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UNIVERSIDAD DE LA TERCERA EDAD (UTE)

FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y POLÍTICAS

ESCUELA DE DERECHO

ASIGNATURA: DERECHO DE LA FAMILIA.

FACILITADORA: CRUZ MARIA HENRIQUEZ.

ACTIVIDAD: INFORME DE LECTURA (2do) VOL.III, HEMANOS MAZEAUD.

PARTICIPANTE: Aquiles Pujols M. MAT: 202100364.

01 Octubre 2022

SANTO DOMINGO, DN.


La existencia del consentimiento de los esposos.

el alienado mental puede casarse durante un del valor lúcido. La jurisprudencia autoriza el matrimonio

del alienado sometido a intervención, y la intervención de su tutor.

El consentimiento debe existir en el momento mismo de la celebración del matrimonio. Para que los

futuros esposos puedan rectificar su decisión hasta el último momento, se les prohíbe casarse

por poder.

Los vicios del consentimiento de los esposos.

Los tribunales tienen en cuenta la violencia como vicio del consentimiento en materia de matrimonio.

Pero no admiten como error sino el error en la persona, considerada considerado con el

artículo 180 del Código Civil. Poro una sentencia dictada en 1862, las cámaras reunidas de la

Corte de casación, en el asunto llamado del “licenciado de presidio”, limitaron la aplicación del

artículo 180 a los errores sobre la nacionalidad, sobre la identidad física o civil.

El dolo no es tomado en cuenta como causa de nulidad del matrimonio La lesión es una noción

económica que no cabría tomar en consideración como vicio del consentimiento en el

matrimonio.

Ausencia de consentimiento y vicios del consentimiento. Según los términos del artículo 146 del

Código Civil:” no hay matrimonio cuando no hay consentimiento” pero no basta con que exista

el consentimiento: éste debe ser “libre” (artículo 180 del Código Civil); es decir, exento de

vicios.

La existencia de consentimiento. El artículo 75, párrafo 6, del Código Civil, exige que cada uno de los

esposos manifieste su voluntad ante el encargado del Registro Civil, y en presencia de testigo:

“Recibirá de cada parte, una después de otra, la declaración de que quieren tomarse por

marido y mujer…”.
La apariencia crea una presunción a favor de la existencia del consentimiento, presunción que los

futuros esposos deben destruir por la prueba en contrario; sin duda, esa prueba puede

realizarse por todos los medios; pero el tribunal deberá exigir al menos presunciones de hecho

muy serias.

Los vicios del consentimiento.

El consentimiento puede existir y no se coma sin embargo, un consentimiento real, porque no haya

sido prestado libremente y con conocimiento de causa se dice que está viciado. Dados el papel

de la voluntad en la formación del matrimonio y la necesidad de un consentimiento sano y libre,

cabría estar tentado de aplicar pura y simplemente al matrimonio la teoría general de los vicios

del consentimiento. Pero el matrimonio es un acto infinitamente más grave que un contrato

ordinario.

Parece probable la afirmativa; pues los redactores se han contentado, en los casos en que resultaba

posible una duda, con designar la persona que puede alegar la nulidad. No creían decidir por

ello que tales vicios carecían de influencia sobre la validez del matrimonio. Por eso, la

jurisprudencia se ha resistido a que jueguen en materia de matrimonio todos los vicios del

consentimiento que entrañan nulidad de los contratos, aún cuando no haya podido atenerse,

aquella al único vicio considerado expresamente por los redactores del título “Del matrimonio”:

“el error de la persona” (art. 180, párr. 2 del Cod. Civ.).

En el antiguo derecho, la violencia tenía una gran importancia, porque comprendía el rapto y la

seducción. Se resolvía que la víctima del rapto no podía casarse válidamente con el raptor

mientras que permaneciera “en su poder”.

El raptor no impide la validez del matrimonio, si la persona consintiere en el momento de la

celebración, aun cuando se encuentra todavía bajo la autoridad del raptor.

