazo, en el que la empresa puede modificar sus costos
fijos como variables (de hecho todos son variables) con lo cual la oferta es perfectamente
elástica, representándose gráficamente como una recta horizontal. En este caso el único
determinante del precio son los costos de producción.
103
Figura 6.3
De manera similar encara Marshall la cuestión de la relación causal entre precios de los
factores y distribución de los ingresos. Recordemos que la Economía Política afirmaba que
el costo de los factores de producción determinaba los precios, mientras que los
marginalistas afirmaban que los precios determinan el pago a los factores de producción.
Marshall considera que dado que el tiempo influye considerablemente en la elasticidad de
la oferta de los factores tierra, capital y trabajo, la relación va del costo de los factores al
precio de los bienes conforme es mayor el tiempo. Por el contrario entre menor es el lapso
considerado, lo determinante es el precio y lo determinado son los costos.
104
Veamos el caso de la renta del suelo. Cuando David Ricardo analizó el tema consideró que
la oferta de tierra era perfectamente inelástica. La renta está determinada por el costo del
factor. Un costo alto –precio alto del trigo- determina un ingreso alto para el terrateniente.
Tal apreciación de un bien cuya oferta está en expansión, obedece al precio de oferta que
conlleva una remuneración a fin de estimular a las personas a llevar a cabo las difíciles
tareas de colonizar. En este caso los precios crecientes de las tierras, iguales al valor
capitalizado de las crecientes rentas es un coste social. La renta determina al precio. Pero
cuando la frontera agrícola no se puede expandir más, la curva de oferta de la tierra es
perfectamente inelástica y por tanto la renta está determinada por el precio.
Así también ocurre en el caso de los salarios. Al ser inelástica la oferta de trabajo en el muy
corto y corto plazos, los salarios están determinados por el precio. Pero al ir ganando
elasticidad en el largo plazo los salarios son determinantes del precio. Lo mismo tiene lugar
en el caso de los beneficios: en el corto plazo están determinados por el precio y en el largo
plazo determinan al precio.
105
6.5 Elasticidades de la demanda
Las fórmulas correspondientes son: (1) Eid=Var.%Q/Var%I ; (2) Epd= Var.%Q/Var%P; (3)
Ecd= Var%Q2/Var%P1. (Coeficiente de elasticidad de demanda= ΔQ/Q/ΔP/P)
Cuando la elasticidad es mayor que uno se dice que el bien es elástico. Cuando la
elasticidad es menor que uno, el bien se denomina inelástico. Cuando la elasticidad es igual
a uno se dice que la elasticidad es unitaria.
28 Esta ley también es válida para países. La teoría de la Comisión Económica Para América Latina
(CEPAL) de los años cuarenta-cincuenta del siglo XX en torno a la ruptura de la primera división
internacional del trabajo centro-periferia, se sustentó, en parte, en el planteamiento de que al elevarse el nivel
de ingreso de los países centrales disminuía relativamente su demanda de bienes primarios, particularmente de
alimentos lo cual “deterioró los términos de intercambio” en perjuicio de la periferia.
106
Figura 6.4
Elasticidad Ingreso-Gasto
Elástica Inelástica
I I
Q Q
Una curva de demanda es elástica (“flexible”) cuando el efecto que un cambio en el ingreso
ejerce sobre la cantidad es grande. Es inelástica (“rígida) cuando el efecto de dicho cambio
es pequeño.
107
Figura 6.5
Elástica Unitaria
P P
Q Inelástica Q
P
108
Figura 6.6
Bienes sustitutos
P P
Q Q
Bienes complementarios
P P
Q Q
Los bienes sustitutos presentan elasticidad-cruzada positiva ya que cuando el precio de uno
de los bienes sube, la demanda del otro bien aumenta. Los bienes complementarios tienen
elasticidad negativa pues cuando el precio de un bien sube, la demanda del otro bien
(también) baja. Los bienes que son independientes tienen elasticidad cruzada igual a cero.
109
6.6 Equilibrios parcial y general
A partir del análisis de los precios de equilibrio y del postulado metodológico del Ceteris
Paribus, la escuela neoclásica se planteó el análisis de los mercados, industrias,
consumidores, empresas, asalariados, todo ello haciendo abstracción en principio del “todo
económico” y de la compleja red de interrelaciones que lo constituyen. Marshall lo
explicaba así: “…cuando empezamos aislando las relaciones primarias, de la oferta, la
demanda o el precio de un determinado bien, anulamos la acción de todas las demás fuerzas
con la frase ´suponiendo que todo lo demás permanece constante´. De ningún modo
creemos que realmente no varíen, pero de momento prescindimos de su
actividad” (Newman: 355).
Los modelos de equilibrio parcial son de naturaleza microeconómica pues se trata del
análisis de un mercado específico, de industrias determinadas, del precio de un cierto bien,
etcétera; por ejemplo: ¿de qué manera se modifica el gasto de los consumidores al subir el
precio del frijol negro, considerando que el precio del frijol bayo, del haba así como el de la
demás canasta de bienes que suelen adquirir los consumidores no varía, que tampoco se
modifica su ingreso y que los demás elementos de la economía no se modifican? En otras
palabras: ¿cómo se reestablece el equilibrio de la demanda de frijol negro con el nuevo
precio? Otro ejemplo similar en el que se pone en juego el concepto de bienes sustitutos,
podría ser el siguiente: dada una baja en los costos de producción de frijol negro ¿cómo se
modifican los precios de equilibrio en el sector productor de frijol bayo y de haba? Aquí el
modelo de equilibrio parcial se vuelve más complejo, con tres variables operando
simultáneamente.
110
Figura 6.
b) al bajar el precio del bien Fn, disminuye la demanda del bien Fb, de D a D1, y
disminuye a su vez su precio, de P a P1;
111
Si a este ejercicio le agregáramos el comportamiento del precio del haba, el análisis de
equilibrio parcial se tornaría más complicado y su representación gráfica se cargaría de
líneas y puntos. El análisis se complicaría sucesivamente conforme se fueran incorporando
otras variables y se tornara progresivamente “menos parcial” y tendiera a ser “más
general”. El lenguaje matemático, en cambio, permite una formalización sistemática y
coherente del planteamiento (ver Anexo 5.1).
Al igual que Marshall, Walras considera que el equilibrio se logrará cuando el precio sea tal
que iguale la oferta y la demanda. Para que este mecanismo se lleve a cabo en un nivel
general, argumenta que existe un “precio pregonado”, llamado así porque se grita o
pregona, y debido a la competencia, este precio se pregonará hasta que pueda igualarse la
oferta y la demanda. Otro recurso de Walras para llegar al equilibrio general es considerar
que existe un numerario, pero no de dinero sino de una mercancía que se utiliza únicamente
como patrón de cuenta y facilita los intercambios (no hay crédito ni atesoramiento). Al final
se establecen las funciones de oferta y demanda, con el mismo número de ecuaciones que
de incógnitas (Roll, 1942:286-287). (Ver Recuadro).
112
convierte en un equilibrio; una reducción de todo lo económico y del “todo económico” a la
atomización de las decisiones y los actos individuales; una elevación a norma teórica
absoluta del principio de escasez y de rendimientos decrecientes; la inclusión en el costo de
producción de la tasa normal de beneficio o ganancia; la concepción de la dinámica
económica como la de un cuerpo físico en un “equilibrio en movimiento” que
automáticamente se reestablece; la idea de que los agentes económicos son llevados a
actuar únicamente cuando el equilibrio ha sido alcanzado; la afirmación de que el sistema
alcanza autónomamente el pleno empleo de sus recursos, y, por último; la noción de que las
empresas son tomadoras pasivas de precios (Shaikh, 2015: 343).
El nivel de abstracción con el que los modelos de equilibrio general formulan la cuestión
del sistema económico, es por demás elevado y con supuestos irreales: todos y cada uno de
los agentes económicos operan como maximizadores de recursos y beneficios, es decir se
encuentran “en equilibrio”. Asimismo, existe solo un numerario que sirve como unidad de
cuenta y medio de intercambio, a la vez que el proceso de formación de los precios de
equilibrio de cada bien requiere de la existencia de un duendecillo extraño: un “pregonero”
o “pujador” que anuncia o informa de los precios a los agentes económicos. Los críticos
han descrito esos modelos, con razón, como “la perfecta mecánica celeste de un mundo
inexistente” y enfatizan la imposibilidad de que en el mundo real los agentes sean capaces
de conocer y computar todas las variables involucradas en el ámbito de su actividad
económica (Landreth y Colander).
No obstante, el problema de fondo que se plantea por esta teoría abstracta y formalizada es
el siguiente: ¿cómo es que el equilibrio maximizador de todos y cada uno de los agentes
hace posible el equilibrio de todo el sistema? Esa interrogante retrotrae a la cuestión de la
noción de sistema económico. Recordemos que La Tabla Económica de Quesnay fue la
primera representación gráfica – “modelo”- de dicho sistema. También en la economía
clásica y marxista la noción de sistema económico está presente en las teorías sobre la
acumulación de capital y las respectivas visiones -de Smith, Ricardo y Marx- sobre el
futuro del capitalismo. En Marx los esquemas de la reproducción y los distintos ciclos –
113
mercantil, productivo y dinerario- del capital son una representación explícita de esta idea
de sistema.
Hubo autores que discreparon en diversos aspectos del método, el lenguaje y el objeto de
estudio establecidos por la tradición neoclásica. Es el caso, en primer término, de la Escuela
Austríaca -fundada por Menger, Wieser, Böhm-Bawerk y a la que luego se incorporarán
Hayek, Von Mises y Kirzner-. En segundo lugar, otra vertiente, más apegada al encuadre
29 Una revisión de las distintas etapas en la elaboración de la teoría del equilibrio general y su aplicación a la
formulación de políticas económicas en Benitez (1998:53-72).
114
teórico dominante, fue la del análisis de los monopolios y el oligopolio, que cuestionó la
pertinencia analítica del supuesto de mercados e industrias en condiciones de competencia
perfecta (“pura”) de pequeñas y medianos empresas en una época que se acentuaba la
realidad de una economía capitalista con presencia dominante de las grandes empresas. Se
ha señalado que hacia fines del siglo XIX e inicios del XX la inexistencia de la
competencia entre pequeños y medianos productores en el mundo real de los negocios era
evidente, limitándose su vigencia a mercados agrícolas (Brue y Grant, : ).
