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Educabilidad
por Clara Inés Stramiello (UCA –UNLA)
Aquí me gustaría traer las palabras de Claudio Rud en su escrito “¿A qué
jugamos”:
“El juego que estamos jugando como civilización o como cultura, es el juego de
los dualismos, las oposiciones, los diagnósticos, las separaciones, las exclusiones,
que busca el control, el dominio, la medida como artificio de control, el triunfo
de lo apolíneo sobre lo dionisiaco, es un juego apoyado sobre reglas que afirman
la vigencia del sometedor sobre el sometido. Este juego esta sostenido por la
metáfora de la supervivencia del más fuerte, del principio de la competencia, por
lo que algunos seguidores de Darwin partidarios de una mirada que reduce la
complejidad del organismo al mundo del ADN y los genes, lo llamaron el GEN
EGOISTA. El modo dominante de nuestra cultura, establece leyes, y juicios. Desde
la ley estamos en condiciones de juzgar desde un lugar canonizado.” Y sigue la
misma idea, dicha de otra forma:
Bibliografía
Pero este acuerdo referencial sobre a qué llamamos «fracaso escolar» no implica un
acuerdo sobre el modo de conceptualizarlo e interpretarlo, cuestión que constituye el
corazón de este trabajo: cómo ha sido interpretado el fracaso escolar y qué lecturas
podemos hacer en la actualidad. En particular, nos interesa considerar qué ha aportado a
aquella interpretación y qué puede aportar a las lecturas contemporáneas el conocimiento
psicoeducativo (2). Propondremos una conceptualización del fracaso escolar que coloque
el problema en una relación: la que se da entre los sujetos y las condiciones en que tiene
lugar su escolarización.
Frente a la masividad del fracaso la interpretación podría haber volcado la sospecha sobre
la escuela. Rasgos esenciales de la organización pedagógica de la institución, como la
simultaneidad, la presencialidad, la descontextualización, podrían haber sido puestas bajo
observación. Sin embargo, la sospecha se volcó sobre los sujetos y el fracaso fue
interpretado durante mucho tiempo desde un modelo patológico individual.
Hay un problema evidente en el hecho de que las relaciones entre psicología y educación
se hayan planteado de manera directa, descuidando la consideración de los límites entre
las disciplinas y la especificidad de sus respectivos objetos.
Pero hay un segundo problema en el hecho de que la psicología a la que se apela está
formateada en sus saberes disciplinares y en sus prácticas específicas por la escisión
sujeto-situación que fue característica de la psicología educacional de la primera mitad
del siglo xx. Bajo estas condiciones, la relación psicología-educación conduce a una
lectura de las diferencias en el desempeño escolar como deficiencias medibles sobre la
base de una matriz evolutiva lineal (Gould, 1997; Baquero, 2000).
Debido a esta falacia que analiza Baquero, el fracaso escolar termina caracterizado como
resultado de un problema que porta el sujeto a título individual, y el fracaso masivo acaba
siendo una suma de fracasos individuales, un efecto agregado de los «déficits», «retardos
madurativos», «retrasos intelectuales», «dificultades de aprendizaje», etc., que portan
individualmente los alumnos.
En su famoso trabajo Por qué fracasan tan poco los niños, Rivière (1983) llamó nuestra
atención sobre las particularidades de las exigencias que la escuela genera para la
actividad cognoscitiva de los sujetos. La escuela propone maneras particulares de
funcionamiento cognoscitivo a las que denominamos demandas cognoscitivas (9).
Tomemos uno de los muchos ejemplos que ofrece Rivière: la atención a las tareas
escolares.
La escuela exige del niño una atención mucho más selectiva que la que éste empleaba en
las exploraciones y juegos preescolares, y le pide un filtrado riguroso de la información
relevante con respecto a los estímulos que no lo son desde la perspectiva del sistema
escolar, aun cuando puedan serlo desde la perspectiva del niño.
La capacidad de respuesta a esta demanda atencional ha generado habitualmente un
criterio para diferenciar a aquellos niños que se ajustan al dispositivo escolar y los que
no, (Rivière, 1983), mucho antes de que el add o adhd se convirtiera en la discutible
pandemia escolar en que lo han erigido los actuales procedimientos de diagnóstico
basados en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (dsm iv).
