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Tabla de contenido
Expresiones de gratitud
Introducció n
Capítulo 1. El apareamiento humano: el panorama general
Por que eres tacañ o
¿Qué tan barato eres?
Una vista de pá jaro de nuestro sistema de apareamiento
Lo que las mujeres quieren
¿Puedo aumentar el valor de mi pareja?
Capítulo 2. Métodos psicoló gicos
¿Qué es un método psicoló gico?
De lo que está n hechos los métodos psicoló gicos
Un caso de estudio en teorías científicas
La gran caja negra
Por que nada es gratis
Facultades evolucionadas y habilidades adquiridas
Señ ales honestas y charlas baratas
Todo lo que tienes que hacer es presentarte
Capítulo 3. El método ecoló gico.
La ló gica evolutiva de tu vida social
Conoce a tu soció metro del valor de pareja
La raíz de tus problemas de apareamiento
Elecció n secuencial de pareja y probabilidades de apareamiento
Có mo el enfoque frío cambiará tu vida
Un mundo sin restricciones de apareamiento
La mejor pareja y mujeriego
Una receta para la miseria
Resumen: el camino racional hacia la abundancia sexual
Capítulo 4. Abordar la ansiedad
Una gran desconexió n y una fruta madura no tan fá cil
El método de la fuerza bruta
Grupos internos y externos
Abordar la ansiedad y la ansiedad de apareamiento
Una mutació n dramá tica
"Miedo al rechazo"
Tu hoja de ruta
Capítulo 5. Apareciendo
Principios
Logística de enfoque frío
La linea de apertura
Honestidad
Andadores y tapones
La salida facil
Fuera con un amigo
Epílogo: despedirse de la fá brica del arrepentimiento
Contacto
Otras lecturas

Para Chris Deoudes.


INTRODUCCIÓN
Cortar a tajos
sustantivo (informal): método para resolver un problema o obtener grandes beneficios con
un tiempo y esfuerzo modestos; atajo
Una chica me preguntó una vez si alguna vez me habían rechazado. No recuerdo quién ni
dó nde. Teníamos unos diecisiete añ os, esto lo recuerdo. La miré a los ojos y le dije con
orgullo que nunca me habían rechazado y que era la verdad. Lo que no le dije fue que
apenas me habían besado. Si la niñ a me hiciera la misma pregunta hoy, má s de veinte añ os
después, le diría que me han rechazado má s veces de las que un hombre podría recordar.
Con una pistola en la cabeza, diría que probablemente entre dos y tres mil veces, tal vez
má s. Si pudiera contar de alguna manera los rechazos de mi padre, y su padre, y el padre de
su padre, cientos de generaciones atrá s, predeciría con seguridad que me han rechazado
má s veces que todos esos hombres juntos. Pero también he tenido una mejor vida de
apareamiento que cualquiera de ellos. Mejor, sospecho, que todos excepto una pequeñ a
minoría de hombres que alguna vez vivieron. He hecho cosas con mujeres que a mis
ancestros les parecerían má gicas. Me parecerían má gicos hace unos añ os. Y no los hice
porque fuera má s rico, má s inteligente o má s guapo. Fue porque pirateé mi apareamiento:
alineé mi comportamiento con la realidad social que me rodeaba. Cuando la gente me pide
que describa mi libro en una frase, les digo que se trata del coste del rechazo en los
entornos modernos. No hay ninguno . Entender esto y actuar en consecuencia es todo lo
que necesita para cambiar su relació n con las mujeres y su vida. Alineé mi comportamiento
a la realidad social que me rodeaba. Cuando la gente me pide que describa mi libro en una
frase, les digo que se trata del coste del rechazo en los entornos modernos. No hay
ninguno . Entender esto y actuar en consecuencia es todo lo que necesita para cambiar su
relació n con las mujeres y su vida. Alineé mi comportamiento a la realidad social que me
rodeaba. Cuando la gente me pide que describa mi libro en una frase, les digo que se trata
del coste del rechazo en los entornos modernos. No hay ninguno . Entender esto y actuar en
consecuencia es todo lo que necesita para cambiar su relació n con las mujeres y su vida.
Algunas palabras sobre mi experiencia, para que pueda comprender mejor el origen y la
naturaleza de este libro. Soy psicó logo evolutivo de formació n. Después de estudiar
psicología en Grecia, de donde soy, vine al Reino Unido en 2005 para hacer una maestría en
psicología evolutiva en la Universidad de Liverpool. El programa se llevó a cabo desde el
departamento de biología y fuimos instruidos por un grupo de bió logos y psicó logos. Dos
añ os después hice un doctorado en la misma universidad. Mi tesis estaba en la elecció n de
pareja femenina, o la forma en que las mujeres seleccionan a sus parejas sexuales. Durante
tres añ os estudié un fenó meno conocido como elecció n de pareja no independiente. Esto
[1]

es cuando las mujeres se ven influidas en su elecció n de hombres por lo que ven que hacen
otras mujeres, en particular, por lo que otras mujeres atractivas está n seleccionando. Si
alguna vez saliste con una mujer muy atractiva, es posible que sepas a qué me refiero:
probablemente te hayas dado cuenta de que está s recibiendo má s atenció n junto a ella que
en cualquier otro momento de tu vida. Si bien es desconcertante desde una perspectiva
socioló gica, ¿por qué otras mujeres deberían estar interesadas en un hombre tomado,
después de todo? - Bioló gicamente, el fenó meno es sencillo y lo veremos brevemente en el
segundo capítulo.
¿Qué es la psicología evolutiva? En una frase, es la psicología la que está informada por la
biología, especialmente la biología evolutiva. El principio general de los psicó logos
evolutivos es que sus teorías y programas de investigació n deben estar de acuerdo con lo
que se conoce en biología, al igual que los de la biología deben estar de acuerdo con la
química, los de la química deben estar de acuerdo con la física, etc. Este principio de
compatibilidad interdisciplinaria se conoce como integració n conceptual. [2]
El
comportamiento humano es generado por el cerebro, que es una má quina bioló gica creada
por genes que han evolucionado durante millones de añ os. Si consideramos los entornos
donde evolucionaron estos genes, entenderemos má s fá cilmente los tipos de cerebros que
construyeron como respuesta y, en consecuencia, los tipos de comportamientos que estos
cerebros está n generando en la actualidad. Sorprendentemente, antes de la reciente llegada
de la psicología evolutiva, los psicó logos generalmente no se preocupaban por la
integració n conceptual, un concepto tan sencillo e incluso mundano como es. Como
resultado, el campo estaba plagado de teorías arbitrarias que ignoraban nuestro pasado
evolutivo y estaban desconectadas de la realidad bioló gica. Estas teorías dispares no tenían
nada en comú n, excepto que, después de un período de entusiasmo y popularidad iniciales,
se quedaron en el camino y fueron en gran parte olvidadas. [3]

El á rea má s estudiada en psicología evolutiva es la elecció n de pareja humana y el


comportamiento de apareamiento en general. Como a todas las personas, a los científicos
[4]

les gusta elegir primero la fruta madura. En este caso, la fruta madura fue la riqueza de la
investigació n bioló gica sobre el comportamiento de apareamiento de otras especies que los
psicó logos, hasta ese momento, ni siquiera se habían molestado en examinar. Los
psicó logos evolucionistas han pasado cuatro décadas convirtiendo lo que ni siquiera existía
como campo en una de las á reas de investigació n má s candentes de toda la psicología.
Daremos un buen uso a sus hallazgos má s relevantes a lo largo de este libro.
Sin embargo, lo que todavía le falta a la psicología evolutiva son intervenciones prá cticas
para la vida diaria de las personas. Hasta donde yo sé, no ha habido un método psicoló gico
evolutivo popular para combatir la depresió n, por ejemplo, o un libro para la crianza de los
hijos. Y, lamentablemente, no ha habido ningú n intento de ayudar a los hombres a mejorar
su vida de apareamiento. Esto no es tan sorprendente. Las principales prioridades de
investigació n de los científicos son que sus temas sean fá ciles de estudiar (fruta madura) y
encajen perfectamente con sus teorías existentes. La utilidad social de su investigació n, el
grado en que puede ayudar a personas reales, suele tener poca importancia para ellos. En
consecuencia, las á reas que estudian a menudo no reportan un beneficio inmediato a la
sociedad. Ademá s, el formato en el que se producen y difunden los hallazgos no está
diseñ ado pensando en el hombre comú n, y los psicó logos evolucionistas no está n má s
interesados en aplicar sus conocimientos a sus propias vidas personales que, digamos, los
químicos o los geó logos. Su psicó logo evolutivo promedio, incluso el que estudia el
comportamiento de apareamiento humano, se lo puedo asegurar por experiencia personal,
no tiene má s éxito con las mujeres que el hombre de la calle. Simplemente no ha sido
entrenado para pensar en estos términos prá cticos y no sabría por dó nde empezar si se le
presentara la tarea.
En ausencia de la ciencia, el vacío se ha llenado con material laico "Pickup Artist" ("PUA") y
"comunidad de seducció n". Usaré el término general métodos psicoló gicos para referirme a
los métodos enseñ ados disponibles comercialmente que se supone que mejoran el éxito
sexual de un hombre a través del lenguaje o el comportamiento escrito. Una parte
sustancial de este libro se dedicará a explicar por qué los métodos psicoló gicos
simplemente no pueden funcionar como se comercializan. Pero no es necesario que esté
familiarizado con los métodos psicoló gicos para aprovechar al má ximo este libro. Está
escrito de una manera que beneficiará a la mayor audiencia masculina, incluidos los
hombres que nunca han oído hablar de PUA o que nunca antes han leído un libro sobre
mujeres. Lo ú nico que necesitará es motivació n, el sincero deseo de mejorar su vida de
apareamiento. Los detalles de su motivació n son irrelevantes.
No te prometo que después de leer este libro podrá s tener a la mujer que desees. No lo
hará s. Tampoco prometo una técnica secreta que hará que las mujeres se acerquen a ti sin
esfuerzo. A menos que seas una celebridad o un millonario, eso nunca sucederá en el
mundo real, y veremos por qué en el primer capítulo. Mucho menos te prometo que puedes
recuperar a tu ex novia, devolució n de dinero garantizada. Tu exnovia ya te ha evaluado a
fondo y te ha rechazado; es muy poco probable que alguna vez te quiera de regreso. Un
hombre que ha estado sin una mujer durante algú n tiempo a menudo se desesperará tanto
que entregará su dinero con entusiasmo a cambio de promesas ridículas como estas,
promesas que tomé de sitios web populares de seducció n. Pero si está dispuesto a
renunciar a los métodos psicoló gicos y a la idea de tener una mujer en particular, puedo
asegurarle que ningú n otro libro transformará su relació n con las mujeres de manera tan
rá pida y dramá tica. Es tu mejor oportunidad de doblar la esquina y unirte al grupo muy
pequeñ o y de élite de hombres que han pirateado su apareamiento y pueden tener tantas
mujeres como quieran. Al final del libro, compartiré algunos pensamientos sobre los
efectos en cadena que este truco puede tener en otras á reas de su vida y có mo puede ser el
impulso para su transformació n en un mejor hombre completo. Es tu mejor oportunidad de
doblar la esquina y unirte al grupo muy pequeñ o y de élite de hombres que han pirateado
su apareamiento y pueden tener tantas mujeres como quieran. Al final del libro, compartiré
algunos pensamientos sobre los efectos en cadena que este truco puede tener en otras
á reas de su vida y có mo puede ser el impulso para su transformació n en un mejor hombre
completo. Es tu mejor oportunidad de doblar la esquina y unirte al grupo muy pequeñ o y
de élite de hombres que han pirateado su apareamiento y pueden tener tantas mujeres
como quieran. Al final del libro, compartiré algunos pensamientos sobre los efectos en
cadena que este truco puede tener en otras á reas de su vida y có mo puede ser el impulso
para su transformació n en un mejor hombre completo.
CAPÍTULO 1.
APAREAMIENTO HUMANO: LA GRAN IMAGEN

Apareamiento
sustantivo: el apareamiento de animales para la reproducción; cópula
Por que eres tacaño
Independientemente de su utilidad, el precio de los bienes está determinado por su
escasez. Tome el agua, la base de toda la vida; es tan abundante que casi no llega al grifo. O
tomemos carbó n y diamantes, ambos hechos de carbono. Debido a que los diamantes son
escasos y el carbó n abundante, un diamante diminuto cuesta miles de dó lares, mientras
que una tonelada entera de carbó n ronda los cincuenta dó lares.
En materia de biología humana no hay precios de mercado explícitos, pero se aplica la
misma relació n fundamental entre escasez y valor. Hombres y mujeres está n en el negocio
de la reproducció n y ambos aportan recursos invaluables hacia este objetivo comú n. Sin
ninguno de los dos sexos no habría reproducció n. Dicho esto, el sexo que aporta los
recursos má s escasos debería ser el má s valorado y "caro", mientras que el otro debería ser
correspondientemente "barato".
Superficialmente, ambos sexos pueden parecer igualmente escasos, dado que nuestra
proporció n de sexos es 1: 1. En otras palabras, a cada mujer le corresponde
aproximadamente un hombre. Pero este no es el final de la historia. La proporció n
relevante aquí es la de las células reproductoras, o gametos, que ofrece cada sexo. Los
gametos de la mujer, sus ó vulos, se fusionan con los gametos del hombre, sus
espermatozoides, para crear la primera célula de cada futuro bebé. Cuando se trata de los
gametos de cada sexo, la disparidad cuantitativa es alucinante. Las mujeres nacen con un
suministro limitado de ó vulos que se almacenan en sus ovarios y desde la madurez sexual
comenzará n a liberar un ó vulo al mes hasta la menopausia. La mujer promedio liberará
alrededor de 400 ó vulos maduros en su vida. Pero los hombres crean muchos millones de
espermatozoides a diario.
Igualmente impresionante es la diferencia de sexo en la inversió n de energía en cada
gameto. El espermatozoide masculino es poco má s que una cadena de ADN que nada con
una cola; es tan bá sico y diminuto que un hombre puede producir mil de estas células por
segundo. En comparació n, el huevo femenino es una bola gigantesca rica en nutrientes que
proporcionará al ADN todos los materiales preciosos que necesita para comenzar a
construir el nuevo organismo. La maduració n, liberació n y descarte mensual, si no se
produce la fertilizació n, de este ú nico ó vulo es un evento fisioló gico importante, que
depende de la interacció n de varias hormonas. Estos afectan el cuerpo de la mujer tan
profundamente que su ciclo ovulatorio mensual se puede rastrear de manera confiable
monitoreando los cambios que inducen en la temperatura de su cuerpo.
Pero con estas diferencias fisioló gicas todavía no hemos arañ ado la superficie de lo baratos
que son los hombres. Lo que importa incluso má s que la fisiología reproductiva es la
diferencia en el suministro de tiempo, energía y recursos que cada sexo dedica a criar al
niñ o hasta que pueda cuidar de sí mismo. Aquí las diferencias son aú n má s asombrosas que
la disparidad de mil millones de veces en los gametos. Desde el momento en que una mujer
concibe, está obligada a llevar al feto durante nueve meses. Este es su compromiso de
tiempo mínimo absoluto, incluso si luego decide dejar al bebé en el regazo de otra persona
y huir, algo que las mujeres rara vez hacen de todos modos. Después del nacimiento
seguirá n algunos meses o añ os má s de lactancia materna, todos proporcionados
nuevamente exclusivamente por la mujer. Al menos uno o dos añ os de la vida reproductiva
de una mujer estará n vinculados, El hombre, en cambio, no se compromete con nada.
[5]

Histó ricamente, no ha habido nada que le impida simplemente alejarse de una pareja
embarazada. Durante los nueve meses en los que ella estará atrapada con su bebé, él puede
ser mujeriego y embarazar a otras mujeres. Má s tarde, cuando la mujer está amamantando
y cuidando a su bebé, nuevamente no hay nada que lo detenga de seguir siendo mujeriego.
En teoría, un hombre podría tener un nú mero prá cticamente infinito de hijos durante un
período en el que una mujer solo puede tener uno.
En el lenguaje de la biología, las mujeres proporcionan má s inversió n parental que los
hombres. La inversió n de los padres se define como cualquier inversió n de los padres en un
hijo que aumenta las posibilidades de supervivencia de ese hijo, pero a expensas de la
capacidad de los padres de invertir en otros hijos, ya sea en el presente o en el futuro. Un[6]

hombre que tiene relaciones sexuales ocasionales con una mujer no invierte prá cticamente
ninguna inversió n de los padres en el hijo potencial. Su ú nica inversió n es un lote barato de
esperma que puede reemplazar por completo en un par de días. Una mujer que acepta, o es
engañ ada, para tener sexo casual, corre el riesgo de quedar embarazada, con la inversió n
masiva de su ó vulo, nueve meses de gestació n, meses o añ os de lactancia materna y
décadas de crianza de los hijos. Durante uno o dos añ os ni siquiera podrá concebir otro
hijo, y cada hijo futuro que produzca tendrá que competir por su atenció n y recursos
limitados con este niñ o. Agregue a esto su limitada ventana reproductiva, desde la
pubertad hasta los primeros cuarenta añ os, y se hace evidente que cada acto sexual al que
una mujer consiente podría, potencialmente, conducir a una inversió n masiva de los
padres.
Como el sexo con mayor inversió n de los padres, las mujeres han desarrollado dos
estrategias fundamentales para lidiar con hombres baratos que está n demasiado
interesados en proporcionar su abundante esperma. Primero, son difíciles. Les gusta
tomarse su tiempo y asegurarse de que el hombre que los corteja esté sinceramente
interesado y no los abandone simplemente después del sexo. Todo el proceso del noviazgo
previo al sexo, los mensajes de texto, las llamadas telefó nicas, las cenas a la luz de las velas
y las mú ltiples citas, todo el "conocerse mejor", es iniciado y controlado por mujeres. El
hombre es el vendedor, el que casi nunca rechazará la oportunidad de tener relaciones
sexuales porque es "demasiado pronto" o no "se siente listo" todavía. En las ocasiones
relativamente raras en las que las mujeres está n abiertas al sexo rá pido y fá cil, han
desarrollado otra estrategia para lidiar con una gran cantidad de proveedores de esperma
baratos: son quisquillosos. Solo tendrá n relaciones sexuales con alguien que realmente les
atraiga. Compare eso con usted mismo cuando esté de humor para el sexo: ¿hay tantas
mujeres a las que rechazaría?
Los estudios de los psicó logos confirman lo que predice la teoría de la inversió n de los
padres y lo que todos conocemos a través de la experiencia personal. En un estudio tras
[7]

otro, las mujeres informan menos interés en las relaciones sexuales a corto plazo (como las
aventuras de una noche) en comparació n con los hombres. También informan de una
bú squeda menos real de este tipo de relaciones. Cuando se les pregunta sobre los
requisitos mínimos en una posible pareja a corto plazo, las mujeres mantienen los mismos
está ndares altos que establecen para una pareja a largo plazo, pero los está ndares de los
hombres se desploman. Cuando se les pide que indiquen la cantidad de parejas sexuales
diferentes que idealmente desearían en un período de tiempo determinado, como el
pró ximo mes, añ o, década o durante toda su vida, las mujeres también informan
invariablemente nú meros má s bajos.
En un par de experimentos clá sicos, los psicó logos Russell Clark y Elaine Hatfield
emplearon a un pequeñ o grupo de estudiantes de psicología - los "confederados" - para
acercarse a estudiantes del sexo opuesto en el campus de la Universidad Estatal de Florida.
Los confederados les dijeron a los estudiantes que se acercaron que los encontraban
atractivos y luego les hicieron una de las siguientes tres preguntas: a) "¿Saldrías conmigo
esta noche?" b) "¿Vendrías a mi apartamento esta noche?" o c) "¿Te irías a la cama conmigo
esta noche?" Las respuestas de los estudiantes a los que se les pidió directamente que se
acostaran con el có mplice fueron reveladoras. Mientras que el 75% de los hombres accedió
a tener relaciones sexuales con el có mplice, exactamente el 0% de las mujeres lo hizo. En
consonancia con estas cifras, las reacciones emocionales de hombres y mujeres:
En general, las investigadoras informaron que los hombres se sentían cómodos
con la solicitud. Decían "¿Por qué tenemos que esperar hasta esta noche?" o "No
puedo esta noche, pero mañana estaría bien". Los hombres que dijeron "No"
incluso se disculparon, es decir, "Estoy casado" o "Me voy con alguien". Por el
contrario, la respuesta de las mujeres a las peticiones íntimas de los hombres fue
“Tienes que estar bromeando” o “¿Qué te pasa? Déjame en paz." [8]

Desde entonces, se han realizado estudios similares en Francia, Dinamarca y Alemania.


Todos replicaron la enorme diferencia de sexos encontrada en los experimentos de Clark y
Hatfield. Combinando datos de cientos de participantes de los cuatro países, alrededor
[9]

del 1% de las mujeres aceptan una invitació n sexual no solicitada de un miembro del sexo
opuesto en comparació n con el 50% de los hombres. Esta diferencia en el deseo por el
[10]

sexo casual es una de las mayores diferencias sexuales en toda la psicología. [11]

Habiendo dicho esto, hay muchos casos en los que los hombres ofrecen una inversió n
parental sustancial. En todas las sociedades humanas, el arreglo de apareamiento
predominante es el vínculo de pareja monó gamo, donde un hombre y una mujer forman
una relació n a largo plazo con el objetivo explícito o implícito de criar hijos. Así que
[12]

sabemos con certeza que los hombres a menudo está n felices, y a veces no tanto, de ir con
una mujer a dar un paseo largo e invertir en sus hijos. Precisamente porque ofrecen algo
má s que esperma barato, es decir, añ os de exclusividad sexual, energía y recursos, los
hombres también son exigentes en estos escenarios y, por lo general, no se conformará n
con la primera mujer que diga que sí. Solo entrará n en una relació n a largo plazo si sienten
que la mujer vale su tiempo. El grado en que se inclina hacia las relaciones a largo plazo a
expensas del sexo a corto plazo varía de un hombre a otro. Como veremos má s adelante,
estas diferencias individuales se deben en parte a la genética y en parte a la
retroalimentació n que el hombre recibe de su entorno durante el desarrollo y la edad
adulta.
¿Qué tan barato eres?
Ahora que entendemos por qué los hombres son má s baratos que las mujeres, sería ú til
ponerle un nú mero a esta baratura. ¿Somos, digamos, mil millones de veces má s baratos,
segú n la disparidad en el suministro de gametos? Obviamente no; las mujeres difícilmente
nos mirarían si este fuera el caso. ¿Qué tal dos o tres veces má s barato? Intuitivamente, una
cifra como esa parece subestimar nuestra baratura por un amplio margen. La respuesta
debe estar sustancialmente por encima de dos y sustancialmente por debajo de mil
millones, pero ¿dó nde exactamente?
Para responder a esto, primero necesitaríamos una vara de medir ú til con la que comparar
nuestro “precio” bioló gico en relació n con el de las mujeres. Debido a que no estamos
tratando con un mercado en el sentido literal de la palabra, es decir, un lugar donde las
cosas se compran y venden por dinero, la noció n de ser barato o caro es solo una analogía
ú til: no hay una vara de medir perfecta o absoluta. . Incluso si examiná ramos a la pequeñ a
minoría de hombres y mujeres que intercambian sexo por dinero, los hallazgos no serían
ú tiles para nuestra conversació n. Por ejemplo, deberíamos señ alar que, si bien casi
cualquier mujer que desee vender su cuerpo seguramente encontrará clientes dispuestos,
lo contrario solo será vá lido para una pequeñ a minoría de hombres extremadamente
atractivos. Pero sería muy difícil cuantificar esta disparidad. Comparar los precios cobrados
por prostitutas y prostitutas también sería inú til. Todos los prostitutos masculinos que
atienden a mujeres será n muy atractivos y cobrará n precios correspondientemente altos
por tener relaciones sexuales con mujeres muy poco atractivas o ancianas; ninguna otra
mujer tendría que recurrir a sus servicios.
Para nuestro propó sito, una vara de medir ú til es el nú mero típico de parejas sexuales
diferentes que hombres y mujeres está n dispuestos a tener a lo largo de su vida. Los
hombres baratos estará n dispuestos a tener relaciones sexuales con muchas mujeres
diferentes, mientras que las mujeres difíciles y exigentes será n má s selectivas. Para las
mujeres, el nú mero ideal de parejas sexuales de por vida es fá cil de saber: es su nú mero
real de parejas de por vida. Debido a que las mujeres aportan má s inversió n de los padres y
son el factor limitante en el sexo, si desearan má s parejas de por vida, simplemente las
tendrían. Que no tengan má s es porque no los quieren. Cuando se trata de hombres, las
cosas son má s complicadas. No podemos confiar en el nú mero real de parejas sexuales de
por vida de los hombres, ya que esto subestimaría su tremendo apetito por el sexo casual
que cae en los oídos sordos de las mujeres. Los datos ú tiles aquí provienen del nú mero de
parejas sexuales de por vida reportadas por un subgrupo muy especial de la població n
masculina: los hombres que tienen sexo con hombres. Los hombres homosexuales
comparten el mismo apetito por la variedad sexual que los hombres heterosexuales, pero lo
dirigen a miembros del mismo sexo, que también comparten este apetito. La facilidad con
la que dos hombres homosexuales tienen relaciones sexuales ocasionales delata la facilidad
con la que los hombres heterosexuales tendrían relaciones sexuales si no fueran
reprimidos por las mujeres. De hecho, aparte de su elecció n de objeto sexual (hombre en
lugar de mujer), los homosexuales masculinos son sorprendentemente similares a los
heterosexuales en todos los comportamientos y apetitos sexuales que tan claramente nos
diferencian de las mujeres. Tienen un apetito insaciable por la pornografía. Su sexualidad
gira en torno a la estimulació n genital inmediata y directa, con poco uso de los juegos
previos. Pueden perder todo interés en su pareja tras la eyaculació n y, a menudo, se
aburren rá pidamente de tener relaciones sexuales con la misma pareja. También ponen un
gran énfasis en la juventud y el atractivo de su pareja sexual, mientras que son en gran
medida indiferentes a su estatus social y prestigio. La vida sexual de los hombres
homosexuales ofrece la mejor ventana a có mo se comportarían la mayoría de los hombres
si las mujeres simplemente les permitieran salirse con la suya.[13]

Como es imposible rastrear u observar directamente el nú mero de parejas sexuales de por


vida de una persona determinada, todos los estudios relevantes se han basado en
autoinformes. Un hombre típico en los Estados Unidos entre 40 y 44 añ os de edad
informará haber tenido relaciones sexuales con 6 o 7 mujeres diferentes en su vida. En la
misma encuesta, una mujer típica de la misma edad reportará alrededor de 3 o 4 parejas de
por vida diferentes. [14]
“Típico” aquí se refiere al valor mediano. Esto se encuentra
ordenando a todos los hombres - o mujeres - en la població n, comenzando desde los que
tienen cero parejas sexuales hasta el hombre - o mujer - con el mayor nú mero de parejas.
La mediana pertenece a la persona en el medio que está flanqueada por un nú mero igual de
hombres o mujeres menores y má s experimentados en cada lado. El nú mero informado por
este hombre o mujer es la mediana. Ahora bien, el problema es que matemá ticamente,
[15]

dado un nú mero aproximadamente igual de hombres y mujeres en la població n, los valores


medios informados deberían ser iguales para ambos sexos. Parece que tanto los
[dieciséis]

hombres como las mujeres, o ambos, está n manipulando los nú meros. Los hombres pueden
inclinarse a jactarse de sus logros sexuales e inflar lo que podría ser una actuació n muy
modesta. Las mujeres, por otro lado, podrían ser propensas a "olvidar" algunas parejas
sexuales, para evitar parecer demasiado fá ciles. Aceptemos, como compromiso, que la cifra
real se encuentra entre la informada por hombres y mujeres, que serían cinco.
El estudio má s completo del comportamiento homosexual masculino encuestó a varios
cientos de hombres en el á rea de San Francisco a fines de la década de 1970. El estudio
[17]

encontró que dos tercios de los hombres homosexuales blancos reportaron má s de 10


parejas sexuales diferentes en el añ o anterior, má s de lo que el hombre heterosexual típico
tendrá en toda su vida. Cuarenta y tres por ciento de los hombres homosexuales blancos
reportaron má s de 500 parejas de por vida y 28% reportaron má s de 1000. Debido a la
forma en que se estructuraron las respuestas, el estudio no proporcionó un nú mero medio
de parejas sexuales de por vida, pero hizo suposiciones razonables a partir de los datos que
podemos calcular. una mediana de alrededor de 400. [18]

No solo es enorme el nú mero típico de parejas sexuales de por vida que informan los
hombres homosexuales, sino que la naturaleza de sus encuentros sexuales es
cualitativamente diferente. Los encuentros sexuales anó nimos con completos extrañ os
[19]

en lugares pú blicos totalmente inapropiados, como los bañ os, son comunes. Estos se
pueden iniciar y completar en unos minutos, sin que se pronuncie una sola palabra. Una
actividad de pasatiempo comú n de estos hombres es "pasear". Este es el término coloquial
que se le da a la bú squeda intencional de una pareja sexual que puede tener lugar en
cualquier lugar y en cualquier momento: en la calle, en bares gay, parques, cines, fiestas,
playas y, por supuesto, bañ os gay. El propó sito de estas casas de bañ os es facilitar el sexo
anó nimo, uno a uno o en grupo con extrañ os en un entorno pú blico. Los clientes de estos
bañ os pueden pasar por varias docenas de parejas en una noche. Los críticos de la
[20]

homosexualidad pueden condenar comprensiblemente este comportamiento


tremendamente promiscuo, ya sea por motivos religiosos o morales. Pero lo que
generalmente no pueden entender es que esto es solo la sexualidad masculina que se deja
actuar sin restricciones. Los hombres heterosexuales simplemente no pueden encontrar
mujeres dispuestas a satisfacer sus deseos; esta es la ú nica razó n por la que es
extremadamente raro que se comporten así.
Ahora tenemos los datos que queríamos. Tenemos una estimació n directa del nú mero ideal
de parejas sexuales de las mujeres a lo largo de la vida y una medida indirecta para los
hombres. Comparando el valor medio de las mujeres (5) con el de los hombres (400)
vemos que, en una sociedad occidental moderna, el hombre típico es unas 400/5 u 80 veces
má s dispuesto a tener relaciones sexuales con diferentes parejas que la mujer típica.
Basá ndome en la naturaleza indirecta de los datos utilizados para los hombres, así como en
consideraciones bioló gicas e histó ricas, considero que este es un valor mínimo absoluto
que probablemente esté subestimado. Pero aceptemos esta diferencia de 80 veces. Sería
ú til que lo visualizá ramos en un grá fico circular.

Figura 1 Diferencias sexuales en el deseo de variedad sexual

No somos muy buenos cuando se trata de aplicar probabilidades a situaciones cotidianas, y


ver estos nú meros como piezas de un pastel puede ser de gran ayuda para apreciar la
situació n. Si usted es simplemente un hombre normal, sano y típico, lo que está tratando de
hacer es exprimir un vasto universo de deseos interminables en la pequeñ a franja de
realidad bioló gica que las mujeres permiten. Al mismo tiempo, está compitiendo con el
resto de la població n masculina por el acceso a esta pequeñ a franja. Como era de esperar, la
gran mayoría de los deseos masculinos no se cumplirá n, se frustrará n y se rechazará n.
Ahora no voy a darle la vuelta y tratar de convencerte de lo increíble que es ser 80 veces
má s barato que las mujeres. No te voy a pedir, por ejemplo, que recuerdes lo agradable que
se siente recibir finalmente un "sí" después de que diez mujeres heterosexuales hayan
dicho "no". Se siente bien y si te hace sentir bien enfocarte en él, está perfectamente bien,
pero aú n así no hace que ser barato sea algo hermoso o sublime. Tampoco voy a pedirte
que imagines lo aburrido que sería si todas las mujeres que quisieras dijeras que sí de
inmediato. De hecho, estoy bastante seguro de que no le importaría que todos se rindieran
ante usted de inmediato, sin oponer resistencia. La historia tiene un sinfín de ejemplos de
líderes poderosos que a lo largo de su vida no se cansaron en lo má s mínimo de tener sexo,
a diario, con una renovada oferta de mujeres muy obedientes.
Ser barato no está ni aquí ni allá . No es motivo de celebració n, pero no es el fin del mundo.
Es solo una realidad bioló gica. Si desea seguir el modelo que se describe en este libro para
transformar su apareamiento, aceptar su bajo precio es una condició n sine qua non, una
condició n previa esencial. Para empezar, sabrá qué esperar. Comprenderá s que el rechazo
es tu destino bioló gico y esto te ayudará a mantener los rechazos separados de tu valía
como ser humano. Este es un punto que vale la pena enfatizar. Puedes ser el ser humano
má s especial, creativo, cariñ oso, inteligente o talentoso; todavía te rechazará n la mayor
parte del tiempo, porque tu mujer promedio, genérica y nada excepcional sigue siendo má s
valiosa que tú en términos de inversió n parental. Comprender esto le permitirá preservar
su autoestima.
Aceptar esto también le ahorrará dolores de cabeza y desperdicio de energía al tratar de
averiguar por qué las mujeres lo rechazan. He conocido a má s hombres de los que puedo
recordar que se golpearon después de un rechazo. Repiten interminablemente la
interacció n en su cabeza, buscando pistas sobre lo que hicieron mal. ¿Era la forma en que
estaban parados? ¿Su lenguaje corporal no era lo suficientemente asertivo? ¿Deberían
haber persistido cuando ella dijo que tenía novio? ¿Era solo una prueba? ¿Se mostraron
demasiado necesitados en los textos? Es ú til la autorreflexió n y el esfuerzo por mejorar,
pero siempre debe mantener las cosas en perspectiva al enmarcar el rechazo como el
resultado estadísticamente esperado. La mayoría de los rechazos tendrá n poco que ver
contigo de todos modos, y no será porque hiciste algo mal. La chica simplemente no estaba
interesada en ligar, por alguna razó n, porque las mujeres generalmente no está n ni siquiera
remotamente interesadas en ligar. Probablemente ya tenía novio, o todavía no había
superado a su ex, o simplemente estaba en una etapa de su vida en la que no quiere tener
nada que ver con los hombres. Luego está n las razones má s mundanas, como que tenía
prisa por tomar el autobú s, tenía dolor de cabeza o estaba en su período. Ha sido calibrada
por millones de añ os de evolució n para ser exigente y difícil, independientemente de quién
la encuentre.
Pero incluso si tiene algo que ver contigo, es mejor que no te castigues tratando de
resolverlo. Probablemente fracasará s. Tal vez le recuerdas a su ex, o tal vez no eres el tipo
de hombre que busca. Tal vez fueron tus zapatos o el pequeñ o trozo de lechuga atorado
entre tus dientes. Quizá s simplemente no eras lo suficientemente bueno para ella y ella
sintió que podía hacerlo mejor. Cualquiera que sea el caso, no hay mucho que pueda hacer
má s que pasar al siguiente. Consideraremos algunas de las razones por las que
posiblemente no tuvo éxito en breve. Pero antes de eso, en la siguiente secció n
esbozaremos brevemente un esquema del sistema de apareamiento humano.
Una vista de pájaro de nuestro sistema de apareamiento
Lo primero que se destaca del comportamiento de apareamiento de nuestra especie es su
tremenda variabilidad. En la mayoría de las especies, se puede esperar que los machos y las
hembras se apareen en momentos y lugares específicos, utilizando rituales específicos y
con individuos específicos; hay muy poco para distinguir una interacció n individual o de
apareamiento del siguiente. Los humanos no son nada de eso. La variabilidad y flexibilidad
del apareamiento humano se puede ver, por ejemplo, cuando comparamos hombres con
mujeres, o cuando comparamos a un individuo en varios momentos de su vida, o con otra
persona del mismo sexo. También es evidente en la medida en que el apareamiento
humano está influenciado por una variedad de factores ambientales y contextuales. o su [21]

variabilidad entre culturas y épocas histó ricas. En los extremos, las diferencias son tan
dramá ticas que no tienen precedentes en el reino animal. El hombre de mayor éxito
reproductivo en la historia registrada fue Moulay Ismail el Sangriento, un emperador
marroquí del siglo XVII que se cree que engendró alrededor de mil hijos con sus numerosas
esposas y concubinas. Los científicos se referirían a un sistema como este como poligamia
[22]

del harén. El arreglo está ndar de apareamiento en ciertas á reas del Tíbet contemporá neo
no podría ser má s diferente. Aquí dos o má s hermanos se casan, viven y tienen relaciones
sexuales con la misma mujer. Los celos sexuales se mantienen al mínimo y todos los
hombres participan por igual en la crianza de los hijos, independientemente de quién sea el
padre bioló gico. Este arreglo se llama poliandria fraternal y, aunque está en declive, todavía
se practica hasta el día de hoy. [23]
Los sistemas de apareamiento como la poligamia del
harén y la poliandria fraternal son desconocidos en las sociedades occidentales
contemporá neas, donde los hombres suelen casarse con una mujer, pasan la mayor parte
de su vida con ella y tienen un promedio de dos hijos.
Habiendo reconocido la variabilidad, debemos mirar má s allá . Para comprender nuestro
sistema de apareamiento, los científicos intentan superar el ruido buscando hallazgos
unificadores y de aplicació n universal. Las pistas má s importantes pueden provenir de
examinar nuestra anatomía. El dimorfismo del tamañ o sexual, el grado en que los machos
de una especie son má s grandes que las hembras, se correlaciona de manera confiable con
el grado de poligamia de la especie (el grado en que algunos machos tienen mú ltiples
parejas al mismo tiempo). Las hembras suelen tener el tamañ o ó ptimo dada la fisiología, el
há bitat y la ecología de una especie; en la medida en que los machos de una especie
poligínica compitan violentamente entre sí por el acceso a las hembras, necesitan
desarrollar tamañ os má s grandes que sean má s adecuados para luchar que para sobrevivir.
Machos en especies monó gamas, donde cada macho tiene una hembra, carecen de este
incentivo para los conflictos violentos. Por lo tanto, no suelen desviarse del tamañ o ó ptimo
de la hembra para la especie. Los hombres son má s altos que las mujeres en
aproximadamente un 8%, con una masa corporal alrededor de un 15-20% má s grande. En
comparació n con otras especies, un dimorfismo de tamañ o sexual de esta magnitud indica
niveles leves de poligamia. Esto, sin embargo, puede que no sea en toda la historia. Las
[24]

mujeres son ú nicas entre los primates porque tienen grandes reservas de grasa para la
[25]

crianza de los hijos y como adorno sexual; si excluimos esto y consideramos la masa
muscular magra sola, los hombres son aproximadamente un 60% má s grandes, una cifra
que indica una poligamia sustancial. Sugiere que a lo largo de la historia de nuestra especie,
la mayoría de los hombres probablemente tenían una pareja, pero era muy frecuente que
algunos hombres tuvieran má s de una, lo que significa que otros no tenían pareja. La
evidencia anató mica se complementa con un estudio de las sociedades humanas que
existen en la actualidad. Transculturalmente, má s del 80% de las sociedades humanas
pueden clasificarse como poligínicas en el sentido de que permiten que un hombre tenga
má s de una esposa al mismo tiempo. Las sociedades restantes se clasifican como
monó gamas. [26]
Curiosamente, incluso en aquellas sociedades que son poligínicas de
acuerdo con el criterio anterior, la mayoría de hombres y mujeres está n en lazos
monó gamos, y las uniones poligínicas (un esposo, mú ltiples esposas) son factibles solo para
una minoría de hombres maduros con un alto estatus social. Estos datos sugieren que, si
bien la poligamia es generalmente el arreglo de apareamiento má s deseado por los
hombres, solo una pequeñ a minoría puede lograrlo. La mayoría tendrá que conformarse
con la monogamia, concentrando sus esfuerzos de apareamiento en atraer y asegurar una
pareja deseable. De hecho, en una muestra intercultural de 97 países, el porcentaje medio
de hombres que se han casado antes de los 49 añ os se estima en casi el 92%, lo que
significa que la gran mayoría de los seres humanos se aparean de forma monó gama. , [27] [28]

Basá ndose en estos datos, los científicos suelen caracterizar el sistema de apareamiento
humano como monogamia en serie o monogamia social. Veamos qué significan estos
términos.
La monogamia en serie se refiere al hecho de que los lazos de pareja humana generalmente
no duran, y las personas pasan de una relació n monó gama a la siguiente.
Transculturalmente, la frecuencia de divorcios alcanza su punto má ximo alrededor de los 4
añ os de matrimonio. Este habría sido el tiempo mínimo necesario para garantizar que
cualquier hijo que tuviera la pareja hubiera sobrevivido en entornos ancestrales (los
entornos antiguos donde evolucionaron los genes relevantes). Después de cada divorcio,
los hombres suelen casarse sucesivamente con esposas má s jó venes. La monogamia social
es un sistema de apareamiento en el que los animales forman vínculos de pareja a largo
plazo, pero sin garantías de exclusividad sexual genuina. Es el término cortés que los
bió logos han dado a los sistemas con trampas sexuales. La prevalencia de trampas en
especies socialmente monó gamas varía ampliamente. Varias líneas de evidencia sugieren
que los lazos sociales monó gamos de los humanos son usualmente, pero no siempre,
genuinamente libre de trampas. El tamañ o de los testículos de los machos en relació n con
el tamañ o de todo su cuerpo es un índice confiable del grado en que los machos han estado
bajo presiones evolutivas derivadas de la competencia de los espermatozoides. ,
[29]
La [30]

competencia de esperma tiene lugar cuando el esperma de má s de un hombre ocupa


simultá neamente el tracto reproductivo de una mujer, por ejemplo, cuando una mujer
casada o comprometida tiene una aventura. Bajo la competencia de espermatozoides, los
machos tienen que desarrollar testículos má s grandes que les permiten producir má s
espermatozoides y aumentar sus posibilidades de alcanzar el ó vulo femenino antes que sus
rivales. Nuestro pariente vivo má s cercano, el chimpancé promiscuo, está sujeto a una
tremenda competencia de esperma: una hembra puede tener relaciones sexuales con todos
los machos de su grupo en unos pocos días o incluso horas. En consecuencia, los
chimpancés han desarrollado testículos masivos. En marcado contraste, nuestro segundo
pariente vivo má s cercano, el gorila poligínico, ha evolucionado en entornos sociales con
muy poca competencia de esperma y ha conservado pequeñ os testículos en relació n con su
tamañ o. El tamañ o relativo de los testículos de los hombres se encuentra entre el
chimpancé y el gorila, pero mucho má s cerca del gorila, lo que indica niveles relativamente
moderados de competencia espermá tica. Los datos de paternidad genética está n en línea
con la comparació n anató mica entre especies. En todo el mundo, entre las parejas con hijos
en las que el padre no tiene motivos para sospechar que un hijo no es suyo, menos del 2%
de los hijos resultan haber sido engendrados por otro hombre. Sin embargo, cuando el
hombre tiene dudas, la tasa se dispara al 30%. [31]

Como dije al principio, el apareamiento humano es muy complicado. Es posible que haya
notado la frecuencia con la que en esta secció n he usado adverbios calificativos como
"típicamente" o "generalmente"; es imposible hacer afirmaciones absolutas y amplias. La
mayoría de los trabajos de investigació n en el campo utilizan un lenguaje igualmente
moderado y cauteloso. En todos los aná lisis, los seres humanos caen entre la monogamia y
la poligamia, la fidelidad y la promiscuidad. Podemos ser má quinas sexuales hedonistas o
amantes apasionados y comprometidos. Somos todo y nada al mismo tiempo. Las leyes
absolutas de la variedad física y matemá tica no existen en el apareamiento humano.
Lo que las mujeres quieren
Diferentes personas no será n igualmente deseables como parejas del sexo opuesto. Una
mujer que pone los ojos en blanco con disgusto al ver a un mendigo sin hogar podría
lanzarse ante un director ejecutivo o primer ministro rico. Del mismo modo, los hombres
no encontrará n que una ama de casa con sobrepeso de unos cincuenta añ os sea tan
remotamente atractiva como una modelo de lencería de veinte añ os. Los bió logos y
psicó logos usan el término valor de pareja para referirse a estas diferencias en la
deseabilidad de las personas. Los individuos con mayor valor de pareja será n má s
deseables como parejas, mientras que aquellos con menor valor de pareja será n menos
deseables. Las parejas son recursos bioló gicos, como la comida y el agua, y los miembros de
cada sexo competirá n por el acceso a individuos del sexo opuesto de alto valor como
pareja. Este es especialmente el caso de las mujeres de alto valor como pareja:
histó ricamente, los hombres a menudo han luchado hasta la muerte por ellas.
En el otro lado del valor de la relació n de pareja, encontramos los criterios de elecció n de la
relació n de pareja. Estos son los criterios segú n los cuales los miembros de un sexo
seleccionan a sus parejas. Aunque existen diferencias individuales, todos los miembros de
cada sexo tenderá n a estar de acuerdo en general en sus criterios de elecció n de pareja. Los
individuos del sexo opuesto satisfará n estos criterios de elecció n de pareja en diferentes
grados: aquellos que los satisfagan mejor tendrá n el valor de pareja má s alto, mientras que
otros tendrá n un valor de pareja má s bajo.
En muchas especies, particularmente aquellas en las que los machos no proporcionan
ninguna inversió n de los padres ademá s del esperma, los machos no tienen criterios de
elecció n de pareja. Aparte del obvio requisito de que la hembra pertenezca a la misma
especie, los machos de estas especies se apareará n feliz e indiscriminadamente con
[32]

cualquier hembra que se les presente. Pero debido a que los hombres a menudo brindan
una inversió n parental extendida, tienen criterios de elecció n de pareja y preferirá n
mujeres de mayor valor como pareja. Este es especialmente el caso si está n considerando a
una mujer como una posible pareja a largo plazo, como material de relació n o matrimonio.
Cuando solo buscan sexo sin compromiso, los hombres bajan sus está ndares, pero si todo
lo demá s es igual, seguirá n prefiriendo a una mujer de mayor valor como pareja.
Me atreveré a adivinar que no se sorprenderá cuando le diga que el criterio de elecció n de
pareja má s importante de los hombres es lo agradable que es a la vista una mujer. El
atractivo físico de una mujer está vinculado a su juventud, potencial reproductivo. y la[33]

salud física, y los hombres han evolucionado para valorar cualquier signo visible de estas
cualidades bioló gicas subyacentes. No te aburriré con los detalles, sabes lo que te gusta y
no necesitas que te lo cuente. Estoy seguro de que está s mucho má s interesado en có mo te
ven las mujeres: el criterio de elecció n de pareja que usan para decidir si eres lo
suficientemente bueno. Los psicó logos evolutivos han abordado el tema desde una
variedad de vías de investigació n complementarias. : [34]

una. Consideraciones teó ricas del pasado de nuestra especie. Durante los ú ltimos millones
de añ os, las mujeres evolucionaron en entornos sociales y físicos específicos. Dependiendo
de los criterios de elecció n de pareja que utilizaron y de la (s) pareja (s) que seleccionaron
posteriormente, las mujeres individuales pudieron dejar atrá s descendencia sobreviviente
en diversos grados. Algunas de estas mujeres ancestrales dejaron má s descendencia, otras
menos y algunas ninguna. Sus descendientes, a su vez, heredaron los criterios de elecció n
de pareja de sus madres y tendieron, estadísticamente, a dejar un nú mero similar de
descendientes que sus madres. Los humanos que viven hoy en día descienden de mujeres
ancestrales que dejaron la descendencia má s sobreviviente, superando a todas las demá s
mujeres de su tiempo. Para dejar la mayor cantidad de descendientes, estas mujeres tenían
que emplear los criterios ó ptimos de elecció n de pareja, criterios que las mujeres modernas
han heredado. Usando esta ló gica y nuestra comprensió n, aunque limitada, de nuestros
entornos ancestrales, podemos realizar "ingeniería inversa" a las mujeres modernas y
hacer conjeturas fundamentadas sobre lo que es probable que deseen en los hombres.
Luego podemos tomar estas hipó tesis y ver qué tan bien se comparan con los datos
empíricos.
B. Otras especies. Al estudiar a las hembras de especies con sistemas de apareamiento
similares, como la monogamia social o en serie, a menudo podemos tener una buena idea
de los mecanismos de elecció n de pareja que podrían estar en juego con las mujeres. Por
ejemplo, mi tesis doctoral se basó en la observació n de que las hembras de algunas especies
copian las elecciones de pareja de otras hembras: tienden a seleccionar a los machos que
ven que seleccionan otras hembras. Hubo alguna evidencia de que un proceso similar
podría estar en juego con las mujeres, y pasé tres añ os formulando una teoría sobre có mo
este proceso podría haber evolucionado en humanos y có mo serían sus resultados hoy. [35]
C. Datos demográ ficos y registros gubernamentales u otros registros pú blicos. Los datos a
nivel de població n o agregados son el resultado de orden superior de la interacció n entre
las opciones de pareja de millones de hombres y mujeres individuales. Por ejemplo, la
diferencia de edad promedio de las parejas casadas en los Estados Unidos, un país donde
tanto hombres como mujeres son completamente libres de elegir a su pareja, es de
aproximadamente tres añ os. Este hallazgo puede entenderse con referencia al hecho de
[36]

que las mujeres generalmente prefieren parejas un poco mayores, mientras que los
hombres prefieren parejas má s jó venes. De manera similar, el hallazgo socioló gico de que
las mujeres má s atractivas tienden a casarse con hombres con mayores ingresos se
[37]

explica por la preferencia de estos hombres de altos ingresos por mujeres atractivas y la
preferencia de mujeres atractivas por hombres de altos ingresos, que discutiremos a
continuació n.
D. Estudios de cuestionario. La forma má s obvia de averiguar qué les gusta a las mujeres es
simplemente preguntarles, y esto es lo que hicieron los psicó logos evolutivos cuando
comenzaron a estudiar la elecció n de pareja de las mujeres en la década de 1980. Los
estudios de cuestionario sobre los criterios de elecció n de pareja de las mujeres realizados
en docenas de países revelan una consistencia notable en sus preferencias declaradas. La
salvedad obvia es que las mujeres mismas a menudo no saben o no entienden lo que
quieren de un hombre, por lo que los resultados de estos estudios de cuestionario deben
interpretarse con cautela y corroborarse, si es posible, por otros métodos. Por ejemplo, la
preferencia autoinformada de las mujeres por parejas ligeramente mayores se ve
corroborada por los datos demográ ficos sobre la diferencia de edad promedio de las
parejas casadas que describimos anteriormente.
mi. Estudios experimentales. Este es el pan y la mantequilla del psicó logo evolutivo, má s
comú nmente utilizado para evaluar los pará metros que influyen en la percepció n de las
mujeres sobre el atractivo físico de los hombres. Por lo general, los psicó logos presentará n
una serie de estímulos masculinos, como fotografías faciales o camisetas sudorosas, a las
evaluadoras femeninas, que indican cuá n atractivas o sexys las encuentran. Al ver có mo las
diferencias en los estímulos masculinos se relacionan con las respuestas de las
evaluadoras, los psicó logos pueden hacerse una buena idea de los diversos componentes
que determinan el atractivo masculino, así como su importancia relativa. Este método
también les permite estimar en qué medida las mujeres está n de acuerdo en sus
evaluaciones y los factores que pueden explicar las diferencias individuales en el gusto.
Cubriremos parte de esta literatura en el pró ximo capítulo.
F. Estudios observacionales. A menudo, es mejor sentarse y observar a las mujeres
mientras interactú an de forma natural con los hombres. Esto se ha hecho en una variedad
de entornos, desde centros comerciales hasta bares y clubes, sitios de citas en línea, lugares
de citas rá pidas e incluso clubes de striptease.
gramo. Estudios etnográ ficos. Un método un poco de la vieja escuela, esto implica viajar,
vivir entre y observar de cerca sociedades primitivas de cazadores-recolectores,
generalmente en Á frica o América del Sur. El poder de este enfoque es que permite a los
investigadores estudiar la elecció n de pareja femenina en sociedades que se asemejan má s
a los entornos ancestrales donde evolucionaron los humanos.
Para comenzar a explicar el desordenado sistema de apareamiento humano, los psicó logos
evolucionistas distinguen dos dimensiones de la elecció n de pareja femenina. Estos son
[38]

a) elecció n de pareja a largo plazo, cuando una mujer evalú a a un hombre como una posible
pareja a largo plazo, como un novio o esposo, yb) elecció n de pareja a corto plazo, cuando
una mujer evalú a a alguien para una relació n sexual a corto plazo. encuentro como una
aventura de una noche. [39]
Aunque los criterios de elecció n de pareja que utilizan las
mujeres en ambas dimensiones se superponen en gran medida, su importancia relativa a
veces puede variar. A continuació n, describo brevemente los criterios de elecció n de pareja
de los grupos principales de mujeres. , ,
[40] [41] [42]

una. Recursos y potencial de adquisició n de recursos. Al ser el sexo má s débil y soportar la


mayor parte de los costos de la crianza de los hijos, histó ricamente las mujeres han tenido
que depender de los hombres para obtener muchos de los recursos necesarios para su
supervivencia y la de sus hijos. Las mujeres ancestrales que preferían a los hombres con
má s recursos, o al menos el potencial para adquirir recursos, tendían a sobrevivir má s
tiempo y dejar má s descendientes que las mujeres sin esta preferencia. Las mujeres
modernas han heredado esta preferencia. En las economías actuales de divisió n del trabajo,
la capacidad de los hombres para proporcionar recursos puede ser rastreada directamente
por su éxito financiero. Como era de esperar, en los estudios transculturales, el éxito
financiero y profesional se encuentran entre los atributos que las mujeres má s valoran en
un hombre. Un trabajo estable, un salario alto y buenas perspectivas financieras hacen que
un hombre sea muy atractivo. Es má s, cuanto má s exitosa es una mujer financieramente,
má s fuerte es su preferencia por los hombres exitosos financieramente. Esta preferencia
por sexo es tan universal y absoluta como puede ser: las investigaciones aú n tienen que
encontrar una nació n o sociedad donde los hombres valoren las finanzas de su pareja má s
que las mujeres. Esta preferencia femenina no solo influye en quiénes eligen las mujeres,
sino también con quién se quedan: interculturalmente, los matrimonios en los que la
esposa gana má s dinero que el marido son má s inestables y problemá ticos, al igual que los
matrimonios en los que el marido pierde su trabajo.
B. Estado social y dominio. Estrechamente relacionado con el potencial de adquisició n de
recursos está el estatus social. Histó ricamente, los hombres de alto estatus social han
utilizado su posició n para obtener acceso preferencial a los valiosos recursos del grupo,
como alimentos, herramientas y refugio. También podrían proteger mejor a sus parejas e
hijos de los actos de coerció n sexual y violencia por parte de otros hombres. La preferencia
femenina por los machos de alto rango no es exclusiva de los humanos, siendo comú n en
los simios y mamíferos en general. Al igual que con la preferencia por los recursos, la
preferencia de las mujeres por los hombres de alto estatus social es universal en todos los
continentes y a lo largo de la historia humana registrada. [43]
En las sociedades primitivas
que sobreviven en las que el estatus de un hombre está vinculado a habilidades y rasgos
específicos de la cultura, como la habilidad o la fuerza de caza, los hombres que tienen un
alto nivel en estos también son los que má s desean las mujeres. [44]
Estrechamente
relacionado con el estatus social está el dominio percibido de un hombre. Los experimentos
encuentran que simplemente estar expuesto a un hombre con una personalidad dominante
es suficiente para reducir el compromiso de una mujer con su pareja actual. [45]
C. Características físicas. A diferencia de lo que creían las generaciones anteriores de
psicó logos, las características físicas que las mujeres valoran en un hombre no son
caprichosas, arbitrarias o impuestas culturalmente. A lo largo de los millones de añ os de
historia de nuestra especie, las mujeres han evolucionado para sentirse atraídas por las
características masculinas que indicaban buena salud y buenos genes. Las mujeres sin estas
preferencias a menudo eligen parejas enfermas, insalubres o de baja calidad. Esto
significaba que no concebirían o, en caso de concebir, darían a luz hijos enfermos de menor
calidad genética a los que también les fue mal reproductivamente. Debido a que este ú ltimo
grupo de mujeres habría sido eliminado del acervo genético de nuestra especie, las mujeres
vivas hoy en día han heredado fuertes preferencias por las características físicas que
señ alan la salud y la calidad genética en los hombres. Estas son las características que las
mujeres encuentran "atractivas" o "sexys". A pesar de las importantes diferencias
individuales, las mujeres también está n sustancialmente de acuerdo en lo que es atractivo.
Después de casi cuatro décadas de investigació n, sabemos que las mujeres usan la mayoría
de sus ó rganos de los sentidos para capturar fuentes complementarias de informació n
sobre la calidad genética, la condició n física y la salud del hombre:
1. Atractivo facial. , Dentro de las culturas y entre ellas, las mujeres está n de acuerdo
[46] [47]

en cuanto a qué rostros masculinos son atractivos y cuá les no. Las tres dimensiones
estructurales del rostro de un hombre que má s determinan su atractivo son su simetría, su
promedio y su masculinidad. Veamos estos a su vez.
i) La simetría es la medida en que el lado derecho e izquierdo de la cara son similares.
Cuanto má s similares son las dos mitades, má s simétrica se dice que es la cara, y las
mujeres prefieren las caras simétricas. Esto se debe a que la simetría es una señ al de
calidad genética y de desarrollo: dado que los mismos genes crean el lado izquierdo y
derecho de la cara, una mayor simetría facial significa que los genes de un hombre
pudieron expresarse perfectamente durante su desarrollo. Las asimetrías, por otro lado,
indican que se produjeron eventos desorganizadores durante el desarrollo facial del
hombre; estos se debieron a defectos genéticos, agresiones ambientales o una combinació n
de los dos. En la imagen de abajo, puede ver rostros masculinos manipulados digitalmente
diseñ ados para diferir en simetría.