Pero desde sus inicios, con Menger, esta escuela discrepó del camino de la formalización
matemática seguido por la corriente anglosajona: estimaba que esa era una ruta que alejaba
al pensamiento económico de cuestiones teóricas más amplias e inhabilitaba poder abordar
el estudio de aspectos sociales, institucionales, legales y políticos que influyen
decisivamente en la economía. Estos últimos son elementos que ya la Escuela Histórica
alemana había puesto de relieve y que Veblen desarrollaría e incorporaría como elementos
claves de su teoría, como se verá también en el siguiente capítulo (ver 7.1.)
115
valores en precios y la formación de una ganancia media, discusión en la que la figura
destacada fue Böhm Bawerk, sino también en cuestiones fundamentales del socialismo
soviético, tales como el ejercicio totalitario del poder, la negación de la libertad de
expresión de los individuos y la planificación central de todas las actividades económicas;
sostenían que, respecto al mercado, las economías centralmente planificadas no eran en
absoluto un mecanismo más eficiente de asignación de los recursos; además el sistema
socialista, al ahogar las libertades individuales, solo podía sustentarse en la dictadura y a la
larga resultaría inviable como sistema económico30. Von Mises y Hayek, en una posición
extremadamente conservadora, consideraban que todo intento por reformar al capitalismo
con sistemas de pensiones, seguros de desempleo, subsidios gubernamentales, planificación
y otras formas de intervención del estado, eran pasos hacia el socialismo que debían ser por
lo mismo rechazados (Galbraith: , Landreth y Colander: , Shaikh: ).
En cuanto al análisis neoclásico de la competencia imperfecta, hay que tener presente que,
en principio, en la tradición clásica los monopolios no tienen cabida en el sistema ni en la
teoría. Simplemente no encuadran en su lógica: ¿en qué momento y por qué medios el
armonioso y equilibrado mercado había engendrado entes empresariales que negaban en la
práctica el principio de la plena competencia? Entre los primeros en señalar este aspecto de
la realidad capitalista se encuentra Marx quien de acuerdo a la “Ley general de la
acumulación” (cap. 4. ), indicó que a la par de una tendencia a la concentración de la
riqueza, existía en el sistema una tendencia a la centralización de los capitales31.
Asimismo, pero desde una perspectiva marginalista Cournot en los años treinta del siglo
30Luego de haber conocido su máxima expansión durante los años setenta del siglo pasado, y haber abarcado
a por ciento de la población mundial con presencia de vastas áreas de Europa, Asia, África el “campo
socialista”, luego de la caída del Muro de Berlín (1989) y de la desintegración de la URSS (1991), se redujo a
dos bolsones geográficamente lejanos uno del otro: Corea del Norte y Cuba, ésta última por cierto iniciando
ya (2016) un camino de retorno al mercado y el capitalismo. El término de “socialismo de mercado” utilizado
para el caso chino es una contradicción conceptual en si misma; hoy día la economía del gigante asiático, no
obstante la fuerte regulación estatal y el control financiero del estado, es fundamentalmente una economía de
mercado y capitalista.
31 Durante las primeras dos décadas del siglo XX la teoría marxista abordó nuevamente el estudio de los
monopolios en el marco del análisis del capital financiero (“fusíón del capital bancario e industrial”) y afirmó
que el capitalismo había arribado a una etapa monopolista.-imperialista. Los autores más relevantes al
respecto son Hilferding ( ), Lenin ( ) y Bujarin ( ). Rosa Luxemburgo ( ) en cambio estudió el
fenómeno del imperialismo desde una perspectiva subconsumista.
116
XIX y luego Edgeworth ( ) y Wicksell ( ) en y habían establecido avances
pioneros en la materia al trabajar con modelos de curvas de demanda que presentaban
elasticidad casi igual a la unidad.
Chamberlin sostuvo que tanto la competencia pura como el monopolio (una sola empresa
en el mercado) son situaciones extremas y que en realidad lo que existe es una amplia gama
de situaciones ubicadas entre esos dos polos. En el largo plazo las empresas monopolistas
maximizan utilidades produciendo a un nivel inferior al que imperaría en condiciones de
competencia pura y fijan a su producto un precio mayor al costo marginal y al costo
promedio. Se concluye de su análisis sobre costos e ingresos medios y marginales, que los
monopolios desperdician capacidad instalada y elevan los precios. Son ineficientes y
costosos comparativamente a la competencia perfecta. A diferencia de ésta, sin embargo,
que se distingue por ofertar productos estandarizados, los monopolios presentan la cualidad
de competir mediante la diferenciación del producto, ampliando la variedad de bienes a
disposición del consumidor.
117
bajos ni tampoco a una mayor eficiencia en el uso de los factores32. Las ramas industriales
que requieren grandes costos fijos y que presentan costos marginales pequeños, son
propicias a la formación de monopolio (monopolio natural). La escala mínima eficiente,
determinado por el nivel tecnológico, minimiza los costos medios en relación con el nivel
de demanda. Si la demanda es grande en relación con la escala mínima eficiente, el
mercado tenderá a ser de libre competencia, mientras que si la demanda no es grande en
relación con dicha escala de eficiencia, el mercado tenderá a ser mnopólico. En estas
industrias y otras semejantes lo que existe en realidad es el oligopolio, es decir unas cuantas
empresas de gran tamaño que dominan los respectivos mercados. Cuando se habla de
duopolio es que dos empresas controlan la industria respectiva (Varian ).
32 Durante la experiencia del Gran Salto Adelante en China (1958- ) se planeó hacer de ese país una
potencia siderúrgica produciendo acero masivamente en pequeñas fraguas de talleres, comunas, y hogares. En
su gran mayoría el acero producido fue inservible.
33 A propósito del peso de la ortodoxia, Galbraith toma como ejemplo el texto de Varían indicando que sus
primeras 398 páginas están dedicadas a la competencia perfecta, seguidas por 6 páginas sobre competencia
monopólica y 28 páginas sobre teoría del oligopolio”. El estudio de la competencia imperfecta está “reducido
a un susurro” ( )
118
Anexo 6.1
Equilibrio Parcial
119
Equilibrio General
Donde Qd1 = cantidad demandada del bien 1; fd1 = indica que la demanda del bien uno está
en función o depende de los elementos que están dentro del paréntesis; P1= precio del bien
uno; P2 = precio del bien 2; Pn = precio del bien n; A = activos físicos; M ingreso monetario.
…..
…..
Donde Qs1 = cantidad ofrecida del bien 1; fs = función de oferta; P1 = precio del bien uno;
P2 = precio del bien 2; A = activos físicos; M = ingreso monetario.
120
Qs3 = fs3(P1, P2 … Pn, A, M)
…..
…..
.….
…..
121
• Puntos para reflexionar y profundizar:
✓ Discutir la noción de equilibrio. ¿Es válido como método de análisis? ¿Por qué (si;
no)? ¿Equilibrio significa mantener una posición estática?
122
Capítulo 7
Institucionalismo y Evolucionismo
Se puede decir, parafraseando a Marx, que la historia de las ideas es la historia de las ideas
dominantes. Por esta razón en otras épocas quizá las teorías de estos dos autores no
hubieran sido incluidas en un texto introductorio al pensamiento económico, ni tampoco
hubieran sido estudiadas en alguna recóndita materia de los planes de estudios de las
licenciaturas en economía. Ante el dominio de los razonamientos y postulados neoclásicos
las ideas de Veblen y Schumpeter, fueron consideradas casi de naturaleza herética y
anecdótica.
Sin embargo, desde las últimas tres décadas del siglo XX tanto el institucionalismo como el
evolucionismo resurgieron y han cobrado una creciente y diversificada importancia en las
ciencias sociales en general y en el campo de la economía en particular, enriqueciéndose
ambos enfoques con nuevas teorías, conceptos y formulaciones y abriendo constantemente
nuevos campos de estudio. Este capítulo, por supuesto, se limita a exponer solamente los
123
planteamientos y conceptos fundacionales de ambas escuelas sin adentrarse en sus
desarrollos recientes35.
Las escuelas o enfoques de corte heterodoxo, que no forman parte del cuerpo teórico
dominante, tienen el mérito de señalar los puntos débiles y las fallas de las teorías
convencionales u ortodoxas y permiten por tanto apreciar y aprehender la realidad de
manera distinta, descubriendo aspectos y hechos que los enfoques previos no permiten
destacar o ni siquiera vislumbrar. En la historia del pensamiento económico las corrientes
teóricas no apegadas al main stream de la época, han jugado un papel muy importante en el
propio avance del cuerpo central de la ciencia económica ( ).
Además de Theory of Leisure Class (1899) y The Theory of Business Enterprise (1904),
sus dos obras más conocidas, los artículos en los que Veblen lleva a cabo la crítica a la
teoría económica son los siguientes: “Why is economics not a Evolutionary
Science?”(1898); “The Pre-conception of Economic Science” (1899-1900); “Profesor
Clark´s Economics” (1908), y; “The Limitations of Marginal Utility” (1909).
35 Ver Grandgruber (2012) para un panorama actual de las corrientes neoinstitucionalistas en economía
36 Este apartado y el siguiente reproducen con algunas ampliaciones y exclusiones a Toledo (2013).
124
Aunque crítico de ella (Veblen, 1998: 410), su pensamiento estuvo influido por la Escuela
Histórica alemana, la cual, frente a las propuestas del liberalismo económico, se distinguió
en la segunda mitad del siglo XIX por enfatizar el papel que tenían las particularidades
históricas y sociales en el desempeño económico de los países, señalando en especial para
el caso alemán el importante papel del estado prusiano. Para el historicismo alemán,
opuesto al discurso de leyes eternas e inmutables, las ciencias sociales “versan sobre
hombres que no sólo son conocimiento sino también sentimiento y voluntad” ( Reale y
Antiseri: 406). Un referente de este historicismo alemán que buscaba entender de qué
manera los elementos “del mundo de las ideas” influían en el “mundo de los negocios” es
la obra clásica de sociología de la religión La ética protestante y el espíritu del capitalismo
de Max Weber ( ), la cual abordó la cuestión de la influencia que ejercieron en el
surgimiento del capitalismo en determinadas regiones de Europa tanto la idea luterana de
la vocación del individuo como los valores del protestantismo ascético respecto al trabajo,
la frugalidad y el racionalismo económico.
Veblen tiene una perspectiva holística de la realidad, que pretende el estudio de la economía
como parte de un estudio sobre la sociedad buscando como meta el establecer los principios
de una ciencia social unificada. Su visión es interdisciplinaria pues combina la historia, la
antropología, la sociología y lo que hoy denominamos psicología social. Su concepto clave
de institución es, en este sentido, una noción de espectro amplio pues no se limita a hacer
referencia a la importancia económica de las instituciones políticas y gubernamentales, sino
que sus alcances van mucho más alla, hasta el ámbito extendido de los hábitos de vida, de
las prácticas sociales, de los valores culturales, de las costumbres y de la religión.
