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Lo tradicional: el puchero

Si quiere saborear un café al estilo de nuestras abuelas utilice el puchero, es la forma


más tradicional de preparar un buen café, y a pesar de lo rudimentario del sistema el
resultado no tienen nada que envidiar al obtenido en la más sofisticada de las cafeteras.

Una buena olla de barro es ideal para colar café; si no dispone de una, hágalo en un
recipiente esmaltado, y evite los de materiales que puedan transmitir sabores extraños a
la bebida.

¿No recuerda cómo preparaba el café la abuela? iQué se va a acordar!, ni la abuela ni


la madre lo hacían estando presentes los niños. A las muchachas sí las incluían en los
itinerarios gastronómicos, pero los chicos debíamos resignarnos a oler aromas
provenientes de la cocina que llegaban a esparcirse por toda la casa. ¡Ah, el perfume
del café! Aquella fragancia evoca en mí tantas imágenes y sensaciones!

Aún recuerdo las temporadas en la casa de campo de los abuelos, una enorme casa
solariega sin los modernos cuartos de baño que hoy todos conocemos. Para que los
hombres y chicos nos bañáramos estaba el río. Pero la mayoría de las veces, con
lavarse la cara y los sobacos bastaba, y esto podía hacerse calentito en las
habitaciones con la palangana y la jofaina. En cambio, la mujeres disfrutaban de largos
baños en la cocina, y el café tenía mucho que hacer para reconfortarlas después de que
se tonificaran la piel con meticulosas friegas de estropajos caseros y jabones de
almendra.

Era un café de media mañana y podía olerlo desde la tibieza de las sábanas. Entonces
bajaba las escaleras sin prisa, pues sabía que la parsimonia de ellas haciendo sus
abluciones era casi eterna. Y porque la segunda tanda del baño femenino que iba a
presenciar, correspondía a mis primas y a las tías jóvenes cuyos cuerpos, a diferencia
de los de mi madre y abuela, eran territorio virgen para mis ojos todavía soñolientos.
Pero no se piense que dejé de aprender a hacer café por mirar a las parientas
desnudas; era tan largo el espectáculo, y tantas Ias veces que lo ví, que tuve tiempo
para disfrutarlo todo.

Se vierte en el recipiente una taza de agua por cada una que se quiere preparar, y al
final se añade una mas de propina. Se calienta el agua hasta que comience a hervir y
se retira del fuego. A continuación se incorpora una cuchara de café molido muy grueso
por taza, y se revuelve la mezcla. Se deja reposar por un par de minutos y luego se filtra
por una manga o colador de tela.

Con este método tan simple se puede hacer uno de los más deliciosos cafés. Y si le
gusta el cafe con leche sustituya la cantidad de agua del puchero por la misma de
leche. El procedimiento es el mismo y el resultado sera un café con leche bien cremoso.

Luis Luque Lucas


Manual de cocina para hombres

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