Figura 2. Simetría facial. En el medio, la fotografía facial original de un joven de 18 años. Las imágenes de ambos
lados son manipulaciones artificiales del original: la imagen de la izquierda es un 50% menos simétrica, mientras
que la imagen de la derecha es un 50% más simétrica. Las mujeres preferirán la versión más simétrica (imagen
de la derecha). [48]

ii) Promedio es el grado en que el rostro de un hombre se parece a otros rostros


masculinos de la població n. Los científicos pueden crear artificialmente imá genes faciales
má s o menos promedio a través de composiciones digitales de rostros individuales: cuanto
má s caras entran en la composició n, má s promedio se vuelve. Sorprendentemente, las
mujeres consideran que los rostros masculinos promedio son má s atractivos. La razó n no
se comprende bien. Una posible explicació n es que má s caras promedio indican una mejor
calidad genética; alternativamente, podrían simplemente ser procesados má s fá cilmente
por los mecanismos de procesamiento facial de las mujeres, y esto los hace má s atractivos.
iii) Los rostros masculinos y femeninos tienden a diferir sistemá ticamente en las
dimensiones relativas de rasgos faciales específicos. Los hombres, por ejemplo, tienden a
tener mandíbulas má s grandes, pó mulos y cejas má s prominentes, así como mejillas y
labios má s delgados. Cuanto má s exageradas son las diferencias entre el rostro de un
hombre y el rostro femenino típico, má s masculinizado es; por el contrario, cuanto menores
son las diferencias, má s feminizado el rostro. Utilizando compuestos digitales de rostros
masculinos y femeninos, los psicó logos pueden crear rostros masculinos artificiales que
son má s masculinizados o feminizados y estudiar qué tan atractivas las encuentran las
mujeres. Sin embargo, a diferencia de la simetría y el promedio, la relació n entre la
masculinidad facial masculina y el atractivo es equívoca. En general, las mujeres tienden a
encontrar má s atractivos los rostros masculinos ligeramente feminizados, pero hay casos
en los que se sienten má s atraídos por rostros masculinizados. En el pró ximo capítulo
revisaremos esta compleja relació n con má s detalle.

Figura 3. Masculinidad facial. En el medio, la fotografía facial original de un joven de 19 años. Las imágenes de
ambos lados son manipulaciones artificiales del original: la imagen de la izquierda se ha feminizado en un 50%,
mientras que la imagen de la derecha se ha masculinizado en un 50%. [49]

2. Altura y atractivo corporal. Si bien los hombres generalmente prefieren parejas que sean
un poco má s bajas que ellos, no debería sorprender a nadie que las mujeres prefieran a
hombres má s altos, idealmente mucho má s altos. Esta preferencia femenina por la altura se
basa en mú ltiples métodos de investigació n, como las preferencias autoinformadas de las
mujeres, el aná lisis de los perfiles de citas en línea y las interacciones de citas rá pidas, y
datos de parejas reales. El porcentaje de mujeres que aceptarían una pareja má s baja que
ellas es solo del 4%. Las mujeres también se sienten atraídas por tipos de cuerpo
[50]

específicos que coinciden con el ideal masculino: cuerpos delgados y musculosos con
hombros anchos en relació n con las caderas o la cintura, la codiciada "forma de V" que se
encuentra en las revistas de fitness. Si bien la preferencia de las mujeres por la
masculinidad en los rostros masculinos es equívoca, su preferencia por los cuerpos
masculinos es fuerte y casi absoluta. [51]

3. Atractivo de la piel. Es fá cil entender que con solo mirar nuestra piel, las mujeres pueden
tener una buena idea de la edad que tenemos, de lo bien que nos hemos estado cuidando y
del estado general de nuestra salud. Sin embargo, lo que podría sorprenderle son los
hallazgos de un estudio publicado en 2005 por un equipo de psicó logos evolutivos en el
Reino Unido. Estos investigadores fotografiaron parches de piel de varios hombres que
tenían menos de 2 cm de ancho. Los hombres también donaron muestras de sangre que
fueron sometidas a aná lisis genéticos. Con solo mirar las fotografías de la piel, sin ninguna
otra informació n, las mujeres pudieron distinguir los machos de alta calidad genética de los
de menor calidad. [52]

4. Atractivo de los olores corporales. Aunque como especie dependemos en gran medida de
la visió n, la capacidad del olfato humano para ayudar a los humanos en situaciones sociales
es notable. Con solo estar expuestos al olor de alguien, los sujetos experimentales pueden
[53]

evaluar el sexo, la personalidad, el estado de salud y la edad de esa persona, entre otras
características. Las mujeres también utilizan la informació n contenida en el olor corporal
de los hombres para ayudarles en la elecció n de su pareja. El atractivo percibido del olor de
un hombre está relacionado con su atractivo visual y su dominio: cuanto má s sexys
encuentran las mujeres el olor de un hombre, má s atractivo y dominante visualmente
tiende a ser.
5. Atractivo de la voz. Al igual que con los aromas, los seres humanos son muy buenos en el
uso de voces, presentadas sin estímulos visuales o de otro tipo, para evaluar las
características de una persona. Simplemente escuchando la voz de un extrañ o, los oyentes
inexpertos pueden estimar la edad, la altura y el peso de la persona con casi la misma
precisió n que si estuvieran viendo la imagen de la persona. Como era de esperar, las
mujeres han tomado las excelentes habilidades de evaluació n de la voz de nuestra especie y
las han utilizado en la tarea de elegir pareja. Se piensa cada vez má s que las propiedades de
las voces masculinas que las mujeres encuentran agradables o sexys reflejan la calidad
genética subyacente, la salud y el buen estado general. En consecuencia, los hombres con
voces má s atractivas tienen má s parejas sexuales de por vida. ,
[54] [55]

Si bien el atractivo, ya sea visual, auditivo u olfativo, es claramente importante para las
mujeres en el contexto de la elecció n de pareja a largo plazo, se vuelve aú n má s importante
a corto plazo. Esto tiene sentido cuando consideramos que una pareja a corto plazo, por
definició n, no puede proporcionar una inversió n material a largo plazo a la mujer o
cualquier hijo que conciba; la contribució n má s importante que puede hacer de manera
realista es un buen material genético. En consecuencia, a través de una variedad de
cuestionarios y estudios experimentales, las mujeres asignan sistemá ticamente una mayor
importancia a la buena apariencia y al atractivo físico cuando consideran a un hombre
como una pareja a corto plazo. También es má s probable que consientan en tener
relaciones sexuales sin compromiso con un hombre atractivo, y cuando tienen aventuras,
tienden a ser con hombres má s atractivos. Las mujeres que son má s promiscuas en
comparació n con la població n femenina en general tienden a otorgar má s importancia al
atractivo físico y la masculinidad de los hombres. En línea con todo esto, los hombres
atractivos reportan má s parejas sexuales a corto plazo en comparació n con sus pares
menos atractivos. [56]

D. Preferencias de edad. Transculturalmente, las mujeres prefieren a los hombres que son
un poco mayores que ellas, mientras que los hombres prefieren a las mujeres que son má s
jó venes. Desde una perspectiva evolutiva, esto se explica por el hecho de que los hombres
mayores tienden a tener má s recursos y un estatus social má s alto, y tienden a ser má s
maduros emocionalmente y experimentados sexualmente. Al mismo tiempo, los hombres
mayores son casi tan fértiles como los jó venes. En promedio, en todas las culturas que han
sido estudiadas por psicó logos evolutivos, las mujeres prefieren a los hombres entre tres y
cuatro añ os mayores que ellas. Ademá s, mientras que los hombres desean mujeres cada
vez má s jó venes a medida que envejecen, las mujeres no tienen esta preferencia. En todos
los grupos de edad, las mujeres prefieren a los hombres que son un poco mayores que ellas.
mi. Rasgos de personalidad e inteligencia. Vimos que a las mujeres les gusta un hombre con
personalidad dominante, pero lo que les gusta aú n má s es un hombre dominante y amable.
Otros rasgos deseables de la personalidad son la calidez, la estabilidad emocional y la
conciencia. La inteligencia y una buena educació n también son muy valoradas en un
hombre, especialmente en el contexto a largo plazo.
F. Señ ales del compromiso y la voluntad de un hombre de invertir en la mujer y su
descendencia. Estos son muy importantes a largo plazo y pueden tomar la forma de que el
hombre se preocupe, se involucre emocionalmente y esté enamorado de la mujer. Estos
atributos son tan deseables que las mujeres los colocan constantemente en la parte
superior de sus rasgos má s valorados en una pareja a largo plazo. También son deseables
señ ales tangibles de compromiso, como obsequios. Las mujeres también valoran la
voluntad de una pareja potencial a largo plazo para invertir en los niñ os y son
sorprendentemente buenas para identificar a los hombres que muestran interés y se
preocupan por los niñ os simplemente con mirarlos. En un contexto de apareamiento a
[57]

corto plazo, la importancia de estos rasgos se reduce drá sticamente.


¿Puedo aumentar el valor de mi pareja?
Sí, puede, pero solo hasta cierto punto, y llevará tiempo y esfuerzo. Si está esperando una
fó rmula secreta milagrosa, se sentirá amargamente decepcionado; estas son todas las cosas
que probablemente ya sepas muy bien que deberías estar haciendo. Por esta razó n, no voy
a dividirlo en pequeñ os pasos. Si aú n no está tomando medidas de la siguiente manera,
probablemente sea por falta de motivació n, no por falta de conocimiento.
Debe aceptar que hay ciertos componentes de su “paquete” de valores de relació n de pareja
que no puede cambiar. El má s importante es, obviamente, su composició n genética, su
perfil de ADN. Viniste a este mundo con un conjunto ú nico de genes y, para bien o para mal,
los llevará s a la tumba. Entonces, si eres un adulto adulto, no te volverá s má s alto en el
corto plazo, ni tu nariz se volverá má s pequeñ a, me encantaría eso, ni tu rostro será má s
simétrico. Solo tendrá que trabajar con el conjunto de tarjetas de ADN que le entregaron. La
otra cosa que obviamente no puedes cambiar es tu edad. Si eres un poco joven, digamos en
tus ú ltimos añ os de la adolescencia, puedes permitirte ser paciente. El tiempo está de tu
lado. Todavía puedes sacar lo mejor del día de hoy, y descubrirá que con cada añ o que pasa,
las mujeres de un rango de edad cada vez má s amplio se sienten cada vez má s atraídas por
usted. De manera similar, si ha pasado su pico bioló gico, digamos a finales de los cuarenta o
cincuenta, no hay nada que pueda hacer má s que aceptarlo y aprovechar al má ximo lo que
tiene hoy, a partir de este momento.
Habiendo dicho eso, aquí hay algunos pasos generales que puede comenzar a tomar para
aumentar su valor de pareja. Está n ordenados desde los má s fá ciles y rá pidos de lograr
hasta los má s exigentes, que requieren má s tiempo y potencialmente gratificantes.
una. Mejore su vestimenta, higiene personal y arreglo personal. Por lo que vale, este paso
muy asequible y de bajo costo a menudo será todo lo que necesita para poner un pie en la
puerta. Si tiene una gran deficiencia en esta á rea, incluso podría marcar la diferencia en el
mundo. Ponte en el lugar de la mujer: ¿le darías tu nú mero a alguien con ropa sucia? ¿Qué
pasa con alguien con los dientes sucios, el cabello graso o las uñ as negras? No necesitas
ganar una competencia; todo lo que desea es señ alar que es un hombre adulto competente
y funcional sin ningú n problema evidente.
B. Trabaja en tu cuerpo, especialmente si tienes un problema de peso. Se estima que el 32%
de los hombres adultos en los Estados Unidos son obesos, con un índice de masa corporal
(IMC) superior a 30. Para el Reino Unido, la cifra correspondiente es del 25%. Obeso es
[58]

una forma educada de decir que alguien está gordo; a menos que sea un atleta voluminoso
como un boxeador de peso pesado o un levantador de pesas, un IMC superior a 30 parecerá
muy poco atractivo. Por lo tanto, si está leyendo este libro en un país occidental
desarrollado, es muy probable que tenga un problema grave de peso y debe solucionarlo.
Los psicó logos y soció logos saben desde hace mucho tiempo lo que cualquier hombre de la
calle puede decirle: ver a una persona obesa desencadena un amplio espectro de reacciones
negativas, desde la discriminació n sutil hasta el disgusto en toda regla. Desde una
perspectiva evolutiva, esto es de esperar, ya que la obesidad inadvertidamente indica
clases de déficit importantes e independientes. Por un lado, está n los defectos de cará cter
[59]

obvios que la gente percibirá , el principal de los cuales es la incapacidad para ejercer el
autocontrol. Si una pareja potencial ni siquiera puede controlar la cantidad de comida que
consume, ¿qué probabilidades hay de que ejerza el autocontrol en otras á reas de su vida?
Por otro lado, la obesidad es una gran desviació n de lo que un bió logo llamaría morfología
típica de la especie. En otras palabras, no es el aspecto que debería tener un ser humano
sano. Esto indica no solo una enfermedad metabó lica o de otro tipo, sino también una
posible fuente de infecció n por pató genos que debe evitarse activamente. Este ú ltimo
[60]

punto merece ser elaborado. Ademá s de su sistema inmunoló gico fisioló gico, compuesto de
cosas como gló bulos blancos, médula ó sea y ganglios linfá ticos, los seres humanos también
tienen lo que se conoce como sistema inmunoló gico conductual. Este es un conjunto de
respuestas de evitació n emocionales y conductuales, como sentirse disgustado y crear
distancia, que sirven para minimizar el riesgo de exposició n a cualquier fuente potencial de
infecció n por pató genos, como heridas abiertas y lesiones. Debido a que tiene sentido en
este caso pecar de cauteloso, la evolució n probablemente ha calibrado este sistema para
que sea sensible a cualquier cosa en la apariencia de otra persona que se desvíe de lo que
es típico de la especie. La obesidad es una de esas desviaciones, y es muy probable que los
hombres obesos activen el sistema inmunoló gico conductual de otras personas, incluidas,
desafortunadamente, las mujeres con las que les gustaría aparearse.
Incluso si no tiene la obesidad adecuada, es muy probable que pierda peso: un notable 71%
y 67% de los hombres adultos en los Estados Unidos y el Reino Unido, respectivamente,
tienen sobrepeso. Y si está s en la afortunada minoría de hombres que no tienen sobrepeso,
ir al gimnasio para fortalecer y tonificar la parte superior de tu cuerpo, dá ndote la forma de
V que desean las mujeres, marcará una diferencia significativa.
C. Superació n personal. Esto es má s amplio y puede tomar muchas formas diferentes.
Puede comenzar con algo tan simple como leer libros sobre administració n del tiempo o
establecimiento de objetivos, por ejemplo. Los cambios simples en á reas como estas a
menudo pueden generar mayores beneficios. Si ciertas cosas lo está n frenando, la
psicoterapia es otro primer paso obvio. Hay una investigació n significativa sobre los
beneficios duraderos de la psicoterapia, y personalmente he sido testigo de có mo amigos
cercanos se benefician inmensamente de este proceso. La meditació n es otra ruta para
lograr muchos de los mismos objetivos que la psicoterapia y una que marcó la diferencia en
mi vida. Ademá s de algo tan específico como la terapia o la meditació n, simplemente puede
comprometerse a llenar su vida de intereses positivos y constructivos mientras elimina la
basura.
D. Construya un círculo social extendido y de alta calidad, que consista en amistades
satisfactorias. Vimos anteriormente que una parte significativa del valor de su pareja
depende de su posició n social. Las mujeres será n sensibles a cosas como su popularidad, el
respeto que sus compañ eros le brindan, la calidad y el sabor de sus relaciones y la
naturaleza de las personas con las que se rodean. Esto es algo que se sigue a menudo del
paso c anterior. Al igual que las parejas sexuales, los amigos son un recurso y, al igual que
usted tiene un valor de pareja, también tiene un "valor de amigo". Ya sea consciente o
inconscientemente, los hombres de tu vida evaluará n constantemente tu conveniencia
como amigo, por lo que puedes esperar que las mejoras personales se traduzcan en
beneficios sociales. Por su naturaleza, una vida social nueva o mejorada no puede suceder
de la noche a la mañ ana.
mi. Mejora tu situació n financiera. Esto puede tocar un nervio en muchos de nosotros, ya
que hemos evolucionado para ser muy sensibles a nuestro potencial de adquisició n de
recursos y, especialmente, a có mo le va en comparació n con otros a nuestro alrededor.
Cuando las comparaciones son desfavorables pueden dejar un sabor amargo,
independientemente de có mo intentemos racionalizar las cosas. Y somos muy buenos
racionalizando. Podríamos decirnos a nosotros mismos que hay cosas má s importantes en
la vida que el dinero, que el dinero no siempre conduce a la felicidad y que muchas
personas ricas son infelices. Todo eso es cierto, pero no cambia el hecho de que,
independientemente de dó nde se encuentre y de lo que quiera de la vida, es mejor tener
dinero que preocuparse constantemente por estar arruinado. Otra racionalizació n es que
no queremos atraer a los buscadores de oro o jugar al "juego del proveedor, ”Que queremos
que nuestras mujeres se sientan atraídas por quienes somos má s que por lo que les damos.
Eso es hipocresía. Con mucho gusto hacemos responsables a las mujeres cuando no se
esfuerzan por mejorar en las características que valoramos en ellas, en particular su
atractivo. No solo rechazaremos rotundamente a una mujer fuera de forma sin darle la hora
del día, sino que también la culparemos por dejarse llevar. Cuando las mujeres nos exigen
el mismo grado de responsabilidad en las dimensiones que son má s importantes para ellas,
las llamamos buscadores de oro y prostitutas. No solo rechazaremos rotundamente a una
mujer fuera de forma sin darle la hora del día, sino que también la culparemos por dejarse
llevar. Cuando las mujeres nos exigen el mismo grado de responsabilidad en las
dimensiones que son má s importantes para ellas, las llamamos buscadores de oro y
prostitutas. No solo rechazaremos rotundamente a una mujer fuera de forma sin darle la
hora del día, sino que también la culparemos por dejarse llevar. Cuando las mujeres nos
exigen el mismo grado de responsabilidad en las dimensiones que son má s importantes
para ellas, las llamamos buscadores de oro y prostitutas.
Si no tiene el tipo de trabajo o no gana la cantidad de dinero que le gustaría, peor aú n, si no
tiene trabajo o dinero en absoluto, lo primero que debe hacer es reconocer la situació n y
asumir la responsabilidad. para ello. Sea dueñ o de él, no tiene a nadie a quien culpar má s
que a usted mismo. Lo segundo es decidir cambiar las cosas. Después del potencial de
adquisició n de recursos en sí, una cosa que las mujeres valoran inmensamente en un
hombre es la ambició n y el impulso hacia un mayor potencial de adquisició n de recursos.
Después de haber asumido este compromiso, no hay ningú n secreto fuera del trabajo
constante y duro. Alcanzar su potencial, contribuir a la sociedad y ganar má s dinero en el
proceso, no puedo pensar en muchas cosas mejores.
***
Hay trabajo involucrado en mejorar el valor de su pareja, pero al final del día, estas son
cosas que lo convertirá n en una mejor persona en general, por lo que idealmente debería
estar motivado por un deseo genuino de mejorarse a sí mismo, no solo por hacerlo por
mujeres. El trabajo que realices será má s agradable y los resultados será n má s rá pidos.
Aunque he tratado las cinco á reas diferentes anteriores como separadas, todas está n
interconectadas hasta cierto punto, y puede esperar que los resultados positivos en un á rea
tengan un efecto en cadena sobre los demá s.
Mejorar el valor de su pareja en la medida de lo posible puede ser grandioso, incluso
cambiar la vida, pero no es de lo que trata este libro. Lo ú ltimo que quiero que hagas es
retrasar la acció n inmediata usando tu bajo valor de pareja como excusa, convenciéndote
de que definitivamente actuará s en algú n momento no especificado en el futuro, después
de que hayas aumentado tu valor de pareja. Este libro trata sobre có mo trabajar con su
valor de pareja dado para comenzar a obtener los mejores resultados de apareamiento
posibles de inmediato, hoy. Obviamente, estos resultados má ximos dependerá n del valor
de mate de cada lector. Un abogado exitoso y atractivo de unos 20 añ os verá resultados
mucho mejores que un desempleado, con sobrepeso y calvo de 40 añ os. Pero ambos
experimentará n una transformació n dramá tica, día y noche, en comparació n con su
situació n actual. Comparado con el hombre promedio,
Necesito calificar esto con dos salvedades importantes. En primer lugar, existen límites en
cuanto a lo bajo que puede caer el valor de su pareja antes de que se deslice hacia la
categoría de "intocable". Si tiene obesidad mó rbida y está cubierto de psoriasis, por
ejemplo, es poco probable que alguna mujer se le acerque. En una situació n como esta,
necesitaría resolver sus problemas médicos antes de preocuparse por las mujeres. En
segundo lugar, si sufre algú n tipo de deterioro neurocognitivo o psiquiá trico que afecte
gravemente sus habilidades sociales, como el autismo o la depresió n, sus dificultades con
las personas obviamente se extenderá n al dominio del apareamiento. En este caso, también
puede encontrar que este libro no hace nada por usted. Una buena regla general si le
preocupa que pueda caer en una de estas categorías es simplemente mirar su historial de
apareamiento pasado. Si ha tenido éxito en tener relaciones sexuales no remuneradas con
al menos una o dos mujeres diferentes, independientemente de su atractivo,
probablemente esté listo, a menos que su situació n se haya deteriorado sustancialmente
desde entonces. Si, por otro lado, tienes cierta edad y aú n eres virgen, o solo has tenido
sexo pagado, puede haber un problema. En este caso, podría beneficiarse de buscar
asesoramiento médico o de salud mental.

CAPITULO 2.
MÉTODO PSICOLÓGICO S

Intuitivo
adjetivo: derivado de forma espontánea y sin esfuerzo; alcanzado, obtenido o percibido por
intuición
¿Qué es un método psicológico?
Publicado en 2005, el libro "El juego: penetrar en la sociedad secreta de los artistas de la
recogida" del periodista Neil Strauss, fue un éxito comercial inmediato. Rá pidamente
[61]

alcanzó la lista de libros má s vendidos del New York Times y vendió millones de copias en
todo el mundo. Es muy probable que hayas leído El juego, así que no entraré en detalles en
la historia. Brevemente, el libro se presenta como un relato no ficticio de la inmersió n de
Strauss en la comunidad de Pickup Artists (o PUA): hombres que han desarrollado y
practicado varios métodos y técnicas para mejorar su vida sexual. La mayoría de estos
hombres provienen de vidas anteriores de considerable frustració n sexual y éxito limitado
con las mujeres. Mediante ensayo y error personal, desarrollan técnicas originales para
ligar mujeres o incorporan y modifican varios elementos de otras técnicas para desarrollar
su propia variedad ú nica. La amplia gama de técnicas de recogida cubiertas en el libro
incluyen recetas sobre có mo vestirse, comportarse, socializar, hablar, pensar y sentir. El
libro popularizó una subcultura masculina marginal que había existido en forma de libros,
cursos de audio y seminarios desde al menos la década de 1970. Poco después del
lanzamiento de The Game, muchos libros de aprendizaje y otro material instructivo como
videos y cursos comenzaron a inundar el mercado. En 2007, la cadena de televisió n
estadounidense VH1 transmitió la primera de dos temporadas de "The Pickup Artist", una
serie de telerrealidad que presenta a aspirantes a artistas del pickup bajo la tutela del
mundialmente famoso gurú PUA "Mystery", también conocido como Erik von Markovik.
En los diez añ os transcurridos desde entonces, la industria de la PUA o la seducció n ha
gravitado naturalmente hacia Internet. Escriba "PUA", "pickup" o "daygame" en un motor
de bú squeda y obtendrá millones de visitas. Debido a que hay tantos términos diferentes
[62]

para describir los diversos métodos de recogida y citas, usaré el término genérico métodos
psicoló gicos para referirme a todos ellos. Defino los métodos psicoló gicos de la siguiente
manera: un conjunto de métodos o prá cticas enseñ ados disponibles comercialmente que se
supone que mejoran el éxito de apareamiento de un hombre, principalmente a través del
lenguaje o el comportamiento de un guió n. En esencia, los métodos psicoló gicos tratan
sobre la manipulació n psicoló gica de las mujeres: usá ndolos para manipular, impresionar o
engañ ar a la mujer, se puede aceptar a un hombre que de otro modo sería rechazado. Las
teorías que subyacen a los métodos psicoló gicos suelen ser construidas por hombres sin
formació n científica y conocimientos limitados de biología y psicología. Tienes un hombre
curioso y decidido, deja que Lo llamamos el "teó rico laico", que está fuertemente motivado
para mejorar su vida sexual. Comienza a probar diferentes técnicas y métodos en mujeres o
simplemente comienza a observar a otros hombres que tienen má s éxito. A medida que se
acumulan las observaciones, el teó rico lego construye un modelo teó rico que, espera,
capturará la diná mica de las interacciones hombre-mujer y permitirá la identificació n de
lagunas en las defensas femeninas que la aspirante a PUA puede explotar.
Aunque han evolucionado apreciablemente a lo largo de los añ os, en su esencia, la mayoría
de las teorías que subyacen a los métodos psicoló gicos son lo que podemos llamar "teorías
de etapas". Toda la interacció n, desde las primeras palabras intercambiadas hasta el sexo y
má s allá , es dividida por el teó rico profano en distintas etapas. El propó sito del método
psicoló gico es familiarizar al estudiante del método con las características especiales de
cada etapa y la secuencia en la que siguen. Esto permitirá al alumno a) estructurar la
interacció n para que fluya segú n el método, b) identificar en qué etapa se encuentra en
cada momento yc) en el momento adecuado y utilizando la técnica adecuada, pasar la
interacció n al siguiente escenario.
Mystery avanzó las primeras etapas ampliamente difundidas como el "Modelo M3". [63]
En
palabras de Mystery:
[…] Todo noviazgo, desde conocerse hasta tener sexo, tiene un principio, un
desarrollo y un final. No puede llegar al medio hasta que complete el principio, y
no puede llegar al final hasta que primero complete el principio y el medio.
En consecuencia, el modelo M3 advierte contra las trampas de intentar saltar etapas o
quedarse atascado en una etapa. Las tres etapas principales de su modelo son 1. "Atraer", 2.
"Construir comodidad" y 3. "Seducir". En la primera etapa el alumno debe conseguir que la
niñ a se sienta atraída por él, en la segunda para que se sienta có moda en su presencia y en
la tercera, una vez ejecutados correctamente los pasos anteriores, llevarla a la cama. Cada
una de estas tres etapas se divide en tres etapas adicionales, para un total de 9 etapas:

Escenario principal: Sub-etapa


1a. Abierto
1b. Interés de mujer a hombre
1c. Interés de hombre a mujer
2a.
Conversacio
n
2b. Conexió n
2c.
1. Atraer
Intimidad
2. Genere comodidad 3a. Juego
previo
3b.
Resistenc
3. Seducir ia de
ú ltima
hora
3c. Sexo
Tabla 1. Esquema del modelo M3

Para interactuar con éxito con la niñ a en cada etapa, así como hacer que la interacció n se
desarrolle sin problemas, el modelo M3 utiliza una variedad de herramientas. Estos van
desde líneas de apertura con guió n hasta técnicas de lenguaje corporal, así como reglas
sobre có mo identificar y responder a las señ ales de que una niñ a está interesada, manejar
las interacciones en un grupo grande de personas y tocar a la niñ a o escalar sexualmente.
Con el paso del tiempo, y con los teó ricos profanos que buscan puntos de venta ú nicos
frente a la creciente competencia, las teorías subyacentes a los métodos psicoló gicos se han
vuelto cada vez má s elaboradas. Un amigo mío atractivo, bien educado y muy inteligente
me presentó el "Modelo Krauser Daygame", desarrollado por Nick Krauser, una PUA con
sede en el Reino Unido. Mi amigo estaba convencido de que su camino hacia el éxito con las
mujeres pasaba por el modelo de Krauser. Curioso, le di una lectura al libro de Krauser. [64]

Ya en la introducció n del libro, me llamó la atenció n la complejidad de su esquema:


Este modelo es una serie de etapas secuenciales. […] En orden, las etapas son:
Kill Momentum: el propósito es detenerla y hacer que hable contigo, para que te
escuche. Usted hace esto principalmente mostrando un alto valor
inmediatamente. Esta es la etapa más estructurada y la he dividido en subetapas
de: pre-aproximación, adquisición de objetivos y apertura espontánea.
Vibración: combinarás energías con la chica y la atraerás a una conversación
bidireccional que ella disfruta.
Inversión: comienza a perseguirte y a trabajar mucho para conquistarte.
Comprométase con ella: toma la decisión de unirse a usted en una cita, ya sea de
inmediato o en el futuro.
Profunda relación: sentados juntos, forman una fuerte conexión y se sienten
cómodos el uno con el otro. Ya no estás en la calle. Puede ser un día 2 o una cita
instantánea.
Escalada verbal: la calientas hasta que se pone cachonda y quiere follar.
Y luego cierras. Sencillo. (É nfasis en el original).
No me pareció sencillo. Para nada. Por ejemplo, la primera etapa, Kill Momentum, cubre el
estado psicoló gico interno del estudiante incluso antes de que se inicie un enfoque (etapas
"Pre-Aproximació n" y "Adquisició n de objetivos"), hasta las palabras iniciales, el "abridor"
(etapa “Abridor espontá neo”). Este ú ltimo sub-sub-sub-sub-sub-sub-sub-sub-sub-sub-sub-
sub-sub-sub-etapas-8, se subdivide en 8. Los presento a continuació n, junto con ejemplos
entre paréntesis. Algunos de estos ejemplos son de Krauser, mientras que yo inventé el
resto lo mejor que pude.
1. “Saludo” (“¡Hola!”).
2. “Pre-frame Tease” (“Solo tengo que decir algo”).
3. “Root” (“Estaba justo allí cuando te vi pasar y supe que tenía que
venir”).
4. "Observació n". Aquí miras a la chica y tratas de hacer un cumplido
genuino.
5. “Elogio” (“Tienes un cuello hermoso”).
6. "Gentle Tease" ("Me recuerda un poco a una jirafa").
7. "Pausa / Calificació n anticipada". Ahora permanece en silencio y dale la
oportunidad de trabajar un poco en la interacció n.
8. "Declaració n conversacional". Dependiendo de có mo haya reaccionado
antes, pasa a la conversació n normal ("Entonces, ¿qué te trae hoy?").
Nada es aleatorio en el abridor espontá neo de Krauser. Todo está dicho y hecho por una
razó n. El saludo, por ejemplo, sirve para parecer socialmente normal. El propó sito de la raíz
es reconocer y verbalizar la situació n, obtener su acuerdo y luego mover la interacció n
hacia la direcció n deseada. Como admite el propio Krauser:
La parte más difícil de este modelo es acertar con el abridor. Es muy exigente
desde el punto de vista técnico y está garantizado que lo arruinará una y otra vez.
Gradualmente, comenzará a armar abridores que cumplen con los requisitos, pero
que no tienen vida. La mayor parte del tiempo simplemente no podrá construir
uno en absoluto. Eso es normal. Esta es una habilidad artística, no un ejercicio de
memorización. Apégate a ello y haz los ejercicios.
Krauser no proporciona evidencia que respalde la importancia de acertar con el abridor o
la eficacia de su abridor en particular. Recuerde que todavía estamos en la primera etapa
del modelo, con otras cinco etapas con guió n por recorrer.
Aunque la mayoría de los métodos psicoló gicos adoptan un enfoque por etapas, esto está
lejos de ser universal. Algunos teó ricos laicos se inclinan por lo que podemos llamar el
"enfoque tipoló gico". Esto implica dividir la població n femenina en tipos discretos de
personalidad o de apareamiento, detallando las características ú nicas de cada tipo y
ofreciendo métodos psicoló gicos adaptados a cada tipo. Un paso má s es dividir la població n
masculina en tipos, para que el estudiante del método pueda identificar qué tipo lo describe
mejor y, si es necesario, tomar medidas para progresar hacia un tipo má s deseable.
Má s conocido por su apodo en línea "BlackDragon", Caleb Jones es un exitoso entrenador
de citas y negocios de Portland, Oregon. Su sistema es un excelente ejemplo de enfoque
tipoló gico. Jones distingue tres tipos de hombres y mujeres. Los hombres se clasifican en
dos ejes: confianza e independencia de resultados. La ú ltima dimensió n mide el grado en
que un hombre se preocupa por có mo resultará cualquier esfuerzo particular en su vida, ya
sea en los dominios del apareamiento, las relaciones sociales o los negocios. Cuanto menos
le importa, má s independiente de los resultados se dice que es. Hay tres tipos de
[sesenta y cinco]

hombres en el sistema de Jones:


“Beta Males”: poca confianza y poca independencia de resultados.
“Alpha Males 1.0”: alta confianza pero baja independencia de resultados.
“Alpha Males 2.0”: alta confianza y alta independencia de resultados.
Segú n Jones, la combinació n de alta independencia de resultados pero baja confianza no es
posible, por lo tanto, solo tres tipos en lugar de cuatro. Dependiendo de dó nde se
encuentren exactamente en el plano de la confianza / independencia de los resultados, son
posibles varios subtipos de estos tres tipos bá sicos, como "Beta típica", "Beta segura" o
"Beta en recuperació n".
También hay tres tipos de mujeres en el ecosistema BlackDragon [66]
:
“Mujeres dominantes”: el equivalente femenino suelto de los Machos Alfa Necesitados,
estas mujeres son de mente fuerte y mandonas.
“Mujeres sumisas”: el equivalente muy suelto del Hombre Beta, se sienten má s có modas
con un hombre que está a cargo.
“Mujeres independientes”: estas mujeres, como Alpha Males 2.0, se caracterizan por la
independencia de resultados y no necesitan ser jefazos o ser mandados por un hombre.
Segú n Jones, las mujeres dominantes constituyen aproximadamente el 60-65% de la
població n femenina, las sumisas otro 25-30% y las independientes el 10% restante.
Una de las fortalezas del enfoque de BlackDragon es que puede predecir lo que sucederá
cuando se involucre un tipo particular de hombre y mujer. La matriz de interacció n 3x3
resultante ofrece nueve escenarios posibles. Por ejemplo, un Alpha Male 2.0 puede tener
[67]

una relació n armoniosa y poco dramá tica con mujeres Independientes o Sumisas, pero una
relació n con un Dominante sería imposible: chocarían. Para tomar otro ejemplo, un
Hombre Beta podría tener una relació n má s o menos armoniosa con una Mujer Dominante,
donde asume el papel de sumiso y el Dominante toma la iniciativa. Sin embargo, empareja
un Beta con una Mujer Sumisa y las cosas seguramente se desmoronará n: la Sumisa
eventualmente se verá obligada a tomar la iniciativa en la relació n y perderá interés en él.
Armado con estas ideas, el estudiante de BlackDragon puede anticipar lo que sucederá
cuando salga con diferentes tipos de mujeres y el uso de diversas técnicas de gestió n de
relaciones dirija sus relaciones en la direcció n deseada.
La investigació n sobre las diferencias de personalidad en la literatura académica es
inmensa: es una de las á reas má s estudiadas en toda la psicología. Hasta donde yo sé,
BlackDragon no se molesta con esta literatura. Su sistema, por ejemplo los diversos tipos
masculinos y femeninos o sus frecuencias relativas en la població n, se basa en sus
observaciones personales y estimaciones informales. No me sorprendió no encontrar nada
sobre la independencia de los resultados en la literatura psicoló gica; simplemente no se ha
identificado como un factor de personalidad que valga la pena estudiar, y mucho menos
como uno de los dos ejes fundamentales de la personalidad masculina. Inevitablemente,
BlackDragon o varios miles de doctores en psicología se equivocan. En este sentido, su
teoría laica es muy similar a la de Mystery, Krauser o cualquier otra persona.
Debo aclarar que enfoques tipoló gicos como el modelo BlackDragon y teorías escénicas
como el modelo Krauser o Mystery no son incompatibles en principio. Es posible que una
teoría de etapas incorpore elementos tipoló gicos y viceversa. [68]

Al discutir aquí brevemente una muestra de métodos psicoló gicos, mi intenció n no era
revisar el campo. Esto está fuera del alcance de esta discusió n y, debido a la interminable
proliferació n de métodos psicoló gicos, se requeriría un libro completo por separado. Má s
bien, mi intenció n era simplemente familiarizar a los lectores sin exposició n previa a la
industria de la seducció n, para que puedan apreciar mejor lo que sigue, particularmente en
este capítulo y en el siguiente.
***
Los métodos psicoló gicos se basan necesariamente en una serie de supuestos. Aunque no
hay evidencia real que los respalde, los supuestos se dan por sentados y forman el
trasfondo invariable en el que opera la industria. Los má s importantes de estos supuestos
son los siguientes:
1. El teó rico laico ha hecho un descubrimiento sobre la psicología de la mujer. Si cree que
"descubrimiento" es una palabra injustamente fuerte que el teó rico laico nunca reclamaría
para sí mismo, podemos decir en cambio que el teó rico laico ha desarrollado una
comprensió n má s profunda de las mujeres. Independientemente de có mo elijamos
describirlo, debe haber algo que el teó rico laico sepa que el resto de nosotros no. Si este no
fuera el caso, entonces ¿por qué el teó rico laico estaría hablando con nosotros?
2. El descubrimiento del teó rico laico le permite tener má s éxito con las mujeres de lo que
lo haría de otra manera. Si el descubrimiento no tuviera este efecto, ni siquiera valdría la
pena mencionarlo. No habría ninguna razó n comercial para la existencia del teó rico laico.
3. El mayor éxito del que disfruta el teó rico laico puede ser reproducido por sus alumnos,
con la condició n de que aprendan el método. Para que un estudiante aprenda el método, el
teó rico laico debe enseñ á rselo, ya sea en persona o mediante material de capacitació n a
distancia como libros y videos. Ahora, todo teó rico laico admitirá que la experiencia
prá ctica con mujeres es crucial, e incluso podría llegar a admitir que sin esta experiencia
prá ctica el proceso de aprendizaje fracasará . Pero por importante que sea la parte prá ctica,
hay algú n elemento que debe enseñ arse. Este elemento marcará la misma diferencia en la
vida sexual del estudiante que en la del profesor. Si no existiera un elemento enseñ ado tan
crítico, entonces todo lo que el estudiante necesitaría realmente es la experiencia prá ctica,
y la aportació n del teó rico lego sería inú til.
En el resto de este capítulo, argumentaré que cada una de estas suposiciones es casi con
certeza falsa. Los métodos psicoló gicos no implican ningú n descubrimiento ú til que pueda
enseñ arse y no es posible que funcionen, ni siquiera en principio.
De lo que están hechos los métodos psicológicos
Aristó teles, como todos aprendimos en la escuela, fue un filó sofo griego del siglo IV a. C.,
conocido entre muchas cosas por estudiar con Plató n y dar clases particulares a Alejandro
Magno. Fue un genio cuya influencia moldeó el pensamiento occidental durante siglos,
escribiendo en disciplinas que van desde la ética, la ló gica y la metafísica, hasta el teatro, la
política y la biología. Escribió sobre todo lo que había que escribir en su tiempo. Quizá s su
contribució n histó ricamente má s exitosa, sin embargo, fue su visió n de có mo funciona el
mundo físico, que ha llegado a conocerse como física aristotélica.
Aristó teles distingue entre los reinos terrestre y celestial. Hay cuatro elementos que
componen todas las cosas terrestres. Desde el má s pesado al má s ligero, estos son tierra,
agua, viento y fuego. Dependiendo de lo pesado que sea, cada uno de los cuatro elementos
tiene su lugar natural en nuestro planeta. Piense en cuatro círculos concéntricos: el
elemento má s pesado, la tierra, tiene su lugar natural en el centro, rodeado de agua, luego
viento y finalmente fuego. Siempre que un elemento está fuera de su lugar natural quiere
volver a él para descansar. Los movimientos terrestres naturales son, por tanto, líneas
rectas: hacia arriba para los objetos ligeros y hacia abajo para los pesados. Una roca, por
ejemplo, está hecha principalmente de tierra y cuando se deja caer en un lago comenzará a
hundirse hacia abajo, ya que es má s pesada que el agua circundante. Pronto regresa a su
estado natural de reposo en el fondo del lago, junto con los otros objetos pesados de la
tierra. Del mismo modo, el fuego se eleva hacia arriba, ya que su lugar natural está lejos del
centro, hacia la periferia terrestre. Estos son ejemplos de lo que Aristó teles llama
movimiento natural, es decir, movimiento que resulta del deseo de un objeto de regresar a
su lugar de reposo natural. El segundo tipo posible de movimiento es el movimiento
violento, cuando una fuerza externa actú a sobre un objeto. El movimiento violento puede
obligar a algo a alejarse de su lugar natural, como cuando alguien lanza una piedra hacia el
cielo, lejos del centro al que pertenece. El reino celestial, segú n Aristó teles, está compuesto
enteramente por un quinto elemento llamado éter. Como nuestros ojos nos revelan, el
movimiento natural de los cuerpos celestes, como el Sol y la Luna, es circular: no hay
movimientos lineales en la esfera celeste. Ademá s, a diferencia de la naturaleza diná mica y
cambiante de la esfera terrestre, donde las cosas se crean y destruyen constantemente, lo
celestial es está tico e inmutable. Todo allí es perfecto y no tiene por qué cambiar. Esto no
significa que todo lo celestial permanezca inmó vil, como claramente no es así. Su
naturaleza inmutable se refiere al hecho de que todos los cuerpos celestes siempre giran
alrededor de la Tierra en ó rbitas perfectamente circulares, sus movimientos nunca
cambian. Esto no significa que todo lo celestial permanezca inmó vil, como claramente no es
así. Su naturaleza inmutable se refiere al hecho de que todos los cuerpos celestes siempre
giran alrededor de la Tierra en ó rbitas perfectamente circulares, sus movimientos nunca
cambian. Esto no significa que todo lo celestial permanezca inmó vil, como claramente no es
así. Su naturaleza inmutable se refiere al hecho de que todos los cuerpos celestes siempre
giran alrededor de la Tierra en ó rbitas perfectamente circulares, sus movimientos nunca
cambian.
Desde una perspectiva histó rica, la física aristotélica es, con mucho, la teoría de la física
má s exitosa jamá s creada. Fue la teoría dominante desde la época de Aristó teles hasta bien
entrados los siglos XVI y XVII. En ciertos momentos y lugares, cuestionar sus doctrinas era
una falta grave, eso es lo mucho que se respetaba. Sin embargo, científicamente, la teoría
fue un completo fracaso. Bajo la influencia aristotélica, la física y la astronomía se
estancaron como un campo, permaneciendo prá cticamente sin cambios durante dos
milenios. Su teoría tampoco condujo a ningú n avance tecnoló gico; aunque se veía muy
atractivo sobre el papel, no producía nada tangible. La razó n, como la gente descubrió
después de Newton en el siglo XVII, fue que todas y cada una de las ideas de Aristó teles
estaban equivocadas. La tendencia natural de los objetos, descubrió Newton, no es
descansar sino viajar en línea recta o descansar. No se requiere una fuerza externa para
que un objeto se mueva, sino para cambiar su estado de movimiento, ya sea en reposo o en
movimiento en línea recta. Los objetos pueden viajar en cualquier direcció n; arriba y abajo
no son má s privilegiados que cualquier otra direcció n. El estudio de los movimientos de los
objetos floreció cuando los físicos comenzaron a tratar todos los objetos por igual,
ignorando sus propiedades cualitativas (tierra, agua, etc.) y centrá ndose solo en sus masas;
sus movimientos se volvieron completamente explicables por las relaciones cuantitativas
entre sus posiciones relativas y masas. Finalmente, no hay diferencia entre las leyes
terrestres y celestes: las mismas reglas que se aplican en la Tierra gobiernan los
movimientos de los cuerpos celestes como el Sol y los planetas. No se requiere una fuerza
externa para que un objeto se mueva, sino para cambiar su estado de movimiento, ya sea
en reposo o en movimiento en línea recta. Los objetos pueden viajar en cualquier direcció n;
arriba y abajo no son má s privilegiados que cualquier otra direcció n. El estudio de los
movimientos de los objetos floreció cuando los físicos comenzaron a tratar todos los
objetos por igual, ignorando sus propiedades cualitativas (tierra, agua, etc.) y centrá ndose
solo en sus masas; sus movimientos se volvieron completamente explicables por las
relaciones cuantitativas entre sus posiciones relativas y masas. Finalmente, no hay
diferencia entre las leyes terrestres y celestes: las mismas reglas que se aplican en la Tierra
gobiernan los movimientos de los cuerpos celestes como el Sol y los planetas. No se
requiere una fuerza externa para que un objeto se mueva, sino para cambiar su estado de
movimiento, ya sea en reposo o en movimiento en línea recta. Los objetos pueden viajar en
cualquier direcció n; arriba y abajo no son má s privilegiados que cualquier otra direcció n. El
estudio de los movimientos de los objetos floreció cuando los físicos comenzaron a tratar
todos los objetos por igual, ignorando sus propiedades cualitativas (tierra, agua, etc.) y
centrá ndose solo en sus masas; sus movimientos se volvieron completamente explicables
por las relaciones cuantitativas entre sus posiciones relativas y masas. Finalmente, no hay
diferencia entre las leyes terrestres y celestes: las mismas reglas que se aplican en la Tierra
gobiernan los movimientos de los cuerpos celestes como el Sol y los planetas. arriba y abajo
no son má s privilegiados que cualquier otra direcció n. El estudio de los movimientos de los
objetos floreció cuando los físicos comenzaron a tratar todos los objetos por igual,
ignorando sus propiedades cualitativas (tierra, agua, etc.) y centrá ndose solo en sus masas;
sus movimientos se volvieron completamente explicables por las relaciones cuantitativas
entre sus posiciones relativas y masas. Finalmente, no hay diferencia entre las leyes
terrestres y celestes: las mismas reglas que se aplican en la Tierra gobiernan los
movimientos de los cuerpos celestes como el Sol y los planetas. arriba y abajo no son má s
privilegiados que cualquier otra direcció n. El estudio de los movimientos de los objetos
floreció cuando los físicos comenzaron a tratar todos los objetos por igual, ignorando sus
propiedades cualitativas (tierra, agua, etc.) y centrá ndose solo en sus masas; sus
movimientos se volvieron completamente explicables por las relaciones cuantitativas entre
sus posiciones relativas y masas. Finalmente, no hay diferencia entre las leyes terrestres y
celestes: las mismas reglas que se aplican en la Tierra gobiernan los movimientos de los
cuerpos celestes como el Sol y los planetas.
¿Có mo es posible que una teoría que se equivoque todo sobreviva tanto tiempo como lo
hizo la física aristotélica? Una respuesta probable, como señ aló el filó sofo Thomas Kuhn
hace unos sesenta añ os, es qué tan bien la física aristotélica concuerda con nuestras
intuiciones y comprensió n cotidiana de los objetos físicos. Fue un sistema
[69]

indudablemente ingenioso, increíblemente detallado e internamente consistente. Al mismo


tiempo, estaba en total conformidad con las percepciones espontá neas y naturales de
nuestra especie de la realidad física. En nuestra vida diaria vemos y esperamos que las
cosas descansen a menos que una fuerza externa actú e sobre ellas. Vemos y esperamos que
los objetos sin soporte caigan en línea recta. Una teoría que entreteje estas expectativas
espontá neas en una propuesta científica coherente probablemente nos sienta bien. Puede
engañ arnos haciéndonos creer que entendemos mejor el mundo aunque, desde una
perspectiva prá ctica, no ofrece nada. En la jerga psicoló gica actual, diríamos que la física
aristotélica concuerda con nuestra física popular.
La física popular, también llamada física ingenua o física intuitiva, es el término que usan
los psicó logos para describir las ideas y expectativas espontá neas de la gente comú n sobre
có mo se comportará n los objetos físicos inanimados. Por "ordinario" me refiero a personas
sin formació n en física, que no han recibido educació n física formal o informal. Las
percepciones y expectativas físicas de la gente son sencillas y automá ticas. No hay una
reflexió n consciente involucrada; como veremos má s adelante, millones de añ os de
evolució n han hecho todo el pensamiento por nosotros. Aunque está n enriquecidos y
refinados con la experiencia, los principios de la física popular está n presentes incluso
desde el nacimiento. Los bebés, por ejemplo, vienen a este mundo con la expectativa de
[70]
que los objetos físicos que no está n soportados caerá n, que dos objetos só lidos no pueden
ocupar el mismo espacio al mismo tiempo, que un objeto seguirá existiendo después de que
otro objeto lo haya ocultado. vista, y que un objeto existirá continuamente en el espacio y el
tiempo (es decir, no habrá brechas en su trayectoria). También esperan que dos objetos no
puedan influirse entre sí a distancia y que no habrá demora en la reacció n de un objeto
cuando es impactado por otro. Cuando se les presentan estímulos artificiales que violan
estas expectativas, los bebés se sorprenden y tienden a mirar por má s tiempo, lo que
proporciona a los psicó logos un método muy conveniente para comprender exactamente lo
que los bebés esperan en las distintas etapas de su desarrollo.
Así como tenemos una física popular innata que se ocupa de los movimientos de los objetos
só lidos, también tenemos una psicología popular innata. Su propó sito es dar sentido,
predecir y manipular el comportamiento de otros animales, especialmente los humanos. [71]

