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SEXO VIOLENTO
Carlos Cordero y Constantino Macías Garcia
C
Introducción: coevolución entre machos y hembras
harles Darwin (1871) planteó que muchas características llamativas,
exageradamente desarrolladas y, por lo tanto, muy costosas de producir
y portar, tales como el plumaje de las aves, las alas coloridas de las mari-
posas, los cantos de las ranas y las feromonas de muchos insectos, evo-
lucionaron como herramientas para cortejar y seducir a los miembros del sexo
opuesto. En éstos, a su vez, evolucionaron mecanismos que les permiten detectar,
medir y comparar dichas características para, con base en dichas estimaciones,
decidir con quién aparearse y tener hijos. A este proceso de coevolució n entre
hembras y machos le llamó “selecció n intersexual” o “elecció n de pareja”.
Darwin basó sus ideas en la observació n de que dichas características llamativas y
exage- radas (a las cuales llamamos ornamentos) comparten dos propiedades: 1)
general- mente só lo existen, o se encuentran mucho más desarrolladas, en uno de
los sexos; y 2) dichos ornamentos se utilizan o despliegan durante las interacciones
sexuales (cortejo, có pula, etcétera). Darwin propuso que los ornamentos se
utilizan en la elecció n de pareja debido a que brindan atractivo sexual a los
individuos que los portan y a que los individuos del sexo opuesto tienen la
ventaja de que al se- leccionar a los individuos con los mejores ornamentos, es
decir, los que tienen más atractivo sexual, producirán hijos que van a heredar
dicho atractivo. Muchos añ os después varios autores formalizaron
matemá ticamente esta idea, que en la
I n s t r u m e n t o s de t o r t u r a
genital
Nuestro primer ejemplo lo encontramos
en las chinches de cama (Familia Cimicidae).
Los machos de esta familia rom- pen la
pared corporal del abdomen de la hembra
con su puntiagudo ó rgano intromitente (su
“pene”) y eyaculan a través de esta
perforació n fuera del tracto genital femenino,
fenó meno que recibe el nombre de
inseminació n traumática (Reinhardt y Siva-
Jothy, 2007). Existe evidencia de que esta
conducta tiene
ejemplos –peces y lepidó pteros– y, probable- garran el tejido cloacal de las hembras (Greven, 2005), y por ello
mente, en la mayoría de los animales, las hem- se sospecha que: 1) reducen su receptividad al evitar otras
bras copulan con má s de un macho durante su có pu- las dolorosas en un corto plazo. Otra consecuencia de los
vida). Otra posibilidad, que se aplica sobre ganchos sería: 2) limitar la fertilizabilidad de las hembras, ya
todo al caso de los artró podos, es que el dañ o que la infla- mació n resultante podría dificultar la có pula exitosa
infli- gido por los machos provoque con otros machos. Una ventaja adicional para los machos que
perforaciones en el tracto genital de las logran dañ ar a las hembras sería que: 3) la inflamació n reduce el
hembras que permitan un transporte más riesgo de que se pierda el esperma del macho que
rápido y directo de compues- tos seminales, vía recientemente ha copulado, al menos en lo que logra
la hemolinfa, hacia los cen- tros nerviosos movilizarse hacia el interior del tracto reproductivo de la
donde podrían inducir la inhibi- ció n de la hembra. Esta presencia de ganchos daría ven- tajas en la
receptividad sexual de las hembras y acelerar competencia espermática entre machos y afectaría el éxito
las tasas de maduració n y de puesta de reproductivo de cada individuo.
huevos. Estas tres suposiciones se refieren a poecílidos en general.
El siguiente ejemplo es una especie de pez No- sotros las hemos evaluado experimentalmente usando al
muy comú n en acuarios. El guppy (Poecilia reticu- guppy; no existen estudios previos acerca de la participació n de
lata) pertenece a una familia de peces vivíparos. los gan- chos de gonopodios en la reproducció n de estos peces.
