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SANIDAD DIVINA

El presente documento contiene una recopilación de las


enseñanzas sobre Sanidad Divina impartidas por el Pastor
Pablo Ramírez, durante la cuarentena del Coronavirus en
Mayo de 2020.

Las citas Bíblicas en su mayoría son tomadas de la versión


RV 1960, salvo cuando se indique explícitamente otra
versión.
La sanidad está disponible para nosotros hoy

Al ascender al cielo nuestro Señor anunció: “estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre
echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa
mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán” (Marcos 16:17,18)

Como creyentes podemos tener la certeza de la unción que Dios nos da mediante el Espíritu Santo, por
medio de la cual tenemos la gracia para cumplir con la gran comisión, sabiendo que Jesucristo es el
mismo ayer, y hoy, y por los siglos (Hebreos 13:8) y que El confirma su palabra.

No obstante con frecuencia nos enfrentamos a personas que aún llamándose creyentes, han sido instruidos
en doctrinas distorsionadas, que niegan que la sanidad sigue disponible para la iglesia. Algunos de los
argumentos más comunes que escuchamos son:

* El Señor Jesús sanaba pero por su naturaleza divina, no como hombre


* Solo el Señor Jesús y los apóstoles estaban ungidos para Sanar
* El tiempo de los milagros ya pasó

Sinembargo en la Biblia encontramos todas las razones para estar seguros que:

* El Señor Jesús, sanaba como hombre, un hombre ungido por el Espíritu Santo
* Todos los creyentes tenemos la capacidad de hacer milagros por la unción del Espíritu Santo
* Los milagros siguen sucediendo

En Hechos 10:38 encontramos la palabra de Dios expresa una contundente sustentación de estas verdades:

“cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret y cómo éste anduvo haciendo
bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él”

Podemos ver como actúan cada una una de las tres personas de la Trinidad en el plan de redención

● El Padre como dador de la unción

“Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces,
en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación” (Santiago 1:17)

● El Espíritu Santo como el poder activador de la unción

“la supereminente grandeza de su poder …” (Efesios 1:19)


● El hijo, que hecho hombre vino al mundo para hacer efectivo el plan

Hechos 10:38 hace referencia a "Jesús de Nazaret" una manera de hacer notoria la humanidad
de Jesús, aquí no se le está llamando JesuCristo ni Señor, el énfasis está en su humanidad y su
procedencia, de hecho recuerda las palabras de Natanael cuando despectivamente dice de Él
"acaso puede salir algo bueno de Nazaret?" (Juan 1:46)
Gracias a esa unción dada por el Padre con el Espíritu Santo, fué que Jesús siendo 100%
hombre anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo (observemos
que la enfermedad procede del diablo y que la usa para oprimir a los hombres)

La clave para hacer milagros es la asistencia del Espíritu Santo. La capacidad de Jesus para que
como hombre pudiera sanar y hacerle frente a las obras de las tinieblas era posible por la unción del
Espíritu Santo, pues El, cuando vino al mundo no se aferró a su divinidad sino que se despojó de su
divinidad (Filipenses 2:6-7)

El evangelio de Juan narra cómo en su oración antes de ser crucificado el Señor le pidió al Padre:
“Ahora pues, Padre, glorificame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo
fuese. (Juan 17:5) Y efectivamente en su resurrección, después de haber vencido la muerte y el poder de
las tinieblas su gloria fué restablecida.

Y habiendo recuperado su gloria y autoridad “Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me
es dada en el cielo y en la tierra.” (Mateo 28:18) el Señor Jesucristo regresó para dar la gran comisión a
sus discípulos y con ellos a todos los creyentes, pero para esto nos facultó delegando su autoridad en
nosotros, como ya lo había anunciado en Juan 14:12 y 16 “De cierto, de cierto os digo: “El que en mí
cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre...Y yo
rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre”

El libro de los hechos muestra al Señor regresando al cielo, no sin antes dejarnos su promesa “pero
recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo” y de aquí en adelante se confirma
como una vez que descendió el Espíritu Santo, tanto los apóstoles como otros creyentes fueron ungidos
con gracia y poder para predicar el evangelio, acompañados de grandes señales y prodigios. Ej : Esteban
y Felipe (Hechos 6:8-13)

En Mateo 11:11 el Señor dijo “De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro
mayor que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de los cielos, mayor es que él”

De acuerdo con esto, cualquiera de los creyentes del nuevo Pacto, ungidos por el Poder del Espíritu Santo
es mayor que los creyentes del Antiguo Pacto, por eso el Señor confía en que nosotros hagamos buen uso
de la autoridad que nos ha sido delegada por El, que en conjunto con el poder del Espíritu Santo En y
Sobre nosotros, nos habilita para hacer las mismas obras y aún mayores que las que El hizo.
Y Todos eran sanados por Jesus

“Y se difundió su fama por toda Siria; y le trajeron todos los que tenían dolencias, los afligidos por
diversas enfermedades y tormentos, los endemoniados, lunáticos y paralíticos; y los sanó” (Mateo 24:24)

“Y cuando llegó la noche, trajeron a él muchos endemoniados; y ​con la palabra echó fuera a los
demonios, y sanó a todos los enfermos ​ (Mateo 8:16)

“ Sabiendo esto Jesús, se apartó de allí; y le siguió mucha gente, ​y sanaba a todos” (Mateo 12:15)

“Cuando le conocieron los hombres de aquel lugar, enviaron noticia por toda aquella tierra alrededor, y
trajeron a él todos los enfermos; y le rogaban que les dejase tocar solamente el borde de su manto; y ​
todos los que lo tocaron, quedaron sanos ​” (Mateo 14:35-36)

“Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el
evangelio del reino, y ​sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo” (Mateo 9:35)

Estos son algunos ejemplos de un solo evangelio en los que podemos ver aspectos importantes de la
manera de cómo Jesús sanaba:

● Los sanaba a todos


● Sanaba con la palabra
● Antes de sanar ​enseñaba y predicaba​, con el propósito de establecer las prioridades correctas
entre el pueblo: Salvación, Fe y sanidad.
● Las personas eran sanadas al estar cerca de Él, al tocarlo o tocar su manto

Dios quiere que recibamos sanidad siempre. Su deseo para todos es que seamos sanos en toda las
áreas y que todos sin excepción vivamos sanos. El no excluye a nadie, de hecho, muchas veces los
incrédulos reciben sanidad por la misericordia de Dios. Lo hace para que por la sanidad lleguen a Él.
Recordemos que la sanidad es la campana que llama a la mesa de la salvación. Un claro ejemplo de esto
fué lo que sucedió la misma noche que apresaron al Señor:

“Y uno de ellos hirió a un siervo del sumo sacerdote, y le cortó la oreja derecha. Entonces respondiendo
Jesús, dijo: Basta ya; dejad. Y tocando su oreja, le sanó ​” (Lucas 22:50-51)

El Señor restaura incluso a sus enemigos, también sana cosas menores. El es un verdadero hacedor de la
palabra: ora por sus enemigos, ama a su prójimo, hace el bien, sin mirar a quien. Pero porqué no todo el
mundo recibe sanidad si Dios quiere sanar a todos ?

Como hemos visto, los que lo tocaron, los que lo buscaron, los que fueron traídos a Él fueron sanados,
aquí se evidencia uno de los 2 factores fundamentales para recibir sanidad: la fe del que requiere ser
sanado. La fe es necesaria para recibir sanidad, la verdadera fe tiene acciones consecuentes.
La sanidad depende de 2 factores:

● Unción en el que ministra (llenura del Espíritu Santo)


● Fe en el que recibe, debe saber cómo tomar y recibir

Esto se comprende mucho mejor a la luz de la palabra, veamos Marcos 9:14-21, cuando Jesús sana a
un muchacho endemoniado justamente después de la transfiguración:

“Cuando llegó a donde estaban los discípulos, vio una gran multitud alrededor de ellos, y escribas que
disputaban con ellos. Y en seguida toda la gente, viéndole, se asombró, y corriendo a él, le saludaron. El
les preguntó: ¿Qué disputáis* con ellos? Y respondiendo uno de la multitud, dijo: Maestro, traje a ti mi
hijo, que tiene un espíritu** mudo, el cual, dondequiera que le toma, le sacude; y echa espumarajos, y
cruje los dientes, y se va secando; y dije a tus discípulos que lo echasen fuera, y no pudieron***

* La disputa y la contienda frenan la unción,


** Algunas enfermedades (no todas) tienen causas espirituales
*** No pudieron sanarlo, porque la disputa y la contienda frenan la unción

“Y respondiendo él, les dijo: !Oh generación incrédula! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta
cuándo os he de soportar? Traedmelo. Y se lo trajeron; y cuando el espíritu vio a Jesús, sacudió con
violencia al muchacho, quien cayendo en tierra se revolcaba, echando espumarajos. Jesús preguntó al
padre: ¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto? Y él dijo: Desde niño. Y muchas veces le echa en el
fuego y en el agua, para matarle; pero si puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros, y
ayúdanos.Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible.”

Recordemos que esto ocurre justo después de la transfiguración. El Señor acababa de salir de la gloria (de
la presencia del Señor) por tanto venía lleno de la unción y a quien Dios envió no le dió el Espíritu por
medida.

La estrategia del diablo es que pongamos la mirada en su show (… cayendo en tierra se revolcaba,
echando espumarajos …) que miremos el síntoma y quitemos los ojos del Señor. Es por esto que
debemos poner la mirada en el Espíritu y no en la carne y no preguntarnos si Dios puede ayudarnos con
nuestros problemas y necesidades (... pero si puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros…) la
pregunta es : ¿nosotros los podemos creer que El puede y quiere hacerlo?

“Cuando Jesús entró en casa, sus discípulos le preguntaron aparte: ¿Por qué nosotros no pudimos
echarle fuera? Y les dijo: Este género con nada puede salir, sino con oración y ayuno” (Marcos
9:28-29)

Normalmente entendemos la palabra género como: clase, variedad, etc, sin embargo la palabra del hebreo
utilizada en este verso hace referencia a “generación”, El no se está refiriendo a la clase de espíritu que
tenía poseído al muchacho, sino a la incapacidad de esta generación (¡Oh generación incrédula! v.19) que
por su incredulidad no pudo expulsar al espíritu, de manera que podemos ver que no solo fué debido a la
contienda sino también por su falta de fe y esto nos lleva a comprender que la incredulidad o la falta de fe
es otro de los factores responsables para que no se reciba sanidad.

Hay diversas causas para la incredulidad :

● Ignorancia, por no conocer al Señor, se cura con enseñanza,


● Dureza de corazón, por la terquedad, el orgullo, el pecado, se cura con arrepentimiento
● Lucha entre la carne y el espíritu, por una mente dividida que no permite creer correctamente, se
cura con ayuno

Por esto el ministerio del Señor inició llamando al arrepentimiento y continuó con la enseñanza y la
predicación, mientras que Él mismo daba ejemplo de su perseverancia en la oración con ayuno, dando
como fruto incontables sanidades.

Si es nuestro deseo vencer nuestra incredulidad es nuestro deber revisar cuales son las causas más
notorias en nuestra vida y procurar aplicar las recomendaciones para cada una de ellas: Conocer al Señor
mediante el estudio constante de su Palabra y a través de la enseñanza de nuestros Pastores y maestros,
doblegar nuestro orgullo, reconocer y confesar nuestros pecados y renovar nuestra mente, para que
podamos entender y aceptar lo que Dios quiere para nosotros, lo cual es todo lo bueno, lo agradable y lo
perfecto, esto lo conseguimos mediante la oración y el ayuno, no perdiendo de vista que ayunar sin
palabra ni oración no da resultados, solo se doblega la carne con un ayuno real, es decir acompañado de
oración, lectura y meditación de la palabra.