Mientras que la física popular se ocupa de los objetos só lidos visibles que necesitan estar
en contacto directo y ejercer una influencia inmediata, la psicología popular se ocupa de las
"esencias" internas invisibles. La interacció n entre estas esencias invisibles es posible a
distancia y los efectos no tienen por qué ser inmediatos. Estas esencias internas invisibles
consisten en cosas como creencias, deseos, intenciones y metas, y su generació n interna
está íntimamente relacionada con el comportamiento externo visible. Por ejemplo, desde la
distancia ves a alguien robando tu comida, y aunque esto te enojará , es posible que no
actú es inmediatamente sobre tu enojo. Puede, por ejemplo, dejar que la ira hierva a fuego
lento en su interior y castigar al ladró n en un momento y lugar posteriores má s apropiados.
Un observador externo con una psicología popular funcional puede fá cilmente entender
esto y predecir que el ladró n podría tener una sorpresa desagradable en algú n momento
futuro. Al igual que la física popular, nuestras intuiciones psicoló gicas populares son el
producto de la evolució n y nos llegan de forma espontá nea y sin esfuerzo: son innatas. Sin [72]

embargo, a diferencia de la física popular, las expectativas psicoló gicas populares no está n
presentes al nacer, ni siquiera en forma rudimentaria. Maduran má s tarde en la vida,
adquiriendo una competencia casi adulta entre los cuatro y los seis añ os de edad.
Nuestra comprensió n psicoló gica popular está muy estructurada. Las esencias o estados
internos invisibles que generan la conducta tienen claras relaciones causales entre sí: la
percepció n conduce a la creencia, que conduce a la intenció n, que conduce a la acció n. Por
ejemplo, un niñ o de cinco añ os entiende que si su madre ve el tarro de galletas abierto
(percepció n), entenderá que el niñ o ha estado robando galletas (creencia), se enojará y
querrá castigar al niñ o (intenció n), lo que significa que lo hará . get spanked (acció n). Es por
esta razó n que el niñ o aprecia la necesidad de preservar la apariencia de un tarro de
galletas sin alterar. A una edad má s temprana, el niñ o no entenderá esto.
Desafortunadamente, algunos niñ os nunca entenderá n la importancia de actos tan simples.
Se sabe desde la década de 1980 que los niñ os autistas, por ejemplo, no desarrollan una
psicología popular funcional. En otras palabras, son incapaces de imputar creencias y
[73]

deseos internos invisibles a otras personas, lo que significa que no pueden predecir lo que
hará n los demá s o comprenderá n su entorno social. Debido a que no tienen una psicología
popular, a menudo se dice que tratan a las personas y los objetos por igual: las personas
son solo otro objeto só lido, que debe procesarse de acuerdo con las reglas de la física
popular. Este fracaso de la psicología popular es independiente de cualquier déficit de CI
general, incluso los niñ os autistas con un CI promedio o superior al promedio carecen de
una psicología popular. Por el contrario, otros grupos de niñ os con un coeficiente
intelectual anormalmente bajo, como los que padecen el síndrome de Down, tienen una
psicología popular en pleno funcionamiento. Pueden comprender las acciones de otras
personas y comportarse adecuadamente en situaciones sociales.
Solo los humanos tienen una psicología popular. Los científicos han debatido durante
décadas si los chimpancés también podrían tener una psicología popular, pero hasta el día
de hoy somos la ú nica especie confirmada. La tragedia del autismo puede ayudarnos a
apreciar su importancia para nuestra especie. La capacidad de comprender y predecir el
comportamiento de otras personas ha permitido formas muy complicadas de vida en grupo
y ha cambiado para siempre la trayectoria evolutiva de nuestra especie. La vida en grupo, a
su vez, es lo que ha impulsado la evolució n de nuestros cerebros grandes, como veremos en
el pró ximo capítulo.
Dicho esto, debemos comprender la funció n de la psicología popular, la razó n por la que
evolucionó . Su propó sito es simplemente facilitar las interacciones sociales del día a día,
nada má s. Cuando veo a un hombre grande y gritando corriendo hacia mí empuñ ando una
piedra pesada, es muy ú til para mí darme la impresió n de que él cree que hice algo que lo
enfureció y, a menos que me mueva fuera de su alcance, va a expresar su ira en acciones
específicas con un impacto muy perjudicial para mi salud. Asimismo, cuando estoy a solas
con una mujer fértil y ella se quita la ropa frente a mí, es muy ú til para mí entender que
quiere tener sexo. También es ú til para mí entender que mi esposa no debería verme
teniendo sexo con esta mujer, porque esto afectará negativamente su visió n de mí, lo que
generará problemas importantes en nuestra relació n.
La psicología popular apareció muy tarde en nuestra evolució n, probablemente en algú n
momento del ú ltimo milló n de añ os. Para entonces ya éramos simios completamente
formados con cerebros extremadamente complejos, no tan lejos de donde está n hoy.
También teníamos circuitos neuronales muy complicados dedicados al apareamiento: estos
funcionaban sin una psicología popular, sin un lenguaje, por lo que no podía abrirse camino
hacia el éxito, y ya eran mucho má s complejos que cualquier dispositivo artificial que el
hombre moderno haya creado. Nuestra psicología popular recientemente evolucionada
trató de darle sentido a toda esta complejidad de la manera má s simple y eficiente posible.
La precisió n o una mejor comprensió n de la realidad no era su funció n: el ú nico factor que
impulsó su evolució n fue la facilitació n de las interacciones sociales diarias. La física
popular apareció mucho antes que la psicología popular, pero con un objetivo igualmente
limitado: para facilitar nuestra comprensió n diaria de los objetos, en su mayoría
inanimados, que componen nuestro entorno físico. Eso fue todo, nada má s. El poder de la
física desde Newton en adelante no fue que permitiera una descripció n má s precisa de la
realidad física cotidiana, lo que en todo caso no permitió . Puede dedicarse a sus actividades
diarias y llevar una vida perfectamente funcional si cree en un universo aristotélico o
newtoniano. El poder de la nueva física radicaba precisamente en que iba má s allá de lo que
es fá cilmente evidente para los sentidos. Llegó má s allá de lo superficial, descubriendo
regularidades de movimiento má s profundas que iban en contra de las intuiciones de las
personas. Debido a su profundidad y poder, permitió cosas como predicciones
astronó micas precisas y la creació n de cohetes y naves espaciales,
Lo que nos lleva a nuestro problema. Los métodos psicoló gicos, como el método Mystery,
Krauser o BlackDragon, o cualquier otro método actualmente en el mercado, que yo sepa,
son productos de la psicología popular. Son elaboraciones al azar de conceptos intuitivos
fá cilmente disponibles. A pesar de todos sus cortes y cubos, de su categorizació n y puesta
en escena, de todas las docenas de flechas y recuadros que componen sus diagramas de
flujo, se basan en nociones populares y cualquier experiencia personal que el teó rico lego
traiga a la mesa. Al dominar estos métodos psicoló gicos, los estudiantes pueden, por
ejemplo, "demostrar" o "mostrar" o "transmitir" "valor". Esto "creará atracció n" en la niñ a y
este estado invisible de atracció n la obligará a continuar la interacció n. Luego, en algú n
momento, presionando los botones correctos y diciendo las cosas correctas, el hombre
creará otro estado interno dentro de ella, el "deseo", y entonces ella se entregará a él. Sin
comparar el intelecto de Aristó teles con los teó ricos profanos de la industria de la
seducció n, podemos ver có mo los métodos psicoló gicos modernos pueden apelar a la
psicología popular de un estudiante, al igual que Aristó teles apela a nuestra física popular.
Tome cualquier teoría de la seducció n laica, su favorita si tiene una, y revísela con una
mirada desapasionada. ¿Realmente te dice algo que no sabías o que posiblemente podrías
resolver usando tu sentido comú n? ¿Le sorprende de alguna de las formas en que lo hacen
las teorías genuinamente poderosas y contradictorias? Invariablemente, la respuesta será
no. podemos ver có mo los métodos psicoló gicos modernos pueden apelar a la psicología
popular de un estudiante, al igual que Aristó teles apela a nuestra física popular. Tome
cualquier teoría de la seducció n laica, su favorita si tiene una, y revísela con una mirada
desapasionada. ¿Realmente te dice algo que no sabías o que posiblemente podrías resolver
usando tu sentido comú n? ¿Le sorprende de alguna de las formas en que lo hacen las
teorías genuinamente poderosas y contradictorias? Invariablemente, la respuesta será no.
podemos ver có mo los métodos psicoló gicos modernos pueden apelar a la psicología
popular de un estudiante, al igual que Aristó teles apela a nuestra física popular. Tome
cualquier teoría de la seducció n laica, su favorita si tiene una, y revísela con una mirada
desapasionada. ¿Realmente te dice algo que no sabías o que posiblemente podrías resolver
usando tu sentido comú n? ¿Le sorprende de alguna de las formas en que lo hacen las
teorías genuinamente poderosas y contradictorias? Invariablemente, la respuesta será no.
¿Realmente te dice algo que no sabías o que posiblemente podrías resolver usando tu
sentido comú n? ¿Le sorprende de alguna de las formas en que lo hacen las teorías
genuinamente poderosas y contradictorias? Invariablemente, la respuesta será no.
¿Realmente te dice algo que no sabías o que posiblemente podrías resolver usando tu
sentido comú n? ¿Le sorprende de alguna de las formas en que lo hacen las teorías
genuinamente poderosas y contradictorias? Invariablemente, la respuesta será no.
Intentar construir una teoría general del noviazgo o el apareamiento utilizando las
experiencias personales y la psicología popular tiene tantas probabilidades de éxito como
intentar construir un cohete utilizando la física popular. Simplemente no está hecho para el
trabajo. Pero no confíe en mi palabra. Considere otro campo mucho má s antiguo que
también se basa en el sentido comú n y la psicología popular. Este campo utiliza
exactamente el mismo instrumento que el instrumento de elecció n de la industria de la
seducció n: hablar. Incluso comparte el objetivo de la industria de la seducció n: que una
mujer se sienta atraída por un hombre. Pero a diferencia de muchos de los gurú s y artistas
turbios de la industria de la seducció n, las personas que componen este campo son
profesionales altamente educados e inteligentes, generalmente del má s alto calibre moral.
Han pasado añ os en universidades y otros establecimientos de educació n superior
aprendiendo su oficio, y dedicarse a una vida de desarrollo profesional. Está n certificados
por el estado y se rigen por los má s altos está ndares profesionales y éticos. Comunican sus
métodos y hallazgos en revistas revisadas por pares, impresas por las editoriales má s
prestigiosas. Sin embargo, a pesar de todas sus credenciales y esfuerzos, sus resultados
está n lejos de ser impresionantes. En realidad, son tan poco impresionantes que cuando
descubres que alguien que conoces está recurriendo a sus servicios, nadie te culpará si tu
primer pensamiento es "hmm, pérdida de tiempo". Me refiero al campo de la consejería
matrimonial. Sin embargo, a pesar de todas sus credenciales y esfuerzos, sus resultados
está n lejos de ser impresionantes. En realidad, son tan poco impresionantes que cuando
descubres que alguien que conoces está recurriendo a sus servicios, nadie te culpará si tu
primer pensamiento es "hmm, pérdida de tiempo". Me refiero al campo de la consejería
matrimonial. Sin embargo, a pesar de todas sus credenciales y esfuerzos, sus resultados
está n lejos de ser impresionantes. En realidad, son tan poco impresionantes que cuando
descubres que alguien que conoces está recurriendo a sus servicios, nadie te culpará si tu
primer pensamiento es "hmm, pérdida de tiempo". Me refiero al campo de la consejería
matrimonial.
Tal vez conozcas a alguien que logró salvar su matrimonio acudiendo a un consejero
matrimonial, yo personalmente no. No soy un experto en el campo, pero puedo asegurarle
que si alguna vez visita a un consejero matrimonial, no obtendrá nada muy alejado del
sentido comú n. Que yo sepa, al menos, el campo ha resistido las influencias de la psicología
evolutiva, pero incluso si no lo hubiera hecho, dudo que la psicología evolutiva pueda
ofrecer mucho en este punto de su desarrollo. Quizá s se le muestren formas de expresar
mejor sus sentimientos y mejorar la comunicació n o llegar a comprender y revisar las
creencias negativas que está n impactando la relació n. Es posible que tenga la oportunidad
de discutir abiertamente problemas o conflictos pasados que nunca se abordaron
adecuadamente. Obtendrá lo mejor de lo que la psicología popular tiene para ofrecer,
refinado por décadas de investigació n, realizado con los má s altos está ndares, por los
mejores profesionales. Y tendrá s mucha suerte si funciona.
Ya sería bastante malo si las diferencias entre consejeros matrimoniales y gurú s de la
seducció n se limitaran a lo que señ alé anteriormente, como la calidad de los profesionales
que componen los dos campos o los está ndares que siguen. Hay una diferencia mucho má s
profunda entre la noche y el día. Las mujeres que se someten a consejería matrimonial
está n muy motivadas y profundamente comprometidas con el éxito. Quieren arreglar las
cosas, quieren amar a sus maridos y salvar su matrimonio. Entienden que lo que está en
juego es enorme. Tienen hijos, hipoteca, finanzas compartidas y los mismos amigos. No
resolver las cosas a menudo será desastroso. Estas mujeres, y sus parejas, está n dispuestas
a pagar mucho dinero, dedicar un tiempo considerable y brindar al terapeuta su plena
cooperació n para lograr este objetivo. Pero la mayoría de las veces el resultado es un
fracaso. Si los resultados son tan pobres cuando la mujer es una participante entusiasta que
está dispuesta a hacer cualquier cosa por el éxito, podemos imaginar lo malos que será n
cuando a ella no le importe menos. Cuando ella es una participante reacia que ha sido
arrastrada a una interacció n sin que se le pida, hablando con un hombre que no podría
importarle menos, sin ningú n interés o motivació n.
He argumentado que la psicología popular no está hecha para la tarea de proporcionar una
comprensió n má s profunda de la elecció n de pareja femenina. Cualquier teoría resultante
será intuitiva, simplista e inú til desde una perspectiva prá ctica. El problema es que debido
a que pasamos toda la vida viendo y analizando nuestro mundo social a través de nuestros
lentes de psicología popular, puede ser difícil incluso imaginar un tipo de teoría o
investigació n que no dependa de la psicología popular. Ahora visitaremos uno de esos
ejemplos.
Un caso de estudio en teorías científicas
Tal vez recuerde de nuestra discusió n sobre las preferencias de las mujeres por los rostros
masculinos en el capítulo anterior, có mo la relació n no era tan clara como los científicos
esperaban originalmente. En general, las mujeres parecen preferir rostros masculinos
ligeramente feminizados, pero esta es una tendencia muy laxa y los estudios má s antiguos
tendían a dar resultados contradictorios. Impulsado por los resultados inconsistentes en la
literatura, un equipo de científicos britá nicos y japoneses decidió probar una hipó tesis
original que sospechaban que podría comenzar a explicar las discrepancias. Los resultados
de sus experimentos con puntos de referencia se publicaron en la revista "Nature" en 1999.
Antes de entrar en los experimentos reales, establezcamos los antecedentes teó ricos que
[74]

los hicieron posibles.


Los rostros masculinos en los hombres indican una calidad genética subyacente; los
hombres con rostros má s masculinos tienden a tener una dotació n genética superior a sus
contrapartes má s feminizadas. La testosterona es en realidad un inmunosupresor: una
hormona que inhibe el funcionamiento inmunoló gico del hombre. Esto lo deja vulnerable al
ataque de pató genos como virus y bacterias. Los rasgos faciales masculinos como la cara
inferior grande y la mandíbula son indicativos de niveles altos de testosterona durante el
desarrollo, niveles que solo los hombres con un nivel inmunoló gico de alto funcionamiento
(hombres inmunocompetentes) pueden permitirse. Al desarrollar rasgos faciales
masculinos, estos hombres les está n indicando a las mujeres su estado genético deseable,
que sus hijos también heredará n. Los hombres que no tienen un sistema inmunoló gico
genuinamente de alto funcionamiento no pueden darse el lujo de secretar testosterona
adicional mientras su rostro se está desarrollando (si lo hacen, su salud podría verse
seriamente comprometida por los pató genos) y permanecer má s feminizados. Aunque
tienen mejores genes, los hombres masculinos también son má s propensos a ser malos
socios y padres a largo plazo. Estos hombres tienden a tener má s parejas sexuales y está n
menos interesados en buscar relaciones exclusivas a largo plazo y criar hijos. Esto deja a las
mujeres con un dilema evolutivo. Por un lado, las mujeres deberían haber desarrollado una
preferencia por tener hijos de hombres masculinos, ya que estos hijos heredará n los genes
buenos de sus padres. Por otro lado, debido a que los hombres masculinos no son un
material muy bueno para las relaciones, las mujeres deberían haber desarrollado una
preferencia por formar vínculos de pareja a largo plazo con hombres má s feminizados que,
en general, son mejores parejas y padres. Estos son objetivos contradictorios. No puedes
tener tu pastel y comértelo.
¿O puedes tú ? Los investigadores plantearon la hipó tesis de que las mujeres podrían haber
desarrollado una solució n a este enigma. Esto sería buscar relaciones a largo plazo con
hombres relativamente feminizados (parejas principales) y tener encuentros sexuales
clandestinos con hombres relativamente masculinizados (parejas extraparejas). Los
bió logos se refieren a estos encuentros sexuales clandestinos como có pulas extraparejas o
CPE. Los CPE se han estudiado extensamente en otras especies, especialmente aves, cuyo
sistema de apareamiento socialmente monó gamo se parece al nuestro en muchos aspectos.
Los machos y las hembras cooperan en la construcció n del nido y la crianza de los
polluelos, y la hembra es ostensiblemente fiel al macho. Pero un porcentaje sustancial de
estas mujeres aparentemente fieles se involucran en EPC, casi siempre con hombres que
son genéticamente superiores a su pareja principal. La descendencia concebida a través
[75]

de estos EPC también tiende a ser má s saludable que sus medio hermanos que son
engendrados por la pareja principal de la hembra. [76]

Una estrategia de EPC similar en humanos requeriría dos condiciones. Primero, las mujeres
solo deben buscar CPE con hombres masculinos cuando ovulan. Dado que el propó sito de
las CPE es obtener material genético superior para su descendencia, las mujeres no
tendrían ninguna razó n para participar en ellas fuera de la ovulació n, cuando la concepció n
es imposible. En segundo lugar, esta estrategia debería ser sutil, de lo contrario, los socios
principales podrían darse cuenta de la infidelidad de sus socios y abandonarlos. La
estrategia EPC solo debe llevarse a cabo en el momento adecuado y en las condiciones
adecuadas. Como mínimo, estas condiciones son: a) mujer ovulando, b) pareja extrapareja
adecuada disponible, yc) pareja principal no presente. Si estas condiciones nunca se
materializan durante la vida de una mujer, que así sea; simplemente no seguirá la
estrategia EPC. La evolució n funciona a largo plazo, en tiempo geoló gico. Las consecuencias
reproductivas de un efecto muy sutil e imperceptible, a lo largo de la vida de una mujer,
pueden acumularse dramá ticamente a lo largo de muchas generaciones. Y no hay mejor
manera de lograr este efecto sutil que ajustar levemente la atracció n de la mujer por los
rostros masculinos cuando está ovulando. Tan suavemente, de hecho, que ni siquiera se da
cuenta de lo que está sucediendo.
Para probar esta hipó tesis de cambio de percepció n, los investigadores pidieron a las
mujeres japonesas que seleccionaran el rostro masculino má s atractivo de una serie de
compuestos creados digitalmente que habían sido manipulados a varios niveles de
masculinidad. Los resultados apoyaron la hipó tesis del cambio de percepció n. Las mujeres
japonesas seleccionaron rostros masculinos má s masculinos cuando ovulaban y rostros
menos masculinos cuando estaban en la fase no fértil de su ciclo menstrual. Para confirmar
aú n má s su hipó tesis, en un segundo experimento, los investigadores permitieron a una
muestra de mujeres britá nicas alterar digitalmente rostros masculinos compuestos a lo
largo de un espectro feminizado-masculinizado, con el fin de crear su pareja ideal para una
relació n a largo o corto plazo. Como era de esperar, las preferencias de las mujeres por las
caras de sus parejas a largo plazo fueron las mismas, independientemente de la fase de su
ciclo menstrual.
Con el perió dico Nature se habían abierto las compuertas. Los psicó logos evolutivos
rá pidamente tomaron la pelota y comenzaron a experimentar para descubrir otros cambios
de percepció n similares. Después de casi dos décadas, esta línea de investigació n ha
arrojado resultados impresionantes. Ahora sabemos que los cambios en las preferencias
[77]

de las mujeres por los rostros masculinos no son aislados, sino que forman parte de un
conjunto coordinado y afinado de cambios de percepció n. Estos cambios coordinados guían
a las mujeres que ovulan a buscar numerosos indicadores de masculinidad, como voces
masculinas y cuerpos masculinos. Al mismo tiempo, las mujeres que ovulan muestran una
mayor preferencia por las características masculinas que señ alan la calidad genética,
independientemente de la masculinidad, como la simetría y el atractivo. Incluso las
preferencias de las mujeres por los aromas se ven afectadas por su estado de ovulació n. A
la hora de ovular, las mujeres muestran una clara preferencia por los olores de los hombres
con mayor calidad genética. Estos cambios concertados en las preferencias está n ausentes
en las mujeres que toman la píldora u otros anticonceptivos hormonales.
Los cambios cíclicos en las preferencias van acompañ ados de cambios cíclicos en el
comportamiento. La investigació n ha encontrado que las mujeres que ovulan está n menos
interesadas en la intimidad y má s interesadas en las fantasías sexuales y el sexo casual. Se
sienten menos comprometidos con su pareja principal e informan menos satisfacció n con
su relació n. En consonancia con estos cambios, asisten con mayor frecuencia a lugares
como reuniones sociales y discotecas, a menudo sin su pareja. Su atracció n por otros
hombres crece y se involucran en EPC a tasas má s altas. Como se predijo, la magnitud de
estos cambios depende de la calidad genética de las parejas de las mujeres. Las mujeres que
ovulan cuyas parejas principales son menos atractivas muestran una mayor inclinació n
hacia el sexo fuera de la pareja. Las mujeres que no son genéticamente compatibles con su
pareja principal también muestran cambios má s grandes. Como en el caso de los cambios
[78]

de percepció n, los cambios de comportamiento son muy sutiles. Si espera encontrarlos


personalmente en mujeres que conoce, se sentirá decepcionado. Los investigadores solo
pueden detectarlos mediante el uso de grandes grupos de mujeres y sofisticadas pruebas
estadísticas.
Mi propó sito al contar esta historia científica es proporcionar un está ndar con el que ahora
podamos comparar las teorías simples sobre el apareamiento. Lo primero que hay que
tener en cuenta es lo poco intuitiva que ha sido esta investigació n. No hay nada en nuestra
psicología popular que pueda llevarnos a esperar que las preferencias de las mujeres por
los rostros masculinos cambien cada mes y lo hagan de manera predecible, como un reloj. A
lo largo de la historia registrada, la atracció n romá ntica y sexual ha estado entre los temas
culturales má s populares. Miles de filó sofos, poetas, autores, mú sicos, artistas y,
ú ltimamente, gurú s de la seducció n y entrenadores de citas han dedicado su vida a este
tema. Se han escrito innumerables obras. Miles de millones de mujeres experimentan estos
cambios todos los meses. Sin embargo, nadie sospechó siquiera la existencia de estos
cambios.
Faltaba algo: ideas y teorías sofisticadas muy alejadas de la psicología popular pero con
mucho má s poder explicativo. Para comprender qué hace que un rostro masculino sea
atractivo, un investigador debe mirar má s allá de conceptos simples como "atracció n" y
"deseo". Debe recurrir a disciplinas como la inmunología, la zoología y la genética,
disciplinas que en la superficie superficial que nos sirvió nuestra psicología popular no
tendrían absolutamente ninguna conexió n con la razó n por la que una mujer debería
gustarle un hombre. El investigador debe seleccionar cuidadosamente las teorías y
hallazgos relevantes de estos campos aparentemente desconectados y usar su mejor
pensamiento analítico de una manera que a menudo va en contra de sus propias
intuiciones populares. Entonces solo puede esperar que los resultados sean los esperados,
no hay garantías.
Pero las ideas y las teorías no son suficientes. La investigació n sofisticada necesita métodos
sofisticados. El apareamiento humano es muy "ruidoso", con numerosos factores siempre
en juego. Las diferencias individuales entre mujeres y hombres también son grandes. Por
esta razó n, las observaciones casuales de la experiencia personal de un científico serían
inú tiles. En cambio, el científico necesita comparar grandes grupos de mujeres
seleccionadas al azar sobre la base de las variables que le interesan. En este caso, necesita
comparar grupos de mujeres que ovulan y no ovulan. También necesita crear
cuidadosamente los estímulos relevantes que deberían diferir de manera similar solo en las
variables de interés, en este caso rostros masculinos masculinizados frente a feminizados.
Luego, se deben utilizar métodos estadísticos para capturar las diferencias entre los grupos
de mujeres que a simple vista no pueden discernir.
Si bien ha sido un avance científico fascinante, nuestra comprensió n emergente de la
naturaleza cíclica de los cambios de percepció n y comportamiento de las mujeres aú n no es
lo que llamaríamos conocimiento aplicado o prá ctico. Por diversas razones, su utilidad
diaria para un hombre que quiera mejorar su apareamiento es nula. Para empezar, estos
cambios son muy sutiles. Las diferencias individuales en las preferencias de elecció n de
pareja y el comportamiento entre las mujeres, ya sean de origen genético o ambiental, son
enormes en comparació n con el cambio que tiene lugar dentro del ciclo de una mujer. En
segundo lugar, la ovulació n en las mujeres está oculta, lo que significa que a menos que un
hombre comience a administrar pruebas de ovulació n, no tendría forma de saber si sus
fechas está n ovulando. En tercer lugar, incluso si de alguna manera supiera el momento de
la ovulació n de una mujer, no podía saber exactamente cuá l era su posició n en la cualidad
genética o en los continuos de masculinidad / feminidad. Por ejemplo, un hombre que se
considera a sí mismo muy masculino y dominante podría sorprenderse al descubrir que si
su rostro, cuerpo y personalidad fueran evaluados y clasificados entre todos los demá s
hombres de su població n, resultaría ser bastante medio o bajo. en estas dimensiones.
Cuarto, incluso si de alguna manera tuviera una idea precisa de dó nde se encuentra, no
sabría qué hacer al respecto, ya que los psicó logos aú n tienen que desarrollar sistemas
probados que adapten el comportamiento masculino a las variaciones en la psicología
femenina. cuerpo y personalidad evaluados y clasificados entre todos los demá s hombres
de su població n, resultaría ser bastante medio o bajo en estas dimensiones. Cuarto, incluso
si de alguna manera tuviera una idea precisa de dó nde se encuentra, no sabría qué hacer al
respecto, ya que los psicó logos aú n tienen que desarrollar sistemas probados que adapten
el comportamiento masculino a las variaciones en la psicología femenina. cuerpo y
personalidad evaluados y clasificados entre todos los demá s hombres de su població n,
resultaría ser bastante medio o bajo en estas dimensiones. Cuarto, incluso si de alguna
manera tuviera una idea precisa de dó nde se encuentra, no sabría qué hacer al respecto, ya
que los psicó logos aú n tienen que desarrollar sistemas probados que adapten el
comportamiento masculino a las variaciones en la psicología femenina.
Las mismas o similares limitaciones se aplican a la mayoría de los avances que los
psicó logos han realizado para comprender los mecanismos de apareamiento de las
mujeres. Debido a la complejidad del tema, cuando los psicó logos quieren estudiar algo que
les interesa, como los cambios de percepció n dependientes de la ovulació n, necesariamente
lo estudian de forma aislada. Si no aislaran las cosas, no podrían comenzar a investigar.
Pero esto es solo un mal necesario. Aislar algo y estudiarlo por sí solo funciona bien en
disciplinas como la física y la química que se ocupan de cosas relativamente simples. Pero
cuando se trata del objeto má s complejo del universo conocido, el cerebro humano, este
enfoque seguramente será lento, doloroso y lleno de errores.
La gran caja negra
Podemos describir de manera ú til la elecció n de pareja femenina como una gran caja negra.
Se sabe poco, y aú n menos se sabe con certeza. Para los propó sitos de este libro, un texto
popular dirigido a hombres que quieren respuestas prá cticas, he pintado deliberadamente
una imagen optimista de los hallazgos de la investigació n. En mi descripció n simplificada,
hay incrementos acumulativos e irreversibles en el conocimiento, donde los nuevos
estudios agregan piezas adicionales a una base ya só lida. Esta ha sido una simplificació n
excesiva. Al leer la literatura técnica que utilizan los psicó logos evolucionistas para
comunicarse, le sorprenderá el alcance de sus desacuerdos y las inconsistencias en muchos
de los resultados de sus estudios. El mismo experimento, utilizando métodos muy similares
o incluso idénticos, dará resultados diferentes cuando se realice una segunda vez. Esto se
remonta al problema que discutimos anteriormente de tratar de aislar y estudiar
artificialmente un pará metro de un sistema donde esto nunca se puede lograr por
completo. Incluso cuando crea que está siguiendo fielmente el plan de un experimento
exactamente como lo describió otro psicó logo en una revista técnica, es posible que se esté
perdiendo algo que contribuyó de manera ú nica a los resultados anteriores. Es posible que
el psicó logo anterior no lo supiera o que lo haya considerado demasiado trivial para
informar. Esto podría ser cualquier cosa, desde las características ú nicas de la població n de
estudio, la ubicació n geográ fica o la época del añ o, hasta detalles mundanos como el tipo de
pantalla de computadora y el software utilizado en el experimento. Incluso cuando crea que
está siguiendo fielmente el plan de un experimento exactamente como lo describió otro
psicó logo en una revista técnica, es posible que se esté perdiendo algo que contribuyó de
manera ú nica a los resultados anteriores. Es posible que el psicó logo anterior no lo supiera
o que lo haya considerado demasiado trivial para informar. Esto podría ser cualquier cosa,
desde las características ú nicas de la població n de estudio, la ubicació n geográ fica o la
época del añ o, hasta detalles mundanos como el tipo de pantalla de computadora y el
software utilizado en el experimento. Incluso cuando crea que está siguiendo fielmente el
plan de un experimento exactamente como lo describió otro psicó logo en una revista
técnica, es posible que se esté perdiendo algo que contribuyó de manera ú nica a los
resultados anteriores. Es posible que el psicó logo anterior no lo supiera o que lo haya
considerado demasiado trivial para informar. Esto podría ser cualquier cosa, desde las
características ú nicas de la població n de estudio, la ubicació n geográ fica o la época del añ o,
hasta detalles mundanos como el tipo de pantalla de computadora y el software utilizado
en el experimento.
Volviendo a la analogía de la caja negra, sabemos, en líneas generales, algunos de los
criterios de elecció n de pareja que usan las mujeres para seleccionar a un hombre, pero
estos son solo los insumos que se introducen en una má quina muy complicada. Cuando
escribe algunas palabras clave de bú squeda en el motor de bú squeda de Google, la pá gina
devuelve inmediatamente una lista de resultados. El hecho de que conozca las palabras
clave que llevaron a los resultados en su pantalla no se hace ilusiones de que comprende el
funcionamiento interno del có digo de bú squeda. Tiene miles de millones de líneas y se
ejecuta en innumerables servidores en todo el mundo. De manera similar, las mujeres
pueden sentirse “atraídas” o “desinteresadas” por un hombre sin esfuerzo e
instintivamente. Les llega con la misma aparente facilidad con que los resultados de la
bú squeda aparecen en su navegador. Pero detrá s de estas evaluaciones instantá neas y sin
esfuerzo hay un enorme aparato computacional oculto dentro de su cavidad craneal,
incrustado en tejido neural. Un psicó logo evolutivo puede dar un esquema teó rico
interesante de los criterios de elecció n de pareja má s importantes de las mujeres, pero
todavía no puede decir mucho con certeza sobre el complicado "có digo" que utilizan para
procesar las diversas entradas y realizar la evaluació n. Quizá s nuestro avance má s só lido
en las ú ltimas décadas ha sido apreciar cuá n largo y sofisticado resultará ser el có digo. Lo
que alguna vez se consideró ingenuamente un simple proceso de “aprendizaje social” está
resultando ser increíblemente complejo, multidimensional y variable. Veamos algunos de
los pará metros que deberá n incluirse en cualquier descripció n futura completa de la caja
negra.
Partiendo de lo molecular, parte de la variabilidad en la elecció n de pareja femenina se
debe al hecho de que las mujeres se sienten má s atraídas por los hombres que son
genéticamente diferentes. La similitud puede ser deseable cuando se trata de cosas como
[79]

personalidades e intereses, pero debido a la forma en que está configurado nuestro sistema
de herencia genética, la similitud de ciertos genes es indeseable. En condiciones de extrema
similitud genética, como en el incesto, el niñ o resultante puede quedar gravemente
discapacitado o deformado. En los apareamientos de personas moderadamente similares,
como dos parientes lejanos, el niñ o puede ser simplemente menos inteligente, atractivo o
saludable que el promedio. Por otro lado, cuanto má s diferentes o diferentes son los genes
de los padres, má s saludables tienden a ser sus hijos. Una mujer evalú a la idoneidad
[80]

genética de un hombre a través de su nariz. Cuanto má s diferente sea su ADN al de ella, má s


atractiva le parecerá su olor. Sabemos esto por los estudios de laboratorio que piden a las
mujeres que califiquen el atractivo de los olores de los hombres, pero las implicaciones
para las relaciones de la vida real van má s allá de la nariz. Las pruebas genéticas de parejas
de la vida real revelan que la calidad de su vida sexual está relacionada con el grado de
similitud genética de las parejas. Cuanto má s genéticamente similar es una mujer a su
pareja, má s disminuyen sus niveles de deseo sexual y satisfacció n, y es má s probable que
ella lo engañ e.
[81]
Otra fuente de variació n en las preferencias de elecció n de pareja de las mujeres son las
experiencias ú nicas que reciben durante sus primeros añ os. La niñ ez y la adolescencia son
períodos críticos de aprendizaje que tendrá n efectos persistentes en varias á reas de la vida
de una mujer, y el apareamiento no es una excepció n. El padre de la niñ a proporciona una
plantilla muy conveniente y de fá cil acceso para la apariencia de un hombre, y no es
casualidad que cuando crecen las mujeres tienden, estadísticamente, a sentirse atraídas por
hombres que se parecen a sus padres. La investigació n encuentra que a las mujeres les
gustan los hombres de la misma raza y cultura que su padre, los hombres con el mismo
color de cabello y ojos, así como los hombres con rasgos faciales similares. Detalles como
[82]

la cantidad de vello facial y corporal que les gusta a las mujeres en un hombre o la fuerza de
su preferencia por los hombres altos también está n relacionados con la vellosidad y la
estatura de su padre, respectivamente. Incluso el grado en que una mujer se siente atraída
por hombres mayores está influenciado por la edad de su padre al nacer. Las mujeres [83]

nacidas de padres mayores - y madres - "toleran" a los hombres que son mucho mayores
sustancialmente mejor que los nacidos de padres má s jó venes. Esta línea de investigació n
es muy reciente y apenas comienza a rascar la superficie de experiencias infantiles
relevantes. Factores como la personalidad de los padres, la naturaleza de su relació n o la
paternidad que la mujer recibió de niñ a seguramente también influirá n.
Otra variació n en las preferencias de pareja se debe al hecho de que no todas las mujeres
tienen el mismo valor de pareja. Lo que a una mujer le gustaría de un hombre no siempre
[84]

es lo que puede lograr de manera realista, especialmente si ella misma no es


particularmente deseable. Los seres humanos tienden a aparearse de forma variada, lo que
significa que es má s probable que hombres y mujeres acaben con alguien de valor de pareja
má s o menos similar. Tiene sentido que las mujeres, y los hombres, estén en sintonía con el
valor de su pareja personal y establezcan el listó n de lo que esperan de una pareja a la
altura adecuada. En el pró ximo capítulo discutiremos có mo esto afecta el comportamiento
de apareamiento de los hombres, pero un proceso similar ocurre con las mujeres. La fuerza
de las preferencias de las mujeres por las características masculinas, como rostros
simétricos y piel atractiva, está moderada por su propio atractivo autopercibido: cuanto
má s deseable es la mujer, má s fuertes son estas preferencias. La percepció n de una mujer
[85]

de su propio atractivo, a su vez, depende en gran medida del contexto social, es decir, có mo
le va en relació n con otras mujeres en su entorno inmediato. [86]

En los ú ltimos añ os, estamos empezando a darnos cuenta de cuá n adeptas son las mujeres
a la hora de adaptar sus preferencias de apareamiento a su entorno local. En el Capítulo 1
vimos có mo el atractivo físico de los hombres está ligado a su calidad genética, salud y
capacidad para resistir pató genos. Las mujeres que se aparean con hombres que poseen
estas deseables cualidades genéticas las transmiten, hasta cierto punto, a sus hijos. En
consecuencia, las mujeres que viven en entornos donde prevalecen los pará sitos y otros
pató genos valoran el atractivo físico de un hombre. En contraste, las mujeres en
[87]

entornos má s pobres, donde la crianza de los hijos es exigente y la mortalidad infantil es


alta, dan má s importancia al potencial de adquisició n de recursos de un hombre y su
voluntad de invertir en la relació n. Estos cambios en el peso relativo de las preferencias
[88]

garantizan que el apareamiento de las mujeres se adapte a su entorno social y ecoló gico.
Las mujeres también ajustan su comportamiento a la proporció n de sexos local (el
porcentaje de hombres frente a mujeres en la població n). Cuando las mujeres son má s
escasas, su selectividad aumenta y está n menos dispuestas a tener relaciones sexuales sin
compromiso. [89]

Las diferencias discutidas hasta ahora en esta secció n son provocadas por el medio
ambiente. Surgen de la tremenda plasticidad y capacidad del cerebro humano para
responder adecuadamente a diferentes circunstancias ambientales. Pero otras diferencias
son casi con certeza genéticas, lo que significa que los diferentes genes que las mujeres
heredan de sus padres conducen a diferencias discretas e inflexibles en las preferencias y
comportamientos de apareamiento. Estas diferencias genéticas surgen, al menos en parte,
de lo que los bió logos llaman selecció n dependiente de la frecuencia, un proceso en el que
las variantes genéticas funcionan mejor cuanto má s raras son. No hay casos confirmados
[90]

de selecció n dependiente de la frecuencia en la elecció n de pareja de las mujeres, y no los


aburriré con los detalles complicados. Baste decir que primero necesitaremos una hipó tesis
de trabajo só lida sobre el proceso evolutivo que mantiene las diferentes variantes genéticas
y luego una forma de separar las diferencias de comportamiento inducidas genéticamente
de todo el "ruido" que surge de las diferencias ambientales (y de las diferencias debidas a
otros procesos genéticos). El paso final será identificar estas variantes genéticas a nivel
molecular, identificando los cromosomas y genes específicos responsables. En la
actualidad, no estamos ni cerca de este nivel de sofisticació n de la investigació n.
***
Ya sea que lo sepan o les importe expresarlo en estos términos, los métodos psicoló gicos
pretenden romper la elecció n de pareja femenina. Afirman explícita o implícitamente que
mediante su uso un hombre puede engañ ar sistemá ticamente a las mujeres para que lo
acepten, mujeres que de otro modo lo rechazarían. Si todo el problema de la elecció n de
pareja femenina se reduce a un pequeñ o grupo de estados psicoló gicos internos como
"atracció n" y "seducció n", entonces resolverlo no parece un gran problema. La
desalentadora caja negra que acabamos de describir ni siquiera existe, fuera de la vista,
fuera de la mente. En lo que respecta a la industria de la seducció n, el proceso de
apareamiento está hecho de simples bloques de construcció n psicoló gicos populares, y
todo tiene lugar a través de la camisa de fuerza del modelo laico. Por lo tanto, es de esperar
que los teó ricos legos y los entrenadores de seducció n siempre identifiquen la razó n por la
que el intento de apareamiento falló en la mala ejecució n del método. No hay espacio para
otros factores en la estrecha cosmovisió n del modelo. El estudiante entregó el abridor
demasiado rá pido, por ejemplo, o estaba demasiado lejos de la mujer, o no respondió
adecuadamente a una señ al de interés o desinterés. Alternativamente, si la mujer dijo que
sí, fue porque el método se ejecutó correctamente y má s pruebas de la validez del modelo.
Como dice el refrá n, cuando la ú nica herramienta que tienes es un martillo, todo empieza a
parecer un clavo. Una vez que uno llega má s allá de su comprensió n psicoló gica popular del
problema y comienza a abordarlo desde dominios menos accesibles como la biología y la
ciencia cognitiva, su enormidad se hace evidente. Crucialmente,
Por que nada es gratis
Suponiendo que hubiera algú n mérito en ellos para empezar, los creadores de métodos
psicoló gicos ni siquiera se molestan en probar si su enseñ anza se realiza de una manera
ó ptima o incluso factible. Simplemente se asume que transmitir verbalmente algunas
instrucciones o ideas al estudiante será suficiente. Ademá s, cuanto má s contenido se
transmita, mejor. Los líderes de la industria se enorgullecen de la amplitud y amplitud de
su contenido instructivo. Ofrecen conjuntos de libros, audio y video extensos y de varios
volú menes que cubren todos los aspectos de la excitació n y la seducció n. Se le pide al
estudiante que estudie esta masa de contenido en casa y luego la aplique a mujeres reales.
Pero esta es una idea extremadamente improbable de la eficacia de la enseñ anza.
Si le doy una regla simple y le indico que haga un esfuerzo sincero y consciente para
aplicarla en su vida diaria, es muy probable que tenga éxito. Si le doy dos reglas, es
probable que aplique ambas, pero sus posibilidades será n menores. Si ahora te doy horas
de conferencias teó ricas sobre diez o veinte reglas complicadas, es una apuesta segura que
al final habrá s olvidado la mayor parte. En el mejor de los casos, aplicará las reglas de
manera inconsistente y desorganizada antes de finalmente darse por vencido. Pero esto
[91]

es exactamente lo que hacen la mayoría de los métodos psicoló gicos. A un estudiante sin
experiencia se le da una teoría laica y un guió n verbal y se le pide que lo ejecute. Esto sería
bastante malo si los estudiantes estuvieran tratando de aprender con calma algo como una
nueva habilidad deportiva o musical en la privacidad y comodidad de su propio hogar. En
este caso, tienen la tarea de realizar una acció n pú blica estresante y emocionalmente
debilitante en tiempo real. Se espera que se acerquen a una mujer desconocida y ejecuten
un guió n, sin haberlo hecho antes en sus vidas. Los instructores de métodos psicoló gicos no
se molestan en probar si esto se puede hacer o, mucho menos, comparan el desempeñ o con
un “grupo de control” de estudiantes a los que se les da una sola regla simple, mejor aú n,
ninguna regla.
Costo de oportunidades un concepto de la economía que se refiere a todas las opciones a las
que renuncia al elegir cualquier curso de acció n. Al elegir una acció n, automá ticamente
pierde todas las demá s. Por ejemplo, el costo real de aprender a tocar la guitarra no es el
costo del instrumento o la tutoría, sino las miles de horas que invertirá s y que podrías
dedicar a otra cosa, como aprender a tocar el piano o aprender backflips. Nada es gratis,
incluso cuando no tiene que pagar un centavo por ello. El costo es siempre lo que podría
estar haciendo en su lugar: el costo de oportunidad. Una de las cosas que má s me
impresiona de la industria de la seducció n es lo completamente ausente que está este
concepto en sus métodos de enseñ anza. Aquí el ú nico costo de las cosas es su precio de
venta al pú blico, y por cualquier precio dado, cuanto má s, mejor. Si el estudiante será
[92]

capaz de recordar, y mucho menos aplicar, algo de eso es un problema que no figura en el
universo de la industria de la seducció n. Las consideraciones de lo que podría estar
haciendo en lugar de consumir todo este contenido también está n ausentes.
Tener una idea del costo de oportunidad inherente a varios métodos de enseñ anza no es
tarea fá cil. Sería necesario compararlos sistemá ticamente y seguir el progreso de los
estudiantes sometidos a los diversos métodos a lo largo del tiempo. Solo entonces los
métodos de enseñ anza podrían calificar como racionales y se justificarían decisiones como
agregar un quinto video adicional o extender el taller por un día. Pero debido a que los
métodos de enseñ anza concebibles son infinitos, sería necesario comenzar desde lo bá sico.
Comience con un contenido mínimo y desarrolle a partir de ahí, estudiando el costo de
oportunidad en cualquier rama nueva de contenido agregado. Este es un proceso largo y
arduo, muy diferente al método favorito de la industria de la seducció n de arrojar a ciegas
contenido creciente contra la pared y esperar que se pegue.
Debido a que sus métodos de enseñ anza son inú tiles, la gran mayoría de los estudiantes de
la industria de la seducció n nunca logrará n ni siquiera dar el primer paso. Esto será
independientemente del método que elijan y sin importar si intentan aprender el método a
través de libros, videos, seminarios o instrucció n en vivo. La ansiedad de acercarse a una
mujer y tratar de aprender un nuevo método en tiempo real trabajará en conjunto para
garantizar que los estudiantes abandonen el esfuerzo incluso antes de que hayan
comenzado. Los detalles del modelo y el método realmente no importan.
Habiendo dicho eso, muchos de los artistas e instructores de seducció n que enseñ an estos
métodos llevan vidas de apareamiento asombrosas. Dejando a un lado la publicidad
publicitaria, estos hombres realmente tienen relaciones sexuales con un nú mero
extraordinario de mujeres, y estas mujeres a menudo tienen un gran valor como pareja.
Estos artistas del pickup tienen vidas sexuales cualitativamente diferentes: tienen sexo de
barril, cuando quieren. Debido a que nada en la industria de la seducció n se prueba y se
compara, el desempeñ o de estos prominentes testaferros es generalmente todo lo que el
estudiante potencial tiene que pasar al elegir su método psicoló gico. El problema, como
veremos, es que el asombroso éxito de apareamiento de estos hombres no se debe a su
método psicoló gico, sino a pesar de él.
Hemos visto por qué los métodos psicoló gicos del mercado actual son casi con certeza no
só lo ineficaces sino contraproducentes. Durante la mayor parte del resto de este capítulo
exploraremos por qué es poco probable que cualquier método psicoló gico concebible,
incluso un método futuro sofisticado que evite todos los problemas de los existentes, tenga
má s que efectos marginales. Pero el capítulo tiene un final feliz, donde revisamos datos de
investigaciones que sugieren fuertemente que puede descartar los métodos psicoló gicos
por completo y aú n así tener mucho éxito con las mujeres. En el pró ximo capítulo,
tomaremos esta pepita de esperanza y la convertiremos en un método completo pero muy
simple que puede comenzar a usar de inmediato para transformar su vida de
apareamiento.
Facultades evolucionadas y habilidades adquiridas
La base del marketing de la industria de la seducció n es la idea de que interactuar con las
mujeres es una habilidad y que esta habilidad se puede enseñ ar. Hay niveles de
competencia (como principiante, intermedio y avanzado) y material didá ctico
supuestamente adaptado al nivel del alumno. Como era de esperar, a la industria le gusta
enfatizar lo similar que es ligar mujeres a aprender otras habilidades. Tom Torero, un
entrenador con sede en Londres, explica por qué la sugerencia de "ser tú mismo" con las
mujeres es una locura:
[...] pero para los hombres que se meten en esto [ligar mujeres] ese es un consejo
estúpido. Es como un instructor de manejo en tu primera lección, simplemente
abriendo la puerta y diciendo "buena suerte, solo sé tú mismo, solo maneja el auto,
siéntete bien hombre, solo siente la vibra - todo estará bien". Te subes a un coche
de Fórmula 1, mira qué pasa. Entonces, tienes que aprender esas técnicas de
juego, tienes que aprender esas estructuras, tienes que aprender esos pequeños
gambitos, frases ingeniosas, historias, tienes que cambiar tu moda, tu postura y tu
voz [...]
[93]

En otra ocasió n, Torero habla de mujeres con un ex jugador de pó quer profesional. La


discusió n se centra rá pidamente en las similitudes entre el pó quer y las mujeres.
Torero: [...] como saben, estoy en contra del modelo de "sé tú mismo", "sé natural",
"pruébalo", y supongo, un tipo que entra en un torneo [de póquer] profesional, y
me dijiste: "Tom, sí, dale una oportunidad, solo siente la vibración de la
habitación", sería un suicidio, ¿no?
Jugador de póquer: Sería muy caro aprender a jugar al póquer siendo
básicamente uno mismo. [94]

El énfasis que Torero pone en las similitudes entre las mujeres, por un lado, y el pó quer o la
conducció n de automó viles, por el otro, es comprensible desde una perspectiva de
marketing. Sin embargo, bioló gicamente, los dos no podrían estar má s separados. El
problema con la analogía es que los coches y el pó quer solo han existido durante uno o dos
siglos, mientras que las mujeres han sido un elemento permanente de nuestro entorno
durante tanto tiempo. Desde el punto de vista de nuestra especie, son tan antiguos como el
sol y las rocas.
La evolució n es muy lenta. Dependiendo de varios pará metros, pueden pasar muchos miles
o decenas de miles de añ os para que un solo gen modificador del cerebro, o modificador de
cualquier cosa, se propague en una població n humana. La evolució n no ha tenido tiempo
suficiente para preparar nuestro cerebro específicamente para conducir coches o jugar al
pó quer; son novedades medioambientales. Se nos debe enseñ ar, lenta y minuciosamente, a
hacer estas cosas. Al principio, la tarea de conducir un automó vil, por ejemplo, puede ser
tan abrumadora que muchos de nosotros estamos convencidos de que nunca
aprenderemos a conducir. Debemos planificar conscientemente y pensar en cada uno de
nuestros movimientos, y el proceso de aprendizaje es tan fá cil como correr a través del
agua hasta las rodillas con pesas en los tobillos. Con el pó quer las cosas dan menos miedo:
es un juego relativamente fá cil y no tenemos que preocuparnos por lastimarnos a nosotros
mismos oa otros. Pero como señ ala Torero, Intente jugar por dinero en un entorno
competitivo como un casino; a menos que tenga añ os de experiencia y estudio para seguir
adelante, perderá rá pidamente su dinero. Los coches y el pó quer son solo dos ejemplos de
novedades medioambientales que no existían hasta hace muy poco, pero la vida moderna
está llena de ellas. Pianos, violines, motocicletas, libros de texto de química, lenguajes de
programació n de computadoras y ajedrez son algunos de los miles de ejemplos que me
vienen a la cabeza.
Ahora comparemos estas novedades ambientales con características de nuestro mundo
que nos acompañ aron desde siempre, como el sol, las rocas y, por supuesto, las mujeres. [95]

Cuando algo ha existido durante tanto tiempo, la evolució n es capaz de "aprender"


lentamente sobre ello y equiparnos con un conocimiento "innato" o "cableado". De esta
manera, cada nueva generació n no tiene que empezar a aprender desde cero. Este tipo de
aprendizaje evolutivo es muy diferente del aprendizaje diario normal que ocurre cuando
intenta aprender a conducir un automó vil o tocar el piano. Tiene lugar a través de genes
modificadores del cerebro que se sustituyen entre sí en el tiempo geoló gico. Los genes que
modifican el cerebro de acuerdo con la característica relevante del entorno se diseminan en
la població n, reemplazando a los genes anteriores que carecían de este alineamiento. Los
productos finales de este aprendizaje genético muy lento se denominan programas de
desarrollo. Estos programas está n integrados en nuestro cerebro y nos permiten venir a
[96]

este mundo con un conocimiento innato, evitá ndonos el tipo de aprendizaje de prueba y
error que de otro modo sería necesario. Tal aprendizaje de prueba y error no solo tomaría
mucho má s tiempo y daría como resultado numerosos errores potencialmente fatales, sino
que a menudo sería imposible.
Un excelente ejemplo de un programa de desarrollo es la adquisició n del lenguaje, que vale
la pena discutir con cierto detalle. La adquisició n del lenguaje se logra a través de un
programa de desarrollo dedicado llamado LAD (Dispositivo de Adquisició n del Lenguaje),
que está activo en la niñ ez. Después de los siete añ os, este programa de desarrollo
disminuye gradualmente, antes de apagarse por completo en la pubertad. Mientras el
[97]

LAD está activo, en unos pocos añ os todos pasamos de balbuceos incompetentes a


hablantes competentes de nuestra lengua materna. Todos los niñ os sanos,
independientemente del nivel socioeconó mico de su familia o de su inteligencia general, se
vuelven competentes en su idioma local a la edad de cinco o seis añ os. Lo hacen sin
esfuerzo, en su mayoría sin siquiera entender lo que está n haciendo. Recuerdo que cuando
era un niñ o que crecía en Grecia, los adultos me preguntaban si hablaba inglés, porque mi
madre es de Estados Unidos. Y aunque hablaba inglés y griego con fluidez, la pregunta no
tenía sentido para mí. No entendía qué era "inglés", o "griego" para el caso. Podía hablar
ambos idiomas sin esfuerzo y cambiar de uno a otro dependiendo de con quién estaba
hablando, sin darme cuenta de lo que estaba haciendo.
Contrasta la facilidad, rapidez y perfecció n con la que los niñ os aprenden un idioma a
través del LAD, con el laborioso, miserable y descuidado proceso de los adultos que deciden
aprender un idioma extranjero. Para entonces, el LAD se habrá desconectado y añ os de
estudio intensivo y dedicado producirá n inevitablemente una competencia lingü ística
inferior a la de un niñ o de habla nativa. El adulto casi siempre cometerá al menos algunos
errores y nunca dominará un acento nativo. El modo de aprendizaje ahora ha cambiado de
un programa de desarrollo rá pido, sin esfuerzo y dedicado, al aprendizaje diario de una
novedad a través de prueba y error.
El LAD ilustra dos propiedades del programa de desarrollo que nos interesan. En primer
lugar, los diferentes programas de desarrollo operan a diferentes edades. Pueden activarse
en una determinada etapa de nuestra vida y desactivarse en otra. Como los dientes o los
senos, el hecho de que no estén presentes al nacer los hace no menos innatos. En segundo
lugar, el hecho de que sean innatos no significa que los programas de desarrollo no
requieran insumos ambientales para funcionar. En el caso de la adquisició n del lenguaje,
los insumos ambientales necesarios son los sonidos del lenguaje hablado al que estamos
expuestos cuando somos niñ os, ya sea inglés, griego o chino. Un niñ o que crece sin estar
expuesto a un idioma hablado no aprenderá ningú n idioma, LAD o no LAD. Aunque los
programas de desarrollo son, en ú ltima instancia, de naturaleza genética, Habiendo sido
formados por genes modificadores del cerebro que se sustituyen entre sí en el tiempo
geoló gico, todavía pueden depender mucho del medio ambiente para su funcionamiento.
Dependiendo del grado en que requieran insumos ambientales, los programas de
desarrollo pueden clasificarse como abiertos o cerrados. Los programas de desarrollo
abiertos son sensibles a los estímulos ambientales que se espera que varíen en el entorno
del organismo, mientras que los programas de desarrollo cerrados no requieren tal
flexibilidad y, por lo tanto, no requieren insumos ambientales, lo que significa que su
producto conductual final tiende a ser mucho má s inflexible. [98]

El LAD fue un ejemplo de un programa de desarrollo abierto. Se pueden encontrar ejemplos


de programas de desarrollo cerrados en los dominios del sol y las rocas mencionados
anteriormente. Debido a que estas características ambientales han sido má s estables y
predecibles durante la evolució n de nuestra especie en comparació n con, por ejemplo, los
sonidos variables y las gramá ticas de los lenguajes humanos, las entradas ambientales no
son necesarias para que funcionen los programas de desarrollo correspondientes. En
respuesta a la rotació n interminable de 24 horas y al ciclo día / noche de la Tierra, hemos
evolucionado, como otros animales, el llamado ritmo circadiano. Este es un reloj bioló gico
de 24 horas que regula nuestro ciclo de sueñ o / vigilia, la temperatura corporal, la presió n
arterial, las secreciones hormonales y varias otras funciones bioló gicas para que coincida
con la interminable sucesió n del día y la noche. Incluso si está encerrado en un bú nker
subterrá neo oscuro, su ritmo circadiano seguirá oscilando una vez cada 24 horas. Aú n se
quedará dormido a ú ltima hora de la noche y se despertará por la mañ ana, aunque no sepa
conscientemente la hora. A lo largo de millones de añ os de evolució n, sus genes y su
cerebro han aprendido que no importa có mo se haya criado, dó nde se encuentre o qué esté
haciendo, un día solar es de 24 horas. A lo largo de nuestra evolució n, el día solar ha sido
una característica tan persistente e inmutable del entorno que lo hemos interiorizado,
prá cticamente se ha incorporado a nuestro cerebro. A lo largo de millones de añ os de
evolució n, sus genes y su cerebro han aprendido que no importa có mo se haya criado,
dó nde se encuentre o qué esté haciendo, un día solar es de 24 horas. A lo largo de nuestra
evolució n, el día solar ha sido una característica tan persistente e inmutable del entorno
que lo hemos interiorizado, prá cticamente se ha incorporado a nuestro cerebro. A lo largo
de millones de añ os de evolució n, sus genes y su cerebro han aprendido que no importa
có mo se haya criado, dó nde se encuentre o qué esté haciendo, un día solar es de 24 horas. A
lo largo de nuestra evolució n, el día solar ha sido una característica tan persistente e
inmutable del entorno que lo hemos interiorizado, prá cticamente se ha incorporado a
nuestro cerebro.
Las rocas han sido fundamentales en la evolució n de otro programa de desarrollo cerrado,
a saber, la comprensió n de los humanos del movimiento de los proyectiles y la caída de
objetos, parte de nuestras capacidades físicas populares que discutimos anteriormente. Un
proyectil es un objeto sobre el que inicialmente actú a una fuerza externa y luego continú a
su camino solo a través de la gravedad. Cuando alguien te arroja una piedra, es un proyectil.
Otros proyectiles má s modernos son una pelota de béisbol que es golpeada por un bate o
una bala de cañ ó n que se dispara con un cañ ó n. Con el conocimiento científico y la
tecnología actuales, es fá cil predecir las trayectorias de estos proyectiles. Fá cil, por
supuesto, porque ahora tenemos las leyes del movimiento de Newton, así como las
complicadas herramientas matemá ticas para describir el movimiento de los proyectiles.
Pero incluso si nunca ha oído hablar de Newton y no tiene formació n matemá tica, no
tendrá problemas para esquivar una piedra que vuele en su direcció n o, lo que es má s
impresionante, para atrapar una pelota de béisbol en el aire. Ahora no se equivoque: a
menos que resuelva las matemá ticas involucradas en el movimiento de proyectiles, no
puede haber "aprender" el camino de la pelota de béisbol para atraparla; eso sería
simplemente computacionalmente imposible. El hecho de que pueda predecir dó nde estará
el proyectil es una prueba de que, en algú n nivel, su cerebro ha elaborado una
aproximació n muy cercana a las matemá ticas del movimiento de los proyectiles. Todos [99]

los seres humanos sanos desarrollan la capacidad de predecir el movimiento de los


proyectiles a una edad temprana. Lo hacen sin esfuerzo, sin guía o instrucció n y sin siquiera
darse cuenta de que de alguna manera está n resolviendo un problema matemá tico nada
despreciable. Como sucedió con el movimiento perpetuo del sol alrededor del cielo, la
evolució n tuvo millones de añ os para aprender sobre las leyes inmutables del movimiento
de los proyectiles. Esto sucedió a través de la interacció n diaria de nuestro antepasado con
objetos como piedras o palos que les arrojaron o que arrojaron a otros, frutas que se
cayeron de los á rboles y cualquier otro objeto pesado que se dejó viajar sin apoyo en el
aire.
La Tabla 2 resume có mo los programas de desarrollo contrastan con la adquisició n de
habilidades nuevas. Tó mese un momento para estudiar la tabla antes de decidir en qué
columna encaja el apareamiento con mujeres.

