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UNIVERSIDAD DE CIENCIA Y ARTES DE

CHIAPAS.

UTO DE CIENCIAS BIOLÓGICAS.

RO DE INVESTIGACIONES COSTERAS.

LICECIATURA EN BIOLOGÍA MARINA Y


JO INTEGRAL DE CUENCAS.

SUBSEDE TONALÁ.

Yamileth Gómez Hernández

“TRABAJO FINAL ”

6° SEMESTRE GRUPO “A”.

Profe. Francisco Javier Toledo Solís


DETERMINACIÓN DEL SEXO DE DROSOPHILA MELANOGASTER
Drosophila Melanogaster también llamada mosca del vinagre o mosca de la fruta,
es una especie de díptero braquícero de la familia Drosophilidae. Recibe su
nombre debido a que se alimenta de frutas en proceso de fermentación tales como
manzanas, bananas, uvas, etc. Es una especie utilizada frecuentemente en
experimentación genética, dado que posee un reducido número de cromosomas
(4 pares), breve ciclo de vida (15-21 días) y aproximadamente el 61 % de los
genes de enfermedades humanas que se conocen tienen una contrapartida
identificable en el genoma de las moscas de la fruta, y el 50 % de las secuencias
proteínicas de la mosca tiene análogos en los mamíferos. Se reproducen
rápidamente, de modo que se pueden estudiar muchas generaciones en un corto
espacio de tiempo, y ya se conoce el mapa completo de su genoma. Fue
adoptada como animal de experimentación genética por Thomas Morgan a
principios del siglo XX.

Morgan eligió la mosca de la fruta, Drosophila melanogaster, para sus estudios


genéticos. Lo que a las moscas de la fruta les falta en carisma (según tu gusto en
insectos), les sobra en practicidad: son baratas, fáciles y crecen rápidamente.

Los cruciales experimentos de verificación de la teoría cromosómica de Morgan


empezaron cuando encontró una mutación en un gen que afectaba el color de los
ojos de la mosca. Esta mutación hacía blancos los ojos de la mosca, en lugar de
su color rojo normal.

Inesperadamente, Morgan encontró que el gen del color de los ojos era heredado
en patrones diferentes por las moscas macho y hembra. Las moscas macho
tienen un cromosoma X y uno Y (XY), mientras que las moscas hembra tienen dos
cromosomas X (XX). No le tomó mucho tiempo a Morgan darse cuenta que el gen
del color de los ojos se heredaba con el mismo patrón que el cromosoma

Características fenotípica para distinguir el macho y la hembra de Drosophila


melanogaster
Existen diferentes características que permiten reconocer fácilmente a los machos
y las hembras de «Drosophila melanogaster». Para distinguir los dos sexos hay
que tener en cuenta:

 La pigmentación de la zona dorsal del extremo del abdomen es diferente en


machos y hembras: en los machos forma una mancha negra continua sobre
los segmentos finales del abdomen. De ahí viene el nombre de
«melanogaster», que significa ‘extremo del abdomen oscuro’.
 El abdomen de los machos es redondeado y presenta solo cinco
segmentos, mientras que el de las hembras es más puntiagudo y presenta
siete segmentos.
 En los machos se observa el peine sexual, que consiste en diez cerdas
gruesas en la superficie de una de las partes de las patas anteriores.
 Los machos son algo más pequeños.

Después de haber practicado la identificación de los sexos en los individuos


adultos, el reconocimiento es muy fácil y se puede llegar a realizar a simple vista.
Solo en caso de duda es necesario utilizar la lupa. Un ejemplo pueden ser los
individuos que acaban de emerger, que pueden ser más difíciles de reconocer. Es
el caso de los machos jóvenes, que pueden tener las bandas poco coloreadas y
confundirse con las hembras..