Por otro lado, también podemos cerrar las puertas a la unción y por ende a la sanidad es la falta de honor a
lo sagrado:

“Salió Jesús de allí y vino a su tierra, y le seguían sus discípulos. Y llegado el día de reposo, comenzó a
enseñar en la sinagoga; y muchos, oyéndole, se admiraban, y decían: ¿De dónde tiene éste estas
cosas? ¿Y qué sabiduría es esta que le es dada, y estos milagros que por sus manos son hechos?¿No
es éste el carpintero, hijo de María, hermano de Jacobo, de José, de Judas y de Simón? ¿No están
también aquí con nosotros sus hermanas? Y se escandalizaban de él. Mas Jesús les decía: No hay
profeta sin honra sino en su propia tierra, y entre sus parientes, y en su casa. Y no pudo hacer allí
ningún milagro, salvo que sanó a unos pocos enfermos, poniendo sobre ellos las manos. ​ Y estaba
asombrado de la incredulidad de ellos. Y recorría las aldeas de alrededor, enseñando”. (Marcos 6:1-16)

En este pasaje observamos que Dios desea que la gente sea sanada, pero no lo hace a la fuerza. Muy a su
pesar Jesús no pudo hacer ningún milagro en su tierra. Con su menosprecio, las personas de ese lugar, le
cerraron la puerta a la unción. Si solo dependiera del deseo del Señor todos seríamos sanados, pero
recordemos que es necesaria la fe del receptor, hay una relación inversa entre la incredulidad y el poder
de Dios. Por esta razón el Señor siempre iba enseñando y predicando, la vacuna a la incredulidad de estas
personas era la enseñanza, necesitaban conocer la palabra, eran ignorantes.
Con base en lo anterior es importante tener en cuenta que antes de orar por los enfermos es necesario que
ellos conozcan al Señor y que comprendan y crean que su voluntad es sanarlos, además de ser
Todopoderoso para hacerlo.

Nosotros oramos por los enfermos, sin embargo si vemos detenidamente los evangelios podemos notar
que Jesús no oraba por los enfermos, los sanaba, porque Dios lo ungió con el Espíritu Santo y con poder !
Esto nos lleva a entender que cuando el que ministra tiene la unción y el que recibe tiene la fe, no se
requieren largas oraciones, estos 2 factores desatan el poder de sanidad.

Dios quiere sanar a todos. Como hombres, somos nosotros los que ponemos tropiezo a la sanidad, la
incapacidad no está en Dios, sino en nosotros. Los dos factores importantes son Unción y Fe. La
invitación es a estar llenos de unción para que cuando seamos requeridos, de nuestra parte estemos
listos Y por supuesto a conocer bien la palabra para explicarle a los receptores de manera que puedan
recibir.

¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiendolo con
aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere
cometido pecados, le serán perdonados. Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros,
para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho. (Santiago 5:14-16)

En esta Palabra el Señor nos da algunas recomendaciones para cuando nos sintamos enfermos
● Llamar a alguien maduro en la fe (un anciano de la iglesia) para que ore por nosotros y que su
oración de Fe será efectiva. Dios se mueve a través de la fe.
● Que seamos ungidos con aceite, más allá del significado literal de esta expresión, El aceite es
una representación del Espíritu Santo, sin embargo el aceite también es un punto de contacto que
le permite al enfermo sentir que está siendo ministrada y de alguna manera esto les ayuda a abrir
la puerta de la fe y así recibir la Sanidad divina.
● Confesar nuestras ofensas. La Biblia es clara en cuanto a que la razón por la que hay
enfermedad es por el pecado original. El Pecado es lo que abre la puerta a la enfermedad, por lo
tanto, vale la pena examinar si hemos violado leyes naturales y/o morales que puedan ser la
causa de nuestra enfermedad, aunque no necesariamente siempre sea así.
● Orar unos por los otros. Es decir que hagamos oración de intercesión por nuestros hermanos.
El que Dios nos mande a orar por los enfermos es una muestra más de que su voluntad es que estemos
sanos.
No obstante, algunas personas piensan lo contrario y muy seguramente sus opiniones provienen del
estudio de la Biblia, sino de sus propias experiencias y pensamientos. Ciertamente pretenden “cambiar”
la Palabra de Dios para que esta se alinee con su experiencia, desconociendo que la Palabra de Dios es
inmutable y que si queremos vivir una vida plena lo que tenemos que hacer es cambiar nuestras
experiencias para que estas estén alineadas con la Palabra.
El Centro de Oración y Sanidad (Rhema Prayer and Healing Center) de Kenneth Hagin Ministries en
Tulsa Oklahoma, ha identificado 5 áreas en las que los creyentes debemos crecer en revelación y
entendimiento para recibir sanidad:
1. Amor
2. Justicia
3. Fe
4. Unción
5. Autoridad
Cabe anotar que fueron determinadas al observar las características comunes en quienes han sido sanados
y aquellos otros que no recibieron sanidad al acudir al Centro de Oración y sanidad, encontrando que los
primeros eran fuertes en estas 5 áreas y los segundos eran débiles en algunas de ellas.
Hasta este punto del estudio hemos visto la importancia de la Fe y la unción en la Sanidad Divina. A
continuación estudiaremos detalladamente cada una de las 5 áreas determinantes para recibir sanidad
divina.
1. EL AMOR
Dios nos ama. Dios es amor… estas son frases tan comunes que muchas personas las pronuncian
frecuentemente, lamentablemente sin comprender su verdadero significado y dimensión. Pero es
absolutamente necesario comprender el amor de Dios, mientras no lo entendamos, será muy difícil
recibir de Él.
“Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y
conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor. En esto se mostró el amor
de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. En
esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y
envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. (1 Juan 4:7-10)
La naturaleza de Dios es amor y cuando lo llegamos a experimentar y a conocer (a conocerlo
íntimamente) es cuando realmente empezamos a ser transformados y a caminar en amor. Caminar en
amor es el resultado de estar con Él en verdadera comunión.
Constantemente el enemigo nos engaña poniendo en nuestro pensamiento la idea de que Dios no nos ama,
o que no merecemos su amor. Pero el amor de Dios es el verdadero amor eterno, el amor que no cambia y
aunque ciertamente no seamos merecedores de tanto amor, a Él le ha placido amarnos y darnos la
oportunidad de ser sus hijos.
Otra de las trampas del diablo es hacernos pensar que no estamos caminando suficientemente en amor,
que no hemos orado lo suficiente, no hemos ayunado, que no hemos hecho suficientes obras para agradar
a Dios y recibir sus bendiciones, entre ellas la sanidad. Mediante estos engaños y mentiras nos lleva a
quitar la mirada de Dios y a ponerla en nuestras propias fuerzas, pero la Biblia dice que Dios nos ama
aun en nuestros pecados y que no hay nada que podamos hacer por nosotros mismos para que su amor
aumente o disminuya.
“Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”
(Romanos 5:8)
“¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su
propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las
cosas?¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica.¿Quién es el que condenará?
Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que
también intercede por nosotros. ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o
persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos
muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos
más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la
vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni
ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
(Romanos 8:31-39)
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en
él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al
mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. (Juan 3:16-17)
Así es ! Dios amó al mundo, a todos los hombres y mujeres de la humanidad, de todas las generaciones
que han vivido sobre la tierra, sin hacer acepción de personas. Este es el primer aspecto que debemos
saber y más importante aún del que tenemos que estar totalmente seguros. Dios nos ama y nadie quiere el
mal para quien ama.
Dentro del gran amor de Dios hay un rasgo que se destaca, su compasíon. Tener compasión es amar con
ternura, sentir lástima, mostrar misericordia.
“Y saliendo Jesús, vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, y sanó a los que de ellos estaban
enfermos” (Mateo 14:14)
La compasión activa la sanidad, el amor y la compasión del Señor lo llevó a sanar a muchos, pero así
mismo cuando empezamos a vivir y a caminar en el amor de Dios también somos usados para sanidad.
Y tanto amó Dios al mundo que al enviar a su hijo a redimirnos, en su plan de salvación desde el principio
incluyó que fuéramos sanos de toda enfermedad y dolencia:
“Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por
azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros
pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados… Con todo eso,
Jehová quiso quebrantarlo, sujetándolo a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el
pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada”.
(Isaías 53:4-5, 10)
En la cruz el Señor no sólo cargó con nuestro pecado, también con toda enfermedad y dolencia. El ya
cargó con todo eso para que nosotros no tengamos que hacerlo. Esto es algo que debemos recordarle al
diablo cada vez que llega a traernos enfermedad. Muchas veces le “recibimos el paquete de enfermedad”
al diablo cuando en medio del temor y la duda pensamos y luego decimos: me voy a contagiar, me voy a
enfermar… dejando de lado la obra que ya Jesús hizo por nosotros en la cruz, cumpliendo con la voluntad
del Padre (Jehová quiso quebrantarlo, sujetándolo a padecimiento) Dios quiere que seamos sanados y por
eso nuestro Señor Jesucristo fué quebrantado.
Durante años la religión nos ha impuesto la condenación y con ella a pensar que la enfermedad es un
castigo por nuestro pecado, peor aún que la enfermedad viene de Dios, nada más lejos de la verdad que
esta afirmación, por eso es tan necesario conocer a Dios y conocer su amor a través de su palabra y de una
relación personal con El.
La religión condena hasta al mejor de los hombres, pero la gracias de Dios salva hasta al peor de los
pecadores.
“y dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres
oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los
egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador” (Éxodo 15:26)
Dios dió la promesa de no permitir sobre su pueblo ninguna de las enfermedades que permitió sobre los
egipcios con la condición de obedecer sus mandamientos. En el nuevo Pacto Jesús nos enseñó que el
cumplimiento de los mandamientos es el amor, entendiendo que no se trata de intentar caminar en amor, o
tratar de amar por nuestras fuerzas, sino que al conocer el amor de Dios nos vamos llenando de su amor y
es ese amor fluyendo a través de nosotros el que nos lleva a amar, a perdonar… todo comienza con
conocer su amor.