Aprendizaje diario de
Programas de
habilidades
desarrollo
evolutivamente
evolucionados
novedosas
Rutas de proyectiles,
Coches, ajedrez, piano,
Ejemplos de adquisició n del lenguaje,
pó quer
ritmo circadiano
Nivel de esfuerzo Generalmente sin
Esfuerzo requerido
requerido esfuerzo
Solo aquellos que se
Conseguido por Todo el mundo
esfuerzan
Presente durante la
sí No
evolución
Evolutivamente
sí No
importante
¿Es posible la
instrucción por parte No sí
de un maestro?
Tabla 2. Facultades evolucionadas (programas de desarrollo) en comparación con habilidades nuevas
La respuesta debería ser obvia. Aprendemos sobre las mujeres a través de un programa de
desarrollo dedicado y desarrollado. Al igual que las lenguas habladas, el sol y los
proyectiles, las mujeres han sido un elemento permanente del entorno de nuestra especie y
uno de los má s críticos en eso. Yo, usted y todos los hombres que viven hoy somos
descendientes de los hombres ancestrales con las carreras reproductivas má s exitosas, que
tuvieron la mayor cantidad de mujeres y dejaron la mayor cantidad de hijos. Podemos estar
seguros de que la evolució n nos ha dotado de un programa de desarrollo elaborado y
sofisticado que nos permite aprender sobre las mujeres de la manera má s rá pida y
eficiente.
El programa de desarrollo dedicado a las mujeres es abierto y requiere insumos del
entorno social para funcionar. Y está abierto porque las mujeres son ó rdenes de magnitud
má s complejas e impredecibles que entidades como el sol o los proyectiles. Un día siempre
durará 24 horas, y una vez que una piedra es lanzada al aire se puede predecir con certeza
su trayectoria, sin importar quién la haya arrojado o quién la esté observando. Las mujeres
se comportan de maneras que a) son infinitamente má s complejas, b) pueden ser
completamente impredecibles y errá ticas yc) dependen diná micamente de la persona con
la que la mujer está interactuando. Por estas razones, el programa de desarrollo
correspondiente debe estar abierto. Es un programa para toda la vida que comienza ya en
la niñ ez, cuando los niñ os pequeñ os ven inconscientemente a su madre como un modelo de
có mo se supone que debe ser una mujer. Participan en juegos sexuales con niñ as pequeñ as
y comparan sus genitales con los de otros niñ os pequeñ os. El programa de apareamiento
luego cede un poco durante la infancia posterior, antes de pasar a las primeras
interacciones sexuales en toda regla en la adolescencia. Luego continú a hasta la edad adulta
temprana y má s allá , a medida que las relaciones sexuales y romá nticas van y vienen. En el
pró ximo capítulo, entraremos en má s detalles sobre có mo se puede desarrollar este
programa en la edad adulta.
Nuestros parientes vivos má s cercanos, los chimpancés, son esclarecedores a este respecto.
Los chimpancés tienen un sistema de apareamiento muy diferente al nuestro. Las mujeres
generalmente tienen relaciones sexuales solo durante ciertos días de su ciclo menstrual. En
estos días, sus genitales se hinchará n enormemente, lo que indica a los machos del grupo
que está n cerca de la ovulació n. Por razones que no se comprenden completamente,
cuando esto sucede, las hembras suelen estar felices de aparearse con todos los machos
adultos de su grupo. Los machos a veces observará n a una hembra aparearse con varios
otros machos en sucesió n y esperará n pacientemente hasta que sea su turno. No tener sexo
es algo de lo que un chimpancé macho adulto no tendrá que preocuparse. Pero dejando de
lado las diferencias en nuestros sistemas de apareamiento, debido a un cerebro muy
grande y una vida social complicada, el chimpancé comparte con nosotros un programa de
desarrollo de por vida dedicado al apareamiento. Para poder aparearse de manera
competente, un macho adulto debe haber recibido ciertos insumos sociales durante un
período crítico de su desarrollo. Y todas las entradas no son igualmente ú tiles, como
muestran los estudios con chimpancés cautivos. Aproximadamente uno de cada tres
machos criados por humanos puede aparearse con hembras cuando son adultos, en
comparació n con aproximadamente uno de cada dos de los que se crían con otros
chimpancés de una edad similar, y casi el 90% de los que se crían con al menos un
chimpancé adulto. Ser criado por humanos es tan inapropiado para los programas de
[100]

desarrollo de estos animales que los científicos han sugerido que es mejor criar a un
chimpancé cautivo en confinamiento solitario que criarlo con humanos. [101]

Incluso si se cría en circunstancias ideales en la naturaleza, el chimpancé macho tardará


añ os en hacerlo bien. Al principio luchará con su técnica durante la có pula, sin poder
siquiera insertar su pene dentro de la hembra. Le llevará aú n má s tiempo desarrollar y
perfeccionar las señ ales de cortejo que preceden inmediatamente a la có pula. Má s adelante
en la vida, tendrá la oportunidad de desarrollar relaciones de apareamiento má s complejas
con las hembras, las llamadas "relaciones de pareja", en las que él y una hembra
desaparecen del resto de su grupo durante unos días para aparearse en paz. Al igual que en
los humanos, el apareamiento de los chimpancés también está ligado al estatus social. A
medida que asciende a través de la jerarquía de dominació n masculina y se convierte en un
macho alfa, si lo hace, el macho tendrá la oportunidad de bloquear a otros machos para que
no se apareen con una hembra mientras la monopoliza sexualmente durante un período de
tiempo. Este tipo de comportamiento posesivo es una de las formas má s efectivas de
inseminar a las hembras, pero debido a que solo puede ser ejercido por machos de alto
rango, y los machos jó venes son de bajo rango, debe suceder má s adelante en la vida.
[102]

Si tuviéramos el há bito de tener chimpancés como mascotas, rá pidamente nos daríamos


cuenta de lo ridículo que es comparar nuestro desarrollo sexual con gatos, perros o
há msteres. Estos animales siempre parecen saber qué hacer cuando llega el momento de
aparearse. Siempre lo hacen bien la primera vez, y luego todo permanece igual en los
apareamientos posteriores. Su aparente facilidad y su forma instantá neamente perfecta
pueden engañ arnos fá cilmente haciéndonos pensar que algo anda mal con nosotros, que
somos ú nicos en el reino animal por necesitar que nos enseñ en a aparearnos. Pero estos
son los animales equivocados con los que compararnos. El chimpancé es el má s cercano a
nosotros y la comparació n má s apropiada. Sin embargo, por muy sofisticada que sea su
vida social y de apareamiento, palidecen en comparació n con la nuestra, lo que significa
que nuestro programa de desarrollo correspondiente es casi con certeza incluso má s
abierto y extenso.
Algunos elementos de nuestro programa de apareamiento también será n conscientes:
tendremos que planificar y pensar en algunas cosas. Dado que somos animales sociales
conscientes que utilizamos el lenguaje como medio principal de intercambio de
informació n, esto no es sorprendente. Pero por cada elemento consciente hay una montañ a
de trabajo que ya ha sucedido y está sucediendo en el fondo del que no somos conscientes.
Al igual que el chimpancé, nuestras observaciones sobre có mo otros machos de nuestra
especie tratan con las hembras son sin duda ú tiles, al igual que el consejo ocasional de
nuestros parientes y amigos masculinos: los chimpancés no pueden hablar después de
todo. Pero no debemos perder el bosque por los á rboles. Los insumos que nuestro
programa de apareamiento ha evolucionado para recibir no son libros sobre hembras,
series de audio sobre hembras, conferencias sobre hembras o cursos sobre hembras. Son
interacciones con mujeres reales en vivo. Tratar de alimentar este programa con el tipo de
entrada incorrecto puede tener consecuencias devastadoras, al igual que ocurre con el
chimpancé. Te hará retroceder, y cuanto má s persistas en él, má s te hará retroceder.
Señales honestas y charlas baratas
Si tuviéramos que encontrar un hilo conductor para la mayoría de las teorías de la
seducció n, probablemente sería el énfasis en el "valor". Se supone que el estudiante debe
comportarse como un hombre de "alto valor" y "demostrar" o "mostrar" este alto valor. El
término se usa libremente y con diferentes significados en diferentes escuelas de
seducció n, pero lo que generalmente se entiende es el valor de pareja o alguna
aproximació n intuitiva de él. El objetivo es el engañ o, convencer a la mujer de que el
estudiante tiene má s valor de pareja de lo que realmente es. Los medios para este engañ o
son principalmente guiones verbales y, en menor medida, de comportamiento. Sin mirar
los detalles de estos diversos guiones, la biología teó rica nos dice que todos estará n muy
por debajo de su objetivo.
El problema es que si existiera posiblemente algú n tipo de manipulació n verbal o
conductual que pudiera permitir a los hombres engañ ar a las mujeres acerca de su valor
como pareja, entonces a) habría evolucionado hace mucho tiempo, yb) las mujeres habrían
desarrollado una resistencia a ella. Supongamos, por el bien del argumento, que en algú n
momento de la evolució n humana fue posible tal manipulació n verbal o conductual. El tipo
de aprendizaje evolutivo que permitió a los hombres manipular proyectiles e internalizar el
movimiento del sol también les habría permitido resolver lenta pero seguramente esta
manipulació n verbal. Los hombres que lo usaran por primera vez obtendrían una poderosa
ventaja reproductiva, y en unas pocas generaciones todos los hombres realizarían la
manipulació n. Esto dejaría a las mujeres en desventaja, y habría fuertes presiones
evolutivas para que desarrollen defensas contra las nuevas habilidades de manipulació n de
los hombres. Las primeras mujeres en desarrollar estas contradefensas disfrutarían de una
ventaja reproductiva en comparació n con el resto de la població n femenina, ya que podrían
rechazar a los hombres manipuladores de bajo valor de pareja y seleccionar, en cambio, a
los que realmente tienen un valor alto. Debido a esta ventaja reproductiva, en unas pocas
generaciones todas las mujeres ancestrales serían inmunes a la manipulació n. Para bien o
para mal, la població n femenina del planeta hoy descendería de esas mujeres resistentes a
la manipulació n. los realmente de alto valor. Debido a esta ventaja reproductiva, en unas
pocas generaciones todas las mujeres ancestrales serían inmunes a la manipulació n. Para
bien o para mal, la població n femenina del planeta hoy descendería de esas mujeres
resistentes a la manipulació n. los realmente de alto valor. Debido a esta ventaja
reproductiva, en unas pocas generaciones todas las mujeres ancestrales serían inmunes a
la manipulació n. Para bien o para mal, la població n femenina del planeta hoy descendería
de esas mujeres resistentes a la manipulació n.
Al observar a los hombres y mujeres de hoy, podemos decir que de hecho han pasado por
esta carrera armamentista evolutiva de engañ o y contraengañ o, de intentos de
manipulació n y resistencia a la manipulació n. Los hombres de hoy exageran naturalmente
las cualidades que las mujeres encuentran deseables y minimizan u ocultan las indeseables.
Exageran, por ejemplo, sobre su ingenio, masculinidad, dominio y confiabilidad, mientras
[103]

minimizan u ocultan sus debilidades, como cuá n arruinados, inseguros o desesperados por
el sexo podrían estar. Cuando está n en compañ ía de otros hombres, exageran cualidades
que otros hombres encuentran deseables, como su éxito sexual y promiscuidad. Este tipo
de manipulació n verbal de bajo nivel es tan omnipresente que tiene muchos nombres:
fanfarronear, jactarse, jactarse, tocar la bocina, etc. Todos tienen connotaciones negativas.
Se refieren a comportamientos utilizados en contextos de apareamiento y no apareamiento
que han existido durante tanto tiempo que son bien entendidos por todos y se encuentran
con un só lido muro de defensas cada vez que se emplean: indiferencia, precaució n,
sospecha, desprecio, cinismo e incluso desprecio. .
En un nivel fundamental, el problema de intentar manipular verbalmente a las mujeres es
que se está utilizando la señ al de apareamiento má s débil y menos contundente posible:
hablar. En biología, una señ al es cualquier forma de comunicació n entre dos animales que
proporciona informació n. La comunicació n se origina en el remitente y se dirige al receptor
de la señ al. El propó sito de la señ al es reducir la incertidumbre en el receptor. Las señ ales
se emplean en una variedad de contextos, como presa-depredador, apareamiento e
interacciones agonísticas, y puede transmitirse tanto dentro de (intra) como entre (inter)
[104]

especies. Para que una señ al evolucione, debe proporcionar beneficios tanto al emisor
como al receptor. Un ejemplo de señ ales entre especies son los patrones de coloració n muy
brillantes de ciertos insectos no comestibles, como la mariposa monarca, Danaus plexippus.
Los llamativos colores naranja y negro de esta mariposa sirven como una señ al a las aves
de que el camuflaje no es necesario, ya que la mariposa es tó xica y cualquier ave que
intente comerla se envenenará a sí misma. En consecuencia, las aves reconocen la señ al de
la mariposa monarca y no la comen. Tanto el emisor como el receptor se benefician aquí: la
mariposa vive y el pá jaro evita un envenenamiento desagradable. [105]

Las señ ales intraespecies (dentro de las especies) se han estudiado principalmente en el
contexto del apareamiento y, en particular, en la elecció n de pareja femenina. El problema
que enfrentan las mujeres es encontrar aquellas señ ales que transmitan informació n
confiable sobre la calidad de un hombre, mientras que los hombres tienen todas las
motivaciones para exagerar o engañ ar a la mujer. El estancamiento a menudo se resuelve
por el hecho de que engañ ar a todos los hombres no les interesa. Los machos de alta
[106]

calidad buscará n señ ales confiables e indefectibles que las hembras puedan usar con
confianza para poder seleccionarlas sobre los machos de menor calidad. Esta confluencia
de intereses entre las hembras seleccionadas y los machos de alta calidad puede conducir a
la evolució n de las llamadas señ ales honestas. Estas son señ ales que simplemente no
pueden ser falsificadas por machos de menor calidad y que las hembras pueden usar de
manera confiable para evaluar la calidad de los machos. Hoy sabemos que las mujeres se
aprovechan de numerosas señ ales honestas. Por ejemplo, la preferencia de las mujeres por
rostros simétricos en los hombres, que discutimos en el primer capítulo, se explica
fá cilmente por el hecho de que un rostro simétrico es una señ al honesta de calidad genética
y fenotípica (por ejemplo, estado de salud y nutrició n). Debido a que las estructuras faciales
bilaterales, las dos orejas o mejillas, o el lado izquierdo y derecho de la nariz - está n
codificados por los mismos genes, las desviaciones de la simetría perfecta indican
inadvertidamente que el hombre no fue capaz de ejecutar perfectamente su "diseñ o"
genético durante el desarrollo. Los rostros simétricos simplemente no pueden ser
falsificados por hombres de menor calidad y, por lo tanto, son una señ al honesta.
Ciertas señ ales de apareamiento derivan su honestidad del hecho de que imponen un costo
al remitente: al transmitir la señ al, el macho se está dañ ando activamente. Esta idea
contradictoria fue sugerida por primera vez por el bió logo israelí Amotz Zahavi en 1975. [107]

La idea es que solo los hombres que sean de una calidad genuinamente alta podrá n
permitirse la desventaja autoimpuesta de la costosa señ al. Los machos de menor calidad no
podrá n hacer frente a la carga de la discapacidad, por lo que no lo señ alará n. Una de las
desventajas má s estudiadas en la elecció n de pareja humana tiene que ver con los efectos
masculinizantes de la testosterona. Vimos anteriormente que la testosterona es un
inmunosupresor, una hormona que inhibe el funcionamiento inmunoló gico, dejando al
hombre má s vulnerable al ataque de pató genos. Los rasgos faciales masculinos, como una
cara inferior grande, indican niveles altos de testosterona durante el desarrollo, niveles que
solo los hombres con un nivel inmunoló gico genuinamente alto (hombres
inmunocompetentes) podrían permitirse. Los hombres no inmunocompetentes no podrían
expresar estos rasgos faciales masculinizados sin poner en peligro su salud, por lo que no lo
hacen.
Recuerde que entramos en esta discusió n para explicar por qué hablar es una señ al
irremediablemente débil para engañ ar a las mujeres. Volveremos a hablar en breve pero
primero una aclaració n. La discusió n hasta ahora puede haberle dejado con la impresió n de
que, salvo el largo y arduo camino de elevar el valor de su pareja, no hay nada que pueda
hacer para mejorar su éxito con las mujeres. Esta no ha sido mi intenció n; de hecho, nada
podría estar má s lejos de la verdad. Existen atajos, y puedo darte un truco sencillo que
aumentará de manera inmediata y dramá tica tu atractivo para las mujeres.
Ponte al volante de un nuevo Ferrari y comienza a conducir por la ciudad. Tome las
carreteras má s céntricas y conduzca muy despacio. Notará s có mo, quizá s por primera vez
en tu vida, las mujeres te prestará n atenció n. Estacione el Ferrari y salga lentamente; las
mujeres que pasan no podrá n resistir la tentació n de mirarte dos veces. Por una vez, no
será s invisible. Ni siquiera tendrá s que esforzarte mucho. Iniciar conversaciones y obtener
nú meros de teléfono será un juego de niñ os. Todo fluirá de repente: te sentirá s y actuará s
como un milló n de dó lares y las mujeres te tratará n en consecuencia.[108]

Si no tienes un Ferrari, hay otra forma. Esto es de baja tecnología, pero funcionará al menos
tan bien como el Ferrari. Consigue una impresionante modelo para que sea tu novia. Ella
debe ser alta, delgada, con un rostro hermoso, idealmente entre veintitantos y finales de los
veinte. Todo lo que tienes que hacer es ser visto en pú blico con ella. Llévala a algunos
[109]

bares y clubes, los de mayor visibilidad. Asegú rate de presentarla a todos. Pronto
descubrirá que las mujeres que antes no le daban la hora del día de repente se interesan
mucho. [110]

Lo que los Ferrari y los modelos de moda tienen en comú n, y la razó n por la que son tan
efectivos con las mujeres, es que no pueden ser falsificados. Si no eres el hombre,
simplemente no puedes tenerlos. El Ferrari es lo ú ltimo en obstá culos autoimpuestos, una
de las señ ales sociales má s costosas del planeta. Es criminalmente caro, cuesta una fortuna
mantenerlo y es tan ineficiente en combustible como parece. Al mismo tiempo, sus
increíbles capacidades de rendimiento son inú tiles dados los límites de baja velocidad en
carreteras y carreteras pú blicas. Es el equivalente a poner su dinero en cuatro ruedas, el
epítome de lo que los científicos sociales llaman consumo conspicuo. Si no puede darse el
[111]

lujo de tirar su dinero en este automó vil, simplemente no lo hará . El modelo de moda no es
necesariamente costoso como tal, pero si ella está contigo, significa que te ha hecho pasar
por su propio proceso de elecció n de pareja, muy estricto, y tú has llegado al otro lado. Es
[112]

excepcionalmente improbable que esto suceda si no eres un macho genuinamente de alto


valor de pareja. Debido a que el Ferrari y el modelo de moda son señ ales honestas del valor
de su pareja, son tremendamente poderosos con las mujeres.
Ahora contrasta las señ ales honestas que hemos discutido, como rostros simétricos y
masculinos o Ferrari y modelos de moda, con los guiones verbales de los métodos
psicoló gicos. Hablar es barato. Simplemente no hay nada que impida que los machos de
menor calidad se expresen a sí mismos y no hay forma de que los machos genuinamente de
mayor calidad se discutan a sí mismos. Por estas razones, las mujeres descartará n mucho el
hablar. Los métodos psicoló gicos pueden atraer a una amplia audiencia al enfatizar
correctamente que el valor de pareja de un hombre no depende tanto del atractivo físico
como el de una mujer. Las mujeres ponen menos énfasis en el atractivo de los hombres que
los hombres en el suyo, lo que significa que deben poner mayor énfasis en las
características no físicas. Pero lo que la industria de la seducció n no anuncia es que las
mujeres no tomará n su palabra por estas características no físicas, y ni siquiera importará
si se jacta sutil e indirectamente. Toda su producció n verbal será fuertemente descontada a
favor de señ ales má s confiables: la forma en que otros hombres y mujeres se comportan
con usted, su educació n y ocupació n, su casa y automó vil, el dinero que puede gastar o el
tiempo que puede invertir en la mujer son ejemplos de tales señ ales confiables.
Esto no quiere decir que las mujeres descarten todo lo que dices. Si le dice a su fecha que se
ha divorciado tres veces y tiene antecedentes penales, ella aceptará su palabra. Del mismo
modo, si le dices que la amas después de la primera cita, ella creerá que está s desesperado.
Las mujeres tomará n con gusto la informació n verbal condenatoria al pie de la letra;
simplemente está n programadas para descartar en gran medida la auto-publicidad positiva
en todas sus formas. Si hay un consejo que la industria de la seducció n podría ofrecer de
manera realista a los clientes novatos, es que no se diga demasiado. Esto reduciría la
probabilidad de cometer un error catastró fico y, como veremos en la siguiente secció n,
parecer falso. Pero este sería un consejo poco comercial.
Todo lo que tienes que hacer es presentarte
En el primer capítulo visitamos el clá sico experimento de 1989 de Clark y Hatfield sobre
ofertas sexuales no solicitadas de extrañ os. Vimos que si te acercas a extrañ os al azar en un
campus universitario y les pides que tengan sexo contigo, obtendrá s respuestas
tremendamente diferentes segú n tu sexo. Si eres hombre, puedes esperar que
prá cticamente todas las mujeres digan que no. Pero si eres mujer, entre la mitad y las tres
cuartas partes de los hombres aceptará n la oferta. Esos nú meros no le sorprenderá n. Los
sorprendentes resultados involucran la otra parte del estudio. Aquí, los investigadores se
acercaron a estudiantes masculinos y femeninos en el mismo campus y les invitaron a salir.
Exactamente el 50% de las mujeres estuvo de acuerdo con esta solicitud. Para los hombres,
el porcentaje fue casi idéntico, con un 53% de acuerdo con una cita. Para tener una mejor
idea del método utilizado,
[…] Cinco mujeres universitarias y cuatro hombres universitarios de una clase de
psicología social experimental sirvieron como experimentadores. Todos se habían
ofrecido como voluntarios para abordar sujetos que estaban solos en cinco
lugares diferentes del campus. Los confederados tenían aproximadamente 22
años de edad y vestían pulcramente con ropa informal. El atractivo físico de los
confederados tanto femeninos como masculinos varió de poco atractivo a
moderadamente atractivo. [...] Los confederados [...] se acercaron a miembros del
sexo opuesto, que eran totalmente desconocidos [...]. [Se] les indicó que se
acercaran sólo a sujetos que fueran lo suficientemente atractivos como para estar
dispuestos a acostarse con ellos, si se les diera la oportunidad [...]. Una vez que se
seleccionó un tema, el solicitante se le acercó y le dijo: “Te he estado observando
en el campus. Te encuentro muy atractivo. ”El confederado luego hizo a los sujetos
una de tres preguntas; "¿Saldrías conmigo esta noche?" "¿Vendrías a mi
apartamento esta noche?" o "¿Te irías a la cama conmigo esta noche?" [...] El
solicitante llevaba un cuaderno que tenía una de las tres solicitudes escritas en
una página separada. El tipo de solicitud se determinó aleatoriamente para cada
solicitante. Después de la selección de un tema, cada solicitante pasaba una
página en el cuaderno para ver qué tipo de solicitud debía realizar. [113]

Para resumir, en la condició n experimental que nos interesa aquí, un grupo de hombres
jó venes en su mayoría de apariencia promedio se acercó a las mujeres por las que se
sentían al menos mínimamente atraídas y dijo lo siguiente: “Te he estado observando en el
campus. Te encuentro muy atractivo. ¿Saldrías conmigo esta noche? Una de cada dos
mujeres accedió a la solicitud. Si esto no fuera un experimento, los hombres habrían estado
inundados de citas.
Desde entonces, los psicó logos han replicado este experimento, en condiciones muy
similares, en Estados Unidos, Dinamarca y Alemania. En todos los estudios, los có mplices
masculinos se acercaron a mujeres desconocidas y dijeron líneas iguales o muy similares.
Estos hombres no tenían entrenamiento en métodos psicoló gicos y no intentaron
impresionar a las mujeres de ninguna manera. Simplemente expresaron su interés de
manera directa, inequívoca y cortés, utilizando el lenguaje má s simple. La Tabla 3 resume
los hallazgos de estos estudios. El porcentaje de mujeres que accedió a tener una cita con
un extrañ o osciló entre un má ximo del 50% en el estudio original de Clark y Hatfield y un
mínimo del 20% en Dinamarca. La combinació n de los datos de los cuatro estudios arroja
una tasa de aceptació n combinada del 29%, o entre una de cada tres y una de cada cuatro
mujeres.

País Se acercó a las mujeres Atractivo de los Porcentaje de


del lugar confederados mujeres que
masculinos aceptaron una
cita
Estados
campus universitario Promedio 50%
Unidos [114]

Estados
campus universitario Promedio 44%
Unidos [115]

Campus universitario,
Dinamarca
zonas peatonales Promedio 20%
[116]

urbanas y parques
Campus universitario,
Alemania [117]
Promedio 27%
bares y discotecas
Conjunto [118]

29%
porcentaje
Tabla 3. Disposición de las mujeres a tener una cita con un completo desconocido. Referencias en las notas.

Como era de esperar, el factor má s importante para predecir la respuesta de una mujer es
si está en una relació n. El estudio danés encontró que el 43% de las mujeres solteras
estaban de acuerdo en tener una cita, en comparació n con el 8% de las que estaban en una
relació n. El estudio alemá n tuvo resultados muy similares, con el 42% de las mujeres
solteras y el 15% de las parejas que aceptaron una cita, respectivamente. Este hallazgo muy
predecible es el gorila de 800 libras en la habitació n que la industria de la seducció n se
niega a reconocer: el éxito en un intento de apareamiento no solicitado dependerá antes
que nada, en los humanos como en todos los primates, de la receptividad de la hembra a las
ofertas de apareamiento. Para las mujeres, el mayor determinante de la receptividad del
[119]

apareamiento será su estado civil. Para una mujer soltera, un extrañ o que se acerca con un
avance de apareamiento no solicitado puede, en algunas circunstancias, ser un recurso
potencial bienvenido. Si satisface algunos criterios mínimos, como niveles mínimamente
aceptables de atractivo y elocuencia, podría estar abierta a una fecha y la oportunidad de
recopilar má s informació n sobre este posible recurso. Para una mujer en pareja, el mismo
hombre generalmente no sería un recurso, ni siquiera en principio. Aparte del valor de
entretenimiento y el impulso del ego que proporciona, si persiste después de su expresió n
inicial de desinterés, corre el riesgo de caer en la categoría de amenaza sexual y violenta
percibida.
En todos estos estudios todas o algunas de las mujeres eran estudiantes que fueron
abordadas en un campus universitario. Se podría argumentar que este escenario, donde
incluso un extrañ o probablemente sea un compañ ero de estudios, tuvo algú n efecto en el
alto porcentaje de mujeres que aceptaron la cita. Pero los datos no apoyan esta idea. El
estudio danés no encontró diferencias en las respuestas de las mujeres a las que se les
acercó en los campus frente a las á reas pú blicas peatonales y de parques, mientras que el
estudio alemá n encontró que un poco má s de mujeres accedieron a una cita cuando se les
acercó en un ambiente de bar o club en comparació n con un campus. Es cierto que algunas
de las mujeres que inicialmente dijeron que sí no se habrían presentado o cancelado la cita,
pero esto siempre va a pasar, independientemente de có mo se acuerde la fecha.
Un gurú de las citas o un entrenador de citas también podría argumentar que, claro, solo
invitar a salir a una mujer soltera funcionará casi la mitad del tiempo, pero ¿qué haces con
ella cuando aparece en la cita? ¿Có mo sabrá qué decir o hacer sin un poco de coaching? Este
es un argumento muy débil, aunque solo sea por el hecho de que el enfoque de la
comunidad de seducció n ha estado histó ricamente en los primeros segundos o minutos de
la interacció n, que eventualmente conducen al nú mero de teléfono o la fecha. Esto es
comprensible. En su esencia, a los métodos psicoló gicos se les enseñ an guiones, y es mucho
má s fá cil ejecutar un guió n durante unos segundos o minutos con la esperanza de que ella
"enganche". Intentar llevar a cabo esto durante horas, días o má s es casi imposible; sería
inú til intentar entrenar a alguien para que lo haga.
Pero quedémonos un poco con los primeros segundos. A pesar de las innumerables horas
de trabajo que ha dedicado a los abridores, la industria de la seducció n no se ha tomado la
molestia de recopilar datos objetivos sobre su eficacia relativa. Solo puede ofrecer
opiniones y afirmaciones subjetivas y contradictorias por decreto, sin datos que las
respalden. Afortunadamente, un puñ ado de psicó logos ha publicado algunas
investigaciones bá sicas sobre los abridores. Aunque modestos en nú mero y alcance, estos
estudios son consistentes en sus resultados. Al igual que los estudios tipo Clark y Hatfield
que acabamos de revisar, sugieren enfá ticamente que todo lo que tiene que hacer es
presentarse.
Una forma racional y objetiva de estudiar los abridores es crear primero un gran conjunto
de datos: una cantidad sustancial de abridores diferentes. La forma má s fá cil es hacer que
un grupo de hombres y mujeres no capacitados enumeren todos los abridores que se les
ocurran. Luego, otro grupo de evaluadores no capacitados evalú a la efectividad de cada
abridor en este conjunto de datos. Debido a que el nú mero y las variaciones de los posibles
abridores son infinitos, para comenzar a probar los distintos abridores con mayor
profundidad, necesita un método que le permita ir má s allá del ruido, reduciendo los
abridores que prueba a un nú mero manejable. Por ejemplo, “Pareces muy interesante,
quería saludar” y “Pareces muy sofisticado, quería saludar” probablemente se pueden
tratar como el mismo abridor efectivo. Pero ¿qué pasa con "Pareces muy interesante,
quería saludarte" y "Oye, me llamaste la atenció n, ¿cuá l es tu nombre?" - ¿los tratamos
como equivalentes? Para responder a esto, podemos aplicar una técnica estadística llamada
aná lisis de conglomerados. Con base en las calificaciones de efectividad que nuestros
evaluadores dieron a cada abridor en el conjunto de datos, el aná lisis de conglomerados
revelará si los diversos abridor en el conjunto de datos tienden a fusionarse en subgrupos o
conglomerados estadísticamente distintos. Aunque no hay garantías de que esta técnica
estadística conduzca a agrupaciones significativas o ú tiles, es un primer paso obvio, y los
resultados en este caso sugieren que también es muy bueno: el aná lisis de agrupaciones ha
revelado sistemá ticamente tres agrupaciones significativas de abridores. El aná lisis de
conglomerados revelará si los diversos abridores del conjunto de datos tienden a
fusionarse en subgrupos o conglomerados estadísticamente distintos. Aunque no hay
garantías de que esta técnica estadística conduzca a agrupaciones significativas o ú tiles, es
un primer paso obvio, y los resultados en este caso sugieren que también es muy bueno: el
aná lisis de agrupaciones ha revelado sistemá ticamente tres agrupaciones significativas de
abridores. El aná lisis de conglomerados revelará si los diversos abridores del conjunto de
datos tienden a fusionarse en subgrupos o conglomerados estadísticamente distintos.
Aunque no hay garantías de que esta técnica estadística conduzca a agrupaciones
significativas o ú tiles, es un primer paso obvio, y los resultados en este caso sugieren que
también es muy bueno: el aná lisis de agrupaciones ha revelado sistemá ticamente tres
agrupaciones significativas de abridores. El primero consiste en los abridores "inocuos" o
[120]

indirectos. Estos son temas de conversació n banales que no traicionan directamente el


interés sexual, por ejemplo, "¿Eres estudiante?" o "¿De dó nde eres?" La segunda categoría
incluye los abridores directos que consisten en declaraciones abiertas de interés, por
ejemplo, "Soy un poco tímido, pero me gustaría conocerte". Aquí no se intenta embellecer la
línea de apertura. El abridor utilizado en los estudios de Clark y Hatfield pertenecería a esta
categoría. La tercera y ú ltima categoría es lo que los psicó logos llaman "lindo-frívolo". Estos
abridores transmiten interés sexual pero de una manera divertida o engreída, como "Me
recuerdas a alguien con quien solía salir" o "Apuesto a que puedo beber má s que". Estos
son el tipo de abridores preparados que usarían los hombres que quieren transmitir
interés pero también quieren lucir inteligentes.
Todos los estudios en esta á rea llegan al mismo resultado: los abridores directos e inocuos
dan los mejores resultados, mientras que los lindos y frívolos son, con mucho, los peores.
Las mujeres tienden a calificar a los abridores directos e indirectos como "buenos" o
"excelentes", mientras que tienden a calificar a los simpá ticos y frívolos como "pobres" o
"terribles". Cuando se les presenta en papel los diversos abridores y se les pregunta si
probablemente hablarían con el hombre o no, la mayoría de las mujeres dicen que
hablarían con un hombre que se les acercó con un abridor directo o indirecto, pero no con
alguien que usó un abridor lindo y frívolo. . Un estudio puso a prueba los distintos tipos
[121]

de abridores en un ambiente de bar y descubrió que las calificaciones que dan las mujeres
en el papel coinciden con su comportamiento en la vida real. Cuando se les acercaba un
hombre que usaba un abridor directo o inofensivo, las clientes femeninas del bar tendían a
responder positivamente: generalmente respondían al hombre, sonreían y mantenían una
conducta amistosa. Los abridores lindos y frívolos tendían a provocar las respuestas má s
negativas: las mujeres apartaban la cabeza, se alejaban o respondían con un comentario
desagradable o negativo. Una posible explicació n de las reacciones negativas a los
abridores tiernos y frívolos radica en có mo las mujeres perciben a los hombres que usan
estos abridores. Al contrario de lo que probablemente pretenda el hombre, es má s
probable que una mujer lo vea como menos inteligente y, como era de esperar, menos
digno de confianza. [122]

En general, si bien la investigació n que hemos revisado tiene un alcance limitado, no deja
lugar a dudas de que su mejor opció n es simplemente presentarse y expresar directamente
su interés. Cuanto má s sencillo hable y cuanto menos esfuerzo ponga en ello, má s
probabilidades tendrá de obtener buenos resultados. Es tan fá cil, pero nadie lo hace. En los
siguientes capítulos veremos por qué no aparece nadie y có mo puede ser su vida si decide
separarse de la multitud.
CAPÍTULO 3.
EL MÉTODO ECOLÓGICO

Ecología
sustantivo: las relaciones de los animales y las plantas entre sí y con su entorno
La lógica evolutiva de tu vida social
Histó ricamente, una característica desconcertante de los primates ha sido el gran tamañ o
de sus cerebros en relació n con su masa corporal. Las teorías má s antiguas que intentaron
explicar estos grandes cerebros se clasificaron en dos categorías. Los primeros buscaron la
respuesta en sus há bitos de bú squeda y alimentació n. Estas teorías enfatizaron la
necesidad de los primates de desarrollar grandes mapas mentales de sus á reas de
alimentació n, así como métodos sofisticados para extraer alimentos a menudo inaccesibles
e irregulares como frutas, bulbos e insectos. El otro grupo de teorías sostenía que los
[123]

grandes cerebros de los primates no evolucionaron para alguna funció n en particular, sino
que eran simplemente el efecto secundario de peculiaridades en el metabolismo y la
fisiología. Todas estas teorías se dejaron de lado en la década de 1990, cuando el
primató logo Robin Dunbar, con quien estudié en la Universidad de Liverpool, mostró que el
tamañ o relativo del neocó rtex (esa parte del cerebro involucrada en funciones superiores
como el razonamiento, la planificació n y el lenguaje) era una funció n directa de la
complejidad social de las especies de primates. Cuanto mayor sea el tamañ o del grupo de
[124]

una especie de primates (y, en consecuencia, cuanto má s compleja sea su vida social),
mayor será su neocorteza. El neocó rtex de primates es tan grande en relació n con el resto
del cerebro que su crecimiento es en ú ltima instancia responsable de los grandes cerebros
generales de los primates. El poder de esta relació n estadística es tan fuerte que, dado el
tamañ o relativo de la neocorteza de los humanos y extrapolando de las otras especies de
primates, se puede calcular que hemos evolucionado en grupos de aproximadamente 150
personas. Esta cifra de 150 se ha filtrado ahora de los círculos académicos de primató logos
y psicó logos evolutivos al dominio popular, donde se conoce como "el nú mero de Dunbar".
Su popularidad es tal que incluso se ha utilizado para informar la configuració n de edificios
de oficinas o el tamañ o de los departamentos corporativos. Aunque los humanos son
[125]

excepcionales entre los primates por la plasticidad de sus arreglos sociales, el nú mero de
Dunbar de 150, o algo muy cercano a él, aparece repetidamente en el tamañ o de grupos
humanos muy separados en el espacio y el tiempo: de las aldeas neolíticas que los
arqueó logos han desenterrado. en el Medio Oriente a las sociedades de cazadores-
recolectores contemporá neos que viven en Á frica y América del Sur. [126]

Aunque generalmente pensamos en la vida social en términos de los sentimientos


agradables o desagradables que obtenemos al interactuar con otros, bioló gicamente es ante
todo un problema cognitivo o computacional. Para sobrevivir y funcionar en cualquier
grado en un entorno social complicado, una persona debe realizar una gran cantidad de
actos mentales. Para empezar, debe identificar a cada individuo de su grupo. También debe
desarrollar y mantener una base de datos interna que almacene informació n biográ fica
sobre interacciones pasadas con cada individuo. También requerirá que la psicología
popular comprenda los estados psicoló gicos internos de sus compañ eros (feliz, contento,
enojado, celoso, etc.) y prediga su comportamiento (atacará n, se apareará n o cooperará n),
así como también saber có mo manipular estos problemas psicoló gicos. estados para
obtener las respuestas deseadas. Crucialmente, porque todo lo que sucede entre los otros
miembros del grupo lo impactará de alguna manera - a través de la creació n o disolució n de
coaliciones y la modificació n de jerarquías de dominació n, por ejemplo - debe crear y
mantener representaciones internas de sus relaciones. Las demandas computacionales de
esta tarea aumentan muy rá pidamente con el tamañ o del grupo. Para un grupo con tres
personas A, B y C, hay tres pares posibles que necesitan ser monitoreados mentalmente:
AB, AC y BC. Con cuatro personas las parejas posibles suben a seis, con diez a 45 y con 150
personas disparan a 11.175. Las demandas computacionales de esta tarea aumentan muy
rá pidamente con el tamañ o del grupo. Para un grupo con tres personas A, B y C, hay tres
pares posibles que necesitan ser monitoreados mentalmente: AB, AC y BC. Con cuatro
personas las parejas posibles suben a seis, con diez a 45 y con 150 personas disparan a
11.175. Las demandas computacionales de esta tarea aumentan muy rá pidamente con el
tamañ o del grupo. Para un grupo con tres personas A, B y C, hay tres pares posibles que
necesitan ser monitoreados mentalmente: AB, AC y BC. Con cuatro personas las parejas
posibles suben a seis, con diez a 45 y con 150 personas disparan a 11.175.
Debido a que nuestros cerebros han evolucionado para facilitar ciertos tipos de grupos
sociales, los seres humanos que viven hoy en día naturalmente tienden a recrearlos en sus
propias vidas. El ser humano moderno promedio, incluso cuando vive en una megaciudad
de millones, tiende a tener un círculo social de alrededor de 150 personas. Aparte de su
tamañ o típico, una de las características má s destacadas de este círculo es que tiene capas.
Las dos capas má s internas son el grupo de apoyo, que generalmente consta de 4 a 5
[127]

personas, y el grupo de simpatía, de 12 a 15 personas. Estas capas está n formadas por


nuestros familiares y amigos má s cercanos. Las relaciones en el grupo de apoyo son tan
arraigadas y duraderas que no las sometemos a los cá lculos normales de reciprocidad de
las relaciones humanas (por ejemplo, “He estado ayudando a X bastante recientemente,
pero él no le ha hecho ningú n favor. yo en edades ”). Después del grupo de apoyo y simpatía
encontramos el grupo de afinidad. Esto incluye a unas 50 personas y se compone
principalmente de familiares y amigos. La capa final de alrededor de 150 abarca todo el
grupo social de la persona. Estas son las personas con las que uno está familiarizado y
cuyas circunstancias sociales comprende. Las relaciones en las distintas capas tienen
características diferentes. Por ejemplo,
Aparte de las limitaciones cognitivas programadas en nuestro cerebro, otra razó n por la
que los círculos sociales no pueden extenderse indefinidamente má s allá de 150 personas
es el llamado presupuesto de tiempo social. Hay un límite de tiempo que uno puede dedicar
a mantener las conexiones sociales existentes, y mucho menos a desarrollar nuevas, antes
de que otras necesidades de la vida, como encontrar comida y refugio, comiencen a sufrir.
Ademá s, la mayor parte del presupuesto limitado de tiempo social que se tiene en primer
lugar se asigna de manera desproporcionada a las capas má s internas del grupo social.
Dado que pasamos nuestras vidas en este tipo de pequeñ o grupo social, no es de extrañ ar
que habitualmente nos encontremos con nuestras parejas romá nticas a través de él. En los
Estados Unidos, dos extensas encuestas han preguntado a las personas có mo conocieron a
sus parejas y sus resultados confirman que su círculo social es la ruta principal. , [128] [129]

Cuando se les preguntó quién les había presentado a su pareja conviviente, el 40% de los
encuestados en 1992 dijeron que habían sido presentados por amigos, 16% por sus padres,
7% por compañ eros de clase, 6% por compañ eros de trabajo y 1% por vecinos. Solo el
[130]

32% dijo que ellos o sus socios se habían presentado. Cuando se les hizo la misma
[131]

pregunta en 2009, el 35% de los encuestados dijeron que fueron presentados por amigos,
12% por su familia, 8% por compañ eros, 5% por compañ eros de clase y 2% por vecinos. El
porcentaje de encuestados que se encuentran con su pareja a través de la auto-
presentació n había aumentado al 36%, pero este aumento se debió en gran parte al
aumento de las citas en línea, donde la auto-presentació n es la norma.
Los datos anteriores se refieren a relaciones serias a largo plazo: parejas que cohabitan.
Podrías pensar que la importancia del círculo social de una persona disminuiría cuando se
trata de conocer a una pareja sexual casual o de corta duració n, y estarías en lo cierto. Dado
el dañ o potencial a la reputació n de todos los involucrados, es mucho menos probable que
emprenda una aventura a corto plazo con alguien que un amigo cercano, o mucho menos su
madre, le haya presentado. Cuando se les preguntó en 1992 có mo les presentaron a su
pareja sexual a corto plazo, el 37% de los encuestados dijeron que habían sido presentados
por amigos, 4% por compañ eros de clase, 3% por un miembro de la familia, 3% por un
colega y 2% por un compañ ero. vecino, mientras que el porcentaje de reunió n a través de la
autopresentació n fue un 47% má s considerable.
Por lo tanto, hay un porcentaje de presentaciones "no negociadas" que se llevan a cabo sin
un intermediario. Estos van desde aproximadamente un tercio para socios a largo plazo
hasta poco menos de la mitad para socios a corto plazo. Sin embargo, estas cifras pueden
ser engañ osas, ya que no reflejan a personas que se acercan libremente a su círculo social
para atraer a las personas que les interesan. Muchas de estas presentaciones sin
intermediarios tienen lugar en escuelas, universidades, iglesias y otros establecimientos
sociales donde uno se inscribe explícita o implícitamente y donde el mismo grupo de
personas, má s o menos, aparece cada vez. El grupo de posibles parejas en estos lugares
sigue siendo limitado. Luego está n los encuentros fortuitos que seguramente tendrá n lugar
en un gran, moderno, sociedad de divisió n del trabajo donde millones de hombres y
mujeres cooperan e intercambian bienes y servicios a diario. La linda cajera de tu
supermercado local seguramente se sentará a tu lado en el autobú s algú n día, y si no es ella,
entonces será tu sexy instructora de gimnasio. Pero algo como esto eventualmente
sucederá . Si excluimos estos escenarios fortuitos y el fenó meno reciente de las citas en
línea, la mayoría de las personas que viven hoy, la mayor parte del tiempo, dependen
pasivamente de su círculo social para encontrar pareja, tal como lo han hecho durante
millones de añ os.
Conoce a tu sociómetro del valor de pareja
Frente a este grupo limitado de parejas potenciales, hombres y mujeres han desarrollado
mecanismos psicoló gicos que se dedican a identificar, adquirir y, cuando sea deseable,
retener a la (s) pareja (s) de mayor valor de pareja posible. Esto tiene dos caras. En primer
lugar, como vimos anteriormente, ambos sexos deben evaluar constantemente a las parejas
potenciales a través de su rango de criterios de elecció n de pareja y discriminar
fuertemente a favor de aquellos con mayor valor de pareja. Igual de importante, los
individuos también deben estar muy en sintonía con el valor de su propio có nyuge. Esto les
permitirá calibrar sus aspiraciones de apareamiento en consecuencia: establezca la barra a
la altura adecuada. El problema es que sin una evaluació n realista de su valía, podría
terminar persiguiendo a individuos de muy alto valor como compañ ero que está n fuera de
su liga. El resultado es que te quedas sin pareja, un resultado desastroso en términos
evolutivos. Pero si subestimas el valor de tu pareja, puedes terminar conformá ndote con
alguien menos deseable de lo que realmente podrías alcanzar. Histó ricamente, las personas
que constantemente subestimaron o sobrestimaron su propio valor de pareja no habrían
tenido un desempeñ o reproductivo tan bueno como aquellos que hicieron estimaciones
má s precisas y optimizaron sus aspiraciones en una pareja. Los hombres y mujeres que
viven hoy en día son descendientes de aquellos individuos que en ambientes ancestrales
lograron hacer autoevaluaciones má s o menos precisas, ajustar sus aspiraciones en
consecuencia y asegurar una pareja de ó ptimo valor de pareja dadas las circunstancias
sociales de esos ambientes ancestrales. Volveremos a este ú ltimo punto crucial en breve.
Pero si subestimas el valor de tu pareja, puedes terminar conformá ndote con alguien
menos deseable de lo que realmente podrías alcanzar. Histó ricamente, las personas que
constantemente subestimaron o sobrestimaron su propio valor de pareja no habrían tenido
un desempeñ o reproductivo tan bueno como aquellos que hicieron estimaciones má s
precisas y optimizaron sus aspiraciones en una pareja. Los hombres y mujeres que viven
hoy en día son descendientes de aquellos individuos que en ambientes ancestrales lograron
hacer autoevaluaciones má s o menos precisas, ajustar sus aspiraciones en consecuencia y
asegurar una pareja de ó ptimo valor de pareja dadas las circunstancias sociales de esos
ambientes ancestrales. Volveremos a este ú ltimo punto crucial en breve. Pero si subestimas
el valor de tu pareja, puedes terminar conformá ndote con alguien menos deseable de lo
que realmente podrías alcanzar. Histó ricamente, las personas que constantemente
subestimaron o sobrestimaron su propio valor de pareja no habrían tenido un desempeñ o
reproductivo tan bueno como aquellos que hicieron estimaciones má s precisas y
optimizaron sus aspiraciones en una pareja. Los hombres y mujeres que viven hoy en día
son descendientes de aquellos individuos que en ambientes ancestrales lograron hacer
autoevaluaciones má s o menos precisas, ajustar sus aspiraciones en consecuencia y
asegurar una pareja de ó ptimo valor de pareja dadas las circunstancias sociales de esos
ambientes ancestrales. Volveremos a este ú ltimo punto crucial en breve. t les ha ido tan
bien reproductivamente como aquellos que hicieron estimaciones má s precisas y
optimizaron sus aspiraciones en una pareja. Los hombres y mujeres que viven hoy en día
son descendientes de aquellos individuos que en ambientes ancestrales lograron hacer
autoevaluaciones má s o menos precisas, ajustar sus aspiraciones en consecuencia y
asegurar una pareja de ó ptimo valor de pareja dadas las circunstancias sociales de esos
ambientes ancestrales. Volveremos a este ú ltimo punto crucial en breve. t les ha ido tan
bien reproductivamente como aquellos que hicieron estimaciones má s precisas y
optimizaron sus aspiraciones en una pareja. Los hombres y mujeres que viven hoy son
descendientes de aquellos individuos que en ambientes ancestrales lograron hacer
autoevaluaciones má s o menos precisas, ajustar sus aspiraciones en consecuencia y
asegurar una pareja de ó ptimo valor de pareja dadas las circunstancias sociales de esos
ambientes ancestrales. Volveremos a este ú ltimo punto crucial en breve. y asegurar una
pareja de ó ptimo valor de pareja dadas las circunstancias sociales de esos entornos
ancestrales. Volveremos a este ú ltimo punto crucial en breve. y asegurar una pareja de
ó ptimo valor de pareja dadas las circunstancias sociales de esos entornos ancestrales.
Volveremos a este ú ltimo punto crucial en breve.
Los psicó logos evolutivos le han dado un nombre al circuito de procesamiento de
informació n dedicado que rastrea el valor de pareja de las personas. Se llama soció metro
del valor mate. [132]
, A partir de la adolescencia, el soció metro del valor de la pareja
[133]

realiza un seguimiento de los éxitos y fracasos directos de una persona con el sexo opuesto.
También monitorea indicadores de interés má s sutiles, como cuá nto se coquetea con la
persona o el grado en que los miembros del sexo opuesto compiten por ella. El soció metro
del valor de mate integra todas estas entradas para proporcionar una representació n
interna del valor de mate. Dependiendo de esto, modula la autoestima de la persona y, en
particular, la autoestima en lo que se refiere a la deseabilidad de uno como pareja. La baja
autoestima es una señ al de que el apareamiento está sufriendo, que se deben tomar
medidas correctivas y reducir las aspiraciones. La alta autoestima indica que todo va bien,
que la persona está haciendo las cosas bien y que puede permitirse mantener altos
está ndares.
Una mujer de alto valor de pareja con un soció metro de valor de pareja que funcione bien
puede ser abrumadora, especialmente para un hombre que no está acostumbrado a
cortejar a estas mujeres. Su soció metro del valor de la pareja la alimentará
incansablemente con estimaciones precisas de su alto valor y en formas que parecen estar
diseñ adas con un objetivo en mente: hacerle la vida difícil. La mujer puede parecer
desinteresada y distante y dar la impresió n de que no está poniendo mucho esfuerzo en
todo el asunto. É l podría encontrarse caminando sobre cá scaras de huevo, preguntá ndose
si le agrada incluso después de haber estado saliendo por un tiempo. La razó n por la que no
se está esforzando es precisamente porque no tiene por qué hacerlo. Por otro lado, un
soció metro de valores de pareja que funcione bien puede hacer la vida de un hombre muy
fá cil si la mujer es menos deseable. Aquí ella es entusiasta, ansiosa y dispuesta a tomar la
iniciativa. Ella no'
En los hombres se lleva a cabo un proceso similar de calibració n interna y ajuste de
actitudes, por lo que hay pocas cosas que puedan disuadir a una mujer de manera tan
rá pida y dramá tica como un hombre demasiado entusiasta, especialmente en las primeras
etapas del noviazgo. El pobrecito puede tener las mejores intenciones del mundo, pero
inadvertidamente está indicando un valor de pareja bajo. Parecerá desesperado y
necesitado, y la mujer perderá interés, especialmente si tiene un valor de pareja má s
elevado.
Mencioné anteriormente que el soció metro del valor de la pareja evolucionó para hacer las
cosas bien en el contexto de un entorno social específico. Vimos que este entorno social
estaba formado por aproximadamente 150 personas, má s o menos. Fundamentalmente, los
genes que forman nuestro cerebro, que a su vez controla nuestro comportamiento, no han
cambiado de manera significativa durante la explosió n demográ fica de los ú ltimos diez mil
añ os. Como resultado, el soció metro del valor de la pareja que tenemos hoy es el mismo
[134]

que dio resultados ó ptimos en esos grupos prehistó ricos de cazadores-recolectores de 150
personas. Examinemos las características relevantes de esos entornos sociales
prehistó ricos y có mo afectaron la evolució n del soció metro del valor de la pareja.
Para empezar, había un grupo muy limitado de posibles compañ eros. En el mejor de los
casos, un hombre en edad reproductiva normalmente se enfrentaría a unas pocas docenas
de mujeres sexualmente disponibles de una edad adecuada. En el peor de los casos, podría
haber habido un puñ ado de posibles compañ eros o ninguno. Cada rechazo significaba una
pareja potencial menos de un grupo ya pequeñ o. Pero había otro costo por cada rechazo,
incluso má s serio que la pérdida de una pareja potencial. Los estudios actuales encuentran
que dos tercios de las conversaciones que ocurren naturalmente está n dedicadas a la
discusió n de problemas sociales, o un chisme definido de manera má s amplia: qué hicieron
los interlocutores, cuá ndo, dó nde y có mo lo hicieron, así como todos los detalles de lo que
saben. otros lo hicieron y con quién. [135]
Si el chisme domina las conversaciones de las
personas en un mundo tecnoló gicamente maravilloso de infinitas novedades y
distracciones, podemos imaginar có mo los dominó en pequeñ os grupos ancestrales. Es
probable que cada rechazo que sufra un hombre llegue a ser ampliamente difundido y de
conocimiento comú n en poco tiempo. Esto causaría una pérdida de prestigio entre las otras
mujeres del grupo, reduciendo aú n má s su probabilidad de éxito futuro. Los rechazos eran
eventos potencialmente muy costosos, y había tantos que un hombre podía tomar antes de
convertirse en el hazmerreír del grupo. Para minimizar la probabilidad de este resultado
desastroso, el soció metro del valor de la pareja y el mecanismo de aspiració n asociado
tenderían a pecar de cautelosos. Si no está seguro, tenderá a dar estimaciones muy
conservadoras del valor de la pareja.
Otro problema potencial surgió de los competidores masculinos. Debido a que todos los
hombres vivían en el mismo grupo pequeñ o y tenían las mismas opciones limitadas, existía
una buena posibilidad de que una mujer determinada pudiera estar involucrada con otro
hombre o, al menos, ser su objetivo sexual. Intentar aparearse con ella podría generar
fricciones con los competidores, que podrían tomar cualquier forma, desde un rencor
oculto hasta una abierta hostilidad. La probabilidad de fricció n aumentaría con la
deseabilidad de la mujer, ya que las mujeres má s deseables tenderían a atraer a má s
competidores y de un estatus generalmente má s alto. Si el intento de apareamiento se
hiciera pú blico, los costos sociales de los competidores masculinos a menudo tendrían que
pagarse independientemente del resultado. Pero el rechazo significaría que un hombre
tendría que asumir estos costos sin disfrutar de ningú n beneficio.
En resumen, tenías a) un conjunto de condiciones sociales ancestrales que especificaban b)
un cierto costo para cada rechazo, lo que lleva a c) un modo de soció metro de valor de
pareja ó ptimo. La siguiente tabla resume esto.
AMBIENTES ANCESTRALES
Modo sociómetro Costo de Condiciones sociales
óptimo rechazo ancestrales
Sea muy conservador Sustancial Selecció n limitada de
y pecar de cauteloso compañ eros
Todos se conocían
La mayoría de los
rechazos se hicieron
de conocimiento
comú n
Nú mero limitado de
posibles rechazos
Cada rechazo condujo
a un estado
disminuido
Fricció n con
competidores
masculinos

Tabla 4. El sociómetro del valor de la pareja en ambientes ancestrales

Ahora, aquí está la parte realmente importante. Debido al ritmo muy lento de la evolució n
genética, todavía lleva consigo el mismo soció metro del valor de la pareja que evolucionó
en respuesta - y formó la solució n ó ptima - a los entornos sociales ancestrales descritos en
la columna izquierda de la Tabla 4. Mientras tanto, después de sucesivas oleadas de las
revoluciones tecnoló gicas, demográ ficas y sociales, el mundo de hoy es un lugar
irreconociblemente diferente. ¿Su soció metro del valor de la pareja todavía está a la altura?
Lejos de ahi. El soció metro de su valor de pareja no solo es inadecuado, sino que también
está trabajando activamente en su contra y socavando su vida de apareamiento. Discutimos
por qué a continuació n.
La raíz de tus problemas de apareamiento
El camino racional hacia la abundancia sexual comienza con la identificació n de ese primer
paso que puede mejorar su apareamiento má s que cualquier otro. Una vez que haya dado
este paso y haya comenzado a disfrutar de los beneficios que le brinda a su vida, puede
dirigir su atenció n a otros pasos secundarios. Estos pasos secundarios producirá n
beneficios menores que se sumará n a los mayores obtenidos anteriormente de manera
acumulativa. Pero centrar primero su atenció n en los pasos secundarios en lugar del má s
importante no es racional, especialmente cuando el primer paso producirá muchas veces
los beneficios de todos los demá s pasos combinados.
En este momento, su mayor problema no es que no se sienta bien consigo mismo, que no
tenga amigos, que tenga los dientes torcidos o que su vientre no esté plano. Tampoco es
que no seas lo suficientemente alto, ni lo suficientemente inteligente o lo suficientemente
divertido. Muchos de estos problemas pueden corregirse a su debido tiempo y tendrá que
convivir con el resto. Pero incluso si pudiera corregir de alguna manera todos estos
problemas secundarios hoy, todavía no vería mucha diferencia en su vida de apareamiento.
La razó n es que habría ignorado el problema má s importante y omitido el primer paso má s
importante correspondiente. En este momento, su problema má s importante y la raíz de
casi todas sus frustraciones de apareamiento es este:
Su comportamiento de apareamiento sigue un conjunto de condiciones ancestrales
restrictivas que ya no se aplican. Como resultado, te has autoimpuesto una serie de
restricciones innecesarias que limitan enorme e innecesariamente tu vida de
apareamiento.
A continuació n, el primer paso que debe dar, y el que transformará su vida de
apareamiento má s profundamente que todas las demá s acciones concebibles combinadas,
es el siguiente:
Alinee su comportamiento de apareamiento con el mundo actual en lugar del
ancestral en el que evolucionó su cerebro. El mundo de hoy prácticamente no tiene
restricciones de apareamiento; para lograr una vida de apareamiento óptima, su
comportamiento debe reflejar esta ausencia de restricciones.
Tomemos estas limitaciones ancestrales, una a la vez, y veamos por qué ya no se aplican.
Para empezar, su grupo de parejas potenciales es ó rdenes de magnitud mayor de lo que era
ancestralmente. Es infinito a todos los efectos prá cticos. Si vives en una ciudad de tamañ o
medio uniforme, con una tasa moderada de renovació n de la població n, nunca tendrá s
tiempo suficiente para pasar por todas las mujeres disponibles. Pero para disfrutar de este
grupo ilimitado de compañ eros potenciales, deberá abandonar su dependencia de su red
social y su buena suerte y aprovecharla directamente. Deberá iniciar intentos de
apareamiento no solicitados: deberá acercarse a las mujeres en frío.
Otra limitació n ancestral que desapareció hace mucho tiempo es la falta de anonimato. Las
poblaciones masivas de hoy aseguran que las personas permanezcan en el anonimato.
Fuera del pequeñ o grupo de personas que uno encuentra a diario (colegas, vecinos,
personal de la tienda de comestibles local, etc.), uno es prá cticamente un extrañ o que vive
entre otros extrañ os. Cualquier rechazo en el que incurra, en lugar de convertirse en objeto
de chismes y, finalmente, de conocimiento comú n como lo haría ancestralmente, seguirá
siendo desconocido. Será s un extrañ o para toda mujer que te rechace, y su rechazo nunca
se hará pú blico. Nadie tendrá forma de saberlo, pero incluso si lo supiera, no le importaría
porque usted es irrelevante para ellos.
También ha desaparecido el problema de la fricció n con los competidores masculinos. Su
círculo social y su círculo social ya no se superponen como lo hicieron durante millones de
añ os. No conocerá s a ninguno de los amantes o admiradores de su vida, y ellos no te
conocerá n a ti. Nunca tendrá s que interactuar con ellos en el futuro, lo que significa que tu
bienestar social no dependerá de ellos. Este es el caso incluso si intenta aparearse con una
mujer de muy alto valor de pareja y muchos admiradores.
En estas condiciones favorables, cada nuevo rechazo no te deja en un hoyo má s profundo
como en el pasado. Incluso se podría argumentar que cada rechazo lo deja un poco mejor,
ya que aumenta su experiencia y puede tomar medidas correctivas para futuros intentos de
apareamiento. El costo del rechazo en los entornos modernos es, en el peor de los casos,
cero; simplemente, el rechazo no tiene ningú n costo. Es gratis.
¿Có mo debería funcionar su soció metro de valor de pareja si estuviera en sintonía con el
mundo actual, dado que a) la funció n del soció metro de valor de pareja es calibrar sus
aspiraciones de apareamiento dados los costos del rechazo yb) no hay costos para el
rechazo en la actualidad entornos? De ello se deduce que el soció metro ideal del valor de la
pareja en el mundo actual debería ser un dispositivo muy simple e inflexible. Simplemente
debería motivarte a intentar aparearse con las mujeres que má s deseas,
independientemente de lo deseable que te sientas. Debería romper el vínculo entre su
autoestima y sus aspiraciones de apareamiento porque este vínculo ya no tiene ningú n
propó sito. Independientemente de lo baja que sea su autoestima, debe apuntar a la pareja
que desea (Tabla 5).