La jurisprudencia toma en cuenta, pues, la violencia como vicio del consentimiento.

El dolo.
en el matrimonio, engaña al que puede, escribía Loysel. quería indicar que no se debe tener en

cuenta, para la validez del matrimonio, la actitud de los futuros esposos que hayan utilizado

subterfugios para atribuirse cualidades que no tenían.

De quien debe mandar el consentimiento.

El hijo legítimo debe tener consentimiento de uno de sus progenitores si viven ambos o si solo vive

uno de ellos.

Caracteres del consentimiento.

El consentimiento especial; Lo cual quiere decir que debe ser dado para un matrimonio determinado.

Es revocable hasta el último minuto. Es soberano y absoluto, en el sentido de que no puede ser

interpuesto ningún recurso ante los tribunales pues las negativas, y por qué los padres no

comprometen jamás su responsabilidad; pero el retiro del consentimiento concedido puede, si

no está justificado, empeñar la responsabilidad.

REGLAS DE FORMA

El consentimiento es dado oralmente con ocasión de la celebración del matrimonio; es necesario que conste en un

documento auténtico si ha sido dado antes de la celebración.

El Código Civil regula la manera en que el hijo debe probar la muerte de sus padres u otros ascendientes, o la

imposibilidad en que se encuentra para consultarles.

La intervención de los padres.

Las reglas examinadas precedentemente tienen por objeto asegurar la plena libertad de los futuros esposos.

Un menor no realiza por sí solo ningún acto jurídico; obra por él un representante. Pues bien, el matrimonio es un

acto puramente personal; el consentimiento de un representante no podría reemplazar al del menor; por lo

menos es necesario que la voluntad del menor sea ilustrada, guiada. En esta primera concesión, el
consentimiento de los padres tiene, pues, por finalidad la protección de la voluntad del hijo contra un arrebato

pasajero, que lamentaría más adelante.

Cabe enfocar de una manera por completo distinta la necesidad del consentimiento paterno. No se trata ya de

proteger al hijo contra él mismo, sino de proteger a la familia del hijo contra la intrusión de indeseable.

Necesidad del consentimiento de los padres para el matrimonio de los menores.

Mientras que los mayores de edad no tienen siquiera necesidad de solicitar el parecer de sus padres, todos los

menores de 21 años, incluso emancipados, deben obtener el consentimiento de sus padres.

El hijo legítimo.

Hoy muy simple para el hijo legítimo cuyos dos progenitores viven o si solo vive uno de ellos basta con el

consentimiento de uno de los progenitores.

En el sistema del Código civil, el hijo cuyos dos progenitores vivieran, debía obtener el consentimiento del padre y de

la madre; pero, en caso de disentimiento, era suficiente con el consentimiento del padre. Ese sistema

presentaba un grave inconveniente cuando los padres estaban divorciados o separado de cuerpo. Cuando la

guarda del hijo no se había confiado al padre, se veía con frecuencia que éste se resolvía, no en

consideración a los intereses del hijo, sino para hacerle alguna jugarreta a la madre.

Cuando uno de los progenitores ha muerto, basta con el consentimiento del otro.

El hijo natural.

En principio, el hijo natural está sometido, en cuanto el consentimiento requerido para su matrimonio, a reglas

análogas a las que se aplican al hijo legítimo.

Si tiene un nexo legal de filiación con sus dos progenitores vínculo que puede resultar de un reconocimiento o de una

sentencia pronunciada en virtud de una acción de investigación y si sus dos progenitores viven, solicitará,

pues, su autorización; la discrepancia equivale al consentimiento.


Algunos de estos impedimentos son absolutos, o sea, que el matrimonio está prohibido con quienquiera que sea;

otros son relativos: no prohíben el matrimonio más que entre dos personas determinadas. Por ejemplo, un

matrimonio anterior no disuelto constituye un impedimento absoluto; el parentesco, un impedimento relativo.