125
En lo que respecta a la primera cuestión Veblen considera errónea la visión del homo
economicus como un ente que toma decisiones a partir de intereses egoístas y hedonistas –
sopesando constantemente placer y dolor- y que actúa de acuerdo a una actitud racional y
plenamente informada del mercado, como lo postula el enfoque neoclásico.Citamos in
extenso su argumentación, la cual también cuestiona la metodología de inspiración físico-
mecánica de la teoría económica:
Frente a los supuestos hedonísticos, utilitarios y “globulares” del ser humano a partir de los
cuales se levanta el edificio teórico de la utilidad marginal, la teoría de los precios, el
excedente del consumidor, etcétera, Veblen contrapone una visión antropológica y más
compleja de la naturaleza humana en la que ésta se encuentra impulsada por una serie de
instintos: 1) parental; 2) curiosidad; 3) laboriosidad; 4) emulación; 5) autopreservación; 6)
autoengrandecimiento y; 7) depredador.
Al rechazar la idea de que las decisiones racionales e informadas sean el fundamento para
explicar el desempeño de los agentes económicos, Veblen destacó que lo que predomina en
dicha toma de decisiones es, por el contrario, “la rutina mental”, el apego a los hábitos de
pensamiento y, en consecuencia, el actuar conforme a las costumbres. Lejos de ser un ente
globular sin memoria y carente de referencias sociales específicas, el homo economicus está
126
habituado en sus comportamientos y se encuentra condicionado socialmente al llevar a cabo
la toma de decisiones.
La idea de que “la economía tiene que ver definitivamente con la conducta humana” es de
aceptación general y hasta de sentido común. Las discrepancias entre los economistas
comienzan al considerar la naturaleza y las motivaciones de dicha conducta. Se ha visto ya
que Adam Smith disertaba en La Riqueza de las Naciones sobre la natural tendencia
humana a intercambiar objetos y consideraba a la búsqueda de la satisfacción egoísta del
individuo como el fundamento del comportamiento de los agentes económicos en el
mercado.
Marginalistas y neoclásicos del siglo XIX, en adición a lo pensado por Smith, asumían que
el comportamiento de los agentes económicos está orientado por las decisiones racionales,
la maximización de la ganancia y el informado cálculo hedonista. En nuestros días, como se
verá en el capítulo 9 de este libro, la teoría lucasiana de las expectativas racionales es la
versión más extrema de esa noción del homo economicus como un ente globular, racional e
informado que actúa con un comportamiento de autómata.
El planteamiento vebleniano está fundado en una idea particular sobre el homo economicus
–éste guía su conducta y su toma de decisiones mediante los hábitos, las rutinas mentales,
las costumbres y tradiciones de los grupos sociales a los que el actor pertenece
(Mccormick, 2006: 18-19). Los seres humanos somos auténticas “criaturas de hábitos” en
lo que se refiere a la vida personal y social de todos los días. Lejos de estar guiados por una
racionalidad constante e invariante, en el día a día nos comportamos conforme a formas
establecidas y patrones reiterados de actuar y reaccionar ante situaciones determinadas; esto
lo hacemos de acuerdo al apego a tradiciones familiares, a costumbres del entorno, a
creencias religiosas y políticas, a convenciones sociales impregnadas en nuestra existencia.
Para Veblen el concepto de hábito es central para entender el comportamiento del ser
humano en cualquier ámbito de actividad, ya sea en términos de conductas individuales
como colectivas. En este sentido es que él concibe lo que ha sido el concepto clave y el
127
más trascendente de su obra, el de institución social: “Hábitos de pensamiento
establecidos, comunes a la generalidad de los hombres” (Gandlgruber, 2010: 24).
En segundo lugar significa que los cambios en la sociedad son esencialmente evolutivos y
que incluso las revoluciones y grandes transformaciones, sean tecnológicas o sociales,
mantienen profundas líneas de continuidad con los sistemas precedentes. Se trata de una
noción de suma importancia para el análisis de los procesos históricos en general y de los
económicos en particular.
37Cfr. Hodgson (1998) rastrea la decisiva influencia del evolucionismo darwiniano, así como de la psicología
que estudiaba la conducta humana a partir de los hábitos e institutos en “la revolución intelectual de Veblen”
acaecida durante los años 1896-98.
128
que existan regularidades o leyes histórico naturales que caracteriza a la Economía
Política, idea que llegó a adquirir argumentaciones teóricas por demás diversas, ya sea en
la visión armónica ad infinitum de la acumulación de capital en Smith, ya sea en la
perspectiva pesimista de Ricardo sobre el estado estacionario debido a los rendimientos
decrecientes en la agricultura, o bien en la visión dialéctica de Marx sobre la pauperización
absoluta del proletariado, el estallido de la revolución social y la expropiación de los
expropiadores. Para Veblen el presuponer tales leyes impide concebir a la economía – así
como a la historia- como un proceso de evolución no prestablecido, haciendo predominar el
determinismo sobre las posibilidades abiertas del desarrollo económico y social (Newman,
1963: 436; Mccormick, 2006: xxii-xxiv).
Veblen cuestionó también la idea de la soberanía del consumidor propia del neoclasicismo,
enfatizando que éste se encuentra sometido a los valores y aspiraciones sociales propias de
la clase dirigente (a la que él denomina “ociosa”), hecho que impregna sus decisiones como
consumidor. De hecho las clases trabajadores, según Veblen, lejos de buscar la
transformación revolucionaria del sistema, al modo en que lo planteaba Marx, aspiran a
convertirse en clase ociosa. Este es sin duda un poderoso factor de estabilidad social.
129
La representación gráfica de la Curva de Demanda del Bien Veblen (Dv) no tiene pendiente
negativa sino que presenta un “declive ascendente”, tal y como se muestra en la figura
siguiente:
Figura 7.1
P
Dv
P2 B
P1 A C
D2
D1
Q1 Q2 Q3 Q
130
Este comportamiento se presenta en curvas de demanda individuales, pero no a nivel de
mercados, pues si bien al bajar el precio del bien considerado algunos estratos de
consumidores pueden disminuir su consumo y desplazarlo hacia bienes que les
proporcionan mayor disfrute conspicuo, otros estratos de consumidores de menores
ingresos podrán aumentar su demanda de dicho bien.
¿Qué es la tecnología para Veblen? Ante todo un producto social, una creación y posesión
colectiva de la comunidad: el conocimiento que la tecnología incorpora rebasa al individuo
aislado. La producción del más sencillo objeto de la vida diaria, como lo sería un lápiz,
incorpora una cantidad de conocimientos y experiencias que rebasan las capacidades
individuales. Con mayor razón lo sería el conocimiento acumulado para elaborar bienes
“high tech” propios de nuestros días.
De hecho toda proceso productivo, así sea el más simple, involucra una dosis menor o
mayor de conocimiento. “El punto es que el individuo conoce solamente una pequeña
fracción de todo lo que la sociedad sabe. Entre más sofisticada sea la tecnología, menor
será la fracción de conocimiento que alguien pueda tener” (McCormick, 2006: 34) Dada
esta naturaleza social Veblen considera a la tecnología como el “equipamiento inmaterial”
de una comunidad y aun cuando, como sucede regularmente, algún descubrimiento, invento
o innovación pueda ser realizado y patentado por una o unas cuantas personas, el hecho es
131
que las personas “extraen su conocimiento existente del depósito del conocimiento del
grupo” ( McCormick, 2006:35)
Las tecnologías emergentes no traen prescrito el modo social de ser utilizadas. Una misma
tecnología puede tener diversos usos de acuerdo al contexto histórico y social. Las normas
sociales, las regulaciones legales, los reglamentos para el uso de una tecnología emergente
surgen, por supuesto, con posterioridad a ésta. Así ocurrió con el motor de vapor, el
telégrafo, la electricidad, el motor de combustión interna, la informática.
132
profundidad, la aparición de nuevas tecnologías en función de cómo ella lo afecta o
beneficia.
Por último, de acuerdo a Veblen el cambio tecnológico puede crear, destruir, debilitar o
reforzar instituciones. No existe una regla o ley al respecto. Las opciones son socialmente
abiertas y n se encuentran determinadas de antemano. Lo único que se puede afirmar es que
todo cambio tecnológico repercute (“reverbera”) en mayor o menor medida a través de todo
el esquema institucional y existente, poniendo en movimiento cambios sociales
impredecibles (McCormick, 2006:50)38.
A continuación se expondrá otra visión acerca del cambio tecnológico, la cual aborda
además su relación con la competencia capitalista y con el desarrollo económico.
38 Para una revisión crítica de la postura de Veblen sobre cambio tecnológico e instituciones ver Rutherford
(1984).
133
Las obras principales de Schumpeter son The Theory of Economic Development (1911),
escrita mientras vivía en Europa, Capitalism, Socialism and Democracy (1946) y History
of Economic Analysis (1954), estas dos últimas escritas en los Estados Unidos, país al que
emigró poco antes del ascenso de Hitler al poder.
En las líneas que siguen resumimos las ideas fundamentales de los dos primeros libros,
particularmente del segundo, escrito a mediados del siglo XX con el propósito de
considerar la cuestión de la capacidad de competencia y sobrevivencia del capitalismo
frente al entonces dinámico desempeño de las economías “socialistas” (también llamadas
centralmente planificadas) encabezadas por la (desaparecida) Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas (URSS)39.
Ante las teorías del monopolio y oligopolio que observan estáticamente y en momentos
dados en el tiempo las prácticas que las empresas implementan a fin de controlar los
precios, disminuir la competencia, reducir la producción e incluso frenar el avance
científico, Schumpeter señala, por el contrario, la necesidad de adoptar una perspectiva
dinámica y de largo plazo. Este es un aspecto central en su visión del sistema económico.
39De hecho sostiene que el capitalismo no sobrevivirá como sistema pero no por razones económicas sino
por razones de tipo político-cultural ( )
134
Desde su perspectiva el capitalismo es una “forma o método de intercambio económico que
nunca puede estar estacionario (..y es..) el marco de un proceso de cambio no solo
económico sino social” (112). Su carácter evolutivo no deviene de factores externos,
sociales o políticos, sino que resulta inherente o endógeno al sistema y reposa en la
competencia tecnológica que da lugar a nuevos productos, nuevos mercados, nuevas formas
de organización empresarial y laboral. Se trata de una dinámica de “mutación industrial”
que “incesantemente revoluciona la estructura económica desde adentro, destruyendo
incesantemente lo viejo, incesantemente creando lo nuevo”. “Este proceso de destrucción
creativa es el hecho esencial del capitalismo, es en lo que él consiste y lo que concierne a
todo capitalista” (83).