2. JUSTICIA

La segunda área en la que debemos tener claridad para recibir sanidad es en cuanto a nuestra justicia, es
decir a nuestra justificación, justificar es declarar justo a alguien; hacerlo a uno justo con Dios. La
justificación, es Dios declarando justos a aquellos que reciben a Cristo, basándose en que la justicia de
Cristo es imputada a la cuenta de aquellos que lo reciben.
Tristemente son más las personas se van al infierno por culpa de la religión que por el pecado, pues al
creer que la salvación es dada por pertenecer a una religión y cumplir con las obras que esta les impone
para ser salvos, se pierden de la única manera de ser salvos que es “la justicia de Dios por medio de la fe
en Jesucristo” (Romanos 3:22)
¿Qué, pues? ¿Somos nosotros mejores que ellos? En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y
a gentiles, que todos están bajo pecado. Como está escrito: No hay justo, ni aun uno. No hay quien
entienda, No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles No hay quien haga
lo bueno, no hay ni siquiera uno. (Romanos 3:9-12)
Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre
y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios; ya que por las obras de la ley ningún ser humano será
justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado. Pero ahora, aparte
de la ley (de la religión), se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la
justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay
diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados
gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, (Romanos 3:19-24)
Muchos religiosos creen que pueden y/o quieren ser justos por sus acciones, pero eso es imposible.
SOLO POR MEDIO DE LA FE EN JESUCRISTO SE LOGRA LA JUSTICIA DE DIOS
En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi Dios; porque me vistió con vestiduras
de salvación, me rodeó de manto de justicia, como a novio me atavió, y como a novia adornada con sus
joyas. (Isaias 61:10)
Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que
habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de
ellos. (Hebreos 2:10)
El Señor Jesucristo pagó el precio más alto posible para llevar muchos hijos a la gloria al justificarnos
por medio de su sangre en su sacrificio perfecto por nosotros. Por esto es tan importante conocer nuestra
verdadera posición en Cristo y conocer el verdadero significado de estar revestidos de Cristo, con la
coraza de su justicia.
“Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida.” (Proverbios 4:23)
La coraza de su justicia guarda nuestro corazón para que sea cubierto de toda condenación y nos permita
disfrutar de la vida plena que Él nos ha provisto.
“Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Pues la
Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado.” (Romanos 10:10-11)

3. FE

“Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección; no
echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas, de la fe en Dios, de la doctrina de
bautismos, de la imposición de manos, de la resurrección de los muertos y del juicio eterno” (Hebreos
6:1-2)
La fe en Dios es uno de nuestros fundamentos como Cristianos, no se trata de tener fe en situaciones,
personas, etc sino en nuestro DIOS que es Todopoderoso y fiel. La fe nos permite recibir las bendiciones
de Dios .
De modo que los de la fe son bendecidos con el creyente Abraham. Porque todos los que dependen de las
obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas
las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas. Y que por la ley ninguno se justifica para con Dios,
es evidente, porque: El justo por la fe vivirá (Gálatas 3:9-10)
La principal referencia en la Biblia sobre la fe, está en Hebreos 11:1 dice que la fe esla certeza de lo
que se espera, la convicción de lo que no se vé… Cuando Dios nos dice algo, deberíamos creer y esperar
de la misma manera en que lo hacemos cuando recibimos una promesa de alguien en quien confiamos.
La fe es la realidad de lo que esperamos (PDT) , es la garantía de lo que se espera (NVI) Nuestra garantía
es la Palabra de Dios.
La fe sobrenatural es aquella que no confía solo en lo que ven los sentidos, sino que es algo del corazón.
No es algo de la razón.
Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que
predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le
levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se
confiesa para salvación. (Romanos 10:8-10)
Respondiendo Jesús, les dijo: Tened fe en Dios. Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este
monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo
que diga le será hecho. (Marcos 11:22-23)
En estos 2 pasajes podemos notar que la Fe es algo que viene del corazón, pero también la incredulidad
procede del corazón. Cabe anotar que cuando la Biblia habla del corazón se refiere a la zona de
interacción de nuestro espíritu con nuestra mente en nuestra naturaleza tripartita (somos un espíritu que
tiene una mente que vive en un cuerpo) por esto fe y duda no son algo simplemente mental, también
tienen que ver con lo espiritual.
Cuando nuestra fe tambalea, dando paso a la duda es porque aunque el Espíritu Santo testifica a nuestro
espíritu lo que Dios tiene para nosotros, nuestros sentidos están hablándole a nuestra mente de las
circunstancias que vivimos y por ende se presenta confusión en nuestro corazón, dando lugar a una mente
dividida. Al permitir que nuestra atención se enfoque en los síntomas o en las circunstancias en vez de la
Palabra de Dios es dudar de la veracidad de Dios.
Entonces, ¿De donde sacamos la fe?
Como en cualquier situación de la vida común, sacamos las cosas de donde están, de su lugar de origen,
de la fuente… Y la fuente de la fe es Jesús.
“… puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él
sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.” (Hebreos 12:2)
La traducción Dios habla hoy lo dice así: “Fijemos nuestra mirada en Jesús, pues de él procede nuestra
fe y él es quien la perfecciona….
Jesús es el autor de la fe, es decir que Él fue el que la creó, por ende de El procede nuestra fe, pero no
solo la creó sino que también la perfecciona, El es quien la inicia y el que la completa. Por eso debemos
venir al Jesús, es él quien nos la da en el comienzo y quien la hace funcionar, sino tenemos una relación
personal con Jesús no vamos a tener la fe del tipo de Dios que es la que obtiene milagros y resultados
sobrenaturales, sin la fe de Dios solo tendríamos pensamiento, actitud positiva con los cuales solo se
obtienen resultados naturales.
Ahora bien, una vez puestos nuestros ojos en Jesús que es la Palabra de Dios, debemos pasar a creer y
confesar su Palabra. Cuando queremos ganar la batalla de la fe, debemos poner la Palabra de Dios en
nuestra boca.
Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: Creí, por lo cual hablé, nosotros
también creemos, por lo cual también hablamos (2 Corintios 4:13)
Este verso cita las palabras de David en el salmo 116:10, donde el recuerda que al enfrentarse a Goliat,
primero le habló en el nombre de Dios y fueron sus declaraciones lo que lo llevaron a derrotarlo.
David por causa de la unción tenía el Espíritu de Fe sobre el, nosotros tenemos al Espíritu Santo morando
en nuestro interior y el Espíritu Santo trae consigo todos los atributos de Dios para llenar nuestro corazón
con todos ellos: amor, sabiduría, fe… El Espíritu de fe está en nosotros ayudándonos a creer y por lo tanto
a hablar. La fe no es una cosa, es un espíritu, no es un concepto ni una teoría , es algo espiritual. Los
principios de la fe se aprenden, pero el Espíritu de Fe se captura, se contagia, así como el temor también
se contagia, por eso es tan importante rodearnos de personas de Fe.
Entonces entendamos que por el hecho de haber recibido a Jesus como Señor y salvador y que el Espititu
Santo haya establecido su morada en nosotros, ya hemos recibido el Espíritu de Fe, pero esto es solo el
inicio, como podemos verlo en la carta a los Romanos donde el Espíritu Santo a través de Pablo le habla a
los cristianos de todos los tiempos
“Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto
concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que
Dios repartió a cada uno”. (Romanos 12:3)
En la medida que escuchamos el mensaje de salvación y aceptamos a Jesús como nuestro salvador,
recibimos esa medida inicial de fe que requerimos para dar inicio a nuestra vida cristiana. Por esta razón
como creyentes estamos en la capacidad de confesar “yo ya tengo la fe de Dios, el Espíritu Santo, el
Espíritu de Fe vive en mi y como Dios repartió una medida de fe para todos los creyentes, también me la
ha dado a mi” esto hace parte de apropiarnos de la Palabra de Dios.
Dijeron los apóstoles al Señor: Auméntanos la fe. Entonces el Señor dijo: Si tuvierais fe como un grano
de mostaza, podríais decir a este sicómoro: Desarráigate, y plántate en el mar; y os obedecería. (lucas
17:5-6)
Notemos que el Señor comparó la fe con una semilla de mostaza. La medida de fe inicial que recibimos
de Dios es justamente eso : una semilla y como tal puede ser manejada, la dejamos en su expresión literal,
como un pequeño granito, o la sembramos y cuidamos para que produzca un árbol y de fruto. Con esta
enseñanza el Señor nos invita a comprender la necesidad de desarrollar la fe, a partir de la medida
original que nos fué dada.
Debemos siempre dar gracias a Dios por vosotros, hermanos, como es digno, por cuanto vuestra fe va
creciendo, y el amor de todos y cada uno de vosotros abunda para con los demás; (2 Tesalonicenses 1:3)
El problema no es si tenemos o no fe, ya pudimos ver que a todos nos dieron una medida inicial, el
problema radica en el tratamiento que le damos… por cuanto vuestra fe va creciendo… Nuestra fe va
creciendo en la medida que la ejercitamos, se puede desarrollar, la medida inicial no determina la medida
final.
A lo largo de los evangelios encontramos que Jesús ve a las personas por niveles de fe: “Grande es tu fe”
“Hombres de poca Fe” de esta manera nos enseña que la fe se debe desarrollar.
No depende de Dios, depende totalmente de nosotros… El Señor dijo : “Para el que cree todo es posible”
Él quiere darnos todo lo mejor, pero somos nosotros quienes lo limitamos muchas veces con nuestra
incredulidad… Recibimos en la medida que desarrollamos la fe
Cómo desarrollamos la fe ?
La clave está en alimentarla y la alimentamos mediante la palabra de Dios: estudiando, escuchando,
meditando en ella
Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios (Romanos 10:17)
Tanto la fe como el temor vienen por el oír… si yo oigo temor, malas noticias etc, estaré lleno de temor,
mientras que si escucho la Palabra de Dios que contiene las cosas correctas, mi fe será fortalecida.
En lo natural sabemos que cada semilla produce según su género, por lo tanto si la La palabra de Dios es
la semilla… Sanidad, Prosperidad, Protección, etc, son la cosecha
Dependiendo de la cosecha que yo deseo recoger, debo seleccionar cuidadosamente las semillas que
sembraré en mi vida. Si necesito salud y quiero cosechar salud, debo alimentar mi fe con Palabra de
sanidad, para identificar la garantía de lo que quiero recibir.
Las palabras que recibimos nutren nuestra fe. El Señor acostumbraba Enseñar, predicar y sanar, el
alimentaba la fe de las personas, primero enseñaba y predicaba para alimentar su fe y que entonces ellos
pudieran recibir sanidad. El no ministraba sin que antes lo hubieran oído:
“Pero su fama se extendía más y más; y se reunía mucha gente para oírle, y para que les sanase de sus
enfermedades (Lucas 5:15)
De la misma manera instruyó a sus discípulos y con ellos a nosotros, notemos que los envió a predicar y
sanar, en ese orden : Hablarles del reino de Dios para que su fe fuera alimentada y así abrir la puerta para
la sanidad.
“Habiendo reunido a sus doce discípulos, les dio poder y autoridad sobre todos los demonios, y para
sanar enfermedades. Y los envió a predicar el reino de Dios, y a sanar a los enfermos”. (Lucas 9:1-2)
ACTIVAR LA FE

Para que la fe produzca resultados requerimos 2 cosas:

1) Hablar
2) Actuar
Primero hablamos y después vemos… de la misma manera en que Dios creó el universo, podemos crear
nuestro entorno “Teniendo el mismo espiritu de fe, crei, por lo tanto hablé”
Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare
en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho. (Marcos 11:23)
Aparece una sola vez la palabra creer, pero 3 veces la palabra decir… si está en mi corazón ( creo con el
corazón) de la abundancia de mi corazón mi boca hablará.
La fe necesita palabras para producir resultados. Pero también necesita acciones
Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma. (Santiago 2:17) … Porque como el cuerpo sin
espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta (Santiago 2:26)
La fe genera acciones, por la fe hacemos lo que Dios nos manda a hacer cuando pasamos tiempo con El,
cuando estamos meditando la palabra, recibimos instrucciones directas del Señor. Pero no podemos
tomar la palabra para hacer de ella una fórmula, tratando de repetir lo que Dios le ordenó a otros,
creyendo que obtendremos los mismos resultados.
En el evangelio de Lucas encontramos una narración que nos permite ver claramente todo lo que hemos
estudiado acerca de la fe :
Pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre, y había sufrido mucho de muchos
médicos, y gastado todo lo que tenía, y nada había aprovechado, antes le iba peor, cuando oyó hablar de
Jesús, vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto. Porque decía: Si tocare tan solamente su
manto, seré salva. Y en seguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de
aquel azote. Luego Jesús, conociendo en sí mismo el poder que había salido de él, volviéndose a la
multitud, dijo: ¿Quién ha tocado mis vestidos? Sus discípulos le dijeron: Ves que la multitud te aprieta, y
dices: ¿Quién me ha tocado? Pero él miraba alrededor para ver quién había hecho esto. Entonces la
mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en ella había sido hecho, vino y se postró delante de él, y le
dijo toda la verdad. Y él le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, y queda sana de tu azote.
(Marcos 5:25-34)
LA FE VIENE POR EL OIR : La mujer ella oyó hablar de Él. Algo que oyó acerca de Jesús, la hizo
venir a buscarlo… la fe viene por el oír…
HABLAR LA PALABRA, Ella creyó lo que había oído acerca de Jesús y creyó que también podría estar
disponible para ella, así que lo declaró “si toco su manto seré salva”
LAS OBRAS LE DAN VIDA A LA FE , la fe sin obras está muerta, ella obró de acuerdo a lo que creyó,
así que se abrió paso entre la multitud, hasta llegar hasta Él y lograr tocar su manto
LA FE PRODUCE RESULTADOS SOBRENATURALES: Enseguida la fuente de su sangre se secó. En
el momento en que ella hizo lo que tenía que hacer se activó el milagro. La palabra dice que “Poder salió
de El” La fé activa el poder. Una fe activa produce resultados
JESUS HONRA NUESTRA FE. Dios honra a los que lo honran, la mujer lo honró al creer en El y El
honró su fe. “Hija tu fe te ha hecho sana !”
Es tanta la voluntad de Dios que la gente sea sanada que El quiere que vayamos a tomarla, El quiere que
caminemos en victoria, que seamos restaurados siempre