Se clasifican asimismo los impedimentos en impedimentos simplemente prohibitivos y en impedimentos

dirimentes.

El encargado del Registro Civil que celebre el matrimonio debe estar informado, lo más exactamente que quepa,

sobre la situación jurídica de los contrayentes, a fin de estar en condiciones de verificar si se encuentran

reunidos todos los requisitos de fondo. Con ese fin, el encargado del registros civil publica el matrimonio. Es

más útil todavía que tenga personalmente a su disposición todos los informes posibles; por eso los futuros

esposos deben entregarle cierto número de documentos antes de la celebración del matrimonio.

Redactores del Código Civil decidieron que la proclamas del matrimonio debían ser leídas dos domingos seguidos a

la puerta de la alcaldía.

Los redactores del Código Civil concibieron de manera muy diferente el derecho de formular oposición, según que

sea ejercido por los ascendientes o por los otros oponentes: los oponentes distintos de los ascendientes no

disponen del derecho de entablar oposición más que con la finalidad de informar al encargado del Registro

Civil de la ausencia de un requisito para el matrimonio; les está prohibido usar el mismo simplemente para

retrasar un matrimonio que fuera válido.

No pueden formular oposición válida más que por motivos determinados; su derecho Noe discrecional.

La oposición regular, o sea, la que procede de una persona que tiene cualidad, formulada por un motivo previsto por

la ley y según las formas prescritas, constituye una prohibición para que el encargado del Registro Civil

celebre el matrimonio.

La persona que haya formulado oposición tiene la posibilidad de renunciar a ella, de conceder levantamiento

voluntario. El encargado de Registro Civil el libre entonces para celebrar el matrimonio.


La enumeración de las personas a las que está conferido el derecho de formular oposición se considera, con un justo

título, cómo limitativa. Por la ley de 1792, los revolucionarios habían querido suprimir los procedimientos del

derecho canónico que, acerca de este punto, daban lugar a abusos; y los redactores del Código Civil creyeron

adoptar la misma posición.

Todos los requisitos de fondo y de forma establecidos por el legislador se impone al encargado del registro civil en el

sentido de que, cuando tenga conocimiento de su inobservancia, no debe proceder al matrimonio; si lo hiciera,

incurriría en sanciones penales.

Nulidades perentorias y facultativas. - Todas las nulidades absolutas del matrimonio nos imponen al juez solamente

tres nulidades absolutas de forma son facultativas para el tribunal: la clandestinidad, la incompetencia del

encargado del Registro Civil, el matrimonio del francés en el extranjero sin proclamas en Francia.

Personas que pueden intentar la acción de nulidad. El legislador no otorga la acción de nulidad absoluta del

matrimonio a todos los interesados. Mientras que toda persona puede demandar la nulidad de un matrimonio

si hace la prueba de un interés pecuniario, solamente pueden demandar la nulidad no invocando más que un

interés moral: los cónyuges, el primer consorte de un esposo bígamo, todos los ascendientes, el Consejo de

familia, el Ministerio público.

confirmación y prescripción. De resulta de ciertas circunstancias, el matrimonio puede encontrarse confirmado con

relación a algunas personas o incluso con respecto a todos. La muerte de 1 de los cónyuges torna inadmisible

la acción del Ministerio público. Nadie puede demandar la nulidad por impubertad, ya sea que el esposo

casado impúber ayer cansado hace ya 6 meses la edad de la pubertad, ya sea cuando la mujer se encuentra

embarazada. Los esposos no son admitidos a demandar la nulidad de su matrimonio por vicio de forma (salvo

el caso de falta de celebración por un encargado del Registro Civil) si tiene la posesión de Estado de esposos.