El análisis de la dinámica destrucción-creación implica contar con una visión holista del
sistema económico. El análisis microeconómico ya sea a nivel del individuo o de la
industria puede esclarecer detalles del mecanismo evolutivo pero lo hace de una manera
inconclusa, provisional. “Toda pieza de la estrategia de negocios adquiere su verdadero
significado únicamente considerando el trasfondo de tal proceso evolutivo y en el marco de
la situación creada por él”(83-84). El elemento clave del sistema capitalista es su
dinamismo fundado en la competencia que las empresas establecen entre sí, no en el terreno
de los precios, sino en el campo de la aparición de nuevos de productos, procesos, fuentes
135
de energía y mercados. La competencia ocurre en el ámbito de lo que hoy día se designa
con el término de innovación.
136
observa que tales medidas restrictivas “son usualmente incidentes inevitables de un proceso
de expansión de larga duración, al cual protegen en vez de impedir” (Ibid: 88).
El crecimiento económico está ligado a la fase de prosperidad del ciclo ya que en esencia
representa el resultado final de la introducción de nuevos productos y tecnologías. Este
proceso corre acompañado de excesos de inversión así como crediticios. Las recesiones en
el ciclo sacuden a las economías eliminando a las empresas menos eficientes y crean el
terreno para la expansión sobre la base de empresas más sanas, mejor gestionadas y más
eficientes.
40 Esta noción que en principio es cierta lo condujo, tal vez, a creer que en el corto plazo las crisis se curaban
solas pues cuando estalló la crisis de 1929 sostuvo que no había que hacer nada para salir de la depresión
provocada pues el sistema se restablecía espontáneamente. “Y eso no es todo: nuestro análisis nos conduce a
creer que la recuperación sólo puede ser efectiva si se produce por si misma” (citado por Galbraith, : 223).
137
economía evolutiva se caracteriza por estudiar el “cambio económico” reivindicando la
noción de evolución de sistemas, en el sentido biológico de adaptación y cambio en
entornos en constante movimiento y permanente mutación. Esta idea se presenta como una
alternativa metafórica y epistemológica a la rígida “mecanización” de los modelos teóricos
de la ciencia económica tradicional, modelos de fuerzas y movimientos inerciales, y que
son considerados más como procesos propios de la física de cuerpos y no de los fenómenos
sociales.
Anexo 7. 1
Escocia de la década de los setentas del siglo XVIII, ligada a la máquina de vapor en
las minas, la mecanización de la industria de los tejidos de algodón, el uso de
maquinaria, el hierro forjado, la construcción de molinos de agua para mover las
plantas manufactureras, y la edificación de caminos.
• La segunda tiene también lugar en esa misma región del mundo durante los años
veinte y treinta del siglo XIX y està vinculada con los ferrocarriles, la locomotora de
vapor, la construcción de canales de navegación como sistemas fluviales de
138
comunicación para barcos de vapor. Está vinculado también al uso del telégrafo, la
construcción de grandes puertos marítimos y la introducción de redes de gas urbano.
139
Generalizando las dinámicas de estas cinco revoluciones el evolucionismo tecnológico
considera que una característica central de las mismas es que ellas se presentan con una
relativa regularidad y que, además, lo hacen no con la aparición de una o varias tecnologías
aisladas sino “agrupadas en el tiempo”, en forma del surgimiento de un “racimo” de nuevas
tecnologías.
Ellas son el basamento de las “ondas largas” (también llamados “ciclos Kondratiev”) de la
actividad económica, puesto que periódicamente actúan como fuerzas que rediseñan la
estructura socio-técnica y el entramado industrial, amplían la extensión y la profundidad de
los mercados, así como modifican las condiciones de vida y los gustos y preferencias de los
consumidores.
La dinámica del sistema durante esas ondas de crecimiento de largo plazo se encuentra
determinado por las fases de expansión y de agotamiento de las condiciones de
productividad y rentabilidad asociadas a la introducción, despliegue y el propio
agotamiento de tales innovaciones.
140
• Puntos para reflexionar y profundizar:
141
Tercera Parte
La Macroeconomía moderna:
142
Capítulo 8
El paradigma Keynesiano
La Teoría General es la obra de economía más importante del siglo XX. Su trascendencia
radica en aportar una nueva visión del funcionamiento del sistema económico visto en su
conjunto, estableciendo las relaciones entre sus principales variables agregadas y
mostrando que él es intrínsecamente inestable debido a insuficiencias de demanda que los
mecanismos del mercado no corrigen ni conducen hacia una condición de equilibrio; la
importancia de esta magnus opus radica también en formular una original teoría del interés
y del dinero, en el que éste deja de ser tan solo un circulante que oculta lo real (ver 3.8).
143
Sobresale por destacar las consecuencias de la rigidez de los salarios y los precios en el
transcurso del ciclo (lo que se conoce como “el tramo keynesiano” de la curva de la oferta
agregada en la que ésta se expande sin generar incremento en los precios de los factores y
los bienes); fundamenta también por vez primera los mecanismos de intervención y
transmisión de las políticas fiscal y monetaria. Vincula a su vez, suponiendo la existencia
de tres mercados (de bienes, financiero y laboral), la teoría del ciclo con la teoría monetaria,
estableciendo interrelaciones de variables monetarias y reales.
42 Heilbroner (197 T. II, cap. IX) brinda una descripción de la crisis de 1929 y su impacto social en los
Estados Unidos y Europa. La biografía de Keynes escrita por Hessian (1985) Para una visión más amplia de la
crisis de 1929: Galbraith ( cap. ), Hobsbawm (2014: cap. III), Kindleberger y (2012: cap. ), Marichal
(2010: cap. 2) y Morison, Steele y Leuchtenburg (1999: cap. XXXI). Desde una perspectiva económica
Friedman y Schwartz ( ) ofrecen una interpretación de la crisis y depresión de los años treinta distinta a la
keynesiana, colocando el acento en los errores de política monetaria por parte de la Reserva Federal (FED)
luego del fatídico octubre de 1929. Una postura intermedia, que reconoce problemas de demanda y también
monetarios, es la de Bernanke ( ).
144
los de abajo sino de la riqueza de los de arriba. “..cuanto más rica sea la comunidad, mayor
tenderá a ser la distancia que separa su producción real de la potencial y, por lo tanto, más
obvios y atroces los defectos del sistema económico” (Keynes: 2003:60)
Keynes estableció una ruptura drástica con la teoría económica clásica asentada en el
postulado de la igualdad de la oferta y demanda (“Ley de Say”) y que, según sus propios
términos, “depende de los siguientes supuestos: 1) Que el salario real es igual a la
desutilidad marginal de la ocupación existente; 2) Que no existe eso que se llama
desocupación involuntaria en sentido riguroso; 3) Que la oferta crea su propia demanda en
el sentido de que el precio de la demanda agregada es igual al de la oferta agregada para
cualquier nivel de producción y de ocupación” (Keynes: 2003:52-53). Por el contrario,
afirma: “ ..la simple existencia de una demanda efectiva insuficiente…hará que el
crecimiento de la ocupación se detenga antes que haya sido alcanzado el nivel de ocupación
plena. La insuficiencia de la demanda efectiva frenará el proceso de producción aunque el
producto marginal de la mano de obra exceda todavía en valor a la desutilidad marginal de
la desocupación” ( ). Se trata de una explicación muy diferente a la ofrecida por la
tradición clásica -representada en ese momento por Pigou- que ubicaba el origen del
desempleo en la presencia de factores externos al mercado, esencialmente los sindicatos y
las políticas estatales (Keynes 2003:261-269).
145
necesariamente menor que la utilidad del producto marginal…un hombre que ha estado sin
empleo largo tiempo, en vez de desutilidad puede tener utilidad positiva” (2003:142).
Figura 8.1
Mapa Conceptual de la Teoría General de Keynes
!
Fuente: versión parcial de la fig. 3, Croquis de la Teoría General del empleo; Dillard, 1968: p.
52.
146
Teniendo en cuenta que, al decir del propio autor de La Teoría General, “el análisis de
la propensión a consumir, la definición de eficiencia marginal del capital y la teoría de
la tasa de interés” ( ) son aspectos claves de su nueva teoría, en los siguientes
apartados se hace un recorrido sintético y didáctico por los principales planteamientos
de esta obra.
147
Figura 8.2
Curva de Consumo
La pendiente ΔC/ΔY
de C=f(Y)
mide la PMgC
43 Los factores objetivos (2003: cap. 8) son los cambios: 1) en la unidad de salario (“cantidad de unidades de
trabajo de que puede disponer un individuo”; 2) en la diferencia entre ingreso e ingreso neto; 3) en el valor del
capital que modifican el cálculo del ingreso neto (“El consumo de las clases propietarias de la riqueza puede
ser extraordinariamente sensible a cambios en el valor monetario de la riqueza”); 4) en la tasa de descuento
del futuro (relación de intercambio entre bienes presentes y futuros); 5) en la política fiscal; 6) en las
expectativas de ingreso futuro. Los factores subjetivos en los individuos (2003: cap. 9) son: 1) Precaución; 2)
Previsión; 3) Cálculo; 4) Mejoramiento; 5) Independencia; 6) Empresa; 7) Orgullo; 8) Avaricia. En las
empresas, instituciones y gobierno esos motivos son: 1) Empresa; 2) Liquidez; 3) Mejoramiento; 4)
Prudencia.
148
Figura 8.3
Producción I
Consumo
Renta
En otras palabras: dado que el gasto en consumo aumenta menos que la renta, no puede
haber crecimiento del empleo a menos que exista un crecimiento de la inversión. La
inversión es un determinante clave del empleo y si su monto es insuficiente hay
desempleo por arriba de la tasa natural. El empleo total de una economía depende
entonces de la demanda total, que es igual al consumo más la inversión (D=C+I ó
D1+D2).
44 En este punto destaca que Keynes (cap. 23) hace una recuperación de ideas de autores mercantilistas a
favor del gasto, el consumo y el lujo, a la par de los perjuicios que el ahorro tiene para el sistema en su
conjunto. No cita en abono a su argumentación a Munn quien con toda claridad argumento a favor de que “los
excesos de los ricos puedan dar empleo a los pobres” ( Citado por Galbraith: 63). A la vez en su defensa del
mercantilismo deja en el olvido su postura a favor de deprimir al mínimo el consumo de los pobres.