Obsérvese que no negamos que, por la razón que sea, algunos niños aprenden más
lentamente que los otros o de una manera diferente. Se trata solo de que, sin los arreglos
sociales que atribuyen importancia a los ritmos diferenciales de aprendizaje, la
discapacidad de aprendizaje no existiría (McDermott, 2001).
Frente a una situación como la que hemos presentado, vienen a nuestra mente las palabras
de Newman, Griffin y Cole (1991):
El profesor debe hallar un modo de enrolar a todos los niños -todos distintos- de manera
que participen en la actividad; así, en cierto sentido, va «adonde están». Los niños hacen
lo que les parece que pueden de la actividad, por lo que, en efecto, están «allí». Pero, si
la actividad educativa tiene éxito, tanto el profesor como el alumno actúan como si los
niños estuviesen «en otra parte». Esa otra «parte» no es sino donde podrían estar si sus
actos son apropiados y si los niños se apropiaran de las actividades y herramientas de
los otros que coexisten en la zdp. En cierto sentido, es paradójico: para que sea
necesaria una clase sobre la división, por ejemplo, hay que suponer que los niños no
pueden hacer divisiones; pero, para que la clase funcione, hay que suponer que
¡cualquier cosa que hagan los niños puede convertirse en una forma de hacer una
división! (Newman, Griffin y Cole, 1991, p. 81).
En el caso del tema que nos ocupa, mientras que en el plano disciplinar las perspectivas
contemporáneas de la psicología educacional muestran una clara tendencia a alejarse
progresivamente del individualismo metodológico (que fue funcional al modelo
patológico individual) y enfatizan el giro contextualista, esto no significa que en el
terreno de las prácticas, tanto psicológicas como educativas, las relaciones estén
igualmente redefinidas. En particular, en el campo de las prácticas educativas el modelo
patológico individual sigue vigente como la interpretación usual de vastos sectores
profesionales frente a las dificultades escolares (13).
Ello implica caracterizar las poblaciones en riesgo en términos de la interacción entre los
sujetos y las condiciones de escolarización; se trata de pensar el «riesgo educativo» no en
términos de propiedades subjetivas -individuales o colectivas, de sujetos determinados o
de grupos identificados por algún rasgo o condición de vida- sino de atributos de la
situación pedagógica tal y como está organizada en nuestro sistema escolar.
Si se avanza en esta línea de análisis, ya no se trata de los niños con sobreedad, como si la
sobreedad fuera per se un factor de riesgo educativo: se trata de los niños con sobreedad
en la escuela graduada, porque la definición del riesgo en que se encuentran está en
estricta relación con los límites que enfrenta la escuela para su escolarización. Estos
límites no provienen de la edad de los sujetos, sino de las dificultades para forzar el
cronosistema que sostiene la gradualidad en los arreglos institucionales y en las
formulaciones didácticas.
Tomemos otro ejemplo: las adolescentes embarazadas, las adolescentes que son madres.
Nuevamente, la condición de maternidad no es per se otro factor de riesgo educativo.
El embarazo adolescente y la maternidad no comportan en sí mismos ningún
impedimento para el aprendizaje; se convierten en factor de riesgo en un sistema escolar
donde esta condición vital se ha considerado históricamente incompatible con el proyecto
de ser estudiante.
Ello sucede en parte por razones ideológicas, pero también por condiciones de
escolarización muy concretas, entre ellas, la que supone la presencialidad de la alumna
para avanzar en los contenidos correspondientes al año escolar. La población en riesgo es,
entonces, la de las adolescentes que son madres en escuelas con régimen académico
presencial, porque lo que es riesgoso es el límite de la escuela para avanzar en replanteos
didácticos cuando el supuesto de presencialidad continua se rompe.
Lo que estamos discutiendo (una vez más) es el proceso de identificación en el sujeto de
condiciones que lo harían pasible de ser educado, con independencia de las condiciones
en que tiene lugar la educación.
Por el contrario, proponemos pensar el riesgo educativo en que se encuentran los niños,
adolescentes y jóvenes en riesgo, no en términos de propiedades subjetivas, sino
como resultado de interacciones con atributos de la situación pedagógica tal y como está
organizada en nuestro sistema escolar.