4. UNCION

“Habló más Jehová a Moisés, diciendo: Tomarás especias finas: de mirra excelente quinientos siclos, y
de canela aromática la mitad, esto es, doscientos cincuenta, de cálamo aromático doscientos cincuenta,
de casia quinientos, según el siclo del santuario, y de aceite de olivas un hin. Y harás de ello el aceite de
la santa unción; superior ungüento, según el arte del perfumador, será el aceite de la unción santa. Con
él ungirás el tabernáculo de reunión, el arca del testimonio, la mesa con todos sus utensilios, el candelero
con todos sus utensilios, el altar del incienso, el altar del holocausto con todos sus utensilios, y la fuente y
su base. Así los consagrarás, y serán cosas santísimas; todo lo que tocare en ellos, será santificado.
Ungirás también a Aarón y a sus hijos, y los consagrarás para que sean mis sacerdotes”. (Exodo
30:22-30)
Como cristianos a veces no se nos enseña mucho acerca de la unción. En medio de las instrucciones que
el Señor le dió a Moisés para construir el tabernáculo, le pidió fabricar un aceite muy especial, apartado
para marcar todo aquello que había sido consagrado y por lo tanto determinado para servir al Señor:
utensilios y personas.
De la misma manera en que el tabernáculo es una réplica o una representación del trono de Dios en el
cielo, el perfume que debía ser fabricado es una réplica de la unción del Espíritu Santo y el olor fragante
que deja su soplo. El aceite es algo literal que representa algo espiritual : el símbolo de la presencia del
Espíritu Santo.

Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho;


porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero
Jehová mira el corazón. Entonces llamó Isaí a Abinadab, y lo hizo pasar delante de Samuel, el cual dijo:
Tampoco a éste ha escogido Jehová. Hizo luego pasar Isaí a Sama. Y él dijo: Tampoco a éste ha elegido
Jehová. E hizo pasar Isaí siete hijos suyos delante de Samuel; pero Samuel dijo a Isaí: Jehová no ha
elegido a éstos. Entonces dijo Samuel a Isaí: ¿Son éstos todos tus hijos? Y él respondió: Queda aún el
menor, que apacienta las ovejas. Y dijo Samuel a Isaí: Envía por él, porque no nos sentaremos a la mesa
hasta que él venga aquí. Envió, pues, por él, y le hizo entrar; y era rubio, hermoso de ojos, y de buen
parecer. Entonces Jehová dijo: Levántate y úngelo, porque éste es. Y Samuel tomó el cuerno del aceite,
y lo ungió en medio de sus hermanos; y desde aquel día en adelante el Espíritu de Jehová vino sobre
David. Se levantó luego Samuel, y se volvió a Ramá. (1 Samuel 16:7-13)
Dios derrama la unción sobre aquellos que están trabajando y también sobre aquellos que no
necesariamente son los que sobresalen
El cuerno del aceite podía contener hasta 6 litros, de manera que la unción era más un baño en aceite, se
derramaba sobre los consagrados : Reyes, sacerdotes y profetas y era un símbolo de las personas que
habían sido llamados por Dios para servirle y que tenían el respaldo del Espíritu Santo sobre ellos
“Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.” (Filipenses 4:13)
Recordemos que El Cristo, significa El ungido, nuestra fortaleza pues procede de Jesús que es el ungido y
el que unge… Todo lo podemos en la unción que nos fortalece, Como dice el salmista “Pero tú
aumentarás mis fuerzas como las del búfalo;Seré ungido con aceite fresco” (Salmo 92:10)
Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas (1 Juan 2:20) … Pero la unción
que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así
como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha
enseñado, permaneced en él (1 Juan 2:27)
Tenemos la unción del Santo a partir del nuevo nacimiento, cuando el Espíritu Santo viene a morar en
nosotros, no va y viene, esa unción permanece en nosotros para mostrarnos la verdad de la Palabra de
Dios y nos enseña para que no seamos engañados. Esto no significa que no tengamos maestros, sino que
el Espíritu nos ayuda a discernir las enseñanzas que recibimos.
… porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de
Dios. Y el que nos confirma con vosotros en Cristo, y el que nos ungió, es Dios, el cual también nos ha
sellado, y nos ha dado las arras del Espíritu en nuestros corazones. (2 Corintios 1:20-22)
Sabemos que nuestras oraciones serán respondidas si están alineadas con la palabra y quien nos lo
confirma es Dios que nos da un Sello de garantía de nuestra redención al poner su Espiritu Santo EN
nosotros, pero la unción es el Espíritu Santo SOBRE nosotros que nos empodera para hacer las obras a las
cuales Dios nos ha llamado.
Hay una diferencia entre ser sellados y ser ungidos. El Espíritu Santo EN (ser sellado) es lo que nos
enseña y nos transforma. el Espíritu Santo SOBRE (ser ungido) es lo que nos empodera para ejercer el
ministerio al cual hemos sido llamados, para que podamos cumplir el plan que Dios tiene para nuestras
vidas.
Acontecerá en aquel tiempo que su carga será quitada de tu hombro, y su yugo de tu cerviz, y el yugo se
pudrirá a causa de la unción. (Isaías 10:27)
Cuando viene la unción somos librados de nuestras cargas, de nuestras ataduras, y la enfermedad es una
atadura una opresión del diablo. Es por esto que la unción trae sanidad es decir libertad del yugo de la
enfermedad.
Y Aconteció que cuando todo el pueblo se bautizaba, también Jesús fue bautizado; y orando, el cielo se
abrió, y descendió el Espíritu Santo sobre él en forma corporal, como paloma, y vino una voz del cielo
que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia (Lucas 3:21-22)... Jesús, lleno del Espíritu
Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto (Lucas 4:1)
En Lucas 3 Jesus recibe al Espíritu Santo y esto coherente con la promesa que Él nos hace en Hechos 1:8
“Recibireis poder cuando venga sobre vosotros el Espíritu Santo” Mas adelante en Lucas 4 muestra que
Jesus volvió en el poder del Espíritu Santo, y después de esto empieza su ministerio lleno de milagros y
prodigios. Hay una relación entre los milagros y la unción del Espíritu santo y Jesus nos advirtió que
nosotros podremos hacer las mismas obras que El hizo, para eso por supuesto necesitamos la unción.
Como obtenemos la unción?
En estos mismos pasajes que acabamos de leer en Lucas, Jesus estaba orando, el cielo se abrió y el
Espíritu Santo. La oración del justo es lo que desata el poder del Epiritu Santo. La planta de poder de la
iglesia, la planta de poder del creyente es la oración.
La unción tiene un costo y su precio inicial es anhelarla, buscarla y Dios está dispuesto a concedernosla
cuando se la pedimos como queda registrado en Hechos 4 que lo hicieron los apóstoles.
La unción viene en respuesta a la oración y por medio de ella Dios permite que se hagan sanidades,
señales y prodigios para que el nombre de Jesus sea exaltado, un claro ejemplo de esto podemos verlo en
el libro de los hechos:
“Extiende también tu mano, y permite que se hagan sanidades y señales y prodigios en el nombre de tu
santo Hijo Jesús” (Hechos 4:30 RVC)
La expresión “La mano del Señor” esta es una forma de representar la unción de Dios sobre sus siervos.
La mano tiene que ver con el poder, con el obrar de Dios.
En el Antiguo Testamento encontramos varias narraciones donde los profetas están ante la presencia de
Dios, y dice que su mano vino sobre ellos:
“vino palabra de Jehová al sacerdote Ezequiel hijo de Buzi, en la tierra de los caldeos, junto al río
Quebar; vino allí sobre él la mano de Jehová. Y miré, y he aquí venía del norte un viento tempestuoso, y
una gran nube, con un fuego envolvente, y alrededor de él un resplandor, y en medio del fuego algo que
parecía como bronce refulgente” (Ezequiel 1:3-4)
En esta narración vemos que cuando la mano de Jehová vino sobre Ezequiel, es decir cuando la unción
vino sobre el, pudo ver y percibir de manera tangible la presencia de Dios.
La presencia de Dios además de ser percibida por los sentidos espirituales, también puede sentirse
físicamente, es por eso que a veces vemos que la gente se cae, esto sucede cuando su presencia es tan
fuerte y densa que no podemos mantenernos de pie y caemos postrados ante EL.
Me levantó, pues, el Espíritu, y me tomó; y fui en amargura, en la indignación de mi espíritu, pero la
mano de Jehová era fuerte sobre mí (Ezequiel 3:14)
Cuando Ezequiel dice “La mano de Jehová era fuerte sobre mi” es su forma de describir el peso con que
la gloria de Dios cae sobre una persona, que le lleva a caer de rodillas ante su presencia, a postrarse o a
caer ante su gloria.
Hay distintos niveles de unción. Crece en la medida que somos diligentes en estudiar la palabra y en la
intensidad de la oración, la música de alabanza también nos ayuda a llegar a esos niveles de adoración en
los que la unción es incrementada en nosotros.
Mas ahora traedme un tañedor. Y mientras el tañedor tocaba, la mano de Jehová vino sobre Eliseo (2
Reyes 3:15)
No es tan difícil recibir unción, El Señor ha prometido derramar su unción sobre sus siervos y sobres sus
siervas, a veces es más difícil mantenerla. Depende de nosotros el hacerlo por medio de nuestra
consagración, de nuestra persistencia y búsqueda permanente.
De la misma manera en que el aceite sale de las olivas al ser prensadas, así la unción se hace evidente
cuando somos prensados bajo el peso de la gloria del Señor, sacrificando nuestra carne para que el
Espíritu Fluya.
Ahora bien, ya que recibimos la unción para hacer sanidades, señales y prodigios, recordemos que esto se
puede hacer a través de la imposición de manos.
Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas
lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los
enfermos pondrán sus manos, y sanarán (Marcos 16:17-18)
La imposición de manos es una de las doctrinas básicas de los creyentes, hace parte de los rudimentos de
la fe. Imponemos manos para desatar la unción que se ha obtenido al estar previamente en la presencia
del Señor. Si queremos desatar la unción lo primero es llenarnos de la presencia de Dios
Muchas personas, son personas de oración y a veces no saben como activar la unción para desatarla y
aunque la tienen, no pueden soltarla. Para la unción que recibimos pueda cumplir con su propósito y dar
resultados es necesario:

1. Obedecer si estando en la presencia del Señor, recibimos una instrucción del Señor es inminente
actuar en esa instrucción, en ese momento la unción se activa, la sanidad se manifiesta.
2. Tocar, pues la unción se transmite, en varios de los milagros del Señor vemos como las personas
eran sanadas o por tocarlo, o por tocar su manto, de igual manera sucedía con los apostoles. A
Dios le ha placido que la unción se transmita por contacto, en algunas ocasiones no
necesariamente el toque de las manos, sino también por algunos materiales como la ropa, telas,
etc. Algunos ejemplos de esto se pueden ver en los siguientes versiculos:
Al salir de la sinagoga, vinieron a casa de Simón y Andrés, con Jacobo y Juan.Y la suegra de
Simón estaba acostada con fiebre; y enseguida le hablaron de ella. Entonces él se acercó, y la
tomó de la mano y la levantó; e inmediatamente le dejó la fiebre, y ella les servía. (Marcos
1:29-31)
Entonces Jesús se levantó y salió de la sinagoga, y entró en casa de Simón. La suegra de Simón
tenía una gran fiebre; y le rogaron por ella. E inclinándose hacia ella, reprendió a la fiebre; y la
fiebre la dejó, y levantándose ella al instante, les servía. (Lucas 4:38-39)
Y dondequiera que entraba, en aldeas, ciudades o campos, ponían en las calles a los que estaban
enfermos, y le rogaban que les dejase tocar siquiera el borde de su manto; y todos los que le
tocaban quedaban sanos. (Marcos 6:56)
Y hacía Dios milagros extraordinarios por mano de Pablo, de tal manera que aun se llevaban a
los enfermos los paños o delantales de su cuerpo, y las enfermedades se iban de ellos, y los
espíritus malos salían. (Hechos 19:11-12)
3. Hablar En la sanidad de la suegra de Pedro vemos que Jesus reprendió la fiebre, la unción se
desata cuando hablamos la palabra y damos la instrucción precisa. La unción hace exactamente lo
que le decimos que haga. El Espíritu Santo funciona así: Nosotros nos llenamos de su presencia y
por medio de nuestras palabras desatamos la unción. Pero ojo, no se trata de decir solo palabras,
pues así se digan las palabras correctas, si no estamos llenos del Espíritu Santo solo saldrán
palabras vacías.

5. AUTORIDAD

El enemigo trata de robarnos las bendiciones que Dios ha provisto para nosotros, pero tenemos autoridad
para reprenderlo en sus intenciones

Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado,
habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos. (1 Timoteo 6:12)

Cuando Pablo le da estas instrucciones a Timoteo, daba por sentado que ya era un hombre salvo, de
manera que al decirle echa mano de la vida eterna, es una manera de mostrar que la salvación va incluye
más cosas que la salvación.

Fuimos hechos por Dios con el propósito de “señorear”, es decir gobernar, dirigir, mandar, tener toda la
autoridad sobre la creación.

Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en
los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se
arrastra sobre la tierra. (Genesis 1:26)

Dios nos hizo a su imagen y semejanza con todos sus atributos y capacidades para gobernar sobre la
tierra. Lamentablemente con la caída el hombre perdió dicha autoridad y el mismo se la entregó a satanás,
La buena noticia es que como Dios no cambia su deseo sigue siendo que nosotros tengamos la autoridad,
por eso la restauración de nuestra autoridad hace parte de la obra de salvación.
Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el
dios de este siglo (de este mundo) cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca
la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios. (2 Corintios 4:3-4)
Aunque con la caida, satanás logró usurpar la autoridad a los hombres, el trabaja constantemente para
cegar el entendimiento a los perdidos para que no les resplandezca el evangelio, ya que cuando llegamos a
creer en Jesus y a recibirlo como nuestro Señor el nos devuelve la autoridad que habiamos perdido.
Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todos los reinos de la tierra. Y le dijo el
diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien
quiero la doy. Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos. Respondiendo Jesús, le dijo: Vete de mí,
Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás. (Lucas 4:5-6)
El Señor no le refuta a satanás cuando afirma que a él le fué entregada la potestad y la gloria sobre los
reinos de la tierra, porque efectivamente así fué y él es quien tiene el control de la tierra. Es el diablo
quien hace que todas las cosas malas en el mundo sucedan.
Jesús llamaba a satanás el príncipe de este mundo, reconociendo la autoridad que tiene el enemigo sobre
el mundo.
Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los
gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
(Efesios 6:12)
En esta porción podemos ver que el diablo tiene un ejército de ángeles caídos que lo acompañan en su
gobierno, el no es omnipresente, por lo tanto se apoya en su jerarquía para ejercer su autoridad desde las
regiones celestiales.
Tú, querubín grande, protector, yo te puse en el santo monte de Dios, allí estuviste; en medio de las
piedras de fuego te paseabas. Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que
se halló en ti maldad. A causa de la multitud de tus contrataciones fuiste lleno de iniquidad, y pecaste;
por lo que yo te eché del monte de Dios, y te arrojé de entre las piedras del fuego, oh querubín protector.
Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor; yo te
arrojaré por tierra; delante de los reyes te pondré para que miren en ti. Con la multitud de tus maldades
y con la iniquidad de tus contrataciones profanaste tu santuario; yo, pues, saqué fuego de en medio de ti,
el cual te consumió, y te puse en ceniza sobre la tierra a los ojos de todos los que te miran. Todos los que
te conocieron de entre los pueblos se maravillarán sobre ti; espanto serás, y para siempre dejarás de ser.
(Ezequiel 28: 14-19)
Satanás se quedó con el contrato legal de autoridad sobre la tierra, pero Jesús vendrá a quitarselo
Y clamaron diciendo: ¿Qué tienes con nosotros, Jesús, Hijo de Dios? ¿Has venido acá para
atormentarnos antes de tiempo? (Mateo 8:29)
El sabe que le queda poco tiempo sobre la tierra y quiere aprovecharlo al máximo.
Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban
el dragón y sus ángeles; pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. Y fue lanzado
fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo
entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él. Entonces oí una gran voz en el
cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su
Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de
nuestro Dios día y noche. Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del
testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte. Por lo cual alegraos, cielos, y los que
moráis en ellos. !!Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros
con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo. (Apocalipsis 12:7-12)
Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del
mundo. No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, como
tampoco yo soy del mundo. Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad. (Juan 17:14-17)
Jesus hizo algo que nos sacó del gobierno de las tinieblas y por lo tanto satanás ya no tiene autoridad
sobre nosotros, al contrario, ahora el está bajo nuestros pies. Pues ahora estamos en Cristo y somos linaje
escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciémos las virtudes de
aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable; (1 Pedro 2:9), la ley del Espíritu de vida en Cristo
Jesús nos ha librado de la ley del pecado y de la muerte. (Romanos 8:2)

Le has hecho poco menor que los ángeles y lo coronaste de gloria y de Todo lo pusiste debajo de sus pies
(salmo 8:5-6)

El plan de Dios al crearnos era que dominaramos todo y para eso nos coronó de gloria, gloria que
perdimos en la caída.La buena noticia es que recuperamos esa gloria cuando nos acogemos a la salvación
que Cristo nos ofrece

Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que
habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de
ellos (Hebreos 2:10)

Jesus vino para llevarnos de nuevo a la gloria que teníamos antes de la caída. Nos ha permitido tener
acceso al Dios de gloria. La gloria es una corona es la unción que me restablece en mi posición de
autoridad.

Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos
en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos) y juntamente con él nos resucitó,
y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, (Efesios 2:4-6)
y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del
poder de su fuerza, la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los
lugares celestiales, sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se
nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero; y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo
dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo
llena en todo. (Efesios 1:19-23)
Con base en la autoridad que el Señor no ha devuelto, estamos facultados para no permitirle al diablo
tener control sobre nuestra vida.
Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. (Santiago 4:7)
En Cristo, El Padre nos restablece la autoridad que nos habia sido quitada por el diablo, porque su deseo
desde el principio es que nosotros señoreemos sobre la creación y nos dice que el diablo huirá de
nosotros en la medida que nos sometemos a Dios. La cosecha de la autoridad es la sumisión.
De la misma manera en que Dios usa la palabra para crear, nos ha dado a nosotros la misma capacidad y
la autoridad y el poder de vida o de muerte con las palabras que hablamos

Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas.
(Genesis 1:3-4)
Dios Dijo y luego vió, así funcionan las cosas espirituales, así lo ha dispuesto el Señor y podemos verlo
en toda la narración de la creación.

Del fruto de la boca del hombre se llenará su vientre; Se saciará del producto de sus labios.La muerte y
la vida están en poder de la lengua, Y el que la ama comerá de sus frutos (Proverbios 18:20-21)

Te has enlazado con las palabras de tu boca y has quedado preso en los dichos de tus labios. (Prov 6:2)

La realidad ( las circunstancias) son modificables, pero la verdad ( la Palabra de Dios) no cambia, es
inmutable, por eso el Señor quiere que usemos las palabras con sabiduría.

En Números Capítulo 13 (versículos 27 al 31) vemos que Dios le pide a Moisés enviar hombres a
reconocer la tierra de Canaan, al regreso de su misión estos 12 hombres dieron su reporte, 10 de ellos
hablaron con una óptica negativa y temerosa. En el capítulo se pueden apreciar las consecuencias del mal
reporte recibido: tristeza, depresión, dejaron que el temor y la queja tomaran control de su lengua y
buscaban estrategias para volver atrás.

Ante esto se levantan Josué y Caleb para animarlos y a recordarles las promesas del Señor
Por tanto, no seáis rebeldes contra Jehová, ni temáis al pueblo de esta tierra; porque nosotros los
comeremos como pan; su amparo se ha apartado de ellos, y con nosotros está Jehová; no los temáis.
Entonces toda la multitud habló de apedrearlos. Numeros 14:9-10
Al persistir en su queja no eran conscientes de que sus palabras llegaban a los oidos de Dios y que estas
tenían el mismo poder creativo que tienen las palabras negativas.
Diles: Vivo yo, dice Jehová, que según habéis hablado a mis oídos, así haré yo con vosotros. (Numeros
14:28)
El principio que hay detrás de todo esto es que nuestras palabras crean nuestra realidad y que así como
esto puede ser una gran bendición, también como dice en proverbios 6:2 podemos ser enlazados por las
palabras de nuestra boca y caer presos en los dichos de nuestros labios
Les aseguro que, si alguno le dice a este monte: “Quítate de ahí y tírate al mar”, creyendo, sin abrigar la
menor duda de que lo que dice sucederá, lo obtendrá. Por eso les digo: Crean que ya han recibido todo
lo que estén pidiendo en oración, y lo obtendrán. (Marcos 11:23-24 NVI)
Nuestros problemas son el monte. La palabras tienen que salir de nuestra boca, esas montañas necesitan
escuchar nuestra voz hablando la palabra de Dios que está dentro de nosotros. No se trata solo de tener fe
en la palabra de Dios sino también en esa palabra saliendo de nuestra boca.
Dios quiere que usemos la autoridad espiritual que el nos ha dado para apropiarnos de sus promesas y de
todas las bendiciones que Cristo ganó para nosotros en la cruz,
La instrucción que nos da el Señor es que nosotros mismos por nuestra propia boca le digamos al
problema ( a la enfermedad, situación etc ) que se quite, que desaparezca, etc. Esta es nuestra
responsabilidad caminar en autoridad y en fe, creyendo que ya he recibido.
Si hay algo que es fuera de la voluntad de Dios que está atacando mi vida, yo lo reprendo haciendo uso de
la autoridad. Al diablo se le resiste con la palabra.
Muchas veces aunque hayamos sido sanados, el enemigo va a querer robarse esa sanidad y trae nuevos
síntomas para atacarnos y es ahí cuando debemos pararnos firmes en nuestra autoridad.
Dios no va a hacer nada en contra del diablo, porque El ya lo venció y nos lo entregó atado, nos delegó la
autoridad, volvamos a la instrucción que el Señor nos da en Santiago:
“Así que sométanse a Dios. Resistan al diablo, y él huirá de ustedes.” (Santiago 4:7)
Notemos que no es Dios resistiendo al diablo, su instrucción es que nosotros lo resistamos, lo
reprendamos haciendo uso de nuestra autoridad, “diablo: yo te resisto, resisto a la enfermedad. Resisto la
escasez… resisto toda obra tuya en el nombre de Cristo Jesus, tu no tienes derecho sobre mi”
En Efesios 4:27 el Señor nos dice : “No deis lugar al diablo” y en 1 Pedro 6:7-9 nos recuerda “Sed
sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a
quien devorar; al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo
en vuestros hermanos en todo el mundo.”
Así que no perdamos de vista que nuestras actitudes en muchas ocasiones son las que le dan lugar al
enemigo, pero que tenemos toda la autoridad y las herramientas para resistirlo al diablo, las armas de
nuestra milicia son poderosas en Dios, pero en primera instancia lo que tenemos que hacer es no darle
lugar empezando por no prestarle nuestra boca para que a través de nuestras propias palabras de temor,
queja, duda, etc el aproveche para atacarnos.
“Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno” (1 Juan 5:19) Los que están en el
mundo porque no han aceptado al Señor están bajo el poder del maligno, pero nosotros no, “Porque todo
lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.” (1
Juan 5:4) Por medio de nuestra fe en Jesús podemos tener la certeza de que el diablo no tiene ningún
poder sobre nosotros y que tenemos la victoria
Volvieron los setenta con gozo, diciendo: Señor, aun los demonios se nos sujetan en tu nombre. Y les dijo:
Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. He aquí os doy potestad de hollar serpientes y
escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará. Pero no os regocijeis de que los
espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos. (Lucas
10:17-20)
Jesús, Pablo, Pedro, Juan (El Espíritu Santo a través de todos ellos) nos dicen hagan algo en contra del
diablo, no se dejen, ustedes pueden ! La autoridad espiritual no sirve de nada si no la usamos.
Entonces no olvidemos que si hemos recibido sanidad debemos tener cuidado de mantenerla, pues el
diablo siempre está pendiente de venir a robarnosla.
Si somos débiles en la Palabra, por falta de de conocimiento, le podemos estar dando permiso para entrar
a robarnos, de manera que no dejemos de aprender y compartir la palabra para caminar en victoria.
Tampoco le dejemos puertas abiertas mediante el temor, el afán, la ansiedad, la queja, la tristeza, el enojo,
la contienda, este tipo de emociones pueden ser como un drenaje por donde se va toda la vida y la
bendición que el Señor nos da.