AMBIENTES MODERNOS
Modo sociómetro Costo de Condiciones sociales
óptimo rechazo modernas
Dispara a las Cero Selecció n prá cticamente
estrellas infinita de compañ eros
Nú mero prá cticamente
ilimitado de posibles
rechazos
Casi todos los rechazos
se mantienen privados
Anonimato total
Estado no afectado por
cada rechazo
Sin competidores
masculinos

Tabla 5. El sociómetro de valor de pareja óptimo de hoy.

Ahora bien, el problema es que, independientemente de lo bien que hayamos descrito el


soció metro moderno ideal del valor de la pareja en el papel, todavía lleva en su cerebro la
versió n antigua y “obsoleta” y lo seguirá haciendo hasta que muera. La buena noticia es
que, a partir de hoy, puede tomar la decisió n consciente de ignorar su funcionamiento, en
su mayoría subconsciente y automatizado, y comenzar a disparar hacia las estrellas, o
intentar aparearse con las mujeres que realmente desea. Esto pondrá en movimiento una
cascada de eventos que, con el tiempo, hará n que su cerebro funcione má s cerca del modo
ideal que hemos descrito. Discutiremos este proceso má s adelante en este capítulo, pero
por ahora quiero aclarar exactamente en qué consiste la estrategia de disparar a las
estrellas.
En resumen, apuntar a las estrellas es intentar aparearse con las mujeres que te atraen, sin
preocuparte si eres lo suficientemente bueno para ellas e independientemente de lo bien
que te sientas contigo mismo. Si usted es como la mayoría de los hombres, es muy probable
que este no sea el tipo de mujeres que ha tenido hasta ahora. Ha estado confiando en un
soció metro del valor de pareja desactualizado y lamentablemente inadecuado. Esto la ha
llevado a tomar decisiones má s seguras con un menor riesgo de rechazo, pero
probablemente no estaba muy contenta con estas opciones, incluso cuando las mujeres
dijeron que sí. Ahora bien, es posible que las mujeres que realmente te atraen no siempre
sean las que tus amigos encuentran atractivas o las que ves en las revistas de belleza. Por
otra parte, podrían serlo. Aunque existe un acuerdo significativo entre los hombres sobre lo
que hace que una mujer sea atractiva, también hay diferencias significativas, Esto no es
[136]

una competencia, y no quieres probar nada. No dejes que tu ego se interponga en el camino
de tu felicidad.
Elección secuencial de pareja y probabilidades de apareamiento
En el primer capítulo esbozamos las líneas generales de los criterios de elecció n de pareja
má s importantes de las mujeres. Consciente y, en su mayoría, inconscientemente, las
mujeres evalú an a las posibles parejas segú n estos criterios, integran la informació n
disponible y toman una decisió n. No se comprende completamente có mo se lleva a cabo
esta integració n. Claramente, algunos criterios importan má s, y la subpuntuació n que
reciben los hombres en estos criterios recibe una mayor ponderació n cuando se trata de
contar la puntuació n total. El potencial de adquisició n de recursos, el estatus social y el
atractivo se encuentran entre los grandes, por lo que las mujeres deben asignarles un
mayor peso en comparació n con, digamos, el sentido del humor. Al mismo tiempo, debe
haber requisitos mínimos para cada criterio. Un hombre que cae por debajo de cualquiera
de estos será rechazado, independientemente de lo bien que le vaya en el resto. Por
ejemplo, la mayoría de las mujeres rechazará n incluso al hombre má s rico, inteligente y
cariñ oso si tiene má s de cierta edad o peso. El hombre má s atractivo e inteligente también
será una relació n no iniciada si tiene tendencias violentas, y la mujer siente el riesgo de
abuso para ella y sus hijos.
Para nuestra discusió n, el punto crucial es có mo se desarrolla este proceso de evaluació n a
lo largo del tiempo y cuá ndo se toma la decisió n de aceptar o rechazar. El problema es que
la informació n relacionada con los diversos criterios de elecció n de pareja se recopila de
diferentes maneras y tiene diferentes tiempos de evaluació n. Algunos criterios, sobre todo
el atractivo físico, se pueden evaluar en segundos. Las mujeres simplemente observan bien
a un hombre y obtienen una estimació n decente de su dotació n genética y de lo bien que se
ha estado cuidando a sí mismo. Otros, como el potencial de adquisició n de recursos,
[137]

suelen tardar má s en evaluarse, del orden de horas, días o incluso semanas. Luego está n los
criterios, en particular los relacionados con la personalidad y los comportamientos
interpersonales, que tardará n aú n má s en evaluarse por completo, incluso añ os. Por esta
razó n, tiene sentido que las mujeres utilicen lo que se llama un proceso secuencial de
elecció n de pareja, en el que establecen una serie de obstá culos y los hombres intentan
superarlos sucesivamente. Las mujeres comienzan a evaluar a partir de los criterios má s
[138]

fá cilmente evaluables y progresan gradualmente hacia los má s exigentes desde el punto de


vista logístico. En cada paso del camino, establecen un valor mínimo para cada criterio, el
llamado valor umbral. Siempre que un hombre no alcanza este valor umbral, es rechazado.
Si aprueba, el proceso de evaluació n continú a. Esta estrategia permite a las mujeres
recopilar informació n de la manera má s rentable y ahorradora de tiempo.
La primera etapa es traspasar el umbral de las miradas. Entras en su línea de visió n y ella
debe decidir rá pidamente si te da otra mirada o sonríe. Comienzas una conversació n, la
[139]

segunda etapa de evaluació n. Aquí comienza a tener una idea de quién eres, a qué parte de
la sociedad perteneces y qué quieres de ella. Ella también tendrá los primeros atisbos de tu
personalidad. Si pasa esta etapa, ella acepta ir a una cita, donde se evalú an má s a fondo su
estilo de conversació n, intereses, personalidad e historial de apareamiento. Si pasa este
umbral, es posible que acceda a una segunda cita o al sexo. Digamos que tiene sexo contigo.
Aquí ella puede completar la mayoría de las partes que faltan con respecto a su atractivo
físico, particularmente en relació n con el atractivo de su cuerpo y su olor, así como
cualquier signo de enfermedad o mala salud. El sexo también es una oportunidad para
[140]

que ella recopile nueva informació n sobre tu personalidad e intenciones: eres un amante
egoísta, frío, te importa darle un orgasmo, etc. En este punto, y especialmente al aceptar
tener sexo contigo, ella ha hecho una inversió n nada despreciable y las cosas está n
empezando a mejorar para ti, pero el proceso de evaluació n está lejos de terminar. Ella
continuará evaluá ndote hasta que esté convencida de que eres material para una relació n a
largo plazo, pero incluso entonces, no detendrá la evaluació n. Continuará por el resto de su
tiempo juntos, y si en algú n momento ella se satisface de que cualquier nueva informació n
negativa supera su creciente inversió n en usted, terminará la relació n.
Un mito muy extendido en la industria de la seducció n sostiene que conseguir que una
mujer se acueste es mucho má s difícil que conseguirla en una relació n comprometida. Este
mito se basa en la premisa correcta de que las mujeres prefieren mucho má s estar en
relaciones comprometidas que tener relaciones sexuales casuales. Por lo tanto, asume
incorrectamente que si está s dispuesto a darle lo que ella quiere, es decir, una relació n, las
cosas será n má s fá ciles. El problema con este razonamiento es que, al menos en la mayoría
de los casos, el sexo se presenta en las primeras etapas del noviazgo, antes del compromiso
y la exclusividad. El período en el que su interacció n con la mujer comienza a parecerse a
una relació n comprometida será má s adelante en el proceso de evaluació n desde el
momento de la primera relació n sexual y, debido a la naturaleza secuencial del proceso, es
muy probable que se corte en el proceso. provisional. Imagina, como experimento mental,
la probabilidad de que tengas relaciones sexuales con una mujer extremadamente atractiva
de tu círculo social. Si bien es poco probable, no está fuera de lo posible. Cualquier cosa
puede suceder después de unos có cteles de happy hour, durante un viaje en grupo a una
cabañ a en la montañ a o cuando se siente sola y quiere hablar con alguien a altas horas de la
noche. Una posibilidad remota pero posible. Ahora imagina lo difícil que será , después de
que de alguna manera hayas logrado tener sexo con ella, lograr que ella también se quede,
incluso si tienes todas las intenciones en el mundo de estar en una relació n exclusiva y
está s má s que feliz de jugar el papel. novio. Para mantener su interés día tras día sin
arruinar las cosas, mientras tus debilidades se vuelven má s evidentes con el tiempo.
Convertirse en el novio no es má s fá cil que simplemente llevarla a la cama; en todo caso, es
mucho má s difícil. la probabilidad de que tengas relaciones sexuales con una mujer
extremadamente atractiva de tu círculo social. Si bien es poco probable, no está fuera de lo
posible. Cualquier cosa puede suceder después de unos có cteles de happy hour, durante un
viaje en grupo a una cabañ a en la montañ a o cuando se siente sola y quiere hablar con
alguien a altas horas de la noche. Una posibilidad remota pero posible. Ahora imagina lo
difícil que será , después de que de alguna manera hayas logrado tener sexo con ella, lograr
que ella también se quede, incluso si tienes todas las intenciones en el mundo de estar en
una relació n exclusiva y está s má s que feliz de jugar el papel. novio. Para mantener su
interés día tras día sin arruinar las cosas, mientras tus debilidades se vuelven má s
evidentes con el tiempo. Convertirse en el novio no es má s fá cil que simplemente llevarla a
la cama; en todo caso, es mucho má s difícil. la probabilidad de que tengas relaciones
sexuales con una mujer extremadamente atractiva de tu círculo social. Si bien es poco
probable, no está fuera de lo posible. Cualquier cosa puede suceder después de unos
có cteles de happy hour, durante un viaje en grupo a una cabañ a en la montañ a o cuando se
siente sola y quiere hablar con alguien a altas horas de la noche. Una posibilidad remota
pero posible. Ahora imagina lo difícil que será , después de que de alguna manera hayas
logrado tener sexo con ella, lograr que ella también se quede, incluso si tienes todas las
intenciones en el mundo de estar en una relació n exclusiva y está s má s que feliz de jugar el
papel. novio. Para mantener su interés día tras día sin arruinar las cosas, mientras tus
debilidades se vuelven má s evidentes con el tiempo. Convertirse en el novio no es má s fá cil
que simplemente llevarla a la cama; en todo caso, es mucho má s difícil. Cualquier cosa
puede suceder después de unos có cteles de happy hour, durante un viaje en grupo a una
cabañ a en la montañ a o cuando se siente sola y quiere hablar con alguien a altas horas de la
noche. Una posibilidad remota pero posible. Ahora imagina lo difícil que será , después de
que de alguna manera hayas logrado tener sexo con ella, lograr que ella también se quede,
incluso si tienes todas las intenciones en el mundo de estar en una relació n exclusiva y
está s má s que feliz de jugar el papel. novio. Para mantener su interés día tras día sin
arruinar las cosas, mientras tus debilidades se vuelven má s evidentes con el tiempo.
Convertirse en el novio no es má s fá cil que simplemente llevarla a la cama; en todo caso, es
mucho má s difícil. Cualquier cosa puede suceder después de unos có cteles de happy hour,
durante un viaje en grupo a una cabañ a en la montañ a o cuando se siente sola y quiere
hablar con alguien a altas horas de la noche. Una posibilidad remota pero posible. Ahora
imagina lo difícil que será , después de que de alguna manera hayas logrado tener sexo con
ella, lograr que ella también se quede, incluso si tienes todas las intenciones en el mundo de
estar en una relació n exclusiva y está s má s que feliz de jugar el papel. novio. Para mantener
su interés día tras día sin arruinar las cosas, mientras tus debilidades se vuelven má s
evidentes con el tiempo. Convertirse en el novio no es má s fá cil que simplemente llevarla a
la cama; en todo caso, es mucho má s difícil. Ahora imagina lo difícil que será , después de
que de alguna manera hayas logrado tener sexo con ella, lograr que ella también se quede,
incluso si tienes todas las intenciones en el mundo de estar en una relació n exclusiva y
está s má s que feliz de jugar el papel. novio. Para mantener su interés día tras día sin
arruinar las cosas, mientras tus debilidades se vuelven má s evidentes con el tiempo.
Convertirse en el novio no es má s fá cil que simplemente llevarla a la cama; en todo caso, es
mucho má s difícil. Ahora imagina lo difícil que será , después de que de alguna manera
hayas logrado tener sexo con ella, lograr que ella también se quede, incluso si tienes todas
las intenciones en el mundo de estar en una relació n exclusiva y está s má s que feliz de
jugar el papel. novio. Para mantener su interés día tras día sin arruinar las cosas, mientras
tus debilidades se vuelven má s evidentes con el tiempo. Convertirse en el novio no es má s
fá cil que simplemente llevarla a la cama; en todo caso, es mucho má s difícil.
***
Veamos qué significa todo esto para ti. El objetivo es ilustrar có mo puede explotar su vida
de apareamiento simplemente liberá ndose de su pequeñ o grupo social y soció metro
obsoleto del valor de la pareja. El concepto bá sico que usaremos es la probabilidad de
apareamiento, una idea que a menudo utilizan los bió logos que estudian el apareamiento.
Hemos visto lo complicada que es la elecció n de pareja de las mujeres y lo poco que la
entendemos. Por lo tanto, nunca podemos predecir con certeza si una mujer determinada
aceptará o rechazará a un hombre determinado. En ausencia de certeza, lo mejor que
podemos hacer es usar probabilidades.
Para comenzar a aplicar este enfoque probabilístico a su vida cotidiana, debemos dividir la
població n femenina en grupos de deciles. Un grupo de decil es un subconjunto de una
població n determinada que constituye el 10% de esa població n, lo que significa que hay
diez grupos de este tipo en cada població n. Los grupos de decil se organizan de acuerdo con
alguna variable desde el grupo de decil superior al ú ltimo (o primer) grupo de decil. Por
ejemplo, digamos que queremos organizar a los residentes masculinos de Wichita, Kansas,
en grupos de deciles segú n su altura. Suponiendo que haya 190.000 hombres viviendo en
Wichita, los 19.000 má s altos de ellos pertenecerían al grupo de decil superior. Los 19.000
má s altos de los 171.000 machos restantes entrarían en el grupo del noveno decil y así
sucesivamente, hasta que llegamos a los 19.000 machos má s bajos, que caerían en el grupo
del decil inferior, el primero.
Podemos utilizar grupos de deciles para desglosar a las mujeres en su ubicació n geográ fica
y grupo de edad objetivo en términos de su valor de pareja. Supongamos que es un hombre
de 30 añ os que está interesado en conocer a las 1000 mujeres de su pequeñ a ciudad que
tienen entre 20 y 35 añ os. Las 100 má s deseables de estas mujeres formará n el grupo de
decil superior. El grupo del noveno decil estará formado por las 100 mujeres má s deseables
de los 900 restantes. El grupo del octavo decil tendrá las 100 má s atractivas de los 800
restantes y así sucesivamente, hasta que alcancemos el grupo inferior o primer decil,
compuesto de las 100 mujeres menos atractivas. Para simplificar nuestra discusió n, sería
conveniente asignar etiquetas cortas a las mujeres en cada grupo de decil, para que no
sigamos refiriéndonos, por ejemplo, a “mujeres en el grupo de 7º decil”. De acuerdo con el
uso masculino comú n,
Supongamos ademá s, para nuestros propó sitos, que usted es un hombre promedio de 30
añ os, de apariencia promedio, con un trabajo y una vida social promedio. En otras palabras,
eres un 5 o un 6 en la escala correspondiente de valor de pareja masculina. Seamos
generosos y digamos que eres un 6, que está un poco por encima del promedio, pero
apenas. Supongamos también que tus aspiraciones son modestas y que solo quieres tener
una cita. Podemos trazar su probabilidad de conseguir una cita con mujeres de diferente
valor de pareja en un grá fico, como en la Figura 4.

Figura 4. Probabilidad de una cita con mujeres de diferentes valores de pareja

Tus posibilidades de tener una cita con un 1 son bastante altas, pero probablemente no te
interesaría salir con estas mujeres. Durante los 2 s, tus posibilidades serían un poco
menores pero aú n altas. Tus posibilidades siguen cayendo, grupo de decil tras grupo de
decil, hasta que alcanzas el grupo superior, los 10 s. Es poco probable que estas mujeres tan
deseables salgan contigo. La mayoría de ellos probablemente ya estén tomados, e incluso si
no lo está n, probablemente buscará n salir con alguien má s deseable que tú . Pero la palabra
clave aquí es probablemente: incluso con estas mujeres, sus posibilidades siempre será n
algo má s que cero. Puede haber algunos 10 que acaban de romper y agradecerá n la
oportunidad de salir con cualquier chico normal, solo para dejar de pensar en su ex por un
tiempo. O habrá los 10 impares a los que les gustan los hombres que se parecen a su padre,
y resulta que tienes un parecido notable con él. O puede que sea nueva en la ciudad y
busque compañ ía o se sienta aburrida. Recuerde que estas son mujeres que, como la
mayoría de las personas, dependen de un círculo social muy pequeñ o e ineficiente para
conocer compañ eros. Pero lo má s comú n es que la mujer de este grupo que diga que sí
tendrá un soció metro de valor de pareja mal calibrado. Es posible que no tenga experiencia,
sin suficientes oportunidades para recibir suficiente retroalimentació n sobre su atractivo.
O podría haber salido con chicos malos que dañ aron su autoestima y la dejaron con una
imagen negativa de sí misma que no coincide con la forma en que la ven otras personas.
Pero lo má s comú n es que la mujer de este grupo que diga que sí tendrá un soció metro de
valor de pareja mal calibrado. Es posible que no tenga experiencia, sin suficientes
oportunidades para recibir suficiente retroalimentació n sobre su atractivo. O podría haber
salido con chicos malos que dañ aron su autoestima y la dejaron con una imagen negativa
de sí misma que no coincide con la forma en que la ven otras personas. Pero lo má s comú n
es que la mujer de este grupo que diga que sí tendrá un soció metro de valor de pareja mal
calibrado. Es posible que no tenga experiencia, sin suficientes oportunidades para recibir
suficiente retroalimentació n sobre su atractivo. O podría haber salido con chicos malos que
dañ aron su autoestima y la dejaron con una imagen negativa de sí misma que no coincide
con la forma en que la ven otras personas.
Ahora digamos que está s interesado en algo má s que una cita, es decir, el sexo. Tus
posibilidades de tener relaciones sexuales con un 10 será n incluso menores, porque el sexo
está una o dos etapas má s adelante en la ruta de evaluació n que una cita. Aquí está viendo
una fracció n del ya pequeñ o subconjunto de decenas que estarían de acuerdo con una cita.
Pero por muchas de las razones descritas anteriormente, y quizá s algunas adicionales,
habrá un pequeñ o porcentaje de 10 s que, después de acordar una cita, también se
acostará n contigo.
¿Y si quisieras convertir a una de estas mujeres en tu novia? Aquí sus posibilidades son aú n
má s escasas, ya que hemos avanzado mucho en la picadora de carne de la elecció n
secuencial del mate. Ahora está s viendo una fracció n del ya pequeñ o subconjunto de 10 que
estarían de acuerdo en salir contigo y tener sexo contigo. Estas mujeres son tan pocas y
distantes entre sí que si vives el resto de tu vida como la mayoría de los hombres, sin
realizar la acció n que se describe aquí, es casi seguro que nunca conocerá s a una de ellas.
La Figura 5 muestra sus tres conjuntos de probabilidades (para una cita, sexo o relació n)
con mujeres de varios niveles de deseabilidad.
Figura 5. Probabilidades de varios resultados en función del valor de la pareja femenina

Cómo el enfoque frío cambiará tu vida


Con el material cubierto en la secció n anterior, ahora podemos comenzar a ver a) dó nde se
encuentra en su vida de apareamiento, b) có mo llegó allí yc) có mo puede cambiar las cosas.
Recuerde de la secció n anterior que usted es un hombre promedio de 30 añ os, un 6 en
términos de conveniencia decimal. Probablemente tuviste un puñ ado de amantes en tu
vida, y probablemente no eran nada del otro mundo. Conoció a la mayoría de estas mujeres
a través de su círculo social, a través de la asistencia compartida a instituciones como
escuelas y universidades, o a través de encuentros fortuitos. Es importante destacar que
también tiene un soció metro de valor de mate bien calibrado. Funciona como un reloj.
Entiendes muy bien que es probable que te arruinen si intentas aparear con los 8 so 9, y
mucho menos con los 10 s. Probablemente te pongas muy nervioso con estas mujeres y no
se te ocurra invitarlas a salir.
Para la discusió n que sigue, necesitaremos trabajar con probabilidades específicas de éxito.
Quiero aclarar que los nú meros reales, como 40%, 36%, etc., que utilizo a continuació n son
solo conjeturas. No se derivan de estudios reales. La forma matemá ticamente rigurosa de
hacer mi punto sería usar símbolos algebraicos abstractos como x, (x - a), f (x) y así
sucesivamente. Para nuestros propó sitos, he usado nú meros específicos para hacer que el
argumento sea comprensible para las personas que no se preocupan por el á lgebra. Pero
los nú meros precisos no importan. Lo importante es que por cada intento de apareamiento
existe una determinada probabilidad de éxito, que disminuye con las mujeres de mayor
valor de pareja.
Entonces, digamos que está interesado principalmente en tener relaciones sexuales con
tantas mujeres como sea posible, una estrategia de apareamiento que los bió logos llaman
promiscua. Para simplificar las cosas, asumiremos que su probabilidad de éxito disminuye
linealmente con las mujeres de valor de pareja creciente, como en las figuras 4 y 5
anteriores. Una disminució n lineal significa que por cada decil creciente de valor de pareja
femenina, su probabilidad de tener relaciones sexuales disminuye en un porcentaje
constante. Comenzando desde abajo, digamos que su probabilidad de tener relaciones
sexuales con cualquier 1 es del 40%, disminuyendo con cada grupo de decil superior en un
4% constante. Con 2 s, su probabilidad es del 36%, con 3 s del 32% y así sucesivamente,
hasta los grupos superiores. Aquí sus posibilidades son del 8% para los 9 sy del 4% para
los 10 s.
¿Có mo es tu vida sexual ahora? Seamos generosos y, dejando de lado lo que sabemos sobre
el nú mero de parejas sexuales durante la vida de un hombre promedio, suponga que
[141]

tiene relaciones sexuales con aproximadamente una mujer al añ o. Si comenzaste tu carrera


sexual a los 18, eso significaría que has tenido relaciones sexuales con 12 mujeres
diferentes. Suponiendo que también intentas tener sexo en la misma medida con 4 s, 5 sy 6
s, podemos calcular que te lo está s probando con 4.2 mujeres al añ o: 1.4 4 s, 1.4 5 sy 1.4 6 s.
El 28% de los 4 se acostará contigo en un añ o determinado, en comparació n con el 24% de
los 5 y el 20% de los 6. Todo resulta en un promedio de una mujer diferente al añ o. La
Tabla 6 resume estos nú meros.

Número de
mujeres
Número de intentos
diferentes con Probabilidad de Valor de la pareja
de apareamiento
las que tiene éxito femenina
anuales
relaciones
sexuales
0,28 1.4 20% 6
0,34 1.4 24% 5
0,39 1.4 28% 4
Número total de parejas sexuales: aprox. 1

Tabla 6. Tu producción sexual anual actual

Cuando piratea tu apareamiento, tomas tus probabilidades de éxito en el apareamiento y


aprovechas dos factores. En primer lugar, intenta aparearse con mujeres en una frecuencia
que es ó rdenes de magnitud mayor. En segundo lugar, abandona su soció metro de valor de
pareja y dirige sus intentos hacia mujeres de mayor valor de pareja. Estos dos factores
combinados conducirá n a un nú mero dramá tico de mujeres y un valor de pareja
dramá ticamente má s alto.
Se puede abordar fá cilmente a diez mujeres atractivas en una calle concurrida en tres o
cuatro horas. Los intentos de apareamiento que normalmente se extenderían a lo largo de
má s de dos añ os de su vida ahora pueden comprimirse en una sola tarde. Suponiendo que
esté dispuesto a dedicar este tiempo todos los fines de semana, puede acercarse fá cilmente
a unas 500 mujeres en un añ o. Pero seamos conservadores y permitamos algunas semanas
"libres" en las que está demasiado ocupado, fuera de la ciudad o simplemente no está
motivado, reduciendo el nú mero total de enfoques anuales a 400. Al omitir su soció metro
del valor de pareja, dirige estos 400 enfoques a las mujeres má s deseables. Puede ver su
nueva salida de apareamiento en la Tabla 7 a continuació n.

Número de
mujeres
Número de intentos Valor de la
diferentes con las Probabilidad de
de apareamiento pareja
que tiene éxito
anuales femenina
relaciones
sexuales
4 100 4% 10
8 100 8% 9
12 100 12% 8
dieciséis 100 dieciséis% 7
Número total de parejas sexuales: 40

Tabla 7. Cómo puede verse su producción sexual con un enfoque frío

En principio, debería poder tener relaciones sexuales con 40 mujeres al añ o, cuatro de las
cuales estará n en el grupo de mayor deseabilidad. Las menos atractivas de estas mujeres
será n las 7, que no solo fueron pocas y distantes entre sí en su vida sexual anterior, sino
también su piná culo. La interacció n de la má xima cantidad con la má xima calidad
conducirá a un patró n de apareamiento irreconocible. La figura 6 muestra el antes y el
después.
Figura 6. Su vida sexual antes y después del enfoque frío

Antes de que se emocione demasiado, debemos discutir algunas advertencias importantes.


En primer lugar, un recordatorio de que inventé estas cifras y, aunque parecen ser
estimaciones aproximadas razonables, es posible que aú n estén fuera de lugar. También
utilicé un modelo lineal simplista para estimar có mo disminuyen sus probabilidades de
éxito con mujeres de calidad creciente, pero un modelo de disminució n no lineal má s
matizado podría ser má s preciso. En un modelo de este tipo, comenzando desde abajo, la
probabilidad de éxito disminuiría lentamente para las mujeres con un valor de pareja má s
bajo, pero la disminució n aumentaría con las mujeres con un valor de pareja promedio o
superior al promedio. Para cuando lleguemos a los 9 sy 10 s, la probabilidad de éxito se
desplomará drá sticamente. Este modelo má s matizado significaría que si usted es un
[142]

hombre promedio, sus posibilidades de tener relaciones sexuales con mujeres en el decil
superior serían inferiores al 4%. Incluso si fueran tan bajos como el 1%, muy
probablemente una subestimació n, aú n podría esperar tener relaciones sexuales con una
de esas mujeres al añ o. La Figura 7 contrasta los dos modelos diferentes.
Figura 7. Contrastando un modelo lineal y no lineal de probabilidad de apareamiento

Es posible que haya notado que también hice otra suposició n importante: que sus
probabilidades de apareamiento con un enfoque frío será n las mismas que cuando conoce
mujeres a través de su círculo social. Que tendrá s las mismas oportunidades con una mujer,
ya sea que te acerques a ella o te encuentres con ella en el trabajo, por ejemplo. ¿Es esta una
suposició n justa?
Hay una clara ventaja en el enfoque en frío. Vimos en el capítulo anterior que a las mujeres
no les impresiona hablar. Es una señ al barata que se puede falsificar fá cilmente. Cuando te
acercas a una mujer que no te conoce, le está s enviando una señ al muy honesta que no se
puede fingir: te acercaste a ella. Tú , entre todos los innumerables hombres que han pasado
junto a ella, fuiste el primero en subir al plato, en caminar hacia ella con intenciones de
apareamiento. Esto no se puede fingir: puedes hacerlo o no. Probablemente seas el primer
hombre que ha conocido en dar esta señ al de confianza y dominio. No es de extrañ ar que
esta pueda ser una experiencia alucinante para las mujeres. Una vez me acerqué a una
mujer atractiva en el centro de Oxford. Ella era una rubia alta profesional de éxito de unos
treinta y pocos añ os que, se hizo evidente muy rá pidamente, estaba buscando activamente
una pareja para ella misma. Intercambiamos nú meros y, después de solo un par de
minutos, me envió un mensaje: "¡Fue una gran mejora con respecto a las citas en línea!"
Ningú n otro hombre se había acercado a ella de esta manera. Todos sus amantes anteriores
habían confiado en presentaciones negociadas por terceros, en la suerte o en las citas en
línea para conocerla. Nada que los distinga de cualquier otro hombre.
La ventaja que transmite esta señ al de dominio se verá compensada, hasta cierto punto, por
el hecho de que eres un extrañ o para la mujer. Por mucho que disfrute de la señ al de
dominio fuerte y sin precedentes que le das, también disfrutará de la seguridad y la
comodidad de ser presentada a una pareja potencial a través de alguien que conoce y en
quien confía. Esta tercera persona, el intermediario, actú a como garante de la confiabilidad
de la potencial pareja. Cuando los psicó logos les piden que califiquen la efectividad y la
idoneidad de las diversas formas en que un hombre puede abordarlos, las mujeres califican
la presentació n de terceros como un poco má s efectiva y sustancialmente má s apropiada
que una presentació n directa e ininterrumpida. Teniendo esto en cuenta, puede tomar
[143]

medidas prá cticas para minimizar la amenaza percibida que representa para cualquier
mujer a la que se acerque. Lo má s importante es limitar sus accesos a lugares pú blicos y
concurridos, idealmente durante el día. Ampliaremos esto en el ú ltimo capítulo.
La medida en que la desventaja de ser un extrañ o niega la ventaja del dominio percibido
solo puede determinarse empíricamente. Necesitaríamos estudios a gran escala en los que
los hombres se acercaran directamente a las mujeres o se las presentaran y luego comparar
los resultados, en términos de nú meros de teléfono o fechas, entre los dos grupos. En
ausencia de datos empíricos só lidos, solo podemos especular. Después de algunos miles de
intentos de apareamiento ininterrumpidos, mi mejor suposició n es que los dos factores
opuestos se anulan entre sí en gran medida. Perderá s a algunas mujeres que de otro modo
estarían disponibles que tendrá n demasiado miedo de detenerse y darte unos segundos de
su tiempo, pero ganará s a otras que quedará n impresionadas por tu dominio percibido.
Pero incluso con estas ú ltimas mujeres, las impresiones iniciales solo te ayudará n a poner
el pie en la puerta.
Un mundo sin restricciones de apareamiento
¿Es todo esto un juego de nú meros? En un sentido limitado, se podría argumentar el caso.
Después de todo, he dedicado las ú ltimas pá ginas a jugar con los nú meros. Pero reducir
esto a un juego de nú meros pierde el sentido por completo. Piense en un grifo que gotea.
Cada pocos minutos sale una gota. Ha estado haciendo esto durante añ os, gota tras gota.
Entonces, un día, llega alguien y hace algo muy simple. Abre el grifo y el agua comienza a
salir a borbotones. Cuando la persona no quiere má s agua, simplemente abre el grifo hacia
el otro lado y el flujo se apaga. ¿Acabo de describir un juego de nú meros en términos del
volumen de agua que sale del grifo? Seguro. Donde tenías mililitros ahora tienes galones.
Pero ver cosas como esta sería una extrañ a elecció n de perspectiva: ahora son decidida y
cualitativamente diferentes. Centra tu atenció n no en contar gotas, pero en el acto de abrir
el grifo, permitiendo que el agua atrapada salga a borbotones. La mano eres tú . El grifo son
sus limitaciones de apareamiento.
Cuando usan el término restricciones de apareamiento, los bió logos se refieren a cualquier
circunstancia que impida que un animal alcance su estado ó ptimo de apareamiento. Una
fuente ineludible de limitaciones de apareamiento para cualquier animal, incluidos los
humanos, son las limitaciones fisioló gicas. Un buen ejemplo de esto se relaciona con la
edad. Los hombres solo alcanzan la madurez sexual en la adolescencia y con frecuencia son
incapaces de tener relaciones sexuales en los ú ltimos añ os de su vida, lo que significa que
su actividad sexual se limita a la parte media de su vida. Otro ejemplo de limitaciones
fisioló gicas es la frecuencia con la que los hombres pueden eyacular. Si tiene la suerte de
tener acceso sexual ilimitado a una o má s mujeres, existe un límite fisioló gico en la cantidad
de veces que puede tener relaciones sexuales en un día; después de haber eyaculado varias
veces en una breve sucesió n, simplemente no podrá hacerlo. para conseguir una erecció n.
Ahora que nacemos con estas limitaciones fisioló gicas de apareamiento típicas de las
especies, no tendemos a verlas como limitaciones. Al igual que la gravedad, vienen como
parte de ser un hombre, y no les damos ni un segundo pensamiento. [144]

Otra fuente de limitaciones de apareamiento surge porque hay un límite de tiempo y


energía que un hombre, o cualquier animal, puede dedicar al apareamiento antes de que las
necesidades de la biología y la vida se derrumben. No importa cuá n grande sea su
presupuesto de tiempo de apareamiento, siempre estará limitado por otras demandas de la
vida. Será necesario asignar presupuestos de tiempo competitivos para dormir, trabajar,
alimentarse, socializar, tiempo libre, etc., y existen límites absolutamente inferiores por
debajo de los cuales muchos de estos no pueden caer. Esta es otra razó n por la que es poco
probable que la mayoría de los hombres logren el nítido aumento de 40 veces en parejas
sexuales que calculamos anteriormente. Una vez má s, al igual que con las limitaciones
fisioló gicas, cuando pensamos en los cuellos de botella de nuestro apareamiento, estas
limitaciones prá cticas de tiempo, dinero y energía no son lo que nos viene a la mente. Pocos
de nosotros hemos logrado una vida de apareamiento lo suficientemente productiva como
para enfrentar este cuello de botella. Muy por el contrario, podemos decir con seguridad
que este tipo de "problema" sería bienvenido por la mayoría de los hombres, al igual que la
mayoría de los ganadores de la lotería recibirían con agrado el problema de dó nde
almacenar sus nuevas riquezas.
Las limitaciones que nos vienen a la mente cuando reflexionamos sobre nuestra
insatisfactoria vida de apareamiento son las limitaciones sociales. Estos surgen de los
objetivos y deseos de otras personas que entran en conflicto con los nuestros,
impidiéndonos tener el tipo de vida de apareamiento que deseamos. Estas limitaciones
sociales, en el hombre como en la mayoría de los demá s mamíferos machos, son dobles. En
primer lugar, existe la elecció n femenina. La mayoría de las mujeres, la mayor parte del
tiempo, no quieren tener nada que ver con nosotros. Pertenecemos al sexo con menor
inversió n de los padres, la selecció n femenina es intensa, los está ndares son altos y el
rechazo es la norma. En segundo lugar, y quizá s menos obvio en el mundo actual, existe
competencia de otros machos. Debido a que las mujeres son el sexo con mayor inversió n de
los padres y el factor limitante en la reproducció n, los hombres deben competir entre ellos
por el acceso sexual a ellas. Veamos có mo estas dos restricciones fundamentales de
apareamiento,
No hay forma de escapar de la elecció n y el rechazo de las mujeres: siempre será n parte de
la vida. Pero después de haber pirateado su apareamiento, el rechazo se reducirá de una
experiencia emocionalmente destacada e intensamente desagradable a un inconveniente
fugaz. La gran cantidad de mujeres con las que puede intentar aparearse hará que los
rechazos sean intrascendentes y psicoló gicamente inofensivos. No le importará pensarlo
dos veces. No tendrá s tiempo, porque siempre tendrá s acceso a un suministro interminable
de posibles compañ eros. Piense en ello como si estuviera recogiendo carteras del suelo.
Caminas por la ciudad y hay carteras por todo el suelo, esperando a que las recojan. Nadie
má s se molesta en recogerlos. Todo lo que necesita hacer es agacharse, recoger cada
billetera y abrirla para ver qué hay dentro. La mayoría de las carteras estará n vacías en
cuyo caso, simplemente ponga la billetera vacía en el suelo y continú e su camino.
Eventualmente te encuentras con uno que está lleno de efectivo y es todo tuyo. Solo
necesitas sacar el dinero y guardarlo en tus bolsillos. Así es como se sentirá su vida de
apareamiento después de haberla pirateado. Será , pedir prestada una cotizació n a un
inversor famoso, como recoger dinero del suelo. Aparte del nivel psicoló gico, está el
aspecto muy prá ctico; el rechazo dejará de ser una restricció n para su vida de
apareamiento porque ya no será un factor limitante. Si su objetivo es tener relaciones
sexuales con la mayor cantidad de mujeres, mucho má s de lo que la mayoría de los
hombres puede soñ ar, entonces podrá hacerlo, simplemente aprovechando sus
probabilidades de apareamiento para un nú mero masivo de intentos de apareamiento. Si
su objetivo es encontrar una pareja o esposa a largo plazo muy deseable, de nuevo, la
elecció n de pareja femenina no podrá detenerte. Todo lo que necesita en este caso es
superar con éxito los obstá culos secuenciales de elecció n de pareja de una mujer soltera.
Aunque las barras se establecerá n altas y el proceso se prolongará , es casi seguro que
logrará tener éxito una vez, porque habrá apilado las probabilidades de su lado.
La otra limitació n social importante es la competencia de otros hombres. Tenemos la suerte
de vivir en la era de las sociedades igualitarias, donde todos los hombres son iguales frente
a la ley y se les prohíbe ejercer la violencia contra los demá s. Este es un estado de cosas
inusual. Durante la mayor parte de la historia humana registrada, los hombres de alto
rango se han aprovechado de su posició n y han utilizado la fuerza bruta para restringir el
acceso sexual de otros hombres a las mujeres. Esta violencia se llevó a cabo con impunidad
o, en muchos casos, institucionalizada. Incluso hasta el día de hoy, las penas en algunas
sociedades primitivas supervivientes contra los hombres que hacen insinuaciones sexuales
a las mujeres de poderosos líderes o reyes locales son severas, incluidas formas
ritualizadas de muerte lenta y agonizante. Por razones que no se comprenden bien, hoy
[145]

en día los hombres poderosos en la mayoría de las sociedades ya no hacen esto. Si vives en
una sociedad secular en cualquier parte del mundo occidental, no hay nada que te impida
coquetear con cualquier mujer que desees. Suponiendo que pueda acceder a ella y no violar
ninguna ley en el proceso, incluso puede intentar aparearse con la esposa del presidente o
primer ministro de su país. La competencia entre los hombres hoy en día es indirecta, con
hombres compitiendo entre sí para obtener acceso sexual, y preferiblemente acceso sexual
exclusivo, a mujeres que consienten libremente. Pero incluso esta competencia indirecta y
no violenta no es tan fuerte como antes, ya que la poligamia, el matrimonio de varias
mujeres, está prohibida en todos los países occidentales. Esto significa que a los hombres
[146]

altamente deseables se les prohíbe legalmente monopolizar sexualmente a varias mujeres


al mismo tiempo, lo que tendría el efecto de distorsionar la proporció n de sexos de solteros
elegibles a solteros, dejando a los primeros con menos opciones.
En el papel, entonces, las cosas nunca se vieron mejor para el hombre comú n. El mundo
está a su alcance. Pero si está s atrapado en la posició n poco envidiable en la que la mayoría
de los hombres pasan sus vidas, recreando perpetuamente las condiciones sociales
ancestrales, entonces la competencia masculina indirecta que experimentas seguirá siendo
inmensa. En el primer capítulo discutimos el tremendo apetito masculino por la variedad
sexual y lo contrastamos con la diminuta franja de disponibilidad sexual femenina.
Descubrimos que el interés de las mujeres en la variedad sexual es aproximadamente
ochenta veces menor que el de los hombres. Es inú til intentar competir por igual con otros
hombres en este tipo de juego, todos tratando de meterse en la misma pequeñ a astilla al
mismo tiempo. Estadísticamente, simplemente no te irá bien. Las probabilidades también
son pésimas si no es la variedad sexual lo que busca, pero una pareja deseable a largo
plazo, especialmente si no eres un hombre de alto valor como pareja. Aquí buscas a una
mujer que no tenga una relació n exclusiva con otro hombre y que no te rechace en ninguna
etapa de su elecció n de pareja secuencial. Ademá s, está s tratando de encontrar a esta mujer
a través de la lamentablemente pequeñ a cantidad de oportunidades que ofrece tu círculo
social y con un soció metro del valor de la pareja que te está socavando desde el principio.
No es de extrañ ar que la mayoría de los hombres no estén contentos con su vida de
apareamiento. Ademá s, está s tratando de encontrar a esta mujer a través de la
lamentablemente pequeñ a cantidad de oportunidades que ofrece tu círculo social y con un
soció metro del valor de la pareja que te está socavando desde el principio. No es de
extrañ ar que la mayoría de los hombres no estén contentos con su vida de apareamiento.
Ademá s, está s tratando de encontrar a esta mujer a través de la lamentablemente pequeñ a
cantidad de oportunidades que ofrece tu círculo social y con un soció metro del valor de la
pareja que te está socavando desde el principio. No es de extrañ ar que la mayoría de los
hombres no estén contentos con su vida de apareamiento.
Si quiere que le vaya bien, simplemente no puede permitirse competir en igualdad de
condiciones. Necesitará s hacer trampa, darte una ventaja injusta que te distinguirá del
resto. La ventaja debe ser inmensa. Acabamos de describir có mo se sentirá su nueva vida
de apareamiento como si estuviera recogiendo carteras del suelo. Ahora, aquí está el truco:
otros hombres también ven estas billeteras a su alrededor, todos los días de sus vidas.
Simplemente, ni una sola vez se detienen a recoger uno. Temen que suceda algo terrible si
la primera billetera se queda vacía. Mientras tanto, los colecciona de izquierda a derecha,
llená ndose los bolsillos de dinero en efectivo. Tó mese unos segundos para pensar qué tan
rica será su vida de apareamiento al final de esto en comparació n con la de ellos. Ni
siquiera estará cerca. Una vez que hayas comenzado, mirará s a otros hombres con
asombro: todos jugando en el mismo campo de juego en el que solía jugar, con las
probabilidades tan enormemente apiladas en su contra, limitadas por límites imaginarios.
Esperando que su nuevo atuendo sexy marque la diferencia. O la promoció n laboral, o el
auto. Que alguna vez tengan relaciones sexuales parecerá extraordinario. Que solías ser
uno de ellos loco.
No hay otro animal en su há bitat natural que pueda deshacerse de sus limitaciones de
apareamiento como tú . A partir de ahora, todo lo que tiene que hacer es cambiar parte de
su tiempo y esfuerzo por una gran cantidad de intentos de apareamiento. Esto evitará
efectivamente el filtro de elecció n femenina. Al mismo tiempo, no competirá con otros
hombres en el mercado sexual: estará engañ ando a simple vista.
The best partner and womanizer
Hackear su apareamiento generalmente no implicará ningú n cambio en el valor de su
pareja. Si está arruinado o tiene sobrepeso, por ejemplo, no verá repentinamente crecer su
cuenta bancaria o reducir su cintura. Por supuesto, puede haber mejoras en su bienestar
psicoló gico, provocadas por su nuevo éxito con las mujeres. Estos pueden marcar una gran
diferencia. Si está s de mal humor y te compadeces porque está s soltero y solo, es probable
que las mujeres se den cuenta de tu negatividad y se sientan repelidas. Por otro lado, no
hay nada para mejorar su estado de á nimo como ordenar su apareamiento, al menos a
corto plazo. Las mujeres se sentirá n atraídas por tu buen humor y positividad. Pero estos
son efectos contextuales y relativamente circunscritos que es poco probable que tengan
efectos persistentes a largo plazo en su personalidad y valor de pareja.
Los verdaderos beneficios de piratear su apareamiento dependerá n de sus objetivos. Si su
intenció n es encontrar una pareja a largo plazo, los beneficios será n principalmente
psicoló gicos. Por primera vez en tu vida, quizá s, te acerques a tu relació n desde un lugar de
abundancia. Puedes enfocar tus energías en construir la mejor relació n posible sin miedo,
desde un lugar de confianza y fortaleza. Sabrá s que si las cosas no funcionan por algú n
motivo, no tendrá s problemas para encontrar otra novia. Paradó jicamente, esto te
convertirá en un mejor socio. Es posible que notes que eres menos celoso, menos
necesitado y menos exigente, incluso si tu pareja es de mayor valor como pareja. Tu pareja,
si es psicoló gicamente sana al menos, se sentirá atraída por esto. Si con el tiempo te das
cuenta de que esta no es la relació n en la que deberías estar, su confianza en sí mismo le
permitirá ponerle fin antes, ahorrá ndoles a ambos un tiempo y energía valiosos y les
ahorrará la frustració n y la animosidad. Incluso si su pareja termina la relació n en contra
de sus deseos, es probable que se sorprenda de lo menos amarga, resentida y negativa que
es su reacció n en comparació n con có mo habría reaccionado en el pasado.
Si desea perseguir un apareamiento promiscuo, tener relaciones sexuales con la mayor
cantidad de mujeres, los cambios en su vida se llevará n a cabo en mú ltiples niveles, mucho
má s allá del psicoló gico. Para entender esto, necesitamos revisar la enorme diferencia en el
deseo de variedad sexual de los dos sexos. Los hombres quieren aparearse, mucho, con
muchas mujeres diferentes. Las mujeres no está n tan interesadas en el sexo como en
encontrar una pareja a largo plazo y luego continuar con el negocio de criar hijos. De
acuerdo con estas diferencias, los bió logos ven la tarea de la reproducció n como una
divisió n entre dos componentes distintos pero complementarios: el apareamiento y la
crianza. Cuanto má s tiempo y energía dedique un animal al apareamiento, menos
[147]

quedará para la crianza y viceversa. Como predice la teoría de la inversió n de los padres,
los hombres como grupo está n fuertemente predispuestos hacia el apareamiento, mientras
que las mujeres está n fuertemente predispuestas hacia la paternidad. Sin embargo, dentro
de cada sexo hay una variació n individual sustancial, de hecho masiva. Muchos hombres
está n contentos con una estrategia reproductiva basada en la crianza de los hijos que
implica establecerse con una pareja y criar a los hijos. Otros hombres no son así en
absoluto. Su reproducció n intensiva en el apareamiento está orientada hacia relaciones
sexuales no comprometidas con el mayor nú mero posible de mujeres, y los niñ os les
interesan poco. La sociedad ha reconocido desde hace mucho tiempo su estrategia
reproductiva basada en el apareamiento y les ha dado a estos hombres varios nombres
menos que halagadores: mujeriego, jugador, mujeriego, Casanova, Don Juan,
La investigació n psicoló gica sugiere que una gran parte de lo que hace a un mujeriego está
determinado genéticamente. [148]
, Estos hombres tienden a tener varios rasgos que
[149]

apuntan a una buena genética. Suelen ser atractivos, fuertes, con rasgos faciales
masculinizados y menores niveles de asimetría. ,
[150]
,
[151]
Como comentamos en el
[152]

capítulo anterior, se cree que estas características físicas son indicadores honestos de la
calidad genética. Dado que es má s fá cil para estos hombres intercambiar sus genes de alta
calidad por sexo casual, la evolució n naturalmente los ha hecho má s interesados en el
apareamiento que en la crianza de los hijos.
¿Significa eso que no hay esperanza para un aspirante a mujeriego que carece de los genes
adecuados? Lejos de ahi. Si bien algunos mujeriegos nacen, otros se crean en respuesta a la
informació n que reciben de su entorno social. Podemos llamar a estos ú ltimos tipos
"mujeriegos oportunistas". Estos oportunistas desarrollan una personalidad y un
comportamiento mujeriego después de que comienzan a recibir señ ales de numerosas
oportunidades de apareamiento a corto plazo o no comprometido, donde antes no había
ninguno. Basado en esta nueva informació n, el mujeriego oportunista reducirá la parte de
crianza de sus esfuerzos reproductivos y cambiará sus energías al apareamiento. Aunque
las entradas para iniciar el proceso son de naturaleza social, el proceso en sí es bioló gico y
está preprogramado, incluso si la mayoría de los hombres nunca tendrá n la oportunidad de
activarlo. Estos desencadenaron, Los cambios oportunistas han evolucionado porque a lo
largo de la historia de nuestra especie, fueron frecuentes los dramá ticos cambios y
trastornos sociales. Estos podrían haber sido provocados a través de guerras tribales,
enfermedades o migració n, por nombrar algunos. Los hombres que desarrollaron la
capacidad de responder de manera flexible a estos cambios y aprovechar las nuevas
oportunidades de apareamiento pudieron competir con sus pares, y los hombres que viven
hoy en día han heredado la flexibilidad de sus antepasados.
La biología nos proporciona muchos ejemplos de cambios oportunistas inducidos
socialmente en las estrategias reproductivas de los animales. El ú ltimo cambio de este tipo
es la decisió n de un animal de cambiar su sexo. Esto es comú n en gusanos, peces y diversas
criaturas marinas invertebradas. Por ejemplo, en especies en las que un macho
[153]

monopoliza sexualmente un harén de hembras, la hembra má s grande del harén cambiará


frecuentemente de sexo tras la muerte del macho y asumirá los deberes del macho
fallecido. Su asignació n de presupuesto reproductivo ahora se ha desplazado de casi todos
los padres a todo el apareamiento. Si animales tan simples como peces y gusanos pueden
sufrir estas dramá ticas transformaciones basadas en estímulos sociales, ¿de qué son
capaces los animales má s complicados como los hombres?
Se sabe desde hace algú n tiempo que los niveles hormonales masculinos en varias especies
de mamíferos, y en particular los niveles de testosterona que circulan en la sangre, está n
directamente relacionados con las interacciones sociales del animal y especialmente con
sus interacciones con las hembras. Después de la có pula o incluso de la mera exposició n a
[154]

una hembra, los machos de varias especies de mamíferos muestran un aumento en la


testosterona y las gonadotropinas, que son las hormonas que estimulan los testículos. Este
efecto puede incluso desencadenarse en ausencia de la hembra, por mera exposició n a sus
olores. Estos aumentos hormonales suelen durar unos minutos u horas. Curiosamente,
[155]

los hombres que experimentan estos aumentos hormonales inducidos por las mujeres
repetidamente, también muestran cambios má s duraderos. El peso del tejido sexual que es
activado por estas hormonas aumenta en relació n con los animales de control y aumenta la
concentració n de testosterona en estos tejidos. Estos cambios, a su vez, modifican el
comportamiento posterior de un animal. Los científicos ya en la década de 1970 plantearon
la idea de un circuito de retroalimentació n positiva entre la experiencia social y las
hormonas:
[…] Inicialmente, las pequeñas diferencias en la experiencia entre animales
pueden amplificarse con la estimulación social repetida. Ligeras diferencias en la
experiencia pueden causar pequeñas diferencias en la respuesta hormonal entre
animales tras la exposición inicial a determinados estímulos sociales. Estas
pequeñas diferencias en respuesta a la exposición inicial pueden modificar aún
más la capacidad de respuesta del animal, provocando mayores diferencias tanto
en las medidas conductuales como hormonales en exposiciones posteriores a
estímulos similares. [156]

Estos estudios en animales se suelen realizar en especies como ratas o há msteres, donde
los científicos tienen total libertad para manipular a los animales y aislar los pará metros
que deseen estudiar. Son libres de mover a los machos, colocarlos en compañ ía de las
hembras si lo desean, inyectarles hormonas e incluso castrarlos. Los seres humanos son
má s complicados y existen obvias restricciones éticas a lo que pueden hacer los científicos.
Pero utilizando métodos cada vez má s sofisticados e ingenio, los científicos en los ú ltimos
añ os han comenzado a pintar un cuadro similar de una relació n diná mica entre los
estímulos sociales que recibe un hombre, su perfil hormonal y su comportamiento. De
acuerdo con otras investigaciones sobre mamíferos, ahora sabemos que una de las
influencias sociales má s importantes en el perfil hormonal de un hombre son las mujeres
que lo rodean. Estar en presencia de mujeres atractivas también conlleva un mayor
[157]

comportamiento de riesgo, un efecto que probablemente también esté relacionado con el


aumento de la testosterona circulante. Estos cambios suelen durar solo unos minutos,
[158]

pero, al igual que con otros animales, las fluctuaciones de testosterona también operan en
períodos de tiempo má s prolongados. Existe una evidencia muy só lida de que la funció n de
esta variació n de testosterona a largo plazo es guiar a los hombres hacia la asignació n
ó ptima de sus presupuestos de apareamiento frente a los de crianza. Los hombres que
mantienen relaciones romá nticas comprometidas tienen niveles má s bajos de testosterona
que sus homó logos solteros, de acuerdo con una estrategia de apareamiento que se ha
orientado decididamente hacia la paternidad. Después de la disolució n de una relació n a
[159]

largo plazo, como en el divorcio, los niveles de testosterona de los hombres aumentan
nuevamente. Los hombres que tienen los niveles má s altos de testosterona, má s que
cualquier otro grupo, son los que tienen mú ltiples relaciones sexuales al mismo tiempo. , [160]

Aparte de las mujeres, otra señ al social que modula el perfil hormonal de un hombre son
[161]

los niñ os. Como era de esperar, los estudios encuentran que la testosterona es
significativamente menor en los hombres que son padres en comparació n con los que no lo
son, presumiblemente para sesgar su esfuerzo reproductivo hacia la crianza a expensas del
apareamiento. ,
[162]
Como regla general, cuanto má s pequeñ os son sus hijos y má s se
[163]

involucra en su cuidado, má s bajos son los niveles de testosterona del padre. Los cerebros
de los padres y de los no padres también reaccionan de manera diferente a las imá genes de
estímulos sociales: los cerebros de los padres se activan má s en respuesta a las imá genes
de los niñ os, mientras que los de los no padres en respuesta a las imá genes sexuales de las
mujeres. Aú n no se conoce hasta qué punto estos cambios neuronales está n mediados por
la testosterona u otras hormonas, pero es una posibilidad muy fuerte. [164]
Ademá s de la testosterona, es probable que varias otras hormonas como la oxitocina, la
vasopresina y la prolactina estén involucradas en la direcció n del esfuerzo reproductivo de
un hombre en el punto apropiado del espectro de apareamiento versus crianza. Esta
[165]

acció n matizada y multinivel de la testosterona y otras hormonas no es sorprendente. Los


sistemas endocrinos son esencialmente dispositivos de comunicació n interna. Las
hormonas actú an en todo el cuerpo, de modo que una hormona liberada en una parte del
cuerpo puede tener efectos coordinados y de gran alcance en muchos sistemas distantes.
Esta acció n coordinada de mú ltiples sistemas bioló gicos permite una asignació n diná mica y
finamente ajustada de energía a una estrategia que es a) apareamiento total, b) crianza
total oc) cualquier cosa entre los dos extremos.[166]

