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MITOS Y LEYENDAS DE LA PROVINCIA DE BARRANCA

LA HISTORIA DE SAN NICOLAS (supe)

Hace muchos años atrás "San Nicolás" era una


hacienda muy hermosa; donde había una
fábrica de caña, de donde sacaban azúcar y
ron; también había un hermoso y vistoso
colegio de Japoneses donde estudiaban sólo
Japoneses, era un colegio muy estricto, había
también un hermoso y elegante cine donde
asistían para ver sus películas, también había
una Iglesia donde asistían todas las personas a
misa los sábados y domingos, también había
un hospital donde podían atender a todas las personas enfermas, con buena atención
médica, había un hermoso mercado donde vendían toda clase de productos
alimenticios, tenían un grande estadio donde los niños podían hacer deporte, donde
había un resguardo policial para cuidar toda la hacienda San Nicolás.

Pasaron muchos años, para que la hacienda San Nicolás se derrumbara por el
terremoto del año 1964.

EL CERRO DE LA HORCA (paramonga)

El Cerro de la Horca es un acantilado cuyos


pies bañan rugientes las aguas del mar; es
apodado así porque se cuenta que en tiempos
atrás los indios que vivían en la Fortaleza
ajusticiaban en ese lugar a los ladrones,
asaltantes, arrojándolos desde la cima hasta el
mar. Asimismo, se arrojaban desde allí a los
niños que nacían con defectos físicos.

Cuentan los visitantes que se han quedado


hasta la noche, que el mar trae lamentos y gritos de bebes, así como los gritos de los
justiciados; quienes llegan hasta aparecer y querer rodar al que se encuentra porque
quieren vengarse de sus antiguos verdugos.

EL MISTERIO DE LA ISLA DE PUERTO SUPE

Dicen que hace muchos años vivía en Supe un


valiente y generoso pescador amigo de todos,
especialmente de los niños y ancianos, un día,
inolvidable, para los que querían y estimaban
salió con su chalana como de costumbre a
pescar pero al anochecer solo llegó su chalana
más no él, lo dieron por muerto, pero a los tres
días lo encontraron amarrado a un tronco en la
Isla casi al centro y desde ese entonces los
pescadores afirman que juegan en ese lugar
dos llamitas de oro.
EL SECRETO DE LAS COLUMNAS DEL RIO PATIVILCA

Dicen que algunos choferes de ruta larga


acostumbraban dejar frutas, panes y dulces
debajo del puente Pativilca porque piensan que
en las columnas del puente se encuentran varias
personas muertas, aquellas que una vez
desaparecieron de sus hogares y fueron
secuestrados por los famosos "Pishtacos",
quienes los llevaron a la columna de los puentes

y los encerraron.

EL DUENDE (barranca)

Cuentan que en la chacra de don Anselmo


Sánchez en el lugar llamado La Florida -
Barranca desde hace muchos años habían
épocas en que el sembrado era escarbado como
si se tratará de un centenar de gallinas, ya
cansados con estos destrozos, don Anselmo y
sus tres hijos acordaron vigilar todas las noches,
en una de ellas vieron a lo lejos una sombra y al
acercarse más quedaron perplejos de asombro al
comprobar que era una mujer muy bella con
patas de gallina, los vecinos enterados de lo
ocurrido aconsejaron a la familia colocar panes, dulces y frutas en el lugar del
sembrado ya que decían ellos que las ánimas encantadas buscaban eso.

Y de allí en adelante jamás apareció vivo y afirman que ellos son los que hasta hoy en
días los que sostienen el puente.

CERRO “EL COLORADO”

Se cuenta que en el lugar llamado “El gallinazo”, que queda frente al cerro “El
Colorado”, hace muchos años la gente veía salir del mar a una mujer muy hermosa de
cabellos rubios y largos, que a no dudarlo era una sirena. A horas 12 del día cuando el
sol estaba en su máximo esplendor se notaba a ella arreglándose el cabello con un
peine de oro brillante. Cuando los pescadores del lugar la veían se acercaban atraídos
por su hermosura como queriendo conversar con ella, nunca lo consiguieron.

Cuando faltaba poco trecho para llegar donde se encontraba, ella se lanzaba al mar,
desapareciendo bajo sus olas. Los pescadores absortos veían aparecer en el agua
dos hermosas corvinas. Dos pescadores que osaron pescar a esos animales acuáticos
desaparecieron, siendo vistos aquellos al cabo de
unos días junto a la sirena y acompañados de un
perrito, sentados en la cima del cerro.

Cuando algunos amigos y familiares se acercaban


para rescatar a sus seres queridos, inmediatamente
se abrían las aguas y aparecía un camino largo por
el que se marchaban éstos en su carruaje de oro
hasta desaparecer.

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