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Capitulo ocho Ninguna Mujer Nace Para Puta

¿Cómo organizarnos entre nosotras?

Clara: Los ataques son en todos los frentes, la importancia de construirnos desde la apropiación es
vital. Construir nuestro horizonte, nuestro lenguaje y nuestra realidad es importante para no caer
en los espejismos de la libertad neoliberal del consumo y la mercantilización. La guerra también
está en el lenguaje no solo en la imposición del silencio, también en las trampas de la traducción
de nuestros sentires, en la decoración de las torturas y en la legitimidad académica. Sin embargo,
esta construcción solo se puede dar al escucharnos, escucharnos no para limar diferencias sino
para armarnos de todas las formas de opresión y poder devolvérselas. Para no caer en el juego de
la individualización de las luchas y terminar callando a quienes no entran en nuestros pactos con el
opresor. Es por esto que interpela la puta, porque no deja espacio para negociar, ese intercambio
desigual con la falsa alianza de los movimientos actuales.

La escucha horizontal también nos permite vernos con sinceridad, desde el lugar que estamos y
está la otra, ese lugar impuesto, de enemigas, de excluidas, de perras, putas, sucias, malas
mujeres, manipuladoras, mentirosas, locas, abnegadas, brujas, villanas, mojigatas, ese lugar que
ninguna escogió, ahí está el peligro en el encuentro y reconocer la imposición del lugar de la otra
como el nuestro. Ser cómplices no solo es darles pelea, es darnos resistencia, es encontrar
salvavidas y salir del encierro del patriarcado.

La poderosísima unión de María y Sonia me ha llenado de herramientas y armas para la lucha por
nuestra autonomía y para reconocer en nuestra relación, la fuerza de la amistad política. Para no
sentir vergüenza de sentir que este lazo es más vital que cualquier relación heteronormada que
puedan ofrecer ellos. Para reconocer en nuestras conversaciones la fuerza para seguir nombrando
a quienes nos engañan y nos tienden trampas. Creo que Sonia y María han sido solaz en estos
tiempos de autocensura y culpa. La fuerza de Sonia me ha llenado de rabia transformadora y me
ha enseñado que el silencio no aleja el miedo ni el dolor y que una solo se arrepiente de lo que no
se ha dicho. De defender mi voz y la tuya, Ramona. De hablar así nadie quiera escucharnos. El
cuestionamiento permanente de María me ha permitido abrazar a esa niña que lo cuestiona todo
y que siempre sentía esa espinita u oía esa vocecita que le decía que nada andaba bien y que no
merecíamos ese lugar. Esa niña tenía razón y solo a través de esa mágica necesidad de entenderlo
todo podemos con dolor ver o tocar como ellas dicen con las manos la profundidad de nuestra
opresión. Como María cuando le pide a Sonia que la mire te pido hermana que no dejes de
mirarme, que contigo he podido abrazar mis heridas e imaginar mundos nuevos, que contigo
tengo la fuerza de verme a través de mis ojos y no los de ellos, que contigo me siento fuerte y creo
en mi palabra. Te pido que me mires para que no te vuelvas a ver sola, para que juntas creamos en
el poder de nuestra amistad y en la acción transformadora de nuestras conversaciones, de este
espacio y de estos aprendizajes, para que juntas repliquemos la voz y las letras de mujeres como
María y Sonia y usemos nuestra voz para crear mundos que nos acojan y nos permitan luchar
colectivamente.

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