Dicho esto, veamos qué pasa cuando comienzas a tener relaciones sexuales con varias
mujeres al mismo tiempo. En un período muy corto, se desencadena una cascada de
eventos fisioló gicos, el principal de los cuales son los cambios hormonales que acabamos
de describir. Sus receptores químicos se inundará n con señ ales químicas de varias mujeres.
Estará expuesta a sustancias químicas en su saliva y olores de su flujo vaginal y sudor.
Sabemos que los hombres pueden identificar inconscientemente estas señ ales químicas y
ajustar inmediatamente sus niveles de testosterona y cortisol circulantes, pero es casi
seguro que está n ocurriendo muchos otros procesos fisioló gicos que aú n tenemos que
identificar. En un período de tiempo má s largo, tener relaciones sexuales con varias
[167]

mujeres resultará en un aumento má s estable de sus niveles de testosterona. Nuevamente,


habrá muchos otros procesos que aú n no podemos comenzar a describir, pero es casi
seguro que estos conducirá n a cambios permanentes y duraderos en la forma en que su
cerebro procesa la informació n de apareamiento. Su umbral para identificar lo que cuenta
como una oportunidad de apareamiento se reducirá : donde otros hombres no ven nada,
verá un gran y obvio potencial. Sus niveles de estrés durante un intento de apareamiento
será n má s bajos, al igual que su respuesta al estrés al ser rechazado. Simplemente no te
importará cuando te rechacen y tu cuerpo reaccionará en consecuencia. Al mismo tiempo,
se comportará de manera má s dominante, asertiva y extrovertida en presencia de mujeres.
Te sentirá s y actuará s como un macho alfa. El aumento de la actividad sexual con diferentes
parejas también conducirá a mejoras en su competencia sexual. Cuantas má s mujeres tenga
relaciones sexuales, má s profundos, duraderos y potencialmente irreversibles será n
algunos de estos cambios. El éxito generará má s éxito y facilitará el éxito futuro.
Al mismo tiempo, se llevará n a cabo varios procesos estrictamente cognitivos. Su
soció metro del valor de la pareja, en la medida en que funcione independientemente de sus
hormonas, se actualizará con informació n sobre las numerosas mujeres atractivas que
forman parte de su vida. Su base de datos autobiográ fica de interacciones sociales y de
apareamiento con mujeres aumentará . Parte de esta nueva informació n será retenida
conscientemente por usted, mientras que el resto continuará su trabajo en segundo plano,
influyendo en su comportamiento de apareamiento de maneras que ni siquiera se da
cuenta. Todos los beneficios emocionales positivos que identificamos anteriormente para
los hombres que desean seguir estilos de vida monó gamos también se aplicará n aquí. Será s
menos celoso, menos posesivo, menos amargado y te acercará s a todas las mujeres de tu
vida desde un lugar de abundancia.
Si se abstiene de un patró n de apareamiento promiscuo durante algunas semanas o meses,
ya sea estando solo o involucrá ndose seriamente con una mujer, algunos de sus pará metros
hormonales y neuronales se restablecerá n. Cuando intentas volver a tus formas de
mujeriego, es posible que al principio te resulte difícil. Es posible que se sienta nervioso,
incó modo u oxidado. Puede que las cosas no fluyan como solían hacerlo. Sin embargo,
debido a las experiencias que ha acumulado y al hecho de que algunos de los cambios
anteriores probablemente sean irreversibles, solo debe pasar poco tiempo antes de que
vuelva a su antiguo yo de mujeriego.
La ú nica forma de experimentar este proceso transformador es ponerlo en movimiento
deliberada y con fuerza iniciando mú ltiples intentos de apareamiento. No hay otra manera.
Las mejoras marginales en el valor de su pareja o círculo social no funcionará n, ni
estudiará n ningú n método psicoló gico. Puede pasar toda la vida estudiando métodos
psicoló gicos, pero eso no moverá la aguja fisioló gica de su cuerpo ni un poco hacia la
direcció n deseada. Paradó jicamente, las PUA exitosas y los entrenadores de seducció n, en
la medida en que sus logros anunciados sean genuinos, son ejemplos vivos de los
profundos efectos de este proceso transformador. Los ex-frikis tímidos se han convertido
en prolíficos mujeriegos al explotar el ciclo de retroalimentació n positiva puesto en marcha
por un gran nú mero de intentos de apareamiento y las experiencias sexuales resultantes.
Estas transformaciones bien publicitadas de las vírgenes torpes de Casanovas son luego
atribuidas por las PUA al desarrollo y dominio de “sistemas de seducció n probados” que
funcionará n para cualquiera que los pruebe. Pero el sistema de seducció n no es má s que la
racionalizació n consciente de un proceso bioló gico en gran parte subconsciente. La PUA ni
siquiera puede saber que este proceso existe, mucho menos articularlo.
Una receta para la miseria
Los beneficios de piratear tu apareamiento son numerosos y te cambian la vida. Antes de
cerrar este capítulo, me gustaría repasar uno que está cerca de mi corazó n y tocará la fibra
sensible entre muchos lectores. Esta es la libertad de la pasió n de canalizar tu atenció n,
tiempo y esfuerzos hacia una mujer que no te quiere.
Persistir hasta vencer la resistencia de una mujer desinteresada ha sido sin duda una
estrategia de apareamiento ú til en la historia de nuestra especie. Si no hubiera funcionado
en el pasado, al menos en algunas ocasiones, la evolució n lo habría eliminado del repertorio
conductual de nuestra especie. Pero debemos considerar el contexto social en el que, muy
ocasionalmente, funcionó . El grupo de posibles compañ eros disponibles para un hombre
era pequeñ o y, a menudo, no había disponibles compañ eros alternativos adecuados. Para
un hombre en esas circunstancias, persistir frente a las bajas probabilidades de éxito final
podría haber sido una mejor estrategia que retroceder y quedarse sin perspectivas de
apareamiento en absoluto. Pero solo fue mejor en comparació n con el peor resultado
posible de no tener perspectivas de ningú n tipo. Fue la segunda peor estrategia, un clic por
encima del fondo absoluto.
Si esta ló gica evolutiva por sí sola no le convence, considere la investigació n psicoló gica
sobre el tema. ,
[168]
Uno de los hallazgos má s sorprendentes es la gran diferencia en las
[169]

percepciones de la persona que no está interesada a la que se persigue, ya sea hombre o


mujer, y la persona que la persigue. Aunque los efectos psicoló gicos son similares en
muchos aspectos independientemente del sexo que persiga, para simplificar la discusió n
asumiremos que un hombre persistente está persiguiendo a una mujer desinteresada que
ya lo ha rechazado. Al contrario de lo que cabría esperar, en general, la experiencia será
sustancialmente má s negativa para la mujer que para el hombre. Cuanto má s tiempo
persigue, má s desagradable se vuelve la experiencia para ella. Al principio, podría sentir
cualquier cosa, desde halagos hasta incomodidad. Es posible que no esté segura de có mo
responder o se sienta culpable por tener que rechazar a alguien. Sin embargo, cuanto má s
dure la persecució n no deseada, cuanto má s uniforme e intensamente negativa se vuelve
para ella la experiencia, hasta que al final el perseguidor es simplemente una molestia, una
fuente de angustia. Lo que alguna vez pudo haber sido un amigo o conocido valioso ahora
se ha convertido en una plaga. Si bien el hombre debe soportar el dolor del continuo
rechazo, al menos puede aferrarse a alguna esperanza, por irracional que sea, de que la
mujer eventualmente cambie de opinió n. Pero para la mujer no hay ninguna ventaja. Solo
hay un problema inesperado y no invitado que solo empeorará si el hombre no retrocede.
Como era de esperar, al recordar experiencias como esta, una mujer a menudo expresa el
deseo de que todo el asunto nunca hubiera sucedido. Si bien el hombre debe soportar el
dolor del continuo rechazo, al menos puede aferrarse a alguna esperanza, por irracional
que sea, de que la mujer eventualmente cambie de opinió n. Pero para la mujer no hay
ninguna ventaja. Solo hay un problema inesperado y no invitado que solo empeorará si el
hombre no retrocede. Como era de esperar, al recordar experiencias como esta, una mujer
a menudo expresa el deseo de que todo el asunto nunca hubiera sucedido. Si bien el
hombre debe soportar el dolor del continuo rechazo, al menos puede aferrarse a alguna
esperanza, por irracional que sea, de que la mujer eventualmente cambie de opinió n. Pero
para la mujer no hay ninguna ventaja. Solo hay un problema inesperado y no invitado que
solo empeorará si el hombre no retrocede. Como era de esperar, al recordar experiencias
como esta, una mujer a menudo expresa el deseo de que todo el asunto nunca hubiera
sucedido.
Otro hallazgo clave es la diferencia en las percepciones de las dos partes sobre la claridad
con la que se comunicó el rechazo. Los hombres frecuentemente malinterpretan lo que es
simplemente una forma educada de comunicar desinterés por una ventana genuina de
posibilidad. Las mujeres, en cambio, percibirá n la misma comunicació n como un rechazo
inequívoco que no deja lugar a dudas. Por ejemplo, una mujer podría decir "No estoy
interesada en una relació n en este momento" y sentirse segura de haber comunicado su
desinterés tan claro como el día. El hombre, por otro lado, podría centrar su atenció n en el
fragmento de "ahora mismo" de su declaració n y convencerse sinceramente a sí mismo de
que la mujer no ha descartado por completo la posibilidad de que algo suceda en el futuro.
En resumen, las dos conclusiones principales de la investigació n que los psicó logos sociales
han realizado tan amablemente para nosotros son: a) cuanto má s persiste, menos atractivo
se vuelve. Tu oportunidad de apareamiento, si es que hubo una para empezar, se ha ido,
pero ahora también corres el riesgo de perder tu amistad, reduciendo inadvertidamente tu
círculo social y dañ ando tu reputació n en el proceso. b) Si está captando alguna señ al que
pueda interpretarse como que deja abierta la posibilidad de que algo suceda en el futuro, es
probable que su desesperació n le esté jugando una mala pasada.
Pero hay otra razó n para dar marcha atrá s rá pidamente a una mujer que te ha rechazado,
independientemente de si dijo explícitamente "no" o simplemente te mostró a su manera
que no le interesa. Esto es má s sutil que lo que acabamos de comentar. Vimos que el
proceso de elecció n de pareja de una mujer es esencialmente un ejercicio de recopilació n
de informació n. Cuanta má s informació n recopile, y cuanto má s confiable sea esta
informació n, má s confianza tendrá para continuar o terminar el proceso de cortejo. Una
parte sustancial de este ejercicio implica recopilar informació n social, incluida informació n
sobre sus interacciones con las mujeres. Estas interacciones son minas de oro de
informació n bioló gica a las que las mujeres han evolucionado para ser muy sensibles.
Cuando la mujer que quieres te rechaza este rechazo se convierte en otra pieza de
informació n social que se suma a su banco interno de conocimiento sobre ti: fuiste
evaluado y rechazado por una mujer. Ademá s, para sus propó sitos, esta informació n
condenatoria es tan confiable como parece. Ha salido directamente de la boca del caballo,
su boca. Si ella estaba en la cerca justo antes de rechazarte, esta nueva informació n
negativa ahora será suficiente para ubicarte firmemente en la categoría de “no”. Este ciclo
que se refuerza a sí mismo en el que su rechazo inicial se convierte en retroalimentació n e
influye aú n má s negativamente en la forma en que ella ve que usted podría explicar en
parte la desesperanza de su situació n una vez que ella lo haya rechazado por primera vez.
Es algo con lo que la mayoría de los hombres está n íntimamente familiarizados: en ese
momento ella dijo que no, y tú simplemente sabías en tu interior que no había vuelta atrá s.
fuiste evaluado y rechazado por una mujer. Ademá s, para sus propó sitos, esta informació n
condenatoria es tan confiable como parece. Ha salido directamente de la boca del caballo,
su boca. Si ella estaba en la cerca justo antes de rechazarte, esta nueva informació n
negativa ahora será suficiente para ubicarte firmemente en la categoría de “no”. Este ciclo
que se refuerza a sí mismo en el que su rechazo inicial se convierte en retroalimentació n e
influye aú n má s negativamente en la forma en que ella ve que usted podría explicar en
parte la desesperanza de su situació n una vez que ella lo haya rechazado por primera vez.
Es algo con lo que la mayoría de los hombres está n íntimamente familiarizados: en ese
momento ella dijo que no, y tú simplemente sabías en tu interior que no había vuelta atrá s.
fuiste evaluado y rechazado por una mujer. Ademá s, para sus propó sitos, esta informació n
condenatoria es tan confiable como parece. Ha salido directamente de la boca del caballo,
su boca. Si ella estaba en la cerca justo antes de rechazarte, esta nueva informació n
negativa ahora será suficiente para ubicarte firmemente en la categoría de “no”. Este ciclo
que se refuerza a sí mismo en el que su rechazo inicial se convierte en retroalimentació n e
influye aú n má s negativamente en la forma en que ella ve que usted podría explicar en
parte la desesperanza de su situació n una vez que ella lo haya rechazado por primera vez.
Es algo con lo que la mayoría de los hombres está n íntimamente familiarizados: en ese
momento ella dijo que no, y tú simplemente sabías en tu interior que no había vuelta atrá s.
Ha salido directamente de la boca del caballo, su boca. Si ella estaba en la cerca justo antes
de rechazarte, esta nueva informació n negativa ahora será suficiente para ubicarte
firmemente en la categoría de “no”. Este ciclo que se refuerza a sí mismo en el que su
rechazo inicial se convierte en retroalimentació n e influye aú n má s negativamente en la
forma en que ella ve que usted podría explicar en parte la desesperanza de su situació n una
vez que ella lo haya rechazado por primera vez. Es algo con lo que la mayoría de los
hombres está n íntimamente familiarizados: en ese momento ella dijo que no, y tú
simplemente sabías en tu interior que no había vuelta atrá s. Ha salido directamente de la
boca del caballo, su boca. Si ella estaba en la cerca justo antes de rechazarte, esta nueva
informació n negativa ahora será suficiente para ubicarte firmemente en la categoría de
“no”. Este ciclo que se refuerza a sí mismo en el que su rechazo inicial se convierte en
retroalimentació n e influye aú n má s negativamente en la forma en que ella ve que usted
podría explicar en parte la desesperanza de su situació n una vez que ella lo haya rechazado
por primera vez. Es algo con lo que la mayoría de los hombres está n íntimamente
familiarizados: en ese momento ella dijo que no, y tú simplemente sabías en tu interior que
no había vuelta atrá s. Este ciclo que se refuerza a sí mismo en el que su rechazo inicial se
convierte en retroalimentació n e influye aú n má s negativamente en la forma en que ella ve
que usted podría explicar en parte la desesperanza de su situació n una vez que ella lo haya
rechazado por primera vez. Es algo con lo que la mayoría de los hombres está n
íntimamente familiarizados: en ese momento ella dijo que no, y tú simplemente sabías en
tu interior que no había vuelta atrá s. Este ciclo que se refuerza a sí mismo en el que su
rechazo inicial se convierte en retroalimentació n e influye aú n má s negativamente en la
forma en que ella ve que usted podría explicar en parte la desesperanza de su situació n una
vez que ella lo haya rechazado por primera vez. Es algo con lo que la mayoría de los
hombres está n íntimamente familiarizados: en ese momento ella dijo que no, y tú
simplemente sabías en tu interior que no había vuelta atrá s.[170]

¿Qué debe hacer en este momento? Todo esto debería ser natural para ti con la experiencia,
pero si tienes dudas, el consejo que puedo darte, y sí, te doy un consejo aquí para variar, es
cortar la persecució n tan pronto como ella haya dicho que no, tampoco. explícitamente oa
través de sus acciones. Esto ú ltimo puede ser cosas como que ella sea indiferente, á gil o
francamente agresiva, pero por lo general simplemente te ignorará . En ese momento
olvídate de ella y sigue adelante cortésmente. O no te olvides de ella si te parece imposible,
pero sigue adelante. Si hay alguna posibilidad de que cambie de opinió n, será solo después
de que usted pueda indicarle informació n nueva que la hará anular su evaluació n inicial. Y
qué mejor informació n que tener éxito con otra mujer, preferiblemente una má s atractiva
que ella.
Pero demos un paso atrá s, incluso antes de que te rechazaran. Hemos visto cuá n baja es la
probabilidad de que una mujer soltera se interese por ti. Involucrarse emocionalmente en
uno antes de tener una clara evidencia de que ella está al menos tan interesada como usted
es una estrategia de apareamiento tan irracional como puede serlo. En realidad, es el
camino má s racional si sus objetivos son el fracaso, la frustració n y la miseria. Evitar la
inversió n emocional prematura también evitará que parezca pesado y sofocante
emocionalmente a la mujer y hará que sea má s probable que se quede con usted.
Resumen: el camino racional hacia la abundancia sexual
El apareamiento puede ser muy apasionado, pero para revertir una vida de apareamiento
fallida es necesario dejar de lado la pasió n y abordar el problema de manera racional. De
esto se trata este libro, el apareamiento de la racionalidad. Encontrar el camino racional
hacia la abundancia sexual, o el camino racional hacia cualquier cosa, implica cinco pasos.
En primer lugar, reconozca la indeseable situació n actual. En segundo lugar, describe el
estado final ideal, có mo te gustaría que fueran las cosas. En tercer lugar, al igual que las
piezas de un tablero de ajedrez o un rompecabezas, evalú e tantos elementos relevantes en
el panorama de su tarea como sea posible. Esto también implica identificar lo que se sabe,
lo que no se sabe y por qué es importante. En cuarto lugar, dado lo que ha identificado en
los pasos anteriores, establezca los distintos cursos de acció n alternativos. El quinto y
ú ltimo paso es seleccionar el curso de acció n que probablemente dé los mejores resultados:
acercarlo a su estado final ideal en el menor tiempo posible. Tomemos estos pasos a su vez.
1. Tu vida de apareamiento tal como es hoy. Si eres como la mayoría de los hombres, es
muy probable que no estés contento con tu apareamiento. Es posible que se encuentre en
un estado de escasez de mujeres, a menudo solteras, y no por elecció n. Alternativamente,
puede tener una pareja pero no estar demasiado emocionado con ella. Preferiría estar con
otra persona, pero tiene miedo de actuar en caso de que termine sin nada. En este ú ltimo
caso, ha cambiado sus aspiraciones de apareamiento y satisfacció n con la vida por el acceso
al sexo y la compañ ía.
2. Tu vida de apareamiento como te gustaría que fuera.Esto será diferente para
diferentes hombres, pero generalmente será en la línea de a) un mayor nú mero de parejas
sexuales, ob) una pareja a largo plazo má s deseable, o c) un período sustancial de tiempo
en la condició n a, seguido de el resto de tu vida en b. En resumen, desea una relació n
abundante y de alta calidad con las mujeres.
3. Haga un balance del panorama del problema e identifique las piezas cruciales.
Estas piezas son:
a) La ineludible realidad bioló gica de ser barato. Perteneces al sexo con menor inversió n
parental y el rechazo es tu destino bioló gico. Independientemente de lo que haga a
continuació n, debe aceptarlo.
b) La caja negra de la elecció n de pareja femenina. Buena suerte resolviendo esto.
c) Una plétora de métodos psicoló gicos contradictorios que afirman, explícita o
implícitamente, romper la caja negra de la elecció n de pareja femenina a través de guiones
verbales y conductuales enseñ ados.
d) Tu valor de pareja. En igualdad de condiciones, niveles má s altos de esto conducirá n a un
mayor éxito con las mujeres. Sabe lo que debe hacer para mejorar su valor de pareja, pero
es un proceso lento y limitado.
e) El mundo ancestral en el que opera su cerebro de apareamiento. Aquí es donde vivieron
nuestros antepasados, un lugar que hoy solo existe en tu cerebro. Un mundo con costos de
rechazo sustanciales y cada vez mayores, donde la estrategia ó ptima es reducir tus
aspiraciones para evitar el desastroso resultado de terminar sin pareja.
f) El mundo en el que vive. Este es un mundo sin costo de rechazo, donde la probabilidad de
terminar sin pareja es muy baja, sin importar qué tan mal y con qué frecuencia se
estropeen las cosas. Aquí solo hay ventajas en cada intento de apareamiento.
g) Un futuro muy alcanzable sin restricciones de apareamiento. Esto no implica nada má s
que alinear su comportamiento de apareamiento con el mundo actual. En este futuro, todo
lo que debe hacer es levantar a las mujeres del piso, sin el estorbo de las limitaciones
imaginarias que frenan al resto de la població n masculina. Este no es un futuro lejano en la
distancia. Puede comenzar a vivir en esta condició n hoy, ahora mismo.
h) Tu miedo a acercarte a las mujeres. La comunidad de la seducció n llama a este enfoque
ansiedad. Aú n no hemos hablado de esto, pero es lo ú nico que te separa de un mundo sin
restricciones de apareamiento. La ansiedad de acercamiento es tan importante que
dedicaremos la siguiente parte del libro a comprenderla.
4. Trace los caminos alternativos ante usted.
Por supuesto, no puede hacer nada. Simplemente persista en su curso actual y ore por lo
mejor. Tus padres o amigos podrían estar a favor de este enfoque: "dale tiempo, llegará ".
Pero si ha llegado tan lejos en el libro, es una apuesta segura que desea tomar alguna
medida.
Esta acció n podría ser lo que la mayoría de los hombres hacen la mayor parte de su vida, ya
sea que se den cuenta o no: esforzarse por aumentar el valor de la pareja. En el primer
capítulo vimos varias formas en que puedes hacer esto, pero en realidad la mayoría de los
hombres, al menos aquellos con un mínimo de motivació n, dedican gran parte de su vida
má s joven a esta tarea. Cuando hace un esfuerzo adicional en el trabajo para asegurar esa
promoció n, está trabajando en su valor de pareja. Lo mismo ocurre cuando trabajas en tu
salud y apariencia limpiando tu dieta y haciendo ejercicio, o cuando intentas expandir tu
círculo social o desarrollar nuevas habilidades e intereses. Mejorar el valor de su pareja es
un objetivo loable que lo convierte en una mejor persona, y lo recomiendo de todo corazó n.
Pero debido a que es un proceso lento e incremental, no verá resultados de la noche a la
mañ ana. Lo mejor sería combinar este enfoque con un método que pueda ofrecer
resultados rá pidos. He descrito los dos tipos principales de métodos que pretenden hacer
esto: los métodos psicoló gicos de la industria de la seducció n y el "método" que he
desarrollado en este capítulo. Lo pongo entre comillas porque es má s una elecció n de estilo
de vida que un método sistemá tico, pero por conveniencia podemos limitarnos a llamarlo
método. Para distinguirlo má s, podríamos llamarlo libremente método ecoló gico social,
pero por brevedad lo llamaremos simplemente método ecoló gico. pero por conveniencia
podemos limitarnos a llamarlo método. Para distinguirlo má s, podríamos llamarlo
libremente método ecoló gico social, pero por brevedad lo llamaremos simplemente
método ecoló gico. pero por conveniencia podemos limitarnos a llamarlo método. Para
distinguirlo má s, podríamos llamarlo libremente método ecoló gico social, pero por
brevedad lo llamaremos simplemente método ecoló gico.
El método ecoló gico casa las perspectivas del psicó logo y el economista. Se basa en un
aná lisis racional del panorama social moderno, irreconocible para los paisajes sociales
ancestrales que dieron forma a nuestras emociones y comportamientos de apareamiento.
Nuestro cerebro de apareamiento opera de acuerdo con costos y beneficios que ya no se
aplican. El método ecoló gico es la opció n de adoptar un estilo de vida acorde con los costos
y beneficios de apareamiento existentes, en lugar de obsoletos.
La Tabla 8 resume y contrasta estos dos enfoques.
Método ecológico Métodos psicológicos
Omite la caja negra de la elecció n de pareja Afirma romper la caja negra de la elecció n
femenina de pareja femenina
Se basa en programas de desarrollo
innatos creados por millones de añ os de Confíe en guiones aprendidos
evolució n.
Atribuye la mejora en la capacidad de
Atribuir la mejora en el rendimiento de
apareamiento para desencadenar procesos
apareamiento al dominio de los guiones
cognitivos, hormonales y fisioló gicos
aprendidos.
innatos.
Basado en principios simples e
Basado en una teoría psicoló gica laica no
indiscutibles de la psicología evolutiva, la
probada
antropología y la probabilidad.
Centrado en hackear al hombre Centrado en hackear a la mujer
Bioló gica y psicoló gicamente inverosímil
Compatible con los principios evolutivos
Guiones y trucos diferentes y
Sin guiones ni trucos
tremendamente contradictorios
Nada que aprender conscientemente Requieren enseñ anza y aprendizaje
Cuadro 8. Comparación del enfoque ecológico y psicológico

Soy psicó logo de formació n. No hay nada que me gustaría má s que presentarles un método
psicoló gico, respaldado por una teoría científica plenamente validada, que produciría de
manera confiable el éxito con cualquier mujer. De no ser así, me encantaría ofrecerle un
método que al menos produzca éxito la mayor parte del tiempo. En realidad, me
conformaría felizmente con un método psicoló gico que produjera un éxito notablemente
mayor del que está disfrutando actualmente. Algo del orden de un aumento promedio del
10-15% en tus probabilidades de apareamiento me haría el hombre má s feliz. Pero no
puedo darte un método como este. Nadie puede. Mirando la columna de la izquierda de la
Tabla 8, las razones son claras. El estudio científico de los mecanismos de apareamiento de
las mujeres simplemente no está a ese nivel. Los métodos psicoló gicos comerciales en el
mercado hoy en día son creaciones psicoló gicas populares intuitivas que no está n
informadas por la ciencia y no está n limitadas por nada má s que la imaginació n de sus
creadores. No hay restricciones teó ricas externas - y objetivas - a las que deban cumplir.
Esto conduce a la proliferació n interminable de métodos contradictorios disponibles en el
mercado actual. La probabilidad de que cualquiera de estos métodos funcione es cercana a
cero.
Tal vez en unos pocos cientos de añ os, dados los suficientes avances en psicología y
neurociencia, y con la ayuda de tecnología actualmente no disponible, sea posible una
especie de método psicoló gico. Pero debido a la magnitud del problema, es poco probable
que pueda estudiar este método en un libro o en un curso de video. Probablemente se verá
como un microchip de computació n cuá ntica incrustado debajo de su piel. Esto se vinculará
a numerosos sensores microscó picos que captan una serie de entradas de la mujer y
manipulará n eléctricamente su sistema nervioso central para producir la respuesta ó ptima
a cada comportamiento verbal y no verbal de ella. Pero incluso entonces, dado lo que
sabemos, es poco probable que esta tecnología de ciencia ficció n le dé algo má s que un
puñ ado de puntos porcentuales de aumento en las probabilidades de apareamiento. Hasta
que llegue este hipotético día
El método ecoló gico, por otro lado, es simple y de baja tecnología. Reconoce el problema
insuperable de la elecció n de pareja femenina y no intenta resolverlo. No viola ningú n
principio de la biología y psicología evolutiva. No requiere preparació n ni aprendizaje de
ningú n tipo y se puede aplicar de forma inmediata, dando resultados desde el primer día. A
pesar de su simplicidad, el método ofrece resultados que cambian la vida.
5. Seleccione la ruta óptima.
Revise cuidadosamente la Tabla 8 por ú ltima vez. Si no está seguro de algú n punto, vuelva a
visitar la parte relevante del libro donde se discutió . Te encuentras ante un cruce con dos
caminos.
Un camino conduce a los métodos psicoló gicos. A lo largo de este camino, encontrará un
suministro interminable de material para ligar y citas, que vale la pena para muchas vidas.
Te esperan pilas de libros, cursos de audio y videos contradictorios, cada uno de los cuales
te instruye de manera diferente al resto. Pronto olvidará la mayor parte de lo que aprendió ,
pero seguirá leyendo de todos modos. También existe la sesió n de entrenamiento ocasional
con un precio excesivo con su gurú de la seducció n favorito. Pero una cosa que llama la
atenció n es la experiencia sustancial apretando el gatillo: hablar con mujeres. Hay mucha
ansiedad de acercamiento en este camino, muy poco rechazo e incluso menos sexo.
Seguirá s viviendo en una encarnació n moderna de condiciones ancestrales de
apareamiento.
El otro camino conduce al método ecoló gico. Aquí no hay teoría de la seducció n o
entrenamiento de recogida de ningú n tipo. Aparte de lo que tiene en sus manos, no hay
libros, videos o material de ningú n tipo. No hay nada que necesites que te enseñ en, ni
entrenadores o gurú s que tengan las respuestas. Naturalmente, millones de añ os de
evolució n trabajará n de su lado; no los bloqueará activamente tratando de encajar su
apareamiento en la camisa de fuerza de una teoría laica. Tampoco hay ansiedad de
acercamiento aquí. Hay mucho rechazo, pero se usa el término “rechazo” simplemente para
comunicar una descripció n fá ctica de una mujer que dijo que no. No hay ningú n
sentimiento de "rechazo", no evoca emociones negativas. Tiene el mismo efecto que las
palabras "paraguas" o "bolígrafo". “De hecho, te has reído mucho de estos supuestos
rechazos, y la palabra, en todo caso, tiene un tono juguetó n y bromista. Todo es un juego y
puedes hacer trampa a plena vista. Está s recogiendo dinero del suelo aquí. Tampoco hay
nada que aprender aquí, no hay razó n para retrasar el inicio de intentos de apareamiento
gratuitos. Hay una mujer esperá ndote tan pronto como termines este libro, la primera
mujer a la que te acercas con frialdad. Nunca la olvidará s. Poco después otro y otro, mujer
sobre mujer sin fin si eso es lo que quieres. Si crees que este camino tiene má s sentido,
sigue leyendo. El siguiente capítulo, tan importante como este, está dedicado a abordar la
ansiedad. Está s recogiendo dinero del suelo aquí. Tampoco hay nada que aprender aquí, no
hay razó n para retrasar el inicio de intentos de apareamiento gratuitos. Hay una mujer
esperá ndote tan pronto como termines este libro, la primera mujer a la que te acercas con
frialdad. Nunca la olvidará s. Poco después otro y otro, mujer sobre mujer sin fin si eso es lo
que quieres. Si crees que este camino tiene má s sentido, sigue leyendo. El siguiente
capítulo, tan importante como este, está dedicado a abordar la ansiedad. Está s recogiendo
dinero del suelo aquí. Tampoco hay nada que aprender aquí, no hay razó n para retrasar el
inicio de intentos de apareamiento gratuitos. Hay una mujer esperá ndote tan pronto como
termines este libro, la primera mujer a la que te acercas con frialdad. Nunca la olvidará s.
Poco después otro y otro, mujer sobre mujer sin fin si eso es lo que quieres. Si crees que
este camino tiene má s sentido, sigue leyendo. El siguiente capítulo, tan importante como
este, está dedicado a abordar la ansiedad. mujer tras mujer sin fin si eso es lo que quieres.
Si crees que este camino tiene má s sentido, sigue leyendo. El siguiente capítulo, tan
importante como este, está dedicado a abordar la ansiedad. mujer tras mujer sin fin si eso
es lo que quieres. Si crees que este camino tiene má s sentido, sigue leyendo. El siguiente
capítulo, tan importante como este, está dedicado a abordar la ansiedad.

CAPÍTULO 4.
ANSIEDAD DE ACERCAMIENTO

Temor
sustantivo: una emoción intensamente desagradable causada por un peligro inminente
Una gran desconexión y una fruta madura no tan fácil
Cuando empiezas a aplicar el método ecoló gico una de las primeras cosas que te
impresiona es lo solo que está s. No verá a nadie má s haciéndolo. A lo largo de miles de
acercamientos, he visto personalmente a dos hombres, que no me acompañ aban,
acercá ndose a otras mujeres con intenció n de aparearse. Y he mantenido los ojos abiertos
todo el tiempo; si hubiera má s, me habría dado cuenta.
Aú n má s esclarecedor de lo que no ves es lo que puedes obtener directamente de la boca
del caballo. Pronto me convertí en un há bito de preguntarles a las mujeres con las que salía
si alguien má s se había acercado a ellas durante el día. Le pregunté a algunas mujeres muy
atractivas, mujeres ubicadas en los escalones má s altos del grupo decil superior del valor
de pareja femenina. La mayoría de ellos me dijeron que yo era el primero. Una pequeñ a
minoría podría recordar una o dos ocasiones en que esto les había sucedido antes,
generalmente en Londres. Pero dada la cantidad de mujeres a las que puede acercarse
[171]

un hombre que emplea algo como el método ecoló gico, fá cilmente en cientos o incluso
miles, estos hombres son obviamente muy raros; me arriesgaría a adivinar que son menos
de uno en mil.
La razó n de esta notoria ausencia no es seguramente una falta de interés. El tamañ o y la
rentabilidad de la industria de la seducció n no dejan lugar a dudas de que los hombres
está n muy interesados en probá rsela con desconocidos. En ningú n lugar es tan evidente
este insaciable apetito masculino como en YouTube, con interminables "juegos diarios" [172]

videos que tienen millones de visitas y decenas de miles de suscriptores del canal. Mucho
má s interesantes de lo que muestran los videos, al menos para mí, son los comentarios de
los espectadores. El tema dominante son los hombres a quienes les gustaría hacer esto pero
no pueden. Algunos son honestos sobre esto. Otros intentan racionalizarlo: se está
burlando de sí mismo, está persiguiendo mujeres en la calle, está siendo patético, etc.
¿Por qué esta gran desconexió n entre los millones de consumidores de la industria de la
seducció n por un lado y el puñ ado de hombres que se acercan a las mujeres por el otro?
Vimos anteriormente que no tiene nada que ver con la cantidad de entrenamiento en
métodos psicoló gicos que reciben los hombres, la cantidad de libros, cursos de audio y
video que consumen o cuá ntos campamentos de entrenamiento ellos asisten. Es porque
[173]

de todos los hombres con el deseo de mejorar su apareamiento, solo una pequeñ a minoría
logró superar su ansiedad de acercamiento. La mayoría nunca lo intentó , prefiriendo en
cambio la comodidad de intentar dominar un método psicoló gico, o lo intentó y fracasó .
Es poco probable que un instructor de métodos psicoló gicos explique la situació n a sus
alumnos de esta manera. La industria se basa en la ficció n de que hay algo que enseñ ar
antes de que el estudiante pueda hablar con las mujeres y que su éxito será proporcional a
lo bien que domine el método. Elimina esta ficció n y no hay nada que vender. Podemos
imaginar qué tipo de personas atraerá un campo intrínsecamente engañ oso y los trucos a
los que recurrirá n para competir entre sí. Orgá nicamente, toda la industria evolucionará
hacia afirmaciones y promesas cada vez má s extravagantes, y los clientes desesperados
siempre estará n dispuestos a pagar un dinero escandaloso por productos inú tiles.
Pero el engañ o es probablemente solo una parte de la razó n por la que la ansiedad de
acercamiento no ocupa un lugar central. Muchos instructores de recogida tendrá n sus
propios problemas de ansiedad de acercamiento significativos, y como resultado,
recurrirá n a métodos indirectos menos estresantes, pero inú tiles. Dado que estos son los
ú nicos métodos que permite su ansiedad de acercamiento, estos son los métodos que
enseñ an. Otro factor es que muchos teó ricos laicos eventualmente se convencerá n a sí
mismos de que sus métodos funcionan. Recuerde que una buena parte de las PUA son
inicialmente hombres incó modos y con desafíos sociales que luchan por siquiera hablar
con las mujeres. A través de una gran fuerza de voluntad y el uso de todo tipo de material
de aprendizaje y trucos, eventualmente pueden superar su ansiedad de acercamiento y
comenzar a hablar con un gran nú mero de mujeres. Independientemente de, o a pesar de,
sus inú tiles rutinas de recolecció n, acumulan una tremenda experiencia y ponen en marcha
procesos fisioló gicos evolucionados que transforman su perfil de apareamiento y relació n
con las mujeres. El ego es muy poderoso, y no es difícil para un hombre convencerse a sí
mismo de que su modelo de seducció n está en la raíz del éxito.
Es de esperar que la industria de la seducció n haya ignorado en gran medida la ansiedad de
acercamiento. Má s sorprendente es que los científicos del comportamiento, y en particular
los psicó logos evolucionistas, no se hayan preocupado por el tema. Vimos anteriormente
que superar la ansiedad de acercamiento es todo lo que la mayoría de los hombres
necesitará n para revertir una vida de apareamiento fallida. Al crear métodos para superar
la ansiedad de acercamiento, los psicó logos evolucionistas podrían mejorar la vida de
millones de hombres. Pero hay mayores beneficios. La carga social que resulta de los
hombres que luchan por aparearse es inmensa y trasciende el bienestar psicoló gico. Hace
algú n tiempo, me llamó la atenció n una historia sobre un presunto voyeur en la primera
plana del perió dico local de Oxford. La policía había descubierto cá maras ocultas en los
vestuarios de un minorista de moda local y había publicado una imagen de circuito cerrado
de televisió n de una "persona de interés" con la que querían hablar en relació n con el
hallazgo. Normalmente no me importaría una historia como esta, pero en esta ocasió n me
llamó la atenció n la irracionalidad del hombre. Violar la ley, arriesgar su libertad y arruinar
su vida mientras deja cicatrices psicoló gicas a mujeres inocentes, todo sin una buena razó n.
Si bien muchos hombres que cometen delitos sexuales tienen trastornos psiquiá tricos, es
posible que algunos, como este hombre, simplemente se sientan frustrados y resentidos
por no poder encontrar una pareja que consienta. arriesgando su libertad y arruinando su
vida mientras cicatriza psicoló gicamente a mujeres inocentes, todo sin una buena razó n. Si
bien muchos hombres que cometen delitos sexuales tienen trastornos psiquiá tricos, es
posible que algunos, como este hombre, simplemente se sientan frustrados y resentidos
por no poder encontrar una pareja que consienta. arriesgando su libertad y arruinando su
vida mientras cicatriza psicoló gicamente a mujeres inocentes, todo sin una buena razó n. Si
bien muchos hombres que cometen delitos sexuales tienen trastornos psiquiá tricos, es
posible que algunos, como este hombre, simplemente se sientan frustrados y resentidos
por no poder encontrar una pareja que consienta. Los hombres con una pareja a largo
[174]

plazo, y especialmente los que está n casados, también disfrutan de numerosas ventajas de
salud, psicoló gicas y financieras sobre sus contrapartes solteras. Son má s felices, má s
saludables, viven má s tiempo, tienen ingresos y ahorros má s altos y tasas má s bajas de
trastornos psiquiá tricos y abuso de drogas. ,
[175] [176]

En parte, la falta de interés de la ciencia en la ansiedad de acercamiento es atribuible a lo


que discutimos en la introducció n: los psicó logos evolutivos, como todos los científicos,
gravitan naturalmente hacia los frutos má s bajos. Esto es lo que es má s fá cil de estudiar y
asimilar en la investigació n existente de la disciplina en un momento dado. La ansiedad de
acercamiento es un fruto de la investigació n cuyo momento probablemente aú n no ha
llegado. Pero sospecho que una razó n má s importante es lo que los propios psicó logos
evolucionistas llaman "ceguera instintiva". Esto se refiere al hecho de que la evolució n
[177]

nos construye para pensar, sentir y comportarnos de cierta manera. Debido a que pasamos
nuestras vidas así es difícil ver cuá n arbitrarios son nuestros pensamientos, sentimientos y
comportamientos y las diferentes formas de pensar, sentir y comportarnos que podrían
existir en mundos paralelos. Como todas nuestras emociones, la ansiedad de acercamiento
está integrada en nosotros. Para explicarlo, primero hay que darse cuenta de que existe.
Para darse cuenta de que existe, ayudaría si uno experimentara o al menos concibiera una
realidad alternativa en la que se acerque libremente a las mujeres y exprese su interés.
Pero precisamente porque su percepció n de la realidad está contaminada a través de los
lentes distorsionadores de la ansiedad de acercamiento, esta opció n generalmente no se les
ocurre a los psicó logos evolucionistas. De la misma manera no se le ocurrió al voyeur de
Oxford que,
El método de la fuerza bruta
El enfoque predeterminado de la mayoría de los entrenadores de seducció n es decirles a
sus estudiantes que simplemente salgan y lo hagan. En la famosa fó rmula de Mystery para
principiantes:
Salga a jugar cuatro noches a la semana durante cuatro horas cada noche. Realice
un promedio de tres aproximaciones por hora. Este horario permite unos buenos
veinte minutos por aproximación. Esto suma doce acercamientos por noche, que
son cuarenta y ocho por semana y cerca de doscientos por mes. […] Dentro de un
año, te habrás acercado a más de dos mil mujeres. [178]

Luego habrá pasado de novato a experto. El problema es que sin alguna forma de lidiar con
su ansiedad de acercamiento, no podrá hacer ni siquiera el primer acercamiento, y mucho
menos miles de ellos.
Ahora bien, si bien esta actitud de "simplemente hazlo" no funcionará bien al aparecer en
las pá ginas de un libro, puede funcionar en persona, especialmente si la transmiten
hombres a quienes admiras y admiras. Aquí es donde los campamentos de entrenamiento
de recogida obtienen gran parte de su atractivo perdurable. Tienes, por un lado, el miedo
aplastante y debilitante de la ansiedad de acercamiento, que normalmente te detendría en
seco. Por otro lado, tienes la presió n dominante de ajustarte a las enseñ anzas del instructor
y la presió n de grupo de un grupo de aspirantes a PUA que está n esperando que te
acerques a esa rubia. Después de todo, es tu turno, todos los demá s se han acercado.
Atrapado entre la espada y la pared, probablemente lo hará s. Tropezando, tartamudeando,
temblando, te acercará s a ella y le dirá s cualquier cosa para sacá rtela del camino, no
importa que sus palabras no tengan nada que ver con el guió n del instructor. Después de
un tiempo, es tu turno de hacer una segunda aproximació n y, con algo de suerte, incluso
hará s una tercera cuando termine el campo de entrenamiento.
Un amigo de Mystery, el entrenador de seducció n con sede en Londres "Beckster", tiene un
método de la vieja escuela para tratar con estudiantes que no está n tan interesados en
seguir instrucciones.
Sí, hay muchas formas de hacerlo. Uno está inundando los decorados así que
[179]

literalmente los envías [a los estudiantes] hasta que se entumecen, o siguen,


literalmente, empujando a través del trauma, descomponiéndose y
reconstruyéndose. Por lo tanto, no puede llegar, tan pronto como llegue al punto
más bajo de su cuerpo del dolor, y entonces la única forma es hacia arriba [...] [180]
El problema con el uso de la fuerza bruta y el dolor, ademá s de lo desagradable, es lo que
sucede cuando el estudiante regresa a casa. Ahora los focos está n apagados, y lejos de la
presió n social de su maestro y compañ eros, es poco probable que vuelva a someterse a la
terrible experiencia. Todavía no comprende la ansiedad de acercamiento y lo que le está
haciendo, y lo desagradable de la experiencia del campo de entrenamiento le asegurará que
se mantenga alejado de mujeres desconocidas en el futuro.
Para colmo de males, la actitud de sus instructores de seducció n es contraproducente. Sin
entenderlo, tienen la peor actitud posible, exigiendo al estudiante de diversas formas que
“sea un hombre” y lo aguante, o lo aguante, o crezca un par. Lo ú nico que logra es alimentar
el miedo y hacer que la tarea en cuestió n parezca má s formidable. Piensa en la ú ltima vez
que alguien te dijo que fueras un hombre y que hicieras algo que no querías. ¿Cuá nto
menos atractiva parecía la ya desagradable tarea?
Pero la verdad es que no eres un hombre para hacer esto. Un hombre ama y mantiene a su
esposa e hijos. Un hombre cuida a sus padres ancianos. Va al frente para defender a su país
y arriesga su vida por sus semejantes. Dona un ó rgano. Da un día de trabajo honesto por un
salario honesto. Ayuda a sus amigos. No roba ni miente. Lo que quieres hacer no es
valiente, honorable, altruista o costoso en ningú n sentido objetivo. Es encomiable y te
cambia la vida, y muestra que tienes má s motivació n que el hombre típico que se contenta
con desperdiciar su vida en pornografía, videojuegos, deportes por cable y redes sociales.
Te lo concedo. Pero es tan peligroso o arriesgado como ir de compras o lavar los platos y
tomará aproximadamente el mismo tiempo y esfuerzo que pedirle a un extrañ o la hora o la
direcció n. En lugar de un hombre, Piense en usted mismo como un ganador de la lotería. Se
está preparando para obtener enormes beneficios, y lo está haciendo sin riesgos y sin costo
alguno. Está s recogiendo dinero del suelo.
El resto del capítulo desarrollará este punto. En lugar de depender de la fuerza bruta,
nuestro objetivo es comprender la ansiedad de abordaje, basá ndose en lo que ya se ha
discutido. Entraremos en detalle sobre la evolució n y funció n bioló gica de estos
pensamientos y emociones relacionados con la ansiedad de enfoque: por qué y có mo
evolucionaron y por qué son tan poderosos. Veremos qué sucede dentro de ti, si es que
ocurre algo, mientras te paras como un ciervo congelado en los faros, odiá ndote a ti mismo
por ser un cobarde. No hay nada malo en ti por sentirte así. Eres un hombre que funciona
perfectamente, que opera exactamente como lo pretendía la naturaleza. Pero la clave es
comprender cuá ndo y dó nde la naturaleza te diseñ ó , cuá ndo y dó nde pretendía que
operaras de esta manera, y qué tan alejados está n esos tiempos de las circunstancias
actuales.
Grupos internos y externos
La violencia hacia miembros de la misma especie, congéneres, es comú n entre los
mamíferos. Aproximadamente el 40% de las especies de mamíferos estudiadas se
involucran en actos de violencia letal contra sus congéneres, y el 0,3% de todas las muertes
de mamíferos son el resultado de la violencia de sus congéneres. Pero algunas familias de
mamíferos, como los primates, son má s violentas que la mayoría. Y dentro de la familia de
los primates, algunas especies, como los chimpancés y los humanos, son excepcionalmente
violentas. Se estima que el 2% de todas las muertes humanas histó ricas han sido el
resultado de la violencia de otros seres humanos. Pero detrá s de esta figura
[181]

inusualmente grande se esconde una diferencia cualitativa aú n má s siniestra. En casi todos


los mamíferos, la muerte violenta por parte de sus congéneres es la consecuencia
involuntaria de las competencias por el acceso a recursos o parejas. Los animales pelean y
uno resulta herido de muerte, pero el objetivo de su oponente es simplemente ganar el
concurso, no matar al adversario. En cualquier momento del concurso, todo lo que el
animal má s débil debe hacer para evitar la muerte es retroceder y reconocer la derrota.
Pero muchas muertes humanas a manos de otros humanos son deliberadas y ocurren
cuando miembros de un grupo atacan a otro con la intenció n principal de matar a sus
miembros. La violencia entre diferentes grupos se denomina violencia intergrupal, para
distinguirla de la violencia generalmente menos destructiva que tiene lugar entre
miembros del mismo grupo: la violencia intragrupal. [182]

El caso del chimpancé es fascinante por sus similitudes con los humanos. Los chimpancés
viven en grupos sociales, llamados comunidades, que varían en tamañ o de 20 a 110
individuos de ambos sexos y todas las edades. Es muy raro ver a todos los miembros de la
comunidad en el mismo lugar y hora. Má s bien, forman subgrupos temporales de
alimentació n de 1 a 20 animales, con un tamañ o típico de 4-6. Estos subgrupos se separan
del resto de la comunidad durante días para buscar comida y comida. Las comunidades
ocupan territorios que se denominan rangos. Por lo general, estos tienen fronteras
mutuamente entendidas que las comunidades defenderá n ferozmente. Los encuentros
fortuitos en las zonas fronterizas entre bandas de forrajeo de comunidades opuestas son
asuntos agresivos y caó ticos, con los animales opuestos gritando: Incluso si un grupo es
[183]

sustancialmente má s grande, generalmente no atacará directamente, siempre que haya al


menos dos machos adultos en el grupo contrario. Pero bajo ciertas circunstancias, los
chimpancés atacará n. En estas ocasiones, “patrullas fronterizas” compuestas
exclusivamente por hombres se aventuran en el á rea que se superpone a los rangos de las
dos comunidades, con el ú nico propó sito de encontrar y matar a los miembros de la otra
comunidad. Su comportamiento durante la patrulla cambia: viajan en formació n, son
inusualmente silenciosos, cautelosos y se detienen con frecuencia para escuchar los
sonidos del enemigo. Si la patrulla no encuentra a nadie o encuentra grupos de dos o má s
machos adultos, se retiran hacia el centro de su rango. Pero si se encuentran con un macho
aislado o una pareja de apareamiento, atacará n, abrumando a sus víctimas con sorpresa y
nú meros superiores. Mientras que algunos de ellos inmovilizan a la víctima, el resto lo
muerde y lo golpea hasta matarlo. Debido a su abrumadora superioridad numérica, los
atacantes generalmente salen ilesos de estos encuentros, sin apenas un rasguñ o. Los
chimpancés son asesinos oportunistas: solo matará n cuando tengan la certeza de que no
pagará n por su agresió n y evitará n la violencia en todos los demá s encuentros
intergrupales. Cuando matan, a menudo utilizan el cambio resultante en el equilibrio de
poder a su favor, ampliando su territorio a expensas de la otra comunidad.
Lamentablemente, los humanos somos en gran parte lo mismo. Como los chimpancés,
somos una especie fuertemente territorial con una estructura social elaborada que facilita
la formació n de coaliciones agresivas exclusivamente masculinas. La mayoría de las
sociedades de cazadores-recolectores en la historia registrada se han involucrado en
agresiones intergrupales contra grupos vecinos. Entre los grupos primitivos
supervivientes, los extrañ os son temidos y evitados, y cuando extrañ os aislados invaden el
territorio del grupo, a menudo son ejecutados al verlos. Las excursiones de matanza
organizadas en territorio enemigo suelen aprovechar el elemento sorpresa, y los atacantes
tienden emboscadas a los campamentos enemigos por la noche o, con mayor frecuencia,
matan a individuos aislados cerca de la frontera. Cuando logran ahuyentar a sus oponentes,
previsiblemente se apoderan del territorio abandonado.
Pero a pesar de todas nuestras similitudes, existe una diferencia dramá tica entre las dos
especies. La hostilidad entre grupos es un elemento permanente de la vida de los
chimpancés; aunque los niveles de violencia pueden variar, los grupos vecinos nunca se
mantienen en términos amistosos. Los grupos humanos, por otro lado, pueden ser
amistosos e incluso cooperar tan fá cilmente como agresivos. Es posible que un factor que
contribuya a la evolució n de las relaciones intergrupales pacíficas, y en ú ltima instancia
cooperativas, haya sido la evolució n de las armas de proyectiles que pueden matar de
manera eficiente a los oponentes a distancia. Las primeras lanzas de proyectiles
[184]

descubiertas datan de hace unos 400.000 añ os, pero es posible que su uso se remonta
aproximadamente a un milló n de añ os. El arma de proyectil anula significativamente las
ventajas de los atacantes: independientemente de la superioridad numérica del grupo
atacante, ningú n atacante está a salvo. Los defensores también disfrutan de una gran
ventaja en el conocimiento del terreno y las posiciones ocultas y pasará n largos períodos
de tiempo escondiéndose y esperando matar grandes presas a distancia. Los intrusos
nunca pueden estar seguros de que no será n emboscados por cazadores ocultos, con lanzas
y flechas volando repentinamente hacia ellos. La aparició n de armas de proyectiles hizo
que la agresió n entre grupos fuera significativamente má s costosa y probablemente fue un
factor importante en la evolució n de la cooperació n pacífica entre grupos. [185]

