Está en la página 1de 3

ESE MIEDO QUE ME PARALIZA,

¿CÓMO VENCERLO?
Comenzamos diciendo que “El miedo es tan antiguo como la raza humana, ha
estado con nosotros casi desde el principio, y digo casi porque en el diseño
original no fue así”.

 Pero, ¿qué es el miedo? ¿cómo podríamos definirlo? “La palabra miedo


proviene del latin metus. Se trata de una alteración del ánimo que
produce angustia ante un peligro real o imaginario”.
 Se utiliza la palabra miedo para concebir la idea de que algo malo les
pueda ocurrir a nuestros seres queridos o a nosotros mismos. Ejemplos:

– “Tengo miedo que les pase un accidente a mis hijos”,

– “Me da miedo morir en esta operación”,

– “Cuando me quedo sola en casa siento miedo no sé de que”,

– “En ocasiones me da un miedo terrible salir de casa”,

– “El sólo pensar que mi cónyuge muera me da un miedo angustiante”

– «Tengo miedo de perder mi empleo».

 Ahora bien, el miedo es también un mecanismo de defensa el cual nos


puede librar de peligros reales: Un accidente de tránsito, un negocio
fraudulento, un asalto, una comida intoxicada.
 El miedo por tanto no es malo cuando actúa a nuestro favor, pero es
tremendamente dañino cuando no nos permite disfrutar la vida que Dios
diseñó para nosotros. Y de ese tipo de miedo es que quiero hablarles hoy,
del miedo que nos paraliza, que nos nos deja avanzar, el miedo que nos
mantiene estancados, amedrentados, intimidados, ¡ese miedo no tiene
arte ni parte en los hijos de Dios!

TEXTO DE ESTUDIO.

“Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la


fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?” (Salmos
27:1).
El momento preciso de cuándo David escribió este salmo no lo sabemos, pero
hay dos posibilidades:

 David lo escribió cuando era joven: Antes de ascender al trono como rey,
cuando Saúl y su ejército lo perseguían por los cerros para matarlo.
 David lo escribió cuando era viejo: Este salmo es un resumen de las
dificultades que debió enfrentar en toda su vida y cómo Dios lo rescató de
cada adversidad.

Sea lo uno o lo otro este salmo es una declaración de victoria en medio de la


prueba. David nos dice que si vivimos bajo la cobertura de Dios nada malo puede
pasarnos, y que incluso lo ‘malo se vuelve bueno’ para nosotros sus hijos.

CÓMO VENCER EL MIEDO

1. Enfrenta tus Miedos con la Palabra de Dios:

La lectura de la Biblia es por lejos el mejor antídoto contra el miedo, ¿saben por
qué? porque es un libro que transmite paz, esperanza, fe, valor, autoridad, y
cada uno de “éstos” sirve para contrarrestar el temor, la angustia, el desasosiego
del alma.

 “Pero enseguida Jesús les dijo: “Tengan ánimo, soy Yo; no teman” (Mateo
14:27)
 “No temas a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma”
(Mateo 10:24-33);
 “Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis, ni tengáis miedo de ellos, porque
Jehová tu Dios es el que va contigo; no te dejará, ni te desamparará”
(Deut. 31:6);
 “No se angustien por nada. Confiad en Dios, confiad también en mí” (Juan
14:1).

2. Somete tus Pensamientos a Dios:

Muchos de nuestros miedos son pura imaginación, ¡fantasmas que deambulan


por los sótanos de nuestra mente arrastrando cadenas!, y lo peor de todo es que
decidimos creer en esos fantasmas que en verdad no existen. Por eso Proverbios
10:24 declara, “Lo que el impío teme, eso le vendrá”. Son temores que
nosotros inventamos y que nuestra mente se encarga de alimentar. ¿Qué hacer?
Llenar nuestra mente con los pensamientos correctos y someterlos al escrutinio
de Dios…, ¡aprendamos a domesticar nuestra mente! (no le des permiso a los
temores para que entren a tu vida).

 “Ante todo, cuida tus pensamientos porque ellos controlan tu vida”


(Proverbios 4:23).
 “En fin, hermanos, piensen en todo lo que es verdadero, noble, correcto,
puro, hermoso y admirable. También piensen en lo que tiene alguna
virtud, en lo que es digno de reconocimiento. Mantengan su mente
ocupada en eso” (Filip. 4:8).
 “Todo pensamiento humano lo sometemos a Cristo, para que lo obedezca
a él” (2ª Corintios 10:5).

3. ¡Actúa en Fe!:
El miedo tiende a paralizarnos, por lo tanto una solución efectiva es hacer
justamente lo contrario: ¡Movernos aún así tengamos miedo! ¿Acaso David no
tuvo miedo de enfrentarse al gigante? ¡Claro que sí! Pero igual lo atacó. ¿O es que
Moisés no tuvo miedo de dirigir a Israel camino a la libertad? ¡Por supuesto! Y
sin embargo dirigió a la nación. ¿Será que Jesús no tuvo miedo al saber la muerte
que iba a sufrir? ¡Absolutamente! Pero aún así murió en la cruz. El miedo es
parte de nuestra naturaleza, pero no por eso nos quedaremos “debajo de la cama
esperando que pase el peligro”. Debemos movernos de nuestro sitio a pesar que
la mente y el cuerpo digan lo contrario, a eso es lo que llamamos fe:

 “Porque sin fe es imposible agradar a Dios” (Hebreos 11:6).


 “Respondiendo Jesús, les dijo: Tened fe en Dios…” (Marcos 11:22-23).
 “Fe es la convicción de lo que se espera, la esperanza de lo que no se ve”
(Hebreos 11:1).

ALGUNOS OTROS CONSEJOS PARA ENFRENTAR EL MIEDO Y VENCER.

1) Tener un tiempo de oración a diario con Dios, 2) Asistir regularmente a una


comunidad de fe (iglesia, célula, grupo de estudio bíblico), 3) Escuchar música
cristiana con contenido doctrinal y teológicamente “sano”, 4) Escuchar sermones
y enseñanzas que te ayuden en tu crecimiento de vida cristiana, 5) Compartir
con otras personas estos miedos que vienen a ti y pedir ayuda en oración,
consejería, respaldo espiritual, 6) Leer libros que te ayuden a entender el porqué
de tus temores, 7) Declarar en voz alta la protección de Dios en tu vida, ya sea
recitando versículos bíblicos, oraciones o simplemente palabras que afirmen tu
confianza en Dios y en ti mismo, 8) Evita ver o escuchar aquello que activa
miedo en ti: Noticieros, novelas, películas de terror o drama, etc. 9) Reúnete con
gente feliz, optimista y aprende de ellos a disfrutar la vida sanamente, 10) Ponte
de acuerdo con Dios cada día. Si él dice que eres bendecido, ungido, sano,
próspero, lleno de oportunidades, ¡créele! y deja de rumiar el temor.

Y recuerda, el Dios al que servimos prometió estar con nosotros para


ayudarnos, animarnos y protegernos. Memoriza esta promesa y hazla tuya:

“No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que
te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi
justicia” (Isaías 41:10).

También podría gustarte