Bajo estas conceptualizaciones, las caracterizaciones de poblaciones en riesgo son
siempre transitorias, pues en la medida en que mejora nuestra capacidad de enseñar, lo
que «genera riesgo» deja de producirlo; y son operacionales en tanto son relativas a
condiciones de escolarización que deberíamos reformular o por lo menos tensionar.
fracaso escolar posibilitando la transformación del lugar pasivo que éste ocupa
dentro de su grupo.
Promover la reflexión acerca del impacto de prácticas
reflexión
que tendría la investigación que propusimos. Y para ello nos preguntamos qué
son mas aplicables en las ciencias sociales y por ende a la educación, acordamos
con las posturas que indican que el maridaje entre estos tipos de métodos pueden
ser muy útiles ya que se complementan (Reichart, Ch. S. - Cook T. D.) Es por
enfoques.
investigación tienen una alta tasa de sobreedad y que sólo una de ellas hace un
Otro dato que destaca es que en todos los casos las estrategias
Palabras clave:
SOBREEDAD
- PRÁCTICAS INNOVADORAS
Introducción:
tiene un largo derrotero desde que se gestó la idea allá por el 2006. En ese
momento comenzamos a detectar en una escuela primaria de José C. Paz que los
evidenciaba que esos niños y adolescentes desfasados en dos, tres y más años en
precariedad.
familia que aún hoy circula en la escuela. Nos referimos a la representación típica
socioeconómica que ha sufrido nuestro país. Ante esta realidad se proponen tres
supone singularidad, esto es formas inéditas de operar con lo real que habiliten
escolar masivo está concebido desde una suma de fracasos individuales fundado
en diferencias culturales, de ritmos de aprendizaje y estilos cognitivos, como
vincularse entre los actores institucionales, etc.” (Baquero y otros; 2004) y, desde
educabilidad”.
intervención en el fracaso escolar”. Y… ¿Por qué las tics? Porque por esos
tiempos en que surgió la idea, germen de este proyecto, habíamos detectado que
interesaban por la propuesta pedagógica aportada por la escuela, solían (en gran
Y es que hoy en día nos encontramos en nuestras escuelas con niños y
jóvenes que han nacido en un mundo mediado por la tecnología, de las que se
de los consumos (Buckingham, 2008), pero también por sus características. Hoy
circula en la sociedad actual por lo que para preparar a las nuevas generaciones
para interactuar en el complejo y vertiginoso mundo que les tocará vivir debería
Horacek, 2006, 12) Y para ello las tics pueden erigirse como una herramienta
válida, sin que signifique eliminar al libro ni a la cultura escrita pero tampoco
tiza y el pizarrón.
En función de lo expuesto, es que comenzamos este proyecto eligiendo
como unidad de análisis al grupo de niños y jóvenes desfasados en dos o más años
tiempo pasado entre que surgió la idea original y el momento en que comienza a
una escuela sino que nos propusimos observar tres instituciones. Subrayamos que
que ofrece la utilización crítica de las TICS como recursos didácticos para
Promover la reflexión acerca del impacto de prácticas
reflexión.
que tendría la investigación que propusimos. Y para ello nos preguntamos qué
son mas aplicables en las ciencias sociales y por ende a la educación, acordamos
con las posturas que indican que el maridaje entre estos tipos de métodos pueden
ser muy útiles ya que se complementan (Reichart, Ch. S. - Cook T. D.) Es por
enfoques.
Desarrollo:
Las escuelas con las que se trabajó, como ya se mencionó, son del partido de
Integral para la Igualdad Educativa” (ex PIIE “Programa Integral para la Igualdad
Educativa”), con amplia variedad equipamiento tecnológico aportado por éste y
de registros estadísticos con los que contaba cada institución para relevar datos de
10,3% había repetido y con una tasa de sobreedad del 8,5 %. Para el 2008 una
matrícula de 661, tasa de repitencia del 8.3% y sobreedad del 7,1%. Para el
repitencia del 4.1% y sobreedad del 8.1%. Para 2009 matrícula de 515 alumnos,
6.5% y sobreedad del 11.3%. En 2008 matrícula de 752 alumnos, repitencia del
“C”, han disminuido en “A”. Y es lugar común en las tres instituciones que se
concentre en el primer ciclo, excepto en el año 2009 para “A” y 2007 para “B”
informal y por ende sin cobertura asistencial, sólo en dos familias se presenta la
el….desinterés? acerca de este tema ya que fue necesario dejar las encuestas para
la condiciones habitacionales.
docentes con doble cargo y descartando las que no se devolvieron con respuestas.