149
8.3 La Eficiencia Marginal del Capital
La demanda de inversión (I) es una variable más compleja e inestable que la demanda
para el consumo (C). Ella depende de la eficiencia marginal del capital (rm). Está es
definida por Keynes de varias formas: 1) la relación entre el rendimiento probable de un
bien de capital y su precio de oferta o de reposición (no de mercado); 2) la relación
entre el rendimiento probable de una unidad de bien de capital y el costo de producirla;
3) la tasa de descuento que lograría igualar el valor presente de la serie de anualidades
dada por los rendimientos esperados del bien del capital durante todo su período de
vida, a su precio de oferta. Las tres definiciones indican lo mismo y se pueden resumir
diciendo que la eficiencia marginal del capital es la utilidad esperada de una nueva
inversión, sin deducir la depreciación ni los costos implícitos del interés (2003: 147).
El “estado de las expectativas a largo plazo” (2003:157) tiene una gran influencia sobre
la eficiencia marginal del capital y por tanto sobre la curva de inversión agregada. Las
eficiencias marginales de todas los tipos de bienes de capital durante un período de
tiempo representan la curva de la demanda de inversión, I= f(i) en donde I -la
150
inversión- está en relación inversa con i -la tasa de interés-. Para Keynes el manejo de la
tasa de interés es clave en cuanto que de ella depende la inversión y de ésta depende el
empleo. Tanto más elástica sea la curva rm, mayor será la variación en la inversión en
respuesta a las variaciones en la tasa de interés. Cuanto más inelástica sea la curva rm
menos será la reacción de la inversión a los movimientos de la tasa de interés, tal y
como lo muestran las gráficas de la figura siguiente:
Figura 8.4
Elástica Inelástica
i i
I I
Ahora bien, ¿qué determina los niveles de la tasa de interés? A continuación se aborda el
innovador enfoque de Keynes sobre el interés.
151
8.4 Interés y Preferencia por la Liquidez
La teoría tradicional del interés lo concibe como el pago por ahorrar, es decir, como la
recompensa monetaria por posponer el consumo. La originalidad de Keynes es considerarlo
como un pago por no “atesorar” o guardar dinero, es decir, por considerarlo un pago por
ceder liquidez. Este enfoque del crédito es muy fructífero analíticamente.
La preferencia de las personas, familias y empresas por tener liquidez (“efectivo”) depende
de tres tipos de motivos: (1) operación; (2) precaución, y; (3) especulación. La preferencia
por la liquidez determinante es la originada por motivos de especulación, es decir la que
resulta de la incertidumbre respecto del futuro de la tasa de interés. La especulación así
entendida significa retener liquidez para buscar beneficios de un (supuesto) mejor
conocimiento del futuro. En este sentido la acumulación de riqueza bajo su forma dineraria
existe en un sistema económico que es incierto. El dinero se concibe por los agentes
económicos como el nexo protector-especulativo entre el presente cierto y el futuro
incierto.
En los enfoques clásico y neoclásico no existe espacio teórico para la incertidumbre debido
al supuesto de equilibrio macro en los mercados. No cabe por tanto cabe pensar en una
demanda de dinero motivada por el factor especulación; solo existe demanda para
transacciones, pero no para especular. Esto solo sería posible en “una sociedad estática sin
incertidumbre sobre la tasa de interés,” (2003:)
152
La tasa de interés depende de la preferencia por la liquidez y de la cantidad de dinero que
circula en el sistema. A una mayor preferencia por la liquidez será mayor la tasa de interés,
y a una menor preferencia por activos líquidos, menor será la tasa de interés que prevalezca
en el mercado. La tasa de interés vigente en un momento dado, equilibra el deseo de los
agentes económicos por tener liquidez con la cantidad de circulante en el sistema, tal y
como se representa en la siguiente
Figura 8.5
Curva de Demanda de Dinero
(L)
i
M
153
Keynes no ve a la tasa de interés como el factor que regula la oferta y demanda de recursos
de inversión ni tampoco como el pago pos posponer el consumo, al modo del enfoque
tradicional (2003:173-174; 183-187). De hecho no le asigna mucha importancia a la tasa de
interés como determinante de la propensión a consumir y a ahorrar pero si un papel
fundamental para la inversión debido precisamente a su relación con la eficiencia marginal
del capital, la cual es la variable que guía las decisiones de inversión de los propietarios del
capital. Ahorro e inversión son en su análisis las variables determinadas mientras que la
propensión a consumir, la eficiencia del capital y la tasa de interés son las variables
determinantes. En estas tres últimas sobresale el componente subjetivo, es decir la
psicología de los individuos, la opinión de la masa; Keynes habla así de propensión
psicológica a consumir, actitud psicológica a la liquidez y expectativas psicológicas del
rendimiento futuro del capital (2003:239-240) como las variables independientes finales,
aparte de la unidad de salarios y la cantidad de dinero existente.
Para Keynes, opuesto a los preceptos del laissez faire, el manejo autónomo de la tasa de
interés interna, “no estorbada por las preocupaciones internacionales” constituye un
elemento clave para alcanzar el pleno empleo de las economías nacionales; se opone en
consecuencia a que ella esté sujeta a las determinaciones de la balanza de pagos
(2003:329). La tasa de interés es clave para alcanzar la plena ocupación por lo que “el
remedio correcto para el ciclo económico no puede encontrarse en evitar los auges”
elevando para ello la tasa de interés que conducen a “semidepresiones permanentes”, sino
en evitar las depresiones bajando dicha tasa “y conservarnos de este modo en un cuasi auge
continuo” (2003: 306)45.
45 Es tal su relevancia que Keynes le otorga una sorprendente intencionalidad racional a los debates
medievales sobre la tasa de interés: “..se ve claramente que las disquisiciones de los eruditos escolásticos
tenían por objeto dilucidar una forma que permitiera a la curva de la eficiencia marginal del capital ser
elevada, mientras aplicaban los reglamentos, las costumbres y la ley moral para conservar baja la tasa de
interés” (2003: 331)
154
8.5 El multiplicador de la inversión
De las tres variables que determinan el volumen del empleo, a saber: (1) la eficacia
marginal del capital, (2) la propensión a consumir, y (3) el tipo de interés, la primera
constituye el principal factor determinante del desempeño cíclico de la economía. Los
ciclos económicos son consecuencia de las fluctuaciones en las previsiones relativas a los
tipos de beneficios e interés que habrá en el futuro. Su caída es la causa predominante de
las crisis mientras que su recuperación es requisito para iniciar una nueva expansión de la
economía. Como se ha visto supra la eficacia marginal del capital es la variable más
inestable del sistema.
Veamos el ejemplo de la mecánica de una recesión. Supongamos una caída de $10 000 en
la inversión de una economía que opera con una PMS=.4 y una PMC=.6. En este caso k=
1/.4= 2.5.La caída inicial de 10 000 provoca una reducción de 6 000 en el consumo y de
4000 en el ahorro. La caída de 6000 en el consumo provoca otro descenso de 3 600 en el
consumo y de 2 400 en el ahorro. El descenso de 3 600 provoca a su vez una caída de 2160
en el consumo y de 1 440 en el ahorro. La secuencia prosigue hasta que la suma de los
ahorros no realizados (4000 + 2 400+ 1440+864+718.4+….) sea igual a la caída inicial de
la inversión.
155
Si suponemos que en lugar de decremento existe un incremento, entonces operará el
mecanismo acumulativo de la expansión. Cabe agregar que el multiplicador se modifica en
el transcurso del ciclo y tiende a elevarse en la depresión (al ser mayor la propensión
marginal al consumo) y a descender durante la expansión al ser mayor la propensión
marginal a ahorrar. El multiplicador es anti cíclico (“estabilizador automático”)
Entre más elevada sea la propensión marginal a ahorrar, menor será el multiplicador y
viceversa.
K=ΔY/ΔY-ΔC (9)
156
8.6 Empleo, salarios y precios
El multiplicador de la inversión sirve también para estimar el impacto de ésta en los niveles
de empleo. Para ello Keynes da por supuesto que no existe desempleo provocado por el
ahorro de mano de obra debido al progreso tecnológico (es decir no existe desempleo
provocado por el cambio tecnológico). Se trata de un supuesto válido únicamente en
términos de corto plazo y que no se sostiene, por supuesto, en el largo plazo46.
Pero ¿qué es lo que determina en última instancia los niveles de ocupación de los
trabajadores, y en general de los otros factores productivos? Keynes llama a este factor
demanda efectiva, definida como el punto en el cual se equilibran oferta y demanda
46 El progreso técnico está ausente del sistema keynesiano, lo cual impide considerar los impactos negativos
(desaparición de empleos) y positivos (creación de nuevas ocupaciones) del cambio tecnológico en el
mercado laboral.
157
agregadas a cierto nivel de precios y de empleo. El nivel de empleo está determinado por
dicha intersección, que representa el punto donde las expectativas de ganancia del
empresario alcanzan su máximo. (Keynes, 2003: 56) A esto se denomina nivel de empleo
en condiciones de equilibrio. Como lo dice E. Roll: “el determinante definitivo del volumen
de ocupación es el grado en que los empresarios juzgan que tal ocupación es
rentable” (1976: 476)
Ahora bien, las razones por las que los costos y los precios se elevan cuando aumenta el
empleo son: (1) la ventajosa posición de los obreros para contratarse cuando el desempleo
disminuye, (2) rendimientos decrecientes a corto plazo y, (3) “embotellamiento” de la
producción.
158
La economía se mueve en un sendero acotado por la inflación, de una parte, y el desempleo
de otra. Una tasa de desocupación cercana a la ocupación plena implica la emergencia de la
inflación. Una tasa alta de desocupación implica estabilidad de precios o al menos un
descenso en los ritmos de incremento del nivel general de precios. Este aspecto fue
demostrado empíricamente con el estudio de Phillips sobre la inflación y el desempleo en
Inglaterra: la llamada Curva de Phillips, aspecto que retomaremos en el siguiente capítulo.
Los diferentes niveles de actividad económica y de ocupación fueron abordados por Keynes
en Treatise of Money (1930) indagando “cuál era la causa de que la economía operase de
una manera tan desigual, unas veces rebosante de prosperidad y otras sumidas en las
depresiones” (Heilbroner, 1972: 132). El capitalismo se había enfrentado a las crisis en los
años de 1825, 1837, 1846-7, 1857, 1866, 1873, 1882, 1890, 1893, 1907 y 1914 (Marichal, :
). La recurrencia periódica de fases de reanimación, prosperidad, crisis y depresión llevó al
surgimiento de un nuevo campo de estudios, el de los ciclos económicos, al que se
abocaron autores como el Juglar (quien le da su nombre a los “ciclos cortos” o “de
negocios”), el Kaldor, el holandés Van Gelderen y el ruso Kondratiev (quien descubre
los “ciclos u ondas largas”, también llamados Kondratiev) (Galbraith, Mandel: y ,
Shaikh ).