El corazón alegre constituye buen remedio Mas el espíritu triste seca los huesos. (Prov 17:22)
Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más
frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo.
Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos,
amigables; no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo,
sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición. Porque El que quiere amar la vida Y ver
días buenos, Refrene su lengua de mal, Y sus labios no hablen engaño;Apártese del mal, y haga el bien;
Busque la paz, y sígala. (1 Pedro 3:7-11)
No hagas mucho mal, ni seas insensato; ¿por qué habrás de morir antes de tu tiempo? (Eclesiastés 7:17)
No hay derecho que después de haber recibido la sanidad la perdamos por descuido. Procuremos caminar
siempre en luz, en el conocimiento de la palabra de Dios, caminar en amor, en fe, en autoridad !
Un cristiano maduro debería poder ejercitar su fe para permanecer en salud, SANIDAD DIVINA ES EL
PLAN B, EL PLAN A DE DIOS ES QUE TENGAMOS ES SALUD DIVINA !
APRENDIENDO DE LAS SANIDADES DE JESÚS

No existen fórmulas ni métodos para ministrar y/o recibir sanidad, pero es válido observar las múltiples
sanidades realizadas por el Señor durante su paso por la tierra y en ellas encontramos patrones que nos
dan luz y entendimiento sobre la sanidad. Por ejemplo. El no ministraba de la misma manera a individuos
que a multitudes, de la misma manera sus interacciones en cada caso eran diferentes.

Al observar con cuidado las sanidades individuales, podemos identificar tanto las características presentes
en el sanador como en el sanado, así como los obstáculos o tropiezos que pueden presentarse al momento
de ministrar y/o recibir sanidad.

A continuación estudiaremos varias de las sanidades registradas en los evangelios para analizarlos desde
el punto de vista de Jesús como sanador y de los receptores de sanidad.

1. LA SANIDAD DEL LEPROSO

Esta historia aparece en 3 evangelios y en cada uno de ellos podemos encontrar detalles muy especiales :

Mateo nos muestra que el Señor descendía del monte, acababa de dar la gran enseñanza que conocemos
como el “Sermón del Monte” y que mucha gente lo seguía.

Y de entre toda esta multitud, salió este hombre enfermo de lepra, que se acercó a Jesús, probablemente
había estado escuchando sus enseñanzas en el monte, había estado recibiendo palabra del Señor en
diversas áreas, pero curiosamente en el Sermón del monte, el Señor no enseñó de sanidad. Podríamos
entonces deducir que aunque la fe de este hombre había sido edificada por la palabra que escuchó
directamente del Señor durante los días anteriores, él no tenía fe para sanidad.
Aquí encontramos un primer aspecto para tener en cuenta. Si queremos tener fe para sanidad, debemos
oir la palabra que habla de sanidad. Recordemos que la Palabra es una semilla y que Dios dijo que
cada semilla dará cosechas según su género. Si queremos cosechar sanidad debemos leer, escuchar,
estudiar, meditar, las palabras de que hablan de sanidad.

Ahora veámoslo desde el punto de vista de Lucas, cabe aclarar que Lucas escribió su evangelio basado en
entrevistas a María, a los apóstoles y a personas que presenciaron o experimentaron los milagros del
Señor. Además de ser historiador y escritor. Lucas era médico, es por eso que sus descripciones contienen
mayores detalles que vale la pena analizar con cuidado.

En primera instancia anota que el hombre estaba “lleno” de lepra, dando a entender que estaba en un
estado avanzado de la enfermedad, llevándonos a pensar que su estado era lamentable, tanto en su salud,
en su apariencia y en sus relaciones, dado que los leprosos eran separados de la sociedad.

A pesar de lo que acabamos de ver e intuir: que este hombre podía tener un aspecto grotesco. Un olor
desagradable y que claramente era marginado por la sociedad y la ley. El se acercó con una actitud
valiente y de humildad, no le importó postrarse ante Jesús ante la multitud que lo rodeaba.

Para recibir sanidad se requiere humildad, es difícil que los orgullosos reciban sanidad.

Por otro lado vemos que este hombre le pregunta a Jesús, si quiere sanarlo, de alguna manera
cuestionando el deseo del Señor de hacerlo, tal vez porque se no se sentía merecedor o porque estaba en
condenación. La respuesta de Jesús fue contundente: sí quiero y eso sigue siendo igual hoy, porque el
Señor no cambia. El es el mismo ayer, hoy y siempre. La Palabra del Señor genera fe en el corazón del
hombre

Finalmente Lucas cuenta que el Señor extendió su la mano, y lo tocó, probablemente este hombre no
había recibido el toque de ninguna persona en mucho tiempo. Este toque fué seguido por la sanidad,
vemos que hubo una imposición de manos, que es otro de los aspectos que hemos estudiado a lo largo de
estas enseñanzas, pero que seguramente su efecto no fue meramente físico, pues si bien la lepra
desapareció, muy seguramente hubo una restauración animica en este hombre que podía llevar mucho
tiempo marginado de la sociedad a causa de su enfermedad y de su apariencia.

Ahora veámoslo desde la perspectiva de Marcos y encontraremos nuevos vemos detalles:

“Y Jesús, teniendo misericordia de él,” Esta misericordia que tuvo Jesús es el tipo de amor que impulsa
a actuar. El mismo tipo de amor que tuvo el Padre, que lo impulsó a enviar a su hijo para que fueramos
reconciliados con El y que movía a Jesús a detenerse para sanar a los enfermos y en este caso en
particular la compasión y la misericordia del Señor traerían también la sanidad emocional que este
hombre necesitaba al haber sido marginado, rechazado, despreciado, temido, por su enfermedad.
Ninguna de las narraciones nos da detalles de la vida pasada de este hombre, si era justo, si merecía ser
sanado o no, pero lo cierto es que por la misericordia y la gracia del Señor recibió la sanidad.
Cabe anotar que esta era una enfermedad muy contagiosa, de hecho los aislaban porque los consideraban
y etiquetaban “impuros” y Jesús no tuvo temor de tocar al leproso, sin detenerse a pensar en que podía
contaminarse al estar cerca de el y esto es algo que nos invita a meditar en lo que vivimos actualmente
cuando estamos atemorizados y acorralados por la expansión del coronavirus. Jesús sabía que había sido
ungido para sanar a los enfermos, pero también que contaba con la protección del Padre. Esto no es un
llamado a ser imprudentes, pero si a poner las cosas en sus justas proporciones y a apropiarnos de lo que
tenemos al pertenecer al cuerpo de Cristo.
“... le tocó, y le dijo: Quiero, sé limpio. Y así que él hubo hablado, al instante la lepra se fue de aquél, y
quedó limpio” Notemos en esta parte la combinación de unción, imposición de manos y declaración de
la palabra. En el momento en que Jesús puso la mano, le dio una instrucción a su unción : Sé limpio.
Recordemos que la unción requiere ser dirigida y obedece a la palabra para empezar a operar. La lepra se
fue cuando el Señor activó la unción con la palabra. La imposición de manos siempre va acompañada de
una instrucción.
Tampoco debemos dejar pasar que la lepra se fue al instante, no fué un proceso de sanidad. Fué un
milagro de sanidad, un milagro de restauración. Estos milagros suceden en lugares y ocasiones en que la
presencia del Señor y la unción es muy alta.
Por último el Señor le dijo al hombre: “ no digas a nadie nada, sino ve, muéstrate al sacerdote, y ofrece
por tu purificación lo que Moisés mandó, para testimonio a ellos.”
No se trataba de no dar testimonio, sino de contarlo en el lugar correcto. Cuántas veces al dar testimonio
ante los incrédulos, ellos cuestionan, se burlan, ponen en tela de juicio, menospreciando y desestimando la
obra de Dios. Le pidió que fuera a la sinagoga, es decir que diera su testimonio donde era necesario que se
diera. De la misma manera el Señor quiere que primero demos testimonio ante nuestros hermanos de la fe.
Adicionalmente en la sinagoga lo “certificarian” como sano, permitiéndole reincorporse a la sociedad.
Esto nos lleva a otro punto importante: La fe no tiene temor de ir al médico. Una persona que sabe que
Dios está al control de su vida, no teme ir al médico, los reportes médicos son muy útiles para saber
cómo orar, cómo tomar autoridad sobre la enfermedad y los síntomas y por último para certificar la
sanidad y dar un testimonio sólido de lo que Dios ha hecho en nuestra vida.
LECCIONES PARA APRENDER DE ESTA HISTORIA:
De el leproso
Había escuchado a Jesús enseñar, pero no sabía de sanidad, por ende no tenía fe para recibir sanidad,
vemos que le dijo “quieres sanarme?” no sabía que Jesús quiere sanar a todos los enfermos. Este es el
primer punto de aprendizaje: entender que la sanidad está disponible para todos y que el Señor siempre
quiere sanarnos.
Este hombre tenía humildad. No le dió pena postrarse ante el Señor delante de la multitud. Nos enseña
que no importa el qué dirán, muchos nos criticarán por buscar al Señor, eso no nos debe detener,
podríamos perdernos de muchas bendiciones si tenemos más temor de los hombres que de Dios.
De Jesus:
Jesús generó fe en el hombre, al decirle quiero sanarte. No tuvo miedo de la enfermedad. Impuso manos.
Desató la unción al dar la instrucción precisa “Se limpio”
La sanidad que vemos aquí no se trató de solamente la fe del hombre, su fe era incompleta y Jesús le
ayudó a fortalecerla en el área que requería, a veces necesitamos ayudar a las personas a crecer
correctamente en la fe para que reciban lo que necesitan de Dios. No fué solamente la unción, fué un
trabajo conjunto de ambas fe y unción lo que hizo que el Señor se manifestara y que Dios se glorificara a
través de este milagro.
2. EL HOMBRE DE LA MANO SECA