Con respecto a la primer premisa “El docente integra grupos de trabajo con
respuesta “de acuerdo” y en las “A” y “C” están muy de acuerdo en contradicción
con la anterior.
ligadas a las tics” para esta premisa las opiniones son diversas mientras en la EP
“A” la mayoría la mitad de los encuestados no acuerda con ella, el otro cincuenta
por ciento si; en el caso de “C” la mayoría de los encuestados no contesta y los
luego de preguntar ¿qué significa TICS?, suponemos que la misma duda debe
atención que una importante proporción del personal docente dice no contar con
aprendizaje significativo”, en las tres escuelas los docentes están de acuerdo con
con actitud creativa que permita la apropiación critica del medio tecnológico” en
equipamiento tecnológico de las instituciones no basta per sé para que las TICS se
discordantes en la EP “B”.
sus familias” la mayoría acuerda con esta en distintos grados aunque en la EP “B”
tipo de trabajo con las tics, al consultar acerca de los motivos para implementar
actividades utilizando las TICS algunos responden que la utilizan como una forma
con el objeto de generar el hábito del uso de las tecnologías como herramienta de
trabajo.
existen los videos juegos en la computadora, sino que también se puede trabajar”
uno de los docentes advierte “Si no tenés claro que se esta haciendo, se puede
otro mirando y por ahí otro pegando vueltas. Cuando se ve la producción se tiene
Otro de los aspectos positivos que se mencionan es que mejora los vínculos
como un problema ya que está instituido que el que no sabe leer y escribir en 3º
año no promociona “y entonces puede quedar años en el mismo grado”, así no
En cuanto a las otras dos instituciones los directivos plantean que no hay
voluntarismo; en una de ellas se describe el proyecto del docente de sexto año que
embargo en la tercera a pesar del discurso del directivo se pueden resaltar una
serie de estrategias con cierto viso de articulación para abordar el tema, a saber,
datos relevados por docentes cuya información que da dentro de la órbita del
tienen que ver con variados motivos, entre ellos la falta de acompañamiento de las
familias, los grados numerosos los rígidos criterios para la promoción, Familias
consulta acerca del equipamiento tecnológico con el que cuentan responden “se
utilizan las cámaras digitales para registrar salidas educativas, para exposiciones
futuras, utilización en forma parcial de las 9 PC, por parte de las docentes que
Orientación para trabajar con los niños con sobreedad.” también registran
grabadores periodista, radio grabador, impresoras, dos televisores, filmadora, dvd;
por otra parte, en la EP “B” cuentan con una televisión, equipo de audio y tres
Conclusiones:
De acuerdo a los datos que hemos podido relevar se evidencia que el tema
familia que no apoya, bajo capital cultural), solo existe una mención de un
calidad educativa? ¿Cuáles son los criterios que se adoptan para la promoción?
(incluso en escuelas dónde éste existe), la mirada que otros docentes posan sobre
Red del Noroeste (2009), la Dra. Esnaola ofreció una charla debate sobre
diez minutos de su clase para que los chicos “jueguen”, pero no con videojuegos,
Entonces nos seguimos preguntando ¿cuáles son las representaciones que operan
tics en la escuela?
saber didáctico que fortalece la perspectiva innovadora. Sirva como ejemplo una
subjetividad
Bibliografía:
ַ Augé, M.: Los no lugares. Espacios del anonimato. Antropología de la
Noveduc. (2004)
Económica. (2000)
INTERSUBJETIVIDAD PEDAGÓGICA
Graciela Castilla (Universidad Nacional del Comahue
Los altos índices de dificultades en el proceso de aprendizaje, repitencia,
sobreedad y deserción que se registran en Argentina y particularmente en la
escuela media estatal de la Provincia de Neuquén, dieron origen a la preocupación
de abocarse al estudio del fracaso escolar. Se aborda dicha problemática desde el
concepto de riesgo educativo, entendido como antesala del fracaso escolar y
pensado no como una propiedad del sujeto sino como proceso que se construye en
el complejo entrado de decisiones pedagógicas. En este sentido se entiende el
riesgo educativo como una construcción social ligada al concepto de educabilidad.