159
1972:133 y ss). La General Theory explica, en cambio, el por qué de tales “condiciones
crónicas de actividad subnormal” (Keynes, 2003: 240)47.
Esta forma de estado emergió durante el período 1914-45 volviéndose dominante en los
principales países capitalistas (incluidos algunos países periféricos) en los años posteriores
a la segunda guerra mundial; de hecho se le empieza a denominar como estado social hasta
inicios de los años sesenta. A diferencia del estado liberal del siglo XIX que se sustentaba
en una visión de individuos ciudadanos, el estado social se fundamentó a partir del
reconocimiento del conflicto entre las clases y la necesidad de institucionalizarlo. En una
época de fractura profunda de la economía mundial (1914-45) el papel interventor del
sector público en las economías nacionales, tiene funciones contracíclicas y asume el
progreso como planificación del desarrollo nacional. Al surgir como respuesta institucional
47 Hession (1985:274 y ss.) rastrea el camino que llevó a Keynes del Treatise of Money a la Teoría General:
su participación en el Comité de Finanzas e Industria de la Gran Bretaña que, en 1930, buscaba políticas que
estimularan la economía y que, en los hechos, funcionó como un seminario académico donde se discutían las
ideas de Keynes; la poderosa influencia ejercida por su estudiante Richard Kahn, quien en 1931 escribió
“inversión interna y desocupación” en el que se formulaba la idea del multiplicador; el giro de Keynes hacia
el proteccionismo y la autonomía monetaria (“La autarquía nacional se llamó un ensayo publicado en 1933).
160
a una época de agudo conflicto social (particularmente en el ámbito de las relaciones
capital- trabajo), él es un promotor y garante del mejoramiento de las condiciones de vida
de los trabajadores. En síntesis, un rasgo esencial de esta forma estatal es corresponder no
sólo a un contexto de crisis social del sistema, sino a la condición de fractura del mercado
mundial, con lo que se establece una amplia autonomía nacional en el manejo de la política
monetaria y crediticia, aspectos centrales de la política económica para regular la demanda
agregada.
La importancia de Keynes radica en formalizar teóricamente las políticas que, en los casos
de Suecia, de la Alemania nazi y, con un menor éxito pero no menor escala, los Estados
Unidos durante el New Deal de Roosevelt, ya se habían implementado para enfrentar la
recesión y el paro (Galbraith, Marichal, 20 , cap. ; Morison et. al., 1997: cap. ). A su
vez, su obra establecerá los fundamentos teóricos del sentido que tomará la intervención
económica de esa forma de estado en las siguientes décadas. Una vez demostrada la
inestabilidad intrínseca del sistema y su incapacidad para alcanzar la ocupación plena,
Keynes incorpora la presencia activa del estado como generador de demanda e inversión.
Lo distintivo en este punto es que Keynes privilegia la política fiscal sobre la monetaria.
Un tema decisivo al respecto es la asimetría de las políticas fiscal y monetaria: si bien el
estado lograba un incremento de la demanda agregada mediante un gasto público
expansivo, no podía hacer lo mismo mediante una baja en la tasa de interés y el aumento de
liquidez en el sistema vía emisión monetaria.
Keynes descarta la respuesta del liberalismo para salir de la crisis. Según ésta -siguiendo la
tradición de Smith y Ricardo (ver cap. 2. y cap. 3. )- la baja en los salarios como producto
de la crisis y el desempleo conducirá eventualmente a la elevación de la tasa de beneficio,
llevado así a la recuperación de la inversión, el producto y el empleo. En el enfoque
keynesiano una “caída en la demanda que genera desempleo generaría también precios más
bajos, de tal modo que…el salario real de los que permanecen empleados puede
eventualmente elevarse” (Shaikh, 2015:560). En caso de no ser así, además del efecto
161
depresivo en la demanda agregada, la reducción de costos laborales puede conducir a un
proceso deflacionario, de caída sistemática del nivel general de precios, lo cual podría
conducir a una paralización de la actividad económica y reducir aún más la confianza
empresarial (Shaikh: 560). La alternativa que propone es la de “comprometer al estado en
una política fiscal para incrementar directamente la demanda agregada y el empleo. Incluso
si los precios se elevan y conducen a una caída de los salarios reales de los trabajadores
ocupados” (Shaikh: 560)
la tasa de interés, puede tener efectos muy limitados y llegar incluso a ser ineficaz si la
curva de demanda de dinero se va volviendo plana hasta el punto de llegar a la situación de
que las sucesivas inyecciones de liquidez son retenidas por los agentes como saldos
inactivos. A esta situación extrema se le conoce como trampa de liquidez. La caída en la
tasa de beneficio puede ser de tal magnitud que la baja en la tasa de interés no sea suficiente
para reactivar la economía.
En este caso un incremento en el gasto público produce todo su efecto multiplicador. El tipo
de interés no variará con el incremento de la demanda agregada y así la inversión no
disminuye. Es decir: en condiciones recesivas no existe “efecto expulsión o
desplazamiento”, es decir no hay un incremento tal de las tasas de interés que al mermar la
inversión privada “amortigüe” o incluso “desplace” el impacto expansivo del gasto público.
La situación opuesta, en condiciones de auge, es cuando el incremento de la demanda
agregada eleva a tal punto la tasa de interés que la merma en la inversión privada que esto
provoca anula el efecto expansivo del incremento en el gasto.
162
8.8 El modelo IS-LM
La teoría keynesiana tuvo un desarrollo sustancial con las contribuciones de Hansen, Hicks,
Samuelson, Mundel y Fleming. Nos limitamos a considerar dos herramientas analíticas: el
modelo IS-LM y el multiplicador complejo.
Figura 8.6
Curvas IS-LM
LM
i
IS
Y
163
Los supuestos básicos de este modelo son que el nivel de precios es constante y las
empresas están dispuestas a ofertar cualquier cantidad a ese precio. Es decir: la curva de
oferta agregada es plana (lo que se denomina el tramo keynesiano de la curva de la oferta
agregada). Se trata de un supuesto clave del modelo keynesiano básico: a corto plazo las
empresas satisfacen la demanda de su producto a un precio fijado previamente y no lo
modifican debido a los llamados “costos de menú” (Bernanke y Frank, 2007: 262).
A partir de este esquema es posible extraer una serie de conclusiones. Nos limitaremos a
mencionar las dos más importantes en cuanto a política fiscal y monetaria.
164
caso hay que considerar que si la curva de demanda de inversión (I= f(i)) es inelástica,
inelástica será también la curva IS.
A este modelo Mundell y Fleming le incorporaron las variables fundamentales del sector
externo (exportaciones, importaciones) con lo cual, aparte del doble equilibrio mencionado
(en el mercado de bienes y dinero) tiene lugar un equilibrio en la balanza de pagos. Las
exportaciones mueven la curva IS hacia la derecha, elevando Y e i, mientras que las
importaciones lo hacen hacia la izquierda, provocando una disminución de la renta y de la
tasa de interés.
165
La otra contribución relevante a la teoría keynesiana es el multiplicador complejo
formulado por el estadounidense Paul Samuelson, , uno de los economistas más
importantes de la escuela keynesiana. En este caso, además de considerar la propensión
marginal a ahorrar (s), se consideran la propensión marginal a establecer impuestos (t),
la propensión marginal a importar (m) y la propensión marginal a invertir (z). La
fórmula es la siguiente MC= 1/s+b+m-z, con lo que el multiplicador será más pequeño
cuanto más altas sean la propensión marginal a ahorrar, a impostar (establecer impuestos) y
a importar. A su vez, será más grande en tanto más alta sea la propensión marginal a
invertir. En razón de estas determinaciones el multiplicador complejo es menor al
multiplicador original de Keynes.
166
Puntos para reflexionar y profundizar:
167
Capítulo 9
La Escuela de Chicago
En cambio, desde el fin de este conflicto bélico en 1945 hasta inicios de la década de los
setenta, las principales economías del mundo vivieron un período de auge y estabilidad
financiera sin precedentes, conocido como el “boom de posguerra”, durante el cual el ciclo
económico de casi todas las naciones presenta alzas prolongadas y duraderas mientras que
se presentan crisis breves y poco profundas. La reorganización de la economía
internacional (FMI, GATT, BIRF, Plan Marshall) a partir de los Acuerdos de Bretton
Woods (1944) trajo consigo una expansión del comercio y las finanzas con una notable
estabilidad cambiaria y monetaria (“Pax moneta”), al tiempo que la economía internacional
volvía a retomar las tendencias a una mayor integración e interdependencia entre las
economías nacionales. Asimismo, en las economías industrializadas el estado keynesiano-
benefactor (“estado social”) vive su época de oro durante los años cincuenta y sesenta.
168
Pero a inicios de los años setenta la dinámica económica mundial sufrirá un quiebre –y la
teoría económica un nuevo viraje- al conjugarse una serie de factores: a) llegar a su fin esa
onda expansiva de larga duración que había estado asociada a la producción en masa de
los métodos fordistas; b) terminar también la era de Bretton Woods que había implicado la
existencia de sistemas de tipo de cambio fijo y, como fundamento de ello, la paridad
oro-dólar ;c) entrar en una severa crisis fiscal los estados benefactores, y; d) ingresar las
economías en una situación inédita en la que se combinaban la recesión y la inflación
(“slumpflation”).
169
Este enfoque que se conocerá como monetarismo o Escuela de Chicago, insistirá en la
importancia decisiva de la política de emisión monetaria por parte de los bancos centrales
y, desde una nueva perspectiva, retomará los principios liberales de las escuelas clásica y
neoclásica: lejos de ser inherentemente inestable, la economía se autoregula por sí misma y
las crisis y las depresiones son resultado de una errónea política monetaria.
170
El siguiente aspecto tiene que ver con las limitaciones del modelo IS-LM. Tratándose de un
esquema de estática comparativa, no es por supuesto capaz de captar las diferencias
dinámicas en los ajustes del multiplicador, los precios y el interés. Además de no estar
diseñado para ese fin, quizá su más severa restricción es que la conexión o vínculo entre los
sectores real y monetario solo tiene lugar mediante la tasa de interés; esto último, entre
otras consecuencias, hace que el fenómeno de la inflación carece de explicación.
Pese a estas dos grandes limitaciones, el modelo distintivo del keynesianismo llegó a contar
con un acuerdo en torno a sus fines didácticos en la comprensión de los mecanismos
macroeconómicos, adoptándose el supuesto, por una parte, de la elasticidad de la curva LM
por parte del enfoque keynesiano (en el corto plazo) y, por otra, de la inelasticidad de esa
misma curva por parte del enfoque monetarista (en el largo plazo).
