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Algunas veces se asume equivocadamente que después de que nuestras aves nacieron,
se vacunaron y sexaron el trabajo termina y que el manejo no es tan importante. Debido
a lo anterior, es frecuente observar que las personas encargadas de manejar las aves
durante la espera a ser cargadas no conocen la importancia de esta etapa y el gran
impacto negativo que puede generar manejos incorrectos o esperas innecesarias a
las aves.
Desde el momento que todas las aves nacieron y están aún en las bandejas de nacedoras
se debe medir la temperatura cloacal. Esa medición nos permite ajustar los perfiles
de la nacedora: bajar o subir la temperatura de este si es necesario.
Al momento de ser sacadas se debería realizar otra medición – normal 39,4 40,6
ºC (103-105°F) -.
Durante el proceso de sexaje y vacunación la toma de temperatura nos dará
valores bajos ya que la temperatura de la mano del operario y la vacuna
especialmente si es por aspersión bajará la temperatura de las aves.
Una a dos horas después de entrar a el cuarto de espera se debería tomar la
temperatura y con especial atención antes de montarlas al camión.
VENTANA DE NACIMIENTO
Sería ideal que todas nuestras aves nacieran de manera simultánea, pero en la realidad
no pasa así.
Si estás fuera de esos rangos revisa tu perfil de incubación con especial énfasis en
la temperatura embrionaria:
Debemos recordar que los pollitos de lotes más jóvenes son más susceptibles a
temperaturas impropias y requieren más alta temperatura ambiente para lograr su zona
de confort (Weytjens et al., 1999).
En la naturaleza las aves al nacer junto a su madre buscan alimento y agua lo más
pronto posible.
Los nutrientes que están en el saco de la yema durante una espera prolongada son
direccionados al funcionamiento y desarrollo del sistema circulatorio, digestivo y
gastrointestinal no logrando compensar las demandas del sistema inmune.
Los valiosos anticuerpos maternos que llegan a ser el 20% de las proteínas
presentes en la yema pueden durante esa espera ser usados para sobrevivir,
perdiéndose todo el potencial inmunológico que le aportó la madre al pollito
(Larsoon et al 1993).
La principal inmunoglobulina presente en el saco de la yema es la
inmunoglobulina G (Shawky et al 1993) la cual juega un papel importante
para el control de enfermedades como encefalomielitis, anemia aviar, o
Gumboro.
Esa diferencia se mantuvo hasta el día 21 del estudio a pesar de que las aves expuestas
al ayuno los dos primeros días a partir del día 3 tuvieron acceso libre a alimento y agua.
Uno de los sistemas que más se desarrolla las primeras horas después de nacer es el
digestivo, la falta de nutrientes puede comprometer su desarrollo y por ende los
componentes del sistema inmune allí presentes.
Órganos linfáticos secundarios como las tonsilas cecales para su total desarrollo
y diferenciación en su respuesta humoral necesitan ser expuestos a antígenos
externos, muchos de ellos presentados por el alimento (Honjo et al 1993).
Las aves que se alimentan inmediatamente al nacer pueden tener esa
ventaja de tiempo necesaria para montar una mejor respuesta inmune que
aves a las que se les posterga el acceso al alimento por varias horas.
Simons et al 2014, reportaron que las aves expuestas a alimentación temprana tienen
niveles mayores y tempranos de IgA.
Ese menor desarrollo y en algunos casos involución de la Bursa como consecuencia del
ayuno puede ser atribuido a la generación de glucocorticoides producto del estrés
al que son expuestas las aves (Constantin et al 1977).
ALOJAMIENTO EN EL CAMIÓN