La teoría Socio Histórica permite reconocer que las condiciones de educabilidad
dependen siempre de la naturaleza de la situación de la que es parte el sujeto.
Situaciones que son posibles o no de producir desarrollo, según sea la naturaleza
del vínculo intersubjetivo. Desde este marco se recupera el concepto vygotskiano
de “intersubjetividad” y el de relación intersubjetiva como condición para que el
alumno se apropie de herramientas culturales que permitan constituirse como
sujeto de y en la cultura. Por último, para dar cuenta de lo que se considera es una
condición de las prácticas pedagógicas que contribuye a prevenir el riesgo
educativo, se esboza el concepto de “intersubjetividad pedagógica”
La escuela y la sociedad actual
como la:
que se enlazan lugares lejanos, de tal manera que los acontecimientos locales
identidad social? ¿Qué rol encuentra aquí la escuela? Son estos interrogantes
que necesitan ser analizados en un contexto más general que nos habla de la
(1983)
1998: 18)
escuela.
ciudades, (Oyola y otros 1994) sin que estas diferencias culturales que
Passeron (1998) todo poder que logra imponer significados como legítimos
disimulando las relaciones de fuerza en las que se basa, esto es una fuerza
cultural” (op.cit, 1998:25)
culturales que necesita toda sociedad para existir como tal. Se la comprende
como:
educativa convocan.
cual tabula rasa en los que hay que imprimir los contenidos que vienen
perdura y se perpetúa
entre otras cosas a través del guardapolvo blanco, tapa y cubre las
de cada uno.
educativa se debate en una eterna lucha por eliminar las diferencias sin poder
todos los espacios sociales que a su vez la atraviesan sin cesar. Obviamente
hay que reconocer que en otras épocas históricas, la escuela ha tenido el
“un espacio de posible alienación del hombre” (Díaz Barriga, 1998: 207) en
crecer a los jóvenes” (Gadotti, 1999: 18) debe brindar elementos para
procesos e ideas que necesita trabajar. (Díaz Barriga, 1998.) Pero esta
indiferenciado.
educativa.
ser humano, por su condición de tal y por lo tanto, en cada uno es diferente.
para el desarrollo del ser humano. Es por ello que, la inclusión en el sistema
educativo es para todos sin distinción de sexo, clases o grupos sociales, una
para la interrogación.
“La educabilidad sólo puede ser definida como recepción a un método que
considerar las condiciones para que la educación sea posible, incluso aquellas
de enseñanza y aprendizaje.
“patológico”
diversidad, esto que aparece como una urgencia relativa para la regulación de
marcar las diferencias o bien de justificarlas bajo el rótulo del tan famoso
De este modo surgen con mucha energía al calor de estas prácticas, nociones
aspectos cognitivos.
modelos mentales, y tantos otros que intentan explicar que las diferencias son
heterogeneidad.
CONCLUSION
cognitiva no solo involucra al sujeto que aprende sino también al contexto que
conocimientos compartidos.
El legajo escolar del alumno en las prácticas
escolares.
INTRODUCCION:
DESARROLLO:
Esto se puede observar muy claramente cuando en el legajo aparecen las pruebas
administradas por el EOE, como:
- Discurso de los padres: quienes comentan la historia de vida del niño teniendo,
una representación mas evolutiva del mismo, historia de vida. Como por ejemplo:
“G es muy dulce, parece el papá de su hermana…es muy responsable con su
hermana y en la casa”.
- El discurso de los maestros: Realiza un a descripción del alumno en situación
escolar, de sus formas de relacionarse y sobre su rendimiento escolar. Nos
podemos encontrar con la siguiente frase: “Deambula, no logra copiar del
pizarrón, no logra producir en el área de lengua”.
