Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
¿CÓMO VENCERLO?
Comenzamos diciendo que “El miedo es tan antiguo como la raza humana, ha
estado con nosotros casi desde el principio, y digo casi porque en el diseño
original no fue así”.
TEXTO DE ESTUDIO.
David lo escribió cuando era joven: Antes de ascender al trono como rey,
cuando Saúl y su ejército lo perseguían por los cerros para matarlo.
David lo escribió cuando era viejo: Este salmo es un resumen de las
dificultades que debió enfrentar en toda su vida y cómo Dios lo rescató de
cada adversidad.
La lectura de la Biblia es por lejos el mejor antídoto contra el miedo, ¿saben por
qué? porque es un libro que transmite paz, esperanza, fe, valor, autoridad, y
cada uno de “éstos” sirve para contrarrestar el temor, la angustia, el desasosiego
del alma.
“Pero enseguida Jesús les dijo: “Tengan ánimo, soy Yo; no teman” (Mateo
14:27)
“No temas a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma”
(Mateo 10:24-33);
“Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis, ni tengáis miedo de ellos, porque
Jehová tu Dios es el que va contigo; no te dejará, ni te desamparará”
(Deut. 31:6);
“No se angustien por nada. Confiad en Dios, confiad también en mí” (Juan
14:1).
3. ¡Actúa en Fe!:
El miedo tiende a paralizarnos, por lo tanto una solución efectiva es hacer
justamente lo contrario: ¡Movernos aún así tengamos miedo! ¿Acaso David no
tuvo miedo de enfrentarse al gigante? ¡Claro que sí! Pero igual lo atacó. ¿O es que
Moisés no tuvo miedo de dirigir a Israel camino a la libertad? ¡Por supuesto! Y
sin embargo dirigió a la nación. ¿Será que Jesús no tuvo miedo al saber la muerte
que iba a sufrir? ¡Absolutamente! Pero aún así murió en la cruz. El miedo es
parte de nuestra naturaleza, pero no por eso nos quedaremos “debajo de la cama
esperando que pase el peligro”. Debemos movernos de nuestro sitio a pesar que
la mente y el cuerpo digan lo contrario, a eso es lo que llamamos fe:
“No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que
te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi
justicia” (Isaías 41:10).