Desde los inicios de la economía la relación entre dinero e inflación ha estado a debate.
Bodino y más tarde, a mediados del siglo XVIII, David Hume establecen lo que se conoce
como la explicación monetaria de la inflación y sientan las bases de lo que se conoce como
la teoría cuantitativa del dinero. El incremento en el nivel general de precios de una
economía obedece a aumentos en la cantidad de dinero circulante. Marshall, a su vez, dio
un fundamento microeconómico a la teoría cuantitativa del dinero e Irving Fisher
( ) planteó la fórmula por la cual dicha teoría es conocida:
MV=PT
171
Tal vez el elemento más distintivo del monetarismo es su teoría de la inflación y la
importancia asignada a la política de emisión monetaria, y que se suele resumir con la frase
“el dinero importa” (“money matters”).
A su vez, una insuficiente oferta dineraria puede llevar a la recesión. De esta manera es
como Friedman explica la recesión ocurrida luego de la crisis de 1929: la Reserva Federal
de los Estados Unidos –FED- llevó a cabo durante los años treinta una brusca reducción de
la base monetaria generando una política deflacionaria –es decir de caída en el nivel
general de precios- y contrayendo aún más el crédito. “La Gran Contracción –escriben
Friedman y Schwartz- es un trágico testimonio del poder de la política monetaria, no una
evidencia de impotencia, como creían Keynes y muchos de sus contemporáneos” (1963: )
172
9.4 La Curva vertical de Phillips
Figura 9.1
Curva de Phillips
P
(%)
0 (%) D
Friedman sostiene en cambio que a largo plazo la relación entre desempleo e inflación se
expresa gráficamente como una curva vertical.
173
Figura 9.2
Curva Vertical de Phillips
P SRPC3 LRPC
(%)
SRPC2 d e
SRPC1 b c
------
0 D1 Dn
(%)
D
En la gráfica cada curva a corto plazo muestra las combinaciones de inflación y desempleo
que son posibles cuando la tasa de inflación real diverge de la tasa esperada. Cuando
aquella es mayor que esta última (P2 en vez de P1) el desempleo disminuye de forma
temporal más allá de su tasa natural (de Un a U1), pero una vez que P2 se convierte en la
nueva tasa esperada, la curva a corto plazo cambia de SRPC1 a SRPC2, y la tasa de
desempleo vuelve a su nivel natural (c).
174
su tasa natural, con el “daño colateral” de incrementar continuamente el nivel general de
precios.
De este modo, la inflación de los años setenta del siglo XX, a la que el keynesianismo no
podía dar respuesta teórica ni por ende enfrentar de manera práctica, quedaba explicada
mediante esta argumentación de Friedman, sustentada en la noción de expectativas
adaptativas (los agentes en economía se adaptan paulatinamente a la información). En
materia de política económica el énfasis se colocó en no sobrecalentar a las economías con
la aplicación de políticas expansivas que resultaban generadoras de inflación. Al contrario,
la manera de atacar la inflación debía basarse en políticas contraccionistas, de severa
astringencia financiera, conocidas como políticas de estabilización ortodoxaa, las cuales
fueron plicadas durante los años ochenta.
En particular Friedman formuló la llamada Regla Monetaria que defiende un porcentaje fijo
de crecimiento para la oferta de dinero, a diferencia de la tasa de crecimiento variable
recomendada por las políticas activistas. Puesto que mantener una tasa fija de crecimiento
para H (dinero de alta potencia) no garantiza una tasa fija de crecimiento para la oferta de
dinero, debido a las variaciones en el multiplicador de dinero (H/M), lo contrario es cierto.
Mantener una RTCC para la oferta de dinero haría que la Reserva Federal manipulara H
activamente para compensar los cambios en el multiplicador de dinero (Gordon, 1996:
491-508).
Seguir una política monetaria apegada a esta regla se constituye en un factor que genera
confianza en los agentes y “blinda” la política monetaria respecto de las decisiones de
orden político que los gobiernos pretendan en un momento dado llevar a cabo. Esta regla
técnica se ha concretado institucionalmente en los últimos decenios en la llamada
“autonomía” de la Banca Central, es decir en la conformación de un cuerpo directivo de la
banca central no sujeto a los poderes ejecutivo o legislativo en su toma de decisiones
respecto a la formulación de la política monetaria.
175
9.5 Lucas y la Nueva Economía Clásica
Robert Lucas (Studies in Business Cycle Theory, 1981) es el segundo autor más destacado
de la Escuela de Chicago, especialmente por su aplicación del concepto de expectativas
racionales para fundamentar el comportamiento de los agentes frente a la inflación. Lucas
sostiene que éstos no lo hacen gradualmente sino de manera inmediata: supone de entrada
que los mercados de recursos y financieros ajustan ipso facto sus expectativas sobre la
inflación al enfrentarse a un entorno macroeconómico de políticas de gasto y emisión
expansionistas. De aquí se sigue que en la medida que los agentes se adapten óptimamente
a la información existente, (obsérvese: sin que exista razón para suponer que hagan lo
contrario) ellos encontrarán siempre la senda óptima de ajuste.
176
Figura 9.2
(a) (b)
ASLR ASLR AS1
AS2
P1 a AS3
P2 c d
b P3 e
a AD1
P1 AD2
AD1 AD3
0 Q1 Q2 0 Q3 Q1
Fuente: Brue y Grant (2009) cap. 24, Figura 24-2 p. 507.
177
La conclusión de este modelo económico de expectativas racionales es, esencialmente, que
todo lo que ocurre a largo plazo también sucede en el corto plazo. El keynesianismo es por
lo tanto una política económica ineficaz no solo en el largo plazo, sino también en el corto.
De acuerdo a esta argumentación la economía se corrige por sí sola sin necesidad de
ninguna política económica. Es el retorno de la mano invisible de Smith que repele la
intromisión del ineficaz estado. Por tal razón a este planteamiento neoliberal se le conoce
como la Nueva Economía Clásica.
Sostener que el mercado es siempre eficiente y que la sabiduría colectiva de los agentes
económicos es permanentemente correcta o acertada, lleva por supuesto a conclusiones
absurdas como por ejemplo sostener que los precios de todos los bienes siempre son los
adecuados y por tanto que las burbujas especulativas no tienen lugar. Si éstas no existen
tampoco pueden estallar y en consecuencia no suceden las crisis financieras. Estas no
tienen cabida bajo la hipótesis de la eficiencia perfecta del mercado.
178
• Puntos para reflexionar y profundizar:
económicos?
• ¿Qué dicen las neurociencias respecto a la relación razón-emociones en el
comportamiento humano?
• Ver la película “The Big Shortcut” (La Gran Apuesta) del director sobre la crisis
de 2007-2008 en los Estados Unidos.
179
Capítulo 10
Reflexiones pertinentes
En los capítulos precedentes se ha hecho un recorrido por las escuelas, autores, temas de
análisis, enfoques metodológicos y conceptos más importantes del pensamiento económico.
En nueve capítulos se agruparon, en orden histórico, ideas y teorías formuladas en torno a
uno de los más complejos campos de la actividad humana, la economía. Este repaso
sintético se hizo con el propósito de elaborar una presentación accesible para lectores
principiantes a la vez que ofrecer una sistematización básica y coherente para los ya
iniciados en esta disciplina. Se dejaron a un lado autores y escuelas para concentrar la
atención en lo más esencial de la trayectoria seguida por el pensamiento económico desde
sus orígenes hasta mediados del siglo pasado. En este último capítulo se ofrecen algunas
reflexiones pertinentes para un balance general de lo observado.
Refiriéndose a la historia del pensamiento científico dice Koyré que bien puede parecer “un
cementerio de errores o incluso una colección de monstra justamente relegados al gabinete
del trastero y buenos solamente para una obra de demolición. Un cementerio de teorías
olvidadas…” (1944:53) Añade que es normal que las cosas aparezcan así ante una
mentalidad práctica que al “remontar el curso del tiempo” encuentra las teorías ya cuando
están “muertas, envejecidas, ajadas, esclerosadas.” (Ibid) En cambio “sólo el historiador…
capta las teorías del pasado en su nacimiento y vive con ellas el impulso creador del
pensamiento” (Ibid.). Ha sido nuestro intento en este libro, por supuesto, dar una pequeña
muestra de los variados esfuerzos del pensamiento a lo largo de siglos para alcanzar a
comprender los muy diversos y complejos fenómenos que encierran las actividades
económicas del ser humano.
180
Por supuesto que el pensamiento económico no ha existido al margen del acontecer
económico de las sociedades; las teorías que lo constituyen “siempre son producto de su
época y lugar; no se las puede ver al margen del mundo que interpretan” (Galbraith: 48). En
tal sentido la economía es una ciencia histórica: sus temas y objetivos de estudio son
aportados por la realidad de una época o período determinado: los inicios del comercio
mundial, la agricultura capitalista, la revolución industrial, el crecimiento del proletariado,
las primeras crisis, la recesión acompañada de inflación, etcétera. Al ser la realidad
económica un proceso evolutivo y constante cambio, emergen nuevos fenómenos y
problemáticas a ser considerados por parte de las teorías, o bien reaparecen anteriores
problemáticas bajo nuevas condiciones, las cuales son re examinadas bajo visiones teóricas
renovadas o bien dan a lugar a teorías originales y novedosas.
181
La historia del pensamiento económico es, por razones histórico-sociales y por limitaciones
cognitivas del ser humano, la continua confrontación de teorías y metodologías a su
interior. No sigue una evolución lineal y ascendente, al modo de una progresión teórica
continua en la que los sucesivos autores, recorriendo siempre un mismo sendero, arriben a
descubrimientos que se agregan a los anteriores en una acumulación de conocimientos y
saber, como si fueran piezas de juguetes lego o contenedores de barco que, con una misma
lógica, se ensamblan unos arriba de otros. Semejante “suma lineal de conocimientos”
simplemente no sucede en las ciencias sociales -y de acuerdo a Kuhn ( ) tampoco en las
naturales- sino que la línea del pensamiento está marcada y “jaloneada” por la discrepancia
y la crítica, la ruptura de enfoques, supuestos, conceptos, temporalidades y
argumentaciones; retrata de un rasgo que se presenta tanto al interior de una misma escuela
o corriente, como entre paradigmas diferentes. Esto habla de inicio de la complejidad
misma de lo económico y de las limitaciones históricas y cognitivas que existen para
aprehender y representar teóricamente dicha complejidad.
