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CAPÍTULO 2

¿Por qué hablar de la maternidad? Porque es lugar que interpela, es vernos como humanas, es
tocar lo que nos duele y lo que nos hace débil cuando nos quieren deshumanizar. Es quitarse la
máscara de fuertes y permitirse sacar todo ese dolor que se vive y que no se puede expresar.
María y Sonia dedican el segundo capitulo a la maternidad en el mundo de la prostitución, lo
hace porque se apersonan de sus letras, son dos mujeres que enfrentaron y siguen
enfrentando el dolor, desatando el nudo en la garganta de lo que las volvía débiles y las
mantenía sometidas al fiolo, de todo el silencio cómplice al hombre que las violentaba y que
con tortura las mantenía a su lado.

El silencio, dice Sonia, no es más que el dolor de levantar el velo del simulacro y pronunciar la
realidad, la realidad de que los niños y niñas son afectados directamente por el mundo de la
prostitución, hablar con la verdad permite construirse desde la defensa de ella misma y de sus
hijos. La verdad no como confesión de culpa sino como lo que se opone al engaño, al mundo
paralelo que las mujeres construyen para protegerse y cobijar a sus hijos, ellas reconocen en
esta mentira a todas las mujeres que tienen que esconder la realidad, la realidad de padres
ausentes, violentos, fantasmas en las vidas de sus hijos que por mandato social las mujeres
encubren y tratan de cargar con ese vacío que en el intento llenan de mentiras y ansiedad a
sus hijos. Madre que al cubrir el ausentismo del padre inventa un mundo donde él es el héroe
y que como de cuentos no viven los hijos, ellos descargan esa insatisfacción en su madre, la
convierten en la villana porque por ella no se encuentra ese padre idealizado.

Porque la paternidad es legitima solo por la condición biológica, así sea violenta, proxeneta y
abusiva. Cargar con esa mentira convierte a las mujeres en figuras de piedra, que llenas de
dolor se alejan de sus hijos, no pueden con la idea de decirles la verdad. Solo con el hartazgo
de siempre ser el ruiseñor que porta el valor del sacrificio por los demás decide hablar. Las
mujeres que se construyen desde la realidad, una realidad que no duele menos pero que
cuenta con herramientas para que ella y sus hijos se construyan desde otros lugares, que se
defienden y que aquello que en el silencio los vulnere se vuelva escudo y defensa.

Escribo como la hija de una mujer que cargo con tres hijas ella sola, que no supo decirse la
verdad y siempre usó esa máscara de fuerte, le pido perdón a mi mamá por exigirle que me
sostenga cuando ella necesitaba que la sostengan, ahora que hablamos desde la realidad nos
sostenemos y nos damos las herramientas para enfrentar un mundo que nos quiere aisladas y
silenciosas, que espera que veneremos fantasmas.

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