La nulidad relativa es susceptible de producirse en dos casos: vicio del consentimiento de los esposos; ausencia de

consentimiento de los padres para el matrimonio de su hijo menor. La acción está reservada estrictamente a

la persona a quien la ley haya querido proteger; es decir, al esposo o a los padres cuyo consentimiento era

necesario.
Inexistencia. No existe ningún interés en distinguir de los casos de nulidad absoluta los supuestos casos de

inexistencia del matrimonio (identidades sexo, ausencia de celebración ante un encargado de Registro Civil).

En efecto, es incontestable que el matrimonio no es válido en esas circunstancias, pese a la ausencia de

textos legales que establezcan expresamente la nulidad; y, por otra parte, los efectos que se pretenden

atribuir a la inexistencia no pueden ser diferentes de los de la nulidad absoluta.

Nulidad del matrimonio y divorcio.

La nulidad del matrimonio debe ser distinguida del divorcio en sus causas y en sus efectos. Mientras que se incurre

en nulidad a consecuencia de la inocencia de ciertas condiciones que debían reunirse en el momento de la

celebración del matrimonio, el divorcio es consecuencia de una falta grave cometida por un cónyuge en el

curso de un matrimonio contraído regularmente. Los efectos de la nulidad son, en principio, retroactivo; todo

sucede, pues, como si el matrimonio no se hubiera contraído jamás; se considera que los esposos no han

estado nunca casados, y como nacidos fuera del matrimonio los hijos; por el contrario el divorcio produce

efecto en el porvenir; tan solo a partir de la sentencia de divorcio cesaran de estar casados los esposos; los

efectos del matrimonio realizados con anterioridad al divorcio, subsisten: la situación de los hijos, sobre todo,

no se encuentra modificada.

La prueba del matrimonio.

El artículo 194 del Código Civil no permite sino un solo medio de prueba de matrimonio: el extracto de la partida de

matrimonio de los esposos. En principio, no se admite ninguna otra prueba.

1- La prueba es libre en los casos previstos por el artículo 46 del Código civil; es decir, cuando los registros han sido

destruidos cómo se han perdido o no se han llevado. Cuando una jurisdicción criminal ha condenado a una

persona por destrucción de la inscripción de matrimonio, la resolución establece la existencia, del matrimonio.

2 En dos hipótesis, la prueba del matrimonio puede hacerse por la posesión de estado: a) Cuando el acta de

matrimonio es nula, la prueba del matrimonio puede ser completada, entre esposos por su posesión de

estado.
b) Los hijos que ignoran el lugar de celebración del matrimonio de sus padres, pueden hacer la prueba de ese

matrimonio por medio de la posesión de estado de los esposos; pero con la condición de que sus padres

hayan muerto o de que estén en la imposibilidad de dar una indicación al respecto, con la de que los hijos

mismos tengan la posesión de estado de hijos legítimos y con la que su partida de nacimiento no contraiga

esa posición de Estado.

La excepción a la retroactividad del matrimonio nulo: el matrimonio putativo. Las consecuencias de la retroactividad

de la nulidad son tan graves en materia de matrimonio -infinitamente más graves que cuando se trata de

aniquilar los efectos de un contrato-, que ha sido derogada eso en una situación particular. Ese matrimonio

nulo se llama putativo (del latín putare, creer; los esposos creyeron que podían casarse válidamente).

El estudio del matrimonio putativo va a mostrar que, si el matrimonio putativo sigue siendo teóricamente una

excepción, de hecho, gracias a una jurisprudencia que ha dado una interpretación extensiva al artículo 201 el

código civil, más liberal que la del derecho canónico, lo más de los matrimonios nulos pueden ser declarados

putativos.

La buena fe de uno de los esposos es suficiente para que el matrimonio sea putativo artículo 202 del Código Civil.

para apreciar la buena fe, hay que situarse en el momento mismo la celebración del matrimonio.

El error cometido puede ser un error de hecho o un error de derecho.

Para que el matrimonio sea declarado putativo, la buena fe no tiene, pues, que ser demostrada; en virtud de una

presunción legal, se halla establecida hasta prueba en contrario.

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