La coexistencia pacífica y la cooperació n, a su vez, permiten la plena utilizació n de la gama


de una comunidad. La implacable hostilidad de los grupos de chimpancés los obliga a evitar
la periferia de sus á reas de distribució n, pasando alrededor de las tres cuartas partes de su
tiempo en el centro. Esto conduce a la subutilizació n de las fuentes de alimentos en la
periferia y a un territorio efectivamente má s pequeñ o. Pero la capacidad de los humanos
para la paz intergrupal les permite utilizar todo su territorio, y los grupos vecinos pueden
incluso cooperar para extraer recursos a lo largo de las á reas fronterizas compartidas
cuando esto sea prá ctico. Las interacciones ritualizadas han solidificado y regulado
histó ricamente esta coexistencia pacífica de beneficio mutuo: los grupos celebran
festividades conjuntas e intercambian herramientas y otros obsequios.
Vivir en grupos durante millones de añ os ha dejado una profunda huella en la mente
humana. Uno de los temas má s estudiados en psicología social es la disposició n humana
para diferenciar entre miembros del grupo y miembros externos. Los miembros del
[186]

grupo reciben un trato preferencial, los miembros del grupo externo son menos favorables.
Si bien los miembros del grupo reciben confianza, cooperació n y empatía, las actitudes
hacia los miembros del exogrupo pueden variar desde la sospecha y la discriminació n sutil
hasta la derogació n e incluso la deshumanizació n: ver a los miembros del exogrupo como
animales que simplemente pueden ser sacrificados. Las líneas divisorias que recorren los
límites del grupo interno / externo son a menudo diferencias raciales, lingü ísticas o
culturales, pero pueden ser tan triviales como la afiliació n a un equipo deportivo o las
preferencias musicales. Dividir artificialmente a un grupo de completos extrañ os en,
digamos, equipo verde y amarillo y pedirles que compitan en una tarea trivial sin
importancia es suficiente para provocar el comportamiento típico de endogrupo /
exogrupo.
Pero debajo de la disposició n universal para distinguir entre miembros del grupo interno y
externo, se encuentran las diferencias sexuales bioló gicamente predecibles. Debido a
[187]

que histó ricamente los hombres han sido tanto los perpetradores como las víctimas de la
letal violencia intergrupal, sus prejuicios intergrupales son característicamente agresivos.
Por ejemplo, son má s propensos que las mujeres a deshumanizar a los miembros del
exogrupo o respaldar medidas agresivas preventivas, particularmente si los objetivos del
exogrupo son hombres. Pero las mujeres no han perpetrado histó ricamente violencia letal
contra miembros del grupo ajeno, ni era tan probable que fueran sus destinatarios como
los hombres. Histó ricamente, el costo má s comú n de la agresió n intergrupal para las
mujeres ha sido la coerció n sexual, en forma de violació n o secuestro por parte de varones
exó ticos.[188]
Desde la perspectiva de una mujer, la coacció n sexual es potencialmente
desastrosa, privá ndola de la capacidad de ejercer la elecció n de pareja y disminuyendo la
probabilidad de que la descendencia resultante reciba el cuidado paterno. En
[189]

consecuencia, los prejuicios de las mujeres hacia fuera del grupo sirven para minimizar los
peligros de la coerció n sexual por parte de los varones exoguiados; tienen un sabor
distintivo de evitació n. La fuerza de los prejuicios de evitació n de las mujeres está
moderada por su vulnerabilidad percibida: en igualdad de condiciones, una mujer que se
siente vulnerable estará má s predispuesta contra los varones exó genos. Pero la percepció n
que tiene una mujer de su vulnerabilidad no tiene por qué ser consciente. La investigació n
ha descubierto recientemente que el sesgo de las mujeres hacia fuera del grupo aumenta
durante la fase fértil de su ciclo menstrual. Este es el momento en que la concepció n es
posible y los costos de la coerció n sexual son má s altos, por lo que es bioló gicamente
sensato que las mujeres sean má s tendenciosas y eviten a los hombres exó genos.
A partir de la existencia de mecanismos psicoló gicos sutiles como el sesgo hacia los
hombres exó genos que está mediado por la fase del ciclo menstrual, y de una montañ a de
otras pruebas bioló gicas, histó ricas y antropoló gicas, podemos estar seguros de que uno de
los métodos de interacció n histó ricamente preferidos por los hombres con las mujeres
exó genas ha ha sido la coacció n sexual. Pero para nuestra discusió n, la pregunta crucial es:
¿nuestra historia de vida en grupo ha moldeado las actitudes y el comportamiento de los
hombres hacia las mujeres exó ticas de otras maneras? Exploramos esto en la siguiente
secció n.
Abordar la ansiedad y la ansiedad de apareamiento
En el Capítulo 3 desarrollamos el método ecoló gico y, en el proceso, examinamos los costos
del rechazo en ambientes ancestrales. Si recuerdas, estos fueron el nú mero limitado de
compañ eros disponibles, la amplia difusió n verbal de cada rechazo dentro del grupo, la
degradació n del estatus y la tensió n en las relaciones con los competidores masculinos.
Estos costos significaban que cada rechazo generalmente conduciría a un deterioro de las
perspectivas de apareamiento de un hombre. Aunque todo en ese aná lisis fue exacto,
nuestra discusió n fue incompleta. Se enfocó en a) los costos sustanciales de rechazo
vinculados a los intentos de apareamiento con hembras ancestrales del endogrupo yb) los
costos de rechazo cero del método ecoló gico. Pero el método ecoló gico implica intentos de
apareamiento masivo con mujeres desconocidas, má s allá de su círculo social. Intentar
aparearse con estas mujeres equivaldría a que un macho ancestral intentase aparearse con
hembras exó ticas. Nuestra comparació n no fue justa, está bamos comparando manzanas y
naranjas.
La esencia del método ecoló gico radica en ir má s allá de lo que está n haciendo todos los
demá s hombres, que es recrear innecesariamente las limitaciones de apareamiento
ancestrales. Pero intentar intentos de apareamiento masivo dentro de su círculo social
sería una estrategia inú til. Pronto descubrirá que muchas de las limitaciones ancestrales
aú n se aplican, ya que se quedaría sin compañ eros elegibles y en el proceso adquiriría una
mala reputació n entre sus familiares, colegas, compañ eros de clase y amigos. No solo
sufrirían sus perspectivas de apareamiento, sino también sus relaciones interpersonales.
Una comparació n justa en el capítulo anterior habría sido comparar los costos de rechazo
del método ecoló gico con los costos de rechazo que enfrentan los hombres ancestrales
cuando intentan aparearse con hembras exó genas. El problema es que tal comparació n es
imposible. Los costos de rechazo de los intentos de apareamiento (no coercitivos) con
mujeres exó ticas habrían sido prohibitivamente altos y los beneficios cercanos a cero, lo
que significa que estos intentos de apareamiento habrían sido muy raros. En términos
evolutivos, intentar iniciar el cortejo y el apareamiento consensuado con mujeres exó genas
no habría sido un principio, una estrategia de apareamiento inviable. Como resultado, los
machos ancestrales no lo ejercieron. Sabemos esto por dos fuentes independientes pero
que se refuerzan mutuamente. En primer lugar, a partir de un aná lisis teó rico de las
restricciones de apareamiento que habrían estado involucradas. En segundo lugar, de la
respuesta emocional que genera en los hombres de hoy la perspectiva de iniciar un intento
de apareamiento con una mujer desconocida. En términos evolutivos, intentar iniciar el
cortejo y el apareamiento consensuado con mujeres exó genas no habría sido un principio,
una estrategia de apareamiento inviable. Como resultado, los machos ancestrales no lo
ejercieron. Sabemos esto por dos fuentes independientes pero que se refuerzan
mutuamente. En primer lugar, a partir de un aná lisis teó rico de las restricciones de
apareamiento que habrían estado involucradas. En segundo lugar, de la respuesta
emocional que genera en los hombres de hoy la perspectiva de iniciar un intento de
apareamiento con una mujer desconocida. En términos evolutivos, intentar iniciar el
cortejo y el apareamiento consensuado con mujeres exó genas no habría sido un principio,
una estrategia de apareamiento inviable. Como resultado, los machos ancestrales no lo
ejercieron. Sabemos esto por dos fuentes independientes pero que se refuerzan
mutuamente. En primer lugar, a partir de un aná lisis teó rico de las restricciones de
apareamiento que habrían estado involucradas. En segundo lugar, de la respuesta
emocional que genera en los hombres de hoy la perspectiva de iniciar un intento de
apareamiento con una mujer desconocida.
Empecemos por la teoría. Lo primero que hay que tener en cuenta es la naturaleza
prolongada del proceso de cortejo humano. Antes de que una mujer consienta en tener
relaciones sexuales, el requisito evolutivo mínimo para que un intento de apareamiento se
considere exitoso, debe asegurarse de que el hombre cumple con algunos criterios. Estos
requieren tiempo para evaluarlos. Como mínimo, la evaluació n se llevará a cabo durante
varios días e implicará interacciones de cortejo en varias ocasiones distintas. Simplemente
acercarse a una mujer y esperar tener relaciones sexuales no es realista. Pero con una
mujer ancestral de un grupo externo, estas reuniones de cortejo habrían tenido que tener
lugar en el territorio de su grupo o en una zona fronteriza. Ambos habrían sido lugares muy
peligrosos para un macho ancestral. Un proyectil mortal podría llegar volando hacia él en
cualquier momento, o podría ser descubierto por una banda masculina exó gena que
probablemente lo golpearía hasta matarlo. Tener éxito en el cortejo en territorio enemigo
es una cosa; lograr que una mujer exó gena entre incluso en el proceso de cortejo es otra.
Como vimos, una de las principales marcas psicoló gicas que nuestro pasado ancestral ha
dejado en las mujeres modernas es el comportamiento de evitació n de los varones exó ticos.
Es muy poco probable que las mujeres ancestrales entretengan con frecuencia el noviazgo
con hombres exó genos, ya que el riesgo de coerció n sexual, por unidad de tiempo, sería de
ó rdenes de magnitud má s alto en comparació n con el compañ erismo con hombres dentro
del grupo. Como vimos, una de las principales marcas psicoló gicas que nuestro pasado
ancestral ha dejado en las mujeres modernas es el comportamiento de evitació n de los
varones exó ticos. Es muy poco probable que las mujeres ancestrales entretengan con
frecuencia el noviazgo con hombres exó genos, ya que el riesgo de coerció n sexual, por
unidad de tiempo, sería de ó rdenes de magnitud má s alto en comparació n con el
compañ erismo con hombres dentro del grupo. Como vimos, una de las principales marcas
psicoló gicas que nuestro pasado ancestral ha dejado en las mujeres modernas es el
comportamiento de evitació n de los varones exó ticos. Es muy poco probable que las
mujeres ancestrales entretengan con frecuencia el noviazgo con hombres exó genos, ya que
el riesgo de coerció n sexual, por unidad de tiempo, sería de ó rdenes de magnitud má s alto
en comparació n con el compañ erismo con hombres dentro del grupo.
Los costos anteriores se encuentran principalmente en el contexto de relaciones hostiles
entre grupos. Pero las relaciones pacíficas seguirían presentando dificultades. Una de las
principales dificultades a las que se enfrentaría el varó n exó geno sería la falta de
informació n sobre la situació n de la mujer. ¿Ella está tomada? ¿Otro hombre la corteja? ¿Su
familia se la ha prometido a alguien? ¿Incluso tiene familia? Con una hembra del grupo, el
hombre ya ha recopilado y evaluado cuidadosamente toda esta informació n antes de iniciar
un intento de apareamiento aú n arriesgado. Pero una mujer desconocida fuera del grupo
sería una puñ alada en la oscuridad. Y debido a la naturaleza fortuita y la imprevisibilidad
de los encuentros con ella, ni siquiera sería posible una preparació n.
La coexistencia pacífica y especialmente la colaboració n econó mica no se dan por
casualidad. Requieren la evolució n de habilidades cognitivas especializadas y, sobre
[190]

todo, requieren reglas. Si todo el mundo hace lo que quiere, la cooperació n es imposible.
Parte de las reglas del juego es que los miembros de un grupo no se limitan a utilizar los
recursos del otro grupo. Las hembras son el recurso supremo, por lo que es natural que
reglas estrictas regulen el intercambio de hembras entre grupos y que estas reglas sirvan a
menudo como base para otros intercambios econó micos. A veces se regalará n hembras a
otro grupo como gesto de buena voluntad, otras veces se cambiará n por otras hembras y en
otras ocasiones simplemente se cambiará n por productos bá sicos. En conjunto, estas
prá cticas se denominan intercambio de pareja regulado, Iniciar un intento de
[191]

apareamiento no autorizado y no regulado con una hembra exó gena a menudo habría
constituido una desviació n grave, con implicaciones mucho má s allá del hombre que lo
intentó . Las relaciones políticas externas de todo el grupo podrían sufrir y el delincuente
probablemente habría tenido que pagar un precio por su transgresió n.
Por sí solas, estas consideraciones teó ricas constituyen un caso convincente de los costos
prohibitivamente altos de intentar aparearse con hembras exó ticas. Pero palidecen en
comparació n con la segunda prueba: el miedo que genera en los hombres de hoy la
perspectiva de cortejar a una mujer desconocida. El miedo, como todas las emociones de
los humanos modernos, son reliquias de entornos pasados: al estudiar su funció n en los
entornos actuales, podemos realizar una “ingeniería inversa” de los entornos ancestrales
en los que evolucionaron. Como se discutió anteriormente, la psicología académica ha
[192]

ignorado la ansiedad de acercamiento y, en ausencia de una investigació n formal, gran


parte de lo que sigue son hipó tesis basadas en mis propias experiencias y observaciones de
otros hombres.
La palabra "aproximació n" en "ansiedad de aproximació n" describe bien el sentimiento.
Este sentimiento desagradable se trata de no acercarse, de mantener físicamente la
distancia de una mujer desconocida. Pero la segunda parte del término, "ansiedad", ha sido
una elecció n de palabra histó ricamente infructuosa. El propó sito de la ansiedad social es
alertar a una persona de que se encuentra en una situació n social inusual o desafiante que
potencialmente podría resultar en grandes beneficios o grandes costos, a menudo en forma
de ganancia o pérdida de estatus. La ansiedad sirve para llamar la atenció n de la persona
sobre la alta probabilidad de cometer un error social y aumentar su sensibilidad a acciones
potencialmente dañ inas. También pone de relieve la evaluació n de los distintos cursos de
acció n alternativos, entre los que la persona puede seleccionar el mejor. Su finalidad, en
definitiva, es mejorar el desempeñ o social. Pero el propó sito de la ansiedad de
acercamiento no es mejorar el rendimiento: es prevenirlo por completo. Su característica
principal es la pará lisis, la congelació n de un hombre en seco. El hombre, literalmente, no
puede acercarse a la mujer, y mucho menos iniciar una conversació n. Esto es muy similar al
miedo a los depredadores como arañ as o serpientes. El propó sito de estos miedos
relacionados con los depredadores es dirigir toda la atenció n hacia el animal y
mantenernos a una distancia segura. Si ya estamos cerca cuando avistamos al animal, el
miedo nos congelará para evitar ser detectados o nos hará crear rá pidamente una distancia
segura. La ansiedad de acercamiento comparte algunas, pero no todas, estas características
de los miedos relacionados con los depredadores. Reflexionar sobre un intento de
apareamiento desencadena el miedo a mantener la distancia, pero sin esta intenció n de
apareamiento, el miedo no se desencadena, independientemente de lo cerca que esté la
mujer. Pero cuando se activa, aunque cualitativamente diferente, la intensidad del miedo
no está tan lejos del miedo a los depredadores. "Acercarse al miedo" habría sido un término
mucho má s apropiado, pero debido a que "acercarse a la ansiedad" se ha arraigado tanto en
la cultura popular, nos ceñ iremos a este nombre.
Pero también necesitamos un nombre para los sentimientos desagradables que se
provocan cuando uno está intentando o considerando aparearse con una mujer conocida, el
equivalente a la mujer ancestral del grupo. Podemos llamar a este sentimiento distinto
ansiedad de apareamiento. La ansiedad de apareamiento tiene todas las características de
una ansiedad social que funciona correctamente. Sirve, antes que nada, para centrar la
[193]

atenció n en la mujer, pero de forma positiva: qué señ ales envía, có mo interactú a con los
demá s, qué dicen los demá s de ella, etc. La ansiedad de apareamiento se asocia con un
aumento en el interés y el esfuerzo que uno pone hacia la mujer. Motiva al hombre a
evaluar cuidadosamente los cursos de acció n alternativos disponibles en todo momento y
seleccionar el mejor, el que tiene má s probabilidades de lograr el éxito. La otra
característica distintiva de la ansiedad de apareamiento es que es muy sensible al contexto.
Está íntimamente ligado al soció metro del valor mate, que regula directamente su
intensidad. En igualdad de condiciones, los niveles de ansiedad de apareamiento de un
hombre está n determinados por a) su valor de pareja autopercibido, b) el valor de pareja
de la mujer y, en ú ltima instancia, c) la discrepancia entre los dos. Cuanto mayor sea la
discrepancia en el valor de pareja (MVD) a favor de la mujer, cuanto mayor sea su valor de
pareja en relació n con el del hombre, mayor será la ansiedad de apareamiento. La ansiedad
aumenta con MVD, hasta que, en un nivel suficientemente alto de MVD, la ansiedad de
apareamiento se vuelve tan intensa como para evitar el intento de apareamiento por
completo. Esto asegura que el hombre dirija sus intentos de esterilizació n solo a aquellas
mujeres donde el éxito es lo suficientemente probable como para justificar los costos
potenciales del rechazo.
La ansiedad de acercamiento no comparte nada de la sintonía fina y la sensibilidad al
contexto que vemos en la ansiedad de apareamiento. No está moderado por nada. El valor
de pareja del hombre, o el de la mujer, o la discrepancia entre los dos simplemente no
afectan su intensidad. Nada sirve para el caso. La ansiedad de acercamiento es una
respuesta de evitació n general a un tipo de situació n que en entornos ancestrales habría
implicado costos prohibitivamente altos, independientemente de los detalles.
La Tabla 9 resume y compara las principales características de la ansiedad de acercamiento
y la ansiedad de apareamiento.
Ansiedad de
Abordar la ansiedad
apareamiento
Respuesta Inmovilizando el
Ansiedad
emocional miedo
Rumia sobre
interacciones pasadas
en busca de pistas
Preparació n mental y
evaluació n de cursos
de acció n alternativos
Respuesta
emocional sí No
moderada por MVD
Objetivo Optimizar (o evitar) el Evitar intento de
intento de
apareamiento
apareamiento
Contexto ancestral Mujeres en grupo Outgroup mujeres
Tabla 9. Ansiedad de abordaje y ansiedad de apareamiento

Una mutación dramática


El cuerpo humano es un entorno químico increíblemente complejo donde todo está
finalmente vinculado y en equilibrio con todo lo demá s. Incluso un solo cambio químico a
menudo tendrá efectos colaterales que pueden afectar a todo el sistema. Como resultado, la
mayoría de las mutaciones genéticas pueden tener efectos nocivos que van desde un vigor
reducido y un deterioro leve hasta una deformidad grave o la muerte prematura.
Pero los genes no funcionan de forma aislada. Han evolucionado para interactuar con
aspectos específicos del entorno que se mantuvieron estables durante la evolució n de los
genes. Nuestros genes han "aprendido" a depender de la presencia de estas características
ambientales estables, a veces de manera constante a lo largo de la vida de una persona y, a
veces, solo en momentos específicos. Por el contrario, nuestros genes han aprendido a
"ignorar" otros aspectos del medio ambiente que han sido inestables o poco fiables durante
nuestra evolució n; estos pueden variar libremente sin afectarnos negativamente. Por [194]

ejemplo, nuestros genes han evolucionado en entornos donde la vitamina C, ingerida a


través de frutas cítricas y otros alimentos vegetales, siempre estuvo disponible en
abundancia. Después de millones de añ os de disponibilidad de vitamina C, nuestros genes
hoy en día dan por sentada su presencia. Los marineros hasta finales del siglo XVIII que
vivían con dietas empobrecidas a menudo sufrían escorbuto, una enfermedad
potencialmente mortal causada por la deficiencia de vitamina C. Esto podría revertirse
fá cilmente si los marineros enfermos fueran alimentados con naranjas, limones o cualquier
otra fruta rica en vitamina C. Lo mismo ocurre con otras vitaminas. Han estado
abundantemente disponibles en los alimentos a lo largo de la evolució n de nuestra especie,
y nuestros genes han evolucionado para dar por sentada su presencia. Cuando, por
cualquier motivo, alguna de estas vitaminas está ausente del suministro de alimentos
durante algú n tiempo, se produce la enfermedad.
Podemos pensar en el escorbuto y otras deficiencias vitamínicas similares como resultado
de "mutaciones ambientales": cambios evolutivamente novedosos en algú n aspecto del
entorno que nuestros genes no anticipan. Así como nuestro entorno estrictamente físico
puede mutar, nuestro "entorno psicoló gico" también puede mutar. El entorno psicoló gico
[195]

se puede considerar como la totalidad de los aspectos ambientales con los que nuestros
mecanismos psicoló gicos (construidos por nuestros genes) han evolucionado para
interactuar. Si bien las mutaciones en este entorno psicoló gico generalmente no nos matan,
a veces pueden socavar nuestro funcionamiento psicoló gico y, en ú ltima instancia, nuestro
bienestar. Por ejemplo, vimos en el Capítulo 2 que si el Dispositivo de Adquisició n del
Lenguaje (LAD) no encuentra sonidos de adultos que hablen un idioma durante la infancia
de una persona, la persona nunca aprenderá a hablar correctamente. Nuestro LAD,
construido por genes que han evolucionado durante cientos de miles de añ os, "espera"
encontrar el habla de un adulto durante la infancia; siempre lo ha hecho en el pasado y no
tiene un plan de respaldo en caso de que estos sonidos estén ausentes, al igual que no hay
planes de respaldo para una deficiencia de vitamina C.
La anticoncepció n es otro ejemplo de una mutació n en nuestro entorno psicoló gico. Los[196]

hombres que viven hoy en día descienden de varones ancestrales que dejaron a los
descendientes má s sobrevivientes, pero durante millones de añ os cada acto sexual estuvo
relacionado de manera confiable con una cierta probabilidad de concepció n distinta de
cero. Era suficiente para los hombres con mayor éxito reproductivo en el pasado
simplemente desear tener relaciones sexuales con mujeres, sin preocuparse o incluso
pensar en los niñ os. Nuestros genes respondieron a esta estabilidad ambiental inculcando
en el cerebro masculino el deseo de tener relaciones sexuales, y los niñ os ni siquiera fueron
una ocurrencia tardía. Durante mucho tiempo esto funcionó bien: los hombres má s
poderosos y atractivos tenían relaciones sexuales con la mayoría de las mujeres y dejaban
la mayoría de los niñ os. Pero en el entorno mutado actual de anticonceptivos orales,
condones, espirales y vasectomías, De hecho, los hombres má s poderosos y sexualmente
[197]

exitosos a menudo no dejan hijos, mientras que los hombres de menor valor como pareja
que nunca se preocupan por la anticoncepció n suelen tener má s.

Una categoría interesante de mutaciones en nuestro entorno psicoló gico involucra lo que
los psicó logos llaman señ ales. Las señ ales son señ ales ambientales importantes a las que la
mente humana ha evolucionado para ser especialmente sensible debido a sus vínculos con
propiedades evolutivas recurrentes y estables del medio ambiente. Estas señ ales modifican
el comportamiento u organizan el aprendizaje y, a menudo, se procesan de forma
inconsciente. Las señ ales son tan importantes para comprender el comportamiento
humano que una gran parte de la psicología evolutiva se dedica a su estudio. El efecto
Westermarck, que lleva el nombre del antropó logo del siglo XIX que lo sugirió por primera
vez, es un ejemplo de libro de texto de una señ al. Westermarck planteó la hipó tesis de que
los niñ os criados juntos no se sentirá n atraídos sexualmente entre sí cuando sean adultos.
Vimos en el Capítulo 2 que el apareamiento con hermanos (incesto) tiene resultados
genéticamente desastrosos, y los hermanos histó ricamente se han criado juntos. La
investigació n moderna ha confirmado y refinado la observació n original de Westermarck.
La pista relevante de la relació n genética es la Asociació n Materno-Perinatal (MPA):
presenciar el cuidado de la madre por otro bebé (principalmente a través de la lactancia)
matará cualquier interés sexual futuro; la idea de tener relaciones sexuales con esa persona
provocará un fuerte disgusto. [198]
Para los hermanos menores que no pueden presenciar
có mo su madre amamanta a sus hermanos mayores, la señ al que desencadena el disgusto
sexual es compartir la misma residencia durante la infancia.

El AMP y la residencia infantil compartida fueron señ ales asociadas de manera confiable
con los hermanos durante la evolució n de nuestra especie y todavía lo son hasta el día de
hoy. Pero el entorno vinculado a otras señ ales ha cambiado drá sticamente en algunos
casos. Por ejemplo, la razó n ú ltima de la epidemia de obesidad en el mundo occidental
radica en el entorno dietético moderno radicalmente mutado. Los seres humanos
ancestrales evolucionaron en entornos de escasez de alimentos, donde el hambre era una
de las principales causas de muerte. Como resultado, las señ ales de sabor y textura
relacionadas con una alta densidad caló rica (el nú mero de calorías por unidad de alimento)
son muy valoradas. Si elige entre una coliflor y una manzana, es casi seguro que elija la
manzana. Pero entre una manzana y un bistec elegirá s el bife. El filete tiene una densidad
caló rica má s alta que la manzana, que tiene una densidad caló rica má s alta que la coliflor.
En ambientes ancestrales, la carne era generalmente el alimento má s denso en calorías. La
caza mayor era muy valorada y la capacidad de caza de un hombre estaba vinculada a su
estatus social. Pero la revolució n agrícola de los ú ltimos diez mil añ os, y especialmente la
fabricació n masiva de alimentos procesados durante el siglo pasado, han alterado
drá sticamente el vínculo entre la densidad caló rica de un alimento y su valor de
supervivencia. Una libra de vegetales verdes tiene alrededor de 100 calorías, una libra de
[199]

manzanas 240 calorías y una libra de bistec 1200 calorías. Pero el bistec es caro, mientras
que una libra de un alimento evolutivamente novedoso como el pan que no cuesta
prá cticamente nada también tiene 1200 calorías. Mientras tanto, una libra de papas fritas
tiene 2400 calorías y una libra de chocolate 2500 calorías. La relació n ancestral entre las
[200]

señ ales de la densidad caló rica y la supervivencia no solo se ha roto, sino que muy a
menudo se ha invertido.
Nuestro entorno psicoló gico puede mutar en diversos grados en diferentes momentos y
lugares. Un ejemplo de esto es nuestro miedo evolucionado a las serpientes y arañ as que
mencionamos anteriormente. Las serpientes han sido un depredador de los mamíferos
durante los ú ltimos cien millones de añ os, por lo que los humanos sienten miedo a las
serpientes, y en menor grado a las arañ as, muy rá pidamente. Por el contrario, los
[201]

peligros evolutivamente novedosos como los automó viles y las pistolas, que hoy en día
matan a muchas má s personas que las serpientes, son má s difíciles de detectar: nuestros
sistemas de aprendizaje del miedo no les dan un trato preferencial. Este miedo a los
depredadores cableado a menudo puede transformarse en fobias patoló gicas, donde las
personas hacen todo lo posible para evitar el contacto real o imaginario con serpientes y
arañ as. Pero el grado en que las serpientes representan un peligro hoy en día varía
drá sticamente de un lugar a otro. Si vive en un país como la India, donde las serpientes
venenosas matan a decenas de miles de personas anualmente, es ú til tener un miedo
saludable o incluso una fobia a las serpientes. Pero la disposició n a desarrollar fobia a las
serpientes está integrada en todos los humanos modernos, incluidos los que viven en
lugares donde las serpientes venenosas prá cticamente no existen. Un austriaco o islandés,
por ejemplo,

Lo que nos lleva al miedo evolucionado que nos interesa: acercarnos a la ansiedad. Las
señ ales ancestrales vinculadas de manera confiable a las mujeres exó ticas deberían haber
evolucionado para provocar ansiedad de acercamiento, pero ¿cuá les podrían ser estas
señ ales? La señ al principal es casi con certeza la ausencia de interacció n social previa con la
mujer. Si el hombre ha interactuado con la mujer en ocasiones anteriores, su cerebro la
trata como a un miembro del grupo y no se desencadena la ansiedad de acercamiento. El
proceso de cortejo se maneja luego a través de la ansiedad de apareamiento. Pero si no hay
interacció n previa, la mujer se clasifica como miembro del grupo externo y se desencadena
la ansiedad de acercamiento. Aparte de esta señ al, dos señ ales adicionales que pueden
potencialmente evitar la activació n de la ansiedad de acercamiento - y estoy especulando
aquí - son a) la interacció n previa entre la mujer y otras personas en el círculo social del
hombre yb) el conocimiento de su situació n social. Ancestralmente, estas dos señ ales se
habrían asociado con mujeres del grupo, y hay alguna evidencia anecdó tica de la
importancia de ambas. Un hombre que se niega rotundamente a acercarse a una mujer a
menudo no tendrá problemas para hacerlo tan pronto como ella haya comenzado a
conversar con su amigo o conocido. Al mismo tiempo, el conocimiento de la informació n
social sobre la mujer, como su nombre, origen, ocupació n y situació n social, también podría
ser suficiente para evitar la activació n de la ansiedad de acercamiento. Cualquier
celebridad dará testimonio de la gran cantidad de personas que la detienen en lugares
pú blicos y comienzan una conversació n como si los dos fueran mejores amigos.
Ancestralmente, habría sido muy difícil obtener informació n biográ fica detallada sobre una
mujer sin que ella perteneciera al mismo grupo, y es posible que esta señ al también juegue
un papel en la inhibició n de la ansiedad de acercamiento.
Aparte de la ansiedad de acercamiento, la idea de que las mujeres desconocidas en lugares
pú blicos son hoy tratadas implícitamente por los hombres como si fueran miembros de un
grupo ajeno, se apoya en otro fenó meno: el acoso callejero. Esto es muy fluido y puede
[202]

tomar diferentes formas: silbidos de lobo, silbidos, gestos, miradas, burlas, gritos,
palabrotas, tanteos o acechas, hasta escupir o arrojar objetos. Pero independientemente de
su variabilidad es un fenó meno universal, habitual en las grandes ciudades de todos los
países. En los Estados Unidos, por ejemplo, casi una de cada tres mujeres informa que las
abuchean o silban cada pocos días, mientras que una de cada tres informa haber escuchado
comentarios sexuales groseros mensualmente. El acoso callejero es comú n incluso en
[203]

regiones religiosamente conservadoras como el Medio Oriente. Se describe con


[204]

diferentes nombres en diferentes culturas: en los países de habla hispana, por ejemplo, se
llama "piropo", en alemá n "anmache" y en á rabe "taltish". Pero estos nombres pueden
referirse (o enfatizar) diferentes aspectos de este fenó meno multifacético. Incluso el
término "acoso callejero" no siempre es ú til: es poco probable que un silbido de lobo de
cortesía, por ejemplo, a menudo no anime a una mujer. Pero el problema de precisar el
acoso callejero es que no siempre tiene la intenció n de ser positivo y no siempre tiene la
intenció n de ser negativo. De hecho, por lo general es imposible asignar algú n tipo de
intenció n coherente al hombre; a menudo, él mismo no podrá articular una. En Grecia, de
donde soy, por ejemplo, las formas má s comunes de insultos en la calle serían llamar a una
mujer “munara mu” o “kavla mu”. "Traducido literalmente, estos significan" mi gran coñ o ",
no en el sentido zooló gico, y" mi erecció n ", respectivamente. Excepto en el caso de una
broma cruel, un griego nunca le diría esto a una mujer que no encuentra sexualmente
deseable. Pero las palabras son tan vulgares que es poco probable que una mujer se sienta
halagada: se sentirá como si la estuvieran viendo como un pedazo de carne y encontrará
repugnante el comentario. ¿Cuá l podría ser la intenció n del hombre al llamarla así? ¿Por
qué decirlo cuando está garantizado que la repelerá ? Dudo que cualquier hombre que usara
estas llamadas pudiera dar una respuesta racional. Sin que él se dé cuenta, su cerebro la ha
clasificado como una mujer exó gena atractiva pero inalcanzable. "Traducido literalmente,
estos significan" mi gran coñ o ", no en el sentido zooló gico, y" mi erecció n ",
respectivamente. Excepto en el caso de una broma cruel, un griego nunca le diría esto a una
mujer que no encuentra sexualmente deseable. Pero las palabras son tan vulgares que es
poco probable que una mujer se sienta halagada: se sentirá como si la estuvieran viendo
como un pedazo de carne y encontrará repugnante el comentario. ¿Cuá l podría ser la
intenció n del hombre al llamarla así? ¿Por qué decirlo cuando está garantizado que la
repelerá ? Dudo que cualquier hombre que usara estas llamadas pudiera dar una respuesta
racional. Sin que él se dé cuenta, su cerebro la ha clasificado como una mujer exó gena
atractiva pero inalcanzable. "Traducido literalmente, estos significan" mi gran coñ o ", no en
el sentido zooló gico, y" mi erecció n ", respectivamente. Excepto en el caso de una broma
cruel, un griego nunca le diría esto a una mujer que no encuentra sexualmente deseable.
Pero las palabras son tan vulgares que es poco probable que una mujer se sienta halagada:
se sentirá como si la estuvieran viendo como un pedazo de carne y encontrará repugnante
el comentario. ¿Cuá l podría ser la intenció n del hombre al llamarla así? ¿Por qué decirlo
cuando está garantizado que la repelerá ? Dudo que cualquier hombre que usara estas
llamadas pudiera dar una respuesta racional. Sin que él se dé cuenta, su cerebro la ha
clasificado como una mujer exó gena atractiva pero inalcanzable. un griego nunca le diría
esto a una mujer que no encuentra sexualmente deseable. Pero las palabras son tan
vulgares que es poco probable que una mujer se sienta halagada: se sentirá como si la
estuvieran viendo como un pedazo de carne y encontrará repugnante el comentario. ¿Cuá l
podría ser la intenció n del hombre al llamarla así? ¿Por qué decirlo cuando está
garantizado que la repelerá ? Dudo que cualquier hombre que usara estas llamadas pudiera
dar una respuesta racional. Sin que él se dé cuenta, su cerebro la ha clasificado como una
mujer exó gena atractiva pero inalcanzable. un griego nunca le diría esto a una mujer que no
encuentra sexualmente deseable. Pero las palabras son tan vulgares que es poco probable
que una mujer se sienta halagada: se sentirá como si la estuvieran viendo como un pedazo
de carne y encontrará repugnante el comentario. ¿Cuá l podría ser la intenció n del hombre
al llamarla así? ¿Por qué decirlo cuando está garantizado que la repelerá ? Dudo que
cualquier hombre que usara estas llamadas pudiera dar una respuesta racional. Sin que él
se dé cuenta, su cerebro la ha clasificado como una mujer exó gena atractiva pero
inalcanzable. ¿Cuá l podría ser la intenció n del hombre al llamarla así? ¿Por qué decirlo
cuando está garantizado que la repelerá ? Dudo que cualquier hombre que usara estas
llamadas pudiera dar una respuesta racional. Sin que él se dé cuenta, su cerebro la ha
clasificado como una mujer exó gena atractiva pero inalcanzable. ¿Cuá l podría ser la
intenció n del hombre al llamarla así? ¿Por qué decirlo cuando está garantizado que la
repelerá ? Dudo que cualquier hombre que usara estas llamadas pudiera dar una respuesta
racional. Sin que él se dé cuenta, su cerebro la ha clasificado como una mujer exó gena
atractiva pero inalcanzable.
Hace un tiempo estaba caminando por el centro de Atenas cuando noté una morena muy
atractiva. Era la típica volteadora de cabezas: alta y atlética, con un rostro cincelado
llamativo. Tenía 27 añ os pero parecía má s joven. Como era de esperar, resultó que era
modelo. La alcancé mientras caminaba y le dije un modismo griego en el sentido de que era
muy atractiva; traducido literalmente significa "¡Qué bellezas son estas!" Fue
complementario, cortés y expresado de una manera alegre y no agresiva. Ella exclamó con
agradable sorpresa y comenzamos a hablar, eventualmente intercambiando nú meros y
arreglando una cita. Cuando llegó a la cita un par de días después, me dijo lo sorprendida
que se había sentido de que yo fuera a hablar con ella. Había sido sometida a comentarios
vulgares la mayor parte de su vida, pero fui el primer hombre en acercarse a ella y hablarle
como un ser humano normal. Nadie había intentado ni siquiera iniciar una conversació n
regular con ella; todos sus otros admiradores callejeros se habían limitado a gritar
blasfemias y hacer ruidos desde la distancia.
Como era de esperar, los dos factores críticos del acoso callejero son el nú mero y la
distancia. La investigació n académica confirma la sabiduría comú n, en el sentido de que los
hombres son má s propensos a acosar en la calle cuando está n en compañ ía de otros
hombres. Esto no se reduce, como sugerirían los soció logos, al "anonimato" o la "presió n
[205]

de grupo". Un extrañ o en la calle es solo eso, un extrañ o, y sigue siéndolo en compañ ía de


otros hombres o no. Y el concepto de presió n de grupo no explica por qué los hombres de
los grupos de hombres deberían sentirse específicamente presionados para acosar
sexualmente a mujeres extrañ as en lugar de sentirse presionados a hacer otra cosa. Desde
una perspectiva evolutiva, la tendencia masculina a acosar en grupos tiene sentido en el
sentido de que los nú meros, ademá s del elemento sorpresa, son el determinante má s
importante del poder en los encuentros intergrupales. La fuerza radica en los nú meros, y
cuando está en compañ ía de sus semejantes, un hombre simplemente se sentirá má s
seguro al comunicar su presencia de manera semi-agresiva a lo que su cerebro clasifica
instintivamente como una mujer exó gena. El otro factor crucial es la distancia: salvo el
acoso que implica tocar y que necesariamente debe ocurrir en las proximidades (como en
un autobú s o tren lleno de gente), todas las demá s formas de acoso callejero generalmente
se llevará n a cabo a distancia. Imá genes populares estereotipadas como los trabajadores de
la construcció n silbando desde cuatro pisos arriba o los universitarios borrachos gritando
obscenidades a través de la ventana de un auto a toda velocidad, hablan de la necesidad de
los hombres de tener una distancia segura de la mujer del grupo que acosan.
Las señ ales ancestrales para exiliar a las mujeres continú an impulsando el comportamiento
de evitació n y semi-agresivo masculino, a pesar de que la parte relevante del entorno
psicoló gico ha mutado. Las mujeres de grupos externos ya no existen y tampoco las
mujeres de grupos internos. Para la gran mayoría de los humanos que viven hoy en día, en
realidad no existen grupos internos ni externos, punto. Si tuviéramos que identificar el
factor má s importante para la destrucció n de pequeñ os grupos humanos, este sería el
surgimiento de la agricultura. [206]
Comenzando hace unos 10.000 añ os en la regió n
mesopotá mica entre los ríos Tigres y É ufrates (en el actual Irak), los humanos, por primera
vez en la historia de nuestra especie, abandonaron su estilo de vida nó mada, cazador-
recolector. Aparecieron asentamientos permanentes en forma de aldeas, posibilitados por
la domesticació n de cultivos silvestres de cereales como el trigo y la cebada, así como raíces
y legumbres. El almacenamiento de excedentes de granos no perecederos protegió a las
poblaciones asentadas de las perturbaciones ambientales y la hambruna, y la població n
mundial se disparó de 10 millones de personas alrededor del 8.000 a. C. a 50 millones en el
3.000 a. C. Para poner estos nú meros en contexto, hasta hace 70.000 añ os, la població n
mundial total era de unos pocos miles de personas, tal vez incluso tan solo de 2.000. La [207]

expansió n de las tierras de cultivo y la domesticació n de bestias de carga como los bueyes y
los caballos aumentaron aú n má s la producció n de alimentos, y para el añ o 800 d.C. la
població n mundial se había disparado a 250 millones. Pero la edad de oro de la agricultura
llegó muy recientemente, en los siglos XIX y XX: la mecanizació n, los avances en la ciencia
de los fertilizantes y plaguicidas y, finalmente, la "Revolució n Verde" que vio la
introducció n, en la década de 1960, de productos de alto rendimiento. variedades
semienanas de trigo y arroz, combinadas para aumentar la població n mundial a 5 mil
millones de personas en 1990. Hoy la població n mundial es de 7 mil millones y se espera
que se estabilice alrededor de 10 mil millones má s adelante en este siglo.
Un resultado inevitable de esta explosió n demográ fica ha sido la urbanizació n, la migració n
de la població n a ciudades y pueblos, aunque durante mucho tiempo esto se quedó atrá s
del crecimiento demográ fico. Todavía en el siglo XVI, la típica ciudad occidental tenía entre
2.000 y 20.000 habitantes, y la mayoría de la població n vivía en pueblos primitivos que no
eran tan diferentes de sus homó logos neolíticos. La ansiedad de acercamiento
probablemente todavía era ú til para la mayoría de los hombres en ese momento. Pero el
siglo XX fue el punto de inflexió n para la urbanizació n, ya que las ciudades comenzaron a
crecer dramá ticamente y má s y má s personas comenzaron a vivir en ellas. Para 1900,
menos del 15% de la població n mundial vivía en á reas urbanas, pero para 1950 esta cifra
había aumentado al 30% y hoy es del 54%. La tendencia hacia la urbanizació n continú a y
[208]

para 2050 se estima que el 66% de la població n mundial será urbana. Al mismo tiempo,
aumentan las megaciudades de 10 millones o má s de habitantes. En 1990 había 10
megaciudades en todo el mundo, pero en los pocos añ os transcurridos desde entonces han
aumentado a 28, con cerca de 500 millones de personas viviendo en ellas. Los hombres
modernos que viven en estas junglas de hormigó n anó nimas continú an viviendo de
acuerdo con señ ales cableadas que señ alan a las mujeres que no pertenecen al grupo y
activan la ansiedad de acercamiento, al igual que continú an comiendo comida chatarra alta
en calorías y se petrifican con las arañ as diminutas que cuelgan en el alféizar de la ventana.
Estas señ ales ancestrales obsoletas ahora no solo son inú tiles sino que socavan
activamente el bienestar humano.
Antes de concluir esta secció n, debo reconocer una asimetría bastante desconcertante. El
enigma es el siguiente: mientras que los hombres modernos siguen obedientemente las
señ ales que provocan la ansiedad de acercamiento y se mantienen alejados de las mujeres
desconocidas, las mujeres a las que se acercan no muestran una evasió n general
correspondiente. Dependiendo de su estado de apareamiento, pueden estar muy abiertos a
intentos de apareamiento no solicitados de completos extrañ os, el equivalente a los
hombres ancestrales exó genos. Esto es algo que no solo surge de la experiencia anecdó tica
mía y de otros hombres, sino también de los estudios académicos que revisamos en el
Capítulo 2 que encuentran entre el 20 y el 50% de las mujeres que está n de acuerdo en
tener una cita con un extrañ o. Para las mujeres solteras, estos porcentajes está n
constantemente por encima del 40%, y dije antes que estas cifras probablemente no está n
muy lejos de có mo las mujeres responden a las solicitudes de citas de hombres conocidos
de su círculo social. La apertura inusual de las mujeres a los intentos de apareamiento no
solicitados es lo que hace posible el método ecoló gico, pero va en contra de nuestro pasado
evolutivo y de la abundante investigació n que documenta los prejuicios femeninos contra
los hombres exó genos. Por una razó n u otra, la evolució n no ha dotado a las mujeres de
señ ales emocionalmente abrumadoras y una necesidad instintiva de crear una distancia
segura de los desconocidos que se acercan con la intenció n de aparearse. Las mujeres
modernas, en su mayor parte, hacen una estimació n consciente y racional de la situació n:
comprenden instantá neamente que está n lidiando con un tipo desconocido pero
probablemente inofensivo que, como ellas, vive en una gran ciudad, se queda en un piso, va
a trabajar por la mañ ana y ve la televisió n por la noche. Por qué las mujeres se comportan
de manera tan racional, y conveniente para nosotros, está má s allá del alcance de este libro
y es algo que las investigaciones futuras deberá n abordar.
"Miedo al rechazo"
Mientras escribía este libro, entrevisté informalmente a varios hombres sobre su ansiedad
de acercamiento. Tenían veintitantos o treinta añ os, sin problemas físicos o psicoló gicos
obvios; todos eran hombres normales y corrientes. Mi línea de preguntas bastante
complicada involucró , en primer lugar, preguntarles con qué frecuencia veían mujeres
atractivas en lugares pú blicos. Casi todos reconocieron que esto había sucedido cientos o
miles de veces, y muchos admitieron que era un hecho diario. Luego les preguntaba con
qué frecuencia se habían acercado a una de estas mujeres. La respuesta habitual era que,
excluyendo las salidas nocturnas de borrachos y en lugares como bares o discotecas, casi
nunca lo habían hecho. Otros señ alarían circunstancias fortuitas que les habían permitido
presentarse, como ofrecerse a ayudar a una joven cuya bicicleta se había averiado. Luego
les pediría a los hombres que describieran la desventaja de un enfoque hipotético: ¿qué es
lo peor que podría suceder? La mayoría sabía la respuesta correcta: el peor resultado era
que la mujer la ignorara por completo, que fingiera que no existían. Luego les pedí a los
hombres que describieran el potencial alza: ¿cuá l era el mejor resultado posible? Ellos
también sabían la respuesta a eso: una cita, sexo o una relació n; la ventaja estaba
destapada. En este punto, tenía los sujetos de mi entrevista donde los quería. Habían
admitido que esto era algo comú n, que la desventaja era trivial y la ventaja potencialmente
cambiaba la vida. La gran pregunta era: ¿por qué diablos no hablaban con las mujeres?
Escuché una variedad de excusas. Algunos hombres me dijeron que no es socialmente
aceptable. Otros me dijeron que tenían amigas que les habían dicho que no les gustaba que
se les acercaran extrañ os. Pero, con mucho, la respuesta má s comú n fue "miedo al rechazo".
No hablaron con todas estas mujeres porque temían ser rechazadas.
Martin (no es su nombre real) era un alemá n de 30 añ os que vivía en Londres y aceptó ser
entrevistado para el libro. Era un profesional de marketing atractivo, alto y limpio. En el
poco tiempo que pasé con él, me dio la impresió n de ser un joven inteligente y confiado.
Después de algunas preguntas biográ ficas, salté directamente al tema y le pregunté si
estaba feliz con su vida amorosa.
“Está bien, podría ser mejor”, respondió sin dudarlo.
Seguí esto con una pregunta obviamente cargada: “Está s en Londres, rodeado de tantas
mujeres. ¿Es Londres un lugar conveniente para conocer mujeres? "
"Depende de si está s buscando un londinense o un turista".
"Está bien, digamos que está s buscando un londinense".
"Desafiante, necesitas saber a dó nde ir, necesitas salir de los lugares turísticos típicos".
Luego le pregunté si veía a menudo a mujeres que le atraían. Después de algunos idas y
venidas, estuvo de acuerdo en que le había pasado muchas veces, pero rara vez se acercaba.
Seguí adelante.
"OK. Así que lo hiciste (te acercaste) un nú mero limitado de veces, pero hubo muchas má s
ocasiones en las que no lo hiciste ".
"Sí."
"Entonces, ¿cuá l fue la razó n por la que no lo hiciste?"
"Yo no tenía las pelotas en ese momento, diría, ¿verdad?" me preguntó , como buscando mi
aprobació n.
"¿Por qué no tuviste las pelotas?"
“Erm… miedo a ser rechazado. Sin saber có mo iniciar la conversació n ".
"¿Tenías miedo de ser rechazado?"
"Sí, por supuesto."
"Entonces, ¿cuá l sería el peor resultado posible que podría surgir?"
“Oh, só lo un 'no', que en ese momento no está nada mal, pero, simplemente, no lo sé. Puede
parecer bastante espeluznante si no sabes có mo hacerlo de la manera correcta, por lo que,
a veces, cuando la ocasió n no existe, cuando el momento no parece el adecuado,
simplemente lo dejas pasar ".
Le di la vuelta a la conversació n. El perfil reproductivo de Martin estaba obviamente cerca
del extremo paterno del espectro, y se resistió a cualquier sugerencia de que estaría
motivado para acercarse al sexo. Después de algunas idas y venidas, finalmente acordamos
que el mejor resultado posible de un enfoque sería "construir una relació n". Luego le pedí
que comparara la desventaja del rechazo con la ventaja de la construcció n de relaciones.
“Erm, si comparas esos, bá sicamente, el riesgo que corres no es tan alto si te rechazan, en
comparació n con lo que podrías obtener de él”, admitió .
"Entonces, ¿por qué no lo haces?" Pregunté de nuevo.
"Buena pregunta. ¡Buena pregunta! Psicología, ¿verdad? No sé."
Explicaciones como las ofrecidas por Martin eran tan comunes que finalmente dejé de
entrevistar a má s hombres. Y no eran solo hombres; El miedo al rechazo era la razó n
habitual ofrecida por las propias mujeres para explicar por qué los hombres no se acercan
a ellas. Los hombres “no pueden manejar bien el rechazo” o sería un “golpe a su ego” o algo
por el estilo es lo que generalmente escucho de las mujeres. Pero el miedo al rechazo no es
una explicació n satisfactoria. La mayoría de los hombres que lo usan como excusa
probablemente hayan sido rechazados cientos de veces en sus vidas. Un hombre típico
presentará docenas o cientos de solicitudes de empleo en los añ os posteriores a la escuela
secundaria o la universidad. Será rechazado de plano en casi todos ellos, y cuando obtenga
una entrevista, generalmente también será rechazado allí. Y la entrevista de trabajo no es el
rechazo impersonal que se comunica a través de un correo electró nico o una carta. Implica
viajar y sentarse cara a cara con un grupo de extrañ os para responder preguntas difíciles,
siendo el rechazo el resultado má s probable. Sin embargo, casi todos los hombres lo hacen.
Otros hombres está n en puestos de ventas que implican llamar a las puertas de las
personas sin ser invitados e inesperados. Luego está n los vendedores que detienen a la
gente en las calles peatonales para vender paquetes de suscripció n de caridad o los
mendigos que mendigan a miles de personas al día. El rechazo es el resultado casi universal
de estas interacciones cara a cara de baja probabilidad, y los hombres siguen adelante con
ellas de todos modos. Pero los mismos hombres nunca soñ arían con acercarse a una mujer
desconocida para expresarle su interés, y cuando les preguntas te suelen decir que es por
miedo a ser rechazados. Implica viajar y sentarse cara a cara con un grupo de extrañ os para
responder preguntas difíciles, siendo el rechazo el resultado má s probable. Sin embargo,
casi todos los hombres lo hacen. Otros hombres está n en puestos de ventas que implican
llamar a las puertas de las personas sin ser invitados e inesperados. Luego está n los
vendedores que detienen a la gente en las calles peatonales para vender paquetes de
suscripció n de caridad o los mendigos que mendigan a miles de personas al día. El rechazo
es el resultado casi universal de estas interacciones cara a cara de baja probabilidad, y los
hombres siguen adelante con ellas de todos modos. Pero los mismos hombres nunca
soñ arían con acercarse a una mujer desconocida para expresarle su interés, y cuando les
preguntas te suelen decir que es por miedo a ser rechazados. Implica viajar y sentarse cara
a cara con un grupo de extrañ os para responder preguntas difíciles, siendo el rechazo el
resultado má s probable. Sin embargo, casi todos los hombres lo hacen. Otros hombres
está n en puestos de ventas que implican llamar a las puertas de las personas sin ser
invitados e inesperados. Luego está n los vendedores que detienen a la gente en las calles
peatonales para vender paquetes de suscripció n de caridad o los mendigos que mendigan a
miles de personas al día. El rechazo es el resultado casi universal de estas interacciones
cara a cara de baja probabilidad, y los hombres siguen adelante con ellas de todos modos.
Pero los mismos hombres nunca soñ arían con acercarse a una mujer desconocida para
expresarle su interés, y cuando les preguntas te suelen decir que es por miedo a ser
rechazados. Otros hombres está n en puestos de ventas que implican llamar a las puertas de
las personas sin ser invitados e inesperados. Luego está n los vendedores que detienen a la
gente en las calles peatonales para vender paquetes de suscripció n de caridad o los
mendigos que mendigan a miles de personas al día. El rechazo es el resultado casi universal
de estas interacciones cara a cara de baja probabilidad, y los hombres siguen adelante con
ellas de todos modos. Pero los mismos hombres nunca soñ arían con acercarse a una mujer
desconocida para expresarle su interés, y cuando les preguntas te suelen decir que es por
miedo a ser rechazados. Otros hombres está n en puestos de ventas que implican llamar a
las puertas de las personas sin ser invitados e inesperados. Luego está n los vendedores que
detienen a la gente en las calles peatonales para vender paquetes de suscripció n de caridad
o los mendigos que mendigan a miles de personas al día. El rechazo es el resultado casi
universal de estas interacciones cara a cara de baja probabilidad, y los hombres siguen
adelante con ellas de todos modos. Pero los mismos hombres nunca soñ arían con acercarse
a una mujer desconocida para expresarle su interés, y cuando les preguntas te suelen decir
que es por miedo a ser rechazados. El rechazo es el resultado casi universal de estas
interacciones cara a cara de baja probabilidad, y los hombres siguen adelante con ellas de
todos modos. Pero los mismos hombres nunca soñ arían con acercarse a una mujer
desconocida para expresarle su interés, y cuando les preguntas te suelen decir que es por
miedo a ser rechazados. El rechazo es el resultado casi universal de estas interacciones cara
a cara de baja probabilidad, y los hombres siguen adelante con ellas de todos modos. Pero
los mismos hombres nunca soñ arían con acercarse a una mujer desconocida para
expresarle su interés, y cuando les preguntas te suelen decir que es por miedo a ser
rechazados.
El miedo a ser rechazado por una mujer desconocida que nunca volverá a ver en su vida no
es una respuesta defendible. Es una racionalizació n. Es la explicació n que da un hombre a
un miedo espontá neo que no puede entender, uno que posiblemente no podría entender. A
la evolució n no le importa darte las respuestas, son tus acciones las que cuentan, y si
comprendes su significado bioló gico o no es irrelevante. En el capítulo 2 vimos que para
anticipar la trayectoria de un proyectil se deben realizar cá lculos mentales equivalentes a
resolver un problema matemá tico avanzado. Las personas no aprecian, y mucho menos
comprenden, esta complejidad matemá tica, no tienen por qué hacerlo. Todo lo que importa
es que predicen con precisió n dó nde estará el proyectil en unos momentos, y la gente es
excepcionalmente buena en eso. Pero si les pedimos que expliquen có mo pueden predecir
con tanta precisió n las trayectorias de los proyectiles, obtendríamos una variedad de
respuestas inú tiles. El má s comú n probablemente sería "Lo aprendí" o "He hecho esto
tantas veces que me resulta natural" o algo por el estilo. Esta sería la explicació n de sentido
comú n pero desesperadamente simplista de un proceso que está má s allá del alcance
consciente.
Lo mismo ocurre con la ansiedad de acercamiento. Un hombre contempla acercarse y el
miedo se activa. Es solo eso: un sentimiento de miedo. Nuestro cuerpo o mente no ofrece
ninguna explicació n má s allá de eso, no hay necesidad. El hombre no puede entender el
miedo, pero quiere explicarlo de todos modos. El miedo al rechazo es la respuesta genérica
má s fá cil y aceptable, pero puede haber respuestas má s específicas segú n la situació n. No
parecía muy amigable, no era el momento adecuado, tenía prisa, probablemente tenía
novio, nunca querría salir conmigo de todos modos o no era realmente mi tipo después de
todo. La clave es entender estas explicaciones por lo que son: historias inventadas. Cuanto
má s los tome al pie de la letra, má s crédito les dará y má s plausibles parecerá n. Acepte que
son falsas y deséchelas. Entonces te quedará s con la sensació n pero sin la salsa ló gica que
lo acompañ a. Ahora bien, debido a que este es un sentimiento reflexivo má s allá del control
consciente, nada que puedas leer o escuchar puede detener má gicamente su activació n. Es
algo en lo que debes trabajar, como veremos en la siguiente secció n. Pero tanto como el
miedo es una realidad psicoló gica, también es una ficció n. Fue creado en respuesta a
condiciones ancestrales que ya no se mantienen. No hay má s grupos internos y externos, no
hay territorios que defender, no hay proyectiles mortales que esquivar. Solo está s tú , la
chica y una jungla de asfalto del siglo XXI donde nadie conoce ni se preocupa por nadie má s.
Es algo en lo que debes trabajar, como veremos en la siguiente secció n. Pero tanto como el
miedo es una realidad psicoló gica, también es una ficció n. Fue creado en respuesta a
condiciones ancestrales que ya no se mantienen. No hay má s grupos internos y externos, no
hay territorios que defender, no hay proyectiles mortales que esquivar. Solo está s tú , la
chica y una jungla de asfalto del siglo XXI donde nadie conoce ni se preocupa por nadie má s.
Es algo en lo que debes trabajar, como veremos en la siguiente secció n. Pero tanto como el
miedo es una realidad psicoló gica, también es una ficció n. Fue creado en respuesta a
condiciones ancestrales que ya no se mantienen. No hay má s grupos internos y externos, no
hay territorios que defender, no hay proyectiles mortales que esquivar. Solo está s tú , la
chica y una jungla de asfalto del siglo XXI donde nadie conoce ni se preocupa por nadie má s.
El añ o pasado estuve de vacaciones en el extranjero y fui a un cine 5D. Nunca había estado
en uno antes y resultó ser una experiencia extraordinaria. Un puñ ado de espectadores y yo
recibimos gafas 3D y nos sentamos en dos filas de asientos, a no má s de cinco metros de
distancia de la enorme pantalla. La película era una perspectiva en primera persona de
cinco minutos de un viaje en metro a través de estaciones de tren subterrá neas y vías
infestadas de zombis. Los zombis tridimensionales fueron muy detallados y convincentes.
Nuestros asientos rotarían con el movimiento del tren para crear una sensació n
hiperrealista de movimiento acelerado. Los zombis gritaban y aullaban, sus sonidos se
mezclaban con el rugido ensordecedor del tren, que nos llegaba a través de altavoces en
todos los lados de la habitació n. Mientras cortá bamos a los zombies en pedazos con
machetes digitales, nos rociaron líquido con mangueras aéreas, simulando la sangre
salpicada de los zombies. Todo parecía y se sentía real. Nos cubrimos la cara, nos
retorcimos en nuestros asientos y gritamos por todas partes. Mi corazó n estaba acelerado,
estaba realmente asustado. Pero me quedé en mi asiento hasta el final de la película.
Aunque era muy real para los sentidos, sabía que era falso. Humo y espejos en su má xima
expresió n tecnoló gica. Los zombis no pudieron hacerme nada. Podría quitarme las gafas 3D
y empezar a jugar con mi teléfono si quisiera. O levá ntese de mi silla y empiece a bailar.
Podía hacer lo que quisiera, estaba completamente a salvo. Nada podría lastimarme; todo
era una fantasía. Pero me quedé en mi asiento hasta el final de la película. Aunque era muy
real para los sentidos, sabía que era falso. Humo y espejos en su má xima expresió n
tecnoló gica. Los zombis no pudieron hacerme nada. Podría quitarme las gafas 3D y
empezar a jugar con mi teléfono si quisiera. O levá ntese de mi silla y empiece a bailar. Podía
hacer lo que quisiera, estaba completamente a salvo. Nada podría lastimarme; todo era una
fantasía. Pero me quedé en mi asiento hasta el final de la película. Aunque era muy real
para los sentidos, sabía que era falso. Humo y espejos en su má xima expresió n tecnoló gica.
Los zombis no pudieron hacerme nada. Podría quitarme las gafas 3D y empezar a jugar con
mi teléfono si quisiera. O levá ntese de mi silla y empiece a bailar. Podía hacer lo que
quisiera, estaba completamente a salvo. Nada podría lastimarme; todo era una fantasía.
Como en un cine 5D, la ansiedad de acercamiento se siente real pero es falsa. El miedo está
destinado a señ alar peligro. La ansiedad de acercamiento indica un peligro que ya no existe,
una amenaza inexistente. Siempre que seas educado y respetuoso, puedes decirle lo que
quieras a una mujer, a cualquier mujer. No te puede pasar nada. El entorno psicoló gico ha
mutado durante mucho tiempo y ninguna de las limitaciones de apareamiento ancestral se
mantiene. Está s completamente a salvo y puedes reírte de los zombis ficticios que
aterrorizan a otros hombres durante toda su vida. Darse cuenta de esto le permitirá hacer
lo que quiera.
Tu hoja de ruta
La mente humana es increíble. Evolucionó en grupos nó madas de ancestrales cazadores-
recolectores que vivían libremente en la naturaleza - hasta hace unos añ os los llamaríamos
“salvajes” - y fue diseñ ado para llevar a cabo un conjunto limitado de tareas relacionadas
con la supervivencia y la reproducció n bá sicas. Bá sicamente se trataba de aparearse, criar a
los hijos, buscar comida, evitar a los depredadores y afrontar los desafíos de la vida social.
Los humanos modernos han tomado esta má quina bioló gica de la edad de piedra y la han
utilizado para crear cosas que hubieran sido inimaginables incluso hace unos siglos:
sinfonías musicales, refrigeradores, aviones, plantas de energía nuclear, sin mencionar las
llegadas má s recientes como teléfonos inteligentes y 5D. cines. Al mismo tiempo, como
vimos en el Capítulo 2, las habilidades evolutivamente novedosas que los humanos
modernos pueden aprender son infinitas: conducir automó viles y motocicletas, jugar al
pó quer, al ajedrez,
Pero la plasticidad de la mente humana no termina ahí. Otra clase de "habilidades"
novedosas no son un desafío porque implican el dominio de habilidades complejas, sino
porque contradicen directamente la forma en que la evolució n "pretendía" que
funcioná ramos: có mo pensar, sentir y comportarnos. Vimos un ejemplo de esto en la
poliandria, que se practica hasta el día de hoy en ciertas á reas del Himalaya. La evolució n
ciertamente no diseñ ó a los hombres para compartir esposa con otros hombres, incluso si
estos otros hombres son sus hermanos. Los celos sexuales han sido histó ricamente una
forma muy ú til de prevenir los cuernos (la crianza de los hijos de otro hombre), por lo que
es una emoció n universal entre los hombres modernos. Pero las duras realidades
econó micas de esta regió n en particular obligan a los hermanos a lidiar con sus celos
sexuales y vivir bajo este inusual arreglo de apareamiento. ya que cada uno sería incapaz
de mantener a su propia esposa. Algunos hombres occidentales practican su propia versió n
"ligera" de la poliandria: "swinging", el intercambio temporal de parejas con otros
hombres. Si bien pueden tener relaciones sexuales con las esposas de otros hombres,
también deben compartir su propia esposa con muchos otros extrañ os, pero como muestra
la popularidad de la prá ctica, ellos, y sus esposas, pueden hacerlo sin que los celos sexuales
destruyan la relació n.
Un movimiento popular reciente en las relaciones interpersonales es la “honestidad
radical”, la prá ctica de decirle a su pareja ya otras personas cercanas en su vida todo lo que
le viene a la mente en un momento dado. [209]
Si te sientes atraído sexualmente por la
hermana de tu esposa, díselo a tu esposa y le dices a su hermana. Del mismo modo, si su
esposa quiere tener relaciones sexuales con su jefe o se desanima por su calvicie, se lo dice.
La gente ha estado guardando sus pensamientos para sí mismos y, como resultado, las
relaciones han sobrevivido durante cientos de miles de añ os; así es como la madre
naturaleza quería las cosas. Pero los practicantes de la honestidad radical de alguna
manera logran compartir todos los detalles vergonzosos e incriminatorios con sus socios, y
sus socios logran "tragarse" de alguna manera toda esta informació n, y viceversa. Sus
relaciones no solo sobreviven sino que, como atestiguan muchos practicantes de la
honestidad radical, prosperan bajo este novedoso modo de comunicació n.
Al igual que los celos sexuales o la comunicació n convencional, se supone que no debes
superar la ansiedad de acercamiento. Tiene la intenció n de ser una respuesta emocional
inflexible. Pero puedes superarlo y con relativa facilidad. A diferencia del swinging o de una
relació n de honestidad radical, todo depende de ti: no hay otras personas involucradas y
solo dependes de ti mismo para el resultado. La intensidad de la ansiedad de acercamiento
y la facilidad con la que se supera variará n de una persona a otra. He conocido hombres
que lo superaron en el acto y pudieron acercarse con facilidad desde el primer día.
También he conocido a otros que nunca superará n su ansiedad de acercamiento a menos
que hagan algunos cambios serios. Es casi seguro que gran parte de esta variació n se deba a
diferencias de personalidad individual. Algunos hombres son naturalmente má s
extrovertidos, con niveles má s bajos de ansiedad social general, mientras que otros son
má s tímidos. Pero las diferencias individuales palidecen en comparació n con el factor má s
importante: la fe en los métodos psicoló gicos. Los hombres sin exposició n previa a métodos
psicoló gicos lo tendrá n infinitamente má s fá cil en comparació n con los clientes veteranos
de la comunidad de la seducció n, y a menudo no será necesario má s que ver a otro hombre
hacerlo para que lo sigan. Debido a que su cerebro está libre de teorías inú tiles, no pueden
engañ arse a sí mismos para ver nada má s que lo que tienen ante sus ojos: un niñ o hablando
con una niñ a. No hay nada má s que aprender. El otro problema principal de los métodos
psicoló gicos es que ofrecen una distracció n conveniente del objetivo. En el extrañ o
universo de la industria de la seducció n, hablar con las mujeres es un progreso, pero
también lo es leer libro tras libro o ver vídeo tras vídeo.
Descartar los métodos psicoló gicos es la mitad del juego. La otra mitad es comprender lo
que hay dentro: un sentimiento muy real pero muy falso, un miedo que indica un peligro
falso. Todos los pensamientos que lo acompañ an también son racionalizaciones falsas para
explicar un miedo que no puede comprender. En lugar de tratar de administrarlos,
simplemente debe ignorarlos. No tiene sentido tratar de discutir con una persona loca,
terminará s perdiendo la cabeza. Tu ú nico pensamiento debe ser que eres invencible y
puedes decir o hacer lo que quieras, el ú nico requisito es que siempre seas educado y
respetuoso.
Al igual que con cualquier habilidad, matar la ansiedad de acercamiento es algo que vendrá
con la prá ctica. Cuanto má s te acerques, má s morirá la ansiedad de acercamiento, hasta que
no quede nada. En ese momento, le resultará má s natural y menos estresante pedirle a una
mujer su nú mero que la hora. El primer puñ ado de enfoques es clave: brindará n los
mayores beneficios, pero también podrían ser los má s difíciles. Dependiendo de su
personalidad y experiencia, es posible que pueda acercarse inmediatamente después de
haber terminado de leer este libro. Pero puede intentarlo y encontrarlo imposible. En ese
caso, debe hacer todo lo que esté a su alcance para eliminar los primeros enfoques, cueste
lo que cueste.
La forma má s obvia de lidiar con los primeros enfoques es hacerlo en compañ ía de amigos.
Puede tomar las diná micas psicoló gicas que llevan a los hombres a acosar en grupos y
canalizarlas de manera positiva y constructiva. Tener un amigo a tu lado será má s fá cil que
estar solo. Dos será mejor que uno y tres mejor que dos, pero no recomendaría má s, ya que
la aparició n de una turba, comprensiblemente, podría asustar a la chica. Si descubre que
todavía no puede apretar el gatillo, puede combinar la presencia de amigos con el método
probado y comprobado que los hombres han estado usando durante siglos: tomar una
copa. Mejor aú n, tó mate un par de tragos si te hace sentir mejor (pero no má s).
Repito, los primeros enfoques son fundamentales. Una vez que los tenga en su haber,
hablar con mujeres ya no parecerá magia. Habrá agregado el bit experiencial a la teoría que
cubrimos en este capítulo, y todo el asunto perderá repentinamente su mística y parecerá
muy real, incluso ordinario. Sentirá s como si hubieras saltado de una repisa que separa tu
vida anterior de la nueva. Si bien aú n no ha encontrado una base muy só lida en el otro lado,
sentirá que el pasado ahora está só lidamente detrá s de usted y que no hay vuelta atrá s.
Recuerde que esto no es una competencia y no quiere probar nada. Lo que quiere es
revertir una vida de apareamiento fallida o insatisfactoria, y para hacer esto debe iniciar los
primeros enfoques, cueste lo que cueste. Sea racional, no emocional, y observe có mo
cambia su vida ante sus ojos.