182
estancamiento o la desaparición, y otras dan por supuesto que durará toda la eternidad, o
sencillamente ignoran semejantes discusiones futuristas. En el plano de las políticas
económicas unas teorías enfatizan la importancia de la política fiscal mientras que otras la
trascendencia de la política monetaria y financiera. Y así todo el tiempo…
El abanico de las divergencias entre las diversas escuelas y corrientes es sumamente amplio
y no se limita a cuestiones puntuales sobre el ciclo económico, los determinantes del precio,
los multiplicadores de la inversión o aspectos semejantes; las discrepancias abarcan hasta la
idea o concepción misma del ser humano, en su faceta particular de homo economicus. Las
diferencias respecto a este punto, por lo demás, no son menores sino cruciales en la
construcción de los distintos edificios teóricos, ya que de acuerdo al punto de vista
adoptado se define el tipo de desempeño que tendrán los agentes económicos dentro del
sistema y el desempeño del sistema en sí. Lo interesante a destacar es que en esta cuestión
del “agente económico” se involucran por parte de los distintos autores nociones
filosóficas que se asientan en concepciones éticas y morales, así como en observaciones
antropológicas y psicológicas por demás incipientes. Es decir, meros supuestos.
183
Otro debate fundamental en el pensamiento económico gira en torno al papel, importancia y
cualidades del mercado e, íntimamente asociado a ello, en torno al papel del estado en la
economía. En algunos autores y escuelas el mercado se basta por sí solo para corregir sus
desequilibrios y tensiones; el estado genera desequilibrios y desestabiliza al mercado,
además de ser ineficiente por naturaleza. En otros autores y escuelas la economía de
mercado y el capitalismo son inherentemente inestables y hasta inviables en el largo plazo,
requiriendo de la presencia correctora o al menos reguladora del estado. En términos
generales, las escuelas y autores que son partidarios de las bondades y eficiencias del
mercado mantienen una visión optimista sobre las capacidades y futuro del sistema
capitalista, mientras que los que resaltan sus contradicciones y desequilibrios, mantienen
una visión pesimista sobre sus potencialidades y alcances a futuro. En estas
contraposiciones entre escuelas subyacen diferencias culturales y experiencias históricas y
por lo misma ninguna escuela, aunque así lo pretendan sus defensores, puede proclamarse
como la portadora de la verdad general para todos los países y momentos sobe cuál debe ser
la correcta articulación mercado-estado.
184
La enorme cantidad de contraposiciones metodológica y conceptuales, tanto generales
como concretas, que a su interior se debaten. Es una inquietud lógica y por demás valida a
la que se enfrenta muchos estudiantes de economía y que todo profesional acaba
resolviendo pragmáticamente; tal y como diría el propio Keynes , por supuesto que
metafóricamente, al referirse a los “huecos” y oposiciones en la teoría: “Todos nos hemos
acostumbrado a encontrarnos a veces de un lado de la luna y a veces de otro, sin saber cual
es el camino o el recorrido que los vincula, aparentemente relacionados en el estilo de
nuestra vida de vigilia y sueño” (citado por Hession, 1985: 282-283). Se trata casi de una
decisión existencial a tomar frente a un mundo plagado de antítesis y disyuntivas. ¿Qué
camino seguir? ¿Cuál es la postura acertada en cada caso? ¿Hay incluso una sola postura
válida para todos los casos en debate? ¿Si sólo es válida una opción metodológica, la otra, u
otras, son erróneas y deben ser descartadas en consecuencia? Si se analiza al capitalismo
dinámicamente ¿hay que rechazar analizarlo estáticamente por una razón de coherencia
metodológica? Y viceversa: si se le estudia como un sistema de “anarquía en
movimiento” ¿ya no es válido estudiarlo en “equilibrio armónico”? Si se le enfoca desde
el ángulo del mercado ¿ya no procede estudiarlo desde el ámbito de la producción? ¿Las
conclusiones a las que se arriban por una vía pierden su validez frente a los resultados a los
que se llegan por una vía distinta?
En el Prefacio a su magnus opus, Kuhn relata que al entrar en contacto por primera vez con
científicos sociales se asombró “ante el número y alcance de los desacuerdos patentes…
sobre la naturaleza de problemas y métodos científicos aceptados” y que hubiera respuestas
y “controversias endémicas” tan firmes o permanentes al respecto, como no sucedía
“normalmente en la física, la química o la biología” (:13). Su explicación a este contraste
es clave para el punto que estamos abordando: “Al tratar de descubrir el origen de esta
diferencia, llegué a reconocer el papel desempeñado en la investigación científica por lo
que desde entonces, llamo ´paradigmas´ … realizaciones científicas universalmente
185
reconocidas que, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a
una comunidad científica” (:13)
Se podría ir más lejos e incluso plantear una pregunta fundada en un abierto eclecticismo?
¿Es posible asumir una postura teórica que no se planteé “lo uno o lo otro” sino “lo uno y lo
otro”.
Para estudiar el desempeño de los músculos del cuerpo humano, por ejemplo, es posible
utilizar un video computarizado que muestre a éste caminando, corriendo, saltando,
bailando, etcétera, es decir en movimiento (ya sea a velocidad normal o en cámara lenta);
también es posible congelar las imágenes, es decir proceder estáticamente y observar el
cuerpo humano en diferentes posiciones en equilibrio. Ningún fisiólogo o especialista
interesado en entender el funcionamiento muscular se limitaría a utilizar solo uno de esos
recursos visuales (en movimiento y estáticamente) y a rechazar por improcedente al otro.
Implícitamente aceptarían que las dos formas de analizar la realidad son válidas.
Igualmente los estudiosos de los músculos del cuerpo humano verían con la mayor
normalidad observar en un momento dado un músculo en particular, de manera aislada,
independiente, en su individualidad y, en otro momento, estudiarlo en sus vínculos e
interacción con otros músculos o con los respectivos huesos. En ambos casos nadie pondría
en duda la validez de esas dos formas –opuestas- de observar y analizar el comportamiento
muscular. Ambas serían vistas como complementarias y no excluyentes. Nadie sostendría,
en su sano juicio, que la verdad científica está en solo en una de las formas o métodos.
186
sistema económico como un todo (no nos referimos a su dinámica cíclica, sino al
desempeño e interrelaciones que guardan sus distintas partes o sectores) no es estático ni es
un continuo “más de lo mismo” en el transcurso del tiempo; el objeto de estudio de la
economía no pertenece así al mundo de los fenómenos naturales -donde existen leyes y
regularidades que no surgen, ni desaparecen o se modifican con la acción humana48-. La
falta de microscopio o telescopio, decía Marx, se suple con la abstracción teórica. Pero,
¿con qué tipo de abstracción? De nuevo: ¿solamente con un tipo o método de
razonamiento? En realidad resulta pretencioso suponer que en las condiciones “únicas y
cambiantes” de la realidad económico y social alguna teoría puede por sí sola “tener la
verdad”, o ser la llave única para acercarse a ella. Ninguna teoría opinión puede tener la
capacidad de enumerar ya no digamos explicar toda la realidad económica, es decir la
complejidad de sus fenómenos y procesos.
Las teorías económicas son mucha más limitadas en sus alcances: permiten captar sólo
partes de esa realidad (“porciones” decía Popper); las teorías y sus conceptos son como
“plantillas” que hacen posible “recortar” y ver de cierta forma partes del objeto de estudio,
a la vez que nos impiden ver otras partes; los aparatos conceptuales de las teorías nos
permiten “rebanar” mentalmente la realidad solo de cierta manera, desde cierto ángulo, y
por tanto analizar únicamente algunas de sus porciones; esos aparatos conceptuales
necesariamente dejan de lado en análisis de otras partes y porciones de la realidad, pues no
la pueden “recortar” desde otros ángulos, con otras dimensiones y en diferentes
“profundidades” (ya que la realidad no es “plana” sino de múltiples “capas” o
“dimensiones”). Toda teoría tiene, haciendo uso de la terminología marginalista un “costo
de oportunidad”, un trade off. Las teorías económicas pueden explicar porciones de lo real
pero no ven o ignoran lo que sucede con otras partes de esa realidad. Algunas permiten
abarcar más aspectos mientras que otras tienen un alcance menor. Algunas son de “alta
potencia” y otras de “baja potencia” analítica. Algunas permitan ver el bosque mientras que
48En el campo de la física molecular y de la genética, hoy en día las nanociencias y la nanotecnología han
roto esta barrera (Toledo, )
187
otras ven el árbol e incluso habrá las que puedan ver lo que sucede al interior de la hoja que
pende de la rama más alta del árbol. Lo mismo se puede decir en cuanto a los efectos
prácticos de las teorías: mientras unas tienen implicaciones de determinada orientación para
la política económica (o la política en general), otras responden y/o favorecen
determinadas posturas respecto al quehacer económico.
Metafóricamente hablando las teorías y sus metodologías son lentes de muy distintos
colores y variadas gradaciones que nos permiten observar la realidad con tonos que resaltan
ciertos aspectos de la misma, pero que simultáneamente oscurecen o impiden percibir
otros aspectos de ella, para los cuales necesitamos otro utilizar otros tipos de lentes. Existen
lentes diseñados para ver de lejos. y los hay para ver de cerca. También existen lentes para
ver mejor las cosas que se encuentran en movimiento y otros que son idóneos para captarlas
en reposo. Los hay para ver las cosas muy pequeñas y los hay para ver los objetos muy
lejanos. Asimismo, existen lentes que permiten la visión nocturna y otros incluso que hacen
posible ver la corona solar, que de otro modo cegaría nuestras pupilas. Quien se haya
practicado en alguna ocasión un examen de la vista sabe que las letras negras se destacan de
manera distinta y adquieren diferente nitidez si se leen a través de una mica roja, una verde
o una que sea incolora.
2016
188
Principales obras en la historia del pensamiento económico
Año
Obra
Autor
Nacionalidad
1692
Aritmética Política
William Petty (1623-1687)
Inglés
1758
Tableau Économique
Francois Quesnay (1694-1774)
Francés
1776
An Inquiry into Nature and Causes of the Wealth of Nations
Adam Smith (1723-1790)
Escocés
1817
Principles of Political Economy and Taxation
David Ricardo (1772-1823)
Inglés
1867
Das Kapital (T. I; T. II 1884; T. III 1893)
Karl Marx (1818-1883)
Alemán
1871
Theory of Political Economy
Stanley Jevons (1835-1882)
Inglés
1871
Principles of Economics
189
Karl Menger (1840-1921)
Austriaco
1874
Elements D’economie Pure
Lèon Walras (1834-1910)
Francés
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