En esta familia los machos inseminan interna- Cuando quitamos experimentalmente los ganchos a una serie de
mente a las hembras con una aleta modificada machos y los apareamos con hembras vírgenes (usando controles
llamada gonopodio. En muchas especies como apropiados) encontramos que una mayoría significativa (64.7
en Poecilia reticulata, estos gonopodios tienen por ciento) de los críos fue engendrada por los machos con
pequeñ os ganchos a lo largo (Figura 1) que ganchos (controles) sin importar la secuencia (Centeno Lara y
des- Macías Garcia; datos
b)
Figura 1. El macho guppy (de unos 20 milímetros) posee un gonopodio que utiliza para fecundar a las hembras, pero que genera daños
no publicados), y el resto por machos sin ganchos. No encontra- bra hasta llegar a la estructura en forma de bolsa
mos diferencias significativas de la inflamació n en las cloacas de denominada corpus bursa, que es donde se depo-
las hembras después de haber copulado con machos con ganchos sita el eyaculado. En muchas especies, el endo-
ni con machos sin ganchos. Estos resultados sugieren que los gan- falo evertido tiene sobre su superficie una o
chos no son necesarios para la inseminació n de las hembras y que más estructuras esclerosadas llamadas cornuti
probablemente no intervengan en la competencia espermá tica (Figuras 2 y 3); en algunas especies, los cornuti
con futuros machos, sino que determinan la ventaja del ú ltimo ma- se rompen durante la có pula y permanecen
cho (que es bien sabido se presenta en esta especie), ya que los dentro del corpus bursa, en cuyo caso se les
machos sin ganchos no procrearon críos cuando se aparearon en denomina cornuti deciduos. Aunque los cornuti
segundo lugar. Al parecer los ganchos no provocan inflamació n muestran mucha variació n entre especies en
en las cloacas femeninas, pero se ha reportado que generan lesio- nú mero, posició n, tamañ o y forma, es muy co-
nes, por lo que se trata de una estructura masculina que afecta a mú n que tengan forma de espina (Figuras 2a-b
las hembras negativamente mientras que beneficia a los machos. y 3). Un análisis preliminar de la forma, tama-
Nuestro ú ltimo ejemplo lo encontramos en el Orden Lepi- ñ o y posició n de los cornuti de muchas
doptera. El ó rgano intromitente de los machos de Lepidoptera especies sugiere que podrían dañ ar el tracto
está compuesto de una estructura tubular esclerosada llamada genital de las hembras (Cordero, en prensa).
falo o edeago, el cual contiene un tubo membranoso –que puede Sin embargo, la ú nica evidencia directa de
tener uno o más divertículos– al que se denomina endofalo o vesi- este dañ o que conocemos es la encontrada
ca. Durante la có pula, el endofalo es evertido dentro de la hem- por la doctora Aletta Bakker (comunicació n
personal) en dos
a) b)
c) d)
Figura 2. Algunos ejemplos de la diversidad de cornuti (señalados con flechas) presentes en el endofalo de muchas especies de Lepido
Darwin y el sexo violento
a) c)
Adaptación masculina
Una mutación que provoca que en el endofalo se desarrollen espinas es favore
stradas en a y b. Las disecciones y fotos fueron realizadas por Lizeth Abundis (Universidad Nacional Autónoma de México).
especies del género Yponomeuta en las que los bras está revestido de una serie de “crestas” esclerosadas que
cornuti perforan el corpus bursa de la hembra. podrían servir como un escudo de protecció n contra los cornuti
Por otra parte, los estudios en curso de (Figura 3b). Es fácil imaginar có mo podrían haber evolucionado
Lizeth Abundis y C. Cordero muestran que en estas estructuras mediante el proceso de coevolució n sexual anta-
al menos algunas especies con cornuti poten- gonista mencionado anteriormente (véase Figura 3c).
cialmente dañ inos han evolucionado estruc-
Finalmente, no quisiéramos dejar la impresió n de que los
turas femeninas que podrían servir para dismi-
machos siempre son los villanos de la historia. Al igual que suce-
nuir o evitar por completo que el tracto genital
de con la selecció n intersexual o elecció n de pareja, en la que
de las hembras sea rasgado o perforado. Por
tanto machos como hembras pueden ser el sexo que selecciona
ejemplo, gran parte del endofalo de la maripo-
o el sexo seleccionado (de hecho, al menos en algunas especies,
sa nocturna Ascalapha odorata (Noctuidae) está
ambos sexos pueden jugar los dos papeles), en la coevolució n
cubierto de cornuti en forma de espinas (Figu-
sexual antagonista tanto machos como hembras pueden desem-
ra 3a), mientras que el corpus bursa de las hem-
peñ ar los roles de “agresor” y “agredido”. De hecho, en algunas