Esta es otra de las narraciones que se repiten en los evangelios. Cuando el Espíritu Santo enfatiza en algo
y lo menciona más de una vez en las escrituras es porque quiere llamar nuestra atención hacia ello.
Al iniciar la lectura en el evangelio de Lucas, que era el día de reposo y vale la pena recordar que Dios
estableció un día para que lo dediquemos a descansar de nuestras ocupaciones cotidianas, sin dejar de
lado que Jesús es nuestro reposo y que este también es el día del Señor, en el que apartamos un tiempo
especial para adorarlo, para congregarnos y estar en comunión con El.
Pero yendo al contexto histórico, es importante conocer que si bien Dios estableció el día de reposo, la
tradición y los jerarcas de la religión fueron añadiendo a la palabra de Dios una serie de condiciones
“extra” como la cantidad de pasos que estaban permitidos, el peso de la carga, podían comer trigo pero no
molerlo o soltarlo de las espigas, a los enfermos se les podía dar de comer pero no darles medicina, esto
nos permite entender algunos de los argumentos que los fariseos utilizaban con frecuencia para juzgar al
Señor en diversas escenas que tuvieron lugar en Shabat. Dios no quiere que cambiemos su palabra y
menos para imponer carga a las personas.
También esta narración nos permite ver cuál era el comportamiento de Jesús en cuanto a sus disciplinas
espirituales: Se congregaba, buscaba la presencia de Dios continuamente, oraba, ayunaba, cumplía la Ley,
leía las escrituras, enseñaba. Muchos de nosotros queremos recibir la promesa de hacer las mismas obras
y aun mayores que las que El hizo, entonces no deberíamos perder de vista estas que estamos observando
pues con toda seguridad son el fundamento para obtener y mantener la unción que requerimos para ver al
Espíritu Santo obrando a través nuestro prodigios, señales y milagros. No podemos ser como Jesus sin
vivir como Él vivió, es decir en permanente comunión con el Padre.
Por otro lado vemos a los Fariseos acechando, esto nos muestra que desde sus inicios no hay
congregaciones perfectas. Actualmente nos encontramos con personas que dicen que no van a la iglesia
porque hay muchos hipócritas o porque la gente allá está llena de imperfecciones y pues claramente de
eso se trata, no hay iglesias perfectas, justamente nos congregamos para que Dios que Si es perfecto nos
vaya mostrando transformando a la luz de su palabra y bajo la guianza del Espíritu Santo. Otra cosa para
aprender de esto es que no hemos sido llamados al ministerio de la crítica o del juicio.
De lo anterior vemos el primer aspecto a resaltar en cuanto a la sanidad del hombre de la mano seca:
estaba en el lugar correcto, en el momento correcto. Estaba en la sinagoga en el momento en que también
estaba allí el Señor Jesús, enseñando. Cuando uno está enfermo debe buscar la presencia del Señor,
procurar ir a donde su gloria y su poder se manifiestan. Hay veces que la gente reniega de no ser sanada,
pero resulta que no están buscando la presencia de Dios.
Jesús estaba enseñando y al este hombre escucharlo se desató la fe que requería para recibir su sanidad.
No podemos menospreciar el poder de la Palabra, muchas veces se recibe sanidad, durante una enseñanza,
sin imposición de manos ni una oración particular, simplemente sucede mientras se imparte la palabra
con poder y esta es recibida con fe.
En cuanto a la actitud de Jesús en toda esta situación, hay algo que debemos aprender y es el uso correcto
de su autoridad: “Mas él conocía los pensamientos de ellos; y dijo al hombre que tenía la mano seca:
Levántate, y ponte en medio. Y él, levantándose, se puso en pie” (Lucas 6:8)
A veces los milagros no suceden cuando el que ministra lo hace con timidez. Cuando somos apocados o
temerosos no ayudamos a nadie. Jesús le dijo: levántate y ponte en medio.
Vemos que confrontó a los Fariseos y con denuedo le ordenó extender la mano que tenía seca
restaurandolo inmediatamente Entonces Jesús les dijo: Os preguntaré una cosa: ¿Es lícito en día de
reposo hacer bien, o hacer mal? ¿salvar la vida, o quitarla? Y mirándolos a todos alrededor, dijo al
hombre: Extiende tu mano. Y él lo hizo así, y su mano fue restaurada. (Lucas 6:10-11)
En la narración de Mateo, el Señor hace la observación sobre la misericordia que se le tiene a los animales
y que si esto es así cuánto más el prójimo debe ser tratado con compasión, incluso en día de reposo.
También compara la enfermedad con un hueco en el que caemos por las obras del enemigo.
En el recuento de Marcos vemos a Jesús entristecido por la dureza de los corazones de los fariseos que
apegados a sus tradiciones y a su legalismo, no querían permitir que aquel hombre recibiera sanidad.
Deja en evidencia cuánto le molesta a Jesús la religión, porque la religión no se interesa en el bienestar de
las personas, sino que lo único que les importa es que se cumplan sus rituales.
LECCIONES PARA APRENDER DE ESTA HISTORIA:
Del Hombre de la mano seca:
1. Buscaba la Presencia de Dios: Se congregaba, es más fácil que la gente que se congrega, reciba
sanidad que la que no se congrega.
2. Escuchaba la Palabra de Dios. Alimentaba su fe
3. Estaba dispuesto a caminar en la Palabra de Dios. Era obediente y actuaba en la Palabra, cuando
Jesús le dijo, levántate y ponte en medio, lo hizo, no basta con ser simplemente oidores de la
Palabra sino ser hacedores de ella. Él tomó su posición, algunas personas no reciben porque no
son capaces de confrontar su situación.
De Jesús
1. Una vez más vemos la compasión de Jesús actuando en favor de alguien. El amor Dios es el que
nos sana, por eso necesitamos meditar en el amor de Dios que quiere siempre nuestro bienestar en
todas las áreas y en este caso particular, quiere sanar a Todos.
2. Probablemente estaba fluyendo en el don de Palabra de conocimiento pues llamó al hombre para
sanarlo y a continuación otros enfermos se acercaban. La unción estaba operando tambien en el
don de hacer milagros, pues la sanidad nuevamente fué instantánea
3. La sanidad se manifestó por medio de la palabra “dijo al hombre: Extiende tu mano”
A veces cuando se está ministrando en una congregación Dios muestra quién será el primer sanado a
través del don de Palabra de conocimiento y cuando esa persona es sanada, los demás se mueven en fe,
haciendo posible que haya más sanidades. Incluso cuando se hace de manera individual, el Señor puede
mostrar un primer síntoma a sanar de esa persona y a partir de ahí se manifiesta la sanidad.
También es un llamado a revisar nuestra Teología. Muchos prefieren que su religión tenga razón sin
importarles que otros se queden atados a su enfermedad o a sus necesidades, incluso perder la salvación
por preferir la religión antes que aceptar la verdad de la Palabra.
3. EL SIERVO DEL CENTURION

El centurión era un militar del imperio romano que normalmente tenía bajo su mando hasta 100 soldados.
No era un judío, pero tenía fe en Jesús, seguramente porque habia escuchado hablar con él. También se
nota que tenía un especial aprecio por su siervo que estaba enfermo y esto lo lleva hasta Jesús a pedirle
que le sanara.
Aquí el método de sanidad es la oración de intercesión . (Cuando se hace una petición por un tercero se
llama oración de intercesión) La Biblia nos muestra que podemos interceder por personas y que esa
oración obra resultados. Funcionan mucho mejor cuando son personas que están bajo nuestra autoridad
Llama la atención que Jesús ofreció ir a la casa del Centurión Romano, aun cuando los judios no entraban
en casa de los gentiles pues los consideraban impuros, (esto se evidencia en la célebre frase del centurión:
“no soy digno de que entres en mi casa”) y nos permite corroborar que Jesús siempre era movido por
misericordia y que no hace acepción de personas.
Por otro lado vemos que el Centurión no usó su posición de fuerza dominante para obligar a Jesús a
prestarle un servicio, al contrario asumió una actitud de humildad al punto de decirle “Di la Palabra y
mi siervo será sano” El estaba creyendo que la Palabra del Señor tenía poder.
Por su propia experiencia, el centurión sabía que una persona que está bajo autoridad ( que se somete a
sus autoridades ) también ejerce autoridad correctamente. Tal como sucede en el mundo por ejemplo en
la milicia, de la misma manera sucede en el mundo espiritual La autoridad funciona cuando estamos bajo
sumisión 6:40 (santiago 4:7) Someteos a Dios y resistir al diablo y huirá de ustedes
No existe tal cosa como someterse a Dios sin someternos a las autoridades terrenales, Padres, jefes,
pastores, esposos, gobernantes etc.
En el evangelio de Lucas, nuevamente menciona que Jesús llegó a Capernaum, donde posiblemente Jesús
tenía su casa y esta población era su centro de operaciones. A diferencia de Mateo Lucas no dice que el
Centurión vino personalmetne a Jesús sono que envió a unos ancianos. Antes de pensar que la Biblia
puede estar está contradiciendose, debemos considerar que en el contexto judío, el hecho de que alguien
fuera en el nombre de otra persona, era equivalente y tenía el mismo valor que si el representado fuera
personalmente. Esta referencia cruzada nos permite comprender lo que significa la autoridad delegada en
el reino espiritual y el gran poder que representa el usar el nombre de Jesús en oración.
Habiendo comprendido esto, observemos que adicionalmente los ancianos daban argumentos sobre la
bondad del Centurión, para interceder ante el Señor (de alguna manera justificandolo). La gente que
camina en luz, tiene más personas orando por ellos
LECCIONES PARA APRENDER DE ESTA HISTORIA:
Del Centurión:
Sumisión Hay una conexión directa entre sumisión y autoridad. Una de las claves para que podamos
hacer oraciones en autoridad y que obtengamos resultados de ellas, es que estemos en sumisión a
nuestras autoridades. No podemos decir que estamos sometidos a Dios si no nos sometemos a nuestras
autoridades.
Fe: Este hombre tenía Fe en la palabra de Jesús, no solo tenía fe en Jesús, sino que creía que su Palabra
tenía poder. De cierta manera le dijo “Yo no necesito verte o que vengas, con que me des tu palabra sé que
lo harás”
Humildad: No se apoyó en su propia fuerza ni en su poder terrenal, al contrario se acercó con humildad a
Jesús, incluso lo reconoció como Señor (los soberbios se pierden bendiciones, los humildes las reciben)
De Jesús:
Su amor y misericordia que no hace acepción de personas, sean gentiles, judios, pecadores o santos, El
siempre está dispuesto a entrar en nuestras casas y bendecirnos.
Actuó en pleno uso de su autoridad espiritual.
Atendió y sigue atendiendo las peticiones de intercesión hechas con sinceridad por personas en necesidad
4. LA SUEGRA DE PEDRO