Un patrón de herencia “limitado por el sexo

¿Qué hizo que Morgan pensara que el gen para color de ojos estaba en el
cromosoma X? Examinemos parte de sus datos. La primera mosca de ojos
blancos que encontró era macho, y cuando esta mosca se cruzó con moscas
normales de ojos rojos, toda la descendencia F1 tenía ojos rojos, lo que le indicó a
Morgan que el alelo rojo era recesivo. Por lo pronto, todo bien, aquí no hay
sorpresas.
Pero cuando las moscas F1 se cruzaron entre ellas, algo extraño ocurrió: todas las
moscas F2 hembra eran de ojos rojos, mientras que cerca de la mitad de las
moscas F2 macho eran de ojos blancos. Claramente, las moscas macho y hembra
estaban heredando el rasgo con patrones diferentes. De hecho, lo estaban

heredando con el mismo patrón que un cromosoma en particular, el X.

Veamos cómo la herencia del cromosoma X puede explicar lo que vio Morgan.
Antes, dijimos que las moscas hembra tienen un genotipo XX y las moscas macho
tienen un genotipo XY. Si pegamos el gen del color de los ojos en el cromosoma X
(lo escribimos como un pequeño, w+ para rojo y w para blanco), podemos usar un
cuadro de Punnet para mostrar el primer cruzamiento de Morgan: Las
predicciones concuerdan con los fenotipos F1 pero este grupo de fenotipos
también puede explicarse por un gen que no esté en el cromosoma X, puesto que
todas las moscas eran de ojos rojos (sin importar el sexo). Así que la prueba de
verdad viene cuando las moscas F1 se aparean para formar la generación F2

Aquí es donde el cromosoma X marca la diferencia. Nuestro cuadro de Punnet con


el gen del color de los ojos en el cromosoma X predice correctamente que todas
las moscas hembra tendrán ojos rojos, mientras que la mitad de las moscas
macho tendrá ojos blancos. Las moscas macho obtienen su único cromosoma X
de sus madres, que es heterocigota (Xw+Xw) , lo que conduce a la división
cincuenta-cincuenta de los fenotipos.

Confirmación del modelo

Morgan hizo muchos otros experimentos para confirmar el lugar en el cromosoma


X del gen del color de los ojos. Cuidadosamente descartó las posibilidades
alternativas (por ejemplo, que era simplemente imposible obtener una mosca de la
fruta hembra de ojos blancos).

Al reunir todas sus observaciones, Morgan concluyó (correctamente) que el gen


debía encontrarse en, o estar muy fuertemente asociado con, el cromosomas
X^{7,9}. Una fuerte confirmación de esta conclusión vino después, de parte de un
estudiante de Morgan, Calvin Bridges. Bridges demostró que algunas moscas
raras, hembras o machos con ojos de colores inesperados, se producían a través
de la no disyunción (falta de separación) de los cromosomas sexuales durante la
meiosis; básicamente, la excepción que probó la regla. Morgan también encontró
mutaciones en otros genes que no eran heredadas con un patrón sexual
específico. Ahora sabemos que los genes se transmiten en cromosomas sexuales
y no sexuales, en especies desde la mosca de la fruta hasta los humanos.

La determinación del sexo en Drosophila se establece gracias a la proporción


entre los cromosomas X y los autosomas (X:A) y requiere varias etapas
reguladoras que comienzan en el embrión temprano. Dada la razón X:A, cada
célula del embrión responde con la interacción que se da entre productos génicos
fabricados en el ovario y en el cigoto temprano: por tanto los productos génicos del
cromosoma X como de los autosomas se encuentra en la misma cantidad, por eso
la razón X:A es igual a uno en las hembras y es un medio en los machos (XY:AA).
Se han descubierto varios genes con funciones en la determinación del sexo.

Las mutaciones de pérdida de función en la mayoría de estos genes Sex-lethal


(Sxl), transformer (Tra), y el transformer-2 (tra2) transforma individuos XX en
machos. Tales mutaciones no tienen efecto en la determinación del sexo en los
machos XY. La homocigosidad de los intersex (ix) provoca XX vuelva a desarrollar
un fenotipo intersexual que tiene porciones de tejido masculino y femenino en el
mismo órgano. El doublesex (DSX) es importante para la diferenciación sexual de
ambos sexos. Si DSX está ausente, ambos moscas XX y XY se convierten en
intersexuales

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