Inferimos hasta aquí que todas las pruebas que citamos ya sean del legajo y del
discurso de los agentes escolares dejan ver las prácticas a través de la cual la
categoría toma al niño y el niño recibe con este su destino escolar. También
vemos que en lo citado en la entrevista aparece el doble etiquetamiento (ejemplo
RML) del que hace referencia Lus (9), y que esa etiqueta funciona como un
encubridor del desempeño escolar insuficiente y la pertenencia de estos niños a
sectores más desfavorecidos de la población y compartimos con esta que si bien
las diferencias tienen que ser tenidas en cuenta debe ser con el objetivo de
atenuarlas y no de hacerla de las misma un déficit.
Ejemplo de esto es cuando en se cita en los legajos que el niño no sigue el ritmo
de los otros niños, del mismo grado o cuando tiene problemas de conducta y
expresándose esto, para la escuela, como una no adaptación a las normas que
implementa el dispositivo escolar.
A partir de lo expuesto anteriormente, lo cual resulta ser una critica a las practicas
y a los discursos, coincidimos con Baquero que hay que desnaturalizar la mirada
de la escuela y de los niños , y comenzar a considerar al proyecto escolar como un
proyecto social y político, ya que la escuela produce formas particulares de
desarrollo infantil. Por lo dicho anteriormente Baquero propone un cambio en la
unidad de análisis, a la cual adherimos, que seria centrarnos en el análisis de la
actividad como unidad de análisis.
- Sujeto: el alumno
- Sujeto e instrumento: se constituyen de la actividad que los contiene
- Instrumentos mediadores: son el componente central (rol central, la apropiación
de instrumentos semióticos específicos-escritura- y formas matemáticas
- Comunidad: es el marco de las tramas de las relaciones, es la población que
regula la actividad.
- División de tareas/roles: alumnos- docentes, etc.
Conclusión:
Retomado nuestro eje de trabajo que consistía en el fracaso escolar, y abordado
por nosotros, con el interrogante de que características observa en el alumno el
docente para solicitar intervención del EOE, luego de haber analizado y
relacionado con la teoría citada sobre los legajos escolares de los alumnos como
los discursos aportados por el entorno, concluimos en que la construcción de la
categoría de fracaso escolar es justamente eso, una construcción que sirve a los
intereses de la política escolar, ya que logra de este modo descentrar el foco de
análisis en su practica para encauzarlo en un problema del niño que “ fracasa”
haciendo una naturalización del mismo.
A través del análisis que describimos intentamos demostrar que de natural no
tiene nada “el fracaso escolar” y que no esta ligado a características individuales y
sobre la educabilidad del niño. Se refiere a una categoría artificial que precede al
individuo y que busca a quienes pueden ocupar ese lugar, construyéndose así una
teoría de marcar lo diferente como un déficit.
Todo lo expresado se fue deduciendo de los componente que conforman un legajo
escolar, los momentos de la derivación y los discursos, así como cuales eran los
principales motivos por lo que los docentes solicitaban la intervención del EOE,
los cuales se realizaban porque los niños no iban al ritmo de aprendizaje que por
un lado, el Sistema Educativo les marca y por el otro , el grupo de sus pares, o sea
el ritmo al que van sus compañeros, no lo logra ya que no logra apropiarse de
ciertos contenidos que la escuela considera relevantes, ya sean por problemas de
conductas de los niños, baja concentración, déficit atencional, etc.
Esto deja más que claro que el interés esta puesto en marcar y resaltar la
diferencia de esos niños que no logran adaptarse a los determinantes duros del
dispositivo educativo.
Bibliografía:
1. Baquero R. y Terigi F. (1996) "En búsqueda de una unidad de análisis del
aprendizaje escolar", en Apuntes Pedagógicos, Nº 2.
2. Baquero, R. (2002) “Del experimento escolar a la experiencia educativa. La
transmisión educativa desde una perspectiva psicológica situacional”. En Perfiles
educativos. Tercera Época. Vol. XXIV. Nos 97-98. Pp. 57-75. México.
3. Baquero, R. (2001) "Contexto y aprendizaje escolar", en Baquero, R. y Limón,
M. Introducción a la psicología del aprendizaje escolar. Bernal. UNQ.
(Cap.6,pp163a180).