Esta es otra sanidad por intercesión “la suegra de Simón tenía una gran fiebre y le rogaron por ella” pero
un poco más allá de ser un ejemplo de la intercesión nos muestra la importancia de la “fe corporal”
En otras ocasiones hemos visto cómo obra la fe individual en las personas, pero tanto aquí como en la
sanidad del paralítico que fue llevado por sus amigos, quizás a esta misma casa, es la fe conjunta de un
grupo de personas la que se ve en acción.
Otros aspectos que se destacan en esta narración son:
● Jesús reprendió a la fiebre ( no se reprende a la persona, sino a la enfermedad)
● Dios quiere traer no solo salvación, sino también sanidad y El nos lo quiere dar no solo a nosotros
sino a nuestros seres amados.
● Es bueno invitar a Jesús a la casa :) él obra en la iglesia, obra en las calles, también en nuestras
casas. El debería ser nuestro invitado de honor siempre
● La fiebre la dejó e inmediatamente les servía. Esta señora era una servidora de la comunidad y
por eso era tan apreciada. Nos recuerda la resurrección de Dorcas que se narra en el libro de los
Hechos, donde también vemos que hay una intecesión donde se habla de las buenas acciones de
una persona, no porque las obras nos hagan merecedores de la gracia, sino que cuando
caminamos en luz la gente es movida a orar por nosotros, también nos permite ver que la gente
buena también se enferma porque el enemigo siempre está tratando de atacarnos.
5. LA MUJER ENCORVADA
“Enseñaba Jesús en una sinagoga en el día de reposo;y había allí una mujer que desde hacía dieciocho
años tenía espíritu de enfermedad, y andaba encorvada, y en ninguna manera se podía enderezar.
Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: Mujer, eres libre de tu enfermedad. Y puso las manos sobre ella; y
ella se enderezó luego, y glorificaba a Dios. Pero el principal de la sinagoga, enojado de que Jesús
hubiese sanado en el día de reposo, dijo a la gente: Seis días hay en que se debe trabajar; en éstos, pues,
venid y sed sanados, y no en día de reposo. Entonces el Señor le respondió y dijo: Hipócrita, cada uno de
vosotros ¿no desata en el día de reposo su buey o su asno del pesebre y lo lleva a beber? Y a esta hija de
Abraham, que Satanás había atado dieciocho años, ¿no se le debía desatar de esta ligadura en el día de
reposo? Al decir él estas cosas, se avergonzaban todos sus adversarios; pero todo el pueblo se regocijaba
por todas las cosas gloriosas hechas por él.” (Lucas 13:10-17)
En este pasaje podemos reconfirmar que dentro de las costumbres de Jesús estaba el ir a la sinagoga a
enseñar. Observemos que a Él le gusta ir a donde se reúnen las personas a buscarlo y es Él quien enseña a
los que entran en su casa queriendo escuchar su palabra. La Biblia dice que la unción del Santo es la que
nos enseña.
Uno de los Patrones que hemos visto a lo largo de este estudio es que las personas que reciben las
enseñanzas de Jesús, son habilitadas en su fe para recibir sanidad cuando lo requieran. Recordemos que la
fe viene por el oír y el oír por la palabra de Dios y definitivamente al congregarnos vamos a escuchar la
Palabra que edifica nuestra fe.
La importancia de Oir es resaltada por el Señor en (Marcos 4:24) “Les dijo también: Mirad lo que oís;
porque con la medida con que medís, os será medido, y aun se os añadirá a vosotros los que oís” Nos
advierte que estemos atentos a lo que escuchamos, porque lo que escuchamos determina lo que recibimos,
si estamos escuchando cosas que nos generan temor, nos puede pasar lo de Job que dijo, me ha acontecido
lo que temía y definitivamente esto no es lo que el Señor quiere para nosotros.
En Lucas hace otra observación parecida a la anterior “Mirad, pues, cómo oís; porque a todo el que tiene,
se le dará; y a todo el que no tiene, aun lo que piensa tener se le quitará.” (Lucas 8:18) revelando una
vez más sobre la importancia de cuidar que cuando oímos su palabra lo hagamos con atención, pues esto
puede determinar si recibimos más o por el contrario se nos quita.
El oir y oir atentamente las enseñanzas de Jesus son en muchas ocasiones el prerrequisito de la sanidad,
vemos en varios pasajes que la gente venía a El para oirle y para que les sanara (Lucas 5:1, Lucas 5:15,
Lucas 6:17). Podríamos decir que si hay una formula para recibir sanidad es OIR para aprender y luego
recibimos sanidad. El Predicar es primero para que la gente reciba fe en su corazón. Por eso se habla de
la EPS de Jesus: Enseñaba, Predicaba y sanaba, de hecho lo primero que sanaba con su enseñanza era la
incredulidad.
Si la incredulidad puede ser curada (oyendo la palabra de Dios) cualquier cosa puede ser curada
Volviendo al relato de la mujer encorvada, encontramos Ella tenía una condición desde hacia muchos
años, y con esto la palabra nos enseña que no podemos permitir que nos digan que nuestra enfermedad es
crónica e incurable y que estará con nosotros hasta la muerte. La Biblia dice que para Dios no hay
imposibles. Y el que tiene la última palabra es Dios siempre!
Desde hacía 18 años, tenía “espíritu de enfermedad” Jesús sabía que el deterioro físico de esta mujer
venía de una opresión y este conocimiento viene por el don de discernimiento de espíritus, que es uno de
los dones dados por la unción del Espíritu Santo.
Un punto de aprendizaje importante aquí que uno no debería estar echando fuera espíritus que el Señor no
le ha revelado, de lo contrario puede estar invocandolos. Adicionalmente necesitamos conocer que
cuando el discernimiento de espiritus se activa, también se activa la autoridad para echarlos fuera.
Aunque claramente la fe de la mujer es un aspecto a destacar en este milagro. El énfasis en este milagro
está en la unción de Jesús y obviamente en su autoridad espiritual.
Jesús está ungido, la unción le muestra que es un tema espiritual y Él desata la palabra para darle la
sanidad al tiempo que le hace imposición de manos. Encontramos nuevamente un patrón que se repite en
los milagros de sanidad del Señor : la unción no se activa si no se desata mediante la palabra.
Como en otros de los pasajes que hemos estudiado, este milagro sucede en día de reposo ante la mirada
acusadora de los religiosos y una vez más se confirma a la religión no le interesa ayudar a las personas
sino mantenerlas dentro de sus rituales, dejando de lado incluso que la sanidad glorifica a Dios.
Pero el Señor Jesús que conoce al Padre y sabe que no es su voluntad que sus hijos seamos atormentados
por el enemigo, sale en defensa de esta mujer diciendo “A esta hija de Abraham que satanás habia
atado” El reconoce que ella es heredera del pacto de Abraham y como tal tiene derecho a ser sana de la
atadura que satanás le había impuesto por 18 años y reclama “No se le debía sanar?” haciendo énfasis
en su deber de sanarla, Esto nos debería llevar a estar convencidos de nuestro derecho a ser sanos, pues
si en el antiguo pacto ella tenía derecho a la sanidad, cuánto más nosotros que estamos en un mejor pacto
con mejores promesas en las que vez tras vez la Gloria se manifiesta entre muchas bendiciones a través de
la sanidad.

6 . SANIDAD DEL PARALITICO


“Entró Jesús otra vez en Capernaum después de algunos días; y se oyó que estaba en casa. E
inmediatamente se juntaron muchos, de manera que ya no cabían ni aun a la puerta; y les predicaba la
palabra. Entonces vinieron a él unos trayendo un paralítico, que era cargado por cuatro. Y como no
podían acercarse a él a causa de la multitud, descubrieron el techo de donde estaba, y haciendo una
abertura, bajaron el lecho en que yacía el paralítico. Al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo,
tus pecados te son perdonados. Estaban allí sentados algunos de los escribas, los cuales cavilaban en sus
corazones: ¿Por qué habla éste así? Blasfemias dice. ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios? Y
conociendo luego Jesús en su espíritu que cavilaban de esta manera dentro de sí mismos, les dijo: ¿Por
qué caviláis así en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: Tus pecados te son
perdonados, o decirle: Levántate, toma tu lecho y anda? Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre
tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): A ti te digo: Levántate, toma tu
lecho, y vete a tu casa. Entonces él se levantó en seguida, y tomando su lecho, salió delante de todos, de
manera que todos se asombraron, y glorificaron a Dios, diciendo: Nunca hemos visto tal cosa”. (Marcos
2:1-12)
Jesús está en su casa en Capernaum, probablemente buscando descanso, pero como siempre listo para
bendecir y sanar. El lugar estaba lleno de gente, pero aunque había mucha gente, no necesariamente había
mucha fe, muchas veces la gente se acerca más por curiosidad. Pero había unas personas que realmente
creían en su poder, “la comunidad de la camilla”
Eran 4 amigos que decidieron traer a su amigo hasta el, sabiendo que podía sanarlo, estos hombres no
desistieron en su intento a pesar de las dificultades que habia por la multitud de personas reunidas allí
“Entonces vinieron a él unos trayendo un paralítico, que era cargado por cuatro. Y como no podían
acercarse a él a causa de la multitud, descubrieron el techo de donde estaba, y haciendo una abertura,
bajaron el lecho en que yacía el paralítico. Al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados
te son perdonados”
Ellos no desistieron, perseveraron, tomaron acciones, fueron movidos por su fe, para hacer lo que fuera
necesario con tal de llegar a Jesus. Esta es una fe colectiva, es bueno que nos unamos con personas de fe
que nos ayuden a hacer todo lo posible con tal de llegar a Jesus y recibir su respuesta.
Nuevamente nos encontramos ante una fe colectiva, que definitivamente llama la atención de Dios, El la
ve a través de las acciones y la escucha a la voz de las oraciones que se elevan.
Por otro lado también observamos que a veces hay personas alrededor que son un tropiezo para que otros
reciban sanidad, la multitud en primera instancia era un obstáculo para que pudieran llegar con el enfermo
hasta Jesus.
En el capitulo 5 del evangelio de Lucas encontramos algunos detalles adicionales.
“Aconteció un día, que él estaba enseñando, y estaban sentados los fariseos y doctores de la ley, los
cuales habían venido de todas las aldeas de Galilea, y de Judea y Jerusalén; y el poder del Señor estaba
con él para sanar. Y sucedió que unos hombres que traían en un lecho a un hombre que estaba paralítico,
procuraban llevarle adentro y ponerle delante de él. Pero no hallando cómo hacerlo a causa de la
multitud, subieron encima de la casa, y por el tejado le bajaron con el lecho, poniéndole en medio,
delante de Jesús. Al ver él la fe de ellos, le dijo: Hombre, tus pecados te son perdonados.Entonces los
escribas y los fariseos comenzaron a cavilar, diciendo: ¿Quién es éste que habla blasfemias? ¿Quién
puede perdonar pecados sino sólo Dios? Jesús entonces, conociendo los pensamientos de ellos,
respondiendo les dijo: ¿Qué caviláis en vuestros corazones ¿Qué es más fácil, decir: Tus pecados te son
perdonados, o decir: Levántate y anda? Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en
la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu
casa. Al instante, levantándose en presencia de ellos, y tomando el lecho en que estaba acostado, se fue a
su casa, glorificando a Dios. Y todos, sobrecogidos de asombro, glorificaban a Dios; y llenos de temor
decían : hoy hemos visto maravillas”
Lucas narra que lo primero que Jesús hace es perdonar los pecados del enfermos. A veces la falta de
perdón, la falta de entender el amor de Dios es un tropiezo para recibir sanidad. Si este hombre hubiera
tenido condenación en su corazón tal vez no habría recibido sanidad y Jesús que puede ver en el corazón
entendió que primero debía resolver ese asunto. Por eso les invita a reflexionar si es más fácil sanar o
perdonar, para enseñar la importancia del Perdón.
El principal aprendizaje aquí es que aunque Jesús está lleno de unción, el paralítico y sus amigos tienen
fe, sin embargo el milagro se da hasta el momento en que se resolvió el tema del pecado y del perdón.
Cuando ministremos sanidad y las personas no reciban, debemos escucharlos para identificar la causa del
tropiezo bajo la guianza del Espíritu Santo.

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