CAPÍTULO 5.
MOSTRANDO

Para mostrar
verbo (informal): aparecer o aparecer, a menudo de forma inesperada
Bienvenido al capítulo final y má s pequeñ o de este libro. Lo que has leído hasta este punto,
en combinació n con ese producto má s magnífico de millones de añ os de evolució n que
llevas en tu cavidad craneal, es todo lo que necesitas para comenzar a transformar tu
apareamiento. Si decidiste dejar el libro y no seguir leyendo, diría que probablemente ya lo
“entiendes”. Pero es posible que sienta que aú n necesita algo adicional, algunos consejos
prá cticos para comenzar. Esto esta bien. Solo tenga en cuenta que existe un costo de
oportunidad. Seguir cualquiera de las sugerencias de este capítulo será a expensas de algo
que podría estar haciendo en su lugar, algo quizá s má s adecuado para usted como persona.
He hecho todo lo posible para mantener estos costos de oportunidad al mínimo.
Con el fin de ilustrar mis puntos, a lo largo del capítulo encontrará transcripciones de
conversaciones reales que tuve con mujeres. Parecido a la vida, la mayoría de estas
transcripciones provienen de intentos de apareamiento que terminaron en un rechazo
temprano.
Principios
Algunas reglas importantes y una sugerencia antes de entrar en los aspectos prá cticos
reales del enfoque en frío. No solo hará n que tu experiencia de apareamiento sea má s
placentera, sino que también te beneficiará n como persona.
La regla má s importante es no permitir que la negatividad se apodere de ti cuando no
consigues lo que quieres. Dado que el rechazo es el resultado má s comú n, volverse negativo
cuando te rechazan es una tontería. Terminará s siendo una persona muy negativa. Y dado
que esto es solo una cuestió n de elecció n, ¿qué hombre racional elegiría ser negativo? En
lugar de quejarse y sentirse amargado, concéntrese en su increíble suerte. Vives en una
época en la que fá cilmente puedes tener una mejor vida de apareamiento que todos tus
antepasados y puedes lograrlo sin ninguna de las condiciones muy peligrosas y
potencialmente mortales que enfrentaron todos los días de sus cortas y brutales vidas.
Visto desde esta perspectiva racional de gratitud, el rechazo no solo es intrascendente sino
incluso divertido, especialmente si lo haces con amigos. Les recomiendo encarecidamente
que se burlen el uno del otro cuando se agoten. Tu hombría no está en juego aquí. Solo
está s jugando un juego seguro en el que puedes hacer trampa a plena vista, así que no te
tomes demasiado en serio.
Pero, ¿qué pasa con las mujeres negativas? ¿Có mo reaccionas ante la negatividad cuando se
te presenta? Nuevamente, es una cuestió n de elecció n. Por supuesto, puede optar por ser
negativo. Si ella hace un comentario sarcá stico, puedes tomar represalias de la misma
manera. Lo mismo para una mirada sucia. Pero de nuevo, ¿por qué permitir que la
negatividad se apodere de ti? Si eres educado y respetuoso, las reacciones negativas será n
muy pocas y espaciadas para empezar, ya que las mujeres reflejará n tus buenos modales.
Cuando te encuentres con una de las excepciones negativas, no te permitas caer a su nivel.
Si debe sentir algo por ellos, pruebe con lá stima en lugar de enojo o amargura. Te has
puesto al descubierto frente a ella de la manera má s vulnerable y ella no ha mostrado
empatía; probablemente algo anda muy mal en la vida de esa infeliz mujer. Recuerda que si
te acercaste a ella has pirateado tu apareamiento. Ya has ganado.
Otra regla importante de nuestros días escolares: mantén las manos quietas. Aparte de un
apretó n de manos al presentarse, le sugiero que se abstenga de tocar a la mujer
nuevamente durante la interacció n inicial. Si le gustas, habrá todo el tiempo del mundo
para tocarla má s tarde. En ciertas escuelas de aprendizaje se hace mucho hincapié en tratar
agresivamente de establecer contacto físico con la mujer después de unos segundos, con el
doble objetivo de señ alar el dominio y determinar su disponibilidad sexual. La ló gica detrá s
de esto es só lida y, sin duda, el contacto temprano a menudo logrará ambos objetivos. Si
una chica se siente có moda contigo tomá ndola de la mano después de unos segundos,
acariciando su brazo o dá ndole vueltas, es probable que también esté dispuesta a tener
relaciones sexuales relativamente rá pidas. Por otro lado, si no está interesada, podría
reaccionar de una manera desagradable, y, francamente, no la culpo. Personalmente he
sido testigo de estas reacciones, ciertamente raras, hacia amigos que no se mantuvieron
quietos. A juzgar por lo incó modo que me hicieron, solo puedo imaginar có mo se sintieron
mis amigos. Así que sea respetuoso, mantenga las manos quietas y siempre tenga en cuenta
que está participando en una interacció n no solicitada con un extrañ o.
Una ú ltima cosa contra la que advertir es lo que yo llamo acrobacias de aproximació n. A
medida que aumenta su confianza, es posible que se sienta tentado a involucrarse en
situaciones cada vez má s desafiantes, solo por el gusto de hacerlo. Esto es natural. Una vez
que haya hablado, digamos, con trescientas mujeres solas, es comprensible que desee
acercarse a grupos de dos o tres amigas. Después de eso, es posible que se acerque a una
pareja de madre e hija, a toda una familia oa una mujer que forma parte de un grupo de
turistas guiados. ¿Y qué pasa con ese corredor sexy que pasa corriendo, o ese ciclista en su
bicicleta? ¿Qué pasaría si te pasaras frente a ella y tratas de detenerla? Si bien todo esto
puede parecer muy divertido, personalmente me mantendría alejado de él, ya que puede
alimentar un sentido injustificado de autoestima e incluso arrogancia.
Logística de enfoque frío
Antes de entrar en el có mo, analicemos brevemente el dó nde. Desde una perspectiva
psicoló gica, la calle es inmejorable. La siguiente tabla compara la calle con el bar o club
nocturno en la medida en que anulan la percepció n de las diversas limitaciones de
apareamiento que enfrentaron nuestros antepasados masculinos. Una marca en cada fila
indica el lugar superior. A la calle le va mejor en todos los á mbitos.
Bar / discoteca calle Condición favorable
✓ Sin competencia de los machos
✓ Gran grupo de posibles compañ eros
✓ Anonimato
✓ Fá cil transició n de una mujer a otra
✓ Sin vecinos entrometidos
✓ Autoextracció n fá cil de situaciones incó modas
Tabla 10. Limitaciones de apareamiento ancestral y su relevancia percibida en la calle versus el bar / club
nocturno.

Una limitació n de cualquier bar o club nocturno es que muchos de los hombres que asistan
estará n allí exactamente con el mismo objetivo que tú . Si tendrá n algú n éxito es irrelevante;
lo que importa es que se está colocando en un espacio reducido con un grupo de
competidores motivados. ¿Por qué ponerse en esta situació n cuando puede caminar hasta
la calle y no tener competencia? Sumado a eso, simplemente no habrá tantas mujeres en
ningú n bar o club. Independientemente del tamañ o del lugar, el nú mero de clientes
femeninas será muy pequeñ o en comparació n con el suministro interminable y
constantemente refrescante de mujeres que caminan por una calle concurrida de la ciudad.
Cuando te acercas a una mujer en un bar, puede haber clientes entrometidos o aburridos
esperando sin nada mejor que hacer que mirar. El conocimiento de que está siendo
examinado es desagradable. En la calle también puedes acercarte cuantas veces quieras,
seguro de que nadie está prestando atenció n y a nadie le importa. Después de un rechazo
en la calle, puedes simplemente darte la vuelta y acercarte a la siguiente mujer atractiva
que venga, y a la siguiente, y así sucesivamente. Intente hacer eso en un bar y vea hasta
dó nde puede salirse con la suya antes de que la gente se dé cuenta.
Esto no quiere decir que el bar o la discoteca no ofrezcan ventajas. Ciertamente lo hacen, y
los cubriremos má s adelante. Pero si recién está comenzando, y especialmente si está solo,
simplemente no hay mejor lugar que una acera bulliciosa o una calle peatonal.
La linea de apertura
Como vimos en el Capítulo 2, los detalles de la línea de apertura no importan. Los ú nicos
requisitos son que sea directo, conciso y cortés. Eso es todo. No estamos buscando
reinventar la rueda o dejarla boquiabierta con nuestra inteligencia y creatividad; esto
probablemente solo sería contraproducente. Las palabras que naturalmente salieron de mi
boca la primera vez que me acerqué a un extrañ o fueron:
"Te acabo de ver pasar y tuve que saludarte".
Eso es todo lo que necesita para poner el pie en la puerta. Puedes sonreír o ser serio, no
importa. Una variante má s corta que he usado cada vez má s:
"Solo tenía que decir hola".
Cualquier mujer con un cerebro funcional sabrá por qué está s tan ansiosa por saludar. Una
minoría muy pequeñ a, probablemente menos del 1%, podría preguntarte por qué querías
saludar. En este caso, dile la verdad, que la encontraste muy atractiva. Pero la mayoría de
las mujeres que dicen cualquier cosa simplemente dirá n "¡Oh, hola!" Si luego respondes con
"¿Có mo te va?" tienes una conversació n en tus manos.
Una línea de apertura comú n que nunca probé pero escuché usar a otros chicos es:
"Oye, sé que esto es un poco al azar, pero pensé que te veías lindo y quería saludarte".
Luego, por supuesto, está el clá sico abridor de Clark y Hatfield, con un historial probado del
29% en cuatro países:
"Te he estado notando por ahí. Te encuentro muy atractivo. ¿Saldrías conmigo esta noche?
Dependiendo de mi estado de á nimo también he utilizado, en un momento u otro, las
siguientes líneas:
"Hola."
"¿Eh, có mo te va?"
"Guau."
Y muchos má s, estoy seguro de que entiendes el punto. Después de la línea de apertura, si
ella parece interesada, usted se involucra en una pequeñ a charla normal, como lo han
estado haciendo hombres y mujeres durante cientos de miles de añ os. Una pequeñ a charla
es preguntarle su nombre, qué hace para trabajar, qué la trajo a la ciudad ese día, etc. Has
tenido una pequeñ a charla todos los días de tu vida adulta y no necesitas que te diga có mo
se hace. Después de haber conversado durante unos minutos, puede pedirle su nú mero u
omitir esa parte por completo y comenzar a concertar una cita. Alternativamente, si está
interesada y no está ocupada de otra manera, puede llevarla a tomar un café o beber en el
lugar. Es tan simple como eso.
El á ngulo desde el que se acerque no importa: he visto enfoques exitosos desde todos los
á ngulos. Tiendo a acercarme desde un lado, pero esto es solo mi preferencia personal. A
veces toco ligeramente en el hombro para llamar su atenció n, pero por lo general empiezo
a hablar en voz alta que ella sabrá que está dirigida a ella. Las dos principales ventajas del
enfoque lateral son que es discreto y evita el contacto visual previo. Contrariamente al mito
popular, pronto descubrirá que el contacto visual antes de un enfoque frío suele ser una
mala idea. A menos que ella ya te estuviera mirando antes que tú , en el momento en que se
dé cuenta de que un extrañ o no solo la está mirando, sino que camina rá pidamente hacia
ella, se pondrá nerviosa y se pondrá a la defensiva. Pero el enfoque lateral funcionará tan
bien como cualquier otro enfoque que se adapte a su estilo.
Honestidad
La honestidad es generalmente la mejor política cuando comienza a hacer las preguntas
difíciles, aunque solo sea por lo estresante que puede ser mentir. Toda una escuela de
pensamiento en los métodos policiales de investigació n ("aná lisis de declaraciones") se
basa en realidad en la premisa de que, debido a que mentir es tan estresante, la gente casi
siempre recurrirá a declaraciones que son técnicamente ciertas. Para tomar un ejemplo
[210]

hipotético, cuando se le pregunta si abusó sexualmente de un niñ o, un cantante pop de


fama mundial podría responder: "Nunca lastimaría a los niñ os, amo a los niñ os". Esto sería
estrictamente cierto independientemente de si había abusado sexualmente del niñ o: el
cantante no solo estaría convencido de que ama a los niñ os, sino que también en su mente
abusar de ellos no sería lastimarlos. Aparte de lo estresante que puede ser la mentira y lo
ridículo que podría parecer si intenta andar de puntillas alrededor de la verdad, después de
un tiempo puede que le resulte difícil recordar qué mentiras le ha dicho a quién,
especialmente si lo hace a escala industrial. . La honestidad es la forma má s prá ctica, y te
sorprenderá la cantidad de mujeres que podrá n manejar la verdad honesta de Dios cuando
te pregunten si haces esto todo el tiempo.
Hace algú n tiempo en Oxford me acerqué a una mujer especialmente atractiva de
veintitantos añ os. La conversació n se puso en marcha. Salí con un amigo y, al cabo de un
rato, se unió a nosotros. Los tres charlamos un poco antes de que ella se volviera hacia mí
con algunas preguntas "difíciles". La conversació n fue algo como esto:
Yo: "Entonces, ¿cuá l es tu nombre?"
Ella: "Soy Cynthia" (no es su nombre real).
Yo: “Oh, que lindo nombre. Bueno, yo soy Tony. ¿Puedo traerte algo de beber? "
Cynthia: "¿Es eso lo que haces, como dar vueltas y ..."
Yo: (interrumpiendo) "Solo para chicas calientes, como tú ".
Cynthia: "Sí, está bien" (con escepticismo). "Entonces, ¿haces esto a menudo?"
Yo: “Bueno, aproximadamente una vez a la semana. Pero estoy buscando una novia, no soy
un só rdido ".
Cynthia: "No, no estoy buscando un ..."
Yo: (interrumpiendo de nuevo) "Está bien, sé que no está s buscando novia".
Cynthia: "No, tampoco un novio".
Yo: “Bueno, solo podemos ser amigos. También estoy buscando nuevos amigos ".
Cynthia: “Está bien. ¿Te acabas de mudar aquí o ...? ”(Comienza a preguntar sobre mi
origen, trabajo, etc. - conversamos un poco má s).
Yo: "Escucha, ¿te gusta el café o el alcohol?"
Cynthia: "No, no bebo café, má s té".
Yo: “¡Té, el té es bueno! Soy libre como los fines de semana y esas cosas. ¿Cuá l es tu
nú mero?"
Cynthia: (riendo) “Esto es tan raro, nunca he tenido esto” (una pequeñ a charla má s y ella
me da su nú mero).
Mi honestidad había desarmado sus objeciones. No había nada para que ella regresara, no
había mentiras para llamarme. Un gurú de la seducció n podría criticarme por aceptar ser
"solo amigos", pero al final no importaba. Sabía lo que quería y le agradaba lo suficiente
[211]

como para darme su nú mero. Probablemente me lo hubiera dado independientemente de


lo que dije, dentro de ciertos pará metros de normalidad, por supuesto. Finalmente tuvimos
una cita, pero las cosas no progresaron má s.
En otra ocasió n, al pasar por la ventana de un restaurante de comida rá pida, noté a una
chica muy atractiva de unos 20 añ os, sentada con un grupo de unos cuatro o cinco amigos.
Claramente nos estaban mirando. Les indiqué a mis dos amigos que me siguieran al interior
del restaurante y me acerqué al grupo.
Yo: "Hola chicas, ¿có mo está n?"
Se alegraron de que me hubiera acercado a ellos y se entabló una conversació n. Debido a la
falta de espacio físico alrededor de su mesa, mis amigos tuvieron que mantenerse alejados
mientras yo hablaba con todos en el grupo. Después de un rato me volví hacia la atractiva
chica.
Yo: "Entonces, ¿cuá l es tu nombre?"
Ella: "Carol".
Yo: “Carol, soy Tony. ¿Puedo llevarte a tomar algo en algú n momento?
Carol: "Creo que ... voy a tener que decir que no".
Esto fue una sorpresa para mí, ya que me había dado la impresió n de que ni siquiera estaba
tratando de ocultar su interés. Lo má s probable es que tuviera novio, pero yo no iba a
persistir y amargar lo que, hasta ese momento, había sido una interacció n muy agradable.
Yo: “Bien, disfrutaremos el resto de la noche. Señ oras… ”(un leve asentimiento a sus amigas
cuando me volví para irme).
Aparentemente sorprendida, una de sus amigas me preguntó :
Amigo: "Pero, ¿no nos lo vas a preguntar?"
No estoy seguro de qué esperaba exactamente que le preguntara. Tal vez ella quería que yo
les preguntara sus nombres, o tal vez les invitara a salir a cada uno de ellos. Cualquiera que
sea el caso, ella me estaba llamando por mi audacia. Pero su grupo era demasiado grande, y
aunque había sido cortés y reconocía a todos, no iba a pasar por las bromas con todos ellos.
Yo: “Pero me gusta tu amiga. Qué…"
Me interrumpió antes de que pudiera terminar mi oració n.
Amigo: "Está bien, lo dijiste todo, no hay nada má s que decir".
Me alejé. Imagínese lo débil que hubiera sido mi respuesta si hubiera tratado de responder
con algo que no fuera la verdad.
Andadores y tapones
Después de acercarme a unos cientos de extrañ os y salir en algunas docenas de primeras
citas, decidí mirar hacia atrá s e intentar identificar patrones significativos. ¿Hubo algo en la
interacció n inicial que indicara si las cosas se desarrollarían má s? Así es como los
psicó logos está n entrenados para pensar, y el há bito a menudo se traslada a su vida diaria.
Buscamos predictores de resultados, regularidades estadísticas que solo se revelan
después de repetidas iteraciones del mismo proceso. Repetí mentalmente las interacciones
iniciales con todas las mujeres que finalmente se habían presentado a una primera cita.
Para mi asombro, me di cuenta de que cada uno de ellos tenía una cosa en comú n: habían
dejado de caminar cuando me acerqué a ellos. La mayoría se había detenido de inmediato,
mientras que algunos se habían detenido después de unos pocos pasos. Pero todos y cada
uno de ellos habían dejado de caminar; los llamo los "tapones". Nunca había tenido una cita
con una mujer que había seguido caminando mientras hablá bamos, una "caminante". Traté
de verificar esta observació n inicial en posteriores intentos de apareamiento. El peligro
obvio era que mi prejuicio contra los caminantes conduciría a una profecía autocumplida,
en la que comencé a comportarme de manera diferente, con menos entusiasmo o con
menos esfuerzo, hacia los caminantes, por lo que era menos probable que sucediera una
primera cita de todos modos. Hice un esfuerzo deliberado para asegurarme de que esto no
sucediera y, en todo caso, puse má s energía y entusiasmo en los siguientes caminantes. Los
siguientes cientos de enfoques solo confirmaron mi observació n inicial, y hasta el día en
que los abandoné por completo, nunca tuve una cita con un caminante. "Nunca había tenido
una cita con una mujer que había seguido caminando mientras hablá bamos, una"
caminante ". Traté de verificar esta observació n inicial en posteriores intentos de
apareamiento. El peligro obvio era que mi prejuicio contra los caminantes conduciría a una
profecía autocumplida, en la que comencé a comportarme de manera diferente, con menos
entusiasmo o con menos esfuerzo, hacia los caminantes, por lo que era menos probable que
sucediera una primera cita de todos modos. Hice un esfuerzo deliberado para asegurarme
de que esto no sucediera y, en todo caso, puse má s energía y entusiasmo en los siguientes
caminantes. Los siguientes cientos de enfoques solo confirmaron mi observació n inicial, y
hasta el día en que los abandoné por completo, nunca tuve una cita con un caminante.
"Nunca había tenido una cita con una mujer que había seguido caminando mientras
hablá bamos, una" caminante ". Traté de verificar esta observació n inicial en posteriores
intentos de apareamiento. El peligro obvio era que mi prejuicio contra los caminantes
conduciría a una profecía autocumplida, en la que comencé a comportarme de manera
diferente, con menos entusiasmo o con menos esfuerzo, hacia los caminantes, por lo que
era menos probable que sucediera una primera cita de todos modos. Hice un esfuerzo
deliberado para asegurarme de que esto no sucediera y, en todo caso, puse má s energía y
entusiasmo en los siguientes caminantes. Los siguientes cientos de enfoques solo
confirmaron mi observació n inicial, y hasta el día en que los abandoné por completo, nunca
tuve una cita con un caminante. El peligro obvio era que mi prejuicio contra los caminantes
conduciría a una profecía autocumplida, en la que comencé a comportarme de manera
diferente, con menos entusiasmo o con menos esfuerzo, hacia los caminantes, por lo que
era menos probable que sucediera una primera cita de todos modos. Hice un esfuerzo
deliberado para asegurarme de que esto no sucediera y, en todo caso, puse má s energía y
entusiasmo en los siguientes caminantes. Los siguientes cientos de enfoques solo
confirmaron mi observació n inicial, y hasta el día en que los abandoné por completo, nunca
tuve una cita con un caminante. El peligro obvio era que mi prejuicio contra los caminantes
conduciría a una profecía autocumplida, en la que comencé a comportarme de manera
diferente, con menos entusiasmo o con menos esfuerzo, hacia los caminantes, por lo que
era menos probable que sucediera una primera cita de todos modos. Hice un esfuerzo
deliberado para asegurarme de que esto no sucediera y, en todo caso, puse má s energía y
entusiasmo en los siguientes caminantes. Los siguientes cientos de enfoques solo
confirmaron mi observació n inicial, y hasta el día en que los abandoné por completo, nunca
tuve una cita con un caminante. Pongo má s energía y entusiasmo en los siguientes
caminantes. Los siguientes cientos de enfoques solo confirmaron mi observació n inicial, y
hasta el día en que los abandoné por completo, nunca tuve una cita con un caminante.
Pongo má s energía y entusiasmo en los siguientes caminantes. Los siguientes cientos de
enfoques solo confirmaron mi observació n inicial, y hasta el día en que los abandoné por
completo, nunca tuve una cita con un caminante.
Los caminantes no son principiantes, mujeres que por una razó n u otra simplemente no
está n interesadas. He hablado de esto con amigos experimentados y, tras reflexionar, todos
está n de acuerdo. Esto no quiere decir que todos los tapones estará n actualizados, muchos
no lo hará n. Tampoco quiere decir que en algú n lugar de nuestro planeta no exista un
caminante que eventualmente pueda salir contigo. Ciertamente lo hace, pero todavía tengo
que conocerla. Lo que significa es que cuando te encuentras con un caminante, es casi
seguro que está s perdiendo el tiempo; termina cortésmente la interacció n y sigue adelante.
No importa si el caminante está sonriendo o aparentemente pasando un buen rato
mientras habla con usted. Probablemente solo esté siendo educada o divertida con este
tipo gracioso que está tratando de conversar con ella en la calle. Quién sabe. Lo que importa
es que porque ella no quiere estar contigo, ella seguirá caminando. Es tan simple como eso.
Para facilitarles las cosas y terminar la interacció n con una nota cortés, después de unos
pocos pasos, por lo general le digo a un caminante: "Tienes prisa, ¿no?". a lo que un
caminante murmurará "Sí, lo siento", o algo por el estilo. Si ella no está siendo
particularmente amigable, simplemente sonreiré y me daré la vuelta sin decir una palabra.
A continuació n, se muestra un ejemplo de una conversació n temprana que tuve con un
atractivo caminante en una concurrida calle de Londres, cuando todavía estaba ciego a la
distinció n entre caminante y tapó n:
Yo: "Te acabo de ver pasar y tuve que saludarte".
Ella: "¡Hola!" (dice alegremente pero no deja de caminar).
Yo: "¿Có mo te va?" (caminando junto a ella).
Ella: "Sí, estoy bien, gracias" (sigue caminando).
Ajeno al hecho de que ella no quiere estar conmigo, sigo adelante.
Yo: "Vaya, eres tan bonita".
Ella: “Voy a encontrarme con un amigo” (sigue caminando).
Yo: "Está bien, ¿eso es como un novio o una novia?"
Ella: “Una novia” (sigue caminando).
En este punto, las cosas comienzan a ponerse incó modas y estoy buscando una salida. Me
vuelvo para señ alar a mi amigo que está esperando a la distancia. Ella no se vuelve para
mirar, simplemente sigue caminando.
Yo: “Erm, quiero decir, mi amigo está allí, me va a matar (por dejarlo esperar). ¿Quieres
vernos alguna vez? "
Ella: “No, gracias” (sigue caminando y sin mirarme).
Finalmente me doy la vuelta y me alejo.
El á ngulo desde el que se acerque a un andador no hará ninguna diferencia. Si vienes de
frente o apareces de la nada desde atrá s, ella simplemente caminará a tu alrededor y
continuará su camino. Pero si está s muy interesado y desesperado por conseguir que se
detenga, hay un ú ltimo recurso. Há gale participar en una conversació n y, mientras los dos
caminan uno al lado del otro, disminuyan la velocidad. Empezará s a quedarte atrá s de ella,
y pronto estará s tan atrá s que no podrá continuar la conversació n, por mucho que se
esfuerce el cuello. Lo má s probable es que siga caminando, pero nunca se sabe, es posible
que simplemente se detenga. En el improbable caso de que esto suceda, felicidades, tienes
un tapó n recién acuñ ado.
Los caminantes será n un porcentaje sustancial de las mujeres a las que se acerque, y al
filtrarse fuera de su radar desde el principio, le permitirá dirigir su tiempo y energía a los
tapones, donde se encuentra el verdadero éxito. Sin saberlo, son sus mejores socios, lo que
le ahorra inadvertidamente una montañ a de tiempo y esfuerzo. Se agradecido con ellos.
La salida facil
Incluso entre tapones, se tomará a la mayoría de las mujeres. Los métodos psicoló gicos a
menudo ponen un gran énfasis en superar la "excusa" del novio y tratar de "seducirlos" de
todos modos. Dejando de lado la moralidad de tratar de acostarse con la mujer de otro
hombre, la realidad es que no suele ser una excusa; probablemente tenga novio. La mayoría
de las mujeres, especialmente las atractivas, suelen tener relaciones a largo plazo y no van
a arriesgar meses o añ os de inversió n emocional por un chico cualquiera en la calle. Pero
incluso si es una excusa y ella no está realmente tomada, probablemente sea solo su forma
educada de decirte que no está interesada. Tome el camino má s fá cil que ella le ofreció tan
amablemente y continú e con el siguiente. Una forma muy sencilla y educada de hacer esto
es "que tengas un buen día" o "Está bien, cuídate". No hay nada que agregar, no hay que dar
explicaciones o disculpas. Te gustaba, no sabías que se la habían llevado, te enteraste y
ahora está s avanzando sin demora. Eso es todo lo que hay que hacer, como muestra el
diá logo a continuació n:
Yo: "Lo siento, hola, te acabo de ver pasar y tuve que saludarte".
Ella: (riendo) "¡Hola!"
Yo: "Estoy enamorado, ¿có mo te llamas?" (también riendo).
Ella: "Lo siento, ¿me reuniré con mi novio en unos segundos?"
Yo: “Está bien, que tengas un buen día” (me alejo riendo).
Otra interacció n con un caminante londinense tomado, de mis días sin experiencia, fue algo
como esto:
Yo: "Lo siento, no quise ..."
Ella: (sorprendida) "Me asustaste".
Yo: "No quise ... yo solo ... guau, tienes una cara increíble, solo tenía que saludar".
Ella: “Ah, gracias” (sigue caminando).
Yo: "¿Tienes prisa?"
Ella: "Sí, lo soy".
Yo: (desesperado) "Escucha, no me andaré con rodeos, ¿tienes novio?"
Ella: "Sí, lo hago".
Yo: "Ok, hombre afortunado".
Ella: "¡Pero gracias!"
Yo: “Muy bien, cuídate. Adió s."
Aunque persistí má s de lo que lo haría hoy en día, ella era una caminante, acepté el estado
de su relació n cuando lo comunicó , acepté un no por respuesta y cerré la interacció n con
una nota positiva, alabando la buena suerte de su novio, un comentario sincero. Imagínese
la lamentable visió n de tratar de persuadirla de que no había conocido a nadie como yo,
que yo la haría má s feliz que su novio, o que ni siquiera yo estaba interesada en ser su
novio sino su amante. Trate de ser una fuerza positiva en la vida de las mujeres a las que se
acerque, no una bola de demolició n.
Debo mencionar otro escenario en el que querrá s hacer una salida rá pida. Ves desde la
distancia a una mujer que crees que te agrada, pero al detenerla te das cuenta de que no es
todo lo que la hiciste parecer. Tal vez sea demasiado mayor, tal vez demasiado joven, tal
vez tenga la piel en mal estado o no tenga dientes. Cualquiera sea la razó n, de repente ya no
quieres estar allí. En lugar de simplemente alejarse de manera abrupta y grosera,
simplemente puede decir "Vaya, lo siento, te confundí con otra persona". Esto lo hace muy
fá cil para ambos.
Fuera con un amigo
Acercarse en frío con un amigo no solo será má s fá cil y entretenido, sino que también
abrirá posibilidades que ir solo no puede permitirse. Ademá s de la niñ a aislada que camina
por la calle, podrá acercarse fá cilmente a grupos de dos o tres. Estar con un amigo también
te permitirá acercarte en frío en bares, discotecas y otros lugares nocturnos. Si bien no hay
nada que te impida hacer esto por ti mismo, ver a un hombre bebiendo có cteles solo
desanimará a muchas mujeres y, francamente, no me interesaría probarlo.
Comencemos con un escenario divertido durante el día. Si uno o ambos todavía tienen
problemas con su ansiedad de acercamiento, pueden probar el truco de la vieja escuela de
enviar a su amigo de confianza a decirle a la chica que la ama. Se sorprenderá de lo bien que
funciona esto con los adultos; me atrevería a decir que es incluso mejor que acercarse
directamente por su cuenta. Tal vez sea la vulnerabilidad y la sinceridad que transmite, o
tal vez sea porque la mujer sabrá que no eres un triste solitario o un psicó pata. Cualquiera
sea la razó n, esto funciona bien, particularmente con mujeres estacionarias. Dejas a tu
amiga a cierta distancia, digamos 5 o 10 metros, y acercá ndote a ella dices: "¡Oye, mi amiga
pensó que eras muy atractiva pero es demasiado tímido para venir a saludar!" Si tu amigo
tiene problemas de ansiedad por acercamiento, solo ver a la mujer sonriendo y charlando
será suficiente para que se acerque. Entonces, ustedes tres pueden tener lo que
generalmente será una interacció n agradable e ingeniosa. Pronto descubrirá que no
importa quién supuestamente estaba interesado en primer lugar, todo es un juego limpio
una vez que la conversació n comienza.
Aquí hay una transcripció n de una interacció n que un amigo y yo tuvimos con una
agradable mujer de veintitantos añ os en el centro de Oxford.
Yo: “Oye, amigo mío, él - mientras pasabas, me dijo que te encuentra muy atractivo. Es un
poco tímido. ¡Alistair! " (indicá ndole que se acerque) "Este es mi nuevo amigo".
Volviéndose hacia ella: "¿Cuá l es tu nombre?"
Ella: "Holly".
Yo: "Holly, soy Alistair".
Alistair: "Hola".
Holly: "Hola Alistair".
Yo: “Encantado de conocerte Holly. ¿En qué trabajas?"
Comenzamos la pequeñ a charla y Holly nos dice que está en la industria de viajes.
Hablamos de las vacaciones antes de que la conversació n se desvíe hacia nuestros acentos
y otros temas triviales. Después de un par de minutos, enciendo el fuego.
Yo: "Sí, entonces mi amigo es un poco tímido y acaba de verte pasar, y ya sabes, entonces,
¿te gusta?"
Holly: "No conozco a ninguno de ustedes, así que no tengo forma ..."
Yo: (riendo) "Tú tampoco lo sabes. Alistair, me gusta có mo está ampliando la
conversació n".
Alistair: "Bueno, podemos conocernos en nuestra primera cita, ¿qué tal eso?"
Holly: "Muchas gracias por la oferta, pero tendré que rechazarla".
Nos despedimos riendo y de buen humor.
Un par de escenarios nocturnos antes de concluir. Para empezar, la solució n al problema
que nos ha acosado desde que empezamos a salir de adolescentes: qué decirle a un extrañ o
en un bar o club. Una vez má s, la simplicidad prevalece. Es casi seguro que estará allí con
una o má s novias. Todo lo que tienes que hacer es acercarte a ellos con tu amigo y,
señ alando las sillas vacías en su mesa, preguntar: "Hola chicas, ¿está n esperando a
alguien?". o "Hola chicas, ¿podemos unirnos a ustedes?" Esto tiene dos ventajas. Primero, es
liviano: no has entrado con ninguno de los negocios de "Solo tenía que saludarte" o "Eres
tan atractivo". No es necesario, está s en un bar y ellos saben lo que quieres. En segundo
lugar, les facilita el rechazo cortés. Todo lo que tienen que decir es "Oh, estamos esperando
algunos amigos, lo siento ”o“ solo estamos teniendo una noche de chicas ”o algo por el
estilo. Pero si está n interesados, lo invitará n a unirse a ellos; es posible que los haya
salvado de otra noche aburrida.
Otra forma es acercarse a una pareja en la calle y hacer que te sigan dentro de un lugar. El
beneficio aquí es que tiene un grupo de mujeres mucho má s grande en comparació n con el
que se acerca al interior del bar. La desventaja es que es un enfoque de probabilidad
sustancialmente menor, pero aú n así se sorprenderá de la frecuencia con la que funcionará .
Te acercas a un par de mujeres, solas o con tu amiga, y dices: “Hola chicas, mi amiga y yo
vamos a (tal o cual bar o club); ¿Te gustaria unirte a nosotros?" Una vez má s, esto lo
mantiene agradable y ligero, pero al grano: ellos entenderá n por qué, de todas las personas
en la calle, les pediste que se unieran a ti. También les facilita rechazarlo cortésmente; todo
lo que tienen que decir es "no, gracias" o "nos vamos a otro lado, lo siento". Si está n
interesados, por otro lado,

DESPUÉS.
DECIENDO ADIÓS A LA FÁBRICA DE LAMENTOS

Porque de todas las palabras tristes de la lengua o de la pluma, las más tristes son
estas: 'Podría haber sido'.
John Greenleaf Whittier.

Llegamos al final, donde originalmente planeé compartir algunas historias personales.


Como la historia de có mo, a una edad muy madura, decidí que ya no podía vivir así. Sobre
có mo rompí a llorar como un bebé un día, y la gente a mi alrededor no podía creer lo que
veían. Te iba a contar sobre la ruptura traumá tica que llevó a todo esto. Sobre có mo eliminé
mi perfil de citas en línea y nunca miré hacia atrá s. También iba a compartir algunas
historias de mi nueva vida, para darles una idea del antes y el después. Pero no haré nada
de eso. No me conoces y no te importan mis historias. Y no deberías. Solo hay una persona a
la que puedes cambiar, y él debe ser tu enfoque. Esa persona eres tú . Así que hablemos de
ti. Hablemos de tus arrepentimientos.
Tienes dos tipos de arrepentimientos, arrepentimientos por acciones y arrepentimientos
por inacció n. Los arrepentimientos de acció n surgen de una acció n y la inacció n se
arrepiente de la falta de acció n. Por ejemplo, digamos que no está muy contento con su
trabajo y le ofrecen uno en otra empresa. Hay muchas posibilidades de que las cosas vayan
mejor allí, pero no hay garantías. Si acepta el nuevo trabajo, solo para que resulte peor que
el que dejó , es posible que experimente un arrepentimiento de acció n: ¿có mo pudo haber
sido tan imprudente para dejar la seguridad de su antiguo trabajo para dar un salto hacia lo
desconocido? Si, por otro lado, se apega a su trabajo actual, solo para volverse cada vez má s
miserable con el tiempo antes de que finalmente lo despidan, es probable que mire hacia
atrá s con amargura a la oportunidad que nunca aprovechó . Esto es arrepentimiento por
inacció n. Lo interesante de los dos tipos de arrepentimientos es que, si bien los
arrepentimientos de acció n tienden a doler má s a corto plazo, desaparecen con el tiempo.
Los arrepentimientos por inacció n, por otro lado, se vuelven má s prominentes con el
tiempo, de modo que cuando los psicó logos piden a las personas que reflexionen sobre sus
vidas y describan sus mayores arrepentimientos, dominan los arrepentimientos por
inacció n.
[212]

Si lo piensa bien, no es de extrañ ar. Cuando realiza una acció n que resulta ser erró nea, las
consecuencias son inmediatamente evidentes y deben tratarse en tiempo real. Se toman
medidas para mejorar las consecuencias y la vida continú a, pero también se ha aprendido
una lecció n valiosa. Por lo tanto, una derrota amarga puede convertirse en una ventaja má s
adelante en la vida. Pero cuando no actú as, no hay retroalimentació n, ya sea negativa o
positiva. La vida simplemente continú a como antes, y te deja imaginar có mo podrían haber
sido las cosas si solo hubieras actuado. Y a diferencia de lo que fue, no hay límites para lo
que pudo haber sido. Si hubiera sido lo suficientemente valiente para aceptar ese otro
trabajo, podría haber terminado mucho má s feliz. También es posible que haya trabajado
hasta llegar a la cima de la empresa y luego haya creado su propia empresa y otra y ... -
¿comprende lo que quiero decir?
Pero con todo esto no hemos abordado el contenido de los lamentos comunes de las
personas, lo que la gente lamenta específicamente. Como era de esperar, las encuestas
encuentran que algunos de los lamentos má s comunes se encuentran en la historia de
apareamiento de las personas. Los arrepentimientos de apareamiento está n a la altura de
[213]

la carrera y la educació n en la cima de la montañ a del arrepentimiento. Ocupan un lugar


má s destacado que los lamentos en á reas fundamentales como la familia, las finanzas, la
salud, la crianza de los hijos y los amigos. Pero los aspectos específicos de los
arrepentimientos de apareamiento de hombres y mujeres suelen ser diferentes. Mirando
hacia atrá s, las mujeres tienden a lamentar situaciones en las que actuaron y tuvieron
relaciones sexuales, como perder su virginidad con el hombre equivocado, engañ ar a su
pareja, tener relaciones sexuales con un extrañ o o con alguien que no era atractivo, o tener
una aventura de una noche. Esto es comprensible desde el punto de vista bioló gico, ya que
las consecuencias de tener relaciones sexuales con la persona equivocada o en el momento
equivocado histó ricamente han sido mayores para las mujeres. Los arrepentimientos
[214]
sexuales de los hombres, por otro lado, son casi exclusivamente por la inacció n y las
oportunidades perdidas. Cuando se les pide que recuerden sus principales
arrepentimientos sexuales, las respuestas de los hombres caen en una de las siguientes
categorías: 1) ser demasiado tímidos para indicar atracció n sexual, 2) no ser má s
aventureros sexualmente cuando son jó venes, 3) no ser má s aventureros sexualmente
cuando son solteros, y 4) no experimentar lo suficiente sexualmente. Esto debería
[215]

empezar a sonar una campana.


Veamos có mo funciona la mecá nica psicoló gica para acumular el arrepentimiento. Está s en
una cafetería, bar o parada de autobú s. Ves a una mujer y es la cosa má s hermosa que jamá s
hayas visto. Está s asombrado. Rá pidamente decides hablar con ella. Debes hablar con ella.
El problema es que, cuando se trata de levantarse de la silla y caminar hacia ella, uno de los
miedos má s intensos y debilitantes que haya experimentado lo paraliza. No puedes
explicarlo, no sabes de dó nde viene y por qué está ahí, pero es paralizante. La niñ a
finalmente se levanta para irse, y mientras se aleja, sabes que nunca la volverá s a ver y, sin
embargo, no puedes moverte. Pero cuando posteriormente repites esto en tu cabeza, el
miedo no figura de manera prominente: fue una emoció n fugaz e iló gica que desapareció
tan pronto como la niñ a se fue. Todo en lo que puedes pensar ahora en un estado de calma
y serenidad, está n a) lo bonita que era, b) la logística favorable (estaba sola, esperando que
la abordaran y no había nada que te detuviera) yc) la ventaja ilimitada y destapada de lo
que podría haber sido si hubieras sido lo suficientemente hombre para hablar con ella. Su
inacció n ahora parece aú n má s desconcertante, y se odia a sí mismo por ser tan cobarde. El
arrepentimiento solo se agrava con el tiempo, porque su confianza en su capacidad para
hablar con ella aumenta cuanto má s se aleja de la escena. Esta es una tendencia psicoló gica
universal que se aplica a todas las á reas de la vida y es comú n a todas las personas: una
creencia cada vez mayor de que lo habría hecho bien en una tarea, cuanto má s tiempo ha
pasado desde la tarea. y no había nada que te detuviera) yc) la ventaja ilimitada y sin
límites de lo que podría haber sido si hubieras sido lo suficientemente hombre para hablar
con ella. Su inacció n ahora parece aú n má s desconcertante, y se odia a sí mismo por ser tan
cobarde. El arrepentimiento solo se agrava con el tiempo, porque su confianza en su
capacidad para hablar con ella aumenta cuanto má s se aleja de la escena. Esta es una
tendencia psicoló gica universal que se aplica a todas las á reas de la vida y es comú n a todas
las personas: una creencia cada vez mayor de que lo habría hecho bien en una tarea, cuanto
má s tiempo ha pasado desde la tarea. y no había nada que te detuviera) yc) la ventaja
ilimitada y sin límites de lo que podría haber sido si hubieras sido lo suficientemente
hombre para hablar con ella. Su inacció n ahora parece aú n má s desconcertante, y se odia a
sí mismo por ser tan cobarde. El arrepentimiento solo se agrava con el tiempo, porque su
confianza en su capacidad para hablar con ella aumenta cuanto má s se aleja de la escena.
Esta es una tendencia psicoló gica universal que se aplica a todas las á reas de la vida y es
comú n a todas las personas: una creencia cada vez mayor de que lo habría hecho bien en
una tarea, cuanto má s tiempo ha pasado desde la tarea. porque su confianza en su
capacidad para hablar con ella aumenta cuanto má s se aleja de la escena. Esta es una
tendencia psicoló gica universal que se aplica a todas las á reas de la vida y es comú n a todas
las personas: una creencia cada vez mayor de que lo habría hecho bien en una tarea, cuanto
má s tiempo ha pasado desde la tarea. porque su confianza en su capacidad para hablar con
ella aumenta cuanto má s se aleja de la escena. Esta es una tendencia psicoló gica universal
que se aplica a todas las á reas de la vida y es comú n a todas las personas: una creencia cada
vez mayor de que lo habría hecho bien en una tarea, cuanto má s tiempo ha pasado desde la
tarea.
Ahora tome la escena de arriba y multiplíquela por cien o mil, y terminará con la montañ a
de arrepentimiento del típico hombre moderno. A diferencia de lo que experimentaron las
generaciones anteriores de hombres, el problema de hoy es que simplemente hay
demasiadas chicas hermosas alrededor. Un hombre se arrepentirá de haber perdido la
oportunidad de actuar con cada uno de ellos. Lo que podría haber sido la mayor bendició n
es la mayor maldició n, y es ineludible. Porque esto no es una cuestió n de piratear tu
apareamiento o no. La elecció n es entre hackear tu apareamiento o pasar una vida rodeada
de oportunidades que nunca tuviste el coraje de explotar, lamentando tu inacció n en todo
momento.
Quiero que lo mantengas real aquí. Está s leyendo esto solo y nadie má s puede mirar dentro
de tu cabeza, así que sé honesto contigo mismo: ¿hay algo en este mundo como las
mujeres? Claro, puede disfrutar de su trabajo y obtener gran parte de su identidad de él,
especialmente si tiene éxito. También amas a tu familia y amigos, y morirías por tus hijos, si
es que tienes alguno. También tienes muchas aficiones e intereses. Te encanta leer,
aprender y explorar el mundo. Todo esto es genial. Pero, ¿hay algo que pueda agregar color
a tu vida como las mujeres? ¿Hay algo que se compare con tu amada sentada de rodillas
mientras le acaricias el pelo? ¿O finalmente ver a una mujer que has deseado revelarte su
cuerpo desnudo? Honestamente, pregú ntese si no cambiaría todo el éxito y el dinero del
mundo por la mujer, o las mujeres, de sus sueñ os.
La buena noticia es que con el método ecoló gico no tienes que elegir entre mujeres y
dinero, o entre mujeres y cualquier otra cosa. Puede tener las mejores experiencias de
apareamiento mientras vive una vida variada y satisfactoria. Pero debido a que las mujeres
está n, de una forma u otra, conectadas con todo lo que haces, probablemente encontrará s
que tu vida entera ha dado un giro dramá tico para mejor.
Tó mese el tiempo que pasa con sus amigos, por ejemplo. ¿Qué hacían antes de sus nuevos
superpoderes? Puedo recordar lo que haríamos. Reú nanse alrededor de la televisió n para
jugar al fú tbol o, cuando sean má s jó venes, pasen horas interminables en videojuegos,
controlador en mano, ojos pegados a píxeles muertos que se mueven por una pantalla.
Otras veces íbamos a tomar un café o una copa y conversá bamos mucho después de haber
agotado cualquier tema interesante. Y nuestro tema nú mero uno fueron las mujeres.
Hablamos de mujeres sin parar pero apenas les hablamos. ¿Có mo pasará n el tiempo juntos
tú y tus amigos en el futuro? ¿Cuá nto má s interesante y emocionante será cada minuto con
ellos? Hablando por mí mismo, puedo decirles que me he divertido má s con mis amigos en
los ú ltimos añ os que en décadas anteriores juntas.
Tomemos otro ejemplo, algo aparentemente tan ajeno a las mujeres como viajar. Seguro
que disfrutas del viaje, las visitas turísticas, el descubrimiento de nuevas culturas, la
escucha de idiomas exó ticos y la convivencia con los lugareñ os. ¿Y si, ademá s de eso,
tuvieras la capacidad de conocer mujeres en el camino, cuando te apeteciera? ¿Cuá nto má s
memorable se vuelve ese antiguo templo cuando lo visitas con una linda rubia con la que
conversaste la noche anterior? ¿Y esas margaritas en la playa? ¿O qué tal sus noches de
regreso en el hotel, cuá nto má s placenteras son ahora?
Pero no vayamos a tierras lejanas y exó ticas. De repente, incluso algo tan mundano como ir
de compras está lleno de oportunidades. Todo está cargado de oportunidades. Ha
descubierto el sistema de entretenimiento definitivo y lo acompañ a a donde quiera que
vaya, en todo momento. Todo es mucho má s agradable y no puedes saber có mo será tu vida
mañ ana, y mucho menos dentro de una semana o un mes.
Acabo de mencionar que el método ecoló gico no implica una elecció n entre mujeres y
dinero, pero esto probablemente fue un eufemismo. En todo caso, es probable que sus
nuevas superpotencias de apareamiento coincidan con má s dinero que nunca. Es solo
cuestió n de tiempo, después de darse cuenta de lo que se ha estado perdiendo todo el
tiempo, que se despierte con las otras billeteras en este mundo que está n esperando ser
recogidas. De repente, esa promoció n potencial en el trabajo no parecerá tan atractiva. La
perspectiva de má s horas y trabajo má s duro por un aumento marginal en su cheque de
pago puede parecer ahora una forma increíblemente lenta e ineficiente de hacerlo.
Probablemente se encontrará pensando fuera de la caja, haciendo planes que sus colegas ni
siquiera pueden entender. Es posible que gravite hacia un rol de ventas o emprendimiento
con altas recompensas, sea cual sea el caso,
Y no será solo dinero, ahora todo parecerá abundante. Amigos, trabajos, experiencias, su
salud, oportunidades, pasatiempos, intereses, pasiones, lo que sea. Todo estará allí para
tomar, esperando a que lo levanten del suelo. Tu vida nunca volverá a ser la misma después
de esto. Su ú nica limitació n será la cantidad de horas en un día.
Sí, la novedad eventualmente desaparecerá . Tener a una mujer hermosa en tu abrazo no
siempre se sentirá tan bien o irreal como la primera vez. Nada se siente tan bien como la
primera vez. La evolució n nos ha diseñ ado para querer siempre má s, para nunca estar
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satisfechos con nuestro éxito o dormirnos en los laureles. Incluso si gana la lotería o se casa
con la modelo de lencería má s bonita del mundo, es probable que sus niveles de felicidad
eventualmente retrocedan o se acerquen a sus niveles originales. Lo que hagas entonces, ya
sea que decidas hacer má s de lo mismo o trazar un rumbo diferente en la vida, depende de
ti. Este libro es solo sobre mujeres, y no pretendo tener todas las respuestas, todavía las
estoy resolviendo por mí misma. Pero decida lo que decida, puede estar tranquilo sabiendo
que los arrepentimientos son para siempre una cosa de su pasado. No má s patearse a sí
mismo, no má s autocompasió n. Eso por sí solo es má s de lo que la mayoría de los hombres
logrará n. Por supuesto, habrá un arrepentimiento que nunca desaparecerá , no importa
cuá nto lo intentes.
¿Por qué diablos no hice esto antes?

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